La Autonomía de Las Mujeres Raramuri

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La autonomía de las mujeres Rarámuri de San Ignacio de Arareko 1. Introducción Durante los últimos años, la autonomía de los pueblos indígenas ha sido un tema de debate en el marco de la agenda nacional de México. En las innumerables discusiones que se han generado, se ha reflexionado sobre las posibilidades que éstos tienen como sujetos para decidir sobre su propia historia y destino, lo que necesariamente incluye la autodeterminación y la capacidad de gestión y opción ante cualquier situación que se les presente. Rara vez se ha considerado que hacia el interior de estas culturas, la autonomía entre los hombres y las mujeres pertenecientes a una misma etnia también existe y que es un elemento indispensable para poder lograrla como pueblo. El presente trabajo pretende compartir la experiencia que nuestra organización ha tenido con un grupo de mujeres indígenas rarámuri en el norte del país, en el Estado de Chihuahua, México, con el objetivo de presentar alternativas en el largo camino que tienen estos pueblos para alcanzar la autonomía. No es un documento teórico, todo lo contrario, es el relato de una experiencia a partir de la cual hemos iniciado un proceso de investigación-reflexión-acción, que nos ha llevado a diseñar estrategias de cambio junto con las mujeres antes mencionadas, transformaciones que las han llevado a ellas, a su vez, a modificar su historia y la de su pueblo, a encabezar viejos procesos de lucha que habían estado adormecidos, y, sobre todo, a demostrar que la autonomía es a la vez un fin y un medio para alcanzar el desarrollo. 2. Antecedentes de la cultura Rarámuri En el caso de las mujeres rarámuri, o tarahumares como comúnmente se las conoce, bastaría con vislumbrar el pasado y el presente para poder establecer que ellas mismas han ido definiendo una trayectoria de autonomía frente a sus propios hombres y, al mismo tiempo, frente a la cultura dominante, a pesar de las múltiples ocasiones en las que los distintos sucesos históricos han tratado de arrebatársela. En el pasado, antes de la llegada de los españoles a su territorio, los rarámuri eran clanes seminómadas que se movían en la Sierra de Chihuahua en busca del alimento que provenía de la caza de distintos animales, además de sembrar pequeñas parcelas con maíz y frijol. La autoridad era ejercida de acuerdo a una escala de valores en la cual la vejez era considerada como la etapa de la vida cuya característica principal es la sabiduría y la experiencia. Debido a esto, el liderazgo estaba a cargo del más o de la más anciana del clan y, habida cuenta de que por regla general las mujeres morimos después de los hombres, en muchas ocasiones la jefatura del clan seguramente recaía en ellas.

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Investigación de esta maravillosa etnia

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  • La autonoma de las mujeres Rarmuri de San Ignacio de Arareko 1. Introduccin Durante los ltimos aos, la autonoma de los pueblos indgenas ha sido un tema de debate en el marco de la agenda nacional de Mxico. En las innumerables discusiones que se han generado, se ha reflexionado sobre las posibilidades que stos tienen como sujetos para decidir sobre su propia historia y destino, lo que necesariamente incluye la autodeterminacin y la capacidad de gestin y opcin ante cualquier situacin que se les presente. Rara vez se ha considerado que hacia el interior de estas culturas, la autonoma entre los hombres y las mujeres pertenecientes a una misma etnia tambin existe y que es un elemento indispensable para poder lograrla como pueblo. El presente trabajo pretende compartir la experiencia que nuestra organizacin ha tenido con un grupo de mujeres indgenas rarmuri en el norte del pas, en el Estado de Chihuahua, Mxico, con el objetivo de presentar alternativas en el largo camino que tienen estos pueblos para alcanzar la autonoma. No es un documento terico, todo lo contrario, es el relato de una experiencia a partir de la cual hemos iniciado un proceso de investigacin-reflexin-accin, que nos ha llevado a disear estrategias de cambio junto con las mujeres antes mencionadas, transformaciones que las han llevado a ellas, a su vez, a modificar su historia y la de su pueblo, a encabezar viejos procesos de lucha que haban estado adormecidos, y, sobre todo, a demostrar que la autonoma es a la vez un fin y un medio para alcanzar el desarrollo. 2. Antecedentes de la cultura Rarmuri En el caso de las mujeres rarmuri, o tarahumares como comnmente se las conoce, bastara con vislumbrar el pasado y el presente para poder establecer que ellas mismas han ido definiendo una trayectoria de autonoma frente a sus propios hombres y, al mismo tiempo, frente a la cultura dominante, a pesar de las mltiples ocasiones en las que los distintos sucesos histricos han tratado de arrebatrsela. En el pasado, antes de la llegada de los espaoles a su territorio, los rarmuri eran clanes seminmadas que se movan en la Sierra de Chihuahua en busca del alimento que provena de la caza de distintos animales, adems de sembrar pequeas parcelas con maz y frijol. La autoridad era ejercida de acuerdo a una escala de valores en la cual la vejez era considerada como la etapa de la vida cuya caracterstica principal es la sabidura y la experiencia. Debido a esto, el liderazgo estaba a cargo del ms o de la ms anciana del clan y, habida cuenta de que por regla general las mujeres morimos despus de los hombres, en muchas ocasiones la jefatura del clan seguramente recaa en ellas.

