José Manuel Martín Moran RELECTURA DEL QUIJOTE · de escena en la que el diálogo sustituye a la...

11
José Manuel Martín Moran Universidad de Ñapóles CERVANTES Y AVELLANEDA. APUNTES PARA UNA RELECTURA DEL QUIJOTE El influjo del Quijote apócrifo de Avellaneda en la segunda parte de Cervantes parece haber sido mayor de lo que la crítica ha venido reconociendo habitualmente. Cervantes en el Quijote de 1615 reacciona contra Avellaneda —y utilizo el término empleado por Menéndez Pidal 1 de diferentes formas; la más evidente es, sin duda, la respuesta directa al continuador que encontramos a partir de II: 59. Pero hay otros tipos de reacciones no tan claras, menos reconocibles por hallarse en muchos casos antes de II: 59, que están solicitando una atención desprejuiciada por parte de los estudiosos. No me estoy refiriendo a los episodios cuyo paralelo con otros análogos de Avellaneda son indiscutibles, 2 como podría ser el frustrado y pacífico combate entre los escuderos (II: 14; Ave 32 y 33), 3 el engaño de don Quijote ante una representación teatral (II: 26; Ave 27), o el recibimiento en casa de personajes nobles (II: 30 y ss.; Ave 32 y ss.); ni tampoco a lo que podríamos denominar cambio de modelo narrativo, es decir, el abandono de la quijotada (entendida como escena- tipo en la que el hidalgo loco, violentamente decepcionado en su intento de convalidar un elemento de su fantasía, halla una explicación mágica para la inadecuación entre imaginación y realidad) y el recurso a un tipo de escena en la que el diálogo sustituye a la acción y la apertura a la cerrazón diegética. 4 A ninguno de estos elementos simétricos, o por semejanza o por repulsión, aludo; me refiero, más bien, a esos puntos del relato en los que Cervantes reacciona contra su competidor de modo velado, y en los que una atenta mirada podría descubrir los síntomas de una reelaboración tardía, achacable, también ésta, a la animadversión por Avellaneda. En los primeros capítulos de la II parte hay numerosos descuidos e incoherencias narrativas; su índice de presencia es superior, con mucho, al resto de la narración de 1615. Pero tal vez no sea éste el aspecto más relevante de la cuestión; tal vez estas infracciones al código de coheren- cia textual hubiesen pasado desapercibidas, si no hubiera sido porque, imbricada en ellas, se le va quedando al narrador la verosimilitud de los personajes, su congruencia con el modelo caracterial que habían seguido

Transcript of José Manuel Martín Moran RELECTURA DEL QUIJOTE · de escena en la que el diálogo sustituye a la...

Page 1: José Manuel Martín Moran RELECTURA DEL QUIJOTE · de escena en la que el diálogo sustituye a la acción y la apertura a la cerrazón diegética.4 A ninguno de estos elementos simétricos,

José Manuel Martín MoranUniversidad de Ñapóles

CERVANTES Y AVELLANEDA. APUNTES PARA UNARELECTURA DEL QUIJOTE

El influjo del Quijote apócrifo de Avellaneda en la segunda parte deCervantes parece haber sido mayor de lo que la crítica ha venidoreconociendo habitualmente. Cervantes en el Quijote de 1615 reaccionacontra Avellaneda —y utilizo el término empleado por Menéndez Pidal1—de diferentes formas; la más evidente es, sin duda, la respuesta directaal continuador que encontramos a partir de II: 59. Pero hay otros tiposde reacciones no tan claras, menos reconocibles por hallarse en muchoscasos antes de II: 59, que están solicitando una atención desprejuiciadapor parte de los estudiosos. No me estoy refiriendo a los episodios cuyoparalelo con otros análogos de Avellaneda son indiscutibles,2 comopodría ser el frustrado y pacífico combate entre los escuderos (II: 14; Ave32 y 33),3 el engaño de don Quijote ante una representación teatral (II: 26;Ave 27), o el recibimiento en casa de personajes nobles (II: 30 y ss.; Ave32 y ss.); ni tampoco a lo que podríamos denominar cambio de modelonarrativo, es decir, el abandono de la quijotada (entendida como escena-tipo en la que el hidalgo loco, violentamente decepcionado en su intentode convalidar un elemento de su fantasía, halla una explicación mágicapara la inadecuación entre imaginación y realidad) y el recurso a un tipode escena en la que el diálogo sustituye a la acción y la apertura a lacerrazón diegética.4 A ninguno de estos elementos simétricos, o porsemejanza o por repulsión, aludo; me refiero, más bien, a esos puntos delrelato en los que Cervantes reacciona contra su competidor de modovelado, y en los que una atenta mirada podría descubrir los síntomas deuna reelaboración tardía, achacable, también ésta, a la animadversión porAvellaneda.

