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Kautsky y Lenin sobre la república y el estado Lars T. Lih · · · · · 19/05/13 A finales de 1904, Karl Kautsky escribió una serie de artículos bajo el título general de La república y la socialdemocracia en Francia. Las reflexiones de Kautsky sobre la posición marxista ante la república surgieron de un debate entre los socialistas europeos sobre la conveniencia o no de que los socialistas participaran en un gobierno burgués, como en el caso de Alexandre Millerand en Francia. Los marxistas ortodoxos como Kautsky se opusieron a la presencia de Millerand en el gabinete francés. Su crítica de la Tercera República “burguesa” en Francia fue tan vehemente que algunos socialdemócratas alemanes llegaron a la conclusión que los marxistas tenían prejuicios contra la república como forma de organización política. Tal vez los marxistas eran políticamente indiferente; tal vez incluso preferían una monarquía, como la alemana. Kautsky tomó la pluma para rechazar esas sospechas y aclarar la posición marxista, algo complicada, hacia la república. Los marxistas estaban lejos de ser políticamente indiferentes, afirmaba Kautsky: apoyan firmemente la república, y en particular, creen que la república democrática es la única forma posible de dictadura del proletariado. Pero la Tercera República burguesa francesa no era muy democrática. De hecho, se ha descrito con precisión como una "monarquía sin monarca" [1]. Una de las tareas de los socialdemócratas en países como Francia y los EE.UU. era luchar contra las "supersticiones republicanas" que llevaban a los trabajadores a subestimar la ferocidad de la lucha de clases, incluso en una república parlamentaria. Al mismo tiempo, los trabajadores franceses podían y debían sentirse orgullosos de ciertos episodios de la tradición republicana: la Primera República (1792-1804) y la Comuna de París (1871). Para defender su posición, Kautsky hizo primero un repaso de la historia de la lucha de clases en Francia, desde la revolución de 1789 hasta la Tercera República, que había surgido de las ruinas humeantes de la Comuna de París en la década de 1870. Luego, en la segunda mitad de su serie de artículos, lanzó una crítica a gran escala contra las instituciones y políticas de la Tercera República “burguesa” desde el punto de vista del socialismo proletario. Las 90 páginas del libro tuvieron un importante impacto en su época. En Rusia, por ejemplo, se publicó una traducción poco después de la edición original en alemán. En los primeros años de la Unión Soviética, en los que las obras de Kautsky se siguieron publicando en grandes ediciones, La república y la social democracia en Francia fue de nuevo reeditada. Hoy, el folleto de Kautsky duerme en el olvido, a excepción de pequeñas discusiones de especialistas en Kautsky, pero hay buenas razones para ponerlo de nuevo en circulación. No hay tantos estudios en profundidad sobre cuestiones estrictamente políticas de marxistas importantes como para que podamos darnos el lujo de descuidar uno de este calibre. El enfoque marxista de Kautsky de la historia revolucionaria francesa y sus análisis de las instituciones políticas francesas conservan su valor, tanto por su contenido como por su método. Por lo tanto, Ben Lewis es digno de elogio por facilitarnos el acceso a este folleto de Kautsky en inglés. Estoy seguro que rápidamente será considerado como uno de los principales estudios marxistas sobre la república como forma de organización política. Hay otra razón por la que encuentro el tratado de Kautsky un documento histórico fascinante: no fue citado por Lenin en El estado y la revolución (1917). El resto de mis comentarios se dedicarán a explicar el significado de esta ausencia. La crítica a Kautsky de Lenin Kautsky y Lenin sobre la república y el estado. Lars T. Lih · · · · · 1 de 5

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Kautsky y Lenin sobre la república y el estadoLars T. Lih · · · · ·

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A finales de 1904, Karl Kautsky escribió una serie de artículos bajo el título generalde La república y la socialdemocracia en Francia. Las reflexiones de Kautsky sobrela posición marxista ante la república surgieron de un debate entre los socialistaseuropeos sobre la conveniencia o no de que los socialistas participaran en ungobierno burgués, como en el caso de Alexandre Millerand en Francia. Los marxistasortodoxos como Kautsky se opusieron a la presencia de Millerand en el gabinetefrancés. Su crítica de la Tercera República “burguesa” en Francia fue tan vehementeque algunos socialdemócratas alemanes llegaron a la conclusión que los marxistastenían prejuicios contra la república como forma de organización política. Tal vez losmarxistas eran políticamente indiferente; tal vez incluso preferían una monarquía,como la alemana.