  • Lo anterior lo podemos constatar cuando observamos, por ejemplo, que hacia el interior de estas familias extensas los acontecimientos importantes de la vida, como por ejemplo el parto, el nacimiento, el crecimiento, la enfermedad, la muerte, la caza, la fiesta, etc., eran celebrados en diversas manifestaciones religiosas y culturales, en las cuales los ancianos y las ancianas jugaban un papel determinante. No slo porque eran, y son hasta la fecha, los encargados de oficiar los rituales correspondientes, sino porque tambin sealaban el camino, promoviendo el consenso en la toma de decisiones hacia un punto comn. Dentro de estos roles las mujeres tambin jugaban un papel preponderante, ya que ocupaban cargos en igualdad de condiciones con los hombres, como los de curanderas, llamadas owirame o sukurame>, cuyas diferencias bsicas se encontraban en la capacidad de hacer el bien o el mal a las personas. En aquel entonces y actualmente tambin, estos cargos iban acompaados de prestigio y reconocimiento, por lo que implicaban una gran influencia dentro de las familias en el proceso de toma de decisiones de qu deba hacerse en determinados momentos. Adems, las mujeres podan heredar por parte de su padre o madre los distintos recursos que se necesitaban para vivir, como la tierra y las cuevas que habitaban. Con respecto a las deidades que posean, los y las rarmuri reconocan a la luna como madre y al sol como padre en una unin dialctica, en la que la aparicin del uno significaba la ausencia del otro, sin que esto menoscabara el poder y el influjo de ambos sobre la vida del pueblo rarmuri. Las caractersticas que se le adjudican a la luna como femenina tenan que ver obviamente con la relacin estrecha que existe entre sta y la fecundidad, los partos, los cambios menstruales en las mujeres y los beneficios que las etapas de la luna reportan a la agricultura. -

    Desde aquel entonces la cultura rarmuri es grafa; las tradiciones y costumbres se transmiten en forma oral y los patrones educativos se imprimen en los nios y nias a travs de la imitacin de los mayores y de sus roles, acciones y actitudes frente a las diversas situaciones de la vida. En el siglo XVII se dan las primeras incursiones por parte de los sacerdotes jesuitas, y con ellos de los espaoles, con la intencin de evangelizarlos; en consecuencia, se constituyen las primeras misiones en algunas partes de la Sierra, a la vez que se empiezan a dar las primeras rebeliones indgenas por la defensa de su territorio, su forma de trabajo y sus manifestaciones culturales y religiosas, as como de asentamiento, ya que no les gustaba vivir en pueblos. Durante los siguientes aos continan estas rebeliones, intermitentes o regulares, hasta que ambas partes van cediendo de alguna manera: los misioneros no los obligaron a vivir en poblados y los indgenas aceptaron

  • algunas de sus, imposiciones. Tomaron la resistencia pacfica como nueva forma de lucha, pero transformando estas nuevas obligaciones en estructuras, conocimientos y prcticas que adquieren un sentido y un significado rarmuri y logrando de esta manera que lo que pareca un elemento extrao, proveniente de otra civilizacin, se adoptara como propio: se apropiara. Por ejemplo, durante el tiempo de evangelizacin los sacerdotes jesuitas les ensearon a los rarmuri que los buenos cristianos se van al cielo y los paganos al infierno. A la partida de los jesuitas, esta creencia fue revertida de tal forma que los rarmuri dicen: Los rarmuri son los hijos de Dios y son sus preferidos porque son pobres; los hijos del diablo son los 'chavochi (refirindose con este nombre obviamente a los hombres barbados, es decir, a los espaoles), porque roban y matan.

    Dentro de las concesiones que hicieron los indgenas se encuentra la aceptacin de la estructura poltico-religiosa actual, en la cual el gobernador primero y los otros tres, a saber, segundo, tercero y cuarto, as como tambin generales, capitanes y soldados y tambin mayora, tenanches y sacristanes fueron impuestos por los misioneros para lograr con mayor facilidad la evangelizacin, reproduciendo hacia el interior de la cultura la estructura militar que posean los jesuitas en aquel entonces y excluyendo del proceso de toma de decisiones a las mujeres ancianas, quienes jugaban un rol preponderante, como ya se mencion. Sin embargo, esta estructura fue apropiada d tal forma que actualmente la consideran heredada por los anyawari o antepasados. La tarea del gobernador primero en aquel entonces (actualmente tambin) era agrupar a los rarmuri en un solo pueblo, entendido ste como congregacin, a travs de los discursos con un trasfondo religioso que les daba los domingos delante del templo. Ello aporta a esta cultura una nueva conciencia tnica, en cuanto a que el jefe o la jefa ya no es el ms anciano o la ms anciana de un familia extensa, sino aquel que, siendo de edad avanzada, curandero y con un alto prestigio en la comunidad, es elegido democrticamente por consenso de la misma, y en cuanto a que el clan ya no es el nico grupo social de referencia, sino aquel que se congrega en el templo durante las celebraciones dominicales y las fiestas. Esta nueva estructura, en la que se configuran y desarrollan los diferentes roles ya mencionados, que nace y se consolida en el seno de la Iglesia y de sus celebraciones, es la que se mantiene hasta la fecha y la que nos demuestra muy claramente los mecanismos de resistencia: resistencia pacfica al aceptar estas imposiciones, pero muy activa al apropiarse de todos aquellos elementos que consideraron tiles y buenos para su sobrevivencia y la configuracin cultural y tnica.

