JuanPonce deLeón

Juan Poncede LeónEL GRAN PIONERO DEPUERTO RICO Y LA FLORIDA

POR Manuel Trillo

Septiembre 2021ISSN 2444-2933

Con el apoyo de:

Se cumplen en 2021 los 500 años de la muerte de una de lasprincipales figuras de la epopeya española en el Nuevo Mundo:Juan Ponce de León, el hombre que transformó la isla de Boriquény puso Norteamérica en el mapa.

Imagen de portada:

Estatua de Juan Ponce de León frente a la iglesia de San José en el Viejo San Juan (PuertoRico).

Cortesía: Compañía de Turismo de Puerto Rico.

Sepulcro de Juan Ponce de León en la Basílica Menor y Santa Iglesia Catedral Metropolitana de San Juan Bautista, en San Juan(Puerto Rico).Cortesía: Catedral Metropolitana de San Juan Bautista.

Epitafio inscrito en el mausoleo de Juan Ponce de León en lacatedral de San Juan Bautista, en San Juan de Puerto Rico.

Entre paréntesis, la traducción de Juan de Castellanos en susElegías de varones ilustres de Indias (1847)

MOLE SUB HAC FORTIS REQUIESQUNT OSSA LEONISOVI VICIT FACTIS NOMINA MAGNA SUIS

(Bajo esta estructura descansan los huesos de un león,más por sus grandiosas hazañas que por su nombre)

Juan Ponce de LeónEl gran pionero de Puerto Ricoy la Florida

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Tras una vida plena de aventuras y grandeshazañas, pero también de sinsabores y reveses dela tornadiza fortuna, Juan Ponce de León exhala suúltimo aliento en la isla de Cuba en julio del añodel Señor de 1521. Emprendedor, impetuoso eintrépido, ha ejercido como capitán en lapacificación de La Española, ha sido el primergobernador de San Juan (Puerto Rico), ha abierto aOccidente una frondosa tierra a la que habautizado la Florida y ha hallado la corriente delGolfo que seguirán durante siglos los buques en suregreso a la Península. En fin, un hombre conhambre de gloria y leal a su rey que partió delcorazón de Castilla para ensanchar los límites delmundo conocido zarpa para su última travesía,esta vez hacia la eternidad.

En 2021 se cumplen cinco siglos de la muerte deuna de las grandes figuras de la exploración ycolonización de América, que contribuyódecisivamente a afianzar la presencia española enla región del Caribe y puso las bases para laexpansión de la civilización europea por las vastastierras de lo que hoy son los Estados Unidos. Unpersonaje apasionante, con sus virtudes yflaquezas, protagonista de brillantes gestas yacechado por las intrigas políticas, en el cual laleyenda se entreverá con la historia.

Su nombre ha quedado irremediablementeasociado con el mito de la Fuente de la Juventud,por más que resulte falaz que ese fuera realmente

Se cumplen en 2021 los 500 años de la muerte de una de las principalesfiguras de la epopeya española en el Nuevo Mundo: Juan Ponce deLeón, el hombre que transformó la isla de Boriquén y pusoNorteaméricaen el mapa.

el objeto de su primera expedición a la Florida.Pero, más allá del fabuloso manantial, su legadosigue vive hoy tanto en Puerto Rico como en elcontinente norteamericano por ser un verdaderopionero que hizo que esas tierras sean como hoylas conocemos. Aunque en el río revuelto de las

protestas raciales en Estados Unidos y los ataquesa la colonización española haya quienesaprovechen para infamar su memoria, la obra deJuan Ponce de León perdura y no merece caer en elolvido. Esta es su historia.

CINCO SIGLOS SIN PONCE DE LEÓN

Ponce de Leóncontribuyó a afianzarla presencia españolaen el Caribe y pusolas bases para alexpansión de lacivilización europeapor las vastas tierrasde lo que hoy son losEstados Unidos.

Juan Ponce de LeónEl gran pionero de Puerto Rico

y la Florida

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Un velo de misterio envuelve los brumososorígenes de Ponce de León. De hecho, loshistoriadores no se ponen de acuerdo siquiera enla fecha de su nacimiento. Buena parte de ellos lasitúan en 1460, pero muchos otros la retrasannada menos que catorce años, hasta 1474.Mayor consenso suscita el lugar en que seconsidera que vino al mundo: Santervás deCampos, hoy una modesta localidad deapenas un centenar de almas olvidado entrelas parameras del norte de la provincia deValladolid y que en el siglo XV albergaba unmonasterio dependiente de la cercana Abadía deSahagún.

Es posible que el futuro adelantado de laFlorida pertenezca a la nobleza. GonzaloFernández de Oviedo, en su imprescindibleHistoria general y natural de las Indias, Islas yTierra-firme del mar Océano, se refiere a él como“un capitán hombre de bien e hidalgo”. En laextendida estirpe de los Ponce de León no falta lasangre noble y en el caso de nuestro hombretiene relación, puede que incluso parentesco, conpersonas de alta alcurnia, pero carecemos decerteza sobre su condición social. En cualquiercaso, miembro o no de la nobleza, todo pareceindicar que tiene una posición más bien modesta.Asegura Fernández de Oviedo que

el Juan Ponce era un escudero pobre cuandopaso acá [a La Española], y en España habíasido criado de Pedro Núñez de Guzmán,hermano de Ramiro Núñez, señor de Toral. Elcual Pedro Núñez, cuando le sirvió de pajeJuan Ponce, no tenía cien mil maravedíes o

poco más de renta, puesto que [aunque] fuesede ilustre sangre; y después fue ayo delserenísimo señor Infante don Fernando, queahora es rey de los romanos.

Esa descripción viene a coincidir con la que seda de él en un memorial remitido al cardenalCisneros sin fecha ni firma, pero que seatribuye al dominico Bartolomé de las Casas y sesitúa entre 1516 y 1518:

Juan Ponce fue mozo de espuelas de D.Pedro Núñez de Guzmán, comendador mayorde Calatrava; pasó a las Indias por peón conCristóbal Colón, y allí se casó en la Españolacon una moza de un mesonero.

La relación de Ponce de León con la familiaGuzmán procedería de su abuela por parte depadre, doña Teresa Ponce de León y Guzmán, aldecir de Aurelio Tió, que cita en 1961 muchosotros lazos con la nobleza. Su propia madre,asegura, sería doña Leonor de Figueroa,hermana de Lorenzo Suárez de Figueroa, señorde Salvaleón.

Sin embargo, como en tantos otros aspectossobre los orígenes del aventurero de Santervás,sus biógrafos no coinciden en quiénes fueronsus progenitores. Hay quien llega a apuntar,como Juan Gil, que pudiera ser hijo de donRodrigo Ponce de León, “el famoso marqués deCádiz muerto en 1492, un donjuán que dejósembrado de bastardos el reino de Castilla”.Dotes de seducción aparte, el marqués y duquede Cádiz es el héroe por excelencia de la

ESCUDERO POBRE E HIDALGO


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conquista de Granada, comparado incluso conEl Cid. Robert H. Fuson sostiene en cambio queun hermano de Ponce de León, Luis, se casó consu hija, o tal vez su hermana.

La guerra contra los moros que libraban los Reyes

Católicos para completar la larga Reconquistapeninsular marcó la época en que Juan Ponce deLeón habría sido “mozo de espuelas” de Núñez deGuzmán, aunque tampoco hay datos concretos enlas crónicas de su participación directa en lacontienda sobre el campo de batalla.

En la madrugada del 25 de septiembre de 1493el puerto de Cádiz es un hervidero. Millar ymedio de personas de la más variada condición,desde caballeros e hidalgos hasta religiosos, seaprestan a embarcarse en diecisiete naos ycarabelas que, pertrechadas con los bastimentos,armas y municiones, componen la formidableflota reunida por el almirante Cristóbal Colónpara su segundo viaje a las Indias. Tras darcuenta a los Reyes Católicos en Barcelona de loshallazgos de su primera travesía, el navegantegenovés se dispone a volver para “instruir en la fecatólica e imbuir en las buenas costumbres” a sushabitantes originales, como indica la bula Intercaetera del papa Alejandro VI. Entre estaabigarrada tripulación, afirma el cronistaGonzalo Fernández de Oviedo, se halla JuanPonce de León:

El cual yo conocí muy bien, y es uno de losque pasaron a estas partes con el almiranteprimero, don Cristóbal Colón, en el segundoviaje que hizo a estas Indias.

Las diecisiete naves se dan a la vela antes deque el sol asome por el horizonte y, trasrecalar en las Canarias, ponen rumbo a lasnuevas tierras aún apenas descubiertas al otro

lado del Atlántico. Después de semanas denavegación, llegan a las Antillas menores,recorren el rosario de pequeñas islas quesalpican el Caribe y pasan por una isla que losoriundos llaman Boriquén y que Colón bautizacomo San Juan Bautista. Finalmente llegan a LaEspañola, donde comprueban con pesar que nohay rastro de los hombres que se quedaron en elprecario poblado de La Navidad tras el primerviaje. Colón levanta un nuevo asentamiento, LaIsabela, luego reemplazado por SantoDomingo, hoy capital de la RepúblicaDominicana.

Con todo, los documentos no aportan noticias dela llegada de Ponce de León a La Española y su pistase vuelve a perder durante una década. Autorescomo Manuel Ballesteros lo sitúan en la expediciónque zarpa de Sanlúcar de Barrameda el 13 de febrerode 1502, con una treintena de navíos, y que llevahasta La Española a su nuevo gobernador,Nicolás de Ovando, comendador de Lares y mástarde comendador mayor de Alcántara. Sustituye aFrancisco de Bobadilla, el pesquisidor que habíadetenido al mismísimo Cristóbal Colón y lo habíaenviado con grilletes a la Península, y su propósitoes poner orden de una vez por todas en los asuntosde la isla.

EL SALTO AL NUEVO MUNDO


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Se hace la luz al fin en 1504. Ese año JuanPonce de León participa como capitán en lasegunda guerra de Higüey, la provincia másoriental de La Española. Por entonces, pasada yamás de una década desde la llegada de Colón alNuevo Mundo, los españoles se van asentando enSanto Domingo y un puñado de pequeñospoblados desde los que empiezan a explotar lasprimeras minas de oro y demás recursos de laisla.

Las hostilidades en Higüey se habíandesencadenado un par de años antes, pero traslos primeros enfrentamientos, el caciqueCotubanamá (o Cotubano) y el capitángeneral español, el sevillano Juan deEsquivel, habían sellado la paz. Como escostumbre, se intercambiaron los nombres y seconvirtieron en guatiaos, o lo que es lo mismo,“perpetuos amigos y hermanos de armas”.

La calma dura poco. Los indígenas queman unfuerte de madera defendido por una guarnición denueve hombres y Nicolás de Ovando llama porsegunda vez a la guerra “a fuego y a sangre”.Esquivel es nombrado de nuevo capitán general.

Es entonces cuando reaparece Ponce de Leónen la historia, al ser designado capitán de laciudad de Santo Domingo en la operación parasofocar esta segunda revuelta. Se juntantrescientos o cuatrocientos españoles, a los que

La posibilidad de que Ponce viaje a LaEspañola en 1502 con Ovando no esnecesariamente incompatible con que lo hayahecho antes con Colón en 1493, ya que entre unay otra expedición puede haber regresado aCastilla. En concreto, Fuson apunta la idea de

que volviera con Antonio de Torres, que partede La Isabela el 2 de febrero de 1494 y llega aCádiz en abril de ese año. En todo caso, laoscuridad sobre sus andanzas entre 1493 y losinicios del mandato de Nicolás de Ovando en LaEspañola es absoluta.

CAPITÁN Y GRANJERO EN LA ESPAÑOLA

Las hostilidades enHigüey se habíandesencadenado unpar de años antes,pero tras los primerosenfrentamientos, elcacique Cotubanamá(o Cotubano) y elcapitán generalespañol, el sevillanoJuan de Esquivel,habían sellado la paz.


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se unen nativos fieles de una comarca vecina, yse acercan hasta las mesetas donde lossublevados tienen sus poblados. Bartolomé de lasCasas no ahorra detalles escabrosos y aseguraque no perdonan “a hombre viejo ni niño, nimujer parida ni preñada”.

La sublevación concluye con la captura deCotubanamá en el islote Saona y el envío delcacique a Santo Domingo, donde Nicolás deOvando ordena que se le dé muerte. La guerrallega a su fin y La Española quedadefinitivamente “pacificada”.

No hay datos precisos sobre las acciones de JuanPonce de León durante este conflicto, aunque es desuponer que, siendo capitán de Santo Domingo,capital de la isla y en realidad la única poblacióndigna de llamarse ciudad, su papel es relevante.Además, Fernández de Oviedo destaca en otropunto de su crónica que,

como se había hallado en las guerraspasadas, teníase experiencia de su esfuerzo ypersona y era tenido por hombre de confianza yde buena habilidad.

