Justicias, Jueces y Culturas Jurídicas en El Siglo XIX Rioplatense

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Nuevo Mundo Mundos Nuevos Nouveaux mondes mondes nouveaux Novo Mundo Mundos Novos New world New worlds Débats | 2010 Justicias, jueces yculturas jurídicas en el siglo XIXrioplatense – Dossier coordinado por Darío Barriera DARÍO G. BARRIERA Justicias, jueces y culturas jurídicas en el siglo XIX rioplatense [23/03/2010] Résumés Español English Este trabajo intenta ubicar las contribuciones incluidas en el dossier en el marco de los estudios que abordan específicamente la historia de la justicia rioplatense así como en la contribución que éstos comportan para comprender los cambios institucionales y sociales de la primera mitad del siglo XIX en el área. This paper considers the contributions included in the dossier “Justicias, Jueces y Culturas Jurídicas…” in the frame of the studies on history of the justice of the River Plate region as well as in the contribution that these propose to understand the institutional and social changes of the first half of the 19th century in the area. Texte intégral Hace tiempo que la historiografía social rioplatense 1 produce materiales que perfectamente pueden inventariarse a beneficio de una “historia social de la 1

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Débats | 2010Justicias, jueces y culturas jurídicas en el siglo XIX rioplatense – Dossier coordinado por Darío Barriera

DARÍO G. BARRIERA

Justicias, jueces y culturasjurídicas en el siglo XIXrioplatense[23/03/2010]

Résumés

Español EnglishEste trabajo intenta ubicar las contribuciones incluidas en el dossier en el marco de losestudios que abordan específicamente la historia de la justicia rioplatense así como enla contribución que éstos comportan para comprender los cambios institucionales ysociales de la primera mitad del siglo XIX en el área.

This paper considers the contributions included in the dossier “Justicias, Jueces yCulturas Jurídicas…” in the frame of the studies on history of the justice of the Riv erPlate region as well as in the contribution that these propose to understand theinstitutional and social changes of the first half of the 1 9th century in the area.

Texte intégral

Hace tiempo que la historiografía social rioplatense1 produce materiales queperfectamente pueden inventariarse a beneficio de una “historia social de la

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justicia”.2 El encuentro de nuestra historia social con intereses muy específicosde la historia del derecho –la práctica procesal o la cultura jurídica, entre otros–se debe a diversos procesos historiográficos experimentados durante losúltimos años.Las primeras expresiones rioplatenses de lo que Lawrence Stone y Arlette

Farge, entre otros, denominaron “redescubrimiento del archivo judicial”,3 nofueron consecuencia de un interés por historizar la justicia, sino depreocupaciones que ponían en el centro del foco la búsqueda de caracteres hastaentonces esquivos de sectores sociales subalternos, desde la vida cotidianahasta la criminalización de sus conductas por parte de las clases hegemónicas.4

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En segundo lugar, aun si la historia de las instituciones puede considerarse unarama o una “hija emancipada” de la historia del derecho,5algunos representantesde esta disciplina en la Argentina se acercaron a posiciones normalmentesostenidas por la historia social, planteando que las experiencias institucionalesdebían estudiarse comenzando por el orden normativo pero no según “cómodebieron ser” sino “tal cual fueron”,6importando de la historia a secas ciertapreocupación por el contexto económico y social de la época.7

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El contacto de los historiadores preocupados por la sociedad o la economíacolonial y poscolonial con los expedientes judiciales llamó su atención hacia laubicación que los propios actores hacían de la función justicia en la Monarquía oen los nacientes estados provinciales como cuerpos políticos así como lesimpuso la necesidad de un mejor conocimiento de las instituciones y lasfunciones específicas del campo que producía la documentación con la que semanejaban.8 Desde hace una década, ambos movimientos convergieronexplícita y concretamente. Si en la preocupación por el universo de las accioneslos historiadores del derecho hacían pie delicadamente, los que proveníamos dela historia social (y sobre todo los más novatos) teníamos la misma sensación ala hora de vérnosla con la tratadística, las reglamentaciones, su “verdadero”valor y su lenguaje. La materialización de esta convergencia puede registrarseen la Argentina, por ejemplo, en el creciente número de mesas temáticas sobreel derecho y la justicia que forman parte de los grandes encuentros periódicos –paradigmáticamente las Jornadas Interescuelas­Departamentos de Historia y lasJornadas de Historia del Derecho organizadas por el INHID, desde 1999 cada vezmás abiertas al diálogo con historiadores que no hicieron su formación en aulasde las facultades de abogacía.9 Ese mismo año se celebraron en Mar del Plata lasjornadas de reflexión sobre la fuente judicial por la convocatoria de la SupremaCorte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires. 10

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En tercer término, los estudios que se enfocaron en los procedimientos de laadministración de justicia y en los usos que de éstos hicieron los diferentesactores sociales han permitido corroborar su decisiva importancia para develarlas estrategias de los agentes (en especial de los grupos subalternos) y lasconfiguraciones de sus culturas políticas.11

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En cuarto lugar, los enfoques realizados desde este mirador han coincidido enque la historia de la justicia exige una periodización propia.12 Se han propuestorectificaciones o alternativas para corregir ciertos simplismos contenidos, porejemplo, en las periodizaciones que gobiernan la enseñanza de la historiaescolar.13

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Desde luego, existen todavía zonas grises (cuando no definitivamente oscuras)y áreas vacantes. El estudio sistemático (prosopográfico) de jueces yfuncionarios menores de justicia, por ejemplo, apenas está en marcha para

