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    Organizacin Partidaria, Democracia Partidaria y la Emergencia del Partido Crtel

    Peter MairOxford University

    Richard S. KatzJohns Hopkins University

    Un hilo comn que ha atravesado la literatura sobre partidos polticos, esencialmente desdela poca de Ostrogorski (1902), y que tambin ha atravesado la vasta variedad de tipologasy anlisis (normativos y empricos) presentados en esa literatura, ha sido la visin acerca deque los partidos deben ser clasificados y entendidos sobre la base de su relacin con lasociedad civil (ver, por ejemplo, Duverger, 1954; Neumann, 1956; Panebianco, 1988). Esto

    ha tenido dos implicaciones. La primera ha sido una tendencia a establecer el modelo departido de masas como el tipo a partir del cual todo debera ser juzgado (Lawson, 1980,1988; Sainsbury, 1990). La otra, ha sido subestimar que las diferencias entre partidospueden ser entendidas en referencia a sus relaciones con el estado.

    Es el argumento de este capitulo que estas dos implicaciones estn mal fundadas. Comoser argido, el modelo de partido de masas est ligado a una concepcin de democracia(ver tambin Pomper, 1992) y a un particular, y ahora pasado de moda, ideal de estructurasocial, ninguno de los cuales es caracterstico de las sociedades postindustriales. Adems, elmodelo del partido de masas implica un proceso lineal del desarrollo del partido que, ancuando es reelaborado para dar cuenta de desarrollos ms recientes (por ejemplo, el partidoatrapa-todo de Kirchhmeimer o el partido profesional electoral de Panebianco), sugiere un

    punto de llegada al partir del cual las nicas opciones son la estabilidad o la decadencia, elcual, como todas la hiptesis del fin de la evolucin, es inherentemente sospechoso. Por elcontrario, puede ser argumentado que el desarrollo de los partidos en las democraciasoccidentales ha sido reflejo de un proceso dialctico en el que cada tipo de partido generauna reaccin que estimula un nuevo desarrollo, de este modo conduciendo hacia un nuevotipo de partido, y a otro conjunto de reacciones, y as sucesivamente. Desde estaperspectiva, el partido de masas es simplemente una etapa en un proceso continuo.

    Es tambin importante reconocer que los factores que facilitan esta dialctica no derivansolamente de cambios en la sociedad civil, sino tambin de cambios en las relaciones entrelos partidos y el estado. En particular, puede ser argumentado que en los aos recientes hahabido una tendencia hacia una simbiosis ms cercana entre los partidos y el estado, y estoen consecuencia establece el escenario para la emergencia de un nuevo tipo de partido, el partido crtel. Al igual que los tipos previos de partidos, el partido crtel implica unaconcepcin particular de la democracia; adems de estimular nuevas reacciones y sembrarlas semillas para una evolucin ulterior.

    Captulo 5 del libro de Peter Mair (1997)Party System Change. UK: Oxford University Press. Traduccin acargo de Luciana Cingolani y Ulises Pallares (Carrera de Ciencia Poltica, Universidad de Buenos Aires).

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    EL PARTIDO DE MASAS Y EL PARTIDO ATRAPA-TODO

    El nfasis en el partido de masas como modelo implica dos presupuestos, uno concernienteal significado esencial y a los prerrequisitos institucionales para la democracia, y el otrorelativo a los prerrequisitos organizacionales para el xito electoral. Ambos presupuestoshan sido desarrollados ms noblemente por Duverger (1954), pero son tambin evidentesen el modelo britnico de democracia descrito por Beer (1969; captulo 3) bajo el apelativoDemocracia Socialista, al igual que en una variedad de prescripciones para la democraciaamericana genricamente identificada como Gobierno de Partido Responsable (Ranney,1962).

    En el arquetpico modelo de partido de masas, las unidades fundamentales de la vida poltica son grupos sociales predefinidos y bien concretos, asociacin en la cual estnligados todos los aspectos de la vida del individuo (Neumann, 1956: especialmente 403).Como la poltica se trata principalmente de la competencia, el conflicto, y la cooperacin deestos grupos, los partidos polticos son los rganos a travs y en consecuencia de las cuales,

    sus miembros participan en poltica, hacen demandas al estado, y finalmente intentancapturar el control del estado mediante la ubicacin de sus propios representantes en lasoficinas claves. Cada uno de estos grupos tiene un inters, el cual es articulado en elprograma de su partido. Este programa no es simplemente un paquete de polticas sinoque es un todo coherente y lgicamente conectado. De aqu que la unidad partidaria y ladisciplina no sean solamente ventajosas, sino tambin normativamente legtimas. Estalegitimidad depende, a su vez, del involucramiento popular directo en la formulacin delprograma del partido. Desde una perspectiva organizacional, esto implica la necesidad deuna extensa organizacin de los miembros en ramas o clulas para proveer vas por mediode las cuales las masas ingresan sus demandas en el proceso partidario de creacin depolticas, al igual que para la supremaca de partidos extra-parlamentarios, particularmente

    encarnados en el congreso partidario.La eleccin electoral individual es constreida por el encapsulamiento de la masa delelectorado dentro de uno de los grupos subculturales que los partidos representan, de modotal que la poltica electoral se trata menos de cuotas diferenciales de transformacin que decuotas diferenciales de movilizacin. No obstante, en el nivel del sistema, el modelosocialista / partido de masas se encarga del prospectivo control popular sobre la poltica, enla que los votantes apoyan a uno u otro partido y su programa bien definido, y el partido (ocoalicin de partidos) con una mayora de votos logra gobernar. Los partidos, en estavisin, proveen (una no) esencial conexin entre los ciudadanos y el estado (Lawson,1988:36). Esto tambin incluye una concepcin particular de la convenienciaorganizacional. Dado que la competencia electoral se trata fundamentalmente de

    movilizacin ms que de transformacin, el requisito clave para un partido xitoso esincrementar el nivel de compromiso de aquellos que ya estn predispuestos a ofrecerleapoyo esto es, los miembros de su grupo de votantes sociales naturales . Por razones delegitimidad y conveniencia, por lo tanto, la expectativa era que habra un contagio desdela izquierda , por medio del cual los partidos representantes de otros intereses / segmentosde la sociedad estaran obligados a adoptar las caractersticas y la estructura bsica delmodelo socialista /partido de masa, o de otro modo ellos sucumbiran (Duverger, 1954:xxvii). Desde esta perspectiva, el partido de masas era visto como el partido del futuro.

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    La emergencia de lo que Kirchheimer (1966) llam partido atrapa-todo desafiseveramente esta nocin de partido como representante de sectores sociales predefinidos.En primer lugar, los comienzos de una erosin de las fronteras sociales tradicionales a finesde los 50 y 60 implic un debilitamiento de anteriores identidades colectivas altamentediferenciadas, haciendo menos fcil identificar distintos sectores del electorado y asumir

    intereses compartidos en el largo plazo. Segundo, el crecimiento econmico y laincrementada importancia del estado de bienestar facilitaba la elaboracin de programasque no necesariamente seguan siendo divisorios o partidarios, sino que poda serpresentado para servir los intereses de todos, o casi todos. Tercero, con el desarrollo de losmedio masivos de comunicacin, los partidos lideres comenzaron a disfrutar de unacapacidad para atraer al electorado libre, un electorado conformado por votantes queestaban aprendiendo a comportarse ms como consumidores que como participantesactivos.

