Klenner en Torno a La Filosofia Del Derecho de Hegel Cuestiones y Objeciones (2003)

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Polis (2002) Descentramiento y nuevas miradas ................................................................................................................................................................................................................................................................................................ Arturo Klenner En torno a la filosofía del derecho de Hegel: cuestiones y objeciones ................................................................................................................................................................................................................................................................................................ Advertencia El contenido de este sitio está cubierto por la legislación francesa sobre propiedad intelectual y es propiedad exclusiva del editor. Las obras publicadas en este sitio pueden ser consultadas y reproducidas en soporte de papel o bajo condición de que sean estrictamente reservadas al uso personal, sea éste científico o pedagógico, excluyendo todo uso comercial. La reproducción deberá obligatoriamente mencionar el editor, el nombre de la revista, el autor y la referencia del documento. Toda otra reproducción está prohibida salvo que exista un acuerdo previo con el editor, excluyendo todos los casos previstos por la legislación vigente en Francia. Revues.org es un portal de revistas de ciencias sociales y humanas desarrollado por Cléo, Centre pour l'édition électronique ouverte (CNRS, EHESS, UP, UAPV). ................................................................................................................................................................................................................................................................................................ Referencia electrónica Arturo Klenner, « En torno a la filosofía del derecho de Hegel: cuestiones y objeciones », Polis [En línea], 3 | 2002, Publicado el 20 noviembre 2012, consultado el 22 junio 2015. URL : http://polis.revues.org/7735 ; DOI : 10.4000/ polis.7735 Editor : Centro de Investigación Sociedad y Politicas Públicas (CISPO) http://polis.revues.org http://www.revues.org Documento accesible en línea desde la siguiente dirección : http://polis.revues.org/7735 Document generado automaticamente el 22 junio 2015. La pagination ne correspond pas à la pagination de l'édition papier. © Polis

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Introducción completa y clara del filósofo alemán sobre la filosofía del derecho de Hegel. Responde acertadamente a detractores.

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  • Polis3 (2002)Descentramiento y nuevas miradas

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    Arturo Klenner

    En torno a la filosofa del derecho deHegel: cuestiones y objeciones................................................................................................................................................................................................................................................................................................

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    Referencia electrnicaArturo Klenner, En torno a la filosofa del derecho de Hegel: cuestiones y objeciones, Polis [En lnea], 3|2002,Publicado el 20 noviembre 2012, consultado el 22 junio 2015. URL: http://polis.revues.org/7735; DOI: 10.4000/polis.7735

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    Arturo Klenner

    En torno a la filosofa del derecho deHegel: cuestiones y objeciones

    1 Georg Wilhelm Friedrich Hegel es un filsofo que no requiere de muchas presentaciones. Suobra ha marcado el pensamiento occidental desde fines del siglo XVIII. Entre sus obras mscitadas y controvertidas se encuentran los Principios de la Filosofa del Derecho o DerechoNatural y Ciencia Poltica, comnmente conocida como Filosofa del Derecho. Esta obra delperiodo maduro de Hegel ha despertado indescriptibles pasiones y aversiones. En esta breveexposicin quisiera destacar algunos aspectos que, a mi juicio, permanecen como cuestionesabiertas al debate o como aspectos objetables, tanto en la teora hegeliana del espritu objetivo,como en su interpretacin.

    Descripcin o prescripcin?2 Hegel ha presentado la filosofa como el saber de lo real, que da cuenta de lo que es y no de

    lo que debe ser. Esto se desprende claramente de sus lapidarias palabras en el prefacio a laFilosofa del Derecho1, entre las que se destaca la afirmacin relativa a que la filosofa, porser la investigacin de lo racional, consiste en la captacin de lo presente y de lo real efectivo2

    , y no en la posicin de un ms all que sabe Dios dnde tendra que estar, aunque en realidadbien puede decirse donde est: en el error de un razonamiento vaco y unilateral (Hegel1821: 50). Otra afirmacin -ampliamente discutida, entendida y mal entendida-, sigue casiinmediatamente a la anterior: Lo que es racional es real efectivo, y lo que es real efectivo esracional (Ibid: 51). Hegel agrega que el tratado del que nos ocupamos, a saber, la Filosofadel Derecho, en cuanto contiene la ciencia del Estado, no debe ser otra cosa que el intento deconcebir y exponer el Estado como algo en s mismo racional. La enseanza que puede radicaren el tratado no consiste en ensear al Estado como debe ser, sino en ensear cmo el Estado,el universo tico, debe ser conocido. La tarea de la filosofa es concebir lo que es, pues, lo quees, es la razn. En lo que respecta al individuo, cada uno es, de todos modos, hijo de su tiempo;de la misma manera, la filosofa es su tiempo aprehendido en pensamientos. Es igualmenteinsensato creer que la filosofa puede ir ms all de su tiempo presente, como que un individuopuede saltar por encima de su tiempo (Ibid: 52). Y como si esto no fuera suficiente, sostieneque, de todos modos, la filosofa llega siempre demasiado tarde. En cuanto pensamiento delmundo, aparece en el tiempo slo despus de que la realidad ha consumado su proceso deformacin y se halla ya lista y terminada. Cuando la filosofa pinta con sus tonos grises, ya haenvejecido una figura de la vida que sus penumbras no pueden rejuvenecer, sino slo conocer;el bho de Minerva slo alza el vuelo en el ocaso (Ibid: 54).

    3 Sin embargo, Hegel ofrece en su tratado una concepcin del Estado tan perfecta, que es difcil,por no decir imposible, reconocerla como efectivamente existente, no slo en los Estados desu poca y en los precedentes, sino tambin en los posteriores y actuales. Visto as el asunto,cabe preguntarse con Vittorio Hsle, si la filosofa del derecho de Hegel no es un proyectonormativo, entonces qu es? Hsle asegura que no se trata de una filosofa descriptiva yreconoce que, aunque ciertamente tampoco pretende ser normativa, en ciertos pasajes lo es.Es ms, refirindose al mtodo hegeliano, sostiene que es evidentemente el de un proyectonormativo y no el de una teora filosfica de las estructuras racionales de la realidad social. Elautor ya mencionado denomina a este hecho una paradoja: la Filosofa del Derecho es, segnsu mtodo, normativa, sin embargo, procura no sobrepasar la realidad de los hechos (Hsle1988).

