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José Román Flecha Andrés y la Teología moral El profesor Flecha presenta la relación entre la Religión y la Ética c omo algo, al parecer , de suyo problemático.  La obra que el profesor Flecha ofrece parece poder superar las dificultades que encuentra para fundamentar la Teología Moral –Dios y el alma. La Iglesia enseña que la moral católica ha de fundamentarse en Dios y en la naturaleza de su imagen, el hombre, que es unidad de un cuerpo y de un alma, que ha sido inmediatamente infundida por Dios (cf. atecismo !""#!$$%. La ongregación de la &e, a este propósito, recuerda que 'la Iglesia emplea la palabra alma, consagrada por el uso de la agrada )scritura y de la tradición. *unque ella no ignora que este t+rmino tiene en la iblia di-ersas acepciones, opina sin embargo que no se da razón alguna -lida para rechazarlo, y considera al mismo tiempo que un t+rmino -erbal es absolutamente indispensable para sostener la fe de los cristianos/ (01#2#03134 cf. 5ablo 2I, redo del 5ueblo de Dios 6%. )n la obra no se emplea en su obra el t+rmino 'alma/. e lo reh7ye, puede decirse, de forma sistemtica. 8 si trata bre-emente del hombre como imagen de Dios, no lo hace para fundamentar la moral (093#0":%. –Ley natural. La Iglesia fundamenta la moral en las leyes naturales, como de forma clara y tradicional enseña el 2 aticano II (cf. Dignitatis human; !% o <uan 5ablo II en la enc=clica 2eritatis plendor (9!#"!, c oncretamente 99%. >s bien se estima que se ha hecho un mal uso de la ley natural, en sus di-ersos modelos históricos, concretamente en sus modelos principales, cosmoc+ntrico y biologicista (?99#?9"%. 'e ha ol-idado con frecuencia la circunstancia concreta de la persona y las formulaciones morales se han encarnado as= en principios abstractos 7nicos, ob@eti-ados e inmutables/ (?91%. )l error principal radica, a su @uicio, en que esta moral apela 'a una AnaturalezaB humana, com7n e in-ariable, como base para el encuentro +tico. e trata con frecuencia de una naturaleza entre-ista a tra-+s de filtros reduccionistas. C bien es demasiado hipostasiada y ahistórica, demasiado ob@eti-ada como para tener en cuenta la densidad sub@eti-a y circunstancial del sentido, la intención y la -i-encia personal que constituyen las coordenadas ine-itables del comportamiento humano. C bien la naturaleza humana es -ista de una forma tan AnaturalistaB que parece referirse ms al campo de la etolog=a que al de la +tica. C bien hace pasar por datos normati-os, en cuanto naturales, los que son datos puramente culturales/ (0!9ss%. La naturaleza, pues, da una base en la prctica muy ambigua para fundamentar la moral, porque las maneras de entender esa naturaleza 'se encuentran ineludiblemente su@etas al ritmo de la historia y de la cultura/, e incluso 'la misma aproimación hermen+utica a los contenidos no+ticos de la fe -ar=a notablemente de un momento a otro de la historia/ (0!6%. &lecha, pues, a la hora de elaborar una Eeolog=a moral fundamental, denuncia el mal uso hecho de la ley natural, 'en sus di-ersos modelos históricos/. 5ero +l, una -ez señaladas esas des-iaciones reales o presuntas, no parece poder superarlas, como podr=a hacerlo mediante 'la razón iluminada por la Fe-elación di-ina y por la fe/ (2eritatis plendor 99b%. >s bien, parece renunciar a esa l=nea de fundamentación, considerndola in-iable. agrada )scritura, mandamientos. Eambi+n halla &lecha grandes dificultades para fundamentar la moral en la agrada )scritura, el Declogo y dems mandamientos de la Ley di-ina re-eladaG 'Los preceptos morales que encontramos en la iblia –todos o algunos de ellos– parecen depender de la cultura del tiempo y el despacio en que nacieron/ (11%. Desde luego, si quiz todos los preceptos morales b=blicos dependen de la cultura de la +poca en que nacieron, no podrn ser-ir de fundamento a una moral ob@eti-a y uni-ersal. )so es e-idente. Ho -ale, pues, la sagrada )scritura para fundamentar sobre ella la moral. Jna +tica c=-ica uni-ersalK Dónde, pues, habr que poner el fundamento de la moralK er posible fundamentarla en el consenso de una +tica ci-ilK ')n esa situación, la A+tica ci-ilB constituye la apelación a lo ms -alioso, libre y liberador de las conciencias José Román Flecha Andrés y la Teo logía moral