  • Otra de las manifestaciones culturales que se vieron modificadas por los misioneros fue el vestido, ya que a su llegada las mujeres andaban con los pechos descubiertos y los hombres en taparrabo, por lo cual una de las tareas evangelizadoras consisti obviamente en cambiar aquellas impudicias que provocaban el escndalo. 3. Situacin actual de la mujer Rarmuri Las mujeres han estado encargadas desde siempre del cuidado de la familia, la casa, los animales, los enfermos y ancianos, adems de participar en las labores correspondientes a la agricultura en igualdad de condiciones con los hombres, y al pastoreo desde que cuentan con tres aos de edad y se pueden mantener en pie. En tanto, los hombres se dedican a la caza y agricultura, as como a la nueva vida pblica y poltica que les fue impuesta por los misioneros. Con respecto a las formas de ser y de comportarse, baste decir que las mujeres no pueden hablar en voz fuerte ni en pblico ni con desconocidos o parientes masculinos que no sean los primos o los abuelos, y si hablan tienen que taparse la boca al hacerlo. No pueden andar solas, siempre tienen que ir con un nio o nia para que se sepa que son casadas, y no pueden ir a otros pueblos sin que las acompae el marido o los padres. En general, no hay mujeres solteras, ya que son vistas como un peligro que amenaza la estabilidad de las dems familias, por lo que siempre el mayora (cargo que fue establecido tambin por los misioneros) las casa antes de que se les pase la edad de merecer (entre 14 y 19 aos), no importando si a los afectados les parece o no su nueva pareja, ni la edad de ninguno de los contrayentes. A principios de este siglo se da la explotacin forestal ms intensiva por parte de las empresas particulares, cuya llegada promovi el establecimiento del ejido como estructura organizativa legal que permiti la tala irracional, tericamente en manos de los indgenas, pero prcticamente en manos del capital privado. Esta nueva imposicin termin por excluir a las mujeres del proceso de toma de decisiones, ya que al no ser jefas de familia no podan ser titulares ejidales, con lo cual ya no se les permiti entrar en las asambleas, en las que se decida el futuro de los recursos.

    Ante esta serie de acontecimientos histricos que modificaron la situacin de las mujeres totalmente, pasando de la autonoma a la subordinacin, ellas mismas desarrollaron una serie de mecanismos que, al igual que a su pueblo, les permitieron sobrevivir a este patriarcado excluyente. Ello quiere decir que la resistencia pacfica, silenciosa, pero activa por la apropiacin de distintos elementos, se convirti tambin en su propia prctica tanto frente a los hombres

  • de su misma etnia como frente a los agentes externos provenientes de otras sociedades. Esto se observa, por ejemplo, en los siguientes hechos: las mujeres continan siendo curanderas, si bien no con el mismo prestigio y rango que los hombres; muchas de ellas son temidas y respetas por la efectividad de sus beneficios o maleficios. A pesar de la imposicin en relacin a la titularidad de los derechos ejidales, ellas continan heredando la propiedad de la tierra, los animales domsticos y de pastoreo, los insumos agrcolas y las viviendas. Ms an, las familias utilizan los nombres como quieren, lo que implica que no usan los apellidos por lnea paterna. Mientras que muchos de los hombres han aceptado otra serie de imposiciones como el pantaln, el sombrero, las botas y el cinturn como smbolos de una identidad masculina que se basa en las relaciones de poder ejercidas frente a las mujeres y los nios, y que actualmente forman parte de la cultura, ellas han creado una nueva vestimenta, apropindose de la popelina, el hilo, la aguja y los botones, que si bien fue ms aceptada por los misioneros, tambin es totalmente propia y sui generis. Sin embargo, a pesar de todos estos mecanismos de resistencia de apropiacin, el status de las mujeres sigue reflejando las consecuencias de una doble subordinacin: la de gnero y la de etnia. Esto se observa con claridad en los siguientes indicadores: el 81% de las mujeres son analfabetas en comparacin con el 26% de los hombres, ya que mientras estos ltimos asisten a la escuela, ellas tienen que quedarse a cargo de las labores domsticas y de pastoreo. Adems, el 57% de las mujeres reconoce que su esposo la golpea; y de stos, el 8% lo hace conscientemente. Adicionalmente, el 87% de los hombres toma tequila y se emborracha regularmente, derrochando los recursos generados con su trabajo, mientras que el 74% de las mujeres hace artesanas, muchas de las cuales fueron aprendidas en las escuelas de los misioneros y del gobierno, y emplean las ganancias obtenidas para la compra de alimentos para sus familias. En cuanto a salud, las mujeres tienen entre 12 y 15 hijos al trmino de la edad reproductiva, de los cuales en promedio mueren 6 7 de enfermedades fcilmente prevenibles y/o curables como lo son la diarrea, las infecciones respiratorias agudas y la desnutricin; el 83% de estos nios(as) falleca en los hogares sin recibir atencin mdica. Cabe sealar que al inicio de nuestro trabajo, el 65% de los nios y nias menores de cinco aos se encontraban en estado de desnutricin, y de stos, el 15% en el tercer grado de la misma, y que este fenmeno se presentaba con mayor frecuencia en los hijos e hijas de madres que no saban leer ni escribir y eran monolinges.