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algunas zonas y periodos,14 y su desarrollo es indispensable para componer uncuadro sobre la administración de la justicia.15 De cualquier modo, si lahistoriografía rioplatense no ha hecho todavía estos estudios o no siemprecuenta con las fuentes adecuadas para realizar aproximaciones cuantitativas,haconseguido retratar con bastante claridad la diseminación de jurisdicciones yatribuciones judiciales en el ordenamiento colonial y trazado muy buenasimágenes sobre lo que implicó el desarrollo de una “justicia de jueces” en ladinámica del poder político de antiguo régimen.16 También se señalótempranamente que estos justicias eran sobre todo mediadores y que su estudioera imprescindible para comprender la dinámica del poder político local endiferentes contextos.17De este modo, el conocimiento de las prácticas deadministración de justicia se reveló útil para acceder tanto a los procesos deconstrucción de la autoridad por parte de los agentes que cumplían algunafunción judicial de antiguo régimen –desde los oidores hasta los alcaldes dehermandad–así como las posibilidades que la arena judicial abría para lossúbditos menos acomodados de la Monarquía.18Estas consideraciones sonabsolutamente válidas para el análisis de la situación posrevolucionaria: solo espreciso reemplazar el nombre de la Institución Política y el de sus oficiales,agentes o funcionarios, según el caso.19

Cierta tradición historiográfica argentina, cuya referencia principal laconstituye la obra de Ricardo Levene,20 enfatizó sobre las discontinuidadesexistentes entre el ordenamiento jurídico­legal colonial y el posrevolucionario.En lo que concierne a la historia del derecho, postuló el pasaje de un “derechoindiano” a otro “patrio” y prestó menos atención a las continuidadesdoctrinarias, normativas y procedimentales ocluidas detrás de nuevos nombres.Así como es muy claro que dicha preocupación por la discontinuidad no estáapoyada en una filosofía de la historia atenta al conflicto, el hecho de atender alas continuidades en el mismo contexto no significa ignorar lastransformaciones, sino que sugiere afinar la mirada para analizar localmente elproblema de la construcción de sistemas políticos representativos y sus pasoshacia la formación de un “poder judicial” letrado e independiente –punto sobreel cual este dossier constituye una contribución.

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En los niveles locales de gobierno de la Monarquía hispánica en disolución,estas transformaciones fueron verdaderamente muy lentas: justicia y gobierno(pero también y quizás sobre todo, política y religión)21permanecieronentrelazados y algunas soluciones –como las adoptadas durante la corta peroconvulsa era rivadaviana– que, decretando la división de las funciones degobierno y justicia trataban de modernizar por ejemplo la administración de lacampaña, acabaron por dar legitimidad a una suerte de gobierno de los juecesdonde éstos, en el área rural, encarnaban la tradicional indivisión deatribuciones y hasta se erigieron en portadores de las antiguas capacidadesrepresentativas de los recientemente extinguidos cabildos.22

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Los estudios que se ocupan de la transición del orden colonial alposrevolucionario indican generalmente que las disputas de competencias yjurisdicciones se acentuaron mientras que los equilibrios entre los distintostipos de autoridad sufrieron alteraciones. Esto hace que la imagen general seamás difícil de captar a partir de una grilla de “historia desde arriba” y , encambio, los estudios localizados sobre las prácticas judiciales y sobre lasculturas jurídicas hayan comenzado a mostrarnos los rostros más cotidianos ymás realistas de estas experiencias.23

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Como se dijo, hasta hace poco tiempo, los modelos historiográficossocioeconómicos o político­institucionales encapsulaban el ámbito de la justiciadentro de la órbita de lo institucional. La historia político­institucional fuevíctima –durante muchos años y por razones académicas, heurísticas,ideológicas y políticas– de la identificación del campo de estudio con lagenealogía de uno de sus objetos (en este caso, el Estado) y por ello fue asumidacomo una sucesión de capítulos inevitables de la historia del Estado.24 Lasgrandes síntesis sobre la historia colonial hispanoamericana que corresponden aeste trazo, han transmitido un panorama en el cual los reinos de Indias eranretratados como el recipiente (en algunos casos pasivo, en otros medianamenteconflictivo)25 de una trasposición,26transplante27oimplantación28deinstituciones políticas –administrativas, de gobierno y dejusticia– pero en el marco del relato de la historia de la instalación del Estado enAmérica.29

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La trasposición de la línea divisoria entre la historia “colonial” y la del periodo“independiente” antes que mejorar las cosas, las empeoraba: la diversidad derespuestas al desafío que implicaba resolver regionalmente la disolución delorden colonial fue traducida por ese mismo tipo de enfoque historiográfico enuna imagen donde los fervores revolucionarios eran seguidos de un periodo de“anarquía”, guerras civiles y desintegración, liderado por “caudillos”,30 todo locual contrastaba con el retrato de un “orden colonial” donde los historiadoreshabían encontrado un estado moderno y un corpus de derecho homogéneo que,en todo caso, presentaba algunas especificidades o problemas de adaptación.

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Este panorama ha cambiado sustantivamente en los últimos años yperspectivas dediferente inspiración han puesto de relieve que, vistas desde elcristal de la Justicia, las sociedades surgidas del periodo revolucionario duranteel cual se disolvieron la mayor parte de los vínculos entre los territoriosamericanos y las metrópolis de las Monarquías ibéricas no parecen ni tanhomogéneas, ni tan revolucionarias, ni tan anárquicas como se las habíadescripto.

