La Arquitectura Mexicana ~u ~spiritu ~a ele~anci;í· · 2014-02-22 · u lf-' 1 v E R s 1 D A = D...
Transcript of La Arquitectura Mexicana ~u ~spiritu ~a ele~anci;í· · 2014-02-22 · u lf-' 1 v E R s 1 D A = D...
u N I v D
I
La Arquitectura MexicanaPor ANTONIO PEREZ -y ALIENTEDE MOCTEZUMA
·EDIHClOS DE LA CIUDAD
l A tierra mexicana se alza entre/dos mares como la cabeza de América, enci-espada de selvasvírgenes, Cl-estada de gigantescos riscos, coronadapor un cielo azul donde a veces lanza el rayo susresplandores de tragedia. "
Cuando el tajo de Panamá corto la vertebramás débil ele todo el continente. México quedóseparado de este cuerpo de la América Hispana,que hlll1de sus plantas por el extr;mo Sur en losfrí¡ódos contornos polares. Q~Jedo como una cabeza degollada, sangrante, sUjeta ele los cabellospor el coloso nórdico. . .
Pero con todo, no es cabeza muerta. DebajO desu aparente inmoviliClad, mueve .la il1l:nen~a órbita de su pupila con devoradoras JlllpaClenClas. Debajo de la nieve de sus volcanes hierve. el juegode la pasión reprimida y latente. DebajO ele lashojarascas impenetrables del bosque. g'erlllina elpensamiento de llna raza que no acepta la cscla-
. vitud, ni teme la muerte. ni conoce la inclecisiónde los vasallos.
En este pueblo todo es afirmativo. Los paisajestienen majestad y grandeza: las montañas hinchan su lomo más allá de las nubes; las ciudadesparecen formadas' por multitudes penitentes. y alzan sus camDanarios al cielo, 1I0 como imploración, sino mis bien como impulso de voluntadesciegás.
Sólo la arquitectura civil carece de esta impresión atormentada; no es la loa épica de los conquistadores, ni el salmo profundo de la relig'ión,ni el jeroglífico enigmático de los indios; todo esoquedó plasmado en las pirámides y ciudadelas, enlos baluartes de tezolltle rojizo, en los monasterios desolados y en esos innumerables templosbarrocos que acumulan en su' interior las fastuosas representaciones del arte y el espiritu.
La arquitectura civil de campo y de ciudad representan en el panorama de México la eleganciay el señorio; el hospitalario sentido de fraternidad. la franca sonrisa generosa del que ofrece sinrecompensa. Los pórticos denuncian en su ornamentación el empa.que o engolamiento de una sociedad que sostuvo durante tres siglos la grandeza del virreinato. Son. ante todo, promesa para elvisitante, que advierte en esta gr'acia del relievetallado. las finezas del buen recibimiento. Y las.balconadas y rejas saledizas de los palacios, ma~
jestuosas en el esplendor de la arquitectura, echansobre la calle algunos reflejos de la grandeza familiar, de esa grandeza que decoraba pomposamente la vida de' los antiguos propietarios.
Los homhres de la conquista son polvo qlit
arrastran al mar los vientos- de la cordillera. Pe-
s
ro ~u ~spiritu y ~a ele~anci;í· decoriltiva t1e susr~altzaclOnes, se sIente vivir todavía en el intenor de estos nobles edificios de' la-ciudad,. dondeel recuerdo no muere ni desaparece.
