La Bestia Debe Morir

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La bestia debe morirNicholas Blake

Comentario [LT1]:

Ttulo original: THE BEAST MUST DIE

La bestia debe morir

Nicholas Blake

Presentacin LAS ADVERTENCIAS DE BERKELEY Y BLAKE En los ltimos aos de la dcada de los cuarenta, dos de los mayores escritores ingleses de novelas policacas anunciaron el fin de una poca dentro del gnero: aquella que haba sido protagonizada por la novela policaca clsica y cuyos grandes exponentes fueron Agatha Christie, Dorothy Sayers, John Dickson Carr, Philip Macdo-naid y Anthony Berkeley, entre otros. Este ultimo, precisamente, advirti: Estoy personalmente convencido de que la vieja novela con un puro y simple enigma criminal, que se apoya nicamente en la intriga, sin agregar los atractivos de los caracteres, del estilo y del humor, tiene los das contados o, en todo caso, se encuentra en manos del fiscal de cuentas; estoy convencido de que la novela policaca est en camino de convertirse en una novela de inters policaco o criminal, pero que atraer al lector ms por su psicologa que por su matemtica. El elemento enigma persistir, sin duda, pero se convertir sobre todo en un enigma de caracteres ms que de tiempo, lugar, motivo u oportunidad. Todo asesinato, hasta el ms corriente de la vida real, oculta un conjunto de emociones, drama, psicologa y aventura, cuyas posibilidades novelescas desaprovecha por entero la novela policaca corriente. Berkeley, autor de obras memorables como El caso de los bombones envenenados y El dueo de la muerte, cambi desde entonces su nombre por el de Francis lies para firmar Sus nuevas ficciones. Nicholas Blake (pseudnimo del escritor ingls Cecil Day Lewis) fue tambin contundente y certero en su previsin, y contribuy al advenimiento de la que a su vez llam novela criminal con obras y personajes de notable envergadura, como La bestia debe morir, donde el culto Nigel Strangeways es llamado a defender a un hombre con el cual el lector simpatiza desde las primeras lneas gracias a una sabia propuesta de complicidad. La bestia debe morir es una novela dividida en cuatro partes. La primera corresponde al diario del escritor de novelas policacas Flix Lane, pseudnimo del personaje llamado Frank Cairnes. En este diario el escritor anuncia su propsito de asesinar al hombre que arroll y mat con un coche a su hijo Martie Caimes. Abandonados, por tanto, los presupuestos de la novela-problema, no se trata aqu de averiguar quin es el asesino. Cairnes/Lane conocer pronto a quien termin con la vida de su hijo. Lo que resta por saber entonces es si le matar o no. Y en el primero de los casos, si luego de hacerlo lograr escapar de la justicia o no. La bestia debe morir es una novela de impecable construccin, que armoniza el suspense con una regocijada escritura. En ella, las claves de astucia y erudicin de los protagonistas principales, Cairnes y Strangeways, saltan hacia el lector como continuos guios: otro juego inteligente que confirma la voluniad estilstica y reflexiva de Blake en esta obra que parece ceirse, palabra por palabra, a su propio convencimiento de la cada en desgracia de la novela-problema y a lo enunciado por Anthony Berkeley con elocuente lucidez.JUAN CARLOS MARTINI

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PRIMERA PARTE EL DIARIO DE FLIX LAE Junio 20 de 1937. Voy a matar a un hombre. No s cmo se llama, no s dnde vive, no tengo idea de su aspecto. Pero voy a encontrarle, y le matar... Amable lector: debe perdonarme este comienzo melodramtico. Parece la primera frase de una de mis novelas policacas, no es cierto? Slo que esta historia nunca ser publicada, y el amable lector es una corts convencin. No, tal vez no sea una corts convencin. Estoy decidido a cometer lo que la gente llama un crimen. Todo criminal, cuando carece de cmplices, necesita de un confidente: la soledad, el espantoso aislamiento y la angustia del crimen son demasiado para un solo hombre. Tarde o temprano confesar todo. O, aunque su voluntad siga firme, le traicionar su super-yo, ese estricto moralista que llevamos dentro y que juega al gato y al ratn con los furtivos, con los cautelosos o con los atrevidos, induciendo al criminal in lapsus verbi; inducindole al exceso de confianza, dejando pruebas en contra y representando el papel de agente provocador. Todas las fuerzas de la ley y el orden seran impotentes contra un hombre absolutamente desprovisto de conciencia. Pero en lo ms hondo de nosotros existe ese deseo de expiacin, una sensacin de culpabilidad, el ntimo traidor; somos delatados por lo que tenemos de falso. Si la lengua se niega a confesar, lo harn nuestros actos inconscientes. Por eso el criminal regresa a la escena del crimen. Por eso estoy escribiendo este diario. Usted, imaginario lector, hypocrite lecteur, mon semblable, mon frre, ser mi confesor. No le ocultar nada. Usted ser quien me salve de la horca, si alguien puede hacerlo. Resulta bastante fcil afrontar un crimen, aqu sentado, en el bungalow que me prest James para que me restableciera despus de mi colapso nervioso (no, amable lector, no estoy loco; debe abandonar desde ahora esa idea. Nunca he estado ms cuerdo; culpable, pero no demente). Es bastante fcil afrontar un crimen mirando por la ventana el Golden Cap que brilla en el sol de la tarde, las olas metlicas y encrespadas de la baha, y el brazo curvo del Cobb con sus barquitos, cuarenta metros ms abajo. Porque todo esto, para m, significa Martie. Si no le hubieran matado, estaramos haciendo excursiones en el Golden Cap; l estara chapoteando en el agua con ese brillante traje de bao, del que estaba tan orgulloso; y hoy habra cumplido siete aos; yo le haba prometido ensearle a manejar el dinghy cuando tuviera siete aos. Martie era mi hijo. Una noche, hace seis meses, estaba cruzando la calle frente a nuestra casa. Haba ido al pueblo a comprar caramelos. Para l habr sido un resplandor de faros en la curva, la pesadilla de un momento, y luego el impacto, transformndolo todo en una eterna oscuridad. Su cuerpo fue arrojado a la cuneta. Muri en seguida, minutos antes de que yo llegara. El paquete de caramelos estaba desparramado sobre el asfalto; recuerdo que empec a recogerlos. No me pareca que hubiese otra cosa que hacer, hasta que encontr uno con

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sangre. Despus estuve enfermo durante bastante tiempo: fiebre cerebral, colapso nervioso, o algo semejante. La verdad, por supuesto, es que naturalmente yo no quera seguir viviendo. Martie era todo lo que me quedaba en el mundo. Tessa haba muerto al darle a luz. El hombre que mat a Martie no detuvo su coche. La polica no ha podido encontrarle. Dijeron que para que el cuerpo fuera arrojado y herido de esa manera, debi tomar la curva a ochenta por hora. Ese es el hombre que tengo que encontrar y matar. No creo que por hoy pueda seguir escribiendo. Junio 21. Amable lector: haba prometido no ocultarle nada, y ya he roto mi promesa. Pero es una cosa que tena que ocultarme a m mismo, a la vez, hasta que estuviera bastante bien como para encararla: Fue culpa ma? Hice mal en permitir que Martie fuera al pueblo? Ya est. Gracias a Dios, ya lo he dicho; el dolor de escribirlo casi me ha hecho atravesar el papel con la pluma. Me siento dbil como si me hubieran arrancado de la carne la punta de una flecha; pero el dolor mismo es una especie de alivio. Djenme mirar la flecha que estaba matndome lentamente. Si yo no le hubiera dado a Martie los veinte centavos, si yo hubiera ido con l esa noche, o mandado a la seora Teague, todava estara vivo, estaramos navegando en la baha, o pescando camarones en la boca del Cobb, o descolgndonos por los riscos entre esas flores amarillas... Cmo se llamaban? Martie quera saber el nombre de todas las cosas, pero ahora que estoy solo me parece que no hay ninguna razn para averiguarlo. Yo quera que se criara independiente. Saba que, muerta Tessa, exista el peligro de que mi cario lo echara todo a perder. Trat de que se acostumbrara al peligro; pero ya haba ido solo al pueblo docenas de veces: mientras yo trabajaba, tena la costumbre de jugar con los nios del pueblo. Era cuidadoso al cruzar la calle y, por otra parte, en ese camino hay muy poco trnsito. Quin hubiera pensado que aquel diablo aparecera por la curva, destruyendo todo a su paso? Lucindose ante alguna inmunda mujer que le acompaaba; o borracho. Y no tuvo el coraje de pararse y dar la cara. Tessa querida, fue ma la culpa? No te hubiera gustado que le criara envuelto en algodones, verdad? A ti no te gustaba que te mimaran, o que anduvieran detrs de ti: eras independiente como el diablo. No. Mi conciencia me dice que tena razn; pero no puedo sacarme de la cabeza esa mano apretando el cartucho de papel; no me acusa, pero no me deja descansar es un dulce fantasma que me importuna. Mi venganza ser para m solo. Me gustara saber si el mdico oficial hizo algn comentario censurando mi negligencia. En el sanatorio no me dejaron ver el papel. Slo s que dictaron sentencia del homicidio casual, contra una persona o personas desconocidas. Homicidio casual! Asesinato infantil ms bien. Si le hubieran cogido, le habran condenado a unos meses de crcel y luego hubiera estado libre para hacerse el loco de nuevo, a menos que le hubieran quitado para siempre el permiso de conducir, y creo que nunca lo hacen. Tengo que encontrarle e impedir que siga siendo un peligro. Al hombre que le mate deberan coronarle con flores (dnde le algo parecido?), como benefactor pblico. No, no empieces a engaarte. Lo que te propones no tiene nada que ver con la justicia

