Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

download Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

of 24

Transcript of Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    1/24

    51PE SONA SO iEdAd / Un vers a Alberto Hurta o|

    Vol. XXV / N 1 / 2011 / 51-74

    La muerte en las c enc as soc ales: una aprox mac n

    Sandra Gayol y Gabriel Kessler **

    ESUMEN

    El artculo presenta las ideas centrales de los trabajos y debates que en torno a la muerte marcaron a la historia, la antropologa y la sociologa en el ltimo siglo.Distingue especialmente tres momentos clave en la produccin de conocimientosobre la muerte: inicios del siglo XX, las dcadas de 1960, 1970, y a partir de losaos noventa. El artculo recorre cada uno de sus momentos, presenta las pre-ocupaciones, el contexto que con gura y propicia la emergencia de estudios, ascomo los hallazgos ms novedosos y tiles para pensar el tema en la actualidad.Focaliza sobre todo en el tratamiento de los rituales, el cuerpo, el sentido socialde la muerte y el proceso de morir. El recorrido es esencialmente a travs de la bibliografa de los pases centrales y, al mismo tiempo, es sensible a los aportes quepodra brindar una mirada ms descentrada y desde el sur. En el balance nal seplantean algunas preguntas y se reformulan preocupaciones clsicas a la luz dealgunos datos de los pases latinoamericanos.

    Palabras claveMuerte cuerpo proceso de morir rituales emociones

    death n the Soc al Sc ences: An Approach

    A S Ais article presents the central ideas of the work and debates around death that

    marked history, anthropology and sociology during the last century. It especially distinguishes three key moments in the production of knowledge about death:

    * Doctora en Historia EHESS, Pars. Profesora asociada con dedicacin exclusiva Universidad NacionaGeneral Sarmiento (UNGS) e investigadora independiente Consejo Nacional de Investigaciones Cien

    cas y Tcnicas (Conicet), Buenos Aires. E-mail: [email protected].

    ** Doctor en Sociologa EHESS, Pars. Investigador independiente Consejo Nacional de InvestigacioCient cas y Tcnicas (Conicet). Profesor titular Universidad Nacional de La Plata, Buenos Aires. [email protected].

    *

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    2/24

    52 | La muerte en las ciencias sociales

    Sandra Gayol y Gabriel Kessler

    the early twentieth century, the 60s and 70s and the period beginning during the90s. e article covers each of its moments, presents the concerns, the contextthat shapes and promotes the emergence of studies and the most novel and useful

    ndings used to ponder about this issue. It focuses mainly on the treatment of rituals, the body, the social meaning of death and the process of dying. e routetaken is essentially through the bibliography of the central countries and, at thesame time, is sensitive to the contributions that could be provided by a moreo -center look stemming from the south. In the nal balance some questions areraised and classic concerns are reformulated in the light of information that hasoriginated in Latin American countries.

    Keywor sDeath body dying process rituals emotions

    intro ucc n

    A diferencia del lugar central que ha ocupado en las artes, las ciencias de la vida y la religin, la muerte ha suscitado hasta no hace mucho tiempo un inters ms bienmarginal en las ciencias sociales. No deja de sorprender la asimetra entre la honda y perenne preocupacin que la muerte concita en la vida social de los hombres y mujeres con el reducido tratamiento dispensado por las disciplinas que de ella seocupa. En rigor, sin haber sido un tema central, visto retrospectivamente puedendeterminarse en el ltimo siglo algunos perodos de mayor inters por el tema, enparticular por la muerte del otro en otras culturas. Tanto es as, que, pocos aosatrs, A. Robben (2004) cuestionaba a la antropologa por no atreverse a tocarla muerte en las sociedades occidentales, con nando su inters por el tema slo

    cuando se estudiaban sociedades remotas. Algo similar podra decirse de las otrasdisciplinas; sin embargo, este tab, desinters o di cultad para pensar aquelloque se situaba del otro lado de una frontera imaginada de la vida social, hoy ha cambiado y en unas ciencias sociales crecientemente especializadas, los estudiospor el tema han conocido una notable productividad.

    El objetivo de este artculo es presentar las ideas centrales de los trabajos y debatesque fueron marcando a la historia, la antropologa y la sociologa en el ltimo siglo.No nos centraremos en todos los textos, tarea imposible debido a la cantidad dettulos existentes, sino que abordaremos los principales debates y aportes en una periodizacin en tres momentos en los cuales se presenta una mayor cantidad detrabajos y aproximaciones novedosas. Ms focalizado en la produccin conceptual

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    3/24

    53PE SONA SO iEdAd / Un vers a Alberto Hurta o|

    Vol. XXV / N 1 / 2011 / 51-74

    de los pases centrales que en los nuestros, no se desconoce aqu la necesidaduna aproximacin propia de los pases del Sur. Los tpicos principales sern rituales, el cuerpo, el sentido social de la muerte y el proceso de morir, dejande lado otros temas, sin duda de inters capital, como la relacin entre muertepoltica, las muertes violentas o el suicidio que, desde E. Durkheim, ha sido campo de preocupacin en s mismo.

    El artculo recorre cada uno de los tres perodos, presenta las preocupacioncentrales, el contexto social y poltico, as como los hallazgos ms novedosos, para pensar el tema en la actualidad. Concluye con un balance general de los tra jos analizados, dejando planteadas algunas preguntas abiertas para anlisis loc

    1. La lenta conformacin de un campo de estudios

    Los comienzos de constitucin de un campo de estudios sobre la muerte prvienen de la antropologa y la sociologa, y vienen de la mano de autores queconvertirn en clsicos (Durkheim, Van Gennep, Hertz, Mauss, MalinovskRadcli e Brown), en muchos casos padres fundadores de ambas disciplinasesfuerzo de construccin disciplinar, para la antropologa, y la vocacin de cruna escuela, para la sociologa, marcaron profundamente estos trabajos pioneLa intencin de demarcar temas, problemas, espacios espec cos de indagacy metodologas fue a la par de dos preocupaciones esenciales: de nir y clasipara ordenar y hacer inteligible el espacio social y, en clave positivista, enconleyes generales de la sociedad a partir de la observacin emprica y no por mede especulaciones metafsicas.

    Los estudios desembocan en la muerte a partir de un inters primordial pordiversidad de expresiones religiosas. La muerte es, entonces, el punto de lleg

    que permite describir y explicar la violenta y compleja explosin de manifestacireligiosas, pues son estas las que dan cuerpo y forma a la salvadora y confortcreencia en la inmortalidad del espritu independientemente del cuerpo (Manowski 1948). El carcter universal e inevitable de la muerte biolgica se aas, para ver cmo se comportan y cul es la respuesta de las diferentes cultufrente a este hecho inevitable. No es la muerte ma, la muerte tuya o la muernuestra, sino la del otro que acontece en otra cultura. Esta doble alteridad diseel vnculo muerte/creencias que articula la mayora de las re exiones y susteuna idea capital: la universalidad de la muerte va a la par de la universal negacde ella. La negacin de la muerte, que como veremos tendr enorme fortuen muchos estudios realizados a partir de los aos sesenta, se entiende aqu

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    4/24

    54 | La muerte en las ciencias sociales

    Sandra Gayol y Gabriel Kessler

    como un escamoteo u ocultamiento sino como la negacin del n, del total ani-quilamiento. Las religiones, a travs de la fe, ofrecen la posibilidad de pensar la muerte no como un nal sino como la puerta de ingreso al ms all. Esto puedeadoptar, a su vez, una pluralidad de formas y los caminos para llegar a l puedentambin ser dismiles: dependen siempre de la forma de morir. La dicotoma buenamuerte-mala muertees clave, pues los hombres y las mujeres pre eren morir una muerte en lugar de otra y aunque no implicaban atributo moral alguno conferidoa algunas de las formas; una cierta fascinacin por morir en la batalla y el temor a la brujera y la enfermedad parecan ser, de hecho, las causas de esas predileccio-nes (Malinowski 1948:142). Estas predilecciones entre los habitantes de las islas

    Trobiand, sabemos, no pueden ser generalizables y ms tarde hemos aprendidoque las formas de morir no slo pueden ser sometidas a juicios morales, sino quevaran histricamente y estn histricamente situadas. Ms all de estos reajustesy rede niciones, la dicotoma buena muerte-mala muerte fue importante en estostrabajos pioneros en tanto indicadores de formas deseables de morir, de caminosposibles para llegar al ms all y de rituales merecidos y esperables.

