La Batalla Del Wolframio

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Reseña y crítica sobre el libro La Batalla del Wolframio.

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DANIEL MONTALVO MENA3 GRADO EN HISTORIAUNIVERSIDAD DE ALCAL DE HENARES

LA BATALLA DEL WOLFRAMIO. ESTADOS UNIDOS Y LA ESPAA DE PEARL HARBOR A LA GUERRA FRA (1941-1947) DE JOAN MARIA THOMS

Resumen introductorio

El libro en cuestin se trata de un estudio que analiza las relaciones diplomticas que se mantuvieron entre los Estados Unidos de Roosevelt, inmersos en plena segunda guerra mundial, y la Espaa de Franco, quien trataba de asentar un nuevo rgimen de post-guerra, sin embargo, se centra principalmente en el periodo de intensificacin de las relaciones debido a la entrada total de la guerra por el estado norteamericano tras el ataque nipn de Pearl Harbor.As pues, Joan Mara Thoms, profesor titular de Historia Contempornea de la URV, especializado en el estudio de la Falange, la guerra civil espaola y el franquismo, as como las relaciones Espaa-EEUU1http://www.urv.cat/es_noticies/277/joan-maria-thomas-nombrado-academico-de-la-real-academia-de-la-historia. [ltima consulta, 04/02/2015]

trabaja a lo largo del libro sobre las diferentes figuras que tomaron un papel fundamental dentro de la diplomacia entre ambos pases: Carlton J. H. Hayes, Ramn Serrano Suer, el conde de Jordana, Summer Welles, Jos Flix de Lequerica Erquiza o Cordell Hull, como principales diplomticos dentro de sus respectivos ministerios, adems de un enorme nmero de personas ajenas al mbito diplomtico.El profesor Thoms divide el libro en cinco captulos, cuya temtica reside en las corrientes diplomticas que predominaron en cada momento de la guerra y las diferentes variables que acontecieron a lo largo del conflicto y provocaron cambios en las relaciones internacionales dadas entre ambos pases. De este modo, se puede extraer como principal idea que hubo cinco inflexiones que determinaron diferentes polticas diplomticas desde el gigante americano a Espaa:En un primer momento, aproximadamente entre 1914 y 1943, la poltica estadounidense no vari respecto al rgimen, por lo cual mantuvo las relaciones comerciales con el estado franquista, aunque con ciertas reticencias dentro del Gobierno por la tendencia pro eje del estado espaol.A este le sucedi un momento de mayor tensin, ya a finales de 1943, debido a la decisin de los aliados en la Conferencia de Quebec (agosto de 1943) de cambiar la poltica respecto a Espaa por su tendencia favorable a Alemania y por el suministro del primero de materiales blicos para el estado germano, lo cual llev a un aumento exponencial de los diplomticos estadounidenses y britnicos para frenar este apoyo al Eje e iniciar una poltica a favor de los aliados.Sin embargo, el mantenimiento del apoyo franquista y de la venta de materiales blicos a Alemania llev a la denominada Batalla del Wolframio (enero-mayo de 1944), en la cual los aliados queran cortar el riego de mineral al ejrcito alemn como preparacin de su invasin de Francia, lo cual inici una dura poltica diplomtica contra Espaa, hasta que finalmente se llev a cabo el acuerdo del wolframio.Este acuerdo inici un nuevo periodo de relaciones pro aliadas dentro del rgimen franquista que se mantendra hasta mayo de 1945, pues los primeros momentos de colaboracin se veran despus sustituidos por un aumento exponencial de las exigencias estadounidenses y britnicas, a lo cual el estado espaol se neg con la grave consecuencia de la ltima etapa antes del inicio de la Guerra Fra, el aislamiento diplomtico del Rgimen Franquista hasta, aproximadamente, 1947.

