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DEPORTE, IDEOLOGÍA Y HEGEMONÍA
De la sociedad de control a la biosociedad
JULIAN ESPINOSA ORTIZ
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES
INTERNACIONALES
MAESTRIA EN ESTUDIOS POLÍTICOS
BOGOTÁ
2010
DEPORTE, IDEOLOGÍA Y HEGEMONÍA
De la sociedad de control a la biosociedad
JULIAN ESPINOSA ORTIZ
Trabajo de grado para optar al título de Magíster en Estudios Políticos
Dirigido por:
MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB
Doctor en Derecho, Estudios Doctorales en Ciencia Política
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES
INTERNACIONALES
MAESTRIA EN ESTUDIOS POLÍTICOS
BOGOTÁ
2010
I
CONTENIDOS
Pag
1. INTRODUCCIÓN ................................................................................ 3
2. IDEOLOGÍA Y APARATOS IDEOLÓGICOS ....................................... 5
2.1 LA IDEOLOGÍA ................................................................................... 5
2.1.1 Ideología e ideologías. ...................................................................... 11
2.1.2 La representación imaginaria en la ideología .................................... 13
2.1.3 El debate ideológico: Estructuralismo y
posestructuralismo ............................................................................ 15
2.2 APARATOS IDEOLÓGICOS Y VIOLENCIA
SIMBÓLICA....................................................................................... 23
2.3 EL DEPORTE COMO APARATO
IDEOLÓGICO DEL ESTADO ............................................................ 27
3. HEGEMONÍA SOCIAL Y APARATOS
IDEOLÓGICOS ................................................................................. 30
3.1 HEGEMONÍA Y HEGEMONÍA SOCIAL ............................................ 30
3.2 LOS APARATOS IDEOLÓGICOS COMO
FORMADORES DE SUJETOS
HEGEMÓNICOS ............................................................................... 42
3.3 EL SUJETO DEPORTISTA COMO
FORJADOR DE HEGEMONÍA EN LA
SOCIEDAD CIVIL.............................................................................. 44
3.4 DEPORTE Y HEGEMONÍA SOCIAL EN EL
SIGLO XXI ........................................................................................ 47
II
4. DEPORTE COMO IDEOLOGÍA Y PRAXIS
CORPORAL ...................................................................................... 55
4.1 DE LA REPRESENTACIÓN IMAGINARIA A
LA PRÁCTICA CORPORAL .............................................................. 55
4.2 EL DEPORTE COMO PRÁCTICA DE LA
REPRESENTACIÓN IDEOLÓGICA .................................................. 57
4.3 EL DEPORTISTA COMO SUJETO
IDEOLÓGICO Y EL DISCURSO BIO-
POLÍTICO ......................................................................................... 62
5. EL DEPORTE GLOBAL. DE LA SOCIEDAD
DISCIPLINARIA Y DE CONTROL A LA
BIOSOCIEDAD DE LA MULTITUD ................................................... 69
5.1 SOCIEDAD POSMODERNA, DISCIPLINA
Y CONTROL ..................................................................................... 69
5.2 DEPORTE COMO DISPOSITIVO
DISCIPLINARIO Y DE CONTROL .................................................... 80
5.3 EL DEPORTE COMO ENTE DOMINADOR
DE LOS CUERPOS Y DE LAS MENTES Y
LA BIOSOCIEDAD ALTERNATIVA ................................................... 96
5.4 DEPORTE Y MASAS, DEL CONTROL DEL
CUERPO INDIVIDUAL AL CONTROL DE
LAS ACCIONES DE LAS MASAS Y LA
EMERGENCIA DE LA MULTITUD .................................................. 100
6. CONCLUSIONES............................................................................ 106
BIBLIOGRAFIA .......................................................................................... 116
3
1. INTRODUCCIÓN
El deporte tradicionalmente se ha visto desde un punto de vista meramente
positivo; es decir, como medio de exaltación de las potencialidades del ser
humano, como medio de formación de hábitos de vida saludables, como
buen aprovechamiento del tiempo libre, etc.
En este trabajo pretendo demostrar que lejos de todos los ideales que se
promulgan acerca del deporte, este ha sido y es utilizado como medio de
ideologización y hegemonización de la sociedad civil. Además, bajo esta
posición teórica, se entiende en el deporte un medio de coartación de
libertades y de mistificación de las relaciones estatales, en tanto que ha sido
utilizado como medio de dominación y control.
Para llegar a esto, el deporte será asumido bajo la lógica de la ideología, es
decir como un mecanismo de ideologización, que desde la estructura misma
de los aparatos ideológicos del estado se forma.
Esta posición, hará ver al deporte como forma ideológica, evidenciada esta
en sus prácticas deportivas, entendiendo que la ideología se ve fielmente
representada en dichas prácticas corporales.
Esta ideología será implantada en el sujeto deportista con el objeto de
hacerlo un sujeto hegemónico. Es decir que a través del deportista y del
deporte como hecho de masas se trasmitirá una suerte de hegemonía social.
Esto evidencia que el deporte será utilizado como mecanismo para lograr el
“statu quo” en el interior de la sociedad contemporánea.
4
En la sociedad postmoderna, el deporte será utilizado, según se evidencia al
interior de este documento, como un dispositivo disciplinario, que propende
por el control del cuerpo de los sujetos y por el control de las masas.
Para ello, el deporte será caracterizado como dispositivo disciplinario y de
control, tendiente a la dominación de los cuerpos y de las mentes, en el
contexto de la sociedad biopolítica.
En este contexto de crisis, donde la aparente solución a esto es el
agotamiento del deporte en los albores del rendimiento deportivo, surge el
concepto alternativo de biosociedad y de multitud, que darán cimiento a lo
que el deporte puede lograr, desde el punto de vista de la emancipación del
sujeto y las multitudes.
5
2. IDEOLOGÍA Y APARATOS IDEOLÓGICOS
2.1 LA IDEOLOGÍA
La definición de ideología ha estado atravesada por distintos momentos
históricos que han condicionado su significación y, por lo tanto, su
trascendencia dentro del espectro político.
Tomando en consideración las reflexiones de Althusser, en un famoso
ensayo de comienzos de los años setenta, él planteó lo siguiente:
“Se sabe que la expresión “ideología” fue forjada por Cabanis,
Destutt de Tracy y sus amigos, que le asignaban por objeto la
teoría genética de las ideas. Cuando 50 años más tarde Marx
retomó el término, le dio desde sus obras de juventud un sentido
completamente diferente. La ideología, es entonces el sistema de
6
ideas, de las representaciones que dominan el espíritu de un
hombre o de un grupo social”1.
Como se percibe en la explicación hecha por Althusser sobre la definición
dada por Marx, la ideología marxista se basa en la estructura de las ideas
vistas como “representaciones” que dominan el espíritu. Si miramos al
hombre desde un punto de vista dual (cuerpo-espíritu), la corporalidad hace
referencia a lo terreno, en tanto que existe en el mundo de lo tangible; cosa
contraria es el caso del espíritu, que coexiste con el cuerpo, pero que habita
en el terreno de lo etéreo.
Esto quiere decir, siguiendo el hilo Althusseriano, que si Marx ve el terreno
de la ideología (ideas) como representaciones que dominan el espíritu, él
concibe la ideología desde un punto de vista intangible; en otras palabras
desde algo ilusorio que no está en terreno de la realidad: “En la ideología
alemana esta fórmula aparece en un contexto claramente positivista. La
ideología allí es concebida como pura ilusión, puro sueño, es decir, como
nada. Toda su realidad está fuera de sí misma. La ideología es entonces
pensada como una construcción imaginaria”2.
La ideología sería, entonces, para Marx “un conjunto imaginario, un puro
sueño, vacío y vano, constituido por restos diurnos de la única realidad plena
y positiva, la de la historia concreta de los individuos concretos, materiales,
que producen materialmente su existencia”3.
1 ALTHUSSER, Louis. Ideología y aparatos ideológicos del estado. ED Pepe. Medellín,
Colombia. 1970. Págs. 49-50 2 Ibíd. Pág. 51
3 Ibíd. Pág. 52
7
Marx concebía la ideología como un conjunto de “ideas” o doctrinas
destinadas a “convencer” a los sujetos de la necesidad de las relaciones de
dominación, dentro del marco de la “libertad”, de la necesidad del
intercambio de mercancías y de la necesidad de existencia de los medios de
producción.
Estas ideas por supuesto las amparaba el Estado como ente rector en lo
político de las mismas, y obraba como garante de la supervivencia de los
medios de producción en el marco de las relaciones impuestas por el capital.
Ahora, la forma en que Marx introdujo una crítica a la ideología es, - según lo
entiende Zizek a partir de la interpretación Lacaniana -, a través de la
creación del “síntoma” como fisura existente en la ideología:
“El “síntoma” es, hablando estrictamente, un elemento particular que
subvierte su propio fundamento universal, una especie que subvierte su
propio género. En este sentido podemos decir que el procedimiento marxiano
general de “crítica de la ideología” es ya “sintomático”: consiste en detectar
un punto de ruptura heterogéneo a un campo ideológico determinado y al
mismo tiempo necesario para que ese campo logre su clausura, su forma
acabada.”4
Al respecto de lo dicho, un posible ejemplo del síntoma en la reflexión crítica
de lo social practicada por Marx podría verse en la promulgación ideológica
que se hace a lo largo de un siglo de existencia de los juegos olímpicos
modernos. Según la carta olímpica en su principio fundamental número dos
(2) se promulga lo siguiente: “El objetivo del Olimpismo es poner siempre el
4 ZIZEK, Slavoj. IDEOLOGÍA- ¿Cómo inventó Marx el síntoma? ED. Fondo de cultura
económica. Buenos Aires, Argentina. 2008. Pág. 339
8
deporte al servicio del desarrollo armónico del hombre, con el fin de favorecer
el establecimiento de una sociedad pacífica y comprometida con el
mantenimiento de la dignidad humana.”5
En teoría, se asume que si bien el olimpismo moderno tiene como objeto el
desarrollo armónico del hombre (como universal olímpico); en el caso en que
un deportista se dedicara exclusivamente a la práctica deportiva, tendría un
alto desarrollo deportivo, pero descuidaría el resto de elementos que
condicionan un desarrollo armónico del hombre (desarrollo en los diferentes
agentes relevantes de la condición humana como factores intelectuales,
morales, económicos, etc.). Esto haría que no existiera un desarrollo
armónico humano y por lo tanto se subvertiría la universalidad olímpica que
promulga que a través del deporte se lograría el desarrollo armónico del
hombre. El síntoma, según se desprende de lo ya definido, se ubica
entonces en la supuesta universalidad olímpica del “desarrollo armónico del
hombre”, que se rompe cuando un deportista en la búsqueda de la
perfección deportiva se dedica exclusivamente a su práctica atlética,
descuidando otros factores condicionantes del desarrollo armónico del
hombre, causando de esta manera que no exista tal desarrollo armónico y
que por lo tanto se destruya la estructura misma del universal olímpico que
busca el desarrollo armónico del hombre.
A partir de la conceptualización dada por Marx acerca de la ideología,
Althusser retoma ciertos elementos de esta y comienza a estructurar su
propio concepto sobre ideología. Althusser revierte la formula marxista que
reza que la ideología reside en el ámbito de lo inmaterial y lo traslada al
5 Carta Olímpica. Principio fundamental No. 2. Consultado en
http://www.olimpicocrc.org/Carta_olimpica2004.pdf el día 12 de noviembre de 2009, a las 12: 40 pm
9
escenario de lo material, entonces la tesis central de Althusser reside en la
ideología desde el punto de vista materialista.
Él entiende que la ideología reside “bajo la forma imaginaria de la ideología”,
en otras palabras, que la ideología representa la relación que los individuos
tienen imaginariamente, con sus condiciones reales de existencia. Para
hacer la transpolación desde el plano de lo “imaginario” hacia lo material,
Althusser retoma el concepto del aparato ideológico, en el cual residen las
“prácticas” ideológicas. Con ello él pretende decir que todo lo imaginario y
todo lo etéreo se pasa al mundo de lo material investido en las prácticas de
los aparatos ideológicos del Estado. Esta culminación se da por la vía de los
hechos, siendo estos la materialización de las ideas que los aparatos han
implantado en los individuos.
Dicho esto, Althusser reconoce que la ideología ha sido implantada en los
individuos mediante aparatos ideológicos, y que por lo tanto, estos individuos
actúan en concordancia con dichas creencias que su “consciencia ha
aceptado: “La representación ideológica de la ideología está forzada a
reconocer por si misma que todo sujeto dotado de una consciencia, y que
crea en las ideas que su consciencia le inspira y acepta libremente, debe
obrar según sus ideas, debe por lo tanto inscribir en los actos de su práctica
material sus propias ideas de sujeto libre. Si no lo hace, eso no está bien”6.
Es entonces para Althusser la ideología una representación imaginaria que
se materializa por medio de las acciones que los individuos ejecutan, siendo
sujetos de sus propias ideas, las cuales anteriormente han sido implantadas
por los aparatos ideológicos. Esto quiere decir que la materialización de la
ideología se hace posible gracias a la creación de la consciencia, producto
6 ALTHUSSER, Louis. Ideología y aparatos ideológicos del estado. ED. Pepe. Medellín,
Colombia. 1970. Pág. 61
10
del “obrar según las ideas”, que hace que para la consciencia del individuo
se esté obrando dentro del parámetro del bien o mal.
Siguiendo una línea ordenada dentro de la conceptualización de la ideología,
nos encontramos con Slavoj Zizek. La clave de este planteamiento reside en
que él busca evidenciar como la ideología estructura la realidad social,
siendo esta estructuración en el campo del hacer, en otras palabras en el
terreno de la praxis; no en el saber, como promulgaban las teorías clásicas
de la ideología.
A partir de comprender la ideología desde el campo de la práctica, Zizek la
conceptualiza de la siguiente manera: “La ideología no es una ilusión tipo
sueño que construimos para huir de la insoportable realidad; es una
dimensión básica, es una construcción de la fantasía que funge de soporte a
nuestra “realidad”: una “ilusión” que estructura nuestras relaciones sociales
efectivas, reales y por ello encubre un núcleo insoportable, real, imposible
(conceptualizado por Ernesto Laclau y Chantal Mouffe como “antagonismo”:
una división social traumática que no se puede simbolizar).”7
De modo más concluyente, nos señala el autor esloveno: “La función de la
ideología no es ofrecernos un punto de fuga de nuestra realidad, sino
ofrecernos la realidad social misma como una huida de algún núcleo
traumático, real.”
Entonces, para Zizek la ideología es una construcción de nuestra
imaginación, que forja y edifica nuestra realidad; y que como tal construye las
relaciones sociales entre los sujetos, ocultando las divisiones sociales.
Luego de exponer las diferentes y más relevantes conceptualizaciones
existentes acerca de la ideología, desde una perspectiva crítica,
7 ZIZEK, Slavoj. El sublime objeto de la ideología. ED. Siglo XXI editores. Argentina. 2001.
Pág. 76.
11
mostraremos ahora la génesis de la ideología en general, en tanto que su
principal referente son las ideologías particulares, y, por lo tanto, aquí se
trata de introducir en lo teórico la necesaria diferenciación de unas y otras.
2.1.1 Ideología e ideologías.
Si desde Althusser se concibe que “la ideología tiene una existencia
material”, esta existencia esta mediada por la puesta en escena de las
representaciones mentales en hechos.
Para lograr que esta materialización se de, la ideología necesita elementos
que la evidencien. Estos elementos se ven en la forma de aparatos
ideológicos y son trasmisores de una determinada ideología: “Cuando nos
referimos a los aparatos ideológicos del estado y a sus prácticas, hemos
dicho que todos ellos son la realización de una ideología (ya que la unidad de
esas diferentes ideologías particulares – religiosa, moral, jurídica, política,
estética, etc.- está asegurada por su subordinación a la ideología
dominante). Retomamos esta tesis: en un aparato y su práctica, o sus
prácticas, existe siempre una ideología. Tal existencia es material”8.
Como se evidencia, la ideología siempre se ve apoyada por ciertas
ideologías, que se materializan en la forma de aparatos ideológicos del
estado.
8 ALTHUSSER, Louis. Ideología y aparatos ideológicos del estado; en “Ideología”,
compilador Slavoj Zizek. ED. Fondo de cultura económica. Buenos Aires, Argentina. 2008. Págs. 141-142
12
Cada una de estas ideologías, representada en los aparatos ideológicos del
estado, muestra un tipo de representación del mundo, propia de la visión de
este que proporcione cada uno de estos aparatos ideológicos. Por lo tanto el
comportamiento del sujeto que está inmerso en la ideología de ese aparato
ideológico es concordante con lo que promulga dicho aparato ideológico, de
manera natural y autónoma:
“Un individuo cree en Dios, o en el deber, o en la justicia, etc. Tal creencia
depende (para todo el mundo, o sea, para todos los que vive en una
representación ideológica de la ideología, que reduce la ideología a ideas
dotadas por definición de existencia espiritual) de las ideas de dicho
individuo, por lo tanto, de él mismo en tanto sujeto poseedor de una
conciencia en la cual están contenidas las ideas de su creencia. A través de
esto, es decir, mediante el dispositivo conceptual perfectamente ideológico
así puesto (el sujeto dotado de una conciencia en la que forma o reconoce
libremente las ideas en que cree), el comportamiento (material) de dicho
sujeto deriva de él naturalmente”9.
Es evidente que las acciones que los sujetos toman en concordancia con el
aparato ideológico en el que están inmersos, obedecen en primera instancia
a la ideología preponderante en ese aparato ideológico (religiosa, militar,
deportiva, etc.). Estas acciones son tomadas voluntariamente por el sujeto,
ya que cree en las ideas que promulga el aparato ideológico y por lo tanto las
acepta con absoluta libertad.
9 Ibíd Pág. 142
13
La ideología del aparato ideológico obedece a la ideología preponderante en
la cual está inmerso. De esta manera si la ideología preponderante es la
“ideología de derecha”, el aparato ideológico del estado militar (por ejemplo)
responderá a la ideología preponderante, y por lo tanto cada una de sus
prácticas será en concordancia con esta ideología.
Ahora bien, visto desde el punto de vista del sujeto, las acciones que tome
correspondientes con su aparato ideológico, estarán obedeciendo por lógica
a la ideología que este aparato ideológico promulga. Si esto es así, el sujeto
inserto en el aparato ideológico es vocero de la ideología preponderante a
ese aparato ideológico.
Claramente, la diferencia existente entre ideología e ideologías reside en que
una abarca a la otra; en otras palabras las ideologías (religiosa, militar, etc.)
se debe a la ideología y actúa en concordancia con esta.
2.1.2 La representación imaginaria en la ideología
Para Marx, la ideología era una representación que no trascendía el mundo
de lo imaginario, de lo etéreo, por lo tanto, en la postura marxista de la
ideología el sujeto no llevaba su ideología al terreno de la práctica.
Zizek en cambio, a propósito de lo dicho y sostenido por Marx en la Ideología
Alemana, concibe algo completamente diferente: “La ideología no es
simplemente una “falsa consciencia”, una representación ilusoria de la
14
realidad, es más bien esta realidad a la que ya se ha de concebir como
“ideológica”- “ideológica” es una realidad social cuya existencia implica el no-
conocimiento de sus participantes en lo que refiere a su esencia-,”10Renglón
seguido, Zizek nos puntualiza: “la efectividad social, cuya misma
reproducción implica que los individuos “no sepan lo que están haciendo”.
“Ideológica” no es la “falsa consciencia” de un ser (social) sino este ser en la
medida en que está soportado por la falsa “consciencia””.11
Como se evidencia en el anterior párrafo, Zizek concibe la representación
imaginaria en la ideología como el soporte mismo de la ideología. Esa “falsa
consciencia” de la que habla Zizek es una representación imaginaria de lo
real, y es esta representación imaginaria la que se lleva a la práctica, sin que
los sujetos entiendan el “trasfondo” de lo que están haciendo.
A través de la representación imaginaria se entiende la ideología, puesto que
no es esta representación la que se considera ideológica, sino el sujeto
provisto de una conciencia, por supuesto ideológica. Dicha conciencia está
soportada en la representación imaginaria que el sujeto tiene; en otras
palabras, el sujeto es ideológico debido a que la “falsa consciencia” soporta
su realidad y por lo tanto su hacer.
Althusser, si bien no concibe un concepto exacto como “representación
imaginaria”, sí entiende la ideología como una conjugación de la relación
imaginaria del sujeto con sus condiciones reales de existencia. Esto para
10 ZIZEK, Slavoj. IDEOLOGÍA- ¿Cómo inventó Marx el síntoma? ED. Fondo de cultura
económica. Buenos Aires, Argentina. 2008. Pág. 339 11
Ídem., p. 339.
15
decir que cada representación ideológica que el sujeto tiene se lleva a lo
material a través de los actos que dicho sujeto ejecuta en concordancia con
su creencia ideológica.
La representación imaginaria en la ideología es entonces concebida, en lo
fundamental, según lo replantea el discurso de Slavoj Zizek, como soporte de
la realidad y como representación ideológica que condiciona la ejecución de
los actos del sujeto.
2.1.3 El debate ideológico: Estructuralismo y posestructuralismo
El estructuralismo surge como una corriente de construcción de conocimiento
que principalmente se opone al híper historicismo. Al respecto de esto, la
respuesta surgida a partir del Etnólogo Claude Lévi-Strauss es la de
anteponer la tarea de la etnología como ciencia estructurante del
comportamiento humano y de esta manera construir conocimiento a partir de
reconocer que si bien la tarea histórica es importante, no es la única manera
de estructurar los saberes sociales.
Lévi-Strauss en su obra “Pensamiento Salvaje” pretende la estructuración de
una ciencia de lo concreto, es decir de lo singular, de lo que existe en la
realidad cotidiana. El problema en Lévi-Strauss es entonces saber si es
posible hacer una ciencia de lo concreto, partiendo del precepto de que la
ciencia estudia lo universal.
16
Para hacer una ciencia de lo concreto, Lévi-Strauss se basa en las
estructuras como ente concreto de lo universal, en otras palabras lo universal
reside en la existencia de las estructuras.
