La autogestión. Enrique González Rojo

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El asedio (La lucha contra las esclavitudes)

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El asedio

(La lucha contra las esclavitudes)

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7. La autogestión.La autogestión es la libre asociación de los individuos para llevar a cabo ciertos

propósitos o tareas. Es preciso autoorganizarse para autogobernarse, he repetido en variasocasiones. El principio autogestionario de la autoorganización sale al paso a dosdeformaciones muy frecuentes: a) a la apatía organizativa de aquellas personas que, en unpaís donde no predomina la cultura de la asociación, desdeñan la necesidad de agruparsepara obtener tales o cuales fines deseables, y b) a la práctica habitual, realizada por unainstitución o un poder cualquiera -gubernamental, partidario, religioso- de organizar a losdesorganizados para tener en ellos una base de apoyo, un sector popular

corporativizado y bajo control. Los individuos se autoorganizan, pues, respondiendo a susdeseos colectivos de integración y, desde el principio, para no caer bajo la tutela o eldominio de un factor externo. El propósito de la autoorganización es, por eso mismo, elautogobierno. El principio autogestionario del autogobierno alude a la autonomía delcolectivo, esto es, a la autodeterminación del hacer y el pensar del grupo. El autogobiernoes la autonomía de la deliberación y la resolución. Desde el punto de vista de laautogestión, los individuos no deben autoorganizarse para caer bajo el dominio de lo ajeno,como ha ocurrido con frecuencia. El colectivo debe tener cuidado y establecer unavigilancia para que los diferentes poderes que pululan en la atmósfera sociopolítica convoracidad de sujeción y dominio, no se aprovechen del grupo autoorganizado, lo infiltren eimpidan el ejercicio de su autodeterminación. Por eso la autogestión no es sóloautoorganizarse para autogobernarse, sino también para autovigilarse. El principioautogestionario de la autovigilancia es la lucha permanente del colectivo contra laheterogestión, es decir, contra las decisiones que vienen de arriba abajo. La autovigilanciaes el cuidado, realizado por los integrantes de la célula, de no caer ni en la heterogestiónexterna ni en la heterogestión interna. La heterogestión externa no es otra cosa que lasupeditación de un grupo, creado por iniciativa propia o ajena, a los mandatos o a la líneade acción de un poder extragrupal, por ejemplo un partido político. La heterogestióninterna, que se origina de común cuando se ha superado la heterogestión externa a favor delautogobierno, implica la generación, al interior del grupo, de la división entre gobernados ygobernantes, dirigentes y subordinados o, lo que es muy frecuente, la separación entre uncaudillo y su “base”. La vigilancia ejercida por un colectivo de no caer en la jerarquíaorganizacional que presupone la heterogestión interna, nos lleva de nuevo al concepto derevolución cultural. La revolución cultural es el arma que tiene la organización autogestivapara combatir -para estar permanentemente combatiendo- contra la división del trabajo y suforma espontánea de expresarse.

La autogestión puede ser particular o social, económica o política. Aunquenunca he estado en contra, ni mucho menos, de la autogestión particular y socio-económica1, me he interesado sobre todo en la autogestión social (que presupone redes yestructuración organizativa) de contenido político. Ciertas organizaciones autogestivastienen que sustituir, a mi parecer, a la organización partidaria, tienen que ser defensivas y

1 la que se reúne en unidades autogestivas aisladas y pugna por reivindicacioneseconómicas o sociales (ecológicas, electorales, de protesta, etcétera).

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ofensivas, y deben poseer un carácter destructivo-constructivo. A este tipo de autogestión ledoy el nombre de autogestión social. La vieja diferencia entre la lucha económica y lalucha política de los trabajadores reaparece aquí: la autogestión económica lleva a caboacciones que no cuestionan el régimen social en que acaecen. Es aún, para decirlo con unafrase de prosapia leninista, la lucha burguesa de la autogestión. Se trata, en efecto, de unalucha fundamentalmente reformista que no cuestiona la expolotación del hombre por elhombre. La autogestión política, en cambio, es un combate contra el sistema de explotacióny dominación imperantes. Los trabajadores se organizan en unidades, se vinculan entreellos y, mediante lo que he llamado la democracia centralizada, eligen y controlanpermanentemente un centro que exprese los intereses de la base y dé coherencia a la luchacolectiva de la red, para poder vencer primero y sustituir después al régimen capitalista ytodas sus instituciones verticalistas y jerarquizadas. La autogestión social, no sóloeconómica sino política2, es la propuesta social, económica y cultural para la emancipaciónde los trabajadores. Conlleva un modelo que difiere de todas las modalidades decapitalismo (empezando por el neoliberal) y de los obsoletos programas del “socialismotecnoburocrático”. Es la alternativa.

2 o que sepa ascender adecuadamente de lo económico a lo político.