Jose Joaquin Brunner - La Libertad de Los Modernos

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ENSAYO LA LIBERTAD DE LOS MODERNOS Una visión desde la sociología José Joaquín Brunner* En el presente artículo el autor se propone examinar la libertad de los modernos desde el punto de vista de la sociología. Para ese efecto se emplean combinadamente las dimensiones de acción y control, que son los dos parámetros básicos de cualquiera compren- sión sociológica del individuo. Así, un simple dispositivo concep- tual, construido a la manera de un esquema bidimensional de aná- lisis, sirve como base a este estudio. Luego se busca aplicar dicho esquema al entendimiento de la mo- dernidad, a los fenómenos de la modernización y a las ideologías que los acompañan. Por último, usando las mismas categorías pre- cedentes, se analiza el estatuto del individuo en la sociedad mo- derna. del individuo. Su oficio lo entrena, más bien, para pensar al individuo como un actor constreñido por las mil formas de control que constituyen el tejido de una sociedad. De hecho, la sociología aborda el estudio de las sociedades * Sociólogo, Profesor e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Autor, entre otras publicaciones, de los libros La cultura auto- ritaria en Chile (1981); El caso de la Sociología en Chile: Formación de una disci- plina (1988), El espejo trizado: Ensayos sobre cultura y políticas culturales (1989) y Educación superior en América Latina: Cambios y desafíos (1990). ara un sociólogo no resulta cómodo reflexionar sobre la libertad p

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Jose Joaquin Brunner

Transcript of Jose Joaquin Brunner - La Libertad de Los Modernos

  • ENSAYO

    LA LIBERTAD DE LOS MODERNOSUna visin desde la sociologa

    Jos Joaqun Brunner*

    En el presente artculo el autor se propone examinar la libertad delos modernos desde el punto de vista de la sociologa. Para eseefecto se emplean combinadamente las dimensiones de accin ycontrol, que son los dos parmetros bsicos de cualquiera compren-sin sociolgica del individuo. As, un simple dispositivo concep-tual, construido a la manera de un esquema bidimensional de an-lisis, sirve como base a este estudio.Luego se busca aplicar dicho esquema al entendimiento de la mo-dernidad, a los fenmenos de la modernizacin y a las ideologasque los acompaan. Por ltimo, usando las mismas categoras pre-cedentes, se analiza el estatuto del individuo en la sociedad mo-derna.

    del individuo. Su oficio lo entrena, ms bien, para pensar al individuo comoun actor constreido por las mil formas de control que constituyen el tejidode una sociedad. De hecho, la sociologa aborda el estudio de las sociedades

    * Socilogo, Profesor e investigador de la Facultad Latinoamericana de CienciasSociales (FLACSO). Autor, entre otras publicaciones, de los libros La cultura auto-ritaria en Chile (1981); El caso de la Sociologa en Chile: Formacin de una disci-plina (1988), El espejo trizado: Ensayos sobre cultura y polticas culturales (1989)y Educacin superior en Amrica Latina: Cambios y desafos (1990).

    ara un socilogo no resulta cmodo reflexionar sobre la libertadp

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    como sistemas de accin y control. (Indistintamente agencia y estructura,actor y orden.)

    La sociologa en general y la sociologa de la cultura en particu-lar han tendido a abordar su problemtica, sin embargo, de manera unidi-mensional. Construyen sus formulaciones paradigmticas exclusiva o pre-emimentemente en torno a una de las dos dimensiones mencionadas. Oson interpretaciones de la accin o son interpretaciones del control.1 Entorno a la dimensin primera se organizan las escuelas hermenuticas ydel rational choice; en torno a la segunda, las escuelas estructural-funcionalistas y de sistemas. Aqullas son sociologas del sujeto o el actor;stas lo son del orden social como una "cosa" independiente de la voluntadde los agentes.

    En particular en el campo de los estudios culturales los intentos porproducir una sntesis bidimensional son escasos y frustrantes. O se enfatizaradicalmente la dimensin de control (Bourdieu y Passeron, por ejemplo)o el anlisis se centra casi slo en la accin simblica (Goffman, porejemplo). O bien se estudian las condiciones estructurales que constrien laproduccin de los discursos (marxismo), o se declara la autonoma radicalde los textos y se procede a su deconstruccin.2

    Hacia un enfoque bidimensional

    Una posibilidad de enfocar combinadamente estas cuestiones queaqu deseamos explorar consiste en distinguir los modos culturales queresultan de combinar los ejes de la accin y el control.3

    1 Este tema est desarrollado en Jeffrey Alexander, Action and Its En-

    vironments. Towards a New Synthesis (Columbia University Press, 1988), Cap. 1Vase, adems, Anthony Giddens, The Constitution of Society (Cambrigde: PolityPress 1984), Cap. 1.

    2 Con todo, para desarrollar una lnea de reflexin como la que aqu

    interesa, existen suficientes antecedentes. En el orden terico ms general, lasociologa de Max Weber y, dentro del debate contemporneo, los trabajosantropolgicos de Clifford Geertz, la teora cultural de Thompson, Ellis y Wildawsky,la psicologa cultural de Jerome Bruner, la sociologa interpretativa de laestructuracin social como viene siendo desarrollada por A. Giddens, etc. Para lasreferencias a autores aqu y en el texto vase, al final, la seccin bibliogrfica.

    3 Al proceder de esta forma no "reducimos" la sociedad a sus expresiones

    culturales pero partimos, s, del supuesto que la sociedad (y los individuos) slo sevuelven significativos a travs de la cultura. Como escribe C. Geertz, "creyendo,con Max Weber, que el hombre es un animal suspendido en mallas de significacin

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    En efecto, desde el punto de vista analtico, la produccin de sentidos(que en eso consiste la accin, si tomamos produccin de sentido en suacepcin ms amplia, incluyendo su transmisin, negociacin, representa-cin, interpretacin) puede organizarse desde el individuo o encontrarselegitimada por el grupo.

    Intuitivamente reconocemos culturas cuyas preferencias seleccio-nan al individuo como centro de la accin comunicativa, y culturas cuyo ejede seleccin es el grupo. De hecho, esta es una de las dimensiones en tornoa las cuales se construye la oposicin moderno/tradicional. Pero esa mis-ma oposicin se reencuentra en la modernidad, por ejemplo, al revisar laliteratura sobre los contrastes entre las culturas cvicas de los EstadosUnidos y del Japn.4

    El control simblico (orden) est presente en toda cultura y recono-ce dos polos preferentes de organizacin: o se manifiesta a travs de je-rarquas (controles externos, estructurados en torno a formas institucionalesde distribucin del poder) bajo cuyo dominio operan los actores (individuosy grupos) o, en el otro extremo, reconoce la autonoma de los actores (loscontroles son internalizados y dispuestos para regular las opciones delagente).

    Intuitivamente reconocemos situaciones estructuradas jerrquica-mente (por tanto, donde hay que conformarse a reglas externas, atender aindicaciones de autoridad y seguir procedimientos mandatados) y situaciones,en el otro extremo, que favorecen estructuralmente la autonoma del agente(por tanto, donde hay mayor espacio para la autodeterminacin y el ejerci-cio de criterios de seleccin tanto en el trato con los dems como en la

    que l mismo ha tejido, entiendo que esas mallas son la cultura, y que su anlisisno es por tanto una ciencia experimental en bsqueda de leyes sino una cienciainterpretativa en bsqueda de sentido. Es una explicacin lo que persigo, enten-diendo expresiones sociales enigmticas en su superficie". Clifford Geertz, TheInerpretation of Cultures (Nueva York: Basic Books, 1973) p. 5.

    4 "Japn es conocido por su orientacin predominante de grupo, una fuer-

    za centrpeta global que gobierna las relaciones sociales en el lugar de trabajo, lospatrones de movilidad social, la promocin en la empresa y las premisas culturalessubyacentes a los procesos de escolarizacin y socializacin. El desarrollo delpotencial individual en la sociedad japonesa se encuentra mediado por la imposi-cin de normas grupales, que es un modo culturalmente inducido de satisfacer lasnecesidades y aspiraciones individuales. El grupo generalmente toma precedenciasobre el individuo". Nobuo K. Shimahara, "Japanese Educational Reforms in the1980: A Politicial Commitment", en James J. Shields (ed.), Japanese Schooling:Patterns of Socialization, Equality, and Political Control (Pennsylvania StateUniversity Press, 1989), p. 276.

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    interaccin con el medio). Esta dimensin es independiente de la anterior.Puede haber jerarqua all donde el individuo es el centro de la iniciativa yautonoma del agente cuando el grupo comanda la accin.5 De hecho, estaes la segunda gran oposicin en torno a la cual se construye el discursosobre la dicotoma tradicional/moderno. Mas esta misma oposicin se reen-cuentra en el seno de la modernidad, por ejemplo, al revisar la literaturasobre los contrastes entre la cultura gerencial del industrialismo y delposindustrialismo.6

    Esquemticamente podemos decir, entonces, que los modos cultu-rales "puros " surgen de la distribucin de las formas de accin y control,sin que ellos puedan ser reducidos a una sola dimensin ni, mucho menos,a un solo modo.

    Su representacin conceptual necesita construirse, por el contrario, apartir del entrecruzamiento de los dos ejes constitutivos de todo sistemasocial: la accin y el control, los cuales, por su combinacin, dan lugar aesos modos culturales bsicos.

    En otras palabras, esta dimensin tiene que ver con las formas del controlbajo las cuales opera el agente. En un extremo, el control es posicional y esttrazado sobre un campo explcito de clasificaciones y lmites que manifiestanvisiblemente la distribucin del poder; en el otro, el control es implcito a lasformas de comunicacin y est sustentado por expresiones que parecieran sergeneradas por el propio agente. Estoy adaptando aqu, libremente, elementos muchoms complejos elaborados por B. Bernstein en "Modalidades pedaggicas visiblese invisibles", en Bernstein, Basil, Poder, educacin y conciencia. Sociologa de latransmisin cultural: CIDE (Santiago de Chile 1988) captulo IV.

    "La estructura basada en la informacin es plana, con un nmero deniveles administrativos mucho menor del que se necesita en una estructura con-vencional. (...) [Ella] hace improcedente el famoso principio de la esfera de con-trol, segn el cual el nmero de subalternos que le informan directamente a unsuperior se limita, estrictamente, con un tope de cinco o seis. Esto est cambiandopor un nuevo principio que yo llamo la esfera de comunicaciones: el nmero desubalternos que pueden informar a un jefe est limitado solamente por la medidaen que dichos subalternos estn dispuestos a hacerse responsables por sus propiascomunicaciones y relaciones tanto ascendentes como descendentes y laterales. Elcontrol viene a ser entonces la capacidad de obtener informacin. (...) La organi-zacin que se basa en la informacin descansa sobre la responsabilidad. (...) Portanto, el sistema (...) solamente puede funcionar si cada individuo y cada unidadse hace responsable de sus metas y prioridades, de sus relaciones y comunicacio-nes. (...) Exige un alto grado de disciplina propia. (...) Permite tanto una granflexibilidad como una diversidad considerable." Peter Drucker, Una nueva di-mensin de la administracin (Bogot: Editorial Norma, 1988), pp. 217-221. Seaprecia aqu ntidamente cmo se postula el trnsito desde una forma de controlposicional (jerrquica) al tipo de control comunicacional basado en la autonomadel individuo y del grupo.