Kautsky tomó la pluma para rechazar esas sospechas y aclarar la posición marxista,algo complicada, hacia la república. Los marxistas estaban lejos de ser políticamenteindiferentes, afirmaba Kautsky: apoyan firmemente la república, y en particular, creenque la república democrática es la única forma posible de dictadura del proletariado.Pero la Tercera República burguesa francesa no era muy democrática. De hecho, seha descrito con precisión como una "monarquía sin monarca" [1].

Una de las tareas de los socialdemócratas en países como Francia y los EE.UU. eraluchar contra las "supersticiones republicanas" que llevaban a los trabajadores asubestimar la ferocidad de la lucha de clases, incluso en una república parlamentaria.Al mismo tiempo, los trabajadores franceses podían y debían sentirse orgullosos deciertos episodios de la tradición republicana: la Primera República (1792-1804) y laComuna de París (1871).

Para defender su posición, Kautsky hizo primero un repaso de la historia de la luchade clases en Francia, desde la revolución de 1789 hasta la Tercera República, quehabía surgido de las ruinas humeantes de la Comuna de París en la década de 1870.Luego, en la segunda mitad de su serie de artículos, lanzó una crítica a gran escalacontra las instituciones y políticas de la Tercera República “burguesa” desde el puntode vista del socialismo proletario. Las 90 páginas del libro tuvieron un importanteimpacto en su época. En Rusia, por ejemplo, se publicó una traducción poco despuésde la edición original en alemán. En los primeros años de la Unión Soviética, en losque las obras de Kautsky se siguieron publicando en grandes ediciones, La repúblicay la social democracia en Francia fue de nuevo reeditada.

Hoy, el folleto de Kautsky duerme en el olvido, a excepción de pequeñas discusiones de especialistas en Kautsky, pero hay buenas razones para ponerlo de nuevo encirculación. No hay tantos estudios en profundidad sobre cuestiones estrictamentepolíticas de marxistas importantes como para que podamos darnos el lujo dedescuidar uno de este calibre. El enfoque marxista de Kautsky de la historiarevolucionaria francesa y sus análisis de las instituciones políticas francesasconservan su valor, tanto por su contenido como por su método. Por lo tanto, BenLewis es digno de elogio por facilitarnos el acceso a este folleto de Kautsky eninglés. Estoy seguro que rápidamente será considerado como uno de los principalesestudios marxistas sobre la república como forma de organización política.

Hay otra razón por la que encuentro el tratado de Kautsky un documento históricofascinante: no fue citado por Lenin en El estado y la revolución (1917). El resto demis comentarios se dedicarán a explicar el significado de esta ausencia.

La crítica a Kautsky de Lenin

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Lenin tuvo una larga relación de amor / odio con Kautsky durante toda su vida. Lamayoría de nosotros estamos familiarizados con la parte de odio, que se manifestó apartir de 1914 en las denuncias casi obsesivas de Lenin contra Kautsky como un"renegado" que había traicionado el socialismo. La investigación actual está sacandoa la luz el otro lado de esa relación.

Para Lenin, como para casi todos los socialdemócratas rusos, los escritos deKautsky eran la regla de oro de la ortodoxia marxista. Todos los socialdemócratasrusos invocaban constantemente a Kautsky como una autoridad casi inmaculadadurante las disputas ideológicas en el seno de la socialdemocracia rusa. Pero laintensidad de la relación de Lenin con los escritos de Kautsky va mucho más allá. Enefecto, Kautsky fue uno de los mentores ideológicos de Lenin en todas las etapas desu carrera, por lo menos hasta 1917. Paradójicamente, incluso el programa de Leninde 1914-1917, a pesar de denunciar abiertamente la posición de Kautsky, se basabaexplícitamente en sus escritos de antes de la guerra. Lenin nunca lo ocultó y dehecho hace constantemente hincapié en los méritos de "Kautsky, cuando aún era unmarxista": es decir, hasta 1914.

