LA CALIDAD DE SUELOS COMO MEDIDA PARA SU CONSERVACIÓN -...

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EDAFOLOGÍA, VOL 13. (3), PP 125-138 2006 LA CALIDAD DE SUELOS COMO MEDIDA PARA SU CONSERVACIÓN JIMÉNEZ BALLESTA R. y GONZÁLEZ-QUIÑONES V. Universidad Autónoma de Madrid. Dpto. de Geología y Geoquímica. Ciudad Universi- taria de Cantoblanco, 28049, Madrid. España. Teléfono: 914974810, e-mail: rai- [email protected], [email protected] Summary. This paper gives an overview of the relatively new concept of soil quality, in terms of complementation but not as a replacement of the traditional land capability concept. This analysis aims a main objective: to supply a useful tool that will allow us to apply suitable management practices for a co- rrect use of the soil, while contributing to its conservation. Resumen. Se revisa el concepto de un relativo nuevo término “calidad del suelo”, como comple- mentario y no sustitutivo de la tradicional “capacidad de uso”. La reflexión se realiza en el marco de un ob- jetivo fundamental: disponer de una herramienta que permita dictar medidas adecuadas para su uso, contribuyendo a la conservación del suelo. NOTA: Este texto corresponde a la conferencia dictada en la Asamblea de la Sociedad Española de la Cien- cia del Suelo, celebrada en Madrid en febrero de 2007. INTRODUCCIÓN Como consecuencia de las numerosas amenazas que conducen a la degradación del suelo se ha producido, en época relativamente recientemente, un nuevo impulso en los estu- dios de suelos, entre los que cabe citar el deri- vado de un término nuevo: “calidad”. Palabra casi mágica que aparece como en otros campos (aire, agua etc.), pero que, a diferencia de lo que sucede en éstos, su aplicación al suelo re- sulta harto compleja. En efecto, existe un auténtico alud de tra- bajos sobre calidad de suelos. Pero es evidente y meridiana la diversidad conceptual y las difi- cultades de su evaluación, ya que al abordar su caracterización deben incluirse las múltiples funciones que puede realizar que, como se sabe, pueden ser complejas de complementar. Un suelo puede considerarse de buena calidad para una función y no tan buena e incluso baja para otra. Además se han propuesto numerosas propiedades indicadores de la calidad. Este nuevo campo en la investigación de los suelos, iniciado en las últimas décadas del siglo pasado, se identifica con un impulso y concienciación producido entorno a una pér- dida de la calidad física, química y biológica de algunos suelos. Se trata de un problema a es- cala mundial, pues son numerosas las zonas o lugares afectados por contaminación, erosión, salinización, etc. Algunos datos así lo reflejan.

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EDAFOLOGÍA, VOL 13. (3), PP 125-138 2006

LA CALIDAD DE SUELOS COMO MEDIDA PARA SU CONSERVACIÓN

JIMÉNEZ BALLESTA R. y GONZÁLEZ-QUIÑONES V.

Universidad Autónoma de Madrid. Dpto. de Geología y Geoquímica. Ciudad Universi-taria de Cantoblanco, 28049, Madrid. España. Teléfono: 914974810, e-mail: [email protected], [email protected]

Summary. This paper gives an overview of the relatively new concept of soil quality, in terms ofcomplementation but not as a replacement of the traditional land capability concept. This analysis aims amain objective: to supply a useful tool that will allow us to apply suitable management practices for a co-rrect use of the soil, while contributing to its conservation.

Resumen. Se revisa el concepto de un relativo nuevo término “calidad del suelo”, como comple-mentario y no sustitutivo de la tradicional “capacidad de uso”. La reflexión se realiza en el marco de un ob-jetivo fundamental: disponer de una herramienta que permita dictar medidas adecuadas para su uso,contribuyendo a la conservación del suelo.

NOTA: Este texto corresponde a la conferencia dictada en la Asamblea de la Sociedad Española de la Cien-cia del Suelo, celebrada en Madrid en febrero de 2007.

INTRODUCCIÓN

Como consecuencia de las numerosasamenazas que conducen a la degradación delsuelo se ha producido, en época relativamenterecientemente, un nuevo impulso en los estu-dios de suelos, entre los que cabe citar el deri-vado de un término nuevo: “calidad”. Palabracasi mágica que aparece como en otros campos(aire, agua etc.), pero que, a diferencia de loque sucede en éstos, su aplicación al suelo re-sulta harto compleja.

En efecto, existe un auténtico alud de tra-bajos sobre calidad de suelos. Pero es evidentey meridiana la diversidad conceptual y las difi-cultades de su evaluación, ya que al abordar su

caracterización deben incluirse las múltiplesfunciones que puede realizar que, como sesabe, pueden ser complejas de complementar.Un suelo puede considerarse de buena calidadpara una función y no tan buena e incluso bajapara otra. Además se han propuesto numerosaspropiedades indicadores de la calidad.

Este nuevo campo en la investigación delos suelos, iniciado en las últimas décadas delsiglo pasado, se identifica con un impulso yconcienciación producido entorno a una pér-dida de la calidad física, química y biológicade algunos suelos. Se trata de un problema a es-cala mundial, pues son numerosas las zonas olugares afectados por contaminación, erosión,salinización, etc. Algunos datos así lo reflejan.

Tampoco resulta novedosa la percepciónreciente de un cambio conceptual en el papelmedioambiental del suelo, ponderando la reco-nocida capacidad o habilidad para amortiguarun efecto nocivo.

El interés sobre este nuevo concepto au-mentó considerablemente tras la publicacióndel “Soil and Water Quality: an Agenda forAgriculture” (NRC, 1993). Después se cele-bran varios congresos y emanan varias publi-caciones (Doran et al., 1994; Doran y Jones,1996; Doran y Parkin, 1994; entre otros). Mástarde, el concepto evoluciona con la denomi-nada agricultura sostenible (Gómez et al.,1996). La Sociedad Española de la Ciencia delSuelo, siempre a la vanguardia científica, pro-gramó una conferencia sobre este tema, impar-tida con rigor, criterio y abundantes datos por elDr. Antonio Rodríguez (2001).

FUNCIONES DEL SUELO

Desde que se popularizó, la calidad sepercibe de diversas formas, aunque quizás y deforma resumida se entiende como la conjun-ción de la utilidad y “salud” del suelo. Con-viene no obstante acotar el término en virtud desu funcionalidad como:

➢ capacidad de servir como substratopara el crecimiento de las plantas, promoviendola productividad de forma sostenible y

➢ capacidad de atenuar la actividad con-taminante y de favorecer la salud de las plantas,animales y el hombre.

El suelo es un componente fundamentalde la biosfera ya que es la interfaz entre la tie-rra, el aire y el agua. Es un recurso no renova-ble, a escala de tiempo humana, quedesempeña diversas funciones importantes parala vida. Karlen et al. (1997) destacan las si-guientes:

1.Sostiene el crecimiento y diversidad deplantas y animales aportando el medio físico,químico y biológico para los intercambios deagua, aire, nutrientes y energía.

2.Regula la distribución del agua entre lainfiltración y escorrentía y regula el flujo deagua y solutos, incluyendo nitrógeno, fósforo,pesticidas y otros nutrientes y compuestos di-sueltos en el agua.

3.Almacena y modera la liberación de losnutrientes de los ciclos de las plantas y otroselementos.

4.Actúa como filtro para proteger la cali-dad del aire, agua y otros recursos.

5.Es el apoyo de estructuras y alberga ri-quezas arqueológicas asociados a la viviendahumana.

6.Filtra, amortigua, degrada, inmovilizay detoxifica sustancias orgánicas e inorgánicas.

CAPACIDAD DE USO Y CALIDADDE SUELOS, ¿DOS CONCEPTOS DIFE-RENTES?

