Jujol - usfx.bo

6
Q) Q) a.. ñí J ujol Q) (/) e o como profesor (entrevista a Federico Correa)

Transcript of Jujol - usfx.bo

Page 1: Jujol - usfx.bo

Q)

~

Q)

a.. • ñí Jujol ~

~

Q) (/)

e o ~

como profesor (entrevista a Federico Correa)

Page 2: Jujol - usfx.bo

Q . Las dos facetas de Jujol, como profesor y como dibujante,

están muy relacionadas. Al principio de sus años de docencia

Jujol había dado clases de Fauna y Flora. ¿Qué asignatura

impartía cuando lo tuvo de profesor?

F.c. Nosotros hacíamos una Copia de Elementos

Arquitectónicos. Dibujos a escala del natural. Yo fui alumno de

Jujol en el curso 1947-48.

Q . Jujol dibujaba con gran rapidez y precisión. ¿Utilizaba la

pizarra para dibujar en sus clases tal como lo hacía en la

Escuela del Trabajo?

F.c. No. En mi época no utilizaba la pizarra. Ni siquiera

había pizarra en el aula. Los dibujos los hacía directamente en

papel y había gente que los guardaba

Q. Una de sus teorías pedagógicas consistía en que los dibujos

debían ser copias de la realidad o , cuando menos, a partir de

la mejor reproducción posible. Para ello en algunas de sus clases

se realizaban visitas a edificios antiguos. Al principio de

su docencia esto era algo muy revolucionario, puesto que en la

Escuela se acostumbraba a dibujar a partir de modelos, de

maquetas en yeso ...

F.c. El método docente de Jujol en mi época consistía

en hacernos copiar elementos de la arquitectura histórica de

Barcelona. En aquel momento no éramos conscientes de la

transcendencia que tenía lo que estábamos haciendo. Yo por lo

menos no lo era. Jujol era un hombre bastante mayor, cansado , y

no teníamos con él un contacto verbal frecuente . Era un profesor

bastante hermético y la verdad es que hasta muchos años

33

Page 3: Jujol - usfx.bo

después, cuando yo tuve que plantearme la en­señanza en la Escuela de Arquitectura, no lle­gué a calibrar la importancia de lo que él había hecho. La importancia de dibujar la arquitec­tura para conocerla la tuvimos muy en cuen­ta, recordando la asignatura de Jujol, cuando hicimos el Plan de Estudios de Arquitectura. Lo importante de dibujarla, de medirla -que es lo que históricamente los arquitectos habían hecho cuando iban a Roma- obliga a tomar conciencia de las proporciones, de los deta­lles, de las relaciones entre ellos y del ambien­te en que se había producido. Ésta era más o menos la idea de Jujol. La lección de Jujol para mí fue cómo puso en práctica un sistema tan frío llamado «Dibujo, copia de elementos ar­quitectónicos», de una manera tan eficaz y, na­turalmente, a través de su personalidad

Nosotros entonces tomábamos la asignatura de Jujol como una clase de dibujo más, sin em­bargo, luego comp rendí que aquellos dibujos significaban una forma de mirar la arquitec­tura y comprendí que él había seleccionado con mucho cuidado los elementos que uno te­nía que dibujar. Por ejemplo, creo que yo en­tendí el gótico gracias a estos dibujos. La frial­dad con que el estudio de los órdenes clásicos se daba en otras asignaturas, aquí adquiría una liberación de la realidad muy interesante. La importancia que tiene la sintaxis en las mol­duras de la arquitectura clásica -al ver que los cánones más o menos establecidos no se cumplen exactamente y que cada autor los ma­neja un poco a su manera- es algo que uno asume al tener que realizar la labor prolija de

reproducir las escafas siempre grandes. La puerta del Convento de los Mercenarios, uno de los dibujos que yo realicé, era a escala 1:2.

Q. Siempre eran dibujos de detalle ... F.c. Sí. El primero que hice fue una lápida

del su elo del claustro de la Catedral que de­bía reproducirse a tamaño natural. La técni-

34

ca de reproducción era muy sencilla porque consistía en colocar un papel encima de la lá­pida y repasando con el lápiz obtenías el di­bujo. Trabajando allí, viendo aquel suelo con lápidas de tumbas anteriores, aparece un sig­nificado que simplemente con el paseo por el claustro no se reconoce.

