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EN URUGUAY JUAN PABLO II EN URUGUAY JUAN PABLO II Montevideo, 26 de Abril de 2011

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E N U R U G U A YJUAN PABLO II

E N U R U G U A YJUAN PABLO II

Montevideo, 26 de Abril de 2011

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El próximo primero de mayo el mundoasistirá a la beatificación de Juan Pa-blo II, el Papa polaco que marcó lahistoria hacia el final del tumultuososiglo XX y dejó a la Iglesia Católica

encaminada a los desafíos del Tercer Milenio delcristianismo.

Su figura concitó, sobre todo en la etapa finalde su vida, una admiración generalizada. Supontificado inauguró muchas cosas: un Papaproveniente de Europa del Este, un viajero in-cansable que fue al encuentro de naciones, pue-blos y culturas, un comunicador eficacísimo queterminó por derribar los muros del escepticismoo la indiferencia, un hombre valiente que no es-quivó los problemas de su tiempo.

Comencé a prestar atención a su figura a prin-cipios de los años ’80 cuando él comenzaba su

peregrinar universal, todavía novedoso, y yo eraun joven estudiante de abogacía que trabajabaen la sección de información internacional. Unafoto de agencia mostraba a Juan Pablo II, joven yfuerte; estaba reclinado sobre el suelo de un aero-puerto y besaba la tierra del país que lo recibía.Confieso que en aquel momento me pareció ungesto efectista. Dos décadas después la vida habíapasado por ambos, había aprendido a valorar losgestos y mensajes del Papa y entonces tuve antemí otra foto: tres jóvenes alcanzaban a un Papaya anciano, incapaz de reclinarse, un pequeñocajón con tierra de su patria para que él pudierabesarla. Entonces me di cuenta lo vulgar que ha-bía sido al juzgar aquel gesto de bendición conque presidió cada uno de sus viajes.

Dicen que la real valía de los hombres semide con más fidelidad en sus gestos cotidianos:si en aquellos existe grandeza esta aflora sinafectación en el día a día de los protagonistas dela historia. Quizá por eso hace pocos días un ar-tículo del diario argentino La Nación daba

cuenta de una conferencia que dio en Roma Joa-quín Navarro Valls, quien fue secretario deprensa de Juan Pablo II hasta el final de su pon-tificado. Navarro Valls, según el artículo, se de-tuvo para describir a Juan Pablo II en algunosdetalles sencillos pero llenos de significado quehacían a su vida cotidiana. El periodista contócómo el Papa se agotaba físicamente más en lapreparación de sus viajes y en la elaboración desus mensajes, que en el propio recorrido por másexigente y lejano que fuera. También relatócómo se enfrentaba a lo que consideraba el im-perialismo del inglés como idioma universal,aprendiendo decenas de lenguas para dirigirse alos pueblos y culturas que salían a su encuentroen su voz familiar.

Esa voz, gutural, firme y a la vez amable, in-confundible, también resonó en diversos rincones

de Uruguay durante las dos visitas que realizó alpaís. También decenas de miles de uruguayos es-cucharon sus mensajes cuidados y profundos enTres Cruces, en el Estadio Centenario convertidocasi en catedral, en Melo, en Salto y en Florida.

Hoy, El País acerca a sus lectores un aportedocumental: el resumen de los discursos queJuan Pablo II dirigió a los uruguayos sobre temasque siguen siendo actuales: la Fe, el matrimonio,la fidelidad, la cultura, el trabajo. A ello se sumauna sucinta cronología de los jalones que mar-caron la vida y el pontificado del Papa polaco.

Para quienes vivieron aquel tiempo podrá seruna oportunidad de volver a leer esas palabras yjuzgarlas con más camino vital recorrido, cual-quiera sea su creencia. Para los más jóvenes, la deadentrarse en el pensamiento de un Papa de granvalía intelectual y que a la vez vivió en plenitudlos desafíos de su tiempo. Es el legado que dejó enUruguay un hombre que cambió la historia.

Enrique Etchevarren, Editor Jefe, El País.

EL LEGADO

UN COMUNICADOR EFICACÍSIMO, UN HOMBRE VALIENTEQUE NO ESQUIVÓ LOS PROBLEMAS DE SU TIEMPO

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Señor Presidente,venerables hermanos en el Episcopado,Autoridades,“Orientales” todos,hijos de Uruguay:

Al dirigir mi primer saludo a toda la nación y a laIglesia en Uruguay, quieto ante todo dar gracias aDios por haberme concedido la dicha de emprendereste viaje apostólico En su nombre os deseo: ¡Paz yprosperidad para toda la República Oriental delUruguay!

Mi saludo va, en primer lugar, al Señor Presidentede la República. Las palabras que acaba de pronun-ciar en nombre del Gobierno de la nación y de todoslos ciudadanos, son sin duda expresión del gozo quesienten los uruguayos por la presencia del Papa entreellos y en su propia tierra.

Gracias, Señor Presidente, por esta amable acogi-da que me abre de par en par las puertas de este pue-blo, bien conocido por su hospitalidad. He aceptadocomplacido su gentil invitación y la del Episcopado

uruguayo a hacer esta visita que estrecha aún más lostradicionales lazos de esta noble nación con la SedeApostólica y de manera primordial quiere sellar lacomunión entre el Sucesor de Pedro y los Pastores yfieles de esta Iglesia que vive en Uruguay.

Saludo también a las demás autoridades aquí pre-sentes, a los miembros del Gobierno y a cuantos per-sonalmente se han prodigado para hacer realidadesta visita.

Mi abrazo fraterno a cada uno de mis amadísimoshermanos, los obispos de este país. Saludo también

con afecto a todos los sacerdotes, religiosos y religio-sas, diáconos, seminaristas y laicos comprometidosen la tarea evangelizadora de la Iglesia. Para todosvosotros, hombres y mujeres, niños y jóvenes, adul-tos y ancianos, mi saludo, mi afecto y mi bendición.El corazón del Papa se abre para acoger gozosamen-te, en el Señor, a todo el pueblo de Uruguay.

Uruguay es una nación del continente latinoame-ricano que se ha distinguido por su contribución enfavor de la paz. Prueba de ello ha sido el apoyo queha prestado para la superación del diferendo entreArgentina y Chile sobre la zona austral. Por eso, heconsiderado mi deber conmemorar en Montevideoel feliz resultado de la Mediación papal.

Vuestra patria se destaca por su decidido propósi-to en fomentar el progreso social, la participación detodos en el bien común y el esfuerzo unitario orien-tado a la promoción de la educación y de la cultura.

Un pueblo de corazónEn vuestro país conviven en la concordia diversas

opciones sociales y políticas, y grupos que profesandiferentes creencias religiosas; todo ello en un climafavorable de respeto y tolerancia.

Es bien conocido, y me es grato subrayarlo, quelos uruguayos sois un pueblo de corazón, que sabequerer y valorar la amistad. Por eso, estoy seguro deque también vosotros sabréis entender mis palabras,palabras de amigo y de Padre, que a todos respeta y atodos quiere.

La historia de vuestro pueblo está profunda-mente hermanada con la historia de la proclama-ción y difusión del Evangelio en América. La fe cris-tiana ha dejado una huella imborrable en vuestrahistoria y en vuestra cultura, y no puede dejar de

iluminar el presente y futuro de esta RepúblicaOriental del Uruguay.

El Evangelio de Cristo es mensaje de amor, de jus-ticia, de libertad; garantía de la dignidad de la perso-na humana, fermento de una convivencia social pa-cífica y fraterna entre personas, grupos y pueblos. LaIglesia católica quiere ser en el mundo entero artíficede paz basada en la justicia, en el respeto y tutela delos legítimos derechos, particularmente de los másdébiles y necesitados. También la Iglesia en Uruguayse esfuerza, con lealtad y con espíritu de servicio, porser factor de unidad y armonía entre los ciudadanos,buscando siempre la elevación moral de los indivi-duos y del orden social.

Abrir las puertas a CristoCon esta visita el Papa quiere también confirmar a

todos los católicos en esta tarea de servicio del biencomún, en su fidelidad al Evangelio de Cristo, paraser como el alma de la sociedad uruguaya, construc-tores de una civilización del amor, que lleve a la pro-moción integral del hombre y de la sociedad.

Como portador de un mensaje de vida y de espe-ranza, os invito a abrir a Cristo las puertas de vues-tro corazón; especialmente a los jóvenes que son yapromesa del futuro y serán protagonistas de la histo-ria de este pueblo en el tercer milenio que ya seaproxima, lleno de incógnitas y desafíos para la hu-manidad.

¡Cómo me gustaría disponer de más tiempo paraconocer mejor vuestro país, encontrarme con susgentes, conocer más de cerca vuestras inquietudes yaspiraciones! Será en otra oportunidad no lejana.Ojalá esta breve visita deje la huella de paz y de reno-vación espiritual que yo mismo he deseado al venirhasta vosotros.

Este deseo lo encomiendo, junto con vuestras in-tenciones, a la Virgen de los Treinta y Tres, Patronadel Uruguay, invocando su protección maternal so-bre todas vuestras familias y hogares.

¡Uruguay, el Papa te saluda y te bendice! ¡Acepta elmensaje de paz y de amistad del Sucesor de Pedro!

¡Gracias por vuestra acogida! Con afecto de amigoy con amor de Padre, a todos bendigo de corazón.

CANTANDO BAJO LA LLUVIAEl 31 de marzo de 1987, bajo una lluvia torrencial, Juan Pablo II llegó a Uruguay por primera vez. En

el aeropuerto recibió la bienvenida del presidente de la República, Dr. Julio M. Sanguinetti, que le es-

peraba acompañado por su esposa y por sus Ministros. Después de escuchar al Presidente, el Papa pasó

revista a las tropas, formadas en la pista. Trataba de cubrirlo un paraguas más bien simbólico. Juan

Pablo II no tenía apuro. A las palabras del Presidente respondió con este discurso.

PRIMER VIAJE 31 de marzo1° de abril1987

“SABRÉIS ENTENDER MIS PALABRAS, PALABRAS DE AMIGOY DE PADRE, QUE A TODOS RESPETA Y A TODOS QUIERE”

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Muchas veces he pensado en vosotros, en vuestralabor evangelizadora y en el empeño que ponéis parahacer llegar el mensaje de Cristo a los hombres y mu-jeres de vuestro amado país. Al encontrarme hoy en-tre vosotros en esta catedral metropolitana de Monte-video, siento una honda alegría que quiere manifes-tarse en continua acción de gracias a Dios.

Por primera vez viene a visitaros el Sucesor de Pe-dro. Quiera el Señor que este momento de gracia tanseñalado sea propicio para afianzaros en la fe y para vi-gorizar en vuestra conciencia los lazos de íntima co-munión con la Sede Apostólica, con vuestros obispos ycon tantos hermanos esparcidos por el mundo entero.

En nuestros oídos resuena siempre vivo el manda-to del divino Maestro: “Id y enseñad a todas las gentesa observar todo lo que yo os he mandado” (Mt 28, 19-20). Conscientes de tan gran responsabilidad, habéis

de sentir como propia la inquietud apostólica de SanPablo, cuando exclamaba: “¡Ay de mi si no evangeliza-re!” (1Cor. 9, 16). Y como recomienda el mismo Após-tol, habéis de predicar la palabra a “tiempo y a des-tiempo” (2Tm 4, 1-2), plenamente convencidos de lafuerza inherente a la verdad que la Iglesia profesa des-de hace dos mil años.

Toda acción evangelizadora se orienta, en conse-cuencia, a lograr que cada persona y cada comunidadse abran plenamente a la Palabra de Dios. “La fe, en suesencia más profunda, es apertura del corazón huma-no ante el don: ante la autocomunicación de Dios porel Espíritu Santo” (Dominum et Vivificantem, 51). LaIglesia os agradecerá infinitamente si no os cansáis deayudar a los hermanos a recibir la Palabra divina tal

EN LA CATEDRAL DE MONTEVIDEODesde el aeropuerto de Carrasco, Juan Pablo II se dirigió en el papamóvil a la Catedral, recorriendo bajo la lluvia

implacable la rambla y avenida 18 de Julio. La gente, a pesar del agua, esperó para verlo pasar… En la Catedral

tuvo un encuentro con los sacerdotes, religiosos y religiosas. Después de rezar unos momentos delante de la tum-

ba de Monseñor Jacinto Vera, pronunció el siguiente discurso:

como es: revelada e inspirada por Dios como iniciativay don suyo, predicada por la Iglesia, celebrada en la li-turgia y vivida por los Santos. Sólo así vuestras comu-nidades estarán en condiciones de “releer” de maneraauténtica la Palabra ante los acontecimientos nuevos.

Levantar la antorcha de la verdadComo toda Iglesia local, también la vuestra puedemostrar, con legítimo orgullo, elocuentes monumen-tos que, como en esta misma catedral, recuerdan laeficacia de esa fuerza y verdad evangélica en vuestrapatria. Me estoy refiriendo, entre otros, a personasque, cual figuras luminosas, se van agigantando con elcorrer de la historia: el primer vicario apostólico Dá-maso Antonio Larrañaga, cuyo nombre ha tomadovuestra recientemente erigida Universidad Católicadel Uruguay; vuestro primer obispo, el Siervo de Dios

Monseñor Jacinto Vera, Pastor celoso y ejemplar; y esegran pensador y maestro que fue Monseñor MarianoSoler, primer arzobispo de esta provincia eclesiástica.El ejemplo y la obra imperecedera de estos y tantosotros nombres insignes de la Iglesia en el Uruguay, nopueden quedar olvidados. Hoy más que nunca es ne-cesario alzar la antorcha de la verdad evangélica parailuminar los pasos inciertos y sin esperanza de tantoshermanos nuestros que caminan a la deriva.