    5

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    FIGURA N 1Diagrama de ejes y polos constitutivos de los modos culturales puros

    Individuo

    Grupo

    CONTROL

    Los cuatro modos culturales resultantes deben entenderse como unadiversidad tpico-ideal de formas fundamentales o puras de accin y con-trol. En todas, en comn, existen accin interpretativa y estructura; existeniniciativa y poder.

    Por tanto, en cada uno de los cuadrantes cabran, por decirlo as, unanlisis hermenutico y uno estructural; ninguno puede reducirse slo aformas de accin o de control.

    1. La accin comunicativa centrada en los individuos bajo controlheternomo es la base del modo cultural selectivo. El actor se comportacomo agente reconocido por su individualidad dentro de un entorno estruc-turado jerrquicamente.

    2. La accin comunicativa centrada en los individuos de controlautnomo es la base del modo cultural competitivo del racionalismo mo-derno, sea que el individuo calcule beneficios o negocie sentidos como basede sus interacciones.

    3. La accin comunicativa centrada en grupos dentro de una estruc-tura de control autnomo es la base del modo cultural comunitario. Losactores colectivos crean y refuerzan su identidad mediante negociacionescomunicativas entre sus miembros.

    4. La accin comunicativa centrada en grupos dentro de una estruc-tura de control jerrquico es la base del modo cultural ritual, donde la

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    deferencia es el elemento interactivo central dentro de un contexto deacciones que reproducen el sentido colectivamente asumido de las jerar-quas.

    FIGURA N 2Diagrama de los modos culturales puros cartografiados

    sobre las dimensiones de accin y control

    Hiptesis de trabajo

    La hiptesis que desarrollamos a lo largo de este trabajo es que todacultura histricamente existente (a nivel nacional, de instituciones o inclusoa nivel individual) puede entenderse como una combinacin de modosculturales puros o bsicos. Llamaremos a esas combinaciones modalidadesculturales, para distinguirlas de los modos tpicos ideales que subyacen asu conformacin.

    En otras palabras: los modos culturales son mutuamente excluyentesentre s slo desde el punto de vista analtico. En cambio, su combinacinhistrica da lugar a modalidades culturales que coexisten en una mismasociedad (e incluso pueden estar presentes, internalizadamente, en cadaindividuo).

    Los individuos, los grupos, las organizaciones, etc., se insertan si-multneamente en una diversidad de modalidades culturales, las expresany contribuyen a moldearlas; o sea, a mantenerlas o transformarlas.

    En el mejor de los casos, por tanto, ser el predominio de unamodalidad cultural, o ms probablemente de una especfica combinacin

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    entre ellas, lo que caracterizar la cultura de una nacin, una clase social,un sector, una profesin, una organizacin, un perodo o aun de un indi-viduo.

    Modos culturales puros

    1. Modo cultural selectivoSe caracteriza por agrupar las siguientes preferencias culturales:Controles heternomos dispuestos jerrquicamente sobre individuosque deciden por su cuenta.

    Orientacin bsica del modo:

    Rgimen de valores predominantes:

    Conflicto axial:

    Tipo de sancin:

    Expresin del modo:

    Conductas:

    Motivacin de logro y ascen-so.

    Meritocrtico.

    Entre incumbentes y preten-dientes. Lucha posicional.Fracaso selectivo Internamen-te, culpa; hacia el exterior, re-sentimiento.

    Cultura escolar.Estratgicas; intensamente or-ganizadas a nivel personal.Disciplina.

    2. Modo cultural competitivoSe caracteriza por agrupar las siguientes preferencias culturales:Controles autnomos internalizados por individuos que deciden porsu cuenta.

    Orientacin bsica del modo:

    Rgimen de valores predominante:Conflicto axial:

    Motivacin de satisfaccin in-dividual (maximizacin bene-ficios).Competitivo.Por oportunidades de satisfac-cin. Lucha por llegar primero.

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    Tipo de sancin:

    Expresin del modo:Conductas:

    Estigma del perdedor. Inter-namente, vergenza; hacia elexterior, frustracin.

    Cultura del mercado.Autorreferidas, altamente in-dividualizadas. Apropiacin.

    3. Modo cultural comunitario

    Se caracteriza por agrupar las siguientes preferencias culturales:Controles autnomos internalizados por individuos que forman partede grupos que comandan la accin

    Orientacin bsica del modo:

    Rgimen de valores predominante:

    Conflicto axial:

    Tipo de sancin:

    Expresin del modo:

    Conductas:

    Motivacin de obtener (yofrecer) reconocimiento en elgrupo de referencia.Solidario/recproco.Por inclusin y reconocimien-to sin prdida de autonoma.Exclusin del grupo ("ley delhielo"). Internamente, angus-tia; hacia el exterior, "sndro-me del leproso".Comunidad de amigos.

    Identificacin entre pares.Lealtad.

    4. Modo cultural ritual

    Se caracteriza por agrupar las siguientes preferencias culturales:Controles heternomos sobre individuos que forman parte de gruposque comandan la accin.

    Orientacin bsica del modo: Motivacin de deferenciafrente a las reglas del grupo ylas jerarquas externas de or-den.

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    FIGURA N 3Diagrama de situaciones tpicas que "corresponden"

    a los modos culturales puros

    Modalidades culturales

    En su concrecin histrica, los modos culturales pierden su purezatpico-ideal. Dan lugar a combinaciones especficas, que hemos denomina-do modalidades culturales, las cuales interactan (con ms o menos ten-sin) entre s en la situaciones dadas, sea a nivel nacional, regional o local,de subsistemas, sectores o incluso dentro de los propios individuos.

    Las modalidades culturales que resultan de la combinacin entre loscuatro modos culturales puros son seis, que forman nuestra matriz demodalidades (vase Figura N 4). Pero como estas ltimas slo existen enforma histrico-concreta, las modalidades empricamente resultantes sernsiempre una combinacin de infinitos elementos dentro de esa matriz. A la

    Rgimen de valores predominante:Conflicto axial:

    Tipo de sancin:

    Expresin del modo:Conductas:

    Respeto estamental.En torno a la sumisin y lasreglas.Remocin y aislamiento. In-ternamente, rebelda; hacia elexterior, "recuperar cara".Cultura estamental.Altamente estilizadas. Ritua-lizacin.

    CONTROL

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    vez, en cualquier cultura compleja siempre estn presentes todas las posi-bilidades de la matriz.

    En suma, una cultura histrico-concreta suficientemente complejacombina siempre el conjunto de las modalidades identificadas por la matriz.En una situacin dada de mercado, por ejemplo, no se excluye la existenciasimultnea de situaciones de comunidad; y viceversa. O bien, el predominiode estructuras jerrquicas no suprime nunca, completamente, al individuo yla esfera de sus acciones autnomas, por reducida que esta ltima pudiera ser.

    En lo que resta de este trabajo utilizaremos esta matriz para analizarlos fenmenos de la modernidad y la modernizacin, y la posicin delindividuo moderno en relacin con ellos.

    FIGURA N 4Diagrama de las (seis) modalidades culturales que

    resultan de la combinatoria de los modos puros

    Modernidad versus tradicionalismo: el falso dilema

    La autocomprensin de la modernidad, desde Hegel en adelante,concibe a esa experiencia como un "concepto de poca": el tiempo nuevoes la poca moderna. "El inicio que es la nueva poca se repite y perpetacon cada momento de la actualidad que produce de s algo nuevo."7 Comosea que se realice el deslinde entre lo moderno y lo novsimo o lo msreciente, el inicio de la modernidad, en cambio, se marca como una ruptura;la divisoria de dos tiempos.

    Para la cita y lo que sigue vase Jurgen Habermas, El discurso filosficode la modernidad (Buenos Aires: Tauru, 1989), p. 17 y ss.

    Individuo

    ACC

    IN

    Jerarqua

    Grupo

    CONTROL

    Autonoma

    7

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    Para el discurso filosfico, el principio de la poca moderna es lasubjetividad, a la cual se asocian indisolublemente la libertad y la refle-xividad.

    En este contexto, segn muestra Habermas, la nocin de subjetividadcomporta cuatro connotaciones: individualismo, derecho de crtica, autono-ma de la accin y la filosofa idealista.

    El inicio de la subjetividad estara posibilitado, en el terreno hist-rico, por la confluencia de tres acontecimientos: la Reforma, la Ilustraciny la Revolucin Francesa. A su vez, esos tres acontecimientos de pocamarcan el arranque de los procesos en torno a los cuales se articulan losncleos organizativos de la modernidad: la empresa capitalista y el aparatoestatal burocrtico (Weber).

    Desde esa perspectiva -que es la perspectiva "filosfica" dominantede la modernidad respecto de s misma- intentaremos en lo que sigue leernuestro diagrama de las modalidades culturales.

    La experiencia de la seleccin y la competencia (A [1 + 2])Esta modalidad responde a situaciones centradas en torno al indivi-

    duo que compite por oportunidades de satisfaccin en un medio que incluyedesde la autonoma mxima (internalizacin de controles, individuacin)hasta la participacin en estructuras jerrquicas fuertes que reglan la accindesde el exterior.

    Si se mira el sentido comn de los modernos, se dira a primera vistaque esta es la experiencia prototpica de la modernidad.

    Adems, ella corresponde a las nociones del individualismo y de laautonoma; las jerarquas legtimas son aquellas que han sido internalizadasy, en los dems casos, deben responder a un principio racional de estruc-turacin, y el individuo retiene frente a ellas el derecho de crtica y lacapacidad de influir sobre ellas.

    Esta es, por tanto, la experiencia del individuo que acta autnoma-mente en los mercados (de bienes, servicios y smbolos), construyendo social-mente la realidad, y que a la vez pertenece a -e interacta con- organizacionesburocratizadas, dentro de un mundo de reglas jerrquicamente dispuestas quelimitan de modo racional-legal su autonoma para negociar su vida.

    Decimos a primera vista porque la modernidad, al igual que cual-quiera otra experiencia de poca, se articula en torno y da lugar a modalidadesculturales diversas, y por eso no puede ser reducida exclusivamente a laesfera del individuo que construye un sentido de s mismo en los mercadosabiertos o dentro de jerarquas racionalizadas.

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    Ms bien podemos decir que las experiencias de la seleccin/compe-tencia permean la vida de los modernos en la medida que la modernidad seha construido como experiencia vital -predominantemente y hasta ahora-sobre las bases de la "mayora de edad" (kantiana) del individuo autnomo,la participacin en los mercados que disuelve parcialmente los lazos comu-nitarios tradicionales o los desplaza (Polanyi y Marx), la socializacinselectiva brindada por la escuela (Aries y Basil Bernstein), la secularizacinde los dioses y las tradiciones (Weber) y, como contrapartida, ha dado lugary legitimado al individualismo emprendedor, al clculo racional y estrat-gico, a la seleccin meritocrtica, al comportamiento malthusiano, etc.