El proceso de evaluación de la capacidadde uso de los suelos se extendió como una pro-longación del reconocimiento y caracterizaciónde los mismos, de tal modo que ponderaba demanera práctica una serie de variables básicasque previamente se identifican, pero que dual-mente servían para evaluar la capacidad de unsuelo para su uso óptimo (Dorronsoro, 2002).En este sentido, existen numerosos métodos osistemas generalmente basados en el grado deidoneidad de las propiedades o factores limi-tantes del mismo. Como se sabe, básicamentese distinguen dos tipos de sistemas, a saber: ge-nerales y específicos.

Los sistemas generales clasifican las tie-rras en clases según el carácter limitante de al-guna de sus propiedades. Estos sistemasexpresan el resultado final en términos numé-ricos o categorías, establecidas por umbralesdentro de una escala. Algunos aplican fórmu-las matemáticas para transformar el resultadoen términos numéricos de tipo aditivo (Índice =A+B+C….) o multiplicativo (Índice =AxBxCx...). Han sido ampliamente aceptadosya que son: simples, objetivos, cuantitativos,

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fiables, fáciles de entender y fáciles de modifi-car y adaptar a nuevos usos.

El primer sistema paramétrico desarro-llado fue el “Índice de Storie” (Storie,1933),que evaluaba los suelos dependiendo de losfactores limitantes como: profundidad (s), per-meabilidad (p), textura (x), pendiente (t), yotros como drenaje (d), sales (a), etc. Frente aeste sistema se sitúa un no paramétrico, el des-arrollado por el Servicio de Conservación deSuelos de USA: “Sistema de Clasificación deCapacidad Agrológica” (Klingebiel y Montgo-mery, 1961) con tres niveles de clasificación:clases, subclases y unidades. Otro sistema pa-ramétrico multiplicativo es el “Sistema de Eva-luación de la Productividad Agraria de laF.A.O” (Riquier et al., 1970), que consideraque la productividad agrícola del suelo, bajocondiciones óptimas de manejo, depende de lascaracterísticas intrínsecas del mismo.

Los sistemas de evaluación han ido evo-lucionando con el tiempo y han pasado a sercada vez más concretos y precisos, debido a lanecesidad de diferenciar entre la diversidad decultivos y diferentes usos del suelo. Siguiendoesta tendencia surgen los sistemas específicosque evalúan el suelo basándose en un uso con-creto y considerando que éste tiene sus propiaslimitaciones y exigencias. Dentro de estos sis-temas específicos se encuentra la “Clasifica-ción de la Capacidad de Fertilidad del Suelo”(Buol et al., 1975), método que trata de evaluarla fertilidad integrando propiedades del suelo ydel entorno. Otro sistema específico es el des-arrollado por Sys (1976) que selecciona el usoóptimo para cada unidad de tierra teniendo encuenta propiedades físicas, socio-económicasy la conservación de los recursos naturales parael futuro.

En la bibliografía de este tema referida asuelos españoles existen numerosas referen-cias, ya que se han efectuado numerosas apli-caciones metodológicas para evaluar suelos dediversas características: Aguilar (1982), Agui-lar y Ortiz (1992), Sánchez et al. (1984), An-

drades et al., (1993), Recatalá y Sánchez(1993), Calvo de Anta (1996), Dorronsoro(2000), etc. En varios de estos trabajos se utili-zan las metodologías antes citadas, si bien conmodificaciones a dichos sistemas, con el ánimode una mejor adecuación en la evaluación desuelos específicos.

Con todos estos sistemas lo que se persi-gue es evaluar la capacidad de uso o producti-vidad desde la perspectiva fundamentalmenteagrícola. Sin embargo, desde las últimas dos-tres décadas se evalúan otros aspectos comoson el medio ambiente, la salud humana y lasostenibilidad. De este modo, las recientes eva-luaciones de suelo han ido incorporando nue-vos criterios y conceptos que se pueden aunaren uno nuevo:“calidad del suelo”, represen-tando una nueva forma de evaluación, máscompleta, ya que incluye la evaluación de pro-piedades físicas, químicas, además de las bio-lógicas y bioquímicas, (estas dos últimas enalgunos casos no consideradas hasta entonces,o insuficientemente ponderadas). Sin embargo,como algunos autores afirman, no es un con-cepto nuevo, pues los sistemas de evaluacióndel terreno ya incluían este enfoque. En todocaso, las evaluaciones de calidad se refieren es-pecíficamente a los procesos que tienen su ori-gen excluyendo variables económicas, socialesy políticas que, sin embargo, pueden ser consi-deradas cuando el suelo sea objeto de decisióno gestión del mismo.

DEGRADACIÓN VERSUS CALI-DAD

El suelo es la capa superficial de la tierray su lenta tasa de formación (100-400 años/cmde suelo para algunos autores) hace que se leconsidere un recurso no renovable y que debepreservarse. Alrededor del 15% de la superfi-cie del planeta se ha degradado (PNUMA,2002) y cada vez es más frecuente encontrarsuelos cuya degradación es tan extrema que seconsidera irreversible; concepto definido por la

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Tampoco resulta novedosa la percepciónreciente de un cambio conceptual en el papelmedioambiental del suelo, ponderando la reco-nocida capacidad o habilidad para amortiguarun efecto nocivo.

El interés sobre este nuevo concepto au-mentó considerablemente tras la publicacióndel “Soil and Water Quality: an Agenda forAgriculture” (NRC, 1993). Después se cele-bran varios congresos y emanan varias publi-caciones (Doran et al., 1994; Doran y Jones,1996; Doran y Parkin, 1994; entre otros). Mástarde, el concepto evoluciona con la denomi-nada agricultura sostenible (Gómez et al.,1996). La Sociedad Española de la Ciencia delSuelo, siempre a la vanguardia científica, pro-gramó una conferencia sobre este tema, impar-tida con rigor, criterio y abundantes datos por elDr. Antonio Rodríguez (2001).

FUNCIONES DEL SUELO

Desde que se popularizó, la calidad sepercibe de diversas formas, aunque quizás y deforma resumida se entiende como la conjun-ción de la utilidad y “salud” del suelo. Con-viene no obstante acotar el término en virtud desu funcionalidad como:

➢ capacidad de servir como substratopara el crecimiento de las plantas, promoviendola productividad de forma sostenible y

➢ capacidad de atenuar la actividad con-taminante y de favorecer la salud de las plantas,animales y el hombre.

El suelo es un componente fundamentalde la biosfera ya que es la interfaz entre la tie-rra, el aire y el agua. Es un recurso no renova-ble, a escala de tiempo humana, quedesempeña diversas funciones importantes parala vida. Karlen et al. (1997) destacan las si-guientes:

1.Sostiene el crecimiento y diversidad deplantas y animales aportando el medio físico,químico y biológico para los intercambios deagua, aire, nutrientes y energía.

2.Regula la distribución del agua entre lainfiltración y escorrentía y regula el flujo deagua y solutos, incluyendo nitrógeno, fósforo,pesticidas y otros nutrientes y compuestos di-sueltos en el agua.

3.Almacena y modera la liberación de losnutrientes de los ciclos de las plantas y otroselementos.

4.Actúa como filtro para proteger la cali-dad del aire, agua y otros recursos.

5.Es el apoyo de estructuras y alberga ri-quezas arqueológicas asociados a la viviendahumana.

6.Filtra, amortigua, degrada, inmovilizay detoxifica sustancias orgánicas e inorgánicas.

CAPACIDAD DE USO Y CALIDADDE SUELOS, ¿DOS CONCEPTOS DIFE-RENTES?

El proceso de evaluación de la capacidadde uso de los suelos se extendió como una pro-longación del reconocimiento y caracterizaciónde los mismos, de tal modo que ponderaba demanera práctica una serie de variables básicasque previamente se identifican, pero que dual-mente servían para evaluar la capacidad de unsuelo para su uso óptimo (Dorronsoro, 2002).En este sentido, existen numerosos métodos osistemas generalmente basados en el grado deidoneidad de las propiedades o factores limi-tantes del mismo. Como se sabe, básicamentese distinguen dos tipos de sistemas, a saber: ge-nerales y específicos.

