La Casa Abandonada

5
La casa abandonada. No puedo explicar cómo apareció la casa. Simplemente, de pronto estaba ahí. No es que fuera nueva, que alguien acababa de construirla a velocidad récord, no; por el contrario, estaba casi derrumbada. Apareció de pronto aquí, en nuestro barrio, de un día para el otro. Caminaba con mis amigos cuando la encontramos. Al principio no nos pareció tan raro: era solo una vieja casa abandonada que nunca habíamos visto. A ninguno se le ocurrió pensar que era imposible que nunca la hubiéramos visto, si habíamos vivido aquí toda la vida y casi siempre estábamos en la calle. Esa noche de sábado, por ejemplo, habíamos salido a caminar el Chapa, el Bocha y yo. A nosotros no nos gusta el sábado; nos molesta que todo el mundo salga, que la gente se vista como en la película de Travolta. Pero menos nos interesa quedarnos en casa, donde nuestros padres ven televisión, nos piden que bajemos la música y encienden todas las luces de la casa como si celebraran algo. Así es que los sábados no tenemos adónde ir; en nuestras casas nos sentimos incómodos; no tenemos otros amigos y, como odiamos las fiestas, siempre terminamos saliendo a caminar. Esa noche anduvimos un poco por Libertador, pero había demasiada gente y mucha luz, así que doblamos por unas calles desiertas. Cuando llegamos hasta la barranca que da al río, nos llamó la atención una cuadra poco iluminada. Estábamos tan cansados de ver el mismo tipo de casas que nos atrajo muchísimo esa calle oscurecida. Sobre todo porque los tres vivíamos cerca y habíamos pasado muchas veces por ahí sin notarla. Así que entramos por esa pequeña calle hasta que vimos esa casa abandonada. En medio de un parque enorme, lleno de árboles y altos pastos sin cortar, se levantaba ese inmenso edificio con techos en punta, millones de galerías, balcones, terrazas y columnas. Las maderas de las paredes se veían rotas en algunas partes, una sección entera del techo se había caído, los vidrios estaban sucios. Murciélagos inquietos revoloteaban alrededor de la única torre, del mismo color que la noche. -¡Es una casa abandonada! -Mejor- me corrigió el Chapa-, una casa abandonada fantasma. -Fantasma sos vos, si creés esas idioteces- se burló el Bocha. -Te voy a dar- le contestó el Chapa, pero no se movió. Los tres estábamos hipnotizados por el aspecto ruinoso del lugar. Tanteábamos la reja que rodeaba el parque. Pudimos sentir en las manos el hierro viejo y oxidado. Tuvimos miedo. Miramos hacia arriba. La reja, que era altísima, terminaba en unos pinchos en forma de estrella: por ahí no íbamos a poder entrar. Caminamos alrededor de la reja, tanteando los barrotes, y cuando encontramos uno más vencido por el óxido que los demás, nos miramos en silencio. -¿Nos atrevemos?- nos preguntamos todos.

