l Crecimiento de La Polifonía Del Ars Antiqua Al Ars Nova Continuó en El Siglo XV

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l crecimiento de la polifonía del ars antiqua al ars nova continuó en el siglo XV, pero el núcleo la creación pasó a Francia, a las islas británicas y al reino de Borgoña. Luego llegó a manos de flamencos y franceses. Por otro lado, se impuso nuevamente un arte popular, no erudito, de oído y sin partitura; en el que el canto profano era acompañado por el laúd o el arpa. Así comenzó una nueva era en la que el hombre, en vez de las deidades, ocupó el centro de atención, una postura que más tarde sería definida como Humanismo y, en las artes, sería considerada como un Renacimiento del espíritu creador y original. Sus comienzos pueden situarse en la Italia del Trecento, en especial en Padua, Bolonia, Módena y Florencia. Precisamente esta última será el escenario del Decamerón de Bocaccio. Con respecto a la música, nacieron géneros como la balata, cuyo máximo representante fue el compositor ciego Francesco Landini (1325-1397), uno de los principales personajes de los cuentos del Paradiso degli Alberti, escrito en 1425 por Giovanni da Prato. Borgoñeses y flamencos Dijon fue la capital del ducado de Borgoña. Entre los músicos más destacados de esa corte se destacan Guillaume Dufay (1400-1474) y Gilíes Binchois (1400-1460), que compusieron misas, magnificáis, motetes y chansons profanas. Luego, en la zona flamenca, encontramos a

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historia de la música

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l crecimiento de la polifonía del ars antiqua al ars nova continuó en el siglo XV, pero el núcleo la creación pasó a Francia, a las islas británicas y al reino de Borgoña. Luego llegó a manos de flamencos y franceses. Por otro lado, se impuso nuevamente un arte popular, no erudito, de oído y sin partitura; en el que el canto profano era acompañado por el laúd o el arpa. Así comenzó una nueva era en la que el hombre, en vez de las deidades, ocupó el centro de atención, una postura que más tarde sería definida como Humanismo y, en las artes, sería considerada como un Renacimiento del espíritu creador y original. Sus comienzos pueden situarse en la Italia del Trecento, en especial en Padua, Bolonia, Módena y Florencia. Precisamente esta última será el escenario del Decamerón de Bocaccio. Con respecto a la música, nacieron géneros como la balata, cuyo máximo representante fue el compositor ciego Francesco Landini (1325-1397), uno de los principales personajes de los cuentos del Paradiso degli Alberti, escrito en 1425 por Giovanni da Prato.

Borgoñeses y flamencos

Dijon fue la capital del ducado de Borgoña. Entre los músicos más destacados de esa corte se destacan Guillaume Dufay (1400-1474) y Gilíes Binchois (1400-1460), que compusieron misas, magnificáis, motetes y chansons profanas. Luego, en la zona flamenca, encontramos a Johannes Ockeghem (1425-1497), Antoine Busnois (1430-1492) y Jacob Obrecht (1452-1505), así como al teórico Johannes Tinctoris (1435-1511), de quien se conservan 12 tratados, como el primer diccionario musical.

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Música ficta

A veces la teoría condiciona la práctica musical. Hasta el siglo XV había notas que en la ejecución sufrían alteraciones (se elevaban o bajaban un semitono), sin que ello se mostrara de alguna manera en la partitura, y cuya lectura dependía de la estructura teórica de la música. A pesar de ello, estas situaciones resultaban cada vez más conflictivas ante los numerosos recursos y voces, por lo que se utilizaron dos signos, que aún existen convertidos en las alteraciones del bemol y el sostenido. Ficta significa fingida, en oposición a la música vera o recta: las notas de la solmisación creada por

Guido D'Arezzo más de tres siglos antes.

Músicos ingleses

Las músicas populares y una oposición a la erudición en la práctica caracterizaban a las islas británicas y el norte de Europa.Ya en el siglo XII encontramos un Himno a San Magnus con terceras paralelas, un proceder emparentado con el organum pero que utilizó intervalos considerados imperfectos por la Iglesia. Otro ejemplo fue el canon trecentista Sumer is icumen in, con su progresión de acordes y su tonalidad mayor. El más destacado fue John Dunstable (1370-1453), que cultivó el motete isorrítmico, la misa y las canciones profanas. Sus obras más conocidas fueron Veni Creator Spiritus y la canción profana O rosa bella.