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Cira de león
Textos extraídos del libro “La casa, historia de una idea” de Witold Rybczynski,
editorial Nerea
La casa
1. Lo íntimo y lo privado
2. La domesticidad
3. Comodidad y agrado
4. La comodidad
5. La eficiencia
6. La austeridad
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1. Lo íntimo y lo privado
Lo íntimo y privado de la casa es la parte más constante de la misma a lo largo
del tiempo. La razón es que responde a las necesidades básicas, las cuales
han cambiado poco a lo largo de los siglos. La gran distinción es si la parte
más personal de la casa implica solo descanso (comodidad) o también lugar
de trabajo (funcionalidad).
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La casa tradicional, rica o pobre, se distinguía porque alojaba a muchas
personas.
Las casas de la realidad son
muy distintas de las fotografías
de casas que figuran en los
libros o revistas de arquitectura
o decoración. En las casas de
los libros y revistas no solo
están ausentes las personas
sino su huella; el orden en ellas
es demasiado estricto.
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En las casas de la realidad se percibe
enseguida el relativo desorden que significa
ser habitada.
La intimidad doméstica es un
valor tardío en la Historia.
Hasta muy entrada la Edad
Contemporánea las
habitaciones eran para muchos
usos y para diferentes
personas, por lo que la
sensación de verdadera
intimidad era difícil de alcanzar.
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Tan difícil era que hasta tiempos recientes en muchas casas rurales y aun
urbanas, convivían las personas con los animales de labor.
Por otra parte, en la Edad Media era práctica corriente la asistencia de baños
públicos para hombres y mujeres en común. Con el tiempo esa práctica
higiénica se prohibió y, paradójicamente, vinieron unos siglos modernos pero
con una higiene en retroceso.
La historia de la pintura nos da cuenta de
cómo ha ido evolucionando la exigencia de
comodidad en la casa corriente. Durante
mucho tiempo fue una idea ajena al palacio
aristocrático (por exceso de retórica artística,
de ornamentación) y a la casa corriente (por
falta de mobiliario adecuado.
La casa realmente cómoda empezó siendo la
casa burguesa de la Edad Moderna.
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Luego fue imitada por la
casa popular,
naturalmente, con
elementos simples y
baratos. El tránsito es
desde las casas donde
simplemente “se sobrevive”
a casas donde se “vive”, se
entiende, con un mínimo
de satisfacción y
comodidad.
Durante mucho tiempo el escaño
junto al hogar (la chimenea) era el
lugar para sentarse, realizar tareas
domésticas, comer y dormir.
La comodidad consistió en separar
poco a poco esas distintas funciones
y proveerse de muebles especiales
para cada una de esas funciones.
Ahí es donde empieza el desarrollo de las mesas, sillas, camas, butacas, etc.
Ese proceso puede terminar en un cierto abigarramiento
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Un símbolo moderno de la intimidad
fue el espejo, durante siglos un
verdadero lujo aristocrático.
Hoy no se concibe un cuarto de baño sin
espejo.
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Por cierto, la idea de un cuarto de baño
específico solo entra en Europa en el
siglo XIX y para las clases acomodadas.
Durante siglos la acción de lavarse o de
evacuar los excrementos se realizaba
fuera de la casa en un patio o corral.
En las casas urbanas el agua corriente no
llega hasta finales del siglo XIX. El orinal
era un instrumento cotidiano y su
contenido se vaciaba por la ventana que
daba a la calle, que por eso en España se
llamaba “arroyo”.
La acción de echar a la calle el contenido
de los orinales se hacía al grito de “¡agua
va!” en España y garde l´eau en Francia.
En Inglaterra se adoptó la expresión
francesa como gardyloo o simplemente
loo.
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Asombra comprobar hoy lo pequeñas que eran antes las camas, escaños o
nichos en los que los europeos dormían hasta el siglo XVIII. La estrechez era
realmente mayor, pues en cada cama o equivalente podían dormir varias
personas.
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Esa escala no se derivaba solo de
la densidad de habitantes por
vivienda, que era muy elevada.
Había otra razón: la creencia de
considerar que había que dormir
encogidos para evitar no se sabe
bien qué enfermedades. Las
camas en forma de nicho o con
dosel se diseñaban para lograr
intimidad y para defenderse del frio.
De todas formas eran un símbolo
aristocrático.
El cuarto de baño es la pieza que mejor resume el progreso hacia los valores
de intimidad, privacidad e higiene domésticas.
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Es también un reflejo de la idea de especialización funcional de las
habitaciones de la casa.