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abstracta. Pero me gustara saber qu dijo el oficial. Tal vez eso me retenga an aqu, puesto que ya estoy bastante repuesto; temo, s, qu dirn los vecinos. Mirad, ah va el hombre que dej matar a su hijo: eso dijo el oficial. Oh, que se vayan al diablo! Y el oficial tambin! Ya tendrn razones para llamarme asesino dentro de poco; entonces qu importa? Pasado maana me voy a casa. Ya est arreglado. Escribir a la seora Teague esta noche y le dir que prepare la casa. Ya he afrontado lo peor de la muerte de Martie, y creo sinceramente que no tengo nada que reprocharme. Mi cura ya est terminada; ya puedo dedicar todo mi corazn a la nica cosa que me queda por hacer. Junio 22. Esta tarde he recibido una rpida visita de James; solamente para saber cmo sigues. Muy amable. Se sorprendi de encontrarme tan bien. Le dije que esd se deba a la saludable situacin de su bungalow: no poda decirle que ya le haba encontrado una finalidad a mi vida; le hubiera incitado a hacer preguntas molestas. A una de ellas, por lo menos, ni yo mismo podra responder. Cundo decidiste por primera vez matar a X? es el tipo de pregunta (como Cundo te enamoraste de m?) que requiere todo un tratado para ser contestada. Y los futuros asesinos, a diferencia de los amantes, prefieren no hablar acerca de ellos mismos, a pesar de que este diario evidencia lo contrario; ms bien hablan despus, del hecho, y demasiado, pobres infelices! Bueno, mi imaginario confesor, supongo que ya es hora de que conozca algunos detalles personales mos: edad, estatura, peso, color de los ojos, condiciones para el oficio de asesino; ese tipo de cosas. Tengo treinta y cinco aos, mido un metro sesenta y cinco, ojos pardos, expresin habitual una especie de sombra benevolencia, como la lechuza, o por lo menos, eso me deca siempre Tessa. Mi pelo, por una extraa anomala, no ha encanecido an. Mi nombre es Frank Caimes. Antes tena un escritorio (no dir empleo) en el Ministerio del Trabajo; pero hace cinco aos una herencia y mi propia pereza me persuadieron a presentar mi renuncia y a retirarme a la casa de campo donde Tessa y yo habamos siempre deseado vivir. All debera haber muerto, como dice el poeta. Dar vueltas por el jardn, y en el dinghy, era muy poco, aun para mis posibilidades de ocio; por eso empec a escribir novelas policacas bajo el seudnimo de Flix Lane. Son bastante buenas, segn parece, y me reportan una sorprendente cantidad de dinero; pero no puedo convencerme de que la ficcin policaca sea una rama seria de la literatura; por eso Flix Lane ha permanecido siempre en el incgnito. Mis editores se han comprometido a no descubrir el secreto de mi identidad; despus de su horror inicial frente a la idea de un escritor que no quiere ser relacionado con las ineptitudes que da a la luz, terminaron divirtindose con esa especie de misterio. Buena publicidad, este asunto del misterio, pensaron con la simple credulidad de los de su clase, y empezaron a usarlo como propaganda; aunque me gustara mucho saber a quin demonios importa dos pepinos saber quin es en realidad Flix Lane; l me ser muy til en un futuro prximo. Cuando mis vecinos me pregunten qu estoy escribiendo durante todo el da, les dir que trabajo en la biografa de Words-worth; s bastante acerca de l, pero me comera una tonelada de engrudo antes que escribir su biografa. Mis cualidades para un crimen son, por no decir otra cosa, dbiles: representando a

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Flix Lane he adquirido algunos conocimientos superficiales de medicina legal, justicia criminal y procedimiento policaco. Nunca he disparado un tiro, ni he envenenado a una rata. Mis estudios sobre criminologa me han hecho comprender que solamente los generales, los cirujanos famosos y los propietarios de minas pueden cometer asesinatos impunemente. Pero tal vez sea injusto con los asesinos no profesionales. Con respecto a mi carcter, es mejor deducirlo de este diario; me gusta imaginar que lo creo sumamente despreciable, pero esto tal vez sea tan slo una sofisticacin... Perdneme usted esta locuacidad presuntuosa, amable lector que nunca habr de leerla. Un hombre est obligado a hablar consigo mismo cuando se encuentra sobre los hielos flotantes, solo en la oscuridad, perdido. Maana vuelvo a casa; espero que la seora Teague haya regalado sus juguetes. As se lo orden. Junio 23. La casa est como antes; y por qu no? Acaso las paredes deberan estar llorando? Esa pattica presuncin de esperar que todo el rostro de la naturaleza cambie por nuestros pequeos y retorcidos sufrimientos es tpica de la impertinencia humana. Por supuesto, la casa est igual, salvo que no hay vida en ella. Veo que han puesto una seal de peligro en la curva; demasiado tarde, como de costumbre. La seora Teague est muy abatida. Parece que lo ha sentido; o tal vez sus tonos funerarios sean slo comedia de habitacin de enfermo para halagarme. Leyendo de nuevo esta frase, la encuentro singularmente malvada; celos porque otra persona ha querido a Martie y ha ocupado un lugar en su vida. Dios mo, habr estado a punto de convertirme en uno de esos padres absorbentes? Si es as, realmente no sirvo para asesino. Escriba esto cuando entr la seora Teague, con una expresin de pedir disculpas, aunque decidida, en su enorme cara colorada, como una esposa tmida que se ha comprometido a elevar una queja, o como un comulgante que vuelve del altar. No pude hacerlo, seor dijo; no he tenido coraje. Y me horroriz echndose a sollozar. Hacer qu?, pregunt. Regalarlos, solloz. Tir una llave sobre la mesa y sali del cuarto. Era la llave del armario de los juguetes de Martie. Sub al cuarto del chico y abr el armario. Tuve que hacerlo en seguida, porque, si no, nunca lo hubiera hecho. Durante largo rato, incapaz de pensar, estuve mirando el garaje de juguete, la locomotora Hornby, el viejo osito con su nico ojo; sus tres favoritos. Me vinieron a la mente los versos de Coventry Patmore. A su alcance tena una caja de bolitas, una piedra veteada, un pedazo de vidrio rodo por la playa, y siete u ocho conchillas: una botella con campanillas y dos monedas -francesas de cobre, arregladas con arte cuidadoso, para consolar su corazn desolado. La seora Teague tena razn. Me haca falta. Haca falta algo que mantuviera abiertaPgina 6 de 129

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la herida: esos juguetes son un recuerdo ms punzante que la tumba en el cementerio, no me dejarn dormir, sern la muerte de alguien. Junio 24. Esta maana he hablado con el sargento Eider. Cien kilos de msculo y de hueso, como dira Sapper, y ms o menos un miligramo de cerebro; los arrogantes ojos de pescado del imbcil investido de autoridad. Por qu nos sentimos siempre invadidos por una especie de parlisis moral al hablar con un polica, como si uno estuviera a bordo de una canoa a punto de ser arrollada por el Normandie? Probablemente es una especie de temor contagioso. El polica est siempre a la defensiva: contra las clases superiores porque pueden daarle si da un paso en falso; contra las clases inferiores porque es el representante de la ley y el orden, que stas parecen considerar, con toda razn, como sus enemigos naturales. Eider despleg la acostumbrada reticencia pomposa y oficial; tiene la costumbre de rascarse el lbulo de la oreja derecha y mirar, al mismo tiempo, hacia la pared, por encima de uno, costumbre que considero extraamente irritante. Me dijo que an proseguan las investigaciones; todas las posibilidades seran analizadas; haban reunido gran cantidad de informaciones, pero todava no haba ninguna pista segura. Lo cual significa, por supuesto, que han llegado a un punto muerto y no quieren admitirlo. Me dejan la va libre. Combate abierto. Me alegro. Le ofrec a Eider un medio litro, y se abland un poco. Averig algunos detalles de las investigaciones. La polica es bastante perfecta. Aparte de la llamada radiotelefnica para que se presentaran los testigos del accidente, parece que visitaron todos los garajes del condado, averiguando si no haban trado radiadores averiados para arreglar, parachoques, guardabarros, etc.; se investigaron las coartadas de todos los propietarios de coches con respecto al instante del accidente, dentro de un extenso radio. Adems preguntaron, casa por casa, a lo largo de la posible ruta seguida por el individuo en las proximidades del pueblo; se interrog a los propietarios de las gasolineras; y as sucesivamente. Parece que aquella tarde haba tenido lugar un juicio pblico, y la polica pens que la persona buscada poda haber sido alguno de los asistentes que* se hubiera extraviado (en verdad corra a la velocidad de alguien que quisiera recuperar el tiempo perdido); pero ninguno de los coches estaba averiado al llegar a la prxima parada. Tambin descubrieron, de acuerdo con las horas indicadas por los oficiales de esas paradas y de la anterior, que ninguno de los conductores haba tenido tiempo para dar un rodeo y pasar por el pueblo. Pudo existir alguna excepcin; pero pienso que la polica la hubiera descubierto. Creo haber obtenido toda esta informacin sin parecer demasiado framente inquisitivo. Para qu quiere saber todo esto un padre desolado? Bueno, supongo que Eider no se preocupa demasiado por los matices morbosos de la psicologa. Pero es un problema abrumador. Qu xito puedo tener donde ha fallado toda la organizacin policaca? Es como buscar una aguja en un pajar. Un momento. Si yo quisiera esconder una aguja, no la escondera en un pajar: la escondera en un montn de agujas. Eider estaba muy seguro de que el impacto del choque deba haber averiado de algn modo la parte delantera del coche, aunque Martie pesara menos que una pluma. La mejor manera de disimular una avera sera causar ms dao en el mismo lugar. Si yo hubiera atropellado a un chico y hubiera abollado un guardabarros, buscara otro accidente: lanzara el coche contra una puerta, un rbol o

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cualquier otra cosa; esto disimulara todas las marcas del choque anterior. Tenemos que ver si aquella noche hubo algn accidente de este tipo. Llamar a Eider por la maana y se lo preguntar. Junio 25. La polica ya lo haba pensado. El respeto de Eider por los afligidos fue sometido a una severa prueba, a juzgar por su tono en el telfono: me dio a entender, cortsmente, que la polica no necesitaba que los de afuera le ensearan a hacer su trabajo. Todos los accidentes ocurridos en las inmediaciones haban sido investigados, para establecer su bona fdes>, palabras textuales del imbcil. Es asombroso, enloquecedor. No s por dnde empezar. Cmo se me ocurri que no tena ms que estirar el brazo para coger al hombre que estoy buscando? Debe haber sido el primer paso de la megalomana del criminal. Despus de mi conversacin telefnica de esta maana con Eider, me sent irritado y desanimado. No tengo nada que hacer; salgo a dar vueltas por el jardn, donde todo me recuerda a Martie, sobre todo este estpido asunto de las rosas. Cuando Martie apenas saba caminar, tena la costumbre de seguirme por el jardn, mientras yo cortaba las flores para la mesa. Un da descubr que l haba cortado dos docenas de rosas finas, que yo guardaba para una exposicin; esa esplndida flor rojo oscuro: Noche. Me enfad con l, aunque, aun en ese momento, comprenda que slo haba querido ayudarme. Fui bestial. Luego, durante varias horas, nadie pudo consolarle. As se destruyen la inocencia y la confianza. Ahora est muerto, y supongo que ya no importa; pero me gustara no haber perdido la cabeza ese da; para l debi ser como el fin del mundo. Oh diablos, estoy volvindome imbcil! No me falta ms que hacer un catlogo de sus frases infantiles. Y por qu no? Mirando ahora hacia el csped, recuerdo cmo me dijo una vez que vio un gusano cortado en dos por la segadora: Mira, pap, ese gusano quiere ir a dos lugares a un mismo tiempo. Me pareci muy bien esa facilidad para las metforas; poda haber llegado a ser poeta. Pero lo que me llev a pensar en estas cosas sentimentales fue el descubrimiento que hice esa maana al salir al jardn: que me haban cortado todos los rosales. Mi corazn se detuvo (como digo en mis novelas). Durante un momento pens que los ltimos seis meses haban sido una pesadilla y que Marie estaba todava vivo. Sin duda habr sido algn chico travieso. Pero esto me desanim, me hizo sentir como si todo estuviera en contra de m; una providencia misericordiosa y justa podra haber dejado por lo menos algunas losas. Supongo que tendr que comunicar este acto de vandalismo a Eider, pero no tengo ganas de que me molesten. Hay algo intolerablemente teatral en el sonido de los sollozos. Espero que la seora Teague no me haya odo. Maana por la noche recorrer las tabernas y ver si consigo alguna informacin. No puedo seguir para siempre entristecindome dentro de mi casa. Tal vez vaya a tomar algunas copas con Peters, antes de acostarme. Junio 26. Hay un placer incomparable en la simulacin: la sensacin de aquel hombre del cuento, que llevaba en el bolsillo una bomba que, al apretar una perilla, le hara volar instantneamente junto con todo lo que le