description

Novela suspenso

Transcript of La Casa Abandonada

La casa abandonada. No puedo explicar cmo apareci la casa. Simplemente, de pronto estaba ah. No es que fuera nueva, que alguien acababa de construirla a velocidad rcord, no; por el contrario, estaba casi derrumbada. Apareci de pronto aqu, en nuestro barrio, de un da para el otro. Caminaba con mis amigos cuando la encontramos. Al principio no nos pareci tan raro: era solo una vieja casa abandonada que nunca habamos visto. A ninguno se le ocurri pensar que era imposible que nunca la hubiramos visto, si habamos vivido aqu toda la vida y casi siempre estbamos en la calle. Esa noche de sbado, por ejemplo, habamos salido a caminar el Chapa, el Bocha y yo. A nosotros no nos gusta el sbado; nos molesta que todo el mundo salga, que la gente se vista como en la pelcula de Travolta. Pero menos nos interesa quedarnos en casa, donde nuestros padres ven televisin, nos piden que bajemos la msica y encienden todas las luces de la casa como si celebraran algo. As es que los sbados no tenemos adnde ir; en nuestras casas nos sentimos incmodos; no tenemos otros amigos y, como odiamos las fiestas, siempre terminamos saliendo a caminar. Esa noche anduvimos un poco por Libertador, pero haba demasiada gente y mucha luz, as que doblamos por unas calles desiertas. Cuando llegamos hasta la barranca que da al ro, nos llam la atencin una cuadra poco iluminada. Estbamos tan cansados de ver el mismo tipo de casas que nos atrajo muchsimo esa calle oscurecida. Sobre todo porque los tres vivamos cerca y habamos pasado muchas veces por ah sin notarla. As que entramos por esa pequea calle hasta que vimos esa casa abandonada. En medio de un parque enorme, lleno de rboles y altos pastos sin cortar, se levantaba ese inmenso edificio con techos en punta, millones de galeras, balcones, terrazas y columnas. Las maderas de las paredes se vean rotas en algunas partes, una seccin entera del techo se haba cado, los vidrios estaban sucios. Murcilagos inquietos revoloteaban alrededor de la nica torre, del mismo color que la noche.-Es una casa abandonada!-Mejor- me corrigi el Chapa-, una casa abandonada fantasma.-Fantasma sos vos, si cres esas idioteces- se burl el Bocha.-Te voy a dar- le contest el Chapa, pero no se movi. Los tres estbamos hipnotizados por el aspecto ruinoso del lugar. Tantebamos la reja que rodeaba el parque. Pudimos sentir en las manos el hierro viejo y oxidado. Tuvimos miedo. Miramos hacia arriba. La reja, que era altsima, terminaba en unos pinchos en forma de estrella: por ah no bamos a poder entrar. Caminamos alrededor de la reja, tanteando los barrotes, y cuando encontramos uno ms vencido por el xido que los dems, nos miramos en silencio.-Nos atrevemos?- nos preguntamos todos.-Qu puede pasar?- nos anim el Bocha.-Nada- asegur yo-. Si est abandonada.-Y si hay un perro o un guardin?- continu el Bocha-Pero mir que sos- casi se enoj el Chapa-, como va a vivir un guardia en esa casa destruida. Mir le falta medio techo.-Es cierto- confirm-, y un perro se hubiera muerto de hambre hace aos.-Entonces?-Entonces qu? Si adems no tenemos nada que hacer Qu prefers? Ir a una fiesta? Salir con Miranda? Todos nos reamos, porque Miranda es la chica del colegio ms presumida y vanidosa que existe. Se cree que por ser linda todo el mundo debe escuchar con admiracin cualquier cosa que se le ocurra decir, pero nosotros no somos tan ingenuos, vivimos molestndola y pelendonos con los que la defienden.-Vamos a ver dijo el Bocha, que es realmente enorme, aunque no muy valiente que digamos y movi uno de los barrotes de la reja. La reja estaba oxidada, se torci, y l se llen las manos de un polvo marrn. El barrote gastado se haba abierto lo suficiente. Entramos. El pasto altsimo pareca no crecer en la tierra sino en un colchn de materia descompuesta y ramitas cadas hace aos en la humedad, frutas maduras, ranas aplastadas, ratas envenenadas, donde los pies se nos hundan y apenas podamos avanzar. A medida que nos acercbamos, nos llamaba ms la atencin el olor a viejo. No decamos nada, pero los tres estbamos asustados.-Entramos en el terreno de alguien, nos encontrarn, nos castigarn- pens el Bocha.-Hay algo ah adentro- pens el Chapa-, peor que un perro o un guardia. Hay algo terrible, que ni siquiera podemos imaginar.- Lo grave no es lo que hay all adentro- pens yo-. Lo grave es haber entrado, ya no tenemos salvacin. Nunca jams saldremos. Pero no decamos nada. Y no nos dbamos cuenta que adems de un olor extrao, al pasar la reja habamos dejado de or ruidos de la ciudad: all adentro no se escuchaban ni bocinas ni motores de autos ni nada. Estbamos fuera de tiempo. Seguimos caminando por el parque desolado, atravesando ese colchn de hojas putrefactas, hasta que llegamos a la casa. Y comprobamos que realmente estaba destruida, ms de lo que se vea desde la calle. Faltaban muchos vidrios y los que quedaban estaban tan sucios que parecan del mismo color marrn que las paredes, marrn como el musgo, como el color de las hojas en el agua estancada de un estanque abandonado. Las paredes eran de madera y en muchos lugares estaban carcomidas, tenan huecos y cuevas de ratones, agujeros de polillas o de termitas. Nos espantaba el abandono, saber que nadie haba entrado all en muchsimos aos. Daba vrtigo pensar en lo que poda haber adentro, olvidado durante tanto tiempo. Se me ocurri otra posibilidad: que la misma casa abandonada se haba quedado sola; acaso la misma casa haba abandonado a la gente. Tal vez ella tambin estaba harta de las fiestas y los sbados y las chicas como Miranda.