El lento progreso durante la Edad Moderna y hasta el siglo XIX se tradujo en
que la casa iba proveyendo de espacios crecientes de intimidad y de
comodidad. En definitiva, el progreso fue durante esos siglos una conquista
paulatina del individualismo. Lo fue en la religión y en la política, pero ese
proceso tuvo su traducción física en el espacio doméstico.
2. La domesticidad
La domesticidad, la intimidad, el concepto de hogar y
de la familia son, literalmente, grandes logros de la
Era Burguesa. John Lukacs. El interior burgués.
La idea de domesticidad, de lo privado en la casa, va
íntimamente unida al concepto de intimidad, de un
espacio propio para la familia ajeno al exterior. El
descubrimiento de la intimidad no se produjo en un
momento concreto de la Historia, ni hubo un inventor
que escribió teorías sobre ella; pero a la hora de
estudiarlo se denota una especial evolución en los
Países Bajos del siglo XVII.
Los Países Bajos constituían un país pequeño pero que poseía una gran
economía, un alto porcentaje de alfabetización de la población y un alto grado
de tolerancia social. Ofrecía características sociales, políticas y económicas
que le diferenciaban del resto de Europa: había una gran mayoría de clase
media compuesta por comerciantes y terratenientes (los campesinos eran
propietarios de sus tierras) y no había una aristocracia poderosa, ni rey.
La sociedad burguesa se caracterizaba por este predominio de la clase media,
que abarcaba desde el financiero hasta al tendero, y que constituía la clase
burguesa.
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Ciudades holandesas. Vida cotidiana
Los Países Bajos no se distinguían por sus grandes
ciudades, sino por las múltiples ciudades pequeñas
que tenía. La mentalidad holandesa creó una nación
de habitantes urbanos. La vida cotidiana holandesa
reflejaba las virtudes burguesas:
Prudencia financiera que rozaba la tacañería
Una moderación sosegada
Admiración por el trabajo intenso
Estas circunstancias constituyeron un pueblo sencillo, que admiraba el ahorro
y censuraba los gastos excesivos y que fue creando unas costumbres
conservadoras. Esta sencillez se hacía patente, por ejemplo, en la vestimenta
holandesa, basada en colores oscuros con cortes tradicionales y básicos.
La sencillez holandesa de la que ya se ha hablado, se reflejaba especialmente
en el carácter de sus casas. Carecían de las pretensiones arquitectónicas del
resto de Europa, se limitaban a materiales como el ladrillo y la madera,
materiales baratos que no se prestaban a una decoración complicada.
Las obras públicas de las ciudades neerlandesas
produjeron que las fachadas holandesas se redujeran a
lo mínimo, por lo que las parcelas eran estrechísimas y
construidas una pegada a otra. Los tejados se cubrían
de teja roja. Inicialmente, en las casas neerlandesas
medievales, el interior de las casas se limitaba a una
“habitación delantera”, donde se desarrollaban las
actividades comerciales; y una “habitación trasera”
destinada a la familia.
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Delante de las casas había un stoep, como un
porche con bancos. Los pisos bajos solían tener
techos altos. Las habitaciones no tenían
funciones especializadas, a excepción de la
cocina, pero a mediados de siglo se inició la
subdivisión de la casa según los usos nocturnos
y diurnos. No había cuartos de baño.
Dado el alto coste de los cimientos, se procuraba
hacer las fachadas de las casas lo más ligeras
posible. Para esto, los constructores llenaron las
fachadas de ventanas grandes, lo que aligeraba el
peso y permitía que la luz penetrara en los interiores
profundos. Hasta el siglo XVII, las partes altas de las
ventanas holandesas tenían un cristal fijo y sólo se
podían abrir las partes bajas, que eran de madera
maciza; a partir de entonces, también acristalaron
estas.
La luz que entraba por las ventanas la controlaron
mediante ventanas y un nuevo elemento, los
visillos, que permitía tener intimidad frente a la
calle.
En cuanto a la calefacción, la situación no era la
más cómoda. Al no haber leña en Holanda, el
principal combustible para la calefacción era la
turba, que en lugar de calentar lo suficiente, hacía
que se perdiese calor hogareño al necesitar de
una chimenea por su humo maloliente. Por esta
razón, la solución era forrarse de ropa, por lo que
muchas veces se tiene el concepto de holandés
gordito que se ve en los cuadros de la época.
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Concepto de casa pequeña holandesa
Las casas holandesas no tenían por qué ser grandes, puesto que alojaban a
pocos habitantes, que no solían pasar de cuatro o cinco. Esto se debe a las
siguientes razones:
1. No había inquilinos, porque los holandeses preferían ser los dueños de
sus propias casas, por pequeñas que fueran.