En los primeros capítulos de la II parte hay numerosos descuidos eincoherencias narrativas; su índice de presencia es superior, con mucho,al resto de la narración de 1615. Pero tal vez no sea éste el aspecto másrelevante de la cuestión; tal vez estas infracciones al código de coheren-cia textual hubiesen pasado desapercibidas, si no hubiera sido porque,imbricada en ellas, se le va quedando al narrador la verosimilitud de lospersonajes, su congruencia con el modelo caracterial que habían seguido

Page 2: José Manuel Martín Moran RELECTURA DEL QUIJOTE · de escena en la que el diálogo sustituye a la acción y la apertura a la cerrazón diegética.4 A ninguno de estos elementos simétricos,

138 AIH ACTAS, 1RVINE 92

en la I parte. Lo que, por otro lado, y dicho sea de paso, ha llevado a lacrítica a suponer un crecimiento de los personajes,5 cuando tal vez habríaque hablar de brusca transformación respecto al Quijote de 16056; peroesto es harina de otro costal y conviene empastar esta comunicación conun sólo tipo de ella. A mí ahora me interesa analizar si algunas de estasinfracciones al código textual —las llamo así porque no he encontrado untérmino que una lo que la crítica tradicional ha llamado descuidos y loque, tal vez con renovado espíritu inquisitorio, llamo yo incongruenciasnarrativas— algunas de estas infracciones —decía— ofrecen una clave delectura unitaria que apunte hacia una reelaboración tardía de estaporción de texto,7 en respuesta, tal vez, al Quijote de Avellaneda.

Desde la óptica del crecimiento de los personajes, la acumulación deincongruencias de comportamiento de don Quijote en el capítulo II: 1 nopasaría de ser un hecho probatorio de la flamante personalidad que laasendereada vida de caballero le ha procurado. Claro que si lascotejamos con análogas situaciones de II: 6, aunque de sentido contrarioéstas, habremos de deducir que la presencia simultánea de amboscapítulos, a escasa distancia textual, con informaciones en cierto modocontradictorias, podría ser índice de una remodelación narrativa. Pero alos hechos me remito.

De visita en casa de don Quijote, el cura y el barbero sondean laaparente recuperación del juicio de su vecino. El cura lanza el anzuelohablando del peligro turco y, sin hacerse de rogar, don Quijote pica ypropone su arbitrio para el rey:

-¡Cuerpo de tal! ... ¿Hay más sino mandar Su Majestad porpúblico pregón que se junten en la corte para un día señaladotodos los caballeros andantes que vagan por España, que aunqueno viniesen sino media docena, tal podría venir entre ellos, quesolo bastase a destruir toda la potestad del Turco? (II: 1, 582)

El hidalgo desmiente en estas palabras su propia razón de ser, pues, sipor España deambulara tanto caballero como afirma, su propia misiónen la tierra carecería de sentido. Y efectivamente, unas páginas másadelante, a coloquio aún con el cura y el barbero, vuelve sobre sus pasospara reafirmar su enraizamiento en el mundo:

-Sólo me fatigo por dar a entender al mundo en el error en que

Page 3: José Manuel Martín Moran RELECTURA DEL QUIJOTE · de escena en la que el diálogo sustituye a la acción y la apertura a la cerrazón diegética.4 A ninguno de estos elementos simétricos,

139

está en no renovar en sí el felicísimo tiempo donde campeaba laorden de la andante caballería.... Ya no hay caballero que duermaen los campos, sujeto al rigor del cielo, armado de todas armasdesde los pies a la cabeza, y ya no hay quien, sin sacar los pies delos estribos, arrimado a su lanza, sólo procure descabezar, comodicen, el sueño, como lo hacían los caballeros andantes. (II: 1, 586)

