La casa que vio crecer a VILLA LES RHUMBS · HISTORIA DE LA MODA. 6 7 Izquierda: el estanque y la...

4
Construida frente a la isla del Canal y muy cerca del monte Saint-Michel, la villa tomó su nombre de la rosa de los vientos, el símbolo de 32 puntas usado por los marineros para orientarse. Las paredes color salmón y los techos grises inspiraron la imagen de “Diorissimo”, la segunda fragancia que el diseñador presentó en 1956. Izquierda: una fotografía del creador en los jardines de la casa. Dior murió diez años después de haber fundado su marca. Ubicada en Normandía, se convirtió en fuente de inspiración para el mítico diseñador. Convertida en museo, hoy resguarda su valioso legado creativo La casa que vio crecer a Christian Dior VILLA LES RHUMBS TESTIGO UNICO DE LA HISTORIA DE LA MODA

Transcript of La casa que vio crecer a VILLA LES RHUMBS · HISTORIA DE LA MODA. 6 7 Izquierda: el estanque y la...

4 5

Construida frente a la isla del Canal y muy cerca del monte Saint-Michel, la villa tomó su nombre de la rosa de los vientos, el símbolo de 32 puntas usado por los marineros para orientarse. Las paredes color salmón y los

techos grises inspiraron la imagen de “Diorissimo”, la segunda fragancia que el diseñador presentó en 1956. Izquierda: una fotografía del creador en los

jardines de la casa. Dior murió diez años después de haber fundado su marca.

Ubicada en Normandía, se convirtió en fuente de inspiración para el mítico diseñador. Convertida en museo, hoy resguarda su valioso legado creativo

La casa que vio crecer a Christian Dior

VILLA LES RHUMBS

TESTIGO UNICO DE LA HISTORIA DE LA MODA

6 7

Izquierda: el estanque y la pérgola

reemplazaron el invernadero

diseñado por el dueño original y con el tiempo se convirtieron en

los lugares donde Dior pasaba horas

ideando los desfiles. Derecha: un busto de Christian entre las miles de rosas del jardín. Abajo:

limpiando el espejo de agua, que en 1925 su madre

mandó construir. En la otra página:

vista lateral de la casa con la

pérgola repleta de rosas, una de sus pasiones. En 1997, la villa se convirtió en el

Museo de Christian Dior, el único en

Francia dedicado íntegramente a un

couturier.

“Tengo los más tiernos y divertidos recuerdos de mi casa de la infancia. Me atrevería a decir que mi vida y mi estilo le deben casi todo a su entorno y a su

arquitectura”, escribió Christian Dior en su autobiografía

F ue a principios de febrero de 1947 cuando la revolución de la moda es-talló en París de la mano de Chris-

tian Dior. En aquel entonces, Europa estaba devastada por la Segunda Guerra Mundial y las principales ciudades su-frían racionamiento de ropa, alimentos y artículos de tocador y las mujeres solían ir vestidas de forma simple y humilde. En medio de esa desolación, el diseñador –a sus 42 años– presentó en su boutique de la parisina Avenue Montaigne la colec-ción “Corelle”, una línea de sacos exage-radamente entallados y amplísimos vesti-dos con varios metros de circunferencia.

NACIA UNA LEYENDAEl éxito fue rotundo y le tout Paris solo

tuvo palabras de elogio para los diseños de Dior, y Carmel Snow, la legendaria editora de Harper’s Bazaar, decidió re-bautizar la colección como “New Look”.

El mundo entero se rindió a sus pies.Para tristeza de Dior, lo que había sido

catalogado como una “revolución de la moda” en la prensa francesa desató una po-lémica entre las británicas y las norteameri-canas. En Londres, la alta sociedad calificó la colección como frívola, inmoral y antiso-cial, y en Lancaster decenas de mujeres en-cabezaron una protesta para evitar que los diseños del francés cruzaran el Canal de la Mancha. En Nueva York, varias feministas lo criticaron por la exageración al moldear las siluetas y, cuando meses más tarde visi-tó por primera vez Estados Unidos, en la puerta del hotel lo recibieron con pancar-tas que decían “Dior, go home”.

LA CASA DE LOS RECUERDOSDior nació en 1905 en Granville, un anti-

guo puerto de pescadores de Normandía, convertido en balneario de moda y un punto estratégico durante el triunfo de los

aliados sobre el ejército alemán en la Se-gunda Guerra Mundial. Allí, cada año, el pequeño Christian esperaba con emoción el carnaval para ver los trajes con los que se disfrazaría junto con sus cuatro hermanos.