Concluida la guerra, el gobernador nombra aPonce teniente de Salvaleón, una de las dosnuevas villas españolas en Higüey destinadas aafianzar el control sobre la levantiscaprovincia. El de Santervás se construye allí unacasa, de la que existe registro en un legajo de 1511custodiado en el Archivo General de Indias:

Al tiempo que el dicho Juan Ponce pobló unpueblo que se dice Higüey, hizo y edificó en éluna casa de piedra y tapiería y cal a su costa, lacual se hizo para fortaleza del pueblo, en la cualél contino tuvo puesto su caserío y morada.

La vivienda sigue hoy en pie, convertida en CasaMuseo de Ponce de León, en San Rafael del Yuma,

municipio de la provincia de Altagracia a cuarentaminutos en coche de las playas de Punta Cana. Surobusta arquitectura, con gruesos muros de piedray sin ventanas en el piso bajo, le da cierto aire defortaleza defensiva, tal vez una prevenciónfrente a nuevos alzamientos.

Allí se instala Ponce de León con su esposaLeonor, con la que tendrá tres hijas y un hijo, y sededica a cultivar yuca y criar ganado. Se ve ademásbeneficiado por la estratégica situación de suhacienda, en la ruta de los buques en su vuelta aCastilla desde Santo Domingo, con lo que seabastecen allí antes de afrontar la larga travesíapor el Atlántico. Una vez calladas las armas, portanto, se nos presenta un Ponce preocupadopor sacar adelante una familia y que poco apoco comienza a prosperar con su sosegada vidade granjero.

Pero es también un hombre ambicioso y notardará en extender su mirada más allá de lasparadisíacas costas de La Española.

Casa de Juan Ponce de León en San Rafael del Yuma, provinciade Altagracia (República Dominicana).Cortesía: Ministerios de Cultura y Turismo de la RepúblicaDominicana.


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La región oriental de La Española, donde Ponce deLeón tiene sumorada, está solo separada de la vecinaisla de Boriquén, o San Juan Bautista, por las agitadasaguas del canal de la Mona, donde el Caribe seconfunde con el Atlántico. Se sabe de su existenciadesde el segundo viaje de Colón y ya Vicente YáñezPinzón, capitán de la carabela Niña en el primero,recibe en 1505 el encargo real de poblarla y erigir enella una fortaleza, aunque no llega a completar latarea.

Pero a través de los taínos que cruzan asiduamenteel canal de la Mona llegan ahora a oídos del inquietohidalgo de Santervás prometedoras historias sobresus riquezas naturales. Cuenta Fernández de Oviedoque Ponce

tuvo noticia desde aquella provincia y alcanzó asaber de los indios que en la isla de Boriquén o SanJuan había mucho oro. Y sabido, comunicólo ensecreto con el comendador mayor, que a la sazónresidía en la Isla Española: el cual le dio licenciapara que pasase a la isla de San Juan a tentar ysaber qué cosa era; porque aunque la isla ya sesabía y había sido descubierta por el almiranteprimero, no estaba conquistada ni pacífica.

En efecto Ponce de León, tras obtener elpermiso del gobernador Ovando, se embarca en1508 con medio centenar de españoles y guíasnativos en un carabelón para explorar aquella islade la que nada se sabía “más de verla por de fueraser hermosísima, y que parecía mucha gente decada vez que pasaban por allí navíos”, apuntaBartolomé de las Casas.

De vuelta en La Española, en mayo de 1509, elexplorador terracampino presenta a fray Nicolás unacumplida “relación” sobre sus peripecias ydescubrimientos. Comienza así:

Primeramente, que yo partí de la Villa deSanto Domingo para ir a la dicha Isla de SanJuan en doce días del mes de Julio de mil yquinientos y ocho años, y comencé a seguir eldicho viaje para la dicha Isla de San Juan con elcarabelón, y fui a Salvaleón a me abastecer ytomar la gente que llevé, que fue cuarenta y dos yocho marineros, que fueron cincuenta personastodas.

Pero a comienzos de agosto se desata “taltormenta que metió el carabelón sobre unas peñas”y se pierden buena parte de los bastimentos.Tras latempestad, se dirige a la isla de la Mona, unpequeño pedazo de tierra a mitad de camino de SanJuan. Desde allí, cuenta Ponce,

me partí y fui a la dicha Isla de San Juan porla parte del Sur, a doce de Agosto del dicho año,donde surgí en la playa que está en el paraje delcacique Quebán, y fui a su casa, y le hablé departe de Vuestra Merced lo que me mandó, y leaseguré y le mandé hacer un conuco para SuAlteza.

Tras “aderezar” el carabelón, que había sidoazotado por otra tormenta estando fondeado, vacosteando la isla, hablando con los caciques ycaribes que encuentra a su paso, “y dándolespreseas a los unos y a los otros, por los asegurar”.Así llega a una acogedora bahía en el norte,

y allí vi tan buen puerto e isla por fuera; entré enella y anduve por la bahía alrededor, creyendohallar asiento y agua, y no lo hallé; y de allí me fuiocho leguas a la costa abajo, donde hallé un río quese llama Ano, que podría entrar en él el carabelón, yallí surgí y descargué en tierra todo lo que llevaba, ehice bohíos, lo cual hecho, envié al dicho carabelónpor pan a la dicha Isla de la Mona.

EN BUSCA DE LAS RIQUEZAS DE BORIQUÉN


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Sin embargo, tras permanecer un mes en el lugar,no le termina de convencer. Su prioridad es que elnuevo asentamiento reúna las condicionesadecuadas como base para la actividadminera, por loque sigue explorando hasta que por fin da con unemplazamiento apropiado media legua tierraadentro. Allí levanta “una casa mediana con suterrado y petril y almenas, y su barrera delante de lapuerta y toda encalada de dentro y de fuera”.Enseguida comienza la extracción con una cuadrilla yobtiene de las entrañas de la isla los primerosochocientos treinta y seis pesos y cuatro tomines deoro.

Al tiempo empieza a cultivar la tierra en “dospedazos de labranza”. Según Ponce, “desde estosdichos conucos se harán y se aprovecharán ladicha labranza que se ha de hacer para SuAlteza”. Con cierto aire de resignación,concluye que

esto es lo que hasta ahora se ha podido hacer, ymás no, por haber mudado el pueblo tantas veces,y por no tener qué comer ni lo haber en esta Isla,aunque me quisiera aprovechar de ella, y por nome poder aprovechar de los indios de la dicha Islacomo era razón, de cuya causa no se ha podidomás hacer.

Tras presentar su relación, Ponce entabla unanegociación con Ovando para determinar el modelode colonización de la isla. Plantea una especie desociedad entre él y la Corona, en la que elexplorador correría con los gastos y lo obtenidose repartiría a partes iguales entre ambos socios.El comendador acepta la fórmula, pero matiza:primero se descontará el preceptivo “quinto del rey”ycon la cantidad restante se hará el reparto de las dosmitades, una para Ponce y otra para las arcas reales.

Por otra parte, el futuro gobernador de SanJuan quiere evitar que la isla se empiece a llenar decastellanos antes de tiempo. Según advierte,

no conviene al servicio de Su Alteza que alpresente se pueble de vecinos la dicha Isla, hastaque hayamos de comer en ella, porque allá no haypara se poder sustentar gente, ni acá para llevarlodesde esta Isla [La Española], y por esta causarecibiría daño la Isla, y no se podrían sustentar losque allá fuesen para poblar.

Celoso en su afán de aislar a la isla de perniciosasinfluencias y evitar el trasiego entre La Española ySan Juan, Ponce de León llega a plantear

que dos o tres canoas que en tierra de Higüeypuede haber para poder pasar allá a la dicha Islade San Juan, porque en ellas no se pasen algunosmalos indios y malos cristianos que impongan alos de allá en malas intenciones, será bienmañosamente quebrarlas y quemarlas, aunque depagárselas hayan a sus dueños, por manera queparezca que yo no fui consentidor.

En este punto Ovando rechaza que las canoas “sequiebren”, pero prohíbe pasar en ellas desde LaEspañola, bajo amenaza de castigos.

Ponce pide también que se despache una nao de laque es copropietario para que pasen a San Juan sumujer e hijos, así como unos becerros y puercos. Sinembargo,no quiere desprenderse de lo que poseeen La Española y ruega mantener los indígenas quetiene encomendados allí “para sustentación de lalabranza y crianza que en ella tengo”, ya que “no eshacienda que tan presto me puedo deshacer de ellapor ser gruesa”.

Ponce no se olvida de sus subordinados.Requiere ayudar a su lugarteniente y capitán delcarabelón, Gil Calderón, “con indios para hacer unalabranza y coger algún oro”, ya que no ha recibidoningún salario por su servicio, y solicita que sepermita también a oficiales y otras personasbeneficiarse del preciado metal para compensar suescasa remuneración.


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Nicolás de Ovando da el visto bueno alasentamiento en el lugar escogido por Ponce y lepone nombre: Caparra. Para el cronista GonzaloFernández de Oviedo, sin embargo, se trata de un lugar

malsano y trabajoso, porque estaba entre montesy ciénagas, y las aguas eran acijosas, y no se criabanlos niños. Antes en dejando la leche, adolescían y setornaban del color del acije, y hasta la muertesiempre iban de mal en peor, y toda la gente de loscristianos andaban descoloridos y enfermos.

En definitiva, el comendador se aviene a casi todaslas demandas de Ponce de León y firma la capitulación.Comienza, ahora sí, la colonización española deSan Juan. El asiento entre Ovando y Ponce convierte a

la isla en una especie de monopolio a medias entrePonce de Léon y el rey, en el que el primero explota laisla en exclusiva, a sus expensas, y abona a cambiouna parte a sumagno socio.

Con el acuerdo cerrado, el capitulante se instala ensu nuevo destino. Levanta en Caparra primero “unacasa de tapias, y andando el tiempo hizo otra depiedra; porque en la verdad, era hombre inclinado apoblar y edificar”, cuenta Fernández de Oviedo.

Poco a poco, la tierra boricua empieza a dar susfrutos gracias a la extracción de oro, tarea querecae en buenamedida en las espaldas de los nativos,y el hasta entonces capitán de Higüey empieza alabrarse una estimable fortuna.

Restos de la casa de Juan Ponce de León en Caparra (Puerto Rico).Cortesía: Compañía de Turismo de Puerto Rico.


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Mientras Ponce pone en pie su incipienteemporio se produce en Santo Domingo unaimportante novedad que será para él fuente denumerosos quebraderos de cabeza y marcará elresto de sus días: Diego Colón, primogénitodel almirante (muerto en 1506), desembarcaen julio de 1509 como nuevo gobernador deLa Española. La etapa de Nicolás de Ovando,benefactor de Ponce de León en las Indias, tocaa su fin. Se abre otra de constantes tribulacionesy pendencias.

El segundo almirante, dispuesto a imponer suautoridad desde el principio en las tierrasdescubiertas por su difunto padre, nombraenseguida a sus propios edecanes en SanJuan, en detrimento de Ponce de León, a pesarde que su asiento con Ovando sigueperfectamente vigente. Juan Cerón será alcaldemayor y Miguel Díaz, alguacil, convirtiéndose asímomentáneamente en los gobernantes de la isla.

Entre tanto, el depuesto Ovando intercedepor su pupilo ante Fernando el Católico, regentede Castilla tras fallecer en 1506 Felipe elHermoso y quedar la reina Juana desconsolada ysin juicio. El comendador logra que elmonarca nombre a Ponce gobernador de SanJuan “entre tanto”, es decir, de forma interina.Más adelante, en marzo de 1510, al cargo degobernador agregará los de capitán y juez:

Os mando a todos y a cada uno de vos queluego vista esta mi carta, sin otra luenga nitardanza y sin Nos más requerir ni consultar,

ni esperar otra mi carta, ni mandamiento,recibáis al dicho Juan Ponce de León eljuramento y solemnidad que en tal acto seacostumbran hacer, el cual por él hecho, lorecibáis por nuestro Juez y Capitán de esadicha isla de San Juan.

Tras recibir el respaldo regio, ya no solo paracoger oro de las minas sino también para ejercerel mando político, Ponce contraataca de formaexpeditiva: hace arrestar a Cerón y a Díaz, ylos envía de vuelta a La Española. Acontinuación designa alcalde mayor a un noblede alta alcurnia llegado a las Indias con DiegoColón, Cristóbal de Sotomayor. El aristócrataacepta el nuevo cargo pese a “la muchadesigualdad de generosidad de sangre” entreél y el simple hidalgo que le nombraba, comentaFernández de Oviedo.

EL HĲO DEL ALMIRANTE

La etapa de Nicolásde Ovando,benefactor de Poncede León en las Indias,toca a su fin. Se abreotra de constantestribulaciones ypendencias.