Que en tan breve lapso de tiempo —en la narración cuatro páginas— elprotagonista se contradiga, y en algo tan esencial para su ser como laexistencia de caballeros, sólo puede significar una cosa: que uno de losdos pasajes fue introducido a posteriori, sin que el autor se percatara dela aparente contradicción. En mi opinión, el pasaje interpolado fue elsegundo, y me baso para afirmarlo en que en el parlamento de donQuijote se halla un poco fuera de lugar; en efecto el intento de donQuijote es dejar bien claro al barbero, narrador del cuento del loco quese creía Neptuno, que ha captado la alusión; el tono de su repuesta esairado y llega incluso al insulto: "-¡Ah, señor rapista, señor rapista!" (II:1,586); al final de su intervención vuelve a manifestar su enfado con otroinsulto: "señor Bacía"; pero en la referencia a los caballeros andantes yen el excursus ilustrativo de sus modalidades de acción, que configuranel núcleo central de su discurso, el tono es simplemente didáctico. Másaún: la alocución sobre los caballeros va dirigida al cura y no al barbero.Al cambio de interlocutor y de tono se ha de añadir la contradicción decontenido entre ambas partes del discurso: por un lado asegura donQuijote que no hay ya, por desgracia, caballeros andantes, pero terminadeseando que a su cristiana convocatoria respondan los modernosémulos de Amadís. Habrá que advertir de inmediato que todo elcapítulo II: 1 presenta signos de haber sido interpolado tardíamente, porlo que nada tiene de extraño que una porción del mismo haya sidoañadida a posteriori. ¿Cuándo? Por ahora me limitaré a señalar que estavisión estatal de la misión del caballero andante coincide, en líneasgenerales, con la que tiene el don Quijote de Avellaneda de sí mismo ysus colegas (Ave 4, 1183-4 y passim).

Hay otra intervención de don Quijote sobre caballeros andantes,basada en la misma comparación con los cortesanos de aquí, en eldiálogo con el ama y la sobrina del capítulo II: 6. Por todo ello, consideroque la digresión sobre la necesidad de los caballeros andantes en sutiempo de la respuesta al barbero fue probablemente trasladada desde

Page 4: José Manuel Martín Moran RELECTURA DEL QUIJOTE · de escena en la que el diálogo sustituye a la acción y la apertura a la cerrazón diegética.4 A ninguno de estos elementos simétricos,

140 AIH ACTAS. IRVINE 92

su contexto original, II: 6, a II: 1 para reforzar la argumentación delarbitrio de don Quijote, mientras que en II: 6 fue sustituida por otramenos erudita y más adecuada al auditorio, el ama y la sobrina,probablemente no tan ducho en materia de censo caballeresco comopodrían serlo el cura y el barbero.

Entre los dos capítulos mencionados existe una incompatibilidad decoherencia textual que obliga a plantear el añadido de uno de ellos, II:1, cuando el otro, II: 6, ya había sido escrito. Una serie de indiciosapunta hacia ello. Cuando el ama asegura a don Quijote que si noabandona espontáneamente la búsqueda de aventuras se quejará al reypidiéndole remedio, el caballero contesta de modo que no deja lugar adudas acerca de su posición sobre la incontinencia arbitrista de sutiempo:

-Si yo fuera rey me escusara de responder a tanta infinidad dememoriales impertinentes como cada día le dan; que uno de losmayores trabajos que los reyes tienen, entre otros muchos, es el deestar obligados a escuchar a todos y a responder a todos; y así, noquerría yo que cosas mías le diesen pesadumbre. (II: 6, 618)

Se diría que el personaje que habla no puede ser el mismo que en II: 1proponía el arbitrio contra el Turco. Y, sin embargo, así es, por lo quesólo cabe pensar que los capítulos que albergan las dos opinionescontrastantes —el arbitrio y la negación del arbitrio— fueron escritos endos momentos distantes en el tiempo y luego conectados entre sí.