    Como una etapa distinta que inicia un nuevo momento para el muerto y tambin para la sociedad, la muerte es pensada como un proceso que no provoca,por lo dems, la destruccin instantnea del individuo. La inmortalidad, vimos,es la del espritu, mientras que es el cuerpo el que se descompone. Las ceremoniasestablecen estas diferencias y garantizan esta separacin. Dos autores son aquesenciales: Arnold Van Gennep (1960 [1909]) y Robert Hertz (1960 [1907]). Elprimero, abocado a los ritos de pasaje en general y a los funerales en particular, porcuanto son estos, sostiene, los ritos de separacin ms signi cativos. El segundo, sibien trabaj la idea de ritos de pasaje, concentr su inters en el signi cado socialdel funeral, en el papel que juega el cuerpo y las dobles exequias. En 1909, enLes rites de passages , Arnold Van Gennep estableci la relacin entre creencias y

    prcticas mortuorias. Sostuvo que en el curso de una vida, en el desarrollo socialde un individuo, este debe pasar por distintas y numerosas situaciones de crisisque provocan un cambio de estatus, de estado, de clase social y de edad. Para estassituaciones existen ritos que tienen el propsito esencial de facilitar el pasaje de una posicin de nida a otra posicin que asimismo est bien de nida. Los rituales sonnecesarios para exorcizar el caos, el desorden y la disrupcin que pueden afectar a una sociedad en un momento dado. La funcin es domar los peligros, evitar eldesorden y garantizar la continuidad de la sociedad y la cultura. Dos aos antes,en 1907, Robert Hertz escribi un artculo publicado por primera vez enLanneSociologique , Contribution a une rprsntation collective de la mort, en dondeprest especial importancia al caso de las dobles exequias: combinando trabajos

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    5/24

    55PE SONA SO iEdAd / Un vers a Alberto Hurta o|

    Vol. XXV / N 1 / 2011 / 51-74

    de campo con etnografas realizadas por otros autores para otros lugares, obseque, en la mayora de las culturas, al morir una persona esta era sometida a dentierros: uno transitorio y otro de nitivo. Esto se deba, segn el autor, a creencia de que una persona est verdadera y de nitivamente muerta cuandocuerpo se ha desintegrado totalmente y slo quedan sus huesos. Precisamenteobjetivo del primer entierro es permitir que la carne se pudra, se caiga y que huesos queden completamente secos. Esta transformacin no es a los ojos deprimitivos slo una desintegracin fsica: cambia el carcter del cadver, quconvierte en un nuevo cuerpo y, consecuentemente, es una condicin necesaria pla salvacin del alma. La muerte es una transicin: a medida que progresa, ren

    cuando el cuerpo termina de caer en ruinas, un nuevo cuerpo toma forma, coel cual el alma con todos los ritos necesarios puede entrar a la otra existengeneralmente superior a la que tuvo hasta ese momento. Con el ltimo entiertermina el perodo intermedio: el muerto ha cambiado por completo de condiciy rene su cuerpo con los de sus ancestros.

    Van Gennep y Hertz plantean, casi en paralelo, la existencia de rasgos estruturales en los rituales. Ms all de la diversidad y variedad de elementos especque pueden mostrar, ms all de sus caractersticas particulares, todos los ritucomparten una estructura tripartita: separacin, transicin y reincorporacin. Sintensidad y extensin de cada uno de ellos vara, aparecen en todas las ceremonLa funcin es tambin universal, pues marcan la socializacin de las transicioms importantes en la vida humana como el nacimiento, la adultez, el casamiey la muerte y contribuyen a preservar la estabilidad de la sociedad, regulandposicin del individuo en su seno (Van Gennep 1960).

    Los rituales incorporan al individuo en un nuevo estatus, pero tambin soceremonias restauradoras de los sentimientos morales que han sido perturbadpor los cambios de la vida social del grupo (Radcli e-Brown 1972:201). Y es

    tambin, socialmente prescriptos. Especialmente para Radcli e Brown, Malinowy Mauss, las formas de expresin del dolor por medio de las lgrimas, gritodistintas manifestaciones corporales son socialmente construidas en dos senties una obligacin hacia los otros sentir dolor por el prjimo y la ausencia de does en muchas sociedades y circunstancias un problema; y la forma, intensidduracin y distribucin relativa de ese dolor tambin es prescripto socialmenteacuerdo a la relacin del vivo con el difundo, y de la posicin que ocupa el difu

    Las so sticadas etnografas que signaron estas primeras aproximaciones al tde la muerte fueron indiferentes a la comparacin (Robben 2004), escasamenatentas al problema de la generalizacin y son metodolgicamente homognese basan en la observacin participante y en el anlisis cualitativo interesado

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    6/24

    56 | La muerte en las ciencias sociales

    Sandra Gayol y Gabriel Kessler

    los valores. Pero dejan planteadas preguntas sobre el tema que la sociologa, msall del inters por el suicidio en una de sus obras iniciales, no abordar. En esta doble alteridad, la muerte en las culturas occidentales tardar en convertirse enun legtimo objeto de estudio.

    2. La muerte en un contexto de cambio

    Tal desinters por la muerte en Occidente llev a William Faunce y Robert Fulton(1957) a sostener que se trataba de un rea de investigacin descuidada por la socio-

    loga. Suscitaba su atencin que no se hubiera tratado el tema durante la Segunda Guerra Mundial. Tanto es as que ene American Soldier (Stou er et al. 1949),dirigido a los temores, la valenta, la cobarda y en general la moral de las tropas,la muerte estuvo ausente de la indagacin y de las explicaciones sobre los miedos.En rigor, la excepcin se hallaba en la emergente especialidad de la sociologa delas profesiones, para la cual la entonces novedosa gura del director de funerales(Habenstein y Lamers 1955) en la organizacin de las exequias era el resultadode la conjuncin del proceso de secularizacin y de la agresiva penetracin delmercado en la industria fnebre de Estados Unidos, ya en la primera mitad delsiglo XX (Mitford 1963).

    En las ms de dos dcadas que van desde el llamado de atencin de dichosautores hasta un punto de in exin ocurrido a mediados de la dcada de 1980, losfundamentos de una sociologa de la muerte comienzan a erigirse, sobre todo enEstados Unidos, con diversas preguntas, investigaciones empricas y desarrollos con-ceptuales. El levantamiento del tab sobre el tema se debi menos a transformacionesendgenas de las disciplinas que a cambios en el contexto mdico, social y legal.

    R. Fox (1981) describe este nuevo contexto: en primer lugar, el creciente control

    de las enfermedades infecciosas a travs de desarrollos farmacolgicos despus dela Segunda Guerra Mundial implic una disminucin de la gravedad y mortalidadde dolencias tales como la neumona, la tuberculosis y la septicemia, ubicndoseen su lugar, tanto como causa de mortalidad como de preocupacin social, lasenfermedades crnico-degenerativas, en particular las cardiovasculares y el cncer,entrando en lo que se llam la sociedad posinfecciosa. Una de sus consecuencias esel cambio en el patrn demogr co: la esperanza de vida se extiende y, con ello, la experiencia de la vejez antes ms limitada adquiere un peso demogr co mayor.La muerte, entonces, de un evento disruptor en cualquier momento de la vida producto de las dolencias infecciosas, se ubica ahora sobre todo como desenlacede la ancianidad. De este modo, se transforma en un evento ms previsible en un

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    7/24

    57PE SONA SO iEdAd / Un vers a Alberto Hurta o|

    Vol. XXV / N 1 / 2011 / 51-74

    doble sentido: esperable como n natural del ciclo vital y pasible de ser anticiprealizndose los arreglos necesarios.

    Los avances de la medicina respecto de las enfermedades crnicas, en particel cncer, permita quizs no la cura, pero s predecir un tiempo de sobre vida necesidad de hablar con los pacientes o al menos con los familiares. Pero, ademel cncer se erige como metfora del mal, de la invasin, tanto en el pensamiecorriente como en la poltica (Sontag 1977). Los tratamientos contra el cncdan lugar a una serie de debates y cuestionamientos sociales. Una fue la naciecrtica al poder mdico y a los modos de tratar la enfermedad. Sern mdicos, psobre todo psiclogos, enfermeras, trabajadores sociales quienes alerten sobr

    contracara de esta tecnologa en expansin: la deshumanizacin del cuidado paciente; un cuerpo sometido hasta sus ltimos momentos a intentos de prolongla vida, sin respetar sus deseos, sin compartir informacin, sin consentimientsin facilitar un pasaje inexorable.