    4 Independientemente de la interesante cuestin filosfica que queda abierta, me pareceimportante, en la prctica, preguntarse en los tiempos que corren, si estamos dispuestosa aceptar la concepcin hegeliana del Estado, el derecho y la libertad (Klenner 2000),como un desafo a tomar en cuenta al momento de pensar cmo queremos configurar lasociedad, y especficamente el Estado del tercer milenio. No se trata de repetir exactamente

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    el modelo hegeliano -lo que sera un insensato anacronismo-, pero hay aspectos que debenser considerados: la relacin entre Estado y sociedad burguesa; la relacin entre individuoy comunidad; la relacin entre subjetividades (intersubjetividad); el rol de la familia enla sociedad; el sistema de las necesidades; la relevancia de la guerra; la posibilidad oimposibilidad de un derecho internacional, etc. Ciertamente en semejantes temas, es de sumarelevancia tener claro, entre otras cosas, cual Estado, derecho y libertad queremos poner enprctica.

    Eticidad versus moralidad5 Al leer los comentaristas de Hegel, y a Hegel mismo, el lector puede quedar con una impresin,

    si no falsa, al menos poco matizada de la importancia de la eticidad en el mbito del esprituobjetivo. Todo el tratado se desarrolla hacia la eticidad y particularmente hacia el Estado. Es enestos momentos de la evolucin del concepto donde la razn encuentra su mayor actualizacin,el mximo de concrecin. El hilo conductor de los argumentos conduce, desde el primerohasta el ltimo pargrafo de la obra, hacia la eticidad en cuanto el grado mayor de libertady de racionalidad.

    6 Sin embargo, las afirmaciones previas slo tienen validez si no nos ocupamos de la eticidado del mbito tico en un Estado o en una nacin determinada, sino de la eticidad en trminosabstractos, lo cual no desmiente que la eticidad sea el aspecto dialcticamente ms concretodel espritu objetivo. Pues, si procuramos aplicar el anlisis a los distintos Estados o nacionesque existen actualmente, o que han existido, nos percataremos de que el contenido de laeticidad no es siempre el mismo para todos, que no es siempre la mxima racionalidad, que nonecesariamente es la realizacin de libertad, y que muchas veces no slo manifiesta defectos,sino que tambin presenta evidentes sntomas de corrupcin y decadencia.

    7 La historia particular de un pueblo histrico contiene en primer lugar el desarrollo de suprincipio, desde su primitiva situacin infantil hasta su florecimiento, en el que alcanza unalibre autoconciencia tica e ingresa en la historia universal. En segundo lugar est el perodode su decadencia y corrupcin, pues all se seala en l el surgimiento de un nuevo principiocomo lo meramente negativo del suyo propio (...). En ese perodo aquel pueblo ha perdidoel inters absoluto, y si bien puede asimilar positivamente el principio superior y formarsede acuerdo con l, se comporta como en un terreno ajeno, sin vitalidad ni frescura. Puedeincluso perder su independencia, o bien mantenerse o sobrevivir como un Estado particular oen un crculo de Estados, debatindose azarosamente en mltiples intentos internos y guerrasexternas (Hegel 1821: 422-423, 347/Obs). Hegel mismo alude a la relacin entre nacionescivilizadas y brbaras (Ibid: 351), y deja en claro, tanto que no todo pueblo es inmediatamenteun Estado (Ibid: 349), como que hay pueblos que sobresalen en un momento de la historiacomo representantes del estadio actual del desarrollo del espritu universal mientras que losespritus de los otros pueblos carecen de derecho, y, al igual que aquellos cuya poca ya pas,no cuentan ms en la historia universal (Ibid: 422, 347; 347/Obs.). Queda absolutamentede manifiesto que est reconociendo diversos grados de actualizacin de la eticidad.

    8 Cabe, pues, preguntarse si acaso la moralidad no debiera ser tenida en mayor estima, por unasociedad en crisis y por Hegel mismo 3. Es verdad que el filsofo advierte sobre el peligrode que la subjetividad desprecie como vanas las determinaciones vigentes -entindase lasdeterminaciones de la eticidad- y se recluya en la pura internalidad de la autoconciencia 4.Pero lo afirma en general; no est pensando en que tal actitud de la subjetividad se tornaaun ms riesgosa para un Estado, si el mbito de la eticidad se encuentra en crisis. Hegelreconoce, no obstante, que hay momentos en el transcurso de la historia en que aumenta latendencia de buscar en la internalidad de s y de saber y determinar a partir de s mismolo que es justo y bueno(Hegel 1821: 202, 138/Obs.). Esto sucede cuando lo que rigecomo tal - entindase como bueno- en la realidad y las costumbres no puede satisfacer a unavoluntad superior; cuando el mundo de la libertad existente le ha devenido infiel, aquellavoluntad ya no se encuentra a s misma en los deberes vigentes y debe tratar de conquistaren la internalidad ideal la armona que ha perdido en la realidad (Ibid: 202-203, 138/Obs.).Es en estos momentos cuando aparecen personalidades como Scrates (Ibid: 138/Obs.) o

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    Jess (1807), que se encargan de remecer su tiempo, poniendo en conflicto los valores de lasubjetividad, que ellos aportan, y los valores vigentes de una eticidad debilitada o decadente(Hegel 1821: 138/Obs.).

    9 La moralidad aparece en tales casos, si no por encima de la eticidad, al menos en igualdadde condiciones con ella. Hsle opina que la argumentacin hegeliana que se esconde detrsde la distincin de estas personalidades en la historia consiste en destacar que la eticidad deun pueblo o nacin se encuentra, desde un punto de vista formal, necesariamente por sobre lamoralidad individual; pero que el principio de contenido que, por ejemplo Scrates, representacon su moralidad, es mucho ms profundo y verdadero que la eticidad no reflexionada omecnica (Hsle 1988).

    10 Me importa poner de manifiesto este conflicto, porque me parece una manera vlida y no reidacon el pensamiento de Hegel, de relativizar la tan alabada eticidad. En la sobrevaloracin deeste momento de la actualizacin del espritu radica gran parte de los juicios que contra Hegelse hacen. Por desgracia, el mismo Hegel no despej, en mi opinin, los inconvenientes queal respecto surgen, por ejemplo, tratndolos individualmente en algn punto de la eticidad, odespus de sta y antes de la Historia Universal 5.