Resumen por captulos

En el primer captulo del libro el autor trata de manera especfica el contexto de las relaciones entre Espaa y EEUU en los momentos anteriores a la Batalla del Wolframio, donde se iniciarn los primeros antecedentes de sta.Para el desarrollo de la diplomacia entre ambos estados en este momento destacan tres figuras fundamentales: Hayes, embajador estadounidense elegido por el mismo Roosevelt, de tendencia conservadora y ferviente catlico, lo cual le favoreci en su poltica respecto al rgimen en muchas ocasiones; Ramn Serrano Suer, concuado de Franco con una fuerte tendencia pro-Eje, lo cual alej la colaboracin de ambos pases por las claras intenciones del ministro de entrar en la guerra a favor de Alemania; sin embargo, por diferentes cuestiones se vera destituido en 1942 de todos sus cargos, los cuales seran tomados por Carrero Blanco y el conde de Jordana como Ministro de Asuntos Exteriores, quien iniciara una poltica pro-aliada gracias a la cual se determinarn ciertos momentos de la guerra, como la invasin del norte de frica por los aliados.As pues, un embajador americano con cierta cercana al rgimen y un ministro de exteriores espaol con tendencia pro-aliada favorecieron una poltica de acercamiento entre ambos estados, aunque no siempre con concordia. En 1943, la enorme cantidad de recursos enviados desde Espaa a Alemania y la concesin de crditos en pesetas para que fueran comprados productos espaoles llev a que surgiera en el Congreso estadounidense una corriente antifranquista, la cual inici un proceso en el que se trat de negar la venta de petrleo a Espaa.Este bloqueo comercial hubiera provocado la paralizacin de la economa espaola, sin embargo, el embajador Hayes favoreci la venta de crudo, incluso negando rdenes de sus superiores, pues consider que el bloqueo en la venta de petrleo habra bloqueado completamente las relaciones con Espaa y dificultado las campaas de los aliados en el norte de frica, al acercarse el Rgimen Franquista a Alemania.

En el segundo captulo se inicia el paso inmediatamente anterior a la llamada Batalla del Wolframio. Tras la derrota en Stalingrado y en el Kursk, la guerra haba cambiado de signo y el Eje se haba puesto a la defensiva, esto tuvo como consecuencia inmediata que Espaa tuviera que pasar de una posicin de No beligerancia a una neutralidad ms real, lo cual supuso un conflicto diplomtico y poltico enorme con los aliados por las distintas exigencias que le plantearon al Rgimen.De este modo, se requiri la obligatoriedad de retirar la Divisin Azul, el cese de envos de ayuda militar y econmica a Alemania, apoyo en ciertos movimientos estratgicos aliados o la expulsin de espas alemanes en la pennsula, entre otras exigencias. As pues, Franco se vio obligado a decidir si continuar con una poltica pro-alemana o una ms favorable a los aliados, ante lo cual decidi apoyar a EEUU y Gran Bretaa, pues consider que la URSS segua siendo su enemiga natural.De esta manera, aunque acept algunas de las exigencias, otras se negaron, as como la venta de productos a Alemania, lo cual se consideraba parte fundamental de sus ingresos y necesaria para su pronta recuperacin tras la Guerra Civil, sin embargo, esto llevaba a que un gran nmero de polticos aliados defendieran la necesidad de bloquear el envi de petrleo a Espaa como arma de presin diplomtica.Sin embargo, el motivo final que provocara un revuelo meditico en EEUU y que provoc en ltima instancia la Batalla del Wolframio fue el Incidente Laurel. Este hace referencia a un conflicto diplomtico iniciado por la implantacin de un gobierno controlado por Japn en las Filipinas, en el que uno de los miembros fundamentales era Jos Laurel, hombre de gran prestigio en Japn, quien escribi una carta a Franco como mtodo de bsqueda de una cercana que se vio representada en el Jefe de Gobierno espaol.Esto fue visto por parte de miembros del gobierno estadounidense como una aceptacin del nuevo gobierno filipino, lo cual llev a un recrudecimiento de la poltica americana respecto al rgimen. Este recrudecimiento plante la total suspensin de la exportacin de wolframio a Alemania, como preparacin de la prxima campaa en Europa, la expulsin de los agentes alemanes en el Tanger y que se permitiera la salida de buques de guerra italianos establecidos en puertos baleares, para lo cual se volvi a amenazar con el bloque en el envo de combustibles a Espaa.

