La abejita criticona

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LA ABEJITA CRITICONA Cuento para niños, para enseñar a los niños y niñas a no burlarse de los demás. Había una vez una abejita que se pasaba las horas revoleteando entre las flores. Desde allí podía observar con facilidad todo lo que ocurría a su alrededor. Y el encantaba opinar sobre todo lo que veía. De este modo cuando veía a las hormigas en el suelo, opinaba “mira las hormigas siempre cargadas con cosas, querrán guardarse toda la comida para ellas”. Si veía al gusano opinaba “mira ese siempre arrastrándose, que pena”. Cuando por el suelo pasaba el escarabajo decía “ y este otro siempre sucio”. Todas esto le parecía muy divertido y desde lo alto de su flor reía a carcajadas. La abejita, vivía muy feliz, pero cuando alguno de los que por abajo pasaban escuchaba sus risas y oía alguno de sus comentarios se ponía muy triste. Las hormigas tenían que guardar la comida para el invierno, para ellas era muy duro su trabajo. El gusano intentaba levantarse para que la abejita no se riera de él. El escarabajo se ponía muy triste cuando escuchaba como le llamaba sucio. Una mañana mientras la abejita revoleteaba distraída, ocupada riéndose de alguien, sin darse cuenta se chocó contra algo y se quedó pegada allí. Era una tela de araña, cuanto más se movía más pegada se quedaba, sus alas estaban enganchadas en la tela. -Socorro- dijo la abejita. Las hormigas que por allí pasaban en ese momento al ver la situación de la abejita, soltaron la comida, y subieron por la ramita del árbol, agitaron con

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LA ABEJITA CRITICONA

Cuento para niños, para enseñar a los niños y niñas a

no burlarse de los demás.

Había una vez una abejita que se pasaba las horas revoleteando entre las

flores. Desde allí podía observar con facilidad todo lo que ocurría a su

alrededor. Y el encantaba opinar sobre todo lo que veía.

De este modo cuando veía a las hormigas en el suelo, opinaba “mira las

hormigas siempre cargadas con cosas, querrán guardarse toda la comida

para ellas”. Si veía al gusano opinaba “mira ese siempre arrastrándose, que

pena”. Cuando por el suelo pasaba el escarabajo decía “ y este otro siempre

sucio”. Todas esto le parecía muy divertido y desde lo alto de su flor reía a

carcajadas.

La abejita, vivía muy feliz, pero cuando alguno de los que por abajo pasaban

escuchaba sus risas y oía alguno de sus comentarios se ponía muy triste. Las

hormigas tenían que guardar la comida para el invierno, para ellas era muy

duro su trabajo. El gusano intentaba levantarse para que la abejita no se riera

de él. El escarabajo se ponía muy triste cuando escuchaba como le llamaba

sucio.

Una mañana mientras la abejita revoleteaba distraída, ocupada riéndose de

alguien, sin darse cuenta se chocó contra algo y se quedó pegada allí. Era

una tela de araña, cuanto más se movía más pegada se quedaba, sus alas

estaban enganchadas en la tela.

-Socorro- dijo la abejita.

Las hormigas que por allí pasaban en ese momento al ver la situación de la

abejita, soltaron la comida, y subieron por la ramita del árbol, agitaron con

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fuerza la tela de araña hasta que la abejita cayó al suelo. La abejita había

conseguido escapar gracias a las hormigas y entonces se arrepintió de

haberse reído de ellas.

Cuando intento levantar el vuelo se dio cuenta de que sus alas estaban rotas,

no podía volar. Además estaba muy sucia, con la caída se había llenado de

polvo. El escarabajo que por allí pasaba, ayudo a la abejita a levantarse y la

llevó a su casa para que pudiera asearse. La abejita quedo limpia gracias a la

ayuda del escarabajo y entonces se arrepintió de haberse reído de él.

Cuando salió fuera he intento caminar, ya que no podía volar, sus patas que

no estaban acostumbradas a andar le hacían caerse y tuvo que arrastrase. El

gusano que pasaba por allí ayudo a la abejita y la llevo a su casa, donde la

dejo descansar y alimentarse unos días hasta que sus alas se curasen. La

abejita se recuperó gracias al gusano y se arrepintió de haberse reído también

de él.

De este modo la abejita pudo estar en el lugar de todos, y entender cómo se

sentían, pudo comprobar como aquellos de los que se había reído no dudaron

en echarle una mano cuando lo necesito. La abejita dejo de opinar sobre los

demás y de reírse de ellos, y cada vez que los veía intentaba ayudarlos.

TRABAJAMOS CON EL CUENTO

A través de la lectura del cuento, los niños y niñas podrán comprender que

reírse de los demás puede hacer sentir mal a aquellos que reciben las burlas.

Podrán entender que no importa el aspecto o lo que hagan los demás,

porque seguramente cada uno tendrá sus razones.

Extraído de: http://www.educayaprende.com/cuento-para-ninos-la-abejita-criticona/