Que es la Renovación Carismática Católica y que pretende - Benigno Juanes
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a finalidad de la Cuaresma es ser
un tiempo de preparación a la
Pascua. Por ello se suele definir a
la Cuaresma, "como camino hacia
la Pascua". La Cuaresma no es por tanto un
tiempo cerrado en sí mismo, o un tiempo
"fuerte" o importante en sí mismo.
Es más bien un tiempo de preparación, y
un tiempo "fuerte", en cuanto prepara para
un tiempo "más fuerte" aún, que es la Pas-
cua. El tiempo de Cuaresma como prepara-
ción a la Pascua se basa en dos pilares: por
una parte, la contemplación de la Pascua
de Jesús; y por otra parte, la participación
personal en la Pascua del Señor a través de
la penitencia y de la celebración o prepara-
ción de los sacramentos pascuales -
bautismo, confirmación, reconciliación,
eucaristía-, con los que incorporamos nues-
tra vida a la Pascua del Señor Jesús.
Por eso decían los antiguos que así como
haya sido tu cuaresma, será tu pascua.
“La Cuaresma es un tiempo de renovación
para la Iglesia, para las comunidades y para
cada creyente. Pero sobre todo es un
‘tiempo de gracia’”, dijo el Papa Francisco
en su mensaje de este año para este perío-
do litúrgico. En este mismo ambiente pre-
sentamos cuatro claves para vivir la Cuares-
ma, y caminar sinceramente y llenos de
gozo hacia la Pascua:
1. Acudir a la confesión
La Cuaresma es un muy buen momento del
año para llevar a cabo una confesión pre-
parada y de corazón. Revisa los manda-
mientos de Dios y de la Iglesia para poder
hacer una buena confesión.
2. Conversión del corazón
Analiza tu conducta para conocer en qué
estás fallando. Establece propósitos para
cumplir día a día y revisa en la noche si los
lograste. Recuerda no ponerte demasiados
porque te va a ser muy difícil cumplirlos
todos. Que sean pocos, claros, posibles y,
sobre todo, medibles. Que al final del día
puedas ver claramente si los cumpliste o
no. Descubre o potencia una virtud y traza
un plan para crecer en ella. Hay que subir
las escaleras de un escalón en un escalón,
no se puede subir toda de un brinco.
3. Sacrificios para vivir la caridad
La palabra sacrificio viene del latín “sacrum
-facere”, que significa "hacer sagrado".
Entonces, hacer un sacrificio es hacer una
cosa sagrada, es decir, ofrecerla a Dios por
amor. Hacer sacrificio es ofrecer a Dios,
porque lo amas, cosas que te cuestan tra-
bajo.
4. Sé amigo de Dios
Aprovecha estos días para orar, para plati-
car con Dios, para decirle que lo quieres y
que quieres estar con Él. Visítalo en el sa-
grario, pasa algunos minutos dándole gra-
cias y estando junto a El. Recuerda que la
amistad se construye con el dialogo y el
tiempo. Te puedes ayudar de un buen libro
de meditación para Cuaresma. Puedes leer
en la Biblia pasajes relacionados con la
Cuaresma o meditar los salmos.
José Miranda
│ │
La cuaresma es un tiempo propicio para la
oración, el ayuno y la limosna tres herra-
mientas para la autoevaluación y el auto-
conocimiento pero sobre todo para since-
rarnos con nuestro Padre Bueno.
La oración no es otra cosa que platicar con
el mejor amigo que tenemos. Jesús dio la
vida por nosotros y por eso la confianza de
platicar con el que sabemos nos ama.
El ayuno es una forma de corregir y domar
el cuerpo ansioso de muchas cosas inne-
cesarias. El cuerpo pellizca el alma y pide
placeres del tipo que sean. El ayuno nos
recuerda que todo es vanidad. Que las
cosas son pasajeras y que debemos saber
desprendernos.
Finalmente la limosna. La palabra original
griego significa “dar con amor.” Estamos
acostumbrados a llamar limosna a la pro-
pina que se le da a un pordiosero para que
no nos moleste. Pero Jesús en la cuaresma
nos invita a dar la vida por amor a los
demás,.
Que el Espíritu nos empuje al desierto
para poder acompañar a Jesús en sus días
de ayuno y oración que hoy llamamos
cuaresma.
Padre Roberto J Cortés
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" ¡Debo permanecer! ¿Cómo
dejo a los cristianos solos?”,
fueron las palabras de Mon-
señor Giovanni Martinelli,
Vicario Apostólico de Trípoli
(Libia), ante la amenaza de que el
Estado Islámico (ISIS) tome el control
del país y siga decapitando cristianos,
tal como hizo este fin de semana con
21 egipcios coptos.
La filial en Libia del Estado Islámico
difundió un video titulado “Un men-
saje firmado con sangre a la nación
de la cruz”, en el que muestra el ase-
sinato de 21 egipcios.
“Recientemente nos vieron en la
colinas de Sham y la tierra de Dabiq,
cortando cabezas que han cargado
con la cruz durante mucho tiempo,
llenos de pesar contra el islam y los
musulmanes. Hoy estamos al sur de
Roma, en la tierra del islam, en Libia
enviando otro mensaje”, expresan los
fundamentalistas.
Ante esto, Italia evacuó a sus ciuda-
danos de Libia y anunció que preten-
de enviar cinco mil soldados para
que combatan a los yihadistas y ha
llamado a otros países a sumarse a
una coalición internacional, entre
ellos España.
"El riesgo es inminente y no se pue-
de esperar más. Italia necesita defen-
derse y no tener el Califato delante",
declaró a la prensa la ministra de
Defensa italiana, Roberta Pinotti. Por
su parte, Egipto ha lanzado hasta el
momento dos ataques aéreos contra
posiciones del Estado Islámico.