    La experiencia comunitaria y ritual (B [3 + 4])Esta modalidad, que est ubicada en los antpodas de la anterior,

    responde a situaciones centradas en torno a la vivencia del grupo cuyosmiembros buscan identificarse colectivamente en un medio que incluyedesde la autonoma mxima (internalizacin de controles, personalizacina nivel grupal) hasta la participacin en estructuras jerrquicas fuertes quereglan la accin de los miembros del grupo desde el exterior.

    Se dira a primera vista, si se considera el sentido comn de losmodernos, que esta es la experiencia prototpica del estadio llamado tradi-cional. Representa, para el discurso de los modernos, el mundo que estpuesto antes de la divisoria de los tiempos; que precede a la nueva poca.

    Esto es, la experiencia del individuo que acta en su medio comunitarioel cual se hace presente, incluso en su interior, como conciencia colectiva ysolidaridad moral. El individuo, por tanto, que se identifica con su contextocolectivo mediante la internalizacin de los respectivos valores y creencias,compartiendo as una realidad moral, sea a travs de la accin autnomaprescrita por el grupo (por lo mismo, carente de individualismo subjetivo) o dela interaccin con un mundo de reglas jerrquicamente dispuestas que estructuranla conciencia y fijan los comportamientos hasta en el detalle de su estilo.

    Decimos a primera vista porque la experiencia de los agentes queconstruyen sentidos e identidades al interior de comunidades de referencia odentro de un espacio de jerarquas cerradas no desaparece con el inicio de lamodernidad ni se agota por tanto con la experiencia del mundo tradicional.

    O sea slo podemos decir que la experiencia comunitaria/ritual permeala vida tradicional -y exclusivamente a ella- en la medida que la moderni-dad se comprende a s misma como negacin o radical superacin de esamodalidad cultural, volvindose ciega a las nuevas formas bajo las cualesesa modalidad reaparece en la vida moderna.

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    FIGURA N 5Diagrama de la dicotoma moderno/tradicional cartografiada sobrelas dimensiones de accin y control, segn la autocomprensin de

    la modernidad y de los discursos sobre ella

    CONTROL

    Es la autocomprensin unidimensional de la modernidad por tanto,en torno al individuo y la subjetividad que lo funda liberndolo de lasataduras del pasado histrico, la que ha creado el espejismo de que ella sereducira a las experiencias de lo histricamente nuevo (experiencias selec-tivas y competitivas), al mismo tiempo que se relegan las experienciascomunitario/rituales a un pasado con el que se habra roto.

    De all tambin que lo ritual (tradicional) sea percibido, a travs delos ojos de la modernidad, como una experiencia donde la "mayora deedad" individual no puede ser obtenida, ni siquiera en el polo de la autono-ma, pues en este caso ella sera siempre parcial y referida al grupo o a unestado de conciencia colectiva.

    De donde se sigue, entonces, que la comunidad desaparecera bajoel peso de la sociedad abstracta y contractual de los individuos; el mundoencantado de la magia y los ritos realizados dentro del crculo sagrado delgrupo se desvanecera bajo la racionalizacin de la vida al igual que laslegitimidades tradicionales daran paso a las formas de dominacin legal,los estamentos con su complicado juego de deferencia y sutiles lazosmorales se esfumaran para abrir paso a las clases sociales erigidas en elterreno de la produccin y el mercado.

    Como contrapartida desapareceran los comportamientos cultura-les que caracterizan al mundo tradicional, con su estilizacin de la vidacolectiva, sus formas rituales, sus contactos cara a cara, sus virtudes engar-zadas en torno a la lealtad/reciprocidad, etc.

  • 56 ESTUDIOS PBLICOS

    Lecturas de la modernidad

    En breve, son los discursos de la modernidad -y los discursos sobreella- los que crean la imagen de un universo dicotmico, donde moderni-dad/tradicionalismo se oponen y excluyen mutuamente; o donde, de coexistir,lo hacen como principios antagnicos de organizacin de las modalidadesculturales, unas en extincin, las otras en irresistible avance y perpetuarenovacin.

    Lo que ocurre, en cambio, es que los desplazamientos se dan dentrode cada modalidad cambiando el peso relativo de sus elementos y, adems,entre modalidades, volvindose unas ms fuertes que otras; pasando aocupar unas una funcin preponderante y otras una funcin subalterna enla "economa cultural global" de la sociedad (pero nunca para cada indi-viduo o grupo que la compone, o para todos sus sectores y subsectores si-multneamente).

    La mayora de los desplazamientos, por el contrario, son menosvisibles y espectaculares, pues ocurren al interior de las modalidades queestn cambiando (entre s) su peso relativo y sus formas de coexistencia. Simiramos slo a esta ltima forma de cambio (de peso relativo entre moda-lidades), entonces podr decirse, efectivamente, que la modernidad signi-fica en general un desplazamiento desde "abajo" hacia "arriba" en nuestrodiagrama (de la comunidad al individuo) y desde la izquierda hacia laderecha (de las jerarquas a la autonoma).

    Pero se trata de una visin parcial solamente, por lo dems "cargada"de buena conciencia, autocelebratoria y expresiva de los pre-juicios "filo-sficos" de la modernidad.

    Desde el punto de vista del anlisis aqu emprendido sabemos por depronto que la modernidad -como cualquiera otra cultura de poca histrica-se construye como una combinacin (en movimiento) de todas las modali-dades que conforman la matriz de una cultura.

    Necesitamos preguntarnos, por lo mismo, cmo es que la moderni-dad estructura su matriz de modalidades y qu cambios tienen lugar entreellas y dentro de ellas.

    Lo que debiera ser claro es que toda sociedad compleja, donde se haproducido una relativa separacin del individuo y del grupo y una inter-nalizacin relativa de las formas de control (Durkheim) ofrece, estructural-mente, las posibilidades inscritas en la matriz de modalidades culturales.

    Es ese ltimo principio el que se halla negado por la lectura "filos-fica" de la modernidad, lectura que ha dado lugar, incluso, a una progresivadivisin del trabajo disciplinario entre las ciencias sociales que se abocan

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    al estudio de los fenmenos de la modernidad. As, si recapitulamos nuestrodiagrama de los modos culturales puros "cartografiados" sobre las dimen-siones de accin y control (Figura N 2), podemos observar que la cienciapoltica se aboca centralmente al estudio de los fenmenos de seleccin, laeconoma al estudio de los mercados, la antropologa al estudio de lascomunidades (primitivas, sobre todo) y la sociologa al estudiuo de los ritosy las estructuras de la interaccin. Slo la sicologa, aislada de las demsciencias sociales, an se preocupa del individuo, pero a la manera de unactor abstrado de la cultura.8

    Modalidades culturales de la modernidad

    Damos por sentado que uno de los ncleos organizativos de lamodernidad tiene que ver con la modalidad cultural A (1+2); esto es, conlas experiencias de seleccin y competencia.

    Revisaremos brevemente de dnde surge el acuerdo sobre este puntoy veremos en seguida cmo las dems modalidades culturales -partiendopor la comunitaria/ritual- se introducen en la modernidad, ilustrando cadacaso con situaciones analizadas por la sociologa.

    La experiencia selectivo/competitiva revisitada (A [1+2])

    Si la modalidad cultural especificada por situaciones de competen-cia y seleccin ha podido ser confundida o derechamente tomada como elncleo organizativo de la modernidad es porque ella efectivamente repre-senta un tipo generalizado de situaciones en la vida de los modernos. Cuales, la accin que Weber llama racional, sea con arreglo a fines o con arregloa valores. La racionalidad, en este sentido, define la forma de la actividadeconmica capitalista, la autoridad burocrtica, el dominio legal y otra seriede fenmenos que hemos llegado a identificar con la modernidad.

    Tal accin racional es la base de los comportamientos competitivosen el mercado y es la base, asimismo, de los comportamientos estratgicosen los mbitos de la seleccin funcional jerrquica. En un caso el individuose determina por fines sobre la base de la posesin u obtencin de mediosadecuados a las oportunidades de satisfaccin disponibles; en el otro sedetermina por valores que actan como mandatos o como expectativas.

    Vase sobre esto ltimo Jerome Bruner, Acts of Meaning (Cambridge,Massachusetts y Londres: Harvard University Press, 1990).

    8

  • 58 ESTUDIOS PBLICOS

    En ambas situaciones el individuo acta en funcin de maximizaroportunidades y mritos; calcula y opta con acuerdo a ese clculo. Laracionalidad de la accin puede estar limitada en la prctica por diversosfactores (como falta de informacin, por ejemplo), pero se encuentra "es-tructuralmente apoyada" en la situacin: por la competencia, en un caso, ypor la necesidad de obtener ventajas selectivas en el otro.

    Esa forma combinada de accin y control proporciona, sistem-ticamente, por tanto, el eje de una de las modalidades culturales de lamodernidad. Pero no agota las formas modernas de accin y control nidebiera recibir ms privilegio que aquel que le viene de la multiplicidad desituaciones que exigen, en este tipo de sociedades, su constante desempeo.

    En sus dos formas, la accin racional (autnoma o regulada racional-mente desde fuera) cuando falla es percibida como un fracaso del indivi-duo; representa un acto de incapacidad, sea por inadecuacin (o ausencia)de medios para competir o por inhabilidad para sortear los filtros selectivos.

    Tal grado de individuacin e internalizacin del fracaso correspon-de a la actitud bsica de la modalidad: el agente es libre para optar; o sea,para entrar y salir de los mercados o para postular o renunciar al juegomeritocrtico. En ambos casos, la carrera es idealmente abierta: a loscompetidores en funcin de sus medios y a los contendientes en funcin desus talentos y mritos.

    All donde la modalidad enfatiza las jerarquas, como en el caso dela escuela, la accin racional se arregla en funcin de valores y el logro sejuzga por exmenes administrados por la autoridad; all donde la modalidadenfatiza la autonoma, como en el caso del mercado, la accin racional searregla en funcin de fines y oportunidades de intercambio voluntariamenteseleccionados.

    La modernidad, como muestra Marshall Berman, es por todo esto laexperiencia del individuo que vive libre para la accin desplegada como unaincesante transformacin de la realidad, espoleado por la competencia y porel ascenso de los que resisten la continua seleccin. Es la razn de Fausto queno repara ni en Baucis ni Filemn.9 De all, asimismo, la tragedia de lamodernidad. Los individuos avanzan sin reparar en los otros; deben competircon ellos y vencerlos. La creatividad tpica de la modalidad es destructiva(Schumpeter); avanza por intermedio de innovaciones, dejando atrs o sacan-do del juego a competidores y contendientes y derribando a los incumbentes.

    Vase Marshall Berman, All that Is Solid Melts into Air (Nueva York: Simnand Schuster, 1982).

