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    EINSTEIN,EL GRAN CUESTIONADOR

    BERNARDO KLIKSBERG

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    EL GRAN CUESTIONADOR

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    Kliksberg, Bernardo

    Einstein, el gran cuestionador / Bernardo Kliksberg. - 1a ed . - Ciudad

    Autnoma de Buenos Aires : CLACSO, 2015.

    128 p. ; 20 x 15 cm.

    ISBN 978-987-722-140-4

    1. Historia. 2. Sociologa de la Cultura. I. Ttulo.

    CDD 306

    Otros descriptores asignados por la Biblioteca virtual de CLACSO:

    tica / Ciencia / Humanismo / Desarrollo / Fsica / Siglo XX / Israel

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    EL GRAN CUESTIONADOR

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    Secretario Ejecutivo de CLACSO Pablo Gentili

    Directora Acadmica Fernanda Saforcada

    rea de Acceso Abierto al Conocimiento y Difusin

    Coordinador Editorial Lucas SablichCoordinador de Arte Marcelo Giardino

    Produccin Fluxus EstudioArte de tapa Ignacio Solveyra

    Primera edicinEinstein, el gran cuestionador(Buenos Aires: CLACSO, diciembre de 2015)

    ISBN 978-987-722-140-4 Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales

    Queda hecho el depsito que establece la Ley 11723.

    CLACSOConsejo Latinoamericano de Ciencias Sociales - Conselho Latino-americano de Cincias SociaisEstados Unidos 1168 | C1101AAX Ciudad de Buenos Aires,ArgentinaTel. [54 11] 4304 9145 | Fax [54 11] 4305 0875 | |

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    Este libro est disponible en texto completo en la Red de Bibliotecas Virtuales de CLACSO

    La responsabilidad por las opiniones expresadas en los libros, artculos, estudios y otras colaboraciones incumbe exclusivamente a

    los autores firmantes, y su publicacin no necesariamente refleja los puntos de vista de la Secretara Ejecutiva de CLACSO.

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    NDICE

    Prlogo del autor para esta edicin

    El otro Einstein ................................................................................9

    Palabras del Presidente de la Asociacin de Amigos

    de la Universidad Hebrea de Jerusalem.................................13

    IntroduccinPor qu Einstein? ............................................................................15

    Primera parte

    Einstein: maestro del humanismo ..................................................21

    Segunda parte

    Einstein y el judasmo ......................................................................37

    ConclusinEinstein una molestia? ...................................................................55

    Bibliografa consultada ...............................................................57

    Adenda

    Algunos escritos, discursos y cartas de Einstein..........................59

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    * Gran Maestro y Profesor Honorario de la Universidad de Buenos Aires(UBA). Doctor Honoris Causa de la Universidad Hebrea de Jerusalem.Presidente del Centro Albert Einstein, UBA.UNIVERSIDAD HEBREADE JERUSALEM.

    PRLOGO DEL AUTORPARA ESTA EDICIN

    EL OTRO EINSTEIN

    BERNARDO KLIKSBERG*

    E l 24 de Marzo de 1925 lleg al puerto de Buenos Aires un vi-sitante muy especial: Albert Einstein. Se cumplen en el 2015noventa aos de su arribo. Einstein tena entonces 46 aos, y enesa ocasin viaj con su esposa Elsa. Haba publicado en 1905,

    veinte aos atrs, su Teora de la Relatividad Especial, que cues-tion siglos de ciencia y abri el camino a una nueva era en la

    comprensin del Universo, y por la que recibi el Premio Nobelde Fsica en 1921. Su teora de la relavidad especial y general, ysus trabajos, echaron las bases de una nueva fsica, de la mecni-ca cuntica y de la cosmologa.

    Lleg a Buenos Aires invitado por una universidad pblicaseera en la vida del pas, la Universidad de Buenos Aires, y poruna institucin de excepcional tarea cultural, la Sociedad Hebrai-ca Argentina.

    Einstein no se dedic a pasear. Dict en un mes doce confe-

    rencias en diversas ciudades del pas, y lleg con su sabidura ysu modestia infinita a auditorios colmados de jvenes y lderes detodos los sectores.

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    EINSTEIN, EL GRAN CUESTIONADOR

    Esa visita fue un privilegio para la Argentina. El legadocientfico de Einstein sigue vigente an hoy. Muchas de sus re-flexiones sobre la estructura del universo, fueron convalidadasdespus, cuando se dispuso de los instrumentos para realizarmediciones ultrasofisticadas. Lo que concibi en su mente genialha sido validado una y otra vez. La Revista BritnicaNew Scien-tist, hizo una lista de los veinte mayores cientficos de todos lostiempos. En ella solo hay dos del siglo XX: Albert Einstein y Li-nus Pauling (Premio Nobel de Qumica en 1954, y Premio Nobelde la Paz en 1962).

    Pero Einstein no solo revolucion la Ciencia. La Argentina de

    los aos veinte pudo tener contacto con un hombre que transmi-ta junto a conocimientos, que siguen confirmndose ms de unsiglo despus, bondad, humildad y una profundsima preocupa-cin por los seres humanos concretos.

    Einstein se rindi siempre ante la armona natural del Uni-verso. Dijo Lo verdaderamente incomprensible es que el mundosea comprensible. Resalt tambin que El hombre encuentra aDios detrs de cada puerta que la ciencia abre.

    Su sencillez fue casi pica. Su secretaria en la Universidad

    de Princeton, Helen Duke cont que El profesor nunca se ponecalcetines. No se los puso ni cuando fue invitado por Roosevelt ala Casa Blanca.

    Fue de los primeros en jugarse, enfrentado al nazismo ensu surgimiento, y se convirti rpidamente en un peligro para losnazis, con sus cuestionamientos agudos y su coraje ciudadano in-tegral. Con un exquisito sentido de la irona, explic en 1929, enuna conferencia en la Sorbonne: Si mi teora de la relatividadse demuestra verdadera, Alemania reclamar que soy alemn, y

    Francia dir que soy un ciudadano del mundo. Si mi teora resultaerrnea, Francia dir que soy alemn, y Alemania dir que soy unastrnomo judo.

    Tena, tantas dcadas atrs, convicciones morales muy seme-jantes a las que present el Papa Francisco, en la jornada memo-rable de la Asamblea General de la ONU en 2015, ante 154 Jefesde Estado y 197 pases.

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    BERNARDO KLIKSBERG

    Einstein no se dejaba deslumbrar por los avances tecnol-gicos. Sostena que La palabra progreso no tiene ningn sentidomientras haya nios infelices. Vaya que los hay, en un mundo comoel que permiti la muerte de Aylan Kordi, el nios sirio de tres aos,cuyo cadver fuera devuelto a la playa por el Mediterraneo, estre-meciendo de culpa a Europa y a todo el planeta. Un mundo donde

    perecen 18.000 nios por da por causas evitables, como el hambre,la falta de agua potable y la ausencia de instalaciones sanitarias.

    Einstein peda la participacin de cada persona en las causaspor la paz y la justicia, y estuvo al frente de muchas. Entre ellas,inspir en 1933 la creacin del Comit Internacional de Rescate.

    Ese Comit est actualmente a la vanguardia de los esfuerzos porasistir a los millones de refugiados que huyen masivamente dela pobreza, las dictaduras y las guerras en Africa y Asia, y queenfrentan mucha crueldad e indiferencia en su bsqueda de un

    pequeo lugar en el mundo. El Comit escribe en The New YorkTimes el 25 de septiembre de 2015: somos todos refugiados.Nuestros Comit fue inspirado por un refugiado llamado AlbertEinstein, y estamos dando a los refugiados albergue, cuidados desalud, agua, sanitarios y educacin en 40 pases.

    Einstein tambin cre en 1944, aterrado por el uso de laenerga atmica, el Comit de Emergencia de Cientficos Atmi-cos. Ya cerca del fin de su vida, suscribi el Manifiesto Rusell-Einstein, que abogaba por soluciones pacficas en medio de laGuerra Fra. Previno al mundo: No se que armas se usarn en laTercera Guerra Mundial, pero puedo decirles cuales se usarn enla cuarta: piedras.

    Estos y multiplsimas otras de sus conductas de compromisopblico, eran coherentes con sus convicciones bsicas y su radi-

    cal independencia intelectual. Advirti: La vida es muy peligrosa.No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientana ver lo que pasa.

    Argentina recibi hace noventa aos, con todos los hono-res que mereca, al gran genio que al mismo tiempo era lo que elidioma dish, el que hablaba el pueblo judo europeo, en cuyos

    velores naci y se educ Einstein, llama unmentsch.Mentsches

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    EINSTEIN, EL GRAN CUESTIONADOR

    el calificativo que se usa solo para personas que muestran unaintegridad absoluta, que son justos y tratan realmente de mejorarel mundo.

    Esta obra, publicada (en edicin actualizada) por una enti-dad ejemplar, la Asociacion de Amigos de la Universidad Hebreade Jerusalem que preside Isidoro Kepel y dirige Ana Roitemberg,en asociacin con una institucin cientfica lder del continente,el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), queconduce actualmente Pablo Gentili, trata de evocar al otro Eins-tein: al humanista radical, universal, y asimismo, totalmente fiela su condicin juda. Al Einstein que, en el mismo ao en que

    visitaba la Argentina, creaba el Departamento de Fsica de la Uni-versidad Hebrea de Jerusalem, uno de los mayores amores de suvida, cuyo Consejo Directivo inicial integr.

    La obra se inscribe en el Centro conjunto que la Universidadde Buenos Aires, por iniciativa de su Rector Alberto Barbieri, y elDecano de la Facultad de Ciencias Econmicas, Csar Albornoz,ha resuelto crear con la Universidad Hebrea de Jerusalem (Cen-tro de Enseanza de la Civlizacion Judia Contempornea). ElCentro, que se proyecta llamar Albert Einstein, enlazar a ambas

    Universidades en un intercambio cientfico,tecnlgico y huma-nista, ser presidido por el autor y ser dirigido por el ProfesorIsidoro Felcman por la UBA-FCE y por el Profesor LeonardoSenkman, por el Centro de Enseanza de la Civilizacin JudaContempornea de la Universidad Hebrea de Jerusalem.

    Los dos Einstein el genio cientfico y el humanista siguenresonando con fuerza en nuestro tiempo.

    poca de formidables y bienvenidos avances cientfico-tecnolgicos, pero simultneamente de pobreza, exclusin,

    discrminaciones, fundamentalismos genocidas, y desigualda-des casi sin parangn.

    Escuchemos de nuevo a Einstein, atentamente, cuando decaal gnero humano Solo una vida vivida para los dems es una

    vida que vale la pena.