ítem más: Al cura y al barbero manifiesta don Quijote su escepticismosobre el tamaño real del gigante Morgante, dado que "muchas vecesdormía debajo de techado; y pues hallaba casa donde cupiese, claro estáque no era desmesurada su grandeza" (II: 1,589). En su conversación conel ama de II: 6 vuelve, sin empacho, a su creencia original sobre laexistencia y grandeza de los jayanes:

-El buen caballero andante, aunque vea diez gigantes que con lascabezas no sólo tocan, sino pasan las nubes, y que a cada uno lesirven de piernas dos grandísimas torres, y que los brazos semejanárboles de gruesos y poderosos navios, y cada ojo como una granrueda de molino y más ardiendo que un horno de vidrio, no lehan de espantar en manera alguna. (II: 6, 619)

Page 5: José Manuel Martín Moran RELECTURA DEL QUIJOTE · de escena en la que el diálogo sustituye a la acción y la apertura a la cerrazón diegética.4 A ninguno de estos elementos simétricos,

141

Otra posible incongruencia entre estos dos capítulos que apoyaría latesis de la escritura posterior de II: 1 la hallamos al principio de II: 6:

La sobrina y el ama de don Quijote ... por mil señales ibancoligiendo que su tío y señor quería desgarrarse la vez tercera, yvolver al ejercicio de su, para ellas, mal andante caballería. (II: 6,617)

Esas "mil señales" parecen aludir a toda una serie de pequeños sucesosque certifican a las dos mujeres de su sospecha; pero esa sospecha ya eracertidumbre en II: 1, cuando la sobrina, acabando de oír el arbitrio de sutío, exclamaba: "-¡Ay! ... ¡Que me maten si no quiere mi señor volver aser caballero andante!" (II: 1, 582). No hay opción a pensar que, adistancia de tan pocos capítulos, Cervantes no recordara lo ya dicho porla sobrina, por lo que habrá que convalidar la hipótesis que vengoapuntando acerca de la interpolación del capítulo II: 1 y los que le siguendespués de escrito el II: 6.

Pero, si hay incompatibilidad entre los dos capítulos por susdiferencias, también la hay por sus semejanzas. Ambos son, en efecto,paralelos en cuanto a la temática y a la ordenación de los argumentos ensu interior, prescindiendo de la congruencia mutua de los mismos. Seabren los dos con la cuestión del arbitrio, prosigue después don Quijotecon la comparación entre los andantes y los cortesanos, y, cuando unode sus interlocutores le objeta acerca de la existencia real de losprimeros, el hidalgo responde con el censo de caballeros y sus dotes. Laestructura temática de los capítulos, como se puede apreciar, esprácticamente idéntica; hacen excepción el cuento de locos del barberoen II: 1 y la disertación final sobre las diferentes suertes de linajes en II:6. Y será precisamente uno de estos elementos diferentes —el cuento delocos— el que tal vez nos sirva para comprender la causa de la semejanzaestructural de II: 1 con II: 6, o, dicho de otro modo, el motivo por el queCervantes nos ofrecería en el capítulo II: 1 una versión ligeramentediferente del II: 6, cayendo además en contradicciones, para poder incluirel cuento de locos del barbero.

El cuadro de incompatibilidades e incongruencias entre los doscapítulos, II: 1 y II: 6, nos va delimitando los núcleos de dos posiblesfases de elaboración del texto. Queda por definir la amplitud de cadauna de ellas, y, en la medida de lo posible, el momento en que tuvieron

Page 6: José Manuel Martín Moran RELECTURA DEL QUIJOTE · de escena en la que el diálogo sustituye a la acción y la apertura a la cerrazón diegética.4 A ninguno de estos elementos simétricos,

142 AIH ACTAS. IRVINE 92

lugar.Los cinco primeros capítulos parecen presentar varios elementos de

interconexión. He aquí algunos: don Quijote justifica al memoriosoSancho su no intervención en el manteamiento de la venta asegurandoque él participaba del dolor de su criado porque "cuando la cabezaduele, todos los miembros duelen; y así, siendo yo tu amo y señor, soytu cabeza, y tú mi parte, pues eres mi criado" (II: 2, 593); y respondeSancho ateniéndose al mismo símil:

-Así había de ser ...; pero cuando a mí me manteaban como amiembro, se estaba mi cabeza detrás de las bardas, mirándomevolar por los aires, sin sentir dolor alguno; y pues los miembrosestán obligados a dolerse del mal de la cabeza, había de estarobligada ella a dolerse dellos. (II: 2, 593)

Y más tarde, en presencia de Sansón Carrasco, aludirá aún a la mismacomparación:

-Nunca a su merced le tomaron la medida de las espaldas que nome la tomasen a mí de todo el cuerpo; pero no hay de quémaravillarme, pues como dice el mismo señor mío, del dolor dela cabeza han de participar los miembros. (II: 3, 600)

El parangón goza de tanto éxito que incluso la analfabeta mujer deSancho parece hacerse eco de él: "-Mirad, Sancho ... después que oshicistes miembro de caballero andante habláis de tan rodeada manera,que no hay quien os entienda" (II: 5, 612). La alusión al mismo símil enlas cuatro intervenciones tiene como objeto, a mi modo de ver, lareactualización paródica de la primera referencia al mismo; es unrecuerdo desacralizador de la palabra autorizada de don Quijote.8 Parece,pues, fuera de dudas que entre los 3 capítulos, II: 2, 3 y 5, puede haberuna simultaneidad de redacción.

De igual modo, veo también un paralelo temático que podría avalarla hipótesis de redacción simultánea entre el prólogo y los capítulos II:1 y II: 3, o al menos con algunas partes de ellos. En el prólogo, laconclusión del cuento del loco hinchaperros es la siguiente: "-¿Pensaránvuestras mercedes ahora que es poco trabajo hinchar un perro? ¿Pensarávuestra merced ahora que es poco trabajo hacer un libro?" (II: prólogo,

Page 7: José Manuel Martín Moran RELECTURA DEL QUIJOTE · de escena en la que el diálogo sustituye a la acción y la apertura a la cerrazón diegética.4 A ninguno de estos elementos simétricos,

143

575).En II: 3, don Quijote critica el apresuramiento y poco escrúpulo de su

cronista con lo que yo interpreto como un eco de la moraleja del cuento:

-Para componer historias y libros, de cualquier suerte que sean, esmenester un gran juicio y un maduro entendimiento ... pero noobstante esto, hay algunos que así componen y arrojan libros desí como si fuesen buñelos. (II: 3, 603)

Otro cuento de locos andaluces lo encontramos en II: 1, por lo que,habida cuenta de las contradicciones que existen —y que ya he señaladoentre este capítulo y II: 6—, así como del paralelismo temático del mismocon el prólogo y con II: 3, el cual a su vez muestra gran cohesión con II:2 y II: 5, no será muy arriesgado suponer que Cervantes escribió, oremodeló, el bloque de estos primeros cinco capítulos9 a la vez queescribía el prólogo, es decir, después de conocer ya la II parte deAvellaneda, y como respuesta a ella. A la luz de esta interpretación laspalabras de don Quijote de II: 3 (603) —"hay algunos que así componeny arrojan libros de sí como si fuesen buñelos"-- podrían leerse como unapoco críptica alusión a la obra del tordesillesco autor.

Aún podemos encontrar otros indicios de la redacción tardía de estosprimeros episodios de la II parte. Nos guía en su búsqueda otraincongruencia de un personaje; esta vez se trata de Sancho: para justificarsu cobardía ante Sansón Carrasco lanza una sentencia digna de mejorintelecto: "-Tiempos hay de acometer, y tiempos de retirar, y no ha de sertodo" (II: 4,608). Pero se da el caso que en II: 58 (1019) Sancho manifiesteno saber el significado de la expresión, y tenga que preguntar jocosa-mente a don Quijote el porqué del dicho y si "está por ventura Españaabierta." ¿Cómo explicar la contradicción? La distancia textual entreambos episodios podría justificarla, pero una serie de elementos textualesme llevan a pensar que no sólo esa distancia ha de ser menor de lo queparece, sino que incluso el orden de composición de los episodiosinvertiría el de su presentación en el texto. Don Quijote, en la interven-ción anterior al chusco interrogante de Sancho, (II: 58, 1019), daba suopinión sobre el crédito que se ha de dar a los agüeros con una serie deejemplos clásicos que los desautoriza; unos capítulos más adelante,cuando su derrota a manos de Sansón Carrasco haya marcadodefinitivamente su futuro, el caballero demostrará su fe en los augurios

