La Ciudad Antigua
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NOMBRE: JOSE ALFREDO RUVALCABA SANCHEZ.
CATEDRATICO: LIC. MARIO ALBERTO OSORIO SILVA.
MATERIA: DERECHO CIVIL II (LA FAMILIA).
TEMA: ENSAYO DE LIBROS I Y II LA CIUDAD ANTIGUA
(FUSTEL DE COULAGES).
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INDICE
PORTADA----------------------------------------------------------------------------------------------1
INDICE--------------------------------------------------------------------------------------------------2
INTRODUCCION-------------------------------------------------------------------------------------3
LIBRO I (CREENCIAS ANTIGUAS) SOBRE EL ALMA Y SOBRE LA MUERTE---4
CAPITULO II EL CULTO DE LOS MUERETOS----------------------------------------------4
CAPITULO III EL FUEGO SACRADO----------------------------------------------------------5
CAPITULO IV LA RELIGION DOMESTICA---------------------------------------------------6
LIBRO II. LA FAMILIA. CAPITULO I LA RELIGION HA SIDO EL PRINCIPIO CONSTITUTIVO DE LA FAMILIA ANTIGUA--------------------------------------------------7
CAPITULO II EL MATRIMONIO------------------------------------------------------------------8
CAP.III DE LA CONTINUIDAD DE LA FAM, CELIBATO PROHIBIDO; DIVORCIO EN CASO DE ESTERILIDAD; DESIGUALDAD ENTRE EL HIJO Y LA HIJA------10
CAPITULO IV DE LA ADOPCION Y LA EMANCIPACION------------------------------12
CAPITULO V DEL PARENTESCO, DE LO QUE LOS ROMANOS LLAMABAN AGNACION.-----------------------------------------------------------------------------------------13
CAPITULO VI EL DERECHO DE PROPIEDAD-------------------------------------------13
CAPITULO VII EL DERECHO DE SUCESION--------------------------------------------14
CAPITULO VIII LA AUTORIDAD EN LA FAMILIA----------------------------------------16
CAPITULO IX LA ANTIGUA MORAL DE LA FAMILIA-----------------------------------17
CAPITULO X “LA GENS” EN ROMA Y EN GRECIA-------------------------------------18
CONCLUSIONES----------------------------------------------------------------------------------19
BIBLIOGRAFIA-------------------------------------------------------------------------------------20
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INTRODUCCION
En este ensayo se pretende explicar la forma de vida que tuvieron muy
remotamente los hombres de Grecia y Roma se habla de estas dos grandes
culturas porque son muy semejantes en sus costumbres y en la forma en que
vivieron, ya que son originarias de una misma tribu en la antigua Asia central por
lo tanto son de la misma cuna en sus raíces. Se tocaran temas de las creencias
antiguas y la familia, ya que en base a las creencias que tuvieron fue como se
fueron creando las reglas y costumbres dentro del seno familiar y posteriormente
las leyes.
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LIBRO I
CREENCIAS ANTIGUAS
CAPITULO I
CREENCIAS SOBRE EL ALMA Y SOBRE LA MUERTE
Remontándonos a los tiempos en que te todavía no habían existido filósofos en las
culturas griegas e italianas, esos hombres consideraban que la vida no acababa
con la muerte, sino que era una forma de trascender a un cambio de vida.
Estos hombres no creían que el alma se iba al cielo, o su espíritu se unía a otros,
más bien pensaban que seguían cerca de ellos, viviendo bajo la tierra y que el
alma seguía junto al cuerpo en la tumba, al momento de sepultarlos se le deseaba
cosas buenas y se pronunciaba su nombre por tres veces y se enterraban junto al
cuerpo sus pertenencias como vestido, vasos, armas, se derramaba vino, miel y
leche sobre la tumba para saciar su sed, y alimentos para saciar su hambre,
también se degollaban caballos y esclavos y se enterraban junto al difunto para
que le siguieran sirviendo como en vida lo habían hecho.
CAPITULO II
EL CULTO DE LOS MUERTOS
Esto del culto o rito a los muertos, con el tiempo y poco a poco se arraigó más y
más por la creencia en la necesidad de venerar y efectuar las ofrendas. Tan así
que se hizo obligatorio. Para ellos cada muerto era un dios bajo la tierra, si
cesaban las ofrendas, creían que el alma del difunto abandonaba el cuerpo y este
emergía a la superficie de la tierra y se manifestaba haciéndoles el mal en
cuestiones de enfermedades, sequias que afectaban la siembra y cosecha de sus
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productos y en apariciones, cuando eso llegaba a pasar tenían que retomar esa
obligación de seguirles venerando y pidiendo por el bien de todos.