Los sistemas generales clasifican las tie-rras en clases según el carácter limitante de al-guna de sus propiedades. Estos sistemasexpresan el resultado final en términos numé-ricos o categorías, establecidas por umbralesdentro de una escala. Algunos aplican fórmu-las matemáticas para transformar el resultadoen términos numéricos de tipo aditivo (Índice =A+B+C….) o multiplicativo (Índice =AxBxCx...). Han sido ampliamente aceptadosya que son: simples, objetivos, cuantitativos,

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fiables, fáciles de entender y fáciles de modifi-car y adaptar a nuevos usos.

El primer sistema paramétrico desarro-llado fue el “Índice de Storie” (Storie,1933),que evaluaba los suelos dependiendo de losfactores limitantes como: profundidad (s), per-meabilidad (p), textura (x), pendiente (t), yotros como drenaje (d), sales (a), etc. Frente aeste sistema se sitúa un no paramétrico, el des-arrollado por el Servicio de Conservación deSuelos de USA: “Sistema de Clasificación deCapacidad Agrológica” (Klingebiel y Montgo-mery, 1961) con tres niveles de clasificación:clases, subclases y unidades. Otro sistema pa-ramétrico multiplicativo es el “Sistema de Eva-luación de la Productividad Agraria de laF.A.O” (Riquier et al., 1970), que consideraque la productividad agrícola del suelo, bajocondiciones óptimas de manejo, depende de lascaracterísticas intrínsecas del mismo.

Los sistemas de evaluación han ido evo-lucionando con el tiempo y han pasado a sercada vez más concretos y precisos, debido a lanecesidad de diferenciar entre la diversidad decultivos y diferentes usos del suelo. Siguiendoesta tendencia surgen los sistemas específicosque evalúan el suelo basándose en un uso con-creto y considerando que éste tiene sus propiaslimitaciones y exigencias. Dentro de estos sis-temas específicos se encuentra la “Clasifica-ción de la Capacidad de Fertilidad del Suelo”(Buol et al., 1975), método que trata de evaluarla fertilidad integrando propiedades del suelo ydel entorno. Otro sistema específico es el des-arrollado por Sys (1976) que selecciona el usoóptimo para cada unidad de tierra teniendo encuenta propiedades físicas, socio-económicasy la conservación de los recursos naturales parael futuro.

En la bibliografía de este tema referida asuelos españoles existen numerosas referen-cias, ya que se han efectuado numerosas apli-caciones metodológicas para evaluar suelos dediversas características: Aguilar (1982), Agui-lar y Ortiz (1992), Sánchez et al. (1984), An-

drades et al., (1993), Recatalá y Sánchez(1993), Calvo de Anta (1996), Dorronsoro(2000), etc. En varios de estos trabajos se utili-zan las metodologías antes citadas, si bien conmodificaciones a dichos sistemas, con el ánimode una mejor adecuación en la evaluación desuelos específicos.

Con todos estos sistemas lo que se persi-gue es evaluar la capacidad de uso o producti-vidad desde la perspectiva fundamentalmenteagrícola. Sin embargo, desde las últimas dos-tres décadas se evalúan otros aspectos comoson el medio ambiente, la salud humana y lasostenibilidad. De este modo, las recientes eva-luaciones de suelo han ido incorporando nue-vos criterios y conceptos que se pueden aunaren uno nuevo:“calidad del suelo”, represen-tando una nueva forma de evaluación, máscompleta, ya que incluye la evaluación de pro-piedades físicas, químicas, además de las bio-lógicas y bioquímicas, (estas dos últimas enalgunos casos no consideradas hasta entonces,o insuficientemente ponderadas). Sin embargo,como algunos autores afirman, no es un con-cepto nuevo, pues los sistemas de evaluacióndel terreno ya incluían este enfoque. En todocaso, las evaluaciones de calidad se refieren es-pecíficamente a los procesos que tienen su ori-gen excluyendo variables económicas, socialesy políticas que, sin embargo, pueden ser consi-deradas cuando el suelo sea objeto de decisióno gestión del mismo.

DEGRADACIÓN VERSUS CALI-DAD

El suelo es la capa superficial de la tierray su lenta tasa de formación (100-400 años/cmde suelo para algunos autores) hace que se leconsidere un recurso no renovable y que debepreservarse. Alrededor del 15% de la superfi-cie del planeta se ha degradado (PNUMA,2002) y cada vez es más frecuente encontrarsuelos cuya degradación es tan extrema que seconsidera irreversible; concepto definido por la

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AEMA (1999) como cualquier pérdida de másde 1 tonelada/hectárea/año en un lapso detiempo de entre 50 y 100 años. Cada vez sonmas frecuentes, a nivel mundial, cambios ad-versos en la calidad física, química y/o bioló-gica de los suelos. Desde el entorno de los años1950 hasta fin de siglo, de los 8,7 billones dehectáreas de suelos agrícolas, de pastos perma-nentes y de bosques, se han degradado alrede-dor de 2 billones de hectáreas.

Y es que la capacidad de amortigua-miento del suelo, su resiliencia y su capacidadde filtrar y absorber sustancias contaminanteshacen que los daños que sufre no se percibanhasta una fase muy avanzada. De este modo, aveces solo tras varios años de usos inadecua-dos es cuando aparecen las señales del impactonegativo sufrido durante el pasado. Probable-mente sea esta la razón principal de que no sehaya fomentado la protección del suelo en lamisma medida que la protección del aire y delagua (AEMA, 2002).

En este contexto, la calidad se presentacomo la herramienta ideal para identificar o co-nocer en que estado de degradación funciona elsuelo en un momento dado, así como que me-didas son necesarias para un mejor funciona-miento, ya que proporciona información sobrelas características físicas, químicas y biológi-cas del suelo.

Inicialmente el concepto de calidad eraconfuso, ya que no estaba bien definido, deforma que se relacionaba con la degradación;así se consideraban tierras de buena calidadaquéllas que permitían maximizar la produc-ción y minimizar la erosión. Sin embargo, eltérmino de calidad ha ido evolucionando hastaincorporar el concepto de sostenibilidad delsuelo, aunando criterios tanto productivoscomo medioambientales. Por ello, han sido nu-merosos y frecuentes los trabajos realizadospara evaluar la calidad del suelo relacionándolocon alguna forma de degradación.

CONFUSIÓN EN LA TERMINOLOGÍA:DEFINICIÓN DE CALIDAD

Para definir la calidad del suelo es nece-sario, en primer lugar, analizar etimológica-mente la palabra calidad. Según el diccionariode la Real Academia de la Lengua Española lapalabra calidad es un nombre derivado del latínqualitas y entre las definiciones dadas se en-cuentran:

1.Propiedad o conjunto de propiedadesinherentes a una cosa, que permiten apreciarlacomo igual, mejor o peor que los restantes desu especie.

2.En sentido absoluto, buena calidad, su-perioridad o excelencia.

Tradicionalmente el término “calidad delsuelo” aparecía como sinónimo de productivi-dad del mismo, siendo en la década de los pa-sados años 80-90 cuando comienzan aestablecerse las primeras definiciones. Pero suasociación a la sostenibilidad ha provocadocierta confusión (Sojka y Upchurch, 1999).

Y es que el creciente impacto de la agri-cultura en el medio ambiente ha creado un re-novado interés en la salud de suelo,entendiendo que esta puede interpretarse comola capacidad para funcionar. Los filósofos grie-gos y romanos (hace ya más de 2000 años) ha-blaban de la salud del suelo para la producciónde alimentos, o lo que es lo mismo la prosperi-dad agrícola.