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    PALABRAS DEL PRESIDENTEDE LA ASOCIACIN DE AMIGOS

    DE LA UNIVERSIDAD HEBREADE JERUSALEM

    En nombre de los Amigos Argentinos, y en un ao en queconfluyen grandes celebraciones, tanto de la UniversidadHebrea, como de uno de sus conos fundacionales, como lo fueAlbert Einstein, es un privilegio compartir el prlogo de lapresente edicin.

    El 24 de julio de 1918, respaldados por la Declaracin Bal-four de noviembre de 1917, se colocaron en los terrenos de SirJohn Gray Hill, en el Monte Scopus, catorce piedras fundaciona-les, doce por las tribus de Israel, una por la comunidad cristianay otra por la musulmana.

    Entre sus fundadores se destacaban nombres ilustres comoAlbert Einstein, Sigmund Freud, Jaim Najman Bialik y MartinBuber, entre otros.

    Siete aos de largos preparativos llevaron a la inauguracin

    oficial el 1 de abril de 1925.Durante el discurso inaugural se enunci el objetivo de la

    futura Universidad Hebrea: Dentro del campo de esta Escue-

    la cesarn los conflictos y las divisiones polticas y confo

    en que todos los credos y razas se unan en el gran objetivo

    comn de la bsqueda de la verdad, promoviendo la paz y el

    entendimiento entre los pueblos. Estas palabras fueron pro-

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    EINSTEIN, EL GRAN CUESTIONADOR

    nunciadas por el Dr. Jaim Weizmann, quien fuera su Presidente

    hasta 1948, momento en que pasara a ser el primer Presidente

    del Estado de Israel.

    Albert Einstein, quien en ese momento se encontraba devisita en Argentina, escribi: Deseara expresar la esperanzaque los maestros y estudiantes de la nueva Universidad Hebreasiempre preserven la conciencia, que sirven mejor a su pueblocuando conservan los lazos con la humanidad y con los msaltos valores humanos [] Con el tiempo esta Institucin de-

    mostrar con mayor claridad los logros de lo que es capaz elespritu judo []

    Le cabe a la Universidad Hebrea crear algo nico para sa-tisfacer las formas de vida creadas por nuestro pueblo en Pa-lestina.

    Valga este libro para resaltar su humanismo y valores ticos.

    Dr. Isidoro KepelPresidente Amigos Argentinos

    Universidad Hebrea de Jerusalem

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    INTRODUCCIN

    POR QU EINSTEIN?*

    Nuestro tiempo es claramente un tiempo, como probable-mente dira Maimnides, de profundo desconcierto. Es untiempo en donde pareciera que los principios han retrocedido entodos los frentes y donde el pragmatismo, la realpolitik, el im-

    perio de la bsqueda utilitaria de objetivos oportunistas, est por

    encima de toda norma moral.Es un tiempo que se caracteriza, entre otros aspectos, por laausencia destacada de profetas. Es decir, de grandes persona-lidades morales que sirvan de modelo de referencia, y al mismotiempo infundan esperanza de un porvenir mejor al gnero hu-mano.

    Una de las pocas luces que sigue brillando en este tiempo dedesconcierto, es la que emana de Albert Einstein. Es una luz muy

    particular.

    Por un lado, cuando hablamos de Einstein, estamos en pre-sencia de uno de los pocos hombres en la historia de la humani-dad que aport una serie de ideas que produjeron cambios pro-fundos y sustanciales en la evolucin histrica.

    * Kliksberg, Bernardo (1993). Einstein. Judasmo y humanismo (pp.5-13, 15-77, 112-153). Buenos Aires: Lumen.

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    Un crtico social implacable, George Bernard Shaw, decaque en su entender, existan tres fsicos que transformaron lahistoria: Ptolomeo, Newton y Albert Einstein, grupo de fsicosexcepcionales, que fueron los nicos que concibieron una nuevateora general del Universo. Teora que impact todos los camposdel conocimiento humano, revolucionando directamente, en for-ma concreta, un campo amplio de las Ciencias Naturales, conec-tando al hombre con el Universo de un modo distinto.

    Cuando hablamos de Einstein, estamos hablando de uno delos genios mayores del siglo XX, que aport creaciones potentesa la historia del hombre. Pero Einstein tuvo tambin otro rol,un

    rol

    humanista singular.Uno de los mayores filsofos contemporneos vivientes,Lord Isaas Berlin, testimoniando lo que implica Einstein, dice:No slo la fama de sus logros, sino tambin su imagen y surostro, son patrimonio hoy de millones de seres; sus rasgosse convirtieron en el smbolo evidente de excelsas cualidadeshumanas.1

    Cuntos de nosotros conocemos la fisonoma de genioscomo Planck, Bohr o Rutherford?, o Newton y Galileo? Los ras-

    gos fisonmicos de Einstein, su expresin franca, su bondad y sumelancola, esa calidad humana que transparentan, irradiaron suluz interna sobre los seres de todas las tierras.

    Isaas Berlin tiene con seguridad, en mente, esos retratos yafiches tan particulares de Einstein que es posible encontrar en elmejor rincn de los hogares y de las habitaciones de estudio demuchsimos jvenes de todas las latitudes, que lo sienten comoun emblema. La nica explicacin posible que encuentra Berlinrespecto a esa atraccin singular de Einstein es que: Fue clebre

    y querido como Carlitos Chaplin y lo fue mucho antes de que susrasgos inconfundibles aparecieran impresos en estampillas esta-dounidenses y en los billetes israeles.

    1 Nota del autor: Al final de la obra se indican las fuentes de donde seextrajeron las citas en ella mencionadas.

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    BERNARDO KLIKSBERG

    Desde otra perspectiva, Leopold Infield, un notable fsicodiscpulo de Einstein, tratando de describirlo humanamente, detransmitir su peculiar modo de vivir, escribe: Vemos la figurade un hombre que no va a la peluquera, que no usa corbata,ni medias; cuyos ojos parecen mirar, apartados de las pequee-ces de nuestro mundo; no brega por la comodidad personal. Se

    preocupa poco por las cosas que tanto significan en nuestrasvidas. Si habla en defensa de una causa, no lo hace por su gloriapersonal. Es alentador para nosotros saber que un hombre asan existe, un hombre cuyos pensamientos estn dirigidos hacialas estrellas. Le otorgamos la admiracin en virtud de que, al

    admirarlo, nos demostramos que tambin nosotros anhelamoslas estrellas lejanas.Albert Einstein, el genio que al mismo tiempo era un huma-

    nista excelso, ha acompaado a millones de hombres inquietos ycon aspiraciones a un mundo mejor.

    Einstein ha sido objeto de detallados anlisis cientficos.Cada una de sus contribuciones es revisada una y otra vez, y anen nuestros das algunas de ellas han demostrado nuevo vigor.

    En este trabajo deseamos centrarnos exclusivamente en va-

    rias facetas. En primer trmino queremos incursionar en el legadohumanista de Einstein. l mismo cubri los ms variados aspec-tos. Desde firmes declaraciones acerca de los valores a respetar,hasta una cosmovisin de la sociedad y del mundo. No dej de

    pronunciarse sobre todos los grandes dilemas y dramas que aque-jaron a su tiempo. Al igual que su obra cientfica, su humanismofue visionario; predijo catstrofes sociales, que desdichadamentese dieron y al mismo tiempo construy con cario infinito por elser humano, propuesta tras propuesta, para buscar salidas.

    Queremos denotar algunos caracteres del Einstein huma-nista. Luego, desde esa referencia, profundizaremos en lo querespecta a su identidad juda. Ambas se hallan profundamenteasociadas. El humanismo de Einstein deba llevarlo claramentea prestar particular atencin al mensaje bsico del judasmo alque Erich Fromm describe con propiedad como un humanismoradical. Por su parte, sus incursiones al judasmo habran de nu-

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    trir su humanismo innato. Cientfico, soador, humanista. Cmovivira el genio y el profeta esa dimensin particular de su existen-cia? Qu pensaba Einstein del judasmo? Qu actitudes concre-tas tuvo frente a los dramas histricos decisivos por los que pasen su tiempo el pueblo judo: el desarrollo del Movimiento Sionis-ta, el jalutzianismo en Palestina, el Holocausto, el nacimientodel Estado de Israel? Cmo se vincul Einstein con estas etapastrascendentales de la vida del pueblo judo? Y por otra parte, enqu medida su pertenencia al pueblo judo influy en su obra cien-tfica y en su conducta humana?

    Nos preguntamos y tratamos de encontrar elementos sobre

    la dimensin juda de Einstein, fundamentalmente a travs de laexploracin de sus propias afirmaciones, de sus conversaciones,de textos, de testigos.

    Sus afirmaciones son normalmente escuetas, no slo en esteplano, sino en casi todos. Se caracteriz por tener una excepcionalcapacidad de decir cosas profundas de un modo muy sinttico.

    En principio, las coordenadas deberan llevar una direccinmuy precisa. Si se analiza lo que sucedi con otros judos relevan-tes del mismo tiempo histrico, formados en un marco cultural

    de caractersticas comunes al de Einstein, y se observa cul fuela orientacin respecto al judasmo de esos judos, se encuentraque en los ambientes que Einstein se form, en los crculos en losque se conform su estructura bsica de personalidad, y en losmedios cientficos en los que actu posteriormente preponderabauna definida tendencia hacia la asimilacin y hacia el alejamientodel judasmo.

    Einstein naci en 1879, en Ulm, Alemania. Perteneca a unafamilia que viva en ese pas aproximadamente desde el siglo

    XVIII. Era una familia laica, no creyente y absolutamente distan-te del judasmo. No le proporcion a Einstein ningn elementosignificativo de formacin juda, ni siquiera conflictos. Viva en la

    plena integracin iluminista a la sociedad europea, y se conside-raba slidamente integrado al pueblo alemn.

    Einstein se educ en sociedades europeas evolucionadas.

    La mayor parte de su educacin madura la recibi en Suiza, en

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    BERNARDO KLIKSBERG

    absoluta falta de contacto con crculos judos. Sus colegas ju-

    dos, con los que se pueden trazar paralelos, como Fritz Haber,

    Max Born, como en la misma poca histrica, pero en otras tie-

    rras, Stefan Zweig, se orientaron claramente hacia el rechazo

    de las actitudes sionistas considerndolas resabios nacionalis-

    tas de carcter primitivo. Estaban en otro tipo de integracin

    a la historia.

    Las convicciones que Einstein conform en su juventud,

    muy arraigadas, que van a perdurar en toda su existencia, res-

    pecto de la importancia fundamental del internacionalismo y el

    rechazo a los nacionalismos, deberan tambin haberlo induci-

    do en la direccin de un alejamiento de planteamientos nacio-nales judos.