En el tercer captulo se trata de manera nica todo el desarrollo de la Batalla del Wolframio, la cual gener divisiones dentro del Rgimen Franquista e incluso divergencias entre las diferentes intenciones de los aliados.De este modo, en enero el gobierno espaol plante acceder a las exigencias aliadas, sin embargo, un grupo muy poderoso dentro del rgimen trat de no acceder o de, al menos, disminuir las exigencias, de tal manera que se plante que, en vez de acabar con la exportacin total de wolframio a Alemania, nicamente se redujese a la cantidad ya enviada en 1943.Esta respuesta no fue suficiente para los EEUU, que plantearon la suma importancia de acabar con esta venta, lo cual gener tensiones entre el mismo gobierno estadounidense y entre las intenciones de los mismos aliados. De este modo, Jordana trat de llevar estas peticiones a un punto en el que Espaa no saliera perjudicada y en el que el bloqueo comercial no se llevase a cabo. Sin embargo, el primer acuerdo no fue aceptado por Franco, ante lo cual se par el envo de combustibles a Espaa hasta que se llegara a un acuerdo fructfero para ambas potencias, cuestin que deba apremiarse para ambos bandos: Espaa necesita combustible y los aliados para la venta del mineral.Finalmente, en mayo, tras casi dos meses de cesin en los envos de petrleo, se alcanz un acuerdo gracias a las intenciones de cercana de Hayes y Jordana, adems de la influencia ejercida por Gran Bretaa en los Estados Unidos. De este modo, se decidi la disminucin en una ingente medida, que no total, en la venta de wolframio a Alemania, adems de un descuento en la parte ya vendida durante ese ao; adems, en la primera parte del ao que restaba no se mandaran ms minerales, lo cual favoreca a los aliados. De este modo, se recuper la llegada de petrleo a Espaa desde Amrica y se reinici la poltica de concordia entre ambos pases, aunque la industria de guerra alemana no sufrira una influencia por este conflicto hasta varios meses ms tarde.

En el cuarto y quinto captulos se exponen la postura aliada respecto a un Rgimen Franquista en un contexto blico ya prcticamente determinado y el posterior aislamiento de Espaa en la Europa de post-guerra.En un primer momento, la implantacin de las medidas determinadas durante la Batalla de Wolframio se inici de manera real, aunque muy lenta para los Estados Unidos, adems, en este momento el gigante americano ya se senta victorioso, por lo que decidi intentar que las medidas contra el Rgimen Franquista fueran ms duras y restrictivas.En este momento, las anteriores figuras fundamentales durante la Batalla del wolframio fueron dando paso a otras nuevas, Hayes volvi a su ctedra, Hull trat de recuperarse de su tuberculosis y el conde Jordana falleci, ante esto, entr en la poltica diplomtica Jos Flix de Lequerica Erquiza, quien llev a cabo una serie de medidas bastante cercanas al bando aliado, aunque se vieron muy frenadas por Franco.Sin embargo, adems de la finalizacin de la guerra, que ya planteaba un problema en s mismo por las cercanas que se haban mantenido entre ambos regmenes totalitarios y una serie de cuestiones que volvieron a encender el nimo de los congresistas americanos como la nacionalizacin de la Compaa Telefnica Nacional de Espaa. Por tanto, se inici un proceso de radicalizacin en la poltica aliada, esta vez coordinada entre estadounidenses y britnicos, contra el Rgimen Franquista, por lo que se dio un giro total, a los aliados ya no les interesaba tanto la afinidad con Franco, aunque no rompieron radicalmente, pues preferan evitar que se dieran una revuelta pro-comunista en Espaa.De este modo, una vez se hubo finalizado la Segunda Guerra Mundial la mayora de pases procedieron a un cierto aislamiento diplomtica hacia Espaa, la cual no haba aceptado todas las exigencias que se le imponan, si no que nicamente haba llevado a cabo un lavado de cara del Rgimen.