En el contexto de sus múltiples funcio-nes, aunque se han producido varios esfuerzospara definirla, probablemente los primeros quecontextualizaron el término fueron Warkentiny Fletcher (1977), a los que siguieron inmedia-tamente un alud de formalizaciones conceptua-les. Hay quien considera la calidad comosinónimo de salud. Algunos autores utilizanambos conceptos indistintamente (Roming etal., 1995), mientras otros, como Karlen et al.,(1997), utilizan ambos conceptos como sinóni-mos.

128 CALIDAD Y CONSERVACIÓN DE SUELOS

Pero, ¿cuál es la diferencia entre capaci-dad de uso-salud y calidad del suelo?. Calidady salud son conceptos equivalentes, aunque nosiempre sinónimos (Doran y Parkin, 1994). Lacapacidad de uso es la habilidad del suelo paraun uso determinado, si bien generalmente se re-fiere al de productividad agrícola. Mientras lacalidad debe entenderse como la utilidad delsuelo para un fin específico y durante untiempo continuado y duradero.

La salud del suelo viene definida por elestado de las propiedades dinámicas del suelo,tales como contenido en materia orgánica, di-versidad de organismos, productos microbia-nos (Roming et al., 1995). La calidad del suelosería una evaluación de cuan bien realiza todassus funciones ahora, (lo que equivaldría a ca-pacidad de uso mas salud), además de como laspreserva para el futuro. La calidad del suelo nosólo está relacionada con su productividadefectiva, sino también con la salud de otros re-cursos como al agua, aire, plantas y animales.Por ello, no se mide directamente, sino a travésde indicadores cuantitativos o cualitativos.

Ahora bien, ¿se utiliza el término calidadcon el mismo significado a escala mundial, na-cional, regional?. En Europa residuos y lodosson la principal fuente de contaminación desuelos, lo que ha motivado la existencia de ni-veles críticos, por ejemplo, para concentracio-nes de metales pesados en suelos (Cd, Cu, Pb,Hg, etc.) aplicables en todos los países (Anexo1ª de la Directiva 86/288/EEC), de tal modoque estos valores no pueden superarse al añadirlodos al suelo para agricultura. También se hanestablecido valores críticos para limpiar suelosbasados en criterios funcionales y aspectos desalud. Se ha hecho uso del término calidad enun sentido o percepción sobre contaminaciónCCME (1996); Danish Epa (1995); Van Straa-len y Denneman (1989); Urcelay y Angulo(1995) etc. En UK y en relación al desarrollode suelos potencialmente contaminados, elICRCL (Howard 1993) presentó los “triggervalues” para un rango de suelos contaminados

y diferentes tipos de usos. En Holanda se in-trodujo la “Guía para limpiar suelos” (Moen etal., 1986). En 1988, en Alemania, el “Soil Pro-tection Act” incluyó ambos valores “trigger yprecautionary” como anticipo Bachmann et al.,(1997). En España, el IHOBE (2003) promulgala “Guía de determinación de la calidad delsuelo”. Todas ellas son guías ampliamente usa-das aunque, a veces, no se sabe o no se conocede forma cierta su fundamento y fuentes.

Howard (1993), en su revisión en el con-texto europeo, subraya la existencia de dife-rentes percepciones y poco acuerdo. Así pues,no encontramos consenso dentro de la UEsobre cómo entender o definir la calidad de sue-los, aunque más bien parece enfocada hacia lacontaminación. Otro tanto sucede en Canadádónde Singer y Ewing (2000) enfatizan estafalta de consenso, sugiriendo que el debate in-ternacional sobre calidad del suelo se ha com-plicado por el hecho de que en USA la nociónde calidad incluye fertilidad y productividaddel suelo, sostenibilidad y calidad ambiental.

Autores como Sojka y Upchurch (1999)creen que las definiciones de calidad son con-textuales y subjetivas, ya que ninguna evalua-ción de la calidad considera de manera objetivalos aspectos positivos y negativos de todos losindicadores empleados.

En nuestra opinión, el carácter subjetivodel término, unido a la dependencia de facto-res externos al mismo, tales como el uso fun-cional, interacciones con los ecosistemas, y porqué no, la incidencia de ciertas prioridades po-líticas y socioeconómicas, dificultan las posi-bilidades de alcanzar un consenso. No esextraño, por tanto, que existan dificultades enestablecer una definición clara y objetiva.

Las definiciones dadas por algunos de losautores han sido las siguientes:

Larson y Pierce (1991). La capacidad deun suelo para funcionar dentro de los límites delos ecosistemas e interaccionar positivamentecon el medio ambiente externo a ese ecosis-tema.

129JIMÉNEZ BALLESTA R. Y GONZÁLEZ-QUIÑONES V.

AEMA (1999) como cualquier pérdida de másde 1 tonelada/hectárea/año en un lapso detiempo de entre 50 y 100 años. Cada vez sonmas frecuentes, a nivel mundial, cambios ad-versos en la calidad física, química y/o bioló-gica de los suelos. Desde el entorno de los años1950 hasta fin de siglo, de los 8,7 billones dehectáreas de suelos agrícolas, de pastos perma-nentes y de bosques, se han degradado alrede-dor de 2 billones de hectáreas.

Y es que la capacidad de amortigua-miento del suelo, su resiliencia y su capacidadde filtrar y absorber sustancias contaminanteshacen que los daños que sufre no se percibanhasta una fase muy avanzada. De este modo, aveces solo tras varios años de usos inadecua-dos es cuando aparecen las señales del impactonegativo sufrido durante el pasado. Probable-mente sea esta la razón principal de que no sehaya fomentado la protección del suelo en lamisma medida que la protección del aire y delagua (AEMA, 2002).

En este contexto, la calidad se presentacomo la herramienta ideal para identificar o co-nocer en que estado de degradación funciona elsuelo en un momento dado, así como que me-didas son necesarias para un mejor funciona-miento, ya que proporciona información sobrelas características físicas, químicas y biológi-cas del suelo.

Inicialmente el concepto de calidad eraconfuso, ya que no estaba bien definido, deforma que se relacionaba con la degradación;así se consideraban tierras de buena calidadaquéllas que permitían maximizar la produc-ción y minimizar la erosión. Sin embargo, eltérmino de calidad ha ido evolucionando hastaincorporar el concepto de sostenibilidad delsuelo, aunando criterios tanto productivoscomo medioambientales. Por ello, han sido nu-merosos y frecuentes los trabajos realizadospara evaluar la calidad del suelo relacionándolocon alguna forma de degradación.

CONFUSIÓN EN LA TERMINOLOGÍA:DEFINICIÓN DE CALIDAD

Para definir la calidad del suelo es nece-sario, en primer lugar, analizar etimológica-mente la palabra calidad. Según el diccionariode la Real Academia de la Lengua Española lapalabra calidad es un nombre derivado del latínqualitas y entre las definiciones dadas se en-cuentran:

1.Propiedad o conjunto de propiedadesinherentes a una cosa, que permiten apreciarlacomo igual, mejor o peor que los restantes desu especie.

2.En sentido absoluto, buena calidad, su-perioridad o excelencia.

Tradicionalmente el término “calidad delsuelo” aparecía como sinónimo de productivi-dad del mismo, siendo en la década de los pa-sados años 80-90 cuando comienzan aestablecerse las primeras definiciones. Pero suasociación a la sostenibilidad ha provocadocierta confusión (Sojka y Upchurch, 1999).

Y es que el creciente impacto de la agri-cultura en el medio ambiente ha creado un re-novado interés en la salud de suelo,entendiendo que esta puede interpretarse comola capacidad para funcionar. Los filósofos grie-gos y romanos (hace ya más de 2000 años) ha-blaban de la salud del suelo para la producciónde alimentos, o lo que es lo mismo la prosperi-dad agrícola.

