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Actas XV Congreso AIH (Vol. IV). ADRIÁN HERRERA FUENTES. Miradas mexicanas a la Alemania nazi: ... - MIRADAS MEXICANAS A LA ALEMANIA NAZI: JOSÉ EMILIO PACHECO Y JORGE VOLPI A pesar de las distancias geográficas y lingüísticas que separan al mundo hispánico del germánico, han sido grandes el interés y el intercambio que se han producido entre ambos mundos, tanto en América Latina como en el espacio de habla alemana. Heinrich Martín, conocido como Enrico Martínez, cosmógrafo nacido en Hamburgo que dirige las obras de desecación de los lagos del Valle de México a inicios del siglo XVII, fue quizás el primer alemán en pisar el espacio que más tarde se conformaría como Hispanoamérica y en escribir sobre él1. En el siglo xx, primera- mente tenemos la referencia de dos de los "padres" de la literatura latinoamericana, Jorge Luis Borges y Alfonso Reyes, a ambos extremos del continente hispanoamericano. Sabemos de un juvenil Jorge Luis Borges profundamente fascinado primero por sus lecturas de Kritik der Vernunft de Emmanuel Kant, por la negación del tiempo de Nietzsche y Schopenhauer, y posteriormente por la poesía del expresionismo alemán, durante su estancia en Ginebra entre 1914 y 1919 2 Un Borges maduro traduce a Kafka y produce el cuento Deutsches Requiem 3 , monólogo de Otto Dietrich zur Linde, espejo del alma alemanainfectadadelafatalidad y violencia del nazismo 4 Tenemos también la referencia de Alfonso Reyes, cuya pluma dio luz a una profusa exploración de la vida y la obra de Wilhelm von Goethe 5 y quien, seguramente, como estudioso del 1 ]OSÉ ITURRIAGA DE LA FUENTE, Anecdotario de viajeros extranjeros en México, INBA-F.C.E., México, 1989. 2 Luego de sus lecturas de Heinrich Heine y Rainer Maria Rilke, Borges se acerca a la obra de los poetas expresionistas Wilhelm Klemm, Ernst Sadler, Alfred Vagts, August Stramm, Lotear Schreyer y H. von Strummer. Cf. AMELIA BARILI, jorge Luis Borges y Alfonso Reyes: la cuesti6n de la identidad del escritor latinoamericano, pról. E. Poniatowska, F .C.E., México, 1999. 3 Aparecido en:jORGE LUIS BORGES, ElAleph, Alianza, Madrid, 1999. 4 Es indiscutible la influencia que el pensamiento alemán ha tenido en la vida intelectual de Jorge Luis Borges. Para ello véase SEBASTIAN NEUMEISTER, Borges und der deutscher Geist, Europa in Amerika, Edit. Tranvía, Berlín, 1998. 5 Cf. ALFONSO REYES, Obras completas, t. 26, F.C.E., México, 2000. -11- Centro Virtual Cervantes

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MIRADAS MEXICANAS A LA ALEMANIA NAZI: JOSÉ EMILIO PACHECO Y JORGE VOLPI

A pesar de las distancias geográficas y lingüísticas que separan al mundo hispánico del germánico, han sido grandes el interés y el intercambio que se han producido entre ambos mundos, tanto en América Latina como en el espacio de habla alemana. Heinrich Martín, conocido como Enrico Martínez, cosmógrafo nacido en Hamburgo que dirige las obras de desecación de los lagos del Valle de México a inicios del siglo XVII, fue quizás el primer alemán en pisar el espacio que más tarde se conformaría como Hispanoamérica y en escribir sobre él1. En el siglo xx, primera-mente tenemos la referencia de dos de los "padres" de la literatura latinoamericana, Jorge Luis Borges y Alfonso Reyes, a ambos extremos del continente hispanoamericano. Sabemos de un juvenil Jorge Luis Borges profundamente fascinado primero por sus lecturas de Kritik der Vernunft de Emmanuel Kant, por la negación del tiempo de Nietzsche y Schopenhauer, y posteriormente por la poesía del expresionismo alemán, durante su estancia en Ginebra entre 1914 y 19192

• Un Borges maduro traduce a Kafka y produce el cuento Deutsches Requiem3

, monólogo de Otto Dietrich zur Linde, espejo del alma alemanainfectadadelafatalidad y violencia del nazismo4

• Tenemos también la referencia de Alfonso Reyes, cuya pluma dio luz a una profusa exploración de la vida y la obra de Wilhelm von Goethe5 y quien, seguramente, como estudioso del

1 ]OSÉ ITURRIAGA DE LA FUENTE, Anecdotario de viajeros extranjeros en México, INBA-F.C.E., México, 1989.