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Entre tanto, la resistencia de Ponce a que la islase pueble de vecinos no impide que afluyan másespañoles. Después de una convivencia más omenos cordial, los excesos de los reciénllegados con los oriundos no tardan en hacersaltar chispas. Un viernes de principios de 1511se alzan los nativos del pueblo de Sotomayor,bautizado así por el citado noble, y la rebeliónprende de inmediato entre los caciques del restode Boriquén.

A las primeras de cambio, matan a “ochentacristianos o más”, según Fernández de Oviedo. Másde tres mil taínos se congregan para incendiar elpoblado y no habría quedado uno con vida,continúa el cronista, de no haber llegado en suauxilio el bravo capitán Diego de Salazar. No puedeeste, sin embargo, salvar al propio Cristóbal deSotomayor, asesinado pese a ser alertado delpeligro por una hermana del cacique que tenía“encomendado” y a la que tenía por “amiga”, y porel intérprete Juan González. Es este quien, trasescapar malherido, da aviso de lo sucedido. Poncede León llama a las armas. Tras la sangrederramada en La Española, la guerra se adueñaahora de la isla de San Juan.

Cuenta Fernández de Oviedo que los indígenasde Boriquén piensan que los cristianos son seresinmortales, al haber escuchado cómo hansojuzgado una isla tan grande y poblada de nativoscomo La Española, y

como habían venido de hacia donde el solsale, así peleaban; que era gente celestial e hijosdel sol, y que los indios no eran poderosos paralos poder ofender.

Para salir de dudas, un cacique llamado Urayoánidea una estratagema. Se gana la confianza de unjoven llamado Salcedo que pasa por su territorio,deshaciéndose en cortesías y poniendo a sudisposición quince o veinte de los suyos parallevarle sus cosas. Al pasar un río llamadoGuarabo, los nativos se ofrecen a pasarle sin que semoje, lo que el mancebo, ignorante de lo que seavecina, acepta de grado.

Los indios le tomaron sobre sus hombros,para lo cual se escogieron los más recios y demás esfuerzo, y cuando fueron en la mitad delrío, metiéronle debajo del agua y cargaron con éllos que le pasaban y los que habían quedadomirándole, porque todos iban para su muerte deun acuerdo, y ahogáronle.

Tres días permanecen haciendo preguntas aldesdichado Salcedo para comprobar si sigue vivo,hasta que el cadáver empieza a heder. Y aunentonces desconfían de si realmente el muchachoestá muerto. Solo cuando el cuerpo comienza a

REVUELTA INDÍGENA EN SAN JUAN

Solo cuando el cuerpocomienza adescomponerse seconvencen de que loscristianos sonmortales como ellos.


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descomponerse se convencen de que los cristianosson mortales como ellos. “Y de allí tomaronatrevimiento y confianza para su rebelión, ypusieron en obra de matar los cristianos, yalzarse”, concluye Fernández de Oviedo elepisodio.

Cuando todavía los taínos siguen sublevados,nuevos acontecimientos a miles de kilómetros danotro vuelco a la gobernación de Ponce de León enSan Juan. En mayo de 1511 Diego Colón ganadefinitivamente su pleito con la Corona y recuperatodos los derechos y privilegios de su padre,convirtiéndose en virrey. En consecuencia, JuanCerón regresa a San Juan para reemplazarcomo gobernador a Ponce, que no obstante siguesiendo capitán y conserva el respaldo de Fernando.De hecho, el rey se preocupa de protegerle frente ala sed de venganza de los hombres de Colón yordena tanto a Cerón como a Miguel Díaz, quetambién regresa a la isla, que al recuperar las varasde justicia tengan

muy buena manera, y no las toméis con furiani con rencor ni de manera que nadie puedacreer que tenéis ningún rencor con Juan Poncesobre lo acaecido entre vosotros y él, porque siestuviesen [se fuesen] los de la isla, yespecialmente los que han seguido a Juan Ponce,claro está que se despoblaría mucho, de lo cualseríamos muy deservidos. Conviene que tratéismuy bien a Juan Ponce y a sus amigos yallegados para que, como eran suyos, seanvuestros, y de esta manera se podrán crecer lascosas de la isla.

El monarca rechaza la confiscación de bienes aPonce, exige que le respeten los taínos que tieneencomendados y prohíbe que los oficiales deDiego Colón le tomen “residencia”, es decir, que leabran una investigación. Al mismo tiempo,instruye al destituido gobernador para quefacilite la transición en el cargo y ayude aconcluir la “pacificación” de San Juan. Pero susituación en la isla se hace ahora insostenible yFernando le sugiere regresar a la Península. Nisiquiera eso será por el momento posible, ya quesus adversarios incluso le incautan el barco en quepretendía ir a Castilla.

Es hora de soñar, una vez más, con nuevas metas.

Los nativos de Boriquén ahogan al español Salcedo paracomprobar si es inmortal, en un grabado de 1592.Theodor de Bry.


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Entre las armas de los españoles hay una quecausa especial terror en los nativos, al decir delos autores más dispuestos a acentuar lacrueldad de los colonizadores. Según Bartoloméde las Casas,

enseñaron y amaestraron lebreles, perrosbravísimos, que en viendo un Indio lo hacenpedazos en un credo; y mejor arremetían a él y locomían que si fuera un puerco. Estos perroshicieron grandes estragos y carnicerías.

De estos canes el más famoso es Becerrillo,llevado de La Española a San Juan y al queFernández de Oviedo describe:

de color bermejo, y el bozo de los ojos adelantenegro, mediano y no alindado; pero de grandeentendimiento y denuedo. Y sin duda, según lo queeste perro hacía, pensaban los cristianos que Dios selo había enviado para su socorro; porque fue tantaparte para la pacificación de la isla como la terciaparte de esos pocos conquistadores que andaban enla guerra, porque entre doscientos indios sacaba unoque fuese huido de los cristianos, o que se leenseñasen, y le asía por un brazo y lo constreñía a sevenir con él y lo traía al real, o adonde los cristianosestaban; y si se ponía en resistencia y no queríavenir, lo hacía pedazos, e hizo cosas muy señaladas yde admiración.

Más aún, cuenta que gana paga y media de la quedisfruta un ballestero. La historia de tan excepcionalanimal hace fortuna y se replica a lo largo de lossiglos, pero bien puede ser otro de los embustes quepasan al acervo común por mera inercia. Segúncorrige el historiador Salvador Brau, el perropertenece en realidad al capitán Sancho de Arango,que se lo lleva a San Juan cuando regresan a la islaCerón y Díaz, y

tuvo en él un fiero guardián en su finca. Ni Sancho deArango fue acompañante de Ponce de León al venir éstea Borinquén, ni en los combates de Jacaguas, Yagüeca yCulebrillas en 1511 se le menciona, y eso que Oviedo -que se entretuvo en recoger noticias sobre el colorbermejo del animal y en repetir el cuento de la viejaindia, perdonada por el perro después de orinada-señala por sus nombres a los capitanes, adalides y hastasoldados que se distinguieron en aquellos marcialesencuentros.

Becerrillo, según las crónicas, muere en acto deservicio, atravesado por una flecha de los caribes, “locual no fue pequeña perdida, porque aunque semurieran algunos cristianos, no lo sintieran tanto losque quedaron como faltarles el perro”, apostillaFernández de Oviedo. Este autor aún añade queBecerrillo dejaría un descendiente que heredaría sufiereza, Leoncico, perteneciente al descubridor delPacífico,Vasco Núñez de Balboa.

LA LEYENDA DELFIERO BECERRILLO


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El 25 de julio de 1511 el rey Fernando redactaen Tordesillas una cédula para su hombre deconfianza en las Indias, el tesorero Miguel dePasamonte, aragonés para más señas. En ella leindica:

Yo envío a mandar a Juan Ponce de León,nuestro capitán que fue de la Isla de San Juan,y porque Yo he tenido y tengo por servidor, quehable con vos, y platique todo lo que lepareciere en que Yo pueda hacerle merced, y élescribirnos especialmente si quisiere tomaralguna nueva población a su cargo, como hizolade San Juan; y que con lo que con vosplaticare, y tomando vuestro parecer en todo,se venga a do Yo estuviere, porque venido yvista la negociación, Yo mande en ello lo quese deba hacer, seguro más largo de él; sabréisque porque Yo tengo voluntad enremuneración, de lo que dicho Juan Ponce deLeón Nos ha servido de le hacer mercedes, yquería que entendiese en alguna nuevapoblación, porque Me parece que es hombreaparejado para ello.

Ese mismo día, escribe a los oficiales de laCasa de Contratación de Sevilla. Les pone alcorriente de la conversación que van a tener eltesorero y Ponce, especificando ahora que setrata de poblar “algunas islas”:

Me parece muy bien lo que decís de JuanPonce, que es buen servidor, y que es razón deque sea gratificado; Yo por tal lo tengo, y asíestoy de voluntad de lo hacer, y para esto, leescribo para que hable con Pasamonte yplatique con él, todas las cosas que le

convenga, y traiga su parecer de Pasamontesobre todo ello; y así mismo, que de que lleguea esa Ciudad de Sevilla, os manifieste elparecer de Pasamonte, y platique con vosotrossobre las mismas negociaciones,especialmente si quiere poblar algunas Islasde nuevo, como pobló la de San Juan, paraque visto el parecer de vosotros y dePasamonte, Yo mande despachar sus cosas.

¿De qué islas habla el monarca? ¿Quémisteriosas tierras pretende que pueble Poncede León? Desde el primer viaje de CristóbalColón a América, cuando creía haber llegado aAsia, hay noticias imprecisas de un territorioal norte de Cuba que puede proporcionarnuevas riquezas. Y en las décadas siguientes sehan realizado incursiones en los Lucayos(Bahamas) para capturar nativos, lo que acicateaaún más la curiosidad por esas enigmáticasregiones.

A comienzos de la década de 1510 se habla deuna inexplorada isla llamada Bímini (en losdocumentos aparece de muchas otras formas:Beimeni, Bímine, Bininy…). De hecho, en laparte superior de un mapa del Caribe y el golfode México incorporado a la “Opera LegatioBabilonica” de Pedro Mártir de Anglería,impreso por primera vez en 1511, figura lalínea de una costa designada como “Isla debeimeni parte”. Se trata del primer mapaimpreso de los descubrimientos en el NuevoMundo, aunque, como en tantas cosas de laépoca, no hay certeza absoluta sobre su fecha ypuede que se añadiera más tarde a la obra deAnglería, ya que no figura en todas las ediciones.

LA MISTERIOSA ISLA DE BÍMINI


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Mapa incluido en algunas ediciones de la “Opera Legatio Babilonica" de Pedro Mártir de Anglería, obra publicada por primera en 1511.

Al parecer Bartolomé Colón, hermano deldescubridor, ya anda sobre la pista de Bímini.Pero el rey es un político sagaz (se cree queinspiró “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo) y noquiere que la familia Colón acreciente aúnmás su poder en América con nuevosdominios. Prefiere que se limite a administrarúnicamente las que le corresponden, es decir, lasdescubiertas en su día por el almirante genovés.De modo que para la nueva empresa enperspectiva reparte juego y opta por alguien queya ha demostrado en La Española y San Juantener lealtad, competencia… y disposición paramantener a raya a los Colón: Juan Ponce.

La reunión con Miguel de Pasamonte muñidapor el rey reaviva el espíritu aventurero del deSantervás. Tras los reveses sufridos en San Juan,ve ahora ante sus ojos una nueva oportunidad delograr gloria y fortuna, y no quiere dejarlaescapar. Así que envía al rey un “apuntamiento”solicitando la población de la tal isla de Bímini,en las que plantea condiciones similares a las deColón en 1492. El monarca da su visto bueno,aunque rebaja sus pretensiones. En una cédulapara los oficiales de La Española, les encargaque tomen asiento y capitulación con él parala población de la isla de Bímini, pero adviertede que su propuesta


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es muy deshonesta y apartada de razón,porque todo lo que ahora se puede descubrir esmuy fácil de descubrir. Y no mirando esto, todoslos que hablan en descubrir quieren tener fin ala capitulación que se hizo con el almiranteColón, y no piensan cómo entonces ningunaesperanza había de lo que se descubrió, ni sepensaba que aquello pudiese ser. Debéis decirsobre esto a Juan Ponce lo que convenga paraque conozca la merced que Yo le hago enotorgarle la capitulación que Yo le hago… Yparéceme que tiene razón de se contentar,porque el adelantado don Bartolomé Colón mehabló acá que quería descubrir esta isla, y creoyo que la fuera a descubrir con mejor partidopara nuestra hacienda que no el que hacemoscon Juan Ponce.

Pese a estas reservas, Fernando firma lacapitulación. Es el 23 de febrero de 1512:

Por cuanto vos, Juan Ponce de León, Meenviaste a suplicar y pedir por merced, os dieselicencia y facultad para ir a descubrir y poblarlas Islas de Beniny, con ciertas condiciones queadelante serán declaradas, por ende, por oshacer merced, os doy licencia y facultad paraque podáis ir a descubrir y poblar la dichaIsla, con tanto que no sea de las que hastaahora están descubiertas, y con lascondiciones y según que adelante serácontenido en esta guisa.