Sin embargo, no debemos olvidar que la fuerza efi-caz y transformadora de la palabra revelada no dimanade la humana elocuencia con que viene proclamada,sino de la verdad inherente en ella misma, es decir, desu autenticidad como Palabra de Dios. Es el mismoMaestro quien, al transmitir el mensaje recibido del Pa-

dre, siente la necesidad de subrayar que actúa en plenafidelidad a su divina fuente: “La palabra que oís no esmía, sino del Padre que me ha enviado” (Jn 14, 24).

El mensaje evangélico no será auténtico y en con-secuencia no será capaz de renovar en profundidad lavida cristiana, si no es proclamado en toda su pureza eintegridad. Hay que superar, pues, la tentación de re-ducir el Evangelio a ciertos pasajes interpretados se-gún los propios gustos y opiniones o de acuerdo aposturas ideológicas preconcebidas.

Sin lugar para el desánimoNo os dejéis llevar por el desánimo ante un aparen-

te fracaso en vuestro apostolado. Escuchemos, encambio, la voz de Cristo que continúa diciéndonos,como a sus Apóstoles: “Remad mar adentro y echadvuestras redes para pescar” (Lc 5, 4). Si, como verda-deros Apóstoles, en momentos de zozobra levantamosnuestra mirada hacia el Señor para decirle: Confiamosen Ti, y en tu nombre seguiremos echando las redes;aun a costa de sacrificios e incomprensiones, hemosde proclamar sin temor alguno la verdad completa yauténtica sobre tu persona, sobre la Iglesia que Túfundaste, sobre el hombre y sobre el mundo que Túhas redimido con tu sangre, sin reduccionismos niambigüedades.

No es, pues, en datos puramente sociológicos, so-ciológicos o políticos donde encontraremos los crite-rios de nuestra enseñanza y de nuestra conducta, sinoen la fe, en la comunión de vida con Jesucristo y en lafidelidad plena a la doctrina de la Iglesia.

Pensad, queridos hermanos y hermanas, que, encaso de no aportar estas luces específicas, que sólodestellan desde el Evangelio, en poco o en nada osdiferenciaríais de otros analistas y trabajadores so-ciales. Si vuestros oyentes observaran que vuestramirada no va más allá de lo apreciable dentro de loshorizontes profanos, se preguntarían asombradosdónde está y en qué se manifiesta la originalidad devuestra presencia y de vuestro mensaje. Muchas ve-ces, afortunadamente, el “sensus fidei” presente en el

1920 ✦ Karol Józef Wojtyla nace enWadowice, cerca de Cracovia.Es el segundo hijo de KarolWojtyla y Emilia Kaczorowska,después de Edmund y deOlga, que murió antes de sunacimiento.

1929✦ Muere sumadre.

1938 ✦ Fallece su hermanoEdmund, que era médico.

✦ Karol se matricula en lafacultad de letras de laUniversidad Jagellónica deCracovia y en una escuela deteatro.

CRONOLOGÍA

18 DE MAYO

“LA PRIMERA LIBERACIÓN QUE CRISTO VINO A BRINDARAL HOMBRE ES LA LIBERACIÓN DEL PECADO”

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Pueblo de Dios, predispone a los fieles a aceptar conprontitud el pan genuino del Evangelio, rechazandoel que está adulterado.

Id al corazón de los hombres.En vuestro trabajo apostólico habréis de prestar

una solicitud prioritaria a la conversión del corazón.¿Por qué? Porque es del interior del hombre de dondeprocede todo aquello que le separa de su Creador ydonde se construyen las barreras de división con sushermanos (Mt 7, 20-23). He ahí el nervio de vuestratarea misionera, donde nadie podrá sustituiros, yaque debéis ser colaboradores discretos del EspírituSanto, “agente principal de la evangelización” (Ibíd.,75), en un trabajo que, por lo común, no llama laatención ni puede ser contabilizado con parámetrospuramente humanos.

Ni el fracaso ni el éxito os induzcan nunca a olvi-dar vuestra vocación de servidores, dejando al Señorque dé el crecimiento cómo y cuando Él lo quiera (cf.1Co 3, 7), imitando a la vez al Apóstol Pablo, que sa-bía pasar necesidad y vivir en la abundancia, estandoa todo y para todo bien enseñado: a la hartura y alhambre, a abundar y a carecer; y podía confesar conintrepidez “Todo lo puedo en Aquel que me conforta”(Flp 4, 12-13).

Yo quisiera que, como fruto de nuestro encuentro, seavivara en vosotros la urgencia en corresponder a la

LA LLEGADA.Juan Pablo II es re-cibido en el Aero-puerto de Carrascoel 31 de marzo de1987. Un día decielo encapotado yluego lluvioso. Dosniños, con vestidostípicos habían ofi-ciado de pequeñosanfitriones. Desdeallí partiría haciala Catedral deMontevideo dondese dirigió a sacer-dotes y laicos: en suprimer mensajedió criterios deevangelización.

EL PAPAMÓVIL EN MONTEVIDEO. La lluvia no impidió que miles de montevideanos se lanzaran a las calles.

1939 ✦ Cuando las fuerzas naziscierran la universidad, Karoltiene que trabajar en una can-tera y en una fábrica químicapara ganarse la vida y evitarser deportado a Alemania.

1941✦Muere elpadre de Karoly el joven de21 años quedasin familiaresdirectos vivos.

1942 ✦ Siente la vocación al sacerdo-cio y comienza a recibir clasesen el seminario clandestino deCracovia dirigido por elArzobispo Adam Stefan Sapieha.

✦ Funda el “Teatro Rapsódico”,también clandestino.

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15). Es una “opción” que tiene su funda-mento en la Palabra de Dios y no en cri-terios aportados por ciencias humanaso ideologías contrapuestas, que a menu-do reducen los pobres a categorías eco-nómicas o socio-políticas. Ella, sin em-bargo, ha de realizarse mirando al hom-bre con una visión integral, es decir, consu vocación temporal y eterna. Y es ahíprecisamente donde, a la luz de la Reve-lación, descubrimos que la pobreza másabsoluta es la orfandad divina, conse-cuencia del pecado. Consiguientemen-te, la primera liberación que Cristo vinoa brindar al hombre es la liberación delpecado, del mal moral que anida en sucorazón y que, a su vez, es raíz y causade las estructuras opresoras. Podréisacercaros eficazmente a los pobres y asus problemas para iluminarlos según elEvangelio, si tenéis un corazón de pobreque sabe recibir la Palabra de Dios talcomo es, y si adoptáis una vida de au-téntico desprendimiento como segui-miento de Cristo.

Trabajar con entusiasmoQuienes como vosotros, sacerdotes y

personas consagradas, han optado incon-dicionalmente por Cristo, deben sersiempre factores de unidad; nunca de di-visión en nombre de determinadas con-cepciones ideológicas o políticas opcio-nales, por legítimas que fueren. Vosotrostenéis la responsabilidad de proclamarlos principios éticos y morales, así comolas aplicaciones concretas de los princi-pios fundamentales que deben inspirar laactividad económica, social y políticapara que sean verdaderamente “huma-nas”; pero dejad a los laicos competentesy bien formados en su conciencia moral,la ordenación de los asuntos temporales,y no ocupéis su lugar abandonando elvuestro específico. Tal comportamiento

no indica en modo alguno indiferencia por los pro-blemas temporales, sino que es signo de un compro-miso radical, que vosotros habéis aceptado por mo-tivos superiores.

Al finalizar este gratísimo encuentro, encomien-do a todos y a cada uno de vosotros al cuidado ma-ternal de María Santísima, Estrella de la Evangeli-zación. A Ella, la Madre de Jesucristo y Madre de laIglesia, encomiendo también vuestros afanes apos-tólicos. Que vuestra Patrona, la Virgen de los Trein-ta y Tres, os ayude a vivir siempre fieles a vuestroscompromisos e ideales.

gracia recibida y que, con renovado en-tusiasmo, empeñarais toda vuestra ca-pacidad de amor en buscar la santidada la que hemos sido destinados por laelección de Dios. Solamente si nos es-forzamos por identificarnos con Cristo,podremos decir en verdad con el Após-tol: “Ya no vivo yo, es Cristo quien viveen mí” (Ga 2, 20). Sólo entonces ten-dremos el valor necesario para cons-truir la “civilización del amor”, un mun-do más divino a la vez, movido por lafuerza irresistible de la caridad.

Si el bautismo es el momento deci-sivo de nuestro injerto espiritual enCristo, la vida nueva que de él surgenecesitará, para poder desarrollarseconvenientemente, la savia continuade la gracia sacramental. Ante la posi-bilidad de una ruptura ulterior pornuestra parte, el Señor estableció elsacramento de la penitencia o recon-ciliación. Debemos acercarnos fre-cuentemente a esta fuente de vida quees el sacramento de la reconciliación.Allí encontraréis siempre los brazosamorosos de Dios nuestro Padre, lapaz verdadera que sólo Cristo puededar y la renovación auténtica según lavida nueva del Espíritu.

ReconciliaciónA vosotros sacerdotes, como mi-

nistros de la reconciliación, osexhorto a cobrar un renovado apre-cio por la celebración de este sacra-mento, en el que Jesús se vale de vo-sotros para llegar a lo más íntimo delcorazón. No dejéis de estudiar y orara fin de estar a la altura del ministe-rio de la pacificación del hombrecon Dios, facultad tan inaudita, quehizo exclamar con estupor: “¿Quiénpuede perdonar los pecados sinosólo Dios?” (Mc 2, 7). Por esto, ospido que estéis siempre disponibles. No escatiméisel tiempo de vuestra dedicación a administrar estesacramento y a guiar a los fieles por el camino de laperfección. Pensad que Dios está siempre a la espe-ra del hijo que vuelve a casa para ser perdonado yreconciliado por medio de vosotros.

Criterios de la liberaciónEn los últimos años ha sido subrayada con espe-

cial fuerza e insistencia, dentro de la misión apostóli-ca y pastoral de la Iglesia, la llamada “opción prefe-rencial por los pobres”. Como sabéis, esta preferencia,

puesta de relieve por el Concilio Vaticano II (cf. Lu-men gentium, 8), encontró inmediatamente una ca-lurosa acogida en toda la Iglesia, y muy en particularen América Latina. No podía ser de otra manera,puesto que se trata del mensaje eterno del Evangelio.Así actuó Cristo (cf. Lc 4, 18); así lo hicieron los Após-toles; y así lo ha vivido la Iglesia a lo largo de su histo-ria dos veces milenaria.

Pero esta “opción”, por el hecho de ser “prefe-rencial”, indica e implica que no debe ser exclusivani excluyente. El mensaje de salvación que Cristonos trae está destinado “a toda creatura” (cf. Mc 16,

ABIERTO A TODOS. El gesto amable y acogedor del Papa que se ganó a la gente

1945 ✦ Tras el final de la II GuerraMundial, continúa sus estudiosen el seminario mayor deCracovia, nuevamente abierto,y en la Facultad de Teologíade la Universidad Jagellónica.

1946 ✦ El futuro Papa es orde-nado sacerdote por elArzobispo Adamo StefanoSapieha, en Cracovia.

CRONOLOGÍA

1° NOVIEMBRE

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Señor Presidente de la República y miembrosdel Gobierno,Señores Ministros de Relaciones Exterioresde Argentina, Chile y Uruguay,Excelencias, Señoras y Señor es:

En estos momentos siento un gran gozo dentro demí, al verme reunido con tantas ilustres personalida-des en este lugar, que fue testigo de un memorableacontecimiento. Un acontecimiento histórico, queculminó años después con el triunfo de la buena vo-luntad y del entendimiento entre hombres y pue-blos, y que, por lo mismo, será una página inolvida-ble de la historia de América Latina.

Como todos saben, entre dos países, hermanospor su origen y raíces históricas, por su fe, su len-gua y su geografía, existían antiguas diferencias,que les llevaron en el año 1978 al borde de un con-flicto armado.

Hoy damos fervientes gracias a Dios, y nos con-gratulamos todos, porque, en lugar de recurrir a lafuerza destructora de las armas, los responsables deaquellos dos pueblos tuvieron la grandeza de ánimode optar por el diálogo y la negociación, decididos asuperar las tensiones según criterios de equidad y.por encima de todo, a garantizar la paz.

Es justo en esta ocasión manifestar pública grati-tud al Uruguay que, con actitud solidaria y construc-tiva, ofreció generosamente su suelo para que sobreél pudiera darse, con la firma de los dos Acuerdos deMontevideo en este Palacio Taranco, el primer pasoen aquel camino que iba a exigir, hasta llegar a lameta, grandes dosis de buena voluntad, prudencia,sabiduría y tenacidad por parte de todos.

La fuerza de la razónFue aquella una opción abierta y decidida, en or-

den a buscar soluciones no violentas a los conflictosinternacionales, y que honra a quienes la protagoni-zaron. Fue una lección práctica y convincente deque los hombres y las naciones, si en verdad lo quie-ren, pueden convivir en paz, haciendo prevalecer lafuerza de la razón sobre las razones de la fuerza. Fuela confirmación de que la historia no está regida porimpulsos ciegos, sino que depende más bien, en sudevenir, de las decisiones justas y responsables,adoptadas libremente por los hombres. Por consi-guiente, la guerra no es algo fatídico e inevitable.