En declaraciones a Radio Vaticana,
Mons. Martinelli dijo que “podemos
irnos, es cierto. Probablemente de un
momento a otro nos toman (los yiha-
distas) y nos dicen: ‘tú estás contra el
islam’…y fin. Estamos en una situa-
ción de ambigüedad. Esto es por falta
de diálogo: ha faltado el diálogo por
tanto tiempo, ahora se necesita recu-
perar el tiempo”.
El Prelado relató que los cristianos
en Libia -entre ellos un grupo de
filipinos- tienen un poco de temor.
Sin embargo, estamos aquí para tes-
timoniar “aquello que Jesús nos pide
hacer”. Sobre sí mismo, indicó que
no sabe si tiene miedo, “no lo creo. Si
no fuese por la fe, no estaríamos
aquí”.
Mons. Martinelli advirtió que no
solo están sufriendo los cristianos,
sino también “los mismos libios que
nos aman, que quieren nuestro bien,
que hacen de todo para poder retor-
nar a una relación más normal”.
Por ello, exhortó a la comunidad
internacional a ser capaz de “lanzar
un diálogo con este país que está
dividido”. “Buscar ser instrumentos
de unidad” y no solo ver por los in-
tereses particulares, pidió.
El Prelado franciscano señaló que
los fundamentalistas del Estado Islá-
mico se financian con los pozos pe-
troleros que han capturado en Libia y
el Golfo Pérsico.
(ACI/EWTN Noticias)
Los 21 cristianos decapitados por ISIS
sellaron su martirio pronunciando “Jesús” Han muerto como los primeros mártires de la
Iglesia, pronunciando el nombre de Jesús, afirmó
el Obispo copto católico de Guiza (Egipto), Mons.
Anba Antonios Aziz Mina, al referirse a los 21
cristianos decapitados por el Estado Islámico
(ISIS) en Libia.
Beatificación de los tres mártires
ya tendría fecha El Obispado de Chimbote informó que la ceremo-
nia de beatificación de los mártires P. Zbigniew
Strzalkowski, P. Michele Tomaszek y P. Alessan-
dro Dordi, muertos en Perú a manos de los terro-
ristas comunistas de Sendero Luminoso, sería en
la primera semana de Adviento de 2015.
Corte Constitucional de Colombia
rechaza la adopción gay Aunque ahora permite la posibilidad de que las
parejas homosexuales adopten a los menores
cuando estos son hijos biológicos de alguno de los
dos, la Corte Constitucional de Colombia decidió
a mediados de febrero rechazar la adopción gay
por 5 votos a 3.
Ayunemos en Cuaresma por la paz El Patriarca caldeo Louis Raphael Sako I dirigió a
sus compatriotas musulmanes una invitación es-
pecial con motivo del inicio de la Cuaresma. El
Arzobispo exhortó a los musulmanes para que en
este tiempo litúrgico ayunen juntos para obtener
“lo antes posible el don de la paz, la estabilidad y
una vida digna en nuestro país y en todo Medio
Oriente”.
Un peluche del Papa Francisco
causa sensación El Papa Francisco visitará Estados Unidos en sep-
tiembre de este año, pero ya meses antes la com-
pañía de juguetes “Bleacher Creatures”, conocida
por hacer muñecos de deportistas famosos, ha
creado un peluche con la imagen del Pontífice.
Aunque el muñeco llegará a las tiendas en julio,
ya se está vendiendo.
Monseñor Giovanni Martinelli decide quedarse en Libia tras masacre
│ │
¿Cómo dejo a los cristianos solos?”
│ │
Ministerio de Intercesión Miércoles 4, 7:30 pm
San Marcos Evangelista
Retiro de Liderazgo RCC
Sábado 14 y domingo 15 de marzo
San Marcos Evangelista
Gran Asamblea
Miércoles 11 de Marzo, 7:30 pm
San Judas Tadeo
12701 Veirs Mill Rd—Rockville
Retiro para mujeres
Sábado 14 de marzo, 8 am
San Marcos Evangelista
Info: 301.339.3630
Retiro para hombres
Domingo 15 de marzo, 8 am
San Marcos Evangelista
Info: 301.339.3630
Ministerio de Intercesión Miércoles 18, 7:30 pm
San Marcos Evangelista
Retiro de Jóvenes—TLR
Sábado 21 de Marzo
Iglesia St. James
3628 Rhode Island
Info: 202.276.5651
Retiro para quinceañeras—TLR
Sábado 28 de Marzo
Info: 202.276.5651
E n semanas pasadas varios jóve-
nes miembros de la Renovación
Carismática, en Tira la Red, estu-
vieron de Misión en las queridas
tierras de El Salvador.
Una experiencia que buscó "hacer lío",
"salir a las periferias" y "tocar la carne de
Cristo" como nos invita a todos el Papa Fran-
cisco.
Los jóvenes estuvieron recolectando dona-
ciones de útiles escolares, Biblias, Rosarios,
ropa y otros elementos que llevaron a los
más necesitados durante su misión.
Vivieron esta misión: Joseph A. González,
Milton Ulloa, Mónica Carranza, Mónica Du-
ran, Julio Duran, Pascual Daniel Rodríguez,
José Napoleón Amaya Bonilla, Tenorio Jesse
Alexander Bonilla, Juan Carlos Martínez Le-
mus, Sylvia Gómez, Claudia Cecilia Cruz,
Santos Mauro Pérez y Marvin Rosales. To-
dos participantes, servidores y/o coordina-
dores de diferentes grupos de Tira La Red.
El territorio de misión comprendió la zona
de San Vicente, específicamente en San
Lázaro, San José Los Almendros y San Ni-
colás, donde los jóvenes llevaron la alegría
del Evangelio, la solidaridad y ayudas con-
cretas a sus pobladores. La clausura fue en
Apastepeque, en la parroquia Santiago
Apóstol. Los jóvenes expresan que una de
las situaciones más difíciles y aleccionadoras
fue el estar en condiciones diferentes a las
acostumbradas; en cuanto al clima, dormir
en el suelo, dedicar muchas horas a caminar
visitando las casas, etc.