  • 4. La difcil reubicacin de la autonoma de las mujeres Rarmuri Ante esta situacin, en la que las mujeres son los motores que generan una resistencia pacfica y activa por la apropiacin de lo que les conviene para la sobrevivencia tnica y cultural, a costa de su propio estndar de vida, iniciamos un proceso de cambio en su beneficio. Este proceso ha derivado en un largo camino que flucta entre periodos de tranquilidad y trabajo prspero, y tiempos de conflicto y defensa sistemtica frente a las nuevas agresiones que se les presentan por sufrir una triple discriminacin: la de ser mujeres, ser indgenas y ser pobres.

    4.1 El proyecto de las mujeres Rarmuri y nuestra concepcin educativa

    A partir de un proyecto de salud que consisti inicialmente en promover la salud de los nios y nias menores de cinco aos mediante el control de su peso, talla y estado de vacunacin, las mujeres iniciaron un proceso educativo que fue el punto de partida de diversos proyectos para la satisfaccin de sus necesidades bsicas (salud, alimentacin, vestido, agua; etc.) y de sus necesidades estratgicas (las que se refieren a los requisitos para superar la triple discriminacin). Nuestra metodologa de trabajo prev que a partir de la realizacin de actividades de trabajo concretas, esto es, de aprender-haciendo, se realice un anlisis de las enfermedades y de los problemas actuales que tienen su origen en la prctica misma, en relacin a una causa directa que los provoca, con el objetivo de promover dinmicas organizativas y de movilizacin que logren satisfacer las necesidades ya mencionadas, en un proceso gradual. Esto quiere decir, por ejemplo, que si a raz del programa de control del nio(a) sano(a) se detecta una desnutricin de los y las menores, se intenta analizar constantemente y en forma participativa la razn por la cual se pueden o no se pueden superar los problemas nutricionales existentes. Ello implica un cambio en el proceso de enseanza-aprendizaje, de tal forma que no partimos de un anlisis terico anterior al tema, por ejemplo una charla sobre desnutricin, sino que DESPUS de haber realizado una actividad concreta, como la de pesar a los nios y nias, buscamos poco a poco cul es la causa y cul el satisfactor. Este proceso iterativo se realiza constantemente, de manera que se genera un proceso educativo en espiral. Mediante esta concepcin educativa intentbamos promover siempre un proceso en el cual, a partir del anlisis de un problema de salud vivido, detectado y

  • atendido, se identificaran las razones biolgicas, sociales, culturales, polticas, de gnero y estructurales que lo causaban, estableciendo as alternativas viables de solucin, tanto en trminos preventivos como curativos y organizativos. As por ejemplo, al estudiar la diarrea como una enfermedad ya atendida por los mismos promotores y promotoras, con un mtodo participativo en grupos de trabajoque parte de lo particular a lo general, de lo concreto a lo abstracto, de lo simple a lo complicado y, sobre todo, de la necesidad a la satisfaccin de la necesidad, estudibamos cul era la causa final, estableciendo una concatenacin lgica, de manera que finalizbamos concluyendo que la diarrea era ocasionada por la falta de agua potable en suficiente cantidad, sin que por ello se eliminaran las razones mticas de su aparicin, como el mal de ojo o el susto que le provoc al nio pasar por un arroyo, etc. As, al finalizar los talleres, las mujeres podan concluir que para evitar la diarrea era necesario construir un templo o perforar pozos de agua potable. Nuestra contribucin como agentes externos que intervenamos en un pueblo indgena que solicit ayuda, consisti, bsicamente, en aportar elementos cognoscitivos, de aprendizaje y tecnolgicos que les permitieran a las mujeres descubrir, en base a acciones muy concretas, nuevas soluciones, que al ser asequibles a su realidad y, sobre todo, que con la consigna de que seran ellas y no nosotros quienes las llevaran a cabo, generaran un proceso que poco a poco fuese ayudando a satisfacer las necesidades sentidas por ellas mismas, fortaleciendo de esta manera su capacidad para constituirse en sujetos autnomos de su propia historia. Este proceso de ir buscando los satisfactores a cada problema de salud presentado, hizo que las necesidades estratgicas mencionadas fueran poco a poco resolvindose tambin, ya que la apropiacin que se lograba en cada proyecto conllevaba que las mujeres ganaran autoestima, reconocimiento y poder en el interior de sus comunidades. Despus de cuatro aos de llevar a cabo este proceso, las mujeres decidieron que la desnutricin de sus hijos se deba en parte a la indebida compra y excesivo consumo de tequila por parte de sus esposos, ya que los nios y nias ms desnutridos eran hijos e hijas de los hombres con los mayores problemas de alcoholismo. Debido a ello, decidieron escribir una carta al gobernador del Estado, solicitando que cerraran las cantinas y los expendios del pueblo ms cercano, la que le entregaron personalmente. Como respuesta a esta solicitud, el gobierno orden que estos antros cerraran a las cuatro de la tarde, lo que provoc la ira de los hombres del pueblo, quienes increparon a los indgenas y los llamaron a que calmaran a sus mujeres, ya que stas estaban haciendo cosas que no les correspondan. Las consecuencias fueron nefastas pare las mujeres, ya que se les prohibi, por varios aos, asistir al programa de atencin a los y las menores. Sin embargo, esta accin fue un importante primer paso, pues si bien no lograron en su totalidad lo que queran, haban demostrado que