    Es decir, estaban dadas todas las coordenadas para que po-damos referirnos a un gran sabio, que naci judo, pero que noejerci esa identidad original. Podramos mencionar una lista am-

    plia de hombres de ciencia con esas caractersticas. Sin embargo,aqu, las coordenadas se invirtieron y el derrotero de Einstein fuemuy diferente al esperable. Qu explicacin puede tener ello?Isaas Berlin destaca la rebelin permanente de Einstein contra

    la cordura de la rutina. La cordura de la rutina intent disociarcon frecuencia humanismo y judasmo, presentndolos inclusocomo opciones excluyentes. O la revolucin o la asuncin del ju-dasmo. Einstein fue, en ste como en otros planos, ms all. Lossintetiz en su pensamiento, en su vida, y en su accin prctica.Lleg al judasmo casi naturalmente desde el humanismo, renovel humanismo y lo enriqueci con valores y mensajes de clarafiliacin juda.

    En este trabajo se trata de presentar, en primer trmino,

    una aproximacin sumaria a algunas de las preocupaciones hu-manistas de Einstein; luego, elementos de juicio sobre la visinde Einstein del judasmo, sus tomas de posicin sobre los gran-des problemas del pueblo judo en su poca, reflexiones sobrela presencia de tradiciones centrales del judasmo en su obra ysus actitudes. Se formula una anotacin final sobre la vigenciade Einstein.

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    EINSTEIN, EL GRAN CUESTIONADOR

    Tambin se crey til agregar un apndice con documentosseleccionados, en los que Einstein expres opiniones y posicio-nes en relacin al pueblo judo y el judasmo.

    Nuestro trabajo se propone principalmente destacar la agen-da humanista de Einstein: su nfasis en la paz, en las desigualda-des sociales; asimismo, su preocupacin e inters por el judas-mo, y especialmente su constante reflexin: el ser humano puedeforjarse un destino distinto de paz, libertad y amor.

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    PRIMERA PARTE

    EINSTEIN:MAESTRO DE HUMANISMO

    Revertir la comprensin del mundo imperante, abrir paso a unanueva visin de fenmenos de la ms alta complejidad, des-cubrir la presencia de procesos ignorados trascendentales para lafsica, fueron logros que Einstein alcanz a travs de un esfuerzociclpeo. Un esfuerzo que implicaba la total concentracin del

    yo durante aos y aos, la paciencia infinita, la dedicacin mili-tante a la ciencia.Los grandes creadores cientficos de la historia generalmen-

    te llevaron a cabo labores de este tipo, exigiendo el mayor aisla-miento, autoconfinndose, poniendo distancia con los problemasque los rodeaban. El caso de Einstein fue distinto. A pesar de queestaba inmerso en este gigantesco salto al vaco que le exigatodas sus energas, su fibra ntima no le permita dejar de lado loque suceda en su derredor. El humanismo a ultranza que anidaba

    en l, lo llev a exigirse mucho, y preocuparse por los dilemas delhombre comn y por la gente, al mismo tiempo que adelantaba sutitnica tarea de descubridor de un nuevo mundo.

    Por ello cuando desapareci, Thomas Mann escribi: Hamuerto un paladn del honor humano. Y Bertrand Russell lo re-cord destacando: Einstein no fue slo un gran cientfico, sinoun gran hombre.

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    EINSTEIN, EL GRAN CUESTIONADOR

    Y seal con su proverbial agudeza: Postulaba la paz en unmundo que se deslizaba hacia la guerra. Permaneci lcido en unmundo enloquecido, y liberal, en un mundo de fanticos.

    La preocupacin de Einstein por lo humano cubri mltiplesreas. No se trat de un inters por aspectos anecdticos o ca-suales. Le preocupaba el rumbo mismo del proceso histrico uni-

    versal, la organizacin racional de la sociedad, al mismo tiempoque la suerte y la felicidad de cada uno de los hombres y mujeres.

    Veamos algunos aspectos significativos de la amplsima gamaque cubrieron sus intereses humanistas.

    LOS VALORES ANTE TODOA Einstein le inquietaba profundamente el sentido final de lascosas. Para qu? Adnde? Hacia qu fin? Y especialmente eltema de los valores. Se expres con frecuencia sobre el mismosubrayando con nfasis la necesidad de recuperarlo, frente a laindiferencia con que se vinculaban con el tema amplios secto-res sociales.

    En qu crea Einstein? Lo plantea con su simplicidad y con-tundencia acostumbrada: Los ideales que iluminaron y colmaron

    mi vida desde siempre son: bondad, belleza y verdad. Hacer elbien era para l un valor totalmente axial. Aqu no caben vacila-ciones. Estamos para los dems. Ante todo para aquellos de cuyasonrisa y bienestar depende nuestra felicidad; pero tambin paratantos desconocidos con cuyo destino nos vincula una simpata.

    En Princeton recibi a una periodista que lo interrog sobrecmo se poda reconocer el valor de un hombre. Su respuesta fue:Creo que se reconoce en esto. Ha conseguido liberar su propiaconciencia de las ataduras del yo. O dicho en otros trminos: ha

    descubierto que no es el centro del Universo. Por otra parte, hizoun culto de la belleza esttica y artstica. Su pasin por la msica,su capacidad maravillosa para encontrar en su inseparable com-

    paero, su violn, calma, sosiego, paz interior, formaban parte n-tima de su ser.

    Asimismo, el valor de la verdad: La vida me habra parecidovaca deca sin la sensacin de participar de las opiniones

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    BERNARDO KLIKSBERG

    de muchos, sin concentrarme en objetivos siempre inalcanzablestanto en el arte como en la investigacin cientfica.

    En una oportunidad, en 1938, una joven le escribi pre-

    guntndole qu era lo que lo haba impulsado a consagrar su

    vida a la investigacin. Como sola hacerlo con todos los j-

    venes que buscaban su orientacin, le contest con una carta

    explicando la calidad muy especial que tenan los valores que

    exaltaba: El estudio y en general la bsqueda de la verdad y

    de la belleza son campos en los cuales podemos seguir siendo

    nios toda la vida. Hombres inclinados a la bondad, capaces

    de superar su yo, amantes de la belleza y la verdad, sos eran

    los modelos de Einstein.Tambin estaban bien delineados en su pensamiento y suprdica los antivalores. Era categrico al respecto: Las banalesmetas de propiedad, xito exterior y lujo me parecieron despre-ciables desde la juventud. No ahorraba imgenes en su afn deexplicar hasta qu punto el dinero poda corromper todo valor.

    El dinero no lleva ms que al egosmo y conduce irreme-diablemente al abuso. Podemos imaginar a Moiss, a Jess,a Gandhi subvencionados por el bolsillo de multimillonarios

    como Carnegie?Trat de difundir en toda ocasin su credo de valores. Se en-contr con un panorama donde poderosas fuerzas histricas ibanen sentido contrario. Cada vez que vio algn indicio estimulante,lo subray. Cuando en 1931, EE.UU. lo despidi clamorosamentecon un gran acto, dej bien claro que no lo entenda como un ho-menaje personal, sino como la prueba de la consideracin que setena en esa sociedad por el conocimiento y la ciencia.

    Los valores deban ser cultivados con acertado estilo. En el

    estilo Einstein tres cualidades eran fundamentales, y a su vezvalores en s mismas. Una de ellas era desde ya la modestia. Lahumildad estaba en la naturaleza de las cosas. Comienza a impe-rar cuando se hace lugar el hecho de que lo que el cientfico puedeaprender, es absolutamente ilimitado, frente a lo que ignora. Suhumildad no era una pose, o una autoimposicin. Brotaba de suser. En una gran cena en su homenaje, en EE.UU., despus de

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    EINSTEIN, EL GRAN CUESTIONADOR

    escuchar a los oradores abrumarlo con elogios, con su magnficosentido del humor no resisti susurrarle a su vecino de mesa, re-firindose a s mismo: Pero si no usa calcetines.

    Esa humildad lo protegi en circunstancias difciles. Cuan-do el nazismo comenz a aduearse de las calles, organizaciones

    judas alemanas, que antes lo llenaban de elogios, comenzaron aenrostrar a Einstein su prdica antinazi, y a tratar de apartarsede l. Le llegaron numerosas cartas rencorosas de judos que loincrepaban por su enfrentamiento con los nazis.

    A diferencia de otros tantos hombres famosos, su humildadlo haca invulnerable a los avatares del destino.

    Hay otro punto importante para destacar en el estilo Einstein,y es su exaltacin de lo referente a la independencia. En su juventud,

    frente a las crticas de sus maestros y sus compaeros, el joven Eins-

    tein no asista a las clases del Politcnico de Zurich donde cursaba

    estudios, perjudicando as su carrera futura. Qu haca? De da es-

    tudiaba por su cuenta en el Caf Metropole y por la noche ingresaba

    clandestinamente en el laboratorio del colegio para hacer experien-

    cias. Explicaba que en el Politcnico se enseaban las certidumbres,

    lo que l ya saba. Su inters principal era otro, lo que no saba.

    En tercer trmino la clave del estilo era ser uno mismo. Enninguna circunstancia sacrificar la coherencia. se fue un nortepermanente en su vida, tuviera los costos que tuviese. En una detantas expresiones en tal sentido, en 1949, le dice al cientfico Vi-gil H. Hinsahw que lo visita: No haga nada contra su concienciaaunque el Estado se lo pida.

    En su ser l mismo, estaba dispuesto a perseguir todas lasutopas. Disfrutaba incluso con lo que ello poda significar parti-cularmente. Se burlaba de las perspectivas excesivamente realis-

    tas tanto en ciencia como en otros campos. En conversacin consu asistente Kemeny, en 1945, le cuenta: Sabe cul ser mi lugaren el Paraso? Al lado de Don Quijote.

    CMO ORGANIZAR LA SOCIEDADEinstein se senta muy preocupado respecto de los errores que se

    acumulaban en la organizacin de las sociedades y del mundo entero.

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    En el plano mundial perciba que el antagonismo de los inte-reses econmicos estaba conduciendo a abismos crecientes deguerra. En el siglo XX estaban fracasando las formas de organiza-cin que salvaguardaran la coexistencia pacfica.

    En 1941 llam a construir urgentemente una organizacin su-pranacional que evitara la guerra, y advirti premonitoriamente:Si se fracasa ahora, la organizacin supranacional ser construi-da ms tarde, pero entonces tendr que serlo sobre las ruinas deuna gran parte del mundo que hoy existe.