Reflexin sobre la cuestin tratada en el libroEn el libro se tratan, por tanto, la poltica internacional de Espaa durante la IIGM y las primeras etapas de la post guerra y las relaciones diplomticas entre Estados Unidos y Espaa en este contexto.El hecho de que la poltica espaola fuera el mantenerse en estado neutral o no beligerante (segn la terminologa) fue debido a que Franco consider que la guerra hubiera provocado que los exiliados recibieran apoyo aliado y se iniciara un nuevo conflicto en la pennsula y se hubieran bloqueado de nuevo las exportaciones, fundamentales para Franco, pues gracias a ellas y al racionamiento las balanzas volvieron a ser positivas. Este temor al bloqueo existi debido a que Franco y todo su gabinete, por mucho resquemor que mantuvieran hacia las democracias occidentales, saban perfectamente que dependan de ellas, y no de los pases del Eje, para su abastecimiento, por lo cual, aunque siempre mantuvieron su afinidad hacia Italia y Alemania, trataron de mantener esa neutralidad caracterstica que les permitiera la supervivencia econmica.2 Senz-Francs, E., Entre la antorcha y la esvstica. Franco en la encrucijada de la Segunda Guerra Mundial, Madrid, 2009, pp. 48-50.

Sin embargo, en ningn momento neg su afinidad hacia Italia y Alemania ni y mantuvo su apoyo hacia estas, aunque de manera no beligerante, hasta bien avanzado el conflicto, debido al inicial apoyo de stas durante la Guerra Civil y a su apoyo e la post-guerra. Esta afinidad llev a que la Espaa franquista firmar en 1939 el pacto Antikomintern y a que abandonara la Sociedad de Naciones, es decir, desde Espaa existi una primera poltica de apoyo al Eje que acabar sustituyndose por una poltica de apoyo a los Aliados.3 Calduch, R., Dinmica de la Sociedad Internacional, Madrid. 1993, p. 8.

As pues, con las invasiones de Polonia, Noruega y Dinamarca por parte de Hitler, Franco incluso cerr algunos pactos que mantena con Alemania, como el de colaboracin policial, por la alianza entre ste y la URSS, para invadir Polonia, pas eminentemente catlico, sin embargo, en ningn momento hubo una separacin directa con Alemania debido a las grandes victorias que estaban consiguiendo las tropas nacionalsocialistas en el centro de Europa por lo que el inters estaba en mantener las buenas relaciones con el Fuhrer, como dijo el duque de Alba desde Londres:4 Senz-Francs, E., Entre la antorcha y la esvstica. Franco en la encrucijada de la Segunda Guerra Mundial, Op. Cit., pp. 55-58.

Desde el da 14 del mes en curso [] las fuerzas alemanas han ocupado la casi totalidad de Holanda, la mayor parte de Blgica y abierto una brecha de considerable profundidad en el sistema de defensas francs. Las avanzadas alemanas se encuentran a 75 millas de Pars y a poco ms de 100 millas de la desembocadura del Tmesis. En las ltimas semanas ha aumentado sensiblemente la posibilidad de una victoria alemana y vemos desvanecidas algunas ilusiones consideradas por los Aliados como axiomticas: la inviolabilidad del suelo francs y la tan preparada ayuda francesa a los Pases Bajos.5 Alba a Beigbeder. 21-5-1940. MAEC. R1083-13.

De este modo, durante las primeras etapas del conflicto, tanto el Eje como los Aliados repostaban y se abastecan en Espaa y sus puertos e incluso, se dieron casos en los que se haca al mismo tiempo. Mientras tanto, por su parte, Franco trat de convencer a la Italia de Mussolini, en este momento neutral tambin, para crear una especie de liga de pases neutrales, junto con otros como Hungra o Rumana, lo cual no qued ms que como una mera hiptesis.6 Surez, L., Espaa, Franco y la Segunda Guerra Mundial. Desde 1939 hasta 1945, Madrid, 1997, pp.109-113.

Sin embargo, la entrada de Italia en el conflicto signific que una enorme seccin del nuevo estado planteara la entrada en la guerra, encabezada por su cuado Serrano Suer, lo cual fue negado por Franco, quien cambi su cambi su declaracin de neutralidad por la no beligerancia. Gran Bretaa intervino de manera continua, mediante su embajador sir Samuel Hoare, para evitar esa entrada, lo cual fue bastante complejo debido a las exigencias de Franco de recuperar Gibraltar, cuestin nunca llevada a cabo pues Churchill conoca las conversaciones del generalsimo con los alemanes.Estas conversaciones plantearon a Franco la entrada de Espaa en la guerra a cambio de unas enormes reivindicaciones territoriales en frica, principalmente territorios en Marruecos y Argelia y el abastecimiento de todo el material militar al ejrcito espaol por parte de los Alemanes, lo cual fue negado rotundamente por Hitler, con la consecuencia directa de la no entrada de Espaa en la guerra. Para presionar la entrada en la contienda, los alemanes exigieron el pago de la deuda de guerra contrada por Espaa lo cual sera cambiado por productos necesarios durante el conflicto y por propiedades en la pennsula en el caso de que vencieran a los aliados.7 Ibidem, pp. 190-195.