    El resultado fue la formulacin de un nuevo modelo partidario y, ligado a ello, una nuevaconcepcin de la democracia, la cual a veces los observadores, si bien no sistemticamente,identificaron como una americanizacin de la poltica europea. Las elecciones eran ahora

    vistas girar alrededor de la eleccin por lideres antes que de la eleccin por polticas o programas, a su vez la formacin de esas polticas o programas se convirtieron en laprerrogativa del liderazgo partidario antes que en la de los miembros del partido. El control popular y responsable (popular control and accountability) no eran ms aseguradosprospectivamente, basndose en alternativas claramente definidas, sino retrospectivamente,basndose en experiencia y antecedentes (por ejemplo, Fiorina, 1981). El comportamientoelectoral no se conceba ms como estar amoldado a predisposiciones, sino que era ahoraera basado en la eleccin (Rose y McAllister, 1986). La movilizacin de los votantes no erams enfatizada, y en verdad tampoco, era su transformacin, esos dos procesos suponanuna capacidad de engendrar lealtad afectiva; pero en realidad, se crea que los votantes sehaban convertido en fluctuantes y no comprometidos, disponibles para, y tambin

    susceptibles para, todos y cualquiera de los partidos competidores.El problema con este nuevo modelo era que, mientras que la anterior concepcin departidos haba visto su rol como esencial para el funcionamiento de la democracia, y enconsecuencia haba tomado su supervivencia organizacional como dada, la nuevaconcepcin de partidos y democracia vea su rol como mucho ms contingente. As, pese aque la modalidad pudo haber cambiado, el partido continu siendo evaluado principalmenteen trminos de relacin entre el partido y la sociedad civil, y era precisamente esta relacinla cual estaba siendo socavada; de aqu, la voluminosa literatura sobre el declive delpartido; y de aqu tambin la variedad de diferentes esfuerzos para explicar por qu lospartidos podran sobrevivir a tal cambio (por ejemplo Pizzorno, 1981; ver tambin Finer,1984). Si, en cambio, se presta atencin a las relaciones entre partido y el estado, entonces

    la supervivencia y la evolucin de la organizacin partidaria deviene ms fcilmenteentendible.

    ETAPAS DEL DESARROLLO PARTIDARIO

    Los modelos de partidos que han sido tratados suponen una tajante distincin entre partidosy estado. El clsico partido de masas es un partido de la sociedad civil, que surge de

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    sectores del electorado, con la intencin de irrumpir en el estado y de modificar la polticapblica en los intereses a largo plazo de los grupos electorales ante los que es responsable.El partido atrapa-todo, no emerge como un partido de la sociedad civil, sino que lo haceubicndose entre la sociedad civil y el estado, tambin busca influenciar al estado desdeafuera procurando la custodia temporal de la poltica pblica con el propsito de satisfacer

    la demanda de sus consumidores pragmticos.

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    En breve, a pesar de sus obvias relacionesrestringidas con la sociedad civil, ambos partidos yacen fuera del estado, el cual permanece,en principio, como una arena neutral libre de partidos.

    La suposicin de que los partidos polticos estn prolijamente separados del estado esbastante convencional y un lugar comn, sin embargo ello ha sido caracterstico slo enperodos particulares de la historia. Al igual que la claridad de la frontera entre el partido yla sociedad civil vara a lo largo de la historia (una tajante distincin en el periodo delpartido atrapa-todo y una fusin en el caso del partido de masas), la claridad de la fronteraentre el partido y el estado tambin puede variar. Ms que una simple y esttica tricotoma(partido, estado, sociedad civil), vemos en cambio un proceso evolutivo, que correaproximadamente desde mediados del siglo diecinueve hasta la actualidad, el cual es

    manejado por una serie de estmulos y respuestas, lo cual ha movido tanto las relacionescomo la claridad de las fronteras entre partidos, el estado y la sociedad civil. Este procesopuede ser simplificado en cuatro etapas separadas.

    La primera de estas cuatro etapas es la del rgime censitaire liberal de fines del siglodiecinueve y principios del veinte, con sus requisitos de sufragio restrictivo y otraslimitaciones en la actividad poltica de los no propietarios. Mientras que la distincinconceptual entre sociedad civil y estado era vlida, esto era mucho menos vlido entrminos prcticos. Exceptuando movimientos que movilizaban a los -social y polticamente- privados de derechos civiles, las personas que constituan los elementospolticamente relevantes de la sociedad civil y la gente que ocupaba las posiciones de poderen el estado estaban tan interconectadas por lazos familiares e intereses que an cuando losdos grupos no eran simplemente contrminos, eran fuertemente interpenetrantes. Esta pocaestuvo caracterizada por una concepcin de la poltica que supona que haba un slointers nacional, el cual el gobierno deba encontrar e implementar; en este contexto, lospartidos polticos que aparecan naturalmente afirmaban ser como Burke describa: gruposde hombres en bsqueda del inters pblico o quizs en bsqueda de su inters privado,como una lectura menos caritativa de la historia podra sugerir. Haba poca necesidad deuna organizacin formal o altamente estructurada en tal contexto. Los recursos requeridos para la eleccin, los cuales a menudo implicaban status local o conexiones al igual quecualquier cosa tangible, eran elevados en el nivel local, y aquellos que estaban en unaposicin de hacer demandas en el estado no necesitaban intermediarios.

    Por supuesto, la armona de intereses era ms obvia en teora que en la prctica, y msobvia desde la perspectiva de aquellos que estaban en la clase gobernante que en aquellosque eran excluidos. De manera similar, las ventajas de organizar en reas con electorados burgus y pequeo burgus relativamente grandes ( por ejemplo el comit poltico deBirmingham de Joseph Chamberlain) y de tomar acciones acordadas dentro del parlamento1 Lo mismo puede ser dicho del partido profesional electoral de Panebianco (1988), el cual difiere del partidoatrapa-todo fundamentalmente en el sentido de que su organizacin est dotada de profesionales y consultoresantes que de burcratas partidarios.

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    pronto se hicieron claras, y vitalizaron el espritu anti-partido que generalmente carectariza la poca. No obstante, en esta concepcin, los partidos permanecieron principalmente deltipo de cuadro o de comit poltico, y esquemticamente tendran que ser descriptosgrficamente como en la Figura 5.1, en la interseccin del estado y la sociedad civil. Esdecir, los partidos eran bsicamente comits de aquellas personas que conjuntamente

    constituan el estado y la sociedad civil.

    Fig. 5.1 Partidos del tipo de cuadro o de comit poltico

    En la medida en que la industrializacin y su concomitante urbanizacin prosiguieron, elnmero de personas con posibilidad de cumplir con los requerimientos del rgimecensitaire se increment, an cuando esos requisitos en s mismos estaban siendo relajados.Adicionalmente, las restricciones sobre la organizacin de la clase trabajadora estabansiendo vistas cada vez ms como incompatibles con la racionalidad liberal del estadoburgus, y, en todo caso, no podan impedir que la clase trabajadora se organizara y tomaraacciones en la esfera poltica al igual que en la industrial. Juntos, estos procesos crearon

    una separacin mucho ms clara entre el estado y la ahora ms grande porcin de lasociedad civil polticamente relevante, esta ltima creciendo para incluir un gran nmero de personas que no estaban personalmente conectadas a los administradores del estado, yquienes perciban al estado en trminos de ellos antes que de nosotros.