Hoy nos hemos dado cita en este Palacio Tarancoprecisamente para conmemorar lo acontecido enaquel 8 de enero de 1979, es decir, la reafirmaciónde los medios pacíficos para la solución de las con-

ARGENTINA-CHILE: “NO” A LA GUERRAAl terminar este encuentro, el Papa se trasladó al Palacio Taranco. La circunstancia era celebrar el Tratado de

Montevideo, por el cual, gracias a la mediación pontificia, se evitó una guerra entre Argentina y Chile. En el Pala-

cio Taranco, ante el Cuerpo Diplomático y legisladores, pronunció un memorable discurso del que destacamos es-

tos conceptos.

troversias entre dos países y la renuncia explícita aluso de la fuerza.

Sin limitarse al arreglo del diferendo inicial –quede por sí habría sido ya un resultado positivo– elTratado consagra además la misma vía de diálogo,de negociación para la solución de nuevas posiblescontroversias Su texto incluye un compromiso so-lemne de preservar, reforzar y desarrollar los víncu-los de paz y de amistad, así como una serie de cláu-sulas concretas encaminadas, antes de todo, a evitarque surjan controversias, a la vez que al manteni-miento y afianzamiento de las buenas relacionesentre ambas naciones. Además, Argentina y Chileconscientes de que, a pesar de la mejor buena vo-luntad, podrían presentarse en el futuro algunas si-tuaciones conflictivas, confirman la exclusión totaldel recurso a la fuerza y la obligación de solucionar-las únicamente por medios pacíficos: este solemnecompromiso queda asegurado y facilitado con undetallado sistema para el arreglo pacífico de lascontroversias.

No duden jamás, quienes están tentados de ser-virse de la fuerza con finalidades que pueden pare-cer legítimas, que siempre hay posibilidades de ne-gociación con vistas a verdaderas soluciones, hon-rosas y aceptables para todos.

E1 recurso a la fuerza, a la violencia, para inten-tar resolver situaciones conflictivas o de injusticia,a nivel internacional e incluso nacional, suele lle-var consigo –además de otros graves inconvenien-tes– un coste elevado de vidas humanas, que lodescalifican como vía de solución. El camino quelleva de veras a la paz implica, por otra parte, unasincera voluntad de conseguirla, a la vez que laaceptación del interlocutor como portador de aspi-raciones y propuestas a considerar, y no como unenemigo a subyugar o suprimir.

Al Señor, rico en misericordia, a quienes loscristianos invocamos como “ Príncipe de la paz ”(Is. 9, 6), elevo mi plegaria llena de esperanza paraque en el corazón de todos los hombres pueda rei-nar la paz.

CELEBRANDO LA PAZ. El presidente Julio Sanguinetti junto al Papa en el lugar del acuerdo Argentina- Chile.

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“El Señor es mi pastor” (Sal 23 [22], 1).Estas palabras que la Iglesia proclama en la litur-

gia de hoy quiero repetirlas de nuevo para saludarcordialmente, en el nombre del Señor, Pastor denuestras almas, a todos los aquí reunidos en la capi-tal del Uruguay.

Con mi presencia en vuestra ciudad, durante estavisita pastoral al Cono Sur americano he querido,también, conmemorar la feliz conclusión del diferen-do sobre la zona austral, y dar gracias, junto con vo-sotros, a Dios nuestro Señor. El es el Buen Pastor de

los pueblos y de las naciones; El es el Buen Pastor decada hombre.

En su nombre, en el nombre de Jesucristo, saludoa toda la Iglesia que está en el Uruguay y a la enterasociedad de esta nación. Sé que muchos de vosotroshabéis tenido que hacer un gran sacrificio para acu-dir a esta cita. Por eso, os digo de corazón: ¡Gracias,muchas gracias por vuestra presencia!

Libertad para anunciar a CristoAquí, a la sombra de la cruz imponente que presi-

de este altar, sobre el que vamos a renovar de formasacramental el Sacrificio redentor de Jesucristo en elCalvario, quiero desear a todos los presentes, y a to-dos los uruguayos, al norte y al sur del Río Negro, encada uno de sus diecinueve departamentos, mi afec-tuoso saludo en el Señor: ¡Gracia y paz a la Iglesia de

LA MISA A LA SOMBRA DE LA CRUZEl 1º de abril, en Tres Cruces, a las 10 de la mañana, Juan Pablo II celebró una Misa inolvidable a la que asistie-

ron más de 150.000 personas. La lluvia, que no había cesado durante la noche, dejó paso al sol cuando comenzaba

la Misa. Durante su homilía, en más de una ocasión los asistentes le interrumpieron con gritos de “¡Que vuelva,

que vuelva!”. El Papa bromeó diciendo que aún no se había ido… Y agregó: “Esperemos”. Y después, como conti-

nuaron los aplausos y los gritos: “Esperamos”…

Dios que está en Uruguay!Estamos celebrando el tiempo litúrgico de la Cua-

resma. La Palabra de Dios guía hoy nuestros pensa-mientos y nuestros corazones hacia el Hijo del hom-bre que personalmente anuncia, en presencia de losApóstoles, su pasión, muerte y resurrección.

Él dice que el Hijo del hombre debía padecer mu-cho, ser rechazado por los ancianos, por los príncipesde los sacerdotes y por los escribas, morir y resucitardespués de tres días (Mc 8, 31). Al decir estas pala-bras, Jesús asume conscientemente los rasgos del Va-

rón de dolores anunciado por el Profeta Isaías (Is 53,2-3). Sabe con certeza absoluta que las palabras delProfeta se refieren al Mesías, a Él mismo.

Hoy, en la lectura del Evangelio hemos escuchadoa Jesús que pregunta a sus discípulos: “¿Quién dicenlos hombres que soy yo?”. Le dan diversas respuestas,tras lo cual Jesús les interroga de nuevo: “Y vosotros,¿quién decís que soy yo?”. Respondiendo Pedro, ledice: “Tú eres el Cristo” (Mc 8, 27. 29).

Seguidamente, Jesús enseña a los Apóstoles que elMesías es precisamente Aquel en quien se cumplirála profecía de Isaías sobre el Varón de dolores.

Y cuando el mismo Pedro, que poco antes habíadado un espléndido testimonio sobre el Mesías, seresiste a aceptar todo lo que Jesús dice acerca de suhumillación y de su pasión, el Maestro le reprendecon gran severidad: “¡Apártate de mí, Satanás! Porque

no sientes las cosas de Dios, sino las de los hombres”(Ibíd. 8, 33).

En efecto, en aquellos momentos para Pedro el Me-sías debía ser rey, una autoridad de este mundo. Debíasentarse sobre el trono de David y librar a la nación desus opresores. Pedro hablaba con categorías humanas;pero los planes de Dios iban en otra dirección. Enefecto, este Mesías, anunciado por el Profeta Isaías,había de convertirse en Varón de dolores, en un “des-preciado y abandonado por los hombres”. El Mesías-Cristo-Redentor del hombre, había de cargar connuestros sufrimientos; ser traspasado por nuestros su-frimientos; ser traspasado por nuestros delitos y aplas-tado por nuestras iniquidades (Is 53, 3-5).

Queridos hermanos y hermanas, Pueblo de Diosque vive en Uruguay: Meditad atentamente las pala-bras de la liturgia de hoy. Acoged la verdad divina so-bre el Hijo del hombre. Ella tiene un poder salvífico;en ella está contenida la plena verdad sobre la libera-ción del hombre.

“El Señor es mi pastor”. Lo canta hoy la Iglesia enla liturgia aquí en Montevideo, en Uruguay, en todoel mundo... El Señor es nuestro Pastor: precisamenteEl, Cristo crucificado y resucitado, Redentor delhombre y del mundo. Y la Iglesia, fundada por el mis-mo Cristo, continúa a través de la historia su obra re-dentora. Por eso, no puede contemplar la marcha dela humanidad o el devenir histórico de cada hombre,con indiferencia.

Fiel a su misión, la Iglesia debe proyectar, sobrelos problemas que aquejan a la humanidad en cadamomento de su historia, la luz limpia y pura que bro-ta del Evangelio, siempre actual por ser Palabra deDios. Y esto es lo que hace y lo que quiere seguir ha-ciendo en cumplimiento del mandato recibido delmismo Cristo. Para ello pide sólo libertad, para quesu voz pueda llegar sin obstáculos a todo aquel quequiera escucharla.

19461948

✦ Se traslada a Romapara realizar estudiossuperiores y completarsu formación teológicabajo la dirección deldominico francésGarrigou-Lagragnge.

CRONOLOGÍA

1949 Lo destinan como vicariode la parroquia deNiegowiec, en la diócesisde Tarnow, al este deCracovia. Hasta 1951, escapellán de los universi-tarios.

1948 ✦Doctorado en Teologíacon una tesis sobre la feen las obras de San Juande la Cruz. Atiende aemigrantes polacos deFrancia, Bélgica yHolanda.Regresa a Polonia

“HOY NO FALTAN QUIENES PRETENDENOFRECER A LOS MATRIMONIOS UNA FELICIDADA BAJO PRECIO. NO OS DEJÉIS ENGAÑAR”

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LA BENDICIÓN. Juan Pablo II imparte la Bendición Eucarística a los uruguayos desde el Centenario

Uruguay nació católicoQueridos uruguayos: Vuestra patria nació católi-

ca. Sus próceres se valieron del consejo de precla-ros sacerdotes que alentaron los primeros pasos dela nación uruguaya con la enseñanza de Cristo y desu Iglesia, y la encomendaron a la protección de laVirgen que, bajo la advocación de los Treinta y Tres,hoy nos preside junto a la cruz. El Uruguay de hoyencontrará los caminos de la verdadera reconcilia-ción y del desarrollo integral que tanto ansía, si noaparta los ojos de Cristo, Príncipe de la Paz y Reydel universo.

Y para que esta nación –la gran familia del Uru-guay– sea siempre fiel al mensaje salvífico de Cristo, espreciso que la comunidad familiar - célula básica devuestra sociedad– no vuelva sus espaldas a Cristo, sinoque sean familias unidas, sanas moralmente, educa-doras en la fe, respetuosas de los derechos de cadapersona, empezando por el respeto a la vida de cadacriatura, desde el momento mismo de su concepción.

Hoy, por desgracia, no faltan quienes pretendenofrecer a los matrimonios y a las familias una su-puesta felicidad a bajo precio. Yo os pediría que noos dejéis engañar. Dejaos, más bien, iluminar por laPalabra de Dios, interpretada auténticamente porel Magisterio de la Iglesia, que posee garantía deveracidad, basada en la asistencia del Espíritu San-to que Cristo le prometió hasta el fin de los tiem-

pos. La Iglesia no os propone una vía fácil: el cris-tiano, si quiere llegar a la resurrección, no puededesviarse del camino recorrido por el Maestro. Peroos garantiza, a cambio, la seguridad de ir por buencamino, porque nuestro guía es el Señor y Él infun-de en nuestros corazones la paz y la alegría que elmundo no puede dar.

Ante las dificultades que puedan surgir dentro dela vida conyugal, no os dejéis desorientar por el fácilexpediente del divorcio que sólo da apariencias desolución, pues en realidad se limita a trasladar losproblemas, agravándolos, hacia otros ámbitos. Loscristianos saben que el matrimonio, indisoluble pornaturaleza, ha sido santificado por Cristo, hacién-dolo participar del amor fiel e indestructible entreEl y su Iglesia (Ef 5, 32). Frente a las tensiones y con-flictos que puedan parecer, sobre todo cuando la fa-milia está envuelta por un clima impregnado depermisividad y hedonismo, recuerde que está lla-

LA FIDELIDAD ESLA VIRTUD QUEENNOBLECE EL AMOR

1951 ✦ Reanuda sus estudiosfilosóficos y teológicos yen 1953 presenta unatesis sobre el filósofoalemán Max Scheler.

1953 ✦ El gobierno comunista en Polonia imponepor decreto su estricto control en todos losnombramientos de eclesiásticos, justo cuandoWojtyla es nombrado profesor de TeologíaMoral y de Ética Social en el seminario mayorde Cracovia y en la Facultad de Teología deLublin. La Facultad es cerrada por el régimenal año siguiente.

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SONRISAS BAJO EL SOL. En su segunda jornada, el sol dejó atrás la llovizna del primer día y la misa de Tres Cruces tuvo un entrañable tono de fiesta familiar.

mada por el Dios de la paz a hacer la experienciagozosa y renovadora de la reconciliación, esto es, dela comunión reconstruida, de la unidad nuevamen-te encontrada. De manera especial, mediante laparticipación en el sacramento de la reconciliacióny en la comunión del Cuerpo de Cristo, las familiascristianas encontrarán la fuerza y la gracia necesa-ria para superar los obstáculos que atentan a suunidad, no olvidando además que el verdaderoamor se acrisola en el sufrimiento.

El tiempo de los jóvenesVaya también en este día mi palabra de aliento y

de esperanza a vosotros, queridísimos jóvenes uru-guayos. Es de todos conocido el afecto y el aprecioque nutro dentro de mí por la juventud. Lamentoque, en esta visita, no me haya sido posible tener unencuentro especial con vosotros, que sois la espe-ranza de vuestro país v también de la Iglesia.