  • la movilizacin genera cambios. A partir de entonces, las cosas se fueron transformando. El programa de salud pas totalmente a manos de las promotoras de salud, lo que inclua adems de la realizacin de un proceso educativo en el cuidado de los nios y nias menores de cinco aos la atencin en un dispensario a los enfermos y enfermas que lo necesitaban, entregando medicinas adecuadas para cada enferme-dad y tratando de que se atendieran a tiempo y no cuando se estuvieran muriendo. Tambin inclua el tratamiento y seguimiento de la tuberculosis y el transporte d los y las pacientes ms graves a los hospitales cercanos.

    Como un inicio de incorporacin de los hombres -esposos de las promotoras- al proceso, el cirujano dentista Juan Carlos Prez Castro estableci un proyecto de atencin dental en el que ellos fueron los receptores de la capacitacin, no slo porque era una necesidad real y sentida por la gente, sino porque era indispensable que ellos fueran parte de todas estas estrategias. Asimismo, el programa de alfabetizacin llevado a cabo anteriormente por nosotros(as) fue asumido por promotoras indgenas de la comunidad, quienes con ayuda de una cartilla en la lengua indgena en un principio, y en espaol en un segundo momento, pudieron continuar con la realizacin de este proceso educativo. Con este programa, varias mujeres han aprendido a leer, a escribir y a dominar las cuatro operaciones aritmticas bsicas, y se han familiarizado con diversas medidas preventivas de salud, promovidas mediante el material utilizado en el aprendizaje. Pero lo ms importante es que tanto las mujeres como las nias inscritas en el programa han adquirido una nueva conciencia que las impulsa a verse a s mismas desde una visin distinta, de ms autoestima y vala. 4.2 El aspecto intercultural: el establecimiento de su propia organizacin Ambos grupos de promotoras, tanto las de salud como las de alfabetizacin, tuvieron que superar todas las barreras que obstaculizaban el que ellas fueran las protagonistas de dichos procesos, a saber, que eran mujeres pobres y adems indgenas. Estos impedimentos no slo se presentaron con los hombres de su comunidad, sino tambin con las mismas mujeres y sobre todo con las diversas instituciones, quienes no las consideraban capaces de administrar medicamentos que slo son utilizados por mdicos competentes, o de ensear a leer y a escribir a sus propias compaeras. Estos procesos de apropiacin del servicio de alfabetizacin y de salud, en un primer nivel de atencin, propiciaron la interculturalidad; adems, apoyaron aquellos mecanismos de resistencia activa que las mujeres haban desarrollado histricamente, fuera de que las empoderaron, lo que promovi a su vez el diseo de nuevas es-trategias de sobrevivencia, las que ya no implicaban una

  • sumisin total a los designios de las estructuras generadas por la Iglesia y el ejido, sino por el contrario, al establecimiento de s mismas como protagonistas con capacidad de decisin, opcin, gestin y propuesta, lo que necesariamente implic una lucha. Esta dinmica dialctica que llev de la resistencia pacfica a la apropiacin y la interculturalidad por el intercambio de diversos elementos, conocimientos, tecnologas y las nuevas formas de resolucin de los conflictos que se generaban por los cambios se concretiz en la formacin de una sociedad de solidaridad social que se llamKan i Igomari Nwara, SSS, constituida por 400 mujeres indgenas de la comunidad; fue la semilla desde la cual promovieron diversas transformaciones profundas en las relaciones entre los hombres y las mujeres y entre los y las indgenas y los mestizos. 4.2.1 Los diversos proyectos de empoderamiento A partir de las experiencias hechas con motivo de la carta que envia-ron al gobernador del Estado, las mujeres reiniciaron sus esfuerzos para solucionar ellas mismas el problema de la desnutricin, no porque fueran la causa, sino porque reconocan su capacidad ahora fortalecida, decidiendo construir un centro de salud en el cual pudieran reunirse cuando quisieran y libremente, para pesar y medir a sus hijos. Adems, iniciaron un proyecto para evitar el intermediarismo entre artesanas y consumidores, ya que consideraban que este problema era la raz de la mala alimentacin de sus hijos(as), puesto que no estaban obteniendo las ganancias justas por su trabajo. Decidieron abrir una tienda de artesanas que, operada y administrada por ellas, rompiera este crculo vicioso. Este nuevo proyecto fue motivo de una lucha al interior de la comunidad, ya que los hombres, asustados por el nuevo poder que iban adquiriendo las mujeres, decidieron no dejarlas construir ni la tienda ni el centro de salud. Sin embargo, ellas lo hicieron sin pedir permiso, todas juntas y buscando algn apoyo entre los hombres que pen-saban en forma diferente. Tanto el centro de salud como la tienda de artesanas fueron un xito total, ya que poco a poco las mujeres se sintieron ms libres para organizarse y juntarse, lo que redund en un aumento de las ganancias obtenidas por el fruto de su trabajo. Adems, ambos proyectos generaron un proceso de empoderamiento que las llev a ser protagonistas del proceso de toma de decisiones. Lo anterior impuls una serie de proyectos que al satisfacer las nece-sidades bsicas de las mujeres tambin gestaron procesos de satisfaccin de sus necesidades estratgicas, o sea, de aquellas que se refieren a la superacin de la subordinacin, como ya se mencion.