Estas estructuras tienen un ordenamiento lógico en el pensamiento humano
y comienzan por la necesidad de clasificación. Al respecto de esto, Lévi.-
Strauss en una investigación hecha de los indígenas Hanuóo de Filipinas
escribe lo siguiente: “Los hanuóo clasifican las formas locales de la fauna
aviar en 75 categorías… distinguen cerca de doce clases de serpientes…
sesenta clases de peces… más de una docena de crustáceos de mar y de
agua dulce y un número igual de clases de arañas y de miriápodos… los
miles de formas de insectos se agrupan en 108 categorías que tienen
nombre, trece de las cuales corresponden a las hormigas y las termitas…
identifican más de sesenta clases de moluscos marinos, y más de
veinticinco moluscos terrestres y de agua dulce… cuatro clases de
sanguijuelas chupadoras de sangre…: en total, llevan un censo de 461
clases zoológicas (id., pp. 67-70).”12 Estas notas evidencias que Lévi Strauss
considera en la clasificación que los hanuóo un tipo de conocimiento; pues
desde la clasificación se llega a la estructuración, en la medida en que se
estructuran las categorías y se llega de esta forma a una forma de
conocimiento.
Lévi-Strauss entiende que a nivel universal tiene que existir una suerte de
“orden” que de cuenta de los aspectos universales a partir de lo concreto. Es
entonces la clasificación ese “orden” que se le puede dar a los conocimientos
12 LÉVI-STRAUSS, Claude. El pensamiento salvaje. ED. Fondo de cultura económica.
México. 1964. Pág. 15
17
que se den dentro del marco de la construcción de conocimiento. Al respecto
de esto, el ejemplo que da acerca de la lingüística es muy ilustrativo: “Para
describir las partes constitutivas y las propiedades de los vegetales, los
hanuóo tienen más de 150 términos, que connotan las categorías en función
de las cuales identifican las plantas “y discuten entre ellos acerca de
centenares de caracteres que las distinguen, y a menudo corresponden a
propiedades significativas, tanto medicinales como alimenticias””.13 En este
ejemplo, Lévi-Strauss muestra como el llamado “pensamiento salvaje” tiene
altas connotaciones científicas, pues hace uso de extensas clasificaciones
que ordenan y categorizan un tipo específico de conocimiento (en este caso
la botánica), formando de esta manera una “estructura”.
En aras de la defensa que Lévi-Strauss hace de lo concreto y de cómo la
estructura (desde el punto de vista de lo concreto) forja pensamiento
científico, realiza un símil entre el pensamiento científico y el pensamiento
mítico; que expresa lo siguiente: “El pensamiento mágico no es un
comienzo, un esbozo, una iniciación, la parte de un todo que todavía no se
ha realizado; forma un sistema bien articulado, independiente, en relación
con esto, de ese otro sistema que constituirá la ciencia, salvo la analogía
formal que las emparienta y que hace del primero una suerte de expresión
metafórica de la segunda. Por tanto en vez de oponer magia y ciencia, sería
mejor colocarlas paralelamente, como dos modos de conocimiento,
desiguales en cuanto a los resultados teóricos y prácticos, (pues, desde este
punto de vista, es verdad que la ciencia tiene más éxito que la magia,
aunque la magia prefigure a la ciencia en el sentido en que también ella
acierta algunas veces), pero no por la clase de operaciones mentales que
ambas suponen, y que difieren menos en cuanto a la naturaleza que en
13 Ibíd. Pág. 22
18
función de las clases de fenómenos a las que se aplican.”14 Como se denota
en el ejemplo aportado por Strauss acerca del pensamiento científico y el
pensamiento mítico, ambas formas construyen diferentes maneras de
conocimiento, pero ambas dependen de una estructura para su
supervivencia. Entonces si el pensamiento mítico y el pensamiento científico
se deben a una estructura organizada, ambas formas de pensamiento
penden de la estructura para la conservación de su conocimiento.
Toda la obra de Lévi-Strauss (pensamiento salvaje) promulga por que el
conocimiento científico esta dado por la formación de estructuras. Todo y
todos se deben a la estructura y cada parte del todo está formado por una
estructura.
En concordancia con el pensamiento de Strauss surge la obra de Althusser,
analizando desde la escuela estructuralista el tema de la ideología. Althusser
retoma del psicoanálisis el inconsciente como una forma no material de
representación de las ideas y los deseos de los sujetos. A partir del
inconsciente, se manifiesta la ideología (tal como lo había dicho
anteriormente, desde Althusser la ideología es la representación material de
las ideas) y la ideología se manifiesta en las ideologías, que desde la postura
Althusseriana se evidencia en cada uno de los aparatos ideológicos del
estado.
Althusser, al concebir la estructura de los aparatos ideológicos del estado, lo
hace a partir de una concepción de “orden” existente en la sociedad. Ese
orden lo toma desde la conceptualización marxista de la estructura y la
infraestructura: “Hemos dicho (y esta tesis solo repetía celebres
14 LÉVI-STRAUSS, Claude. El pensamiento salvaje. ED. Fondo de cultura económica.
México. 1964. Pág. 30
19
proposiciones del materialismo histórico) que según Marx la estructura de
toda sociedad está constituida por “niveles” o “instancias” articuladas por una
determinación específica: la infraestructura o base económica (“unidad” de
fuerzas productivas y relaciones de producción), y la superestructura, que
comprende dos “niveles” o “instancias”: la jurídico-política (el derecho y el
estado) y la ideológica (las distintas ideologías, religiosa, moral, jurídica,
política, etc.)”15
Como se denota en lo dicho por Althusser, la infraestructura es el
determinante del conjunto de las estructuras, lo que quiere decir que si bien
la infraestructura y la superestructura se articulan en la sociedad (estructura
de la sociedad) la infraestructura sobre determina las demás estructuras.
Esto se puede ver finalmente desde la lucha de clases. En otras palabras,
desde la concepción Althusseriana la sobre determinación que puede hacer
la infraestructura sobre las estructuras está referida a la lucha de clases. Esto
significa que los sujetos no son portadores de las estructuras, sino que están
en la capacidad de romper estas estructuras y hacer nuevas estructuras para
la conformación de una sociedad gobernada por las clases populares.
Renglón seguido de lo anterior, se debe inferir la profunda influencia que tuvo
Lévi-Strauss en el pensamiento de Althusser, debido principalmente a que la
materialización de la ideología que desde Althusser se propone se debe a
una estructura que igualmente obedece a otra estructura. Este exceso de
“estructuras” hace ver a Althusser como un estructuralista, proveniente de la
escuela de Lévi-Strauss.
15 ALTHUSSER, Louis. “Ideología y aparatos ideológicos del estado” en IDEOLOGÍA, un
mapa de la cuestión; recopilador Slavoj Zizek. ED. Fondo de cultura económica. Buenos Aires, Argentina. 2008. Pág. 120
20
Con el objeto de ir más allá del pensamiento estructuralista de Althusser,
surge Slavoj Zizek asumiendo la ideología y el pensamiento ideológico más
allá de las estructuras, pero sin negar la existencia e importancia de las
mismas. El pensamiento posestructuralista promulga ir más allá de la
estructura, en otras palabras si en el estructuralismo “todo” es estructura, en
el posestructuralismo no se niega la importancia y existencia de la estructura,
pero se va más allá de la estructura.
Si retomamos algunas explicaciones hechas acerca del pensamiento de
Zizek con respecto a la ideología nos encontraremos que para este autor
Sloveno la ideología forma la realidad social misma. Si la ideología es
formadora de la realidad social, entonces esta realidad está determinada en
última instancia por las construcciones mentales que haga el sujeto.
Si la realidad está determinada por las construcciones mentales, esta
realidad esta entonces asociada con el inconsciente del sujeto; esto quiere
decir que la construcción que el sujeto hace de sí mismo, está determinada
en tanto que el sujeto social es elaborado a partir de la identificación de ese
sujeto con otros sujetos. Para explicar esto de una manera más concreta
podría analizarse el “estadio del espejo”, explotado teóricamente por Jacques
Lacan.
Lacan define el estadio del espejo de la siguiente manera: “Basta para ello
comprender el estadio del espejo como una identificación en el sentido pleno
que el análisis da al término: a saber, la trasformación producida en el sujeto
21
cuando asume una imagen, cuya predestinación a este efecto de fase está
suficientemente indicada por el uso, en la teoría, del término antiguo
imago”16. Como se denota en la definición de Lacan, el estadio del espejo es
la trasformación que se da en el sujeto cuando asume una imagen externa a
él. Esta trasformación se da en la medida en que el sujeto pasa de
entenderse como “yo” a entenderse bajo la realidad de otros sujetos; en otras
palabras el sujeto es sujeto en la medida en que tiene “semejantes”: “No por
eso deja de reconocer que la maduración de la gónada en la paloma tiene
por condición necesaria la vista de un congénere, sin que importe su sexo, y
tan suficiente es que su efecto se obtiene solamente al alcance del individuo,
el campo de reflexión de un espejo. De igual manera, el paso, en la estirpe,
del grillo peregrino de la forma solitaria a la forma gregaria se obtiene
exponiendo al individuo, en cierto estadio, a la acción exclusivamente visual,
de una imagen similar, con tal de que esté animada de movimientos de un
estilo suficientemente cercano al de los dos que son propios de su
especie”17.
Es entonces la función del estadio del espejo la de despertar al sujeto de la
realidad del yo y convertirlo en un sujeto social: “La función del estadio del
espejo se nos revela entonces como un caso particular de la función de la
imago, que es establecer una función del organismo con su realidad; o, como
se ha dicho, del Innenwelt con el Umwelt.” Esta explicación lacaniana
muestra como el estadio del espejo sirve como llevador del organismo a la
16 LACAN, JACQUES. “El estadio del espejo como formador de la función del yo (je) tal
como se nos revela en la experiencia psicoanalítica”, en IDEOLOGÍA, un mapa de la cuestión; recopilador Slavoj Zizek. ED. Fondo de cultura económica. Buenos Aires, Argentina. 2008. Pág. 108 17
LACAN, JACQUES. “El estadio del espejo como formador de la función del yo (je) tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica”, en IDEOLOGÍA, un mapa de la cuestión; recopilador Slavoj Zizek. ED. Fondo de cultura económica. Buenos Aires, Argentina. 2008. Pág. 109.
22
realidad externa del mismo; las palabras del Alemán Innenwel y umwelt, que
traducen interior (innenwelt) y medio ambiente (umwelt), muestran como el
estadio del espejo lleva al sujeto del interior al exterior, en otras palabras
como el sujeto pasa de enfrentarse con su interioridad a la realidad social
que como sujeto tiene.
Volvamos con Zizek. Si para Zizek la ideología es una construcción de
nuestra imaginación, que forja y edifica nuestra realidad; y que como tal
construye las relaciones sociales entre los sujetos, ocultando las divisiones
sociales; entonces podríamos aseverar (teniendo en cuenta que la
construcción del sujeto social se hace en la medida en que ese sujeto se
identifica con otros sujetos; y que ese sujeto se ha construido internamente
producto de su inconsciente), que para Zizek la ideología está por fuera de la
estructura.
Para Zizek el inconsciente refiere un no lugar, es decir el deseo no puede ser
reducido a una estructura, diferente al caso Althusseriano, donde (a partir de
la profunda influencia de Levi-strauss) la estructura lo es todo y todo forma
parte de la estructura.
El debate ideológico radica entonces en que para los estructuralistas el todo
es la estructura, caso diferente al de los posestructuralistas, que no niegan la
existencia e importancia de la estructura, pero que van más allá de la
estructura; y ese más allá es el inconsciente que el sujeto tiene a partir de la
formación del yo. Entonces, si bien Althusser, desde una postura
eminentemente estructuralista concibe que los aparatos ideológicos del
estado sean formadores de ideología, Zizek entiende que la ideología
23
construye la realidad social misma y que esta ideología está formada a partir
del inconsciente, que no puede ser reducido a una estructura. El debate
radica entonces entre el sujeto y la estructura.
2.2 APARATOS IDEOLÓGICOS Y VIOLENCIA SIMBÓLICA
Hasta ahora hemos avanzado en todo lo concerniente a la ideología,
abordado desde diferentes posiciones y viéndola desde sus diferentes
matices. Ahora, vamos a analizar cómo surge el concepto de Aparatos
ideológicos del estado y como estos aparatos utilizan la violencia simbólica
para ejercer hegemonía.
El término Aparatos ideológicos del estado (en adelante AIE) fue introducido
por Althusser en el marco de su libro Ideología y aparatos ideológicos del
estado y lo define de la siguiente manera: “Designamos con el nombre
“aparatos ideológicos del estado” cierto número de realidades que se
presentan al observador inmediato bajo la forma de instituciones distintas y
especializadas.”18
Queda claro que el concepto que Althusser introduce
acerca de los AIE se refiere en términos materiales a instituciones
especializadas.
18 ALTHUSSER, Louis. “Ideología y aparatos ideológicos del estado” en IDEOLOGÍA, un
mapa de la cuestión; recopilador Slavoj Zizek. ED. Fondo de cultura económica. Buenos Aires, Argentina. 2008. Pág. 125.
24
Esas instituciones que Althusser refiere como AIE, en general, son
instituciones de carácter privado, quitándoles con ello ese viso estatal que
caracterizaba el aparato de estado (AE) marxista19: “Podemos comprobar
que mientras que mientras que el aparato (represivo) de estado (unificado)
pertenece enteramente al dominio público, la mayor parte de los Aparatos
Ideológicos del Estado (en su aparente dispersión) provienen en cambio del
dominio privado.”20
La reflexión hecha por Althusser incluye un posible listado de AIE, que
funcionan como instituciones aliadas del estado, desde el ámbito privado
(generalmente):
AIE religioso (el sistema de las distintas iglesias)
AIE escolar (el sistema de las distintas “Escuelas” públicas y privadas)
AIE familiar
AIE jurídico
AIE político (el sistema político del cual forman parte los distintos partidos)
AIE sindical
AIE de información (prensa, radio, tv, etc.)
AIE cultural (literatura, arte, deportes, etc.)21
19 Desde la reflexión de Althusser acerca del aparato de estado (AE) marxista, dicho aparato
es conformado por el gobierno, la administración, el ejército, la policía, los tribunales, las prisiones, etc. 20
ALTHUSSER, Louis. “Ideología y aparatos ideológicos del estado” en IDEOLOGÍA, un mapa de la cuestión; recopilador Slavoj Zizek. ED. Fondo de cultura económica. Buenos Aires, Argentina. 2008. Pág. 126. 21
Ibíd.
25
Según la reflexión Althusseriana, el aparato de estado (AE) funciona
mediante la violencia, lo que quiere decir que en términos generales utiliza la
coerción para hacer valer su poder. Esto hace que Althusser denomine los
aparatos de estado como “Aparatos Represivos de Estado”.
Contrario a los Aparatos Represivos de Estado, los AIE, en general, no
utilizan como medio para su funcionamiento la violencia, los Aparatos
Ideológicos del Estado actúan mediante la ideología, tal como se evidencia a
continuación: “Hay una diferencia fundamental entre los AIE y el aparato
(represivo) de estado: el aparato represivo de estado “funciona mediante la
violencia”, en tanto que los AIE funcionan mediante la ideología.”22
Si bien los AIE funcionan con la ideología (en general), ocasionalmente
utilizan medios de coerción, cuando el “convencimiento ideológico” no ha
sido suficiente para la reproducción de las relaciones de producción, que
propende el AIE a favor del estado. En el caso de necesitar la utilización de
violencia, esta violencia no es la que utilizaría el Aparato de Estado (violencia
directa), en cambio utilizaría un tipo de violencia “simbólica”: “De la misma
manera, pero a la inversa, se debe decir que, por su propia cuenta, los
Aparatos Ideológicos de Estado funcionan masivamente con la ideología
como forma predominante, pero utilizan secundariamente, y en situaciones
límite, una represión muy atenuada, disimulada, es decir simbólica”23.
22 ALTHUSSER, Louis. “Ideología y aparatos ideológicos del estado” en IDEOLOGÍA, un
mapa de la cuestión; recopilador Slavoj Zizek. ED. Fondo de cultura económica. Buenos Aires, Argentina. 2008. Pág. 127. 23
Ibíd.
26
La violencia simbólica es un término que fue introducido por Pierre Bourdieu
(a propósito de sus disertaciones sobre la legitimación del sujeto por encima
de la estructura), de la siguiente manera: “La violencia simbólica, cuya
realización por excelencia es sin duda el derecho, es una violencia que se
ejerce, si puede decirse, en las formas, poniendo formas. Poner formas, es
dar a una acción o a un discurso la forma que es reconocida como
conveniente, legítima, aprobada, es decir una forma tal que se puede
producir públicamente, frente a todos, una voluntad o una práctica que,
presentada de otra manera, sería inaceptable (es la función del eufemismo).
La fuerza de la forma, esta vis formae, de la que hablan los antiguos, es esta
fuerza propiamente simbólica que permite a la fuerza ejercerse plenamente
al hacerse desconocer en tanto que fuerza y al hacerse reconocer, aprobar,
aceptar, por el hecho de presentarse bajo las apariencias de la universalidad
– la de la razón o de la moral-.”24
Es entonces para Bourdieu la violencia simbólica una violencia no física. Es
una forma de dominación a través de la cual los dominados aceptan su
situación de sometimiento, pues la “universalidad” de la que habla Bourdieu
hace que ese sometimiento sea legítimo por cuenta de la fuerza que los
símbolos llevan a partir de la legitimación que la “razón” o la “moral” le han
concedido: “ La violencia simbólica es esa violencia que arranca sumisiones
que ni siquiera se perciben como tales apoyándose en unas «expectativas
colectivas», en unas creencias socialmente inculcadas”25.
24 BOURDIEU, Pierre. Cosas Dichas. ED. Gedisa. Buenos Aires, Argentina. 1988. Págs. 90-
91. 25
BOURDIEU, Pierre. Razones prácticas. ED. Anagrama. Barcelona, España. 1999. Pág. 173
27
Volviendo a los Aparatos Ideológicos del Estado. Estos funcionan
principalmente a través de la ideología, en otras palabras “ideologizando” los
sujetos; secundariamente utilizan la violencia simbólica como medio de
“alineación” de los sujetos que por una u otra razón “desobedecen” y no
cumplen con su función de reproducir las relaciones de producción.
Esta violencia simbólica que ejercen los AIE está dada en general por las
“leyes” o “normas” que popularmente son aceptadas y que por tanto
constituyen la “legalidad” dentro de los Aparatos Ideológicos del Estado”.
Si se observa detenidamente el listado que Althusser aporta, a propósito de
ejemplarizar cuales son los AIE, encontraremos que dentro del Aparato
Ideológico Cultural se encuentra el deporte. Pues bien, en sintonía con esta
afirmación Althusseriana, me propongo dar los elementos teóricos acerca del
deporte como aparato ideológico del estado.
2.3 EL DEPORTE COMO APARATO IDEOLÓGICO DEL ESTADO
Althusser introduce el deporte dentro de los Aparatos Ideológicos del Estado,
amparado bajo la capa del AIE cultural, pero no profundiza en las
características e importancia del deporte como AIE.
Posterior a la publicación de Althusser, Jean Marie Brohm reintroduce la
proposición del deporte como AIE en su libro “Sociología política del
deporte”, sin embargo no se introduce en la conceptualización y
28
caracterización del mismo dentro del marco de los Aparatos Ideológicos del
Estado, debido, principalmente, a que el objeto de su trabajo es demostrar
que el deporte refleja “el principio de rendimiento sobre el que está
construida la sociedad industrial capitalista”26, no el hecho de porque el
deporte es un Aparato Ideológico del Estado.
Anteriormente habíamos dicho que los Aparatos Ideológicos del Estado eran
realidades presentadas bajo la forma de “instituciones” distintas a las de los
aparatos de estado (AE), que generalmente (no siempre) son de carácter
privado. Pues bien, el deporte se manifiesta en los estados modernos a
través de instituciones de carácter privado27.
Esto lo podemos evidenciar en el caso colombiano. El deporte asociado en
Colombia funciona a través de organismos deportivos de carácter privado
que funcionan “democráticamente”28. Estos organismos (instituciones) se
organizan de manera piramidal (según lo estipulado por la ley 181 de 1995).
Así visto, existen en la base de la pirámide los clubes deportivos, que unidos
conforman una liga deportiva, que a su vez (si cumplen el requisito de ser
mínimo tres a nivel nacional) están en capacidad de conformar una
federación deportiva. Esta federación (que constituye la parte superior de la
pirámide deportiva) trabaja en asocio con Coldeportes nacional y con el
comité olímpico colombiano (COC). Las ligas deportivas, en su mayoría,
sobreviven del presupuesto que asignan los entes deportivos
departamentales y municipales. Así mismo, las federaciones recogen
recursos estatales de Coldeportes nacional y del COC.
26 BROHM, Jean-Marie. Sociología política del deporte. ED. Fondo de cultura económica.
México D. F. 1982. Pág. 44 27
En el caso de las republicas socialistas como Cuba y China, el deporte funciona dentro del espectro de lo público, pero sigue manejando las características esenciales de un aparato ideológico de estado. 28
Valdría la pena valorar el término democracia en estos organismos, que lo utilizan de manera muy vulgar. Sigo adelante porque este no es tema del presente trabajo.
29
Como se verá en el caso colombiano (caso que es copiado de las grandes
potencias deportivas y de muchos modelos a nivel mundial), a pesar de que
las instituciones u organismos deportivos son de carácter privado, coexisten
armoniosamente con los Aparatos de estado que están al servicio de la
temática deportiva. Esto quiere decir que los organismos deportivos, de
carácter privado, están al servicio del estado, a través de servir juiciosamente
a los aparatos estatales, en este caso Coldeportes y el COC. Esta actitud
servil evidencia que los organismos deportivos no deben revelarse en contra
del estado, por lo tanto, puede inferirse que dichas instituciones deportivas
son reproductoras de los modelos ideológicos que el estado promulgue.
Si pensáramos desde el punto de vista Althusseriano, entonces el deporte
sería asumido como aparato ideológico del estado para garantizar el
mantenimiento de la reproducción de las relaciones de producción.
Nuestra tesis difiere en este sentido de la postura de Althusser en el sentido
de que consideramos que el deporte, como aparato ideológico del estado, es
objeto de hegemonía y de formación de sujetos hegemónicos, para
garantizar el control de las acciones de los cuerpos (sujeto) y de las
multitudes.