2 Luego de sus lecturas de Heinrich Heine y Rainer Maria Rilke, Borges se acerca a la obra de los poetas expresionistas Wilhelm Klemm, Ernst Sadler, Alfred Vagts, August Stramm, Lotear Schreyer y H. von Strummer. Cf. AMELIA BARILI, jorge Luis Borges y Alfonso Reyes: la cuesti6n de la identidad del escritor latinoamericano, pról. E. Poniatowska, F .C.E., México, 1999.

3 Aparecido en:jORGE LUIS BORGES, ElAleph, Alianza, Madrid, 1999. 4 Es indiscutible la influencia que el pensamiento alemán ha tenido en la vida

intelectual de Jorge Luis Borges. Para ello véase SEBASTIAN NEUMEISTER, Borges und der deutscher Geist, Europa in Amerika, Edit. Tranvía, Berlín, 1998.

5 Cf. ALFONSO REYES, Obras completas, t. 26, F.C.E., México, 2000.

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mundo clásico, conoció los trabajos de Theodor Mommsen6, referencia

indiscutible para el latinismo contemporáneo. Específicamente en la literatura mexicana de segunda mitad de siglo

XX, encontramos figuras como Juan García Ponce y José María Pérez Gay. El primero, traductor y difusor de la obra del vienés Robert Musil, ha dedicado un amplísimo ensayo a Der Mann ohne Eigenschaften ( 1930-1943)7. El segundo, por su parte, se cuenta entre los más importantes difusores de la cultura alemana en México y, como tal, ha traducido parte de la obra del judío austriaco Joseph Roth8

Pero la influencia no se queda en el plano de las obras artísticas y literarias, sino que se traslada a la historia. Bien es sabido que la obscuridad del siglo XX alemán ha inspirado a gran multitud de creadores en todos los ámbitos de las artes. Me ocupa, en este trabajo, la visión que a partir de la Alemania nazi tienen dos importantes autores contemporáneos de las letras mexicanas, José Emilio Pacheco con su novela Morirás lejos ( 1967) y Jorge Vol pi con En busca de Klingsor ( 1999). He escogido estos textos por dos razones principalmente: primero, porque ambos pertenecen a autores que se han formado literariamente en circunstancias históricas distintas!!' y segundo, porque mientras Morirás lejos pretende abordar de algún modo los compromisos éticos que se ponen sobre la mesa durante los años sesenta10

, En busca de Klingsor

¡; Mommsen, quien recibe el Premio Nobel de Literatura en 1902, cuenta entre sus trabajos su Historia de Roma, que ha sido publicada nuevamente en México en cuatro volúmenes por Seix Barral. Su obra se cuenta entre los textos de la ciencia histórica que más influyen en las letras alemanas. Cf. FRITZ MAR TIN I, Deutsche Literaturgeschichte van den A nfiingen bis zur Gegenwart, 7 7.erweiterte Auflage, Alfred Corner, Stuttgart, 1977.

7 Cf.JUAN GARCÍA PUNCE, El reino milenario, UNAM, México, 1992. 8 JüSEPH ROTH,]ob, trad. José M. Pérez Gay, Cal y Arena, México, 2001. 9 Pacheco comienza a publicar en los años sesenta, mientras que Volpi en la

década de los años noventa, lo cual crea una distancia entre ambos de 30 años, por lo menos.

10 Situamos Morirás lejos en el controvertido período de Gustavo Díaz Ordaz ( 1964-19 70), cuyo gobierno se caracterizó por una profunda represión y violencia contra la oposición, culminada en la masacre de Tlatelolco, de 1968, y que inaugura toda una época de "guerra sucia" que se prolongaría hacia los años setenta. Por su parte, En busca de Klingsor comienza a crecer en 1994, año en que la guerrilla en Chiapas declara la guerra al gobierno mexicano y se producen tres magnicidios de importancia, y continúa en gestación durante todo el post-salinismo, época de la crisis económica de diciembre de 1994, cuyas consecuencias marcarían la vida diaria de todos los mexicanos.

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pertenece a un movimiento literario, el crack, que busca rodear toda referencia geográfica y temporal que tenga que ver con Latinoamérica11

Con sus respectivas diferencias, ambos textos parten de la Alemania nazi como pretexto literario, y es el cómo y el para qué lo que me interesa analizar en este trabajo.