    Estado e individuo11 Otro elemento interesante de rescatar, tanto por la amplitud de sus alcances como por su

    complejidad, es la tensin ineludible entre individuo y Estado (Cordua 1989). Tal tensinradica en la naturaleza misma de la eticidad. Por una parte es ella el conjunto de obligacionesy derechos, de instituciones y estructuras sociales o comunitarias, de normas y costumbres queconstituyen la forma de ser y actuar de un Estado determinado; por otra parte, est constituidapor la accin particular de los individuos. El Estado no es una frmula matemtica, ni unaecuacin que deba ser repetida sin variar. El individuo puede y debe participar de la eticidadvigente aportando su originalidad y personalidad. En este aporte se produce, a la vez, unatransformacin. Surgen nuevas necesidades y nuevas formas de satisfacerlas; es necesariocomplementar el derecho con nuevas normas que regulen las tambin nuevas formas de vida.La acentuacin de una u otra dimensin puede depender de la perspectiva temporal de quienobserva tal o cual nacin o Estado. Quienes consideren breves periodos de tiempo, tenderna acentuar el elemento global o comunitario; en cambio, quienes tomen en cuenta lapsos msextensos, destacarn la individualidad.

    12 As, en medio de la eticidad y de lo que en su ncleo surge, aparece una paradoja. CharlesTaylor la expresa claramente: la caracterstica preclara de la eticidad es que nos prescribegenerar, en nuestras actitudes y acciones, lo que ya existe. Lo que constituye el fundamento delas obligaciones ticas -como tambin de los derechos- precede a la existencia del individuoque, no slo est llamado a encarnarlas, sino tambin a hacerlas surgir de su accin (Taylor1983). La eticidad es un estado de la evolucin de la vida comunitaria. Y, porque es un estadopermanente, o al menos con voluntad de permanencia, da lugar a obligaciones que el individuodebe cumplir; y en la medida en que las cumple, las conserva. De tal manera, la eticidad implicauna doble relacin 6: entre lo que es y lo que debe ser, entre el individuo y la comunidad 7. Estadoble relacin es expresin de la cultura, las costumbres, las instituciones, la constitucin, elderecho; y, a la vez, da lugar a ellos. Esta doble relacin es el fruto de la accin de la razn ygaranta de su presencia en un Estado; es lo que diferencia a un Estado de la mera aglutinacinde individuos, o plebe.

    13 No es nuevo el problema que estoy planteando, se lo conoce como el conflicto entre lasinstituciones y el cambio social (Berger 1979 y Luckmann 1996). La novedad est en quegeneralmente se acepta que el individuo modifica las instituciones y la idiosincrasia de sucomunidad en la medida en que cumple con las prescripciones a su modo, pues se entiendeque no hay un modo nico de respetar y cumplir las normas, no slo si estn formuladasen forma positiva (debes honrar padre y madre), sino tambin en su formulacin negativa(debes no matar), porque ella implica una prescripcin opuesta (debes respetar la vida).Carla Cordua se refiere al lugar que ocupan el conflicto, el desacuerdo y la competencia entrelos individuos en la Filosofa del Derecho (Cordua 1989) 8. Segn ella, la unidad que Hegel

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    concibe como fundamento de la eticidad, est probada por la confrontacin y el conflicto, perolos ha superado. La autora reconoce, sin embargo, que el conflicto no puede ser la tnica de lasinstituciones que conforman un Estado, ni entre los individuos o entre stos y aqullas. CarlaCordua afirma que disensin y competencia tienen un lugar asignado y reglas establecidaspara llevarlos a cabo, de modo que su funcin puede ser calificada como preordenada.

    14 En el caso de la concepcin hegeliana de la eticidad, me parece discutible cmo se da elcambio y cmo se superan los conflictos. Hegel habla, por ejemplo, de la modificacin delos cdigos, que son una totalidad cerrada y terminada, debido a la continua necesidadde nuevas determinaciones legales (Hegel 1821: 289, 216). Una importante fuente decomplicacin de la legislacin la constituye el proceso por el cual, con el tiempo, lo racional,lo en y para s jurdico, va penetrando en instituciones originales que contenan una injusticiay eran por lo tanto instituciones meramente histricas (...). Pero es esencial comprender que lanaturaleza de la materia finita misma conduce a un progreso al infinito incluso en la aplicacinde las determinaciones en y para s racionales, en s mismas universales (Ibid: 289, 216/Obs.). Por ello no se puede exigir de un Cdigo perfeccin o determinacin absoluta, quepermitan determinaciones posteriores 9. Y aunque Hegel dice que la Constitucin no debe serconsiderada como algo hecho, sino ms bien como algo que est por encima de la esfera de loque se hace, como lo divino y persistente (Ibid: 357, 273/Obs.), acepta, tanto un desarrolloulterior de la constitucin por el perfeccionamiento de las leyes y el carcter progresivo delos asuntos de Gobierno (Ibid: 382, 298), como la posibilidad de la modificacin de laConstitucin de un Estado, si se hace por vas constitucionales (Ibid: 273/Obs.).

    15 Debemos suponer que el cambio de la Constitucin por el perfeccionamiento de las leyesy la evolucin de los asuntos gubernamentales es una va constitucional. Al hablar dela modificacin de los Cdigos o cuerpos legales, pero especialmente al referirse a lamodificacin de la Constitucin, Hegel no est separando este aspecto de la vida del Estadode los dems aspectos que lo conforman. Debemos recordar que el Derecho, en cuantoidntico con el espritu objetivo, es la totalidad de la vida de una comunidad (Klenner 2000).Hegel ha afirmado que la constitucin de un pueblo depende del modo y de la cultura desu autoconciencia, ha dicho que las leyes son expresin del espritu que penetra todas lasrelaciones de dicho pueblo, y que no es acorde con la razn pretender dar a un pueblo unaConstitucin desde fuera (Hegel 1821: 274/Obs.).

    16 Ahora bien, el conflicto se produce, a mi entender, precisamente en la combinacin de loselementos. Si el cambio es posible, y de hecho se da: Dnde est el punto de quiebre ycmo se garantiza, tanto que el cambio sea racional, como que persista, despus del mismo,la relacin entre ser y deber ser, entre individuo y sociedad? Por otra parte, si el conflicto, eldesacuerdo, el disenso, estn previstos y tambin se encuentra preordenada la manera desolucionarlos, dnde est el conflicto? Cmo se dan los conflictos en una sociedad quelos tiene pre-formulados? A quin corresponde solucionarlos: al soberano, a los tribunalesde justicia, a otras instancias? Es una solucin que surge desde los problemas mismos o delas partes en conflicto, o que viene dada desde la autoridad? Si la solucin proviene de laautoridad, qu es lo que permite o lleva a las partes a adherir a la solucin?