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rodeaba. Sent lo mismo cuando me compromet secretamente con Tessa. Ese secreto peligroso y maravilloso dentro de mi pecho; y lo sent de nuevo anoche, hablando con Peters. Es un buen tipo, pero supongo que nunca se ha encontrado con nada ms melodramtico que un parto, una artritis o una gripe. Yo trataba de imaginarme qu hubiera dicho de haber sabido que un futuro asesino estaba sentado con l, tomando un whisky. En un momento dado, el deseo de decirlo lleg a ser intolerable. Realmente, tendr que ser ms cuidadoso. Esto no es un juego. No lo hubiera credo, pero no quiero que me manden de nuevo a ese sanatorio o a algn lugar peor bajo observacin. Me alegr cuando Peter me dijo, despus que me hube decidido a preguntrselo, que el informe no deca nada acerca de una posible responsabilidad ma en la muerte de Martie. Sin embargo, todava me molesta esa idea. Miro las caras de las personas del pueblo y trato de imaginarme lo que realmente estarn pensando de m. La seora Anderson, por ejemplo, la viuda de nuestro organista, por qu cruz esta maana la calle para evitarme? Siempre quiso mucho a Martie. En realidad, me lo estaba arruinando con sus fresas con nata y esos extraos rombos de gelatina, y sus mimos furtivos cuando supona que yo no miraba. Esto ltimo nos disgustaba a ambos por igual. Es cierto que la pobre nunca tuvo hijos, y que la muerte de Anderson fue para ella un golpe decisivo. Preferira que me cortaran en pedazos antes que tener que soportar su pegajosa simpata. Como casi todas las personas que llevan una vida aislada aislada espiritualmente, quiero decir, soy extraordinariamente sensible a la opinin que los dems tienen de m. Odio la idea de ser un tipo popular, bien recibido en todas partes; sin embargo, la idea de ser impopular me produce un sentimiento de profunda intranquilidad. No es un rasgo muy simptico querer comerse el pastel y al mismo tiempo guardrselo; ser querido por mis vecinos, pero permanecer esencialmente separado de ellos. Pero, por otra parte, como ya he dicho, no pretendo ser una persona muy agradable. Voy a ir al Saddler's Arms, y afrontar la opinin pblica dentro de su mismo antro. Tal vez consiga una pista, aunque supongo que Eider ya debe haber interrogado a los muchachos. Ms tarde. He bebido casi cinco litros en las ltimas horas, pero todava estoy fro. Parece que hay algunas heridas demasiado profundas para la anestesia local. Todos muy amigos. Por lo menos no soy el villano de la obra. Una vergenza dijeron. La horca es muy poco para esa clase de gente. Echamos de menos al chico; era muy espabilado dijo el viejo Bamett, el granjero. Esos automviles son la maldicin de los campos: si dependiera de m, los prohibira. Bert Cozzens, el sabio del pueblo, agreg: Es el peaje de los caminos, no es ms que eso, la libertad de trnsito de los caminos. Seleccin natural, comprenden? Supervivencia de los ms aptos, sin faltarle al respeto, seor; frente a esta horrible fatalidad, le acompaamos todos en el sentimiento. Supervivencia de los ms aptos? chill el joven Joe. Qu nos cuentas, Bert? Supervivencia de los ms gordos, parece. Esto fue considerado como una falta de respeto, y el joven Joe fue suprimido de la

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conversacin. Son buenas personas: ni hipcritas ni cnicos ni sentimentales cuando se trata de la muerte; tienen la correcta actitud realista. Sus hijos deben ahogarse o nadar; no pueden pagarse nodrizas o comidas de fantasa, por eso nunca se les ocurrira ver mal que yo permitiera a Martie vivir la vida independiente y natural de sus propios hijos. Yo pude haberlo adivinado. Pero temo que no me hayan sido tiles en ningn sentido. Como lo resumiera Ted Bamett, daramos todos los dedos de la mano derecha por encontrar al sinvergenza que hizo eso. Despus del accidente vimos a uno o dos coches que cruzaban por el pueblo, pero no nos fijamos en ellos, pues no sabamos qu haba pasado; y los faros deslumbran de tal manera, que uno no puede ver las matrculas. Supongo que para eso est la polica. Lstima que Eider se pasa el tiempo... Y aqu segua una serie de calumnias y de suposiciones, de un carcter sumamente ertico, relativas a lo que nuestro honorable sargento hace en sus horas libres. Lo mismo en el Lion and Lamb y en el Grown. Mucha voluntad, pero ninguna informacin. A este paso no llegar a ninguna parte. Debo tomar una direccin totalmente distinta. Pero cul? Esta noche estoy muy cansado para seguir pensando. Junio 27. Hoy, una larga caminata por el lado de Cirencester. He pasado por la colina desde donde Martie y yo lanzbamos aquellos planeadores de juguete; le gustaban terriblemente; tal vez hubiera llegado a estrellarse con un aeroplano si no hubiera aparecido antes el coche. Nunca olvidar cmo miraba los planeadores, con una cara inefablemente tensa y solemne, como si hubiera querido mantenerlos planeando y volando eternamente. Todo el campo me lo recuerda. Mientras permanezca aqu, mi herida no ha de cerrarse, y es justamente lo que quiero. Alguien trata de hacerme desaparecer. Anoche destruyeron y tiraron sobre el camino todas las plantas de lirios y de tabaco del cantero que est bajo mi ventana. Ms bien esta maana, temprano; a medianoche estaban como siempre. Ningn chico del pueblo repetira una cosa semejante. En todo esto hay una malevolencia que me preocupa un poco. Pero no me intimidar. Se me ha ocurrido una idea extraa. Tengo, tal vez, algn enemigo mortal, que ha matado deliberadamente a Martie y que est destruyendo ahora todas las otras cosas que amo. Fantstico. Demuestra cmo se nos puede trastornar el cerebro si estamos demasiado tiempo solos. Pero si esto sigue durante ms tiempo, llegar a tener miedo de mirar por la ventana al levantarme. Hoy he caminado rpidamente, para que mi cerebro no pudiera seguirme, y por unas horas me libr de su constante recriminacin. Me siento ms fresco; por lo tanto, con su permiso, hipottico lector, me decidir a pensar sobre el papel. Qu nueva lnea de conducta debo adoptar? Ser mejor disponer el asunto bajo la forma de una serie de proposiciones y deducciones. Ah va: 1. No vale la pena utilizar los mtodos de la polica, que posee ms medios y que parece haber fracasado. La consecuencia es: debo explotar en lo posible mis propios puntos fuertes. Seguramente, en un escritor policaco, la capacidad de situarse dentro de la mente del criminal.

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2. Si yo hubiera atropellado a un nio y averiado mi coche, me alejara instintivamente de los caminos principales, donde el deterioro podra ser advertido, y tratara de llegar lo ms pronto posible a un lugar donde repararlo. Pero, de acuerdo con la polica, todos los garajes han sido registrados, y todas las averas que fueron reparadas en los das siguientes al accidente eran susceptibles de alguna explicacin inocente. Por supuesto, pueden haber mentido de una manera u otra; si as fuera, me parece humanamente imposible descubrirlo. Qu se deduce de esto? a) Que el coche no result, despus de todo, daado; pero la opinin de los expertos sugiere que esto es muy improbable. b) Que el criminal llev su coche a un garaje particular, y lo ha mantenido hasta ahora bajo llave; es posible, pero sumamente improbable. c) Que el criminal llev a cabo las reparaciones por s mismo, secretamente; sta es, sin duda, la explicacin ms verosmil. 3. Supongamos que el individuo efectu las reparaciones. Esto revela algo acerca de l? S. Debe de ser un experto, con las herramientas necesarias a su disposicin. Pero aun una pequea abolladura en un guardabarros hace necesaria la utilizacin de un martillo, y provoca por lo tanto un estrpito capaz de despertar a los muertos. Despertar! Exactamente. Tuvo que hacer las reparaciones durante esa misma noche, para que al da siguiente no quedaran rastros del accidente. Pero un martilleo nocturno podra despertar a la gente y provocar sospechas. 4. No martille durante la noche. Pero aunque estuviera el coche en un garaje pblico, o en uno particular, los golpes de martillo por la maana hubieran llamado la atencin, suponiendo que hubiera podido posponer las reparaciones hasta la maana. 5. No utiliz el martillo para nada. Pero debemos suponer que las reparaciones fueron efectuadas de una manera u otra. Qu tonto soy! Aun para arreglar una abolladura pequea hay que sacar el guardabarros. Y si, como estamos obligados a deducir, el criminal estaba imposibilitado de hacer ruido mientras arreglaba el coche, la consecuencia es que tuvo que retirar la parte averiada y sustituirla por otra nueva. 6. Supongamos que coloc otro guardabarros, quiz tambin un parachoques, o un faro nuevo, y se deshizo de los averiados. Qu deducimos? Que debe ser por lo menos un buen mecnico, y que puede conseguir piezas de repuesto. En otras palabras, debe trabajar en un taller de reparaciones pblico. Es ms: debe ser el dueo, porque solamente el dueo del taller podra ocultar la desaparicin de esa pieza de repuesto sin dar explicaciones. Por Dios! Parece que he llegado por fin a alguna parte. El hombre que busco posee un taller, y debe ser importante; si no, no tendra las piezas de repuesto necesarias; pero no demasiado importante, porque en un taller grande las piezas de repuesto en existencia estaran seguramente bajo la supervisin de algn empleado o encargado, y no en manos del patrn. A menos que el criminal fuera ese empleado o encargado. Me temo que esto aumente de nuevo el radio de eleccin. Qu puedo deducir acerca del coche y de la naturaleza de las averas? Desde el punto de vista del conductor, Martie cruzaba la calle de izquierda a derecha; su cuerpo fue arrojado a la cuneta izquierda del camino. Esto sugiere que la abolla dura ha de haber sido a la izquierda del coche, especialmente si se desvi un poco a la derecha, para evitarle. El guardabarros, el faro o el parachoques izquierdo. Faro; esta palabra trata de decirme algo. Piensa. Piensa...

