La animación a la lectura
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DIGETE – Dirección Pedagógica – Ingrid Romero
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Animación a la lectura
DIGETE – Dirección Pedagógica – Ingrid Romero
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Animación a la lectura
¿De qué hablamos cuando
hablamos de animación a la
lectura? Vamos a iniciar listando
algunas actividades contrarias, es
decir, que desalientan el
acercamiento a la lectura; esto con
la finalidad de avanzar hacia la
comprensión del sentido de la
animación a la lectura
identificando prácticas que logran,
casi siempre, todo lo contrario:
Proponer lecturas sin ningún
atractivo para los niños
Solicitarles que lean libros muy lejanos a sus intereses, necesidades o
apetencias
Exigirles un nivel lector determinado, sin tener en cuenta requisitos y
pasos previos
Automatizar el proceso de la lectura con obligación de un trabajo
posterior, o peor aún, con un examen
Solicitarles que lean y no reflejar una imagen de maestro-lector
Utilizar la lectura como castigo
Mecanizar el proceso lector relegando los sentimientos que afloran con
la lectura
Obligar a leer
Asumir que no hay tiempo para la lectura
Pretender crear lectores instantáneos
Hacer reproches por no leer
Dejar de contarles o leerles cuando ellos aprenden a leer
Lee el texto y responde:
Tifa tina canat silo. ¡Wa pasto! An Tifa consot.
¿Wa Tifa tina?
Con seguridad, no ha entendido el texto. Sin embargo, podrá responder “canat
silo” ¿Por qué?, ¿qué nos demuestra este ejercicio?
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Según Sarto (2000), desde hace unos años, los maestros han ido
tomando conciencia de la necesidad de formar al niño lector, dedicando
grandes esfuerzos en realizar actividades para despertar en sus alumnos el
interés por la lectura. Sin embargo, en muchos casos, el efecto ha sido
contrario a lo que se esperaba, ¿por qué?
Según la autora, se ha partido de planteamientos exclusivamente
didácticos y añadiendo la exigencia de un trabajo, casi siempre, con
calificación y repercusión en las notas. Pero no solo con la didáctica se habrá
completado la implicación de la voluntad en la formación del niño, la parte
subjetiva, la que llega al corazón, al sentimiento.
Para hacer al niño lector, necesitamos educarlo, ayudarlo a ejercitar su
voluntad, en la convicción de que, si se adueña de la lectura, si la descubre y
ama, habrá conseguido tener a su alcance el mejor instrumento para la vida.
Tanto en la escuela, como en
la familia, debemos conseguir que
el niño se sienta aceptado,
querido. Favorecer una adecuada
percepción de sí mismo, que se
sienta capaz, con ganas de
aprender, de descubrir, de pensar.
Y dado que la lectura debe
responder a las inquietudes y
necesidades personales, debe
ayudar a despertarlas.
La animación a la lectura
debe convertirse en un juego que
lleve a despertar la curiosidad y
que ayude a conocerse uno
mismo. Si somos capaces de
despertar esa curiosidad, el resto
lo hará directamente el niño, por el deseo de dar respuesta a sus
inquietudes y necesidades (Beltrán y Téllez, 2002).
La animación a la lectura consiste, pues, en una actividad que propone
el acercamiento del niño al libro de una forma creativa, lúdica y
placentera.
http://macanudoliniers.blogspot.com/
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Clases de animación a la lectura
Se considera una clasificación en función al momento en que se realiza
y el tipo de actividad, así tenemos:
a. Animaciones antes del leer el libro. Se realizan de manera previa a la
lectura del libro.
b. Animaciones de profundización en la lectura después de leer un libro
concreto. Resultan muy útiles al mostrar de forma lúdica los distintos
aspectos de un libro: personajes, situaciones, lugares, tiempo.
c. Actividades en torno al libro. Podríamos citar las más corrientes: dibujos,
dramatizaciones, encuentros con autores, exposiciones, entre otras.
Resultan motivadoras por lo que tienen de novedad y porque en muchas
ocasiones suponen una ruptura con las rutinas de clase.
d. Actividades de lenguaje trabajadas con un libro concreto. Suelen ser las
más comunes y requieren que el maestro sepa preparar las actividades
de forma que resulten agradables y permitan al niño enfrentarse al libro
poco a poco, de una forma guiada de manera que pueda irse
apropiando del libro.
e. Actividades de creación personal. Son la consecuencia lógica de la
lectura de libros. El buen lector termina deseando escribir, plasmar su
experiencia lectora y lo que esta lectura le sugiere. Es tarea del maestro
conducir esta necesidad creativa y perfeccionarla en aquellos aspectos
en los que el niño va a encontrar más dificultades, por ejemplo la
ortografía, con mucho cuidado, para que nuestra ayuda no ahogue la
creatividad del niño y sus ganas de escribir.