El rey da a Ponce de León tres años de plazopara completar el descubrimiento de Bímini y leobliga a asumir los gastos de la expedición. En suviaje le permite “tocar en cualesquier Islas ytierra firme del mar Océano, así descubiertascomo por descubrir”, siempre que nopertenezcan al Serenísimo Rey de Portugal, ydesde el principio le concede el título de“adelantado” de Bímini y otras islas comarcanasque descubra, así como la gobernación y justiciaen ellas por el resto de sus días.

En sus estipulaciones, Fernando establece “quecoja el oro si lo hubiese en la misma forma queen la Española” y desciende al detalle de precisarque los nuevos pobladores pagarán a laCorona por el oro y otros metales o cosas deprovecho que haya la décima parte el primer año,la novena el segundo, la octava el tercero, laséptima el cuarto, la sexta el quinto y la quintalos cinco años siguientes. Queda patente el carizeconómico de la empresa.

El rey permite aPonce “tocar encualesquier Islas ytierra firme del marOcéano, asídescubiertas comopor descubrir”,siempre que nopertenezcan alSerenísimo Rey dePortugal.


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Mientras la expedición a Bímini va tomandoforma, los adversarios de Ponce de León nodescansan. Los hombres de Diego Colón en SanJuan ponen en duda las cuentas del deSantervás en sus granjerías con el rey. Elmonarca, como se ha dicho arriba, se niega a que lapropia facción anti-Ponce se encargue deinvestigarlo, pero decide tomar cartas en el asunto.A través de una cédula firmada en Burgos el 1 denoviembre de 1511, encarga al licenciado SanchoVelázquez tomar residencia a Ponce de León y a susoficiales para comprobar

cómo y de qué manera él y los dichos susoficiales han usado y ejercido dicho oficio,ejecutando la Nuestra justicia en todo lo a ellaanejo y concerniente; y si en algo halláredesculpantes a él o a los dichos sus oficiales,llamadas las partes, averigüéis la verdad, yaveriguada, hagáis justicia a los querellosos, demanera que ninguno de ellos reciba agravio deque tenga razón de se quejar.

El rey está extrañado de que haya un desajusteen las cuentas por parte de alguien de quien tantose fía. En un escrito enviado a los oficiales de laCasa de la Contratación de Sevilla el 23 de febrerode 1512, reconoce:

Hame maravillado mucho de Juan Ponce deLeón haber puesto en tal mal recaudo como hapuesto en lo de la granjería.

La auditoría de Velázquez concluye que Poncerenunció a la sociedad con el rey sinconsentimiento de este y siguió lucrándose dela granjería a su cargo sin aportar a la Corona laparte que le correspondía. Según la estimaciónrealizada, Ponce debe a la hacienda real la nadadespreciable suma de mil trescientos cincuentay dos reales, dos tomines y seis granos de oro.La sentencia, con fecha 6 de octubre de1512, le obliga a reintegrarla.

El condenado, en total desacuerdo, se siente“muy agraviado por muchos agravios, queclaramente parecen y se pueden colegir de lasdichas cuentas, y de la dicha capitulación”, porlo que presenta una apelación. Considera que lacompañía con el monarca había quedadodisuelta con la llegada de los oficiales de DiegoColón y la reasignación de nativos que hicieron.Pero Velázquez ignora la apelación y se ratifica.Ponce no tiene más remedio que pagar los miltrescientos cincuenta y dos reales, dos tominesy seis granos de oro al tesorero de San Juan,Francisco de Cardona, que otorga la carta depago y finiquito el 10 de octubre de 1512.

El caso no quedará ahí. Ponce no olvidaránunca la afrenta sufrida, que le ha supuesto undoloroso quebranto económico y le haindispuesto con el rey. Pero se guarda suvenganza hasta el momento oportuno…

LA “RESIDENCIA” POR LAS CUENTAS DE SAN JUAN


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Partieron de aquí corriendo por el Noroeste, yDomingo a 27, que era Día de Pascua deResurrección, que comúnmente dicen de Flores,vieron una Isla, y no la reconocieron; y el Lunes a28 corrieron quince leguas por la misma vía; y elMiércoles anduvieron de la misma manera; ydespués, con mal tiempo, hasta dos de Abril,corriendo al Oesnoroeste, yendo disminuyendo elagua hasta nueve brazas, a una legua de tierra,que estaba en treinta grados y ocho minutos,corrieron por luengo de costa, buscando puerto, yla noche surgieron cerca de tierra, a ocho brazasde agua. Y pensando que esta tierra era isla, lallamaron la Florida, porque tenía muy linda vistade muchas, y frescas arboledas, y era llana, ypareja; y porque también la descubrieron enPascua Florida, se quiso Juan Ponce conformaren el nombre, con estas dos razones. Salió atierra a tomar lengua, y posesión.

La latitud 30° 8’ Norte se sitúa a la altura de loque es hoy la playa de Ponte Vedra, en el condadode St. Johns. En ese punto,muy cerca de la históricaciudad de San Agustín, se conmemoraría en abrilde 2013 el quinto centenario del desembarco enFlorida de Ponce de León. Sin embargo, puestoque en la relación de Herrera se dice que laexpedición siguió la costa buscando puerto,diversos autores sitúan el punto en que echó pie atierra más al sur. Los hay que lo localizan a 250kilómetros de Ponte Vedra, en la playa deMelbourne, no muy lejos del centro espacialKennedy de Cabo Cañaveral.

Los problemas con la liquidación de la compañíaen San Juan no impiden que el rey Fernandomantenga su fe en Ponce de León y el proyecto deBímini sigue adelante. Con la capitulación en lamano, el adelantado se pone manos a la obra.Reúne en La Española dos naves, la Santa María dela Consolación y la Santiago, y se dirige con ellas aSan Juan, donde añade un tercer barco, el SanCristóbal. En la tarde del 3 de marzo de 1513 salePonce de León con su flotilla de San Germán y sedetiene en la Aguada, en el noroeste de la isla. Enla noche del día siguiente, viernes 4 de marzo,zarpa definitivamente en demanda de laenigmática Bímini.

A bordo de los navíos va una variadatripulación de andaluces, gallegos, vascos,castellanos y leoneses, entre otros. Desaparecidoel diario de abordo, la información de aquellahistórica navegación la conocemos gracias alrelato de Antonio Herrera y Tordesillas en su“Historia de los hechos de los castellanos enTierra Firme e Islas del Mar Océano”, publicadaen 1601, y para el cual se presume que tieneacceso a los registros oficiales de la expedición.

Ponce de León fija rumbo noroeste. Varecorriendo a la inversa la derrota que habíaseguido Cristóbal Colón en su primer viaje,atravesando los Lucayos hasta llegar a Guanahaní,bautizada San Salvador por el almirante. Haciafinales de marzo avista una tierra desconocidahasta entonces. Así lo cuenta Herrera:

EL “DESCUBRIMIENTO” DE LA FLORIDA


y la Florida

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Mapa atribuido a Alonso Álvarez de Pineda de la costa del golfo de México en el que se incluye la península de Florida, con la leyenda:“La Florida que decían Bímini que descubrió Juan Ponce”.

Archivo General de Indias.

Sea donde sea, Ponce de León y los suyosarriban, sin saberlo, al gigantesco subcontinentenorteamericano, una inabarcable tierra firme quese extiende por el oeste hasta el Pacífico y por elnorte hasta los hielos del Ártico, y sobre la que,con el tiempo, se asentarán los Estados Unidos yCanadá.

Se discute a menudo si con la llegada de losespañoles a América es apropiado hablar de“descubrimiento”, puesto que por entonces yaestaba poblada por indígenas y no se descartaque antes hubiera alguna incursión no registrada.Desde luego, para quienes arribaban a una tierradesconocida por ellos era un auténtico


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Vuelve Ponce de León a poner pie en tierra alencuentro con los nativos. Sin embargo, alcontrario que la bienvenida amistosa que tuvo enSan Juan, esta vez los indígenas tratan dearrebatarle su barca, remos y armas, y surgen losprimeros roces. Los españoles rehúyen lashostilidades, pero, según Antonio de Herrera, seven obligados a luchar después de que unmarinero quede “amortecido” de un estacazo. Sesuceden un par de escaramuzas, en una de lascuales los castellanos toman a un indígena paraque les sirva de guía e intérprete.

Tras dejar en lo que llaman río de la Cruz unsímbolo cristiano tallado en piedra, losexploradores continúan su viaje. El domingo 8 demayo doblan el cabo de Corrientes, bautizado así“porque allí corre tanto el agua que tiene másfuerza que el viento, y no deja ir los navíosadelante, aunque den todas las velas”. Hallan dosislas en las cercanías de la actual ciudad de Miami

Ruta de la expedición a la Florida de Ponce de León en 1513.Manuel Trillo.

descubrimiento y en los documentos de la épocase habla constantemente de que Ponce“descubre” nuevas tierras. Al desembarcar en laFlorida pone en conexión dos civilizaciones quehasta entonces se ignoran e incorpora la región ala Historia escrita. No parece desatinado, pues,calificar a Juan Ponce de León como eldescubridor de la Florida.

Los expedicionarios se hacen de nuevo a la velael viernes 8 de abril, costeando hacia el sur. El 20de abril descubren unos bohíos y fondean, sin queHerrera consigne encuentro alguno con loshabitantes de aquellas cabañas. Al día siguientesucede algo insólito. Navegando los tres barcosa lo largo del litoral,

vieron una corriente, que aunque teníanviento largo, no podían andar adelante, sinoatrás, y parecía que andaban bien; y al fin seconoció que era tanta la corriente que podíamás que el viento. Los dos navíos que sehallaban más cerca de tierra surgieron; peroera tan grande la corriente que hacía rehilarlos cables; y el tercer navío, que era bergantín,que se halló más a la mar, no debió de hallarfondo, o no conoció la corriente, y le desabrazóde la tierra, y le perdieron de vista, siendo eldía claro y con bonanza.

Acaban de realizar otro gran “descubrimiento”,aunque por entonces tampoco adivinan suimportancia: se trata de la poderosa corriente delGolfo, que durante siglos propulsará los buquesespañoles cargados de riquezas en su tornaviaje através del Canal de las Bahamas y el Atlánticohacia la Península, una especie de autopistamarítima por la que discurrirá el tráficotransoceánico.


y la Florida

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y el 15 de mayo empiezan a recorrer una cadenade islas e isleos a los que ponen por nombre LosMártires,

porque vistas de lejos las peñas que selevantan parecen hombres que estánpadeciendo, y el nombre ha cuadrado tambiénpor los muchos que en ellas se han perdidodespués.

Se trata, sin duda, de los exóticos Cayos deFlorida. Tras serpentear entre los islotes y entraren aguas del golfo de México, se detienen a haceraguada, coger leña y carenar el San Cristóbal.Estando en esas, el 4 de junio aparece en el lugarun indígena que habla español, suponen loscastellanos que por proceder de La Españolau otra isla ya colonizada, y les promete que elcacique de la comarca les va a enviar oro. Peromientras esperan el anunciado tesoro surgen depronto una veintena de canoas y los indígenasatacan por sorpresa a los intrusos. Estosreaccionan y se hacen con cinco de las piraguas,matan a “algunos indios” y toman cuatroprisioneros, aunque en la refriega pierden a unode los suyos. Ponce quiere hacer las paces con elcacique. Pero este, en cambio, reúne uncontingente mayor para lanzar una ofensiva el 11de junio. Se entabla la lucha y

pelearon desde la mañana hasta la noche,sin daño de los castellanos, porque noalcanzaban las fechas, que por las ballestas ytiros de la artillería no se osaban acercar, y alcabo los indios se retiraron.

En recuerdo de la sangre que corre, el lugarqueda nombrado como Matanza. Losespañoles deciden entonces regresar a San Juan,

pero aprovechando para descubrir otras islas porel camino. El 21 de junio llegan a las islas quellaman Las Tortugas, por haber cogido en una deellas, “en un rato de la noche”, hasta 160 de estosanimales. Ese pequeño archipiélago al suroeste dela península de Florida conserva la huellaespañola en su topónimo: Dry Tortugas.

Hacen puerto en lo que parece Cuba, pasan denuevo por Los Mártires y, sin perder todavía laesperanza de dar con la esquiva isla de Bímini,siguen hacia los Lucayos. Allí se topan con unbarco procedente de La Española, a cargo deDiego Miruelo, que merodea ilegalmente por lasaguas en las que el rey había dado a Ponce deLeón la exclusiva. Se acaba uniendo a laexpedicion, pero se pierde en el mar por unatormenta, si bien la tripulación se salva.