  • Esto se plasm en la creacin de tres tiendas de productos bsicos, ya que una vez que adquirieron mejores utilidades por sus artesanas, decidieron quedarse con estos recursos en lugar de entregarlos cuando compraban alimentos en el pueblo ms cercano celos mestizos, dueos de los comercios. Adems, instalaron una granja avcola cuyo objetivo es abastecer con huevos baratos a la comuni-dad y gratuitos a los nios y nias desnutridos, hijas/os de quienes no los puede pagar. A fin de obtener agua potable y as disminuirla aparicin de la dia-rrea, decidieron igualmente emprender un proyecto de perforacin de pozos, utilizando una mquina perforadora, una compresora y bombas manuales. Cabe sealar que todos estos proyectos productivos son operados y administrados por las mujeres de la comunidad, que todos los bienes se encuentran a nombre de la sociedad de solidaridad social Kari Igmari Nwara (La Casa es de las Mujeres), antes mencionada, y que la contabilidad, en el sentido ms estricto de la palabra, es llevada por ellas mismas con la utilizacin de computadoras y programas contables de avanzada tecnologa. 4.2.2 Los procesos resultantes de su empoderamiento La nueva conciencia adquirida en este proceso educativo en relacin a su capacidad como sujetos autnomos llev a que en las dos ocasiones en que la territorialidad ejidal vigente estuvo amenazada, fueron ellas las que dirigieron los procesos de lucha de toda la comunidad. En el primer caso, el gobierno del Estado pretendi expro-piar los terrenos para venderlos al mejor postor con el objetivo de que se desarrollase tursticamente la zona. Para defenderse, las mujeres organizaron a todo el pueblo y lo llevaron en una manifestacin encabezada por ellas a la ciudad de Chihuahua, logrando que el Gobierno aceptara la realizacin de un proyecto turstico operado totalmente por la poblacin indgena, con recursos aportados por el Fondo Nacional de Empresas de Solidaridad. En el segundo caso, la amenaza provino de una asociacin civil que operaba una escuela en territorio rarmuri y que quiso inscribir la infraestructura, incluyendo los terrenos, a su nombre. En esta lucha, las mujeres encabezaron nuevamente el proceso, de manera tal que ganaron y se hicieron responsables de su mantencin, direccin y administracin, pero sobre todo de encauzar un nuevo proceso educativo, en el cual maestras y maestros indgenas de la comunidad decidieron impulsar una nueva escuela. En sta, la educacin sebrindara tanto a las nias como a los nios a partir de la cultura rarmuri en la lengua indgena;

  • adems, se promovera la apropiacin de nuevos elementos cognoscitivos y tecnolgicos mediante la educacin personalizada con materiales diversos que van desde Montessori hasta Freinet y Freire, pero adaptados a la cultura e idiosincrasia rarmuri, y sobre todo a su forma de aprender. La aceptacin de esta nueva tarea llev asimismo a que las mujeres tuvieran que apropiarse nuevamente de un servicio que hasta entonces era suministrado por el gobierno o por la Iglesia, para lo cual tuvieron que disear estrategias nuevas. Por ejemplo, la realizacin de diversas alternativas econmicas que les permitieran sostener la escuela con una ayuda mnima externa, como la instalacin de una ruta de transporte colectivo cuya meta es la de modificar la tendencia de que las nias no asistan a la escuela, ya que mientras los adultos y adultas utilizan este transporte para ir adonde quieren, pagando una determinada cuota, los y las menores lo usan para asistir gratuitamente a la escuela, regresando diariamente a cumplir con las obligaciones domsticas de ambos sexos. De esta forma se intenta ir eliminando la escuela albergue cuya estructura, adems de que promueve estas inequidades, tambin provoca una crisis en la identidad cultural de los nios y nias, quienes, al quedarse toda la semana a vivir ah, estn ausentes de la vida cotidiana de sus comunidades. Adems, la escuela abri una panadera con el objetivo de vender pan y brindar as una alternativa alimenticia. Las ganancias son utilizadas para la mantencin de la escuela. 5. Los resultados Como resultado del total de estas actividades, las mujeres lograron reducir la morbimortalidad infantil de 6 a 7 hijos/as por familia a 1 2, tomando como tiempo de referencia el trmino de la edad reproductiva de la madre; adems, disminuyeron la tuberculosis de un 60% de la poblacin a un 10% y la desnutricin de un 65% a un 40%, eliminando el tercer grado de la misma. La planificacin familiar fue iniciada cuando el ndice de mortalidad infantil baj, ya que se pensaba que su efectiva realizacin impulsa-ra un crecimiento negativo de la poblacin. Sin embargo, con el tiempo las mujeres y nosotros(as) mismos(as) descubrimos que el acceso de las mujeres a este servicio contribua a reducir el nmero de hijos que fallecen; a la vez, la posibilidad de decidir entre quedar 1 embarazada o no gener una sensacin de libertad y poder y conllev un aumento en la autoestima pues pudieron criar a sus hijos con mejores resultados. Actualmente, entre las mujeres que participan en la planificacin familiar, el nmero de hijos/as es de 6 7 y el de hijos/as muertos de 1 2 por cada una al trmino de la edad reproductiva. Casi todos los proyectos productivos funcionan actualmente en forma efectiva: tanto la tienda de artesanas como las tres tiendas de comida, el proyecto turstico, la granja avcola, la panadera y el camin son autosuficientes en trminos de mantener los costos de operacin de cada uno. Aunque todava no