    Fox (1981) seala un segundo movimiento que se produce tambin desde campo mdico: el proceso de rede nicin de los lmites entre la vida y la muedebido a los avances no lineares de la medicina. En efecto, de un lado, innovanes como la reanimacin cardaca se volvieron posibles pero sin que se acomppor mayores posibilidades de reanimacin cerebral. Su resultado: individuos respiraban arti cialmente pero cuya actividad cerebral haba cesado. No fue umera disyuncin terica el motor de los debates, sino las exigencias de la nacitecnologa de trasplantes de rganos, que precisaban de la extraccin lo anposible en los pacientes clnicamente muertos (Seale 2003). Cambia el estatusla muerte, tal como se la conoca hasta entonces, dejando de ser un estado nesariamente evidente (el pulso, el aliento, el ritmo cardaco) para ser el resultde la evaluacin de ciertos indicadores obtenidos por medios tcnicos. Si biencriterio se fue extendiendo a otros pases, no dej de causar rechazos en cie

    culturas, como en el Japn. Por ltimo, la muerte empieza a estar mucho mpresente en la naciente televisin, en pelculas, en series.

    Las c enc as soc ales el pero o frente a la muerte

    Qu sucede con las ciencias sociales en este contexto? Se hacen eco de la demde nuevos guiones culturales para poder manejar y dar sentido a este nuevo lude la muerte. Una primera vertiente intent sobre todo describir y prescribirproceso de morir. La obra ms signi cativa fueOn Death and Dying de la psi-quiatra suiza Elisabeth Kbler-Ross (1969), a partir de su experiencia profesio

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    8/24

    58 | La muerte en las ciencias sociales

    Sandra Gayol y Gabriel Kessler

    con doscientos casos de enfermos incurables. El trabajo seala una serie de cincofases en el proceso de morir: negacin, angustia, negociacin/regateo, depresiny aceptacin (Riley 1983). Las cinco fases, criticadas por ser ms prescriptivasque descriptivas, imponiendo un modelo de agona normal, son tomadas en la formacin de las profesiones y tambin por los familiares que tienen que hacerfrente a una nueva con guracin del proceso de morir.

    En paralelo surge el movimiento de hospicios de enfermos terminales, en par-ticular el de St. Christopher en Londres, bajo el liderazgo de una enfermera, Ci-cely Saunders (Fox 1981). En contraposicin con la tecnologa mdica y la cuasiinvisibilidad del moribundo, el movimiento en torno a Saunders inaugura un

    debate moderno sobre las formas del buen morir. St. Christopher se transformen un lugar de peregrinaje de quienes buscaban una forma de morir que resistiera el poder de la sobremedicalizacin y ejerci tambin un fuerte in ujo en EstadosUnidos, en particular por polticas pblicas interesadas en disminuir los gastos desalud en los ltimos aos y momentos de la vida (Seale 2003). Estos dos ejemplosson interesantes, ms all de sus aportes, porque se trata de mujeres del mundomdico, son las mujeres quienes tenan, ya sea en el hogar como en las institucionesmdicas en tanto enfermeras, mayor responsabilidad en el cuidado y la interaccincon los moribundos, y son ellas las que inician una postura crtica a las formasmdicas y sociales de pensar, sentir y hacer frente a la muerte, presentando a suvez alternativas organizadas que encerraban una visin de la buena muerte queintentaba contrapesar en alguna medida la creciente hegemona mdica (Fox 1981).

    En cuanto a la sociologa, los dos paradigmas centrales de la poca, el funcio-nalismo y el interaccionismo simblico, no sern ajenos al tema. El funcionalis-mo, en su intento de teora social general, debe dar cuenta del tema, pero en unlugar marginal y de un modo ms normativo que descriptivo o analtico. Estose deriva de una primera constatacin: la muerte en una sociedad de masas no es

    disfuncional, es un hecho normal y necesario para el equilibro homeosttico de la especie. In uy sin duda el modelo biolgico de la sociologa durkhemiana, para el cual la muerte individual era funcional para la continuidad del cuerpo social.En consecuencia, al no ser un problema social, tampoco gener gran inters para esta escuela. As, dentro de la orientacin activa hacia el futuro como caracterstica de las sociedades modernas, Parsons (1963) postulaba que la muerte sera menostemida y ms aceptada que en el pasado. A n de cuentas, se trata del nal lgicode un camino de objetivos y logros, esperndose tambin que los deudos hagansu trabajo de duelo de forma rpida y e ciente (Riley 1983).

    En el marco de la orientacin activa hacia el futuro, se desarrolla un renovadointers desde la sociologa econmica por el estudio de los seguros. In uyente ha

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    9/24

    59PE SONA SO iEdAd / Un vers a Alberto Hurta o|

    Vol. XXV / N 1 / 2011 / 51-74

    sido, sobre todo, el trabajo de Viviane Zelizer (1978). Tres son los interroganque el estudio de los seguros de vida permite develar. El primero se re ere a cse estima el valor de una vida; otros ubican los seguros en una lnea histriciertos autores lo entienden como otro resultado del proceso de secularizacinque en un primer momento la Iglesia se opone a los seguros de vida, puesto qimplicaban una forma de no aceptacin del designio divino. Para otros, la extesin de los seguros es un indicador del declive de la vida comunitaria como de proteccin. En todo caso, retomando la idea funcionalista de una orientaciactiva hacia el futuro, el lugar de los seguros y del seguro de vida en particulatransforma en un sugerente indicador sobre el lugar que la vida y la muerte ocup

    en las sociedades modernas.Si para el funcionalismo la muerte no sera un problema social en las sociedamodernas, por el contrario s lo era en aquellas otras que Durkheim cali cacomo simples, en las cuales prevaleca la solidaridad mecnica, y por lo cumuerte causaba una gran disrupcin, pues dejaba literalmente un lugar vaco la organizacin comunitaria. Para antroplogos funcionalistas como R. Blaun(1966), su alto signi cado social era directamente proporcional a la envergadurlos ritos mortuorios (Palgi y Abramovitch 1984). En contraposicin, en sociedamodernas complejas, unidas por el principio de solidaridad orgnica ligada adivisin social del trabajo, la importancia social de la muerte individual dismnuye, puesto que cada rol en la divisin social del trabajo es ocupado por mucindividuos y, por ello, los rituales pblicos ante las prdidas individuales pierimportancia, salvo en los casos de las grandes personalidades. Cobran mayor pen todo caso, las formas ms privadas de duelo.

    Pero fue el interaccionismo simblico el que produjo la obra ms importandel perodo en sociologa: Awarennes of Dying,de B. Glaser y A. Strauss (1965). Setrata de un trabajo que marc una poca, in uy tanto a la sociologa como a

    profesiones mdicas y se transform en un clsico. El libro se basa en un trabcomparativo en unidades de cuidados intensivos en hospitales. Tal como a rmBaszanger (1992), A. Strauss realiza una serie de operaciones importantes: buscde niciones sociales de un fenmeno natural, preguntndose si las personas pueestar muertas para las instituciones antes de estarlo realmente. A rman que morun proceso lento, que implica un trabajo, e intentan comprender la gestin cotidiade un hospital: cuando llega un enfermo en fase terminal, como el personal evacunto tiempo de vida le queda, qu cuidados vale la pena dispensarle, entre otaspectos, condiciona su pasaje por la institucin. El concepto central acuado Awarennes of Dyinges contexto de conciencia. Hace referencia a que cada actorsabe del estatus de nido del enfermo segn la institucin y lo que los otros sa

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    10/24

    60 | La muerte en las ciencias sociales

    Sandra Gayol y Gabriel Kessler

    del enfermo y el enfermo mismo sabe constituyen los contextos de conciencia. Losautores de nen cuatro contextos: conciencia cerrada (closed awareness ), conciencia sospechosa (suspected awareness ), mutuo engao (mutual pretence ) y conciencia abierta (open awareness ). Cada tipo de conciencia implica comportamientos diferentes delas partes y sobre todo un trabajo dramtico, con excepcin de la ltima (conciencia abierta), para mantener esa de nicin de la situacin (Baszanger 1992).