    9

  • LA LIBERTAD DE LOS MODERNOS 59

    Tal forma de "progreso" no es ineluctable ni total, sin embargo. Es parte, msbien, del tipo de accin y control que se ejercen a travs de la modalidadcompetitivo/selectiva, y de las dems que puedan hallarse vinculadas a ellas.

    La experiencia comunitaria/ritual revisitada (B [3+4])Tanto en sociedades modernas como en aquellas en pleno proceso de

    modernizacin, la religin -como experiencia de lo sagrado comunitaria-mente organizado en iglesias y sectas- contina proporcionando un repertoriode situaciones de comunidad y ritos (P. Morand).

    Se trata de situaciones que, aun en plena modernidad, coexisten -demanera ms o menos tensa- con la modalidad cultural competitivo/selecti-va. Son parte de esa misma modernidad, incluso cuando se expresan en losintersticios de una sociedad secularizada o como principio de resistenciafrente al Estado y el mercado.

    Ms bien lo interesante es el estatuto de la experiencia religiosa enla modernidad, una vez fragmentado su monopolio sobre la conciencia y lacultura (D. Bell).

    Aqu es donde aparecen los fenmenos "nuevos": de las religionesreformadas que colocan al individuo y su subjetividad al centro de uncrculo hermenutico desprovisto de jerarquas de interpretacin y sancin;de las religiones de mercado, que se introducen competitivamente en elmedio simblico de la televisin; de las religiones fundamentalistas quebuscan "resacralizar" la realidad sociopoltica y cultural en curso de secu-larizarse; de las religiones con sus antiguos y nuevos ritos, y la combina-cin de ellos en mil formas de hibridacin. Incluso ha llegado a discutirsesi acaso en Amrica Latina no estara en formacin una "asctica intramun-dana", a travs de la implantacin de las religiones evanglicas en losmedios populares urbanos.10

    La religin catlica proporciona el caso lmite de una interpelacintico-cultural frente a la modernidad, cuyas bases no puede ya desconocer,pero cuyo predominio busca recusar en trminos de una conciencia colectivareligiosamente orientada. Mediante una inversin del principio de subjeti-vidad individual, base del discurso filosfico de la modernidad, ella buscaintroducir un principio de subjetividad comunitaria, base de un solidarismotrascendente, de una crtica a la modernidad individualista (y sus dolos: el

    Vase Peter L. Berger, "Observaciones acerca de la cultura econmica",Estudios Pblicos, 40 (Primavera 1990), y la discusin de sus planteamientos enlas pp. 31-60.

    10

  • 60 ESTUDIOS PBLICOS

    mercado y la autosatisfaccin ilimitada) y de una autonoma conducidadentro del marco de una jerarqua de valores.

    Al margen de la experiencia religiosa, la sociedad moderna albergamil otras formas que participan de la modalidad comunitario/ritual: muchosmovimientos sociales encuentran all su origen y formas de expresin, igualque los grupos de amistad, la mayora de las experiencias familiares, lascomunidades de base popular, las "tribus" de artistas de vanguardia, etc.

    Sobre todo la propia vida cotidiana -con su incesante trfico regu-lado de comunicaciones a corta distancia, sus ocasiones de encuentro y susinfinitos ritos de comportamiento e interaccin (Goffman)- porporciona ala vida moderna un terreno frtil para la reproduccin de experienciascomunitario/rituales. Al reducir esta esfera al aparente individualismo de la"vida privada", el discurso de la modernidad ha perdido conexin con unade las fuentes ms resistentes a la innovacin que es, precisamente, lacotidianidad del individuo situado en su cultura. O sea, la vida cotidiana envez de estudiarse como privacidad del individuo debiera asumirse como elnivel constitutivo del individuo pblico, institucionalizado por su participa-cin en las modalidades culturales de su poca y lugar.

    La experiencia competitivo/comunitaria (C [2+3])Quiz una de las experiencias ms radicalmente modernas -la de las

    comunidades cientficas- ilustre mejor que ninguna otra la modalidad co-munitario/competitiva.

    Organizados en torno a una actividad que slo externamente se ligaal mercado, esos grupos operan con un fuerte sentido de colectividad entorno a una identificacin especializada, a la vez que sus miembros actancon la autonoma radical del individualismo moderno.

    Pero lo que es ms importante, su ncleo interno de organizacinopera slo en la medida que se expresa como una competencia comunitaria;esto es, competencia por el reconocimiento del grupo de pares (Merton).

    El reconocimiento interpares buscado competitivamente funde, enun solo movimiento, el tradicionalismo y la modernidad de estos grupos.Sus funciones se desarrollan, en efecto, contra el teln de fondo de unatradicin intelectual -elemento constitutivo de las disciplinas (Kuhn,Toulmin)-, pero en funcin de producir "novedades" que deben ser acogi-das y validadas por la comunidad.

    El egosmo de la competencia entre cientficos, la lucha a muerte poroportunidades escasas de producir un "descubrimiento", las conductas al-tamente individualizadas y autorreferidas de estos practicantes y su adap-

  • LA LIBERTAD DE LOS MODERNOS 61

    tacin a una lgica de intercambios que se semeja a la que rige en elmercado, todo eso ha sido ilustrado ampliamente por la literatura sociol-gica y por las crnicas de vida de los propios cientficos.

    Pero, a la vez, dichas experiencias propias del modo cultural compe-titivo se ven atemperadas y son acompaadas por la experiencia comunita-ria, con sus controles autnomos internalizados por individuos que formanparte de grupos que comandan la accin (la tica de las comunidades deinvestigadores, Merton), la motivacin de obtener (y ofrecer) reconoci-mientos, los valores de solidaridad y reciprocidad y las conductas deidentificacin entre pares. Es decir, incluso en medio de un mbito de paresque compiten por la innovacin reconocida pblicamente, puede subsistirla lealtad como opcin.

    Es sabido, en cualquier caso, que la organizacin de la investigacincientfica y tecnolgica evoluciona en diversas direcciones, asumiendomodalidades culturales tambin diversas. La "big science", gubernamentalo acadmica, la ciencia industrial y los grandes megaproyectos compartentodos elementos significativos de burocratizacin, acercndose al polo je-rrquico (Ziman).

    Las ciencias sociales, en cambio, se organizan muchas veces a lolargo del eje comunitario/ritual, dando lugar a la formacin de verdaderastribus departamentales y escuelas de pensamiento en torno a mltiplesparadigmas que no compiten entre s, sino que coexisten con escasa inter-comunicacin.

    La experiencia selectiva/ritual (D [1+4])Como vimos, corresponde a la modalidad cultural en que operan

    muchas escuelas, pero es tambin el tipo de experiencia que caracteriza ala mayora de las organizaciones burocrticas modernas.

    En ellas se combina, como muestra Weber, el principio de las atri-buciones oficiales fijas, ordenadas por lo general mediante reglas, leyes odisposiciones reglamentarias, expresin del modo jerrquico de mando,con el principio de la seleccin de personas con aptitudes bien determina-das para el cumplimiento regular de los deberes as distribuidos y para elejercicio de los derechos correspondientes.11

    Vase Max Weber, Economa y sociedad (Mxico: Fondo de CulturaEconmica 1964), Vol. II, pp. 716-717, y pp. siguientes para lo que contina en eltexto.

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  • 62 ESTUDIOS PBLICOS

    Las jerarquas funcionales organizan al grupo y para su desempeodebe seleccionarse a los individuos en mrito de su aprendizaje profesionalo tcnico. No es extrao que antiguamente el mrito seleccionado hayaestado vinculado al origen estamental (los literati, Weber). En efecto, lamodalidad selectivo/ritual de tipo tradicional da lugar a una fusin dejerarquas (funcionales y sociales) que se mantiene hasta el momento queambas empiezan a separarse, proceso que nunca se logra de manera completa.

    El dispositivo funcional de articulacin entre jerarqua y preparacinpara el cargo es el examen, de donde se sigue la estrecha relacin entre elsistema educativo y el sistema burocrtico. En l no hay competencia porlos cargos a la manera de un mercado abierto sino seleccin de individuospara llenar puestos jerrquicamente distribuidos. Ni hay en l trabajoautnomamente decidido por el individuo o prescrito por el grupo sino elcumplimiento profesional supervisado, idealmente impersonal, de regula-ciones y actividades predeterminadas, a la manera como ocurre en cualquierritual. Y esas actividades, sobre todo cuando revisten carcter oficial,producen un excedente de sentido -son "autoritativas"- tanto para el indi-viduo que las ejerce como para aquellos respecto de los cuales ellas pro-ducen efectos.

    Los ritos de la accin burocrtica, prescritos de acuerdo a un ceidocdigo de actividad, derechos y deberes y distribucin jerrquica de funcio-nes, racionalizan la accin de base comunitaria (por tanto, hay tambin ritosespecficamente modernos de racionalizacin) y ligan el modo ritual in-disolublemente con el modo selectivo para el reclutamiento de los funcio-narios, sea en el servicio pblico o en la economa privada.

    Los certificados que acreditan conocimientos examinados son vitalesen este punto, pues proporcionan la base para dicho reclutamiento y, comodice el propio Weber, refuerzan adems el carcter estamental de las buro-cracias.

    Las modernas tecnocracias, organizadas a la manera burocrtica (deall el trmino tecnoburocracia), exaltan el valor funcional de los certificadoseducacionales y los transforman en la base para una seleccin puramentemeritocrtica, donde la individuacin del agente es mayor y, probablemente,el ritualismo de la accin es menor (F. Parkin).La experiencia comunitario/selectiva (E [3+1])

    Quiz aparezca como la modalidad cultural ms difcil de conciliar,aunque expresa una de las experiencias ms intensas de la modernidad bajola forma de las profesiones y la profesionalizacin de la accin social.

  • LA LIBERTAD DE LOS MODERNOS 63

    Las profesiones son, en efecto, comunidades selectivas organizadasen torno a la manipulacin de conocimientos especializados. De base co-munitaria, incluso herederas de la tradicin gremial de los oficios tradicio-nales, las modernas profesiones racionalizan un cuerpo de conocimientos ydestrezas en funcin de su aplicacin (Sar fati-Larson).

    Por el lado del conocimiento estimado necesario, las profesiones sondependientes del sistema educacional; por el lado de su ejercicio, ellasdependen de una regulacin pblica.

    Situadas entre la autonoma del grupo (corporacin profesional) y laselectividad educacional que permite ingresar a ellas, las profesiones seemparentan con las burocracias, sin poseer su sentido ritual, y con elmercado, en el cual operan pero al que desean ingresar como corporacinpara retener privilegios y regular la posible competencia.

    Las profesiones operan como una modalidad cultural que combinalos controles heternomos dispuestos por la autoridad pblica en funcin degrupos autnomos que se espera autorregulen su accin. Las motivacionesde logro y ascenso individuales se entrecruzan con la motivacin de obtener(y ofrecer) reconocimiento dentro del grupo de referencia, el cual propor-ciona el control tico de la corporacin.

    As, la profesin se vive como una experiencia que exige conductasorganizadas a nivel personal, una vocacin disciplinada, al mismo tiempoque la identificacin con la comunidad de referencia y la debida lealtad alos valores compartidos.