Mónica Carranza nos comparte que lo más
especial vivido durante esta misión para ella
fue "ver la felicidad de la gente y como pudi-
mos ser amigos”.
En palabras de Juan Martínez: "Poder com-
partir con nuestros hermanos la palabra de
Dios, al igual que compartir con ellos en las
Asambleas y Vigilias, darles motivación y
alegría".
Para Milton Ulloa, esta misión significó
regresar al país donde nacieron, manfiestán-
do que: "Regresar al país donde nací, a
evangelizar a los jóvenes, ver a mi familia
que me crió y compartir con ellos el camino
de Dios, ha sido una experiencia inolvidable".
Los tres misioneros jamás imaginaron que
al evangelizar también serían evangelizados
en la reciprocidad del cariño con el corazón
abierto. Juan nos comenta: "La gente fue
muy amable y dejarlos fue algo difícil. Muy
impactante como la gente se encariñó con
nosotros, y nosotros con ellos en tan poco
tiempo. No olvidaré la humildad, y algunas
veces pobreza, que en verdad tienen las co-
munidades, quienes a pesar de no tener
mucho, lo ofrecen todo. Eso en verdad me
tocó el Corazón, me llenó de alegría, y me
aumentó mi fe en el Señor.
Mónica recuerda a una joven que le entregó
una carta: "Me escribió como sintió que su
vida cambió, y lo que deseaba hacer concre-
tamente como resultado de su experiencia.
Era una carta bien personal. Y por supuesto
los niños: nos seguían a todas partes, llega-
ban temprano a todas las actividades y eran
los últimos en irse. Decirles adiós a ellos fue
quedarse también con un nudo en la gargan-
ta".
Milton concluye: "La gente fue muy especial,
y esto reafirmó mi convicción de que todos
somos hermanos e hijos de Dios”
Agradecemos a quienes colaboraron de
alguna manera en el éxito de esta misión, en
especial a quienes los acompañaron en ora-
ción, y felicitamos a Tira la Red por brindar
esta oportunidad de servicio y evangeliza-
ción. !Dios les bendiga!
Jesús Tira la Red en El Salvador
El Papa Francisco ha presentado en su
Mensaje para la Cuaresma 2015, titulado
“Fortalezcan sus corazones”, un sincero
itinerario de fe, invitando a nuestros lecto-
res a meditarlo y hacerlo motivo de ora-
ción; especialmente durante este tiempo
cuaresmal que vive la Iglesia en camino
hacia la Pascua del Señor.
“ Queridos hermanos y hermanas:
La Cuaresma es un tiempo de
renovación para la Iglesia, para
las comunidades y para cada
creyente. Pero sobre todo es un
«tiempo de gracia» (2 Co 6,2). Dios no nos
pide nada que no nos haya dado antes:
«Nosotros amemos a Dios porque él nos
amó primero» (1 Jn 4,19). Él no es indife-
rente a nosotros. Está interesado en cada
uno de nosotros, nos conoce por nuestro
nombre, nos cuida y nos busca cuando lo
dejamos.
Cada uno de nosotros le interesa; su amor
le impide ser indiferente a lo que nos suce-
de. Pero ocurre que cuando estamos bien y
nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los
demás (algo que Dios Padre no hace
jamás), no nos interesan sus problemas, ni
sus sufrimientos, ni las injusticias que pa-
decen… Entonces nuestro corazón cae en
la indiferencia: yo estoy relativamente bien
y a gusto, y me olvido de quienes no están
bien. Esta actitud egoísta, de indiferencia,
ha alcanzado hoy una dimensión mundial,
hasta tal punto que podemos hablar de
una globalización de la indiferencia. Se
trata de un malestar que tenemos que
afrontar como cristianos.
Cuando el pueblo de Dios se convierte a su
amor, encuentra las respuestas a las pre-
guntas que la historia le plantea continua-
mente. Uno de los desafíos más urgentes
sobre los que quiero detenerme en este
Mensaje es el de la globalización de la
indiferencia.
La indiferencia hacia el prójimo y hacia
Dios es una tentación real también para los
cristianos. Por eso, necesitamos oír en cada
Cuaresma el grito de los profetas que le-
vantan su voz y nos despiertan.
Dios no es indiferente al mundo, sino que
lo ama hasta el punto de dar a su Hijo por
la salvación de cada hombre. En la encar-
nación, en la vida terrena, en la muerte y
resurrección del Hijo de Dios, se abre defi-
nitivamente la puerta entre Dios y el hom-
bre, entre el cielo y la tierra.
Y la Iglesia es como la mano que tiene
abierta esta puerta mediante la proclama-
ción de la Palabra, la celebración de los
sacramentos, el testimonio de la fe que
actúa por la caridad (cf. Ga 5,6). Sin em-
bargo, el mundo tiende a cerrarse en sí
mismo y a cerrar la puerta a través de la
cual Dios entra en el mundo y el mundo en
Él. Así, la mano, que es la Iglesia, nunca
debe sorprenderse si es rechazada, aplas-
tada o herida.
El pueblo de Dios, por tanto, tiene necesi-
dad de renovación, para no ser indiferen-
te y para no cerrarse en sí mismo. Querría
proponerles tres pasajes para meditar
acerca de esta renovación.
1. «Si un miembro sufre, todos sufren con
él» (1 Co 12,26) – La Iglesia
La caridad de Dios que rompe esa ce-
rrazón mortal en sí mismos de la indife-
rencia, nos la ofrece la Iglesia con sus en-
señanzas y, sobre todo, con su testimonio.
Sin embargo, sólo se puede testimoniar lo
que antes se ha experimentado. El cristia-
no es aquel que permite que Dios lo revis-
ta de su bondad y misericordia, que lo
revista de Cristo, para llegar a ser como Él,
siervo de Dios y de los hombres.
Nos lo recuerda la liturgia del Jueves Santo
con el rito del lavatorio de los pies.