  • generan muchas utilidades, se espera que con un apropiado manejo contable brindado por nuestra asesora y seguimiento del proceso, al cabo de tres aos puedan contar con las utilidades necesarias para mantener los proyectos sociales: la atencin y educacin para la salud, la alfabetizacin y la escuela, y la mantencin de las microempresas. Existen actualmente 45 promotoras de salud, de las cuales tres son las coordinadoras del proyecto, el que se encuentra plenamente en sus manos. Adems, hay 10 alfabetizadoras que tienen alrededor de 100 mujeres y nias en el programa. De stas, aproximadamente 40 dominan ya el mecanismo de lectoescritura. La cartilla se encuentra actualmente en proceso de reedicin. La escuela cuenta ya con 8 maestros(as) de la comunidad. Ellos (as) estn siendo asesorados, por Yolanda Gudio y Rafael Palos y estn" elaborando un currculo que incluya tanto el mnimo educativo requerido por el gobierno mexicano como otra serie de conocimientos culturales y de gnero as como tecnologas apropiadas para el medio ambiente, etc., los cuales les permitirn a las generaciones futuras no slo responder a las nuevas realidades de la globalizacin, sino tambin generar un proceso de desarrollo desde su propia etnia. Estn realizando por fin el sueo de que la educacin sea un proceso propio desde las viejas generaciones indgenas a las nuevas, pero aprovechando todos los nuevos elementos que las posibilidades de la interculturalidad les ofrecen. Con el proyecto de pozos han perforado ya siete pozos de agua en las distintas comunidades, teniendo como meta la instalacin de 45. Esta actividad est totalmente en manos de los hombres de la comunidad, pero es dirigida y administrada por las mujeres. Los promotores dentales son alrededor de 15. Actualmente aplican flor a los nios, hacen profilaxis, anestesian, hacen extracciones, curaciones temporales y dentaduras mucosoportadas. 6. Los retos de la autonoma actual del pueblo rarmuri Este proceso educativo e intercultural de empoderamiento bsicamente econmico ha estado propiciando tambin el empoderamiento poltico, lo que en definitiva rompe con los antiguos esquemas establecidos por ellas como mecanismos de sobrevivencia frente a la cultura patriarcal externa e interna, en el sentido de que con anterioridad no dejaron que se las despojase del control de los recursos, pero s se relegaron de los cargos pblicos, aceptando la sumisin frente a los hombres, as como stos la aceptaron frente a los invasores, como ya se mencion.

  • Obviamente, este proceso de transformacin de las mujeres en protagonistas econmicas, polticas y sociales, y en definitiva en sujetos autnomos, ha suscitado varias polmicas. Ello, sobre todo en lo que se refiere a la cultura, ya que las diversas instituciones la consideran una cultura esttica, en la que cualquier cambio que se genere dentro de la misma, promovido ya sea por sus miembros o por agentes externos, es en definitiva una violacin de los derechos culturales; ms an, queda fuera de lo que ya hemos llamado como culturmetro, o sea el metro con el cual los otros, los que no somos indgenas, decidimos quin pertenece y quin no pertenece a una determinada etnia. Esto implica que si un hombre deja de vestir como indgena, segn el culturmetro de las instituciones ya no es tan indgena; si una mu-jer indgena promueve un cambio de sus actitudes, corno la de hablar en pblico y defenderse frente a quien sea, aunque siga con-servando la lengua y el vestido, ya no es vista como tal, ms an, es acusada de traidora. Sin embargo, no se ha considerado la posibilidad de que la autonoma de los pueblos indgenas tiene que ser definida por ellos mismos en relacin a la capacidad de opcin, decisin, gestin, apropiacin, promocin y propuesta que cada uno de ellos tiene, y esto incluye obviamente a las mujeres. Cmo puede haber autonoma dentro de un pueblo indgena si existen lazos de dependencia frente a otras instituciones, de tal forma que para su sobrevivencia los y las indgenas tienen que solicitar los recursos y servicios como de salud, educacin, compra de productos bsicos y transporte precisamente a aquellos, a quienes siempre ha considerado sus enemigos? Cmo se puede lograr la autonoma de un pueblo indgena si hacia el interior se violan los mismos derechos que se demanda se respeten hacia afuera? Cmo se puede lograr la autonoma cuando debido a un bajo status y calidad de vida las mujeres y los nios tienen que solicitar apoyo y ayuda constante a agentes externos para poder solucionar sus propios problemas?