El segundo t rabajo que hice fue un escudo del coro de la Catedral, lo que me permitió to­mar contacto con la arquitectura de una ma­nera muy íntima y profunda y entender el sentido del coro. Naturalmente no éramos conscientes de ello en el momento de hacer­lo. Yo lo fui después, al encontrar en el góti­co un significado y un sentido que no lo te­nía para alumnos de otros lugares. Cuando hice el curso del CIAM en Venecia en el año 52, me di cuenta de que la formac ión de ar­quitectura histórica que habíamos tenido, es­pecialmente por la atención de Jujol, había sido superior.

Otro trabajo que realicé fue el rosetón de la iglesia de Pedralbes, con grandes dificulta­des porque teníamos que sacar las fotografías desde muy lejos -el Monasterio de Pedralbes entonces era de clausura-. Las dificultades mecánicas eran grandes. No recuerdo que él nos explicase las intenciones de lo que hacía. Para él debían estar claras y supongo que pre­tendía que las descubriésemos nosotros des­pués.

Q. La misma actitud que Jujol provocaba en el alumno al ponerlo en contacto directo con el elemento arquitectónico a dibujar, se halla presente en su práctica arquitectónica. Él mismo realizó los esgrafiados de la facha­da de la Casa Bruguera, subiéndose a los an­damios y, sobre unas primeras señales hechas por los operarios, con un clavo grueso actuó directamente en la obra, perfilando y concre­tando el esgrafiado.

F.c. Referente a Jujol como arquitecto, hay

Page 4: Jujol - usfx.bo

una historia que me contó él mismo, cuando empezábamos el curso mi compañero, Alfon­so Mila, y yo. Fuimos como alumnos nuevos a presentarnos, y Alfonso Mila le dijo que era sobrino del propietario de La Pedrera, y esto produjo en Jujol una reacción violenta: uFo­rece mentira, esos horribles burgueses que no quisieron por razones económicas terminar el

edificio». Nos hizo un dibujo de cómo tenía que rematarse el edificio de la Casa Mila, con una virgen del Rosario en medio y unos ángeles a los lados. Realmente en aquella época éra­mos muy poco fetichistas, no se nos ocurrió guardar el dibujo, ni teníamos, por supuesto, la visión de la importancia que tendrían tales cosas en el futuro.

Me acuerdo de que él nos comentó que en las rejas del semisótano también había habi­do un problema, Gaudí había propuesto una reja -sólo se hizo la primera de la calle Provenza- configurada según las curvas que describe una cinta de seda lanzada al aire. Formadas por una pletina de hierro de cierta anchura -debía tener 7-8 centímetros- , las curvas al juntarse conformaban la reja. El pre­supuesto era muy alto y el propietario deci­dió sustituirlas por simples pletinas rectas en cuadrícula ortogonal. Jujol a la vista de un de­sastre que traicionaría los conceptos formales del maestro, fue personalmente con unos ali­cates y retorció todos y cada uno de los hie­

rros dándoles forma helicoidal. Estas rejas, que se arrancaron en los años sesenta, las pude ver posteriormente en Nueva York, don­de se vendían como rejas de Gaudí.

También recuerdo -esto me lo ha conta­do la familia Mila- que al pintar el interior del comedor de La Pedrera, lo hacía él perso­nalmente con un trapo mojado en pintura y un pequeño bastoncillo de madera. Hacía como una catapulta y lo lanzaba contra la pa­red; la mancha, que empezaba a caer en di-

35

recc ión hacia abajo, dejaba una forma irregu­lar que Jujolluego reseguía por todo el borde con un pincel mojado en purpurina. Esta era la base de la decoración del comedor de La Pedrera que luego se perdió cuando los Mila, al cabo de unos pocos años, renovaron y, des­graciadamente, destruyeron los interiores ori-· ginales.

Q. En relación con la docencia, Jujol daba una gran importancia a la rotulación.

F.c. En los dibujos que hacíamos los alum­nos, Jujol hacía las letras, como base para las que luego dibujábamos nosotros encima.

Q. ¿Actuaba en los dibujos de cada alumno?

F.c. Sí, directamente. Las letras de los dibu­jos que hay en los pasillos de la Escuela -son letras que tienen un cierto aire entre me­dieval y modernista- eran de él. Jujollas tra­zaba encima mismo del dibujo y nosotros, con purpurina generalmente, las completábamos.

Q. En los dibujos de sus alumnos, Jujol sa­caba partido incluso de las manchas que se ha­bían producido por accidente.

F.c. Él tenía mucho empeño en que los di­bujos no quedaran excesivamente pulidos. Le gustaba que hubiera un cierto misterio en ellos.