30
3. HEGEMONÍA SOCIAL Y APARATOS IDEOLÓGICOS
3.1 HEGEMONÍA Y HEGEMONÍA SOCIAL
Según Laclau y Mouffe la hegemonía surge como una respuesta a la crisis
que la izquierda estaba atravesando, producto del cambio que a nivel
mundial se venía dando: “La “hegemonía” no será el despliegue majestuoso
de una identidad, sino la respuesta a una crisis.”29 Esta crisis que referencia
Laclau y Mouffe es la crisis de la izquierda, la crisis que provenía del cambio
a nivel mundial, que la izquierda estaba adoptando bajo el mismo esquema
de la segunda internacional: “El pensamiento de izquierda se encuentra hoy
en una encrucijada. Las “evidencias” del pasado –las formas clásicas de
análisis y cálculo político, la determinación de la naturaleza de las fuerzas en
conflicto, el sentido mismo de las propias luchas y objetivos- aparecen
seriamente cuestionados por una avalancha de trasformaciones históricas
que ha hecho estallar el terreno en el que aquellas se habían constituido.”30
29 LACLAU, Ernesto; MOUFFE, Chantal. Hegemonía y estrategia socialista. ED. Fondo de
cultura económica. Buenos Aires, Argentina. 2004. Pág. 31 30
Ibíd. Pág. 25
31
Entonces, asumiendo que la hegemonía fue la respuesta a una crisis, esa
respuesta atravesó diferentes momentos hasta constituirse como una
herramienta fuerte en términos de la respuesta que desde lo político se
construiría. El concepto de Hegemonía entonces aparecería tímidamente a
partir de la experiencia de la socialdemocracia Rusa, hasta cristalizarse de
una manera más concisa con Gramsci: “El concepto de “hegemonía” tal
como surgió en la socialdemocracia Rusa, y que, como veremos, supone
también una lógica de la contingencia, fue desde este punto de vista mucho
menos radical. Ni Lenin ni Trotski fueron capaces de poner en cuestión el
carácter clasista necesario de los agentes sociales. Solamente en Gramsci
las dos tradiciones confluyen a través de su concepto de “bloque histórico”,
en el que se reúne en una nueva síntesis el concepto de “hegemonía”, que le
viene del leninismo, y el concepto de “bloc”, que le viene de Sorel.”31
Viendo entonces la importancia de Gramsci en el concepto de hegemonía,
tomare algunos apartes para lograr explicar lo que desde la postura
gramsciana se entiende como tal.
El problema en Gramsci (en los intelectuales y la formación de la cultura)
radica precisamente en el problema de la hegemonía. Para Gramsci, cada
grupo social tiene un grupo de intelectuales que le da legitimidad. Por este
hecho, los grupos hegemónicos construyen sus grupos de intelectuales en
aras de su propia permanencia social.
La hegemonía se da entonces por los grupos hegemónicos expresados en lo
que Gramsci denomina la sociedad política: “Por ahora se pueden fijar dos
grandes planos superestructurales, el que se puede llamar de la sociedad
civil, que está formado por el conjunto de los organismos vulgarmente
llamados “privados” y el de la “sociedad política o estado” que corresponde a
31 Ibíd. Pág. 75
32
la función de “hegemonía” que el grupo dominante ejerce en toda la sociedad
y la del “dominio directo” o de comando que se expresa en el estado y en el
gobierno jurídico”32
Siendo el estado y el gobierno símbolos de hegemonía, es solo a través de
los intelectuales que se genera esta hegemonía, intelectuales producidos por
los aparatos estatales que para tal fin son creados y que mantienen la
estructura hegemónica, principalmente la escuela y la academia.
Gramsci introduce el concepto de hegemonía social, tal como se evidencia a
continuación: “Los intelectuales son los “empleados” del grupo dominante
para el ejercicio de las funciones subalternas de la hegemonía social y del
gobierno político, a saber: 1) del “consenso” espontaneo que las grandes
masas de la población dan a la dirección impuesta a la vida social por el
grupo social dominante , consenso que históricamente nace del prestigio (y
por tanto de la confianza) detentada por el grupo dominante, de su posición y
de su función en el mundo de la producción; 2) del aparato de coerción
estatal que asegura “legalmente” la disciplina de aquellos grupos que nos
“consienten” ni activa ni pasivamente, pero que está preparado por toda la
sociedad en previsión de los momentos de crisis en el comando y en la
dirección, casos en que el consenso espontaneo viene a menos”33
Como se verá, en la anterior cita bibliográfica Gramsci hace referencia a los
intelectuales como subordinados de la hegemonía social y del gobierno
político; esto quiere decir que dentro de la escala social, son los intelectuales
un peldaño inferior, sirviendo únicamente de legitimadores de las estructuras
estatales y de la hegemonía social, entendida esta como supremacía
32 GRAMSCI, Antonio. Los intelectuales y la organización de la cultura. ED. Juan Pablos.
México. 1975. Pág. 17 33
Ibíd. Pág. 18
33
social34. Los intelectuales, entonces sirven como generadores de “consenso”
de las acciones que llevan a cabo los grupos sociales dominantes y por lo
tanto, son los intelectuales aquellos “conductores” de las masas hacia la
obediencia de los grupos sociales dominantes. En el segundo caso que toma
Gramsci, los intelectuales sirven como estructuras humanas de los aparatos
de coerción estatal, esto quiere decir que es a través de los intelectuales que
se domina a los “malos elementos” que no van en la dirección que los grupos
dominantes han trazado para ellos, por supuesto, en este caso los
intelectuales están insertos en la lógica de los aparatos estatales de
coerción.
Gramsci es consciente que los intelectuales son los que conforman los
partidos políticos y los centros de poder en general. Esta situación, ha
llevado a las “elites” a conformar centros de enseñanza para los
intelectuales, forjando desde la base tanto al mandatario, como al obrero:
“las academias son el símbolo con frecuencia irrisorio, de la separación
existente entre la cultura y la vida, entre los intelectuales y el pueblo”35; “Las
academias deberían convertirse en la organización cultural de los elementos
que después de la escuela unitaria pasan al trabajo profesional y un terreno
de encuentro entre ellos y los universitarios”36.
Teniendo claro que la educación es la que forja a los intelectuales, Gramsci
pretende mostrar la necesidad de acercar la educación a las masas
populares, puesto que esto las llevaría a su posterior liberación, no sin
desconocer antes que la creación de intelectuales provenientes de las masas
34 La hegemonía social sería la articulación de diferentes tipos de hegemonía (cultural,
moral, económica), es decir la dirección sobre el conjunto de la sociedad, resultado de articular todas esas direcciones y remitirlas a un sujeto colectivo concreto. 35
GRAMSCI, Antonio. Los intelectuales y la organización de la cultura. ED. Juan Pablos. México. 1975. Pág. 114 36
Ibíd.
34
es una tarea titánica que permitiría la verdadera hegemonía de los
intelectuales.
Por esto, para Gramsci los intelectuales son los que tienen la misión de
ostentar la hegemonía dentro del espectro del estado y de los partidos
políticos. Para ello, la escuela preparará las clases subalternas para cumplir
con el papel de dirigentes de la sociedad, de manera colectiva, no como
individuos.
Cuando se analiza que Gramsci ve en la escuela una oportunidad para la
preparación de las clases subalternas, con el objeto de dirigir la sociedad se
vislumbran dos asuntos: 1. Gramsci entiende que la sociedad está dada por
una clase de “antagonismo de la sociedad civil”. En este caso son el
proletariado (clases subalternas) y la burguesía, que como tal tienen
intereses opuestos y por ende gobernarían de acuerdo a sus propios
intereses. 2. Gramsci entiende por hegemonía (políticamente hablando), la
función de “dirección”, del tipo político, económico, moral, etc. Para Gramsci
esta función de dirección es diferente a la función de represión y la de
coerción, aunque entiende que son necesarias para el mantenimiento de un
sistema hegemónico.
La dirección se da en el ámbito de la sociedad civil, es decir en el ámbito de
la superestructura (recordemos que para Gramsci la superestructura
comprende la sociedad civil y la sociedad política). La sociedad civil es en sí
misma compleja, debido a que la sociedad civil es el lugar donde se articulan
grupos y clases con intereses diversos; esto quiere decir que para Gramsci
en una sociedad moderna burguesa existen el proletariado y la burguesía
que por su modo de existencia son antagónicos, así que una y otra están en
capacidad de construir un sistema hegemónico.
Esto último es lo que explica la lógica del antagonismo en Gramsci. Si el
proletariado y la burguesía son diferentes, defienden puntos de vista
35
diferentes, defienden intereses diferentes; por lo tanto, esas diferencias
harán que también definirán quiénes son sus aliados y quienes no. Acá
radica el antagonismo de la sociedad civil, que para Gramsci denota el hecho
de que solo una de las clases debe ostentar la hegemonía; y para Gramsci la
debe ostentar el proletariado.
Los intelectuales en este sentido, son los llamados a “materializar” estos
procesos hegemónicos, respondiendo a los intereses del proletariado en los
escenarios de dirección en los que se encuentren. Ya que para Gramsci
existen diversos tipos de intelectuales, no se debe confundir este hecho con
que cualquier tipo de intelectual tenga la posibilidad de “dirección”.
Solamente los intelectuales “orgánicos” están llamados a esta labor. Gramsci
define los intelectuales orgánicos así: “Se puede saber que los intelectuales
“orgánicos” que cada nueva clase crea consigo misma y forma en su
desarrollo progresivo, son en general “especializaciones” de aspectos
parciales de la actividad primitiva del tipo social nuevo que la nueva clase a
dado a luz”37.
La posición que asumen Laclau y Mouffe con respecto a la hegemonía es
diferente a la postura Gramsciana. De hecho introducen una fuerte crítica al
modelo de Gramsci en tanto que (según ellos) intenta romper con el
dualismo del marxismo clásico, pero no lo logra: “El conjunto de la
concepción gramsciana reposa sobre una concepción finalmente
incoherente, que no logra superar plenamente el dualismo del marxismo
clásico. Porque, para Gramsci, incluso si los diferentes elementos sociales
tienen una identidad tan solo relacional, lograda a través de la acción de
prácticas articulatorias, tiene que haber siempre un principio unificante en
toda formación hegemónica, y este debe ser referido a una clase
37 GRAMSCI, Antonio. Los intelectuales y la organización de la cultura. ED. Juan Pablos.
México. 1975. Pág. 12
36
fundamental. Con lo cual vemos que hay dos principios del orden social –la
unicidad del principio unificante y su carácter necesario de clase- que no son
el resultado contingente de la lucha hegemónica, sino el marco estructural
necesario dentro del cual toda lucha hegemónica tiene lugar. Es decir que la
hegemonía de la clase no es enteramente práctica y resultante de la lucha,
sino que tiene en su última instancia un fundamento ontológico.”38 Esta
afirmación de Laclau y Mouffe evidencia la crítica que ellos hacen a Gramsci
por no ser lograr dejar de lado la lucha de clases para la realización de la
hegemonía. En otras palabras, la critica que hacen Laclau y Mouffe es al
hecho de que para Gramsci solo hay relación hegemónica en tanto que hay
un principio unificante y este se refiere a la clase que unifique (proletariado o
burguesía).
La crítica no para allí, Laclau y Mouffe evidencian fuertes falencias en la
teoría gramsciana de la hegemonía, con respecto a su marco de análisis de
la infraestructura: “La infraestructura no asigna a la clase obrera su victoria,
sino que esta depende de su capacidad de liderazgo hegemónico; pero a
una falla en la hegemonía obrera solo puede responder una reconstitución de
la hegemonía burguesa. La lucha política sigue siendo, finalmente, un juego
de suma-cero entre las clases. Este es el último núcleo esencialista que
continúa presente en el pensamiento de Gramsci, y que pone en él un límite
a la lógica deconstructiva de la hegemonía.”39 Frente a esta crítica,
recordemos que la infraestructura se refiere a la base económica de una
sociedad (“unidad de fuerzas productivas y relaciones de producción)40;
aclarado esto, la crítica que Laclau y Mouffe adelantan hacia Gramsci se
refiere a la preponderancia que según Gramsci se le da a la infraestructura.
38 LACLAU, Ernesto; MOUFFE, Chantal. Hegemonía y estrategia socialista. ED. Fondo de
cultura económica. Buenos Aires, Argentina. 2004. Págs. 103-104 39
Ibíd. Pág. 104 40
ALTHUSSER, Louis. Ideología y aparatos ideológicos del estado; en “Ideología”, compilador Slavoj Zizek. ED. Fondo de cultura económica. Buenos Aires, Argentina. 2008. Pág. 120
37
Esta crítica supondría que (según el análisis que Laclau y Mouffe hacen
acerca de Gramsci) Gramsci asigna a la unidad de fuerzas productivas y de
relaciones de producción la victoria del proletariado, obviando el hecho de
que si no existe un liderazgo hegemónico (desde la postura de Gramsci de
dirección), la propia infraestructura podría responder a un restablecimiento
de la hegemonía burguesa.
La respuesta de Laclau y Mouffe es la siguiente: “Pero afirmar que la
hegemonía debe siempre responder a una clase económica fundamental no
es solo volver a afirmar la determinación en última instancia por la economía;
es también afirmar que, en la medida en que esta última constituye un límite
infranqueable a las posibilidades de recomposición hegemónica de la
sociedad, la lógica de constitución del espacio hegemónico no es ella misma
el resultado de la intervención de prácticas hegemónicas. Aquí el principio
naturalista que ve en la economía un espacio homogéneo, unificado por
leyes necesarias, vuelve a resurgir con toda fuerza.”41 Según Laclau y
Mouffe, esta afirmación se evidencia en la postura gramsciana de “Guerra de
posición”, con la que se pretende acabar con una civilización y reemplazarla
por otra, teniendo en cuenta esto frente a un nuevo epicentro de clase: “Esta
ambigüedad fundamental se ve con claridad en la concepción de “guerra de
posición”. (…) Pero para Gramsci la “guerra de posición” es, por el contrario,
la progresiva disgregación de una civilización y la construcción de otra en
torno a un nuevo núcleo de clase.”42
Como se verá las principales críticas de Laclau y Mouffe a la hegemonía
gramsciana consiste en su ponderación hacia la dualidad antagónica
existente en la sociedad civil, evidenciada en la existencia del proletariado y
de la burguesía, y, el alto grado de importancia que le atribuye a la
41 LACLAU, Ernesto; MOUFFE, Chantal. Hegemonía y estrategia socialista. ED. Fondo de
cultura económica. Buenos Aires, Argentina. 2004. Pág. 104 42
Ibíd.
38
infraestructura para la realización de la hegemonía en la sociedad: “El
pensamiento de Gramsci aparece, pues, suspendido en torno a una
ambigüedad básica en torno al status de la clase obrera que lo conduce,
finalmente, a una posición contradictoria: por un lado la centralidad política
de la clase obrera depende de su salir fuera de sí, de transformar su propia
identidad articulando a la misma una pluralidad de luchas y reivindicaciones
democráticas –tiene, por tanto, un carácter histórico contingente-; pero, por
otro lado, pareciera que ese papel articulador le estuviera asignado por la
infraestructura –con lo que pasaría a tener un carácter necesario-.”43
Para comenzar a construir el concepto de hegemonía, Laclau y Mouffe
realizan varias aclaraciones conceptuales que les permite edificar dicho
concepto apartándose un poco del concepto gramsciano. Dicho análisis
supone que la hegemonía está configurada por el concepto de articulación:
“De todo lo dicho hasta ahora se desprende que el concepto de hegemonía
supone un campo teórico dominado por la categoría de articulación. Y esta
supone la posibilidad de especificar separadamente la identidad de los
elementos articulados.”44 Esto desprende el hecho de que la articulación es
el punto nodal conceptual a través del cual gira la hegemonía, es decir sin
articulación no hay hegemonía.
El concepto que Laclau y Mouffe aportan acerca de la “articulación” es el
siguiente: “En el contexto de esta discusión, llamaremos articulación a toda
práctica que establece una relación tal entre elementos, que la identidad de
estos resulta modificada como resultado de esta práctica”45. Al hacer
referencia a que la articulación es una “práctica”, están referenciando el
hecho de que el proceso de articulación tiene lugar a partir de la relación de
43 Ibíd. Pág. 105
44 Ibíd. Pág. 129
45 Ibíd. Págs. 142-143
39
agentes, que hagan parte de una acción, agentes que son alterados a partir
de dicha relación.
El resultado obtenido a partir del proceso de articulación, es lo que ellos
denominan bajo el apelativo de “discurso”, tal como se muestra a
continuación: “A la totalidad estructurada resultante de la práctica
articulatoria la llamaremos discurso.”46 Esta definición demuestra que para
Laclau y Mouffe el “discurso” no reside en el escenario de las prácticas
mentales o como desarrollo exclusivo de un elemento “oral”; para ellos el
discurso se ve en las acciones, en la práctica. Este discurso es formado a
partir de las prácticas articulatorias47.
En el contexto de este análisis, se entiende que la articulación y el discurso
se entrecruzan en tanto que una estructura discursiva es una práctica
articulatoria, que es capaz de organizar diferentes tipos de prácticas sociales:
“…una estructura discursiva no es una entidad meramente “cognoscitiva” o
“contemplativa”; es una práctica articulatoria que constituye y organiza las
relaciones sociales.”48
Para Laclau y Mouffe el discurso es parte fundamental de la estructuración
del concepto de hegemonía. Ellos entienden en el discurso una especie de
“totalidad” que está amparada en el hecho de que nada funciona al margen
del discurso. A pesar de ello, introducen una distinción que hace entrever
que el discurso tiene un carácter material y por lo tanto le quitan la posible
connotación “mental” acerca del mismo.
46 LACLAU, Ernesto; MOUFFE, Chantal. Hegemonía y estrategia socialista. ED. Fondo de
cultura económica. Buenos Aires, Argentina. 2004. Pág. 143 47
Laclau y Mouffe definen práctica articulatoria de la siguiente manera: “La práctica de la articulación consiste, por tanto, en la construcción de puntos nodales que fijan parcialmente el sentido; y el carácter parcial de esa fijación procede de la apertura de lo social, resultante a su vez del constante desbordamiento de todo discurso por la infinitud del campo de la discursividad” 48
Ibíd. Pág. 133
40
Pues bien, la hegemonía se da en el terreno de las prácticas articulatorias,
debido principalmente a que esta supone el carácter inconcluso de lo social:
“la hegemonía supone el carácter incompleto y abierto de lo social, que solo
puede constituirse en un campo dominado por prácticas articulatorias”49. Esto
quiere decir que para que se de la hegemonía se debe dar la articulación,
pero de prácticas articulatorias “antagónicas”, con lo cual se evidencia que
no puede darse una relación hegemónica en el terreno de lo homogéneo;
debe haber heterogeneidad social para dar por sentado el escenario de la
hegemonía. Al respecto Laclau y Mouffe dicen lo siguiente: “Para hablar de
hegemonía, no es suficiente el momento articulatorio; es preciso, además
que la articulación se verifique a través de un enfrentamiento con prácticas
articulatorias antagónicas. Es decir, que la hegemonía se constituye en un
campo surcado por antagonismos y supone, por tanto, fenómenos de
equivalencia y efectos de frontera.”50
Esta última afirmación de Laclau y Mouffe deja tendido el telón para la
siguiente aseveración: “Las dos condiciones de una articulación hegemónica
son, pues, la presencia de fuerzas antagónicas y la inestabilidad de las
fronteras que las separan. Sólo la presencia de una vasta región de
elementos flotantes y su posible articulación a campos opuestos –lo que
implica la constante redefinición de estos últimos- es lo que constituye el
terreno que nos permite definir a una práctica como hegemónica. Sin
equivalencia y sin fronteras no puede estrictamente hablarse de
hegemonía.”51
Dadas por sentadas estas últimas afirmaciones, procederé a dar el concepto
de hegemonía que aportan Laclau y Mouffe: “Hegemonía es, simplemente,
49 Ibíd. Pág. 178
50 LACLAU, Ernesto; MOUFFE, Chantal. Hegemonía y estrategia socialista. ED. Fondo de
cultura económica. Buenos Aires, Argentina. 2004. Pág. 179 51
Ibíd.
41
un tipo de relación política; una forma, si se quiere, de la política; pero no una
localización precisable en el campo de una topografía de lo social.”52
Considero que esta “relación política” de la que hablan Laclau y Mouffe hace
referencia a las prácticas articulatorias antagónicas, que cubren el aspecto
de la hegemonía. Para ellos hablar de hegemonía es hablar de discurso y un
sistema hegemónico es capaz de organizar diferentes tipos de prácticas
sociales, a través del discurso; del discurso visto desde los actos; ya que
para ellos las palabras son actos.
La diferencia fundamental entre la postura de Gramsci y la de Laclau y
Mouffe radica en que para Gramsci los únicos que pueden ejercer
hegemonía son los intelectuales orgánicos; mientras que para Laclau y
Mouffe cualquier grupo o clase pueden ser hegemónicos: “resulta claro que
nos apartamos de la concepción gramsciana en dos puntos clave: en cuanto
al plano de constitución de los sujetos hegemónicos –para Gramsci este es,
necesariamente, el plano de las clases fundamentales-; y en cuanto a la
unicidad del centro hegemónico –para Gramsci, excepto durante los
interregnos constituidos por las crisis orgánicas, toda formación social se
estructura en torno a un centro hegemónico”53. Esta última afirmación
evidencia otra diferencia entre Gramsci y Laclau y Mouffe y es que para
Gramsci la hegemonía es epicentro de las formaciones sociales, mientras
que para Laclau y Mouffe el momento hegemónico es el de las prácticas
articulatorias antagónicas.
52 Ibíd. Pág. 183
53 Ibíd. Pág. 181
42
3.2 LOS APARATOS IDEOLÓGICOS COMO FORMADORES DE
SUJETOS HEGEMÓNICOS
Siguiendo la línea Gramsciana, la escuela es la encargada de formar a los
intelectuales, con la misión de conformar un grupo de intelectuales orgánicos
capaces de ejercer hegemonía en la sociedad.
Ahora bien, la “escuela” o los centros de educación en general, desde el
punto de vista althusseriano, se enmarcan dentro del concepto de “aparato
ideológico escolar”, que comprende la totalidad de las escuelas públicas y
privadas.
Al interior de los centro de educación se genera una dinámica que reproduce
la esencia misma de la formación de sujetos hegemónicos, esto quiere decir
que dentro del aparato ideológico escolar se producen los sujetos con
capacidad de dirigir la sociedad civil y la sociedad política.
Esta dinámica se genera en la totalidad de los aparatos ideológicos, ya que
estos reproducen las relaciones que se dan al interior de la sociedad, a
través de sus diferentes prácticas. Esto quiere decir que no solamente al
interior del aparato ideológico escolar se producen sujetos hegemónicos.
Esta suerte de “producción” de sujetos hegemónicos se da al interior de
todos los aparatos ideológicos, formando sujetos provistos de hegemonía,
desde cada una de las prácticas que articulan dichos aparatos ideológicos.