MORIRÁS LEJOS, DE JOSÉ EMILIO PACHEC0 12

Morirás lejos, de J. E. Pacheco, comienza con el atisbo de un personaje de origen hipotético, llamado "eme", hacia un parque a través de las ren-dijas de su persiana. En este momento, el narrador concibe varias hipótesis sobre la identidad de un hombre sentado en una banca, al cual se asume una larga secuencia de identidades, desde la de un hombre desempleado hasta la de un individuo que viene a vengarse de eme por sus actividades durante el nazismo. Más tarde, el narrador dirige su mirada hacia eme y construye su identidad en otra serie de hipótesis que lo ligan indiscutiblemente a un verdugo del período nazi. Desde el inicio del texto, en forma paralela, el autor aborda a fragmentos relatos de la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C. y del holocausto judío entre 1933 y 1945 13

• Nos percatamos que el relato no parte precisamente de la historia alemana, sino de la historia del pueblo judío. Primero, en ojos de Flavio J osefo, el judío latinizado autor de la Historia de los judíos, contem-pla la destrucción del Templo de Jerusalén en manos de las tropas de

11 La generación del crack publica su "Manifiesto del crack" que, como su nombre onomatopéyico indica, busca un rompimiento con la tradición literaria latinoamericana. No busca la denuncia social, ni el rescate de las raíces indígenas, mucho menos la búsqueda de la profunda esencia del alma mexicana. Busca escenarios y situaciones que planteen una problemática universal, instalados más en la ficción y en la literatura como posibilidad creativa que como compromiso político y social. Abundaré en esto más adelante.

12 Todas las citas de este libro provienen de JOSÉ EMILIO P ACHECO, Morirás lejos, Joaquín Mortiz, México, 1993.

13 Morirás lejos, producto de las innovaciones estéticas de la novela a mediados del siglo XX, posee una elaborada técnica narrativa. Su lectura implica una intensa participación del lector, a semejanza de Rayuela, de Cortázar, Los monederos falsos de Gide y Drama de Sollers, textos donde "autor y lector circularon entre los personajes y la hechura misma del relato se puso sobre el tapete" (p. 13). UULIETA CAMPOS, Reunión de Familia, F.C.E., México, 1997). No es mi propósito profundizar en este aspecto de la novela; para ello propongo revisar el minucioso trabajo de YVETTE JIMÉNEZ DE BÁEZ, de enfoque narratológico, en Yvette Jiménez de Báez, Diana Morán y Edith N egrín, La narrativa de fosé Emilio Pacheco, El Colegio de México, México, 1977.

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Tito, en el año 70 d.C. y la posterior diáspora. Después, a través de los ojos de eme, quien jugó un papel preponderante en los campos de exterminio nazi durante la Segunda Guerra Mundial, la narración aborda los escenarios de la Shoa, parte intrínseca de la historia alemana del siglo xx, para llegar a una reflexión sobre los niveles que la barbarie alcanzó en la pasada centuria, y, a través de tales sucesos históricos, plantear un escenario de desconfianza en la modernidad y naturaleza humanas, tanto desde el Holocausto como de la realidad mexicana, cuya presencia sigilosa podemos advertir en los fragmentos que componen la novela.

Raúl Dorra ya ha propuesto leer Morirás lejos a partir del concepto de "literatura de compromiso" 14

, y existe ya una serie de trabajos que encuentran en esta novela un texto social, como lo son los de Jiménez de Báez (1977) y Williams y Rodríguez (2002)15

; pero es también, a mi juicio, una literatura de decepción y advertencia ante los sortilegios que ha traído consigo la modernidad a México y el mundo: el totalitarismo, la industrialización, la bomba nuclear. Sabemos, por ejemplo, que el miedo a la destrucción total es una constante en la Guerra Fría; la mentalidad de la juventud en los años sesenta se plantea la desesperanza de la destrucción final a través de la guerra nuclear16

; en México, esto se adjunta inevitablemente a la sombría frialdad de la miseria y decadencia del paisaje urbano y moral que trae consigo una nación modernizada a la fuerza. De esta forma, Pacheco dibuja ambos escenarios:

Brusco entendimiento de lo que ha sucedido gracias a la oleada de calor, pérdida de piel, vista y olfato, entre otros malestares ultrarra-diactivos ... hemorragias a través de la piel comenzando por las encías;

14 RAÚL DORRA, "Morirás lejos: la ética en la escritura", Hablar de literatura, F.C.E., México, 1989, p. 177, afirma que Morirás lejos "acepta la calificación de 'literatura comprometida' por la decisión ética que la sustenta y dinamiza, pero se separa radical y críticamente de las obras que esta fórmula evoca porque es el espacio de acción de una esencial inseguridad".