│ │
Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2015
Pedro no quería que Jesús le lavase los pies,
pero después entendió que Jesús no quería
ser sólo un ejemplo de cómo debemos la-
varnos los pies unos a otros. Este servicio
sólo lo puede hacer quien antes se ha deja-
do lavar los pies por Cristo. Sólo éstos tie-
nen "parte" con Él (Jn 13,8) y así pueden
servir al hombre.
La Cuaresma es un tiempo propicio para
dejarnos servir por Cristo y así llegar a ser
como Él. Esto sucede cuando escuchamos
la Palabra de Dios y cuando recibimos los
sacramentos, en particular la Eucaristía.
En ella nos convertimos en lo que recibi-
mos: el cuerpo de Cristo. En él no hay lugar
para la indiferencia, que tan a menudo
parece tener tanto poder en nuestros cora-
zones.
Quien es de Cristo pertenece a un solo
cuerpo y en Él no se es indiferente hacia
los demás. «Si un miembro sufre, todos
sufren con él; y si un miembro es honrado,
todos se alegran con él» (1 Co 12,26).
La Iglesia es communio sanctorum porque
en ella participan los santos, pero a su vez
porque es comunión de cosas santas: el
amor de Dios que se nos reveló en Cristo y
todos sus dones.
Entre éstos está también la respuesta de
cuantos se dejan tocar por ese amor. En
esta comunión de los santos y en esta parti-
cipación en las cosas santas, nadie posee
sólo para sí mismo, sino que lo que tiene es
para todos.
Y puesto que estamos unidos en Dios, po-
demos hacer algo también por quienes
están lejos, por aquellos a quienes nunca
podríamos llegar sólo con nuestras fuerzas,
porque con ellos y por ellos rezamos a Dios
para que todos nos abramos a su obra de
salvación.
2. «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9) –
Las parroquias y las comunidades
Lo que hemos dicho para la Iglesia universal
es necesario traducirlo en la vida de las
parroquias y comunidades.
En estas realidades eclesiales ¿se tiene la
experiencia de que formamos parte de un
solo cuerpo? ¿Un cuerpo que recibe y com-
parte lo que Dios quiere donar? ¿Un cuerpo
que conoce a sus miembros más débiles,
pobres y pequeños, y se hace cargo de
ellos? ¿O nos refugiamos en un amor uni-
versal que se compromete con los que
están lejos en el mundo, pero olvida al
Lázaro sentado delante de su propia puerta
cerrada? (cf. Lc 16,19-31).
Para recibir y hacer fructificar plenamente
lo que Dios nos da es preciso superar los
confines de la Iglesia visible en dos direc-
ciones.
En primer lugar, uniéndonos a la Iglesia del
cielo en la oración. Cuando la Iglesia terre-
nal ora, se instaura una comunión de servi-
cio y de bien mutuos que llega ante Dios.
Junto con los santos, que encontraron su
plenitud en Dios, formamos parte de la
comunión en la cual el amor vence la indife-
rencia. La Iglesia del cielo no es triunfante
porque ha dado la espalda a los sufrimien-
tos del mundo y goza en solitario.
Los santos ya contemplan y gozan, gracias a
que, con la muerte y la resurrección de
Jesús, vencieron definitivamente la indife-
rencia, la dureza de corazón y el odio.
Hasta que esta victoria del amor no inunde
todo el mundo, los santos caminan con
nosotros, todavía peregrinos. Santa Teresa
de Lisieux, doctora de la Iglesia, escribía
convencida de que la alegría en el cielo por
la victoria del amor crucificado no es plena
mientras haya un solo hombre en la tierra
que sufra y gima: «Cuento mucho con no
permanecer inactiva en el cielo, mi deseo es
seguir trabajando para la Iglesia y para las
almas» (Carta 254,14 julio 1897).
También nosotros participamos de los méri-
tos y de la alegría de los santos, así como
ellos participan de nuestra lucha y nuestro
deseo de paz y reconciliación.
Su alegría por la victoria de Cristo resucita-
do es para nosotros motivo de fuerza para
superar tantas formas de indiferencia y de
dureza de corazón.
Por otra parte, toda comunidad cristiana
está llamada a cruzar el umbral que la
pone en relación con la sociedad que la
rodea, con los pobres y los alejados.
La Iglesia por naturaleza es misionera, no
debe quedarse replegada en sí misma, sino
que es enviada a todos los hombres.
Esta misión es el testimonio paciente de
Aquel que quiere llevar toda la realidad y
cada hombre al Padre. La misión es lo que
el amor no puede callar.
La Iglesia sigue a Jesucristo por el camino
que la lleva a cada hombre, hasta los confi-
nes de la tierra (cf. Hch 1,8). Así podemos
ver en nuestro prójimo al hermano y a la
hermana por quienes Cristo murió y resu-
citó. Lo que hemos recibido, lo hemos reci-
bido también para ellos. E, igualmente, lo
que estos hermanos poseen es un don para
la Iglesia y para toda la humanidad.
Queridos hermanos y hermanas, cuánto
deseo que los lugares en los que se mani-
fiesta la Iglesia, en particular nuestras pa-
rroquias y nuestras comunidades, lleguen
a ser islas de misericordia en medio del
mar de la indiferencia.
3. «Fortalezcan sus corazones» (St 5,8) – La
persona creyente
También como individuos tenemos la tenta-
ción de la indiferencia. Estamos saturados
de noticias e imágenes tremendas que nos
narran el sufrimiento humano y, al mismo
tiempo, sentimos toda nuestra incapaci-
dad para intervenir. ¿Qué podemos hacer
para no dejarnos absorber por esta espiral
de horror y de impotencia?
En primer lugar, podemos orar en la comu-
nión de la Iglesia terrenal y celestial. No
olvidemos la fuerza de la oración de tantas
personas. La iniciativa 24 horas para el Se-
ñor, que deseo que se celebre en toda la
Iglesia —también a nivel diocesano—, en
los días 13 y 14 de marzo, es expresión de
esta necesidad de la oración.