2. La casa deja de ser el lugar de trabajo y los comerciantes comienzan a
construir establecimientos separados para sus negocios.
3. No había tantos sirvientes como en otros países, puesto que la
sociedad holandesa desalentaba la contratación de sirvientes.
4. La dependencia individual era muy apreciada.
Esto propició la idea de una casa hogareña y más privada.
El carácter hogareño del holandés
La aparición del hogar familiar en Holanda reflejó
la creciente importancia de la familia en la
sociedad neerlandesa. La familia holandesa se
centraba en el niño y las relaciones familiares se
basaban en el cariño y no en la disciplina.
Los holandeses apreciaban tres cosas por
encima de todo: Su niño, su casa, su jardín
Dentro de la limitada superficie del hogar
holandés fue surgiendo un paisaje cuidado, de
corte japonés. Los holandeses crearon jardines
cerrados, cuidados y ante todo privados. Pero
esta privacidad no era absolutamente individual,
puesto que los jardines particulares, así como
las casas, contribuían al aspecto general de las
ciudades, a crear una uniformidad.
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La home
Los holandeses amaban sus casas. El término home lo
utilizaban como referente a la casa y sus habitantes, al
refugio, a la propiedad y al afecto. Home era la casa y
todo lo que había en ella.
Este afecto se reflejaba en el gusto de los holandeses por
encargar modelos a escala de sus casas, lo que
popularmente se conoce como “casas de muñecas”.
Reproducían a escala cada mueble y cada detalle que
caracterizaba a su refugio.
Los muebles de la casa holandesa
El objetivo de los muebles y la decoración de la
casa holandesa del siglo XVII era expresar,
siempre de forma moderada, la riqueza del
propietario.
La silla casi siempre carecía de brazos y estaba acolchada y tapizada de
terciopelo y otros materiales ricos. Las mesas eran de roble o nogal y tenían
patas elegantemente torneadas. Las camas podían ser de cuatro postes,
aunque no eran demasiado frecuentes, o empotradas en la pared. Pero el
mueble burgués más importante era el aparador. Solía haber dos: uno para los
manteles y otro para las vajillas.
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El tipo de mueble que se podía encontrar en
una casa holandesa era parecido al de una
casa de París, la diferencia estaba en el
efecto: la decoración neerlandesa era sobria,
los muebles suponían algo que admirar, pero
también que utilizar, y siempre se colocaban
de forma que no redujeran el espacio de la
habitación y respetaran la luminosidad.
Las paredes no solían empapelarse, pero estaban adornadas con espejos,
pinturas y mapas (algo típico neerlandés).
Todo esto constituía habitaciones sobrias, pero intensamente humanas y
destinadas al uso privado, a lo íntimo.
Algo muy destacable de las casas holandesas era su limpieza. Era algo que
sorprendía vista la falta de higiene corporal de los habitantes. Mantenían
relucientes el interior de las casas, los porches y las aceras que precedían las
casas, lo que además contribuía a mantener la ciudad mucho más limpia que
en otros puntos de Europa.
Esta intensidad en la limpieza a veces se relaciona con el interés por una
decoración sobria, sin demasiados elementos que limpiar ni obstáculos en el
suelo. Sin embargo, la explicación más razonable -teniendo en cuenta el
carácter holandés-, es el cuidado que se intenta dar a algo tan apreciado
como es la casa para el pueblo neerlandés.
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Pintura
Todo lo que sabemos sobre la sociedad holandesa es gracias a los cuadros
de la época. Tanto los más ricos como los más pobres compraban cuadros
para adornar sus casas y sus negocios. El público quería un arte que pudiera
comprender y admirar. El resultado es un arte holandés del siglo XVII que no
sólo sirve como arte, sino que también ilustra de forma bastante exacta la
época. Además de los temas bíblicos y los temas de familia, los cuadros
ilustran la casa holandesa de la que las familias estaban tan orgullosas.
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Feminización de la casa en los países bajos
La feminización de la casa del siglo XVII fue uno de los
acontecimientos más importantes en la evolución del
interior doméstico.
La causa principal que llevó a este hecho fue
el uso limitado de sirvientes. Las casas más
ricas no empleaban a más de tres sirvientes
y las burguesas tenían tan solo una criada.
Esto se debía a las leyes neerlandesas, que
eran muy explícitas con los derechos
contractuales de los sirvientes, de forma que
la relación entre empleador y empleado era
más estrecha que en otras partes de Europa.