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José Román Flecha Andrés y la Teología moralEl profesor Flecha presenta la relación entre la Religión y la Ética como algo, al parecer, de suyo problemático. 

La obra que el profesor Flecha ofrece parece poder superar las dificultades que encuentra parafundamentar la Teología Moral

–Dios y el alma. La Iglesia enseña que la moral católica ha de fundamentarse en Dios y en lanaturaleza de su imagen, el hombre, que es unidad de un cuerpo y de un alma, que ha sidoinmediatamente infundida por Dios (cf. atecismo !""#!$$%. La ongregación de la &e, a estepropósito, recuerda que

'la Iglesia emplea la palabra alma, consagrada por el uso de la agrada )scritura y de la tradición.*unque ella no ignora que este t+rmino tiene en la iblia di-ersas acepciones, opina sin embargo queno se da razón alguna -lida para rechazarlo, y considera al mismo tiempo que un t+rmino -erbal esabsolutamente indispensable para sostener la fe de los cristianos/ (01#2#03134 cf. 5ablo 2I, redo del5ueblo de Dios 6%.

)n la obra no se emplea en su obra el t+rmino 'alma/. e lo reh7ye, puede decirse, de forma sistemtica. 8 si tratabre-emente del hombre como imagen de Dios, no lo hace para fundamentar la moral (093#0":%.

–Ley natural. La Iglesia fundamenta la moral en las leyes naturales, como de forma clara y tradicional enseña el

2aticano II (cf. Dignitatis human; !% o <uan 5ablo II en la enc=clica 2eritatis plendor (9!#"!, concretamente 99%. >sbien se estima que se ha hecho un mal uso de la ley natural, en sus di-ersos modelos históricos, concretamente en susmodelos principales, cosmoc+ntrico y biologicista (?99#?9"%.

'e ha ol-idado con frecuencia la circunstancia concreta de la persona y las formulaciones morales se han encarnado as=en principios abstractos 7nicos, ob@eti-ados e inmutables/ (?91%.

)l error principal radica, a su @uicio, en que esta moral apela 'a una AnaturalezaB humana, com7n e in-ariable, comobase para el encuentro +tico. e trata con frecuencia de una naturaleza entre-ista a tra-+s de filtros reduccionistas. Cbien es demasiado hipostasiada y ahistórica, demasiado ob@eti-ada como para tener en cuenta la densidad sub@eti-a ycircunstancial del sentido, la intención y la -i-encia personal que constituyen las coordenadas ine-itables delcomportamiento humano. C bien la naturaleza humana es -ista de una forma tan AnaturalistaB que parece referirse msal campo de la etolog=a que al de la +tica. C bien hace pasar por datos normati-os, en cuanto naturales, los que sondatos puramente culturales/ (0!9ss%.

La naturaleza, pues, da una base en la prctica muy ambigua para fundamentar la moral, porque las maneras deentender esa naturaleza

'se encuentran ineludiblemente su@etas al ritmo de la historia y de la cultura/, e incluso 'la misma aproimaciónhermen+utica a los contenidos no+ticos de la fe -ar=a notablemente de un momento a otro de la historia/ (0!6%.