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Ya lo tengo! No haba cristales rotos sobre el camino. Qu clase de faro es ms difcil de destruir con un impacto? Los que estn cubiertos por una rejilla, como los de esos coches deportivos rpidos y bajos. Y debe haber sido un coche bajo y alargado (con un piloto experto), para haber podido dar vuelta a esa esquina a semejante velocidad y sin salirse del camino. Recapacitemos. Hay bastantes razones hipotticas para suponer que el criminal es un piloto experto y temerario, propietario o encargado de un taller pblico de cierta importancia, y dueo de un coche deportivo con faros protegidos por rejillas. Probablemente un coche bastante nuevo; si no, se hubiera notado la diferencia entre el guardabarros viejo de la derecha y el nuevo de la izquierda, aunque pudo haber disimulado el nuevo para que pareciera usado: rajaduras, polvo, etc. Ah!, y otra cosa: o su taller est en un lugar ms bien solitario, o tiene alguna buena linterna sorda; de otro modo hubiera sido visto mientras efectuaba sus reparaciones nocturnas. Adems, esa noche tuvo que salir de nuevo para deshacerse de las partes deterioradas despus de cambiarlas; y debe existir un ro o unos matorrales all cerca donde tirarlas, pues de ningn modo poda dejarlas junto a los desperdicios del taller. Cielos! Son ms de las doce de la noche. Debo acostarme. Ahora que s por dnde empezar, me siento como nuevo. Junio 28. Desesperacin. Cuan frgil parece todo a la luz de la maana! Si hasta ni s, ahora, si hay coches con rejillas frente a los faros; los radiadores, s, pero los faros? Claro que esto es fcil de averiguar. Pero aun suponiendo que esta cadena de argumentos sea, por milagro, verdica, estoy tan lejos como antes del hombre. Habr miles de dueos de garajes que poseen coches deportivos. El accidente ocurri ms o menos a las seis y veinte de la tarde; suponindole un mximo de tres horas para colocar las partes nuevas y deshacerse de las viejas, le quedaban todava diez horas de oscuridad para hacer lo que quisiera, ]o cual significa que el garaje puede estar en cualquier parte denrro de un radio de trescientas millas. Un poco menos, quiz; no es probable que se atreviera a cargar gasolina en alguna parte, con la marca de la bestia sobre el coche. Pero imagnense ustedes todos los garajes que caben en ese radio, aun cuando lo redujramos a cien millas. Debo ir a cada uno de ellos preguntando al dueo si tiene un coche deportivo? Y si contestara que s? La perspectiva es tan espantosa como la extensin infinita de la eternidad. Mi odio hacia ese hombre ha destruido mi sentido comn. Tal vez no sea sta la razn principal de mi falta de nimo. Esta maana lleg una carta annima. Trada personalmente, mientras todos dormamos, seguramente por el mismo bromista repugnante o monomaniaco que ha estado destruyendo mis flores. Me ataca los nervios. Esta es la carta. Papel barato, maysculas de imprenta como de costumbre. Usted lo mat. No s cmo se atreve a mostrar su cara por el pueblo despus de lo que pas el 3 de enero. No se da por aludido? Aqu no lo queremos, y vamos a crearle una situacin tan molesta que se arrepentir de haber vuelto. La sangre de Martie est sobre su cabeza. Parece una persona educada. O personas, si el nosotros significa algo definido. Oh, Tessa!, qu har? Junio 29.

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La hora ms oscura precede al alba! Ha terminado la cacera! Djenme saludar el nuevo da con una salva de lugares comunes. Esta maana he salido con mi coche, como estaba an en lo peor de mi depresin, pens ir hasta Oxford para ver a Michael. Fui por un atajo desde el Cirencester hasta el camino de Oxford, una huella angosta por las colinas, por donde nunca haba pasado. Despus de la lluvia, todo viva y resplandeca a la luz del sol. Mirando a lo lejos, ms all de los montes a mi derecha haba un maravilloso campo de trbol, color de frambuesa aplastada, me met de golpe en un vado. El coche se arrastr por el agua hasta el otro lado y se detuvo. Nunca he sabido nada de lo que sucede debajo del cap; pero s que cuando el coche se para hay que dejarlo un rato hasta que se le pase el mal humor, y casi siempre vuelve a marchar. Me haba bajado para sacudirme el agua al meterme en el vado un gran abanico de agua se haba lanzado sobre m, cuando un sujeto apoyado en la valla de una finca me habl. Cambiamos unos cuantos chistes acerca de los baos de lluvia. Luego el individuo me dijo que una noche, este invierno, haba sucedido algo semejante, all mismo. Ociosamente, slo por hablar, le pregunt qu da. Esta pregunta result toda una inspiracin. Hizo con tono moralista algunos clculos complicados, relacionados con una visita a su suegra, una oveja enferma y una radio que se haba estropeado, y contest: El tres de enero. Eso mismo: el tres de enero. No tengo la menor duda. Despus de la oracin. En este momento ya saben cmo se meten en la cabeza ciertas frases intempestivas, vi mentalmente esta frase: Lavado en la Sangre del Cordero. Recuerdoque la haba ledo en un cartel, al lado de una iglesia metodista, junto al camino. En varios sentidos, la frase de Daniel. Despus, la palabra sangre se asoci con la carta que recib ayer la sangre de Martie est sobre su cabeza. Luego la niebla se desvaneci y vi claramente la imagen del asesino de Martie metindose a toda velocidad en el vado, como yo, pero a propsito, para lavar del coche la sangre de Martie. Mi boca estaba seca, mientras preguntaba, tan negligentemente como pude, al hombre: Usted no recuerda, por casualidad, qu hora era cuando esa otra persona se meti en el vado? Estuvo pensando un rato; todo temblaba en la balanza (estos viejos cliss son tan satisfactorios), y luego dijo: No eran las siete. Menos cuarto o menos diez, supongo. S, eso es. Cerca de las siete menos cuarto. Mi expresin deba ser todo un poema, como algunos dicen. Vi que me miraba con cierta curiosidad, y en ronces exclam con gran entusiasmo: Entonces habr sido mi amigo! Me dijo que despus de dejarme se haba perdido y metido en un vado cuando pasaba por los Cotswolds, etctera, etctera. Detrs de esa cortina de humo mi cerebro efectuaba un clculo relmpago. Yo haba tardado casi media hora en llegar hasta ah. En un coche rpido, conociendo los caminos y sin tener que parar para consultar los mapas, X podra haberlo hecho entre las seis y veinte, la hora del accidente, y las siete y cuarenta y cinco. Unos veintiocho kilmetros en veinticinco minutos, promedio de sesenta y cinco kilmetros por hora; bastante plausible para un coche deportivo. Arriesgu todo en otra pregunta: No era un coche deportivo, alargado? No vio de qu marca? O el nmero de laPgina 13 de 129

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matrcula? Se meti en el agua a bastante velocidad; pero no distingo bien la marca de los automviles. Estaba oscuro, sabe?, y los faros me encandilaban. Los vi venir desde lejos. Tampoco me acuerdo bien del nmero. CAD y algo ms, me parece. Eso mismo! dije. (CAD son las letras de las nuevas matrculas de Gloucestershire. El crculo se est estrechando.) Yo pensaba: Con buenos faros, slo un luntico se metera a toda velocidad en un vado grande, a menos que quisiera levantar una o de agua que cayera sobre la parte delantera de coche y lavara las manchas de sangre. Yo me haba metido en el agua porque estaba mirando el paisaje, cosa que nadie hace de noche. Por qu no entr en mis clculos la cuestin de la sangre? Naturalmente, si X se vea obligado a pararse en cualquier parte durante su viaje d regreso, las manchas de sangre sobre la carrocera podan ser advertidas, y eran ms difciles d explicar que un guardabarros abollado. Por or parte, era peligroso pararse y ponerse a limpiar la carrocera con un trapo; no es muy fcil deshacerse de trapos manchados de sangre. Mucho ms fcil sera meterse en un vado, y dejar que el agua hiciera el resto. Seguramente, haba detenido ( coche para ver si la limpieza haba sido completa. Pero el hombre estaba diciendo, con la sospecha de un guio en la cara: Es bastante bonita, seor, verdad? Por un momento pens que me hablaba de otra cosa. Luego, horrorizado, comprend que se refera a X. Por algn motivo desconocido nunca se me haba ocurrido que la persona que buscab pudiera ser una mujer. No saba que mi amigo llevaba un... una pasajera consigo balbuce, tratando de reponerme. Oh, ah! dijo. (Aceptado! Gracias Dios!) Luego en el coche, iban un hombre y un mujer. El canalla, como haba imaginado, andaba pavonendose. Procur que el hombre me describiera a mi amigo, pero no result gran cosa Un tipo grandote, bien vestido, bien educado Haba que ver cmo estaba nerviosa la seora se haba asustado al entrar en el vado a semejar te velocidad. Todo el tiempo deca: Oh, George apresrate; no podemos quedarnos aqu toda la noche! Pero l no tena prisa. Se quedaba al' como est usted, apoyado en el guardabarros charlando amablemente. Apoyado en el guardabarros? As? pregunt, asombrado por mi buena suerte. Hum. As era. Yo estaba apoyado en el guardabarros delantero izquierdo; el mismo que deba de habrsele abollado a X: X se haba apoyado all, seguramente, para ocultar la abolladura al hombre con quien yo hablaba. Le hice otras preguntas, con el mayor tacto posible, pero no le pude sacar ms datos acerca del hombre o de su coche. Yo estaba furioso. No encontrando otra cosa que decir, adopt un tono repugnante y horrible. Bueno, tendr que preguntarle a George acerca de esta amiga suya. Esas cosas no se pueden hacer. Y un hombre casado! Me gustara saber quin es ella. La broma dio en el blanco. El individuo se rasc la cabeza. Pensndolo bien, yo s su nombre; pero no lo recuerdo. La semana pasada la vi en una pelcula. En Cherunham. Trabajaba en paos menores, y no tena demasiados, tampoco. En paos menores, en una pelcula?Pgina 14 de 129

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S. En paos menores. Mi seora se escandaliz bastante. Pero cmo se llama? Eh, patrona! De la casa sali una mujer. Cmo se llamaba esa pelcula que vimos la semana pasada? La primera. La otra? Pantorrillas de criada. Hum. Eso es. Pantorrillas de criada. Y esta seorita era Polly, la criada, comprende? Dios, casi no enseaba las piernas. Medio loca, me pareci dijo la mujer. Mi Gertie est alocada, pero no usa ropa interior de encaje, ni tiene tiempo de andar enseando sus encantos como esa descarada de Polly. Le dara su merecido. Usted quiere decir que la chica que estaba esa noche con mi amigo tena el papel de Polly en esa pelcula? Bueno, no podra jurarlo. No quiero meter a ese seor en los. La seora del coche esconda la cara todo el tiempo. Sin duda no quera que la reconocieran. Se puso furiosa cuando el caballero apunt con la luz para adentro del coche. George, aparta esa maldita linterna, dijo. As pude verle la cara. Y cuando vi a la Polly del cine le dije a mi seora: Eh, patronal, no es la del coche que se par en el vado? Cierto. Poco despus les dej, despus de haber hecho algunas observaciones sobre la conveniencia de no hablar demasiado sobre todo aquello. Aunque hablaran, no les han quedado ms que las ideas de una relacin ilcita entre dos personas, la que pienso haber comentado hbilmente. No poda recordar el nombre de la actriz que haba representado el papel de Polly; fui directamente a Chel-tenham y lo averig. Pantorrillas de criada es una pelcula inglesa; podra haberlo adivinado por el ttulo, tpico de la inclinacin britnica hacia la indecencia barata y vulgar; el nombre de la chica es Lena Lawson. Lo que llaman una estrellita (Dios, qu palabra!) Estn proyectando esa pelcula en Gloucester, esta semana; ir maana y tratar de verla bien. No es extrao que la polica no haya utilizado como testigos a esas personas. Su finca es un lugar desierto, junto a un camino por donde pasan de da pocos coches. Tampoco oyeron la advertencia transmitida por la BBC, porque tuvieron durante toda esa semana el aparato de radio estropeado. Y, de cualquier modo, cmo hubieran podido relacionar el coche del vado con un accidente ocurrido a casi treinta kilmetros de distancia? Estos son los nuevos datos sobre X. Su nombre de pila es George. Su coche tiene matrcula de GIoucestershire. Esto, unido a su conocimiento de la existencia del vado (no tuvo tiempo, seguramente, de buscar uno en un mapa) sugiere fuertemente que vive en el condado. Y que Lena Lawson es su punto dbil: y cuando digo dbil, s lo que digo: la muchacha estaba horrorizada, es evidente, cuando mi amigo les habl junto al vado; por eso dijo: Oh, apresurmonos!, y trat de esconder el rostro. M prximo paso ser ponerme en contacto con ella; seguramente ceder a la presin. Junio 30. Esta noche he visto a Lena Lawson. Debo confesar que es bastante bonita. Tengo que buscar el modo de encontrarla. Pero, Dios mo, qu pelcula! Perd bastante tiempo, despus del almuerzo, buscando los nombres cuyas iniciales empiezan por G. Hice una