    Segn nuestra experiencia, la autonoma de los pueblos indgenas slo se ha logrado en la medida en que el respeto a la cultura no ha vuelto en s mismo un derecho excluyente de su propia poblacin. Ser autnomo significa poseer la capacidad de decidir, optar, gestar, organizar, modificar, cambiar, movilizar y apropiarse de todo aquello que contribuye a dinamizar y fortalecer una etnia, no si frente al otro, al que ha sido el enemigo histrico, sino frente a s mismo. Las mujeres de Kari lgomari Niwara SSS han demostrado que pueden ser autnomas al mismo tiempo que rarmuris. Si bien es cie que su proyecto integral no est concluido, sobre todo en trminos de que sus propios recursos humanos sean totalmente autosuficientes en cada una de las reas de accin: salud general y dental, educacin, alfabetizacin, administracin y contabilidad, medio ambiente, coordinacin, organizacin y liderazgo, tambin lo es que la

  • miente ya est echada, y que para poder lograr la finalidad total este proceso que es el etnodesarrollo con total autonoma es necesario que se d un seguimiento adecuado por parte de los asesores que hemos trabajado en estas comunidades desde hace tantos aos. Para lograrlo, es preciso que los proyectos productivos sean autosuficientes, pero sobre todo rentables, lo que quiere decir que con las utilidades generadas se puedan mantener los proyectos de servicios sociales, a saber, de salud, educacin y alfabetizacin, sin necesidad de ayuda externa. 7. Conclusiones En conclusin, en la experiencia de las mujeres de Arareko, la construccin de su autonoma se fue dando histricamente gracias a la misma resistencia ofrecida a los invasores, as como a la misma apropiacin de recursos, servicios, conocimientos, tecnologas y es-tructuras institucionales que las fortalecieron como protagonistas sociales, econmicas y polticas. Esto implic, obviamente, la modificacin de varios roles y estereotipos culturales que las perjudicaban lo que no ocasion en ningn momento una muerte cultural, si por el contrario, la revitalizacin de los motores que generaron la resistencia ms fuerte ofrecida por las mujeres en su rol de reproductoras de la identidad cultural y reconstructoras de su papel de protagonistas y sujetos activos, al recuperar su autoestima y vala.

    Cuando las mujeres no son parte activa de las luchas de las comuni-dades y son a su vez doblemente marginadas por ser mujeres indgenas el futuro de sus pueblos resulta an ms incierto, no slo porque son las reproductoras de la vida biolgica, cultural y social, sino porque son las ms importantes contribuyentes en trminos polticos y estratgicos. Por tanto, su exclusin lleva a la decadencia de esos mismos pueblos. Slo en la medida en que los derechos hu-manos de las mujeres indgenas sean respetados se podr exigir lo mismo en cuanto a los derechos colectivos y culturales de los pue-blos indgenas. Asimismo, slo cuando stas participen activamente en cada mbito de la vida de las comunidades como sujetos y pro-tagonistas, y adems sean respetadas por ello, podremos afirmar que la autodeterminacin de los pueblos indgenas se construye dinmicamente, a pesar de las adversidades. Ms an, la autonoma no se logra mediante la mera promulgacin de una nueva ley que se la reconozca a aquellos pueblos que han vivido en tales condiciones de dominacin que actualmente dependen en gran medida de sus conquistadores. La autonoma, en esta circunstancia histrica concreta, se gana poco a poco en una lucha continua que implica la demostracin objetiva de sus capacidades, habilidades, conocimientos, saberes y experiencias, no ante el ene-migo ni ante quienes s creemos en ellos, sino ante s mismos(as).

  • La fundacin del centro de educacin de adultos El Canelo de Nos, situado en San Bernardo, localidad al sur de Santiago de Chile, se remonta a la poca de la dictadura militar. Durante mucho tiempo fue considerado una empresa modelo en el sector de las ONG latinoamericanas. Provisto de suficientes recursos internacio-nales, demostr en forma impresionante de lo que es capaz el conocimiento no reglamentado si se combina con fantasa y creatividad. En Chile los tiempos han cambiado. Luego de haberse superado la dictadura, esta nacin es un paradigma del desarrollo econmico. En consecuencia, el apoyo financiero prestado por la solidaridad internacional se ha ido reduciendo paulatinamente, lo que para una gran organizacin como El Canelo significa que debe reestructurarse y adecuarse a la nueva situacin a fin de sobrevivir en el mercado, el cual se ha desarrollado en Chile tambin en el sector de la educacin., Sin contar con ingresos o apoyo nacional, El Canelo no podr subsistir. Eduardo Galves describe a continuacin el camino emprendido por su centro en lo que a una parte de los programas se refiere, el que por lo dems, como lo demuestran estos primeros aos, ha sido bastante exitoso.

    Revista Educacin de Adultos y desarrollo Editores: Heribert Hinzen/Michael Samlowski