    El partido de masas con sus miembros organizados, estructuras formales y reuniones es laforma caracterstica de esta segunda etapa en las relaciones entre partidos, estado ysociedad civil. El partido de masas apareci principalmente entre los elementos de lasociedad civil recientemente activados, y a menudo privados de derechos civiles comoparte de su lucha (finalmente exitosa) para ganar una voz en, y eventualmente el controlsobre, las estructuras de gobierno del estado. Mientras que el viejo partido de cuadros haba

    confiado en la calidad de sus seguidores, este nuevo partido confiaba en la cantidad de susseguidores, intentando conformar muchas pequeas suscripciones de afiliados a falta de ungran patronazgo individual; componer nmeros organizados y accin colectiva a falta deinfluencia individual; y organizar una prensa partidaria y otros canales de comunicacinrelacionados al partido a falta de un acceso a la prensa comercial.

    Al igual que los instrumentos de las salidas polticas, estos nuevos partidos erannaturalmente dominados por aquellos cuya base principal estaba en el partido antes que enel gobierno. Dado que su fuerza yace en la organizacin formal, este dominio -por el cual

    estado

    partidos

    sociedad civil

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    luego sera llamado el partido extra-parlamentario- tenda a convertirse en formalizado, yas este aspecto sobrevivi como una cuestin de principio an despus de que los partidoslograron ganar primero el voto de sus seguidores y finalmente el poder en el gobierno.

    Reflejando una agenda poltica mucho ms activista, las experiencias de vida de losseguidores, y un espritu de lucha, es que estos partidos naturalmente estaban ms

    dispuestos aceptar la idea de reforzar la cohesin partidaria y disciplina que los partidos decomit burgus. Ms significativamente, estos fueron los primeros partidos queexplcitamente afirmaron representar los intereses de solamente un segmento de lasociedad. Como resultado, el trabajo del representante no fue tanto la bsqueda del intersnacional como el actuar como representante de su segmento de la sociedad en bsquedade su propio inters. El partido poltico era el foro en el cual el inters poltico del gruposocial que l representaba era articulado. De este modo no era slo prctica yexperimentalmente apropiado que el partido fuera disciplinado, sino tambinnormativamente deseable.

    En estos trminos, la aparicin del partido de masas, y finalmente del sufragio universal,fue asociada con una redefinicin de lo polticamente apropiado. No slo era un sistemaoligrquico convertido en democrtico por la extensin del sufragio a casi todos losciudadanos adultos, sino que tambin hubo un cambio de concepcin de la relacincaracterstica entre ciudadano/votante y el estado. Las elecciones se convirtieron enalternativas de delegados antes que de administradores (trustees) y as en vez de servehculos a travs de los cuales los votantes daban consentimiento para ser gobernados porlos elegidos, ellos se convirtieron en dispositivos por los cuales el gobierno era responsablehacia la gente. El partido poltico supona ser el mecanismo que hiciera todo esto posible.Esquemticamente las relaciones entre partidos, sociedad civil y el Estado en estaconcepcin de la poltica seran como las presentadas en la figura 5.2. con el estado ysociedad civil claramente separados, y los partidos sirviendo como puente o unin entre losdos. Los partidos sin embargo permanecieron claramente anclados dentro de la sociedadcivil, a pesar de la penetracin al estado a travs de designaciones de patronazgo en elservicio estatal, al igual que a travs de oficinas ministeriales.

    Fig. 5.2 Los partidos de masas conectando al estado y la sociedad civil

    Tanto el modelo de partido de masas de la democracia y el partido de masas como formaorganizacional presentaron un desafo a los partidos establecidos, para los cuales susorganizaciones tenan que responder. Por un lado, con electorados que ascendan a millonesantes que a miles, las redes informales de los comits partidarios eran inadecuadas parahacer el escrutinio, movilizar y organizar a los seguidores. Por otro lado, la creciente

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    los frutos de la victoria electoral que inclua la habilidad de cambiar polticas de manerasque ellos pensaban deseables o beneficiosas para sus electorados estos polticosnaturalmente desearon continuar ganando, y en consecuencia estuvieron mas interesados enampliar su llamado electoral mas all de su classe garde original. Adems, una vez queestaban en el poder, se encontraron con que compromisos ms amplios estaban siendo

    forzados por los constreimientos y demandas de la prctica gubernamental, y por lanecesidad de trabajar con grupos que se encontraban entre sus oponentes electorales deotros tiempos.

    Todo esto dio paso a un tercer estado de la evolucin, con los partidos de masas empezandoa imitar la respuesta que haban tenido los viejos partidos ante su propia aparicin, y de estemodo con partidos de la izquierda tradicional y la derecha tradicional comenzando aconverger en el modelo de partido atrapa-todo. Si bien estos partidos podan (continuar)tener (teniendo) miembros, ellos ya no intentaban encapsularlos; sino que la afiliacinpartidaria se converta en una de las muchas afiliaciones que un individuo puede llegar atener o mantener. En vez de enfatizar la homogeneidad social, el partido acepta miembrosdonde sea que los encuentre, y adems recluta miembros sobre la base de un acuerdo de

    polticas ms que sobre la base de una identidad social. En lugar de la estrategia electoraldefensiva del partido de masas, que acentuaba ms la movilizacin y retencin de unlimitado grupo de votantes, el partido adopta una estrategia ofensiva, intercambiandoefectividad en profundidad para una audiencia ms amplia y un xito electoral msinmediato (Kirchheimer, 1966: 184). Al hacer esta transicin, hay una disminucin de ladiferenciacin ideolgica y/o poltica de los partidos, y, con la emergencia de un crecienteconsenso poltico, la necesidad de y la capacidad de mantener un electorado distintivo esadems socavada. Adems, los cambios en los sistemas de comunicacin masiva, ms particularmente con la elevacin de la televisin como la fuente de informacin polticams ampliamente usada, intensifican las condiciones que permiten, o en verdad fuerzan, alos partidos a hacer apelaciones universales directamente a los votantes antes que

    comunicar principalmente para y a travs de sus afiliados ms importantes.Contemporneamente, la relacin entre partidos y el estado tambin cambia, sugiriendo unnuevo modelo que es ilustrado en la Figura 5.3. En este modelo, los partidos no son tantolos representantes de la sociedad civil actuando en y penetrando al estado, sino que actancomo intermediarios entre la sociedad civil y el estado, con el partido en el gobierno (esdecir, el ministerio poltico) liderando una existencia esencial como la de Jano. Por un lado,los partidos agregan y presentan demandas de la sociedad civil a la burocracia estatal,mientras que por el otro lado ellos son los agentes de esa burocracia que defienden polticasante el publico.

    Fig. 5.3 Los partidos como intermediarios entre el estado y la sociedad civil

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    A pesar de que los partidos de masas tambin realizan estas funciones, ellos estnfundamentalmente alterados por el aflojamiento de lazos entre partidos particulares ysegmentos especficos de la sociedad como est implicado en el modelo de partido atrapa-todo. En tanto all subsisten diferencias entre partidos en relacin a la receptividad hacia losingresos (inputs) de los distintos grupos, y en relacin a las polticas que ellos estn

    preparados para defender- es decir, en la medida que hay alguna diferencia la cual es elpartido en el poder (por ejemplo Castels, 1982) la mayora de los grupos esperan y seespera de ellos que puedan trabajar cooperativamente con cualquier partido que est en elpoder. As, por ejemplo, mientras que puede mantenerse alguna vinculacin formal entresindicatos y partidos social demcratas, no slo los sindicatos tratan directamente con los partidos burgueses cuando estn en el poder, sino que ellos tambin tratan de la mismamanera con los partidos social demcratas cuando estn en el poder. A la inversa, lospartidos social demcratas pueden encontrarse a ellos mismos defendiendo polticas anti-sindicales, hecho aparentemente necesario por circunstancias que estn fuera de su control.