Os ha tocado vivir un tiempo difícil, es verdad,pero también no es menos cierto que estamos anteuno de los momentos más apasionantes de la histo-

ria, en el que vais a ser testigos y protagonistas deprofundas transformaciones. Vosotros, los jóvenes,tenéis una sensibilidad única para intuir el mundonuevo que se aproxima y que va a necesitar de vues-tros brazos jóvenes y generosos.

Para la construcción de ese mundo tendréis queemprender grandes tareas. Si queréis ser conse-cuentes con vuestros legítimos ideales y no claudi-car, no podéis menos de ser ya desde ahora auda-ces, pacientes y sinceros con vosotros mismos, y te-ner una fe inquebrantable.

Sabéis que el hombre ha recibido de Dios esa vo-cación que es única: la del amor, que puede ser rea-lizada en el matrimonio o en la donación total de símismo por el reino de los cielos. En ambos casos, lafidelidad es la virtud que ennoblece el amor.

Tendría todavía muchas cosas que deciros... y,sobre todo, me gustaría mucho escucharos; escu-char de vuestros labios cuáles son vuestras ilusionese inquietudes, vuestros problemas y dificultades. Detodos modos espero veros a muchos de vosotros elDomingo de Ramos, en Buenos Aires.

En este día venturoso doy gracias al Altísimo, eníntima unión con los Pastores y los fieles de estaquerida Iglesia particular, y a la vez os pido que re-céis intensamente por la paz de toda América. Rece-mos por la justicia social e internacional, que soncondición de una paz verdadera. Pidamos a Diosque se respeten los derechos de los hombres, de lospueblos y de las naciones de todo el mundo.

Y a vosotros, queridos habitantes de esta capitaly de esta tierra, que hoy me acogéis como Sucesorde Pedro, os deseo, con las palabras del Apóstol, queCristo habite, mediante la fe, en vuestros corazones:que podáis conocer cada vez mejor el amor de Cris-to que excede todo conocimiento; que os llenéis detoda plenitud de Dios (Ef 3, 17-19). Y a Aquel quecontemplamos, mediante las palabras de la liturgiacuaresmal, como Varón de dolores, nuestro Reden-tor, Príncipe de la Paz, crucificado y resucitado; aAquel que, según el poder que ya obra en nosotros,puede hacer mucho más de cuanto podemos pediry pensar, a El la gloria en la Iglesia y en los corazo-nes de los hombres de buena voluntad. Amén.

1958 ✦El Papa Pío XII lonombra Obispo titularde Olmi y Auxiliar deCracovia. Recibe laordenación episcopal el28 de septiembre en lacatedral de Wawel, enCracovia.

CRONOLOGÍA

19621965

Participa en el ConcilioVaticano II y tiene unimportante rol en la ela-boración de la constitu-ción “Gaudium et Spes”.

19604 DE JULIO ✦ Publica el

libro “Amory responsabi-lidad”.

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Al concluir mi breve e intensa visita apostólica avuestra patria tengo que confesar que el Papa y losuruguayos han sabido entenderse perfectamente. Mellevo en el corazón el buen recuerdo de una calurosaacogida y de una grata estancia entre vosotros, jalo-nada de exquisitas muestras de amor y devoción alSucesor de San Pedro. Gracias por todo. Gracias porvuestra hospitalidad que es ya una invitación paravolver a visitaros con más tiempo.

Juntos hemos celebrado nuestra fe escuchandola Palabra del Evangelio, en presencia de Cristo, yhemos unido nuestra plegaria a la oración unánimede la Iglesia. Por todo ello doy gracias al Señor.Quiero dejar constancia de mi alegría por el en-cuentro con los sacerdotes, religiosos y religiosas enla catedral de Montevideo; ha sido un momentofuerte de comunión eclesial con el que he queridorenovar en todos los que de cerca siguen y sirven aJesús, el gozo de estar consagrados a la extensión desu reino. ¡Ojalá este encuentro del Papa con el cleroy las personas consagradas sea también fecundopara el aumento de las vocaciones sacerdotales y re-ligiosas en la Iglesia de Uruguay!

La celebración eucarística, entusiasta y multitu-dinaria, en la explanada “Tres Cruces” ha congrega-do idealmente junto al Papa y los obispos de Uru-guay a toda la Iglesia de esta nación, con sus respec-tivas diócesis, con sus representantes. En la Eucaris-tía, misterio de comunión, vínculo de unidad, laIglesia crece y se renueva porque participa de lavida de Cristo.

Ha sido para mí un gran gozo el poder conmemo-rar en Montevideo la feliz conclusión del diferendoentre Chile y Argentina; he querido también con ello,honrar la actitud asumida por Uruguay al prestar suapoyo y colaboración a la Mediación Papal en la su-peración de las tensiones, dando así prueba de su vo-cación pacífica y pacificadora.

Sé que la Iglesia en Uruguay está comprometidaen una intensa tarea de evangelización y dedicadaal servicio incondicional de sus hijos y de la socie-dad. La comunidad eclesial, con la fuerza inspira-dora que le viene del Evangelio, es a su vez garantíade auténtico progreso humano de cara al futuro dela nación.

CON DESEOS DE VOLVERUna vez terminada la Misa en Tres Cruces, Juan Pablo II se dirigió al aeropuerto de Carrasco para tomar el avión

y viajar a Chile. Se despidió de Uruguay manifestando su propósito de volver.

Llamada a la perseveranciaPor eso, al despedirme, quiero exhortar a los Pas-

tores de la Iglesia en Uruguay y a todos los católicosa perseverar en esta tarea de evangelización, aun enmedio de las dificultades con que puedan encon-trarse. La Iglesia es también hoy en Uruguay un fac-tor de esperanza y de renovación de la sociedad ensus más hondas aspiraciones morales.

Gracias, Señor Presidente, por haberme invitado avenir a su país. De este modo he tenido ocasión deconocer mejor a los queridos “orientales” y me voycon la convicción de que Uruguay seguirá ofreciendosus suelos a iniciativas que promuevan la armonía yel entendimiento entre los pueblos latinoamericanos.

En el momento de mi despedida, quiero expresartambién mi más profundo agradecimiento a las de-más autoridades civiles y militares, así como a las di-versas entidades públicas que, en estrecha colabora-ción con los representantes de la Iglesia, han brinda-do toda clase de facilidades para que esta visita pas-toral alcanzara sus objetivos.

Las más rendidas gracias a todos mis hermanosen el Episcopado, a los sacerdotes, religiosos, religio-sas, fieles y en general a todas y cada una de las insti-tuciones católicas, que con tanta generosidad y entu-siasmo han trabajado en la preparación de este en-cuentro con el Sucesor de San Pedro.

Gracias también a todos los que con su oración ysufrimiento en el silencio han contribuido a que estajornada eclesial sea fecunda con el auxilio divinopara la vida de vuestra nación.

¡Permaneced fieles a vuestra vocación cristiana!¡Sed testigos de Cristo y de su Evangelio! Sobre todo,vosotros, jóvenes católicos de Uruguay, que sois laesperanza de la Iglesia y de la sociedad. ¡Cristo confíaen vosotros!

Con la mirada puesta en la Virgen María, que losuruguayos invocáis con el título de Virgen de losTreinta y Tres, os encomiendo a su maternal interce-sión para que la semilla del mensaje sembrado fruc-tifique en la fértil y noble alma uruguaya.

¡Gracias, Uruguay, por tu hospitalidad! Me despi-do con el propósito de volver otra vez.

¡Que la paz de Cristo dé en ti frutos abundantes dejusticia y amor en la libertad!

1964 ✦ El Papa Pablo VI lonombra Arzobispo deCracovia. Su consagra-ción es el 13 de junio.

1967 ✦ Pablo VI lonombra Cardenal.

13 DE ENERO 29 DE MAYO

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MISA EN TRES CRUCESMISA EN TRES CRUCES

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DARSE SIN MEDIDAEl sábado 7 de mayo de 1988, Juan Pablo II volvió a nuestro país. Vino para conocer a los uruguayos y, visi-

tando Melo, Florida y Salto, Uruguay sintió que el Papa iba a todos los departamentos de nuestra patria.

Fueron tres días de intenso trajín. Al llegar, este fue su saludo en el aeropuerto:

7 a 10 de mayode 1988

sar que el Papa y los uruguayos han sabido entenderseperfectamente”.

Por qué viene a UruguayHoy quiero conocer mejor vuestra tierra y sus ha-

bitantes. Por eso, en mi deseo de visitar todos y cadauno de los diecinueve departamentos, recorreré elpaís en todas las direcciones. Partiendo de la capital,iré a Melo, Florida y Salto: de esta forma quiero acer-carme a cada uno de vosotros.

A ti, querido Uruguay, el Papa viene cargado de es-peranza para anunciarte a Cristo. Amadísimos orien-tales: Escuchad a Jesucristo, abridle las puertas devuestro corazón, de vuestras familias, de vuestras ins-tituciones. Vuestra patria nació cristiana, vuestros hé-roes inspiraron su vida en el Evangelio, vuestra cultu-ra está impregnada de los aportes de la fe católica.

Quiera Dios que mi viaje apostólico sea propiciopara fomentar una escucha más atenta del mensajecristiano; que la vida personal, familiar y social sedeje renovar por la fuerza de la verdad y los idealessuperiores que hacen noble y grande a una nación.

A lo largo de su historia, vuestra patria ha sido tierrade encuentro de grupos de diferente procedencia étni-ca, diversas creencias religiosas, distintas concepcio-nes sociales y políticas. No sin dificultades, habéis sabi-do crear y defender una sociedad tolerante y respetuo-sa, que ha fomentado el progreso social, la participa-ción; unas instituciones que han promovido la educa-ción y la cultura.

La Iglesia católica, a través de estos casi cinco siglosde historia, ha dado su gran aporte a la construcciónde vuestro país. En efecto, los cristianos han estadopresentes en todos los órdenes de la vida nacional.También hoy la Iglesia en el Uruguay quiere servir a laedificación de la civilización del amor, que lleve a lapromoción integral de todo hombre, que cree una so-ciedad más fraterna y más justa. Con esta visita quieroreafirmar el empeño de los católicos en pro del biencomún y animarlos a un esfuerzo aún más generoso.

De manera especial deseo acercarme a los quemás sufren: a quienes carecen de los medios sufi-cientes para sustentar su vida, a los que no tienencasa y a los desocupados; a los enfermos, a los mi-nusválidos; a las familias divididas, a quienes les faltael cariño y la comprensión. A todos quisiera llegarcon amor, para acompañarlos y ayudarlos, para con-solarlos y animarlos.

Este viaje apostólico, que hoy comienzo por vues-tra tierra y que me llevará al corazón de América delSur, lo realizo dentro del marco del Año Mariano. Poreso invoco a María, Madre de Dios, para que Ella nosacompañe y guíe en estos días.

Mañana peregrinaré con todo vuestro pueblo parahonrar la imagen sagrada que veneráis en Florida, laVirgen de los Treinta y Tres, Patrona del Uruguay. AElla encomiendo esta peregrinación pastoral, asícomo a vosotros, vuestras familias y vuestra patria.

¡Orientales! ¡El Papa está en vuestra casa bajo el sig-no de la paz: la cruz de Cristo! ¡Gracias por recibirme!

¡Que Dios bendiga a vuestro pueblo!

SEGUNDO VIAJE

Señor Presidente de la República,venerables hermanos en el Episcopado,autoridades, hermanos y hermanas todosmuy queridos:

¡Alabado sea Jesucristo!Sean estas mis primeras palabras de invocación y

agradecimiento al encontrarme de nuevo en estabendita tierra para continuar el encuentro que co-mencé, hace poco más de un año, en este mismo ae-ropuerto de Carrasco con los amados hijos del Uru-guay. Entonces manifestasteis repetidas veces el de-seo de que regresara a vuestro país. En mi despedidaos decía: “Gracias por vuestra hospitalidad que es yauna invitación para volver a visitaros con más tiem-po”. “Me despido con el propósito de volver otra vez”.

Demos todos juntos gracias a Dios porque hoynos permite cumplir el deseo que tanto yo como vo-sotros habíamos manifestado. Demos gracias tam-bién a cuantos hacen posible este encuentro.

Saludo, en primer lugar, al Señor Presidente de laRepública, que acaba de recibirme, en nombre tam-bién del Gobierno y del pueblo de esta querida na-ción. Saludo igualmente con respeto a los miembrosdel Gobierno y demás autoridades aquí presentes.

A vosotros, hermanos obispos, el Sucesor del Após-tol Pedro da el beso santo, símbolo de unión en elamor de Cristo. En vosotros el Obispo de la Iglesia deRoma, que preside en la caridad, ve y saluda a cadauna de las Iglesias particulares que presidís en el nom-bre del Señor, a vuestros queridos sacerdotes y diáco-nos, religiosos y religiosas, seminaristas y a todos losfieles laicos. A vosotros, uruguayos, a cuantos habitáisesta noble tierra oriental del Uruguay, va mi calurososaludo de padre, hermano y amigo. Llevo en mi cora-zón el recuerdo vivo de la maravillosa bienvenida queme dispensasteis bajo una lluvia torrencial, y del en-cuentro que tuvimos en la explanada de Tres Crucescon un sol que brillaba luminoso en vuestro cielo tanazul. Me alegro mucho de que hayáis dejado la blancacruz conmemorativa de aquella celebración de amor yesperanza como testimonio de pública profesión cris-tiana. Como os decía al despedirme: “Tengo que confe-

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Hemos alabado a Dios proclamando con el Sal-mo: “¡Qué bueno es el Señor!” (Sal 34 [33], 9). Quierorepetirlo fuertemente y desde lo más hondo del co-razón: ¡qué bueno es el Señor, Dios Nuestro, que meha permitido cumplir el propósito de volver al Uru-guay! A El y a su Santísima Madre, la Virgen de losTreinta y Tres, debo agradecer el estar nuevamenteen esta querida tierra uruguaya en la que me recibíscon tanto cariño del que se ha hecho intérprete consus amables palabras Monseñor José Gottardi, arzo-bispo de Montevideo y Presidente de la ConferenciaEpiscopal.