    17 Debo dejar en claro que no me estoy refiriendo solamente a conflictos legales, donde esciertamente al Estado a quien corresponde decidir, a travs de las instancias apropiadas; meestoy refiriendo a una gama ms amplia de conflictos: conflictos en la forma de ver el mundo,valorarlo y definirlo; conflictos sobre la prioridad que tiene tal o cual asunto pendiente en lasociedad; conflictos sobre las expectativas frente a la relacin con otros Estados, etc. Tampocome estoy refiriendo en particular al conflicto que tienen los hroes o precursores con su poca,o con los Estados en que se desenvuelven (Ibid: 348; Cordua 1989). Carla Cordua, hacindoseeco de la postura de Hegel, responde a mi pregunta diciendo que, de darse un conflicto entre losderechos del Estado y los de un grupo o individuo especial que forme parte de l, la solucin seinclinar claramente por el reconocimiento de los derechos del primero por sobre los del grupoo individuo. Este criterio sera vlido, segn la autora (Cordua 1989), tanto para los conflictosque se tematizan en la obra, por ejemplo: conflictos jurdicos (Hegel 1821: 84-85), conflicto

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    matrimonial (Ibid: 176), conflictos comerciales o de intereses econmicos (Ibid: 236), etc.;como para los dems conflictos posibles, que no se discuten en ella.

    18 Pareciera que el Estado hegeliano es capaz de tolerar cierto rango de conflicto y disenso ensu seno, pero tal tolerancia termina cuando el Estado se ve amenazado (Ibid: 218, 218/Obs. y 270; Cordua 1989). Pienso que Carla Cordua 10 responde absolutamente en el sentidode Hegel a mi objecin. Pero no puedo desconocer que entre este punto y el anterior hayciertamente una relacin (Walsh 1969). El disenso con lo establecido, con lo existente, podrasurgir por el estado de decadencia o simplemente por la perfectibilidad natural de la eticidad.En el punto anterior dije que en ciertos casos Hegel aceptaba que la eticidad fuera subordinadaa la moralidad de algunos. Pero con ello, an no sabemos cmo se da el cambio. En el caso deScrates o de Jess, los resultados para ambos no fueron envidiables: Es la muerte el preciodel disenso amenazante?

    19 No olvidemos que Hegel reprocha a Platn (Hegel 1821: 185/Obs.) el no haber dado cuenta,en su Repblica, de la subjetividad que ya se abra paso en el mundo griego en aquellapoca. Pensemos en todo lo que los Estados, desde Platn en adelante, no han sido capacesde reconocer y donde la razn se ha mostrado de parte de grupos o individuos. Por otra parte,cundo podemos saber que una nueva tendencia est institucionalizada? Es un criteriocuantitativo el que nos permite saberlo? Hegel nos indica que existe un tribunal de la historia,la razn; que dicho tribunal juzga los hechos una vez que estn consumados y las pocasvislumbran su fin. No ser demasiado tarde?

    La educacin20 Pienso que Hegel desperdicia la oportunidad de tratar, si no extensamente, al menos

    expresamente, el tema de la educacin (Hsle:1987; Ahrweiler 1976). Hegel la menciona envarias oportunidades, pero siempre de paso: La educacin es un derecho de los hijos frentea los padres, los cuales, a su vez, tienen el derecho de mantener a los hijos disciplinados yeducados (Hegel 1821: 174). La educacin, segn Hegel, surge como una necesidad queresponde, en el nio mismo, a un sentimiento de insatisfaccin por ser tal como es, como eldeseo de ser grande y el impulso por pertenecer al mundo de los adultos, al que vislumbra comoalgo superior(Ibid: 251, 175/Obs.). Hegel es consciente de que una pedagoga mal enfocadao mal aplicada puede tener efectos contraproducentes y hasta desastrosos. Por ejemplo, lapedagoga del juego considera que lo pueril tiene valor en s, lo presenta as a los nios yles degrada lo serio y se degrada ella misma en una forma pueril, poco estimada por losnios mismos. Al considerar completo el estado de incompletitud en que ellos se sienten ypretender que se satisfagan con l, perturbe y profana su verdadera y propia necesidad quees ms elevada. La consecuencia de esto es, por una parte, la falta de inters y apata por lasrelaciones sustanciales del mundo espiritual y, por otra, el desprecio de los hombres, puesse han presentado ante ellos como nios y por lo tanto como pueriles y despreciables (Ibid:251-252, 175/Obs.).

    21 Hegel presenta tambin la educacin como obligacin y derecho de la sociedad burguesafrente al arbitrio y la contingencia de los padres. As, en caso de que los padres, o quienes seencuentren al cuidado de los nios, no cumplan su labor, la sociedad burguesa debe ejercerinfluencia sobre la educacin, en la medida en que sta se refiere a la capacidad para devenirmiembro de la sociedad. Ahora bien, no queda claro que el cumplimiento de dicha obligacinest plenamente garantizado, ni se especifica cmo deba ejercerse dicha influencia, porquela sociedad burguesa tiene el deber y derecho de crear instituciones comunes destinadas a laeducacin siempre que sea posible (Ibid: 306, 239). La educacin -al igual que el DerechoPrivado, la administracin de justicia, la cultura y la religin- puede ejercer modificacioneso cambios en el grado y la forma del desarrollo de la reflexin (Ibid: 203/Obs.), tanto delestamento sustancial, como de los otros (Hocevar 1968; Klenner 2000). La educacin dicerelacin con la perfectibilidad del gnero humano (Hegel 1821: 343/Obs.). Hegel distingueen la educacin un aspecto positivo y uno negativo (Klenner 2000). El primero se refiere auna especie de entrenamiento que el nio recibe durante su infancia en ciertas actitudeso virtudes ticas: amor, confianza y obediencia, son los ejemplos que Hegel da. El segundo

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    aspecto, el negativo, se refiere a la distancia que, a travs de la educacin, el nio alcanzarespecto de la inmediatez natural en que nace. La educacin le permite elevarse por sobrela naturalidad de instintos, pasiones, deseos, etc. hacia la independencia de una personalidadlibre (Hegel 1821: 175).

    22 Y a propsito de este aspecto, conviene aclarar que no se debe mal entender lo que Hegelafirma en otro lugar, donde, refirindose al castigo, afirma que la justificacin de ste no es lajusticia en cuanto tal, sino la intimidacin 11 de la libertad an prisionera en la naturaleza y laexaltacin de lo universal en su conciencia y su voluntad (Ibid: 250, 174). Hegel se refierea que el castigo es un elemento necesario en la formacin del sujeto, y en la conquista deuniversalidad y libertad, tanto para su conciencia, como para su voluntad. Se podra agregar,aunque Hegel no lo hace, que tal es la condicin para que el sujeto devenga, primero burgus(Ibid: 187), y luego, ciudadano. Precisamente el aspecto que Hegel denomina negativo es elfundamental. Si la libertad consiste en la toma de distancia respecto de la naturaleza inmediata;en la capacidad de darse normas racionales y actuar de acuerdo a ellas; en la capacidad detransformar la naturaleza y reconocerse como seor y autor de la naturaleza cultivada; enel volcarse la conciencia fuera de s, enfrentarse a todo lo que no es ella misma, pero msfundamentalmente, en el retorno a s como autoconciencia que no slo conoce el mundo y lodomina, sino que tambin se sabe conocedora y dominadora (Klenner 2000); entonces, repito,si esto es as, la educacin, como el proceso por el cual se aprende a conocer y dominar elpropio cuerpo (Hegel 1821: 57), las propias facultades espirituales (Ibid: 52/Obs.) y lasfuerzas de la naturaleza en general, requiere de un tratamiento ms extenso, ms profundo yms digno que el que Hegel le concede.