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El trabajo de Eugenia Molina que integra este dossier comienza poniendo enescena algunos aspectos de ese diagnóstico y propone buscar respuestas en unestudio que, si bien limita voluntariamente al orden prescriptivo, tiene un dobleinterés: además de observar la construcción de institutos de baja justicia, seocupa de Cuyo, uno de los espacios políticos que –gracias a una relativaestabilidad política durante un periodo que para el resto de las ProvinciasUnidas era particularmente convulso– sirvió de caso ejemplar para quienesquisieron encontrar rápidamente fraguadas e institucionalmente expresadas lasideas de un republicanismo de corte liberal.31

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La desmitificación de aquella imagen que hacía de contrapeso para la de la“anarquía” de los territorios al norte y este del oasis cuyano, no acaba decomenzar. El trabajo de Molina se suma a las aportaciones realizadas porBragoni (desde la historia política), Seghesso y Sanjurjo (desde la historia delderecho) y se enfoca específicamente en el registro de las disposiciones queregían el quehacer de agentes locales de la “baja justicia” –decuriones ycomisarios.

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Aunque en este caso el foco del análisis permanece en el orden de lasreglamentaciones,32 éstas no son analizadas en el vacío: Molina corrige la imagenque podría derivarse de las disposiciones (por ejemplo las que afirmaban crearuna división de poderes o diferenciar esferas en el ámbito procesal) y ,

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constatando la permanente intervención del gobierno provincial (a partir de laconcesión de facultades al gobernador de manera extraordinaria o de lacreación de comisiones ad hoc por parte de éste para juzgar delitos de diferentetipo) deja ver cómo en Cuyo –lo mismo que en Tucumán, según lo muestra eltrabajo de Gabriela Tío Vallejo en este mismo dossier–, Córdoba33 o Santa Fe34

los gobernadores retuvieron amplias capacidades de administración de justiciasin que esto provocara resistencias.El trabajo de Inés Sanjurjo presenta dos coincidencias con el de Molina:

aborda la conformación institucional de la justicia de Paz en Mendoza (creada en187 2, después de la organización del régimen municipal) y lo hace también apartir del estudio del registro de las justicias menores. Evalúa las funciones ycompetencias de los jueces de paz comparándolas con las de los subdelegados –figura que la autora ya ha estudiado–35 y evita la trampa que supone trazar unpuente de continuidad entre estos jueces de paz y los jueces rurales “coloniales”entendidos sencillamente como sus antecedentes.36 Las nuevas leyes retirabanfacultades judiciales a los subdelegados evitando otorgarlas nuevamente acomisarios y decuriones, relegados en este último cuarto del siglo XIX a tareasde “policía”. El trabajo de Sanjurjo nos permite completar el recorrido por laadministración de la baja justicia en Mendoza que habíamos comenzado con eltrabajo de E. Molina, incorporando el examen de 53 expedientes y protocolosconservados sobre la actuación del juez de paz del departamento de San Rafael(provincia de Mendoza) entre 1898 y 1909. Esta documentación le permiteverificar (entre otras cosas) lo inoportuno de convertir la informaciónproporcionada por las prescripciones normativas en hechos consumados: siaquellas promovían y pretendían que la conciliación fuera uno de los trabajospreferentes que debía realizar el juez de paz, los registros escritos examinadospor Sanjurjo lo testimonian apenas en cuatro ocasiones. Es ciertamente posibleque los jueces desarrollaran una actividad de conciliación que pudo haberescapado a los registros: sin embargo, hay motivos para pensar que si suintervención en este rubro era requerida por la ley , tenían buenas razones paradar cuenta de este tipo de acciones aunque fuera de manera sumaria.

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Los habitantes de San Rafael ocurrían ante la justicia de paz por las razonesmás diversas y el juez de paz se comportaba muchas veces como un celosoguardián de la legislación.37 En el caso rafaelino, además, la ausencia deescribano promovió que cumplieran con funciones notariales, convirtiéndosede este modo en polivalentes portadores de la cultura y la práctica jurídica local.

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El acceso a fuentes que faciliten el conocimiento de la justicia doméstica –según la denomina con ecos aristotélicos Gabriela Tío Vallejo en el trabajoincluido en este dossier– es a todas luces dificultoso, y por este motivo lasposibilidades de realizar confrontaciones no es tan sencilla cuando se estudianbajas magistraturas, que administraban justicia oral38 –son las dificultades queencuentra Molina por ejemplo para ilustrar el quehacer de los decuriones o lasque tenemos en nuestro propio trabajo con los alcaldes de la hermandad enSanta Fe antes de 1832.39

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De la mano de este mismo registro del accionar de las justicias menores, perovolviendo al marco temporal de la disolución del vínculo colonial y de latraumática recomposición de una vida en república sin cabildos, Gabriela TíoVallejo pone sobre la mesa preguntas clave en las agendas de la historia políticadel periodo: ¿cómo ponderar la modernización revolucionaria? ¿a qué razonespudo deberse las dificultades que encontró para que la población y las

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instituciones las asumieran y practicaran? Por distintos caminos, los trabajos deTío Vallejo y de Alejandro Agüero coinciden al demostrar que en lo profundo –aunque también muchas veces en la superficie– las culturas jurídicas y las praxisinstitucionales de los actores que analizan no cambiaban a un ritmoprecisamente “revolucionario”.En marzo de 1824 la Sala de Representantes declaraba extinto al Cabildo

tucumano –lo mismo sucedía en Córdoba ese año– y repartía sus funciones unnaciente poder judicial y un departamento de policía. Los jueces civiles ycriminales reemplazaron a los alcaldes ordinarios, se mantuvo el cargo deProcurador y el problema más grave –como en todos los territoriosrioplatenses– se planteó a la hora de ordenar la justicia de campaña, dado quelos alcaldes de la hermandad de la campaña retuvieron amplias y ambiguasatribuciones, permaneciendo como “…funcionarios judiciales, vehículos degobernabilidad, agentes electorales, intermediarios sociales y territoriales.”TíoVallejo compara los ítems de la organización institucional de la justiciatucumana después de la extinción del cabildo y , en comparación con las deMendoza, Buenos Aires o Córdoba, encuentra que el caso tucumano –no muydiferente del santafesino, cuyo cabildo fue suprimido a finales de 1832– fuerudimentario pero que condujo al mismo tipo de resultado que en las otrasprovincias: en efecto, la subordinación de los agentes de justicia la gobernadores, bajo el gobierno de Heredia, muy similar a lo que puede registrarse enBuenos Aires bajo el rosismo o en la Santa Fe de López.

