Jacob tenía doce hijos, pero amaba más a su hijo José que a los demás. Como regalo, Jacob le hizo una túnica especial con hermosos colores. Era muy bonita.

Por eso los hermanos de José lo odiaban, porque sabían que su padre lo amaba más que a ellos.

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José también tuvo sueños especiales que hicieron que sus hermanos lo odiaran aún más. –¡Escuchen esto! –les dijo José– ¡Soñé que éramos manojos de espigas, y de repente mi atado de espigas permaneció derecho y ¡todos los de ustedes se postraron ante el mío!

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Los hermanos de José se enfurecieron. –¿Estás diciendo que nos vas a mandar? –le gritaron– ¿Y que serás nuestro rey?

Esta vez hasta su padre se enojó. –¿Estás diciendo que tu madre, yo y todos tus hermanos algún día nos postraremos ante ti?

Luego José tuvo otro sueño. –¡Escuchen esto!– dijo–. Soñé que el sol y la luna y once estrellas se postraban ante mí.

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Los hermanos de José lo odiaban cada vez más, a él y a sus sueños. Por eso decidieron hacer algo al respecto. Un día, estaban en el campo cuidando las ovejas y vieron que José venía hacia ellos. –Ahí viene ese soñador –refunfuñaron sus hermanos–. Matémoslo y digamos que un animal salvaje se lo comió. ¡Veremos, entonces, en qué terminan sus lindos sueños!

Por esa hora pasaba una caravana de comerciantes ismaelitas. Sus camellos estaban cargados de cosas para vender en Egipto. Uno de los hermanos, Judá, pensó en un nuevo plan: –En vez de abandonar a José, ¿por qué no nos deshacemos de él y, a la vez, ganamos un poco de dinero? ¡Vendámoslo como esclavo a estos comerciantes ismaelitas! Los hermanos estuvieron de acuerdo, y vendieron a José por veinte monedas de plata.

Pero uno de los hermanos no estaba tan seguro. –No, no –dijo Rubén–, no sería correcto matarlo. Lancémoslo a este pozo vacío y dejémoslo aquí en el desierto para que muera. Eso fue lo que hicieron. Los hermanos agarraron a José, le arrancaron su linda túnica y lo lanzaron al pozo vacío.

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Luego, para engañar a su padre, mojaron la túnica de José con sangre de cabra. Cuando se la llevaron a Jacob, él lloró la muerte de su hijo. Creyó que animales salvajes lo habían matado ¡y que jamás volvería a ver a su hijo favorito!

Cuando los ismaelitas llegaron a Egipto, vendieron a José a Potifar, un capitán de la guardia del faraón. Dios cuidó a José, y él tuvo éxito en todo lo que hizo. Pronto, Potifar lo puso a cargo de su casa. Y por causa de José Dios también bendijo la casa de Potifar.

Los hermanos, por su inteligente plan, también estaban seguros de que no volverían a verlo otra vez. ¡Pero ellos no contaban con que Dios también tenía un plan para cuidar a José y cumplir sus sueños!

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1. ¿Dónde fue Jacob cuando huyó de su hogar?

a. A la casa de su tío Labán. b. A la casa de sus abuelos. c. A un barco que lo llevó a lugares lejanos. d. A la casa de su mejor amigo.

2. ¿Cuánto tiempo se quedó ahí?

a. 20 años. b. 10 años. c. 1 semana. d. Por el resto de su vida.

3. ¿Qué regalo le envió Jacob a Esaú cuando decidió volver a casa?

a. Cientos de animales. b. Cientos de dólares. c. Algunos de sus hijos. d. El derecho de primogenitura que le había quitado.

4. ¿Quién luchó con Jacob justo antes del amanecer?

a. Un hombre que en realidad era Dios. b. Un ángel. c. Esaú. d. Uno de sus siervos.

5. ¿Qué quería Jacob de ese hombre?

a. Quería una bendición. b. Quería comida. c. Quería saber si Esaú todavía estaba enojado. d. No quería nada de él.

6. ¿Cuál fue el nuevo nombre que recibió Jacob?

a. Israel. b. Abraham. c. Miqueas. d. Juan.

7. ¿Qué pasó cuando Jacob vio a Esaú?

a. Se abrazaron y lloraron juntos. b. Esaú aún estaba enojado con Jacob. c. Se pelearon hasta la muerte. d. Jacob decidió volver a su casa y no encontrarse con Esaú.

8. ¿Por qué Jacob pudo reestablecerse en su tierra?

a. Porque Dios le había prometido que volvería a su tierra. b. Porque le regaló a Esaú muchos animales. c. Porque pudo derrotar a sus enemigos en ese lugar. d. Jamás volvió a su tierra.

9. ¿Qué harías si pensaras que tu hermano o hermana está enojado o enojada contigo?

a. Hablar con ellos para saber qué fue lo que hiciste para que se enojaran. b. Esperar a que se les pase. c. Comer una galleta con un vaso de leche. d. Leer un libro.

10. ¿Qué aprendemos de esta historia?

a. Que Dios puede hacer algo bueno de lo malo. b. Que algunas cosas son tan pequeñas que Dios no se interesa en ellas. c. Que muchos animales hacen un excelente regalo. d. Que luchar puede dejarte cojo.