Después de vagar por el archipiélago durantesemanas, Ponce de Leon resuelve definitivamenteponer la proa hacia San Juan, adonde arriba el 9de octubre de 1513. Antes, sin embargo, ordena auno de los barcos, al mando de Juan Pérez deOrtubia y con Antón de Alaminos como piloto,que persista aún en la búsqueda de Bímini.Cuando regresan, dicen haber encontrado lafamosa isla, que es “grande, fresca y de muchasaguas y arboledas”. Hoy día hay unas pequeñasislas en Bahamas llamadas Bimini Norte, Sur yEste, pero no parecen encajar con la descripciónde los exploradores.

Concluye así la accidentada expedición. Pese adescubrir y explorar lo que cree una exuberanteisla, de momento Ponce no obtiene más que unaserie de encontronazos con nativos agresivos.Ignora que, con su aventura, ha estrenado unnuevo capítulo en la historia.


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Observará el lector que hasta ahora no semenciona en este relato la celebérrima Fuentede la Juventud, a la que el nombre de JuanPonce de León está unido. Según la tradicionalleyenda, el descubrimiento de la Florida habríasido fruto de su alocada búsqueda de unasprodigiosas aguas que rejuvenecían a quienes sebañaban en ellas. Es una patraña.

Como hemos visto, lo que buscaba el intrépidoexplorador de Santervás era nuevos territorios conlos que ganar fama, títulos y fortuna, para lo cualobtuvo el permiso real. En ninguno de losdocumentos de la época en que vivió Ponce deLeón, ya sean escritos por él o por otros, senombra la fabulosa fuente. Ni en lascapitulaciones ni en la correspondencia deFernando con el adelantado, los oficiales en lasIndias o la Casa de Contratación figura taldisparate. Por el contrario, únicamente se habla dela búsqueda de oro y otras riquezas, y de lacristianización de los nativos, pero jamás demanantiales milagrosos.

La primera vez que aparece la Fuente de laJuventud es en la relación que hace el cronistaGonzalo Fernández de Oviedo en su “Historiageneral y natural de las Indias”, publicada en1535, es decir, más de dos décadas después deldescubrimiento de Florida por Ponce y cuandohacía catorce años de su muerte en Cuba. Segúnesta versión, que por cierto confunde el año de laexpedición,

acordó de armar y fue con dos carabelas porbanda del Norte, y descubrió las islas de Bímini,que están de la parte septentrional de la islaFernandina [Cuba]; y entonces se divulgó

aquella fábula de la fuente que hacíarejuvenecer o tornar mancebos los hombresviejos: esto fue el año de mil y quinientos ydoce. Y fue esto tan divulgado y certificado porindios de aquellas partes, que anduvieron elcapitán Juan Ponce y su gente y carabelasperdidos y con mucho trabajo más de seismeses por entre aquellas islas, a buscar estafuente: lo cual fue muy gran burla decirlo losindios, y mayor desvarío creerlo los cristianos ygastar tiempo en buscar tal fuente.

El historiador Michael Francis, uno de losexpertos que con mayor firmeza ha tratado dedesmontar el infundio de la obsesión de Ponce deLeón con la Fuente de la Juventud, destaca queFernández de Oviedo “elogiaba las acciones dehombres como Cristóbal Colón y, en menor medida,Hernán Cortés; sin embargo, vilipendiaba lacodicia, capricho, superstición y estupidez de otros.Uno de estos objetivos era Juan Ponce de León”.

EL MITO DE LA FUENTE DE LA JUVENTUD

Parque Arqueológico de la Fuente de la Juventud en SanAgustín, Florida (Estados Unidos).Manuel Trillo.


y la Florida

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Estatua de Juan Ponce de León en San Agustín, Florida(Estados Unidos).Manuel Trillo.

De hecho, aunque reconoce su labor en LaEspañola y Puerto Rico, el primer cronista de lasIndias se ensaña con Ponce y se burla consarcasmo de “cómo anduvo en busca de aquellafabulosa fuente de Bímini, que publicaron losindios que tornaba a los viejos mozos”:

Y esto yo lo he visto (sin la fuente), no en elsujeto y mejoramiento de las fuerzas; pero en elenflaquecimiento del sexo, y tornarse en sushechos mozos y de poco entender; y de estos fueuno el mismo Juan Ponce, en tanto que le duróaquella vanidad de dar crédito a los indios ental disparate.

Cuatro décadas después de que viera la luz lacrónica de Fernández de Oviedo, en 1575, unespañol llamado Hernando de EscalanteFontaneda insiste en el mito al escribir lasmemorias de los diecisiete años que había pasadocautivo de los calusa floridanos. Pero Escalante,en lugar de situar la mágica fuente en Bímini,habla de una fuente sagrada en algún lugar de laFlorida en la que, según los nativos de LaEspañola y Cuba, quienes se zambullíanrecuperaban la juventud. Él mismo dice habersebañado en muchos ríos sin que, para su disgusto,pudiese haber comprobado su existencia.

También Antonio de Herrera y Tordesillas, pesea la fidelidad con que parece seguir la derrota deladelantado en su expedición, cae en la tentaciónde hacerse eco de la jugosa leyenda, y en su casose refiere tanto a la fuente de Bímini como a unrío en la Florida. Afirma que Ponce

fue a buscar la Fuente de Bímini, y en laFlorida un río, dando en esto crédito a losindios de Cuba, y a otros de la Española, quedecían que bañándose en él, o en la fuente, los

hombres viejos se volvían mozos: y fue verdadque muchos indios de Cuba, teniendo porcierto que había este río, pasaron, no muchosaños antes que los castellanos descubriesenaquella isla, a las tierras de la Florida, enbusca de él, y allí se quedaron y poblaron unpueblo, y hasta hoy dura aquella generaciónde los de Cuba.


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Lo cierto es que las historias sobre misteriosasaguas de propiedades milagrosas abundan desdela antigüedad y en diferentes civilizaciones. Elaura sagrada de ríos como el Ganges, el Nilo o elJordán, o la mítica fuente que devolvía la juventuda los ancianos descrita en el Romance deAlejandro, un poema medieval francés sobre lavida del rey macedonio, son solo algunosejemplos. No es extraño, pues, que la epopeyade los españoles en América se viera salpicadatambién por estas leyendas. Pero si realmentePonce de León llega a oír las historias de losnativos de las Antillas sobre una fuente de lajuventud, ya sea en Bímini o en la Florida, desdeluego no es su principal motivación para lanzarsea descubrir esas tierras.

Desde la publicación del libro de Herrera,“docenas de escritores modernos han repetido,distorsionado y a menudo exagerado laasociación entre la expedición de Ponce de 1513y la Fuente de la Juventud”, asevera MichaelFrancis, que añade que, con el tiempo, “el mitose ha transformado lentamente en un hechohistórico”. La leyenda ha arraigado de talmanera que ya es toda una seña de identidad dela propia Florida, que la explota para el turismo.Hoy día es posible visitar en San Agustín elParque Arqueológico de la Fuente de la Juventud,que ofrece incluso catar las sulfurosas aguas quesupuestamente persigue Ponce. En todo caso,apunta Francis,

la historia “real” de Florida es más rica y,me atrevería a decir, más entretenida que elcuento mítico de un conquistador entrado enaños en una fracasada búsqueda por localizarun río mágico cuyas aguas reparadoras ledarían buena salud y perpetua juventud.

La leyenda haarraigado de talmanera que ya estoda una seña deidentidad de la propiaFlorida, que la explotapara el turismo. Hoydía es posible visitaren San Agustín elParque Arqueológicode la Fuente de laJuventud, que ofreceincluso catar lassulfurosas aguas quesupuestamentepersigue Ponce.


y la Florida

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El periodo entre los dos viajes de Ponce de Leóna la Florida, desde 1513 hasta 1521, puede parecera simple vista menos emocionante, comparadocon sus gestas descubridoras, pero para nuestroprotagonista es sin duda una etapa de lo másintensa, llena de sobresaltos y porfías, y nodesprovista de acción.

Los cambios en Indias se suceden conrapidez. España afianza su administración en lasAntillas, mientras nuevas exploraciones expandenpor el continente lo que empieza a configurarsecomo un poderoso imperio. Es la época de laexpedición de Hernández de Córdoba al Yucatán(1517), de la conquista del imperio mexica porHernán Cortés (1519) y del férreo gobierno dePedrarias Dávila en Castilla del Oro (1514-1526).Por no hablar de la épica circunnavegación delplaneta emprendida por Fernando Magallanes yJuan Sebastián Elcano en 1519.

En ausencia de Ponce, hechos notables sucedenen San Juan. El 2 de junio de 1513 Diego Colónllega a la isla acompañado de nuevos funcionariospara administrarla, en detrimento una vez más dela influencia que aún le queda al flamantedescubridor de la Florida. Pero lo máspreocupante es que los caribes atacan yreducen a cenizas Caparra.

Estos belicosos indígenas, con fama deflecheros sanguinarios y comedores de carnehumana, proceden de las Antillas menores ytienen atemorizados a los más pacíficos taínosque habitan San Juan. Colón lanza unacontraofensiva contra estos caníbales, pero Poncesospecha que la utiliza más bien como pretextopara ganar territorio a costa de los inocentes

taínos, hacer esclavos y ampliar su poder en laregión. Ante este alarmante estado de cosas, yseguramente deseoso de promocionar susrecientes hallazgos, Ponce decide viajar a laPenínsula por primera vez en mucho tiempo.

Llega a Bayona, en la costa gallega, en abril de1514. Con él van Juan Pérez de Ortubia y cincomil pesos para las arcas reales. En Valladolid,donde se encuentra Fernando, obtienenuevamente el favor de Su Majestad, segúnAntonio de Herrera influido por Pedro Núñez deGuzmán, del que Ponce fue criado y que ahora esayo del infante don Fernando, nieto del reycatólico y futuro emperador. El monarca leconfirma sus privilegios en las tierrasdescubiertas, otorgándole esta vez el título deadelantado en Bímini y Florida:

Por hacer bien y merced a vos, Juan Ponce deLeón, acatando los servicios que me habéishecho y los que espero que me haréis de aquíadelante, especial por lo que habéis trabajado yservido en el descubrir de la isla de Bímini y laisla Florida, que son en las Indias del marOcéano, que vos habéis descubierto, y por lomucho que hallamos habéis servido en todo loque en las Indias ha tocado a nuestro servicio, yconfiando de vuestra suficiencia y habilidad,por que de vos y de vuestros servicios quedememoria, es mi merced y voluntad, por lo que amí toca, que ahora y de aquí adelante para entoda vuestra vida seades mi adelantado en lasdichas islas Florida y de Bímini, que vos habéisdescubierto, y en las otras islas y tierras que enaquellas partes descubriéredes por nuestromandado, que no hayan sido descubiertas porotra persona alguna.

LA ARMADA CONTRA LOS CARIBES


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Este documento, firmado el 27 de septiembrede 1514 en Valladolid, es el primero en lahistoria donde aparece el nombre de laFlorida. El monarca le da también instruccionespara poblar las nuevas tierras, que incluye lalectura del Requerimiento a los nativos para queabracen la fe católica.

Ponce de León ve ratificados también sustítulos en San Juan y se le otorga un salarioanual de cincuenta mil maravedíes encompensación por sus gastos. Pero, además,recibe del rey el encargo de capitanear unaarmada para hacer frente a los caribes, dándoleasí una vez más preeminencia frente a DiegoColón y su camarilla. La Casa de Contratación esesta vez la encargada de reunir la flotilla,compuesta de tres naves, que parte de Sevilla el14 de mayo de 1515 bajo el mando de Ponce.

La armada recala en primer lugar en la isla deGuadalupe, donde sufre un confuso ataque delos caribes. Al parecer, varios castellanosresultan heridos al saltar a tierra a por agua ycuatro de ellos mueren, según refleja el tesorerode San Juan, Andrés de Haro, en una carta al rey.Pedro Mártir de Anglería, en una vitriólicanarración del episodio, añade que variasmujeres son capturadas y que el jefe de laexpedición “volvió la espalda a los caribes, a losque estando seguro bajo techo se había jactadode exterminar”. A su juicio, en Guadalupe“Ponce perdió el honor”.

Sea como fuere, la flotilla alcanza San Juan enjulio de 1515. Para entonces ha tomadoposesión en la plaza un nuevo gobernador,

Sancho Velázquez, el juez de residencia quecondenó a Ponce de León a pagar los fondossupuestamente malversados. La armada contralos caribes no parece tener buena acogida en laisla. Según De Haro, “no hay tanta necesidad deella como hasta aquí, a causa de las buenasarmadas que allí se han hecho”. Ponce encargaal capitán Íñigo de Zúñiga ponerse al frente delas naves y lo envía a combatir a los caribes,aunque la armada no obtiene éxitos derelumbrón y su papel se va diluyendo hastapasar a la historia sin pena ni gloria.