15 RAYMOND WILLIAMS y BLANCA RODRÍGUEZ piensan que "Pacheco comparte las preocupaciones ontológicas de lo posmoderno cuando él confunde los límites entre los mundos antiguo y moderno, como también sucede entre las operaciones fascistas de los nazis y las operaciones 'democráticas' de estados más democráticos, como México" (La narrativa posmoderna en México, Universidad Veracruzana, Xalapa, 2002, p. 39).

16 Véase mi LSD: La contracultura en México en los años sesenta, trabajo leído en el Seminario de Literatura y Poder Ante La Ley, del Graduate Student Council de la NYU and Columbia University, New York City, 11 de abril de 2003.

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en las cavidades internas de los huesos la médula ósea no da señales de actividad: la reproducción celular queda vertiginosamente inhibida ... angustia intolerable, anhelo de morir ahora mismo bajo el acoso de sus propias enfermedades no de los rayos gama que traspasan los muros; certeza animal de que la muerte no será inmediata; angustia intolerable (p. 76).

Más adelante, en la siguiente secuencia, el lector se encuentra en la contemplación de la decadencia urbana del suburbio del D.F. donde habita eme: la modernidad y sus proyectos se deterioran lentamente bajo el vértigo de la Historia, que, paradójicamente, avanza sin mirar atrás:

La banca de cemento en que trataron de imitarse vetas y nudos de madera tiene el respaldo roto y deja ver en su interior ladrillos y una armazón metálica oxidada ... Filas dispares de losetas con la inscrip-ción del DDF se alzan en el prado casi amarillo (id.).

A partir de ello, palpamos una desconfianza en la aparente perdurabi-lidad del raciocinio. De este modo, la Alemania nazi y el patriotismo fascista funcionan como pretextos literarios para cuestionar los límites entre la razón y la locura. Pacheco construye a "eme" como un ser exquisitamente culto, pero profundamente cruel: su oficina en un campo de concentración está decorada con cuadros de Peter Bruegel, escucha discos de Wagner, lee a Goethe, Nietzsche y varias obras científicas en alemán, inglés y francés (p. 100). Entre sus preferencias artísticas, encontramos la grandeza del heroísmo germano de Wagner y los "Anillos de los Nibelungos", y el humor en la decadencia que evocan las pinturas de Bruegel17

• Pero también esto es una gran ironía: el liberalis-mo de Goethe y su generación de románticos ilustrados se empaña insoportablemente ante un lector -nuestro personaje, eme- flotante sobre la inmundicia, la muerte y la crueldad irracional de los campos de concentración:

A fin de vigilar a las partidas de trabajo se recurre a los animales predilectos de Hitler. Los acompañan "técnicos" del Centro Experi-mental de Adiestramiento Canino en Oranienburgo que suelen azuzarlos contra prisioneros y prisioneras nada más por lo que en

17 Bruegel, que pinta la Holanda del Renacimiento de cara a la futura grandeza atlántica de sus flotas navieras, encuentra la risa y el absurdo en las contradicciones de un pueblo. Pienso en: Die niederlandische Sprichworter, Gemaldegalerie (Staatlichen M useen zu Berlin / Preussischer Kulturbesitz), Berlin.

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alemán se llama Schadenfreude, el goce de causar sufrimiento (p. 101).

En más de una ocas10n, a lo largo de la novela, hay constantes referencias a la tecnificación del terror: este se maquina "racionalmente" en un afán de buscar un supuesto progreso, un avance del pueblo alemán en los términos del fascismo: la cámara de gas (p. 91 ), el desarrollo de la balística para la destrucción de Londres con cohetes (p. 86), la denomi-nación de eme como "técnico" de la solución final (p. 83), poniendo en marcha a la razón humana en pos de su propia destrucción y nulifica-ción. Razón que a su vez se identifica en el primitivismo del pensamiento mágico, en las alusiones a los mitos germánicos:

porque cuanto aquí se narra sucede en algunos minutos de un miércoles-Dies Mercurii-: el día consagrado a Mercurio o Hermes que en la baja Edad Media se confundió con Woden (Wodin u Odín) a quien se rememora en cada Wodensday (Wednesday) (p. 132).