NO TENGÁIS MIEDO A LOS HIJOS”

Qué es la Santa MisaHe vuelto al Uruguay para compartir con vosotros el

gozo de sentirnos miembros del único Pueblo de Dios,para orar juntos, para celebrar comunitariamente nues-tra fe, y meditar en común el mensaje de Jesús. Sé queen este estadio “Centenario”, donde han tenido lugarmemorables eventos deportivos, recibieron hace cin-cuenta años la primera Comunión miles de niños uru-guayos en el marco del Congreso Eucarístico de 1938.Más tarde, durante el Año Mariano de 1954, los niñosvolvieron a ser protagonistas de un magno encuentroen este mismo estadio, recibiendo igualmente su pri-

mera Comunión. Seguramente no pocos de los queahora estáis aquí presentes recibisteis por primera vez aJesús Sacramentado en este lugar, hace cincuenta años.Permitidme que os pregunte: ¿habéis sido fieles duran-te este largo período al Señor, que se dio a vosotros paraser compañero y amigo vuestro en el camino de la vida?

También quienes lo recibisteis por vez primeracomo alimento del alma durante el Año Mariano dehace treinta y cuatro años, habéis de preguntaros si lagracia que se os entregó como don en aquel sacramen-to ha fructificado en obras de amor.

A todos los aquí presentes, a todos los uruguayos, Je-

Desde el aeropuerto de Carrasco, el Papa se dirigió al Estadio Centenario. Allí lo recibió una multitud gozosa, que

llenaba las tribunas. Juan Pablo II habló sobre la centralidad de la Eucaristía en la vida de los cristianos. Al ter-

minar, dio la bendición solemne con el Santísimo.

EL ESTADIO CENTENARIO REPLETO. La misa campal de Juan Pablo II en un estadio repleto donde el valor de la familia se constituyó en uno de los temas centrales.

1974 ✦En el tercer sínodo deObispos dedicado a la evange-lización interviene de forma crí-tica respecto a la “teología dela liberación”, haciendo recor-dar que el marxismo no dejaninguna alternativa de existen-cia a la Iglesia.

CRONOLOGÍA

1978 16 DE OCTUBREEs elegido como Papa en elcónclave que siguió al falleci-miento de Juan Pablo I, queestuvo apenas 33 días en ellugar de San Pedro. Celebrasu primera misa en la CapillaSixtina al día siguiente.

Comienza solemnemente supontificado como 263 sucesordel Apóstol Pedro. Encarna eltercer papado más largo de lahistoria de la Iglesia puesduró casi 27 años.

22 DE OCTUBRE

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16 | JUAN PABLO II EN URUGUAY

sús dice esta tarde: “Yo soy el pan vivo que ha bajadodel cielo; el que coma de este pan vivirá para siem-pre. Y el pan que yo daré es mi carne, para la vida delmundo” (Jn 6, 51). Después de veinte siglos de histo-ria, la Iglesia sigue y siempre seguirá custodiando eltesoro de la Eucaristía como su don más precioso,como la fuente de donde brota toda su vida y su pro-yección en la historia humana. Con estas palabraspronunciadas en Cafarnaúm, Jesús promete a quiencoma su pan que vivirá para siempre. Quienes escu-chaban a Jesús –agrega el evangelista– “discutían en-tre sí, diciendo: ¿cómo puede éste darnos a comer sucarne?” (Ibíd. 6, 52). Y el Señor, reafirmando sus pala-bras de manera que nadie pudiera dudar de que eraEl mismo quien se daba como alimento del alma,contestó: “En verdad, en verdad os digo, que si no co-méis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su san-gre, no tendréis vida en vosotros” (Jn 6, 53).

Al llegar la última Cena, antes de su pasión y muertepor los pecados de los hombres, Jesús cumplió su pro-mesa. “Tomando el pan, dio gracias, lo partió y se losdio diciendo: Esto es mi cuerpo, que es entregado porvosotros; haced esto en memoria mía. Asimismo el cá-liz, después de haber cenado, diciendo: Este cáliz es lanueva alianza en mi sangre, que es derramada por vo-sotros” (Lc 22, 19-20).

De este modo, Jesús anticipó sacramentalmente laentrega de su vida, que haría al día siguiente en la cruz,y, además, quiso que ese sacrificio, ofrecido bajo las es-pecies de pan y vino, fuera renovado perpetuamente enla Iglesia. Y es en la Santa Misa donde se renueva, don-de vuelve a hacerse presente el sacrificio único de Jesúspor todos los hombres.

Por ello, debemos meditar con amor y gratitud cadavez mayores en la entrega del Hijo de Dios por nosotros,por ti, por mí. El está realmente presente en la Eucaris-tía y en todos los sagrarios de nuestras iglesias.

Una dulce obligaciónVosotros, queridos hermanos y hermanas urugua-

yos, que contáis con la presencia del sacerdote y tenéisla posibilidad de participar de la comunión eucarística,no debéis renunciar a ella. Cada domingo la Iglesia ce-lebra el acontecimiento fundamental de nuestra fe: laresurrección de Cristo. Para todo fiel católico, la partici-pación de la Santa Misa dominical es, al mismo tiempo,un deber y un privilegio; una dulce obligación de co-rresponder al amor de Dios por nosotros, para dar des-pués testimonio de ese amor en nuestra vida diaria. Poreso, si no es por graves motivos, ninguno puede sentir-se dispensado de ella. La Santa Misa es el acto de cultomás excelente que la Iglesia entera tributa a Dios; es lafuente de la vida cristiana; es el encuentro que Cristoquiere tener con sus hermanos los hombres para nu-trirlos con el alimento que no perece, para bendecirlosy fortalecerlos en sus pruebas. ¡Buscad a Cristo en la Sa-grada Eucaristía! ¡Amadlo de corazón! Y para recibirlo

de manera digna y como El lo merece, no dejéis de pre-pararos, cuando sea preciso, mediante el sacramentode la Penitencia.

Padres y madres de familia: vosotros que amáis avuestros hijos, que cuidáis de ellos con verdaderaabnegación, tened presente que también debéis cui-dar la vida que Cristo les ha dado en el Bautismo.Atendiendo a su preparación para la primera Comu-nión, debéis acompañarlos a la Santa Misa domini-cal y preocuparos después para que continúen suformación de cristianos. Para una familia cristiana,el cumplimiento del precepto dominical tiene queser motivo fundamental de alegría y de unidad. En laSanta Misa del domingo, que encuentra en la asis-tencia a la parroquia su expresión más genuina,cada familia hallará la fortaleza interior necesariapara afrontar con renovada fe y esperanza las difi-cultades inevitables, propias de nuestra condiciónde criaturas. Yo quisiera que éste fuera un fruto demi visita pastoral a vuestro país: que todas las fami-lias uruguayas sean fieles en acudir a la fuente degracia que es la Santa Misa.

Queridos jóvenes, muchachos y muchachas delUruguay: a vosotros, que sois fuertes y queréis hacer devuestras vidas un servicio a Dios y al prójimo, colabo-

rando en la construcción de una sociedad más justa yfraterna, no olvidéis que ello será posible si os empe-ñáis en construir un mundo que sea mejor según la vo-luntad y el plan de Dios. La noche en la que Jesús insti-tuyó la Eucaristía, dijo a los discípulos reunidos en tor-no a El en Cenáculo: “El que permanece en mí y yo enél, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacernada” (Jn 15, 5). Jesucristo, Nuestro Señor, que prome-tió que se quedaría con nosotros, permanece en la Eu-caristía desde hace veinte siglos y te espera; es necesa-rio que vayas a su encuentro y le confíes los noblesideales que llevas en tu corazón. Cada domingo, todos ycada uno de vosotros, jóvenes católicos, tenéis una citacon el amor de Dios. No podéis fallarle por pereza o pordarle mayor importancia a otras actividades. Jesús os haprometido que daréis mucho fruto en vuestras vidas sipermanecéis con El.

Niñas y niños uruguayos, que os estáis preparandopara hacer la primera Comunión o que ya habéis reci-bido a Jesús. ¡Queredlo mucho! Los niños saben me-jor que nadie que “amor con amor se paga”, y tienenuna gran facilidad para tratar y amar a Jesús en la Eu-caristía. ¡No lo dejéis solo! El os espera en las iglesias yen las capillas de vuestros colegios, para ayudaros acrecer en la fe y para haceros fuertes, generosos y va-lientes. ¡Pedidle a la Virgen Santísima que nunca osseparéis de Jesús! Yo se lo pido ahora por vosotros. Yvosotros no os olvidéis de rezar por mí.

El mandamiento nuevoLa noche en que Jesús instituyó la Eucaristía, dio

también a los Apóstoles un “mandamiento nuevo”:“Que os améis los unos a los otros como yo os he ama-do; que os améis mutuamente. En esto conocerán to-

EL PAPAMÓVIL. El saludo entre las tribunas colmadas del estadio Centenario.

1979 ✦ Acepta mediarentre Argentina yChile. Emprende suprimer viaje pastorala RepúblicaDominicana, Méxicoy las Bahamas.

CRONOLOGÍA

1981 Mientras recorre la Plaza de SanPedro antes de la audienciageneral, el turco Ali Agca le dis-para al corazón. La bala no lomata pero se somete a una ope-ración de 6 horas.

24 DE ENEROViaja por primeravez a Polonia, bajoel régimen comunis-ta. Afirma que “nose podría entenderla historia dePolonia sin Cristo”.

Redacta su primeraencíclica:“Redemptor homi-nis”, sobreJesucristo.

4 DE MARZO 2 DE JUNIO 13 DE MAYO

“CADA DOMINGO CADA UNODE VOSOTROS TENÉIS UNACITA CON EL AMOR DE DIOS”

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JUAN PABLO II EN URUGUAY | 17

dos que sois mis discípulos, si tenéis caridad unos paracon otros” (Jn 13, 34-35).

El Señor, en la vigilia de aquel Viernes Santo enque moriría en la cruz para dar la vida por los hom-bres, enseñó este mandamiento con una última lec-ción de amor: lavó los pies a sus Apóstoles, les dio elejemplo que debemos imitar todos los que nos lla-mamos sus discípulos.

Durante muchos siglos, la comunidad cristiana hacelebrado a Dios, presente en la Eucaristía, cantando:“El amor de Cristo nos ha congregado en la unidad”(Hymnus «Ubi Caritas»). Esta unidad y este amor, queencuentran su plenitud en la Eucaristía, tienen una for-ma particular de expresión en el matrimonio y en la fa-milia. Siempre ha enseñado la Iglesia que el matrimo-nio cristiano es signo del amor indisoluble con el queCristo ama a su Iglesia (cf. Ef 5, 22ss.). Así como Jesu-cristo la ama y ha dado y da continuamente su vida porella, así los esposos cristianos, alimentados con la Euca-ristía, deben ser ejemplo de amor indisoluble.

Este amor ha de llevaros a la generosa comunica-ción de la vida, porque es de esta forma como el amorde los cónyuges se despliega y hace fecundo. ¡No ten-gáis miedo a los hijos que puedan venir; ellos son el donmás precioso del matrimonio! Si queréis hacer de vues-tro matrimonio un testimonio de verdadero amor yconstruir una nación próspera, no os neguéis a traermuchos invitados al banquete de la vida.

De la realización del plan de Dios sobre el matri-monio y la familia sólo pueden seguirse beneficios ybendiciones para la sociedad. Por eso, es necesarioque, también la legislación civil relativa al matrimo-nio y la familia no ponga obstáculos, sino que tutelelos derechos de los individuos y de las familias, po-tenciando una política familiar que no penalice la fe-cundidad sino que la proteja.

La fidelidad no se ha pasado de modaLas circunstancias nada fáciles del momento actual

podrían provocar un cierto temor o escepticismo en losjóvenes que se preparan para el matrimonio: las dificul-tades del momento presente y la incidencia de opinio-nes equivocadas sembradoras de confusión y desorien-tación, les llevan a dudar si lograrán mantenerse mu-tuamente fieles durante toda la vida; las dificultades la-borales y económicas les hacen ver el futuro con ansie-dad; tienen miedo del mundo al que se verán enfrenta-dos sus hijos.

Ante este cuadro de preocupaciones e incertidum-bres el hombre y la mujer cristianos han de buscar for-taleza y seguridad en la Palabra de Dios y en los sacra-mentos. En el matrimonio cristiano, es Dios mismoquien bendice vuestra unión y os concede las graciasque necesitáis para realizar vuestro matrimonio segúnel plan divino.

Es cierto que en el camino de la vida conyugal y fa-miliar se presentan dificultades. ¡Siempre las ha habido!Pero estad seguros de que no os faltará nunca la nece-saria ayuda del cielo para superarlas. ¡Sed fieles a Cristoy seréis felices! ¡Sed fieles a la enseñanza de la Iglesia yestaréis unidos por un amor siempre mayor! ¡La fideli-dad no se ha pasado de moda! Podéis estar seguros deque son las familias verdaderamente cristianas las queharán que nuestro mundo vuelva a sonreír.

