La sociedad necesita de conocimientos de la juventud para salir adelante

La sociedad necesita de los jóvenes??En mi opinión debemos tomar en cuenta que los jóvenes son importantes para el futuro de la sociedad, pero también en el presente ya que las innovaciones son importantes, las sociedad debería tomar en cuenta a los jóvenes para hacer cosas que podrían mejorar al desarrollo del país ya que es para el futuro de ellos, las ideas que los jóvenes tenemos deberían ser tomadas en cuenta para todo no solo para la política ni para hacer ciertas cosas, creo que los jóvenes podemos tener el mismo conocimiento que un adulto y podemos tener ideas que son innovadoras.

Lo más importante hoy en día es que el joven pueda crear un conocimiento apto para su futuro por eso se han creado escuelas que ayuden a que los conocimientos de los jóvenes pueda crecer y ayudar a futuro en la sociedad, pero lo que no se dan cuenta es que los jóvenes de cierta manera pueden ayudar siendo lo que son (jóvenes) en la sociedad con su conocimiento básico.

Los problemas que tienen los jóvenes tienen que ser preocupación??

En mi opinión los problemas que tienen los jóvenes hoy en día tienen que ser de gran preocupación no solo para ciertas personas sino para todos ya que son el futuro del país, y no puede existir un futuro sin buscar el buen vivir de los jóvenes.

Que ayuda podemos tener de los jóvenes??Los jóvenes nos pueden dar ideas que mejoren a la sociedad ya que si ponen sus ideas podrían mejorar la estadía de los jóvenes en el país ya

que se supone que si son ideas de jóvenes esas ideas serán planteadas para los jóvenes exclusivamente.

Que se ha hecho por los jóvenes y que se sabe sobre ellos??

Para poder interpretar de manera objetiva el comportamiento y las tendencias de los jóvenes y realizar cualquier estudio definido acerca de su indumentaria, su ideología, sus inquietudes y su forma de ser en general, necesitamos comprender previamente el trasfondo en el que se desarrolla la intrincada trama de la cultura moderna. Ese trasfondo se corresponde en la sociedad española del siglo XXI con el auge del neoliberalismo, el desorbitado crecimiento de las ciudades y la heterogénea mezcla cultural que se da en nuestros días. De todo este confuso amasijo de fenómenos, surge una juventud que, atendiendo a las inquietudes que se manifiestan en la adolescencia, busca su reconocimiento en una sociedad caracterizada por la frivolidad y el individualismo, en la que la vanidad se disfraza con actitudes solidarias que se limitan en la mayoría de los casos a fríos regalos materiales.

Vivimos en la era de los placeres efímeros, de las modas fugaces, del materialismo y el hedonismo, de la corrupción y de la demagogia tanto política como comercial. En este marco social es difícil verse identificado y la sensación de pertenecer a una sociedad tan carente de ideales arraigados y concretos a veces se vuelve insoportable. El despilfarro desmesurado, el individualismo, la indiferencia y el nihilismo, el culto a los bienes materiales, transforman una vida rebosante de alternativas en un tedioso y homogéneo día a día. Las personas se comportan como fanáticos adoradores del consumo y diariamente son arengados por las numerosas campañas publicitarias de las empresas que libran entre ellas una titánica batalla por el control del mayor número de adeptos.

Es la televisión la gran herramienta del consumo y frente a ella pasan muchas horas los jóvenes absorbiendo ese torrente de publicidad cargada de ingeniosas artimañas que pretenden estimular al joven en cuestión para que se levante, acuda a la tienda más cercana y gaste su dinero o el de sus padres en artículos excesivos e innecesarios.

Todos sin excepción nos vemos fagocitados por la publicidad y eso conlleva grandes dificultades a la hora de desarrollar criterios propios. Esto es primordialmente peligroso en la adolescencia puesto que impide pensar con racionalidad y conduce a los jóvenes a favorecer los intereses comerciales en una edad en que son especialmente vulnerables ya que aún no han consolidado sus ideales. Los publicistas, que han aumentado extraordinariamente su eficacia en los últimos años, conocen perfectamente la situación y un altísimo porcentaje de sus campañas está dirigido a los jóvenes. Los espacios publicitarios se han

vuelto descarados e insufribles y cualquier programa que pueda resultar interesante para un joven, se llena de enormes y tediosos intermedios en los que se anuncian productos que ya no sólo surgen de la necesidad sino de la moda y las tendencias y que en muchos casos llegan a ser ridículos e incomprensibles. Esos bombardeos publicitarios tienen su mayor repercusión en los jóvenes, pero también en los niños.