Esto supone que desde estos aparatos se reproduzca la función de
hegemonía en la sociedad.
43
La formación de sujetos hegemónicos al interior de estos aparatos
ideológicos, es pues, la forma en que se garantiza la existencia de “lideres”
que obedezcan los designios de la “fuerza” que ostente el poder y que, por lo
tanto, garanticen el crear las condiciones que favorezcan la obediencia y el
control de la sociedad civil.
Según Althusser son las clases que ostenten el poder las que deben ejercer
la función de hegemonía al interior de los aparatos ideológicos del estado:
“Por lo que sabemos, ninguna clase puede tener en sus manos el poder del
estado en forma duradera sin ejercer al mismo tiempo su hegemonía sobre y
en los Aparatos Ideológicos del Estado”54. Esta afirmación Althusseriana
supone el hecho de que para mantener el poder, se debe ejercer la
hegemonía en los aparatos ideológicos del estado.
Esa hegemonía que ejercen las clases que ostentan el poder se hace a
través del sujeto, del sujeto hegemónico. Es por esta razón que al interior de
los aparatos ideológicos del estado se “forma” a los sujetos hegemónicos;
con la firme intención de garantizar, a través de estos, el mantenimiento del
poder estatal, en manos de una clase fundamental o de un grupo
hegemónico.
Entonces, los aparatos ideológicos como formadores de sujetos
hegemónicos, sirven a cualquier clase o grupo que ostente el poder del
estado, para garantizar la permanencia y duración del mismo.
Pues bien, el deportista no escapa a esta lógica ya que al ser el deporte un
aparato ideológico del estado, es formador de sujetos hegemónicos, en este
caso deportistas como sujetos hegemónicos o como forjadores de
hegemonía en la sociedad.
54 ALTHUSSER, Louis. “Ideología y aparatos ideológicos del estado” en IDEOLOGÍA, un
mapa de la cuestión; recopilador Slavoj Zizek. ED. Fondo de cultura económica. Buenos Aires, Argentina. 2008. Pág. 128.
44
3.3 EL SUJETO DEPORTISTA COMO FORJADOR DE HEGEMONÍA EN
LA SOCIEDAD CIVIL
Retomando a Gramsci, la hegemonía consiste en la capacidad de dirección
de la sociedad civil. Esta hegemonía la deben orquestar los intelectuales
orgánicos, quienes son los sujetos preparados para asumir el reto de
representar los intereses de las clases fundamentales.
Pues bien, el sujeto deportista está inmerso en dos tipos diferentes de
situaciones que comprenden su desarrollo como sujeto hegemónico.
Analicémoslas por separado:
Como si fuera la escenificación de la vida en sociedad, el sujeto deportista
vive inmerso en un mundo: el mundo del deporte. Este mundo, al igual que el
mundo que vive bajo las reglas del capital, tiene reglas muy particulares que
lo caracterizan.
El deporte, por lo tanto, está regido bajo la lógica de la “competitividad”55.
Aclaremos esto con un ejemplo de la lógica deportiva: Supongamos que dos
deportistas de un mismo país entrenaran en condiciones diferentes. El
deportista A entrena bajo altas condiciones de nutrición, con implementación
deportiva de excelente calidad, con un fuerte seguimiento y bajo un número
riguroso de sesiones de entrenamiento. El deportista B no tiene la
suplementación nutricional necesaria para la práctica deportiva, no tiene los
55 Entiendo competitividad como la capacidad que tiene un sujeto de salir victorioso frente a
una competencia, disputa o rivalidad.
45
mejores implementos deportivos y el seguimiento que se hace a sus
sesiones de entrenamiento no tiene la rigurosidad necesaria para la
competencia. En el momento en que se enfrentan en una competencia
aparentemente entre “iguales” no importa las condiciones que cada uno haya
tenido anteriormente, el vencedor es el vencedor. Al igual que en la lógica de
la competitividad del mercado, no importa que tantas condiciones anteriores
a la competencia entre la venta de dos productos haya, lo que importa en el
resultado final.
Lo anterior es importante resaltarlo en la medida en que el “vencedor” de las
justas deportivas se convierte en una suerte de “sujeto hegemónico”. Sujeto
hegemónico en la medida en que se convierte en “punta de lanza” de sus
compañeros deportistas. Cambia de ser un deportista común y corriente a
ser objeto de liderazgo de procesos, de procesos deportivos.
En la medida en que ratifica sus logros adquiere una suerte de “jefatura”
entre los deportistas, comienza así a ser un sujeto hegemónico, dentro del
grupo social del deporte.
El sujeto deportista adquiere una connotación diferente, en los escenarios en
los cuales se realizan las competencias deportivas, por el hecho de tener
“publico” asistente. El hecho de que un deportista venza en una justa
deportiva hace que el público convierta a dicho deportista en “ídolo”
deportivo. Esto hace que se conviertan en modelos a seguir, en sujetos
objeto de admiración, en sujetos líderes en la sociedad. Analicemos el caso
de una película bastante popular: Rocky IV. Esta película se desarrolla en el
marco de la guerra fría entre los Estados Unidos y la antigua Unión
46
Soviética56; y trata de un enfrentamiento deportivo entre un boxeador
norteamericano (Rocky) y un pugilista de nacionalidad rusa (Iván Drago).
Rocky es un americano promedio, que producto de su práctica deportiva se
ha convertido en una suerte de líder en la sociedad americana. Tiene
problemas familiares, económicos, sociales, etc. No está dedicado por entero
a la práctica deportiva, a pesar de que ostenta el título de campeón mundial
de los pesos pesados. Iván Drago, por su parte, es un deportista que
obedece toda la lógica estatal Rusa (según la película); y es entrenado bajo
altos estándares científicos, lo que lo ha convertido en una maquina
deportiva per se. La película lo muestra como una maquina en todo el
sentido de su significación: cumple a cabalidad con una función, no discierne
en ningún aspecto, no siente, no piensa, etc.57
A pesar de que la película es una apología al sistema político
estadounidense, muestra el papel del deportista enmarcado en un
enfrentamiento político. Este enfrentamiento en el contexto de la guerra fría,
56 “Se denomina Guerra Fría al enfrentamiento que tuvo lugar durante el siglo XX, desde
1945 (fin de la Segunda Guerra Mundial) hasta el fin de la URSS y la caída del comunismo que se dio entre 1989 (Caída del Muro de Berlín) y 1991 (golpe de estado en la URSS), entre los bloques occidental-capitalista, liderado por Estados Unidos, y oriental-comunista, liderado por la Unión Soviética. Este enfrentamiento tuvo lugar a los niveles político, ideológico, económico, tecnológico, militar e informativo. Ninguno de los dos bloques tomó nunca acciones directas contra el otro, razón por la que se denominó al conflicto "guerra fría". Estas dos potencias se limitaron a actuar como "ejes" influyentes de poder en el contexto internacional, y a la cooperación económica y militar con los países aliados o satélites de uno de los bloques contra los del otro. Si bien estos enfrentamientos no llegaron a desencadenar una guerra mundial, la entidad y la gravedad de los conflictos económicos, políticos e ideológicos comprometidos, marcaron significativamente gran parte de la historia de la segunda mitad del siglo XX. Las dos superpotencias deseaban implantar su modelo de gobierno en todo el planeta.” Consultado en: http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_Fr%C3%ADa, el día 27 de Diciembre a la 1 am. 57
La película es muy particular en el sentido en que muestra al Ruso como el “malo”. Por supuesto que la película está hecha en los Estados Unidos y pretende defender el sistema político estadounidense. No ahondaré en este asunto porque no es objeto del presente trabajo.
47
era una especie de “guerra”, pero dentro del micromundo del ring de boxeo.
Los Rusos querían vencer al norteamericano, demostrando con esto la
supremacía rusa y por lo tanto su liderazgo como potencia mundial. Los
Estados Unidos, (a pesar de que el director de la película se esfuerza por
evidenciar que el deportista Balboa se “dirige solo”), por su parte, también
desean vencer en la justa, probablemente por las mismas razones rusas. El
papel del deportista, entonces, era el de un guerrero de su “patria”, peleando
cada uno por la supremacía de la ideología de su país.
En este contexto, el deportista es sujeto de hegemonía sobre toda la
sociedad, en la medida en que sus victorias o derrotas (deportivas) no son
solo personales, son de toda la sociedad.
Desde esta lógica, el sujeto deportista es sujeto de dirección de la sociedad,
dirección, que como veremos no direcciona él como sujeto autónomo, sino
que está direccionada por la ideología preponderante en la sociedad a la que
pertenece.
3.4 DEPORTE Y HEGEMONÍA SOCIAL EN EL SIGLO XXI
El deporte en el siglo XXI tiene unas particularidades muy propias del modo
de producción capitalista. Para comenzar retomemos una definición de
deporte muy útil aportada por Jean Marie Brohm: “El deporte es pues, en
definitiva, el sistema cultural que registra el progreso corporal humano
objetivo, es el positivismo institucionalizado del cuerpo, el museo de las
48
actuaciones, el archivo de los éxitos a través de la historia. Es la institución
que la humanidad ha descubierto para tomar nota de su progresión física
continua; el conservatorio del record donde quedan registradas sus
hazañas.”58 Parafraseando a Brohm, este concepto se aleja bastante de las
nociones clásicas de deporte donde lo vislumbraba como una suerte de
“espiritualidad” del cuerpo, o donde veía en él un aparato “neutro” de las
relaciones políticas subyacentes al estado. Este concepto, ejemplariza
claramente como, desde el punto de vista positivista, la sociedad ha asumido
al deporte, exigiéndole los resultados capitalistas deseados para un modo de
producción específico.
En su análisis, Brohm resalta ciertas características del deporte moderno que
vale la pena revisar: El principio de rendimiento, el sistema de jerarquización,
el principio de la organización burocrática y el principio de la publicidad y de
trasparencia.
Prosigamos con el orden propuesto:
Principio de rendimiento: "El deporte es esencial y primordialmente la
búsqueda del rendimiento corporal. El concepto mismo de deporte de
competición es una tautología en la medida en que la "perspectiva
competitiva es inherente al deporte"59. A través de este principio, Brohm
pretende mostrar como el rendimiento es el fin último del deporte. Esto lo
ejemplariza de esta forma, para demostrar como el rendimiento también es el
fin último de la sociedad industrial capitalista, que por lo tanto se escenifica a
través del deporte: “El deporte es el modelo típico, ideal, de la sociedad
58 BROHM, Jean Marie. Sociología política del deporte. ED. Fondo de cultura económica.
México D.F. 1982. Pág. 43 59
Ibíd. Págs. 43-44
49
industrial, cuyo eje es el rendimiento productivo y competitivo”60.
Sistema de jerarquización: El deporte, sería por tanto, un sistema
absolutamente jerarquizado, que copiaría los modelos jerárquicos de la
sociedad capitalista: “La idea deportiva descansa esencialmente sobre la
idea de una consagrada jerarquía física. Cualquier institución deportiva está
fuertemente jerarquizada a todos los niveles”61.Entendiendo entonces que el
deporte es un sistema jerárquico, Brohm procede a distinguir en él dos tipos
de jerarquías:
1. "El primer tipo de jerarquía lo constituye la jerarquía de las disciplinas.
Todos los deportes no son igualmente apreciados. Existen las disciplinas
reinas: atletismo y natación, y los deportes secundarios." (...)"Esta
jerarquización reproduce, claro está, y con exactitud, la jerarquía profesional
en la que los oficios son evaluados unos a otros. Así, el obrero en cadena
ocupa una posición real y simbólica netamente menos envidiable que la de
un profesor universitario"(...) "el bloque deportivo se presenta, pues, como un
inmenso aparato jerarquizado, en el que, según el ideal tecnocrático, toda
cosa y todo individuo están en su justo lugar. Es evidente que un bloque
semejante se corresponde perfectamente con una sociedad burocrática y
jerarquizada, muy estratificada en clases, capas y castas"62. Interpretando a
Brohm, a nivel interno el deporte esta hecho de jerarquías, inclusive entre los
mismos deportes, que representa, de cierto modo, los modos en que se
representan las jerarquizaciones del trabajo al interior de la sociedad
capitalista.
60 Ibíd. Pág. 44
61 BROHM, Jean Marie. Sociología política del deporte. ED. Fondo de cultura económica.
México D.F. 1982. Pág. 45 62
Ibíd. Págs. 45-46
50
2. El segundo tipo de jerarquía, muestra como a través del deporte se le crea
una cierta “esperanza” de ascenso social a los practicantes del mismo,
principalmente a los deportistas de las clases populares: “En lo que
concierne al deporte se puede ya subrayar una función social esencial
generalmente ocultada: la del desdoblamiento ideológico de la jerarquía
social de clases mediante un sistema de jerarquía paralela, que permite a
sus protagonistas una esperanza de promoción social (por ejemplo, el fútbol
profesional, el ciclismo o el boxeo para las clases populares). Este sistema
de espejismos ha resultado en todo caso muy eficaz en los países
subdesarrollados en los que ofrece a ciertos jóvenes dotados una esperanza
de éxito social” 63. Esto muestra un comportamiento análogo al
comportamiento de la sociedad capitalista, donde se trata de vender la idea
de que a través del trabajo se “escalan” cierto tipo de peldaños sociales.
Principio de la organización burocrática: Brohm entiende que a medida en
que el deporte se ha institucionalizado, también se ha burocratizado: “La
actividad deportiva, al institucionalizarse progresivamente, se convierte cada
vez más en un elemento de organización dentro de otras organizaciones. El
deporte es ya un ejemplo típico de organización; es la expresión
característica de una organización que encuentra en si misma su propio fin
en una secuencia infinita.”64 Parafraseado a Brohm, esta “burocratización”,
se ve en evidenciada en gran medida con la premisa weberiana de “un
estado puro”: “El sistema deportivo representa, usando la terminología
63 Ibíd. Pág. 46
64 BROHM, Jean Marie. Sociología política del deporte. ED. Fondo de cultura económica.
México D.F. 1982. Pág. 50
51
weberiana, “un sistema burocrático en estado puro””65. Esto significa que el
deporte y su burocratización son comparativamente similares a la
burocratización del estado y sus aparatos estatales.
Usando esta distinción, en otras palabras entendiendo que el deporte es una
amplia organización burocrática, Brohm propone cuatro diferentes instancias
de este sistema burocrático:
“La primera concierne a la infraestructura organizativa necesaria para la
propia constitución del sistema institucional propiamente dicho: federaciones,
clubs, secciones regionales, etc.”66. Esto presupondría en el deporte un
sistema burocrático al encontrar en él todo un compendio de organismos
deportivos que dependen unos de otros y que forman entre sí una amplia
estructura burocrática.
“La segunda instancia de este sistema organizativo se refiere a todo lo que
toca a la infraestructura técnica de la gestión y a la animación del proceso
deportivo propiamente dicho, es decir, al desarrollo de la competición
misma”67. Con esto Brohm quiere decir que el deporte depende en gran
medida de todo un despliegue “material” que incluye materias primas
altamente especializadas y material “humano”. Con esto se evidencia, desde
la postura de Brohm, como el deporte depende de las fuerzas de producción.
“Infraestructura institucional jurídica. Este aparato abarca todo el complejo
sistema del censo de deportistas (listas y tarjetas de las federaciones con sus
reglamentos), principios de clasificación de los atletas (promoción, registro de
65 Ibíd.
66 Ibíd. Pág. 50
67 Ibíd. Pág. 51
52
campeones y de records, tablas estadísticas de records, etc.) y, sobre todo,
la red simbólica de la jerarquía consagrada por los medios masivos de
comunicación (la famosa “vox populi”, que juega un gran papel en la
clasificación y evaluación popular de los deportistas).”68Parafraseando a
Brohm, esta infraestructura institucional jurídica da cuenta, de un “sistema de
relaciones” en el plano de lo simbólico, que solamente se articulan con el
hecho de la competencia deportiva.
“Este aparato burocrático tiende cada vez más a hacerse autónomo y a
desarrollarse como una excrecencia monstruosa”69. Con esto Brohm
pretende evidenciar como el deporte per se crecería como un órgano
autónomo, sostenido en gran medida por las relaciones económicas que a él
subyacen
Principio de publicidad y transparencia: “Este principio es una de las
características más típicas del deporte moderno. El deporte es ante todo un
sistema de publicidad de determinadas hazañas que busca educar a las
masas en torno a las actuaciones triunfadoras de la humanidad. Tal es la
función pedagógica esencial del deporte. Este es inconcebible sin todo el
aparato decorativo, la puesta en escena y la presentación pública de records
y actuaciones. Contrariamente, por ejemplo, a la ciencia o incluso al arte, que
pueden desarrollarse en un círculo restringido de iniciados, el deporte exige
una masa de espectadores. La actividad deportiva no tiene ningún sentido si
es ignorada del gran público.”70 En este principio, Brohm evidencia el fin
68 BROHM, Jean Marie. Sociología política del deporte. ED. Fondo de cultura económica.
México D.F. 1982. Pág. 51 69
Ibíd. Pág. 52 70
Ibíd. Pág. 56
53
último sobre el que descansa el deporte: el espectáculo. Cuando hace
referencia a que el deporte es inconcebible sin público, muestra con
convicción que el deporte moriría sin la presencia de agentes externos a él.
El deporte es entonces un espectáculo, un show si se quiere, que como
veremos cumplirá diversos propósitos a beneficio de las estructuras estatales
y del control de la sociedad.
Habiendo conceptualizado y caracterizado el deporte, volvamos con lo que
nos concierne. El siglo XXI ha estado atravesado por el encumbramiento de
la tecnología, lo que ha facilitado las comunicaciones y por lo tanto ha
diversificado las formas de relación humanas71. En el marco de estos
cambios tan relevantes, el deporte como aparato ideológico del estado, ha
sido objeto de hegemonía social. Hegemonía social72, ya que debido a que la
tecnología ha facilitado las comunicaciones; y el deporte utiliza los medios de
comunicación para garantizar su “espectáculo” para las masas, entonces el
deporte ha sido objeto de hegemonía social.
Utilizando la facilidad que tiene el deporte para recurrir a los medios de
comunicación, el estado ha usado al deporte como “medio” de hegemonía
sobre toda la sociedad. Esta hegemonía social no sería de manera directa,
es decir el deporte no sería el “director” de la sociedad por sí mismo, pero si
sería utilizado para garantizar los escenarios de gobernabilidad que la
hegemonía social requiere. ¿Cómo? A través de la mistificación de las
71 A propósito de esto, Manuel Castells dice lo siguiente: “Es un periodo histórico
caracterizado por una revolución tecnológica centrada en las digitales de información y comunicación, concomitante, pero no causante, con la emergencia de una estructura social en red, en todos los ámbitos de la actividad humana, y con la interdependencia global de dicha actividad. Es un proceso de transformación multidimensional que es a la vez incluyente y excluyente en función de los valores e intereses dominantes en cada proceso, en cada país y en cada organización social.” http://www.wikilearning.com/capitulo.php?id_contenido=3431&order=1. Consultado el día 27 de Diciembre a las 6:15 pm. 72
Al respecto de esto recordemos que para Gramsci la hegemonía social vendría a ser la dirección sobre el conjunto de la sociedad, es decir el resultado de articular los diferentes aspectos de la hegemonía y remitirla a un sujeto concreto, que serían las masas.
54
relaciones estatales que subyacen al estado ( Un ejemplo de esto podría
verse en el caso colombiano, en los hechos ocurridos en la toma del palacio
de justicia por parte de la extinta guerrilla del M19, el 6 de noviembre de
1985, donde se trasmitió un partido de fútbol mientras ocurrían los hechos de
la toma del palacio); a través de la ideologización que el deporte trasmite de
las “normas” y escenificaciones de lo que “debe” seguirse en la vida en
sociedad; a través de la “obediencia” de los deportistas al sistema y por
medio de los deportistas como sujetos “influyentes” en las masas, debido a
que constituyen una suerte de “héroes” para muchos, por sus logros
deportivos.
Todo este entramado de aspectos que harían del deporte un medio para la
hegemonía social, se evidencia más desde el deporte como ideología y
praxis corporal.
55
4. DEPORTE COMO IDEOLOGÍA Y PRAXIS CORPORAL
4.1 DE LA REPRESENTACIÓN IMAGINARIA A LA PRÁCTICA
CORPORAL
Recordemos que para Slavoj Zizek la representación imaginaria es
concebida en la ideología como soporte de la realidad y como representación
ideológica que condiciona la ejecución de los actos del sujeto.
Si esto es así, cada una de las prácticas corporales que en la realidad se
ejecuten obedecen ciertamente a una ideología que previamente se ha
estructurado e interiorizado en el inconsciente del sujeto: “una ideología se
“apodera de nosotros” realmente sólo cuando no sentimos ninguna oposición
entre ella y la realidad; a saber, cuando la ideología consigue determinar el
modo de nuestra experiencia cotidiana de la realidad”73.
A renglón seguido, se puede aseverar que la ideología condiciona la
realización de cualquier práctica corporal. Comencemos, para dar
comprensión a este tema, conceptualizando la “práctica corporal”. Entiendo
73 ZIZEK, Slavoj. IDEOLOGÍA- ¿Cómo inventó Marx el síntoma? ED. Fondo de Cultura
Económica. Buenos Aires, Argentina. 2008. Pág. 366
56
como práctica corporal toda acción que un sujeto realice a través del cuerpo,
intencionada, que previamente ha tenido una interiorización a nivel mental,
de manera consciente o inconsciente.74
Una práctica corporal, es pues, toda práctica que se realiza en la vida
cotidiana del hombre (de manera intencionada) en la que interviene su
corporalidad, es decir su cuerpo como organismo vivo que interactúa con sus
condiciones interpersonales y reales de existencia. Entonces, cualquier
actividad intencional puede obedecer a la lógica de una práctica corporal: el
trabajo, el estudio, las relaciones interpersonales, en general, toda acción
intencional que el sujeto ejecute a través del cuerpo puede ser asumida bajo
el entendimiento de una práctica corporal.
Volviendo al texto escrito por Zizek, si la ideología es soporte de la realidad,
toda práctica corporal es estructurada bajo la lógica de una ideología. Esto
quiere decir que si cualquier sujeto ejecuta una práctica corporal, dicha
práctica corporal obedece a una lógica ideológica previamente impuesta por
la constitución inconsciente del sujeto.