En segundo lugar, podemos ayudar con
gestos de caridad, llegando tanto a las per-
sonas cercanas como a las lejanas, gracias a
los numerosos organismos de caridad de la
Iglesia. La Cuaresma es un tiempo propicio
para mostrar interés por el otro, con un
signo concreto, aunque sea pequeño, de
nuestra participación en la misma humani-
dad.
Y, en tercer lugar, el sufrimiento del otro
constituye un llamado a la conversión,
porque la necesidad del hermano me re-
cuerda la fragilidad de mi vida, mi depen-
dencia de Dios y de los hermanos. Si pedi-
mos humildemente la gracia de Dios y acep-
tamos los límites de nuestras posibilidades,
confiaremos en las infinitas posibilidades
que nos reserva el amor de Dios. Y podre-
mos resistir a la tentación diabólica que nos
hace creer que nosotros solos podemos
salvar al mundo y a nosotros mismos.
Para superar la indiferencia y nuestras
pretensiones de omnipotencia, quiero
pedir a todos que este tiempo de Cuares-
ma se viva como un camino de formación
del corazón, como dijo Benedicto XVI (Ct.
enc. Deus caritas est, 31).
Tener un corazón misericordioso no signifi-
ca tener un corazón débil. Quien desea ser
misericordioso necesita un corazón fuerte,
firme, cerrado al tentador, pero abierto a
Dios. Un corazón que se deje impregnar
por el Espíritu y guiar por los caminos del
amor que nos llevan a los hermanos y her-
manas. En definitiva, un corazón pobre, que
conoce sus propias pobrezas y lo da todo
por el otro.
Por esto, queridos hermanos y hermanas,
deseo orar con ustedes a Cristo en esta
Cuaresma: "Fac cor nostrum secundum Cor
tuum": "Haz nuestro corazón semejante al
tuyo" (Súplica de las Letanías al Sagrado
Corazón de Jesús). De ese modo tendremos
un corazón fuerte y misericordioso, vigilan-
te y generoso, que no se deje encerrar en sí
mismo y no caiga en el vértigo de la globali-
zación de la indiferencia.
Con este deseo, aseguro mi oración para
que todo creyente y toda comunidad ecle-
sial recorra provechosamente el itinerario
cuaresmal, y les pido que recen por mí. Que
el Señor los bendiga y la Virgen los guarde.
Ciudad del Vaticano
FRANCISCUS PP.
│ │
a en medio de la cuaresma
y acogiendo las palabras
del Papa Francisco para
este año, hemos querido
hacer una recopilación de
actos sencillos de caridad que muchas ve-
ces pasamos por alto pero que, en su senci-
llez son manifestaciones concretas del
amor de Dios. Un corazón que se ha en-
contrado con Él no puede permanecer
indiferente a los demás, a nuestro alrede-
dor. ¡No privemos a los demás de nuestra
sonrisa, de nuestra alegría, de la esperanza
que nos da Cristo! El mundo lo necesita.
1. Sonreír
¡Un cristiano siempre es alegre!
No nos damos cuenta pero cuando sonreí-
mos aligeramos la carga a quienes nos
rodean. Cuando vamos por la calle, en el
trabajo, en la casa, en la universidad. La
felicidad del cristiano es una bendición
para los demás y para uno mismo.
¡Quién tiene a Cristo en su vida no puede
estar triste! El es la razón de nuestra alegr-
ía y nuestro gozo.
Claro, tenemos problemas y dificultades
como todo el mundo, pero estamos llama-
dos a ver, aún en medio de la tormenta, en
medio de la noche, la esperanza de un
nuevo amanecer.
2. Dar las gracias siempre
Aunque no "debas" hacerlo.
Nunca te acostumbres a recibir porque lo
necesitas o porque tienes "derecho a".
Todo lo recibes como un regalo, nada te "lo
deben" aunque hayas pagado por ello.
Da siempre las gracias. Es más feliz quien
es agradecido, y esta actitud abre las puer-
tas a nuevas y mejores relaciones, incluso
con uno mismo!
3. Saludar con alegría.
Especialmente a aquellos con los que te
encuentras de manera cotidiana.
Seguro es quien abre la puerta, quien lim-
pia, quien contesta las llamadas. Lo ves a
diario y al saludarlo le recuerdas que es
importantísimo lo que hace. Tanto tu tra-
bajo como el de él/ella se hace más a gusto
si le haces ver que es valioso para otros,
que su presencia cambia las cosas.
4. Recordarle a los demás cuánto los
amas.
Tú sabes que los amas ... ¿y ellos? Las cari-
cias, los abrazos y las palabras nunca so-
bran. Y mucho menos si se trata de nues-
tros más cercanos, esposo, esposa, hijos y
padres. Si Jesús no se hubiera hecho carne,
nosotros jamás habríamos entendido que
Dios es Amor.
5. Escuchar la historia del otro, sin
prejuicios, con amor.
¿Qué puede hacernos más humanos que
saber escuchar? Cada historia que te cuen-
tan te une más con el otro: sus hijos, su
pareja, la jefa, el profesor, sus preocupa-
ciones y alegrías ... tú sabes que no sólo
son palabras, son partes de su vida que
necesitan ser compartidas.
6. Detenerte para ayudar. Estar aten-
to a quien te necesita.
Andamos tan en carreras por todo y por
nada, decimos tantas veces que no tene-
mos tiempo que es una tristeza pensar que
no tenemos tiempo para ayudar al otro.
¿Qué más podemos decir? No importa si es
un problema de matemáticas, una simple
pregunta o alguien que tiene hambre
¡jamás sobra la ayuda! Todos necesitamos
de los demás. Aunque suelas ayudar, re-
cuerda que tu también eres necesitado.
7. Levantarle los ánimos a alguien.
Sabes que no anda bien o nada bien y no
sabes qué hacer. Decides sacarle una sonri-
sa para hacerle saber que no todo es malo.
Siempre es bueno saber que hay alguien
que te ama y que estará siempre a pesar
de las dificultades.