Es decir, Franco impuso una serie de condiciones para entrar en la guerra, lo cuales no fueron aceptadas por Hitler, quien prefera el apoyo de la Francia de Ptain, aunque siempre trat que Espaa entrara en la guerra, pues su intervencin era fundamental para la toma de Gibraltar, canal fundamental para frenar totalmente la influencia britnica en el Mediterrneo.Sin embargo, desde finales del 39 hasta casi el final de la invasin de Francia por Alemania se procedi, por parte de Gran Bretaa y Estados Unidos, a un bloqueo hacia Espaa, como forma de presin ante la cercana de sta con el nazismo; pero el dirigente britnico, cercano a los ideales anticomunistas de Franco, acab reiniciando las actividades comerciales Espaa al no entrar sta en el conflicto en uno de los momentos de mayor presin por parte del Eje y de la entrada en el conflicto de Italia.El momento de inflexin fundamental, en la que Espaa dio muestras de formar parte del conflicto, pero evit entrar en la guerra de manera directa, fue el planteamiento de la invasin de Rusia por parte de Hitler; esta invasin alej sus pretensiones del Mediterrneo, lo cual favoreci que Espaa no se viera involucrada directamente en el conflicto; sin embargo, Serrano Suer encabez la propuesta de mandar una divisin al frente que se enfrentara al comunismo sovitico. Mandar esta divisin, la llamada Divisin Azul, sera entrar directamente en el conflicto, ante lo cual se busc una nueva salida: los mandos seran miembros del ejrcito espaol, mientras que las tropas seran voluntarios, de tal manera, se mand apoyo al ejrcito alemn, pero no se entr en la guerra. Esta divisin se caracteriz por su enorme potencia ideolgica, pues todos los alistados saban que marchaban a combatir el comunismo.8 Senz-Francs, E., Entre la antorcha y la esvstica. Franco en la encrucijada de la Segunda Guerra Mundial, Op. Cit., pp. 87-89.

De este modo, las polticas internacionales aliadas se basaron en la contencin del rgimen franquista, es decir, no esperaban ms que mantener a Espaa fuera del conflicto, as como tampoco crean que iban a lograr acabar con neutralidad favorable al Eje. Sin embargo, Franco saba que si entraba en la guerra en apoyo a Alemania e Italia, los suministros llegados de EEUU como el petrleo u otras materias primas se cortaran, por ello, sustituy al cuadsimo y le devolvi el puesto al que lo ocup anteriormente, el Conde Gmez Jordana, quien desde este momento salvara las relaciones diplomticas con EEUU y Gran Bretaa, por su evidente defensa de la neutralidad en el conflicto.9 Calduch, R., Dinmica de la Sociedad Internacional, Madrid. 1993, p. 9.

As se mantuvo la poltica hasta 1941, cuando el conflicto se bloque en diferentes frentes (El ataque de Inglaterra, el frente ruso en Leningrado y Stalingrado y el frente norteafricano) y los aliados empezaron a mostrar una cierta iniciativa, sobre todo en este ltimo, lo cual reactiv las relaciones diplomticas; los aliados necesitaban que Franco no interviniera, si lo haca, probablemente toda su campaa se vendra abajo. Por otra parte, Hitler, debido a la derrota sufrida en los cielos del sur de Inglaterra, propuso la Operacin Flix, con la cual se tomara Gibraltar y se frenara la influencia britnica en todo el Mediterrneo. Sin embargo, para ello necesitaba la entrada de Espaa en la guerra, lo cual no se dio por la presin econmica Aliada.10 Senz-Francs, E., Entre la antorcha y la esvstica. Franco en la encrucijada de la Segunda Guerra Mundial, Op. Cit., pp. 70-73.

Y as fue, Espaa se mantuvo al margen y, como sabemos, la campaa norte africana se finalizara en el 42 con la victoria aliada sobre Rommel.11 Surez, L., Espaa, Franco y la Segunda Guerra Mundial. Desde 1939 hasta 1945, Op. Cit., pp. 277-281; 304-308.