Los griegos daban el nombre a los difuntos de dioses subterráneos, mientras que
los romanos les llamaban dioses manes. La religión de la muerte parece ser la
más antigua entre esta raza de hombres, antes de adorar a Indra o a Zeus, el
hombre adoro a los difuntos tal vez por miedo a lo incierto o a sus
manifestaciones, desde esos tiempos nación la cuestión sobrenatural, la muerte
fue el primer misterio, le hizo elevar el pensamiento de lo visible y lo invisible, de lo
transitorio a lo eterno de lo humano a lo divino.
CAPITULO III
EL FUEGO SAGRADO
En todas las casas de los griegos y romanos tenía que haber un altar, y en ese
altar tenía que haber por lo menos carbón encendido roseado de cenizas esto lo
hacían durante las noches antes de irse a descansar para que se conservara y por
las mañanas lo primero que hacían al despertar era reavivar ese fuego
poniéndoles ramas o troncos, que no podían ser de cualquier árbol, tenían que ser
únicamente de los que la religión les permitía. También la religión les marcaba que
se tenía que conservar limpio, por tal motivo no se permitía echar al fuego algo
que pudiera o se considerara sucio, y tampoco cometer acciones o actos en
presencia de este que lo pudieran ensuciar.
Una vez por año en cada familia romana lo apagaban, era cada primero de mayo
e inmediatamente encendían otro por medio de oraciones. El fuego tenía algo
divino se le consideraba un dios le hacían ofrendas de flores, frutas, vinos e
inciensos. Se le hacían peticiones para el bienestar de la familia, se pensaba que
era poderoso.
El culto al fuego sagrado no se atribuye exclusivamente a las culturas de Grecia o
Italia, sino que también lo practicaban en el Oriente. Aunque también es de gran
prueba encontrar hombres que la practicaban en las costas del Mediterráneo y
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también los de la península indica, los griegos no recibieron esta religión de los
indos, ni los indos de los griegos. Los griegos, los indos y los italianos pertenecían
a una misma raza que existió bastante tiempo atrás y se les denomino Arios, estos
antepasados vivieron en el Asia central y practicaban el culto del fuego sagrado.
Con el tiempo se separaron estas tribus, cada una adoro a sus diferentes dioses,
pero todas conservaron como legado antiguo la religión primitiva conservando el
culto del fuego sagrado.
CAPITULO IV
LA RELIGION DOMESTICA
Esta religión, no se parece nada a la religión de nuestros tiempos, ya que ellos
basan sus necesidades y peticiones, así como el cobijo espiritual y moral en la fe
de sus antepasados. Es por eso que a los muertos se les veneraba con ritos,
ceremonias y ofrendas, ese era el dios de cada una de las familias, por lo tanto
era la religión doméstica.
El culto a los muertos era algo muy íntimo y privado, este se practicaba entre
familiares consanguíneos, y en un lugar de la casa que nadie extraño o extranjero
pudiera verlos, ya que no estaba permitido por la ley. El que alguien tocara aunque
fuera por accidente la sepultura con su pie, se consideraba un acto impío por lo
cual era necesario aquietar al difunto y purificarse así mismo.
En Grecia, Roma así como en la India el hijo tenía la obligación de efectuar las
libaciones y ofrendas a su padre y abuelos el no hacerlo incurría en la impiedad
más grave que podía existir, porque consideraban que los difuntos decaían y se
convertían en infelices.
El fuego sagrado estuvo ligado estrechamente al culto de los muertos, porque
cada familia tenía el suyo, el fuego de la familia de a lado nada tenía que ver con
otras familias, por lo tanto como se menciona con antelación, los ritos eran muy en
privado y a los ojos de la familia de los difuntos nada más.
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LIBRO II
LA FAMILIA
CAPITULO I
LA RELIGIÓN HA SIDO EL PRINCIPIO CONSTITUTIVO DE LA FAMILIA ANTIGUA
En esta Ciudad antigua (Grecia) tenían muchas costumbres, creencias Y leyes
muy arraigadas unas de ellas era que en cada hogar contaban con un altar, lugar
donde se congregaba la familia. Se reunían mañana, tarde y noche, para orar,
pedir y cantar y así poder tener lo que en una familia se desea como lo es el
bienestar en la salud, felicidad y armonía e incluso hasta para que les fuera bien
en la siembra y cosecha en sus tierras.