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Las dificultades para imponer una justicia letrada40 no debe buscarse, sugierela autora, en “el raquitismo institucional” sino en la cultura jurídica de lapoblación y la de sus autoridades: el camino que elige es adecuado ya queabandona el universo de las reglamentaciones y busca los materiales para trazarunas pinceladas sobre esta justicia rústica en la letra de los expedientesjudiciales, que contiene las voces de los jueces y de los usuarios de la justicia.

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Tío Vallejo afirma que “…la historiografía que se ocupaba de las primerasdécadas posindependientes ha estado entrampada en el mito del estadomoderno”, afirmando –de la mano de Garriga– que a esta situación debeagregarse “la distorsionadora identificación entre estado y estado moderno”.Compartimos de hecho estas interesantes observaciones, aunque se puedeampliar su alcance en ambos tramos: primero, es seguro que la trampa del mitodel estado moderno no se cobró como única víctima a la historiografía delperiodo posindependiente –la del periodo colonial tampoco supo ni quisoeludirla. Segundo, la “distorsionadora identificación” entre “estado” y “estadomoderno” no es la única ni la más grave: peor estamos cuando se identifica –conceptual, ya que a veces no categorialmente– “estado” sin más, con cualquierforma de poder político a lo largo de la historia.41

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También es importante la invitación que la autora recoge de Luca Mannori,proponiendo un estudio de la mediación como vía de acceso a un mejorconocimiento de las relaciones de poder político en las realidades caracterizadaspor el policentrismo.

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El trabajo de Agüero, por último, utiliza registros de la justicia criminal deCórdoba para proseguir con un trabajo que el autor referencia como ya iniciadodesde la historia del derecho: la continuidad de la cultura jurídica durante latransición entre el orden colonial y el nuevo orden republicano de la primeramitad del siglo XIX.42 El autor escoge ilustrar el tema a través de tres tipos decontinuidades (en la lectura objetiva de normas de garantía, en el uso de nuevas

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Notes

1 El adjetiv o “Rioplatense” se utiliza aquí de manera genérica para designar unconjunto que admita trabajos historiográficos que conciernen a las colonialesgobernaciones del Paraguay , Buenos Aires y del Tucumán, a Cuy o bajo sus diferentesdenominaciones y situaciones administrativ as, las gobernaciones­intendenciascreadas durante las reformas de los años 1 7 80 y a la de los estados prov inciales frutode la disolución del v ínculo con la Metrópoli a partir de 1 810. La denominaciónpretende facilitar la reunión bajo una fórmula simple de estudios sobre el pasado de losterritorios que integraron las “Prov incias Unidas del Río de la Plata”.

2 Balances historiográficos recientes en: Palacio, J. M. y Candioti, M. “Justicia,política y derechos en América Latina. Apuntes para un diálogo interdisciplinario”, enPalacio y Candioti, (compiladores), Justicia, política y derechos en América Latina,Prometeo, Buenos Aires, 2007 , pp. 1 1 ­24; Candioti, Magdalena “Historia y CuestiónCriminal. Notas sobre el despliegue de una curiosidad”, en Sozzo, Máximo

autoridades para evocar normas tradicionales y en su contraparte, laasimilación de las innovaciones a través de mecanismos tradicionales como eldesuetudo). Otra vez aparece aquí el recurso a la confrontación entre unostextos normativos con las prácticas –es decir, la consideración de lasreglamentaciones y luego el análisis de expedientes criminales.Sin embargo –y felizmente– esto no conduce al autor a la (a veces estéril)

polémica de las “normas versus las prácticas” sino que le permite corroborarque, en líneas generales, el orden de las artes de hacer y el de las justificacionesno ocurría ni en un vacío legal ni dando las espaldas a la normativa vigente: alcontrario, el universo normativo y doctrinario permitía una serie deinterpretaciones y usos que no ponían a estas esferas en contradicción, sino quenos exigen conocer mejor la cultura política de la época para comprenderla. Citoen extenso y bajo forma de pregunta una larga frase de este trabajo: “[¿]Quéposibilidad tenía de hacerse efectiva una garantía de legalidad con esta nociónde “ley” en la que resultaban asimilados y equivalentes los “mandamientos”, las“órdenes”, los “decretos”, los “acuerdos” y bajo un modelo de autoridad públicarepresentado por un concepto de “magistrado” en el que resultaban igualmenteincluidos y equiparados como productores de legalidad penal el “Director delEstado”, la “Cámara de Apelación”, el “Gobernador Intendente”, los “Teniente deGobernador”, etc.[?]” La persistencia (en los legos pero también en los letrados,es decir, en toda la cultura jurídica de la época) del paradigma jurisdiccional –del cual se deriva que una antropología jurisdiccionalista como la que en su horapropuso António Manuel Hespanha43 sea una de las vías de acceso másadecuadas para comprender estas sociedades– es la respuesta que el autorofrece en este breve pero contundente trabajo que no intenta ignorar loscambios que efectivamente estaban ocurriendo, sino compensar, en todo caso,ciertas imágenes excesivamente apegadas a ellos.44

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Los trabajos que reúne este dossier, expuestos y discutidos gracias a una feliziniciativa del Grupo “Problemas y Debates del Siglo XIX” en Mar del Plata(Argentina) durante abril de 2009,45 responden a este quehacer. Su inclusión endichas Jornadas constituye un síntoma: como sucedió en otros congresoscelebrados regularmente hace unos pocos años, en éste, el grupo anfitriónconformó por primera vez una mesa que giraba alrededor del campo de lajusticia. Un tópico que, a la par de sus laderos en el evento –el de la economía oel de la política– quizás tenga todavía el aire tímido de quien recién ha llegado,pero también la íntima convicción de haberlo hecho para quedarse.