En este contexto, Franco apart del poder a todos los miembros del gobierno afines al nazismo, por aquellos que planteaban un acercamiento a las potencias aliadas; as, Serrano Suer fue sustituido por Jordana y se intensificaron las relaciones con Estados Unidos, las cuales llevaron a momentos de gran tensin, e incluso se cort el suministro de petrleo a Espaa durante unos meses, para frenar la exportacin de wolframio a Alemania y facilitar el desembarco de Normanda.Desde este momento, la mayora de altos cargos del Estado Franquista, encabezados por el Conde Gmez Jordana, trataron de buscar el apoyo aliado, la iniciativa aliada volvi a necesitar la no entrada de Espaa en la guerra y Estados Unidos se encarg de ello, presionando de manera continua de manera diplomtica y mediante amenazas con bloqueos comerciales, ante lo cual se vio obligada a ceder, pues el nuevo rgimen necesitaba del petrleo estadounidense, a favor de reducir la cantidad de wolframio vendido a Alemania; retirar la Divisin Azul en la Unin Sovitica y mejorar el trato de los prisioneros en la pennsula, logro conseguido por los americanos Hull, Hayes y Hoare quienes aprovecharon el llamado incidente Laurel para llevar la presin diplomtica al extremo y lograr casi el abandono de los contactos con Alemania por parte del rgimen.12 Op. Cit., pp. 549-555.

As, segn fue avanzando la contienda, la poltica franquista se convirti en pro-aliada, aunque mantuvo las relaciones con Alemania hasta 1944 y, poco a poco, Franco fue estableciendo relaciones ms intensas con las potencias aliadas, sobre todo con la Gran Bretaa de Churchill, quien valoraba mucho el anticomunismo de Franco, frente a la nueva postura estadounidense, que planteaba que no habra sitio en las Naciones Unidas para un Gobierno fundado sobre los principios fascistas.13 Calduch, R., Dinmica de la Sociedad Internacional, Madrid. 1993, pp. 15-16.

De este modo, los aliados haban conseguido aislar diplomticamente a Espaa del Eje, y lo que era ms importante, debilitar la Alemania nazi por reducir las materias primas de las que poda disponer, lo cual fue fundamental para la campaa iniciada con el da D. Sin embargo, esta poltica favorable hacia Espaa se hizo polvo cuando la contienda finaliz, o, al menos, en la Conferencia de Yalta, donde se decidi el devenir del mundo tras la guerra. As pues, se conden a Franco y se comprometieron a:

garantizar que todos los pases liberados y los que actuaron en la rbita del nazismo elijan libremente sus Gobiernos por medio de elecciones libresA pesar de esto, Franco no titube, saba que exista resistencia interior a su estado y que desde el exterior queran derrocarlos, pero los resistidores dentro de la pennsula no tenan fuerza y desde el exterior no se arriesgaran a dejar caer la pennsula al comunismo. De este modo, el Rgimen Franquista, que haba colaborado con los aliados durante el conflicto, se vio aislado por aquellos a quienes haba apoyado, de tal manera que, durante los primeros aos despus de la IIGM se vio condenado a la autarqua14 Op. Cit., pp. 624-630.

hasta mediados/finales de los aos 50.15 Senante Berendes, H., La poltica Europea de Franco: La indefinicin ante Europa en El Franquismo: el Rgimen y la Oposicin, Guadalajara, 2000, pp. 123-133.

Sin embargo, es fundamental considerar que una de los factores claves para entender este cambio radical en la poltica hacia Espaa fue que Churchill no fue reelegido en 1945, lo cual fren su influencia prohispana entre los aliados.De hecho, el antiguo Primer Ministro Britnico trat de mejorar la visin de los espaoles con una declaracin en 1947, en la que afirm que si Franco hubiera querido, sus acciones en el Mediterrneo habra sido bloqueadas y la campaa norteafricana no se hubiera podido llevar a cabo pues, los barcos no hubieran podido fondear en Gibraltar para abastecer a sus convoyes.16 Morcillo Rosillo, M., Espaa en la poltica internacional a travs de la correspondencia diplomtica en El Franquismo: El Rgimen y la Oposicin, Guadalajra, 2000, pp. 249-251.