Asumiendo lo anterior se puede inferir en la práctica concreta, que el deporte
obedece a la lógica de una práctica corporal ideologizada de antemano. Ello
nos conduce a decir que cada una de las prácticas deportivas realizadas por
el sujeto, ejecutadas de manera consciente o inconsciente, obedecen a un
cierto tipo de ideología que lo constituye como tal.75
74 Hay una amplia diversidad de conceptos acerca de práctica corporal. Existen conceptos
elaborados desde el paradigma positivista hasta conceptos emancipadores de las prácticas. Ya que el presente documento no trata de ese tema, aportaré una definición personal de la práctica corporal, sin tomar posición definitiva en el debate existente, pero sin desconocerlo. 75
ALTHUSSER, Louis. Ideología y aparatos ideológicos del estado. ED Pepe. Medellín, Colombia. 1970.
57
4.2 EL DEPORTE COMO PRÁCTICA DE LA REPRESENTACIÓN
IDEOLÓGICA
Siguiendo la línea de lo anteriormente conceptuado, el deporte es, entonces,
una práctica corporal que representa fielmente la ideología del sujeto o
sujetos en la cual se proyecta.
Recordemos que para Zizek la ideología es una construcción de nuestra
imaginación que forja y edifica nuestra realidad; y que como tal construye las
relaciones sociales entre los sujetos, ocultando las divisiones sociales.
Las relaciones sociales que se da al interior del deporte son bastante claras:
obedecen a las reglas propias de los modelos estatales, que son puestas en
consideración al interior de los reglamentos deportivos como una suerte de
“mini mundo” del estado, con el objeto de ideologizar, a través del juego, la
“vida en sociedad”.
Ejemplaricemos esto: En un partido de fútbol se enfrentan dos equipos de 11
jugadores cada uno, por lo pronto, omitamos el número de jugadores
suplentes y el cuerpo técnico de cada equipo. Dentro del partido de fútbol
existen ciertas reglas. Por ejemplo, ningún jugador puede coger el balón con
las manos a excepción del arquero, el partido tiene dos tiempos de 45
minutos cada uno, no se pueden cometer “faltas” a otros jugadores o se
corre el riesgo de expulsión o penalización, que no pueden ser
quebrantadas, o el jugador y/o el equipo se verán sometidos a una
penalización.
El juego tiene un objetivo, que se puede resumir en anotar gol(es) al equipo
contrario; pues el equipo que tenga mayor número de goles a su favor,
58
ganará la contienda. Ahora bien, pongamos lo anterior en términos de la
normatividad político-jurídica de la vida en sociedad: El Estado somete a sus
“ciudadanos” a vivir bajo ciertas reglas, esas reglas pueden variar de un
estado a otro, pero siempre, en toda estructura estatal se vive bajo ciertas
reglas obligatorias, al igual que en un partido de fútbol, a través de la
sanción.
Si algún sujeto individual o colectivo no se somete a la reglamentación
específica del Estado, es sometido a una penalización, bien sea por la vía
social o por la vía de la coerción; en un partido de fútbol también, solo que en
el estado la penalización puede ir desde el pago de una multa hasta la
misma muerte, en cambio en el partido de fútbol la penalización viene desde
una amonestación verbal hasta la expulsión misma del juego.
En la sociedad industrial, gana el sujeto que sea más competitivo que los
demás, en otras palabras hay una competencia constante que nos permite
“medirnos” de acuerdo a nuestra posición dentro de la sociedad; en el caso
del fútbol también, la medición se da por la vía de los goles.
Ahora bien, esto no sucede únicamente en el deporte del fútbol. También en
la natación, en el tenis, en el atletismo, en el baloncesto, en fin
probablemente en todos los deportes subyace esta misma lógica de un
juego socialmente reglado. Si usted es un atleta y se sale del carril en la
competencia de los 100 metros planos es expulsado de la competencia; si
usted vive en un Estado donde, por ejemplo, el voto es obligatorio y aún así
no acude a las urnas a votar es penalizado por el estado.
Ya que lo anterior denota que el deporte es una “abstracción” concreta de
las reglas que se viven e imponen en una sociedad dada, surge un punto
interesante de analizar: ¿el deporte obedece a alguna posición política; es
59
decir, el deporte obedece políticamente a las posiciones de derecha o de
izquierda?, 76o, por el contrario, ¿es una práctica absolutamente neutra?
Ante esta consideración vale la pena analizar dos casos diferentes: Los
Estados Unidos y la Unión Soviética, en el marco de la guerra fría. Los
Estados Unidos, representaban en este contexto el capitalismo o la “derecha”
y la antigua Unión Soviética representaba el comunismo o la “izquierda”.
El sistema deportivo estadounidense está conformado por instituciones: “El
sistema estadounidense se basa más en corporaciones y en los programas
atléticos de los colegios y las universidades, aunque para cuando los atletas
lleguen al nivel olímpico, el sistema se hace más centralizado porque está en
el ámbito del Comité Olímpico Estadounidense.”77
Como se denota según lo dicho, el sistema deportivo de los Estados Unidos
está conformado por una pirámide deportiva. En este caso, el deporte
escolar es el “formador” de los futuros atletas, mientras que las universidades
son las que ya “forjado” el deportista, lo maduran hasta llegar a la maestría
deportiva, donde es asumido por el “Comité Olímpico Estadounidense”.
Por su parte, el sistema deportivo de la Antigua Unión Soviética, aunque era
absolutamente manejado por el Estado, también estaba conformado por
instituciones internas muy a lo descrito en el capítulo 3. Existían entonces las
76Para definir brevemente los términos derecha e izquierda, acudiré a una cita textual
aportada por la maestra Martha Lucía Márquez Restrepo en su artículo El liderazgo populista de Chávez, su discurso y las relaciones colombo-venezolanas: “Norberto Bobbio señala que, en términos económicos, la izquierda defiende la intervención del Estado sobre el mercado, en tanto que la derecha defiende la libertad en el mercado en detrimento de la regulación estatal (Bobbio, 1996).” (…) “En términos políticos, la izquierda se identifica con el cambio y las libertades políticas, en tanto que la derecha lo hace con el orden y la conservación, para lo cual se requiere de una autoridad fuerte.” Ver “El liderazgo populista de Chávez, su discurso y las relaciones colombo-venezolanas” en: “Vecindario agitado. Colombia y Venezuela entre la hermandad y la conflictividad”. ED. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, Colombia. 2008. Págs. 194-195 77
http://revcom.us/a/141/2sports-es.html. Consultado el día 31 de Diciembre de 2009 a la 1:30 am
60
federaciones y todos aquellos organismos deportivos que de ellas
desprendían, con el objeto de formar campeones.
Como se hace notar, a pesar de las profundas diferencias en términos de los
político y lo económico que tenían ambas potencias, el manejo del deporte
era muy parecido: ambas potencias tenían “organismos deportivos” que
respondían a un fin último: el rendimiento deportivo.
Si bien estas potencias manejaban el deporte (desde los sistemas de
entrenamiento y la planificación de las cargas en el sistema de rendimiento
deportivo) de formas distintas, ambas utilizaron el deporte como escenario
de confrontación política: “Tras la II Guerra Mundial, la rivalidad entre el
bloque comunista y el americano se trasladó al ámbito deportivo. Las
competiciones internacionales se convirtieron en una extensión de la Guerra
Fría en un impulso por demostrar la superioridad sobre sus oponentes. Un
caso paradigmático es el de la Unión Soviética, cuando sus atletas fueron
invitados a los Juegos Olímpicos de Londres pero cuyos dirigentes
rechazaron la oferta al considerar que no estaban preparados para hacer
frente a sus adversarios políticos. No obstante, los entrenadores y
preparadores soviéticos sí acudieron a la cita de 1948 para aprender
métodos y programas. No tardaron en adaptarlos en su propio provecho con
excelentes resultados. De hecho, en la siguiente cita, en Helsinki, la
delegación del país comunista sumó 72 medallas, por sólo 76 de EEUU en lo
que marcaría el punto de partida de una rivalidad paralela que únicamente se
vería interrumpida en el boicot a los Juegos de Los Ángeles. De manera
paradójica, la profesionalización del deporte en occidente supuso una
progresiva ventaja para los deportistas comunistas en estas competiciones,
pues los Juegos Olímpicos exigían que sus participantes fueran amateurs.”78
78 http://especiales.diariosur.es/caida-bloque-este/comunismo/deporte-comunismo.html.
Consultado el día 31 de Diciembre de 2009 a la 1:45 am
61
Este escenario de confrontación política, fue asumido de igual manera tanto
por los Estados Unidos como por la Antigua Unión Soviética, quienes de
manera alterna quisieron sabotear los juegos olímpicos que cada una de
estas potencias organizó en su momento: “Como el mundo ahora estaba
partido en dos facciones, capitalistas y comunistas, el deporte se convirtió en
otro modo de ganar la batalla, y la forma de combatir fueron los dos boicots
que hubo” (…) “Tras la invasión soviética de Afganistán en 1979, el
presidente Carter propuso el boicot a los Juegos que se iban a celebrar al
año siguiente en Moscú. Muchos países no querían, así que hubo un
forcejeo entre gobiernos y federaciones deportivas. Finalmente, países como
Gran Bretaña o Australia, estrechos aliados de Washington en la escena
internacional, optaron por una solución pintoresca, dar libertad a sus atletas
para que decidieran por sí mismos su asistencia a Moscú. Este no fue el
caso de EE.UU., donde el presidente amenazó con anular el pasaporte de
cualquier atleta que quisiera asistir a los Juegos. Finalmente, 65 países no
acudieron, de los que probablemente en torno a 50 no fueron a Moscú
siguiendo el boicot decretado por Carter. Ochenta naciones participaron en
los juegos, el número más bajo desde 1956.”(…) “Tras el boicot
norteamericano a los Juegos de Moscú, a nadie le extrañó que Moscú pidiera
que no se acudiese a los Juegos de Los Ángeles en 1984. Sólo 14 países
siguieron el boicot, la URSS y sus más estrechos aliados, sin embargo, estas
naciones que no acudieron a los Juegos habían conseguido el 58% de las
medallas en los Juegos de 1976.”79
Como se puede inferir por la información aportada anteriormente, y para
responder a la pregunta planteada acerca de si el deporte obedece a un
sistema político de izquierda o de derecha, la respuesta es NO.
79 http://www.slideshare.net/maito/el-deporte-durante-la-guerra-fria-434464. Consultado el 31
de diciembre de 2009 a las 2 am
62
El deporte es más una suerte de “legitimador de las estructuras estatales”. Es
una forma a través de la cual se adiestra a los sujetos y a las masas, es una
representación ideológica del “orden” estatal. Es un mecanismo de
mistificación de las relaciones que subyacen al estado, que por lo tanto
funciona al interior de las estructuras estatales como “Aparatos Ideológicos
del Estado”.
Por lo tanto, cada actuación deportiva, cada movimiento ejecutado y cada
acción que los deportistas hagan, entendidas estas como prácticas
corporales, obedecen a una práctica ideológica, a una construcción de la
imaginación que forma nuestra realidad (en términos de Zizek). Esto quiere
decir que la realidad deportiva, es la realidad social misma del estado. Es
una representación ideológica de los intereses estatales.
Esta representación ideológica, se da a través del sujeto deportista, que
además de ser forjador de hegemonía, también es formador de ideología y
es en sí mismo un sujeto ideológico.
4.3 EL DEPORTISTA COMO SUJETO IDEOLÓGICO Y EL DISCURSO
BIO-POLÍTICO
Como hemos visto, el deporte es, desde el punto de vista de la ideología,
una representación imaginaria que se lleva a la realidad a través de prácticas
corporales. Las prácticas deportivas son prácticas corporales que, por sí
mismas, son representaciones ideológicas de los intereses del estado.
Ahora bien, el deporte en si mismo tiene un significante vacio si no se tiene
en cuenta al sujeto, que en primera instancia es el que conforma dicho
63
fenómeno, pues es el que realiza prácticas corporales, que finalmente son
denominadas como “deporte”.
Este sujeto deportista, que como ya vimos ha sido objeto de ideologización
por parte de los aparatos ideológicos del estado, es en sí mismo un sujeto
ideológico: un sujeto provisto de la ideología que el estado ha implantado en
él y formado por y para dicha ideología.
El estado ha ideologizado al sujeto deportista por tres razones: como medio
de mistificación de las relaciones que al interior del estado subyacen, para
forjar un sujeto formador de hegemonía social y como medio de regulación
de algunos aspectos que acontecen a la población masas. Para esto último
vale la pena analizar como el discurso bio-político introdujo esa suerte de
“regulación” sobre algunos aspectos que acontecían aleatoriamente a las
masas.
Según Foucault, el surgimiento de la bio-política se da después de que la
soberanía deja de ser el epicentro de lo político. En la soberanía, el
biopoder80 era el poder que el soberano ostentaba sobre la vida y la muerte:
“En todo caso, la vida y la muerte de los súbditos solo se convierten en
derechos por efecto de la voluntad soberana. (…) El derecho de vida y de
muerte sólo se ejerce de una manera desequilibrada, siempre del lado de la
muerte. El efecto del poder soberano sobre la vida solo se ejerce a partir del
momento en que el soberano puede matar”81.
80 Foucault define biopoder de la siguiente manera: “Una serie de fenómenos que me parece
importante, a saber: el conjunto de mecanismos por medio de los cuales aquellos que, en la especie humana, constituye sus rasgos biológicos fundamentales podrá ser parte de una política, una estrategia política, una estrategia general de poder; en otras palabras, como, a partir del siglo XVIII, la sociedad, las sociedades occidentales modernas, tomaron en cuenta el hecho biológico fundamental de que el hombre constituye una especie humana.” FOUCAUL, Michel. Seguridad, territorio, población. ED. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, Argentina. 2006. Pág. 15 81
FOUCAULT, Michel. Defender la Sociedad. ED. Fondo de Cultura Económica. México. 2002. Pág. 218
64
En la medida en que la soberanía pierde vigencia, y comienza así a imperar
la idea de “población” como elemento político (no del individuo y del sujeto
sino del cuerpo múltiple: “población”), el discurso de la soberanía empieza a
decaer y comienza así a entenderse la bio-política como el epicentro de
solución de las problemáticas que acaecen a la población: “La bio-política
tiene que ver con la población, y esta como problema político, como
problema a la vez científico y político, como problema biológico y problema
de poder, creo que aparece en ese momento”82.
El interés de la biopolítica, según lo señala Foucault, era el de controlar
ciertos aspectos de la sociedad, desde la vida misma de los sujetos: “¿Cuál
es el interés central de esa nueva tecnología de poder, esa biopolítica, ese
biopoder que está estableciéndose? Hace un momento lo señalaba en dos
palabras: se trata de un conjunto de procesos como la proporción de los
nacimientos y las defunciones, la tasa de reproducción, la fecundidad de
una población, etc.
Estos procesos de natalidad, mortalidad y longevidad constituyeron… los
primeros objetos de saber y los primeros blancos de control de esa
biopolítica. (…) En síntesis, si lo prefieren, el señalamiento de los fenómenos
de control de los nacimientos tal como se practicaban en el siglo XVIII.”83
Esos aspectos de control, según lo evidencia la anterior cita bibliográfica,
fueron en su comienzo sobre la vida de los sujetos, a saber sobre la vida de
la población. De esta manera se controlaba los aspectos internos de la
población y se tenía poder sobre la vida de las personas.
Más adelante, en el siglo XVIII, la biopolítica tuvo otros campos de
intervención (además de los procesos de reproducción, fecundidad, natalidad
82 Ibíd. Pág. 222
83 FOUCAULT, Michel. Defender la Sociedad. ED. Fondo de Cultura Económica. México.
2002. Pág. 220
65
y mortalidad): La medicalización de la población, que consistió en darle a la
medicina la función de la higiene pública: “Esos son los fenómenos que a
fines del siglo XVIII se empiezan a tener en cuenta y que conducen a la
introducción de una medicina que ahora va a tener la función crucial de la
higiene pública, (…) y que adopta también el aspecto de una campaña de
aprendizaje de la higiene y medicalización de la población”84.
Intervino también en el problema de la vejez y todo el asistencialismo que
ella requería: “La biopolítica va a ser todo un conjunto de fenómenos, de los
cuales algunos son universales y otros accidentales pero que, por una parte,
nunca pueden comprimirse por entero, (…). Se tratara del problema de la
vejez, (…) del individuo que, por consiguiente, queda fuera del campo de
capacidad, de actividad. (…). En relación con estos fenómenos, la biopolítica
va a introducir no solo instituciones asistenciales (que existían desde mucho
tiempo atrás) sino mecanismos mucho más sutiles, (…). Vamos a ver
mecanismos más sutiles, más racionales, de seguros, de ahorro individual y
colectivo, de seguridad, etc.”85.
Y por último, la biopolítica hará una intervención en todas aquellas relaciones
entre los seres humanos con su medio ambiente de existencia:
“Consideración de las relaciones entre la especie humana, los seres
humanos como especie, como seres vivientes, y su medio, su medio de
existencia, ya se trate de los efectos en bruto del medio geográfico, climático
e hidrográfico; los problemas, por ejemplo, de los pantanos, las epidemias
ligadas a la presencia de terrenos pantanosos durante toda la primera mitad
del siglo XIX”86.
84 Ibíd. Pág. 221
85 Ibíd.
86 Ibíd. Págs. 221-222
66
La biopolítica, entonces, introduciría una suerte de regularización de los
procesos biológicos de los seres humanos: “… esta biopolítica, va a
introducir mecanismos que tienen una serie de funciones muy diferentes de
las correspondientes a los mecanismos disciplinarios. (…) en síntesis, de
instalar mecanismos de seguridad alrededor de ese carácter aleatorio que es
inherente a una población de seres vivos; (…) en síntesis, de tomar en
cuenta la vida, los procesos biológicos del hombre/especie y asegurar en
ellos no una disciplina sino una regularización”87. Esta regularización sería
introducida, entonces, con el objeto de “Hacer vivir”, diferente al objeto del
biopoder dentro del espectro de la soberanía que era “hacer morir”.
Parafraseando a Foucault, la importancia de la biopolítica radicaría en: 1. Su
aparición iba más allá de los elementos disciplinarios, que la soberanía había
introducido para disciplinar a los sujetos. 2. La biopolítica toma en cuenta
fenómenos de masas, en otras palabras, fenómenos de carácter colectivo;
que no son fáciles de predecir y que por lo tanto son fáciles de manejar para
el individuo, pero no para las masas; y, 3. La biopolítica cumplirá una función
diferente a la del disciplinamiento (aunque no contraria a esta), cumplirá la
función de regularización sobre los procesos biológicos de la especie
humana.
Siguiendo con la línea anterior, destacada la importancia de la biopolítica,
Foucault entiende que esta, es esencialmente, un medio de “control”. Esto
entendiendo que la biopolítica deviene directamente del biopoder; en otras
palabras, si en el estado soberano el poder era el poder de hacer morir, en el
estado biopolítico el poder reside en la capacidad de hacer vivir. Este poder
sobre las acciones de la “vida” es lo que explica el control del que habla
87 FOUCAULT, Michel. Defender la Sociedad. ED. Fondo de Cultura Económica. México.
2002. Págs. 222-223
67
Foucault; ya que es visto como un control sobre los organismos en conjunto
de las masas, para garantizar la vida.
Un análisis posterior de la biopolítica en Foucault reza lo siguiente: “Con toda
razón, Foucault se refiere en numerosos textos y cursos al biopoder como a
la medicalización de la sociedad, del cuerpo humano y de todas las esferas,
campos y dimensiones humanas. Desde este punto de vista, la misma debe
ser entendida como un encerramiento de la anormalidad y la diferencia, y
como un trabajo sistemático de control (panóptico) sobre lo que sea
abiertamente anormal o lo que parezca como tal”88.
Como se verá en el análisis hecho por el profesor Carlos Maldonado acerca
del biopoder en Foucault, éste se asume desde un punto de vista negativo,
tendiente al control de la sociedad. Hay que recalcar, que el biopoder en
Foucault deviene en biopolítica, es la acepción que se toma de la vida luego
de que el poder deja de tener como arma la soberanía: “Todo sucedió como
si el poder, que tenía la soberanía como modalidad y esquema organizativo,
se hubiera demostrado inoperante para regir el cuerpo económico y político
de una sociedad en vías de explosión demográfica e industrialización a la
vez”89.
A pesar de que entiendo que el Profesor Maldonado tiene una concepción
absolutamente positiva de biopolítica (como política de la vida, en otras
palabras como política hecha para favorecer la existencia y conservación de
todo lo que engloba la palabra vida), para efectos de este trabajo, la
biopolítica será asumida de la forma foucaultiana: como mecanismo de
control sobre los procesos biológicos de la sociedad.
88 MALDONADO, Carlos Eduardo. La biopolítica de la guerra. ED. Siglo del Hombre
Editores, Universidad Libre. Bogotá. 2003. Pág. 207 89
FOUCAULT, Michel. Defender la Sociedad. ED. Fondo de Cultura Económica. México. 2002. Págs. 222-223
68
Volviendo al deporte, este sirvió como mecanismo de regulación y por lo
tanto de “control” en la sociedad moderna: No fue solamente la acepción
olímpica de los pueblos en torno a su glorioso objeto de romper fronteras y
estrechar lazos entre las naciones; fue también un medio de control sobre los
aspectos biológicos de los cuerpos de las masas.
De ahí proviene también la intención de ideologizar al sujeto deportista, pues
a través de introducir un concepto positivo sobre la práctica deportiva, se
persuadía a las masas para que hicieran deporte y con esto el estado
controlaba las acciones biológicas de la sociedad. El deporte entonces fue
utilizado en la modernidad como medio para ejercer la bio-política, pero
también como mecanismos disciplinarios y de control sobre los sujetos y
sobre las masas que experimentan las nuevas condiciones de igual libertad
que pregona el nuevo credo democrático liberal.
69
5. EL DEPORTE GLOBAL. DE LA SOCIEDAD DISCIPLINARIA Y DE
CONTROL A LA BIOSOCIEDAD DE LA MULTITUD
5.1 SOCIEDAD POSMODERNA, DISCIPLINA Y CONTROL
Michel Foucault describe con gran exactitud como la población fue objeto
de dispositivos disciplinarios y dispositivos de control en la edad clásica.
Comencemos con los primeros.
Según Foucault, en la edad clásica el cuerpo fue asumido como objeto y
blanco de poder. Ya que esta mirada imponía una serie de resultados por
parte del cuerpo como la docilidad y la obediencia, se introdujo una suerte de
dispositivos que garantizaban esos resultados, se trataba entonces de las
disciplinas: “A estos métodos que permiten el control minucioso de las
operaciones del cuerpo, que garantizan la sujeción constante de sus fuerzas
y les imponen una relación de docilidad-utilidad, es a lo que se puede
llamarse las “disciplinas”90.