    A su vez, cada contexto tiene ciertas ventajas y desventajas para el personal, losfamiliares y el enfermo. Cada contexto exige un tipo de comportamiento deseadodel paciente, aun del moribundo. En la cultura anglosajona, por ejemplo, debemorir de un modo tranquilo, agradecido por los cuidados recibidos, despidindose

    de sus familiares. La negociacin social llega hasta el ltimo momento de la vida y parte de lo que se obtiene (como por ejemplo que no se le realicen ms inter-venciones mdicas) estar relacionado con su adecuacin a ese modelo virtuosode un moribundo colaborador.

    La otra obra capital, que proviene de la historia, es la de Philippe Aris (1949,1975, 1977, 1983). A diferencia de la mayora de los trabajos sobre el tema, el autorno asla ningn universal en relacin a la muerte y se aboca a reconstruir y carac-terizar la transicin de los modelos de muerte en la sociedad europea occidental.Hay una relacin, sostiene Aris, entre los cambios en el sentimiento de familia y las actitudes ante la muerte. Esta, a su vez, est en relacin con las variacionesen la conciencia de s y del otro. Es precisamente esta interconexin entre loscambios en la idea de la familia y las actitudes ante la muerte la que le permite a Aris trazar los hilos del proceso de individuacin de la muerte en las sociedadeseuropeas occidentales que es, creemos, la idea maestra del autor.

    En 1941, Lucien Febvre haba alertado sobre la ausencia de una historia sobrela muerte. Este vaco se modi c tardamente, cuando la renovacin historiogr-

    ca impulsada por la Escuela de Annales habilit, y legitim, nuevas preguntas

    y temas. El pasaje de la base econmica a la superestructura cultural hizo posibleun abanico ms rico de temas dentro de los cuales la muerte encontr su lugar(Burke 1993, Revel 2005). El libro de Aris (1977) irrumpe en este contexto y llena con originalidad un espacio vacante. Transita uidamente por ms de milaos de historia de Europa occidental y especialmente de Francia.

    Esta perspectiva de muy larga duracin, habitual en la historiografa, se eligetambin por una conviccin: los cambios del hombre ante la muerte son de pors muy lentos, o se ubican entre largos perodos de inmovilidad. Los contempo-rneos no perciben estos cambios, porque el tiempo que los separa supera al devarias generaciones y excede la capacidad de la memoria colectiva (Aris 1977:14)Las rupturas y las continuidades no son, sin embargo, recuperadas a partir de la

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    11/24

    61PE SONA SO iEdAd / Un vers a Alberto Hurta o|

    Vol. XXV / N 1 / 2011 / 51-74

    serie y la cuanti cacin, sino a travs de un anlisis cualitativo sustentado en diversidad notable de documentos: testamentos, novelas, fuentes litrgicas yqueolgicas, iconografa. Los cambios son lentos y por momentos imperceptiby es en las clases dominantes en donde se mani esta primero la innovacin. Emodelo de difusin de arriba hacia abajo, muy criticado por sus colegas, atravlos cuatro modelos que articulan la re exin: la muerte domesticada (hasta el siglo XII), la muerte propia (desde el siglo XII hasta nes del siglo XVIII), la muerte delotro(en el curso del siglo XIX hasta mediados del siglo XX), y la muerte invertida (en la poca contempornea). Se puede seguir, as, la implantacin progresidesde nes de la Edad Media, del modelo de muerte cristiana que culmina

    en el Barroco hasta desintegrarse en el siglo XVIII, con el modelo de la mueburguesa que se elabora desde las Luces al siglo XIX, para culminar en el prescon la muerte en el hospital.

    No se trata slo de la muerte; mejor an, el inters se centra en sus estadiprevios, en la agona. Para Aris, la forma de morir, cmo, dnde y con quise llega a la muerte, es un dato vital para comprender histricamente las actituante la muerte. En sus trabajos, pero tambin en el resto de los estudios comprdidos entre los aos 1970 y 1990, la intencin est en subrayaruna actitud hacia la muerte en cada momento, poniendo el foco, preferentemente, en el punto dvista de los deudos y de las instituciones que administraban la muerte y descociendo, por ende, los sentimientos y actitudes de un crculo ms vasto de acto

    En la muerte domesticada el individuo saba que iba a morir y cuando senta la muerte prxima se preparaba para recibirla en la cama. La muerte era una ceremopblica, sencilla en los ritos, organizada por el moribundo. A partir de los sig XI-XII, en la muerte propia se produjo una reconciliacin entre tres categoras derepresentacin mental: la de la muerte, la del conocimiento de cada uno de propia biografa y la del apego a las cosas que se poseyeron en vida. Al prome

    la Edad Media, el hombre occidental rico, poderoso o letrado, se reconoce amismo en su muerte: ha descubierto la muerte propia. A partir del siglo XVIIItiende a dar un sentido nuevo a la muerte. La exalta, la dramatiza, pretende qsea impresionante y acaparadora. Pero el hombre no est tan preocupado por propia muerte sino por la muerte del otro, el otro cuyo lamento y recuerdo inspiranen los siglos XIX y XX el nuevo culto de las tumbas y los cementerios.

    A inicios del siglo XX, en Amrica del Norte, Inglaterra y parte de Europa Norte se perciben diferencias en los protocolos de los funerales, las costumbdel duelo y el rol del moribundo. Se tiende a evitar, no ya al moribundo sinola sociedad y el entorno, el malestar y la emocin provocados por la agona irrupcin de la muerte en medio de la felicidad de la vida. Entre 1930 y 1950,

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    12/24

    62 | La muerte en las ciencias sociales

    Sandra Gayol y Gabriel Kessler

    evolucin va a precipitarse por el desplazamiento del lugar de la muerte, pues ya no se muere en medio de los suyos, sino en la soledad del hospital.

    Estas ideas rectoras de una obra compleja y plagada de matices, brindan una interpretacin sobre las actitudes adoptadas ante la muerte en el pasado y ademsparticipa de las discusiones en boga. En opinin de Aris, las interdicciones sobrela muerte dominante en las dcadas de 1960 y 1970 coincidan, al mismo tiempo,con su agrante violacin; es decir, con la irrupcin de un discurso acadmico que,animado por socilogos, psiclogos y antroplogos, re exionaba sobre las experienciasde la muerte en el presente. El xito rutilante de los trabajos de Aris se comprendeplenamente en este marco.LHomme devant la mort ofrece un modelo seductor y

    til sobre el pasado y especialmente muestra que ese pasado fue distinto y fue mejor.O cia, en cierto modo, de prlogo de estos estudios y comulga tambin con una idea que subyace en ellos: la soledad del moribundo y la imposibilidad de hablar dela muerte en las sociedades modernas occidentales. Geo rey Gorer, Ernest BeckerGlasser y Strauss, Kluber-Ross y Lifton y Olson devienen esenciales.

    En los aos cincuenta, Gorer escribio el clebre artculo e Pornography of Death (1955 [1977]), en el cual, a partir de un estudio de 1.600 personas conexperiencias cercanas de muerte, postula la idea deltab de la muerte.El autorhace una comparacin entre la era victoriana y la actualidad britnica, y plantea que la muerte en el siglo XX ha venido a reemplazar al sexo en el lugar de lostabes. Se la esconde, no se habla de ella, no se la nombra y cuando es imposibleevitarla se alude a ella eufemsticamente. Es durante el duelo que la persona tienems necesidad de asistencia de la sociedad, como en la niez y la adolescencia,y sin embargo es entonces cuando nuestra sociedad le retira su ayuda y le niega asistencia (Gorer 1955:310). La sociedad asla al muerto y al agonizante del ujode la vida diaria, mucho ms que en otros momentos de la historia.

    Ernest Becker (1973), por su parte, seala el miedo a la muerte como central en

    la experiencia humana. En su obra se presentan dos interpretaciones contrapues-tas que explican el origen de este temor central. Uno considera que el miedo a la muerte no es natural, sino que es creado por un tipo de socializacin particulardurante la cual los nios internalizan tal temor. La otra interpretacin sostiene queel miedo a la muerte es el miedo bsico del ser humano, detrs del cual estn lasfobias, la neurosis y dems temores. Becker se inclina por esta segunda postura, talcomo Aris, quien busca demostrar que el miedo a la muerte es una construccincultural e histrica y que se origina en la modernidad.