    Tal modalidad cultural, intensamente individualista y a la vez corpo-rativa, meritocrtica pero entretejida con valores de solidaridad y recipro-cidad (que las ideologas profesionales se encargan siempre de resaltar), seve amenazada cada vez que, como ocurre contemporneamente, las profe-siones son introducidas como una actividad ms entre las actividades selec-tivo/competitivas o tpicas del mercado y la burocracia.

    El mercado, en efecto, es indiferente al sentido de comunidad, a latica corporativa y a los valores asociativos; promueve la competencia, lamaximizacin de las satisfacciones individuales y la contractualizacin delas relaciones. En el mercado, las profesiones sienten perder su modalidadespecficamente comunitaria y son transformadas en una experiencia pura-mente individual de venta de servicios desprovistos del "aura" colectivaque proporciona no slo una red de soporte sino, adems, una fuerzaadicional para operar en el mercado, regular la competencia e influir sobrelas agencias de acreditacin de conocimientos.

  • 64 ESTUDIOS PBLICOS

    Las llamadas semiprofesiones, por su parte, poseen la base comuni-taria, pero carecen del necesario componente selectivo -en trminos de losconocimientos de base y del reclutamiento educacional- como para serreconocidas por la autoridad o legitimadas por las dems corporaciones.

    La experiencia ritual/competitiva (F [4+2])

    Los ritos de base grupal no se conservan, en la modernidad, exclu-sivamente en la esfera de las religiones organizadas.

    De hecho, mltiples organizaciones competitivas -o sea, que funcio-nan en el mercado o compiten entre s en funcin de votos, atencin pblica,etc.- adoptan un conjunto de ritos que atemperan las jerarquas, cohesionanal grupo y producen para los miembros un excedente de sentidos.

    Tal es el caso de ciertas empresas japonesas, por ejemplo, con susinnumerables ritos de identificacin, de convivencia y de fomento a lasmotivaciones de deferencias, productividad y "calidad total" en el manejode los procesos y preparacin de los productos.

    Sin embargo, la experiencia moderna prototpica de una modalidadritual/competitiva es seguramente el partido poltico que busca obtenervotos en la arena pblica.

    En este tipo de organizaciones, efectivamente, las jerarquas se ha-llan envueltas por los ritos que vehculizan controles heternomos ejercidossobre individuos que, como grupo cohesionado por una ideologa o unprograma, deben competir y rendir en el mercado de votos. La deferencia

    FIGURA N 6Diagrama que resume las modalidades culturales combinadas y

    cartografa algunas expresiones modernas tpicas para cada modalidad

  • LA LIBERTAD DE LOS MODERNOS 65

    debida -convenientemente ritualizada- atempera la lucha por satisfacerintereses individuales, y los valores de cada estamento o segmento internodeben ajustarse a la necesidad de competir como colectivo y no slo enfuncin del deseo o la ambicin de los miembros individuales.

    El tipo de conflicto latiente ms habitual es entre la sumisin a lasreglas del grupo -incluyendo su ideologa y sobre todo sus jerarquas- y labsqueda por oportunidades de satisfaccin individual que provienen de lamodalidad competitiva. La reparticin de cargos y posibles privilegios aso-ciados al poder da siempre lugar a ese tipo de conflictos intrapartidarios que,en realidad, son "estructurales" en una modalidad que combina la adhesincolectiva bajo un estricto principio de jerarqua con el principio competitivoque premia los comportamientos individualizados y autorreferidos.

    El partido es por tanto una estructura que combina elementos deculturas divergentes. Expone a sus miembros a una experiencia de compe-tencia colectiva, de base comunitaria, donde la ritualizacin y la estili-zacin de los comportamientos corre de la mano con la autonoma indivi-dual.

    A medida que se enfatiza esta ltima modalidad, base quiz parahacer ms competitivos a los partidos, stos pierden su encanto grupal ocomunitario y pueden transformarse en "mquinas electorales", ajustandocorrespondientemente su ideologa y programas a esa nueva realidad.

    En cambio, los partidos que no necesitan competir en un mercado devotos son mucho ms semejantes a burocracias intensamente ritualizadas,donde el individuo est sujeto a la presin del grupo y a la estructura dejerarquas y donde desaperece casi por completo todo vestigio de autono-ma individual.

    Procesos de modernizacin

    La matriz de modalidades culturales que hemos delineado concep-tualmente en las secciones precedentes debe servirnos ahora para ilustrar yanalizar diversos procesos de modernizacin.

    Visin eurocntrica

    Modernizacin -o procesos de modernizacin- son trminos quehaban cado en desuso en el discurso sociolgico. Han vuelto a entrar, estavez por la puerta ms ancha del anlisis de la modernidad.

    Habermas ha resumido as el estado de esta cuestin:

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    El vocablo "modernizacin" se intoduce como trmino tcni-co en los aos cincuenta; caracteriza un enfoque teortico quehace suyo el problema de Max Weber, pero elaborndolo conlos medios del funcionalismo sociolgico. El concepto demodernizacin se refiere a una gavilla de procesos acumulativosque se refuerzan mutuamente: a la formacin de capital y a lamovilizacin de recursos; al desarrollo de las fuerzas produc-tivas y al incremento de la productividad del trabajo; a laimplantacin de poderes polticos centralizados y al desarrollode identidades nacionales; a la difusin de los derechos departicipacin poltica, de las formas de vida urbana y de laeducacin formal; a la secularizacin de los valores y normas,etc. La teora de la modernizacin practica en el concepto demodernidad de Max Weber una abstraccin preada de con-secuencias. Desgaja a la modernidad de sus orgenes moder-no-europeos para estirilizarla y convertirla en un patrn deprocesos de evolucin social neutralizados en cuanto al espa-cio y al tiempo. Rompe adems la conexin interna entremodernidad y el contexto histrico del racionalismo occidental,de modo que los procesos de modernizacin ya no puedenentenderse como racionalizacin, como objetivacin histricade estructuras racionales.12

    De estas palabras es fcil colegir los tres supuestos fuertes que ali-mentan la actual polmica sobre la modernidad y la modernizacin:

    1. La modernidad tiene un contexto histrico natural para su decur-so, que es la Europa donde ella se origina;

    2. La modernidad obtiene su autocomprensin desde el horizonteconceptual del racionalismo occidental;

    3. Modernizacin legtima, por as decir, es slo aquella que sehalla preada del espacio y tiempo europeos, donde la modernidad segui-ra siendo un "proyecto inacabado"13 o, segn otros, un proyecto ago-tado.

    Jurgen Habermas, op. cit. pp. 12-13."La modernidad: un proyecto inacabado" se titula precisamente el dis-

    curso que pronunci Habermas en 1980 con ocasin de recibir el premio Adorno.

    1213

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    Desde esta perspectiva "eurocntrica", la modernizacin slo po-dra llegar como un eco distorsionado a Amrica Latina, donde ni poseeraces (ausencia de la Reforma, la Ilustracin y la Revolucin Francesa,cfr. O. Paz), ni se desplegara hacia la modernidad entendida comoracionalizacin u objetivacin histrica de estructuras racionales. Segndeca Hegel, precursor de esta posicin, en el Amazonas los pjaros sonchillones pues imitan "los sonidos casi inarticulados de hombres degenera-dos", de modo que cuando stos finalmente dejaran de orse, "ese damuchos de los plumferos cantores producirn tambin melodas ms refi-nadas".14

    Pero, como vimos ms arriba, las modalidades culturales de la mo-dernidad no se agotan exclusivamente en los cuadrantes de la accin racio-nal ni tienen ellas por qu ceirse al horizonte de la comprensin de s quetienen los europeos.15

    Visin emprico-histrica

    Material, social, econmica, poltica y culturalmente la moderni-dad es, efectivamente, el resultado de esa gavilla de procesos a los quealude Habermas en su comentario. Ninguno de ellos transforma lo real enracional ni es la objetivacin histrica de estructuras racionales.

    En cambio, si hay un rasgo comn que resulta de todos esos proce-sos, l es el de la masificacin de las sociedades modernas, juzgado no a loOrtega y Gasset sino que entendido aqu como una multiplicacin e inusi-tada difusin de las "experiencias modernas" hecha posible precisamentepor los fenmenos urbanos de mercado, escolarizacin, burocratizacin,ritualizacin de la vida, etc.

    La masificacin as entendida -o sea, como universalizacin delas bases experienciales de la cultura moderna- es el rasgo distintivo dela modernidad. En efecto, es en virtud de esta verdadera "revolucin delos nmeros" que los individuos acceden a la experiencia de la moder-nidad.

    Citado en Antonello Gerbi, La disputa del nuevo mundo (Mxico: Fondode Cultura Econmica, 1982), pp. 542 y 543, y nota 492.

    He desarrollado este tema en Jos Joaqun Brunner, "Tradicionalismo ymodernidad en la cultura latinoamericana", Documento de Trabajo, Serie Educa-cin y Cultura, N 4 (1990), FLACSO, Santiago de Chile.

    14

    15

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    Abstraer la modernizacin de su contexto de origen no es sino unreconocimiento de que ella necesita ser pensada "teorticamente", comodira Habermas, y que los procesos que la conforman han perdido su centro(origen) para desplegarse por el mundo al ritmo de la formacin de loscapitales, la internacionalizacin de los mercados, la difusin de los cono-cimientos y las tecnologas, la globalizacin de los medios de comunica-cin masivos, las constantes migraciones y flujos de personas, el avance dela urbanizacin, la democratizacin de las formas polticas, la extensin dela enseanza escolarizada, la vertiginosa circulacin de las modas y launiversalizacin de ciertos patrones de consumo, etc.

    Es posible, todava, en este mundo donde todo lo que es slidoparece desvanecerse en el aire y donde los smbolos, las identidades, losmarcos conceptuales, etc. se desarman; es posible, decimos, identificaralgunos procesos que ordenen nuestra comprensin de la modernidad encurso y de las modalidades culturales que le sirven como vehculo?

    1. Individuacin

    Si se sube a lo largo del eje vertical se observa el des-plazamiento desde la accin controlada por el grupo hacia la accin indivi-dualizada, trayectoria que la modernizacin recorre disolviendo las comu-nidades tradicionales para sustituirlas por una sociedad de individuos.

    Sin embargo, esos procesos de individuacin de la accin no seagotan con la primera oleada de la modernizacin (rural/urbano, por ejem-plo), sino que continan producindose, por ejemplo, cada vez que nuevossegmentos de la actividad social son introducidos al mercado. Digamos as:el mercado reduce a individuos no slo a las comunidades tradicionalessino tambin a organizaciones modernas, como las corporaciones profesio-nales, por ejemplo.

    La individuacin trada consigo por la modernidad es uno de lostemas ms comunes de la sociologa. En general ha servido para mostrar losefectos de la disolucin de las comunidades tradicionales y para exaltar elcarcter revolucionario (y parcialmente destructivo) de ese desplazamiento(Marx).