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lista de aproximadamente una docena. Es una extraa sensacin mirar una lista de nombres y saber que tacharemos uno de ellos. Mi plan de campaa empieza ya a preocuparme. No lo escribir mientras no haya desarrollado sus lneas generales. Me parece que Flix Lane me ser til de alguna manera. Pero todos los pequeos, ridculos y aburridos detalles que hay que cuidar antes de poder ponerse en contacto con la vctima, y no digamos nada de matarle! Con la misma facilidad podramos estar organizando una ascensin al Everest. Julio 2. Es un comentario interesante sobre la falibilidad de la inteligencia humana aun de una inteligencia superior a la normal el hacer notar que durante dos das he estado exprimindome el cerebro para desarrollar el plan de un asesinato que no implique absolutamente ningn peligro, y slo esta tarde me he dado cuenta de que era necesario. Por esto: si nadie ms que yo (y probablemente Lena Lawson) sabe que George mat a Martie, nadie puede encontrarme un motivo para matar a George. Por supuesto, s que legalmente no hace falta comprobar la existencia de un motivo si las pruebas circunstanciales estn en contra del acusado. Pero, en la realidad, slo los testigos directos del crimen pueden determinar una conviccin segura de culpabilidad cuando no existe ningn motivo aparente. Mientras George y Lena Lawson no asocien a Flix Lane con Frank Cairnes, el padre del nio que ellos atropellaron, nadie puede encontrar la menor conexin entre George y yo. Ahora bien; en los peridicos no apareci ninguna fotografa ma con motivo de la muerte de mi hijo; estoy seguro de esto porque la seora Teague no dio ninguna oportunidad a los periodistas. Y las nicas personas que saben que Frank Cairnes es Flix Lane son mis editores, y han jurado guardar el secreto. Por lo tanto, si llevo bien mi juego, todo lo que debo hacer es conseguir que me presenten a Lena Lawson, como Flix Lane, llegar a George a travs de ella, y matarle. Si por casualidad ella o George han ledo alguna de mis novelas y odo el asunto del incgnito el quin es Flix Lane? que mis editores han propalado, dir que slo se trata de una mentira publicitaria y que nunca he sido sino Flix Lane. El nico peligro sera que me encontrara algn conocido representando el papel de Flix Lane con Lena, pero eso no es muy difcil de evitar. De cualquier manera, me dejar crecer la barba antes de tener ningn trato con la encantadora estrellita. George ha de llevarse el misterio de la muerte de Martie consigo a la tumba (donde tendr tiempo suficiente para meditar acerca de su bestialidad), y en esa misma tumba ser enterrado el motivo de mi crimen. El nico peligro posible podra ser Lena; tal vez haga falta deshacerse de ella tambin; espero que no, aunque todava no tengo razones para suponer que su desaparicin signifique una prdida para el mundo. Comenta usted desfavorablemente, imaginario confesor, mi deseo de salvar el pellejo? Hace un mes, cuando se insinu en mi mente la idea de matar al asesino de Martie, no tena ganas de seguir viviendo. Pero mientras floreca mi deseo de matar, iba creciendo, no s cmo, mi deseo de vivir: han crecido juntos, como inseparables mellizos. Creo que debo a mi venganza el salir indemne de este asesinato, como sali George, casi, del asesinato de Martie. George. Ya he llegado a considerarle como un viejo conocido. Siento casi la impaciencia de un amante y estoy vibrante por la expectativa de nuestro encuentro. No tengo an, sin embargo, pruebas de que sea l quien mat a Marte: tan slo su extrao comportamiento en el vado, y la presuncin de no equivocarme. Pero cmo probarlo?

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Cmo podr alguna vez probarlo? No importa. No cruzar mis puentes antes de haber llegado a ellos. Slo debo recordar que puedo matar a George, o a X, o a quien sea, con absoluta impunidad, mientras no pierda la cabeza o piense demasiado. Debe ser un accidente: nada de tonteras con venenos sutiles o coartadas complicadas; apenas un empujoncito mientras paseamos al borde de un acantilado o al cruzar la calle. Nadie conocer mi motivo para matarle, y nadie tendr, por lo tanto, razones para suponer que no fue un verdadero accidente. Sin embargo, lamento que as deba ser. Yo me haba prometido el placer de su agona; no merece una muerte rpida. Me gustara quemarlo despacio, pulgada por pulgada, o ver cmo lo devoran las hormigas; o, si no, la estricnina, que retuerce el cuerpo y lo convierte en un arco rgido. Por Dios, me gustara empujarlo por la pendiente que va al infierno. La seora Teague acaba de entrar. Escribiendo su libro?, dijo. S. Bueno, suerte que tiene algo para distraerse. S, seora Teague, es una suerte, dije suavemente. Ella tambin quera a Martie, a su manera. Hace tiempo que no lee los originales de mi escritorio; yo tena la precaucin de dejar notas abandonadas, relativas a mi apcrifa biografa de Wordsworth; eso la despist. Me gusta la buena lectura, entiendame dijo una vez, pero nada de esas cosas para intelectuales. Mi marido lea mucho: Shakespeare, Dante, Marie Corelli, los haba ledo todos. Trat de que yo tambin lo hiciera; dijo que era para mejorar mi intelecto. Deja en paz mi intelecto le dije; con un tragalibros en la casa es bastante. Dante no te har la comida. Sin embargo, siempre he guardado los originales de mis novelas policacas bajo llave, y as guardo este diario. De todos modos, si algn extrao llegara a encontrarlo, podra creer que es otra de las novelas de Flix Lae. Julio 3. Esta tarde ha venido a visitarme el general Shrivenham. Hemos tenido una larga discusin acerca del dstico pareado. Un hombre admirable. Por qu sern todos los generales inteligentes, encantadores e instruidos, mientras que los coroneles son invariablemente aburridos, e incalificables casi todos los mayores? Un tema que podra investigar la estadstica. Le he dicho al general que iba a tomarme pronto unas largas vacaciones: no puedo soportar esta casa que me recuerda tanto a Martie. Me mir muy agudamente, con sus ojos azules e inocentes, y dijo: No estar a punto de hacer alguna tontera, supongo. Una tontera? repet estpidamente. Por un instante cre que haba descubierto mi secreto. Pareca casi una acusacin. Hum... dijo. Darse a la bebida. Las mujeres, los viajes de placer, la caza de osos. No son ms que estupideces. El trabajo es el nico remedio, crame. Me sent tan aliviado al comprender que slo se haba referido a estos lugares comunes, que sent una oleada de cario hacia el anciano. Tena ganas de confesarle algo, de recompensarle porque no haba descubierto mi secreto; una reaccin interesante. Entonces le cont lo de la carta annima y las flores arruinadas. En serio dijo. Es horrible. No me gusta nada ese tipo de cosas. Usted sabe que soy un hombre tranquilo: odio matar a los animales. Por supuesto, dispar alguna que otra vez cuando estaba en el servicio activo, especialmente a tigres, pero fue hace mucho, en laPgina 17 de 129

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India; hermosos animales, graciosos, era una lstima matarlos. Lo que quiero decir es que a un individuo capaz de escribir una carta annima yo lo matara sin lstima. Ya se lo ha dicho a Eider? No contest. En los ojos del general se encendi un destello de satisfaccin. Insisti en que le enseara la carta annima y los canteros donde haban destruido las flores, y me hizo gran cantidad de preguntas. El sujeto viene por la maana temprano, no? dijo, mirando autoritario el terreno. Sus ojos se detuvieron por fin sobre un manzano, y me echaron una mirada de extraa irresponsabilidad. Muy bien. Me siento all cmodamente. Una manta, una botella, un arma. Lo cojo en cuanto aparece. Djemelo, por favor. Despus de un rato, comprend que tena intencin de esconderse en el rbol con su Winchester del 44 y disparar sobre mi corresponsal annimo. No. Caramba, no puede hacer eso. Podra matarlo. El general se ofendi. Mi querido amigo dijo, lo que menos quisiera es meterle a usted en un lo; solamente asustarlo, eso es todo. Esos individuos son cobardes. Estoy seguro de que no le molestara ms, le apuesto cinco libras. Nos salvara de un montn de complicaciones y de molestias, sin intervencin de la polica. Tuve que ser bastante firme con l. Al irse me dijo: Tal vez tenga usted razn. Podra ser una mujer. No es que me importe matar a una mujer; hay tantas, que es fcil matarlas por equivocacin, especialmente de perfil. Bueno, a ver esos nimos, Cairnes. Pensndolo bien, lo que usted necesita es una mujer. No una atolondrada. Una mujer buena, sensata. Una que se ocupe de usted y le haga creer que usted se ocupa de ella. Alguien con quien pelearse; ustedes, los hombres que viven solos prefieren pensar que se bastan a s mismos, viviendo a fuerza de nervios. Si no tienen con quin pelearse, acaban pelendose consigo mismos, y adonde vamos? Suicidio o manicomio. Dos soluciones fciles. Sin embargo, no muy buenas. La conciencia nos vuelve a todos cobardes. Supongo que no creer que usted tiene la culpa de la muerte del chico, no? Ni falta que hara, querido amigo. Es peligroso pensarlo mucho, sin embargo. Un hombre solo es un fcil blanco para el diablo. Bueno, venga a verme pronto. Tengo una cosecha magnfica de frambuesas este ao. Ayer com como un animal. Adis. Este viejo es agudo como una aguja. Su lenguaje militar, espectacular, abrupto y divagador, me interesa: probablemente lo adopt como camuflaje detrs del cual poda sorprender y derrotar a sus colegas menos inteligentes; o tal vez en defensa propia. Usted acaba pelendose consigo mismo. Todava no, de ningn modo; tengo otra pelea a mano, y caza mayor que tigres o escritores de cartas annimas. Julio 5. Otra carta annima esta maana. Muy desagradable. No puedo permitir que esta persona distraiga mi atencin cuando ms necesito concentrarme en el asunto principal. No tengo ganas, sin embargo, de poner el asunto en manos de la polica. Se me ocurre que si yo supiera quin es no me preocupara ms por estos alfilerazos. Me acostar temprano