Los sirvientes comían en la misma mesa que
sus señores y el trabajo no se delegaba, se
compartía. De esta forma, las mujeres de las
casas holandesas se encargaban de todo el
cuidado y la administración de su casa.
A diferencia del resto de Europa, en Holanda la cocina era la habitación más
importante. Allí estaban los aparadores con las mantelerías y las vajillas, tan
apreciadas. En las paredes colgaban utensilios de cobre y bronce y la
chimenea era grande y muy decorada. El lavadero era de cobre, incluso a
veces de mármol. Algunas cocinas tenían bombas de agua interiores.
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La presencia de estos instrumentos significaba la
importancia cada vez mayor del trabajo doméstico
y lo mucho que se estaba empezando a apreciar la
comodidad.
Todo esto tiene sentido si se piensa que por
primera vez la persona que estaba en contacto con
el trabajo de la casa podía influir en el orden de
esta. La importancia concedida a la cocina
reflejaba la posición central de la mujer. El marido
podía ser el cabeza de familia, pero el centro del
carácter holandés era la casa y la limpieza, y esto
lo llevaba y lo mandaba la mujer, que se convirtió
en el centro del hogar neerlandés.
“El hablar de domesticidad es describir un conjunto de emociones percibidas,
no solo un atributo aislado. La domesticidad tiene que ver con la familia, la
intimidad y una consagración al hogar, así como una sensación de que la casa
incorpora esos sentimientos, y no solo les da refugio. La domesticidad
hogareña dependía del desarrollo de una rica conciencia interior, una
conciencia que era resultado del papel de la mujer en la casa. Si la
domesticidad fue, como ha sugerido John Lukacs, uno de los principales
logros de la Era Burguesa, fue sobre todo un logro femenino”.
Johannes Vermeer: Belleza holandesa
https://www.youtube.com/watch?v=crJyQL5NWDU
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3. Comodidad y agrado
Tras descubrir la domesticidad y la intimidad, la burguesía
descubre esta nueva idea. La casa se convierte en hogar,
pasando de ser un lugar público a ser algo personal e
íntimo.
Hablar de confort como una idea puede resultar raro.
¿Por qué nos sentamos en silla en vez de en el suelo?
Es un hábito adquirido. Tarimas, divanes, hamacas,
columpios... Aunque realmente, la alternativa más
sencilla es el suelo.
Hay dos bandos (mundo occidental) que se sienta en
sillas y el resto, que se sienta en el suelo.
Algunos dicen que una de las causas podría ser el frío, pero hay regiones frías
que también se sientan en el suelo, aunque es verdad que la mayoría se sitúa
sobre los trópicos.
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Las complicaciones hacen la vida más rica, aunque sea artificial.
Sentarse en el suelo no es una grosería, además los japoneses y los
sauditas se sientan en plataformas o alfombras. Pero no se debate el
confort. En cambio una silla puede ser alta o baja, incomoda,
estrecha... Por eso los muebles tarde o temprano tienen que pensar
en los movimientos y el confort.
En la Edad Media la silla era ceremonial. Después empezaron
a prestarse para actividades más cotidianas.
Durante el Renacimiento y el Barroco eran para estar
erguidos.
Esto cambia en la Francia de Luis XIV. Época de grandes logros en todos los
aspectos (sociales, arquitectónicos, económicos…). El mobiliario ascendió a
las bellas artes. La función de los muebles en Versalles era destacar y realzar
la arquitectura no para sentarse, para ser admiradas.
El tamaño de la silla indica la categoría del ejecutivo y análogamente denotaba
rango y posición social. Jerarquía de asientos en el palacio.
Cuando subió Luis XV (nieto de Luis XIV) al trono hubo transformaciones en el
estilo: formalidad-vivacidad, grandiosidad-intimidad, magnificencia-delicadeza.
Debido a los intereses hedonísticos, aparece el confort. Sentarse se convirtió
en una forma de descanso. Las sillas se adaptaron a las nuevas posiciones.
Más anchas y más bajas.
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Divanes: ottomane, sultane y turqouise
Toda la sociedad francesa adoptó el
gusto por los interiores, promovido por
Madame Pompadour.
La distribución de las salas en el palacio dejaron de ser de forma lineal (una
habitación detrás de otra), y apareció la decoración rococó (estilo exclusivo
para interior). Las habitaciones se hicieron más pequeñas, menos grandiosas
y más íntimas. Los sirvientes no eran un lujo sino algo que obstruía la
intimidad. Las chimeneas no funcionaban en las cámaras grandes. El confort
aumentó con su mejora.