    La idea de que partidos actan como intermediarios (brokers) es particularmente apropiadapara la concepcin pluralista de democracia que, no de manera casual, se desarroll junto a

    ella (Truman, 1951; Dahl, 1956). En esta visin, la democracia yace principalmente en elregateo y acomodamiento de los intereses organizados independientemente. Los partidosconstruyen coaliciones permanentemente cambiantes entre estos intereses, y es vital para sufuncionamiento como facilitadores del compromiso y garantes contra la explotacinirracional de un grupo por otro que cada partido est abierto a cada inters. Las seleccioneselectorales son elecciones entre equipos de lderes ms que una competencia entreagrupamientos sociales cerrados o ideologas fijadas. El viejo partido de masas, comoMichels (1962) sugiri, pudo bien haber estado dominado por sus liderazgos ms queencarnando la verdadera democracia que su ideologa implicaba, pero, en esta nuevaconcepcin de democracia, la oligarqua partidaria en realidad deviene una virtud antes queun vicio. As, el modelo atrapa-todo no es slo atractivo desde la perspectiva auto-

    interesada de los lideres partidarios, sino que tambin se confirma deseablenormativamente.

    El modelo de partidos-como-intermediarios (brokers) tiene varias implicacionespotencialmente importantes en relacin a la futura evolucin de la naturaleza o actividadesde los partidos. Primero, la posicin de los partidos como intermediarios entre la sociedadcivil y el estado sugiere que los partidos en s mismos puede tener intereses que sondistintos de aquellos de sus clientes en cualquiera de los lados de la relacin. Adems, ellosestn en efecto capacitados para extraer una comisin por sus servicios. A pesar de no serusualmente presentado en estos trminos, el papel asignado a las recompensas personalesde aquellos que estn en el poder, por ejemplo, el modelo downsionanio de poltica racional(Downs, 1957), corresponde a esta comisin por servicios prestados.2 Esta comisin no

    necesita estar limitada a recompensas materiales a individuos (por ejemplo, el puesto y susgratificaciones), sino tambin puede incluir pagos a partidos como a una organizacin, aligual que hacer deferencia a preferencias polticas, ya sean aquellas del partido o deindividuos particulares. Segundo, la capacidad de un partido de realizar una funcin deintermediacin depende no slo de su habilidad para apelar al electorado, sino tambin de

    2 Son estos trminos que David Maythew (1974) emplea para describir las recompensas personales de lasposiciones de liderazgo en el Congreso Americano.

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    su habilidad para manipular al estado. Pero si un partido puede manipular al estado enfuncin del inters de sus clientes en la sociedad civil, debera ser tambin posiblemanipular al estado en sus propios intereses. De este modo, como Epstein (1986: 171) noten relacin a su modelo de partidos americanos partidos como servicio pblico, es posibleimaginar que partidos, como muchas empresas de negocios reguladas, [fueron exitosas] al

    usar el poder del estado para proteger sus propios intereses.Los ms importante es considerar a las Figuras 5.1 a 5.3 como una dinmica antes quecomo tres instantneas separadas, esto sugiere la posibilidad de que el movimiento de lospartidos de la sociedad civil hacia el estado podra continuar a tal extensin que los partidosefectivamente se conviertan en parte del aparato estatal en s mismo. En verdad, puedesostenerse que esta es precisamente la direccin hacia la que los partidos polticos en lasdemocracias modernas se han estado dirigiendo en las dos ltimas dcadas.

    LOS PARTIDOS Y EL ESTADO

    Resultan varios los avances sociales, culturales, y fundamentalmente polticos que puedenser sealados a la hora de nombrar aquellos factores que facilitaron, -o incluso alentaron-un enquistamiento de los partidos polticos dentro del estado. Uno de ellos es sin duda ladeclinacin generalizada de los niveles de participacin y compromiso dentro de laactividad partidaria, dado que los ciudadanos prefieren invertir sus esfuerzos en gruposdonde les es posible jugar un rol ms activo, donde tienen mayores probabilidades deencontrar consenso en torno a una menor cantidad de temas y donde sienten que puedenincidir en los resultados. Es as como la esfera local ms inmediata se convierte en unmbito ms atractivo que la remota esfera nacional, en tanto que los grupos que tratan problemticas especficas obtienen una mayor convocatoria que las jerrquicasorganizaciones partidarias tradicionales (Lawson y Merkl, 1988a; Dalton y Kuechler,1990). Un resultado de esto es que tanto las dimensiones como el grado de compromiso delas bases partidarias hacen que generalmente muchos partidos fracasen en seguir el ritmodel crecimiento del electorado, y de los costos de la actividad partidaria.

    Como consecuencia, los partidos se han visto en la necesidad de buscar recursos en nuevosmbitos, y dado en este caso- su rol dentro de las gobernaciones locales y las legislaturasha sido muy fcil que se volcaran hacia el estado. La estrategia principal que llevaronadelante fue la de asegurarse la provisin y regulacin de las subvenciones a los partidos polticos, que an variando de pas a pas, constituyen hoy uno de los mayores recursosmateriales y financieros con los que estos partidos pueden conducir sus actividades tanto enel Parlamento como en la sociedad en general (vase Katz y Mair, 1992a y el captulo 6 acontinuacin).

    El incremento de las subvenciones estatales en las ltimas dos dcadas, -y las perspectivasde un mayor crecimiento en los prximos aos-, ha venido a representar uno de los cambiosms significativos en el contexto en que los partidos se mueven. Es importante destacar, sinembargo, que este cambio est lejos de ser exgeno a los partidos, ya que es sobre ellos querecae la responsabilidad por los montos de dinero y por los recursos que son habilitados enlas leyes relativas a las subvenciones estatales. Ms an, es tambin necesario subrayar quees a raz de que estas subvenciones estn ligadas al desempeo logrado anteriormente o a la posicin del partido -ya sea definidos en trminos de xito electoral o representacin

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    parlamentaria-, que pueden ayudar a asegurar el mantenimiento de los partidos polticosexistentes e imponer, simultneamente, barreras para la emergencia de nuevos. De manerasimilar, las reglas concernientes al acceso a los medios de comunicacin electrnicos -loscuales, a diferencia de la prensa escrita, son objeto de sustanciales controles y/oregulaciones estatales-, otorgan una va privilegiada a quienes estn en el poder, y marginan

    a quienes no lo estn. Nuevamente, estas reglas varan de un pas a otro y son ms o menosrestrictivas, pero la importancia que poseen los medios electrnicos como medios decomunicacin poltica, junto con el hecho de que estn regulados por el estado, -y por lotanto por los partidos que estn en el estado- ofrece a los partidos una serie de recursos queantes resultaba impensable.