Ninguna de estas clases de animación se suelen dar por separado, de
alguna manera unas participan de otras y deberemos intentar sacar lo mejor
de todas ellas.
http://eddiescribi92.blogspot.com/
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Objetivos de la animación
Como objetivo general se pretende desarrollar en el niño la valoración
por la palabra escrita, de manera que la lectura se convierta en una
actividad voluntaria y placentera.
Al mismo tiempo, el desarrollo de habilidades lectoras permitirá que el
niño:
Descubra el libro, iniciándose de forma paralela en el lenguaje de la
imagen.
Relacione lo oral y lo escrito dando paso a la lectura como un ejercicio
posterior.
Desarrolle la capacidad de escuchar, comprender y retener.
Desarrolle su capacidad analítica y creativa: repetir y recrear a partir de
lo contado.
Evolucione de una lectura pasiva a una activa, incorporando este
aprendizaje en su vida cotidiana.
Logre otras formas de comunicación a partir de la recreación y la
invención.
Reflexione sobre los valores y actitudes que encierran los libros con
espíritu crítico.
Descubra la diversidad de los libros.
Conozca experiencias diferentes a las que ha vivido.
Amplíe su visión del mundo, abrir su mente a otras realidades y culturas,
con actitud de respeto.
Así, la lectura acabará educando el sentido crítico del niño, contribuirá
al desarrollo de su personalidad y le preparará para la vida.
http://blog.educastur.es/
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¿Por qué es importante despertar el interés por la lectura?
La lectura es uno de los aprendizajes
más importantes que propicia la
escolaridad, no sólo porque la comprensión
de textos está presente en todos los niveles
educativos sino también porque una gran
cantidad de la información que los
estudiantes adquieren y utilizan surge de los
textos escritos.
Además, la adquisición de la lectura
implica el desarrollo de capacidades
cognitivas superiores, tales como: análisis,
reflexión, espíritu crítico, creatividad y
evaluación (Carlino, 2005). Aspectos como
el éxito o el fracaso escolar, la preparación
técnica para acceder al mundo del trabajo y
el grado de autonomía y desenvolvimiento
personal se relacionan directamente con la capacidad para hacer frente a la
lectura (Caldera, Escalante, Terán, 2011).
A nivel de individualidad social, el acto de leer hace posible el ejercicio
de nuestro derecho y el desarrollo de nuestra dignidad. Si leemos, sabremos
qué derechos nos asisten; si leemos, nos daremos cuenta de lo que dice un
contrato antes de firmarlo; si leemos, estaremos preparados para que no nos
afecte el discurso de retóricos faltos de ética.
En este sentido, animar a leer implica concretar la esperanza que
señala a la educación como catalizador de mejores oportunidades de vida.
(Navarro, 2006).
Por su parte, Marina (1998) expone: La lectura no es importante porque
divierta, o porque transmita información, o porque nos permita conocer la
literatura del Siglo de Oro, sino por algo más radical, porque la inteligencia
humana es una inteligencia lingüística. Solo gracias al lenguaje podemos
desarrollarla, comprender el mundo, inventar grandes cosas, convivir,
aclarar nuestros sentimientos, resolver nuestros problemas, hacer planes.
Una inteligencia llena de imágenes y vacía de palabras es una inteligencia
mínima, tosca, casi inútil.
http://cuentosconhistoria.wordpress.com/
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La institución Educativa como Institución Lectora
La animación lectora debe ser entendida como un proceso dinámico
que favorece al encuentro interpersonal; es decir, al leer nos encontramos
con otros y los otros se encuentran con nosotros. Pero, ¿quiénes son los otros
y quiénes somos nosotros?
Para conseguir buenos lectores, capaces de asimilar la información que
les proporciona la lectura y hacer uso creativo de ella, es esencial la actitud
emocional que se cree ante la misma. Por eso, los niños han de sentir que la
lectura forma parte de su experiencia cotidiana, que es un medio
extraordinario de comunicación y de información, de búsqueda y de
encuentro interpersonal con sus compañeros de clase, con sus docentes y
con su familia. Es decir, “los otros y nosotros” son todos los sujetos que
pertenecen a la institución educativa.