&lecha, pues, a la hora de elaborar una Eeolog=a moral fundamental, denuncia el mal uso hecho de la ley natural, 'ensus di-ersos modelos históricos/. 5ero +l, una -ez señaladas esas des-iaciones reales o presuntas, no parece podersuperarlas, como podr=a hacerlo mediante 'la razón iluminada por la Fe-elación di-ina y por la fe/ (2eritatis plendor99b%. >s bien, parece renunciar a esa l=nea de fundamentación, considerndola in-iable.

–agrada )scritura, mandamientos. Eambi+n halla &lecha grandes dificultades para fundamentar la moral en la agrada)scritura, el Declogo y dems mandamientos de la Ley di-ina re-eladaG

'Los preceptos morales que encontramos en la iblia –todos o algunos de ellos– parecen depender de la cultura deltiempo y el despacio en que nacieron/ (11%.

Desde luego, si quiz todos los preceptos morales b=blicos dependen de la cultura de la +poca en que nacieron, nopodrn ser-ir de fundamento a una moral ob@eti-a y uni-ersal. )so es e-idente. Ho -ale, pues, la sagrada )scritura parafundamentar sobre ella la moral.

–Jna +tica c=-ica uni-ersalK Dónde, pues, habr que poner el fundamento de la moralK er posible fundamentarla enel consenso de una +tica ci-ilK

')n esa situación, la A+tica ci-ilB constituye la apelación a lo ms -alioso, libre y liberador de las conciencias

José Román FlechaAndrés y la

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ciudadanas/ (090%. 8 afirma as=, citando a >arciano 2idalG

'La +tica ci-il pretende realizar el -ie@o sueño de una moral com7n para toda la humanidad. )n la +poca sacral y@usnaturalista del pensamiento occidental, ese sueño cobró realidad mediante la teor=a de la Aley naturalB. on elad-enimiento de la secularidad y teniendo en cuenta las cr=ticas hechas al @usnaturalismo, se ha buscado suplir lacategor=a +tica de la ley natural con la de +tica ci-il. )sta es, por definición, una categor=a moral secular/ (Fetosmorales en la sociedad y en la Iglesia, )stella 033?, $:4 cf. >oral de actitudes, I, >adrid 0360", 0!"#1"% (090%.

8 sigue diciendo &lechaG 'i por +tica ci-il se entiende un m=nimo aiológico consensuado y regulado por la legislación,para que la sociedad plural pueda funcionar de forma no sólo pragmtica sino humana, la fe cristiana no puede ni debemostrar reticencias a su llegada/ (09:%.

La fe cristiana puede y debe, por supuesto, mostrar su rechazo a fundamentar la moral en una +tica ci-il de consenso,que ignore la Fe-elación di-ina, y que prescinda incluso de la ley natural, que a un tiempo epresa la naturaleza de lascriaturas y la ley del reador impresa en ellas. 5or eso el mismo profesor &lecha, citando una enseñanza de laonferencia )piscopal )spañola, se -e obligado a dar 'un toque de atención ante un uso minimalista de esa apelación/ ala conciencia ciudadana de una +tica ci-il (0!3#09:%.

–La conciencia. ómo, pues, y dónde podrn las conciencias personales fundamentar la moralK *@ustando pre-iamenteesas conciencias a alguna Ley di-ina o naturalK... )l profesor &lecha no entiende la función primaria de la concienciacomo la aplicación al caso concreto de una norma moral ob@eti-a y uni-ersal. 5or eso mismo, insiste poco en lanecesidad de formarla adecuadamente en la -erdad y la rectitud. >s bien estima que

'habr que subrayar la autonom=a de la conciencia moral, su carcter humanizador, y rei-indicar para ella un ciertoespontane=smo que, desde el discernimiento de los -alores que entran en conflicto en una determinada situación,supere el r=gido esquema intelectualista que fue habitual hasta este siglo/ (?66#?63%.

)sto recuerda aquello que )dard chillebeecM escribe sobre la moral de situaciónG

'Eenemos que poner hoy el acento en la importancia de las normas ob@eti-as tanto como en la necesidad de lacreati-idad de la conciencia y del sentido de las responsabilidades personales/ (Dios y el hombre. =gueme, alamanca03$6, cp.1, ,II, p. !"1% .