    Poder judicial, dependiente y subordinado?23 Otro punto de crtica (Hsle: 1987) reside en que Hegel une el poder gubernativo con el

    judicial, afirmando que ste es una parte de las funciones de aqul (Klenner 2000). Hsleve el problema radicado en que en la unin de esos poderes desaparece la posibilidad deexistencia de tribunales contenciosos administrativos ecunimes y objetivos. En otras palabras,los particulares no tienen la posibilidad de defenderse de arbitrariedades o delitos cometidospor los funcionarios del Estado en el ejercicio de sus funciones.

    24 Hsle procura ser justo frente a Hegel y reconoce que, aunque hoy estos tribunales son unacaracterstica de un libre estado de derecho, no existan en la poca de Hegel. Hsle creereconocer un alcance al Derecho Administrativo en el 293 de la Filosofa del Derecho 12.De ser as, habra que preguntarse qu significa y cul es la relevancia de la afirmacinde Hegel, respecto de que como la actividad de las autoridades es el cumplimiento de undeber, su funcin es tambin un derecho que se sustrae a la contingencia (Hegel 1821: 378,293). En otro lugar seala Hegel la existencia de un control que se ejerce desde abajoy que complementa el insuficiente control que se ejerce desde arriba sobre la conductaindividual(Ibid: 380, 295 y 295/Obs.), entindase la de los funcionarios y autoridades.

    25 Quisiera agregar algunos aspectos ms a esta crtica de Hsle. No slo est el problema de lafalta de tribunales contenciosos administrativos, sino que, adems, si se considera los fallosde los tribunales de justicia como fuentes de derecho, aunque no creen una jurisprudenciauniforme y obligatoria, habra a la mano del poder gubernativo una segunda forma de legislar.Tal fuente del derecho podra modificar la constitucin de una manera ms directa de loque Hegel supone debe suceder por medio del perfeccionamiento de las leyes (Ibid: 298).Y aunque sera una modificacin constitucional (Ibid: 273/Obs.), puesto que la posibilidadestara indirectamente dada por la Constitucin y la divisin de poderes, podra llegar a sermuy arbitraria. Por consiguiente, las resoluciones de los tribunales de justicia podran tenergran influencia, y no slo en los casos en que se acusa el as llamado vaco legal. De ser as,todos los cambios en los modos de vida, las costumbres, los modos y tipos de comercio, etc.podran ser manejados por medio de las sentencias judiciales y no requerirse, por una parte, laformacin de nuevas leyes, o por otra parte, la adaptacin de la Carta Fundamental.

    26 Esto tendra dos consecuencias: Primero, que la constitucin ira quedando cada vez msobsoleta; segundo, que el gobierno tendra, por esta va, una forma tanto de proteger sus

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    arbitrariedades y abusos, como de crear derecho a su favor, burlando la instancia legislativa.Es relevante destacar que Hegel confa en que el Estado y los gobernados se encuentranasegurados contra los abusos de poder por parte de las autoridades, gracias al principio dejerarqua y a la responsabilidad de los funcionarios (Ibid: 290-296). Me parece que peca deexceso de confianza en el hombre y no considera las ambiciones que puede despertar el poder;ambiciones que, dependiendo de la sicologa individual, a veces son tanto mayores cuantomenor es el poder que se administra (Ibid: 295-297 y 343/Obs.). Tambin quiero destacarque Hegel admite que hay situaciones donde las instituciones son todava imperfectas, en quese justifica y requiere la intervencin suprema de la soberana a fin de eliminar obstculos enel gobierno. Se refiere especficamente a la asociacin de los funcionarios que pueda dar lugara los llamados grupos de presin. Pero Hegel ciertamente no est pensando en que estasasociaciones de burcratas acten arbitrariamente slo contra el pueblo en el ejercicio de susfunciones, sino tambin teme que se levanten contra el poder soberano. Tal amenaza justificala intervencin del soberano mismo (Ibid: 295/Obs.).Como he dicho, en la subordinacindirecta de la administracin de justicia al poder gubernativo, queda abierta una brecha, nopequea, para la arbitrariedad y el egosmo en el Estado. Esto pone en peligro la libertad, entanto que razn actualizada en las instituciones.

    Es Hegel un totalitarista?27 Por la exaltacin que hace del Estado, por la subordinacin del individuo a la universalidad

    tica concretada en el Estado; por el derecho que ste tiene de exigir del individuo en casosde emergencia no slo los bienes, sino tambin la vida; podra creerse confirmada la viejasospecha de que Hegel sera un totalitarista (Taylor 1983 y Hsle 1988) 13 . En tal caso,todo el discurso sobre la libertad que el individuo encuentra en el Estado, sera una rotundacontradiccin. El totalitarismo busca reglamentar y vigilar la vida de los ciudadanos hastaen los aspectos ms ntimos. La concepcin hegeliana de una constitucin poltica que seidentifica plenamente con todas las manifestaciones polticas, jurdicas, sociales, econmicas,culturales, etc., si se entiende bien, no puede confundirse con un totalitarismo, pues laconstitucin surge de la relacin entre intereses, fines y opciones diversos; de la relacin de laparticularidad, reflejada en el ciudadano, y la universalidad, manifiesta en el Estado. CuandoHegel dice que la unidad sustancial del Estado es el absoluto e inmvil fin ltimo en el quela libertad alcanza su derecho supremo, por lo que este fin ltimo tiene un derecho superioral individuo, cuyo supremo deber es ser miembro del Estado (Hegel 1821: 318, FD 258).Esta expresin tan exaltada por algunos como manoseada por otros, no est diciendo nadamuy distinto de lo que ya expres al inicio del tratado, a saber, que el sistema del derechoes el reino de la libertad realizada, el mundo del espritu que se produce a partir de s mismocomo una segunda naturaleza (Ibid: 65, 4; 151). Lo nuevo es que esta segunda naturalezaconstituye el Estado.