Que las familias se encuentren comunitariamenteunidas en Cristo, cada domingo, al celebrar el día delSeñor. Que la Santísima Virgen María, que fue la prime-ra “custodia” que llevó en sí al Verbo encarnado, os in-troduzca en el misterio del amor de Cristo. Que así sea.

Viajes✦ Hizo 104 viajes afuera de Italia visitando 129 países diferentes. Adentro de Italia hizo146 viajes.En total, recorrió 1.247.613 kilómetros, lo que equivale a 3,24 veces la distancia entrela Tierra y la Luna. Fueron 822 días, o más de dos años y tres meses, fuera delVaticano.

Encuentros✦ Celebró más de 1.160 audiencias generales en el Vaticano, a las que asistieron másde 17 millones de personas.✦ La mayor cantidad de gente que congregó fue en Manila en 1995, cuando unos 4millones de personas acudieron a una Misa que celebró. El menor número de personasque acudieron a una Misa papal fue de unas 200 durante un viaje a los países nórdicosen 1989.✦ Se reunió con más de 1.590 jefes de Estado o de Gobierno.

Discursos y documentos✦ Leyó más de 20.000 discursos. En total, fueron unas 100.000 páginas.✦ Emitió más de 100 documentos importantes, incluyendo 14 Encíclicas, 15Exhortaciones apostólicas, 11 Constituciones apostólicas y 45 Cartas apostólicas.

Beatificaciones✦ Beatificó a 1.338 personas, más que todos sus predecesores en los últimos cuatrosiglos juntos. Lo mismo sucedió con las 482 canonizaciones que ofició.✦ Nombró a 231 cardenales, de los que 183 siguen vivos y 119 tienen menos de 80años y pueden participar en el cónclave que elegirá a un nuevo Papa.

DATOS GENERALES DEL PONTIFICADO

FUENTES: Servicio de Información del Vaticano – www.vatican.vaACI Prensa (Agencia Católica de Informaciones en América Latina) – www.aciprensa.com

Gente✦ Más de 3 millones de peregrinos confluyeron en Roma.21 mil personas por hora entraban en la Basílica Vaticana, 350 personas por minuto. Eltiempo medio de espera para entrar era de 13 horas. La fila llegó a tener un máximode 5 km de largo.✦ El día del funeral había 500.000 fieles en la Plaza de San pedro y la Vía de laConciliación, además de los 600.000 participantes en zonas donde instalaron pantallas.

Personal✦ Había 8.000 voluntarios, 2.000 boy scouts; 11.900 agentes de seguridad, 1.000bomberos, 6 helicópteros, 400 soldados, 2.700 vigías urbanos de Roma, 7.000 miem-bros de Ferrovías del Estado, 4 disaster managers, 3.500 operadores ecológicos y 1.500choferes de ómnibus.✦ En la ceremonia concelebraron 157 Cardenales, 700 Arzobispos y Obispos estuvie-ron presentes y participaron unos 3.000 sacerdotes.✦ Había 159 delegaciones extranjeras y unas 50 delegaciones de iglesias Ortodoxas,cristianas, religiosas no cristianas y judías.

CIFRAS DE SU MUERTE

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18 | JUAN PABLO II EN URUGUAY

CRONOLOGÍA

1982 ✦ En junio, viaja a Argentina, enplena Guerra de Las Malvinas.

✦ El 10 de octubre, canoniza aMaximiliano Kolbe, que ofreciósu vida en Auschwitz a cambiode la de un padre de familia.

1985 ✦ Inicia las JornadasMundiales de laJuventud. En su pontifi-cado se celebran 19 edi-ciones de estos encuen-tros en los que participanmillones de jóvenes detodo el mundo.

1988✦ Encíclica“Mulieris dig-nitatem”,sobre la digni-dad de lasmujeres.

Agradezco profundamente las amables palabrascon las que el señor rector y los estudiantes de estaUniversidad me han dispensado tan calurosa bienve-nida. Quiero decir ya por adelantado, que el encuen-tro de esta noche con los representantes de la culturaen Uruguay me es particularmente grato. En vosotrossaludo con aprecio a todos los que en esta noble na-ción no ahorran esfuerzos en favor de la sustenta-ción, transmisión y creación de esa singular riquezahumana que son los bienes culturales.

En vuestro país no han faltado quienes siempre sehan distinguido por un incansable afán en cultivar yensanchar los campos de la cultura. Me uno al reco-nocimiento a que son acreedores tantos hombres ymujeres que en el pasado dedicaron sus energías aeste servicio privilegiado a vuestro pueblo, y me con-gratulo por vuestro renovado empeño en tan impor-tante labor.

Qué es la culturaTodos nosotros reconocemos el alto valor de esta

tarea, porque la cultura es el modo peculiar como lospueblos asumen la realidad de su ser y de su entorno,se la apropian y transforman, dando a todo una di-mensión de humanidad, es decir, haciendo del mun-do un universo del hombre.

La conciencia de ser creatura salida de las manosde Dios y salvada por Jesucristo, Palabra y Sabiduríahecha carne, ha sido siempre un impulso para el cris-tiano a estar presente en la formación de cultura, endiálogo con todos los hombres y pueblos. Tal bús-queda por relacionar las distintas formas del saberllevó a la Iglesia, en un determinado momento de lahistoria, a crear esa original institución que llama-mos Universidad, donde se intentan conjugar los dis-tintos aportes del acervo cultural de la humanidad.

Mirando a la gloriosa historia de vuestra nación,vemos cómo la cultura de vuestro pueblo hunde susraíces en el Evangelio de Cristo, que ilumina la eleva-da dignidad del hombre en este mundo y su vocacióna la eternidad; que llama a la reconciliación con Diosy a la concordia entre los hombres. De esta matriz

LA CULTURA, UNIVERSO DEL HOMBREYa era tarde cuando el Papa, una vez terminado el acto del Estadio Centenario, llegó a la Universidad Católica.

En el salón de actos lo esperaban las autoridades de esta casa de estudio, profesores y alumnos, y diversos repre-

sentantes del mundo de la cultura. Juan Pablo II pronunció el siguiente discurso:

cultural católica bebieron en el pasado los forjadoresde vuestra independencia, que dieron bases firmes ala cultura nacional.

Y así podríamos enumerar un sinfín de personas,clérigos y laicos, que cimentaron vuestra historia cul-tural. Recordemos al presbítero José Pérez Castella-no, observador agudo y práctico de las realidadesagrícolas; al también presbítero Dámaso Antonio La-rrañaga —de quien esta Universidad toma su nom-bre— que tanto aportó con sus investigaciones sobrevuestro medio cultural, y cuyo esfuerzo está en labase de instituciones ilustres y fecundas como la Bi-blioteca Pública y la Universidad de la República.

A aquellos precursores habría que agregar otrosmuchos. Bástenos mencionar al brillante arzobispoMariano Soler, el primero que enseñó desde el Club

Católico y cuyo abundante magisterio episcopal ilu-minó aun más allá de vuestras fronteras. Entre los in-numerables laicos cristianos, para ser breves, evo-quemos sólo tres grandes figuras: Juan Zorrilla deSan Martín, Francisco Bauzá y Juana de Ibarbourou.

La cultura es diálogoEn el marco de esta historia secular, el encuentro

de hoy es un símbolo del fecundo y permanente diá-logo entre el Evangelio —del que la Iglesia es porta-dora—y el pueblo uruguayo, que se expresa en sucultura.

En efecto, la cultura, que es fruto de la aperturauniversal del pensamiento, se crea y desarrolla comoun diálogo mantenido a diversos niveles.

Es un diálogo con el mundo inanimado, observa-do con los métodos propios de la ciencia, a fin de re-

conocer y poner sus potencialidades al servicio de lahumanidad. Es deber de todos, particularmente ennuestra época, procurar que la relación del hombrecon el mundo esté cada vez más marcada por unacierta mesura para así cuidar el equilibrio ecológico yhacer mejor uso de las cosas, teniendo en cuenta lasnecesidades reales de la humanidad y evitando quesean encaminadas hacia el despilfarro o la destruc-ción.

La cultura es además diálogo entre personas ygrupos, y de aquí su dimensión social y comunitaria.Lo que caracteriza a un pueblo es precisamente sucultura, sus formas de expresar el propio ser y sentir,sus valores y desvalores, sus creaciones, sus modosde relacionarse, de trabajar, de celebrar la vida. Poreso, vosotros, desde el lugar de singular relieve que

ocupáis en la vida de la nación, tenéis una gran res-ponsabilidad ante vuestro pueblo, en el noble empe-ño por defender lo mejor de sus peculiaridades cul-turales, para que pueda desarrollarse y crecer desdesus propias raíces, estando, al mismo tiempo, abiertoa los demás pueblos.

En esta difícil tarea de búsqueda e intercambio, elhombre de cultura necesita mantener un diálogocreador consigo mismo. A él se le exige autenticidady honestidad, para comunicar a los otros lo verdade-ro, lo noble, lo bello, lo que puede ser sustentado poruna conciencia recta.

Condiciones del diálogoEn la apertura a la totalidad de la existencia, la cul-

tura implica también disponibilidad para el diálogocon Dios en las diversas formas con que puede expre-

“LA CULTURA IMPLICA DISPONIBILIDADTAMBIÉN PARA EL DIÁLOGO CON DIOS”

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JUAN PABLO II EN URUGUAY | 19

sarse la relación con la trascendencia. El diálogo de lacultura requiere consiguientemente el cuidado de al-gunas condiciones que lo hacen posible. En primerlugar la libertad, que es imprescindible para el pro-greso y la creatividad, unida a una actitud de toleran-cia y al esfuerzo por comprender otras posturas.

El respeto por las personas y sus convicciones lle-va consigo el derecho a una información veraz y am-plia; el derecho —primero de los padres y después decada uno— a acceder a formas educativas conformescon las propias convicciones vitales y religiosas.

Una auténtica libertad de enseñanza incluye laposibilidad real de que las personas, familias e insti-tuciones intermedias puedan crear sus propios cen-tros de educación, sin discriminaciones. Con respec-to a la enseñanza de los niños y jóvenes, abrigo el de-seo de que los responsables aseguren que las subven-ciones estatales sean distribuidas de tal manera quelos padres, sin distinción de credo religioso o de con-vicciones cívicas, sean verdaderamente libres en elejercicio de su derecho a elegir la educación de sushijos sin tener que soportar cargas inaceptables.

Finalidad de la culturaLa cultura tiene como fin el pleno desarrollo de

los hombres y de los pueblos. A ello deben conducirtanto el crecimiento de las ciencias y de las técnicas,

como las distintas formas de comprender y servir a lasociedad humana. Por consiguiente, ha de estar adisposición de todos, atendiendo con prioridad a lasolución de los problemas de los más necesitadoseconómica y culturalmente.

El hombre concreto, en quien hemos de recono-cer sin excepción una dignidad y una responsabili-dad única e irrepetible, es el sujeto y el objeto de todala actividad cultural. Vuestra tarea se ha de ir desen-volviendo sin parar, como un servicio a la libertadhumana y un empeño por conseguir mejores condi-ciones para su correcto ejercicio. A ello ha de tendervuestra labor, contribuyendo a liberar de las atadurasde la ignorancia y del error, abriendo posibilidadesde perfeccionamiento progresivo, aliviando los dolo-res de vuestros conciudadanos, cooperando a solu-cionar las injusticias sociales y las estrecheces econó-micas.

El patrimonio cultural de vuestro pueblo cuentacon un hondo sentido de la libertad individual y dela fundamental igualdad de todos los hombres.Este valor que habéis heredado, y del que justa-mente os preciáis, ha alentado en el pasado la bús-queda de un modelo de sociedad más justa y podráhoy, con la cooperación de todos, hallar caminospara solucionar los problemas que aquejan a vues-tro pueblo.

Dar respuestas al hombreLa defensa de la libertad de cada hombre debe ir

unida a la reflexión sobre el sentido de la libertadmisma. Por ello, habrá que preguntarse: libres de quéy para qué.

En primer lugar, constatamos que la libertad escondición de la dignidad de los actos humanos. Ellaincluye el deber de asumir la propia responsabilidadde ser libres y el desafío a discernir el bien y adherir-se a él. Por eso, una cultura plenamente humana nopuede contentarse con plantear los problemas éticosy religiosos, sino tratar de darles una respuesta ho-nesta y congruente.

En ejercicio del diálogo cultural sincero, permitid-me vosotros, hombres y mujeres amantes de la verdad,que os anuncie con sencillez una honda conviccióncompartida por millones de hermanos, tanto del pasa-do como del presente, aquí en vuestra tierra y en elmundo entero. En efecto, no puedo menos de procla-mar, con respeto para todos y con profundo convenci-miento, que la dignidad de todo hombre y el sentido desu vida tienen su origen y culminación en Jesucristo,verdadero hombre y verdadero Dios, y que Él es la ilu-minación última de toda cultura. Él nos revela al Padre,en quien se funda la unidad de la familia humana. Élnos revela el misterio de nuestra misma existencia, daluz a la historia y nos abre a la eternidad.

LA RAZÓN Y LA FE. En un encuentro con educadores, estudiantes y profesionales, Juan Pablo II trazó las líneas maestras para comprender la cultura de nuestro tiempo

1992 ✦ Promulga elCatecismo de laIglesia Católica.

1995 ✦ Por primera vezse publica enInternet su mensajenavideño y la ben-dición “Urbi etOrbi”.

25 DE DICIEMBRE1994 ✦ Inaugura losencuentros mundia-les con las familias.Publica el libro“Cruzando elumbral de la espe-ranza”.