    En el plano nacional crea en la democracia como ideal pol-tico. Sostena que los individuos deben ser respetados como per-

    sonas y nadie debe recibir un culto idoltrico. Sostena que lossistemas autocrticos degeneran muy pronto porque la violenciaatrae a individuos de escasa moral.

    Sin embargo vea con claridad las limitaciones de la mayorparte de las sociedades existentes an democrticas. Nuevamen-te, en forma premonitoria, adverta contra la concentracin de lariqueza y el juego de las fuerzas econmicas en base exclusiva-mente al afn de poder y ganancias.

    Sealaba la necesidad de evitar el paro que traa el proce-

    so tcnico mediante orientaciones apropiadas de la produccin.Destacaba la imprescindibilidad de proteger el salario de los tra-bajadores. Defenda la necesidad de unrolregulador del Estado

    para evitar las grandes reas de miseria que producan los proce-sos econmicos en curso.

    Sealaba: Me inclino a creer que el Estado puede beneficiaral proceso productivo slo si acta como factor regulador. Tieneque ocuparse en asegurar que la competencia entre las fuerzasdel trabajo se mueva sobre bases humanas, asegurar una edu-

    cacin slida para todos los nios, garantizar salarios suficien-temente altos como para que los productos puedan ser adqui-ridos. Abogaba por las fuerzas de la sociedad construyendo, enbase a la voluntad colectiva y a la vocacin de servicios, formassociales renovadas.

    Por una parte proclamaba que ello daba sentido a la vida mis-ma: Slo una vida vivida para los dems vale la pena.

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    Por otra, exaltaba las posibilidades de la accin colectiva quepoda surgir de este impulso de servir a los dems: Lo verdadera-mente valioso puede ser conducido a la realizacin slo mediantela accin impersonal del conjunto debido a la accin de muchos.

    Ante los argumentos realistas, que negaban las utopas yproclamaban el imperio de lo pragmtico, enarbolaba los valoressociales. Declaraba que la ardiente voluntad de buscar justicia y

    verdad ha hecho ms para mejorar la condicin del hombre quelos clculos polticos ms sagaces. Deca, con su peculiar estilo:Quin duda de que Moiss fue mejor conductor de la humani-dad que Maquiavelo?

    FRENTE AL NAZISMOAl iniciarse los sntomas de la amenaza nazi, fueron muy diferen-tes las reacciones de los cientficos en Alemania, donde residaEinstein. Por una parte surgieron los apaciguadores que tratabande restar importancia a los acontecimientos, y poner en duda lasadvertencias sobre ellos. Por otra, fue creciendo cada vez msel ncleo de los que se iban pasando al sector nacionalista quecomenzaba a adquirir hegemona.

    Desde que la serpiente comenz a salir del huevo, Einsteinno dud. Fue uno de los pocos hombres de ciencia que combatidecididamente los brotes xenfobos desde su ms temprana apa-ricin, y los enfrent en la arena pblica.

    Los costos podan ser y fueron cruentos para l, pero nuncavacil. Sus actitudes valientes y honestas, frente a las fuerzas os-curas en pleno crecimiento, surgan de l con tanta naturalidadcomo sus conciertos de violn.

    En 1930, dos profesores italianos le piden que interceda ante

    el rgimen de Mussolini para que no se obligue a los cientficosa prestar juramento de fidelidad al fascismo. Escribe al ministrode Cultura, Rocco, sealndole con argumentos por qu ello nole conviene al mismo Estado: Por muy diferentes que sean nues-tras opiniones polticas, estoy convencido de que al menos en un

    punto fundamental estamos de acuerdo: ambos consideramos aldesarrollo espiritual europeo como uno de nuestros bienes ms

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    importantes. ste se basa en la libertad de opinin y de ensean-za, y en el axioma de que la verdad se ha de anteponer a todolo dems. Slo sobre esta base pudo formarse en Grecia nuestracultura y volver a surgir en Italia en el Renacimiento. Es un bienque se pag con el martirio de grandes hombres y por ello anhoy en Italia es querida y venerada la bsqueda de la verdadcientfica surgida de los intereses prcticos de la vida cotidianatendra que ser sagrada para el poder estatal, y es de gran inters

    para todos que los servidores de la verdad no sean molestados.Con toda seguridad ello tambin interesa al Estado italiano y a su

    prestigio ante el mundo.

    En 1931 sale en defensa pblica de Emilio Julius Gumbel,catedrtico de la Universidad de Heidelberg que, por publicarvarios trabajos enjuiciando el nazismo, es hostigado y amenaza-do de muerte en su misma Universidad. Einstein habla en unareunin pblica de solidaridad con l, y lo reivindica ante todos:Este hombre, llevado por su sentido de la justicia, ha escritocon valenta y objetividad ejemplares sobre crmenes polticosdespiadados, prestando con ello un gran servicio a la sociedad.Estos das vemos cmo los estudiantes y parte del profesorado

    de su misma Universidad lo atacan a la vez que intentan expul-sarlo del claustro. La pasin poltica no puede ir tan lejos. Estoyconvencido de que aquel que lea los libros de Gumbel con esp-ritu abierto tendr una opinin parecida a la ma. Si queremosllegar a una sociedad polticamente sana, necesitamos a hom-bres como ste.

    En 1933, renuncia a la nacionalidad alemana en protestacontra los acontecimientos en ese pas. Deja Alemania, y emiteuna clebre declaracin pblica explicando las causas de sus

    actitudes, y a travs de ella, la resistencia abierta al rgimen.All dice: Mientras me sea posible vivir en un pas donde hayalibertades polticas, tolerancia e igualdad para todos los ciu-dadanos ante la ley. Esas condiciones no son cumplidas por la

    Alemania actual. Los hombres que se han dedicado a la causainternacional y algunos destacados artistas son en ella perse-guidos. Con su palabra punzante increpa: Lo mismo que los

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    individuos, los organismos de una sociedad pueden enfermarseriamente, sobre todo en pocas difciles. Las naciones sue-len esforzarse por sobrevivir a sus enfermedades. Espero que

    Alemania supere pronto las suyas, y que en un futuro cercanose pueda no slo elogiar a eminencias como Kant y Goethe decuando en cuando, sino que la vida oficial y particular se funda-mente en sus obras.

    Asimismo renuncia al sitial que ocupaba en la Academia deCiencias de Prusia. La Academia le contesta acusndolo velada-mente de traicionar a Alemania al atacarla en el exterior.

    En carta a sus miembros les indica que son las declaracio-

    nes oficiales de los jerarcas alemanes y la campaa de persecu-cin a los judos de ese pas, lo que enloda a Alemania, y que lno quiere vivir en un Estado en el cual los individuos no soniguales ante la ley, y en el que la libertad de ctedra y expresinest rigurosamente controlada por el Estado. De igual modorenuncia tambin a la Academia Bvara de Ciencias. Enseaa toda la comunidad cientfica el camino correcto, haciendoconstar en su renuncia que, siendo la misin de la Academia,favorecer y proteger a los cientficos, no lo han hecho en Ale-

    mania, donde son coro del rgimen. A esa indignidad corres-ponde con su renuncia.Einstein estaba protegido en Alemania por su inmenso pres-

    tigio mundial. Los cientficos, sumisos masivamente al rgimen,hicieron esfuerzos para que se plegara o por lo menos se callara.Pero nada de ello mell sus principios. Vio ms claramente quenadie a dnde iba el rgimen, y trat de ponerle todos los obs-tculos a su alcance, denuncindolo y exhibiendo sus flaquezasante una humanidad que en gran parte quera no verlas.

    Tuvo que enfrentarse para ello a casi toda la sociedad en don-de residi por tantos aos, e incluso a los mismos judos alema-nes. Muchos de ellos queran aferrarse a la ilusin de que todo

    volvera a ser como antes, o de que los nazis no llegaran a ata-carlos directamente. Llegaron a sumarse a quienes hablaban deEinstein como traidor, y algunos a adjudicar a su conducta pro-

    vocadora las culpas de lo que suceda con los judos.

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    Einstein les contest: Los antisemitas hablan de buen gradosobre la malicia y la astucia de los judos, pero se ha visto alguna

    vez en la historia un ejemplo ms sorprendente de la estupidezcolectiva que la ceguera de los judos alemanes?

    LA GUERRA, LOS CIENTFICOS Y LOS HOMBRESINDEPENDIENTESNo fue slo el nazismo el frente en el que Einstein libr su luchacontra la violencia. La guerra en general tuvo en l uno de sus msfervientes y convencidos opositores. Detest las guerras, el mili-tarismo y la xenofobia desde su ms temprana juventud, y tom

    posicin frente a ellas en la Primera Guerra Mundial, despertandocon ello la animadversin de amplios sectores.

    Detener las guerrasEn 1930 escriba sobre la guerra: Qu cnicas, qu despreciablesme parecen las guerras. Antes dejarme cortar en pedazos que to-mar parte en una accin tan vil.

    Pero tena en claro que la solucin no era fcil; que habaimportantes intereses tras la guerra: Este fantasma se hubiera

    desvanecido hace mucho tiempo si no fuera por la corrupcinsistemtica a la que es sometido el recto sentido de los pueblos atravs de la escuela y de la prensa, por obra de personas y de ins-tituciones interesadas econmica y polticamente en la guerra.

    Su oposicin no se limit a las palabras. Propici y encabezla resistencia pacfica, la no incorporacin de los ciudadanos alservicio militar. En ideas precursoras, plante que era un derechomoral frente a leyes opresivas que exigan de los ciudadanos uncomportamiento criminal.

    Junto con Romain Rolland, Sigmund Freud, Thomas Mann,Bertrand Russell, Selma Lagerlof y Rabindranath Tagore, lanzun manifiesto contra el alistamiento militar de los jvenes, queno es otra cosa que el adiestramiento de la mente y el cuerpo enla tcnica de matar.

    Apoy la constitucin de un Fondo Einstein de resistenciainternacional a la guerra. Propugn la consigna de lograr que el

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    2% de los llamados se opusiera a alistarse. Si ello se obtena, de-ca, no habr ningn gobierno capaz de encerrar en la crcel atantos jvenes.

    En 1931, se dirige a Sigmund Freud pidindole sus opinionescientficas sobre cul es la estructura ntima de la psiquis y cmoes posible liberar al ser humano del azote de la guerra. Le pro-

    pone formar una asociacin internacional de personas de granpredicamento para llevar adelante esta pelea.

    Considera que la lgica de la guerra desafa el sentido mismode la especie humana, y hace perder al hombre todo vestigio deindependencia: Ms terrible an que la destruccin me parece

    la inverosmil servidumbre a que la guerra somete al individuo.No es espantoso ser forzado por un movimiento general a come-ter acciones que individualmente cada uno considera crmenesabominables?