En el contexto de sus múltiples funcio-nes, aunque se han producido varios esfuerzospara definirla, probablemente los primeros quecontextualizaron el término fueron Warkentiny Fletcher (1977), a los que siguieron inmedia-tamente un alud de formalizaciones conceptua-les. Hay quien considera la calidad comosinónimo de salud. Algunos autores utilizanambos conceptos indistintamente (Roming etal., 1995), mientras otros, como Karlen et al.,(1997), utilizan ambos conceptos como sinóni-mos.

128 CALIDAD Y CONSERVACIÓN DE SUELOS

Pero, ¿cuál es la diferencia entre capaci-dad de uso-salud y calidad del suelo?. Calidady salud son conceptos equivalentes, aunque nosiempre sinónimos (Doran y Parkin, 1994). Lacapacidad de uso es la habilidad del suelo paraun uso determinado, si bien generalmente se re-fiere al de productividad agrícola. Mientras lacalidad debe entenderse como la utilidad delsuelo para un fin específico y durante untiempo continuado y duradero.

La salud del suelo viene definida por elestado de las propiedades dinámicas del suelo,tales como contenido en materia orgánica, di-versidad de organismos, productos microbia-nos (Roming et al., 1995). La calidad del suelosería una evaluación de cuan bien realiza todassus funciones ahora, (lo que equivaldría a ca-pacidad de uso mas salud), además de como laspreserva para el futuro. La calidad del suelo nosólo está relacionada con su productividadefectiva, sino también con la salud de otros re-cursos como al agua, aire, plantas y animales.Por ello, no se mide directamente, sino a travésde indicadores cuantitativos o cualitativos.

Ahora bien, ¿se utiliza el término calidadcon el mismo significado a escala mundial, na-cional, regional?. En Europa residuos y lodosson la principal fuente de contaminación desuelos, lo que ha motivado la existencia de ni-veles críticos, por ejemplo, para concentracio-nes de metales pesados en suelos (Cd, Cu, Pb,Hg, etc.) aplicables en todos los países (Anexo1ª de la Directiva 86/288/EEC), de tal modoque estos valores no pueden superarse al añadirlodos al suelo para agricultura. También se hanestablecido valores críticos para limpiar suelosbasados en criterios funcionales y aspectos desalud. Se ha hecho uso del término calidad enun sentido o percepción sobre contaminaciónCCME (1996); Danish Epa (1995); Van Straa-len y Denneman (1989); Urcelay y Angulo(1995) etc. En UK y en relación al desarrollode suelos potencialmente contaminados, elICRCL (Howard 1993) presentó los “triggervalues” para un rango de suelos contaminados

y diferentes tipos de usos. En Holanda se in-trodujo la “Guía para limpiar suelos” (Moen etal., 1986). En 1988, en Alemania, el “Soil Pro-tection Act” incluyó ambos valores “trigger yprecautionary” como anticipo Bachmann et al.,(1997). En España, el IHOBE (2003) promulgala “Guía de determinación de la calidad delsuelo”. Todas ellas son guías ampliamente usa-das aunque, a veces, no se sabe o no se conocede forma cierta su fundamento y fuentes.

Howard (1993), en su revisión en el con-texto europeo, subraya la existencia de dife-rentes percepciones y poco acuerdo. Así pues,no encontramos consenso dentro de la UEsobre cómo entender o definir la calidad de sue-los, aunque más bien parece enfocada hacia lacontaminación. Otro tanto sucede en Canadádónde Singer y Ewing (2000) enfatizan estafalta de consenso, sugiriendo que el debate in-ternacional sobre calidad del suelo se ha com-plicado por el hecho de que en USA la nociónde calidad incluye fertilidad y productividaddel suelo, sostenibilidad y calidad ambiental.

Autores como Sojka y Upchurch (1999)creen que las definiciones de calidad son con-textuales y subjetivas, ya que ninguna evalua-ción de la calidad considera de manera objetivalos aspectos positivos y negativos de todos losindicadores empleados.

En nuestra opinión, el carácter subjetivodel término, unido a la dependencia de facto-res externos al mismo, tales como el uso fun-cional, interacciones con los ecosistemas, y porqué no, la incidencia de ciertas prioridades po-líticas y socioeconómicas, dificultan las posi-bilidades de alcanzar un consenso. No esextraño, por tanto, que existan dificultades enestablecer una definición clara y objetiva.

Las definiciones dadas por algunos de losautores han sido las siguientes:

Larson y Pierce (1991). La capacidad deun suelo para funcionar dentro de los límites delos ecosistemas e interaccionar positivamentecon el medio ambiente externo a ese ecosis-tema.

129JIMÉNEZ BALLESTA R. Y GONZÁLEZ-QUIÑONES V.

Arshad y Coen (1992). Su capacidad paraaceptar, almacenar y reciclar agua, minerales yenergía para la producción de cultivos, preser-vando un ambiente sano.

Pierce y Larson (1993). Capacidad parauso.

Doran y Parkin (1994). La capacidad deun suelo para funcionar dentro de los límites delos ecosistemas para sostener la productividadbiológica, mantener la calidad medioambien-tal, y promover la salud de animales y plantas.

Sin embargo, la definición más aceptadaes la tomada por la Sociedad Americana de laCiencia del Suelo (SSSA) como:

“la capacidad de un suelo específico parafuncionar, dentro de los límites de los ecosiste-

mas naturales o manejados, para sostener pro-ductividad de plantas y animales y mantener omejorar la calidad del agua y aire, y apoyar lasalud humana y hábitat” (Karlen et al., 1997).

Un rasgo común a todas las definicionesrealizadas es que la calidad del suelo debe teneren cuenta tres aspectos fundamentales (Doran yParkin 1994):

1.Productividad. Habilidad del suelo paraaumentar la productividad

2.Calidad ambiental. Habilidad del suelopara atenuar contaminantes ambientales.

3.Salud. Las interrelaciones entre la cali-dad del suelo y plantas, animales y salud hu-mana

FIGURA 1. Principales componentes de la calidad del suelo (Doran & Parkin, 1994)

En términos simples calidad es “la capa-cidad para funcionar” (Karlen et al.,1997); con-cepto que equilibra tres metas básicas:sostenimiento de la productividad biológica,calidad ambiental y salud de las plantas, ani-males y del hombre (Mausbach y Tugel, 1997).Hay quien sugiere que la calidad del suelo equi-vale simplemente a productividad; frente a

estos, otros enfatizan la importancia de la cali-dad en relación a la calidad de los alimentos.También se ha hecho énfasis en calidad am-biental, salud humana y animal y buena calidadde alimentos (Haberern, 1992). Finalmenteotros proponen que debe ser evaluada sobre labase de su impacto sobre el hábitat para una di-versidad de biota (Warkentin, 1995).

130 CALIDAD Y CONSERVACIÓN DE SUELOS

Pero en términos de producción agrícola,quizás la clave sea máxima producción sinefectos adversos en el medio ambiente.

EVALUACIÓN DE LA CALIDAD

Aunque la calidad del suelo no puede me-dirse directamente, toma valor sin embargocomo concepto que engloba el examen e inte-gración de relaciones y funciones entre variosparámetros biológicos, químicos y físicos queson medidos e integrados para un sistema agrí-cola y medioambiental sostenible (Karlen et al,1997). Se persigue, por tanto, evaluar la cali-dad del suelo a través de un índice de calidad osalud del suelo con el fin de promover la mayorcalidad posible y teniendo en cuenta que existeuna relación directa entre la salud humana y lacalidad de los suelos.

Debido a la diversidad en la potenciali-dad de los usos del suelo Karlen et al. (1997)sugirieron ver la evaluación de la calidad desuelos como algo relativo no como algo abso-luto, reconociendo de esta forma que los suelosson diferentes y que para una función especí-fica la calidad de los suelos puede ser diferentesin ser necesariamente limitante.