Pacheco se encarga también de evocar una Alemania en la resaca que viene después de la embriaguez de grandeza: coloca, en las diversas hipótesis que propone al lector, a eme junto a Hitler, visitando la tumba de Napoleón en París, fotografiándose en Roma junto al arco conmemo-rativo de Tito, soñando con una caminata sobre las ruinas de Londres (p. 133). El imperio alemán, según plantean algunos enfoques historiográfi-cos, pierde la Primera Guerra Mundial luego de un derroche de poder y fuerza y la pérdida del equilibrio entre las potencias europeas18

; más tarde un esquema similar, pero llevado a sus extremos por la locura nazi y con las promesas de estabilidad que, en el hervidero de la Alemania derrotada, se consumaría en la destrucción absoluta, el exilio, la decepción, la mirada al futuro sin desear reconocer el pasado inmediato. No en vano rezaba el viejo himno de la ahora extinta Deutsche Demokratis-che Republik "levantados de las ruinas". Conforme la novela se acerca a su final, el lector observa con detalle la vida en decadencia de eme, en su fría y monótona habitación en un suburbio del Distrito Federal: las aguas residuales que se arrastran a su paso desbocan en lecturas análogas al genocidio y el terror: "la destrucción de Jerusalén, el Santo Oficio, los campos de exterminio, las represiones nazis en la Europa ocupada." (p. 138). Eme, abandonado, exiliado, escondido en México, guarda un negro

18 Este es el enfoque del libro de MJCHAEL STÜRMER; cf. la interesante edición, aunque no preparada para la academia, de El imperio alemán (1870-1919), Mondadori, Barcelona, 2003.

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secreto en su paranoia, pero a su lado vive, evitándolo, su hermana, también de origen alemán, como una alegoría de la Alemania inmediata a los primeros años de posguerra, ocupada en olvidar el pasado inmedia-to y reconstruir sus cimientos futuros: "Ella sabía o sospechaba la verdadera historia. Ella escapó del nazismo casándose con un becario mexicano que fue a especializarse en técnicas e industrias petroquímicas. Ella jamás quiso regresar a Alemania" (p. 139).

Pacheco, al reconstruir este capítulo de la Historia en una novela que el lector mismo construye en base a hipótesis, a una libertad de construcción y ensamblaje19

, nos llama la atención sobre su permanencia y vigencia en la memoria colectiva. En las inmediaciones de la novela, reproduce un diálogo fragmentado del autor con un editor, quien lo cuestiona sobre el nulo interés que un tema tan tratado podría tener en el público, sobre los "si hubiera" de la Historia y que trae consigo la gama de oscuridades que flotan alrededor del estereotipo, esa construc-ción del imaginario cultural de los hombres que llena el hueco de la ignorancia de nuestro vecino, de lo ajeno, lo que nos queda lejos y cuyos rasgos que no alcanzan nuestros ojos debemos imaginar:

Sin ánimo de ofender, mi amigo creo que también los cabrones judíos tuvieron parte de culpa en que se los llevara la chingada -Han sido los primeros discriminadores, ¿o no? -Pues Hitler tuvo cosas muy buenas -No se le puede negar ni condenar así como así (p. 65).

Dorra (1989) afirma que Pacheco enuncia una y otra vez en su texto cómo contar una historia mil veces contada, decir lo indecible, expresar un horror que no cabe en las palabras. Yo me cuestiono: ¿Hasta qué grado son tan competentes la literatura y la historia misma para no olvidar?, si calificamos Morirás lejos como novela posmoderna, según lo han hecho ya Williams y Rodríguez, ¿es la metaficción historiográfica, en los términos en que los propone Hutcheon, distribuida en capas de "verdades"2º, la forma más fácil de asir el pasado histórico? Aunque son preguntas que nos enfrentan al viejo adagio de recordar el pasado para

19 Además de los trabajos citados, hay otro interesante comentario a propósito de las interrogantes que Morirás lejos plantea al lector en NOÉ jITRIK, Apuntes de clase, Imprenta Tekné, Buenos Aires, al cual me he remitido gracias a la lectura del lúcido ensayo de Raúl Dorra.

20 LINDA HuTCHEON, A poetics of postmodernism: History, theory, fiction, Routiedge, London-N ew York, 1997, cuestiona "la verdad" paradigmática y monolítica del discurso histórico, ante la imposibilidad de conocer el pasado con objetividad, problema planteado también ya por Hayden White, Michel de Certeau, entre otros.

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no repetirlo, creo que a Pacheco más bien le interesan en la medida en que contribuyen a una reflexión de la naturaleza humana y sus contradic-ciones: la locura y la razón, la civilización y la barbarie. Y es que a 37 años de distancia de la publicación de Morirás lejos, me es imposible no comparar el valor simbólico de esta obra conforme a lo que sucede en Mé~ico en esa misma época: la modernización del país desde el sexenio de Avila Camacho, la represión política bajo Díaz Ordaz, el desempleo y la miseria de la Ciudad de México en medio de su efervescente explosión demográfica, el sueño del Primer Mundo en aquella ilusión que fueron las Olimpiadas de México y, finalmente, la pesadilla de la masacre de Tlatelolco, acaecida meses antes.