Page 8: José Manuel Martín Moran RELECTURA DEL QUIJOTE · de escena en la que el diálogo sustituye a la acción y la apertura a la cerrazón diegética.4 A ninguno de estos elementos simétricos,

144 AIH ACTAS. IRVINE 92

y tendrá que ser Sancho quien se los deshaga repitiendo, casi en losmismos términos, el razonamiento anterior de su amo (II: 73, 1126-7).Esta contradicción nos lleva a suponer que la distancia entre ambosepisodios había de ser mayor de lo que es en la actualidad; opinión queencuentra un inesperado apoyo en el hecho de que la pregunta deSancho y la disertación sobre los agüeros de don Quijote se hallan en elcapítulo que sigue al de los interminables sucesos de la casa de losduques, sucesos que por parte de más de un crítico han sido considera-dos como imitación y respuesta de Cervantes a Avellaneda.10 Se podríaplantear que la escena del encuentro con las imágenes de los santos, quemotiva, como se recordará, la digresión sobre los agüeros de don Quijotey la pregunta de Sancho, forma parte de esa porción del Quijote de 1615que Cervantes ya había escrito antes de conocer la obra de Avellaneda;mientras que, por supuesto, la desautorización de los agüeros porSancho es necesariamente posterior a la noticia del Quijote apócrifo. Porconsiguiente, la ridicula pregunta de Sancho a su amo de II: 58 ha de seranterior como redacción a su utilización del lema patriótico en II: 4, quepor muchas razones —y entre ellas la perspicacia intelectual y lingüísticaque demuestra el escudero, comparables a las del capítulo II: 5—podemos considerar como una interpolación tardía, posterior a la lecturade la II parte apócrifa.

Volviendo ahora a la primera utilización del lema patriótico españolpor Sancho, en II: 4, podemos constatar que va seguida de estaenjundiosa afirmación del escudero: "-Yo he oído decir, y creo que a miseñor mismo, si mal no me acuerdo, que en los estremos de cobarde ytemerario está el medio de la valentía" (II: 4, 608). Ahora bien, despuésde un rápido control, no he hallado en toda la I parte una afirmaciónparecida en boca de don Quijote; cuando sí la pronuncia es muchoscapítulos más adelante, y concretamente para justificar su huida ante elescuadrón del rebuzno: "-La valentía que no se funda sobre la basa dela prudencia se llama temeridad" (II: 28, 795). Por lo que no serádescabellado sugerir que cuando el autor escribía las frases de Sancho demás arriba en realidad tenía bien presente en la memoria la intervenciónde don Quijote; y esto era así por la simple razón de que ya la habíaescrito. Por si fuera poco, es éste un capítulo cuya redacción se sospechahaya tenido lugar después de la noticia de la II parte apócrifa,11 a causadel tratamiento del problema del salario de Sancho, que podría serinterpretado como una respuesta indirecta de Cervantes a Avellaneda.

Page 9: José Manuel Martín Moran RELECTURA DEL QUIJOTE · de escena en la que el diálogo sustituye a la acción y la apertura a la cerrazón diegética.4 A ninguno de estos elementos simétricos,

145

Todo ello me lleva a concluir que la intervención de Sancho de II: 4 fueescrita por Cervantes después de tener conocimiento del Quijote de 1614;hipótesis que, como se recordará, ya había apuntado cuando sugerí lacontinuidad temática y estructural de los primeros 5 capítulos con elprólogo contra Avellaneda. A esta conclusión he llegado merced alestudio de los descuidos de Cervantes —las infracciones a la coherenciatextual de las que hablaba al principio—, que se presentan así comoseñales evidentes de la probable remodelación del texto que Cervanteshabría realizado en respuesta a la II parte de Avellaneda.