La epresión 'creati-idad de la conciencia/ es falsa. La conciencia no crea leyes o -alores, sino que interpreta y aplicaal caso concreto una norma moral di-ina, natural, preeistente. )n todo caso, nunca la ley moral puede ser creada porla conciencia (cf. 2eritatis splendor ""%.

–Los -alores. 5ero, entonces, esa '+tica ci-il/, basada en el testimonio de 'las conciencias/, no adolecerine-itablemente de relati-ismo y de sub@eti-ismo arbitrario, as= como de frecuentes cambios históricos y decontradiccionesK Ho habr de su@etarse la conciencia a la orientación de ciertos -alores establesK

&lecha pretende, por supuesto, escapar de esas dificultades señaladas, que son ob-ias. Nl quiere alcanzar unaob@eti-idad para la moral. 5ero no queda claro en absoluto qu+ fundamentos -lidos propone para ello. *pela a lama@estad de ciertos -alores +ticos (?0!%, pero no alcanza a -erse esa 'ma@estad/ si +stos no aparecen bienfundamentados en Dios, en risto, en la 5alabra di-ina, en el alma, en la naturaleza. &lecha afirma, en la mismapgina, que se trata de -alores ob@eti-os (?!!%, pero reconoce tambi+n que en su aspecto epistemológico son -ariables(?!!%, 'tienen un carcter histórico y cambiante/ (?!9%. )ntoncesK...

–onflictos de -alores. *s= las cosas, cómo no, sern ine-itables los conflictos de -alores, que la conciencia del hombrehabr de resol-er. 8 la cla-e para la solución de estos posibles, pre-isibles y en cierto modo necesarios dilemas habr dedarse en la b7squeda de la felicidadG

'es precisamente en relación con el anhelo humano de felicidad donde adquiere su final consistencia la apelación a los-alores de la +tica/ (?!"%.

*bsolutamente decepcionante.

–Densa y comple@a oscuridad. )ste manual del profesor &lecha sobre >oral fundamental es sumamente comple@o yoscuro de pensamiento. Desgraciadamente, no parece obtener una clara fundamentación de un orden moral a la luz dela razón y de la fe.

–onfusión. Oay en esta obra una metodolog=a sistemtica de ambigPedades. e capta en ella una apostura sub@eti-ista,aunque no se la declarare abiertamente, sino a tra-+s de eposiciones confusas y desconcertantes.

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Ho es fcil, por e@emplo, entender cómo pueda conciliarse lo que la obra enseña sobre la autonom=a de la conciencia ylo que la Iglesia enseña sobre los 'actos intr=nsecamente malos/, doctrina que se recuerda en otro lugar (036#?::%.

Eampoco sabr=amos asegurar qu+ es lo que realmente se enseña sobre 'la especificidad de la +tica cristiana/ (0!"#0!6%,es decir, cómo se entiende 'la relación entre la +tica cristiana y las +ticas seculares/ (09"%. 5ues, por una parte, se diceque

'afirmar que el cristianismo no aporta un contenido moral categorial distinto del que ellas ofrecen –o puedenofrecer–... es afirmar la sana autonom=a de lo creado y la posibilidad de la razón natural para acceder a la bondad/(09"%.

)sas palabras hacen pensar que, 'el cristianismo no aporta un contenido categorial distinto/ al que las +ticas naturalesofrecen o pueden ofrecer. 5ero seg7n eso, se pone en duda la no-edad del )-angelio, por el que se re-elan mensa@esmorales que en modo alguno el hombre admico podr=a haber conocido por s= solo4 se de-al7a as= la no-edad de la fe,que se alza muy por encima de las luces de la razón, y que por eso mismo es una 'obediencia/ intelectual. )l )-angelio(la fe sobrenatural% -a mucho ms all del Declogo (la razón natural%.