    En el lmite, sin embargo, es slo a partir de una visin de la sociedadcomo una comunidad moral originante, por tanto fundada en lazos desolidaridad y reciprocidad, que el "recorte" moderno del individuo puedeconsiderarse con prevencin. De hecho, el individuo moderno no deja deser una expresin social, igual como la sociedad moderna no puede ser

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    comprendida al margen de la accin de los individuos. El problema, comovimos al inicio de este artculo, se produce justamente al separar ambosaspectos de la cuestin -la accin individual y el orden social-, formulandodos preguntas que no pueden responderse independientemente.

    Primera pregunta: cmo es que individuos que actan con capaci-dad de tomar decisiones constituyen una relacin social o un sistema social,o sea, cmo es posible el orden social a partir de individuos que puedenelegir sus acciones? Y, segunda, cmo debe entenderse la relacin de unindividuo con un orden social ya constituido?

    Incluso la teora contempornea de sistemas, por ejemplo en suformulacin luhmanniana, niega la posibilidad de dar una respuesta sin-gular a ambas preguntas. "Slo es necesario -afirma Luhmann- que lasrespuestas posibles estn relacionadas entre s". De este modo, mediante lacreciente diferenciacin, la sociedad moderna transformara a las personasen individuos ofreciendo a stos, por su lado, mayores opciones de integra-cin a travs de restricciones estructurales tales como "la generalizacinsimblica, el consenso selectivo o local, la reduccin de la complejidadsocial y los cdigos comunicativos", conceptos todos que vendran a reem-plazar las nociones de base comunitaria del estilo conciencia colectiva oreciprocidad generalizada.16

    Por este camino, como ha mostrado Habermas, se produce sin embar-go un desacoplamiento del sistema social y el sistema psquico, "de modoque el primero se basara slo en la comunicacin y el segundo slo en laconciencia".17 El individuo-en-situacin, o sea, el agente actuando dentro demodalidades culturales especficas con otros agentes que estn copresentesen la situacin, proceso comunicativo a travs del cual se constituye laconciencia individual, desaparece tras esa disyuncin de los sistemas.

    En suma, a pesar de la significacin terica y prctica que adoptanlos procesos de individuacin de la sociedad desde el momento en queirrumpe la modernidad, las ciencias sociales no han podido hasta ahorafundar una "sicologa cultural", como la llama Jerome Bruner, que pudieseexplicar los procesos de "hacer sentido" (meaning making), a travs de loscuales se constituye la conciencia individual a partir de la accin situada enun orden cultural.18

    Vase Niklas Luhmann, The Differentiation of Society (Nueva York:Columbia University Press, 1982), pp. 10-12 y 250-251.

    Jurgen Habermas, op. cit., p. 445.Vase Jerome Bruner, op. cit.t Prefacio.

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    Peter L. Berger, op. cit., p. 24.

    2. Comunitarizacin

    El mismo movimiento anterior de individuacin, pero ahora rastrea-do en sentido contrario se realiza mediante procesos asociativosnuevos, que son tpicos de la modernizacin avanzada. Por ejemplo, laformacin de asociaciones de consumidores, que son agrupaciones dentrodel mercado, igual como lo es el sindicato moderno.

    La expresin ms ambigua y novedosa de reagrupacin de indivi-duos en la modernidad tiene lugar a travs de la formacin de "redes", queson comunidades sueltamente definidas de individuos autnomos que ope-ran ya bien dentro del mercado -las empresas virtuales, por ejemplo- ofuera del mismo, en el seno del mundo comunitario, de las organizacionesno-gubernamentales, etc. Las redes son, por su propia naturaleza, instanciasasociativas especializadas, incluso profesionalizadas, que dan lugar a unamodalidad cultural donde se combinan la individualidad autnoma y unabase comunitaria relativamente ms "abstracta", cuya manifestacin lmiteson las redes electrnicas que "conversan" a travs del bulletin board.

    La modernidad se "lee" unilateralmente cuando slo se la mira desdela perspectiva de los procesos de individuacin, sin considerar las renovadasformas de comunitarizacin que tienen lugar en el seno de la sociedadmoderna. De hecho, estas ltimas formas dan cuenta de mltiples fenmenosque, precisamente por ocurrir a espaldas o incluso "contracorriente" de losfenmenos considerados como dominates o de comente principal, han sidollamados "contraculturales" o "alternativos", a la manera de los fenmenosde revitalizacin comunitaria de los aos 1960 o de reafirmacin de losncleos familiar, vecinal, local o regional que presenciamos contempo-rneamente. Pero como ha mostrado Peter Berger, estos mismos fenmenospueden ocurrir en el seno de las estructuras centrales de las sociedadesavanzadas, all por ejemplo donde, al decir de este autor, se est producien-do un "verdear" y una "femenizacin" del mundo de los negocios, as comohay una cooptacin de la cultura adversaria por parte del sistema capita-lista.19

    3. Autonomizacin

    El desplazamiento desde las jerarquas hacia la autonoma,en el eje horizontal del control, no se agot, en la historia de la mo-

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    dernizacin, con el paso desde los regmenes autoritario/tradicionales a lasformas democrticas que suponen un pacto o contrato de voluntades indi-viduales y unos procedimientos de participacin electoral. Las formas tra-dicionales de dominacin dan paso, en cambio, a nuevas formas jerrquicasde dominacin, como las burocrticas, las cuales son impersonales, regla-mentadas y a la vez ms eficaces (Weber) y en general congruentes con lamodalidad selectivo/competitiva.

    Uno de los aparatos ms caractersticos de la modernidad, el Esta-do, se mantiene hasta hoy como un contrapeso frente a las tendencias deexpansin del modo de mercado, cualquiera sea la justificacin que seemplee para asegurar su intervencin. A su vez, el Estado, bajo el impulsode las tendencias hacia la autonoma (y el mercado) ha venido retrayndoseen diversos campos y ha debido, l mismo, descentralizarse, desconcentrarsey, en algunos casos, desburocratizarse.

    4. Jerarquizacin

    En sentido contrario existen movimientos de rejerarqui-zacin que ocurren continuamente en la sociedad moderna, sea por laextensin de los procedimientos burocrticos a esferas antes intocadas poraqullos, sea por la introduccin de nuevos principios y procedimientos deJerarquizacin, asociados a la necesidad de mantener la legitimidad de losprocesos de seleccin.

    El ms expresivo de esos movimientos en la sociedad moderna -ycuanto ms modernizado, ms expresivo- es el que procura reclasificar alos individuos en funcin de sus credenciales educativas. Las jerarquas,una vez liberadas parcialmente de los lazos sanguneos, de las comunidadestradicionales, del capital social, de las conexiones polticas, de la riqueza ylos privilegios asociados al mercado, buscan ahora fundarse en un principioeducativo y se expresan mediante la acumulacin certificada de conoci-miento (Parkin).

    A ese proceso de rejerarquizacin social en funcin de mritos edu-cacionales probados corresponde la extensin de la escuela, la masificacinde las oportunidades de escolarizacin y la prolongacin continua de laformacin, que en sus formas ms extremas lleva a la nocin de la educa-cin permanente. Ms que una necesidad funcional del mercado o que unaimposicin tcnica nacida de la diferenciacin del trabajo y la especializacinde los conocimientos, este "movimiento de poca" representa seguramentela solucin especficamente moderna para mantener unidos los polos de la

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    autonoma individual (que la escuela proclama y espera formar) y de lasjerarquas sociales, cuyo acceso selectivo queda en adelante regulado por laposesin del capital escolar/acadmico.

    5. Ciudadana

    La relacin entre jerarquas e individuos, lnea imaginaria esel eje de los procesos de individuacin frente al Estado y de incorporacindel Estado al mundo personal de los individuos.

    En ese trayecto se conjugan los procesos originantes de formacindel ciudadano, con su cdigo de derechos erigidos frente al Estado pero, ala vez, otorgados, reconocidos y protegidos (o violados) por ste.

    La ciudadana moderna no se detiene sin embargo en los derechos delindividuo, su igualdad formal ante la ley y su derecho a participar electoral-mente en la seleccin de las autoridades y a estar representado en los proce-sos de decisiones a ellas encargados. Se proyecta horizontalmente a travs delEstado hacia el control de los mercados y, verticalmente, hacia la bsquedade nuevas bases comunitarias para la ciudadana (como participacin).

    Cuando se habla de nuevas formas de la ciudadana se est pensandoya no slo en la posicin de los individuos dentro y frente al Estado y elmercado sino, ms radicalmente, se piensa en una legitimacin comunitariade la ciudadana. Es decir, en nuevas formas de participacin dentro de lavida pblica y en nuevas formas de autocontrol de la vida comunitariaradicadas en la localidad, en la regin o estructuradas en torno a demandasque algunos llaman "posmaterialistas".

    Las nuevas formas de participacin comunitaria reconocen un sin-nmero de principios de articulacin: de gnero, de habitacin, religiosos,generacionales, de defensa del medio ambiente, de liberacin en la esferaprivada, etc.

    Tales movimientos constitutivos de la nueva ciudadana se expresanasimismo bajo una variedad de formas: comnmente como movimientossociales, pero tambin bajo la forma de agrupaciones civiles, redes,"subculturas", asociaciones en el mercado, grupos de presin, etc.

    6. Configuracin del "cotidiano"

    Las sociedades modernas buscan reducir las grandes jerarquas fun-cionales que controlan al individuo, slo para hacer reaparecer las jerar-quas a nivel micro de la vida cotidiana.

  • LA LIBERTAD DE LOS MODERNOS 73

    Max Weber, op. cit., Vol. I, p. 20.Jerome Bruner, op. cit. p. 47.Clifford Geertz, Local Knowledge (Nueva York: Basic Books, 1983),

    Cap. IV.

    En la lnea imaginaria observamos ocurrir este tipo de fe-nmenos, hacia los cuales ya Weber haba llamado la atencin. "La masade todas las acciones cotidianas, habituales, se aproxima a este tipo (v. gr.,la accin estrictamente tradicional), el cual se incluye en la sistemtica noslo en cuanto caso lmite sino porque la vinculacin a lo acostumbradopuede mantenerse consciente en diversos grados y sentidos, en cuyo casoeste tipo se aproxima a (la accin social racional) (...)".2

    La modernidad acerca las acciones de la vida cotidiana, constitutivaspor tanto del pequeo mundo de cada individuo, hacia una suerte deracionalismo-tradicional, donde la "normalidad" se expresa bajo la formade un sinnmero de rutinas y acciones ritualizadas. En trminos de sicologaindividual hablamos aqu de una etnosicologa o "folk psychology", que esel sistema mediante el cual la gente organiza su experiencia y su conoci-miento de las transacciones con el mundo social. En su centro, como hamostrado J. Bruner, se contiene una nocin sorprendentemente compleja deun s mismo agente (agentive self), que da cuenta (organiza cognitivamente)su experiencia a travs de los relatos (narraciones) que le permiten "hacersentido" de s mismo y su entorno social. Esta sicologa folk est investidaen lo que Bruner llama "canonicalidad": "se focaliza en lo que es esperabley/o usual en la condicin humana. Los reviste de legimitidad o autoridad.Con todo, contiene poderosos medios que estn prefabricados para convertirlo excepcional o lo inusual a una forma comprensible".21 Sociolgicamente,por tanto, la etnosicologa de la vida cotidiana sirve para reforzar la norma-lidad y para restablecerla cuando se halla amenazada. En trminos de laantropologa, Clifford Geertz habla aqu del "sentido comn" como de unsistema cultural, atribuyndole los atributos de naturalidad ( "of-courseness"),practicalidad, liviandad (simpleza, literalidad), inmetodicalidad ("adhoquismo") y accesibilidad, consistente esta ltima en que cualquiera per-sona con sus facultades relativamente intactas puede comprender las con-clusiones de sentido comn y, ms an, tender a hacerlas suyas cada vezque se formulan en trminos ms o menos unvocos.22

    Miradas las cosas desde otro ngulo, nos encontramos aqu en eluniverso "goffmaniano", donde los individuos y los grupos interactansobre la base de complejas pero rutinarias estilizaciones de la comunica-

    202122

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    cin, buscando construir y representar su identidad, asumiendo roles, sal-vando cara, cumpliendo las prescripciones de la interaccin, haciendo mo-vimientos de evitacin e invitacin, en fin, cumpliendo con los ritos de latribu.