Reco~'demos que las primitivas habitacionesconstrwdas en la época cartesiana, tuvieron elaspecto hosco de fort;~}ezas o prision~s. Las aberturas ,d~ sus esp~sos muros_ ofrecían condicionese~tratel?lcas espeCIales. Los ho_mbres de armas po_dlan dIsparar, en contra de ellas, con falconetesy , arcabu~e~; y en. los penumbro~os zaguanes deboveda.. VIgIlaban .slempre algunos pretorianos conpuñal y maudobfe, prestos a defender la mansióncont:a el ataque de los indios. Muros y bastionesesq umeros se coronaban de almenas y. el ornatoúnico .consistía, por lo general, en ~ímbolos que·patentIzaban la fe o el orgullo de los moradores.A veces asomaba empotrado eri los basamentosún monolito indígena, temalacate del juego de pe_lota, reptil emplumado, deidad o imagen draconiana. Hay que conjeturar el aspecto de talesmansiones primitivas, pues no queda ninguna queconserve, más o menos intacta, su forma original.Sin émbargo, clebieron ser las casas de aqueltiempo c'01110 las suponemos ahota; bien construidas y de apariencia inexpugnable. Ello es unaley primordial en l~ arquitectura post-eortesiana.Dis¡>oníase ele btienos alarifes, de buenos arteSanos, cI~ materiales mag-níficos por su calidad. Elambiente les elió, sin duda, un aire soldadescomuy a tono con las ¡.;ircunstancias de la vida. Sobre las portadas alg-ún emblema por timbre, re_ofe rente a la religión o a la jerarquía de los linajes,donde se polarizaban entonces las aspiraciones ycreencias de Jos audaces mílites hispanos.
DETAl,LES
La diferenciación de las clases sociales y Sil
constitución más compleja. determinan con~l tiem'po los caracteres propios de los edificios dondese aloja la primera clase social, la burguesía yel pueblo. La casona de proporciones señorialeses representatjva del núcleo menos numeroso,aunque también considerable ha;ta el destrona- .miento del emperador Iturbide. Estaba formado.por la nobleza colonial, los nietos de conquistadores famosos, los titul9s de Castilla y otros Quehabían tenido predominio por' su riqueza en lacorte del virreinato. .
Las viviendas eran por lo' general de dos pisos;en la: planta baja, rodeando el pato central, lascocheras y palafrenes, las habitaciones de porteros y caballerangos, las cuadras para los caballosde la .e;uardia especial y las bodegas. En tornoal se.e;unclo patio est'lban los lavaderos. las ca-bªHerizas, los pajares. .
La planta alta, a la que daba acceso ancha vmQ!jUt'nental escalera, ~ese comunicada interior~
mente por los corerdores abiertos sobre el patio;figuran aHí el oratorio, el gran sajón de estrado,el de dosel y la saleta, el despacho Con archivo
u lf-' 1 v E R s 1 D A=
D
el comedor y guarelavajilla, las elespensas, la co-eina y el lavaplatos. Sobre el ~egunelo patIo .Ju~corredores para las típicas destiladeras \' tma las.Decorando los muros, charolas y trastos ornamentales. También estaban allí las habitacionc~
para la servidUll1bre.Su aspecto exterior aún revelaba \'isiblememc
la opulencia ele la vida antañona. Estructlll'a general de-piedra esculpida. Enmarcando la puertacancel, las ventanas y las claraboyas, cartelas para el escudo familiar o para los símbolos religiosos, nichos para el santo patrono en los úngu!osde la fachada, aparte de la orJ.1amentación ele c~
riátides, columnas, frisos, cinceladuras con trofeos militares, flores y atributos ele di ierente orden y gusto. Los muros son de bermejo tezont!eo revestidos en parte de azulejos como en las residencias poblanas de gran fuste. I,a metrópolicuenta con casas que puedctl citar~c como ejelllplo; las del conde ele Santiago, de .Tara, de la '¡'orre de Cossíó, la Casa de los :'\zulcjus, yivicndaque había sido del conquistadur .'\lollSo Valiente,y el hermoso palacio de 1\1oncada. a su vez vivienela del emperador J\gltstín de Iturhidc. También es digna ele recordaciún por sus e~]Jléndidos
interiores la residencia de los 1l1arque~cs de Uluapa. Cronológicamente, est<JS edificil)s ]Jerlfnecenal estilo barroco,
ESPIRI'l'U DE L\ .\I-:\}U 1'1'¡.:cn' 1-:,\
La casa elel noble segund('l1l o el !Iijlf·dalgn, ddminero rico, elel mercader (l el burócrata colonial,componíase también de dos pisos. patio centralcon macetones de mayólica, puerta cochera conbatientes labrados, fachada con blasón decoradoentre lambrequines y yelmo; a veces mirador enla esquina, nicho con la imagen patl'Ocinante, balconada central, ventanas con rejas y baldosinesde cerámica con el número, con el monograma ocon el Ave María.