La obra conlle-a otras contradicciones, ya que se dice tambi+n que el cristianismo s= aporta nue-as re-elaciones sobrela -erdad moralG

'<unto a la identidad categorial y la di-ersidad transcendental, es necesario subrayar la no-edad de la confessiochristologica Q...)n efectoR <es7s, el risto, 5alabra e icono de Dios, es tambi+n re-elación e imagen, histórica pero

definiti-a, del -erdadero esse y del aut+ntico operari del hombre/ (0!$%.

)n qu+ quedamosK...

–Jna >oral escasamente cristiana. La Eeolog=a moral fundamental que propone este libro es una +tica muy pococristiana. Ho es, desde luego, una moral claramente fundamentada en la fe. *hora bien, el fundamento de toda >oralcristiana es precisamente la feG 'el @usto -i-e de la fe/ (Fm 0,014 cf. Oab ?,94 Sl !,004 Oeb 0:,!"%.

er, quiz, que con esta obra no se pretende propiamente una Eeolog=a moral fundamental, sino sólo una Ntica, una&ilosof=a moral fundamentalK 5ero no es +ste el t=tulo de su obra.

)l cap=tulo III, Crientaciones b=blicas para la Eeolog=a >oral, es bre-e (1"#009% y, sobre todo, queda aislado dentro delcon@unto de su obra (!$: pgs.%. La -ida moral cristiana considerada en sus coordenadas ms importantesG laparticipación en el misterio pascual de risto –participación en su cruz y en su resurrección–, la oración de s7plica, la

epiación por el pecado, la necesidad absoluta de la gracia, la imitación de Dios 5adre como hi@os, la configuración a<esucristo, Hue-o *dn, etc., aunque sean aludidas en alg7n momento, no logran, ni intentan, fundamentar en modoalguno esta oscura Eeolog=a >oral.

Despu+s de todo, &lecha presenta la relación entre la Feligión y la Ntica como algo, al parecer, de suyo problemtico.

Jnas -eces 'la Feligión in-ade el campo de la Ntica/, y otras 'es la Ntica la que parece sustituir a la confesión religiosa/(0?"%.

De nue-o el despu+s de haber presentado el problema, la obra no alcanza resol-erlo adecuadamente, armonizandoFeligión y Ntica (0?"#0?6%. Hi lo intenta.

on tantas, en fin, las dificultades que halla &lecha para fundamentar teológicamente la >oral en la naturaleza y en la5alabra re-elada –en la razón y en la fe– que no consigue superarlas.

–onclusión. La Eeolog=a >oral &undamental de <os+ Fomn &lecha no es, en modo alguno, un manual de teolog=aadmisible en una erie de >anuales de Eeolog=a católica.

)l Doctor <os+#Fomn &lecha *ndr+s es desde ?::? Decano de la &acultad de Eeolog=a de la Jni-ersidad 5ontificia dealamanca, en la que es catedrtico de Eeolog=a >oral. Dirige desde 0336 el Instituto de )studios )uropeos y DerechosOumanos de esa misma Jni-ersidad.

<os+ Fomn &lecha *ndr+s>oral de la persona*, manuales apientia &idei, nT ?6, >adrid ?::?, !:9 pgs.

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)l manual >oral de la persona, del profesor &lecha, deber=a titularse ms bien >oral de la seualidad, pues en estetema se centra y limita el estudio de la obra. 5ero +sta es cuestión menor.

La doctrina epuesta choca con frecuencia en temas gra-es con la doctrina de la Iglesia. 5ara que ese choque sea pocoruidoso, el procedimiento suele ser siempre el mismo. 5rimero se epone y afirma la doctrina de la Iglesia. 8 en seguidaadmite ecepciones, males menores, gradualidades, actitudes personales de conciencia y otros principios de e-aluaciónmoral que, en la prctica, -ienen a anular la teor=a católica primeramente enseñada.