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esta noche y pondr el despertador para las cuatro de la maana: debe de ser suficientemente temprano. Luego ir hasta Kemble y tomar el tren matutino para Londres. Debo almorzar con Holt, mi editor. Julio 6. No he tenido suerte esta maana. No ha aparecido mi annimo enemigo. En cambio, da provechoso en Londres. Le he dicho a Holt que quera situar mi nueva novela policaca en un estudio cinematogrfico. Me ha dado una tarjeta de presentacin para un individuo llamado Callaghan, no s qu de la British Regal Films, Inc., la Compaa donde trabaja Lena Lawson. Holt se ha burlado discretamente de mi barba, que est en la edad ingrata, una especie de rastrojo salvaje. Le he dicho, equvocamente, que era para disfrazarme: ya que tendr que recorrer el estudio en mi carcter de Flix Lae, y tal vez muy detenidamente, en busca de material, no quiero arriesgar que me reconozcan como Frank Caimes; despus de todo, podra encontrar algn viejo conocido de Oxford o del Ministerio. Holt se lo ha credo, mirndome con esa mirada de autoridad y de leve preocupacin que suelen tener los editores cuando tratan con sus escritores de ms xito. Como si uno fuera un animal caprichoso que en cualquier momento pudiera hacerse el interesante o trata de escaparse del circo. Dormir un poco. El despertador sonar otra vez a las cuatro de la maana. Me gustara saber qu encontrar en la red. Julio 8. Ayer no tuve suerte. Pero esta maana la mosca ha entrado en la red. Y qu mosca! Gris, cansada, semidormida. Uf! He pensado bastante acerca de quin ser el autor de estas cartas: generalmente estn escritas por analfabetos subnormales (no las mas) o por personas respetables con algn complejo oculto. Pens en el pastor, el maestro, la empleada del correo, hasta en Peters y en e] general Shrivenham; tal es la mentalidad del escritor policiaco: elegir la persona ms inverosmil. Por supuesto, muy correctamente, result ser a ms verosmil. El picaporte del portn son dbilmente poco despus de las cuatro y cuarto de la maana. A la confusa luz de la madrugada alcanc a ver una persona que vena por el camino: primero se mova despacio, indecisamente, como reuniendo valor, o temiendo ser descubierta; luego su andar se transform en un extrao trote rpido y mantenido, como el de un gato cuando lleva un ratn. Entonces vi que era una mujer, extraamente parecida a la seora Teague. Baj precipitadamente. Haba dejado la puerta del frente sin llave, y, mientras el sobre se deslizaba dentro de la caja de la correspondencia, abr de golpe la puerta. No era la seora Teague. Era la seora Anderson. Podra haberlo adivinado; el da que me evit en la calle, su viudez, su soledad, su vido instinto maternal que se haba volcado sobre Martie... Pero era una vieja tan tranquila, inocua, trivial; nunca se me ocurri pensar en ella. Sigui una escena muy desagradable. Temo haber dicho algunas cosas hirientes. Me haba hecho perder mucho sueo, no era extrao que estuviera un poco irritado. Pero el aguijn de sus cartas deba haber penetrado ms profundamente de lo que yo crea. Me sent fro y furioso, y devolv con rabia los golpes. En torno a ella haba una especie de aire encerrado, sucio, como el de un apartamento lleno de mujeres despus de un largo viaje

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nocturno, que me produjo furia y asco. No dijo nada; se qued all parpadeando, como si despertara de un sueo desagradable; despus de un rato empez a llorar, como una llovizna fina y desesperada. Ustedes saben cmo ese tipo de cosas despierta al matn que yace dentro de nosotros; uno amontona crueldad sobre crueldad para ocultar la lucha del remordimiento y del asco. Fui implacable. No me siento orgulloso. Por fin se fue, como arrastrndose, sin una palabra. Le grit que si el hecho volva a repetirse le denunciara a Ja polica. Deba estar fuera de m. Un espectculo muy, muy desagradable. Pero no tendra que haberme escrito eso de m y de Martie. Oh, Dios mo, quisiera estar muerto! Julio 9. Maana preparar mis maletas y me ir de aqu. Frank Cairnes desaparecer. Flix Lae se mudar a un piso amueblado que ha alquilado en Maida Vale. Espero que nada los asocie, excepto el osito tuerto de Martie, que me llevo conmigo, para que me haga recordar. Creo haber pensado en todo. Dinero. Una direccin para que la seora Teague me mande las cartas; le he dicho que probablemente me quedar un tiempo en Londres, o quiz viajando. Ella cuidar de la casa mientras yo no est. Me pregunto si regresar alguna vez. Tendra que vender la casa, pero no me gusta hacerlo: un lugar donde Martie ha sido feliz. Pero qu har despus? Qu hace un asesino cuando se le ha terminado el trabajo? Vuelve a escribir novelas policacas? Parece un contrasentido. Bueno, por hoy es suficiente. Siento como si me hubieran quitado las cosas de las manos. Es lo mejor para una persona sensitiva e indecisa como yo. Arreglar las circunstancias de tal manera que la obliguen a la accin. Este debe ser el sentido de viejas frases como quemar las naves y cruzar el Rubicn. Me imagino que Julio Csar deba de ser neurtico, al estilo de Hamiet; casi todos los grandes hombres de accin lo fueron; por ejemplo, T. E. Lawrence. Me resisto a admitir la posibilidad de que la relacin LenaGeorge sea un callejn sin salida; no sera capaz de volver a empezar desde el principio. Mientras tanto, hay mucho que hacer. Tengo que crear el carcter de Flix Lae: sus padres, sus rasgos caractersticos, su biografa. Tengo que ser Flix Lae. Si no. Lena o George pueden sospechar. Para cuando Flix Lae me haya sustituido, mi barba ya ser mayor de edad: har entonces mi primera visita a la British Regal Films Inc. Suspender este diario hasta ese momento. Creo seguir la direccin ms apropiada. Me gustara saber si Lena se enamorar de mi barba; uno de los personajes de Huxiey recomienda las propiedades afrodisacas de las barbas; ver si es cierto. Julio 20. Qu da! He ido por primera vez al estudio cinematogrfico. Preferira trabajar en el infierno, o incluso en un asilo, antes que en un estudio cinematogrfico. El calor, el estrpito, la fantstica artificiosidad del conjunto: pareca una pesadilla bidimensional; las personas tan poco slidas o reales como los decorados. Y uno est siempre tropezando con cosas; si no es un cable elctrico, es la pierna de alguno de los integrantes de una horda de extras, que estn todo el da sentados sin hacer nada, como las infelices criaturas del limbo dantesco. Pero mejor ser empezar por el principio. Me ha recibido Callaghan, el hombre para quien Holt me haba dado una tarjeta de presentacin; muy plido, delgado, casi demacrado, con un brillo extraamente fantico en los ojos, gafas de concha, jersey gris, pantalones de franela; todo muy sucio, desarreglado,

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y de alta tensin, exactamente como una caricatura teatral de un director de pelculas. Ostensiblemente eficaz, hasta la punta de los dedos (manchados de amarillo brillante; la sus propios cigarrillos; mientras est fumando uno empieza a liar el otro: son los dedos ms inquietos que he visto en mi vida). Bueno, muchacho dijo, quiere ver alguna cosa determinada, o prefiere que recorramos todo el espinel? Indiqu mi preferencia por el espinel. Como un inocente. Pareci que duraba horas y horas; Callaghan emita tecnicismos, continuamente, hasta dejarme la cabeza como un papel secante de oficina de Correos; espero que mi barba haya ocultado la absoluta incomprensin de mi mente; encontrarn escrito en mi corazn, cuando yo muera, ngulos de toma y montaje (aunque no s qu son). Callaghan es implacablemente detallista. El escaso poder receptivo que yo tena al empezar se agot del todo despus de media hora de enredarme en cables elctricos, de encandilarme entre lmparas de arco y de ser aplastado por activos operarios; dir de paso que el lenguaje de este lugar dejara a un sargento o a un carretero a la altura de un representante de la Liga de la Pureza. Yo buscaba sin parar a Lena Lawson, y descubra que era cada vez ms difcil introducir de una manera inocente su nombre en la conversacin. No obstante, Callaghan me dio una oportunidad, cuando nos detuvimos para almorzar. Hablbamos de novelas policacas y de la imposibilidad de hacer pelculas con las mejores: l haba leido dos mas, pero no tena ninguna curiosidad sobre el autor. Yo crea queme obligara a eludir preguntas molestas; Callaghan, sin embargo, slo se interesaba por la tcnica (que, por supuesto, pronuncia tenica,). Holt le haba dicho que yo iba en busca de detalles y del ambiente necesarios para una nueva novela. Despus de un rato se le ocurri preguntar por qu haba acudido para mis investigaciones a esa compaa; aprovech la oportunidad y dije que la ltima pelcula inglesa que haba visto era Pantorrillos de criada, realizada por ellos. Hubiera credo dijo que usted no se acercara ni a una legua de distancia a una compaa que produce semejante porquera. Qu imparcialidad! dije. Caramba, ropa interior y chistes para empleados! Era una pelcula intolerable. Esa chica, cmo se llama?, Lawson; me pareci que no estaba mal. Muy interesante. Weinberg quiere imponerla dijo Callaghan, sombramente. De las piernas para arriba. Est muy bien como percha para colgar lencera; por supuesto, se cree una segunda Harlow; todas se lo creen. Caprichosa? No, tonta. Yo crea que todas estas estrellas de cine se pasaban la vida en medio de un constante ataque de nervios dije tendiendo, y me siento orgulloso, un anzuelo muy fino. A m me lo dice? S, a la Lawson le gusta mucho hacerse notar. Pero ltimamente se ha tranquilizado notablemente. Bastante sumisa y abordable. Por qu? No s, quiz el amor ya ha entrado en su vida. Tuvo una especie de colapso nervioso, cundo fue?, en enero pasado. Hubo que suspender la filmacin durante una quincena.Pgina 21 de 129

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Crame, muchacho, cuando a la primera dama le da por sentarse en los rincones llorando, es un verdadero peligro. Tanto como eso? pregunt tratando de que mi voz pareciera normal. Enero, una especie de colapso nervioso. Otra prueba, quiz. Callaghan me mir con ese brillo febril de sus ojos que le haca parecer un profeta menor, preparando algn exagerado alegato, lo cual forma parte de 'a alta tensin del oficio; el individuo eficaz al ciento por ciento. Me dijo: Ya lo creo, nos preocup a todos. Por fin, Weinberg le dio una semana de descanso. Claro que ya se ha repuesto. Ha venido hoy? Est trabajando fuera. Quiere liarse con ella? me dijo Callaghan, sonriendo amablemente. Le contest que mis intenciones eran relativamente honorables. Yo quera estudiar el personaje de una tpica actriz para mi nueva novela: adems, pensaba escribirla de modo que fuera adaptable cinematogrficamente tipo Hitchcock, y Lena Lawson podra ser la persona adecuada para desempear el primer papel. No s si Callaghan me crey del todo; me mir un poco escpticamente; pero que piense que mis mviles son profesionales o erticos, no me importa. Maana visitar de nuevo el estudio, y me presentar a la muchacha. Me siento absurdamente nervioso. Nunca, hasta ahora, he tratado con personas de ese tipo. Julio 21. Bueno, ya ha pasado todo. Qu ordala! Al principio no supe qu decir a la muchacha. No haca falta tampoco. Me dio convencionalmente la mano; dirigi una mirada ms bien neutral a mi barba como reservndose su juicio y se embarc seguidamente en una retahila largusima, dirigida a Callaghan y a m, sobre alguien llamado Platanov. Ese demonio, Platanov! dijo. Sabis, queridos, que me llam anoche cuatro veces por telfono? No me molestan las atenciones, pero cuando empiezan a seguir todos los pasos de una chica y a perseguirla por telfono, bueno, le dije a Weinberg que me volvera loca. El hombre ese es el diablo encarnado, queridos; imaginad que tuvo el coraje de aparecer en la estacin esta maana...; por suerte le dije que el tren sala a las nueve y diez cuando en realidad sale cinco minutos antes, as que le vi corriendo por el andn; fue mi salvacin, y ya sabis, queridos, que tiene cara de pesadilla. No es verdad que yo nunca podra hacerle caso? No, por supuesto que no dijo Callaghan, aplacndola. Siempre le digo a Weinberg que llame a la Embajada y que haga deportar a este hombre, porque el pas no es bastante grande como para que quepamos los dos; o l se va o me voy yo. Pero, por supuesto, todos estos judos estn confabulados verdaderamente y aqu no nos vendra mal un poco de Hitler, aunque a m que no me vengan con cachiporras y esterilizacin. Bueno, como les estaba diciendo... Sigui y sigui bastante tiempo ms. Me pareci encantador que pudiera suponer que yo entendera el contexto de su discurso. No tengo idea, probablemente nunca la tendr, acerca de si el demonio Platanov es un tratante de blancas, un hbil periodista, un agente de la GPU o solamente un admirador presuntuoso. Todo concuerda con este mundoPgina 22 de 129