EN BUSCA DE KLINGSOR: REFLEJOS DE UN TIEMPO DE CRISIS Jorge Volpi, al escribir En busca de Klingsor, construye una novela que se aleja de la realidad mexicana de un modo tajante: no sólo por su tema, sino por su misma constitución. Escrita en un lenguaje cuidado, pierde todo giro dialectal que pueda identificarla con México21 . Además, el profundo escrutinio que hace de la Alemania de la primera mitad del siglo XX le concede un matiz germanista22 . Las vértebras del texto se fundan sobre la incertidumbre y la volatilidad de los cimientos que sostienen al hombre: la ciencia, la razón, la propia identidad.

En sus Reden an die deutsche Nation23 ,] ohann Gottlieb Fichte desarrolla

el ideal de un estado fundado en principios filosóficos, cuyo máximo objetivo fuera construirse en sólidos principios morales. Su discurso patriótico, fruto del acoso militar napoleónico sobre Prusia, es síntoma del nacionalismo y el patriotismo que se propaga con esplendor durante los siglos XVIII y XIX y que se convertiría en el ápice que daría solidez a las utopías nacionales del siglo xx y que abriría el camino a un desvane-cimiento final de la misma, muchas veces de forma trágica. Ese es el final que tiene Alemania después de 1945, cuando se inaugura una nueva etapa de interrogantes para el pueblo alemán. Es este contexto, la posguerra, donde Jorge Vol pi desarrolla En busca de Klingsor, ganadora del premio Biblioteca Breve Seix Barral en 1999. Narra la historia de Francis Bacon, físico egresado de Princeton contratado por el ejército norteameri-cano, quien se alía con el matemático Gustav Links para atrapar a un científico de nombre clave "Klingsor", quien toma su nombre del mismo Klingsor que funciona como reencarnación del mal en la ópera Parsifal,

21 WILLIAMS y RODRÍGUEZ, op. cit., p. 178. 22 Cf. ROBERT GoEBEL, "Un germanista En busca de Klingsor", Revista de

Literatura Mexicana Contemporánea, 2001, núm. 14, pp. 32-41. 23 JüHANN GOTTLIEB FrCHTE, Reden an die deutsche Nation, Leipzig, 1808.

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de Wagner. Acusado de dirigir las investigaciones científicas de Hitler, Klingsor está detrás tanto de los experimentos en los campos de concentración como de las investigaciones para el desarrollo de la bomba atómica. Novela-ciencia, por la fascinación que siente el mismo Volpi por la física24

, es a pesar de su acercamiento a la precisión de ésta, un texto sobre la duda, tanto a nivel histórico como a nivel íntimo. Histórico en cuanto repasa, desde el punto de vista del matemático Gustav Links, las contradicciones, utopías y desencantos de la Alemania posterior a la Primera Guerra Mundial hasta el nazismo, y personal, en cuanto aborda los conflictos personales de sus personajes principales, Bacon y Links. Volpi, como perteneciente a la generación del crack, construye una novela que, como el mismo manifiesto de su grupo lo expresa, no nace "de la certeza, madre de todos los aniquilamientos creativos, sino de la duda, hermana mayor del conocimiento"25

• La novela, construida en base a episodios intercalados con discursos científicos y relatos sobre la vida de prominentes científicos alemanes, contiene en su capítulo "Disquisi-ción 3: La aritmética del infinito" uno de los cuestionamientos más interesantes a la ciencia, motor del desarrollo que consolidaría el poder de Occidente sobre el mundo: habla del matemático Georg Ferdinand Cantor y su obsesión por la aritmética del infinito. Parecería que las matemáticas otorgan a la sociedad moderna la exactitud y la precisión para construirla, pero ella misma, conforme se vuelve más compleja, se vuelve inasible, oscura, volátil. Convencido de sus hipótesis sobre el infinito, Cantor es cuestionado pero mantiene su firmeza (p. 125), convencido de la solidez de sus argumentos y confiado en sus años de estudio. Sin embargo, más adelante sus propias reflexiones lo llevarían a contradecir sus propias teorías y llevarlo a una búsqueda sin resultados. Finalmente, terminaría en la locura (p. 126). El relato de Cantor funciona, según mi punto de vista, como esa primera puñalada a las certezas del mundo moderno: si la ciencia y la razón habrían de llevar a la humanidad a su cenit, como lo creyeron los positivistas, ¿qué pasará ahora que esas verdades que se creen absolutas se desmoronan? ¿Qué pasa con la ciencia en el momento en que ya no puede explicar el mundo y en el que, peor aún, lo destruye? Volpi llega a esa cuestión común de todas las épocas: la necesidad de certezas.