Autores como Larson y Parkin (1991)afirman que una evaluación es práctica sólo ycuando se consideren las funciones y sus va-riaciones en el tiempo y en el espacio. Arshad(2002) afirma que una evaluación realizadamediante la comparación con valores deseados(límites críticos) a diferentes intervalos detiempo para un uso específico, en un agroeco-sistema seleccionado, proporcionará informa-ción sobre la efectividad de un sistema demanejo. Así la evaluación de la calidad sepuede realizar siguiendo principalmente dosmetodologías:

1. A lo largo del tiempo: consiste en rea-lizar mediciones periódicas en un mismo sueloy comparar los valores y observar los cambiosproducidos en él.

2.Tomando un suelo de referencia ideal ycompararlo con nuestras mediciones

Las evaluaciones de la calidad del suelodeben tener en cuenta propiedades y procesosbiológicos, químicos y físicos, de tal modo quela interpretación y las mediciones deben eva-luarse con respecto a tendencias a largo plazo oa señales de sostenibilidad, que se traduciránen una degradación, mantenimiento o aumentode su calidad (figura 2).

FIGURA 2. Posibles tendencias de la evaluación de la calidad del suelo (adaptado de Seybold et al.,1998).

131JIMÉNEZ BALLESTA R. Y GONZÁLEZ-QUIÑONES V.

Arshad y Coen (1992). Su capacidad paraaceptar, almacenar y reciclar agua, minerales yenergía para la producción de cultivos, preser-vando un ambiente sano.

Pierce y Larson (1993). Capacidad parauso.

Doran y Parkin (1994). La capacidad deun suelo para funcionar dentro de los límites delos ecosistemas para sostener la productividadbiológica, mantener la calidad medioambien-tal, y promover la salud de animales y plantas.

Sin embargo, la definición más aceptadaes la tomada por la Sociedad Americana de laCiencia del Suelo (SSSA) como:

“la capacidad de un suelo específico parafuncionar, dentro de los límites de los ecosiste-

mas naturales o manejados, para sostener pro-ductividad de plantas y animales y mantener omejorar la calidad del agua y aire, y apoyar lasalud humana y hábitat” (Karlen et al., 1997).

Un rasgo común a todas las definicionesrealizadas es que la calidad del suelo debe teneren cuenta tres aspectos fundamentales (Doran yParkin 1994):

1.Productividad. Habilidad del suelo paraaumentar la productividad

2.Calidad ambiental. Habilidad del suelopara atenuar contaminantes ambientales.

3.Salud. Las interrelaciones entre la cali-dad del suelo y plantas, animales y salud hu-mana

FIGURA 1. Principales componentes de la calidad del suelo (Doran & Parkin, 1994)

En términos simples calidad es “la capa-cidad para funcionar” (Karlen et al.,1997); con-cepto que equilibra tres metas básicas:sostenimiento de la productividad biológica,calidad ambiental y salud de las plantas, ani-males y del hombre (Mausbach y Tugel, 1997).Hay quien sugiere que la calidad del suelo equi-vale simplemente a productividad; frente a

estos, otros enfatizan la importancia de la cali-dad en relación a la calidad de los alimentos.También se ha hecho énfasis en calidad am-biental, salud humana y animal y buena calidadde alimentos (Haberern, 1992). Finalmenteotros proponen que debe ser evaluada sobre labase de su impacto sobre el hábitat para una di-versidad de biota (Warkentin, 1995).

130 CALIDAD Y CONSERVACIÓN DE SUELOS

Pero en términos de producción agrícola,quizás la clave sea máxima producción sinefectos adversos en el medio ambiente.

EVALUACIÓN DE LA CALIDAD

Aunque la calidad del suelo no puede me-dirse directamente, toma valor sin embargocomo concepto que engloba el examen e inte-gración de relaciones y funciones entre variosparámetros biológicos, químicos y físicos queson medidos e integrados para un sistema agrí-cola y medioambiental sostenible (Karlen et al,1997). Se persigue, por tanto, evaluar la cali-dad del suelo a través de un índice de calidad osalud del suelo con el fin de promover la mayorcalidad posible y teniendo en cuenta que existeuna relación directa entre la salud humana y lacalidad de los suelos.

Debido a la diversidad en la potenciali-dad de los usos del suelo Karlen et al. (1997)sugirieron ver la evaluación de la calidad desuelos como algo relativo no como algo abso-luto, reconociendo de esta forma que los suelosson diferentes y que para una función especí-fica la calidad de los suelos puede ser diferentesin ser necesariamente limitante.

Autores como Larson y Parkin (1991)afirman que una evaluación es práctica sólo ycuando se consideren las funciones y sus va-riaciones en el tiempo y en el espacio. Arshad(2002) afirma que una evaluación realizadamediante la comparación con valores deseados(límites críticos) a diferentes intervalos detiempo para un uso específico, en un agroeco-sistema seleccionado, proporcionará informa-ción sobre la efectividad de un sistema demanejo. Así la evaluación de la calidad sepuede realizar siguiendo principalmente dosmetodologías:

1. A lo largo del tiempo: consiste en rea-lizar mediciones periódicas en un mismo sueloy comparar los valores y observar los cambiosproducidos en él.

2.Tomando un suelo de referencia ideal ycompararlo con nuestras mediciones

Las evaluaciones de la calidad del suelodeben tener en cuenta propiedades y procesosbiológicos, químicos y físicos, de tal modo quela interpretación y las mediciones deben eva-luarse con respecto a tendencias a largo plazo oa señales de sostenibilidad, que se traduciránen una degradación, mantenimiento o aumentode su calidad (figura 2).

FIGURA 2. Posibles tendencias de la evaluación de la calidad del suelo (adaptado de Seybold et al.,1998).

131JIMÉNEZ BALLESTA R. Y GONZÁLEZ-QUIÑONES V.

La evaluación va a ofrecer informaciónsobre el estado funcional que presenta el sueloen ese determinado momento y mediante ellava a ser posible identificar áreas de especial in-terés, áreas problemáticas, o comparar suelossometidos a manejos diferentes.

Sposito (2003) considera como requisitofundamental que la calidad traduzca el conoci-miento científico en decisiones efectivas parasu manejo. Por ello, es necesaria la implicaciónen el proceso del agricultor (Wienhold et al.,2004). Esta interrelación entre científico y agri-cultor ayudará a efectuar una evaluación máscompleta y realista. Stocking y Murnaghan,(2003) consideran al agricultor como la per-sona más en contacto directo con el suelo y, portanto, el idóneo para proporcionar una visiónmás práctica de los tipos de intervenciones quepueden practicarse en un determinado suelo.

INDICADORES DE CALIDAD

Cualquier índice de calidad de suelo debeconsiderar la función del suelo, pero estas fun-ciones pueden ser variadas y a menudo com-plejas (González Quiñones, 2006). Un sueloque es considerado de alta calidad para una fun-ción puede no ser igual para otras. Como con-secuencia hay potencialmente muchaspropiedades del suelo que pueden servir comoindicadores de la calidad del suelo (Nortcliff,2002).

Los indicadores de calidad del suelo serefieren a las propiedades del suelo mediblesque influyen en la capacidad de realizar fun-ciones de producción agrícola o medioambien-tal, Arshad (2002). En consecuencia, se trata delas propiedades utilizadas en producción agrí-cola que además sirvan para identificar la cali-dad medioambiental, o bien, aquellas mas unasnuevas que reflejen este ultimo valor. Y comonormalmente se exigía para producción agrí-cola, es deseable que los indicadores de calidadsean:

•Válidos y relevantes científicamente

•Ser datos fiables•Deben ser representativos•Sensibles a los cambios y útiles•Ser sencillos•Razonables en la relación coste/benefi-

cioLas evaluaciones de la calidad realizadas

por diferentes autores varían o en el método se-guido o en los indicadores seleccionados, algoque es entendible pues, como hemos afirmado,la calidad es algo específico de un suelo y usodeterminado. Sin embargo, algunos estudiosconsideran indicadores de la calidad del suelocualquiera de las propiedades físicas, químicasy biológicas (SQI, 1996); otros establecen lanecesidad de aunar todas las propiedades paraconocer el estado global del suelo (Doran yParkin, 1996).