Las casas comunes eran de un solo piso, también con patio central y corre~lores con columnas.estas últimas de piedra de chiluca, En la fuenteque surtía de ag'lla la vivienda sentíase de continuo la greguería del surtidor, y el goce plenode la luz irradiaba en las flores que ofrecían susaromas en tiestos vidriados de Oaxaca, Guanajuato, Glladalaja¡:a, Puebla y otras manufacturas.Las cerámicas de este último lugar eran llamadas
. también talaveranas, en recu~rdo a la manufactura española del mismo nombre; de allí procedían los oJ)erarios que intr9dujero!). la industriaen tierra mexicana.
Las casas de campo transparentan, a su vez,la generosidad elel labriego, la sencillez amo'rosadel indio, la voluntad serena y firme del agricultor que bu::caba en .el surco la justifi<;ación desu existencia. Estas viviendas salen al paso delviajero con su blancura de amistad, sus rejasadornadas para el amor, sqs galerías y solanaspropicias al sosiego contemplativo, Parecen hechas para el descanso. para protección y acomo-
:10 .de la fami.lia, para el arrullo de las plúticas<1I11lgables. BaJO las graneles arboledas que h envuelven cOl~ clámides cIe fronda·-que hace;¡ sonor~ su. qUIetud por el arpa del viento-, no espo~¡ble que aceche la ?~sconfial;za, En sus patiosabIertos resb~la la tristeza; por la blancura desu~ .muros pIerde la sombra su intensidad dramatlca. ~akones y azoteas roban al paisaje suscol.ore:, mas puros, sus más clelicados matices, susmas fmo~ aromas. Las flores cuelgan de ellos para estremece~'se al contacto ele las brisas que vienen del confm brumoso. Y así nos deleitan estascasas de campo y de ciudad, suntuosas unas, laso~ras r~catadas, pero tocIas atrayentes por rel1lilllSCenClas ancestrales de dignidad y señorío.
De Al fta'neo de la. tierra virgell.Buenos Aires, 1937.
Chaliapin¡ Príncipe de losCantantes
Por JOHN ALAN HAUGHTON
FEDOR Chaliapin,' eminente bajo de ópera yconcierto, uno de los grandes actores de su tiempo, acaba de morir en París el 12 de abril último.Tenia 65 años. Su salud se hallaba quebrantadadesde hacía tiempo, y una jira de conciertos enAmérica proyectada para la presente estación, hasido a causa de ello cancelada. Sin embargo, 110
se consideró grave su estado sino hasta unos cu'antos días antes.
El actor permaneció consciente casi hasta el momento en que expiró. Su esposa y cinco de sus hijos se encontraban a la cabecera de su lecho.
Con su gran estatura, con su porte imponente,sus gestos singularmente expresivos, su paso ágil,y óerta gracia felina; Chaliapin era dueño de unapersonalidad dominante en todos los tablados enque aparecía. Su notable voz y sus grandes cualidades de actor lo capacitaban para desempeñar papeles de gran variedad y de caracteres opuestos;pero parece indudable que será recordado muy especialmente por su altivo Boris Godunoff, aún sinpar en el teatro contemporáneo: ni en la .ópera nien el drama.
Uno de los críticos de "ü1d Guarcl", de NuevaYork, ha declarado que sólo se hallaría su igualremontándonos hasta el viejo Salvini.
La carrera de Chaliapin es la dramática historia de un mísero muchacho provinciano y aventurero que logra encumbrarse hasta envidiable altura y lIega a ser grandemente aclamado en las capitales artísticas del muncIo.
Nacido en Kazan, el 13 de febrero de 1873. Chaliapin descendía de la más humilde estirpe rusa decampesinos. El cuarto en que vió por primera vezla luz del día era mísero v su única ventana abríaa un pequeño corral. Su padre, empleado humildedel lugar, gastaba la mayor parte ele su pobre ~-
9
j