En un curso anterior al mío, un alumno que estaba pintando con acuarela en un gesto tí­pico dio una fuerte sacudida al pincel hacia fuera para secarlo y ensució el papel del que estaba al lado, quien se desesperó ante el chu­rrete que había atravesado su dibujo casi en diagonal; en cambio, cuando lo vio Jujol sólo le dijo: uNo es preocupi, fa bonic» y la frase se hizo famosa en la Escuela.

Jujol tenía empeño en que los dibujos no tuvieran excesiva elementalidad geométrica y, sobre todo, demasiada claridad inmediata. In­tentaba no reproducir nunca elementos de geometría pura, sino siempre elementos com-

Page 5: Jujol - usfx.bo

plejos. También quería hacernos ver el encan­to del deterioro que actúa sobre la arquitectu­ra histórica. Creo que todo esto responde a una determinada visión formal.

Q. ¿Qué suponía para Jujol como profesor el tener detrás una práctica profesional? ¿po­día enseñar algunas de sus obras a sus alum­nos? y, ¿una manera de entender la arquitec­tura?

F.c. Cuando lo tuve de profesor , el Noucen­tismo ya había dado un fuerte golpe al Moder­nismo. Él mismo -en una muestra de su talento- hace la fuente de la plaza de Espa­ñ a, que ya tiene poco que ver con el Jujol que nosotros tenemos en mente. Después de la guerra civil, Jujol tiene que sentirse totalmen­te ajeno a ese neoescorialismo que impera en arquitectura. Cuando yo le conozco, Jujol es una reliquia de un tiempo anterior y es posi­ble que considerase que el ver sus obras no tuviera un interés especial para nosotros. La verdad es que yo no vi entonces ninguna de ellas.

Q. En la primera época de su docencia sus clases son muy elogiadas por todos sus alum­nos, aunque no fue así más tarde tal vez por la dificultad de captar el interés de la asigna­tura. Jujol opinaba que las palabras tenían que ser las justas, pero debían ir acompañadas de una profusión de gráficos y dibujos.

F.C. Sí, hubo por parte de los alumnos una burla e ironía defensiva. La hay siempre, so­bre todo cuando los profesores repiten muchos años unos temas determinados, además Jujol era en cierto modo un personaje cómico.

Era un hombre de pocas palabras, escueto en sus explicaciones. Pasaba por las mesas, no decía nada, miraba, hablaba una frase con un alumno ... muy poco. Yo no he hecho un aná­lisis en profundidad de la docencia de Jujol, pero sus clases me sirvieron de mucho. Como alumno es importante tener la sensación de

36

que el profesor enseña algo en lo que cree pro­

fundamente . Jujol y Rafols lo transmitieron de una forma verdaderamente notoria. Son los únicos profesores de la Escuela hacia los que conservo un respeto y creo que se debe fun­damentalmente, a que tenían una verdadera pasión por las cosas que enseñaban. La pasión y la fe son los elementos que se transmiten con más fuerza a los alumnos y los que justifican la existencia de la Universidad y de la docen­cia personal. Ambos tenían una directriz en su ideología docente tan clara que no tenían que exponerla públicamente, y nosotros nos percatamos con los años de su intenciona­lidad.

Me gusta poder servir de homenaje a Jujol porque su docencia tuvo un gran valor para nosotros.

Q. Hay una frase que he extraído del artí­culo realizado por Rafols en junio de 1950 que dice: «( .. . ) Jujol manejó el lápiz, la pluma, el pin­cel, las tijeras o las tenazas .. . como si fuese un nuevo lenguaje, que para el caso valía más y

mejor que su palabra ( ... )»

F.c. Sí. No era dado a grandes expresiones verbales ni a la formulación de conceptos. Yo lo entiendo porque lo interesante fue la for­mulación de su trabajo. Su obra es la arqui­tectura y su medio de expresión es la plástica.

A pesar de ser viejo y estar cansado, era un hombre agudísimo, muy vivo, astuto e iró­nico. Era muy escueto y parco, y por eso siem­pre te sorprendía la agudeza con que contes­taba o se refería a cualquier tema.

Page 6: Jujol - usfx.bo

Dibuix de Jujol sobre la pissarra de l 'Escola. Folografia conservada a l 'Arxiu Jujol.

Ferros recargolats per a les reixcs de la Pedrera; 1907.

37