8. Celebrar las cualidades o éxitos de
otro.
Solemos callarnos lo que nos gusta y nos
alegra de los demás: sus éxitos, sus cualida-
des, sus buenas actitudes.
Simples frases como "¡Felicidades!", "Me
alegro mucho por ti" o "Ese color te queda
muy bien" le han hecho el día a tu compa-
ñero y nos ayudan a vernos entre nosotros
como Dios nos ve.
9. Seleccionar lo que no usas y rega-
larlo a quien lo necesita.
¿Te has imaginado alguna vez que tu playe-
ra favorita de cuando tenías 17 años, ahora
es la playera favorita de una adolescente
que no tiene mucho que ponerse?
Si eres hermano mayor, lo sabes.
Por eso es bueno acostumbrarnos a valorar
lo que tenemos, se amucho o poco, y si
tenemos más de lo que necesitamos, rega-
larlo nos ensancha el corazón y protege del
frío a otro.
10. Ayudar cuando se necesite para
que otro descanse.
Esto se vive en las familias: cuando uno
descansa otro trabaja.
Nada más hermoso que saber que alguien
más ya comenzó a hacer algo que necesita-
bas por ti o que siempre puedes pedir ayu-
da.
Cuando nos ayudamos mutuamente a lle-
var las responsabilices diarias la vida es
más llevadera.
11. Corregir con amor, no callar por
miedo.
Corregir es un arte. Muchas veces nos en-
contramos en situaciones que no sabemos
manejar. El mejor método es el amor. El
amor no sólo sabe corregir, sino que sabe
perdonar, aceptar y seguir adelante. No
tengas miedo de corregir y ser corregido,
eso es una muestra que los demás apues-
tan por ti y quieren que seas mejor.
12. Tener buenos detalles con los que
están cerca de ti.
Sabes lo que le gusta mejor que nadie,
¿por qué no aprovechar eso? Nada se dis-
fruta más que aquello que es dado con
amor, él se gana unos minutos de descanso
y tú una sonrisa auténtica. Salir de uno
mismo y pensar en los demás siempre es
mejor y alegra el corazón.
13. Limpiar lo que uso en casa.
Si vives con tu familia o ya vives fuera de
casa, sabes lo importante que es recoger y
limpiar lo que usas. Hay una voz dentro de
ti que te dice que deberías ayudar un poco
más de lo que quisieras... Y sorprendente-
mente te sientes muy bien de hacerlo.
Acciones sencillas, que realizadas con amor
y corazón sincero marcarán la diferencia en
nuestras relaciones cotidianas. Te invita-
mos a realizarlas.
│ │
Luisa Restrepo que olvidamos con frecuencia
E l obispo Vincenzo Paglia,
Presidente del Pontificio
Consejo para la Familia y
postulador de la causa de
beatificación de Oscar Arnulfo Romero, ha
ilustrado en la Oficina de Prensa de la San-
ta Sede, la figura del arzobispo salvadore-
ño. Ofrecemos una amplia síntesis de la
intervención de Monseñor Paglia.
''Es un don extraordinario para toda la
Iglesia del comienzo de este milenio ver
subir al altar un pastor que dio su vida por
su pueblo. También lo es para todos los
cristianos, como demuestra la atención de
la Iglesia anglicana que ha colocado la esta-
tua de Romero en la fachada de la catedral
de Westminster junto a la de Martin Luther
King y Dietrich Bonhoeffer, y también para
toda la sociedad que ve en él un defensor
de los pobres y de la paz.
Por unanimidad de pareceres, tanto de la
comisión de cardenales como de la comi-
sión de teólogos, se confirmó el martirio en
''odium fidei''... El martirio de Romero dio
sentido y fuerza a muchas familias salva-
doreñas que habían perdido a familiares y
amigos durante la guerra civil. Su memoria
se convirtió de inmediato en el recuerdo
de las otras víctimas, tal vez menos conoci-
das , de la violencia.
Después de un largo proceso que ha visto
muchas dificultades tanto por las oposicio-
nes respecto al pensamiento y a la acción
pastoral del arzobispo como por la situa-
ción conflictual que se había creado en
torno a su figura, el itinerario concluye.
Romero pasa a ser algo así como el prime-
ro de la larga lista de nuevos mártires con-
temporáneos.
El mundo ha cambiado mucho desde
aquel lejano 1980, pero el pastor de un
pequeño país de América Central, habla
más fuerte. No deja de ser significativo que
su beatificación tenga lugar mientras en la
cátedra de Pedro, está, por primera vez en
la historia, un Papa latinoamericano que
quiere una "Iglesia pobre para los pobres."
Hay una coincidencia providencial.
Romero creía en su función como obispo y
primado del país y se sentía responsable de
la población, especialmente de los más
pobres: por eso se hizo cargo de la sangre,
del dolor, de la violencia, denunciando las
causas en su carismática predicación do-
minical seguida a través de la radio por
toda la nación. Podríamos decir que se
trató de una "conversión pastoral", Rome-
ro se convirtió en ''defensor civitatis en la
tradición de los antiguos Padres de la Igle-
sia, defendió al clero perseguido, protegió
a los pobres, defendió los derechos huma-
nos.
El clima de persecución era palpable. Pero
Romero pasó a ser claramente el defensor
de los pobres frente a la feroz represión.
Después de dos años de arzobispado de
San Salvador, Romero contaba 30 sacerdo-
tes perdidos, entre los asesinados, los ex-
pulsados y los reclamados para escapar de
la muerte. Los escuadrones de la muerte
mataron a decenas de catequistas de las
comunidades de base, y muchos de los
fieles de estas comunidades desaparecie-
ron. La Iglesia era la principal imputada y
por lo tanto la más atacada. Romero resis-
tió y accedió a dar su vida para defender a
su pueblo.