    28 Ya sabemos que la verdadera voluntad libre es la que busca su propia libertad, por lo queno debe extraarnos que el Estado, en cuanto realizacin de la libertad, sea un fin ltimoy absoluto para la voluntad libre, que debe renunciar al capricho para realizar la libertadverdadera, universal. Decir que el deber de la voluntad libre, a fin de actualizarse plenamente,es el de hacer de la libertad su nico fin, es idntico a decir que el deber del individuo, a fin deactualizarse en todos sus aspectos es hacer del Estado su nico y absoluto fin. En ambos casos-voluntad libre e individuo- se trata de la plenificacin de su existencia. El Estado hegelianoy su unidad no se fundamentan en la fuerza socialmente organizada, ni siquiera en un ordencoactivo eficaz, sino en la disposicin poltica del individuo, en virtud de la cual se reconoceen el Estado y es capaz de inmolarse por l (Ibid: 268 y 268/Obs.). Comparto con JoachimRitter la aprensin referente a que una mala interpretacin del trmino superacin puedellevar a una falsa concepcin del Estado hegeliano (Ritter: 1989). Si se entiende superarcomo conservar en un nivel superior lo negado, que es el correcto modo de entender, sepodr captar que el Estado existe, no porque se impone al ciudadano anulndolo, sino porquesurge del ciudadano, perfeccionndolo. El Estado es, segn Hegel, la razn existente, y porello el reino de la libertad.

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    29 Otra expresin hegeliana que induce a error es aqulla que afirma que el Estado es voluntaddivina en cuanto espritu presente que se despliega en una figura real y en la organizacin de unmundo (Hegel 1821: 336, 270/Obs.). Asusta sobremanera que califique el Estado como algodivino, y se suele entender que con ello le da no slo un carcter absoluto y superior a cualquierotra realidad, sino que tambin carta blanca para todo tipo de arbitrariedades. Por cierto, elEstado hegeliano es divino, pero en el sentido de racional (Ibid: 258, 258/Obs. y 273/Obs.).La tarea de la consideracin filosfica, es (...) concebir lo divino(Ibid: 364, 279/Obs.).Tampoco basta que Hegel niegue al pueblo la capacidad de saber lo que quiere, pues segn l,saber lo que se quiere, y ms aun, saber lo que quiere la voluntad en y para s, la razn, esel fruto de un conocimiento profundo que no es precisamente asunto del pueblo (Ibid: 386,301/Obs.;316.). Esta conviccin lleva a Hegel a reconocer la capacidad de decidir sobrelos asuntos generales slo a los diputados.

    30 Es difcil imaginarse a Hegel como totalitarista, cuando se lee su crtica a Platn, por no haberconsiderado la subjetividad independiente que ya irrumpa en su poca en la eticidad griega;incapacidad que, segn Hegel, lo habra llevado a establecer todas aquellas restricciones quecaracterizan La Repblica (Ibid: 185/Obs.). El principio de la personalidad independiente esposthelnico y se debe tanto al Cristianismo como al mundo romano. Hegel no lo excluye desu Estado, sino que lo integra en l y le reconoce diversas formas de expresin. Los lmitesque el Estado le impone al derecho privado, a la familia y la sociedad burguesa no justificanla acusacin de que impida la configuracin de la subjetividad libre y su autonoma. En elrespeto de Hegel por la personalidad individual y sus derechos se fundamenta tambin uno delos motivos por los cuales no comparte la visin roussoniana del Estado, en que la voluntadindividual queda absolutamente anulada por el Estado (Ilting: 1989).

    31 Si consideramos el tema desde el punto de vista de los derechos y libertades que Hegelconsidera requisitos del Estado, ya sean stos del Estado mismo, que el individuo debereconocer, o del individuo, que deben ser reconocidos por el Estado (Cordua 1989), debemosdecir que no son pocos. En el mbito del derecho abstracto el individuo tiene plena libertadde apropiacin, uso y usufructo de lo que le pertenece (Hegel 1821: 44-46); libertad deenajenar lo que le pertenece (Ibid: 65-70); libertad de celebrar contratos a su antojo, sin quele sea determinado externamente el objeto del contrato, con quin o cundo celebrarlo (Ibid:72-79); derecho de ser tratado siempre como persona, incluso cuando ha atentado contra lalegalidad; derecho a recibir una pena justa de acuerdo con la legislacin vigente, en la que seejerce una justicia punitiva y no vengativa (Ibid: 94-103).

    32 En la moralidad se destacan: la libre autodeterminacin de la voluntad (Ibid: 107); lainviolabilidad de la conciencia moral (Ibid: 108); y el derecho del bienestar o derecho deprocurarse la felicidad (Ibid: 121).

    33 En el campo de la eticidad nos encontramos con un sinnmero de aspectos en que el Estadono interviene ni pretende hacerlo, dejando plena libertad a los individuos o grupos; o aspectosen los que interviene para garantizar las libertades o derechos de los mismos. Los principalesde ellos son:

    34 (a) la libertad de escoger con quin casarse, pues, aunque el punto de partida subjetivo delmatrimonio puede ser la inclinacin natural de los futuros cnyuges o la voluntad de los padres,el punto de partida objetivo es siempre el libre consentimiento de las personas (Ibid: 239,162). Aunque Hegel dice que el deber tico es ingresar en el estado matrimonial(Ibid: 239,162/Obs.), no afirma con ello que el Estado tenga el derecho de obligar a nadie a casarse (Ibid:162/Obs.). Por el contrario, todo individuo que haya contrado matrimonio tiene el derechoal divorcio, correspondiendo al Estado la labor de cerciorarse de que la crisis de la pareja nopuede ser superada de otra forma (Ibid: 176);

    35 (b) la libertad de testar 14 reside en el arbitrio del individuo para disponer de su patrimoniosegn sus gustos, opiniones y fines individuales (Ibid: 254, 179; 179/Obs.), destinndolo aun grupo de amigos o conocidos en lugar de la familia. Si bien es cierto que la ltima decisinde un individuo depende tambin, para su realizacin, de su reconocimiento arbitrario porparte de los dems (Ibid: 255, 180/Obs.); (c) la libertad de optar por un determinado

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    estamento, comunidad, asociacin o corporacin y de actuar segn las determinaciones propiasde stos (Ibid: 206, 206/Obs., 207, 207/Obs., 251, 254 y 308/Obs.);