    En suma, podra decirse que el estado, tras ser acaparado por los partidos, junto con lasreglas que stos impulsan, se transforma en una fuente de recursos que les permite no sloasegurar su propia supervivencia, sino tambin fortalecer sus capacidades para resistir lasamenazas de nuevas alternativas. En este sentido, el estado se transforma en una estructurade apoyo institucionalizada que sostiene a los lderes al tiempo que excluye a quienes estn por fuera. Tras dejar de ser simples mediadores entre la sociedad civil y el estado, los

    partidos ahora son absorbidos por ste. Y tras haber asumido primero el rol de grupos deconfianza, luego de delegados, y finalmente durante el apogeo de los partidos atrapa-todo-de empresarios, los partidos se han transformado hoy en agencias semi-estatales.

    Esta estrategia encierra algunos riesgos, de los cuales el principal consiste en ladependencia que puede sufrir el partido con respecto al acceso a recursos que, en principio,se encuentran fuera de su control. Puntualmente, existe el peligro de que un partidoexcluido del gobierno sea tambin excluido del acceso a los recursos. En los anterioresmodelos de partido, el hecho de ganar o perder una eleccin haca una gran diferencia enlos objetivos polticos del partido, pero afectaba poco su supervivencia, ya que los recursosrequeridos para la sustentacin organizacional provenan de sus propios crculos. En estenuevo abordaje, por el contrario, ganar o perder puede afectar muy poco los objetivospolticos del partido -ya que se evidencia una marcada ausencia de grandes contrastes en las polticas-, pero puede poner en riesgo su supervivencia, ya que los recursos paramantenerse provienen cada vez ms del estado. Se debe destacar que los partidos ya nonecesitan competir entre ellos para sobrevivir del mismo modo que alguna vez compitieron por moldear las polticas pblicas, ya que al ser posible que exista una nica polticapblica por vez, tambin es posible la supervivencia conjunta. Es en este sentido que lascondiciones resultan ideales para la formacin de un crtel, en donde todos los partidoscomparten recursos y todos logran sobrevivir.

    LA EMERGENCIA DEL PARTIDO CRTEL

    En los hechos, las diferencias entre las posiciones fsicas de ganadores y perdedores se havisto considerablemente reducida. Por un lado, la serie de partidos gobernantes ya no estan limitada como antes. An a riesgo de caer en una falsa generalizacin, podemos decirque casi todos los partidos importantes pueden ser considerados partidos gobernantes. Estoes as porque todos ellos tienen acceso al gobierno. Existen, naturalmente, numerosos partidos extremistas minoritarios que siempre se han mantenido al margen del poder,incluyendo a los partidos del Progreso noruego y dans. Por otra parte, incluso cuando un

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    partido est excluido del gobierno o cuando se mantiene mucho tiempo en la oposicin como el partido laborista britnico- esto no implica la imposibilidad de acceder a los beneficios del estado o al menos, a ciertos beneficios clientelsticos (patronageappointments). Por lo general, el acceso a los medios de comunicacin no se ve afectadopor no pertenecer al gobierno. Tampoco se ve afectado el acceso a las subvenciones, tanto

    es as que incluso en algunos sistemas de gobierno como el irlands o el ingls, los partidosen la oposicin son provistos de mayores subvenciones precisamente porque carecen de losrecursos inmediatos que gozan los partidos en el gobierno.

    Es a partir de esto que puede observarse la emergencia del nuevo partido crtel,caracterizado por la interpenetracin entre el partido y el estado, y por un patrn deconnivencia interpartidaria. En este sentido, es til hablar de partido crtel ya que suemergencia depende de la cooperacin y el conflicto entre ostensibles competidores, y dearreglos que requieren el consenso y la cooperacin de todos -o casi todos- los participantesrelevantes. No obstante, mientras que en un nivel esta emergencia concierne al sistema de partidos en general, tiene importantes implicancias para el perfil organizacional de cada partido dentro del crtel, por lo cual tambin es razonable hablar de cada partido como

    partido crtel.Sin embargo, este proceso se encuentra todava en una etapa temprana. Ms an, dada lanaturaleza de las condiciones que facilitan la emergencia de partidos crtel, este es tambinun proceso poco uniforme, ya que resulta ms evidente en aquellos pases en que la ayudaestatal y el apoyo a los partidos son ms pronunciados, y en los cuales las oportunidades para el clientelismo partidario, la lottizazione, y el control son mejores. Finalmente, estambin un proceso que tiende a desarrollarse ms fcilmente en aquellas culturas polticasmarcadas por una tradicin de cooperacin y adaptacin interpartidaria. Anticipndonos aun estudio ms riguroso, puede ser propuesta la idea de que el proceso es ms propenso adesarrollarse en pases como Austria, Dinamarca, Alemania, Finlandia, Noruega y Suecia,donde se combina una tradicin de cooperacin interpartidaria con un alto grado de apoyoestatal a los partidos, y con una primaca de los partidos en la negociacin de posiblesacuerdos clientelistas , ya sea de cargos u otros. De modo contrario, el proceso tienemenores posibilidades de desarrollarse en un pas como el Reino Unido, donde la tradicinde polticas enfrentadas se combina con un limitado apoyo estatal hacia las organizaciones partidarias, y donde las posibilidades para el clientelismo -aunque en ascenso-, semantienen relativamente limitadas.

    CARACTERSTICAS DEL PARTIDO CRTEL

    Como vimos anteriormente, las principales distinciones entre los diferentes modelos de partidos el partido de notables, el partido de masas, el partido atrapa -todo, y ahora elpartido crtel-, estn relacionadas con el contexto social y poltico en que cada uno de estos partidos emergieron, y que por razones de conveniencia, pueden ser identificados condistintos perodos temporales (vase el cuadro 5.1, donde son contrastadas las diferentescaractersticas de los cuatro modelos de partido). No obstante, el contexto histrico estuvolejos de ser la nica influencia en el desarrollo de los partidos, especialmente en aquellosque trascendieron las circunstancias que facilitaron su emergencia inicial. As, los partidosde masas no desplazaron a los partidos de notables tout court, ms bien, ambos continuaron

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    coexistiendo incluso luego del advenimiento del sufragio universal, del mismo modo quelos partidos de masas continuaron luego de que aparecieran los partidos atrapa-todo, y msrecientemente, luego de que estos ltimos continuaran existiendo a pesar de la emergenciade los partidos crtel. Ms an, los partidos contemporneos no necesariamente sonenteramente partidos crtel, al igual que tampoco los partidos de las generaciones anteriores

    eran enteramente partidos de notables, de masas o atrapa-todo. Ms bien, todos estosmodelos se presentan heursticamente como convenientes tipos ideales, a los cuales cadapartido en particular pueden aproximarse ms o menos en un perodo dado.

    Entre las caractersticas salientes de los partidos que han ido variado, estn aquellasrelacionadas con los objetivos de sus polticas y con la base de la competenciainterpartidaria. En el perodo en que predominaban los partidos de notables, las metaspolticas y los conflictos mayormente giraban en torno a la distribucin de los privilegios, ylos partidos competan sobre la base del estatus atribuido por sus adherentes. A medida quese fueron desarrollando los partidos de masas, la principal oposicin en las polticascomenz a girar en torno a la cuestin de la reforma social (o la oposicin a la reformasocial), y los partidos competan para extender sus capacidades representativas. Con la

    emergencia de los partidos atrapa-todo, las metas en polticas continuaron siendomayormente programticas, pero en vez de hablar de reformas radicales, pasaron a tratartemas concernientes a la obtencin de graduales mejoras sociales, y los partidos secentraron en competir menos sobre la base de sus capacidades representativas, y ms sobrela base de su efectividad en la elaboracin de las polticas pblicas. Finalmente, con laemergencia de los partidos crtel, sobreviene un perodo en que los objetivos de laspolticas -al menos por ahora-, pasan a ser ms acotadas, y la poltica pasa a representar unaprofesin en la que la limitada competencia interpartidaria se desarrolla sobre la base decapacidades autoproclamadas para hacer ms eficaz y eficiente la administracin.