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increblemente irreal; es absolutamente imposible saber dnde termina la pelcula y dnde empieza la realidad. Sin embargo, el monlogo de Lena me dio una oportunidad de estudiarla en detalle. Tiene realmente una vivacidad nada vulgar, ni desagradable: si ahora est sumisa y abordable, como dice Callaghan, antes deba ser abrumadora. Ms bien me asombr de que se pareciera tanto a la Polly de la pelcula, pero si no hubiera sido as, el hombre del vado no la habra reconocido. Nariz respingona, boca ancha, pelo rubio platino abundante, levantado en una especie de onda o tiara sobre su frente, ojos azules; sus rasgos, excepto la boca, son bastante delicados, lo cual contrasta curiosamente con su expresin infantil. Pero estos detalles son intiles; nunca he visto en un libro la descripcin fsica de una persona capaz de provocar una clara imagen mental. Mirndola, se creera que no ha conocido nunca la angustia. Tal vez sea la verdad. No; me niego admitir esa hiptesis. La contempl mientras estaba hablando y pens: Esta es una de las dos ltimas personas que vieron a Martie con vida. No sent contra ella ni horror ni rencor: slo una ardiente curiosidad, una impaciencia por saber ms, por saberlo todo. Al cabo de un rato se volvi hacia m y dijo: Seor Vane, hbleme ahora de usted. Lae dijo Callaghan. Usted es escritor, verdad? Me encantan los escritores. Conoce a Hugh Walpole? Es un escritor que me gusta. Pero, por supuesto, usted se parece mucho ms que l a la idea que yo tengo de un escritor. Bueno, s y no dije, ms bien vencido por aquel ataque frontal. Yo no poda apartar mis ojos de su boca: cuando uno empieza a hablar, la abre ansiosamente, como si estuviera a punto de adivinar lo que uno va a decir. Una costumbre bastante agradable. No s qu quiso decir Callaghan cuando la llam tonta; es frivola, sin duda, pero no tonta. Mientras vacilaba, tratando de decir algo adecuado, alguien vocifer su nombre. Deba volver al plato. Desesperacin. Pens que se me iba todo de las manos. Por eso me decid, y le pregunt si tendra inconveniente en almorzar conmigo un da cualquiera; en el Ivy, agregu, adivinando sus preferencias. Fue como un conjuro: me mir, por primera vez, como si yo estuviera all en realidad y no como un apndice de su fantstico y diminuto yo, y dijo: S, me gustara. Qu le parece el sbado? Ya est. Callaghan me mir ambiguamente y nos separamos. El hielo aunque no es justamente la palabra adecuada tratndose de Lena ha sido roto; pero cmo, en nombre de Dios!, har para seguir adelante? Llevar la conversacin a un tema de coches y asesinatos? Sera inoportuno. Julio 24. Bueno; digan lo que quieran, los gastos de este asesinato resultarn elevados. Aparte del gasto de espritu y la prdida de vergenza que involucra mi relacin con Lena, estn las cuentas. La chica come con una avidez asombrosa; el pequeo contratiempo de enero pasado no parece haberle hecho perder el apetito. Por supuesto, ahorrar un poco, ya que no comprar ni municiones ni veneno; no tengo intencin de utilizar mtodos tan peligrosos y burdos con George; pero ya estoy viendo que el camino hacia l estar empedrado de billetes de cinco libras. Notar usted, amable pero sin duda perspicaz lector, que estoy de buen humor. S, tiene

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usted razn. Creo que estoy un poco ms cerca, creo que me muevo en la direccin apropiada. Lena ha aparecido hoy en el Ivy con un traje complicado, negro con aplicaciones blancas, y un velo en los ojos, dispuesta a absorber alimentos y admiracin en cantidades iguales. Creo que he representado bien mi papel; no, seamos honestos; no he tenido la menor dificultad en representar mi papel, porque ella es, a su manera, una criatura fascinadora, que me ser utilsima y me permitir combinar el placer con los negocios, mientras no me reblandezca. Me ha sealado a dos famosas actrices que estaban almorzando all y ha dicho si yo no pensaba que eran unos seres divinamente hermosos, y yo he dicho: S, no estn mal, sugiriendo con una mirada que no podan competir con Lena Lawson. Luego he sealado a un famoso novelista, y ella ha dicho que estaba segura de que mis libros eran mucho mejores que los de l. As estbamos en paz y las cosas marchaban maravillosamente. Despus de un rato me he encontrado contndole todas mis cosas, todas las cosas de Flix. Mis primeras luchas, mis viajes, mi herencia, y las considerables entradas que mis libros me proporcionan (una parte importante de la leyenda es sta: no hay peligro en que ella conozca el monto de mis saldos bancarios; el dinero podr vencer donde mi barba fracase). Por supuesto, he hecho que la historia se pareciera en lo posible a la verdadera historia de mi vida. Nada de bordados intiles. Yo estaba charlando el solitario que por fin ha encontrado un auditorio, una sensacin bastante agradable sin sentir ningn deseo urgente de forza" una decisin, cuando de pronto vi una oportunidad y la aprovech. Me pregunt si siempre viva en Londres. Dije: S, casi siempre. Me resulta ms fcil escribir aqu. Sin embargo, prefiero el campo; supongo que ser porque soy un campesino. Nac en el Gloucestershire. Gloucestershire? dijo, casi en un murmullo. Ah!, s. Yo miraba sus manos. Dicen ms que la cara, especialmente tratndose de una actriz. Vi las uas de su mano derecha esmaltadas de rojo hundirse en la palma. Pero no fue todo. Lo interesante es que no dijo nada ms. No hay duda de que fue vista en el pueblo poco despus del accidente, y no hay duda de que George vive en el Gloucestershire. Comprenden? Si ella no hubiera tenido nada que ocultar, lo ms natural habra sido que me dijera: Ah, en Gloucestershire! Tengo un amigo que vive all. Claro que tal vez slo quisiera ocultar su relacin con George; pero lo dudo; muchachas como ella no se sienten culpables y confusas por ese tipo de cosas. Qu otra cosa sino su presencia en el coche que mat a Martie pudo enmudecerla cuando mencion el Gloucestershire ? S prosegu. En un pueblecito cerca de Cirencester. Siempre pienso volver, pero nunca lo he conseguido. No me atrev a mencionar el nombre del pueblo. Eso la hubiera asustado definitivamente. Mir las aletas de su nariz, contradas, y la mirada cansada y evasiva que por un momento pas por sus ojos. Luego me puse a hablar de otra cosa. En seguida empez a charlar divagando ms rpidamente que nunca. El alivio repentino suelta la lengua. Me sent extraamente agradecido y amable, como retribuyendo ese momento de revelacin. Y trat de ser agradable. Nunca me imagin, ni aun en mis ms alocados sueos, cambiando risas y miradas significativas con una actriz cinematogrfica. Bebimos muchsimo. Despus de seguir un rato en ese plan, me pregunt mi nombre de pila. Flix, contest.

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Flix? me sac la punta de la lengua. Pcaramente, creo que es la palabra. Me parece que le voy a llamar Pussy. Ser mejor que no lo haga; si no, no quiero saber nada de usted. Entonces piensa verme otra vez? Crame, no pienso perderla de vista durante mucho tiempo le dije. Las oportunidades para intercalar ironas trgicas estn volvindose peligrosamente numerosas. No debo acostumbrarme. Hubo mucho ms badinage de este tipo, pero no me molestar en describirlo. Comeremos juntos el martes prximo. Julio 27. Lena no es tan tonta como parece, o ms bien como parecen Jas personas de su tipo. Hoy casi me ha asustado. Ha sido despus del teatro. Me ha invitado a tomar algo antes de despedirnos; yo la haba acompaado a su apartamento; estaba junto a la chimenea, de pie, ms bien pensativa; repentinamente se dio la vuelta y me dijo a quemarropa: A qu viene todo esto? Todo esto? S. Sacarme a pasear y gastar todo su dinero. Con qu intencin? Balbuce algo acerca del libro que quera escribir: buscando ideas; la posibilidad de escribir una novela susceptible de adaptacin cinematogrfica. Bueno, cundo va a empezar? Empezar? He dicho empezar. No ha dicho an una sola palabra acerca de este libro. Y qu tengo que ver con l, de cualquier modo? No creer en este libro suyo hasta que lo vea. Durante un momento me sent paralizado. Me pareci que haba adivinado algo de lo que yo me propona. Mirndola, cre ver en sus ojos algo como aprensin, desconfianza, temor. Pero no estoy seguro de que fuera eso. De cualquier manera, el pnico ms absoluto me hizo decir: Bueno, no era solamente el libro. No era el libro. Cuando la vi en esa pelcula, la dese. La cosa ms bonita que he visto... Sin duda, el susto me hizo parecer un amante tmido y confuso. Levant la cabeza, dilat la nariz, con una mirada diferente en su rostro. Ya veo me dijo. Ya veo... Y...? Sus hombros se me acercaron. La bes. Debera haber sentido lo mismo que Judas? De todos modos, no lo sent. Y por qu sentirlo? Es un asunto de negocios: toma y daca. Los dos ganamos algo. Yo quiero a George, y Lena quiere mi dinero. Comprendo ahora, por supuesto, que la escena del libro era slo una maniobra para conseguir que el tmido admirador se declarara de una vez. Deba sospechar que el libro no era ms que un pretexto de mi parte y quiso hacerme concretar mis intenciones. Pero se equivoc en' lo relativo al verdadero pretexto del libro. En realidad, sali muy bien. Hacerle el amor ha sido como un aperitivo de mi venganza. Despus de un rato, me dijo:

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Creo que tendr que afeitarse la barba, Pussy, No estoy acostumbrada a las barbas. Ya se acostumbrar. No puedo quitrmela. Es mi disfraz. Porque soy en realidad un asesino, y debo esconderme de la polica, Lena se ri mucho. Qu mentiroso! Querido Pussy, no podra hacer dao a una mosca. Si vuelve a llamarme as, ya ver si no puedo daar a una mosca. Pussy! Despus me dijo: Es extrao que me gustes. No eres un Weissmuller, no es cierto, querido? Debe de ser por la manera extraa de mirarme que tienes a veces, como si yo no estuviera presente, o fuera transparente, o algo as. Qu transparente hipocritona es, realmente! Pero agradable. Juntos ganaramos un concurso de hipocresa contra cualquiera. Julio 29. Anoche comi conmigo, en mi apartamento. Sucedi algo desagradable. Por suerte termin bien; y si no hubiera sido por la pelea no me hubiera hablado de George. Pero es una advertencia para no descuidarme. En este juego no puedo permitirme pasos en falso. Yo le daba la espalda. Estaba buscando ms bebidas en el aparador. Ella se paseaba, pronunciando uno de sus monlogos relmpago. Entonces Weinberg empez a gritarme: qu se ha credo que es? Una actriz o una anguila embalsamada? Yo no le pago para que trate de parecerse a un pedazo de piedra, no es cierto? Qu le pasa? Se ha enamorado de alguien, gallina clueca? No de usted, Viejo de la Montaa, no de usted le dije; no se preocupe. Pussy, qu habitacin tan divina! Qu bien te las arreglas solo! Y, oh! Mirad, un osito! Di un salto, pero era ya tarde. Sali de mi cuarto con el osito de Martie, que yo tengo sobre la chimenea; me haba olvidado de esconderlo; no s por qu perd la cabeza. Dmelo dije, tratando de agarrarlo. Malo, no me lo quites! As que mi pequeo Flix juega con muecas? Bueno, hay que vivir y aprender. Mir el osito. Este es mi rival? No seas estpida, devulmelo! Oh, oh, oh! Tiene vergenza porque juega con muecas. Para decir verdad, era de un sobrino mo; muri; yo le quera mucho. Me lo dars? Oh, es eso! Su expresin cambi. Vi que su pecho se agitaba. Pareca poseda por un santo terror, y estaba asombrosamente atractiva; pens que iba a araarme la cara. As que no soy bastante pura para tocar el osito de tu sobrino? Podra contaminarlo. Te avergenzas de m, no es cierto? Est bien, llvate esa porquera. Tir violentamente el osito al suelo, a mis pies. Algo se encendi en m.Pgina 26 de 129

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Le di una bofetada con fuerza. Se me tir encima y luchamos. Estaba furiosa y fuera de s, como un animal en una trampa. El vestido se desliz de sus hombros: yo estaba demasiado enfadado para sentir repugnancia ante aquella extraordinaria escena. Luego su cuerpo cedi. Ella murmur: Oh, me ests matando! y nos besbamos. A travs de su rubor poda adivinar la marca de mis dedos. Ms tarde me dijo: Pero en realidad te avergenzas de m, no es cierto? Me crees una vulgar locuela? Bueno, de cualquier manera, es evidente que te encuentras muy cmoda metida en un escndalo. No. Quiero que seas serio. No me presentaras a las personas de tu familia, no? Tus papas no estaran muy contentos conmigo, ya lo s. No tengo. De igual modo, t no me presentaras a los tuyos. Para qu? Somos mucho ms felices as. Qu cauteloso eres! Crees que voy a enredarte en un matrimonio. Sus ojos brillaron repentinamente. Qu buena idea! Me gustara ver la cara de George dijo. George? Quin es George? Bueno, bueno, no hace falta que me saltes encima, celoso. George es tan slo... bueno, est casado con mi hermana. Y qu? (Como ven, estoy aprendiendo el idioma). Contina: qu es George para t? S, ests celoso. Un gatito celoso, de ojos verdes. Bueno, si quieres saberlo, George me buscaba... Te buscaba, o te busca? Como te he dicho. Le expliqu que yo no era una destructora de hogares; aunque te dir que Violeta parece pedirlo. No le has visto ltimamente? Te molesta todava? No dijo con una voz extraa, dura y sonora. No le he visto desde hace mucho... unos meses. Pude sentir junto a m su cuerpo inmvil y rgido. Luego, recostada, ri con insolencia. Le probar a George que no es l un... Qu te parece si vamos all a pasar el fin de semana? Ir all? Severnbridge. Donde ellos viven. En Gloucestershire. Pero querida, no puedo. Claro que puedes; no va a comerte. Es un hombre casado y respetable, o por lo menos eso se supone. Pero por qu? Me mir seriamente. Flix, me quieres? Bueno, no te asustes, no estoy tratando de atarte. Me quieres bastante como para hacer algo sin abrumarme con preguntas?Pgina 27 de 129

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S, por supuesto. Bueno, tengo ciertas razones para volver all; y quiero que alguien me acompae; quiero que vengas conmigo. Su voz pareca un poco spera e incierta. Tal vez estuvo prxima a contarme todo lo relacionado con George y el accidente, cuyo recuerdo sin duda la persegua. Pero hubiera sido peligroso incitarla a una confidencia total, y un poco demasiado ruin en ese momento, aun para mi criterio actual. Aunque no hara falta. Me pareca sentir detrs de sus palabras una decisin de terminar de una vez, no con George, sino con el horror que haba estado persiguindola durante todos aquellos meses. Qu dije al principio de este diario sobre el deseo criminal de volver al lugar del crimen? Ella no mat a Martie. Pero sabe quin lo hizo: estaba all. Ahora que quiere acabar de una vez con la fascinacin mortal e insistente de ese momento, procura que yo la ayude. Yo! Cielos, qu salvaje irona de parte de las Parcas! Contest: Muy bien. Pasar a buscarte el sbado. El tono de mi voz pareca frivolo y desinteresado. Qu es George, qu hace? pregunt. Tiene un taller en la ciudad: Rattery & Carfax. George Raltery es su nombre. Qu amable de tu parte sera acompaarme! No s si l te gustar mucho; no es justamente el tipo que prefieres. Un taller... No sabe si l me gustar... George Rattery... Julio 31. Severnbridge. He ido esta tarde con Lena en el coche; he vendido mi coche viejo y comprado uno nuevo. No quiero aparecer con una matrcula de Gloucestershire. Aqu estoy, por fin, en la cindadela del enemigo: mi inteligencia contra la suya. No creo que corra peligro de ser reconocido; Severnbridge y mi pueblo se encuentran en los extremos opuestos del condado, y mi barba me cambia enormemente. Lo ms difcil ser instalar una cabeza de puente en casa de Rattery, y mantenerla cuando lo haya conseguido. Por ahora. Lena est viviendo all, y yo paro en el Angler's Arms. Le pareci mejor introducirme paulatinamente en la familia Rattery. Por el momento soy tan slo un amigo que ha tenido la gentileza de traerla en el coche. La he dejado con su equipaje delante de la casa; me ha dicho que no haba escrito avisndoles su llegada. Ser porque tema que George no la quisiera tener en la casa? Es muy posible. El podra sentirse nervioso a causa del secreto que comparten tal vez tema que ella se ponga histrica cuando le vea, cuando recuerde. Despus de vaciar mis maletas le he preguntado al empleado cul era el mejor taller de ese pueblo. Rattery & Carfax me ha dicho. El que est cerca del ro? he preguntado. S, seor; los fondos dan al ro: antes de llegar al puente subiendo por High Street. Dos pruebas ms contra George Rattery. Yo haba deducido que su garaje deba de ser bastante grande para tener las piezas de repuesto con que sustituir las que fueron daadasPgina 28 de 129

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por el accidente, y estar junto al ro. Es all donde desaparecieron las piezas averiadas; yo saba que las escondera en un lugar por el estilo. Lena acaba de llamarme por telfono. Quieren que vaya a comer. Me siento desesperado y miserablemente nervioso. Si el simple hecho de verle me pone as, cmo me sentir cuando est a punto de matarle? Tranquilo como una monja, probablemente, el trato con la futura vctima origina una especie de desprecio. Estudiar a George Raltery con el ojo ardiente del odio: proceder despacio, avivar mi odio y mi desprecio hacia l antes de que muera; me alimentar de l como un parsito se alimenta de quien lo lleva. Espero que a Lena no se le ocurra mostrarse demasiado afectuosa conmigo durante la comida. Y ahora, al ataque. Agosto 1. Un ser odioso. Un hombre, en verdad, muy desagradable. Me alegro. Ahora me doy cuenta de que haba temido bastante que George resultara una persona simptica; pero as est bien: no lo es; no tendr compasin en extinguir su vida. Lo supe cuando entr en el cuarto, antes de que l dijera una palabra. Estaba de pie, al lado de la chimenea, fumando un cigarrillo: lo tena entre los dedos anular y medio, el codo levantado, el antebrazo horizontal; en la desagradable actitud de quien se da importancia, la actitud del hombre que quiere hacer saber a todos que es el amo en su casa. Permaneci all, como un gallo en el gallinero, mirndome desde arriba, durante un minuto o dos, antes de adelantarse a saludarme. Despus de presentarme a su madre y a su mujer, y de invitarme a tomar un combinado particularmente horrible, George prosigui directamente con lo que estaba haciendo antes de mi llegada: tpico ejemplo de su brutal falta de educacin, su mal gusto innato. Sin embargo, esto me proporcion una oportunidad para observarle; lo med como el verdugo mide al hombre que va a ejecutar, para calcular el salto. El no necesitara, no obstante, un salto muy grande; es tan pesado: un hombre corpulento, carnoso; su cabeza retrocede hacia arriba en la parte de atrs, y la parte superior desciende hacia una frente baja; lleva un bigote pseudomilitar, que no logra ocultar sus labios arrogantes y negroides. Dira que ha pasado los cuarenta aos. Veo que el resultado parece una caricatura. Agregar, sin embargo, que algunas mujeres la suya, por ejemplo pueden considerarle atractivo. Admito la predisposicin que tengo en su contra. Pero hay en l una cualidad tan crasa y tan dominante, que podra revolver el estmago de cualquier persona sensible. Cuando hubo terminado su monlogo, mir el reloj de una manera ostensible. Tarde otra vez dijo. Nadie hizo comentarios. Violeta, has hablado con los sirvientes? Cada da se retrasan ms las comidas. S, querido dijo su mujer. Violeta Rattery es una desanimada y desteida versin de Lena, patticamente ansiosa por agradar. Ufi dijo George. No parecen hacerte mucho caso. Supongo que tendr que

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hablarles yo mismo. Por favor, no lo hagas dijo su mujer con una voz confusa (se ruboriz, sonriendo tmidamente): No quisiera que se fueran. Encontr mis ojos y se ruboriz de nuevo, penosamente. Por supuesto, ella se lo busca. George es el tipo de hombre, cuya inmundicia moral anhela esa especie de sumisin en todas las personas que lo rodean. Es realmente un anacronismo: su tipo brutal, de piel espesa, era natural en los das del hombre mono (tambin en la poca isabelina; habra sido un buen capitn de barco o un traficante de esclavos); pero en una civilizacin para la cual esas cualidades son intiles, excepto durante alguna guerra, esa forma primitiva del poder se ve confinada a amedrentar a las personas de la casa, y degenera por falta de ejercicio. Es extraordinario cmo el odio aguza la visin. Creo saber ms de George que de personas que he conocido durante aos. Yo le miraba cortsmente. Pensaba: All est el hombre que mat a Martie, que le atropello y sali corriendo, que arruin una vida ms valiosa que veinte suyas, que dio fin a lo nico que me quedaba en el mundo. No importa, Martie; pronto le llegar el turno. Durante la comida me sent al lado de Violeta Rattery, con Lena enfrente y la seora Rattery a mi izquierda. Not que George no haca ms que mirarnos a Lena y a m, tratando de comprender la situacin. No dir que estaba celoso, porque es demasiado presuntuoso para imaginarse que una mujer prefiera a algn otro; pero tena una evidente curiosidad por saber qu buscaba Lena en un bicho raro como Flix Lane. La trata de una manera confiada, levemente autoritaria, como si fuera un hermano mayor. George andaba detrs de m, haba dicho Lena, una noche, en mi h