    Con su sentido comn preado de humanismo, y su intuicinde cmo puede ser una sociedad diferente, Einstein seal anteuna masiva manifestacin en Blgica la meta a seguir: Ojal quela conciencia y el buen sentido de los pueblos despierten parallegar a un estadio de la civilizacin, en el cual la guerra pase a ser

    slo una inconcebible locura de los antepasados.

    El roldel cientficoEl comportamiento de los hombres de ciencia durante el nazismoimpact seriamente a Einstein. No dej de plantearse nunca entoda su vida, el papel del hombre de ciencia en cada situacin.Las implicancias ticas de la actividad cientfica formaron partede sus preocupaciones centrales.

    El cientfico, dueo de grados elevados de conocimiento,

    puede asumir una supuesta neutralidad, dejando que otros deci-dan sobre el uso de sus productos, o puede asumir una actitudcomprometida sintindose responsable por ese uso.

    Einstein demuestra que la neutralidad no existe en la prc-tica. Implica egosmo e inhumanidad. El cientfico debe hacersesocialmente responsable por la utilizacin dada a su trabajo.

    Advierte sobre situaciones concretas. El uso de la ciencia pue-

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    de aumentar las iniquidades en el funcionamiento de la sociedad.Explica: Las investigaciones sobre los mtodos tcnicos hanconducido a una concentracin de poder econmico, y por lo tantotambin poltico, en manos de una minora de cuyas manipulacio-nes depende por completo el destino de la masa de individuos.

    Ello trae consecuencias espirituales de primer orden: Talconcentracin de poder econmico y poltico en manos de unos

    pocos no slo ha trado consigo una dependencia material, sinotambin amenaza su existencia, impidiendo el desarrollo de una

    personalidad independiente, mediante el uso de medios de in-fluencia espiritual muy refinados.

    Desde ya el tema de las armas debe ser crucial para el cien-tfico. Desde muy temprano Einstein advirti que no poda haberingenuidades en la conducta del cientfico en esta materia. Deba

    procurar que su contribucin fuera en direccin a la paz. Patroci-n, cofund, y llev adelante numerossimas iniciativas pacficas,desde las que emprendi en los aos jvenes con Romain Rolland,hasta las que apoy al final de su vida con Bertrand Russell. stefue uno de los puntos ms delicados y difciles de su existencia.Como es conocido, recibi a inicios de la Segunda Guerra Mundial,

    la visita de cientficos que ante el peligro de que los nazis desarro-llaran rpidamente la bomba atmica le pidieron que intercedieraante Roosevelt para que se diera apoyo a las investigaciones eneste campo. Sinti que su conciencia lo obligaba a hacerlo, que delo contrario toda la civilizacin corra peligro. Hasta all lleg su

    participacin. Luego procur, por todas las vas, frenar el uso delos poderes de destruccin que se crearon. En 1950, apoya la fun-dacin y desarrollo de la Sociedad para una responsabilidad socialen ciencia. Y hace un llamado especficamente dirigido a los repre-

    sentantes de las ciencias fsicas y naturales y a los ingenieros, con-siderando que sobre ellos recae una responsabilidad muy grave:el desarrollo de los instrumentos militares de destruccin masiva.

    Pide que asuman su responsabilidad moral, adhieran a lanueva sociedad, debatan caminos en conjunto, y se apoyen unosa otros frente a las encrucijadas en las que puedan hallarse pordefender su independencia.

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    En 1951 va an ms lejos. Expone ante la Sociedad parala cultura tica, que cumpla 75 aos, e indica que la ciencia, almargen de sus contribuciones, puede cumplir un papel nefasto sicontribuye a subvertir los valores, al apoyar implcitamente un

    pragmatismo desenfrenado.Su voz se eleva con clarividencia para advertir: Creo que

    la sobrevaloracin de lo intelectual en nuestra educacin dirigidahacia la eficacia y practicidad, ha perjudicado los valores ticos.No pienso tanto en los peligros que ha trado el desarrollo tcnicode la humanidad, sino en la proliferacin de un tipo de mutua fal-ta de consideracin, de una manera de pensarmatter of fact, que

    se ha interpuesto como una capa de hielo entre las relaciones delos unos con los otros.

    Los hombres independientesEinstein crea fervientemente en el ejemplo de la enseanza, des-de Princeton, que en los colegios americanos se educa demasia-do, y que la mejor educacin era el ejemplo personal.

    Una meta central que se propuso Einstein fue dar, a las nue-vas generaciones, independencia de criterio. Los hombres real-

    mente independientes son la garanta del progreso de la ciencia,y podan ser vanguardia de los avances de la sociedad. Como re-flejo de ello, deca que la posicin social ideal para un cientficoera la de ser un guardafaro, solitario y oteando los horizontes.En ciencia, slo esa independencia poda provocar que hubieraideas. En una oportunidad, Paul Valry le pregunt sobre su m-todo de trabajo. Si utilizaba fichas, o anotaba en un cuaderno susideas. Einstein sorprendido le contest que no necesitaba nadade ello porque las ideas, sabe usted, son una cosa muy rara.

    En la sociedad slo esa independencia asegura confiabilidad.La no subyugacin de la voluntad individual a los coros mayorita-rios que muchas veces se ven guiadas por la xenofobia, la codiciao consignas demaggicas.

    Por ello l, tan parco en sus expresiones de admiracin, rin-di homenaje a los hombres que consideraba realmente indepen-dientes. Entre ellos admir la personalidad de George Bernard

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    Shaw. Esa capacidad para la irreverencia, y el humorismo pene-trante y sin otros lmites que la verdad. Ese burlarse de las con-

    venciones sociales y llegar a decir que si Napolen no hubieranacido, la raza humana no habra perdido nada. Todo ello era afnal carcter bsico de Einstein. De ah que no escatim palabras

    para rendir su tributo al gran escritor ingls. Lo salud en estostrminos: Difcil es encontrar a un hombre que sea tan inde-

    pendiente, y que percibiendo las debilidades y simplezas de suscontemporneos, permanezca inmune a ellas. Pues cuando esosseres solitarios descubren la obstinacin de los hombres, suelen

    perder el valor que hace falta para esforzarse por la regeneracin

    de la humanidad. Y muy pocos son los que pueden fascinar a sugeneracin por medio de un afinado humor y de la gracia, quecomunican a travs del camino impersonal del espejo. Saludo hoycon la ms cordial simpata al mayor maestro de este arte, que atodos nos ha alegrado e inquietado.

    El inquietado final es la marca de Einstein. Hombres inde-pendientes que inquietan hacen pensar, abren caminos.

    Por ello su profundo respeto por personas con el premioNobel de Fsica, H. A. Lorentz, el original escritor e ingeniero

    Josef Popper-Lynkeus, el director de la revista Cienciasnatu-rales, Arnold Berliner, el Gran Rabino de Alemania, Leo Baek, ySigmund Freud.

    Tratando de retratar al genial fsico Lorentz, y proyectndosel mismo, Einstein contaba que durante la Primera Guerra Mun-dial alguien trat de demostrar a Lorentz que el destino estabadeterminado por el poder y la fuerza, y no por el derecho. Frentea los fuertes argumentos esgrimidos, el cientfico finalmente con-test: Es posible que tengas razn, pero no quiero vivir en un

    mundo con esas caractersticas.De all la admiracin de Einstein por los crticos. Su trabajo

    le impresiona. Es por esencia independiente y provocativo. Des-cribiendo cmo lo percibe, en una felicitacin a un crtico de arte,seala: Ver con los propios ojos, sentir y juzgar sin dejarse in-fluenciar por la moda de turno, poder decir lo visto y lo sentidoen una escueta frase o en una sola palabra amasada con arte, no

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    es una maravilla?Einstein era similar a estos hombres que respetaba. Su in-

    dependencia, aunada a su sentido del deber, lo llevaron a causascasi imposibles. Un eminente cientfico, el profesor Taub, le pre-gunt en Princeton si tena sentido que se siguiera dedicando aencontrar la teora del campo unificado. Si no estaba malgastandosus dotes en ese empeo quimrico. Einstein le reconoci que suoportunidad era muy pequea. Que el xito era muy difcil, peroque a diferencia de los cientficos jvenes que no podran arries-gar en eso su carrera, l haba hecho lo suyo y poda. Y considera-ba por ende que esa empresa era un deber para l.

    Su carcter dulce y bonachn, su tremenda calidez, susentido del humor, su risa fcil, podan engaar y suponer que

    sera fcil convencerlo, influirlo, manipularlo. Muchos fracasa-

    ron una y otra vez en esos propsitos por cuanto, en la medida

    en que se vulneraba su independencia, reaccionaba. Eleanor

    Roosevelt, luego de haberlo tratado, lo retrata con precisin:

    Una personalidad inolvidable, amable, pero fuerte y firme en

    sus creencias.

    Hemos revisado algunas pocas de las muchas facetas en las

    que se expres el humanismo radical de Einstein. Ideas clarassobre los valores a perseguir, y a descartar, concepciones sobrecmo organizar la sociedad para crear crculos virtuosos desolidaridad y trabajo comn, advertencias sobre qu poda sig-nificar el nazismo que se cumplieron y una resistencia tica

    pionera al rgimen, resistencia por todos los medios a la guerra,preocupacin profunda sobre la utilizacin social del cientfico ysu trabajo, respeto a los hombres independientes.

    Este humanismo se entrelaz naturalmente con su identidad

    juda. Como veremos en los captulos siguientes, entre ambos ha-ba correlatos mltiples, y slo podan fecundarse mutuamente,como sucedi en su personalidad.

    El ejemplo de Einstein es el de quien en lugar de debatirseimproductivamente entre su identidad bsica juda y su humanis-mo universalista, fusion armnicamente ambos, y actu intensa-mente en los dos planos.

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    Y esa fusin no estuvo al servicio de su sola conciencia. Seproyect siempre enseando y hacindolo con entusiasmo. Ymientras expona ante los nios de varios colegios en Japn, elmaestro Einstein, les explicaba: Es el verdadero arte del maestrodespertar la alegra por el trabajo y el conocimiento.

    Maestro de humanismo, supo despertar la alegra por losvalores, la solidaridad, la independencia, y tantas otras posibili-dades del hombre, en amplios sectores, especialmente jvenes,de la humanidad. Por ello su imagen sigue acompandolos, y seasocia con positividad, lucha, esperanza de un mundo mejor.

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    SEGUNDA PARTE

    EINSTEIN Y EL JUDASMO

    Qu significaba judasmo para Einstein? Qu entenda porjudasmo? Examinaremos, sintticamente, tres aspectos de supensamiento al respecto.