    Cuadro 5.1Los modelos de partidos y sus caractersticas

    Caractersticas Partido de notables Partido de masas Partido atrapa

    todo

    Partido crtel

    Perodo temporal Siglo XIX 1880-1960 1945-... 1970-...

    Grado de

    inclusin

    sociopoltica

    Sufragio restringido Ampliacin dederechos y sufragiouniversal

    Sufragio universal Sufragiouniversal

    Nivel de

    distribucin de

    los recursos

    Altamenterestringidos

    Relativamenteconcentrados

    Menos concentrados Relativamentedifusos

    Principales

    objetivos de las

    polticas pblicas

    Distribucin deprivilegios

    Reforma social (uoposicin a ella)

    Mejoras sociales Profesionalizacin de la poltica

    Bases de la

    competencia

    partidaria

    Estatus atribuido alos partidos

    Capacidadrepresentativa

    Efectividad de laspolticas

    Habilidadesadministrativas,eficiencia

    Patrn de Cara a cara Movilizacin Competitivo Contenido

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    competencia

    electoral

    Naturaleza de las

    actividades

    partidarias y las

    campaas

    Irrelevantes Mano de obraintensivas

    Tanto mano de obraintensivas comocapital intensivas

    Capitalintensivas

    Principal fuente

    de recursos

    Contactos personales Cuotas de afiliados ycontribuciones

    Contribuciones deuna amplia variedadde fuentes

    Subvencionesestatales

    Relaciones entre

    los miembros

    ordinarios y la

    dirigencia del

    partido

    La dirigencia serelaciona con losmiembrosordinarios

    Bottom up (Michels); ladirigencia respondeante los miembros

    Top down Losmiembros estnorganizados por ladirigencia

    Autonomamutua(Stratarchy)

    Carcter de la

    pertenencia al

    partido

    Reducida y elitista Amplia y homognea;activamente reclutados;la pertenencia surge dela identidad y el nfasisde esta identidad estpuesto en los derechosy las obligaciones queles corresponden

    La membresa estabierta a todos(heterognea) y esfuertementealentada; seenfatizan losderechos pero no lasobligaciones; lapertenencia sereduce a laidentidad individual

    Ni los derechosni lasobligaciones sonimportantes (sedesdibuja ladistincin entremiembros y no-miembros); elnfasis estpuesto en losmiembros comoindividuos envez de cuerpoorganizado; losmiembros sonvalorados porcontribuir al

    mito legitimadorCanales de

    comunicacin

    partidaria

    Redes interpersonales El partido posee suspropios medios decomunicacin

    El partido compitepor el acceso amediosextrapartidarios

    El partido ganaun accesoprivilegiado amediosreguladosestatalmente

    Posicin del

    partido entre la

    sociedad civil y el

    estado

    Fronteras poco clarasentre el estado y elsector polticamentems relevante de lasociedad civil

    El partido pertenece ala sociedad civil,inicialmente comorepresentante del nuevosegmento preeminente

    de la sociedad civil

    Los partidos actancomo mediadoresentre la sociedadcivil y el estado

    Los partidospasan a formarparte del estado

    Estilo

    representativo

    Hombre de confianza Delegado Empresario Agente delestado

    Consecuentemente, tambin los patrones de competencia electoral se han vistomodificados. Entre los partidos de notables, la competencia era manejada y controlada demodo efectivo. Este patrn se vio severamente afectado por la extensin del sufragio, y por

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    la emergencia de los partidos de masas que buscaron obtener victorias sobre la base de lamovilizacin popular. El nuevo estilo de la competencia electoral puede verse en losintentos de muchos partidos de masas por segmentar al electorado segn una serie decircunscripciones exclusivas, y en aquello que Lipset y Rokkan (1967: 51) daban en llamarintentos por reducir el mercado de apoyos. Con el partido atrapa todo, las estrategias

    electorales se hicieron ms competitivas. Los votantes podan ser ganados, y los partidosvieron que vala la pena intentar atraerlos, an cuando la base de esta competencia dejara deinvolucrar grandes temas y pasara a concentrarse ms en cuestiones relacionadas con laefectividad de las polticas. Este patrn ha sido desafiado ya que con la emergencia delpartido crtel, la competencia est nuevamente contenida y manejada. En cierto modo, lospartidos an compiten, pero lo hacen a sabiendas de que comparten con sus competidoresun inters mutuo por mantener la convivencia organizacional, y en algunos casos, inclusolos escasos incentivos para competir han sido suplantados por incentivos positivos para nocompetir. Tal vez en ningn otro lugar esto ha sido mejor ejemplificado que en lareparticin de los privilegios clientelistasentre los principales partidos italianos, incluyendopor momentos a los comunistas, quienes formaron parte de la oposicin. Otros ejemplosincluyen la reparticin de escaos y rotaciones de la presidencia del Consejo Federal suizoentre los cuatro partidos principales; la designacin de alcaldes por parte de la Corona enHolanda, y la proteccin que el gerrymandering provey en muchas decisiones deredistritamiento en varios estados de Estados Unidos.

    Este nuevo estilo de competencia electoral tambin tiene implicancias en y es en parteconsecuencia de- los cambios en la fuente de recursos de los partidos y en el tipo deactividades partidarias y de campaa que son requeridas. Los partidos de notables, como hasido destacado, obtenan gran parte de sus recursos a travs de contactos personales, yprestaban poca atencin a las necesidades de hacer campaa. Los partidos de masas, por su parte, constituyeron organizaciones altamente concentradas alrededor del sector trabajo,financiando sus actividades sobre la base de las cuotas de afiliados y suscriptores, y

    desarrollando sus propios canales de comunicacin. Esto fue menos evidente en el caso delos partidos atrapa-todo, ya que mientras que se apoyaban en sus afiliados tanto parasolventarse como para realizar las tareas de campaa, tambin comenzaron a ganarcontribuciones de nuevas fuentes y comenzaron a desplazarse hacia la realizacin decampaas ms centradas en el capital. Estos nuevos partidos pusieron menos nfasis en suspropios medios de comunicacin, e intentaron cada vez ms competir por el acceso a redesde comunicacin extrapartidarias, destinando ms recursos para el empleo de publicistas profesionales y expertos en medios de comunicacin (Panebianco, 1988: especialmente220-35). Este ltimo patrn ha sido ahora exacerbado por los partidos crtel, cuyascampaas son casi exclusivamente capital intensivas, profesionalizadas y centralizadas, y asu vez, se apoyan financieramente en las subvenciones y dems beneficios otorgados por el

    estado.Todo esto afecta asimismo el carcter de la pertenencia partidaria y las relaciones entre losmiembros y la dirigencia. En el partido de notables, los lderes son los nicos miembros, ypor lo tanto estas cuestiones no se presentan. Con el partido de masas, en contraste, existeuna amplia y homognea base de afiliados que reclaman tener derecho a controlar ladirigencia del partido, y en nombre de quienes la dirigencia acta. Sin embargo, mientrasque los miembros son activamente reclutados y disfrutan derechos y privilegios en el senodel partido, la pertenencia implica tareas y obligaciones significativas. El partido atrapa-