    El individualismo racional que lo permea todo en la sociedad mo-derna se expresa en este mbito, el de lo cotidiano, como prdida de laslegitimidades tradicionales de las rutinas prescritas, dando lugar a la expre-sin de la irona frente a las costumbres y al surgimiento de nuevos ritoslingsticos, interactivos y gestuales (como se observa, por ejemplo, encrculos artsticos de vanguardia, pero tambin entre los jvenes o engrupos refractarios a aceptar la banalidad de lo cotidiano).

    Lo que solemos llamar cambio de valores en la sociedad moderna,ligado al surgimiento de nuevos comportamientos sexuales, de gnero y alcambio en los patrones de deferencia y en las "buenas maneras", todo esotiene que ver probablemente ms con la aparicin de nuevas submodalidadesculturales que con un real cambio de valores, aunque a veces aqul puedaeventualmente expresarse como un cambio en la accin racional axiol-gicamente conducida.

    En el plano de la organizacin social macro tienden a desaparecer lasestructuras que hasta ayer controlaron las dinmicas en torno a esta lneaimaginaria Dichas estructuras pueden englobarse bajo la denomi-nacin genrica del Estado interventor, que se apoyaba sobre la idea de unaadministracin benefactora de los colectivos ejercida por medio de dispo-sitivos burocrticos.

    En efecto, en la medida que el Estado est obligado ahora, crecien-temente, a interactuar con los individuos como tales, tender a hacerlo, cadavez ms, a travs de los respectivos mercados, desentendindose de lasregulaciones orientadas hacia grupos. Ms que regular individuos directa-mente, pretensin que la conciencia moderna rechaza (rechazo al Leviatn),el Estado entra a regular las instancias que coordinan a los individuos (losmercados, por ejemplo; Lindblom).

    El Estado administrador total de la sociedad (el Estado totalitario), yel Estado benefactor de grupos determinados, entran en crisis en cuantomodalidad cultural especfica, dando paso a un nuevo tipo de estructurasjerrquicas pblicas (el Estado en re-formacin) que buscan actuar indirec-tamente sobre los individuos a travs de las instancias que los congregan,coordinan sus actividades e institucionalizan sus funciones. Se habla poreso ahora de un Estado evaluativo (Neave), de un Estado garante de laslibertades (PSOE), de un Estado que proporciona seales, acta subsidia-

  • LA LIBERTAD DE LOS MODERNOS 75

    mente, se descentraliza, se articula desde la cooperacin (PSOE), favo-rece las autonomas, etc.

    7. Experiencias neocomunitarias

    La lnea imaginaria se desarrolla con fuerza en la moder-nidad, precisamente en el terreno dejado libre por el retraimiento del Estadobenefactor y del Estado totalitario, aunque en este ltimo caso el vaco serllenado tambin en parte, al menos, por el mercado.

    En torno a esta lnea se construyen, adems, por as decir, las trin-cheras defensivas de la sociabilidad comunitaria frente a los avances y lasintrusiones del mercado expansivo.

    Si por un lado, de abajo arriba, los grupos se vuelven ms autno-mos, secularizando el sentido de comunidad, por otra parte, en la direccincontraria, las autonomas seculares se rearticulan bajo la forma de unneocomunitarismo de cepa moderna.

    No quiere implicarse con esto que el neocomunitarismo disuelva loslazos religiosos; ms bien los transforma, al ponerlos en un contexto demayor autonoma, de jerarquas ms planas y reducidas, y de mayor plura-lismo en sus formas de vivencia y expresin. En eso consiste, en definitiva,el secularismo como modalidad cultural especficamente moderna: en laprdida del sentido nico, en la disolucin de las estructuras jerrquicas queantes cohesionaban a los grupos, en la transformacin de la vida regida porcreencias y valores al ponerse en contacto con el racionalismo de la vidacotidiana y de las esferas intelectuales de la sociedad, en la deconstruccinde las interpretaciones heredadas, en el descentramiento de las comunida-des cuya vida empieza a manifestar ahora una pluralidad de sentidos y dalugar a una proliferacin de los grupos.

    El neocomunitarismo de los modernos ha entrado a reorganizar lasms diversas estructuras de accin, en casi todos los planos de organizacinde la sociedad. Las empresas de punta, tipo Sylicon Valley, se parecen msa pequeas comunidades de pares que a las tradicionales estructuras jerr-quicas de produccin en serie; las grandes empresas de lnea de montaje seseparan en subunidades relativamente autnomas que interactan entre s ybuscan generar entre sus miembros un sentido de pertenencia; la organiza-cin estatal se comunitariza al descentralizarse y radicarse ms cerca delas comunidades locales y regionales; la escuela busca pensarse a s mismacomo una comunidad autnoma, dotada de su propio proyecto, con lideratoy sentido de equipo; y as por delante.

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    8. Racionalizacin y posmodernidad

    Marshall Berman, op. cit., p. 15.

    La lnea imaginaria ya lo vimos, es la lnea de fuga de lamodernidad; o sea, el racionalismo instrumental y estratgico que impulsaa las sociedades a transformarse ininterrumpidamente, poniendo a susmiembros en medio de un torbellino de experiencias "que nos prometeaventura, poder, alegra, crecimiento, transformacin de nosotros mismos ydel mundo y, al mismo tiempo, nos amenaza con destruir todo lo quetenemos, todo lo que sabemos, todo lo que somos".23

    Las metforas sobre las que se construye el imaginario social de lamodernidad han hecho, probablemente, un sobreuso de ese tipo de expe-riencias, proceso que finalmente desemboca en el discurso de la posmo-dernidad.

    La posmodernidad es, a fin de cuentas, el discurso de esas experien-cias, con sus promesas y amenazas, y el discurso de la razn fugada, quea la postre se ha vuelto narcisista y ya no se preocupa sino de sus propiosproductos simblicos, en un interminable juego de espejos e interpretaciones.Es la razn, por tanto, que ha llegado a desconfiar de s misma, que ya nologra sostenerse en ningn punto, que ha perdido su centro, que todo lofagocita y reproduce dando lugar al pastiche universal, a las cadenas ymontajes de citas, al collage interminablemente irnico de la propia cultura.

    El discurso de la posmodernidad es una mueca de la razn; es la risadel mercado intenso y extenso; es la floracin de una libertad individualque, finalmente, se hace cargo de que estamos inextricablemente envueltosen los pliegues de la cultura y que ya no podemos hablar sin antes deconstruirni respirar fuera del bosque de los smbolos.

    Si la modernidad se concibe unidimensionalmente, ya sea comoexpresin solamente de la competencia y la seleccin, o como obra de larazn iluminista que todo lo disuelve con su poderoso foco crtico hasta darcon las races de s misma en la profundidad del lenguaje (y all encontraral vaco) entonces, efectivamente, la modernidad podra estar acabndose:por el predominio universal del mercado y las elecciones que desemboca enla administracin del tedio (Fukuyama) en un caso, o por la disolucin desu horizonte racional en el otro, tras lo cual ya no queda ms que la risa delNombre de la Rosa.

    En cambio, si analizamos la modernidad como se ha hecho aqu conun ngulo ms abierto, entonces podemos percibir el tiempo actual como un

    23

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    tiempo seminal, en que se estn operando grandes transformaciones dentrode cada modalidad cultural y entre ellas, en cuanto a su peso especfico yformas de combinacin de sus elementos.

    Se modifican por tanto las formas de accin y de control y con ellocambian tambin las modalidades de combinar los sentidos de la accin yel control.

    El discurso de la posmodernidad pudiera ser quiz, desde su ngulode percibir estas transformaciones -que es el ngulo de la razn narcisis-ta que se mira en el espejo de agua y ve reflejarse slo su imagen-, unindicador distorsionado de esos cambios. Quiz anuncie una nueva poca,posterior a la modernidad. Pero, igual que sta, esa nueva poca estaraobligada a resolver los conflictos entre la diversidad de modalidades cultu-rales, conjugando las infinitas posibilidades del individuo y el grupo, de lasjerarquas y la autonoma.

    En definitiva, es ese conflicto el que mantiene abierto el curso de lahistoria; incluso el curso de las interpretaciones que construimos sobre lahistoria.

    Cada vez, en cambio, que se toma un solo eje de la experiencia socialde accin y control como el vector de la historia, surge la idea del progreso.Entonces moverse de significa el progreso; o alejarse de J hacia Anos parece que hace avanzar la historia.

    En tanto, cuando se adopta la lgica interna de una modalidad cul-tural como la ms avanzada o superior expresin de la historia, entonces elprogreso ser representado como el paso del Estado al mercado, de los ritosa la racionalizacin, del comunitarismo a la competencia, etc.

    Slo bajo esa ptica puede pensarse un "fin de la historia"; o sea, sucongelamiento en uno solo de los modos culturales puros que representaraentonces el triunfo final de su lgica. As nacen justamente las utopassociales, que representan la proyeccin idealizada de un modo cultural bajoel supuesto de la supresin de los dems.

    Eplogo: cmo avanza la historia?

    En el intertanto, la historia no se detiene; la modernizacin contina.Como vimos, las modalidades culturales estn en incesante cambio, suselementos se recombinan y ellas mismas se desplazan y transforman pro-duciendo nuevas formas y sentidos de la accin y el control.

    La historia se mueve simultneamente en todas las direcciones; pro-gresa y retrocede, avanza zigzagueando, vuelve sobre s misma en estadios

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    posteriores de la evolucin, se adentra por caminos que mueren o intentarevitalizar senderos ya trajinados.

    La idea de que estamos frente a un proceso de megaextensin delmercado y de sus formas sociales de accin y control hacia todas lasdems modalidades no deja de ser cierta en algn sentido, como lo fue ensu momento la megaextensin de la religin hasta abarcar casi todas lasesferas de lo pblico y lo privado.