-La verdad es que si est abandonada podramos usarla como refugio. Jams encenderamos luces blancas; escucharamos msica sin que nadie protestara, pondramos en las paredes afiches que nos gustan y habra maquinitas por todos lados y flippers y una mesa de ping-pong.-Vamos a investigar- dije yo, pero ninguno se movi. No porque hubiera guardias o perros, no; era algo mucho peor, es que entrar (y nosotros lo sabamos perfectamente) significaba desafiar al terror. La casa abandonada nos haba dado miedo desde el primer momento, y nosotros solos habamos fingido ser ms valientes. Si alguno hubiese dicho que tena miedo, hubiera quebrado el hechizo. Pero sin la palabra miedo nuestra inquietud nos obligaba a quedarnos, a no poder entendernos, a ni siquiera saber que estbamos aterrorizados. Pens entonces que el miedo no existe del mismo modo que una mesa o una piedra, que el miedo comienza a existir al nombrarlo. Mientras tanto, la casa abandonada pareca burlarse de nosotros con un silencio espectral, era como si nos esperara.nos diera tiempoComo si ya supiera que jams saldramos de all. La casa abandonada nos haba elegido y ya no nos dejara ir.-Escuchen- les dije a mis amigos, pero no pude agregar nada porque al mirarlos haba notado en sus rostros el mismo espanto. Miraban con atencin algo en el piso alto. Entonces, levant la mirada y yo tambin vi eso que los haba espantado. En una habitacin del piso alto brillaba una luz marrn que no habamos notado desde afuera. En la casa abandonada haba alguien.o algo. No puedo explicar por qu no nos escapamos. Sin decir una palabra nos acercamos a la puerta. El olor nauseabundo aumentaba, los pisos crujan, algunas tablas se rompan cuando pasbamos. Subimos a la planta alta. Caminamos por un largo corredor de pesadilla hasta la puerta de la que sala la luz. La puerta estaba casi cerrada y al acercarnos escuchamos que tambin sala msica de ese lugar. Enseguida distinguimos una cancin de los Redondos. Podamos escuchar en el silencio de la noche nuestras respiraciones, la carrera de las ratas bajo los pisos y los chirridos de los murcilagos que cazaban insectos encima de los techos deformes. Llegamos a la puerta. Entonces hicimos lo que no debamos hacer; lo que ya no podremos hacer nunca: abrimos esa extraa puerta. Pudimos observar el interior de una inmensa habitacin. Y all vimos lo ms espeluznante que podamos ver, mucho peor que cualquier demonio, que cualquier muerto, que cualquier rata gigante, que cualquier espectro o el mismo diablo. Porque el saln que haba dentro de la casa abandonada estaba en perfectas condiciones, impecable, prolijo, perfecto y cuidado, sonaba en el equipo de msica los Redondos. En las paredes colgaban los afiches que en casa no nos dejaban poner: de los Redondos, de los Toten Hosen y de Freddy Kruger; haba maquinitas por todos lados, flippers, motos electrnicas y una deliciosa luz marrn. Y lo peor, lo que debamos haber visto: en una mesa de ping-pong estbamos el Chapa y yo, jugando como si no pasara nada. El Bocha, en un silln, lea una revista de deportes. Te voy a ganar esta vez- dijo el Chapa. Su voz sonaba muy extraa. Pero el que jugaba con l al ping-pong, que era yo, no pareca nada raro. Y en ese momento comprend que ya no estaba parado en la puerta: sostena mi paleta de ping-pong y slo vea la pelotita que vena hacia m. Estaba en la casa abandonada, de donde nunca volvera a salir. Todo haba terminado. La puerta se haba cerrado para siempre. Ya no veramos otra vez la luz del sol. Carlos Rodrigues Gesualdi Episodio independiente de la novela Palabra de Fantasma Buenos Aires. Alfaguara 2009.La Casa Abandonada es un episodio independiente de la obra Palabra de Fantasma, novela en la que un grupo de chicos que estn de campamento se ven involucrados en una historia terrorfica. All la presencia de un fantasma los llevar a descubrir y a hablar de sus miedos.

Para comenzar a trabajar:

1. Quines son los protagonistas de esta historia? Qu caractersticas tienen cada uno?2. Cul es el lugar al que llegan?3. Qu hecho extraordinario ocurre al final de la historia? Explica brevemente.4. Indic si estas afirmaciones son verdaderas (V) o falsas (F) y explic por qu. Justific tus respuestas con ejemplos del texto.

Los tres amigos ingresaron confiados a la casa abandonada. El Bocha es el ms miedoso de los tres. La casa parece agradable. Los chicos proponen usar ese lugar como refugio.