Notas

R. Menéndez Pidal, "Un aspecto en la elaboración del Quijote," España y suhistoria, vol. II (Madrid: Minotauro, 1957) 202.La crítica los ha señalado repetidas veces, dando a la coincidencia diferentesexplicaciones; Menéndez Pidal (202), por ejemplo, afirma que Cervantes seinspira en Avellaneda por repulsión. Vid. también C. Romero, "Nueva lecturade El retablo de maese Pedro," AA. VV., Actas del I Coloquio Internacional de la

Asociación de Cervantistas (Barcelona: Anthropos, 1990) 95-130, y "La invenciónde Sansón Carrasco," AA. W . , Actas del II Coloquio Internacional de la

Asociación de Cervantistas (Barcelona: Anthropos, 1991) 27-69; M. de Riquer,Introducción, Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, porA. Fernández de Avellaneda, ed. M. de Riquer (Madrid: Espasa-Calpe, 1972)I-CIV (XXXV y ss.); S. Gilman Cervantes y Avellaneda. Estudio de una imitación

(México: Publicaciones de la Nueva Revista de Filología Hispánica, 1951), encambio, siguiendo a Fitzmaurice Kelly y Schevill, mantiene lo contrario; o sea,que fue Avellaneda el que se inspiró en la II parte de Cervantes que habríaconocido en manuscrito.Para este trabajo me he servido de la edición de los dos Quijotes de M. DeRiquer (Barcelona: Planeta, 1972).A este respecto podría ser interesante comprobar el grado de influencia dela II parte de Avellaneda en los episodios del Quijote de 1615 en quehallamos una conclusión estructural por desenlace de una situación, máspropia de la I parte; el ejemplo del retablo de Maese Pedro podría serrevelador.P. Savj-Lopez, Cervantes (Napoli: Ricciardi, 1913) 32,92,94 y 105; V. Sklovski,Teoría della prosa (Torino: Einaudi, 1976) 108 y 113; S. de Madariaga, Guía dellector del Quijote (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1947) 165-191 (laprimera versión de la obra apareció en La Nación de Buenos Aires, porentregas, entre 1923 y 1925); D. Alonso, "Sancho-Quijote; Sancho-Sancho," Del

Page 10: José Manuel Martín Moran RELECTURA DEL QUIJOTE · de escena en la que el diálogo sustituye a la acción y la apertura a la cerrazón diegética.4 A ninguno de estos elementos simétricos,

146 AIH ACTAS. IRVINE 92

Siglo de Oro a este siglo de siglas (Madrid: Gredos, 1962) 9-19.6 L. Sletsjóe, Sancho Panza, hombre de bien (Madrid: ínsula, 1961); P. E. Russell,

"Don Quijote y la risa a carcajadas," Temas de La Celestina y otros estudios(Barcelona: Ariel, 1978) 436; F. Martínez Bonati, "El Quijote: Juego ysignificación," Dispositio III (1978): 315-336; J.M. Martín Moran, "Don Quijoteestá sanchificado; el des-sanchificador que lo re-quijotice...," Bulletin hispanique94 (1992): 75-118.

7 Es este un planteamiento análogo al de G. Stagg, en su artículo "Revisión inDon Quixote, Part I," Hispanic Studies in Honour ofl. González Llubera (Oxford,1959) 347-366 (he utilizado la versión española "Cervantes revisa su novela[Don Quijote, I Parte]," Anales de la Universidad de Chile, 140 [1966]: 5-33 [6])y en "Sobre el plan primitivo del Quijote," Actas del primer congresointernacional de hispanistas (Oxford: Dolphin Book, 1964) 463-471. Un punto devista análogo al de Stagg lo desarrolla R. M. Flores, en los artículos"Cervantes at work: the writing of Don Quixote Part I," Journal of HispanicPhilology III (1979): 135-160; y "El caso del epígrafe desaparecido: capítulo 43de la edición príncipe de la primera parte del Quijote," Nueva Revista deFilología Hispánica XXVIII (1980): 352-9; también recoge esta línea deinvestigación J.A. Ascunce Arrieta, "Valor estructural de las digresionesnarrativas en la primera parte del Quijote," Anales Cervantinos, tomo XIX(1981) 15-41; Cfr. también J.M. Martín Moran, El Quijote en ciernes. Losdescuidos de Cervantes y las fases de elaboración textual (Alessandria: Dell'Orso,1990).