La siguiente tabla muestra una serie deindicadores para una caracterización inicial decalidad del suelo propuesta por varios autorescomo Larson y Pierce (1991), Doran y Parkin(1994) y Seybold et al. (1997). Sin embargo,existen indicadores importantes no incluidosque podrían incluirse, tales como capacidad deintercambio cationico, estabilidad de agrega-dos y algunas propiedades bioquímicas.

REFLEXIONES FINALES

¿Utilidad?Aceptamos que la evaluación de la cali-

dad es una herramienta útil, (como otras), parael conocimiento del recurso suelo, pero sobretodo, para apoyar en la toma de decisiones ade-cuadas sobre su manejo.

¿Aceptada? Sin embargo, el concepto de calidad del

suelo no ha sido aceptado universalmente, pro-bablemente debido a que se ha tratado como unmétodo supletorio de la capacidad de uso,cuando realmente es un complemento: calidad= capacidad de uso + salud. La calidad puedeinterpretarse como el método sensible,

132 CALIDAD Y CONSERVACIÓN DE SUELOS

TABLA 1. Conjunto de indicadores físicos, químicos y biológicos propuesto para controlar los cambios queocurren en el suelo (adaptado de Larson y Pierce, 1991; Doran y Parkin, 1994; Seybold et al., 1997).

133JIMÉNEZ BALLESTA R. Y GONZÁLEZ-QUIÑONES V.

La evaluación va a ofrecer informaciónsobre el estado funcional que presenta el sueloen ese determinado momento y mediante ellava a ser posible identificar áreas de especial in-terés, áreas problemáticas, o comparar suelossometidos a manejos diferentes.

Sposito (2003) considera como requisitofundamental que la calidad traduzca el conoci-miento científico en decisiones efectivas parasu manejo. Por ello, es necesaria la implicaciónen el proceso del agricultor (Wienhold et al.,2004). Esta interrelación entre científico y agri-cultor ayudará a efectuar una evaluación máscompleta y realista. Stocking y Murnaghan,(2003) consideran al agricultor como la per-sona más en contacto directo con el suelo y, portanto, el idóneo para proporcionar una visiónmás práctica de los tipos de intervenciones quepueden practicarse en un determinado suelo.

INDICADORES DE CALIDAD

Cualquier índice de calidad de suelo debeconsiderar la función del suelo, pero estas fun-ciones pueden ser variadas y a menudo com-plejas (González Quiñones, 2006). Un sueloque es considerado de alta calidad para una fun-ción puede no ser igual para otras. Como con-secuencia hay potencialmente muchaspropiedades del suelo que pueden servir comoindicadores de la calidad del suelo (Nortcliff,2002).

Los indicadores de calidad del suelo serefieren a las propiedades del suelo mediblesque influyen en la capacidad de realizar fun-ciones de producción agrícola o medioambien-tal, Arshad (2002). En consecuencia, se trata delas propiedades utilizadas en producción agrí-cola que además sirvan para identificar la cali-dad medioambiental, o bien, aquellas mas unasnuevas que reflejen este ultimo valor. Y comonormalmente se exigía para producción agrí-cola, es deseable que los indicadores de calidadsean:

•Válidos y relevantes científicamente

•Ser datos fiables•Deben ser representativos•Sensibles a los cambios y útiles•Ser sencillos•Razonables en la relación coste/benefi-

cioLas evaluaciones de la calidad realizadas

por diferentes autores varían o en el método se-guido o en los indicadores seleccionados, algoque es entendible pues, como hemos afirmado,la calidad es algo específico de un suelo y usodeterminado. Sin embargo, algunos estudiosconsideran indicadores de la calidad del suelocualquiera de las propiedades físicas, químicasy biológicas (SQI, 1996); otros establecen lanecesidad de aunar todas las propiedades paraconocer el estado global del suelo (Doran yParkin, 1996).

La siguiente tabla muestra una serie deindicadores para una caracterización inicial decalidad del suelo propuesta por varios autorescomo Larson y Pierce (1991), Doran y Parkin(1994) y Seybold et al. (1997). Sin embargo,existen indicadores importantes no incluidosque podrían incluirse, tales como capacidad deintercambio cationico, estabilidad de agrega-dos y algunas propiedades bioquímicas.

REFLEXIONES FINALES

¿Utilidad?Aceptamos que la evaluación de la cali-

dad es una herramienta útil, (como otras), parael conocimiento del recurso suelo, pero sobretodo, para apoyar en la toma de decisiones ade-cuadas sobre su manejo.

¿Aceptada? Sin embargo, el concepto de calidad del

suelo no ha sido aceptado universalmente, pro-bablemente debido a que se ha tratado como unmétodo supletorio de la capacidad de uso,cuando realmente es un complemento: calidad= capacidad de uso + salud. La calidad puedeinterpretarse como el método sensible,

132 CALIDAD Y CONSERVACIÓN DE SUELOS

TABLA 1. Conjunto de indicadores físicos, químicos y biológicos propuesto para controlar los cambios queocurren en el suelo (adaptado de Larson y Pierce, 1991; Doran y Parkin, 1994; Seybold et al., 1997).

133JIMÉNEZ BALLESTA R. Y GONZÁLEZ-QUIÑONES V.

dinámico y adecuado para responder al manejoy a fuerzas de estrés impuestas por factores na-turales o humanos.

¿Calidad vs Soil Survey? Todo esfuerzo en calidad difiere de los

tradicionales estudios de suelos (soil survey),clasificación e interpretación. La calidad in-cluye énfasis en las propiedades y procesos,mientras que los estudios tradicionales de cla-sificación e interpretación se basan casi entera-mente en las características inherentesdeterminadas por los factores de formación.Las propiedades inherentes determinan la ca-pacidad absoluta del suelo, generalmente enfo-cados enteramente sobre el perfil. Laspropiedades dinámicas se focalizan en la su-perficie (20-30 cms). De este modo capacidadde uso y calidad no son competitivos sino com-plementarios.

En todo caso, resulta complejo evaluar lacalidad del suelo, dada la multiplicidad de fac-tores de diferente naturaleza que controlan losprocesos biogeoquímicos y su variación en eltiempo, espacio e intensidad.

¿Cuándo? Sugerimos que la calidad debe llevarse a

cabo posteriormente al establecimiento de lacapacidad de uso, realizando una priorizaciónen función de los objetivos de manejo específi-cos, es decir, tras proponer las funciones críti-cas.

¿Indicadores?La selección de indicadores adecuados

para esta función específica del suelo debe cen-trarse en los horizontes superficiales, e inclusosolo en los 20-30 cms superficiales.

¿Universalidad? No existen criterios universales para eva-

luar los cambios en la calidad del suelo. El"manejo sostenible del suelo” será aquel queproponga estrategias productivas, al tiempo que

mantengan los valores de los indicadores, (a losque podemos denominar en lo sucesivo 'eva-luadores' de la sostenibilidad), dentro de unrango de variación aceptable. Sin embargo, to-davía no hay consenso acerca de cuales sonesos indicadores y cuales son los valores críti-cos que en cada uno de ellos señalan un pro-ceso de deterioro del suelo". Dicho de otromodo, no existen criterios universales para eva-luar los cambios en la calidad del suelo. La eva-luación de la calidad de forma regular en eltiempo debe ser útil para controlar si las medi-das adoptadas en un momento determinado hanpaliado o no la degradación. Es decir una vezestablecidas las medidas de protección delsuelo será preciso realizar un seguimiento delos efectos que tienen en el suelo dichas medi-das, de forma que si se mantiene una buena ca-lidad se tiene un buen síntoma funcional que setraducirá en unos mayores rendimientos encuanto a producción, a la vez que se va a pro-teger al suelo contra los distintos tipos de de-gradación, esto es asegurando sumantenimiento sostenible para usos futuros.