A finales del siglo XIX, el armador de barcos Beust decidió construir una casa cerca de los acantilados que daban a la isla de la Mancha y decidió bautizarla “Les Rhumbs” (‘Las rosas de los vien-tos’). El padre de Christian, dueño de una fábrica de fertilizantes, compró esta gran casa en 1905, un lugar muy querido por el diseñador. Tanto que en su auto-biografía Christian Dior et moi se refirió cariñosamente a ella: “Tengo los más tiernos y divertidos recuerdos de mi casa de la infancia. Me atrevería a decir que mi vida y mi estilo le deben casi todo a su entorno y a su arquitectura”. Desde allí partió con tristeza hacía París para estudiar Ciencias Políticas después de

8 9

Izquierda, arriba: a pesar de que fue vendida por el padre de Christian en 1932, la escalera

es un ejemplo de que los interiores siguen perfectamente conservados. Izquierda:

además de los más de 230 vestidos y cientos de accesorios, el museo muestra artículos

personales que pertenecieron al diseñador. Arriba: dentro de la colección permanente de “Les Rhumbs” también se exhiben muchos de

los diseños que dejó sin terminar. En la otra página: para su colección de alta

costura otoño-invierno 2005/2006, John Galliano se inspiró en los vestidos de la madre

de Dior, Madeleine (arriba en la polaroid), quien tuvo gran influencia en el amor que Christian sentía por el arte y la naturaleza.

Christian Dior dejó su casa con tristeza cuando viajó a París para estudiar Ciencias Políticas,

donde se las ingenió para tomar clases de música con Henri Sauguet y de pintura con

Christian Berard

que sus padres lo inscribieran en la prestigiosa Escuela de Ciencias Políticas de la capital francesa, donde el joven Christian se las in-genió para tomar clases de música con Henri Sauguet y de pintura con Christian Bérard.

En 1932, poco después de la muerte de su madre, Madeleine Martin, su padre quedó en banca-rrota y decidió vender la propie-dad. “Les Rhumbs” fue comprada por la comuna de Granville y el jar-dín fue abierto al público en 1938. Triste porque no regresaría más a su amada Normandía y arruinado por la falta de dinero, Christian pasó días muy difíciles subsistiendo gracias a las ilustraciones de moda que hacía para Le Figaro. Fue des-pués de haber terminado el ser-vicio militar, en 1927, que pudo

abrir su propia galería de arte, en la que mostró obras de Picasso, Dalí, Matisse, Dufy y Berard. Final-mente fue contratado por la casa de modas Piguet, y de ahí pasó a formar parte del staff del afamado Lucien Lelong y donde conoció a Marcel Boussac, el magnate textil que se convirtió en su mecenas y que lo catapultó como una leyen-da de la moda.

Maestro de diseñadores como Pierre Cardin, Jean-Louis Sche-rrer e Yves Saint Laurent, Chris-tian murió de un infarto en octu-bre de 1957, al poco tiempo de haber publicado su autobiogra-fía. Según algunas versiones, su muerte sucedió después de que el modisto se internara en una clínica para adelgazar e intentar curar su gula.

10 11

Izquierda: desde los jardines pueden verse las playas de Normandía, las mismas en las que desembarcaron los

aliados en junio de 1944 para derribar al ejército alemán. Abajo: en varios lugares de la casa hay mosaicos inspirados en “la rosa de los vientos”, símbolo náutico que dio nombre

a la propiedad. Arriba: 1923. Christian posa en el hoy llamado “Jardín de las Fragancias”.

EL JARDIN DE LAS FRAGANCIAS

Todos los biógrafos de Christian Dior coinciden en que el jardín de “Les Rhumbs” fue una de sus mayores inspiraciones. De hecho, fue él quien en 1925 convenció a su madre para sustituir el inverna-dero cerca de la villa por una pér-gola con un espejo de agua. Este espacio al aire libre era uno de los lugares en los que Dior pasaba ho-ras pensando sus desfiles, tan espe-rados como los estrenos de teatro y en los que siempre sorprendía con prendas como el “Diorama”, un traje de noche confeccionado en lana, o el “Shock Look”, ese amplio vestido que terminaba a solo cuarenta centímetros del piso. Y ni hablar de la adaptación del sombrero de bambú usado por los asiáticos, los moños y los géneros príncipe de Gales.

Madeleine también añadió un jardín de rosas a lo largo del “sen-tier des douaniers” (‘camino de los aduaneros’) y consiguió armar un rosedal único. Mutilado en

1991 debido a la invasión de la ruta costera en la propiedad, fue restaurado y ampliado en 2002.

Con motivo del centenario del nacimiento de Christian Dior, en 2005, el jardín se convirtió en el “Jardín de las Fragancias”, lo que permite a los visitantes redescu-brir el amor del diseñador por las flores y los perfumes.

EL MUSEO HOYEsta memorable construcción

de finales del siglo XIX fue trans-formada en museo cuarenta años después de la apertura de la maison Dior con el fin de rendirle un ho-menaje al genio de la moda. Es el único museo en toda Francia dedicado totalmente a un diseña-dor. Regenteado por la fundación “Presencia de Dior”, en los últi-mos diez años varias exposiciones ocuparon los salones y dieron vida a su enorme legado.•

Texto: Rodolfo Vera Calderón Fotos: AFP, Getty Images, Thierry Seni y Musée Christian Dior