La Celestina, versión adaptada (capítulo 1) · PDF filePeroLa Celestina...

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  • CLSICOSA MEDIDA

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    La CelestinaFernando de RojasAdaptacin de Francisco Alejo FernndezIlustraciones de Puo

  • Introduccin

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    INTRODUCCIN

    La Celestina hoy

    Hace ya ms de quinientos aos, Fernando de Rojas, con laayuda previa de un segundo autor cuyo nombre desconocemos,escribi esta obra. A pesar del tiempo transcurrido, como ocurrecon los grandes clsicos de la literatura, La Celestina sigue te-niendo actualidad. No nos quejamos de la excesiva importan-cia que nuestra sociedad concede al dinero? En La Celestinase habla continuamente de dinero. El brillo del oro lleva a la per-dicin a sus protagonistas. Todos los personajes se mueven conloco afn por conseguir provecho. Dinero, oro, provecho, cun-tas veces aparecen en el texto de Rojas estas palabras?

    El egosmo es protagonista de la obra. Todos los personajesque la pueblan buscan nicamente el inters personal. Losapartes espacios de libertad en que expresan sus verdaderospensamientos lo demuestran. Celestina pone en marcha todauna trama para que Calisto consiga a Melibea, y en ella invita a

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    La Celestina

    participar a los criados de Calisto, a los que envuelve y engaacon promesas de riquezas y con la atraccin ertica de las mu-chachas que trabajan para ella.

    Por otra parte, tienen todos los personajes de La Celestinauna clara conciencia del paso del tiempo, una clara percepcinde la proximidad de la muerte y saben de lo cambiante de la for-tuna. Gozar es el nico remedio para aprovechar la brevedad delos das: No hay cosa tan ligera huyendo como la vida. Lamuerte nos sigue y rodea, de ella somos vecinos, dice Plebe-rio. Celestina insiste una y otra vez en el tpico del carpe diem(aprovecha tu juventud mientras dura), mostrando su arrepenti-miento por haber dejado pasar algunas oportunidades de goceque en su juventud se le presentaron. La vejez, segn Celesti-na, solo nos depara males. Los personajes se mueven a instan-cias de sus temores, de sus terrores. Tendramos que valorar sison los mismos que atenazan a los hombres y mujeres de hoy,a los jvenes y a los viejos.

    En la obra se nos ofrece un extraordinario retrato de unospadres que ignoran lo que su hija siente, piensa y hace. La dis-tancia generacional parece que est aqu apuntada y es induda-blemente uno de los motivos de la tragedia final. La ignoranciaraya en la irresponsabilidad. Pero es parte fundamental de latragedia: no saber lo que se debera saber. Lo advertimos des-de la primera visita de Celestina a casa de Melibea. Y sin em-bargo, Pleberio y Alisa son padres cariossimos, atentos a losdeseos de su hija, dispuestos incluso a pedirle su opinin parala eleccin de esposo, y que lloran con desconsuelo infinito lamuerte de su hija. Duda alguien de que no hay nada nuevobajo el sol?

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    IntroduccinIntroduccin

    El amor, motor de La Celestina

    Pero La Celestina tambin es una historia de amor, o sobre elamor, o de cmo el amor transforma a los hombres y a las mu-jeres. Todos estn afectados por esta enfermedad como tal setrata en el libro, como tal se describen sus sntomas. Calisto,el primero. Sin embargo no estn menos heridos por las saetasde Cupido sus criados, Sempronio y Prmeno. Para conseguirel amor deseado, este rompe las barreras de sus propias creen-cias, traiciona no solo a su seor, sino tambin a s mismo. Lavieja Celestina dirige, con su portentosa batuta hecha de ex-periencia, de conocimiento del ser humano, de palabras, estegran concierto o desconcierto. No es el amor una fuerza po-derosa que protagoniza las historias que t conoces, las pelcu-las que ves en el cine? No viven y mueren los personajes deellas por amor? Quin puede negar su poder, el placer queproduce, la amargura que muchas veces acarrea? Qu granhistoria no es, en fin, una historia de amor?

    Una historia compleja

    A quin podemos salvar, si todos actan empujados por elegosmo, si todos terminan traicionando a su prjimo: Calisto, asus criados; los criados, a Calisto; Celestina, a los que la hanayudado; Melibea, a sus padres? Ms que condenar, Fernandode Rojas presenta con dolor y resignacin, con sabidura, la rea-lidad humana en su complejidad. Todos los personajes son,pues, salvables, porque todos son humanos, estn hechos de lamisma materia que nosotros y tienen nuestras debilidades.

    Por eso, Rojas les da la oportunidad de expresarse. Aunquecada uno de ellos fracasa en su intento de conseguir la felicidad

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    La Celestina

    no es eso lo que andan buscando?, han tenido la ocasinde explicarse. Para ello, el autor los dota de una capacidad lin-gstica envidiable. Celestina es, desde luego, la que poseeeste don en su ms alto grado. Su poder de envolver a losque la rodean estriba especialmente en su portentosa habilidadverbal. Diramos sin exagerar que es capaz de enredar almismsimo diablo... en los hilos que lleva a casa de Melibea.Presta atencin a las palabras con las que, para conseguirapresarlo entre los hilos de la tela, conjura al demonio. No im-porta que nosotros no creamos en los hechizos; ella s cree enellos o, por lo menos, afianzan su seguridad en s misma cuan-do su valor flaquea. Ni siquiera en estas creencias estamos tanalejados del mundo de La Celestina. Asistimos hoy al resurgi-miento de supersticiones ancestrales, que son explotadas porcierto que con mucho xito por el cine y la televisin.