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1996 ✦ Publica el libro“Don y misterio: enel quincuagésimo ani-versario de mi orde-nación sacerdotal”.

Me dirijo ahora a los católicos dedicados de ma-nera especial a las actividades de la cultura: laicos,sacerdotes, religiosos y religiosas.

Todos somos conscientes de que para la evange-lización de la cultura tienen una particular impor-tancia las instituciones católicas, desde la escuelahasta la Universidad. Si de veras quieren cumplircon su misión, es imprescindible que mantengansu identidad católica bien definida, en congruenciacon la fe del Pueblo de Dios y en explícita y fiel sin-tonía con el Magisterio de la Iglesia. Estos institu-tos católicos de enseñanza son obra y responsabili-dad de toda la comunidad eclesial. Sé cuántos sa-crificios y esfuerzos comporta el proveer a una en-señanza de calidad que llegue al mayor número po-sible de beneficiarios.

Quiero alentar de manera particular a todasaquellas personas e instituciones, que de una uotra forma colaboran con esta Universidad Católicadel Uruguay que hoy nos recibe en su sede. Estecentro académico tiene ante sí una misión impor-tante al servicio de la tarea evangelizadora de laIglesia y al servicio de toda la nación, de acuerdocon los objetivos que le son propios: “Calidad,competencia científica y profesional; investigaciónde la verdad al servicio de todos; formación de laspersonas en un clima de concepción integral del

ser humano, con rigor científico, y con una visióncristiana del hombre, de la vida de la sociedad, delos valores morales y religiosos (...). Por otra parte,queda fuera de duda que en su servicio a la culturahan de mantenerse claramente algunos principios:la identidad de la fe sin adulteraciones, la aperturagenerosa a cuantas fuentes exteriores de conoci-miento puedan enriquecerla y el discernimientocrítico de esas fuentes conforme a aquella identi-dad” (Discurso en la Pontificia Universidad Católi-ca de Chile, 3 de abril, 1987).

Con el mismo afecto deseo expresar mi gratituda quienes componen el Instituto Teológico del Uru-guay “Mons. Mariano Soler” y están dedicados a lainestimable tarea de formar a los futuros sacerdo-tes. Vaya también mi saludo y mi agradecimiento alseminario interdiocesano de Cristo Rey y a cuantoscolaboran en sus tareas. No es necesario subrayar

la importancia de estos centros, que tanto peso tie-nen en el ámbito de la cultura propiamente teoló-gica y religiosa. A todos, profesores y alumnos, osagradezco y os animo a continuar en vuestro abne-gado trabajo.

SaludosEn esta ocasión quiero saludar también a los ar-

tistas que expresan y dan vida a la cultura, plas-mando en sus obras la belleza. La Iglesia, expertaen humanidad, siempre ha defendido y promovidolas artes, por ser un bien que ennoblece a los hom-bres y porque logran comunicar algo de lo que esrealidad inefable. Vosotros, los artistas, tenéis unavocación muy elevada, pues podéis ayudar a loshombres con lo mejor de vosotros mismos: la crea-ción artística.

Deseo asimismo dirigir unas palabras a quienesde manera tan relevante inciden en la formación dela cultura moderna: los profesionales de los mediosde comunicación de masas. Os agradezco, en pri-mer lugar, vuestra contribución al desarrollo deeste encuentro y de los que seguirán en el transcur-so de mi visita. Al mismo tiempo os recuerdo quevuestra actividad, honrada y admirada, conllevauna gran responsabilidad, porque tenéis en vues-tras manos unos instrumentos que de alguna formason de todos y en todos influyen. Por eso, emplead-los pensando en el bien común, al servicio de laverdad. Respetad los valores culturales de vuestropueblo, ayudando al desarrollo de vuestra socie-dad, en los distintos órdenes. No os dejéis llevarpor intereses particulares o conveniencias de partey procurad que vuestra abnegada dedicación profe-sional contribuya al progreso moral de la nación.

A vosotros, estudiantes, os abro mi corazón. ElPapa os ama y os acompaña. Estáis viviendo unaetapa importantísima de vuestra vida en la que for-jáis el futuro de vosotros mismos y de vuestra pa-tria. Tened ideales altos. Por eso aprovechad al má-ximo este tiempo en que podéis dedicaros al estu-dio, a la investigación, a la búsqueda de la verdad ya la indeclinable formación de vuestra voluntad.Recordad siempre que vuestra futura capacitaciónes sumamente importante para vosotros, paravuestra futura familia, para vuestro país. Sed res-ponsables y generosos en el uso de las posibilida-des que se os ofrecen. No dejéis de buscar a Cristoel cual iluminará con su luz cuanto vais descu-briendo y viviendo.

Este encuentro va llegando a su fin. Mi plegariase eleva a Dios pidiendo por vosotros, vuestras fa-milias y las instituciones de que formáis parte. Queel Señor os conceda a todos luz y fuerza, para se-guir adelante y hacer avanzar con vuestra contribu-ción la cultura de esta noble nación. Con afecto osimparto mi bendición apostólica.

1997

“LA DEFENSA DE LA LIBERTADDEBE IR UNIDA AL SENTIDODE LA LIBERTAD MISMA”

✦ Proclama Doctorade la Iglesia a SantaTeresa del NiñoJesús.

1998

LIBERTAD PARA CRECER. En su visita puso el acento en la libertad como condición necesaria para educar

✦ Se reúne con FidelCastro en Cuba.El 14 de septiembre,publica la encíclica“Fides et Ratio”,sobre el diálogoentre fe y la ciencia

19 DE OCTUBRE 22 DE ENERO

CRONOLOGÍA

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2000✦ Celebra elGran Jubileodel año.

2002 ✦ En la carta apos-tólica “RosariumVirginis Mariae”introduce los miste-rios luminosos delRosario.

16 DE OCTUBRE2001 ✦ Beatifica a 233mártires españolesde la Guerra Civil deentre 1936 y 1939.

11 DE MARZO 2003 ✦ Publica “Trípticoromano -Meditaciones”,libro de poesías.i etOrbi”.

11 DE MARZO

Alabado sea Jesucristo en esta región oriental delUruguay donde viven y trabajan tantos hombres y mu-jeres que guardan en sus corazones, como en sagradorelicario, el tesoro de su fe católica. Que Dios bendigavuestros hogares cristianos para que sean escuelas devirtud y de trabajo donde reinen el amor y la paz.

Con inmensa alegría estoy aquí entre vosotros paracelebrar juntos la fe en Cristo. Yo no quiero anunciarosotra cosa, más que a Cristo Redentor; a Jesucristo, elHijo de Dios, que trabajó con sus manos, para enseñar-nos cómo debemos comportarnos en nuestro esfuerzopor construir de modo solidario un mundo mejor.

Que con la ayuda de Dios, aprendamos a conocermás y mejor la vida de trabajo de Cristo, “el hijo del car-pintero” (Mt 13, 5), que pasó la mayor parte de su exis-tencia terrena compartiendo la vida de cada día consus hermanos los hombres y ocupando sus años comoun trabajador.

Jesucristo, trabajador¿No es verdad que, cuando escuchamos al Señor,

percibimos que nos está hablando indudablemente delo que Él ha vivido y de lo que vivían los hombres de sutiempo? Jesús tenía que conocer a la perfección el tra-bajo del campo. Se refiere con detalle, por ejemplo, alos cuidados que requiere una viña (cf. Jn 15, 1-6) y a lasuerte distinta que corren las semillas de trigo esparci-das en la tierra por el sembrador (cf. Lc 8, 5-8). Jesús sesiente dichoso al contemplar los campos dorados, lis-tos para la siega (cf. Jn 4, 35) y se enternece ante el cari-ño con que un pastor bueno carga sobre sus hombrosla oveja que se le había perdido (cf. Lc 15, 4-6).

En sus enseñanzas, el Hijo de Dios toma pie del tra-bajo del hombre y de la mujer para darnos a conocerlas verdades del reino de los cielos. Jesús sabe cómouna mujer mezcla la levadura y la harina para hacer elpan (cf. Mt 13, 33); cómo se remienda un vestido roto(cf. Lc 5, 36); cómo negocia un buscador de perlas (cf.Mt 13, 45-46) y también cuáles son las posibilidades denegociar con el propio dinero (cf. Ibíd. 25, 14-17). Asi-

LA CIVILIZACIÓN DEL TRABAJOFue un día para la historia. Para la historia del Uruguay, porque era la primera vez que un Papa había visitado el

Uruguay, y también histórico por la lección de trabajo incansable que dejó en nuestro país. El domingo 8 de

mayo, Juan Pablo II fue de mañana al aeropuerto de Carrasco, para tomar un avión que lo llevó a Melo. En una ex-

planada del barrio La Concordia, ante un numeroso público, habló sobre el sentido del trabajo.

mismo al Señor no le resulta indiferente la suerte de losque están desocupados, a la espera de ser contratadospara trabajar (cf. Mt 20, 1ss.

El trabajo, bendición de DiosEl esfuerzo humano, la laboriosidad, la actividad

creadora es un tema que encontramos ya presente enlos comienzos de la Revelación divina. “La Iglesia–como señalé en la Encíclica “Laborem Exercens”– ha-lla en las primeras páginas del libro del Génesis lafuente de su convicción, según la cual el trabajo consti-tuye una dimensión fundamental de la existencia hu-mana sobre la tierra” (n. 4), en virtud del mandato dedominar la tierra, dado por Dios a la humanidad.

Es verdad que el trabajo reclama esfuerzo y conllevafatiga y cansancio, que son consecuencia del desorden

introducido por el pecado; pero, habiendo sido asumi-do y practicado por Cristo, que lo convirtió así en reali-dad redimida y redentora, ha vuelto a ser una bendi-ción de Dios.

El trabajo no es, pues, algo que el hombre debe rea-lizar sólo para ganarse la vida; es una dimensión hu-mana que puede y debe ser santificada, para llevar alos hombres a que se cumpla plenamente su vocaciónde criaturas hechas a imagen y semejanza de Dios.

Por medio del trabajo, la persona se perfecciona a símisma, obtiene los recursos para sostener a su familia,y contribuye a la mejora de la sociedad en la que vive.Todo trabajo es testimonio de la dignidad del hombre,de su dominio sobre la creación, y cualquier trabajohonrado es digno de aprecio.

Jesucristo, nuestro Señor, es también nuestro guía

y modelo. “Todo lo hizo bien” (Mc 7, 37), decían de Éllas gentes. Cada uno de nosotros –asumida por la fenuestra condición de hijos de Dios en Cristo– hemosde esforzarnos por seguir sus huellas en el trabajo decada día. Como leemos en el Antiguo Testamento, nose le hacen a Dios ofrendas defectuosas (cf. Lv 3, 1. 6.23. 28). Los cristianos serán verdaderamente “sal dela tierra” y “luz del mundo” (Mt 5, 13-14), si sabendar a su trabajo la calidad humana de una obra bienhecha, con amor de Dios y con espíritu de servicio alprójimo.

Derecho al trabajoLa obligación de trabajar, impuesta por Dios al

hombre como un deber en el comienzo de la creación,sólo puede cumplirse si está asegurado el correspon-

diente derecho al trabajo. La importancia de esta mate-ria me ha llevado a afirmar que “el trabajo es la claveesencial de toda la cuestión social” (Laborem Exercens,3), y en mi última Encíclica he vuelto a manifestar lapreocupación social de la Iglesia por el desarrollo au-téntico del hombre y de la sociedad.

Por lo que se refiere a la primacía del trabajo en lasolución de los problemas sociales, la Iglesia tiene esteconvencimiento: “Si el sistema de relaciones de traba-jo, llevado a la práctica por los protagonistas directos–trabajadores y empleados, con el apoyo indispensablede los poderes públicos– logra instaurar una civiliza-ción del trabajo, se producirá entonces en la manera dever de los pueblos e incluso en las bases institucionalesy políticas, una revolución pacífica en profundidad”(CDF, Libertatis Conscientia, 83).

“EL TRABAJO CONSTITUYE UNA DIMENSIÓN FUNDAMENTALDE LA EXISTENCIA HUMANA SOBRE LA TIERRA”

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2004 ✦ Proclama el añode la Eucaristía.En mayo publica ellibro “¡Levantaos!¡Vamos!”.

2005 ✦ Publica ellibro “Memoriae identidad”.

2 DE ABRIL | 21.37 HS.14 DE AGOSTOViaja a Lourdes, en el150° aniversario de laproclamación del dogmade la InmaculadaConcepción. Es su viajeapostólico número 104,el último de su vida.

Fallece en su habitación.Desde esa noche yhasta el 8 de abril,cuando se celebran susexequias, más de 3millones de personas lerinden homenaje.

CRONOLOGÍA

Una civilización del trabajoInstaurar una “civilización del trabajo” es una ta-

rea que requiere la participación solidaria de toda lasociedad. Por eso, deseo hacer un llamado a todoslos fieles católicos y a todos los uruguayos de buenavoluntad.

Aquellos que poseen la tierra y otras clases de bie-nes, deben tener presente que sobre toda propiedadprivada, “grava una hipoteca social” que les obliga aprocurar que sus propiedades rindan en beneficio dela colectividad.

Quien tiene empleados a su servicio está moral-mente obligado a velar para que tengan buenas con-diciones de trabajo y una vivienda digna para cadauno con su propia familia. Asimismo debe cuidarque la remuneración sea suficiente para llevar unavida decorosa y, si es posible, que la rebase. De lamisma forma, debe procurarse que los trabajadoresdel campo puedan acceder a unas condiciones devida que eviten la emigración a las ciudades, causade graves problemas humanos y sociales.