La experiencia de búsqueda y de encuentro interpersonal, a partir de la
creación del significado del texto escrito, debe ser intensa en emociones,
dinámica a lo largo de su paso por la escuela, matizada por actividades
significativas y no meros cuestionarios; solo así se comprometerá el esfuerzo
por leer.
Es necesario considerar que la animación y la dinamización no son
exclusividad de un área sino que atañe a todas, porque empieza y termina
en el propio sujeto que lee. La lectura engloba el conocimiento inherente
que se tiene del mundo.
La institución que lee y que anima a leer crea y recrea estrategias para
hacerlo; estrategias que sean acordes con la naturaleza de los niños, con las
aptitudes de quienes leen y, por supuesto, con su contexto. Tener ánimo
para leer y leer con placer constituye la base para darle sentido al texto; el
ánimo por leer se enriquecerá con un resultado exitoso del aprendizaje.
Marie, de siete años, acaba de finalizar otra jornada en su nueva escuela y se lamenta de
los problemas que ha tenido con la lectura comprensiva. Su padre se queda algo sorprendido
porque la niña durante muchos años ha sido una ávida lectora.
No deja pasar el asunto y dice: “Espera, ¿cómo puedes tener problemas? Tú eres una gran
lectora. Eras la que mejor leía de tu clase el año pasado”. Marie contestó:
- Sí, pero las fichas de comprensión son raras. Para cada pregunta hay un montón de
respuestas. Unas son tontas y las demás pueden ser correctas todas. Paso mucho rato pensando
en ellas y nunca tengo tiempo de acabar.
Unos días después, Marie anunció orgullosa que “ahora era muy buena en comprensión” y
que los ejercicios eran muy fáciles. Su padre le preguntó por qué había dado un cambio tan
espectacular, a lo que ella respondió:
- ¡Ah!, ya no me preocupan esas fichas, son muy fáciles. Al principio, no me iba muy bien
con ellas, pero ahora ya les he cogido el “truco”. Miras las preguntas, vas al cuento y buscas las
palabras correctas.
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A partir de este relato Navarro (2006) nos muestra cómo una entusiasta
lectora aprendió a manejar los materiales basados en supuestos erróneos en
relación con la comprensión lectora. Como señala, los profesores que
aplican estas fichas, asumen que la comprensión implica sólo la
transferencia del dato de la página al cerebro de quien lee y piensan que la
comprobación de la capacidad de los lectores para desarrollar tales pruebas
lleva a mejorar la comprensión. Mientras Marie trataba de descubrir “el
truco” de las fichas para dominarlas, ¿mejoró su comprensión lectora?,
¿encontró en esas fichas un estímulo para sus ganas de leer?
La misma autora afirma que el modo de influir y reorientar el
comportamiento lector es indicando qué hacer para comprender un texto
escrito y qué pistas o elementos del texto son esenciales considerar para
enfrentar determinados problemas textuales. Este procedimiento se
denomina “orientación cognitiva” y se puede desarrollar guiando
metódicamente la focalización de la atención del estudiante sobre
determinados aspectos del texto escrito. De este modo, es el lector quien va
descubriendo la estructura textual y los problemas específicos.
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Referencias
Beltrán, S. G. y Téllez, J. A. (2002): El papel de la escuela y la familia en la animación y el aprendizaje de la lectura. En D. del Río, B. Álvarez, S. G. Beltrán y J. A. Téllez: Orientación y Educación Familiar. España, Madrid: UNED.
Caldera, R., Escalante, D. y Terán, M. (2011). La lectura en el medio escolar: una experiencia pedagógica en Revista EDUCERE. (51). Trujillo, Venezuela: Universidad de los Andes.
Carlino, P. (2005). Escribir, leer y aprender en la universidad. Una introducción a la alfabetización académica. Argentina, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Marina, J. (1998). Prólogo del libro Animación a la lectura, nuevas estrategias. España, Madrid: Editorial SM.
Navarro, B. (2006). Manual de animación lectora. Lima, Perú: MED – DINESST.
Sarto, M. (2000). De dónde viene y a dónde va la animación a la lectura en Educación y futuro: revista de investigación aplicada y experiencias educativas. (2).