Fue asesinado en el altar. En él se quería
atacar a la Iglesia que brotaba del Concilio
Vaticano II. Su muerte – como muestra
claramente el detallado examen documen-
tal - fue causada por motivos no sólo sim-
plemente políticos, sino por odio a una fe
que amasada con la caridad no callaba
frente a las injusticias que implacable y
cruelmente se abatían sobre los pobres y
sus defensores. El asesinato en el altar -
una muerte, sin duda, más incierta dado
que había que disparar desde treinta me-
tros en comparación con una provocada
desde corta distancia - tenía un simbolismo
que sonaba como una terrible advertencia
a cualquiera que quisiera seguir por ese
camino. El mismo San Juan Pablo II - que
sabía muy bien de los otros dos santos
muertos en el altar, San Estanislao de Cra-
covia y Thomas Becket de Canterbury – lo
evidenciaba eficazmente: "Lo mataron en
el momento más sagrado, durante el acto
más alto y más divino ... Fue asesinado un
obispo de la Iglesia de Dios mientras ejerc-
ía su misión santificadora ofreciendo la
Eucaristía'' Y varias veces repitió con fuer-
za: "Romero es nuestro, Romero es de la
Iglesia."
Romero amaba desde siempre a los po-
bres. Cuando era un joven sacerdote en
San Miguel lo acusaban de comunismo
porque pedía a los ricos que dieran el sala-
rio justo a los campesinos que cultivaban
café. Y él les respondía que, actuando así,
eran ellos los que no sólo obraban injusta-
mente sino los que abrían las puertas al
comunismo.
Romero comprendió cada vez más clara-
mente que para ser el pastor de todos
tenía que empezar por los pobres. Poner a
los pobres en el centro de las preocupacio-
nes pastorales de la Iglesia y, por tanto,
también de todos los cristianos, incluyendo
a los ricos, era la nueva forma de la pasto-
ral. El amor preferente por los pobres, no
solo no amortiguaba el amor de Romero
por su país, sino que, al contrario, lo sos-
tenía. En este sentido, Romero no era un
hombre de partido, a pesar de que a algu-
nos podría parecer así, sino un pastor que
quería el bien común de todos, pero par-
tiendo de los pobres. Nunca dejó de bus-
car el camino para pacificar su país.
Romero era un hombre de Dios, un hom-
bre de oración, de obediencia y amor por
la gente. Rezaba mucho... Y fue duro consi-
go mismo, ligado a una antigua espirituali-
dad hecha de sacrificios....Tuvo una vida
espiritual ''lineal'', a pesar de su carácter
no fácil, estricto consigo mismo, intransi-
gente, atormentado. Pero en la oración
encontraba el descanso, la paz y la fuerza.
Fue un obispo fiel al magisterio. En sus
papeles emerge clara la familiaridad con
los documentos del Concilio Vaticano II,
Medellín, Puebla, la doctrina social de la
Iglesia y en general otros textos pontificios.
Muchas veces se dice que Romero estaba
subyugado por la teología de la liberación.
Una vez un periodista le preguntó: "¿Está
de acuerdo con la teología de la libera-
ción?", Y Romero contestó: "Sí, por su-
puesto. Pero hay dos teologías de la libe-
ración. Una es la que ve la liberación sólo
como liberación material. La otra es la de
Pablo VI. Yo estoy con Pablo VI ".
│ │
Mártir, Beato y defensor de los pobres Romero creía en su función como obispo y primado
del país y se sentía responsable de la población, espe-
cialmente de los más pobres: por eso se hizo cargo de
la sangre, del dolor, de la violencia, denunciando las
causas en su carismática predicación dominical se-
guida a través de la radio por toda la nación.
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E sta ciudad no estaba habitada
por personas, como todas las
demás ciudades del planeta.
Esta ciudad estaba habitada por
pozos. Los pozos se diferenciaban entre sí,
no sólo por el lugar en el que estaban exca-
vados sino también por el brocal (la abertura
que los conectaba con el exterior). Había
pozos pudientes y ostentosos con brocales
de mármol y de metales preciosos; pozos
humildes de ladrillo y madera y algunos
otros más pobres, con simples agujeros pela-
dos que se abrían en la tierra.
Con el paso del tiempo los pozos empeza-
ron a llenarse de cosas. Algunos se llenaban
de joyas, monedas de oro y piedras precio-
sas. Otros, más prácticos, se llenaron de
electrodomésticos y aparatos mecánicos.
Algunos más, optaron por el arte, y fueron
llenándose de pinturas, pianos de cola y
sofisticadas esculturas posmodernas. Final-
mente los intelectuales se llenaron de libros,
libros y libros.
Los pozos no eran todos iguales, así que, si
bien algunos se conformaron, hubo otros
que pensaron que debían hacer algo para
seguir metiendo cosas en su interior… Algu-
no de ellos fue el primero: En lugar de apre-
tar el contenido, se le ocurrió aumentar su
capacidad ensanchándose. No pasó mucho
tiempo antes de que la idea fuera imitada,
todos los pozos gastaban gran parte de sus
energías en ensancharse.
Un pozo, pequeño y alejado del centro de
la ciudad, empezó a ver a sus camaradas
ensanchándose desmedidamente. El pensó
que si seguían hinchándose de tal manera,
pronto se confundirían los bordes y cada uno
perdería su identidad… Quizás a partir de
esta idea se le ocurrió que otra manera de
aumentar su capacidad era crecer, pero no a
lo ancho sino hacia lo profundo. Hacerse más
hondo en lugar de más ancho. Pronto se dio
cuenta que todo lo que tenía dentro de él le
imposibilitaba la tarea de profundizar. Si
quería ser más profundo debía vaciarse de
todo contenido…
Al principio tuvo miedo al vacío, pero lue-
go, cuando vio que no había otra posibilidad,
lo hizo. Vacío de posesiones, el pozo empezó
a volverse profundo, mientras los demás se
apoderaban de las cosas de las que él se
había deshecho… Un día , sorpresivamente
el pozo que crecía hacia adentro tuvo una
sorpresa. Adentro, muy adentro, y muy en el
fondo encontró agua…
Nunca antes otro pozo había encontrado
agua… El pozo superó la sorpresa y empezó a
jugar con el agua del fondo, humedeciendo
las paredes, salpicando los bordes y por últi-
mo sacando agua hacia fuera. La ciudad nun-
ca había sido regada más que por la lluvia,
que de hecho era bastante escasa, así que la
tierra alrededor del pozo, revitalizada por el
agua, empezó a despertar. La vida explotó
en colores alrededor del alejado pozo al que
empezaron a llamar “El Vergel”.