En medio de este extenso mundo del trabajo hu-mano no quiero pasar por alto a quienes se dedican ala actividad empresarial, para recordarles que “laprioridad del trabajo sobre el capital convierte en undeber de justicia... anteponer el bien de los trabaja-dores al aumento de las ganancias. Tienen la obliga-ción moral de no mantener capitales improductivosy, en las inversiones, mirar ante todo al bien común.Esto exige que se busque prioritariamente la consoli-dación o la creación de nuevos puestos de trabajopara la producción de bienes realmente útiles” (CDF,Libertatis Conscientia, 83).

La actividad sindicalCon mi palabra y con mi corazón estoy también

muy cerca de los que se dedican a la actividad sindi-cal. La Iglesia ha defendido siempre el derecho deasociación en todos los niveles de la convivencia,porque es una consecuencia de la naturaleza social ycomunitaria del hombre. La asociación con fines la-borales, en los sindicatos, no solamente es justa, sinoque –siempre dentro del respeto de los principios dela justicia– se muestra conveniente para lograr la ar-monía social. Merecen incondicionalmente apoyo yaliento todos aquellos que, con abnegación y sacrifi-cio dedican sus esfuerzos por mejorar las condicio-nes de vida de los trabajadores. Como sabéis, “la doc-trina social católica no considera que los sindicatosconstituyan únicamente el reflejo de la estructura declase de la sociedad y que sean el exponente de la lu-cha de clases que gobierna inevitablemente la vidasocial. Sí, son un exponente de la lucha por la justiciasocial, por los justos derechos de los hombres del tra-bajo según las distintas profesiones... pero no es unalucha “contra los demás”... Los justos esfuerzos porasegurar los derechos de los trabajadores, unidos por

la misma profesión, deben tener siempre en cuentalas limitaciones que impone la situación general delpaís. Las exigencias sindicales no pueden transfor-marse en una especie de “egoísmo” de grupo o declase por más que puedan y deban tender también acorregir – con miras al bien común de toda la socie-dad – incluso todo lo que es defectuoso en el sistemade propiedad de los medios de producción o en elmodo de administrarlos o de disponer de ellos” (La-borem Exercens, 20).

El trabajo de la mujerY finalmente, quisiera destacar la importancia de

valorar socialmente las funciones que con abnega-ción y entrega, desempeñan en sus casas, las madresde familia. Con esto deseo hacer patente el reconoci-miento y homenaje que se debe a la mujer uruguaya.Ella ha desempeñado un papel providencial e incon-fundible para conservar la fe y custodiar el perfil pro-pio del alma cristiana en América Latina. Es justoque también su trabajo sea apreciado en lo que vale;y, si todos los trabajos son dignos delante de Dios yde la sociedad, el que a diario lleva a cabo una madretiene una trascendencia superior.

También hay que decir que ninguna ideologíapuede abrogarse el monopolio de las soluciones a losproblemas sociales. La “civilización del trabajo” exigeel estudio profundo de los problemas y el estar dis-puesto a aceptar la verdad; pide, asimismo, dejar de

lado las ambiciones particulares o de grupo para mi-rar ante todo al bien común. Una “civilización deltrabajo” requiere espíritu de sacrificio, espíritu de co-laboración y solidaridad. Sobre todo, su realizaciónexige un esfuerzo educativo de las jóvenes generacio-nes en las virtudes del trabajo y en la práctica de laespiritualidad que le es propia.

Queridos hermanos y hermanas: Al terminarnuestro encuentro, os invito a mirar nuevamente aJesús de Nazaret, el Hijo de Dios, el “hijo del carpin-tero”. Con la Santísima Virgen, su Madre, y con SanJosé, Jesús formó parte del hogar que es modelo paratodas las familias cristianas. Santificó la noble reali-dad del trabajo humano, desarrollando, durante lamayor parte de su vida, la humilde labor de un arte-sano. Jesús nos enseñó, de este modo, a valorar eltrabajo en función del amor con que lo hagamos.

Construid, pues, la “civilización del trabajo”,obrando en todo momento y lugar con amor, segúnla justicia y la caridad, con desprendimiento y sinperder de vista la luz eterna que alumbra nuestrospasos en la tierra. A todos los que estáis aquí, que ha-béis venido de los departamentos de Cerro Largo yTreinta y Tres, y de lejanos sitios, y del Brasil, os enco-miendo a San José Obrero, Esposo de la Virgen Santí-sima, para que bajo su protección alcancéis la gloriaeterna, después de trabajar por vuestros hermanoslos hombres. Con afecto imparto a todos mi Bendi-ción Apostólica.

EN MELO. La homilía del Papa en Cerro Largo fue un canto a la verdadera dignidad del trabajo humano

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JUAN PABLO II EN URUGUAY | 23

Señor Presidente de la República,dignísimas Autoridades,amados hermanos en el Episcopado,queridísimos amigos del Uruguay:

Al terminar mi visita pastoral avuestro noble país, que he recorridodurante estos días, tomando contactodirecto con diversas Iglesias locales yencontrándome con gentes de todoslos sectores y categorías sociales, mesiento obligado a deciros que sois real-mente un pueblo “de corazón”: lo hecomprobado en todas partes viendoque sabéis ganaros con vuestro afectoel corazón de quien os visita. Me llevoun imborrable recuerdo de este viajeapostólico y no podré olvidar las ma-nifestaciones de religiosidad y de en-tusiasmo que he presenciado a lo lar-go de mi itinerario evangelizador.

¡Gracias, pueblo de Uruguay, por lahospitalidad que has dado al Papa ypor la acogida que has reservado a supalabra de sembrador de esperanzaevangélica!

Sé que cuando parte un amigo, vo-sotros tenéis la costumbre de despe-dirlo deseándole lo mejor: ¡Que seasmuy feliz! Vosotros lo deseáis tambiéna este peregrino que ahora se despidey yo correspondo de verdad con estemismo deseo por mi parte: ¡Uruguay,que seas muy feliz!

En este momento quiero recorda-ros una vez más que la auténtica felici-dad sólo se logra estando cerca deDios, que os espera para colmaros contodos sus dones, de manera particularen la Eucaristía. Que la celebración enel estadio “Centenario”, donde os im-partí la bendición con el Santísimo Sa-cramento, la tarde misma de mi llega-da, constituya para vosotros un recordatorio perennede lo que ha de ser vuestra actitud como cristianos: vi-vir con la atención puesta en el Redentor y poner enpráctica su consigna de amar a los hermanos, especial-mente a los más pobres y necesitados. Este y no otrotiene que ser el servicio diligente y cuidadoso, de laIglesia en Uruguay a lo largo del Año Eucarístico ysiempre.

Uruguay será feliz si sus familias responden afirma-tivamente al plan de Dios, abriéndose con generosidadal don de la vida.

Al igual que vuestro primer prócer, José Artigas, to-dos soñáis una nación próspera, libre y unida, que sea

URUGUAY, QUE SEAS MUY FELIZAl terminar la celebración, Juan Pablo II tomó el avión y fue directamente al aeropuerto de Carrasco.

Durante diez días más iba a viajar a Bolivia, Perú y Paraguay. En Carrasco se despidió de nosotros.

hogar común donde se viva la paz, el respeto mutuo yla convivencia en la justicia. Este sueño no es una uto-pía: tenéis que hacerlo realidad con la colaboración yesfuerzo de todos; los cristianos están llamados a serlos primeros en esta tarea necesaria y urgente.

Antes de dejar vuestra patria, quiero dirigirme nue-vamente a los jóvenes, quienes me han regalado suamistad estos días. ¡Cuento con vosotros! Sed fuertesen la fe y dad testimonio de esperanza y de generosi-dad para construir un mundo mejor. Seguiremos uni-dos, rezando y dialogando, para que os mantengáis fie-les al Señor, constantes en vuestro propósito, bienconscientes de que la sociedad nueva que anheláis no

es obra fácil; para construirla hay que supe-rar muchos obstáculos, sobre todo, los queanidan en el corazón del hombre. Pero, simantenéis viva vuestra esperanza y vuestrocompromiso cristiano, tenéis también asegu-rada la victoria. ¡Cristo es vuestra victoria! Eles el amigo que nunca defrauda.

La iglesia, alma de la sociedadHaced cuanto esté en vuestras manos

para que sea una realidad el “evangelio deltrabajo” y la “civilización del amor”, que fue-ron tema de nuestra reflexión en Melo y enSalto respectivamente.

La Iglesia en Uruguay, es decir, cada uno desus miembros unidos a los Pastores, será ver-daderamente el alma de la sociedad uruguayasi no ceja en su voluntad por llevar a cabo la“nueva evangelización”, que ella necesita y a laque ha sido convocada con todos los países deAmérica Latina, con motivo del V centenario,ya cercano, de la llegada del mensaje de Cristoa este continente. En el horizonte comienza avislumbrarse también el gran jubileo del tercermilenio del cristianismo.

Ambos acontecimientos exigen una bue-na preparación para que maduren en frutosabundantes: frutos de convivencia socialmás justa y fraterna, frutos de vida cristianamás intensa y profunda, frutos de abun-dantes vocaciones para el servicio de Dios yde su Iglesia.

En Florida confié vuestras vidas, vuestrasfamilias y vuestro trabajo a la Santísima Vir-gen, Capitana y Guía de los Treinta y Tres yMadre del pueblo oriental. En este Año Ma-riano, Ella nos protege de un modo especial.Dejaos conducir por María, Estrella de laEvangelización, que siempre señala el cami-no seguro.

Gracias, Señor Presidente, por todas lasatenciones que me ha dispensado y por sugenerosa contribución al buen desarrollo deeste viaje pastoral. Deseo manifestar igual-

mente mi gratitud a todas las Autoridades de Montevi-deo, Melo, Florida, Salto y Canelones, que han colabo-rado puntual y eficazmente con los representantes dela Iglesia, para hacer posible y facilitar mi viaje apostó-lico. Muchas gracias a todos.

A los hermanos en el Episcopado, con los que mesiento tan unido, a los sacerdotes, religiosos y religio-sas, a todos los hermanos, hombres y mujeres, espe-cialmente a los que sufren el dolor físico o moral; a to-dos digo desde lo más profundo de mi corazón: ¡Adiósy gracias! ¡Que el Señor os bendiga!

¡Uruguay, que seas muy feliz en el camino de tunueva historia!

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CON LA FUERZA DE UN ALUD

24 | JUAN PABLO II EN URUGUAY

Ante la próxima Bea-tificación en Romadel inolvidablePapa Juan Pablo II,todos recordamos,

con emoción y gratitud, la cer-canía y bondad de quien noshonró visitando nuestro paísen dos oportunidades.

Ha transcurrido casi uncuarto de siglo desde que el Su-cesor del apóstol Pedro y Pastoruniversal de la Iglesia Católicaestuvo entre nosotros, cono-ciendo a los uruguayos enMontevideo, Melo, Florida ySalto. A la vuelta de este tiemponos sorprende la actualidad desu recuerdo y de su mensaje, yvemos aún con mayor claridadque su paso entre nosotros fueun momento de gracia de Diosque tuvo la fuerza de un alud.

Miles de uruguayos aun nohabían nacido cuando el nue-vo Beato estuvo en nuestra pa-tria y desconocen qué fue loque nos dijo. Otras muchaspersonas quisieran volver aleer sus palabras, con la inten-ción de revivir en sus corazonesel “aleteo espiritual” que sintie-

ron al escucharlas directamen-te de sus labios, y también por-que intuyen que en ellas hayluz capaz de iluminar la reali-dad que hoy vivimos.

Por estos motivos, la Confe-rencia Episcopal Uruguaya haquerido ofrecer cuanto expusoJuan Pablo II a sus “queridosorientales”, como nos llamó. Loque dijo el Santo Padre sobre lafamilia y la educación, sobre la“civilización del trabajo” —ideal al que debemos aspirar yque está a nuestro alcance,como nos animó en Melo—; sullamado a llevar a cabo la“nueva evangelización” delUruguay…, todo su magisterio,su plegaria en Florida a la Ma-dre de la Patria, su mensaje alos niños en el Estadio Cente-nario, en fin, conforma un teso-ro de enseñanzas que piden serleídas y meditadas con venera-ción: son palabras de un PapaSanto que, sin distinciones deninguna clase, nos dejó indu-dables muestras de un gran ca-riño por todo el pueblo uru-guayo. Sus enseñanzas en nues-tro país encierran no pocas cla-ves de entendimiento fraterno y

de proyección hacia un futuromejor.

Queremos manifestar a ElPaís, en nombre de la Confe-rencia Episcopal, un profundoagradecimiento por haber he-cho posible esta iniciativa. ElPaís la ha realizado sin ningúnánimo de lucro, sólo con laconciencia de que constituyepara la empresa una responsa-bilidad social difundir este his-tórico patrimonio religioso ycultural.

Rogamos al Beato Juan Pa-blo II que bendiga desde el Cie-lo a nuestro país como lo hizoal despedirse de nosotros:

A todos digo desde lo másprofundo de mi corazón: ¡Adiósy gracias! ¡Que el Señor os ben-diga!

¡Uruguay, que seas muy fe-liz en el camino de tu nuevahistoria!

+ Mons. Carlos Ma. CollazziObispo de MercedesPresidente de laConferencia EpiscopalUruguaya