De este modo, Gran Bretaa se plante una poltica de apoyo a Franco, pues all los britnicos tenan enormes intereses que defender, pero tambin consider que se necesitaba alejar el rgimen de Franco del modelo fascista italiano o alemn, de tal manera que se promovi la idea de iniciar un gobierno de transicin no democrtica, pero tolerante, que prepara el camino para un sistema verdaderamente parlamentario y que frenara polticas como las ejecuciones de los prisioneros de guerra. Para ello, al mismo tiempo que una poltica de aceptacin propona una serie de sanciones econmicas, que condenaban a todo el rgimen a la autarqua. De este modo, a pesar que la opinin de los laboristas durante el conflicto fue la de intervenir en el estado para acabar con los regmenes fascistas en toda Europa, el argumento conservador por excelencia, el mismo que fren la intervencin en la Guerra Civil predomin: la amenaza comunista estaba ah, pues el temor de consolidacin en un lugar tan fundamentalmente estratgico para Gran Bretaa no le incitaba a intervenir.17Portero, F., Franco Aislado. La cuestin espaola (1945-1950), Madrid, 1989, pp. 34-38.

De este modo, se plante desde Gran Bretaa un mantenimiento del Rgimen, que no una amistad, si cumpla una serie de condiciones: mientras perdurara la Falange no sera aceptada en la nueva Organizacin Nacional y se plante suprimir el suministro total de petrleo al Rgimen, lo cual habra iniciado una crisis que acabara con l, sin embargo, segua siendo demasiado grande el temor a la llegada del comunismo como para dejar que se diera una revuelta en el estado espaol.Es decir, se neg la idea de que el Rgimen de Franco fuera atacado desde fuera y, al mismo tiempo, se plante el aislamiento diplomtico total, pues se decidi que Espaa no pudiera formar parte de los acuerdos internacionales ni de las organizaciones internacionales post.blicas, por otra parte, Gran Bretaa mantuvo su misma poltica econmica respecto a Espaa, importando importantes cantidades de frutas (naranjas, pltanos, albaricoques), verduras (tomates) y minerales considerados fundamentales dentro del estado anglosajn por su importancia dentro del mundo agrario, como las potasas y la pirita.As pues, mientras se mantuvo esta poltica de entendimiento, se trat de hacer presin diplomtica dentro del Rgimen Franquista, de tal manera que se pudiera aprovechar cualquier oportunidad para imponer una repblica moderada o una monarqua constitucional. Al mismo tiempo, Franco trat de llevar a un acercamiento entre Gran Bretaa y l, alegando que sus primeros acercamientos a las potencias del Eje no estuvieron relacionados con otras cuestiones que la necesidad de supervivencia de su Estado, mientras que las acciones de apoyo en las etapas finales de la guerra se dieron por de verdadera fe. El Gabinete britnico no cedi ante estos alegatos y acab por desestimar estas palabras del Generalsimo, y contest:

...Mientras que dichas barreras existan [Franco y la Falange] el desarrollo de relaciones realmente ms estrechas de amistas y cooperacin con Espaa, deseadas por el Gobierno de Su Majestad, ha de tropezar con dificultades e imposibilita que el Gobierno de Su Majestad se planee apoyar las aspiraciones de Espaa a participar en los eventuales acuerdos de paz, ni me parece probable pueda extenderse una invitacin a Espaa para que admitida en la futura organizacin mundial18Portero, F., Franco Aislado. La cuestin espaola (1945-1950), Op. Cit., pp. 34-52.