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(coordinador), Historias de la Cuestión Criminal en la Argentina, Ediciones del Puerto,Buenos Aires, 2009, pp. 7 ­30; Yangilev ich, Melina, Crimen y castigo en la frontera(Buenos Aires, 1852­1880), Tesis Doctoral, UNICEN, Tandil, 2007 , inédita.

3 Stone, Lawrence “El Derecho”, en El Pasado y el presente, FCE, México, 1 986 yArlette Farge, Le goût de l'archive, Éditions du Seuil, Paris, 1 989. Para el mismocontexto, en un trabajo de recentísima publicación, Naoko Seriu plantea que laconsulta de los historiadores a los archiv os judiciales es y a un hábito adquirido. NaokoSeriu, « Les archiv es judiciaires et le terrain de la recherche historique », L'Atelier duCentre de recherches historiques, 05 | 2009, [En ligne], mis en ligne le 27 octobre2009. URL : http://acrh.rev ues.org/index1486.html. Consulté le 31 décembre 2009.Esto difícilmente pudiera sostenerse diez años antes incluso en Francia, donde a finalesde los 1 990s se v erificaba –aunque, es cierto, con un bagaje muy sólido como punto departida– el mismo interés que por estas latitudes.

4 Entre los primeros trabajos de historia social que interrogaron los archiv osjudiciales buscando las v oces de los sectores subalternos deben señalarse los de CarlosMay o desde “Entre el trabajo y el ocio: v agabundos de la llanura pampeana (1 7 50­1810)”, en HISLA, XIII­XIV, 1 989, pp.67 ­7 6 hasta el más reciente Porque la quierotanto. Historia de amor en la sociedad rioplatense (1750­1860), Biblos, Buenos Aires,2004. También los de Silv ia Mallo, La sociedad rioplatense ante la Justicia. La transicióndel siglo XVIII al XIX, Archiv o de la Prov incia de Buenos Aires, La Plata, 2004.Ambos, con Osv aldo Barreneche, “Plebe urbana y justicia colonial. Las fuentesjudiciales. Nota para su manejo metodológico”, en Estudios e investigaciones, 1 , UNLP,1 989, pp. 47 ­80. Y los tres, junto a Raúl Fradkin, reflexionaron sobre el particular enVVAA La fuente judicial en la construcción de la memoria, DHJ– Suprema Corte deJusticia y Univ ersidad de Mar del Plata, 1 999, pp. 583 a 602. [Reflexiones finales]).Juan Carlos Garav aglia publicaba entonces un brev e pero sustancioso artículo queperseguía y conseguía este objetiv o: “ 'Pobres y ricos': cuatro historias edificantes sobreel conflicto social en la campaña bonaerense (1 820­1840)”, en Entrepasados, 1 5,1 998, pp. 1 9­40 y en Rosario, el interés por las “clases subalternas” estudiadas atrav és de los archiv os de la justicia criminal se expresaba en el artículo de VilmaBidut, Elsa Caula y Nora Liñán, "Las clases peligrosas y el buen v iv ir. Delincuentes enel Pago de Rosario de los Arroy os, 1 820­1850", en Avances del Cesor, Año I, núm. 1 ,Rosario, 1 998, pp. 23­43.

5 García de Valdeav ellano, Luis, Curso de Historia de las Instituciones españolas,Alianza, Madrid, 1 984 [1 968], p. 97 .

6 Tau Anzoátegui, Víctor y Martiré, Eduardo, Manual de Historia de las InstitucionesArgentinas, 7ma. Edición, Librería Editorial Histórica Emilio J. Perrot, Buenos Aires,2005, p. 27 .

7 Es cierto que, en España, por ejemplo, esto era reclamado desde la historia delderecho más dura a finales de los años 1 960s. “…la Historia de las Instituciones no sóloatiende al aspecto formal y estrictamente jurídico de la constitución política, sino a larealidad social y económica en que aquella se encuadra.” García de Valdeav ellano,Luis Curso de Historia de las Instituciones españolas, Alianza, Madrid, 1 984 [1 968], p.98.

8 Véase la compilación de Marco Bellingeri, Dinámicas de Antiguo Régimen y ordenconstitucional: representación, justicia y administración en Iberoamérica, siglos XVIII­XIX, Otto, Turín, 2000 así como los de Jorge Gelman “Justice, état et société. Lerétablissement de l’ordre à Buenos Aires après l’independance (1 810)”, en ÉtudesRurales, núm. 1 49­1 50, janv ier­juin 1 999, pp. 1 1 1 a 1 24 y Juan Carlos Garav aglia,“Alcaldes de la Hermandad et Juges de Paix à Bs. As. (XVIIIe­XIXe siècle)”, en elmismo número de Études Rurales. En el mismo sentido, v arios de los trabajos deGarav aglia reunidos en su libro Poder, conflicto y relaciones sociales. El Río de la Plata,XVIII .XIX, Homo Sapiens, Rosario, 1 999.