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    todo se esfuerza por enfatizar la identidad y representar los derechos de sus miembrosdentro de la organizacin, pero abre sus puertas a un rango ms amplio de seguidores y yano requiere el mismo nivel de compromiso. Los lderes ya no rinden cuentas a losmiembros, ms bien, lo hacen hacia el electorado en general. Los miembros son en estesentido pequeos lderes dentro de este electorado, y el patrn de autoridad pasa a parecerse

    ms al modelo top-down que al bottom-up. Por ltimo, y en relacin a los partidos crtel, puede decirse que a pesar de que sus miembros pueden tener ms derechos que los delpartido atrapa todo, la posicin de los mismos es, de algn modo, menos privilegiada. Ladistincin entre miembros y no miembros se diluye, y los partidos intentan atraer a todoslos seguidores -ya sea afilindolos o no- a participar de las actividades y decisiones delpartido. Ms importante an, cuando los miembros ejercitan sus derechos, es ms probableque lo hagan como individuos en vez de hacerlo a travs de delegados, una prctica queest tipificada en la seleccin de candidatos segn elecciones internas en vez de hacerlo en base a reuniones de seleccin o congresos partidarios. Esta concepcin atomista de lamembresa partidaria es facilitada al permitir a la gente afiliarse directamente al partidocentral, obviando la necesidad de organizaciones locales, y por ende de los organizadoreslocales. De hecho, es posible imaginarse al partido manejando todos los negocios desde uncuartel central, subdividiendo simplemente su lista de correo segn circuscripcin, regin, ociudad cuando un grupo de candidatos debe ser seleccionado o cuando deben ser aprobadaspolticas locales.

    El resultado es una dirigencia que legitima su posicin tanto dentro como fuera del partidoapuntando a un grupo amplio y formalmente poderoso. Al mismo tiempo, su autonoma seve reforzada, ya que la participacin atomizada es menos probable que facilite una basepara la movilizacin, al tiempo que el rol de los activistas locales como intermediarios se veatenuado. Desde ya que los partidos continan necesitando representantes locales, y dehecho stos pueden provocar problemas para el partido central, ya que pueden impulsar polticas contrarias a las nacionales. Por ello, estos lderes sern desincentivados de

    intervenir en asuntos nacionales, ya que la dirigencia, si es desafiada, puede apelardirectamente a los miembros de manera individual. En cuanto a las cuestiones locales,ambas partes tienen un inters en alentar la autonoma. Desde el punto de vista de losrepresentantes locales, un importante margen de maniobra es siempre deseado, mientrasque para el partido central una rama local autnoma es ms propensa a impulsar elcompromiso y la participacin, y hacer al partido ms atractivo para potenciales seguidores.Cada lado, por lo tanto, se ve incentivado para permitir un amplio margen de maniobra alotro. El resultado es la autonoma mutua (stratarchy).

    LA DEMOCRACIA Y EL PARTIDO CRTEL

    As como cada uno de los modelos de organizacin partidaria (el partido de notables, el partido de masas, el partido atrapa-todo) que precedieron al partido crtel tuvieron unmodelo asociado de democracia, la emergencia de este ltimo como un fenmeno empricoest tambin asociada con una revisin normativa del modelo de democracia. En estemodelo revisado, la esencia de la democracia reside en la habilidad de los votantes de elegira los partidos polticos entre un determinado men. Los partidos son grupos de lderes quecompiten por la oportunidad de ocupar puestos en el gobierno y de adquirirresponsabilidades en la siguiente eleccin. En cierto sentido, esto es simplemente una

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    exageracin del partido atrapa-todo, o del modelo liberal- elitista de democracia, y suelemento definitorio central es lo que falta en esta formulacin. La democracia reside en labsqueda de beneficios pblicos por parte de la cpula partidaria, en vez de hacerlo en elgrado de compromiso pblico en el armado de las polticas. Los votantes, por su parte,estn ms preocupados por los resultados de estas polticas que con su contenido -que es de

    exclusiva incumbencia de los profesionales-. Los partidos son sociedades de profesionales,no asociaciones de o para los ciudadanos.

    En otros aspectos, sin embargo, el modelo de democracia del partido crtel esfundamentalmente diferente. En los modelos anteriores, la idea de la alternancia en elgobierno era central no solamente haba partidos claramente dentro mientras otrosestaban fuera, sino que tambin el temor a ser expulsado del gobierno por los votantes eravisto como el mayor incentivo para que los polticos fueran responsables ante la ciudadana.En el modelo del partido crtel, en cambio, ninguno de los partidos tradicionales estclaramente fuera. Como resultado de ello, la democracia electoral puede ser vista comoun medio por el cual los gobernantes controlan a los gobernados, ms que al revs. Amedida que los programas se hacen ms parecidos, y las campaas estn orientadas hacia

    metas consensuadas en vez de reidos medios, hay un menor grado de determinacin de losresultados electorales hacia las acciones de gobierno. Ms an, a medida que se hace ms borrosa la distincin entre partidos en el gobierno y partidos fuera del mismo, se vereducido el grado en que los votantes pueden castigar a los partidos, incluso cuando reinauna generalizada insatisfaccin. Al mismo tiempo, la participacin en el proceso electoralinvolucra al votante, y al establecer a las elecciones como el canal ms legtimo de laactividad poltica, otros canales potencialmente ms efectivos se hacen menos legtimos. Lademocracia se transforma en un medio para alcanzar la estabilidad social en vez de lograr elcambio social, y las elecciones se convierten partes dignificadas de la constitucin.

    Dicho de otro modo, la democracia deja de ser vista como un proceso por el cual lasociedad civil impone lmites y controles al estado, y se transforma en un servicio provistoa la sociedad civil por el estado. La clase poltica necesita ser renovada, y las elecciones proveen un ritual pacfico por el cual esto puede ser logrado. La retroalimentacin esnecesaria si los gobernantes quieren hacer una gestin ampliamente aceptada, y ladefinicin de esa satisfaccin o insatisfaccin con las polticas y sus resultados que esexpresada durante las elecciones, provee esa retroalimentacin. Es a raz de esto que elestado garantiza elecciones competitivas. Y dado que las elecciones competitivas requierenpartidos polticos, el estado tambin provee (o garantiza la provisin de) partidos polticos.En definitiva, son los partidos en el gobierno quienes conforman el estado y proveen esteservicio, y es su propia existencia la que estn garantizando.

    El reconocimiento de la actividad partidaria como una carrera full-time implica la

    aceptacin y la incentivacin de un nmero de tendencias que eran anteriormenteconsideradas como democrticamente indeseables. A pesar de que la relacin de stas conel partido crtel -ya sea como precondiciones o como probables consecuencias-, es directa,ellas an implican una reorientacin fundamental hacia los partidos y las elecciones. Msimportante an, los polticos sienten una necesidad creciente de bajar los costos de lasderrotas electorales. Esto es, por supuesto, un deseo universal, que a menudo ha conducidoa la completa suspensin de los comicios en pases sin normas electorales fuertementeconsolidadas. En las sociedades occidentales, donde esto claramente no es una opcin

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    viable, la alternativa es proveer subvenciones y apoyo para todos, permitiendo a lasdiferentes coaliciones estar en el gobierno en diferentes niveles de la administracin o endiferentes puestos. Un resultado de esto es la ponderacin de la competencia. As, a medidaque los polticos llevan adelante largas carreras, ven a sus oponentes polticos comocompaeros de la profesin, que estn conducidos por el mismo deseo de cobijarse en la

    seguridad de su puesto, enfrentan el mismo tipo de presiones, y con quienes tendrn quenegociar en el largo plazo. La estabilidad adquiere mayor importancia que el triunfo, y laspolticas pasan a ser parte de un trabajo profesionalizado ms que parte de una vocacin.

