LA BEBIDA: ¡ESE AMARGO DELEITE!

 ..estuvo duro el tiroteo, te delata la mirada.. y aunque digas que no, a leguas se ve: que te embriagaste ayer y ahora la cruda te quieres curar!! (El Tri)

 Adrián Rodríguez Méndez

 Mucho se ha escrito y estudiado sobre las consecuencias que provoca la ingesta de alcohol, las estadísticas funestas por esta causa son por demás alarmantes. Es así, que desde cualquier ángulo estudiado por las diferentes disciplinas, todas concuerdan en uno: tomar alcohol es nocivo para la salud y las relaciones humanas.

                  

Sin embargo y por obvias razones, el consumo está justificado, “TODO CON MEDIDA”, recomiendan los industriales, puesto que teniendo control (EVITE EL EXCESO) se obtiene placer y la fiesta termina en paz. Lo cierto, es que el entorno revela un panorama muy distinto al que nos muestra la publicidad donde lo inn y el glamour se exaltan, ya que siendo honestos, la fiesta (el problema) nunca termina en paz, aunque para algunos, el lado oscuro del alcoholismo no se manifiesta todavía y por ende, tienen una visión rosa y divertida del mismo o en su defecto, lo niegan.

 

Cual fuere el caso, desde “crudas”, pasando por vómitos estrepitosos; caídas; pérdida del conocimiento; castigos de los padres; desfalcos a principio de quincena; divorcios; pleitos; violencia familiar; enfermedades; accidentes, multas y hasta asesinatos e inmoralidad sexual; el saldo final del copeo, trae consigo molestias y tragedias que afectan, no sólo a nivel personal, sino que se llevan de corbata, como siempre, a quienes nos quieren. El hecho, es que el alcohol sigue cobrando víctimas tan vorazmente como un león hambriento, el cual no discrimina clases sociales ni edad.

 FALTA DE OPCIONES

 En 2008, leí en la revista PROCESO, sobre el caso New’s Divine* y los chicos que murieron en la estampida humana, luego de la redada policíaca en el citado “antro” del D.F por la supuesta venta de alcohol a menores. Respecto de los hechos, difundidos por todos los medios electrónicos y escritos, la antropóloga Marta Lamas**, junto con muchos otros intelectuales lamentaron el acontecimiento, señalando la falta de alternativas y espacios para la juventud y que por ello, se entrampan en un callejón sin salida. En ese aspecto, Lamas tiene razón, la diversión para los jóvenes tiene una sola cara: irse de party y encerrón como ritual inequívoco cada fin de semana. Y aunque en este sensible suceso

nunca se aclaró si los jóvenes, ciertamente lo consumieron, el motivo central de la desgracia fue, una vez más: el alcohol.

 

Pero el asunto tiene trasfondo, no solo se trata de las oportunidades que faltan ni del alcohol que circula o no dentro y fuera de los “antros”, puesto que si de opciones hablamos, muchos levantarían la voz señalando que sí existe fomento deportivo, educativo y cultural.

 

Lo que resalta, es que a pesar de los esfuerzos por crear sistemas saludables, el problema va en aumento. Por lo cual se han buscado mil y un culpables y nadie repara en lo inicial, es decir, en el fundamento sólido que revierta totalmente la problemática. Vayamos pues, por partes.

 

* El 20 de junio de 2008 decenas de agentes bloquearon la salida a unos 500 adolescentes que se encontraban en el interior del lugar. Según las autoridades, la venta de alcohol a menores fue el motivo del operativo. Los padres de los 9  muchachos fallecidos aún exigen justicia ya que afirman que se trataba solo de una  tardeada  y nada más. 3 policías también perdieron la vida ese día.

**Autora del artículo de opinión “Menores sin opciones” publicado en la revista Proceso #1652

 

A GRANDES MALES, GRANDES REMEDIOS

 

Si la familia, la sociedad, el gobierno y como individuos, hemos fracasado en la búsqueda de una vida plena, existe alguien que no falla: Dios, así de simple y a la vez tan complejo de asimilar, en el sentido de que es Él y no nosotros quién tiene el control de todo. De Dios se nos dice o sabemos que es poderoso, bondadoso y un juez justo, a quien le debemos la vida y quien también nos protege y mantiene, pero muy a menudo decidimos hacerlo a un lado para cumplir nuestra voluntad y no la suya, dando como resultado un desastre de gran magnitud.

 

La solución entonces, es volverse a él en busca de auxilio, no como un amuleto o genio de la lámpara maravillosa que cumplirá nuestros deseos en un chasquido de dedos, sino como verdadero redentor de nuestras vidas.

Sobre el tema aquí expuesto, su palabra nos advierte: “No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu” Efesios 5.18. “El vino lleva a la insolencia, y la bebida embriagante al escándalo; ¡nadie bajo sus efectos se comporta sabiamente!” Proverbios 20.1. “Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” Romanos 6.23. ¿Que haremos al respecto? La pregunta queda abierta, la respuesta es responsabilidad nuestra.

 

RESULTADOS GARANTIZADOS

 

Si bien es cierto que Dios puede y quiere obrar a nuestro favor, el proceso para erradicar este y otros males aparejados, no es nada fácil, se requiere tomar decisiones radicales, que impliquen quizás tomar distancia de amistades, grupos, compadrazgos y familia que no conciban una reunión donde la bebida no sea el centro de atención. De igual manera, podría significar perder influencias y negocios o incluso retirarse del medio en el que actualmente se desenvuelve. No obstante, Dios conoce perfectamente cualquier circunstancia y por eso desea arreglar su vida sin dejarlo abandonado a su suerte, puesto que Dios no es “religión” como tan despectivamente la llamamos, sino más bien es poder (Romanos 1:16-17).

 

Aunque al principio, el querer dejar el vicio le parezca totalmente imposible - pues la presión biopsicosocial que viene enseguida es fuerte - le aseguro que no será permanente, ya que en la medida que cooperemos, podremos encontrar la verdadera libertad que solo puede explicarse a través de Jesucristo. Los  únicos requisitos son confiar y desear sinceramente ese cambio obedeciendo su palabra, pues en nada ayudaría resistirnos o sentirnos a gusto con la manera en que nos hemos manejado hasta hoy, si  es que en realidad queremos decir adiós al trago de manera definitiva.

 

Para quienes hemos comprobado estos resultados, se nos han hecho patentes, por ejemplo, dos declaraciones bíblicas: “Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas” (cosas materiales) Mateo 6. 33 y en Isaías 57.18 Dios promete y cumple: “He visto como han actuado, pero los sanaré. Los guiaré y les ayudaré, y consolaré a los que lloran. Ofrezco paz a todos, a los que están cerca y a los que estén lejos” .

 

Ahora, podemos afirmar que no es imposible estrenar vida nueva y que Dios nos llama una y otra vez pacientemente diciéndonos: “Clama a mí y yo  te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” Jeremías 33.3. En pocas palabras nos ofrece vida eterna, el aquí y el ahora no es el fin: Juan 3:16

 

Al final, después de cotejar nuestras acciones frente a su Palabra, nos queda para la reflexión y el dictamen, sí el tomar - aunque sea poco y de vez en cuando - es o no un amargo deleite.

 

¡Pensemos, decidamos y actuemos!