9 En la Argentina la historia del derecho nació y fue cultiv ada por décadas –ymuchos sostienen todav ía que esto es lo correcto y lo deseable– casi exclusiv amentepor abogados. Véase Dalla Corte, Gabriela “La historia del derecho en la Argentina o lahistoria jurídica como proceso”, Prohistoria, III, 3 , Rosario, 1 999.

10 El siguiente año (2000) con Gabriela Dalla Corte lanzamos una conv ocatoriaalrededor de este eje temático que registró un alto número de propuestas depublicación. Las que fueron aceptadas se incluy eron en un número monográfico de larev ista Prohistoria incluy endo textos de historiadores argentinos y europeos que

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animaban por entonces inv estigaciones sobre historia y antropología jurídicas–Prohistoria, V, 5, Rosario, 2001 .

1 1 Desde 1 998, Raúl Fradkin dirige inv estigaciones colectiv as sobre este tema desde laUniv ersidad Nacional de Luján. Los títulos de sus proy ectos (“La experiencia de lajusticia: poder y sociedad en la campaña bonaerense, 1 7 30­1830” o “Justicia yconflictiv idad social rural: la campaña bonaerense entre 1 7 80 y 1 830”) expresantanto la adopción del ámbito de la justicia como puerta de entrada a otros problemasmay ores (el poder, la conflictiv idad social) en un espacio (la campaña bonaerense) asícomo la adopción de una periodización que –como v eremos más adelante– cuestiona laclásica de la historia política. Los resultados pueden encontrarse en las compilacionesde Raúl Fradkin El poder y la vara. Estudios sobre la justicia y la construcción del Estadoen el Buenos Aires rural, Prometeo Libros, Buenos Aires, 2007 y La ley es tela de araña.Ley, justicia y sociedad rural en Buenos Aires, Prometeo Libros, Buenos Aires, 2009, ensu libro La historia de una montonera. Bandolerismo y caudillismo en Buenos Aires, 1826,SXXI, Buenos Aires, 2006, 220 pp., así como en la nuestra, Justicias y Fronteras.Estudios sobre historia de la Justicia en el Río de la Plata, Editum, Murcia, 2009.

1 2 Como y a lo ha planteado Palacio, Juan Manuel “Hurgando en las bambalinas de Lapaz del trigo. Algunos problemas teórico­metodológicos que plantea la historiajudicial”, en Quinto Sol, Núm. 9­10, Santa Rosa, 2005.

1 3 Agüero, Alejandro, “Formas de continuidad…”, en este dossier.

1 4 Me refiero aquí a la que acabamos de comenzar en colaboración con MelinaYangilev ich con el propósito de comparar jueces de paz de Santa Fe y Buenos Aires:“Los jueces de paz y la justicia de paz en Santa Fe y Buenos Aires durante la primeramitad del siglo XIX: modos de hacer y culturas jurídicas de una justicia lega.”, PICT2008­1 186 de la ANPCYT.

1 5 Poco de esto está terminado para los territorios rioplatenses. Las mejores páginas alrespecto surgen de análisis cualitativ os y son las que Juan Carlos Garav aglia haconsagrado a los jueces rurales bonaerenses. A las citadas ut supra agréguese laspáginas dedicadas a los jueces rurales de Areco en San Antonio de Areco, 1680 ­1880. Unpueblo de la campaña, del Antiguo Régimen a la modernidad argentina, ProhistoriaEdiciones, Rosario, 2009. Ver, además, Barreneche, Osv aldo, "Jueces, Policía y laAdministración de Justicia Criminal en Buenos Aires, 1 810­1850", en GAYOL, Sandray KESSLER, Gabriel Violencias, delitos y justicias en la Argentina, Manantial, UNGS,Buenos Aires, 2002, pp. 207 ­224. No existen estudios sistemáticos yprosopográficamente extensos como los de Burkholder y Chandler (BiographicalDictionary of Audiencia Ministres in the Americas, 1687­1821, Connecticut 1 97 7 ) o los deJav ier Barrientos Grandón y José de la Puente Brunke para Chile y el Perúrespectiv amente. José de la Puente Brunke, "Sociedad y Administración de Justicia:los ministros de la Audiencia de Lima (Siglo XVII)", en Ius et Veritas, Año IX, Núm. 1 8,1 999., "Justicia e intereses particulares: el caso de un oidor del siglo XVII", en Boletíndel Instituto Riv a Aguero, Nº 24, Lima, 1 997 , pp. 443­452.

1 6 Desde la historia del derecho, Zorraquín Becú, Ricardo La justicia capitular durantela dominación española, IHDA, UBA, Conferencias y Comunicaciones, XVII, BuenosAires, 1 947 , 58 pp.; una mirada de conjunto en Tau Anzoátegui, Víctor "LaMonarquía: poder central y poderes locales" y "Órdenes normativ os y prácticas socio­jurídicas: la justicia," ambos en Nueva historia de la Nación Argentina, Tomo II, PeriodoEspañol: 1600­1810, (Buenos Aires: Academia Nacional de la Historia y EditorialPlaneta, 1 999). Desde la perspectiv a socioeconómica v éase Zacarías Moutoukias,"Gobierno y sociedad en el Tucumán y el Río de la Plata, 1 550­1800," en La sociedadcolonial, ed. Enrique Tandeter, v olumen 2 de Nueva historia argentina (Buenos Aires:Editorial Sudamericana, 2000). Sus implicaciones para la historia social del poderpolítico en Barriera, Darío “La ciudad y las v aras: justicia, justicias y jurisdicciones”en Revista de Historia del Derecho, Núm. 31 , Buenos Aires, 2003.

1 7 Garav aglia, Juan Carlos “Alcaldes de la Hermandad et Juges de Paix à BuenosAires (XVIIIe­XIXe siècle)”, en Études Rurales, núm. 1 49­1 50, janv ier­juin 1 999, pp.99 a 1 1 0.