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Cuartos de baño estaban compuestos por dos bañeras. Tenían bidés pero no
retretes. Esto era poco higiénico. Era una moda no una necesidad. Las
holandesas introdujeron la domesticidad, las francesas el confort.
La marquise y la duchees dos tipos de sillas exclusivas para la
mujer.
La silla tiene que ser cómoda y almohadillada, tiene que tener respaldo,
ángulo inclinado, pero no mucho... Los ebanistas del rococó llegaron a la silla
cómoda, con almohadillado correcto. Se iban adaptando a las posturas de la
época.
A las butacas siempre les ponían nombres femeninos: pastora=bergere,
miradora=voyeuse, veladora=veilleuse, calentadora=chauffeuse...
Los muebles rococó indicaban diferentes grados de ceremonia y
comportamiento. La silla era un elemento decorativo pero que agrada a la vista
y al uso.
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4. La comodidad
¡Ah! Para estar verdaderamente confortable no hay como quedarse en casa.
JANE AUSTEN
Hasta el siglo XVIII no es estrictamente exacto hablar de estilos de época.
Aunque desde el Renacimiento los arquitectos habían buscado la inspiración
en el pasado no se les hubiera ocurrido imitarlo.
Hacia el año 1770 el estilo Rococó se pasa de moda, sustituido por el
Neoclásico (primera tentativa consciente de recrear entero un estilo de
pasado, en este caso la antigua Roma).
El siglo XIX siguió resucitando muchos estilos de tiempos pasados: el egipcio,
el isabelino… que poco hicieron por adelantar el confort doméstico.
Neogótico: adecuado para edificios parlamentarios, pero sus interiores
eran de ambiente fúnebre y eclesiástico.
Estilo oriental: habitaciones exóticas pero con el tiempo se volvían muy
pesadas a la vista.
Medievalismo: de William Morris estilo muy complicado.
Todos ellos se hundieron en la confusión en las guerras victorianas de estilo.
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Francia
La primera aparición de confort se da en un
contexto aristocrático muy determinado por el
entorno, las casas de campo recibían el
nombre de château y estaban destinadas sólo
para pasar ciertas temporadas del año en
ellas.
Inglaterra
Al contrario que en Francia la
preferencia inglesa era la casa de
campo, tuvo gran efecto en la
sociedad, sobre todo la burguesía. El
campo produce que se derive a una
vida más relajada que en la ciudad.
Ya desde el siglo XVII, independientemente del tamaño y la función, recibía el
nombre de “casa”. Inglaterra tenía en el siglo XVII una riqueza muy repartida lo
que hizo que existieran menos diferencias entre las distintas clases sociales, al
contrario que en Francia.
La clase que más influyó en el confort doméstico fue la burguesía: la
prosperidad del país hizo que los burgueses pudiesen disfrutar de más tiempo
libre para ellos (no les interesaban los deportes fatigosos) por lo que pasaban
la mayoría de ese tiempo en casa (en el campo se dedicaban a visitar a sus
vecinos, y en la ciudad asistían a teatros, conciertos, bailes…).
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En esta época adquieren popularidad las
novelas, los juegos de mesa: los hombres
juegan al billar mientras que las mujeres
bordan, y todos juntos juegan a las cartas.
Todo esto hizo que la casa adquiriera una
posición de importancia social, pero de forma
curiosamente privada. La casa burguesa
inglesa constituía un mundo aislado en el cual
sólo se permitía la entrada a un vigilante.
Se perturbaba en la menor medida de
lo posible la intimidad de la familia y
de cada uno de sus miembros.
Había días de estar en casa y días de visitas matutinas. Entre vecinos se
intercambiaban notas por medio de los sirvientes con el fin de evitar visitas no
anunciadas. Era muy descortés presentarse sin invitación.
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Distribución de la casa inglesa
Hall: Habitación adyacente a la entrada, sus puertas daban a las
principales estancias comunes, también contenía las escaleras por lo
que era una estancia bastante amplia.
Piso bajo: Estaban las habitaciones destinadas a actividades en común,
lo que también permitía el acceso directo al jardín.
Salón: Podía haber más de uno:
Ocasiones especiales: solía tener, al menos, un instrumento de
música que se utilizaba en bailes.
Uso cotidiano.
En ocasiones podían ocupar toda la planta baja de la casa por el gran
número de actividades que se desempeñaban en él.
Habitaciones públicas: Representan una fase intermedia en la evolución
de la distribución de la casa:
No existía un número concreto de estancias (dependía de la
riqueza del propietario).
Habitación para la recepción.