    AMENAZAS AL PARTIDO CRTEL

    Pero mientras que los partidos crtel son capaces de limitar la competencia entre ellosmismos, estn incapacitados para suprimir la oposicin poltica ms general. Los partidos -ya sea cada uno por separado o como grupo- se conectan ms estrechamente con el estado;y a medida que pasa el tiempo dejan de ser efectivos canales de comunicacin entre lasociedad civil y el estado. En vez de llevar adelante demandas en nombre de algn grupo

    particular de la sociedad civil, estos grupos se encuentran con que deben ellos mismoscanalizar sus demandas al estado/partido. De modo creciente, entonces, la articulacin dedemandas se transforma en el objetivo central de los grupos de inters. En algunos casos, yrelacin a los grupos de inters ms grandes y consolidados (como los sindicatos y otrasasociaciones de empleados), estos han trabado relaciones con el estado que no sondiferentes de aquellas desarrolladas por los propios partidos. Este fenmeno ha sidodenominado neocorporativismo, y entre otras cosas, consiste en una serie de garantas y privilegios que ciertos grupos obtienen a cambio de un buen comportamiento. Peroprecisamente como estos grupos consolidados han sido cooptados por el sistema, a menudose muestran incapacitados o desinteresados en expresar ciertas demandas, y esto, a su vez, puede generar la emergencia de organizaciones alternativas, que tienen a menudo corta

    duracin.Esto sugiere que los mecanismos autoprotectores que los partidos crtel han creado tienensus propias contradicciones internas. Esto es as al punto de que los partidos crtel limitanla posibilidad de que haya disensos intraorganizacionales, minimizan las consecuencias dela competencia al interior del crtel y se protegen a s mismos de las consecuencias de lainsatisfaccin electoral, evitando que las elecciones cumplan la funcin de proveer elmnimo feedback que el nuevo modelo de democracia les asigna. Esto solamente esalentado si los principales grupos de inters tambin han sido albergados por el paraguasautoprotector de los arreglos neocorporativistas. Al mismo tiempo, sin embargo, el partidocrtel no puede evitar la emergencia de amenazas desde afuera, an cuando es posible poner barreras en el camino de los nuevos partidos, como favorecer el otorgamiento de

    subvenciones estatales segn la performance electoral o restringirles el acceso a las boletas.Ms an, los intentos de exclusin pueden resultar contraproducentes, ofreciendo a losnefitos excluidos un arma con la cual movilizar el apoyo de los ciudadanos descontentos.Por esto, del mismo modo que los partidos de notables crearon condiciones sociales y polticas para la emergencia y xito de los partidos de masas, del mismo modo que lospartidos de masas las crearon para los partidos atrapa-todo, y que stos lo hicieron con los partidos crtel, las ltimas conquistas de los partidos crtel inevitablemente generan supropia oposicin.

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    Los nuevos partidos que buscan entrar al sistema pueden, por supuesto, hacer campaa buscando apoyos en una base electoral ideolgicamente amplia. Cada vez ms, sinembargo, la experiencia sugiere que un ruidoso reclamo que es comn a muchos partidosnuevos y que parece efectivo a la hora de movilizar apoyos, es su demanda para romper elmolde de los partidos consolidados (vase, por ejemplo, Poguntke, 1994b; Scarrow,

    1994b). En muchos casos, esta demanda es altamente retrica, y sus protagonistas,particularmente aquellos que buscan apoyo entre la clase media partidos que van desde losDemcratas 66 en Holanda, pasando por los socialdemcratas en Gran Bretaa y llegando alos demcrataprogresistas en Irlanda- a menudo se muestran ms que deseosos de unirse alsistema del cual renegaban en un principio. En otros casos, como lo es el de muchospartidos Verdes, -donde la oposicin est ms profundamente arraigada-, estas demandastambin se han probado capaces de ser cooptadas y adaptarse.

    No obstante, en muchos casos, las protestas generan un descontento an ms radical. Estees ciertamente el caso de varios nuevos partidos extremistas de derecha, como el VlaamsBlok de Blgica, el Frente Nacional de Francia, el Partido de Accin Nacional en Suiza oincluso del partido Nueva Democracia en Suecia -que parece estar siguiendo el camino de

    sus vecinos partidos progresistas en Dinamarca y Noruega-. Esto tambin es aplicable altradicional pero actualmente excluido Partido de la Libertad ( Freedom Party)en Austria.Todos ellos parecen propiciar una oposicin xenfoba y antidemocrtica al statu quo queactualmente reina sobre la mayora de las democracias occidentales, lo cual les provee deuna importante base de adeptos. Pero lo que es tal vez ms llamativo es que muchos deestos partidos parecen estar ganando numerosos adeptos gracias a su autoproclamadacapacidad de romper aquellos pactos cmodos que llevan a cabo los partidostradicionales entre s. En efecto, al operar como un crtel, intentan asegurarse de que nohaya perdedores ni ganadores claramente definidos entre s, y al explotar su controlsobre la reparticin de los recursos del estado, los partidos crtel proveeninvoluntariamentelos argumentos con los cuales pelean los nuevos partidos de derecha. Estos nuevos

    enemigos no representan una amenaza a los partidos, al fin y al cabo su protesta estorganizada por ellos. Pero s es cierto que se ven a s mismos representando una amenaza al partido crtel, una amenaza que puede ser alimentada por las acciones de los propiospartidos crtel y que, en el largo plazo, puede ayudar a legitimar las protestas.

    Como fue sostenido al inicio del captulo, mucha de la literatura contempornea habla de ladeclinacin o fracaso de los partidos, una proposicin que desde esta perspectiva, ha sidomalinterpretada. En los hechos existen pocas evidencias reales que muestren que la era delos partidos se ha terminado. Por el contrario, mientras en algunos aspectos los partidos sonmenos poderosos que antes gozan de una menor lealtad de sus seguidores, tienen menosmiembros y carecen de un alto grado de identidad partidaria-, en otros aspectos susposiciones se han visto reforzadas, al mismo ritmo que se han incrementado los recursos

    con los que el estado (los partidos del estado) pone a su disposicin (vase el captulo 6). Esmuy probable que si se toma el modelo de democracia de los partidos de masas, -como lohace gran parte de la literatura-, la mayor parte de los partidos tienen menos poder queantes; esto es, son menos poderosos como partidos de masas. Pero este es un modeloinapropiado, que falla en considerar las formas en que los partidos pueden adaptarse paraasegurar su propia supervivencia, y que ignora las nuevas ventajas que pueden adquirir encompensacin por sus debilidades. Hay, a grandes rasgos, diferentes partidos. Hablar deuna amenaza a los partidos polticos ms que de su declinacin o fracaso, es pisar en

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    terreno ms seguro, aunque tambin es una mala interpretacin. Ahora vemos que en lasdemocracias occidentales, es menor la amenaza a los partidos polticos en general que a lospartidos crtel en particular.