1 8 Véase al respecto Oscar Trujillo “Fieles y leales v asallos. Agentes subalternos ypoder en los Juicios de Residencia. Buenos Aires, mediados del siglo XVII” y DaríoBarriera, “Conjura de Mancebos: Justicia, equipamiento político del territorio eidentidades. Santa Fe, 1 580”, ambos en Justicias y Fronteras. Estudios sobre historia dela Justicia en el Río de la Plata, Editum, Murcia, 2009.

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1 9 Continuidades y cambios están impecablemente analizados en Barreneche,Osv aldo Dentro de la Ley, Todo. La justicia criminal de Buenos Aires en la etapa formativadel sistema penal moderno de la Argentina, Ediciones Al Margen, La Plata, 2001 .

20 Lev ene, Ricardo Historia del Derecho Argentino, Tomo I, Kraft, Bs. As., 1 945.

21 Al respecto v éanse las páginas que Alejandro Agüero dedica a los criterios de“conv eniencia” en la administración de la justicia penal en su libro Castigar yperdonar cuando conviene a la República. La justicia penal de Córdoba del Tucumán,siglos XVII y XVIII , CEPC, Madrid, 2008, passim., especialmente p. 454.

22 Ternav asio, Marcela “Entre el cabildo colonial y el municipio moderno. Losjuzgados de campaña en el Estado de Buenos Aires, 1 821 ­1 854”, en Marco Bellingeri,Dinámicas…, cit., pp. 295­336.

23 Véase nuestro “Saberes jurídicos, quehaceres judiciales y representacionesmentales: puntos de referencia para interpretar sus relaciones”, en Avances del Cesor,Núm. 6, Rosario, 2009, pp. 1 03­107 .

24 Un ejemplo de estas posturas es el de Horst Pietchsmann, El estado y su evolución alprincipio de la colonización española en América, trad. Angélica Scherp (México: Fondode Cultura Económica, 1 989). Hemos presentado el problema, in extenso, en "Lahistoria del poder político sobre el periodo temprano colonial rioplatense. Razones deuna ausencia, propuestas para una agenda," Penélope: Revista de História y CiênciasSociais 29 (2006):1 33­59.

25 Simpson, Lesley B., The Encomienda in New Spain. The Beginning of Spanish Mexico,California 1 966.

26 Elliot, John “España y América en los siglos XVI y XVII”, en Bethell, Leslie (editor)Historia de América Latina, Tomo II, Cambridge Univ ersity Press­Crítica, Barcelona,1 990, p. 1 2.

27 Mario Góngora hablaba del “transplante” de la forma de gobierno. Góngora, MarioEstudios sobre la historia colonial de Hispanoamérica, Editorial Univ ersitaria,Santiago, 1 998 (1 97 5 en inglés), p. 94 y ss. Historiadores del derecho indiano comoAlfonso García Gallo utilizaban también esta clav e del transplante, y con base en ellasostenían la continuidad entre el derecho “español” y los derechos “patrios”latinoamericanos; v éase al respecto Dalla Corte, Gabriela “La historia del derecho enla Argentina o la historia jurídica como proceso”, Prohistoria, III, 3 , Rosario, 1 999, p.1 49. Ricardo Lev ene hablaba del transplante que los Rey es Católicos habían hecho aIndias del “derecho y las instituciones hispánicas”. Lev ene, Ricardo Historia delDerecho Argentino, Tomo I, Guillermo Kraft, Buenos Aires, 1 945, p. 33 y p. 1 09.

28 Céspedes del Castillo, Guillermo, “La organización institucional, La organizacióndel espacio físico y social” en Alfredo Castillero, Historia General de América Latina, Vol.III, 1 , UNESCO­Trotta, Madrid, 2000, p. 30.

29 Pietchsmann, Horst, El estado y su evolución al principio de la colonización españolaen América, FCE, México 1 989 [1 980], trad. Angélica Scherp, 247 pp.; “Les Indes deCastille”, en Le premier âge de l’état en Espagne (1450­1700), CNRS Éditions, Paris1 989, pp. 1 48 a 1 88.

30 El diagnóstico de la anarquía fue tomado, como se sabe, de los temores de lospropios protagonistas de las rev oluciones de independencia –incluso los consideradosmás progresistas, como Simón Bolív ar. Véase Ly nch, John América Latina, entrecolonia y nación, Crítica, Barcelona, 2001 , Caps. VII y VIII, y reificado por la primerahistoriografía profesional de finales del siglo XIX. Las clásicas imágenes del caudillismoy la anarquía, profundamente rev isadas desde los años 1 990, atrav esó lasconstrucciones historiográficas más div ersas, desde las liberales hasta algunasnacionalistas, en la pluma del y a mencionado Ricardo Lev ene, hasta la de TulioHalperin Donghi (pasando por Julio Irazusta, Adolfo Saldías y José Luis Busaniche) yla de algunos div ulgadores de posiciones políticas inconciliables como Félix Luna, JoséMaría Rosa o Jorge Abelardo Ramos.

31 Cfr. los trabajos de Genev ièv e Verdo con los que esta autora ev identementedialoga: L’indépendence argentine entre cités et nation (1808­1821), Publications de laSorbonne, Paris, 2006 y su artículo “El escándalo de la risa…”, incluido en Guerra, F.X. y Lempérière, Annick Los espacios públicos en Iberoamérica. Ambigüedades yproblemas. Siglos XVIII­XIX, Centro Francés de Estudios mexicanos yCentroamericanos, FCE, México 1 998, 366 pp. También Ternav asio, Marcela

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Gobernar la revolución. Poderes en disputa en el Río de la Plata, 1810­1816, Buenos Aires,Siglo XXI, 2007 .