Comedor de respeto. Sólo se usaba de noche, el resto del día se
pasaba en las habitaciones pequeñas también llamada
habitación de desayuno).
Una casa de buen tamaño podía contener además:
Biblioteca: la habitación principal para la familia.
Estudio
Galería: también podía hacer de salón.
Sala de billar
Invernadero
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El término “cuarto de estar” no se hizo de uso común hasta el siglo XIX, el
hecho de que hubiera dos salones o el empleo de otra habitación para usos
distintos al inicial reflejaba la necesidad de tener un lugar más relajado, donde
se pudiera ser menos formal, y dejar de lado los convencionalismos sociales.
Habitaciones privadas: Existía un dormitorio privado separado por
sexos, las familias más pudientes tenían una habitación por cada hijo.
Estas habitaciones hacían de dormitorio, estudio y sala de juegos.
Distinción clara entre familia y cada miembro: una habitación propia
demuestra la conciencia mayor de individualidad y una vida personal
mayor al igual que la necesidad de expresarla físicamente.
Las actividades de la casa estaban divididas verticalmente por lo que los
términos “subir” y “bajar” no solo significaban cambiar de piso sino que era
dejar la compañía de otros o unirse a ellos.
En Inglaterra la
arquitectura
doméstica tendía a
lo holandés (casa de
campo de ladrillo
con encanto y sin
pretensiones).
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Diseño de casas inglesas
Mientras que el resto de Europa sigue el modelo
francés de decoración rococó, en Inglaterra se
sentían incómodos con un estilo tan frívolo, por
lo que buscaron un vocabulario arquitectónico
más tranquilo. Se basaron en las obras
arquitectónicas de Andrea Palladio
especializado en casas de campo con una
serenidad clásica en las que
predominaban la decoración georgiana.
Los muebles ingleses son casi sin excepción sólidos y prácticos.
Los franceses menos sólidos, más artificiosos
y ostentosos.
Los ingleses usaban para todos sus muebles caoba que les daba
robustez a la vez que ligereza. La silla Windsor fue en un principio
diseñada como mueble de jardín, de hecho, era conocida
como Forest chair y estaba destinada principalmente al ámbito
rural. Pero poco a poco fue haciéndose popular y colocándose en
diversos lugares como oficinas, salones, bibliotecas y comedores.
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Alfombras orientales: introducidas en Europa por
los holandeses, se colgaban inicialmente en la
pared o las ponían en las mesas. Fueron los
ingleses quienes popularizaron el uso de la
alfombra en Europa para recubrir los suelos (que
era el uso original en Oriente) de los salones y
comedores y poner sobre ellas mesas y sillas, lo
cual les llevó a la idea de hacer alfombras a
medida, que otorgaban menos ruido y más
confortabilidad y calidez.
Hasta el momento se consideraba que los
muebles eran cosa sólo de hombres; resulta difícil
decir hasta qué punto esto influyó en el carácter
de las casas georgianas.
“El buen gusto era exclusivo de los hombres”.
Se compara el mueble inglés georgiano
(masculino y funcional, diseñado para ser útil) con
el mueble francés rococó (de inspiración
femenina).
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A finales del siglo XVII la influencia masculina en la
disposición de la casa iba erosionándose y con ello se
producen cambios:
Muebles: desplazan su carácter estructural y adoptan una
postura más decorativa.
Mesas y sillas: siempre en el centro de la habitación, no
contra la pared.
Sofás: se apartan de los costados de la sala y se colocan
en ángulo recto con las paredes.
Mesas bajas: destinadas para el café se colocaban al lado
de los sofás.
Macetas y tiestos: Pasan a ser parte de la decoración
interior de la casa.
Biblioteca: de uso exclusivo de los
hombres, era la habitación favorita para las
reuniones familiares.
Esto produce cambios también en las
costumbres a la hora de vestir: se sustituyen
los levitones por la levita corta. También se
abandonan las pelucas y los peinados
femeninos pasan a ser menos artificiosos y
más naturales.
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Movimiento romántico
Surge con gran entusiasmo a principios del
siglo XIX.
Domina el diseño de casas y jardines.
Estricta geometría, la cual sustituyen por unas
distribuciones más flexibles y espaciosas.
Interiores:
Largos pasillos de una a la otra ala de la casa lo
que da más intimidad a las habitaciones.
Hall: Más pequeño.
Combinación de habitaciones con distintas
dimensiones.
Ventanas situadas conforme las exigencias de la
composición de la fachada.
Resultado: la habitación empezó a entenderse como un centro de actividad
humana, ya no sólo era un “espacio bonito”, sino que estaba convirtiéndose
en un “lugar”.