90 FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. ED. Siglo XXI Editores. México. 1984. Pág. 140
70
Estas “disciplinas” eran entonces las formas de dominación sobre el cuerpo
del individuo libre de la modernidad temprana, que garantizaban dos
aspectos: 1. Reproducir relaciones de producción (acrecentar el desarrollo
económico) y 2. Volver dócil el cuerpo, garantizando de esta manera la
sumisión: “La disciplina aumenta las fuerzas del cuerpo (en términos
económicos de utilidad) y disminuye esas mismas fuerzas (en términos
políticos de obediencia)”91.
Estas técnicas disciplinarias fueron denominadas por Foucault como “micro
física del poder”, haciendo referencia a ellas como el tratamiento del
“detalle”. El detalle es tomado como el tratamiento de las “particularidades de
la vida de los individuos”, a través del cual se controla el cuerpo y por lo tanto
las acciones de los mismos.
La disciplina, desde este punto de vista, es la “Anatomía política del
detalle”92, como una suerte de arquitectura detallada de los comportamientos
de las estructuras básicas, en otras palabras, como la pormenorización de
cada uno de los aspectos de los individuos, con el fin de la dominación y
obediencia de los mismos.
Según el análisis foucaultiano, el objeto de la disciplina (en la época clásica)
es la “distribución de los individuos en el espacio”93. Parafraseándolo, existen
ciertas técnicas que garantizan la disciplina circunscrita a un espacio
localizado:
91 Ibíd. Pág. 142
92 Ibíd. Pág. 143
93 FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. ED. Siglo XXI Editores. México. 1984. Pág. 145
71
a. La clausura (especificación) de un lugar heterogéneo a todos los demás y
cerrado sobre sí mismo. Esta técnica disciplinaria corresponde a la
exigencia que la disciplina hace de un cierto grado de aislamiento, para el
desarrollo de la misma. El encierro es una de las técnicas para disciplinar
al sujeto.
b. La localización elemental o división de zonas. Esta técnica hace
referencia a la ubicación espacial del sujeto dentro de un espacio
asignado para sí. El disciplinamiento comprende, entonces, el previo
conocimiento y dominio de un espacio determinado para el sujeto, en
otras palabras, un espacio donde el sujeto está sometido a control.
c. Los emplazamientos funcionales. Es la existencia de lugares donde
además de responder a las necesidades de vigilancia, también se
aproveche la presencia del sujeto en sus diversos tipos de
funcionalidades, por supuesto sometiéndolo al control.
d. La existencia de rangos de clasificación. El rango hace referencia al lugar
que ocupa un sujeto dentro de la lógica de una clasificación. Esto con el
fin de individualizar y localizarlos en un sistema relacional.
Todas las técnicas disciplinarias fueron utilizadas para lograr una suerte de
“orden” en la sociedad que resulta de la novedad de la modernidad94. Orden
desde el punto de vista de la sumisión de los sujetos al sistema. Siendo
sujetos disciplinados, estarían bajo la lógica de un “control” estatal, entonces,
no conformarían una multitud y por lo tanto sería una multiplicidad de sujetos
que servirían como mano de obra para el trabajo, y como comunidad sumisa
ante los aspectos políticos del estado.
Estos mecanismos fueron entonces, mecanismos disciplinarios que
garantizaban la reproducción de relaciones económicas, la fuerza laboral
94 FOUCAULT, Michel. “La sociedad como una naturalidad específica de la existencia en
común de los hombres”, en: Seguridad, Territorio, Población. ED. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, Argentina. 2006. Pág. 400
72
“barata” y el disciplinamiento de la sociedad: “Todos esos procedimientos
mediante los cuales se aseguraba la distribución espacial de los cuerpos
individuales (…) Se trataba también de las técnicas por la que esos cuerpos
quedaban bajo supervisión y se intentaba incrementar su fuerza útil,
mediante el ejercicio, el adiestramiento, etc.”95. Más adelante, Foucault
expresa lo siguiente: “Más precisamente, diría lo siguiente: la disciplina trata
de regir la multiplicidad de los hombres en la medida en que esa multiplicidad
puede y debe resolverse en cuerpos individuales que hay que vigilar,
adiestrar, utilizar y, eventualmente, castigar.”96
Como se evidencia en la cita, Foucault entiende que los dispositivos
disciplinarios fueron introducidos para lograr anular la diversidad existente en
los seres humanos, convirtiéndolos en cuerpos individuales que deben ser
objeto de disciplinamiento.
Con la caída del paradigma de la soberanía, el auge de los dispositivos
disciplinarios entró en un cierto tipo de “crisis”, ya que la entrada del discurso
de la bio-política como paradigma nuevo de gobernabilidad, hizo que dichos
dispositivos disciplinarios fueran utilizados de un modo más “sutil”, a través
de la inserción de nuevos mecanismos reguladores.
En ese contexto no se pensaba exclusivamente en términos disciplinarios,
sino se comenzó a combinar mecanismos disciplinarios con dispositivos de
control, amparados bajo el discurso bio-político. Este “control”, es el control
de la actividad de los hombres. Foucault entiende la existencia de cinco
formas de control, que son en sí el objeto del poder disciplinario:
a. El empleo del tiempo.
95 FOUCAULT, Michel. Defender la sociedad. ED. Fondo de Cultura Económica. México.
2002. Pág. 219 96
FOUCAULT, Michel. Defender la sociedad. ED. Fondo de Cultura Económica. México. 2002. Pág. 220
73
El control del tiempo de los hombres es un mecanismo utilizado para
controlar la actividad de los hombres, a través de la “correcta” utilización
de su tiempo. Este “empleo del tiempo” tiene tres amplios medios:
“establecer ritmos, obligar a ocupaciones determinadas, regular los ciclos
de repetición”97.
Dicha forma de control facilita la ejecución de las labores en las
sociedades industriales, debido, principalmente, a que la “optimización”
del tiempo en el trabajo procura una mayor productividad en el mismo:
“Se busca también asegurar la calidad del tiempo empleado: control
ininterrumpido, presión de los vigilantes, supresión de todo cuanto puede
turbar y distraer, se trata de constituir un tiempo íntegramente útil”98. Este
control de las actividades laborales garantiza, además de la reproducción
efectiva de la productividad, un cierto tipo de “sumisión” al sistema,
debido, principalmente, a que al tener ocupado el tiempo de la población
en el trabajo o en cualquier otro tipo de actividad, también se tiene
ocupada su capacidad de organización y difusión de ideas.
b. La elaboración temporal del acto.
Foucault se refiere a esta técnica de control, haciendo referencia a como
los actos de los cuerpos fueron objeto de temporalización y por lo tanto
de descomposición cronológica del comportamiento, vista esta a través
del movimiento. Haciendo referencia a todo el condicionamiento que
tenían los movimientos de los militares en el siglo XVIII dice lo siguiente:
“Entre estas dos prescripciones, se ha puesto en juego un nuevo conjunto
de coacciones, otro grado de precisión en la descomposición de los
97 FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. ED. Siglo XXI Editores. México. 1984. Pág. 153
98 Ibíd. Pág. 154
74
gestos y de los movimientos, otra manera de ajustar el cuerpo a los
imperativos temporales.”99
Como puede evidenciarse, el cuerpo fue objeto de regulación en sus
movimientos y estos movimientos fueron regulados y por lo tanto
controlados a través del tiempo: “Se define una especie de esquema
“anatomo-cronológico del comportamiento. El acto queda descompuesto
en sus elementos; la posibilidad del cuerpo, de los movimientos, de las
articulaciones se halla definida; a cada movimiento le están asignadas
una dirección; una amplitud, una duración; su orden de sucesión está
prescrito.”100
c. Establecimiento de correlación del cuerpo y del gesto.
Esta técnica de control referencia el hecho del cuerpo como ejecutor de
movimientos globales. Esto en sintonía con la anterior técnica que no
tenía en cuenta que el cuerpo es una multiplicidad de movimientos y que
por lo tanto no puede ser tan absolutamente encausada. A través de esta
técnica de control, se busca entonces, la creación de un “cuerpo
disciplinado”, un cuerpo que sea sano y por lo tanto fuerte y que evite el
“ocio”: “En el buen empleo del cuerpo, que permite un buen empleo del
tiempo, nada debe permanecer ocioso o inútil: todo debe ser llamado a
formar el soporte del acto requerido.”101
Como se expresa en lo que sigue, este “establecimiento de correlación
del cuerpo y del gesto” es una técnica de control que busca que no exista
el tiempo libre o el “ocio” para los hombres. Resaltemos entonces que la
existencia de tiempo libre genera una suerte de “libertad” que no es
99 FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. ED. Siglo XXI Editores. México. 1984. Pág. 155
100 Ibíd. Pág. 156
101 Ibíd.
75
concebida bajo los dispositivos de control y que por lo tanto no puede ser
permitida bajo la óptica de los mismos.
d. Articulación cuerpo-objeto.
Esta forma de control constituye una suerte de “atadura” entre el cuerpo y
el objeto que se manipula: “El poder viene a deslizarse sobre toda la
superficie de contacto entre el cuerpo y el objeto que manipula; los
amarra uno al otro. Constituye un complejo cuerpo-arma, cuerpo-
instrumento, cuerpo-maquina.”102
Estos objetos “controlados” por el cuerpo son objetos que cumplen una
función específica (en el trabajo, la guerra, etc.) que generalmente está
impuesta o determinada por la reglamentación estatal. Por ello, la
utilización de elementos, que sirvan a propósitos estatales, es también
una forma de control sobre los cuerpos.
e. La utilización exhaustiva.
Esta técnica propendía por la utilización “total” del tiempo. Por el lado del
control, favorecía la no existencia de “puntos de fuga”, como una suerte
de sujetos en “contra” de la reglamentación del sistema; que por lo tanto
favorecía el statu quo estatal. Por el lado del disciplinamiento, favorecía
las relaciones productivas, deviniendo esto en un incremento de la
economía, al contar con mano de obra eficaz y eficiente para el trabajo.
Todas estas técnicas de disciplinamiento y control hicieron que el cuerpo se
convirtiera en objeto de los mecanismos de poder: “El cuerpo, al convertirse
en blanco para nuevos mecanismos de poder, se ofrece a nuevas formas de
saber. Cuerpo del ejercicio, más que de la física especulativa; cuerpo
102 FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. ED. Siglo XXI Editores. México. 1984. Pág. 157
76
manipulado por la autoridad, más que atravesado por los espíritus animales
cuerpo del encauzamiento útil y no de la mecánica racional, pero en el cual,
por esto mismo, se anunciará cierto número de exigencias de naturaleza y de
coacciones funcionales.”103 Aquí, el cuerpo fue instrumentalizado, coartado y
por lo tanto sometido a las reglas del soberano.
Con la aparición de los modelos productivos, se necesitó algo más que el
cuerpo individual, se necesito componer fuerzas para hacer más eficiente la
producción: “La disciplina no es ya simplemente un arte de distribuir cuerpos,
de extraer de ellos y de acumular tiempo, sino de componer unas fuerzas
para obtener un aparato eficaz.”104
A partir de lo ya establecido se configuró la exigencia disciplinaria de la
siguiente forma:
Se entendió que el cuerpo individual debía articularse con otros cuerpos,
para así aumentar la capacidad productiva: “El cuerpo singular se
convierte en un elemento que se puede colocar, mover, articular sobre
otros. Su arrojo o su fuerza no son ya las variables principales que lo
definen, sino el lugar que ocupa, el intervalo que cubre, la regularidad, el
orden según los cuales lleva a cabo sus desplazamientos.”105
El tiempo de los individuos debería articularse unos con otros, para así
poder conformar un tiempo combinado: “Piezas igualmente, las diversas
series cronológicas que la disciplina debe combinar para formar un
tiempo compuesto. El tiempo de los unos debe ajustarse al tiempo de los
otros de manera que la cantidad máxima de fuerzas pueda ser extraída
de cada cual y combinada en un resultado óptimo.”106
Se requiere un sistema de mando, que pueda ayudar a engranar todos
los individuos y de esta manera se puedan así conjugar todos los sujetos
en una sola fuerza: “Toda la actividad del individuo disciplinado debe ser
ritmada y sostenida por órdenes terminantes cuya eficacia reposa en la
103 Ibíd. Pág. 159
104 Ibíd. Pág. 168
105 FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. ED. Siglo XXI Editores. México. 1984. Pág. 168
106 Ibíd. Pág. 169
77
brevedad y la claridad; la orden no tiene que ser explicada, ni aún
formulada; es precisa y basta que provoque el comportamiento
deseado.”107
Con el cambio del paradigma de la soberanía y la introducción del discurso
biopolítico, hubo un cambio paradigmático en cuanto a la relación de los
sujetos con el estado. En la soberanía se hacía disciplinamiento, por cuanto
se entendía a los sujetos como seres individuales, no colectivos. En la
biopolítica, en cambio, imperó el paradigma de la reglamentación, que llevo a
ejercer las técnicas de control, ya no sobre el sujeto sino sobre el colectivo
de sujetos:
“No se trata en absoluto, de conectarse a un cuerpo individual, como lo hace
la disciplina. No se trata en modo alguno, por consiguiente, de tomar al
individuo en el nivel del detalle sino, al contrario, de actuar mediante
mecanismos globales de tal manera que se obtengan estados globales de
equilibrio y regularidad; en síntesis, de tomar en cuenta la vida, los procesos
biológicos del hombre/especie y asegurar en ellos no una disciplina sino una
regularización”108. Esta regularización hace referencia a la que se proponía
con el paradigma biopolítico, según se desprende de lo dicho en el anterior
capítulo.
Todo este cambio en los modelos de gobernabilidad, y en los modos en los
cuales los individuos y los colectivos se relacionaban con el estado (relación
de poder del estado sobre los sujetos y los colectivos); los primeros a través
de la disciplina y los segundos a través de la reglamentación suponen el
cambio de una sociedad disciplinaria a una sociedad de control.
107 Ibíd. Pág. 170
108 FOUCAULT, Michel. Defender la sociedad. ED. Fondo de Cultura Económica. México.
2002. Pág. 223
78
Esto no debe provocar una intuición errada acerca de que los dispositivos
disciplinarios fueron una suerte de “antes” y los dispositivos de control un
“después”. Foucault entiende que estos dispositivos, al encontrarse bajo la
misma lógica, se han correlacionado y articulado: “Por otra parte, esos dos
conjuntos de mecanismos, uno disciplinario y el otro regularizador, no son del
mismo nivel. Lo cual les permite, precisamente, no excluirse y poder
articularse el uno sobre el otro. Inclusive, podemos decir que, en la mayoría
de los casos, los mecanismos disciplinarios de poder y los mecanismos
regularizadores de poder, los primeros sobre el cuerpo y los segundos sobre
la población, están articulados unos sobre otros.” 109
Esta “articulación” entre lo disciplinario y lo regularizador va a ser posible
gracias a la “norma”, tal como lo explica Foucault: “Puede decirse que el
elemento que va a circular de lo disciplinario a lo regularizador, que va a
aplicarse del mismo modo al cuerpo y a la población, que permite a la vez
controlar el orden disciplinario del cuerpo y los acontecimientos aleatorios de
una multiplicidad biológica, el elemento que circula de uno a la otra, es la
norma”110. La norma, será pues el elemento que articula, que une las
posibilidades entre los disciplinario y lo regulador, sin soslayar ninguno de
sus aspectos.
Esta importancia de la “norma” hizo que se creara una especie de sociedad
de normalización, definida por Foucault así: “La sociedad de normalización
es una sociedad donde se cruzan, según una articulación ortogonal, la norma
de la disciplina y la norma de la regulación”111. En esta sociedad, entonces,
donde se articularon los aspectos disciplinarios y de control, surgió un cierto
tipo de “control sobre la totalidad de la vida”, que devino en un biopoder
absoluto sobre la población:
109 Ibíd. Pág. 226
110 Ibíd. Pág. 228
111 Ibíd. Pág. 229
79
“Estamos, por lo tanto, en un poder que se hizo cargo del cuerpo y de la vida
o que, si lo prefieren, tomó a su cargo la vida en general, con el polo del
cuerpo y el polo de la población. Biopoder, por consiguiente, del que se
pueden señalar en el acto las paradojas que surgen en el límite mismo de su
ejercicio”112. Según el análisis de Foucault, este “exceso” de poder desbordó
absolutamente la soberanía humana (Esta es la explicación que Foucault
hace acerca del nacimiento del racismo113, como manera de ejercer poder
sobre la vida y la muerte dentro de los terrenos de la biopolítica).
Articulando toda esta temática en relación con el asunto central de esta
investigación, el deporte en su evolución presente, éste es utilizado como un
complejo dispositivo doble, disciplinario y de control, en la sociedad
contemporánea, es un doble dispositivo que se muestra a través de la cara
amable y aparentemente inocente que resulta ser el deporte en la
posmodernidad, pero que conlleva en la estructura misma de su práctica
cotidiana, para el sujeto actor como operador una suerte de “dominación”
sobre los sujetos y sobre las masas.
112 FOUCAULT, Michel. Defender la sociedad. ED. Fondo de Cultura Económica. México.
2002. Pág. 229 113
No ahondaré en este tema ya que no es objeto del presente trabajo; aunque no desconozco la increíble analogía que Foucault hace acerca del nacimiento del racismo como elemento para controlar la vida dentro del paradigma de la biopolítica
80
5.2 DEPORTE COMO DISPOSITIVO DISCIPLINARIO Y DE CONTROL
Si intentamos hacer una analogía entre los dispositivos disciplinarios y el
deporte analizado a partir de sus características internas, nos encontraremos
con varias similitudes:
El deporte, pretende mejorar las condiciones físicas del cuerpo con el objeto
de mejorar el rendimiento deportivo. Esto se evidencia también en la
disciplina, que necesita cuerpos ejercitados y dóciles para mantener las
relaciones económico-laborales y para la obediencia política. Ambos cuerpos
son ejercitados para un objetivo (el uno rendimiento deportivo y el otro
trabajo y producción) y ambos cuerpos cumplen ordenes, son dóciles (uno al
sistema deportivo y en especial al entrenador y el otro al sistema político) y
obedientes.
Cuando hablábamos de “clausura” (entendida como la condición de encierro)
veíamos que está era una técnica para el desarrollo de la disciplina. Dentro
del entrenamiento deportivo existe un concepto llamado “concentración”114
,
que tiene exacta similitud con el concepto Foucoltiano de “clausura”: “Se
trata, a medida que se concentran las fuerzas de producción, de obtener de
ellas el máximo de ventajas y de neutralizar sus inconvenientes (robos,
interrupciones del trabajo, agitaciones y “cábalas”); de proteger los materiales
114 Una concentración deportiva es un aislamiento de todos los elementos distractores, para
dedicar al deportista exclusivamente a la práctica deportiva. En una concentración solamente se dedican al entrenamiento
81
y útiles y de dominar las fuerzas de trabajo: “el orden y la seguridad que
deben mantenerse exigen que todos los obreros estén reunidos bajo el
mismo techo, a fin de que aquel de los socios que está encargado de la
dirección de la manufactura, pueda prevenir y remediar los abusos que
pudieran introducirse entre los obreros y detener su avance desde el
comienzo””115.
En una concentración deportiva se aísla al deportista de todos los elementos
distractores y se le enfoca hacía su entrenamiento de su deporte y hacia la
preparación física del mismo. Esto se hace con el fin de maximizar su
rendimiento deportivo y de evitar posibles lesiones o inconvenientes que
puedan “dañar” el rendimiento del atleta. Esto tiene una similitud absoluta
con lo que Foucault comenta (a propósito del objeto de la clausura como
técnica disciplinaria) acerca de “maximizar las ventajas” y “neutralizar
inconvenientes”, con el fin de dominar y extraer el máximo de producto de las
fuerzas de trabajo. La diferencia es que en el deporte su fin último no es el
trabajo, pero si tiene un fin último que maximiza la productividad: el
rendimiento y la obtención de marcas deportivas.
Otra técnica disciplinaria que referencia Foucault es la de “localización
elemental”. Esta técnica promueve que para que haya disciplinamiento debe
haber un espacio delimitado para el sujeto: “Se trata de establecer las
presencias y las ausencias, de saber cómo y dónde encontrar a los
individuos, instaurar las comunicaciones útiles, interrumpir las que no lo son,
115 FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. ED. Siglo XXI Editores. México. 1984. Pág. 146
82
poder en cada instante vigilar la conducta de cada cual, apreciarla,
sancionarla, medir las cualidades o los méritos.”116
En el caso del deporte este espacio de “localización elemental” está
absolutamente delimitado. Pensemos en el caso de un competidor de
atletismo en 100 metros. Su espacio es la pista de atletismo; en ella el debe
repetir y repetir hasta lograr la maestría deportiva. Ahora veamos otro caso:
los jugadores de baloncesto o de fútbol. Ellos están delimitados al espacio
diseñado para el campo de juego, bien sea la cancha de fútbol o la de
baloncesto, están encuadrados en unas medidas específicas que hacen que
dentro de estas sea fácilmente disciplinables.
Cualquier deporte tiene esta característica, todos los deportes están
encuadrados y delimitados en cierto espacio, y esto, es lo que garantiza la
dominación y el disciplinamiento, ya que al estar sometidos a una
delimitación espacial específica, es relativamente sencillo encontrarlos,
vigilarlos, evaluarlos y eventualmente sancionarlos.
Cuando Foucault exponía la técnica de los “emplazamientos funcionales”, se
refería a ellos como lugares específicos para ejercer “control” sobre los
individuos: “El hospital marítimo, debe, por lo tanto, curar, pero por ello
mismo, ha de ser un filtro, un dispositivo que localice y seleccione; es preciso
que garantice el dominio sobre toda esa movilidad y ese hormigueo,
descomponiendo su confusión de la ilegalidad y el mal.”117 El ejemplo que
116 FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. ED. Siglo XXI Editores. México. 1984. Pág. 147
117 Ibíd.
83
Foucault aporta, a propósito de cómo se controlaba a los individuos a través
de algo “bueno” para ellos, es bastante significativo en términos deportivos.
Miremos el caso bogotano. En Bogotá existe un programa llamado
“rendimiento deportivo” a través del cual “apoyan” a ciertos deportistas con el
fin de maximizar su rendimiento y por ende sus resultados.