Son varias las imágenes que construye Volpi de aquella Alemania de principios y mediados del siglo xx: retrata un Berlín abandonado en los

24 JOAQUÍN M. AGUIRRE ROMERO, "Jorge Volpi: las respuestas absolutas siempre son mentiras", Espéculo, núm. 11.

25 MIGUEL ÁNGEL P ALOU, "Manifiesto del crack: l. La feria del crack (una guía)", Lateral, octubre de 2000, núm. 70.

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excesos, la extravagancia, la fecundidad intelectual y el derroche: habla de cabarés donde las meseras andan desnudas, de salones de baile donde se puede bailar sin ropa y de travestismo (p. 128). Dice, en voz de Gustav Links: "Bertold Brecht y Kurt Weil estrenaron su Ópera de los tres centavos; el filósofo Rudolf Carnal publicó La estructura lógica del mundo; Marlene Dietrich se convirtió ... en una gran estrella gracias a su aparición en El ángel azul; el Graf Zeppelín dio la vuelta al mundo, Alfred Doblin escribió Berlin-Alexanderplatz" (p. 134 ). Pero en medio de ese esplendor y despreocupación aparente, brota la figura del nazismo, con sus engaños y promesa, que fructifica, según Volpi, en medio de la incertidumbre que provoca la desmoronada República de Weimar.

Pero más adelante, como remanente de la prosperidad de la época guillermina, nos encontramos con Max Planck, uno de los más grandes científicos de la transición entre los siglos XIX y xx: si su pensamiento ha dado cabida a la construcción de la sociedad moderna, Planck vio con sus propios ojos su desvanecimiento. Destruida su casa natal en los bombardeos angloamericanos y muertos sus hijos en la guerra, Planck aparece como "un fantasma del siglo XIX" cuyo "rostro apergaminado, lleno de surcos y cicatrices -marcas de sabiduría y dolor, de serenidad e ira-, hacía pensar en una reliquia antigua o en el tronco abierto de un árbol en la cual es posible advertir los círculos del tiempo" (p. 188). El Planck que sobrevive a la posguerra es, para Volpi, "un recuerdo de la otra Alemania, de la Alemania razonable y científica que había coexisti-do con la Alemania feroz y terrible que había terminado por prevalecer y que se había aniquilado a sí misma" (p. 189). Pero el mismo Planck, con su infinita sabiduría, viejo y enfermo es capaz de otorgar respuestas: Al ser cuestionado sobre la identidad de Klingsor, y expresarle Gustav Links y Bacon su dificultad por encontrarlo, Planck, angustiado, no puede más que negar cualquier conocimiento, y aclarar, sin embargo, que lo único que le resta al hombre, después de todo, es la fe, fuente final de toda certeza (p. 195).

Asimismo, Links y Bacon, uno matemático y otro físico, cargan consigo una vida de inestabilidad: Paradójicamente, súbditos de sus disciplinas, poderosas herramientas que pretenden dominar el salvajismo de la naturaleza, al menos a partir de la Ilustración, no son capaces de gobernar el propio curso de sus vidas: Bacon, por su parte, se comprome-te con una chica de la alta sociedad neoyorkina y sostiene, casi al mismo tiempo, una relación con una mujer de raza negra, para luego enfrentar-se con la indignación de la sociedad, conservadora y racista frente a semejante triángulo amoroso. Links, por otro, se enamora de la novia de su mejor amigo, quien a su vez sostiene un amorío secreto con su propia esposa para después protagonizar, los tres juntos, un romance. Ambos

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personajes, sólidos por fuera, parecen desvanecerse al mismo tiempo que el mundo que los circunda. Su imagen de eruditos y sesudos académicos, ya desplomada, los devuelve a su condición primaria: la del dominio de las pasiones sobre la razón.