    Es este temor terror dira Becker el que estimula diversas formas de inmorta-lidad. EnSymbolic Immortality , Jay y Olson (1974) postulan que una de las formasde hacer frente a la nitud de la vida, en particular a la idea de un vaco y de una

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    13/24

    63PE SONA SO iEdAd / Un vers a Alberto Hurta o|

    Vol. XXV / N 1 / 2011 / 51-74

    desconexin con el resto de la humanidad a partir de la muerte, es mediante formde inmortalidad simblica. Se trata de cinco modos distintos: una inmortalidbiolgica, mediante la continuidad en la familia, los hijos, pero tambin en cmunidades ms grandes como la nacin, religin o clan (las llaman biosociaEl segundo es de modo creativo, por medio del inventar, construir, escribir. Etercer lugar, una inmortalidad teolgica, con un sentido ms religioso clsico.cuarto lugar, a travs de ideas de continuidad con la naturaleza, tanto desde punto de vista ms religioso (del polvo venimos y al polvo vamos) como eecologismo, mediante una comunidad con el mundo. Por ltimo se re ere a utrascendencia experiencial mediante el amor, la danza, la contemplacin artst

    En este segundo momento de explosin de estudios sobre la muerte se genun espacio de discusin interdisciplinario y metodolgicamente heterogneo.concepcin deltab de la muertey la soledad del moribundoen el hospital tendrngran in ujo y, sin ser las nicas ideas e incluso siendo contestadas por alguanlisis publicados en esos mismos aos, gozaron y gozan de notable arraigoel sentido comn. Los trabajos se interesan mucho por las ideas, valores y crecias, y, desde una perspectiva durkheimiana y weberiana, por el sentido dado muerte y sus rituales. La perspectiva interaccionista y la mirada desde la histpermiten ver la muerte como un proceso co-coordinado y, al mismo tiempcomo un proceso temporalmente situado y sometido a cambios. Los ausentpara la sociologa son el cuerpo; el muerto es ms bien una idea, una ausencLos afectos tampoco ocupan un lugar central. Para los historiadores, en cambel cuerpo es un protagonista clave para detectar y comprender el proceso de dividuacin. Sin el cuerpo y sin su localizacin puntual por parte de los deudes difcil comprender e implementar el culto de las tumbas y los cementerios,como el cultivo del recuerdo.

    3. Los aos rec entes: contextos e n uenc as ter cas

    Un tercer momento importante en la produccin sobre el tema de la muerte sinicia en los aos noventa del siglo pasado y contina hasta el presente, con ciepuntos de in exin dentro del mismo. Las preguntas, una vez ms, estn fuermente in uidas por el contexto poltico y sociocultural. En primer lugar, en lpases centrales se asiste a un claro retroceso de la pena de muerte, un incremede la sensibilidad frente a la violencia poltica, una extensin de la prohibicinportar armas en Europa, una deslegitimacin del asesinato por razones poltiy un proceso de deconstruccin del herosmo militar (Memmi y Taeb 2009).

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    14/24

    64 | La muerte en las ciencias sociales

    Sandra Gayol y Gabriel Kessler

    En una direccin contraria, al mismo tiempo, siempre desde la perspectiva delos pases centrales, la muerte de los otros vuelve a escena, en dos formas: tantovctimas como victimarios pueden ser englobados dentro de esos otros, comoen los Balcanes, en las dictaduras del Cono Sur, en Ruanda y en otras matanzasy genocidios, pero tambin, luego del 11 de septiembre, los victimarios no sonms ese otro y se trata, entonces, de re exionar sobre hechos que forman partede ese nosotros (en tales pases) como el caso de tropas americanas y europeas,que matan en Irak y en Afganistn. Esto suscita crticas y re exiones sobre, porejemplo, el valor diferenciado de la vida y la muerte de las poblaciones para laspotencias hegemnicas, segn su nacionalidad y religin (Butler 2010).

    Si el cncer era la enfermedad central del perodo anterior, en este se agrega y cobra relevancia el HIV-sida. Ser, sobre todo en sus inicios, una muerte fun-damentalmente joven, con un proceso de morir del que se es consciente y quegenera en gran medida la lucha poltica por el reconocimiento de los derechos delos enfermos y de ciertas minoras, en particular el movimiento gay, apoyados porgran cantidad de relatos biogr cos, produccin literaria y trabajos sociolgicos.

    En segundo lugar, la sociedad del riesgo, con Beck (1998) y Giddens (1994)como sus principales tericos, ocupar un lugar central en el debate. Para Beck, enun mundo donde se ha generado una intensa divisin del trabajo, se diluye la res-ponsabilidad sobre el riesgo, puesto que cada eventual responsable puede descargarsu culpa en otras de las partes interdependientes. Sin embargo, si la responsabilidadsobre los riesgos puede en una escala diluirse, por otro lado, la modernidad tarda est sometida a la re exividad, entendida como autoconfrontacin frente a losresultados futuros de las propias elecciones. En consecuencia, habra tambin una mayor responsabilizacin individual por las consecuencias de las propias elecciones. Y, al mismo tiempo, una mayor responsabilidad por parte del estado.

    Una segunda acepcin es la idea de cultura de riesgo de Giddens (1991). Esta se

    re ere a una creciente sensibilidad y a un cambio en las demandas polticas hacia la gestin de riesgos, incluyendo los ecolgicos, de seguridad vial, alimenticia, urbana,terrorismo. En la cultura del riesgo, el estado tambin aparece como responsablede muertes por decisiones tomadas en temas de ecologa, salud pblica, seguridad,etc. A su vez, el estado es visto como responsable de las campaas de prevencin,de informacin, de desarrollar vacunas contra pandemias, de dar informacin.

    En los ltimos aos se ha sumado la discusin creciente en los pases centralesde una mayor delegacin en los individuos de la posibilidad de hacer morir: elderecho al suicidio, el derecho a la eutanasia. El poder se despliega tambin en elnacimiento, aborto, nacimiento de fetos de difcil sobre vida, contracepcin, clulasmadre, transplante, etc. A la par del desarrollo mdico-tcnico, que est en la base

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    15/24

    65PE SONA SO iEdAd / Un vers a Alberto Hurta o|

    Vol. XXV / N 1 / 2011 / 51-74

    de estos debates, se trata de temas que tocan el centro de las concepciones tilos cas y jurdicas. Hay un trabajo legislativo y jurdico muy importante so

    el derecho a morir y en torno al comienzo de la vida, plantendose dilemas tacomo, por ejemplo, el de la vida contra la vida en el caso del aborto terapu(cuando se decide mdicamente provocar un aborto porque la vida de la madreconsidera en riesgo) en varios pases de Europa (Weber et al. 2009).

    Dos importantes libros, Seale (2003) y Howarth (2007) han realizado un anlipormenorizado de los hallazgos de este ltimo perodo y en gran medida las idque siguen se basan en ellos. De las in uencias tericas se destaca, por un lael conjunto de la obra de Foucault. La sociologa mdica recibe de este autor u

    mirada renovada sobre la forma en que el saber clasi ca y gobierna, contribuyenadoptar una saludable mirada constructivista sobre el cuerpo, las disciplinas mdy las enfermedades, as como de la divisin entre cuerpo y mente.

    Pero tambin estar presente el Foucault de la gubernamentalidad. Recordmos con OMalley (2006) que gubernamentalidad es un trmino que fusiona ideas de gobierno y mentalidad para dar cuenta de las formas de administracidel poder que surgen en la Europa del siglo XVII y que signi caron un despzamiento del mando simple y la obediencia hacia el aprovechamiento del augobierno. La gubernamentalidad est ligada al desarrollo de ciertas disciplincomo la economa y la estadstica, o a conceptos como poblacin, que tendruna regulacin autnoma, con leyes que los poderes no podan evitar y debertomar en consideracin para el buen gobierno. La demografa, el intento de redulas muertes, el control de las multitudes, la idea de la higiene pblica como unecesidad de mantener distancias entre los cuerpos, para muchos autores cobrsu sentido dentro de esta nueva tcnica de gobierno.