La vida verdadera que sólo consigue en lo
profundo, dando lugar a Dios en nuestro
interior.
¡Con Espíritu de Alegría y servicio!
Milton Ulloa
Tel: 240-481-1965
│ │
Contagiándonos de bondad
Santa Maravillas de Jesús
Publicación de la Renovación Carismática Católica de la Arquidiócesis de Washington
P.O. Box 14832, Silver Spring, MD 20911 Gerente: Tirone Benalcázar Director: José Cortés Jefe de Redacción: Mirtha Hunter Diseño y Diagramación: José Ignacio Ramón
Colaboradores: Padre Roberto Cortés-Campos y Edwin Méndez Publicidad y Ventas: 301-339-3630 Fotografía: Oscar González; www.istockphoto.com e-mail: [email protected] Fax: 301-422-2213
“¿No notáis que vuestros corazones están
inquietos y en continua búsqueda de un bien
que pueda saciar su sed de infinito? En Cristo
encontrarán el pleno cumplimiento de sus
sueños de bondad y felicidad. Sólo Él puede
satisfacer sus expectativas, muchas veces
frustradas por las falsas promesas mundanas.
Como dijo san Juan Pablo II: «Es Él la belleza
que tanto les atrae; es Él quien les provoca
con esa sed de radicalidad que no les permite
dejarse llevar del conformismo; es Él quien
les empuja a dejar las máscaras que falsean la
vida; es Él quien les lee en el corazón las deci-
siones más auténticas que otros querrían
sofocar.»
Sí, nuestros corazones pueden apegarse a
tesoros verdaderos o falsos, en los que pue-
den encontrar auténtico reposo o adormecer-
se, haciéndose perezosos e insensibles. ¿Son
conscientes del valor inestimable que tienen
a los ojos de Dios? ¿Saben que Él los valora y
los ama incondicionalmente? Al mismo tiem-
po que les invito a descubrir la belleza de la
vocación humana al amor, les pido que se
rebelen contra esa tendencia tan extendida
de banalizar el amor, sobre todo cuando se
intenta reducirlo solamente al aspecto
sexual, privándolo así de sus características
esenciales de belleza, comunión, fidelidad y
responsabilidad. Queridos jóvenes, «en la
cultura de lo provisional, de lo relativo, mu-
chos predican que lo importante es
“disfrutar” el momento, que no vale la pena
comprometerse para toda la vida, hacer op-
ciones definitivas, “para siempre”, porque no
se sabe lo que pasará mañana. Yo, en cambio,
les pido que sean revolucionarios, les pido
que vayan contracorriente; sí, en esto les
pido que se rebelen contra esta cultura de lo
provisional, que, en el fondo, cree que uste-
des no son capaces de asumir responsabilida-
des, cree que ustedes no son capaces de
amar verdaderamente. Yo tengo confianza en
ustedes, jóvenes, y pido por ustedes. Atré-
vanse a “ir contracorriente”. Y atrévanse
también a ser felices”.
Escuche los sábados:
Clave de Fe
8 – 8:30 a.m.
De Bendición en Bendición
8:30 – 9 a.m.
Renuévate 9 – 10 a.m.
Maravillas de Jesús
10 –11 a.m.
Escuche los Domingos:
Rompiendo Esquemas
12 –1 p.m.
Santa Misa
4–5 p.m.
Oveja Cien
6–7 p.m.
ww
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idaenabundanci
a.n
et
Cómprelo ya en la Librería Ambulante de la Renovación Carismática
(240-505-4098)
Cómprelo ya en la Librería Ambulante de la Renovación Carismática
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“Sólo en el cielo podremos comprender
todo cuanto el Señor ha hecho por nosotros”
│ │
En este libro el Padre Linero nos presenta tres
aspectos específicos que nos ayudarán a pro-
fundizar nuestra relación con Dios, siguiendo
esta bella expresión del Evangelio “Rema mar
adentro”.
Estos tres aspectos son: abandonarse en las
manos de Dios, seguir adelante como Moisés
y el pueblo de Israel, y volver a empezar,
aunque todo esté perdido.
El libro esta basado en una predicación del
Padre Lineros realizada en la Asamblea de
oración de la Emisora Mi-
nuto de Dios en Barranqui-
lla, Colombia.
En palabras del autor: “Te
invito a que inicies el reto
de remar mar adentro, es
decir, a la parte más pro-
funda de tu relación con el
Señor. Estoy seguro que El
está invitándote a renovarla, a transformar-
la…” Lectura muy recomendada para todos.
Remar mar adentro
P. Alberto Lineros Gómez
Cantemos al Amor de los amores
Desde 1993 el Padre Martín Ávalos,
teniendo en cuenta las exhortaciones
del Magisterio de la Iglesia y consciente
del designio salvífico de Dios, utilizó
novedosas formas de evangelización,
entre ellas la música y los medios de
comunicación social, como herramien-
tas eficaces para difundir el Reino de
Dios.
En esta ocasión nos presenta en la pre-
sente producción musical temas musi-
cales dedicados
a Jesús Euca-
ristía. Entre
estos podre-
mos escuchar
temas conoci-
dos como
“Cantemos al Amor de los amores”,
“Oh Buen Jesús, “Bendito, bendito”, y
“Alabemos al Santísimo”. Hermoso para
escuchar y hacer oración.
P. Martín Avalos y Dei Verbum
Extracto del Mensaje para la JMJ 2015