Mientras Ponce sigue haciendo frente a lassempiternas tensiones en San Juan, el 23 deenero de 1516 expira en Madrigalejo (hoyprovincia de Cáceres) Fernando el Católico,que tanto le había apoyado y protegido frente asus enemigos. Subirá al trono el hijo de la reinaJuana y Felipe Hermoso, Carlos, todavía muyjoven y ausente de sus reinos peninsulares.

El baqueteado aventurero de Tierra deCampos pone de nuevo rumbo a Castilla paraasegurar que todo sigue igual con la nuevaadministración. Llega a Sevilla en noviembre de1516. A Ponce le toca lidiar a ahora con elcardenal Cisneros, y sobre todo con Adriano deUtrecht, el hombre en España del nuevo rey. Lasgestiones parecen dar fruto. Sus títulos yprivilegios, tanto en San Juan como en suadelantamiento en la Florida, siguen intactos, yel futuro papa Adriano VI ordena darle elfiniquito de la armada contra los caribes,siempre que las cuentas estén en orden. Se quitaun par de pesos de encima para su regreso unavez más a las Indias.


y la Florida

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Real Provisión del Rey Don Fernando, nombrando adelantado de las Islas Florida y Bímini a Juan Ponce de León, fechada en Valladolid el 27se septiembre de 1514.Archivo General de Indias.


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En los últimos tiempos, los ataques amonumentos de “conquistadores” españolesen el totum revolutum de las protestas contra elracismo en EE.UU. han alcanzado también aPonce de León, cuya estatua en Miami escubierta de pintura roja y mensajes a favordel movimiento “Black Lives Matter” (Las vidasnegras importan) el pasado junio.

No está de más recoger la reflexión deManuel Ballesteros en su libro “Juan Poncede León”:

Con la colonización española en América y lasrelaciones de los españoles con los indios sucedeun curioso fenómeno: que siendo la única detodas las colonizaciones civilizadoras que sepreocupó ampliamente por la suerte -tantomaterial como moral- del indígena menoscivilizado, ha sido la que más ataques ha sufridoen el curso del tiempo.

Pese al monumental impacto que suponetoparse de pronto con todo un continente yunas poblaciones desconocidas hasta entonces,los Reyes Católicos se esfuerzan por tratarcon humanidad a los nativos y frenar losabusos. Las Ordenanzas reales emanadas de laJunta de Burgos de 1512, en las que se instruyea educar a los indígenas y respetar suscostumbres, sin someterlos a trabajos abusivos,son consideradas por muchos unprecedente de la Declaración de losDerechos Humanos.

En lo que conocemos de Ponce de León porlos documentos, se aleja del estereotipo deconquistador fiero y cruel que masacra aindígenas indefensos. Cuando hace la guerra,no es por mero afán de esclavizar a los nativos,sino en respuesta a revueltas o agresionescomo las de los caribes, de los cualesprotege a los más apacibles taínos. En suprimer viaje a la Florida, incluso busca la pazcon quienes lo atacan nadamás llegar.

Desde luego, Ponce busca su propiobeneficio y el de la Corona, y se sirve de losindígenas para el trabajo en las minas, pero noa costa de una violencia gratuita ni de unaexplotación brutal. Trata siempre de llegar alentendimiento con los jefes locales y demantener una convivencia pacífica con losnaturales. El hecho de que el rey Fernando leencargue los repartimientos de naborías indicasu confianza en él para tan delicadaresponsabilidad por su buen juicio, frente aotros conmenos escrúpulos.

Finalmente, resulta chocante que laspintadas en su estatua deMiami lleven la firmade “Black Lives Matter”, cuando en su primeraexpedición a la Florida se cuenta que viajanprecisamente dos hombres de raza negraque son libres, no esclavos. Con el tiempo,ese territorio español se convierte en todo unsantuario de libertad al que acudían arefugiarse esclavos huidos de las coloniasbritánicas.

TRATO HUMANOA LOS INDÍGENAS


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Estatua de Juan Ponce de León enMiami, Florida (Estados Unidos), antes y después de ser pintada durante unas protestas contrael racismo en junio de 2020.The Hispanic Council.


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De nuevo en San Juan, Ponce de Leónparticipa en la vida pública de la isla comomiembro del Cabildo, aunque parece estar enminoría frente a Sancho Velázquez, elhombre fuerte del momento.

En otro signo de las transformaciones en curso,se discute trasladar la capital desde Caparra, elemplazamiento original escogido por Ponce, hastala isleta a la entrada de la bahía conocida comoPuerto Rico. La cuestión suscita un debateapasionado.

El fundador de Caparra se resiste al cambio. Enun escrito presentado en la tarde del 13 de julio de1517, arguye que la actual localización dispone de“tres salidas para la servidumbre de esta ciudadpor la través”; es “llano y enjuto, sin parar en élaguas ningunas, ni hace lodo aunque llueva”;tiene hondos pozos y tres arroyos en losalrededores, así como “mucha madera y buenapara tablazón y vigas para casas de tierra, y parahacer casas de paja, y mucha paja para las cubrir”.A ello suma la cercanía a labranzas, pastos yminas. Pero, además, recalca que

de la mudanza del pueblo reciben muchodaño los vecinos y moradores de esta Ciudad ysu término, por caso de tener ya aquí hechassus casas y hornos y pozos y las otras cosas quehan menester para servir; lo cual todoperderían y de nuevo habían de edificar dondese hubiese de mudar el pueblo, y esto no lopodrían hacer los pobres ni aun los ricos, sinocon mucha dificultad, por causa de la muchadisminución en que han venido los indios.

En cambio, advierte Ponce,

la Isleta donde dicen que se ha de mudar elpueblo es cercada de agua de la Mar, y no tienesalida ninguna por tierra firme, y caso que sea latierra firme, y que se hiciese calzada o puente parapasar a la tierra firme, sería muy costoso y nosabemos si será fijo el edificio que allí se hiciese.

Pero Ponce de León se queda solo en suoposición al traslado. No obstante, los padresjerónimos, enviados a San Juan en 1516 y con granpeso ahora en los asuntos mundanos de la isla,aprueban tener con él la deferencia de permitirleconservar en la vieja Caparra la vivienda que contantos esfuerzos levantó:

Y porque el Adelantado Juan Ponce de León hagastado mucho en hacer y edificar una casa depiedra que tiene hecha en la dicha Ciudad,permitimos que el dicho Adelantado pueda viviren la dicha casa todo el tiempo que quisiere, contanto que el solar o solares que le fueren dados enla dicha nueva Ciudad, los tenga cercados y tengaen ellos su casa poblada, y acuda y vaya todas lasveces que fuere menester a Cabildo, y a proveertodo lo demás que se ofreciere, como CapitánGeneral y Regidor que es de la dicha Isla yCiudad.

Así pues, contra la voluntad de Ponce, la capitalse mudará a lo que hoy es el viejo San Juan, elcorazón de la capital puertorriqueña. El lugardonde estaba Caparra ha quedado hoy engullidopor la expansión de la ciudad moderna y formaahora parte de su área metropolitana.

DISPUTA POR LA NUEVA CAPITAL


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Mientras los cabilderos se ocupan del trasladode la ciudad, la llegada a la isla en 1519 de unnuevo juez de residencia, el licenciado Antonio dela Gama, propicia a Ponce de León laoportunidad de tomarse la revancha conSancho Velázquez. El entonces condenadodemanda ahora al antiguo juez por hacerle pagar“contra toda justicia” los consabidos miltrescientos cincuenta y dos reales, dos tomines yseis granos de oro. En el escrito presentado por suprocurador, Pedro Sedeño, alega que “el oro quehabía cogido había sido después del fenecimientode la dicha compañía”, por lo que no debía nada, yecha en cara a Velázquez que ni siquiera sedignase a tramitar su apelación. Este, por su parte,defiende que la demanda es improcedente y que élse limitó a seguir el mandato del rey.

A través del frío lenguaje administrativo delescribano que transcribe el proceso judicial, seadivina la tensión entre Ponce y el hombreque había mancillado su fama. Durante lavista ante el juez De la Gama, el 22 deseptiembre de 1519,

el dicho Licenciado Velázquez estabapresente, y el dicho Adelantado Juan Ponce deLeón, así mismo que estaba presente, juraronpor Dios y por Santa María y por las palabras

de los Santos Evangelios y por la Señal de laCruz, en que tocaron sus manos derechas so loscinco artículos, el uno que la demanda quehabía puesto, y el otro que la negaba yrespuesta que había hecho, que eran buenas yvalederas en todo o en parte de ellas; ysiéndoles preguntado por la verdad, la dirían; yque escrituras y testigos falsos no presentarían,y que plazos maliciosos no pedirían, y que aldicho Señor Juez ni así el dicho escribano, nodarían dineros demasiados porque les fuesehecha justicia si no la tuvieren; y dijeron sí juro,y amén.

El pleito se prolonga durante seis meses, en losque, además de demandante y demandado,comparecen múltiples testigos de una y otra parte,y se aportan pruebas documentales que hoyson valiosas fuentes para reconstruir de primeramano la historia de la colonización de San Juan.

Ponce de León insiste en que la disoluciónunilateral de su compañía con el rey era legítimaal haberse alterado las condiciones, puesto quelos administradores de Diego Colón, Juan Cerón yMiguel Díaz, le retiraron los indígenas que teníaen virtud de la capitulación y los repartieron aotros recién llegados, como Cristóbal deSotomayor. En esa línea, en su interrogatorio alos testigos, el agraviado pregunta

Con los nombres de la capital y del país sucedealgo curioso, por cierto. En un principio, losespañoles llaman San Juan a lo que los nativosdenominan Boriquén o Borinquén, mientras quela nueva capital se conoce como Puerto Rico, por

las buenas cualidades de su bahía. Sin embargo,con el tiempo la ciudad y el país se intercambianlos nombres, de manera que la capital pasa allamarse San Juan y el conjunto de la isla y delpaís, Puerto Rico.

LA VENGANZA CONTRA SANCHO VELÁZQUEZ


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si saben que si la dicha compañía que conSu Alteza tenía se hubiera sostenido hasta eltiempo que me fue demandada la dichacuenta, y no me hubieran sido tomados yrepartidos los dichos indios, y con que yocomencé a coger oro y granjería, yo hubierasido aprovechado en más de diez milcastellanos, según el mucho oro que entoncesse cogía, y según el pan que solía sacar de LaMona por rescate, y de esta Isla, y de SantaCruz, pues que para ello tenía licencia según loconmigo capitulado.

Finalmente, el juez de residencia Antonio de laGama dicta sentencia el 5 de marzo de 1520:

Fallo que debo de condenar y condeno aldicho licenciado Sancho Velázquez en los mil ytrescientos y cincuenta y dos pesos y dostomines y seis granos de oro que parece haberhecho pagar demasiados al dicho Adelantadoen la cuenta que le tomó, los cuales le dé ypague en nueve días primeros siguientes, yrecibo su derecho a salvo al dicho licenciadopara que pueda pedir los dichos pesos de oroque así hizo pagar a quien los mandó entregaro a quien viere que le conviene.

Ocho años después de su humillante condena,el nombre de Ponce de León queda limpioante la justicia. Lástima que Fernando elCatólico, que hace tiempo ya se ha unido a lareina Isabel para dormir el sueño eterno, nopuede verlo.

Con todo, hay un detalle que no se puedeobviar: el mismo año 1520 en que el licenciadoDe la Gama pronuncia su sentencia, se acabacasando con una de las hijas de Ponce de León,

Isabel, “y diéronle grande dote con ella”,apunta con picardía Gonzalo Fernández deOviedo.

La búsqueda de marido para sus hijas esprecisamente una de las grandespreocupaciones para Ponce de León en aquelmomento, ya que en fecha que desconocemossucede un acontecimiento luctuoso: elfallecimiento de su esposa Leonor. Al enlace deIsabel con De la Gama se une el de la hija mayor,Juana, con el contador García Troche. Sobre latercera hija, a la que unos autores se refierencomo Leonor y otros como María, no hayclaridad tampoco sobre su matrimonio: unos launen a Gaspar Troche, hermano de García, yotros al juez de residencia Antonio de la Llama.

Ocho años despuésde su humillantecondena, el nombrede Ponce de Leónqueda limpio ante lajusticia. Lástima queFernando el Católico,que hace tiempo yase ha unido a la reinaIsabel para dormir elsueño eterno, nopuede verlo.


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Resueltos los matrimonios de sus hijas y lasviejas querellas con Sancho Velázquez, es hora deretomar la tarea que Ponce de Leon dejó amedias años antes: la colonización de la Florida.

En su larga ausencia otros expedicionarios hanpasado por aquella tierra. Cuenta Bernal Díaz delCastillo en su “Historia verdadera de la conquistade Nueva España” que la expedición de FranciscoHernández de Córdoba al Yucatán de 1517, en laque el autor participa, decide regresar a Cubatras sufrir un ataque de nativos, pero por unaruta diferente a la seguida en la ida.