    QU ES UN JUDO

    Einstein explica qu es un judo para l y tipifica los judos porcuatro grandes caractersticas, que aparecen marcadas en sustestimonios y escritos. En primer trmino los identifica con loque l llam el ideal democrtico de justicia social ligado a laconcepcin de ayuda mutua y de tolerancia entre los hombres.

    A Einstein lo impresiona profundamente el cuadro perma-nente, que observa en su experiencia vital, de la solidaridad juda,esa tendencia a la ayuda mutua, como la denomina, incluida en unmarco mucho ms amplio, que es esa inquietud juda por el ideal

    democrtico de justicia social.Encuentra vnculos muy claros entre esta primera caracters-tica del judasmo y las fuentes del judasmo.

    No tiene ambages en sealarlo, evidentemente en absolutadiscrepancia con los cientficos agnsticos predominantes en supoca. Por eso dice lo siguiente: Ser judo representa, en primertrmino, reconocer y seguir en la prctica los principios funda-

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    EINSTEIN, EL GRAN CUESTIONADOR

    mentales de humanidad formulados en la Biblia, sin los cualesninguna comunidad de hombres sanos y felices puede existir.

    Einstein encuentra en el judasmo este punto de partida, losprincipios fundamentales de humanidad, que considera que cons-tituyen la base de una comunidad de hombres sanos y felices,dicho en su lenguaje tan sencillo.

    En segundo trmino, ser judo significa, para l, practicaruna especie de culto por el intelecto, la cultura y el espritu. Loencuentra como un rasgo central de identidad de los judos, fo-mentado a travs de las generaciones, en el hogar, en el pueblo.

    En tercer trmino, ese rasgo definidor presenta, como un

    componente central, el antidogmatismo. Einstein habla de laoposicin permanente de los judos a la mayor parte de los dog-mas que conoci el gnero humano. Y elocuentemente lo ilustraa partir de su propia experiencia vital, sealando que los naziscaptaron este fenmeno. Entendieron que sus dogmas jams po-dran ser aceptados por los miembros del pueblo judo. All habaun ncleo irreductible frente a lo que implicaba ideolgicamenteel nazismo.

    En este contexto resulta clara la quema de libros en la plaza

    pblica, en la que tuvieron prioridad los libros de Einstein y detodo judo alemn significativo, uno de los primeros actos de bar-barie en el ascenso de Hitler al poder.

    La quema significaba de algn modo exorcizar el antidogma-tismo de los judos. Librar al nazismo de esa posibilidad perma-nente de contradiccin contra la afirmacin de mitos oscuros y

    verdades infalibles que enarbolaban los nazis.En cuarto trmino, Einstein, con enorme agudeza, observa

    que lo singular del judasmo no es solamente esta prdica de la

    democracia y la justicia social, este realce de lo intelectual y estaindependencia de criterio sistemtico, sino que lo singular es elejercicio de ello en la vida cotidiana. Es que estas prcticas no sonun lujo de los intelectuales judos o de dirigentes comunitarios,o de los rabinos. Tienen una vigencia mucho ms amplia. Explicaque estos modelos ideales hallan su expresin tanto en las cosasinsignificantes como en las grandes. Seala que se transmiten de

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    padres a hijos; animan la conversacin y los juicios entre amigos;llenan los escritos religiosos y otorgan a la vida en comunidad delgrupo, su impronta inconfundible.

    En estos ideales distintivos, advierte Einstein la esencia dela naturaleza juda. Estos ideales, segn l, no son patrimonio deuna elite, sino de cada hogar. Constituyen la tendencia sistemti-ca hacia la que tienden los hogares judos; impregnan en su con-

    junto la atmsfera.Esto es, para Einstein, un judo. Tal imagen no responde des-

    de ya a todos los judos existentes, pero es la que surge de lasraces y de la vida del judasmo.

    Ese modelo de vida es al que aspiraron los judos ms precla-ros y consecuentes, y al que han aspirado las mayoras del pueblojudo durante perodos importantes y fundamentales de su historia.

    LA CONCEPCIN JUDA DEL MUNDOCmo se vinculan los judos descritos por Einstein, con el mun-do? Cmo lo perciben?

    Einstein subraya esencialmente algunos aspectos del judas-mo. Por un lado, el judasmo ve el mundo desde una perspectiva

    en donde lo que se afirma centralmente es la vida. La vida essagrada, representa el valor supremo del que dependen todas lasdems valoraciones, dice Einstein. El respeto por la vida huma-na a travs de todos los mecanismos de anlisis y de prctica co-tidianos posibles, es caracterstico del judasmo.

    Desde el culto a la vida que surge de la Biblia, su prdica sis-temtica, de que la vida debe anteponerse al ritual, de que la vidaest antes que ningn otro valor existente.

    En segundo trmino, adems de la afirmacin de la vida, dice

    Einstein que en esa misma lnea servir a Dios, en la concepcinjuda del mundo, es servir a los seres vivientes.

    Einstein, se hermana al mensaje bsico de los profetas o a lareflexin filosfica contempornea de Martn Buber. Cuando Mar-tn Buber dice que el judasmo no consiste en hablar sobre Dios ode Dios, sino en hablar con Dios, est enfatizando como l: servira Dios es hacerlo con los semejantes.

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    El gran fsico destaca el ejemplo bblico. Seala que no so-lamente se cre el sbado a partir del respeto profundo a la viday a partir de ideales de justicia social en una poca en que lahumanidad se manejaba por las leyes ms brbaras y predicabala esclavitud como institucin central de las estructuras hist-ricas; sino que se contempla en el mensaje bblico, que los ani-males tambin deben descansar en el sbado, no solamente losseres humanos.

    Hasta eso llega, resalta, el ideal judaico de que servir a Dioses respetar a las criaturas vivientes.

    Einstein menciona una expresin que en alguna oportunidad

    recibi directamente de Walter Rathenau, uno de los mayoresdirigentes polticos de la primera parte de este siglo, de origenjudo. Cuando un judo dice que va de caza por placer, miente ledijo terminantemente Rathenau a pesar de ser un poltico suma-mente pragmtico. Habra una contradiccin bsica en la posibi-lidad de judos cazadores por deporte. Ello violara las esenciasfundamentales de la concepcin juda del mundo.

    EL PUEBLO JUDO

    Cmo percibe Einstein a los judos como pueblo? Qu los de-fine como tales? Para l, el pueblo judo es una comunidad decarcter fundamentalmente moral. El eje del judasmo se hallaraen su espritu moral. Una comunidad de tradicin moral, dice. Yseala en algunos de sus escritos que este pueblo tan particularha tenido como nica propiedad, durante 2.000 aos, su pasado.Pasado centrado en la prctica de esa tradicin moral.

    En su conjunto, nos encontramos con un judo, que se mues-tra admirado por instituciones centrales del judasmo, por races

    del judasmo, por mensajes del judasmo. Por qu? A qu sedebe ello?

    Einstein conoci los vicios de muchos hombres, vio conduc-tas absolutamente inescrupulosas, pele contra ellas. No era in-genuo frente a maldades estructurales de la naturaleza humana.

    En su correspondencia con Freud, cuando se lanza a la lu-cha por la paz internacional, le pregunta en su primera carta si

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    l, como mxima autoridad en el tema del conocimiento de lainterioridad del ser humano, piensa que la bsqueda de la guerra,de la destruccin, constituye un rasgo congnito absolutamenteimposible de modificar, o si por el contrario puede haber otrasexplicaciones diferentes. O sea, su visin del mundo no era una

    visin idlica; se planteaba interrogantes de fondo.Por qu este hombre de tan rigurosa racionalidad cientfica,

    realista respecto a los fenmenos fundamentales de su tiempo,que entendi lo que implicaba el nazismo con mucha ms agudezaque casi toda la comunidad juda alemana, sin embargo, planteauna imagen del judasmo resumida que lo elevaba a una construc-

    cin humana admirable, y colocndolo como un mensaje univer-sal, fundamental para todo el mundo?Parece haber impactado profundamente su espritu el en-

    cuentro en las races, en las fuentes, en los profetas, de los

    elementos que l consideraba decisivos para que una comu-

    nidad de seres humanos pudiera ser sana y feliz. Isaas Ber-

    lin dice que, si Einstein hubiera podido vivir simultneamente

    con otros judos de la Historia, sin duda hubiera sido hermano

    de Isaas, de Jeremas y del rey David, porque como el rey

    David, a Einstein lo apasionaban la causa de la justicia y lamsica, que explica el ideal de la belleza. Todos estos concep-

    tos respecto a lo que es un judo podran haber quedado en el

    plano reflexivo y especulativo. Difcilmente se podra criticar

    de mero terico en esta materia a quien como l hubiera po-

    dido argumentar, como lo han hecho con frecuencia hombres

    de ciencia, que su vida es finita, su cerebro excepcional y no

    deba distrarselo en tareas mundanas, es decir, en los hechos

    cotidianos, respetndolo para que se dedicara exclusivamente

    al avance de la ciencia.Sin embargo, Einstein no dej que sus ideales o su marco

    conceptual permanecieran confinados a su reflexin personal,sino que se comprometi activamente con los acontecimientosfundamentales que vivi el pueblo judo. En una segunda dimen-sin en lo que se refiere a la relacin de Einstein con el judasmo(la primera fue la de sus percepciones conceptuales), podemos

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    pensar en la vinculacin de Einstein con la vida del judo contem-porneo, su discriminacin.

    EINSTEIN Y SU COMPROMISOEinstein vivi de cerca la discriminacin hacia los estudiantes ju-dos de Alemania, de 1914 en adelante. Desde entonces, comienzaa impresionarse profundamente por dos grandes procesos hist-ricos que se desarrollan en el pueblo judo y que aparecen conti-nuamente en sus reflexiones.

    Por un lado, la hostilidad de parte del mundo hacia el pueblojudo; hostilidad que aparece y reaparece bajo las ms variadas

    presentaciones y metamorfosis. Por otro lado, la lucha interna deljudo consigo mismo, algunas actitudes vergonzantes, conflictoscon la asuncin de su identidad, su afn por escapar de su propia

    personalidad nacional.En 1920, Einstein mantiene correspondencia con una or-

    ganizacin que se llamaba Asociacin Central de CiudadanosAlemanes de Fe Juda. Esta organizacin, de mucho peso enla Alemania de aquel entonces, consideraba que la nica filia-cin juda consista en la adhesin religiosa, y practicaba una

    poltica asimilacionista abierta. Lo invitan a afiliarse. Einsteinescribe rechazando la incorporacin y fundamenta claramentesu rechazo. Dice en su carta: Ms dignidad de independenciaen nuestras filas. Hasta que no nos atrevamos a considerarnosa nosotros mismos como nacin, hasta que nos respetemos, no

    podremos ganar la estima de los otros. Habr antisemitismoen el mundo como fenmeno psicolgico mientras los judosentren en contacto con no judos? Qu importa eso, quizs ledebemos al antisemitismo seguir siendo una raza. Al menos yo

    lo creo as.En 1921 Einstein acepta una invitacin de Jaim Weitzman a

    una gira por los EE.UU. para recaudar recursos para el fondo des-tinado a asistir a los pioneros judos de Palestina.