Sólo en una ocasión criticó Lenin públicamente algo escrito por "Kautsky, cuando aunera un marxista". Esta crítica se produjo en la última sección de El estado y larevolución de Lenin. Sin embargo, esta sección también muestra la ambivalencia deLenin acerca de Kautsky en todo su esplendor. La sección comienza con un elogioefusivo (e históricamente preciso) de la función de Kautsky como mentor de lasocialdemocracia rusa. Aunque Lenin ataca a continuación La revolución social(1902) y El camino al poder (1909) de Kautsky por sus "evasivas" sobre el Estado,Lenin no puede por menos de subrayar que ambos libros contienen "una grancantidad de material valioso", y ponen de manifiesto "la gran promesa de lasocialdemocracia alemana antes de la guerra ".

En su mayor parte, la crítica de Lenin en El estado y la revolución no está dirigida alo que dice Kautsky, sino a lo que no dice. El argumento de Lenin es que Kautskyevita cualquier discusión sobre el estado en algunas obras influyentes, escritasespecíficamente para refutar el "oportunismo". En particular, Kautsky no habla de lasinstituciones democráticas radicales de la Comuna de París ni de la necesidad de"destruir el estado", aunque estos temas forman parte importante del legado de Marxy Engels.

Demostrar algo en negativo - en este caso, que Kautsky no habla de ciertos temas-es siempre una tarea difícil. Lenin escribió El estado y la revolución en 1917, durantesu exilio en Suiza y después de su regreso a Rusia. No tenía ni acceso ni tiempopara hacer una búsqueda de los escritos de Kautsky. Por lo tanto, titulo la seccióncorrespondiente de su crítica "La polémica de Kautsky contra los oportunistas": esdecir, se limitó a tratar solo algunas obras importantes. Pero nunca se señala estaautolimitación, y la mayoría de los lectores terminan El estado y la revolución con laidea de que Kautsky repudió explícitamente los ideales democráticos de la Comuna yque se oponía a cualquier forma de "destrucción del estado".

Surge, por lo tanto, la pregunta: ¿trató Kautsky este tema en otros trabajos, y, encaso afirmativo, cuáles eran sus puntos de vista? Tratar de responder esta preguntame llevó, en primer lugar, a desenterrar el folleto largamente olvidado de Kautskysobre la República Francesa. Estoy seguro de que Lenin leyó el trabajo de Kautskyen 1904-1905, cuando fue publicado por primera vez, aunque no hay referenciasespecíficas a él en sus escritos. Sin embargo, parece haberlo olvidado cuandoescribió Elestado y la revolución en 1917. ¿Qué nos dice el texto de Kautsky acercade su actitud hacia las instituciones políticas de la Comuna de París o sobre lanecesidad de "destruir el estado"?

El “ideal de la Comuna”

En los extractos traducidos por Ben Lewis, encontramos el relato de la SegundaRepública (1848-1850) y de la Comuna de París (1871) de Kautsky. Al final de estasección, Kautsky escribe: "establecer el ideal político de la Comuna no es tan fácil,ya que se enfrentaron en su seno varias tendencias. Pero en lo fundamental todaslas reivindicaciones prácticas y los esfuerzos organizativos de la Comuna surgierondel mismo tipo de república democrática que ya había sido establecido por la GranRevolución [de 1789]”. A continuación, Kautsky cita página y media de La guerracivil en Francia de Marx, en la que este elogia las instituciones políticas de laComuna.

Entre los puntos concretos mencionados por Marx en esta cita se encuentran lasupresión del ejército permanente, los mandatos breves para los funcionarioselectos, el control democrático local de la policía, los salarios de obreros para losburócratas, y la descentralización. Marx termina diciendo: "Mientras que los órganospuramente represivos del viejo Poder estatal habían de ser amputados, susfunciones legitimas serían arrancadas a una autoridad que usurpaba una posición

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preeminente sobre la sociedad misma, para restituirlas a los servidoresresponsables de esta sociedad" para Kautsky, estas instituciones políticas fueron larepública democrática ideal que "el proletariado de París ha creado como unaherramienta para su emancipación".

Durante el resto de su argumentación, Kautsky utiliza estas características de larepública democrática ideal como un modelo para una crítica de las instituciones dela Tercera República francesa. Y encuentra que, en todos los sentidos, la repúblicareal estuvo muy por debajo del estándar creado por la Comuna de París. Despuésde una extensa discusión de la corrupción y la decadencia del "parlamentarismo"realmente existente, Kautsky concluye:

"La corrupción burocrática rusa o la corrupción republicana estadounidense: estosson los dos extremos entre los cuales oscila y debe oscilar la vida y el bienestar detodos los grandes estados capitalistas. Sólo el socialismo puede ponerle fin pormedio de una organización [estatal] como la que la Comuna de París comenzó acrear: es decir, por medio de la expansión más amplia del auto-gobierno, laelección popular de todos los funcionarios y la subordinación de todos losmiembros de los órganos de representación al control y la disciplina del puebloorganizado. Ya en la actualidad, la mejor manera de luchar contra la corrupciónparlamentaria es a través de la formación de un partido proletario grande,estrictamente disciplinado ... Gracias a su constitución básica, la actual repúblicafrancesa puede disfrutar de todas las ventajas de la unión parlamentaria con lacorrupción burocrática".