Por su parte, las relaciones americanas con la Espaa de post-guerra eran considerablemente menores que los britnicos, no tenan verdaderos intereses comerciales ms que algunos artculos de lujo y la economa espaola no permita ms que la importacin de un mnimo catlogo de productos industriales norteamericanos de enorme valor dentro de la economa peninsular. Sin embargo, a pesar de este nulo inters tampoco les interesaba continuar con conflictos tras la IIGM y menos en un lugar tan estratgico como era la entrada del Mediterrneo.De este modo, debido sobre todo al mismo temor que azot a Churchill en la intervencin en Espaa, los EEUU no intervinieron en la pennsula porque consideraban que el balance de prdidas sera mayor que el de beneficios, adems de la creciente amenaza comunista en todo el rea del Mediterrneo, de este modo, se prefiri el mantenimiento de Franco y la Falange, manteniendo un rgimen que, consideraban caera pronto por su propio peso. Sin embargo, al mismo tiempo que la poltica britnica llev a cabo un ataque continuo y muy duro hacia el rgimen, la poltica estadounidense hacia Franco se bas ms en el laissez faire, es decir, mientras el mismo Rgimen fuera tendiendo poco a poco hacia una liberacin y un cambio gradual hacia un estado ms democrtico, no se intervendra; siempre presente, claro est, el miedo al comunismo latente.De este modo, los EEUU iniciaron una serie de inversiones en Espaa a largo plazo, lo cual fue considerado por Franco casi como una legitimacin de su Estado, sin embargo, los EEUU comenzaron a seguir la poltica britnica respecto a Espaa, la cual adems, encajaba bastante bien con la que haba planteado Roosevelt durante la guerra, antes de su muerte:

La forma del Gobierno espaol y las polticas seguidas por ese Gobierno conciernen completamente al pueblo espaol. Pecara de ingenuo, sin embargo, si no le dijese que no veo ninguna posibilidad de ingreso en la comunidad de las naciones a aquellos Gobiernos fundados en los principios fascistas

As pues, aunque no se neg desde este momento ningn tipo de trato econmico respecto al rgimen, si se le mostr la negativa de aceptar su influencia en el contexto diplomtico internacional, as como su pertenencia a las grandes organizaciones internacionales, ya fueran polticas, militares o econmicas de la post-guerra. Sin embargo, as como no permitiran a la Espaa de Franco formar parte de la poltica internacional, tampoco intervendran en la poltica interior de dicho pas, aunque estuviera fuera de los principios por los que se haban enfrentado.19Portero, F., Franco Aislado. La cuestin espaola (1945-1950), Op. Cit., pp. 52-60.

Por tanto, a modo de conclusin, a pesar de que durante el conflicto la poltica diplomtica espaola tendi en ltima instancia a apoyar a las potencias aliadas y no entr como potencia beligerante en el conflicto, s fue atacada por su condicin totalitarista, relacionada directamente con las potencias del Eje, y por su tendencia dictatorial. De este modo, aunque durante la guerra la poltica diplomtica haba sido de entendimiento y acercamiento, durante la post-guerra evolucion de unas relaciones determinadas por el conflicto mundial a un aislamiento prcticamente total por parte de las potencias vencedoras.A modo de conclusin, puede decirse que la poltica internacional y la diplomacia espaola entre 1939 y el inicio de la Guerra Fra (1953) tuvo dos etapas fundamentales: una primera etapa de condicionada aceptacin internacional del Rgimen (1939-1945) en la que las potencias internacionales tenan que ceder en ciertas cuestiones hacia el gobierno de Franco por las necesidades que les impona la IIGM, de tal manera que se acept su presencia, e incluso se colabor con l, para mantener fuera del conflicto y aislar en mayor medida a Alemania y una segunda etapa, marcada por el aislamiento internacional del Rgimen (1945-1953) pues, una vez acabado el conflicto, no se vea necesario el apoyo de la Espaa Franquista, de tal manera que se inici un proceso de aislamiento internacional, e incluso se plante la intervencin para imponer la monarqua de nuevo.As pues, el Rgimen Franquista se vio aislado de todo tipo de poltica internacional, e incluso de las reparaciones del Plan Marshall, hasta que se vio obligado ya, por las mismas presiones dentro de su comit de Gobierno para ceder en ciertas cuestiones y abrir el Estado, ante lo cual las diferentes potencias occidentales pudieron iniciar una poltica ms cercana al Rgimen, sin embargo, esto no fue as hasta la dcada de 1950, cuando el mismo Franco consider que deba adaptar el Estado si quera que este sobreviviera, de tal manera que fue dando cabida para diferentes Estados y organizaciones internacionales reconocieran el Rgimen Franquista.20 Calduch Cervera, R., La poltica exterior espaola durante el Franquismo en Calduch, R. (Coord.), La poltica exterior espaola en el siglo XX, Madrid, 1994, pp. 107-122.