–La masturbación se opone, ciertamente, a la -erdad del seo (031#036%,pero 'sin embargo, en esa frustración de la e-olución armónica de la personalidad puede eistir un proceso degradualidad, como en todos los mbitos de la responsabilidad moral. )n +ste, como en tantos otros problemas, no sepuede hacer una -aloración abstracta de la masturbación/ (036%.

Uu+ querr decir el autor con la 7ltima fraseK 5or supuesto que sobre la masturbación, o sobre cualquier otro tema demoral, se pueden, se deben establecer y se establecen -aloraciones abstractas, normas morales ob@eti-as y estables,que, por supuesto tambi+n, habr que aplicar al caso concreto del modo que la moral católica enseña.

5ero la obra el autor, al parecer, no presenta tanto la masturbación como un pecado, sino como un retraso en lamaduración psicológica. 8 una perspecti-a seme@ante parece pre-alecer en ella cuando se tratan otros desórdenes de laseualidad.

–La homoseualidad. Ho es @ustificable el comportamiento homoseual (?0$#?06%. 5ero tambi+n aqu= hay que decir que

'la persona ha de tender al ideal moral/4 y eso eige un proceso gradualG

'* la persona que se -e implicada en una acti-idad homoseual habr que recordarle, por e@emplo, que en su condición,la fidelidad a una pare@a estable implica un mal menor que la relación promiscua, indiscriminada y a@ena a todocompromiso afecti-o. er preciso subrayar, tambi+n aqu=, las posibilidades y eigencias de la ley de la gradualidad/(?06%.

–Las relaciones prematrimoniales son consideradas reprobables por el autor. 5ero ya en el primer prrafo de su '@uicio+tico/ ad-ierte que ha de distinguirse 'la moralidad ob@eti-a de las mismas y la e-entual responsabilidad y culpabilidadde las personas implicadas/ (?!$%.

Las circunstancias y las actitudes de las personas implicadas pueden ser en esto muy di-ersas y eigen, por tanto, 'unadiferente e-aluación moral/ (?!3%.

')n +ste, como en muchos otros casos, podr=a ser aplicable la Aley de la gradualidadB (cf. &amiliaris consortio !9%, queno es reducible a una Agradualidad de la leyB/... 5or tanto, 'ser necesario subrayar que la madurez de la pare@a sealcanza de forma progresi-a y gradual/ (?!3%.

5or otra parte, la culpabilidad aumenta si en esas uniones no hay amor real.

'5or el contrario, puede haber personas que -i-an una eperiencia de amor 7nico, definiti-o que no puede serformalizado p7blicamente. )sas situaciones#l=mite habrn de ser tratadas con la metodolog=a tradicional de la Eeolog=a>oral &undamental Q...R escapan a la normalidad de las situaciones/ (?9:%.

)n -ano buscaremos eplicados en la Eeolog=a >oral &undamental 'los m+todos tradicionales/ por los que 'habrn deser tratadas esas situaciones#l=mite/.

–*nticoncepción. Las frecuentes alusiones en esta materia al conflicto de -alores (?":%, al mal mayor o menor (?$:%, ala distinción entre lo natural y lo antinatural (?$0%, a la diferencia entre m+todos naturales y artificiales (?$0#?$?%, al

principio de totalidad (?$!%, nos sit7an una -ez ms en la -isión de los moralistas que en los 7ltimos decenios no sedeciden a aceptar la doctrina de la Iglesia católica sobre el tema.

')l @uicio sobre las actitudes ha de preceder al @uicio sobre los medios/ (?$?%.

Los errores, como hemos dicho, tienen en esta obra una epresión muy cautelosa, pero quedan muy suficientementeepresados. ualquier lector, medianamente a-isado, sabr a qu+ atenerse.

–onclusión. )sta obra no enseña la moral católica de la seualidad, y por tanto es inadmisible como manual de teolog=acatólica.

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<os+ Fomn &lecha *ndr+sEeolog=a moral fundamental*, manuales apientia &idei, nT 6, >adrid 0331, !$1 pgs.