El gusto inglés no se limitó a su país, pasó a gozar de gran admiración en todo
el continente gracias en parte a las guerras napoleónicas (siglo XIX). Estados
Unidos respondió también al confort práctico de los muebles georgianos.
Para entender la aparición de este estilo en Inglaterra, hay que remontarse al
bloqueo de Francia de la producción de nogal, con el que realizaban la
inmensa mayoría de muebles. Tuvieron que recurrir a la madera de caoba.
Desde ese momento, empezó a aparecer el primer mobiliario con ese color
rojizo tan característico del estilo georgiano y de todos los muebles ingleses
que se fabricarían posteriormente.
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Confort y bienestar
Confort es un término de origen francés, pero adquirió su sentido moderno y
doméstico en Inglaterra. Desde allí a finales del siglo XVIII se volvió a importar
a Francia. Es una sensación de bienestar que produce el uso de ciertos
lugares, laboral o doméstico. No debe confundirse con la decoración, que es
el aspecto externo o formal, sujeto a la moda, que facilita el confort según la
cultura y los gustos del momento.
La esencia del confort es la idea de un interior doméstico agradable. Se inicia
con el individualismo burgués a partir del siglo XVII, fundamentalmente
holandés e inglés. No se consigue del todo el confort simplemente imitando o
reconstruyendo los elementos decorativos del pasado.
El punto de sutura en la evolución del confort se sitúa
con la irrupción de las máquinas domésticas a partir de
la electricidad, tales como la aspiradora, lavadora,
teléfono, cocina eléctrica, frigorífico, calefacción, aire
acondicionado, etc. A partir de la mecanización de los
hogares la decoración va evolucionando según las
modas que se suceden con rapidez.
“Solo los ricos o los muy pobres pueden vivir en el
pasado”.
Los ricos porque pueden permitirse el lujo de imitar la
decoración del pasado.
Los pobres porque los elementos decorativos de sus hogares
son tan simples como lo han sido en épocas pasadas.
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Una alternativa aceptable a la dicotomía anterior puede
ser la de integrar en la decoración doméstica algunos
elementos ornamentales de tipo tradicional, por
ejemplo aperos de labranza, objetos de la pesca, etc.
Lo verdaderamente auténtico es el logro de la
“domesticidad” en cada momento. Quizá el origen
sea la escala pequeña de los hogares burgueses
de Holanda en el siglo XVII.
Los estadios posteriores con personalidad pueden
ser las casas del estilo Reina Ana o Reina Victoria
en la Inglaterra de la segunda mitad del siglo XIX.
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La constante de todas esas modas ha sido el logro
de la intimidad doméstica en la decoración,
opuesta al “plano abierto” de los palacios
aristocráticos del pasado. La clave está en las
habitaciones pequeñas, los muebles cómodos.
La casa se hace práctica y cómoda cuando la
mujer trabaja fuera de ella y al mismo tiempo se
ocupa de ordenar el espacio doméstico. Es el
momento en que se exige un creciente confort de
la casa. Se trata de una realidad objetiva y
subjetiva a la vez. El confort no es solo físico
(temperatura, ergonomía) y se detecta sobre todo
en la significación de su ausencia.
En el puesto de trabajo y en el hogar el confort
no es tanto el aspecto visual, exterior, como la
sensación de intimidad. Es una dimensión difícil
de medir, pero es real. El clima doméstico de
intimidad se reconoce por intuición, al primer
golpe de vista. Bien es verdad que se trata de
un juicio condicionado culturalmente y por tanto
evoluciona según la época y el país. Pero en
todos los casos el confort se reconoce cuando
se experimenta. Es el triunfo del individualismo.
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5. La eficiencia
“El confort en la vida es mucho más mental que físico.”
ELLEN RICHARDS. El coste de la vivienda
EL DESCUBRIMIENTO DE LA ELECTRICIDAD.
LA INVENCION DEL CALENTADOR POR RESISTENCIA Y DE LA BOMBILLA.
• El 1er. uso de la electricidad fue para el alumbradourbano en 1877.
• En el alumbrado doméstico, el gran avance ocurriócuando Edison y Swan produjeron las primerasbombillas de filamento de carbono o bombillasincandescentes.
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Bombilla incandescente de Edison y Swan.
Calentador por resistencia
Molinillo de café eléctrico. 1883.
1er. ventilador eléctrico de Edison
Cira de león
1ª aspiradora eléctrica. 1901.
1ª nevera eléctrica. 1901.
1ª lavadora eléctrica. 1909.