Y el piloto Alaminos se concertó y aconsejócon los otros dos pilotos, que desde aquelparaje adonde estábamos atravesásemos a laFlorida, porque hallaba por sus cartas ygrados y altura que estaría de allí obra desetenta leguas, y después de puestos en laFlorida dijo que era mejor viaje y más cercananavegación para ir a la Habana que no laderrota por donde habíamos venido, y así fuecomo lo dijo, porque, según yo entendí, habíavenido con un Juan Ponce de León a descubrirla Florida habría ya catorce o quince años.

El cálculo del tiempo transcurrido es claramenteerróneo, pero Alaminos no se equivoca de lugar.Al saltar a tierra en busca de agua,

reconoció la costa y dijo que había estadoen aquel paraje, que vino con un Juan Poncede León, cuando vino a descubrir aquellacosta, y que allí les habían dado guerra losindios de aquella tierra y que les habíanmuerto muchos soldados, y que estuviésemosmuy sobre aviso apercibidos.

Otra expedición que alcanza la Florida es laimpulsada por Francisco de Garay y encabezadaen 1519 por Alonso Álvarez de Pineda, querecorre la costa del golfo de México y logracomprobar así por primera vez que la Florida noes una isla, como supone Ponce de León, sinotan solo el extremo de una gigantesca extensión

EL VIAJE FINAL

Carta de Juan Ponce de León al rey Carlos I en la que le informade su próximo regreso a la Florida, fechada en la isla de San Juany ciudad de Puerto Rico el 10 de febrero de 1521.Archivo General de Indias.


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de tierra firme todavía inexplorada. Un escritoreal para De Garay explica que losexpedicionarios

toparon la Tierra Florida, que Juan Poncede León descubrió. Y reconocida, y vista,quisiéronla costear para pasar adelante, y nopudieron, porque les salía la tierra por lasproas, en derecho donde nace el sol (…). Porlo cual parece que los dichos adelantadosDiego Velázquez y Juan Ponce de León y voshabéis descubierto ser toda tierra firme ycosta de ella.

Pero además de estas expediciones oficiales,hubo alguna incursión irregular en busca denativos para La Española. El propio adelantadohace llegar sus quejas a la Corte. Él había dejado a

los caciques e indios de la dicha isla deBímini pacíficos, y los aseguró de nuestraparte, prometiéndoles que no les harían malninguno por el dicho Juan Ponce ni por otraspersonas ningunas, y que no serían sacadosde allí para los llevar a la dicha islaEspañola como los lucayos, que era lo quemás ellos temían.

Así lo recoge una cédula real de 1517 dirigidaa los padres jerónimos y firmada por el cardenalAdriano de Utrecht, al que han llegado noticiasde que se está quebrantando el “seguro”prometido por Ponce a los nativos y que el reyFernando había ordenado respetar. Por ello lacédula ordena que se devuelva a los indígenasapresados a su lugar de origen y se les dejetranquilos.

Ahora Ponce se dispone a zarpar de nuevohacia la Florida. En una carta remitida desdePuerto Rico el 10 de febrero de 1521 al cardenal,

se justifica por no haber podido retomar hastaeste momento lo empezado en 1513 y anuncia suinminente partida, pidiendo “mercedes” por ello.Se trata de una de las dos únicas cartas quenos han llegado firmadas de su puño y letra:

Yo he servido mucho en estas partes de lasIndias a la Corona Real, por mandado del ReyCatólico, y hasta aquí han estado suspensosmis servicios, así acá en la continuación que yohabré de hacer, como allá de tener memoria deellos y hacerme mercedes; por esto, tambiéncreo lo ha causado el tiempo y trabajos quehan ocurrido, así a mí por haber enviudado yhaberme quedado hijas y yo no las osar dejarni desamparar hasta casarlas, y ahora ya lashe casado si a Dios plugo; pues allá bien séque no han faltado trabajos y penas, así a SuMajestad como Vuestra Señoría; pero comoespero en Dios que todo vendrá a bien y elEstado y señorío de Su Majestad en muchaaumentación y que me hará mercedes, yo heacordado con esa pobreza que me quedaba de

Ruta de la expedición a la Florida de Ponce de León en 1521.Manuel Trillo.


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servir a Su Majestad e ir a la Isla Florida y suscomarcas, y poblar si pudiere y descubrir todolo que más pudiese; partiréme de aquí cinco oseis días para allá, con dos navíos y con lagente que pudiese llevar; de lo que por allá sehiciese haré relación a Su Majestad y aVuestra Señoría; y le suplica tenga memoriacómo he servido y cómo sirvo, y cómo hegastado cuanto he tenido por servir, y ahorano me quedo en la posada. A Vuestra Señoríasuplico que por su mano reciba yo mercedes deSu Majestad, para con que yo pueda servir,que de verdad no deseo que me las hagan paraatesorar ni para pasar esta vida miserable,sino para servir con ello y con mi persona y loque yo tuviere a Su Majestad, y poblar aaquella tierra que descubrí.

Ese mismo día Ponce de León remite otramisiva directamente al propio rey, al que dacuenta de los servicios prestados, informa de suvuelta a la Florida y reclama se le compensecomo merece. Este es el contenido íntegro:

Como quiera que mi usanza y costumbrehaya sido servir en estas partes a la CoronaReal, por mandado del Rey Católico y enacrecentamiento de Sus Rentas y Señoríos,ahora, aunque con pobreza, he queridocontinuar el servicio de Vuestra Majestad, yesperar mercedes como las espero; entre loscuales servicios que dicho tengo, descubrí a micosta y mención la Isla Florida y otras en sucomarca, de que no se hace mención por serpequeñas e inútiles; y ahora yo vuelvo aaquella isla placiendo a la voluntad de Dios, apoblar, pudiendo llevar copia de gente con quelo poder hacer, porque allí sea alabado elnombre de Jesucristo, y Vuestra Majestad seaservido del fruto que produjese aquella tierra;y también entiendo de descubrir más, la costa

de dicha isla, y saber si confina con la tierradonde está Diego Veláquez [gobernador deCuba y, desde 1518, también de Yucatán] ocon otra alguna, y procuraré de saber todo loque más pudiese; partiréme de aquí a cinco oseis días; de lo que se hiciere o se viese enaquellas partes por donde anduviere, harérelación a la vuelta a Vuestra Majestad ypediré mercedes; y desde ahora suplico me lastraiga, porque yo no osara emprender tan grancosa, ni de tanta costa ni podría salir con ello,sino mediante el favor y mercedes de VuestraCesárea Majestad; y que si hasta aquí hedejado de las pedir, ha sido por ver queVuestra Majestad tenía poco reposo y muchotrabajo, que de verdad lo siento como si porello pasase.

Guarde Nuestro Señor su Muy Real personacon agradecimiento de larga vida y otrosmuchos Reinos y Señoríos, como por VuestraMajestad es deseado. De esta Isla de San Juany Ciudad de Puerto Rico que es en las Indiasdel Mar Océano, a diez días del mes deFebrero de mil quinientos veinte y un años.-De Vuestra Majestad, esclavo y servidor queSus Muy Reales pies y manos besa. - JuanPonce de León

Así pues, ocho años después de pisar la Floridapor primera vez, Ponce de León se hace denuevo a la vela rumbo a aquella tierra quesigue creyendo isla, ignorando el resultado de laexploración de Álvarez de Pineda. Ya nomenciona Bímini.

De esta segunda expedición aún hay menosinformación que de la primera. De cumplir con loque ha anunciado en sus cartas, tendría quezarpar de Puerto Rico el 15 o el 16 de febrero almando de dos naves. Sin embargo, una carta de


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Antonio de la Gama al emperador Carlos el 15 defebrero retrasa unos días la fecha de partida:

El Adelantado Juan Ponce de León parte deesta isla a veinte de este mes, con otraArmada, a poblar a Isla Florida, y descubrir ensus comarcas.

Posiblemente sigue una ruta similar a laempleada en la anterior ocasión, con lo que es desuponer que hacia la segunda mitad de marzode 1521 ya se encuentra en suadelantamiento. Se cree que se dirige alsuroeste de la península de Florida, en la costadel Golfo, con intención de establecer allí su

Estatua de Ponce de León en San Juan (Puerto Rico).Cortesía: Compañía de Turismo de Puerto Rico.


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primer poblado. Pero las cosas no acaban comoespera. Una vez que Ponce toma tierra en laFlorida,

habiendo pasado muchos trabajos en lanavegación, los indios le salieron a resistir, ypeleando con él porfiadamente, le mataronalguna gente, y herido en un muslo, con laque le quedaba se volvió a Cuba, adondeacabó sus días, y el Rey, por contemplaciónde sus servicios, dio el Adelantamiento y lasdemás mercedes que tenía a Luis Ponce deLeón, su hijo.

Con ese escueto y frío párrafo despachaAntonio de Herrera el fin del adelantado. Loscronistas que han dedicado ríos de tinta a lasandanzas de Ponce de León, sonextraordinariamente parcos al relatar eldesenlace de su última expedición. Poco sesabe del enfrentamiento, posiblemente con loscalusa, del que salió malparado, ni de lanavegación hasta La Habana, durante la cual secuenta que fue arrojado al mar el cadáver de susobrino Hernán, muerto tras el lance con losnativos. Fernández de Oviedo se limita a señalarque, tras regresar de España, Ponce

se tornó a la isla de San Juan y armó de máspropósito para ir a poblar en aquella tierra desu adelantamiento y gobernación que allí se ledio, y gastó mucho en el armada y volvió deallá desbaratado y herido de una flecha, de lacual herida vino a morir en la isla de Cuba. Yno fue solo él quien perdió la vida y el tiempo yla hacienda en esta demanda: que muchosotros por le seguir, murieron en el viaje ydespués de ser allá llegados, parte a manos delos indios y parte de enfermedades; y así

acabaron el adelantado y eladelantamiento.

Las palabras con que Bartolomé de lasCasas se refiere al final de la existencia dePonce de León son, como era de esperar,menos amables:

En llegando a ella [la isla de Cuba], ycreo, si no me he olvidado, al puerto que hoyse llama del Príncipe, que es en la dicha isla,pasó de esta vida puesto en tanto trabajo; ypor esta manera perdió el cuerpo, gastó gransuma de pesos de oro, que, como dije, habíaallegado con muchas muertes y vidasdolorosas y amargas de indios, y padeciótrabajos muy grandes yendo y viniendo aCastilla, y a descubrir, y a querer poblar, y elánima no sabemos cómo le ha ido. Y así

Poco se sabe delenfrentamiento,posiblemente con loscalusa, del que saliómalparado, ni de lanavegación hasta LaHabana, durante lacual se cuenta quefue arrojado al mar elcadáver de susobrino.


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feneció el adelantamiento de Bímine con todo lodemás.

Algún dato adicional conocemos por la terceracarta de relación que Hernán Cortés envía en 1522al emperador Carlos, en la que da cuenta de lallegada a Veracruz (la Villa Rica) de uno de losnavíos de la desgraciada expedición de Ponce deLeón. Por las fechas que menciona, puedehaber llegado hacia principios o mediados dejulio de 1521. El aguerrido extremeño se acaba dereponer en esos momentos de una batalla en laque los españoles y sus aliados han sufrido gravespérdidas, resultando él mismo herido. El barcovenido de la Florida le trae refuerzos para el asaltofinal a Tenochtitlan:

En esta sazón ya los que habíamos salidoheridos del desbarato estábamos buenos, y a laVilla Rica había aportado un navío de JuanPonce de León, que habían desbaratado en latierra o isla Florida; y los de la villa enviáronmecierta pólvora y ballestas, de que teníamos muyextrema necesidad; y ya, gracias a Dios, poraquí a la redonda no teníamos tierra que nofuese en nuestro favor.

A la muerte de Juan Ponce de León su único hijovarón es Luis, al que el rey y emperador Carlosreconoce como heredero y nombra regidor de laciudad de Puerto Rico. Pero al ser menor, asumeeste legado su yerno García Troche, casado con lahija mayor, Juana.

Unos autores dicen que Luis muere antes dealcanzar la mayoría de edad y otros que seconsagra a la vida religiosa. En cualquier caso, laherencia acaba pasando al hijo de GarcíaTroche y Juana, que adopta el nombre de suabuelo. Este segundo Juan Ponce de León será elprimer gobernador interino de Puerto Rico nacidoen la propia isla. La estirpe continúa.

La herencia acabapasando al hĳo deGarcía Troche yJuana, que adopta elnombre de su abuelo.Este segundo JuanPonce de León será elprimer gobernadorinterino de PuertoRico nacido en lapropia isla. La estirpecontinúa.


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Juan Ponce de León abandona este mundo en1521 sin lograr su propósito de poblar la Florida,pero deja el camino expedito para que otroscontinúen la tarea de colonizar lo que, sin élllegar a saberlo, es el grandioso subcontinentenorteamericano.