Aunque Volpi pareciera evadir los problemas ya conocidos de las literaturas mexicana y latinoamericana, aborda temáticas universales, en este caso, la incertidumbre, en un escenario que parece totalmente ajeno a México, país cuyas relaciones con Alemania no son siquiera prioritarias y que tampoco estuvo envuelto en la Segunda Guerra Mundial del mismo modo que lo estuvo el resto de Europa y los EEUU. Esto es producto de la necesidad de Volpi y el resto de los escritores del crack de tomar riesgos estéticos, de abandonar las viejas formas de la literatura latinoamericana, como el realismo mágico, y dejar atrás las complicacio-nes técnicas del boom y muchas de las novelas mexicanas escritas entre 1970 y 198026

, las cuales consideran sólo un medio para "enflaquecer aún más el panorama de nuestra narrativa y para desanimar a los lectores honestos'm. A pesar de su ruptura, y de que En busca de Klingsor es una novela que habla de todo menos de México -no por nada Cabrera Infante la ha calificado como "una novela alemana escrita en español"-, nos llama la atención el dramático contexto histórico en que se produce este texto: el post-salinismo. Alemania, luego de la devastación y ruina que implicó la Primera Guerra Mundial, busca levantarse de las cenizas en la República de Weimar y, posteriormente, dispararse hacia la gloria a través del nazismo. En los últimos 25 años, México ha vivido una serie de altibajos con crisis económicas y bancarrotas. De la fiebre petrolera del lopezportillismo, pasó a la resaca del período de Miguel de la Madrid: Salinas llega al poder en 1988 para detener la inflación, preparar el camino para el TLC y llevar a México, como todo parecía indicarlo, al Primer Mundo. Como todos sabemos, los mexicanos comienzan a despertar del sueño con las primeras manifestaciones del EZLN en Chiapas, una serie de magnicidios de importancia y finalmente con el "error de diciembre", la crisis económica que desataría una ola de depresiones, suicidios y devaluación tanto del peso como de la existencia de millones de mexicanos. Alejados en la historia, guardando las respectivas distancias entre el México post-salinista y la Alemania de post-guerra, Vol pi parece absorber y conectar en su texto, que comienza

26 Pienso, por ejemplo, en la densidad de textos como Farabeuf, de Salvador Elizondo, Tiene los cabellos rojizos y se llama Sabina, de J ulieta Campos y Dulcinea encantada, de Angelina Muñiz-Huberman.

27 ELOY URROZ, "II. Genealogía del crack", Lateral, octubre de 2000, núm. 70.

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Actas XV Congreso AIH (Vol. IV). ADRIÁN HERRERA FUENTES. Miradas mexicanas a la Alemania nazi: ...-

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a escribirse en 1994, los puntos en común de dos culturas aparentemente opuestas, pero tocadas por problemáticas y sentimientos similares.

EPÍLOGO Aunque distanciadas por 32 años, tomando como base su fecha de publicación, En busca de Klingsor (1999) y Morirás lejos (1968) nacen de plumas distanciadas por una generación pero encontradas en un mismo tema: y no me refiero específicamente al nazismo, sino a la fragilidad del mundo en que vivimos.José Emilio Pacheco, formado intelectualmente entre el boom y el post-boom, parece lejano a un Jorge Volpi, nacido en 1968, quien, según Williams y Rodríguez (2003), pertenece a una generación de escritores formada entre la alta literatura y la cultura popular: la televisión, el pop y el rock28

• Yo añadiría que es una generación acuñada por la crisis y la decepción, por un México que parece construirse en sólido para luego venirse abajo, como le sucede a Alemania en la primera mitad del siglo xx, mientras que Pacheco contempla en su juventud la modernización de México, la migración del campo a la ciudad, la desaparición de viejas tradiciones y el arribo de nuevas formas de cultura29

, también, por supuesto, atravesado por la crisis y la desigualdad. Su punto común es, en sus respectivos textos, la duda que desata el cambio y las contradicciones de un universo en apariencia ordenado. La Alemania nazi funciona como un pretexto literario y como conexión de dos épocas y dos geografías absortas por un problema común: la duda.

ADRIÁN HERRERA FUENTES

Instituto Tecnológico de Monterrey Campus Monterrey

28 Encuentro, en una gran cantidad de autores mexicanos que comienzan a publicar de 1980 hacia el 2000, una fuente de inspiración común en la cultura popular juvenil: mientras Fuentes evoca a Alfonso Reyes, Guillermo Fadanelli evoca a Rock Hudson, mientras un Reyes niño lee los clásicos griegos, los personajes de Juan Villoro asisten a los partidos del equipo de futbol Cruz Azul y a los conciertos de Deep Purple.

29 Cf. la novela de JOSÉ EMILIO P ACHECO, Las batallas en el desierto, Era, México, 1997. Este texto aborda con nostalgia el México de finales de los años cuarenta e inicios de los cincuenta, época en que la prosperidad económica de posguerra trae consigo ambiciosos proyectos de modernización y formas culturales norteamericanas.

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