Dentro de este programa, se contempla la existencia de un “Centro de
servicios biomédicos”, en el cual los deportistas son sometidos a rigurosos
exámenes médicos y de otras especialidades, a fin de maximizar su
rendimiento. Esto podría verse como provechoso para el deportista, ya que
se busca su salud y por ende su bienestar en general; sin embargo, ese
centro biomédico también es utilizado para hacer pruebas médicas de
rendimiento deportivo dos veces al año.
En estas pruebas se evalúa si el deportista ha mejorado lo suficiente, o, por
el contrario, no ha tenido el desempeño deseado por los organismos que los
están “apoyando”. Como se verá, al igual que en el caso del hospital
marítimo, el centro de servicios biomédico propende por la salud de los
deportistas, pero también en un medio absolutamente efectivo de “Control”
sobre su rendimiento y por lo tanto sobre sus acciones.
Finalmente, frente a las técnicas disciplinarias que Foucault exponía, nos
encontramos con una técnica que propendía por la “existencia de rangos de
clasificación”. Este tipo de “rangos” hace que se referencie el lugar que un
sujeto ocupa dentro de una estructura de clasificación: “La disciplina, arte del
rango y técnica para la trasformación de las combinaciones. Individualiza los
84
cuerpos por una localización que no los implanta, pero los distribuye y los
hace circular en un sistema de relaciones.”118
Ahora bien, el deporte esta mediado por la lógica de los “rangos” totalmente.
Volvamos al caso bogotano119. Un deportista que pertenezca al programa de
rendimiento deportivo, tiene un rango dentro del mismo; de esta manera, los
deportistas que han obtenido figuración internacional a nivel panamericano
están diferenciados de los deportistas que solamente han obtenido figuración
a nivel nacional. Estos “rangos” deportivos clasifican a los deportistas, los
estratifican y por lo tanto los ubican dentro de una lógica absolutamente
disciplinaria. Lógica, que es bastante extrapolable a los modelos competitivos
que impone la sociedad capitalista.
Las técnicas disciplinarias que correlacionamos anteriormente con el
deporte, eran provenientes del siglo XVIII. Pues bien, con la imposición del
modelo de producción las técnicas disciplinarias también cambiaron, como lo
vimos anteriormente. Lo curioso es ver que el deporte también tiene las
características de estos “nuevos” modelos disciplinarios, como se verá a
continuación:
El deporte reproduce el dispositivo disciplinario colectivo que pretende unir
fuerzas para mejorar la productividad. Basta con ver una regata de remo,
donde todos los tripulantes del bote reman juntos, articulando de esta
118 FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. ED. Siglo XXI Editores. México. 1984. Pág. 149
119 Este caso es una copia de varios modelos a nivel internacional, por lo que se asume que
las “formas” internacionales de organización de los deportistas, desde este punto de vista, son bastante parecidas.
85
manera sus condiciones físicas, para realizar la regata en el menor tiempo
posible y de esta manera ganar la competencia. Exactamente igual que en la
sociedad industrial, donde los obreros unían fuerzas para mejorar la
productividad en la fabrica; produciendo así una mercancía. La mercancía en
el caso del deporte es el resultado, a saber, el rendimiento de los atletas, que
los mercaderes del deporte comercian a través de pautas publicitarias y otros
mecanismos, para generar dividendos.
En la actividad deportiva (en el caso de los deportes que se practican en
conjunto, ej. fútbol, baloncesto, voleibol, etc.) se articula el tiempo de los
individuos. Esto quiere decir que, en el caso de un deporte de conjunto,
tienen que coincidir el tiempo de todos los integrantes del equipo para poder
llevar a cabo la práctica. Punto exacto al dispositivo disciplinario que
Foucault comentaba a propósito de la articulación de tiempo que debían
tener los individuos para optimizar el resultado obtenido.
De acuerdo a lo ya definido, recordemos, que la disciplina propendía por un
sistema de mando, que pudiese articular todos los sujetos y obtener el
resultado deseado. Pues bien, en el caso del deporte este sistema de mando
está dado por el cuerpo técnico. Pensemos un partido de baloncesto, que
está compuesto por varios individuos, que deben articular sus fuerzas para
poder ganar el partido; en este caso, entrenador debe decir que hace cada
uno de los cuerpos operantes dentro del campo de juego; en otras palabras,
el entrenador es el “jefe” del cuerpo a lo largo del partido. Le ordena lanzar
desde la línea de tres puntos y el jugador debe hacerlo; si ordena marca
personal a todos los jugadores del equipo contrario, ellos deben hacerlo.
Este sistema de mando del deporte, es equivalente a los gerentes de las
fábricas, o a los mandos de cada uno de los sistemas de producción, donde
86
los humanos aúnan esfuerzos para llegar a cierto objetivo previamente
planeado.
Si el deporte es caracterizado internamente como un dispositivo disciplinario,
en otras palabras si sus características internas lo ubican como un dispositivo
disciplinario para los DEPORTISTAS, es probable que esta estructura
disciplinaria sea igualmente traspasable al pueblo. Esto debido a que los
deportistas son una suerte de "ídolos" para los pueblos, lo que ellos trasmitan
al pueblo, es un "buen ejemplo" para el mismo. Este micro mundo
disciplinario (deporte), es entonces, creado para que el pueblo asuma ciertas
directivas de la realidad deportiva (directivas disciplinarias) y actúe en
concordancia con las mismas.
Para ejemplarizar esto pensemos cual es el deportista "bueno" y cuál es el
“malo” en la sociedad actual. Los gobiernos, los medios de comunicación y la
sociedad en general ovacionan al deportista disciplinado, al que cumple
cabalmente con las ordenes que se le asignan, al que cumple
intachablemente con su "papel" dentro del campo de juego (cumple las
reglas y no hace “trampa” dentro del juego) y por fuera de este es obediente
y sumiso, en otras palabras al deportista que “hace caso”.
El caso contrario es el deportista que no funciona bajo esta lógica, el
deportista que es “indisciplinado” al no acatar formalmente las órdenes, que
hace trampa dentro del campo de juego, que por fuera del mundo del deporte
es borracho, consume drogas, etc., es tachado de tener conductas
"antideportivas", es tildado de ser un “mal ejemplo” para la sociedad y no es
por lo tanto un “modelo a seguir”.
87
Ilustremos esto, veamos dos casos paradigmáticos, el de dos exfutbolistas
famosos, de similar rendimiento deportivo y de épocas, aunque no exactas,
no tan distantes: Diego Armando Maradona y Edson Arantes do Nascimento,
mejor conocido como “Pelé”120.
Pele es conocido como “El caballero del fútbol”, es un modelo a seguir, es un
“ejemplo” de deportista, es en todo el sentido de la palabra un prototipo de
futbolista debido a sus triunfos deportivos, pero también a su comportamiento
posterior a su retiro del fútbol: “Se convirtió en un mito deportivo y una de las
máximas referencias del fútbol brasileño y mundial. Pelé, tras su retiro fue
actor de televisión y se lanzó como cantante. Fue nombrado Caballero de
Honor del Imperio Británico, Ciudadano del Mundo por la ONU, Embajador
de Educación, Ciencia, Cultura y Buenos Deseos de la UNESCO, Embajador
para la Ecología y el Medio Ambiente por la ONU (1992), Ministro
extraordinario de Deportes por el gobierno de Brasil (1994-1998) y
Embajador del Deporte en el Foro Económico Mundial de Davos (2006). En
2004 le fue encargado por la FIFA la elaboración de la lista de los 125
mejores futbolistas vivos, en el marco de la celebración del centenario de
esta institución.”121 Como se puede ver, Pele es “amado” por toda la
sociedad, además de ser buen deportista, a su retiro fue acogido por grandes
organismos que lo han exaltado y por lo tanto puesto en el “pedestal” del
ejemplo deportivo y de la sociedad.
120 http://es.wikipedia.org/wiki/Pel%C3%A9. Consultado el 10 de Enero de 2010, a las 2: 30
pm 121
Ibíd.
88
El caso de Maradona es radicalmente distinto. A pesar de que
deportivamente hablando existen varios debates sobre si Pele o Maradona
fueron los mejores futbolistas de la historia; acerca de Maradona como
“ejemplo para la sociedad”, se asumen posiciones radicalmente opuestas a
las de Pele. Maradona fue el deportista que hizo que Argentina ganara el
partido por los cuartos de final contra Inglaterra, en el marco de la copa
mundo de fútbol de 1986, haciendo “trampa”, es decir, haciendo un gol con
la mano, hecho que fue llamado “la mano de Dios”.
Maradona es el deportista que interviene en política, el que intenta
“sindicalizar” a los futbolistas, el “bocón”, el deportista que consume cocaína,
el “mal ejemplo para la sociedad”: “Es inconcebible que a este individuo
quien ha sido procesado en varias ocasiones por drogadicto, camorrero,
quien tuvo que ser declarado enfermo mental hace menos de un año para
poder internarlo por la fuerza en una clínica psiquiátrica, por su uso y abuso
de cocaína y otras drogas y estupefacientes haya sido presentado como un
“deportista” ha ser emulado por los niños. No entiendo como los padres de
esos muchachitos aceptaron que sus niños hayan sido siquiera tocados por
un degenerado como Maradona.”122 “Maradona asume la causa política de
los obreros del fútbol contra los políticos del fútbol. Contra la FIFA quiere
liderar una federación de jugadores. Una suerte de revolucionario del gremio,
con opiniones políticas más polémicas, inclinaciones ideológicas más
confrontacionales.”123
122 http://www.lahistoriaparalela.com.ar/2007/06/29/maradona-en-venezuela-
%C2%BFejemplo-para-la-juventud/. Consultado el 10 de Enero de 2010 a las 3:00 pm. 123
http://www.chasque.apc.org/frontpage/relacion/0303/pele.htm. Consultado el día 10 de Enero de 2010, a las 2: 45 pm.
89
Como se verá, la sociedad asume a Pele como “el ejemplo a seguir”, caso
contrario a Maradona, que vendría siendo una suerte de “mal ejemplo” para
la sociedad. Una polaridad entre el bueno y el malo, que es inclinado, por
parte del estado y de los medios de comunicación, hacía el favorecimiento y
enaltecimiento del bueno: “Pelé, en cambio, fue un caballero del fútbol, un
amigo de la FIFA y de los dirigentes, un hombre del establishment, el talento
sistemático que hizo más de 1000 goles en su carrera profesional.
Él supo irse a tiempo, casi demasiado, en un terrible triunfo de la cabeza fría
por sobre la pasión del fútbol. Maradona fue el genio espasmódico del
segundo gol contra Inglaterra en el mundial del 86. Pero también el vivaracho
del primer gol del mismo partido, con la mano escondida, al borde de la
legalidad, como buen -o mal- argentino. No supo irse a tiempo y quiso volver,
volver y volver (con neuronas marchitas).”124
Esto exactamente es lo que trasmite el deporte a la sociedad. El deportista
que es bueno, ese es el ejemplo a seguir. Ese deportista que ha sido
“disciplinado”, que obedece ordenes, que es sumiso, que acata lo que le
ordenan.
Por esto, el deporte sería una forma amable de "encubrir" y "educar" para el
disciplinamiento requerido para la población, entendiendo que esta debe
"aceptar" voluntariamente el cumplimiento de ciertas normas. Normas que
tiene el deporte y que los “buenos” deportistas cumplen.
124 Ibíd.
90
Es por esto que el deporte es un dispositivo disciplinario y de control del
pueblo; debido principalmente a que el deporte es un micro mundo de las
normas y las reglas, y esto es trasmitido hacia las masas a través de la
idealización de los deportistas como “héroes” e “ídolos” de la sociedad, que
trasmiten un modelo de vida “disciplinado” y absolutamente exitoso.
Esta disciplina que trasmite el deporte a la sociedad, es divulgada a ella con
el objeto de controlarla y por lo tanto coartarla. Esto evidencia que el deporte
es un dispositivo de control.
Recordemos que según Foucault los dispositivos disciplinarios de
correlacionaban con los de control en la medida de la existencia de la norma.
Las normas, eran entonces, el punto articulatorio entre los disciplinario y lo
reglamentario (control). El deporte, para llegar definitivamente a este como
dispositivo de control, es un mundo de normas y de reglamentos.
Cada deporte tiene su propio reglamento que garantiza su funcionamiento
dentro de una infinidad de normas. Esto es exactamente igual al
funcionamiento de la vida en sociedad, solo que el deporte se rige bajo las
normas y la sociedad se rige bajo las leyes.
En los modelos disciplinarios se disciplinaba al cuerpo individual y al
colectivo de sujetos, para la obtención de un resultante: el control.
91
Tal como vimos anteriormente, se controlaba el empleo del tiempo, la
elaboración temporal del acto, el establecimiento de correlación del cuerpo y
el gesto, la articulación de los cuerpos con objetos, y la utilización total del
tiempo125.
El deporte, visto como mecanismo de control, comparte estas mismas
características. Comprendámoslas a continuación:
Cuando Foucault veía como dispositivo de control, el control del empleo del
tiempo, entendía que dicho control propendía por la existencia de medios
como establecer ritmos, obligar a ocupaciones determinadas y regular los
ciclos de repetición.
Pues bien, el deporte como control del tiempo de los sujetos tiene estas
mismas características. Miremos a continuación lo que dice la teoría general
del entrenamiento deportivo con respecto a los tiempos de los deportistas:
“Las regularidades objetivas de la formación de la adaptación crónica del
organismo a las cargas de entrenamiento y de competición en distintos
deportes condicionan las diferentes edades de inicio de la práctica deportiva
y la duración del entrenamiento hasta lograr los títulos de maestro de deporte
o maestro de deporte internacional.”126
125 Esto está conceptualizado y explicado en el aparte de “Sociedad, dispositivos
disciplinarios y de control” 126
PLATONOV, Vladimir. Teoría general del entrenamiento deportivo olímpico. ED. Paidotribo. Barcelona, España. 2001. Pág. 182
92
Esa regulación del tiempo, en el entrenamiento deportivo está muy
delimitada. En general, para la regulación del tiempo, existen macrociclos,
mesociclos, microciclos y sesiones de entrenamiento127, que son las que
limitan el entrenamiento a lo largo del año, de los meses, de las semanas y
hasta de los días. Esto quiere decir que la actividad de un deportista está
previamente planeada por otro, con mucho tiempo de anterioridad, por lo
cual se evidencia que el deportista no es más que un objeto en dicha
planeación.
Esto es evidencia irrefutable acerca del deporte como mecanismo de control
sobre el tiempo de los deportistas. Control absoluto del tiempo en la medida
en que está predeterminado con mucha antelación y a esto se debe el
resultado del mismo.
La elaboración temporal del acto (como medio de control), comprende desde
la visión Foucaultiana, el hecho que cada uno de los actos del sujeto fueron
descompuestos y temporalizados a través del movimiento, en otras palabras,
el movimiento en sí mismo fue objeto de dicha descomposición y
temporalización. Ahora bien, la enseñanza y estudio del deporte comprende
esta descomposición y temporalización, veamos cómo.
En el deporte de alto rendimiento, es imprescindible el aprendizaje de la
técnica deportiva; esto debido a que una correcta ejecución de dicha técnica
puede en sí misma “formar” un campeón. Esto quiere decir que, en la
127 Esta es la denominación dada desde el entrenamiento deportivo a ciclos de
entrenamiento que son contenedores unos de otros. El macrociclo haría referencia a un ciclo grande de entrenamiento, aproximado de un año. Una cantidad de mesociclos conformaría el macrociclo; y, una cierta cantidad de microciclos conformarían un mesociclo. A su vez, cada una de las sesiones de entrenamiento, en un número determinado por cada entrenador, conformarían los microciclos.
93
mayoría de los casos, un deportista que no tenga una buena técnica, no
puede llegar a obtener la “maestría deportiva”128. En concordancia con esto,
las ciencias aplicadas al deporte crearon la “biomecánica deportiva”: “La
mecánica deportiva es la aplicación de la mecánica (de la física) a los
movimientos del deporte”129.
Esta bio-mecánica deportiva, analiza cada uno de los movimientos del gesto
deportivo y los descompone, a fin de hallar la mejor forma de ejecución de
dicha técnica, en consonancia con los dictados del biopoder. Para enseñar
dicha técnica a los deportistas, los entrenadores utilizan dos métodos: uno
que va de la técnica general a las particularidades de la misma, y otro, que
va de lo particular a lo general. En cualquier caso, en la enseñanza de la
técnica deportiva, siempre se descompone el gesto técnico deportivo.
En dicha descomposición, se evalúa y se corrige absolutamente todo lo
concerniente a dicho movimiento gesto deportivo. Caso exacto con la
elaboración temporal del acto, que veía Foucault como medio de control
sobre la sociedad.
Cuando Foucault aborda “El establecimiento de correlación del cuerpo y el
gesto” como medio de control, lo aborda desde la perspectiva de
“movimientos globales”. Esto en sintonía con todos aquellos movimientos
que se ejecuten por fuera de las particularidades del movimiento que aborda
128 La maestría deportiva es cuando un deportista llega a un nivel bastante alto de
rendimiento deportivo y por lo tanto se lo considera un maestro del deporte. 129
BAUMLER, Gunther; SCHNEIDER, Klaus. Biomecánica deportiva. ED. Martínez Roca S.A. Barcelona, España. 1989. Pág. 11
94
la elaboración temporal del acto como dispositivo de control. Recordemos
que Foucault expresa esto para decir que se debe crear un cuerpo
disciplinado y fuerte, que evite el ocio.
Ahora bien, el deporte como dispositivo de control es un mecanismo para
utilizar “correctamente” el tiempo, evitando de esta manera el ocio. Cuando
se practica deporte, el organismo de los sujetos se fortalece, se vuelve más
flexible, más resistente, más fuerte. Esto en concordancia con lo que
Foucault nombraba como un cuerpo disciplinado y fuerte, que evite el ocio.
Este tiempo utilizado en el deporte, es un tiempo controlado por parte del
estado, que siendo utilizado de manera voluntaria por sus practicantes,
reproduce los esquemas básicos de la sociedad contemporánea.
La articulación cuerpo-objeto, también se evidencia en el deporte como un
mecanismo de control. Recordemos que para Foucault esta articulación es
una suerte de enlace entre el cuerpo y el objeto que se maniobra. Esto se
evidencia en las prácticas deportivas, a través de la utilización por parte del
deportista de un implemento deportivo. Tal como si fuera una extensión de
su propio cuerpo, los implementos deportivos deben ser utilizados con la
maestría del cuerpo mismo.
Así se genera un cierto tipo de atadura entre el implemento que se maneja y
el deportista. Atadura que es un medio de control sobre los deportistas: “El
poder viene a deslizarse sobre toda la superficie de contacto entre el cuerpo
y el objeto que manipula; los amarra el uno al otro. Constituye un complejo
95
cuerpo-arma, cuerpo-instrumento, cuerpo-maquina”.130 De esta manera, en la
medida en que se controla los objetos de utilización de los deportistas, se
controla también sus acciones, ya que se delimita el hecho de su utilización y
por lo tanto de la práctica deportiva.
El medio de control de la utilización exhaustiva del tiempo, está bastante
correlacionado (desde el punto de vista del deporte), con el control del
empleo del tiempo, ya que esta propende por una utilización “total” del
tiempo, tal como es promovida por la teoría general del entrenamiento
deportivo y sus “ciclos de entrenamiento”, que prácticamente acaparan la
totalidad del tiempo del deportista. Esto en concordancia con el objeto de
este medio de control que es el de no crear puntos de fuga al sistema y de
favorecer la productividad económica; caso parecido al del deporte, que a
través de la utilización exhaustiva del tiempo del deportista favorece el
rendimiento deportivo y por otro lado no le genera tiempo libre, el cual podría
ser utilizado para “pensar y actuar” por fuera del espectro del “mini mundo
deportivo”.
130 FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. ED. Siglo XXI Editores. México. 1984. Pág. 157
96
5.3 EL DEPORTE COMO ENTE DOMINADOR DE LOS CUERPOS Y DE
LAS MENTES Y LA BIOSOCIEDAD ALTERNATIVA
Recordemos que de modo general en la sociedad biopolítica se realiza el
control de los cuerpos de las personas a través del disciplinamiento y de los
dispositivos de control, principalmente. Ahora bien, la sociedad biopolítica es
“La sociedad que asume su vida social en función política de organización
social y colectiva”131. Desde este punto de vista, y parafraseando a García, la
biopolítica y el biopoder se relacionan con un concepto llamado
“biosociedad”.
Biosociedad, sería entonces, “la politización social de la vida individual y
colectiva”132. Más adelante García explica la politización de la siguiente
manera: “Politización en el instante en que entendemos no sólo que la
política es acción social sobre lo colectivo, sino también cuando concebimos
la autonomía de los sujetos sociales, llámeselos ciudadanos, individuos,
hombres en tanto ellos se inscriban en ese ámbito relacional de lo colectivo
sobre lo colectivo y se reconozcan como individuos partícipes y
participantes.”133
131 GARCÍA LOZANO, Juan Carlos. Gobernanza y biosociedad. La juventud en Bogotá.
Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, Colombia. 2009. Pág. 36 132
Ibíd. Pág. 37 133
Ibíd.
97
El concepto de biosociedad sería entonces, aclarando un poco el párrafo
anterior, una sociedad emancipadora de las prácticas sociales de los
individuos, entendidas estas como prácticas liberatorias. Una sociedad
biopolítica, donde se asumen las individualidades como parte de los
colectivos y donde se comprende que cada actuación que un individuo
realice es parte de su subjetividad dentro de la política para sí y para su
colectivo. La biosociedad reivindica la participación de los sujetos como
contrapropuesta a los tradicionales esquemas representativos.
Veamos un ejemplo de esto aplicado al deporte: El caso de Jessy Owens y
los juegos olímpicos de Berlín, luego de que logró conseguir 4 medallas de
oro y batió varios records mundiales:
“Owens fue aclamado por 110.000 personas en el Estadio Olímpico de Berlín
y más tarde, muchos berlineses le pedían autógrafos cuando le veían por la
calle. Durante su estancia en Alemania, estaba excluido de la ciudadanía
bajo la Ley de Ciudadanía del Reich del 15 de septiembre de 1935. Sin
embargo, a Owens se le permitió viajar y hospedarse en los mismos hoteles
que los blancos, lo cual en ese momento no dejaba de ser una ironía, ya que
los afroamericanos en los EE.UU. no tenían igualdad de derechos. (…)El
entonces presidente de los Estados Unidos de América, Franklin Delano
Roosevelt, rehusó recibir a Owens en la Casa Blanca. Roosevelt se
encontraba en campaña de re-elección y temía las reacciones de los estados
del Sur (notoriamente segregacionistas) en caso de rendirle honores a
98
Owens. Este comentó más tarde que fue Roosevelt quien lo trató con
brusquedad.”134
Como se desprende del caso de Owens, a pesar de que su victoria
contribuía a la legitimación del sistema político norteamericano, ella no fue
utilizada como símbolo de lucha racial por el entonces presidente de los
Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt, debido principalmente al alto
racismo que imperaba en ese momento en los estados sureños de los
Estados Unidos, lo que probablemente afectaría su popularidad y por lo tanto
afectaría su reelección.