    Giddens es la otra in uencia central. El giro re exivo da lugar a la constrcin de narrativas biogr cas en el proceso de morir, a la vez que su nocin

    cultural scripts (guiones culturales distintos que pueden ser usados como recursoen diferentes construcciones biogr cas) lleva a una revalorizacin del discmdico como insumos que ayudan a dar sentido en el procesamiento biogrde las enfermedades graves o terminales. El cuerpo recupera su centralidad. forma distinta al cuerpo muerto que nunca dej de ser estudiado por la antroploga, un concepto central de esta poca es elembodiment . De difcil traduccin,una de las ms aceptadas es la de en-carnacin (mantendremos el conceptoingls). Esta hace referencia a la dimensin prediscursiva de la experiencia corpSegn Macdonald et al. (2006), elembodiment se re ere a la presencia biolgica y fsica de nuestros cuerpos, precondicin necesaria para la subjetividad, emocilenguaje, pensamiento e interaccin. De este modo, el cuerpo sentido, habitad

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    16/24

    66 | La muerte en las ciencias sociales

    Sandra Gayol y Gabriel Kessler

    subjetivamente encarnado, ser un elemento distintivo de este nuevo perodo; uncuerpo bastante ausente en la sociologa del perodo anterior.

    Las pr nc pales preguntas

    Como mencionamos, la centralidad del HIV-sida conjugado con una preocupacinpor elembodiment interpela sobre la relacin entre tipos de enfermedad y el procesode morir. El tipo de enfermedad afecta de tal modo el cuerpo que la subjetividades indisociable de eseembodiment(Seale 2003). Dentro de esta lnea hubo intentos

    de articular elembodiment con la cultura. En efecto, la idea de culturas afectivasimplica tambin que las reglas del sentir y las reglas de expresin de las emocionesincluyen el dolor (Harr 1986). Lo central, sin embargo, es la relacin entre elsentido social de una determinada enfermedad y el padecimiento individual. Estoes, la concepcin imperante sobre cada enfermedad o evento tiene consecuenciassobre la forma de sentirlo. Garro (1990) sostiene que el dolor por el cncer es peoren las culturas donde se lo usa como metfora del mal, como indic Sontag, o coninterpretaciones de vulgarizacin psicolgica donde la enfermedad aparece como la emergencia incontrolada de lo reprimido, que adems del dolor genera una cierta culpa en quien lo sufre. Lo contrario sucede con el dolor del parto, consideradoun buen dolor, una experiencia vital en la transformacin en madre. As, no hay slo buena o mala muerte, sino tambin un buen o mal dolor.

    Una segunda lnea de debate, presente en el perodo anterior, pero que seprofundiza, es la relacin entre estructura social, estilo de vida y mortalidad.Quizs los estudios ms importantes que se realizan en las dos ltimas dcadasconciernen al impacto de variables sociales en las muertes, facilitados por el desa-rrollo estadstico. La muerte se objetiva como variable dependiente de una serie de

    otros hechos, transformados en variables independientes. Quizs los trabajos msimportantes, en momentos de recrudecimiento del desempleo en Europa, fueronaquellos sobre el impacto del desempleo en la mortalidad. Estudios sobre los censosingleses demostraron una mayor mortalidad, pero eso llev a un estudio sobre la trayectoria social de los desempleados. As, se pas desde considerar el desempleono slo como causa de mortalidad y por ende de ser estudiado, a atenderlo entantoindicador de una trayectoria laboral signada por la precariedad y por endecon una acumulacin de elementos patgenos por malas condiciones laborales,estrs, de la que la desocupacin ser una de sus manifestaciones (Kessler 1999).

    Luego de aos y de una cantidad considerable de estudios que intentan mos-trar que es el estilo de vida (alimentacin, ejercicios, controles preventivos, estrs,

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    17/24

    67PE SONA SO iEdAd / Un vers a Alberto Hurta o|

    Vol. XXV / N 1 / 2011 / 51-74

    etc.) lo que in uye en las tasas de mortalidad ms que la clase social, los trabterminan mostrando una gran fungibilidad entre estilos de vida y disposicionmateriales. Finalmente, vuelven a mostrar que el estilo de vida es una mediacen la relacin entre clase social y mortalidad: los estilos de vida ms saludablencuentran en los sectores ms favorecidos (Howarth 2007). Tambin la relacentre mortalidad y gnero est atravesada por la situacin social y la culturamedicina ha demostrado que genticamente las mujeres estn programadas pvivir ms que los hombres. Sin embargo, en algunos pases muy subdesarrollaellas viven menos debido a las malas condiciones de los partos y la falta de ctroles bsicos de enfermedades ginecolgicas, a lo que se suma una situacin

    dominacin que di culta el cuidado bsico (Seale 2003).La medicalizacin recibe ahora una mirada ms matizada. La renovada miradFoucault (2004) sobre la medicina, adems de otros aportes, dinamiz una histocultural de la disciplina. Se realiza, as, una genealoga que muestra cmo la cenlidad creciente del saber mdico conllev y en cierta medida, fue gracias a uncentral en la gestin de la vida y la muerte. La profesin mdica recibi, procecon diversos grados se recon gur por las crticas recibidas en las dcadas pasEn parte por ello, sobre todo desde las miradas ms giddensianas, se rescata el ldel discurso mdico como un guin cultural que permite dar sentido a la trayectbiogr ca ligada a la enfermedad (Seale 2003). En efecto, un paciente puede sabqu estadio de una enfermedad se encuentra, los pasos siguientes, los tratamienexistentes, de acuerdo a lo cual organiza parte de su cotidianeidad; ello, asimisle proporciona recursos para dar sentido a la ruptura biogr ca, ya sealada pStrauss dcadas antes, como implica la enfermedad. La medicina provee a menuna suerte de comunidad imaginada conformada por aquellos que sufren un mistipo de enfermedad particular o la humanidad en un sentido general. La idea humanidad se inviste de un sentido particular, es el marco en el cual se legitim

    donacin annima de rganos o dando algn vestigio de sentido a los esfuerzos ysufrimientos en los procesos mdicos; como una contribucin personal al avancla medicina para el bien futuro de la humanidad. Una referencia a esa comunidadhumanidad, est presente tambin en los bancos de clulas madres, de donantesmdula espinal transnacionales, entre otros. La no naturalidad de la humanidadmenos su mayor preeminencia en trminos mdicos que polticos o religiosos, tcomo existan ya mucho antes) se hace evidente en la comparacin transculturalcomo en la resistencia japonesa al transplante por no concebir la reciprocidad anma y generalizada que da cuenta de la idea de humanidad (Ohnuki-Tierney 1984

    La muerte, en todo este pasaje, tambin conoce recon guraciones. El cambprincipal, si nos remontamos al trabajo de Glaser y Strauss y las diferentes concien

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    18/24

    68 | La muerte en las ciencias sociales

    Sandra Gayol y Gabriel Kessler

    es la creciente preeminencia del derecho a saber. En efecto, de ocultar la verdadal paciente y en ltima instancia negociar lo que sabe con sus familiares, se pasa a una alianza primera entre el mdico y el paciente, tomando este ltimo un rol deguardin de la informacin que deja saber a sus allegados. Este nuevo acceso a la informacin tambin le permite, en caso de ser una enfermedad terminal, presidirsu funeral, realizar los preparativos, arreglar sus cosas y hasta decidir la forma enque ser su sepelio. No obstante, las diferencias interculturales se mantienen. Estedesarrollo, si no nico, es muy pronunciado en los pases anglosajones y/o protes-tantes. Distinto es lo que pasa en los pases latinos y en los orientales. En algunos semantiene el silencio, en otros la preparacin de la muerte es muy ntima y en forma

    religiosa; en cualquier caso, tomar en cuenta las diferencias interculturales es central.Otros temas tratados en la fase pasada tambin se modi can. Por un lado seextiende el lugar y la importancia de los hospicios, y sobre todo cobran centralidadlos cuidados paliativos. A nivel ms conceptual, as como anteriormente se habancriticado por su carcter prescriptivo las fases del morir sealadas por Kubler-Ross,sucede algo parecido con las fases de conciencia de Glaser y Strauss. Aparecen comouna forma demasiado normativa del morir, con un mayor peso a la resignacin y se muestra que hay ms resistencia, rabia, agresin respecto de lo que mostrabanlos primeros estudios. Posiblemente, el cambio en la relacin mdico-pacientetambin ha in uido en las formas en que las emociones ligadas a la muerte puedenexpresarse. En esta lnea cobran centralidad las discusiones ms tico-jurdicassobre la eutanasia. Tambin aparece otra mirada sobre el proceso de enfermedadterminal o invalidantes: una paulatina cada o salida de la cultura, en particularal dejar de participar de ciertos ritos cotidianos, como la comensalidad o, mshondamente, las conversaciones (Seale 2003). Pero no slo se sale de la cultura:nuevos estudios muestran cmo el dolor y la enfermedad se expresan como una suerte de extranjerizacin del propio cuerpo. Los discursos sobre la enfermedad

    as lo muestran: en el dolor uno siente que no es uno, que el cuerpo lo traiciona,que ha sido invadido por un temible extrao.Una idea-faro de los estudios de los aos sesenta y setenta, como lo fue el tab

    de la muerte, es revisitado, en particular en el marco de la in uencia de Giddens,en la sociologa britnica. Mellor y Schilling (1993) a rman que la muerte est pblicamente ausente, pero en cambio est muy presente privadamente, a partirde rituales, duelos y otras formas de recuerdo. Los autores sealan que en la mo-dernidad tarda la conciencia de muerte tiene una nueva dimensin. Ello se debeen primer lugar al creciente rol del reordenamiento de las narrativas biogr cas enel proceso de construccin de la identidad del yo; en segundo lugar, a la crecienteidenti cacin del yo con el cuerpo; y, nalmente, a la desacralizacin creciente