8 Y sabemos la importancia que la parodia y la dialogicidad que conllevatuvieron para el nacimiento de la novela. Cfr. M. Bachtin, "La parola nelromanzo," Estética e romanzo (Torino: Einaudi, 1979) 67-230 (211 y ss.).

9 El capítulo II: 4 lo incluyo también en el bloque porque representa la lógicaconclusión de una situación planteada ya en el anterior; todo él, en efecto, vadedicado a la respuesta de Sancho a la solicitud de dilucidación sobre elparadero de los escudos de la maleta de Cardenio y el hurto y reaparicióndel asno.

10 Ver nota 2.11 Romero, "La invención de Sansón Carrasco" 64.

Bibliografía.

Alonso, D. "Sancho-Quijote; Sancho-Sancho." Del Siglo de Oro a este siglo desiglas. Madrid: Gredos, 1962. 9-19.

Ascunce Arrieta, J. A. "Valor estructural de las digresiones narrativas en laprimera parte del Quijote." Anales Cervantinos XIX (1981): 15-41.

Bachtin, M. Estética e romanzo. Torino: Einandi, 1979.

Page 11: José Manuel Martín Moran RELECTURA DEL QUIJOTE · de escena en la que el diálogo sustituye a la acción y la apertura a la cerrazón diegética.4 A ninguno de estos elementos simétricos,

147

Cervantes Saavedra, M. de. El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Ed. M.

de Riquer. Barcelona: Planeta, 1972.Fernández de Avellaneda, A. Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quijote de la

Mancha. Ed. M. de Riquer. Madrid: Espasa-Calpe, 1972.Flores, R. M. "Cervantes at work: the writing of Don Quixote Part I." Journal of

Hispanic Philology III (1979): 135-160.—. "El caso del epígrafe desaparecido: capítulo 43 de la edición príncipe de la

primera parte del Quijote." Nueva Revista de Filología Hispánica XXVIII (1980):

352-9.Gilman, S. Cervantes y Avellaneda. Estudio de una imitación. México: Publicaciones

de la Nueva Revista de Filología Hispánica, 1951.Madariaga, S. de. Guía del lector del Quijote. Buenos Aires: Editorial Sudameri-

cana, 1947.Martín Moran, J. M. El Quijote en ciernes. Los descuidos de Cervantes y las fases de

elaboración textual. Alessandria: Dell'Oro, 1990.—. "Don Quijote está sanchificado; el des-sanchificador que lo re-quijotice...."

Bulletin Hispanique 94 (1992): 75-118.Martínez Bonati, F. "El Quijote: Juego y significación." Dispositio III (1978):

315-336.Menéndez Pidal, R. "Un aspecto en la elaboración del Quijote." España y su

historia. 1920. Madrid: Minotauro, 1957. 179-211.Riquer, M. de. Introducción. Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quijote de la

Mancha. Por A. Fernández de Avellaneda. Ed. M. de Riquer. Madrid:

Espasa-Calpe, 1972. I-CIV.Romero, C. "Nueva lectura de El retablo de maese Pedro." Actas del I Coloquio

Internacional de la Asociación de Cervantistas. AA. VV. Barcelona: Anthropos,1990. 95-130.

—. "La invención de Sansón Carrasco." Actas del II Coloquio Internacional de la

Asociación de Cervantistas. AA. VV. Barcelona: Anthropos, 1991. 27-69.Russell, P.E. "Don Quijote y la risa a carcajadas." Temas de La Celestina y otros

estudios. 1969. Barcelona: Ariel, 1978. 406-440.Savj-Lopez, P. Cervantes. Napoli: Ricciardi, 1913.Sklovski, V. Teoría della prosa. Torino: Einandi, 1976.Sletsjoe, L. Sancho Panza, hombre de bien, Madrid: ínsula, 1961.Stagg, G. "Revisión in Don Quixote, Part I." Hispanic Studies in Honour of I.

González Llubera. Oxford, 1959. 347-366.—. "Cervantes revisa su novela (Don Quijote, I Parte)." Anales de la Universidad

de Chile 140 (1968): 5-33.—. "Sobre el plan primitivo del Quijote." Actas del primer congreso internacional

de hispanistas. AA. VV. Oxford, 1964. 463-471.