Este caso puede leerse como una emancipación racial del individuo al
revelarse ante la sociedad racista de Alemania y los Estados Unidos como
un elemento que subvierte su supuesta superioridad del orden racial y
clasista. Este sería entonces el ideal del deporte en el marco de la
biosociedad. Sin embargo, cada una de las actuaciones de los individuos en
esta vía son hechos aislados. El deporte por si mismo no promueve dichas
prácticas emancipadoras.
En el contexto de la biopolítica, el deporte es utilizado como una estructura
de control de la sociedad. Es una “segunda escuela” del comportamiento
social, de las normas, de las reglas, de la disciplina y la obediencia.
134 http://es.wikipedia.org/wiki/Jesse_Owens. Consultado el 12 de enero de 2010 a las 11
am.
99
Esto permite un control sobre el cuerpo del sujeto deportista. Un control en la
medida, tal como lo vimos anteriormente, en que se tiene absolutamente
cuantificado, medido, estudiado y evaluado cada uno de los movimientos,
gestos y comportamientos que el cuerpo tiene, en aras del rendimiento
deportivo.
Esto permite un control sobre el cuerpo del sujeto, control que no admite un
comportamiento emancipador; esto debido a que la emancipación no iría en
concordancia con las necesidades del deporte y del deportista, a saber, el
rendimiento atlético del mismo.
Este control es asumido y acatado por el deportista, sin una aparente
oposición al mismo, debido a la ideologización previa que desde los aparatos
estatales ha sido objeto.
Esta ideologización, es la que permite el control de las acciones del cuerpo.
Recordemos que desde la postura de Zizek la ideología forma la realidad
social e individual misma. Entonces, la ideología deportiva que desde un
comienzo forma al deportista como un ser obediente y que acata ordenes;
permite el control de la mente de los deportistas a través de las acciones que
estos realizan con y en sus cuerpos.
100
5.4 DEPORTE Y MASAS, DEL CONTROL DEL CUERPO INDIVIDUAL AL
CONTROL DE LAS ACCIONES DE LAS MASAS Y LA EMERGENCIA
DE LA MULTITUD
Hasta acá el deporte ha sido caracterizado como dispositivo disciplinario y de
control. Es y funciona como mecanismo de control del cuerpo y de la mente
de los deportistas.
Ahora bien, el deporte es un fenómeno de masas, en otras palabras, es en sí
mismo hecho para las masas, es decir, para la diversión y entretenimiento de
las mismas.
El deporte perdería sentido sin la asistencia de espectadores: “El deporte
exige una masa de espectadores. La actividad deportiva no tiene ningún
sentido si es ignorada del gran público”135. Esto lo sitúa como un hecho
social que busca la mirada externa de un “publico” asistente. Mirada atenta
que lo legitima, que lo avala.
Esta “masa de espectadores” tiene ciertas particularidades que vale la pena
recalcar. Para esto veamos el concepto de Negri y Hardt sobre Multitud, que
evidencia su diferenciación con el concepto de pueblo y el de masas.
135 BROHM, Jean-Marie. Sociología política del deporte. ED. Fondo de Cultura Económica.
México. 1982. Pág. 56
101
“Con el término multitud, en cambio, designamos a un sujeto social activo,
que actúa partiendo de lo común, de lo compartido por esas singularidades.
La multitud es un sujeto social internamente diferente y múltiple, cuya
constitución y cuya acción no se fundan en la identidad ni en la unidad (ni
mucho menos en la indiferenciación), sino en lo que hay en común”136.
Como se denota en el párrafo anterior, Negri y Hardt entienden por multitud
al sujeto colectivo que constituye los muchos en la participación; la relación
directa con la acción de los sujetos en su pluralidad y singularidad radicales.
Esto quiere decir que ellos entienden que dentro de un colectivo de sujetos,
quienes conforman una multitud, gozan de singularidades que los
caracterizan como sujetos; y son precisamente esas singularidades las que
permiten la conformación de una multitud.
Negri y Hardt diferencian su concepto de multitud, de otros conceptos que
podrían ser similares, pero que contienen diferencias profundas. Por ejemplo:
“conviene contrastar el concepto de multitud con una serie de otros
conceptos que designan colectivos plurales como las gentes, las masas y la
turba.”137
Para ellos, la particularidad de la designación conceptual de estos colectivos
radica en que a su interior no se entienden particularidades: “Los
componentes de las masas, de las turbas, de las gentes, no son
136 HARDT Michael, NEGRI Antonio. MULTITUD Guerra y democracia en el era del imperio.
ED. Debate. Buenos Aires, Argentina. 2004. Pág. 128 137
HARDT Michael, NEGRI Antonio. MULTITUD Guerra y democracia en el era del imperio. ED. Debate. Buenos Aires, Argentina. 2004. Pág. 127
102
singularidades, como lo evidencia el hecho de que sus diferencias
desaparecen fácilmente en la indiferenciación del conjunto.”138 Esta
“indiferenciación colectiva”, a la que se hace referencia en el párrafo anterior,
contrasta enormemente con particularización que los sujetos tienen dentro
del concepto de multitud.
Esas masas que Negri y Hardt conceptualizan son colectivos fáciles de
manipular, de conducir y de orientar. Carecen por lo tanto de autonomía en
las decisiones, actúan en concordancia a las decisiones de otros y operan
bajo la lógica unitaria de pueblo, en otras palabras sin individualización sino
como uno solo: “estos sujetos sociales son fundamentalmente pasivos, en el
sentido de que no son capaces de actuar por sí mismos, de que necesitan
ser conducidos. La gente, o las turbas o la chusma pueden ejercer efectos
sociales –a veces, unos terriblemente destructivos-, pero no actúan por
voluntad propia. Por eso son tan vulnerables a la manipulación externa.”139
Habiendo comprendido la particularidad que conlleva al concepto de
“masas”, volvamos con lo que nos atañe. El deporte es un dispositivo
disciplinario y de control para el cuerpo del sujeto deportista. Está claro que
como dispositivo de control opera en la lógica misma de cada una de las
prácticas deportivas y por lo tanto se inscribe en la ideología deportiva, que
los deportistas evidencian a través de sus prácticas corporales. Esta lógica,
es la lógica de la competencia, de la estratificación, etc.
138 Ibíd.
139 Ibíd. Pág. 128
103
Ahora bien, el deporte es utilizado como dispositivo de control tanto del
cuerpo individual como de las acciones de las masas. ¿Como las controla?
Para responder esta pregunta debe entenderse las masas como dos tipos
diferentes de población: las masas que practican deporte y los espectadores
y/o aficionados que son los asistentes a los espectáculos deportivos
Las masas que practican deporte en otras palabras los conglomerados de
deportistas son controlados por los estados en la medida en que conocen el
empleo de su tiempo, están al tanto de la realización de sus actos, los
regulan, normatizan y previamente los han descompuesto individualmente,
conocen la ubicación y localización de los mismos (esto debido a que en
general se tiene conocimiento de cada uno de los sitios donde se practica el
deporte y por lo tanto se entiende que se puede localizar fácilmente a una
masa de deportistas) y previamente se ha ideologizado sobre la disciplina y
la obediencia. Es prácticamente el mismo control del cuerpo individual,
yuxtapuesto sobre el control de las masas de deportistas en la medida en
que estas no tienen una articulación que como colectivo las hiciese definir
como una multitud.
Los aficionados y/o espectadores del mundo del deporte son otro tipo de
masa. En la actualidad podríamos ver en las “barras bravas”140 una suerte de
“masas” que no son fácilmente controlables por el estado.
140 Se podría definir “barras bravas” como un movimiento de masas, que se aglutina en torno
al fútbol como deporte espectáculo.
104
Esto en concordancia con los desordenes públicos que causan, con la
generación de violencia, con la creación de “pandillas” de cada uno de los
equipos y con toda una serie de conductas que podrían hacer pensar que
dichas masas se encuentran por fuera del statu quo.
A pesar de evidenciar actos que podría pensarse son acciones sin “control”,
todas estas están dentro de las reglas del capital. Es decir, a pesar de que
ocasionen disturbios, riñas y algunos desordenes sociales, siguen
“comprando la boleta” para ingresar al estadio.
Esto quiere decir que si bien cometen algunos actos que parecieran desafiar
el “statu quo”, son acciones previstas por las reglas del capital, que no tienen
relevancia dentro del espectro del control y que por lo tanto son apenas un
“atenuante”, que hace pensar a esas masas que actúan por voluntad propia.
Por el contrario, desde la perspectiva de la multitud como sujeto que encarna
lo común, que borra las diferencias entre las categorías de lo privado y lo
público, el deporte muta su función, y emerge de modo potencial como praxis
liberadora, de lo cual hay, como vimos en este recorrido investigativo y
reflexivo ejemplos individuales y colectivos, tanto desde la perspectiva de los
sujetos actores, los protagonistas del deporte en sus diferentes
manifestaciones, y los públicos que son convocadas real y virtualmente en
tales certámenes.
Conviene entonces concluir este capítulo haciendo claridad en torno a la
alternativa social que se da dentro de la sociedad posmoderna, definida por
105
la vigilancia y el control, cuando la multitud reaparece fracturando las
abstracciones que la dominan mediante los dispositivos de la disciplina y el
control.
Esto último para dar paso a la alternativa biopolítica de lo común, que nos
permite una estructuración de la sociedad que rompe la capitalista, en
términos de biosociedad. Esto es la sociedad de los sujetos autónomos y
constituyentes que incorporan al deporte como creación y recreación de la
condición humana en libertad radical.
106
6. CONCLUSIONES
La ideología, según se desprende de lo dicho por Louis Althusser, es una
representación imaginaria que se materializa por medio de las acciones que
los individuos ejecutan, siendo sujetos de sus propias ideas, las cuales
anteriormente han sido implantadas por los aparatos ideológicos del estado.
Como contrapropuesta a esta definición, surge la aportada por Slavoj Zizek.
Para él la ideología es una construcción de nuestra imaginación, que forja y
edifica nuestra realidad; y que como tal construye las relaciones sociales
entre los sujetos, ocultando las divisiones sociales.
Estos dos conceptos difieren en el sentido en que para Althusser esta
materialización de la ideología, se da a través de los aparatos ideológicos del
estado como elementos trasmisores de dicha ideología, producto de la
formación de ideologías propias de cada AIE (lo que supone que las
ideologías que promulgan los AIE, apoyan la ideología general). En el caso
de Zizek, la ideología se materializa producto de la representación
imaginaria, que es la que sirve de soporte de la realidad y por lo tanto como
representación ideológica condiciona la ejecución de los actos del sujeto.
La diferencia entre el pensamiento de Althusser y el de Zizek radica en lo
siguiente:
107
Althusser proviene de la escuela estructuralista. Esto se evidencia en su
teoría a través de la existencia de aparatos ideológicos del estado como
soporte ideológico de la sociedad, lo cual supone la existencia de
“estructuras” estatales que serían el orden social existente. Althusser toma
del psicoanálisis el inconsciente, que finalmente se manifiesta en la
ideología. Consecuentemente con esto, la ideología se manifiesta en las
ideologías y estas a su vez se manifiestan en los AIE. En consecuencia con
esto, la materialización de la ideología, se da en concordancia con lo que
antecede a la misma, a decir, los aparatos ideológicos del estado.
Zizek, en cambio no niega la existencia de estructuras, pero en este sentido
asume una postura post estructuralista al comprender que hay algo que no
se puede estructurar: el inconsciente. El inconsciente refiere un no lugar, es
decir el deseo no puede ser reducido a una estructura y por lo tanto ese
inconsciente, ese deseo no se puede estructurar y por lo tanto ordenar
dentro de las estructuras sociales. En este sentido, la realidad social de la
que habla Zizek, está formada en última instancia por las construcciones
mentales que haga el sujeto, no solamente por las estructuras althusserianas
(AIE).
Siguiendo la línea Althusseriana, nos encontramos con el concepto de
Aparatos ideológicos del estado. Los AIE son instituciones, en su mayoría de
carácter privado, que buscan ideologizar a los sujetos que están inmersos en
sus dinámicas. Para ello, utilizan como mecanismo la ideología en forma
preponderante, pero cuando esta no funciona también utilizan la violencia
simbólica como forma de dominación no física, a través de la cual se logra la
sumisión de los sujetos
108
Según la conceptualización aportada, a propósito de la reflexión
Athusseriana sobre la ideología y los aparatos ideológicos del estado, el
deporte está caracterizado y funciona bajo la lógica de los aparatos
ideológicos del estado. Está formado a partir de los parámetros de los
mismos y por lo tanto cumple con la función de ideologizar a los deportistas a
través de su estructura ideológica.
Los aparatos ideológicos del estado, son en concordancia con el hilo
anterior, formadores de sujetos hegemónicos dentro de las estructuras
estatales.
La hegemonía, tiene dos conceptos diferentes que fueron claves para
defender la tesis anterior. Se trata de los aportados por Ernesto Laclau y
Chantal Mouffe, por un lado y, por el otro, el aportado por Antonio Gramsci.
En Laclau y Mouffe la hegemonía es un cierto tipo de relación política, que se
da en el campo de las prácticas articulatorias. Para hablar de hegemonía, se
tiene entonces que hablar de discurso. Esto quiere decir que un sistema
hegemónico es un sistema discursivo que es capaz de ordenar unas
prácticas sociales diversas. A pesar de que en Laclau y Mouffe el discurso
son acciones, el proceso de hegemonización vendría siendo solo discurso,
que podría ser dado por cualquier grupo social. Esto quiere decir que para
ellos el proceso de hegemonía lo puede hacer cualquiera.
109
En Gramsci la hegemonía funciona de manera diferente. Gramsci entiende
por hegemonía políticamente hablando la función de dirección, que es
distinta a la función de represión y de coerción. Dado que el pensamiento de
Gramsci es materialista, el entiende que la hegemonía la puede desarrollar
solamente un grupo fundamental: el de los intelectuales orgánicos. Estos
verían siendo los organizadores de la clase fundamental, los especialistas de
dicha clase.
La diferencia fundamental entre la postura de Gramsci y la de Laclau y
Mouffe radica en que para Gramsci los únicos que pueden ejercer
hegemonía son los intelectuales orgánicos; mientras que para Laclau y
Mouffe cualquier grupo o clase pueden ser hegemónicos.
Siguiendo con el hilo de Gramsci, y volviendo a la proposición Althusseriana,
los aparatos ideológicos son formadores de sujetos hegemónicos.
Esto ejemplarizado a través de la escuela como AIE, que desde la postura
Gramsciana, es la encargada de formar a los intelectuales orgánicos. Estos a
su vez son sujetos hegemónicos, que tienen la misión de hegemonía dentro
del estado.
Viendo la lógica de la escuela como AIE, se puede inferir la misma lógica al
interior de los otros AIE, a saber, la lógica de la ideologización y de la
educación bajo el esquema de la ideología de cada uno de los aparatos
estatales.
110
Amparado bajo este raciocinio, y bajo una amplia disertación, el deporte es
un aparato ideológico del estado; que como tal es formador de sujetos
hegemónicos, en este caso deportistas como sujetos hegemónicos y como
forjadores de hegemonía en la sociedad.
El deportista es sujeto de hegemonía sobre toda la sociedad, en la medida
en que sus victorias o derrotas (deportivas) no son solo personales, son de
toda la sociedad y son asumidas por la misma bajo esta misma lógica.
El deporte en el siglo XXI tiene unas particularidades muy propias del modo
de producción capitalista. Esto se evidencia en la caracterización que a
propósito de este realiza Jean Marie Brohm.
Desde la posición de Brohm, el deporte se caracteriza por tener un principio
de rendimiento, un sistema de organización burocrática, un sistema de
jerarquización y un principio que lo define como publicitario o “de masas” en
si mismo.
Estas características, sumadas a la amplia difusión que el deporte tiene en
los medios de comunicación, han hecho del deporte un medio para la
hegemonía social. Gramsci entiende por hegemonía social la capacidad de
dirección sobre el conjunto de la sociedad, es decir la articulación de todas
las hegemonías a favor de la dirección de la sociedad.
111
Volviendo al deporte como medio para la consecución de la hegemonía
social, esta no sería de manera directa, es decir el deporte no sería el
“director” de la sociedad por sí mismo, pero si sería utilizado para garantizar
los escenarios de gobernabilidad que la hegemonía social requiere, a través
de la mistificación de las relaciones que al interior de los estados subyacen.
El deporte como AIE forma sujetos hegemónicos, que a su vez llevan la
ideología a través de sus prácticas corporales. Esto quiere decir que toda
práctica corporal es en si misma ideológica. El deporte es una práctica
corporal y como tal obedece entonces a una ideología específica.
La ideología a la que obedece es a la ideología estatal. A la del modo de
producción capitalista, a la de la sumisión y la obediencia. El deporte, en
consecuencia, no obedece a sistemas políticos de derecha o de izquierda, en
otras palabras, el deporte es más una suerte de legitimador de las
estructuras estatales. Es una forma a través de la cual se adiestra a los
sujetos y a las masas, es una representación ideológica del “orden” estatal.
Es un mecanismo de mistificación de las relaciones que subyacen al estado,
que por lo tanto funciona al interior de las estructuras estatales como AIE.
En consecuencia a lo que se debe el deporte, el deportista obedece a esta
misma lógica. El deportista es en sí un sujeto ideológico que el estado ha
ideologizado por varias razones: como medio de mistificación de las
relaciones que al interior del estado subyacen, para forjar un sujeto formador
de hegemonía social y como medio de regulación de algunos aspectos que
acontecen a la población masas.
112
La “regulación”, fue una forma de gobernabilidad que surgió a partir del
aparecimiento de la sociedad biopolítica, que según Foucault se oponía al
paradigma de la soberanía. La sociedad biopolítica fue la que encontró en la
regulación de los procesos biológicos de los hombres la posibilidad de
control sobre los cuerpos de la población y fue la que evidenció, utilizando
una frase de Negri y Hardt, “el paso de la sociedad disciplinaria a la sociedad
de control”
En la sociedad disciplinaria, a partir de la reflexión foucoltiana, existían
dispositivos disciplinarios que garantizaban la disciplina de los sujetos. Estas
“disciplinas” eran entonces las formas de dominación sobre el cuerpo del
individuo libre de la modernidad temprana, que garantizaban dos aspectos:
1. Reproducir relaciones de producción (acrecentar el desarrollo económico)
y 2. Volver dócil el cuerpo, garantizando de esta manera la sumisión. Estas
técnicas disciplinarias sirvieron para generar orden resultante de la novedad
de la modernidad.
Con el surgimiento de la biopolítica, se combinaron entonces los dispositivos
disciplinarios con algunos de regulación que propendían por el control ya no
del sujeto, sino del colectivo de individuos insertos en la modernidad.
En este contexto, el deporte es utilizado como un complejo dispositivo doble,
disciplinario y de control, en la sociedad contemporánea, que conlleva en la
estructura misma de su práctica cotidiana, para el sujeto actor como
operador una suerte de “dominación” sobre los sujetos y sobre las masas.
113
El deporte es entonces un dispositivo disciplinario, que traspola a la sociedad
esta estructura disciplinaria gracias al “eco” que tienen al interior de la
sociedad. Eco que se disfraza de una aparente neutralidad, pero que
conlleva toda la ideología y deseo de hegemonía del estado actual.
La caracterización del deporte como un doble dispositivo disciplinario y de
control del pueblo, es posible, principalmente a que el deporte es un micro
mundo de las normas y las reglas, en otras palabras, el deporte vive en el
mundo de la reglamentación, a decir, del control.
Esto permite un control sobre el cuerpo del sujeto deportista que no admite
un comportamiento emancipador; esto debido a que la emancipación no iría
en concordancia con las necesidades del deporte y del deportista, a saber, el
rendimiento atlético del mismo. El control del que es objeto, es asumido y
acatado por el deportista, sin una aparente oposición al mismo, debido a la
ideologización previa que desde los aparatos estatales ha sido objeto. Esto
último evidencia que además de existir un control sobre los cuerpos, también
existe sobre la mente de los deportistas.
Todo el control del que es objeto, evidencia que el deporte es parte de la
lógica de la sociedad biopolítica. No está inscrito por lo tanto en el
entendimiento de la biosociedad, que sería una sociedad emancipadora de
las prácticas sociales de los individuos, entendidas estas como prácticas
liberatorias. Una sociedad biopolítica, donde se asumen las individualidades
como parte de los colectivos y donde se comprende que cada actuación que
114
un individuo realice es parte de su subjetividad dentro de la política para sí y
para su colectivo.
Las actuaciones emancipadoras que los deportistas han hecho, en
concordancia con lo que sería el deporte dentro del marco de la biosociedad,
han sido hechos aislados y por lo tanto no son constituyentes del deporte en
sí. De hecho, las manifestaciones de índole político que algunos deportistas
han tenido, que no van en concordancia con las idea de los estados, han
sido coartadas y señaladas por parte de los mismos a través de sus canales
comunicativos y de instituciones privadas al servicio de los mismos.
El deporte, en concordancia, ha sido utilizado como mecanismo de control
tanto del cuerpo individual, como de las masas, las cuales han sido objeto de
este. Las masas son, parafraseando a Negri y Hardt, colectivos fáciles de
manipular, de conducir y de orientar. Carecen por lo tanto de autonomía en
las decisiones, actúan en concordancia a las decisiones de otros y operan
bajo la lógica unitaria de pueblo, en otras palabras sin individualización sino
como uno solo. Este control lo hace hacía la masa de deportistas y hacia la
masa de espectadores dentro de la compleja red del deporte espectáculo.
Como contrapropuesta a la conglomeración de “masas”, surge la “multitud”,
que según entienden Negri y Hardt, es el sujeto colectivo que constituyen los
muchos en la participación, la relación directa con la acción de los sujetos en
su pluralidad y singularidad radicales.
115
En este contexto (el de la biosociedad y la multitud), el deporte emerge como
una praxis liberadora, que es capaz de fracturar a su dominio mismo: la
disciplina y el control. Esto a través de la incorporación del deporte como
creación y recreación de la condición humana en libertad radical.
116
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