Lavadora manual.
• Se aplicaron rápidamente los motores eléctricos a los aparatos pues casi todos tenían versiones anteriores manuales.
• En la Exposición Universal de Chicago de 1893 se exhibió una “cocina eléctrica modelo” con una placa, una parrilla y un calentador de agua.
Posible cocina modelo de 1893.Cocina de leña.
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LA PLANCHA
• Fue el electrodoméstico mas utilizado.
• Las primeras era caras pero era más barato que encender toda la cocina.
Plancha antigua.
Planchas de carbón.
1ª plancha eléctrica.
LOS ELECTRODOMÉSTICOS
• La ventaja de estos aparatos fue de esfuerzo y de tiempo.
• Se inventó una expresión para describirlos: aparatos paratrabajar menos.
• El interés por reducir el trabajo doméstico fue porque cada vezhabía menos sirvientes en Estados Unidos.
• Se distinguía entre casas y casitas, con menos de tres criados.
• En 1900, más del 90% de los estadounidenses no teniasirvientes.
• Lo más frecuente era el servicio por horas.
Cira de león
CONCLUSIÓN
• La reducción del tiempo para limpiar, cocinaro lavar, con los años permitiría a las mujeresliberarse de su aislamiento doméstico.
• ¿Es chauvinista decir que el éxito de laeconomía domésticas se debió en granmedida a las amas de casa?
• Muchos aspectos de la casa moderna datande este período. Asique toda persona quetrabaje con comodidad en su casa, tienealguna deuda con las ingenieras domésticas.
Cira de león
6. La austeridad
Jocosamente se ha calificado a la decoración minimalista de “austeridad
conspicua”. Es como las versiones caras de ciertos automóviles que se
pueden encargar al fabricante sin que se vea la marca, o como los trajes
nacionales que llevan los sauditas políticos en las conferencias
internacionales.
Cira de león
Es una forma sutil de esnobismo, que logra la singularidad al evitar lo
familiar o usual. En interiores eso significa que la decoración consiste en
que no haya decoración. También es un ejemplo de un estilo actual de
reducir el abigarramiento y acumulación de objetos en una habitación.
Cada periodo, incluso cada decenio, tiene su propio gusto visual, igual que
su gusto culinario, por ejemplo en 1970 en los Estados Unidos se dejaron
de consumir comidas sosas para tomarlas mucho más especiadas, al estilo
mejicano y de Texas. Ahora la dieta es mucho más sencilla.
En interiorismo es lo mismo, se han reducido objetos y diversidad visual en
las habitaciones, lo mismo que las modas del textil suben y bajan los
largos de las faldas, cambian los cortes y colores en el pelo… Es una
cuestión de cuánta estructuración y cuánto abigarramiento puede soportar
la mirada. No se trata tanto de épocas o estilos históricos.
Cira de león
La austeridad conspicua es un término curioso y contradictorio: superficies
de mármol en la cocina, persianas de bambú, puertas de roble a medida,
un Matisse en una gran pared como único objeto decorativo, cuartos de
baño muy sencillos, pero sin un solo corte en sus azulejos, pisos de roble
sencillísimo, pero todas sus planchas iguales, etc. Es decir, decoración
sencilla pero a la vez muy estudiada y refinada. Solo desaparece el
abigarramiento, o cualquier indicio de descuido.
Adolf Loos, (1870-1933) fue un arquitecto
austriaco. En la ciudad de Chicago trabajó
como albañil, entarimador y delineante.
Posteriormente realizó obras en diversos
países de Europa, tales como Austria, Francia
y en Viena comenzó a ejercer como
arquitecto municipal, trabajando en el
Ministerio de Vivienda.
Él fue quien inició este proceso de
“desnudamiento”. Lo que había sido
necesario en el pasado, ya no lo era en un
mundo moderno industrializado. Equiparaba
el impulso ornamental con el primitivismo.
Sostenía que se despilfarraban unos recursos y un dinero tan arcaicos
como innecesarios. Loos no fue un revolucionario, sino un reformador
contrario a la ornamentación. Pionero del Racionalismo. Las habitaciones
debían estar resueltas con materiales ricos y muebles confortables.
Las vanguardias francesa, alemana y holandesa toman nota de estos
principios y lo llevaron más allá eliminando todos los vestigios del pasado.
Sostuvieron que si la ornamentación era un delito, también lo era el lujo y
terminaron con los materiales ricos, la suntuosidad y los adornos.
La casa empezó a rehacerse en una nueva imagen, privada de sus
tradiciones burguesas. Es el principio del minimalismo como estilo
decorativo.