    Einstein fue recibido en Estados Unidos con un entusiasmoindescriptible. Su nombre y su presencia implicaban un aval y un

    prestigio para la causa sionista de excepcional fuerza. Vuelve de

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    esa gira, impresionado por el pueblo judo, al que encuentra, se-gn l explica, por primera vez en su expresin masiva y popularen contacto con esa comunidad de definida militancia nacional

    juda y hondas races, forjadas en muchos casos en el vigorosojudasmo de Europa oriental.

    Frente al pueblo judo de la Europa culta que l conoca, unpueblo desgarrado, envuelto en dudas como los de la asociacinde judos alemanes de fe juda, Einstein se encuentra, en los Esta-dos Unidos, con otro tipo de gente.

    Al volver de la gira le escribe a Jaim Weitzman, dicindole:

    En Norteamrica descubr por primera vez al pueblo judo.

    He visto cualquier cantidad de judos, pero nunca he visto alpueblo judo, ni en Berln, ni en el resto de Alemania. Este pue-

    blo judo que encontr en Estados Unidos, vino de Rusia, Polo-

    nia y toda Europa oriental. Estos hombres y mujeres retienen

    an un sano sentimiento nacional, no destruido todava por el

    proceso de atomizacin y dispersin. Los hall extraordinaria-

    mente dispuestos para el autosacrificio y creativos en un sen-

    tido prctico.

    A partir de ah su actividad sionista es incesante.

    En 1923, Einstein, ya premio Nobel, va a Cambridge (Ingla-terra) y se dedica a recolectar fondos para ayudar a las causasnacionales judas.

    En 1923 llega a Israel, y all se produce un acto que, si nofuramos testigos y participantes de lo que sucedi despus, pa-recera una ceremonia de alucinados. En el Monte Scopus, enun baldo, frente a una comunidad absolutamente pobre, con lasmayores dificultades econmicas y polticas, reducida numri-camente, con muy escasas posibilidades de llegar a lo que lleg,

    Einstein dicta la conferencia inaugural de la que habra de ser laUniversidad Central del Pueblo Judo.

    Pone la piedra basal de la Universidad Hebrea de Jerusaln,de una utopa. Esa causa va a ser axial en su vida, y en ese actodeclara que ah se est poniendo la piedra de una casa lista paraconvertirse en centro de sabidura y ciencia para todos los pue-blos de Oriente.

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    En 1924 edita la primera coleccin de trabajos cientficos delDepartamento de Fsica de la Universidad Hebrea de Jerusaln,en formacin.

    En 1925 es miembro del primer Consejo de Gobernadores dela Universidad, integrado tambin por Sigmund Freud, y aceptaser el primer presidente de la Comisin Acadmica de la Univer-sidad Hebrea de Jerusaln.

    En 1929, la actividad prosigue permanentemente, respondien-do a todos los pedidos de intervencin en defensa de los judos.

    Sus continuos artculos y declaraciones, merecen una duracrtica del ministro de Cultura de Bavaria, doctor Willy Hellpach,

    un intelectual socialdemcrata que no entiende cmo Einsteinpuede haber derivado de sus concepciones universalistas e in-ternacionalistas, de sus prdicas pacifistas, a este nacionalismosectario. As lo califica Hellpach, en una crtica pblica realizadaen uno de los peridicos de mayor circulacin.

    Einstein le explica a Hellpach por qu l, el internacionalistaconsecuente, hace una excepcin en el caso judo, sealndoleen una carta que la probable tragedia del judo consiste en que,siendo persona de un grado evidente de evolucin, carece de una

    comunidad que lo aglutine. La consecuencia es una inseguridadque puede conducir a una gran fragilidad moral en los individuos.La experiencia me ha demostrado que el nico modo de salvar al

    pueblo judo es con ayuda de todos los judos del mundo, estable-cer una comunidad viva de la que cada judo se sienta parte; loque permitira soportar el odio y la humillacin con que se topaen todas partes.

    Con tremendo sentido de dignidad, dice: He sido testigo dela transformacin mimtica de judos de primer orden y el co-

    razn me sangr ante esa visin. He visto cmo la escuela, lasrevistas satricas y los innumerables factores culturales de unamayora no juda, corroan el sentimiento de dignidad hasta en losmejores de mis hermanos de raza. Y he sentido que esto no podacontinuar as.

    Resalta cmo la transformacin mimtica es el producto dela opresin cultural y ve como nica salida el sionismo. Escribe:

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    He aprendido por experiencia que solamente una creacin con-junta que entusiasme a los judos del mundo entero podra curara este pueblo enfermo. Fue una gran idea la de Herzl la de pensary luego luchar con toda energa por la fundacin de un hogar o,

    para hablar ms claramente, de un Centro en Palestina. Era unaobra que exiga todas las energas. Y se inspir en las tradicionesdel pueblo judo. Usted llama a esto nacionalismo y no sin cier-ta razn. Pero un trabajo de todos para formar una comunidadfuera de la cual no podemos vivir ni morir en este mundo hostil,

    puede denominarse siempre con esa palabra horrible. En todocaso ser un nacionalismo que no busca el poder, slo la digni-

    dad y la salud moral.Einstein asume plenamente el sionismo en todas sus mani-festaciones y enfrenta a quienes lo critican desde la perspectivaliberal y socialdemcrata.

    En 1933 va a dejar Alemania definitivamente. Es uno de losque ve con mayor claridad qu es lo que va a suceder. Con la fa-mosa renuncia, en donde enfrenta a la mayor parte del puebloalemn, al partido nazi, a la comunidad cientfica germana, quele va a valer una especie de excomulgacin pblica, comienza un

    periplo de migracin por Europa, hasta llegar finalmente a los Es-tados Unidos.Durante ese periplo, en 1934, pronuncia un mensaje a los ju-

    dos de Hungra, en el que previene a sus congneres hngaroscontra las degeneraciones opulentas, esto es, la falta de carcter

    proveniente de la riqueza y el bienestar. Luego trata de explicarcmo el becerro de oro aparece reencarnado en nuevas formasen las comunidades judas, y denuncia estos desvos de la asun-cin de sentimientos nacionales, que pueden llevar al abandono

    de la continuidad juda.En 1938, cuando ya la tragedia se cierne sobre el judasmo,

    Einstein pronuncia una conferencia en Nueva York, donde diceque el judasmo tiene una gran deuda de gratitud con el sionis-mo. Y explica cmo la existencia del sionismo y la lucha por lacolonizacin en Palestina es la nica esperanza frente a lo que vaa suceder.

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    En 1941, Einstein aplica consecuentemente su independen-cia de criterio; cuando la comunidad juda de los Estados Unidos

    vacila en salir a la calle, l lo hace sin ambages.Cuando en el mundo judo en general, de acuerdo con

    las revisiones histricas actuales, no se adoptaron las con-

    ductas pertinentes, Einstein s las adopt. Dirige una carta

    a Eleanor Roosevelt denunciando pblicamente la poltica

    discriminatoria del Departamento de Estado respecto de la

    posibilidad de salvar vidas judas a travs de la migracin a

    los Estados Unidos. Pone en descubierto la obstaculizacin

    sistemtica del Departamento de Estado y pide a Eleanor

    Roosevelt que interceda.En 1944, ya consumada la masacre en casi su totalidad,Einstein, el pacifista a ultranza, el hombre dispuesto siemprea comprender y a tolerar, el amigo del hombre, se manifiestaimplacable, en un acto de homenaje a los hroes del Gueto de

    Varsovia. Einstein dice all estas palabras: Los alemanes sonresponsables como pueblo, en su totalidad, de estos asesinatosen masa, y deben ser castigados como pueblo si hay justicia enel mundo, y si la conciencia de responsabilidad colectiva de

    las naciones no est por desaparecer totalmente de la Tierra.Detrs del partido nazi, se halla el pueblo alemn que eligi aHitler, despus que ste mostr con claridad, en su libro y susdiscursos, sus intenciones vergonzosas sin ninguna posibilidadde malentendidos. Los alemanes son el nico pueblo que no ha

    procurado ninguna tentativa seria de reacciones para proteger alos inocentes perseguidos.

    Su mensaje, no olvidar, no perdonar, lo va a mantener enforma coherente hasta el fin de sus das.

    Entre otras cosas, se va a negar permanentemente a las invi-taciones, a los pedidos mltiples, de todo orden, de los gobiernosalemanes de posguerra para ser honrado con los mximos hono-res en Alemania.

    En 1952, a la muerte de Jaim Weitzman, Einstein recibe porparte de David Ben Gurion, la propuesta de ser presidente delEstado de Israel.

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    En la carta de respuesta, en donde considera que no tienelos mritos suficientes como para aspirar a esa presidencia, dice:Mi relacin para con el pueblo judo se ha convertido en el msfuerte de mis lazos humanos.

    Este prrafo patentiza lo que implic esta relacin en su vida.Efectivamente, en 1955, a punto de morir, el ltimo acto in-

    telectual de la vida de Einstein fue redactar el discurso que seiba a leer en el sptimo aniversario de la existencia del Estadode Israel. En su testamento, dona su bien ms valioso, sus 50.000cartas, codiciadas por los ms prestigiosos centros del mundo, alarchivo documental de la Universidad Hebrea de Jerusaln.

    sa fue la trayectoria En qu medida, ltima pregunta quenos queremos plantear, la produccin cientfica de Einstein y susactividades humanitarias estaban ligadas a sus races judas y asu dimensin juda?

    EL CREDO DE EINSTEINSi nos atenemos a su propia manifestacin, una de sus expresio-nes que ha recorrido el mundo es aquella en la que escribi: La

    pasin del conocimiento en s, un amor por la justicia casi fanti-

    co y el afn por la independencia personal, expresan tradicionesdel pueblo judo y por esto considero el ser judo como un regalodel destino.

    Einstein siente que estas tres tradiciones son centrales enel judasmo y por ello vive su pertenencia a ese pueblo como unprivilegio.

    Efectivamente, los anlisis de la conducta existencial y cien-tfica de Einstein coinciden en encontrar como marco orientador

    permanente de las mismas, estas tradiciones. Influyeron notable-mente en su vida y fueron materializadas por l con excepcional

    vigor y consecuencia.