Respecto a los niños, debería ser objeto de reflexión el carácter moral de las campañas publicitarias dirigidas a ellos. Observando los anuncios de juguetes, omnipresentes en las fechas próximas a la Navidad, podemos darnos cuenta de lo con el fin de que el niño, que está viendo el anuncio en su casa, crea que el juguete en cuestión está prácticamente vivo y corra a pedírselo a sus padres. En estos anuncios el engaño es evidente ya que las empresas son perfectamente conscientesde la falta de criterio del público al que va dirigido.

En las campañas publicitarias dirigidas a adultos las artimañas se vuelven más ingeniosas y es notable la diferencia en el grado de complejidad y astucia que se da en los anuncios dirigidos a diferentes profesiones, clases sociales y sexos.

Atendiendo a la gran influencia que tiene esta publicidad en los jóvenes deberíamos replantearnos el grado de control al que esta propaganda embaucadora debería verse sometida con el fin de evitar su libre difusión para cualquier tipo de público.

El problema es que el engaño nunca es explícito y la ley no contempla todas esas medias verdades.

Tal es la importancia que ha alcanzado el consumo en nuestra sociedad que parece haberse convertido en la religión oficial de España y de otros muchos países.

Es evidente este cambio en las fiestas navideñas, pero parece ser que cualquier fiesta es motivo de despilfarro. El día del padre, de la madre, San Valentín y muchos más, se han convertido en verdaderos “días del consumo” y los empresarios y sus équito de publicistas han importado celebraciones extranjeras e incluso han inventado fiestas para aumentar sus beneficios.

El consumo ha llegado a convertirse en una obligación, en una forma de distracción.

Cada vez se construyen más centros comerciales a los que se añaden ingeniosamente restaurantes y cines y a los que la gente acude en su tiempo libre con el consiguiente derroche en la compra de artículos superfluos. Estos templos del consumismo están presentes incluso en las zonas más deprimidas y obligan a los pequeños comerciantes a cerrar sus negocios.

Otro factor que afecta en gran medida a la juventud es la política. Vivimos en una época en la que abunda la demagogia, en la que ya no se considera la corrupción sino que en muchos casos es difícil separarla de la propia política.

Independientemente de la enorme indiferencia de los jóvenes españoles por la política, resulta difícil que un joven pueda desarrollar una posición ideológica consolidada, ya que el único contacto que tienen normalmente los jóvenes con este ámbito tan importante en la vida humana es el que se da a través de los medios de comunicación, que son el soporte de la propaganda política. Podemos comprobar mediante cualquier encuesta que personas que acaban de cumplir la mayoría de edad y están a punto de ejercer por primera vez su derecho a voto, no tienen ni la más remota idea acerca de lo que es el liberalismo o el socialismo y este desconocimiento los deja completamente expuestos a la propaganda, al engaño y a la demagogia.

La educación en las escuelas no parece que vaya a solucionar este problema ya que el contenido de los programas escolares prescinde casi totalmente de la política. En mi opinión es sumamente importante que personas de diecisiete y dieciocho años tengan al menos un conocimiento básico de política, ya que cuando se pregunta a los jóvenes de esa edad sobre los diferentes partidos políticos y la ideología que corresponde a cada uno, nos encontramos con un desconocimiento casi absoluto.

La solución a esta situación parece difícil ya que los sistemas educativos son utilizados como importantes armas políticas y la situación de bipartidismo que vivimos en España, hace que los cambios en la educación dependan de los cambios de gobierno. Todo esto hace tremendamente difícil una revolución en el modelo educativo español, que sufre un retraso terrible en comparación con otros países europeos.

Pero no sólo los jóvenes son víctimas de este control ya que afecta prácticamente a toda la población, aunque es en esa edad cuando se puede corregir fácilmente la falta de información y desarrollar un criterio propio, objetivo y consolidado.

A pesar de la enorme cantidad de factores que afectan al desarrollo psicológico de una persona joven, debemos tener claro que son el consumo, la publicidad y la moda (íntimamente relacionados entre sí), los que principalmente lo condicionan.