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    19/24

    69PE SONA SO iEdAd / Un vers a Alberto Hurta o|

    Vol. XXV / N 1 / 2011 / 51-74

    de esferas de la vida social la muerte entre ellas, a partir de la secularizacweberiana. Por ende, hay una serie de recursos para la reconstruccin narrativayo: terapias, libros, etc. El problema es que esa reconstruccin tiene como cenel cuerpo o el cuerpo que contiene el yo. En esto la muerte es ms disruptivla conciencia de la nitud del yo se va viendo en el cuerpo. As, disminuidasposibilidades de una construccin social de la muerte individual, esta se hms disruptiva en la modernidad tarda que en el pasado, y dar algn sentido soledad a la nitud aparece como una tarea casi imposible.

    Walter et al. (1995) discuten la idea de una muerte pblicamente ausent A rman que la muerte est muy presente en los medios y por eso es muy inte

    la idea de muerte pblica. Los medios muestran cmo procesar la muerte, generituales de ruptura y reconstruccin, sobre todo ante catstrofes o muertes pblide hombres ordinarios. Coinciden con este argumento, aunque de otro modo, ltrabajos que hablan de las profesiones ligadas a la muerte; estos sealan cmouna mayor presencia pblica (en esta escala) que deja en manos profesionales pasaje. Finalmente, Seale (2003) a rma que en la vida cotidiana hay una necesipsicolgica de negar la muerte (para el psicoanlisis la muerte propia es impsable), hecho primordial para poder orientar la vida hacia objetivos ms vitale

    Otro tema revisado es la relacin de los vivos con los muertos. Se ha cuestnado la idea normativa de un duelo como un pasaje obligado, ni muy corto muy largo, que deba pasarse; el no hacerlo era negacin, y el que durara muctiempo implicaba melancola. Las terapias de duelo en el caso anglosajn euna muestra de esta forma normativa que adopt esa relacin. Frente a esto pas a una mirada ms abierta sobre tal relacin, sealando la necesidad de urenegociacin constante o peridica de los vivos con sus muertos (Howarth 200No hay necesariamente una etapa que se cierra, los muertos forman parte devida de los vivos y por eso van siendo objeto de distintas emociones, intensida

    de recuerdo y formas de estar. En esta nueva concepcin, el cuerpo no es el lmdelself , sino que este perdura entre los vivos.

    A mo o e balance

    En este recorrido historiogr co, la intencin no fue cubrir todas las aproximciones y a todos los autores, empresa imposible dada la cantidad impresionade ttulos, sino encontrar ciertos ejes temticos y profundizar la mira, antes qdispersar, poniendo el foco en los aportes brindados por tres disciplinas: la anpologa, la historia y la sociologa. Al mismo tiempo fueron rescatados aque

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    20/24

    70 | La muerte en las ciencias sociales

    Sandra Gayol y Gabriel Kessler

    trabajos que, a nuestro juicio, propusieron una agenda de temas y perspectivas deinvestigacin, innovaron metodolgicamente o brindaron interpretaciones quealcanzaron gran impacto, ya sea por ser recurrentemente repetidas o por suscitarprofundos debates al momento de ser publicadas o con posterioridad. Las lneasprecedentes son, en de nitiva, un punto de vista en s mismo discutible sobre untema que, nuevamente, despierta notable inters entre los estudiosos.

    Como mostramos en este artculo, el estallido actual de los estudios sobre la muerte reconoce dos antecedentes, dos momentos, que no slo lo preceden sinoque adems devinieron esenciales para la constitucin de un campo de estudios.Ms que retomar las especi cidades de cada momento, y sin desconocer la par-

    ticularidad de cada uno de los trabajos aqu referenciados, en estas lneas nalesse tratar de recuperar ciertas persistencias, ejes analticos y conceptuales queaparecen una y otra vez en los anlisis. Si la muerte es un universal, tambin loson ciertos nudos problemticos tejidos en torno a ella. Desde los primeros tra-bajos abocados a comprender la proliferacin de manifestaciones religiosas en lassociedades primitivas y europeas, hasta en estudios ms recientes que postulanun revival religioso (Walter 1994), la relacin entre muerte y creencias ha sidouna constante y se ha convertido en un tpico. Es difcil sostener hoy la prdida absoluta de referentes religiosos en las circunstancias y ceremonias que rodean la muerte e incluso la enfermedad. Es difcil sostener tambin hoy la sola presencia de las grandes religiones. Los historiadores han demostrado la complejidad delproceso de laicizacin y secularizacin, al mismo tiempo que han alertado sobrela necesidad de distinguir los usos y sentidos de manifestaciones y smbolos reli-giosos en el espacio pblico y en el privado. La secularizacin se de ne tambina partir de la relacin con y de la presencia de expresiones religiosas. Estas sonmltiples y variadas en una sociedad dada, y tambin son heterogneas para unindividuo, as como pueden convivir adems todas juntas en una misma cere-

    monia fnebre. Es imposible, en de nitiva, re exionar sobre la muerte, ms all de la perspectiva analtica elegida, sin atender el conglomerado de creencias quela circunda y de ne. Como modeladoras de la experiencia social, son estas lasque habilitan, en cierto modo, los distintos caminos o formas de inmortalidadque los trabajos han puesto en valor, apuntando a los discursos o re exionandosobre las prcticas. Son tambin ellas las que explican en parte la estructura delos rituales. Tambin aqu hay uncontinuum. Se ha escrito muchsimo desde lasprimeras re exiones de Hertz y Van Gennep, y hemos aprendido las diferenciasque pueden existir a travs del tiempo y entre las distintas culturas. Con guradosde maneras muy diversas, siguen siendo, no obstante, vitales. Para el muerto, losdeudos y un crculo ms vasto de individuos. Ms que subrayar la prdida de

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    21/24

    71PE SONA SO iEdAd / Un vers a Alberto Hurta o|

    Vol. XXV / N 1 / 2011 / 51-74

    densidad o incluso la desaparicin en la esfera pblica de los ritos mortuoriosapuesta est en recuperar sus sentidos individuales y colectivos que tuvierotienen. Siempre los individuos han preferido morir de una forma y no de otra. cali cacin de buena muerte-mala muerte atraviesa, explcita o implcitamenla inmensa mayora de los trabajos. Sabemos que esta cali cacin vara cotiempo y est histricamente situada. Una idea, bastante generalizada, sostieque en el presente la buena muerte es aquella que sucede al nal de una vida,la vejez, por una enfermedad controlada por el saber mdico que no implica ularga agona. Otros, desde la perspectiva de la posmodernidad, postulan quebuena muerte es la que uno mismo elige.