En las décadas siguientes se suceden nuevasexpediciones para tratar de domeñar unaregión que se resiste a los españoles, y nosolo por la animosidad que sus naturales hanmostrado ante Ponce. Un clima despiadado, concalor pegajoso y violentos huracanes, así comoun suelo pantanoso plagado de caimanes, hacende la Florida un desafío colosal. Nada que vercon el alegre paraíso que disfrutan hoy losmillones de turistas que visitan el “estado delsol”.

El primero en tomar el testigo de Ponce deLeón es Lucas Vázquez de Ayllón, que en 1526logra fundar un asentamiento en lo que ahora esGeorgia o Carolina del Sur, llamado San Miguelde Gualdape, si bien su existencia es efímera.Dos años después lo intenta Pánfilo de Narváezen otra malhadada expedición de la que tan soloquedan un puñado de supervivientes, entre ellosÁlvar Núñez Cabeza de Vaca, quien a su vezprotagoniza una legendaria odisea de variosaños por buena parte del sur de Norteamérica. Elextremeño Hernando de Soto, por su parte, sepone al frente de una expedición de cientosde personas que arranca en 1539 en elentorno de la actual bahía de Tampa y recorrelo que son ahora una decena de los estados deEE.UU., en el transcurso de la cual fallece y susrestos son depositados en el lecho del Misisipi.Más tarde, en 1559, Tristán de Luna y Arellano

instala una precaria población en la costa delgolfo de México, en lo que hoy se conoce comoPensacola. Pero no es hasta 1565 cuando España,acuciada por los intentos de hugonotes francesesde apropiarse de la Florida, consigue finalmenteque el marino asturiano Pedro Menéndez deAvilés funde San Agustín. Hoy es la ciudadhabitada de forma ininterrumpida más antiguade Estados Unidos.

UN LEGADO IMPERECEDERO

Sepulcro de Juan Ponce de León en la Basílica Menor y SantaIglesia Catedral Metropolitana de San Juan Bautista, en SanJuan (Puerto Rico).Cortesía: Catedral Metropolitana de San Juan Bautista.


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La Florida española llega a comprender unterritorio mucho mayor al que ocupa el estado deEE.UU. con ese nombre, extendiéndose por buenaparte de la costa este norteamericana. Así loindica Las Casas cuando escribe, refiriéndose alregreso de Ponce a las Indias desde la Península:

Tornó [Ponce de León] de Castilla muyfavorecido con título de Adelantado yGobernador de Bímine, que él llamó por otronombre la Florida, aunque de este nombredecimos toda la tierra y costa de la mar quecomienza desde aquel cabo grande que éldescubrió [la península de Florida] hasta latierra de los Bacallaos, y por otro nombre latierra del Labrador, que no está muy lejos de laisla de Inglaterra.

España será dueña de la Florida hasta 1821,con tan solo un paréntesis de soberanía británicaentre 1763 y 1783, y extenderá sus dominioshasta el Pacífico, llegando a tomar posesión deparajes helados de la remota Alaska que aúnhoy conservan su origen español, comoCórdova o Valdez.

Sobre buena parte de esos territorios se erigiránlos Estados Unidos de América. El conde deAranda, Pedro Pablo Abarca de Bolea, vaticina en1783 cómo la balbuciente nación llegará a serpoderoso titán:

Esta república federal nació pigmea, pordecirlo así, y ha necesitado del apoyo y la fuerzade dos Estados tan poderosos como España yFrancia para conseguir su independencia.Llegará un día en que crezca y se torne gigante,y aun un coloso temible en aquellas regiones.Entonces olvidará los beneficios que ha recibidode las dos potencias, y solo pensará en suengrandecimiento (…). El primer paso de estapotencia será apoderarse de las Floridas, a fin

de dominar el Golfo de Méjico. Después demolestarnos así y nuestras relaciones con laNueva España, aspirará a la conquista de estevasto imperio, que no podremos defender anteuna potencia formidable, establecida en elmismo continente y vecina suya.

Mientras, Puerto Rico seguiría siendo españolhasta la debacle de 1898, cuando se pierden parasiempre las últimas posesiones de Ultramar. En laactualidad un estado libre asociado de EE.UU., laisla conserva su inconfundible carácter hispano,siendo la de Cervantes la lengua oficial.

Allí descansan los restos del adelantado. En1559 son trasladados desde Cuba a la isla de SanJuan por su nieto, el mencionado Juan Ponce deLeón II. Primero se depositan en la capilla mayorde la iglesia de Santo Tomás y es en 1909 cuandopasan a su actual sepulcro en la catedral de SanJuan Bautista de la capital puertorriqueña.

Tanto Puerto Rico como Florida honran lamemoria de Juan Ponce de León como la figuraclave que es en su historia. La isla, que en 2008celebró por todo lo alto el quinto centenario de lallegada del hidalgo castellano, preveía recordar en2021 los 500 años de su muerte con “todo tipo deactividades, tanto religiosas como culturales”, asícomo “simposios, misas con obispos de diferentespaíses y galas”, según apuntaban en su momentodesde la catedral metropolitana. La efeméridescoincide con los 500 años de la ciudadamurallada de San Juan, con lo que seplaneaban exposiciones en los diferentes museosde Puerto Rico y muchas actividades más, aunquela pandemia finalmente ha deslucido laconmemoración.

En Florida la huella de Ponce de León estátambién por doquier, a través de estatuas ymúltiples calles e instituciones que llevan su


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nombre. Incluso el condado donde se asienta lacapital estatal, Tallahassee, se denomina León enrecuerdo del adelantado. Pero sobre todopermanece en la memoria colectiva, como lapersona que introdujo la cultura occidental que hamoldeado a lo largo de los siglos la identidad delos actuales Estados Unidos.

En 2013 Florida acogía una larga serie de actospara conmemorar por todo lo alto el quintocentenario del desembarco de Ponce en suscostas y reconocía al artífice del encuentro entredos mundos separados hasta entonces por unocéano. El espíritu de Juan Ponce de Leóncontinúa vivo.

Estatua de Juan Ponce de León frente a la iglesia de San José en el Viejo San Juan (Puerto Rico).Cortesía: Compañía de Turismo de Puerto Rico.


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(Natural de la Tierra de Campos) de cuyo linaje hidalgo fueron limpia ejecutoria susbizarros hechos. Soldado en Granada, capitán en La Española, conquistador ygobernador de San Juan del Boriquén, descubridor y primer adelantado de la Florida,mílite valeroso, diestro caudillo, vasallo leal, probo administrador, padre amantísimo ycolono laborioso y consecuente, rindió el alma a Dios y el cuerpo a la tierra en LaHabana (junio de 1521). A su memoria venerada y en honor a la civilización cristiana porsu impulso introducida, por su bravura cimentada, y por su diligente cooperacióndifundida en esta fecunda tierra portorriqueña, consagra piadoso homenaje el CasinoEspañol de San Juan.

JUAN PONCE DE LEÓN

Sepulcro de Juan Ponce de León en la Basílica Menor y Santa Iglesia Catedral Metropolitana de San Juan Bautista, en San Juan(Puerto Rico).Cortesía: Catedral Metropolitana de San Juan Bautista.


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Leyenda inscrita en el sepulcro de Juan Ponce deLeón en la Basílica Menor y Santa Iglesia Catedral

Metropolitana de San Juan Bautista en San Juan(Puerto Rico).


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y la Florida

47

• González de Barcia, Andrés. Ensayo cronológico para la historia general de la Florida. Imprenta Real,Madrid, 1723.

• Herrera y Tordesillas, Antonio de. Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y tierrafirme del Mar Océano.Madrid, Imprenta Real, 1601.

• Las Casas, Bartolomé de, Brevísima relación de la destrucción de las Indias Occidentales. Sevilla,Londres y Filadelfia, Juan F. Hurtel.

• Lorenzo, Eufemio. Castilla y León en América. Valladolid, Ámbito Ediciones, 1985.

• Martínez Laínez, Fernando y Canales Torres, Carlos. Banderas lejanas. Madrid, Edaf, 2009.

• Pacheco, Joaquín F., Cárdenas, Francisco de, y Torres de Mendoza, Luis. Colección de documentosinéditos relativos al descubrimiento, conquista y organización de las antiguas posesiones españolas deAmérica y Oceanía, sacados de los Archivos del Reino y muy especialmente del de Indias. 42 volúmenes.Madrid, Varios editores: Imprenta de M. Bernaldo de Quirós, Imprenta Española, Imprenta de Frias yCompañia, etc., 1864-1884.

• Sáinz, María Antonia. La Florida, siglo XVI. Madrid, Editorial Mapfre, 1991.

• Tió, Aurelio. Nuevas fuentes para la historia de Puerto Rico: documentos inéditos o poco conocidos cuyosorginales se encuentran en el Archivo General de Indias en la ciudad de Sevilla, España. San Germán,Ediciones de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, 1961.

• Trillo, Manuel. La costa de los rebeles. Barcelona, Stella Maris, 2015.

• Sánchez Goyanes, Enrique. Retablo de Ponce de León. Enrique Sánchez Goyanes, 2012.

• Zamora y Caballero, Eduardo. Historia general de España y de sus posesiones de ultramar: desde lostiempos primitivos hasta el advenimiento de la República.Madrid, Imprenta de José A. Muñoz yCompañía, 1873-1875.


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CRONOLOGÍA

Nace Juan Ponce de León en Santervás de Campos.

Nace Juan Ponce de León en Santervás de Campos.

El rey firma la capitulación para “descubrir y poblar” las islas de Bímini.

Viaja a La Española en la segunda expedición de Cristóbal Colón a las Indias.

Sublevación de los indígenas de la isla de San Juan.

Nicolás de Ovando le nombra capitán de Santo Domingo en la SegundaGuerra de Higüey.

Explora la isla de Boriquén o San Juan (hoy Puerto Rico), y funda el primerasentamiento en la isla, que recibirá el nombre de Caparra.

El rey le nombra adelantado de la Florida y capitán de la armada contralos caribes.

Fernando el Católico le nombra gobernador, capitán y juez de San Juan, yPonce arresta a los hombres de Diego Colón, Juan Cerón yMiguel Díaz.

Ovando firma las capitulaciones para que se instale en San Juan y explote susminas de oro en una sociedad con la Corona.

Ponce de León descubre lo que cree una isla, a la que llama la Florida. Eljuez de residencia Sancho Velázquez le condena a pagar más de 1.350reales por disolver su compañía con el rey sin consentimiento del monarca.

1460-1474?

1504

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1493

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y la Florida

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Se opone al traslado de la capital de San Juan desde Caparra a la isleta dePuerto Rico.

Viaja de nuevo a la Península para asegurar sus títulos tras la muerte delrey Fernando.

Sus restos son trasladados a la iglesia de Santo Tomás en San Juan dePuerto Rico.

Demanda al ex juez de residencia Sancho Velázquez por hacerle pagar“contra toda justicia” más de 1.350 reales siete años atrás.

Viaja por segunda vez a la Florida con intención de poblar la tierra de suadelantamiento. Tras recibir un flechazo en un muslo,muere en La Habana.

Los restos pasan a su actual sepulcro en la catedral de San Juan Bautista, enSan Juan.

Regresa a las Indias al frente de la armada contra los caribes y sufre unataque en la isla de Guadalupe.

El juez de residencia Antonio de la Gama condena a SanchoVelázquez adevolverle los más de 1.350 reales. Tras la muerte de su esposa Leonor, Poncebuscamarido a sus hijas, una de las cuales se casa con De la Gama.

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1520

Manuel Trillo Lodeiro (Valladolid, 1972) es

periodista y escritor. Trabaja desde 1994 en el

diario ABC, donde ha ejercido, entre otros puestos,como redactor de política de Castilla y León,

delegado en Aragón, jefe de la redacción digital, jefe

de sección de Sociedad y corresponsal en Miami.En la actualidad, desempeña su labor en el área de

Internacional, además de ser autor de numerosas

informaciones y reportajes sobre la historia de los

españoles en Estados Unidos. En 2015 publicó “Lacosta de los rebeldes” (Stella Maris), crónica de un

recorrido por la historia a lo largo del litoral

atlántico norteamericano desde Boston hasta los

confines de Florida, y en 2019 realizó para The

Hispanic Council el informe “De Florida a Alaska:tres siglos de legado español en EstadosUnidos”.

Damos las gracias por su colaboración paraelaborar este informe a la Compañía de Turismo

de Puerto Rico, la Basílica Menor y Santa Iglesia

Catedral Metropolitana de San Juan Bautista y

Parroquia Nuestra Señora de los Remedios (San

Juan, Puerto Rico) y los ministerios de Cultura y de

Turismo de la República Dominicana.

Sobre el autor

Agradecimientos

Con el apoyo de:

www.hispaniccouncil.org

JuanPonce deLeón

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