¿Desafío?Entendemos que en las próximas décadas

el uso sostenible del suelo puede ser un desafíocomparable al de otros problemas ambientalesmundiales, tales como el cambio climático y labiodiversidad. Será preciso pues, emprenderacciones necesarias para satisfacer diversas de-mandas actuales, sin necesidad de comprome-ter ni su uso, ni su disponibilidad para lasgeneraciones futuras. En todo caso esperamosque el concepto de calidad evolucione positi-vamente hacia fórmulas de mayor consenso.

REFERENCIAS

Aguilar, J., (1982). La fertilidad de los suelosen la ordenación del territorio. VIICongreso Nacional de Química. Se-villa

Aguilar J. y Ortiz R. (1992). Metodología de

134 CALIDAD Y CONSERVACIÓN DE SUELOS

capacidad de uso agrícola de suelos.Actas III Congreso nacional de laCiencia del suelo pg 281-287. Pam-plona.

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dinámico y adecuado para responder al manejoy a fuerzas de estrés impuestas por factores na-turales o humanos.

¿Calidad vs Soil Survey? Todo esfuerzo en calidad difiere de los

tradicionales estudios de suelos (soil survey),clasificación e interpretación. La calidad in-cluye énfasis en las propiedades y procesos,mientras que los estudios tradicionales de cla-sificación e interpretación se basan casi entera-mente en las características inherentesdeterminadas por los factores de formación.Las propiedades inherentes determinan la ca-pacidad absoluta del suelo, generalmente enfo-cados enteramente sobre el perfil. Laspropiedades dinámicas se focalizan en la su-perficie (20-30 cms). De este modo capacidadde uso y calidad no son competitivos sino com-plementarios.

En todo caso, resulta complejo evaluar lacalidad del suelo, dada la multiplicidad de fac-tores de diferente naturaleza que controlan losprocesos biogeoquímicos y su variación en eltiempo, espacio e intensidad.

¿Cuándo? Sugerimos que la calidad debe llevarse a

cabo posteriormente al establecimiento de lacapacidad de uso, realizando una priorizaciónen función de los objetivos de manejo específi-cos, es decir, tras proponer las funciones críti-cas.

¿Indicadores?La selección de indicadores adecuados

para esta función específica del suelo debe cen-trarse en los horizontes superficiales, e inclusosolo en los 20-30 cms superficiales.

¿Universalidad? No existen criterios universales para eva-

luar los cambios en la calidad del suelo. El"manejo sostenible del suelo” será aquel queproponga estrategias productivas, al tiempo que

mantengan los valores de los indicadores, (a losque podemos denominar en lo sucesivo 'eva-luadores' de la sostenibilidad), dentro de unrango de variación aceptable. Sin embargo, to-davía no hay consenso acerca de cuales sonesos indicadores y cuales son los valores críti-cos que en cada uno de ellos señalan un pro-ceso de deterioro del suelo". Dicho de otromodo, no existen criterios universales para eva-luar los cambios en la calidad del suelo. La eva-luación de la calidad de forma regular en eltiempo debe ser útil para controlar si las medi-das adoptadas en un momento determinado hanpaliado o no la degradación. Es decir una vezestablecidas las medidas de protección delsuelo será preciso realizar un seguimiento delos efectos que tienen en el suelo dichas medi-das, de forma que si se mantiene una buena ca-lidad se tiene un buen síntoma funcional que setraducirá en unos mayores rendimientos encuanto a producción, a la vez que se va a pro-teger al suelo contra los distintos tipos de de-gradación, esto es asegurando sumantenimiento sostenible para usos futuros.

¿Desafío?Entendemos que en las próximas décadas

el uso sostenible del suelo puede ser un desafíocomparable al de otros problemas ambientalesmundiales, tales como el cambio climático y labiodiversidad. Será preciso pues, emprenderacciones necesarias para satisfacer diversas de-mandas actuales, sin necesidad de comprome-ter ni su uso, ni su disponibilidad para lasgeneraciones futuras. En todo caso esperamosque el concepto de calidad evolucione positi-vamente hacia fórmulas de mayor consenso.

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138 CALIDAD Y CONSERVACIÓN DE SUELOS

CARBON SEQUESTRATION RATES IN NO-TILLAGE SOILS UNDERINTENSIVE CROPPING SYSTEMS IN TROPICAL AGROECOZONES

J. C.DE MORAES SÁ*, L. SÉGUY , E. GOZÉ2, S. BOUZINA. C2, O. HUSSON2, S.BOULAKI2, F. TIVET2, F. FOREST2, J. BURKNER DOS SANTOS1Universidade Estadual de Ponta Grossa, Departamento de Ciência do Solo e Engenha-ria Agrícola, Av. Carlos Cavalcanti, 4748. Campus de Uvaranas, 84030-900, PontaGrossa-PR, Brazil. E-mail: [email protected] de Coopération Internationale en Recherche Agronomique pour le Développe-ment-CIRAD, PERSYST-UR SCV, TA B-01/07 Avenue Agropolis, 34398, MontpellierCédex 5, France3Josiane Burkner dos Santos, Universidade Federal do Paraná, PG Agronomia, Av. dosFuncionários s/n, Juvevê, Curitiba-PR, Brazil.*Correspondent author.

Abstract.The amount and quality of crop residues added through cropping systems with no-tillage(NT) soils is the key component to increase carbon (C) sequestration in agricultural land and mitigate car-bon dioxide (CO2) to the atmosphere. To compare conventional (CT) and NT systems associated with crop-ping systems, the soil organic carbon (SOC) stock and balance were assessed in four tropical sites - three inCerrado region in Brazil, and one in the highlands of central Madagascar. The NT cropping systems in thesites were organized in randomized plots with three replicates and compared with CT under a monoculture.The mean C sequestration rate for NT was 1.66 Mg ha-1 yr-1 (from 0.59 to 2.60 Mg ha-1 yr-1). The regressionfitted between C cumulative input and SOC sequestered showed a close relationship, and 14.7 percent of eachadditional Mg C input per hectare was sequestered as SOC. The C sequestration potential with adoption ofintensive cropping system under NT can increase estimated decay rate by the first order differential equa-tion increased with the mean annual temperature and decreased when the C cumulative input increased.

Key words: No-tillage, cropping system, SOC balance, SOC sequestration ratesAbbreviations: CT, conventional tillage; NT, no-tillage; SOC, soil organic carbon; SOM, soil organic

matter

Resumen. La cantidad y calidad de los residuos de cosecha añadidos a los suelos en los sistemas decultivo de "no laboreo" (NT) es el componente clave del incremento del secuestro de C en los suelos de cul-tivo y de la reducción del CO2 atmosférico. Para comparar sistemas agrícolas convencionales (CT) y de"no laboreo" se evaluaron los contenidos de C del suelo (SOC) y el balance de C orgánico en 4 zonas tro-picales. 3 en la regíón del cerrado brasileño (Mato Grosso) y 1 en las zonas montañosas del centro de Ma-dagascar. Los sistemas NT fueron organizados en parcelas al azar con 3 repeticiones comparándolos consistemas CT en las mismas condiciones climáticas y de monocultivo. La tasa media de secuestro de C paraNT fue de 1,66Mg ha-1 a-1 ( de 0,59 a 2,60 Mg ha-1 a-1). El C acumulado en los residuos y el C orgánico se-cuestrado en el suelo presentan una clara relación y el 14,7% del aporte de C en los residuos fue secuestradocomo C orgánico del suelo.

EDAFOLOGÍA, VOL 13. (3), PP 139-150 2006