    36 (c) la libertad de industria y comercio 15 , pues cada cual es libre de participar en el mercadoofreciendo los productos de su trabajo y adquiriendo los elementos que le sean necesariospara su subsistencia. El Estado tiene el derecho de intervenir slo en funcin de proteger delengaoa los agentes del mercado, pero en ningn caso limitando el principio de la libre ofertay demanda (Ibid: 235-236/Obs.) 16;

    37 (d) el derecho de pretensin y derecho de accin, o derecho de pretensin beligerante, queconsiste en el derecho y la libertad para recurrir a los tribunales de justicia y exigir queconozcan de un caso 17. Estos derechos se refieren a aquella obligacin del Estado de hacerjusticia a los ciudadanos, que se denomina el poder-deber del Estado (Ibid: 219/Obs. y221);

    38 (e) el respeto a la libertad de opinin pblica, esto es, a que todos expresen y hagan valer susjuicios u opiniones subjetivos sobre lo universal (Ibid: 308/Obs.), aunque en ellos se revelesu ignorancia sobre el ser de la universalidad (Ibid: 316-318);

    39 (f) la libertad de comunicacin pblica, referida, aunque no exclusivamente, a la libertad deprensa (Ibid: 319 y 319/Obs.). A esto se suma el derecho a la informacin, a fin de que laopinin pblica pueda formarse una imagen verdadera del estado de los asuntos pblicos.

    40 (g) el derecho a la publicidad de la ley (Ibid: 215, 215/Obs y 224).41 (h) la libertad de pensamiento y de ciencia, que el Estado ha defendido y le corresponde

    seguir defendiendo, contra cualquier autoridad que pretenda arrogarse derechos de decidir odeterminar los contenidos del pensamiento y la ciencia (Ibid: 270/Obs.).

    42 (i) la libertad religiosa. Es otro aspecto que el Estado deja intacto, salvo cuando surgen algunasreligiones que quieren ejercer sobre sus fieles ciertas formas de autoridad que son propias delEstado o cuando ensean al ciudadano a mantenerse ajeno a los intereses mundanos 18 , esto es aadoptar una posicin negativa frente al Estado (Ibid: 270/Obs.). Es ms, un Estado ms fuertepuede darse el lujo de pasar por alto hechos singulares que lo afectaran, e incluso soportar ensu seno comunidades (lo cual depende por cierto de su nmero) que, por razones religiosas, noreconozcan los deberes directos que tienen con el Estado, dejando a sus miembros en manosde la sociedad burguesa y de sus leyes y contentndose con un cumplimiento pasivo de losdeberes directos, quizs por intermedio de una alteracin o cambio de la prestacin (Ibid:339, 270/Obs.)19.

    Conclusin43 No he tratado de dar respuestas definitivas a ninguno de los asuntos planteados. Por ello, me

    doy por satisfecho si he logrado atizar el fuego de la discusin en torno a algunos aspectos delespritu objetivo hegeliano. Particularmente satisfecho estar si he logrado minar las bases deuno de los mitos ms arraigados sobre Hegel, a saber, que sera un totalitarista. Creo habermostrado que el modelo hegeliano de Estado, en sentido amplio, implica la existencia deuna serie de derechos y garantas que nada tienen que envidiar a muchas de las democraciasmodernas. Es hora de separar la opinin fundada del prejuicio irreverente.

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    Notas

    1 Cito segn Hegel, Georg (1821), Principios de la Filosofa del Derecho o Derecho Natural y CienciaPoltica, Edhasa, Barcelona, 1988. La traduccin y el prlogo son de Juan Luis Vermal.2 En sta, como en algunas de las siguientes citas del texto hegeliano analizado, he introducido un cambioen la traduccin o en la puntuacin. Para tales cambios me fundo en Hegel, Georg (1821), Fundamentosde la Filosofa del Derecho, Libertarias/Prodhufi, Madrid, 1993. La edicin de K.H. Ilting y la traduccinde Carlos Daz. Asimismo me baso en Hegel, Georg (1821), Grundlinien der Philosophie des Rechts(Mit Hegels eigenhndigen Randbemerkungen in seinem Handexemplar der Rechtsphilosophie), FelixMeiner Verlag, Hamburgo, 1955.3 En el tratamiento de este asunto, sigo los argumentos de Vittorio Hsle y Charles Taylor.4 El peligro consiste especficamente en que la voluntad tome como principio de la accin, no a lo quees en s y para s universal, sino que se rija por las determinaciones del arbitrio, con lo que hacepredominar la propia particularidad por sobre lo universal. En tal caso la voluntad corre el riesgo de sermala (Hegel 1988: 139 y 139/Obs.).5 Volver al mismo tema, pero desde otra perspectiva, ms adelante en: Es Hegel un totalitarista?6 Charles Taylor habla constantemente de homogeneidad (Homogeneitt) yhomogeneizar (homogenisieren), a las que opone diferencia (Differenz) ydiferenciacin (Differenzierung).7 Probablemente Hegel nunca habra dicho yo soy yo y mi circunstancia, como Ortega y Gasset; peros habra estado dispuesto a decir yo soy mi circunstancia.8 No estoy pretendiendo afirmar que el conflicto no se d en las estructuras de la Filosofa del Derecho.Por cierto, si hay cambios, puede suponerse su surgimiento o existencia; adems, Hegel mismo lomenciona. Procuro dejar de manifiesto que no me parece claro cules son las instancias para solucionarloy cmo ocurre, especialmente si no se trata de conflictos legales. Por otro lado, me pregunto cmo sepresenta un conflicto que debe desarrollarse segn un patrn preestablecido.9 Hegel agrega un cido comentario. Segn l, es una enfermedad alemana exigir tal perfeccin (Hegel1988: 289, 216/Obs.).