    Azorn imagin una vez un final diferente para la historia deCalisto y Melibea: Calisto y Melibea se casaron como sabr ellector si ha ledo La Celestina a pocos das de ser descubiertaslas rebozadas entrevistas que tenan en el jardn. Se enamor Ca-listo de la que despus haba de ser su mujer un da que entr enla huerta de Melibea persiguiendo un halcn. Hace de esto diecio-cho aos. Veintitrs tena entonces Calisto. Viven ahora marido ymujer en la casa solariega de Melibea; una hija les naci, que lle-va, como su abuela, el nombre de Alisa. Desde la ancha solanaque est a la puerta trasera de la casa se abarca toda la huertaen que Melibea y Calisto pasaban sus dulces coloquios deamor. Al leer esta prodigiosa obra de Fernando de Rojas, refle-xiona sobre las palabras de Azorn. Pudo ser este el destino deCalisto y Melibea? Otro hubiera sido el libro o, ms seguramente,el libro no habra existido. Porque ni Calisto ni Melibea, ni Celesti-na, ni Sempronio ni Prmeno, pudieron tener otra oportunidadque la de vivir sus vidas en una libertad suicida.

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    Introduccin

    Esta edicin

    La presente adaptacin de La Celestina mantiene la fidelidad alsentido de la obra original y a sus principales rasgos literarios.Para ajustarse a las caractersticas de la coleccin, se ha redu-cido el texto y se han aadido breves resmenes narrativos quepermiten seguir ntegramente el argumento de la obra.

    Por otra parte, mantenemos un espacio de separacin entrelneas para indicar los cambios de escena, como sucede en lamayor parte de las numerosas ediciones que de la obra hay enel mercado.

  • La Celestina

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    PRIMER ACTO

    alisto ha entrado en busca de un halcn en la huerta

    que hay en casa de Melibea y all se encuentran. Ren-

    dido de amor por ella, comienza a hablarle. Melibea lo

    rechaza con gran dureza y Calisto se marcha a su

    casa muy angustiado. Le cuenta su pena de amor a Sempronio, su criado,

    quien, despus de escucharlo, le recomienda que le pida ayuda a la vieja

    alcahueta Celestina, en cuya casa vive Elicia, de la que el criado est ena-

    morado. Calisto acepta y cuando Sempronio llega a casa de Celestina para

    tratar del asunto con ella, Elicia est con un cliente, al que esconde. Sempro-

    nio le explica a la vieja el asunto que all lo trae y juntos se dirigen a la casa

    de Calisto. Cuando llegan, Prmeno, otro criado de Calisto, reconoce a Ce-

    lestina, y antes de abrir la puerta le cuenta a su amo los oficios a los que la

    alcahueta se dedica y le advierte del peligro que corre tratando con esa mu-

    jer. Celestina entra finalmente en la casa y es saludada con gran alegra por

    Calisto. Celestina y Prmeno se quedan solos un momento y, en una intensa

    conversacin, la alcahueta trata de convencer al criado para que se una a

    ella y a Sempronio y aprovecharse as de los amores de su amo. Le promete

    conseguirle a Aresa, prostituta de la que est enamorado Prmeno, y le re-

    C

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    La Celestina

    cuerda con entusiasmo la amistad que mantuvo con su madre cuando l era

    pequeo.

    PRMENO, CALISTO, MELIBEA, SEMPRONIO, CELESTINA

    Calisto y Melibea se encuentran en la huerta y l, prendado de ella, co-

    mienza a hablarle.

    CALISTO.En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios.MELIBEA.En qu, Calisto?CALISTO.En que le dio poder a la naturaleza para que de tan

    perfecta hermosura te dotase y en que me haya concedido, sinmerecerlo, el regalo de llegar a verte y en un lugar tan apro-piado para declararte mi secreto dolor.

    MELIBEA.Por gran regalo tienes verme, Calisto?CALISTO.Le doy verdaderamente tanto valor que, si Dios me

    concediese en el cielo un lugar superior al que ocupan los san-tos, no lo considerara una felicidad ms grande.

    MELIBEA.Pues mayor galardn te dar yo si sigues as.CALISTO.Oh bienaventuradas orejas mas, que no sois dignas

    de las hermosas palabras que habis odo!MELIBEA.Pero sern desventuradas cuando acabes de orme

    porque el pago ser tan fiero como merecen tu loco atrevi-miento y la mala intencin de tus palabras. Cmo es posibleque de la cabeza de un hombre como t haya salido tal des-propsito dirigido a una mujer virtuosa como yo? Vete, vetede aqu, grosero, que no puede mi paciencia tolerar que tehaya entrado la idea de conversar conmigo sobre los placeresde un amor deshonesto!

    CALISTO.Me ir como se va aquel contra quien la desfavorablefortuna pone todo su empeo.

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