Por lo tanto, debemos concluir que, contrariamente a la impresión que se desprendede El estado y la revolución, Kautsky suscribió el ideal de la Comuna, lo presentó asus lectores (incluyendo los lectores rusos), y lo usó como base de una críticamordaz a la “república burguesa” existente en Francia.

Antes de seguir, será útil una aclaración conceptual. En 1917, Lenin llamó aestablecer una "república soviética", pero este ideal político no debe oponerse a larepública democrática. La democracia al estilo soviético es una forma institucional dela república democrática. Si es o no la forma más conveniente es, por supuesto, unacuestión abierta al debate. Lenin contrapone la democracia al estilo soviético a la"democracia burguesa" y al "parlamentarismo burgués", pero de ninguna maneraestaba rechazando el ideal de la democracia representativa.

Del mismo modo, a pesar de que Kautsky defendió tenazmente la "repúblicademocrática" como objetivo y defendió la democracia representativa, fue explícito ala hora de no avalar las repúblicas y los parlamentos existentes. Por razones obvias,Kautsky no emplea el vocabulario de la "democracia soviética" en 1904. Sinembargo, Kautsky defiende una democratización radical de las instituciones políticasexistentes en todos los países europeos, tanto en las monarquías como en lasrepúblicas. No debemos permitir que la dejadez conceptual oculte las grandessimilitudes de los ideales políticos de Lenin y Kautsky, por muy importantes quefuesen sus diferencias en otros temas.

"¡Destruir el Estado!”

Antes de embarcarse en el tema "¡Destruir el Estado!", será también útil unaaclaración preliminar.

Esta llamativa consigna tiene al menos tres significados principales. Hacer estasdistinciones no es sólo una cuestión de análisis lógico. Cada sentido se refiere a unescenario distinto de la revolución, y estos escenarios puede ser defendidos porpersonas con agendas muy distintas. No hay contradicción lógica en defender uno ovarios de estos escenarios y rechazar el resto. Estos posibles significados de"¡Destruir el Estado!" deben de quedar claros antes de acudir a los textos.

• El escenario anarquista. De acuerdo con los anarquistas, el Estado es la fuente detodos los males, y por lo tanto el primer deber de un revolucionario socialistaes arrasar todas las estructuras de autoridad centralizadas, incluyendo lasdemocráticas.

• El escenario democratización. Si se define el Estado como una herramienta deexplotación de clase que sitúa a una parte de la sociedad por encima de laotra, entonces una democratización plena que supere la alienación entre lasociedad y sus órganos de toma de decisiones equivale a destruir el estado.

• El escenario "arte de la revolución". Una de las lecciones extraídas por Marx yEngels de las revoluciones fallidas de 1848 fue la necesidad de evitar que lasfuerzas contrarrevolucionarias utilicen el aparato represivo del Estado paraaplastar la revolución. Dejar las viejas estructuras intactas esextremadamente peligroso. Tienen que ser destruidas.

Hay otro importante significado de "¡Destruir el Estado!" que yo llamo el escenario"descomposición y reconstitución", pero este significado es irrelevante para nuestra

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discusión. Las breves descripciones de los diferentes escenarios que se ofrecentienen como objetivo esencial demostrar que la “destrucción del estado” puedeentenderse de manera muy distintas.

¿Cuál fue la posición de Lenin sobre los distintos escenarios hasta 1917? Si tenemosen cuenta El estado y la revolución junto con todo lo demás que Lenin decía en 1917(un procedimiento necesario pero no siempre seguido), nos encontramos con queLenin rechazó enérgicamente el escenario anarquista de la destrucción inmediata delEstado. Un estudioso de Lenin, Neil Harding, equipara “¡Destruir el Estado!” con elanarquismo y dice que, en 1917, Lenin inscribió el grito de guerra del iconoanarquista Mikhail Bakunin en su bandera. Esta afirmación es totalmente engañosa.Por el contrario, cuando Lenin hablaba de “destruir el estado” , lo que tenía en menteeran los otros dos escenarios: la democratización y el “arte de la revolución” - apesar de que no siempre tuvo el cuidado suficiente de separar estos dossignificados.