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    10 Al apoyarme en el texto de Carla Cordua, para el tratamiento de esta objecin o duda, he destacadodel texto de la autora los aspectos que se refieren directamente a la Filosofa del Derecho. Ella trata lacuestin no slo ms detalladamente, sino tambin ms ampliamente, dando respuestas ms profundas,ms fundadas y de mayor alcance, pero recurriendo a textos que sobrepasan el que aqu se analiza.11 Hegel usa el vocablo Abschreckung, que fcilmente puede inducir a error, pues se traduce comointimidacin, disuacin, desaliento o escarmiento.12 Hegel alude a varios temas atingentes al Derecho Administrativo (Hegel 1988: 292-297).13 Aunque el uso corriente del lenguaje prefiere el adjetivo y sustantivo totalitario, siguiendo ladistincin que hace el diccionario de la Real Academia Espaola de la Lengua, prefiero el adjetivo ysustantivo totalitarista, pues por tal ha de entenderse al partidario del totalitarismo; mientras que portotalitario, lo perteneciente o relativo al totalitarismo.14 Hegel lo trata a propsito del tema de la disolucin de la familia.15 Propia de la sociedad burguesa.16 Cuando se trata de analizar el resultado del moderno mtodo de produccin, que tiene como resultadola acumulacin de riqueza por parte de unos y la carencia de medios por parte de otros, Hegel afirma queah surge una oportunidad para el ejercicio de la caridad privada. El individuo puede, si quiere, colaborarmaterial o espiritualmente con los desposedos, pero no est obligado a hacerlo. Por ello el Estado nopuede confiarse en que la caridad privada acometa la solucin del problema, sino que debe enfrentarlol mismo; pero desde ningn punto de vista puede obligar a la iniciativa privada a ejercer el altruismo(Hegel 1821: 242, 242/Obs. y 207) para desligarse l de los problemas. El individuo tiene, pues,libertad de iniciativa, y el derecho de ser subsidiado por el Estado en todo lo que lo haga mejor ciudadano.17 Tambin es propio del mbito de la sociedad burguesa.18 Hegel refuta la concepcin que pone la religin como fundamento inmediato del Estado y delderecho. La religin, con su indiferencia ante los asuntos del mundo, ante la realidad y sus exigencias,no parece ser el mejor medio para mostrar la relevancia de los fines del Estado, porque mientras stees el espritu de este mundo (Hegel 1821: 335, 270/Obs.), la religin se desvive por el ms all ydesdea la vida presente, sus afanes e instituciones. La religin pertenece en verdad a una esfera superiory por ello contiene el lugar que en todo cambio y en la prdida de las posesiones, intereses y fines realespreserva la conciencia de lo inmutable y de la ms alta libertad y satisfaccin. Pero si bien la religinconstituye el fundamento, que contiene en s lo tico en general y ms precisamente la naturaleza delEstado como voluntad divina, es al mismo tiempo slo fundamento, y es aqu donde ambas esferas seseparan. El Estado es voluntad divina en cuanto espritu presente que se despliega en una figura real yen la organizacin de un mundo (Ibid: 336, 270/Obs.).La religin se relaciona con lo absoluto a travs del sentimiento, la representacin y la fe, y todo lo queabarca en su centro existe en ella como algo que al mismo tiempo debe desaparecer. Si respecto delEstado se preserva en esta forma y se hace de ella lo esencialmente vlido y determinante, el Estado, encuanto organismo que se desarrolla en existencias existentes, en leyes e instituciones, queda abandonadoa la inestabilidad, la inseguridad y la desorganizacin (Ibid: 337, 270/Obs.). As, la religin proscribela propiedad privada, el matrimonio, las relaciones y el trabajo de la sociedad burguesa, etctera,como cosas indignas del amor y de la libertad del sentimiento (Ibid: 337, 270/Obs.). Sin embargo,esta actitud no se diferencia en nada de la actitud de la subjetividad de la voluntad que funda susdecisiones en la opinin y el capricho. Si la religin no slo se integra a la vida del Estado, sino que sesomete a ella y reconoce la autonoma de sus leyes e instituciones, corresponde al Estado garantizar esasituacin y promover la libertad de cultos y doctrinas. Toda religin, desde el momento en que ocupa, encuanto institucin, un espacio dentro de un territorio e involucra a los ciudadanos, alcanza un grado deintegracin estatal y queda bajo la vigilancia policial del Estado. Hegel no es un adversario de la religin,digmoslo claramente, pero no acepta las tendencias evasivas que la religin muchas veces desarrollao en las que simplemente degenera.19 A diferencia de Rousseau, en ningn momento pretende Hegel servirse de la religin para lograrsumisin respecto del Estado (Hsle 1988). Rousseau distingue tres tipos de religiones, segn seconsideren en su relacin con la sociedad: la del hombre, la religin del sacerdote y la religin cvicao del ciudadano. Esta ltima se basa en una profesin de fe civil, cuyos artculos son fijados por elsoberano no como dogmas religiosos, sino como formulaciones de un sentimiento de sociabilidad, sinel cual no se puede ser buen ciudadano ni sbdito fiel. "Sin poder forzar a nadie a creer en ellos, puedeexpulsar del Estado a quienquiera que no los admita o acepte; puede expulsarlo, no como impo, sinocomo insociable, como incapaz de amar sinceramente las leyes, la justicia y de inmolar en caso necesariosu vida en aras del deber" (Rousseau 1762: 206). Es ms, si alguien reconoce los dogmas pblicamente,pero acta como si nos los creyese, se le pena con la muerte. Su crimen es el ms grave: mentir antelas leyes (Ilting: 1989).

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    Para citar este artculo

    Referencia electrnica

    Arturo Klenner, En torno a la filosofa del derecho de Hegel: cuestiones y objeciones, Polis[En lnea], 3|2002, Publicado el 20 noviembre 2012, consultado el 22 junio 2015. URL: http://polis.revues.org/7735; DOI: 10.4000/polis.7735

    Autor

    Arturo KlennerLicenciado en Filosofa de la Pontificia Universidad Catlica de Chile. Actualmente cursa 5 ao deDerecho en la Universidad Bolivariana

    Derechos de autor

    Polis

    Resmenes

    El autor trabaja en este artculo una de las obras ms citadas y controvertidas del Hegel de superiodo maduro cual es los Principios de la Filosofa del Derecho o Derecho Natural y CienciaPoltica, comnmente conocida como Filosofa del Derecho y desarrolla algunos temas quepermanecen como cuestiones abiertas al debate o como aspectos objetables, tanto en su teoradel espritu objetivo como en su interpretacin.

    Sur la philosophie du droit de Hegel: questions et objectionsLauteur travail lune des uvres les plus cites et controverses de Hegel de sa priodemre, Les Principes de la Philosophie du Droit ou Droit Naturel et Science Politique, plusgnralement connue sous le titre de Philosophie du Droit, et dveloppe certains thmes quidemeurent tels des questions ouvertes pour le dbat ou bien comme des aspects discutables,tant dans sa thorie de lesprit objectif que dans son interprtation.

    About Hegels philosophy of law: questions and objectionsThe author undertakes in this article one of the most cited and controversial work of Hegel ofhis mature period which is the Principles of Philosophy of Law or Natural Law and PoliticalScience, commonly known as Philosophy of Law, and develops some issues that remain asquestions open to debate or as objectionable aspects, both in his theory of objective spirit asin its interpretation.

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    Palabras claves :philosophie du droit Hegel, esprit objectif, thicitKeywords :Philosophy of Right, Hegel, objective spirit, ethicsPalabras claves :filosofa del derecho Hegel, espritu objetivo, eticidad