    La bsqueda del conocimientoEinstein era un perseguidor implacable de la huidiza verdad cien-tfica. Entre otras contribuciones, aport a la ciencia una visin

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    fundamental con mltiples implicancias filosficas. Postul laexistencia de lo que denomina la armona natural del Universo.Ello funda la viabilidad de la ciencia. El conocimiento es posible

    porque el Universo es armnico.Ello significa que los fenmenos de lo social o lo natural tie-

    nen sus leyes de comportamiento, sus estructuras internas, susregularidades, que desde ya no necesariamente se expresan en elcorto plazo, y que se presentan penetrando muy profundamenteen las capas subyacentes de la realidad.

    Las regularidades son de una complejidad extrema, de allque el esfuerzo cientfico es infinito. El progreso implica gene-

    ralmente descubrir no respuestas definitivas, sino nuevos y msinquietantes interrogantes.La bsqueda infatigable del conocimiento, desde el cues-

    tionamiento continuo que Einstein propone, se hermana con

    gran parte de la historia juda, con los mil aos de tradicin

    talmdica en los que se busc, a travs de la interpretacin

    permanente, encontrar nuevas claves en las fuentes del judas-

    mo. En los hallazgos talmdicos nunca se ofrecen respuestas

    finales. Los dictmenes incluyen siempre las opiniones de la

    mayora y la minora. Uno de los talmudistas ms reconocidos,el Maharsa, cerraba sus anlisis con la expresin veedok, se-

    guid adelante. Esa bsqueda infinita se reprodujo en el mundo

    de los judos espaoles, los judos de Sefarad, y se prolonga

    durante siglos en esa singular relacin dialogal maestro-alum-

    no en el que se educ el fecundo y creativo judasmo de las

    pequeas aldeas de Europa oriental en los siglos XVIII, XIX, e

    inicios del XX.

    Independencia de criterioEl afn por el conocimiento se une con la prctica de la segundagran tradicin: la independencia de criterio. Aqu la conducta deEinstein es de una fortaleza extrema.

    Dice Isaas Berlin que pocos en la historia han sido inmunesfrente a la gloria y que la gloria que tuvo Einstein en vida virtual-mente no tiene parangn.

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    Desde 1905, teniendo slo 26 aos de edad, se convirti enla eminencia cientfica de este siglo. Esa imagen fue creciendo ycreciendo.

    Einstein fue absolutamente inmune frente a la gloria; quizsparte de la explicacin es que lo protegi su total independenciapersonal. La gloria no perturb ni sus hbitos de vida ntimos, nisu conducta externa. Slo se dejaba juzgar por sus propios crite-rios morales y humanos. Cuando quiso rendir homenaje a uno delos maestros morales, a los que apreciaba profundamente, LeoBaeck, Gran Rabino de Alemania durante casi 30 aos y durantela poca del Holocausto, le dedic una serie de aforismos. Uno

    de ellos deca lo siguiente: Pocos son capaces de formarse unaopinin independiente de los prejuicios del ambiente, y de ex-presarla con serenidad. sta era su manera de rendir homenaje.Enfatizar que era de aquellos pocos capaces de formarse una opi-nin independiente.

    En uno de sus textos seala el gran cientfico: Las banalesmetas de propiedad, xito exterior y lujo, me parecieron despre-ciables desde mi juventud.

    No fue el nico que lo proclam. Muchos lo han dicho. Pero

    l lo puso en prctica. Hacerlo le signific, nuevamente, rebelarsey mantener a ultranza su independencia.Deca Isaas Berlin que Einstein luch contra la rutina de la

    cordura. Vemoslo en algunas de sus continuas rebeliones.Fue pacifista a ultranza durante la Primera Guerra Mundial,

    en contra de la mayor parte de la opinin pblica alemana, que loacus poco menos que de traidor a la patria por haber propiciado,entre otros actos, una declaracin pblica de intelectuales signi-ficativos contra dicha guerra. Esta declaracin no lleg a concre-

    tarse porque casi nadie quiso acompaarlo.En la Segunda Guerra Mundial, en cambio, afirm que no

    quedaba otra alternativa que enfrentar por la fuerza fsica al ene-migo, y que deba destruirse esta amenaza fundamental para laexistencia de la humanidad.

    En 1948, el pacifista Einstein enva una carta al Hagana, Ejr-cito de Defensa de Israel, y reivindica en ella hasta sus ltimas

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    consecuencias el derecho a la autodefensa. Exhorta a pelear ya emplear todos los recursos en esa circunstancia para lograr laexistencia del Estado de Israel.

    En 1952, Einstein responde a una consulta que se le hacesobre los sistemas educativos. Estamos en los comienzos de los50, cuando no se hablaba en el mundo de educacin activa, nide aprender a ser. Treinta aos antes de que estos conceptosflorecieran, escribi: Para que exista una educacin vlida es ne-cesario que se desarrolle el pensamiento crtico e independientede los jvenes, un desarrollo puesto en peligro continuo por elexceso de materias. Este exceso conduce necesariamente a la su-

    perficialidad y a la falta de cultura verdadera.Critica fuertemente el tipo de educacin predominante.Reivindica sobre toda otra cosa, como objetivo de la educacinuniversitaria: la independencia de criterio y la independencia

    personal. Casi provocando a los jvenes a la creatividad, Eins-tein afirm: El sentido comn es el depsito que el prejuiciodeja en el cerebro antes de la edad de los 18. Nada debe quedarfuera del pensamiento independiente, ni siquiera el llamado sen-tido comn.

    Las reivindicaciones educativas asumidas por Einstein hansido centrales en la historia juda. As verbigracia, en el judas-mo, ningn prohombre es presentado idealmente, sino con sus

    virtudes y defectos, invitando a la reflexin crtica. Ello sucedecon Moiss, el gran lder, con el rey David, con el rey Salomn;nadie escapa al juicio independiente. Y llega hasta la discusincon la divinidad que se permiten sostener con frecuencia los

    jasidim,2fervientes creyentes consagrados en todas sus accio-nes a la fe.

    Amor por la justiciaLa tercera y gran tradicin encarnada en la vida concreta de Eins-tein es la que l, tan cuidadoso y parco en sus expresiones, llama

    2 Movimiento espiritual creado en el siglo XVIII por el BAAL Shem Tov.

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    amor casi fantico por la justicia. Utiliza las palabras casi fan-tico, frente a la necesidad de expresar lo que siente.

    Efectivamente, practic una pasin por la justicia quele vali en la mayor parte de los casos fuertes conflictos conla sociedad. Como los que tuvo incluso con el mismo lideraz-go sionista, por ejemplo, cuando en los aos 30 anticip con

    visin de futuro, el conflicto entre rabes y judos. Y se preo-cup profundamente porque existieran soluciones preventivasen aquella poca. Para tal fin formula con su modo intelectual,no poltico, una propuesta que lo refleja ntegramente, y recibeen respuesta una carta de un dirigente rabe, pidindole que

    se exprese sobre el problema. Seala en su carta de respuestaque por un lado cree que la divisin entre rabes y judos esagitada por la potencia mandataria, por Gran Bretaa, que fa-

    vorece sus intereses de dominacin y que perjudica totalmentea ambos pueblos.

    Propone que se cree un Consejo secreto, constituido porcuatro miembros de cada pueblo. Sugiere que ese Consejo estformado por un representante de los mdicos, un representan-te de los abogados, un representante de los intelectuales y un

    representante de los trabajadores. Cuatro rabes y cuatro ju-dos. Dice que ese consejo sea un Consejo moral. No le adjudi-ca ningn propsito de autoridad poltica. Y que debera tratarde llegar a posiciones unnimes frente a los problemas prin-cipales entre ambas comunidades. Representara un esfuerzomoral permanente orientado hacia la armona entre ambas y almismo tiempo una voz unificada frente a la potencia colonia-lista, Gran Bretaa.

    Este tipo de propuestas, esta aproximacin al problema,

    obviamente no le gan muchas simpatas, pero entenda que lajusticia pasaba por all. Del mismo modo, husped privilegiadode los Estados Unidos, Einstein toma posicin inflexible frenteal macartismo, mucho ms all que ningn intelectual americanonacido en Estados Unidos; l, extranjero.

    En 1953 recibe una carta de un profesor de escuela secun-daria, William Frauenglass, quien le dice que ha sido citado a de-

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    clarar por el comit de investigacin de Mac Carthy, por haberparticipado en 1947, en un curso para maestros sobre relacionesinternacionales. Pese a haber sido amenazado con ser expulsadode la docencia, Frauenglass se neg por dignidad a declarar sobresus convicciones polticas.

    Pide apoyo a Einstein, para reivindicar el principio tico, bajoel cual ejerce esa resistencia. Einstein publica inmediatamente(12/06/53), una carta abierta en el New York Times, donde hace unllamado al conjunto de la intelectualidad americana a rebelarseante las citaciones del comit Mac Carthy y a no asistir a ningunade ellas. Con trminos extremadamente duros plantea que, si los

    intelectuales americanos no resisten, no merecen nada mejor quela esclavitud que les est destinada.ElNew York Timescontesta la carta de Einstein (15/06/53),

    con un editorial en el que dice que Einstein est llamando a lainsubordinacin a la ley, que est poniendo en cuestionamiento elrgimen legal de los Estados Unidos.

    Bertrand Russell responde a su vez al editorial del NewYork Times, enviando una carta donde expresa que el peridi-co es partidario de la obediencia a la ley aunque sea injusta. Si

    no se admitiera esta posibilidad y se aceptara lo que sugiere,habra que volver a juzgar y condenar a los cristianos primi-tivos que se negaron a honrar los deseos oficiales, a GeorgeWashington, y habra que devolverle los Estados Unidos a lareina Isabel II.

    Qu pensara la comunidad? Cmo obrara el pueblo ame-ricano frente a la interpretacin dogmtica e inflexible de este

    principio de subordinacin? Einstein est reivindicando justa-mente la posibilidad de la libertad bsica del ser humano.

    Esa pasin por la justicia lo lleva a ser uno de los adalides dela causa de la paz mundial. A crear y encabezar mltiples organi-zaciones por ella, a firmar numerosos manifiestos en favor de la

    paz. A actuar en primera fila distrayendo tiempo de Einstein,tiempo que tena un valor nico, no reemplazable en trminos decreacin cientfica, para formar parte de los comits internacio-nales que l mismo contribuye a constituir por la paz.

  • 7/24/2019 Kliksberg, Bernardo 2015.Einstein El gran cuestionador.pdf

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    Su fanatismo por la justicia implica una c