Pasemos ahora a Kautsky. Nadie discutirá que Kautsky rechaza la hipótesisanarquista. En las secciones anteriores, hemos visto que también abogó firmementepor un programa de democratización amplio y radical de las estructuras políticasexistentes. ¿Qué pasa con el escenario “arte de la revolución” de destrucción delaparato represivo del Estado? El artículo de 1904 de Kautsky proporciona tambiéninformación de cuales eran sus puntos de vista sobre este tema.

Kautsky argumenta que los jacobinos "pequeños burgueses" de la RevoluciónFrancesa fueron capaces de lograr todo lo que hicieron porque "destruyeron[zerstört] los instrumentos de dominación de las clases dominantes": es decir, laiglesia, la burocracia y el ejército. A continuación, extrae la lección para losrevolucionarios proletarios posteriores:

“El proletariado, así como la pequeña burguesía, nunca será capaz de gobernar elEstado a través de estos instrumentos de gobierno. Esto no es sólo debido a que elcuerpo de oficiales, la parte superior de la burocracia y la iglesia siempre han sidoreclutados entre las clases altas y están íntimamente vinculados a ellas, sinotambién porque la propia naturaleza de estos cuerpos como instrumentos degobierno implica que traten de elevarse por encima de la masa de la gente con elfin de gobernarla, en vez de servirla. Siempre serán mayoritariamenteanti-democráticos y aristocráticos ...

“La conquista del poder del estado por el proletariado, por lo tanto, no significasimplemente la conquista de los ministerios [existentes], para luego, sin más,utilizar estos viejos instrumentos de gobierno – la iglesia oficial estatal, laburocracia y el cuerpo de oficiales - en un sentido socialista. Por el contrario,significa la disolución "[Auflösung] de estos instrumentos de gobierno”.

Las dos palabras clave en la argumentación de Kautsky son zerstört y Auflösung. Midiccionario alemán-inglés define zerstören como "descomponer, arruinar, destruir" yAuflösung como "disolver, desaparecer, dispersar, disolver". Por lo tanto, aunqueKautsky no haya utilizado la palabra “destruir”, su posición acerca de estos“instrumentos de gobierno” burgueses es muy poco ambigua.

Una vez que somos conscientes de la posición defendida por Kautsky en su obra de1904 sobre la lucha de clases y la República Francesa, la crítica de Lenin de 1917de “Kautsky, cuando aún era un marxista" pierde buena parte de su aguijón. Lasposiciones políticas de los dos hombres se superponen mucho más que lo quepodría esperar cualquier lector de El estado y la revolución. Sin duda, las diferenciassiguen siendo muy sustanciales. Pero, cuando Gran Bretaña “celebra” (si, esa es lapalabra) una "boda real", tal vez deberíamos centrarnos en el programa políticocomún de la izquierda marxista durante los primeros años del siglo pasado: unarepública con instituciones radicalmente democráticas del mismo tipo que las de laComuna.

Nota: [1] El mentor de Kautsky, Friedrich Engels, en su influyente Crítica delPrograma de Erfurt (1891) argumenta de manera muy similar. Engels escribe: “Siuna cosa es cierta es que nuestro partido y la clase obrera sólo pueden llegar alpoder bajo la forma de una república democrática. Esta es incluso la formaespecífica de la dictadura del proletariado, como la Gran Revolución Francesa ya hamostrado”. Además: “Así, pues, [debemos apoyar - LTL] una república unificada..Pero no en el sentido de la actual república francesa, que no es más que el imperiofundado en 1799 sin emperador”.

Lars T. Lih estudió filosofía y ciencias políticas en las universidades de Yale, Oxford y Princeton. Fue

profesor en la Universidad de Duke y el Wellesley College y actualmente enseña en la universidad

McGill de Montreal, Quebec. Sus artículos sobre la historia del pensamiento socialista pueden

consultarse aquí. El presente artículo es su introducción a la edición en inglés de La republica y la

socialdemocracia en Francia de Karl Kautsky, que no tiene aun traducción al español.

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Traducción para www.sinpermiso.info: Gustavo Buster

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