32 La autora ha tratado distintos aspectos de la v ida de estos agentes en otros artículos"La reconfiguración de la elite local durante el proceso rev olucionario en Mendoza(Argentina), 1 810­1820. Un análisis a partir de los funcionarios subalternos dejusticia", en Secuencia, 7 3, México, enero­abril de 2009; “Notas sobre las relacionessociales y la organización administrativ a del espacio en la campaña mendocina en losinicios del proceso rev olucionario (1 810­1814)”, en Mundo agr. [online]. 2008, v ol. 8,n. 1 6, pp. 00­00. ISSN 1 51 5­5994 y “Criminalidad y rev olución. Algunasconsideraciones sobre las prácticas delictiv as en Mendoza entre 1 810 y 1 820”, enAvances del Cesor, 6, Rosario, 2009.

33 Romano, Silv ia, Economía, sociedad y poder en Córdoba. Primera mitad del sigloXIX, Córdoba, Ferreira Editor, 2002; de la misma autora, "Instituciones coloniales encontextos republicanos: los jueces de la campaña cordobesa en las primeras décadaspostrev olucionarias", en HERRERO, Fabián (compilador) Revolución. Política e ideas enel Río de la Plata durante la década de 1810, EC, Buenos Aires, 2004, pp. 1 67 ­200.

34 “El equipamiento político del territorio. Del pago de los Arroy os a la ciudad deRosario (1 7 25­1852)”, Darío Barriera (dir.), El poder político municipal y el gobierno dela ciudad (hasta 1930), Consejo Municipal de Rosario, Rosario, 2009, T. I.

35 Sanjurjo de Driollet, Inés Elena, La organización político­administrativade lacampaña mendocina en el tránsito del Antiguo Régimen al orden liberal, Instituto deHistoria del derecho, Buenos Aires, 2004.

36 Sanjurjo de Driollet, Inés Elena, Muy I lustre Cabildo, Justicia y Regimiento. Elcabildo de Mendoza en el siglo XVIII . Estudio Institucional, UNCUy o, Mendoza, 1 995.

37 Muy poco se parece a otros jueces de paz de otras fronteras agrarias del siglo XIX,por ejemplo, caracterizados como v erdaderos obstáculos al progreso. Véase, porejemplo, De Marco, Miguel Ángel (h) "El estado santafesino y la justicia de paz rural delos gobiernos conserv adores, 1 883­1 902", Revista de Historia del Derecho, Núm. 25,1 997 , pp. 1 83­228.

38 Hecho señalado y a por Simona Cerutti en Giustizia Sommaria. Pratiche e ideali digiustizia in una società di Ancien Régime (Torino, XVIII secolo), Feltrinelli, Milano,2003.

39 De donde se sigue el recurso a otros registros donde aparecen relatados usos yabusos de estos jueces (pleitos ordinarios, algunos expedientes civ iles o correspondenciaentre jueces tenientes de gobernador, alcaldes may ores o gobernadores). Barriera,Darío “La justicia en Santa Fe durante el período colonial. Desde la fundación de SantaFe a la supresión del cabildo santafesino (1 57 3­1832)”, en Hintze, Santiago y Boni,María Pía, Historia del Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe, Suprema Corte deJusticia de la Prov incia de Santa Fe, Santa Fe, 2009 –en prensa.

40 Estudiado por Fradkin para la campaña bonaerense y por Agüero para Córdoba, eneste dossier. Véase de Raúl Fradkin “¿Misión imposible? La fugaz experiencia de losjueces letrados de Primera Instancia en la campaña de Buenos Aires (1 822­1824)”, enJusticias y fronteras…, cit., pp. 1 43­1 62.

41 Sobre el particular son especialmente claras las palabras de Bartolomé Clav ero ensu clásico artículo “Institución política y derecho: acerca del concepto historiográficode Estado Moderno”, Revista de Estudios Políticos, Núm. 1 9, enero­febrero 1 981 , pp.43­57 . Hemos reflexionado sobre el particular en “Por el camino de la Historia Política:hacia una historia política configuracional”, en Secuencia, núm. 53, México, may o­agosto de 2002, pp. 1 63 a 1 96.

42 En materia penal, muy tempranamente señalado por Lev aggi, Abelardo Historiadel Derecho Penal Argentino, Perrot, Buenos Aires,1 97 8.

43 Hespanha, António Manuel Vísperas de Leviatán, Instituciones y poder político.Portugal ­siglo XVII , Taurus, Madrid, 1 989; La gracia del derecho. Economía de lacultura en la Edad Moderna, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1 993.

44 Sobre las resistencias despertadas por este enfoque, v éase Schaub, J­F “Historiacolonial de Europa. De Civ ilización a barbarie”, en Istor, 1 6, 2004, pp. 45­7 1 .

45 Los trabajos de las otras secciones de este encuentro fueron publicados en Ay rolo,Valentina –compiladora– Economía, Sociedad y Política en el Río de la Plata del siglo

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XIX. Problemas y debates, Prohistoria Ediciones, Rosario, 2010.

Pour citer cet article

Référence électroniqueDarío G. Barriera, « Justicias, jueces y culturas jurídicas en el siglo XIX rioplatense »,Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En ligne], Débats, mis en ligne le 23 mars 2010, consultéle 26 avril 2015. URL : http://nuevomundo.revues.org/59252

Auteur

Darío G. BarrieraISHIR­CESOR, CONICET – UNR, República Argentina.

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Gobiernos y territorialidades: Coronda, de caserío a curato (Santa Fe, Gobernación yObispado de Buenos Aires, 1660­1749) [Texte intégral]Paru dans Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Débats

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