    Pero al lado o incluso dentro de ese megamovimiento, que podrallegar a caracterizar una poca, hay corrientes y contracorrientes msprofundas que movilizan la historia y ensanchan su capacidad de crear yadmitir variedad.

    Quiz la historia se mueva como el universo, hacia fuera y expan-diendo sus lmites, ms que hacia adelante en la direccin de la flecha delprogreso.

    As, el mercado se llena de nuevos contenidos que antes no pudieronser pensados ni imaginados. El mercado cambia los modos de vida, pero escambiado por esos mismos modos de vida que produce. Penetra en esferasantes regidas por las regulaciones comunitarias o jerrquicas, pero a la vezdebe modificarse para permanecer all.

    Por ejemplo, el mercado se transforma en la nueva mquina produc-tora de carisma (en sentido weberiano). En principio, nada parecera msalejado del carisma que el mercado. Sin embargo, nada nos resulta mscomn hoy da que ver cmo la industria cultural genera dolos carismticosy cmo, a la vez, el mercado se "carismatiza" por medio de la publicidad.Como bien seala Weber, "la dominacin carismtica supone un proceso decomunizacin de carcter emotivo." 24 Acaso no podra pensarse que ladominacin especfica del mercado en el mundo contemporneo adquiere,precisamente, esta modalidad? El mercado carismatizado no seleccionaburocracias ni elige (necesariamente) a sus cuadros de entre las clases o porrelaciones patrimoniales o familiares. Elige a los "hombres de confianza",como los llama Weber, los profetas, hombres/mujeres ancla, con "ngel",que "transmiten algo", que producen identificacin, que se "proyectan",que "llenan la pantalla", que "elevan el rating", que atraen a la gente, enfin, que tienen validez carismtica.

    El carisma de mercado, a diferencia de aquel de que nos hablaWeber, no es extrao a la economa. Todo lo contrario. El carisma televisivo,

    Max Weber, op. cit., Vol. I, p. 117.24

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    por ejemplo, se paga y con eso pierde su sentido de misin o tarea ntima. Yano rechaza la estimacin econmica; ms bien la busca y la impone a travsdel mercado. No desdea la economa racional; ms bien es parte de ella.

    Cambiantes constelaciones ideolgicas de la modernidad

    Racionalizaciones ideolgicas

    A cada rato nos encontramos expuestos a los discursos que procla-man el fin de las ideologas, la supresin de los viejos cleavages, y susustitucin por otros nuevos, as como a los discursos de las renovacionesideolgicas y de los cambios de paradigmas. Estamos inmersos, en reali-dad, en una de las industrias ms dinmicas del perodo contemporneo: laindustria del reciclamiento ideolgico.

    De acuerdo al esquema de anlisis desarrollado a lo largo de estaspginas, las ideologas -entendidas como discursos especficos que ra-cionalizan (en el doble sentido de la palabra) la accin y formas de controlque son predominantes en cada modalidad cultural dotando a sta de unajustificacin cognitiva y de una base de adhesin emocional- cambian y se"reciclan" ellas mismas de acuerdo a las transformaciones que experimentanlas experiencias que les sirven de sustento.

    Desde esta perspectiva puede mostrarse que cada modo culturalbsico "secreta" l mismo sus formas ideolgicas preferentes.

    Podemos representar grficamente esta hiptesis de la siguiente ma-nera.

    FIGURA N 7Diagrama de las formas ideolgicas preferentes cartografiadas

    sobre los modos culturales bsicos

    Individuo

    ACC

    IN

    Jerarqua

    Grupo

    CONTROL

    Autonoma

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    1. Ideologas tecnocrticas

    El modo cultural selectivo es el asiento preferente de las formasideolgicas del tecnocratismo, o tecnoburocratismo. Los anlisis referidosa este grupo y su celebracin como la "nueva clase" eje de la sociedadposindustrial (Gouldner) reflejan el surgimiento de una especfica ideologade los intelectuales y tcnicos que, en toda su variedad (Schelsky) estimanpertenecer a este cuerpo de agentes.25

    En la actualidad, la ideologa tecnocrtica es la expresin ms com-pleta del racionalismo instrumental de los modernos. Su discurso es exac-tamente opuesto al discurso posmoderno; contra la sospecha de la raznrespecto de s misma, el tecncrata afirma el despligue de la razn en lahistoria y su inacabable capacidad constructiva.

    La nocin "faustiana" de la razn, en el sentido estricto del "deve-loper", planificador e ingeniero social a travs del cual Berman lee latercera metamorfosis del Fausto de Goethe, es el ncleo organizativo de laideologa tecnocrtica.26

    La "nueva clase" se percibe a s misma, efectivamente, como laexpresin ms avanzada de una sociedad del conocimiento. Sus miembrosson especialistas en la manipulacin de smbolos y en ello basan su recla-macin de jerarqua y control.

    El tecnocratismo contemporneo aspira a una forma de domina-cin ultrarracional, provista por agentes seleccionados en funcin de unalarga secuencia de examinaciones, la acumulacin de certificados educacio-nales/acadmicos y la previa experiencia de participacin en estudios ydecisiones.

    Su relacin con la poltica y el mercado es tensa, pero necesaria.Con respecto a la poltica aspiran a imponer un cierre en relacin a

    los problemas argumentables pblicamente y decidibles mediante el voto obajo la presin de los partidos y los gremios y sindicatos. Los "temastcnicos", en efecto, deben convertirse en asuntos decidibles exclusivamen-te bajo control de los tecncratas y dentro de los cnones del saber y laexperticia.

    Con respecto al mercado, los tecncratas proclaman un saber espe-cial, consistente en la comprensin de sus mecanismos, los lmites de sus

    Para un tratamiento extensivo de este tema puede consultarse Jos Joa-qun Brunner y ngel Flisfisch, Los intelectuales y las instituciones de la cultura(Santiago de Chile: FLACSO, 1983).

    Vase Marshall Berman, op. cit., pp 60-86.

    25

    26

  • LA LIBERTAD DE LOS MODERNOS 81

    capacidades y las maneras de intervenir en l para producir efectos desea-dos. Dentro del mercado, son ellos los expertos en cundo y cmo entrar ysalir, en tanto los polticos conservan frente y dentro del mercado la facul-tad de la voz.

    La profesin del economista ha sido, hasta ahora, la que ms exito-samente ha logrado imponer un cierre en torno a las materias que su sabercomanda, hasta transformarse en el ncleo de las tecnocracias estatales(desde los ministerios de hacienda y los bancos centrales), sobre la base dela tecnocracia gerencial privada y en voz autorizada, frente a la opininpblica, acerca de las materias de su competencia.

    La tecnocracia es por tanto el nuevo intelectual orgnico del modocultural selectivo, cuyo peso, como vimos, es fundamental en el manejo delas jerarquas contemporneas.2. Ideologas neoliberales

    La ideologa neoliberal es la expresin racionalizada del modo cul-tural del mercado y su ms decantada formulacin. Su racionalismo esmenos fuerte sin embargo que el racionalismo tecnocrtico, pues aqu elconstructivismo faustiano ha sido sustituido por la descentralizacin ycoordinacin automtica provocada por las opciones de los individuos, acuyo cargo debera quedar el manejo de los sistemas complejos. "Por ende,todo posterior crecimiento de su complejidad, lejos de exigir una direccincentralizada, hace ms importante que nunca el uso de una tcnica que nodependa de un control explcito (...); es la gran complejidad de la divisindel trabajo en las condiciones modernas lo que hace de la competencia elnico mtodo que permite efectuar adecuadamente aquella coordina-cin".27

    La confianza en la razn como instrumento de ingeniera socialha sido reemplazada aqu por la confianza en el mecanismo-mercado, cuyaoperacin combina el racionalismo de los individuos proveyndolos, ade-ms, de una capacidad coordinativa que no limita externamente su auto-noma.

    En tanto el tecnocratismo tiende a un reclutamiento de tipo estamen-tal (en torno a la seleccin por certificados educacionales), el neoliberalismoes una ideologa ms abierta, con capacidad de reclutar tecncratas, empre-

    Friedrich Hayek, Camino de servidumbre (Madrid: Alianza Editorial,1976), pp. 78 y 80.

    27

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    sarios, intelectuales, polticos y dems agentes que participan de la expe-riencia competitiva, caracterstica de esta modalidad.

    El neoliberal valora sobre todo la autonoma individual "para-el-mer-cado", lo cual lo distingue del liberal clsico que surge ms bien en rebeldafrente a la modalidad ritual del antiguo rgimen y como portavoz de unindividualismo que busca la igualdad frente a la ley.

    De all, por lo dems, que el neoliberalismo contemporneo pue-da convivir con formas extremas de jerarquismo poltico (el autoritarismoburocrtico, por ejemplo), o con experiencias de funcionalismo selectivo detipo tecnocrtico.

    Su base social de sustentacin no es una clase, ni siquiera el sectorempresarial, sino la propia estructura expansiva del mercado, a caballo dela cual el neoliberalismo va "abriendo el mundo" para sujetarlo a la racio-nalidad implcita en la competencia.

    All donde el tecnocratismo promete un manejo racional de lossistemas, y por esta va crea la expectativa de un beneficio para la colec-tividad, la ideologa neoliberal se limita a descansar en los efectos persuasivosde la integracin al mercado con su promesa de consumos cada vez msdiversificados y satisfactorios.

    3. Ideologas neocomunitarias

    La modalidad cultural del solidarismo vivido en comunidad es elorigen de las ideologas que aqu llamamos neocomunitarias, para distin-guirlas de aquellas que en el pasado reflejaron la estructura de las comuni-dades tradicionales. Estas ltimas fueron, frecuentemente, comunidadesjerarquizadas, con formas tradicionales de dominacin, cuya legitimidaddescansaba en la santidad de los poderes heredados de tiempos lejanos(Weber).

    Las ideologas neocomunitarias, en cambio, responden a la experien-cia de las comunidades integradas por individuos autnomos (o cuya libe-racin se postula) surgidas con la modernidad.

    La racionalidad imperante en (o postulada para) este tipo de comu-nidades es comunicativa ms que instrumental; busca construir identidadese integrar al individuo a una asociacin que moviliza sus propios recursospara realizar un valor. Como vimos, se incluyen aqu diversas formas deaccin colectiva: movimientos sociales variados, comunidades de base,redes informales de contacto a distancia, grupos de proximidad y recipro-cidad asistencial, etctera.

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    En general, las ideologas neocomunitarias, de las cuales hay unavariada gama, afirman un sustrato de identidad emocionalmente compar-tido, rechazan la formacin de jerarquas rgidas, elaboran proyectos decontestacin frente al mercado y al Estado y rechazan el tecnocratismo y alneoliberalismo.

    Ms que racionalizar un tipo de accin, estas ideologas racionalizanvalores sostenidos en comn y buscan darles una formulacin expresiva.Aspiran a crear modos de vida ms que a establecer una coordinacin de lasociedad; tienden, por eso, al "alternativismo" y no rechazan la margina-lidad.

    Florecen all donde el mercado y las burocracias no ofrecen una ex-perienci