    Este puado de ideas rectoras se incub en los pases centrales de Occiden Aproximaciones descentradas y desde el Sur, por ejemplo, pueden sugerir nueideas y matices interesantes. Quizs la ms evidente sea la necesidad de romperlos esquemas binarios y en singular: religioso/laico; buena muerte/mala muevisibilidad/negacin, etc. Y evitar generalizaciones indiferentes a la edad, el gla clase y la forma de morir es central. Las altas tasas de mortalidad juvenil vioentre las clases populares, especialmente masculina, de Argentina y la mayorlos pases latinoamericanos, abre perspectivas interesantes de anlisis: por un relativiza el papel de la edad avanzada como variable sustantiva en la de nide una buena muerte y sita en primer plano la forma de morir (por abuso ddrogas, muerte provocada por la polica, por arreglo de cuentas entre bandas, etpor el otro lado, la muerte como un hecho cotidiano, normal y en cierto modesperable, permitira volver a pensar viejos temas como el de la relacin eestructura sociodemogr ca y signi cados de la muerte, y la relacin entre hecotidiano y naturalizacin. Finalmente, la precarizacin de las ltimas dcadel incremento de la pobreza y la relacin simple que suele establecerse entre y el aumento de la criminalidad y la inseguridad, reactualizan la muerte com

    posibilidad para distintos actores: para las clases populares, porque ellas tienengestionar cotidianamente con la muerte; para las otras clases sociales, porque en la inseguridad y en la sensacin de inseguridad que denuncian, la posibilidconcreta de su muerte.

    ec b o enero 2011Acepta o febrero 2011

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    22/24

    72 | La muerte en las ciencias sociales

    Sandra Gayol y Gabriel Kessler

    eferenc as b bl ogr cas

    Aris, Philippe, 1949. Attitudes devant la vie et devant la mort du XVII e au XIX e sicle, quelquesaspects de leurs variations . Paris: INED.

    , 1975. Essais sur lhistoire de la mort en Occident: du Moyen ge nos jours.Paris: Seuil., 1977. LHomme devant la mort.Paris: Seuil., 1983.Images de lhomme devant la mort.Paris: Seuil.

    Barrn, Jos Pedro, 1991.Historia de la sensibilidad en Uruguay,Tomo I:La cultura brba-ra (1800-1860). Tomo II:El disciplinamiento (1860-1920 ). Montevideo: Ediciones dela Banda Oriental.

    Baszanger, Isabelle, 1992. Les chantiers dun interactionniste. En Isabelle Baszanger, comp.La trame de la negotiation. Paris: LHarmmatan.Beck, Ulrich, 1998.La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad . Buenos Aires: Paids.Becker, Ernest, 1973.e Denial of Death.New York: e Free Press.Blauner, Robert, 1966. Death and Social Structure.Psychiatry,N 29, 378-394.Burke, Peter, 1993.La revolucin historiogr ca francesa. La Escuela de los Annales: 1929-

    Barcelona: Gedisa.Butler, Judith, 2010. Marcos de guerra. Vidas lloradas.Buenos Aires: Paids.Faunce, William, y Robert Fulton, 1957. e Sociology of Death: a Neglected Area or

    Research.Social Forces , N 36, 205-209.Foucault, Michel, 2004 [1963].El nacimiento de la clnica. Arqueologa de la mirada mdic

    Madrid: Siglo XXI.Fox, Rene, 1981. e Sting of Death in American Society.Social Service Review , Vol. 5,

    N 1, 42-58.Garro, Linda, 1990. Culture, Pain and Cancer. Journal of Palliative Care , Vol. 11, N 4,

    34-44.Giddens, Antonhy, 1991. Modernidad e identidad del yo. Madrid: Pennsula.

    , 1994.Consecuencias de la modernidad . Madrid: Alianza.Glaser, Bernard, y Anselm Strauss, 1965. Awareness of Dying . Chicago: Aldine.Gorer, Geo rey, 1977.Death, Grief and Mourning in Contemporary Britain.London: Arno Press.Habenstein, Robert, y William Lamers, 1955.e History of American Funeral Directing .

    Milwaukee, Wis.: Bul n Printers.Harr, Rom, 1986.e Social Constructions of Emotions . Oxford: Blackwell.Hertz, Robert, 1960 [1907].Death and the Right Hand . Rodney Needham y Claudia Needham,

    trads. London: Cohen and West.Howarth, Glennys, 2007.Death and Dying. A Sociological Introduction.Cambridge: Polity Press. Jay, Robert, y Olson, Eric, 1974. Symbolic immortality. EnLiving and Dying , London:

    Wildwood House.

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    23/24

    73PE SONA SO iEdAd / Un vers a Alberto Hurta o|

    Vol. XXV / N 1 / 2011 / 51-74

    Kessler, Gabriel, 1999. El impacto social del desempleo. Aportes de la experiencia intecional.Socialis , N 1, 93-115.

    Kbler-Ross, Elizabeth, 1969.On Death and Dying . New York: McMillan.Lifton, Jay, y Olson, Eric, 1974.Living and Dying.New York: Praeger.Lomnitz, Claudio, 2006.Idea de la muerte en Mxico. Mxico D.F.: Fondo de Cultura

    Econmica.Macdonald, Raymond, David Hargreaves y Dorothy Miell, eds., 2002. Musical Identities.

    Oxford: Oxford University Press.Malinowski, Bronislaw, 1948. Magia, ciencia y religin.Madrid: Planeta Agostini.Mellor, Philip, y Chris Shilling, 1993. Modernity, Self-identity and the Sequestration

    Death.Sociology , Vol. 27, N 3, 411-431.Memmi, Dominique, y Emmanuel Taeb, 2009. Introduction. Ltat et la mort.SocitsContemporaines , N 75, 5-16.

    Mitford, Jessica, 1963.e American Way of Death. New York: Simon & Schuster.OMalley, Pat, 2006.Riesgo, neoliberalismo y justicia penal . Buenos Aires: Ad-Hoc.Ohnuki-Tierney, Emiko, 1984.Illnes and Culture in Contemporany Japan: an Anthropo

    View . Cambridge: Cambridge University Press.Palgi, Phyllis, y Henry Abramovitch, 1984. Death: A Cross-Cultural Perspective. Annual

    Review of Anthropology , Vol. 13, 385-417.Parsons, Talcott, 1963. Death in American Society: A Brief Working Paper. American

    Behaviour Sciences , N 6, 61-65.Radcli e-Brown, Alfred, 1972 [1952].Estructura y funcin en la sociedad primitiva.Barcelona:

    Pennsula.Revel, Jacques, 2005. Historia y Ciencias Sociales: los paradigmas de los Annales.Un

    momento historiogr co. Trece ensayos de historia social.Buenos Aires: Manantial.Riley, John, 1983. Dying and the Meanings of Death.Sociological Inquiries, Annual Review

    of Sociology , Vol. 9, 191-216.

    Robben, Antonius, 2004. Death and Anthropology: An Introduction. En A. Robben, edDeath, Mourning and burial. A Cross Cultural Reader. Cornwall: Blackwell.Seale, Clive, 2003.Constructing Death. e Sociology of Dying and Bereavement . Cambridge:

    Cambridge University Press.Sontag, Susan, 1977.Illness as Metaphor . New York: Farrar, Straus & Giroux.Stou er, Samuel, Edward A. Suchmann, Leland C. de Vinney, Shirley A. Star y Robin

    Williams, Jr., 1949.e American Soldier . Princeton: Princeton University Press.Sudnow, David, 1967.Passing On: e Social Organization of Dying . Englewood Cli s, NJ.:

    Prentice-Hall.Van Gennep, Arnold, 1960.e Rites of Passage. A Classic Study of Cultural cele

    Chicago: e University of Chicago Press.

  • 7/31/2019 Kessler y Gayol - La muerte en las ciencias sociales

    24/24

    74 | La muerte en las ciencias sociales

    Sandra Gayol y Gabriel Kessler

    Venbrux, Eric, 2007. Robert Hertzs seminal essay and mortuary rites in the Paci c region, Journal de la Socit des Ocanistes 124. N 1, 5-9.

    Vovelle, Michel, 1970.Vision de la mort et de lau-del en provence daprs les autels ddu Purgatoire.Paris: Colin.

    , 1973.Pit baroque et dchristianitation.Paris: Plon., 1974. Mourir autrefois. Attitudes collectives devant la mort aux XVII et XVIII me sicles.

    Paris: Gallimard., 1982.Ideologas y mentalidades.Barcelona: Ariel., 1983.La mort et lOccident de 1300 nos jours.Paris: Gallimard.

    Walter, Tony, 1994.e Revival of Death.London: Routledge.

    Walter, Tony, Jane Littlewood y Michael Pickering, 1995. Death in the News: the PublicInvigilation of Private Emotion.Sociology , Vol. 29, N 4, 579-596. Weber, Jean-Christophe, Dominique Memmi, Tierry Rusterholtz y Catherine Allamel-Ra n,

    2009. Administrer le foeticide.Socits Contemporaines , N 75, 17-35.Zelizer, Viviana, 1978. Human Values and the Market: the Case of Life Insurance and

    Death on 19th-Century America. American Journal of Sociology,Vol. 84, N 3, 591-610.