También muy cerca de la casa, se podría decir que a un costado descansaban los
restos de sus antepasados, para ellos era el modo de sentirse siempre unidos
aunque ya hubiesen fallecido. Se podía decir que cada familia contaba con religión
diferente, en base a los himnos, ritos y enseñanzas de sus seres queridos que ya
no estaban en este mundo, por lo tanto cada familia se reunía en diferentes fechas
con los difuntos para hacer ofrendas de comida y bebidas y así pedir, orar y cantar
himnos, himnos que les habían legado.
Las mujeres tales como la hermana, o la hija, no era lo mismo que el hombre,
estas dejaban de pertenecer a la familia en el momento que contraían matrimonio
tanto como para los Griegos y los Romanos. También en estas dos naciones el
afecto y el orden de nacimiento en los hijos no incurrían en la determinación de la
sucesión de bienes, aunque existiera un gran sentimiento hacia las hijas.
Los historiadores en un principio no entendían, en base a que se forjaba y
mantenía unida a la familia Romana, pensaban que era por la fuerza del padre
hacia la esposa e hijos lo que formaba una institución y este los mantenía unidos,
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también pensaron que era el nacimiento o el sentimiento de unos hacia otros.
Posteriormente se concluyó que lo que los mantenía unidos era la religión y sus
antepasados. Los hijos no por el hecho de ser por consanguinidad o tener cierto
orden de nacimiento, tenía segura la sucesión de bienes, ellos se basaban
dependiendo de quien estuviera más apegado al culto de la religión para
determinar a quién heredar sus bienes, he incluso el adoptado si estaba en esa
posición de acercamiento a la religión, se podía considerar como el legatario
principal.
CAPITULO II
EL MATRIMONIO
El matrimonio fue considerado probablemente por la religión domestica como la
primera institución.
Esta religión del hogar y de sus antepasados no solamente era considerada para
los hombres, también las mujeres intervenían en el culto, mientras permanecían
solteras asistían a los de su padre y de casadas a las de su marido. Y ya por ese
hecho ellas tenían que dejar de adorar a los dioses que desde su infancia se les
había inculcado, para empezar a practicar otras oraciones, ritos e himnos de
dioses y antepasados desconocidos.
Por lo tanto de acuerdo a lo expuesto anteriormente, para la mujer el matrimonio
era un acto ceremonioso muy difícil pero no menos para los varones ya que estos
al tomar esa decisión y pedir la mano, se incluía en la familia a alguien que
desconoce de la religión de ellos, teniendo que enseñarla a practicar y a venerar el
culto íntimo, para que ellas incursionaran a esta nueva religión, no era necesario
un ordenamiento o una ceremonia especial con la del matrimonio era más que
suficiente, por eso este acto era muy importante.
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La ceremonia del matrimonio se efectuaba en el hogar del padre del varón, porque
para ellos era el ambiente sagrado, posteriormente se llegaron a llevar acabo en
templos donde se adoraban a los dioses, para después culminar el evento en el
hogar doméstico.
Entre los griegos la ceremonia se dividía en tres actos. El primero ante el hogar
del padre de ella, el segundo era el traslado entre los hogares y el tercero en el
hogar del marido. Voy a relatar brevemente en qué consistía cada uno de estos
actos.
1.- En la casa del padre y en presencia del pretendiente, el papa en reunido con
todos los familiares efectúa una ceremonia por medio de un sacrificio, terminando
este, pronuncia un sacramento por medio del cual desliga de todo lazo con
respecto a la religión primera y hace entrega de la joven al pretendiente.
2.- Se transporta a la joven a la casa del marido, en ocasiones el marido mismo la
conduce y otras dependiendo la ciudad es conducida por el personaje que tiene la
investidura de carácter sacerdotal por así decirlo, y recibían el nombre de
heraldos. Normalmente era transportada en un carro, ella al igual que el vestía de
blanco con una corona en la cabeza. Y es precedida por una antorcha,
denominada antorcha nupcial, llegando al hogar el varón la levanta en brazos y
esta finge pudor al igual simulan una riña entre él y mujeres que acompañan el
cortejo, ingresándola al interior del hogar.
3.- Ya en el interior ella es rociada con agua, y comparten alimentos tales como
pan, frutas etc. Y se llevan a cabo algunas oraciones, este reparto de comida en
presencia del hogar, hace que los esposos estén en comunión religiosa así como
con los dioses domésticos.
El matrimonio Romano se parece mucho al griego y como este; comprendía tres
actos: traditio, deductio in domun, y conjarreatio.
1.- La traditio es una formalidad indispensable, donde la joven deja el hogar
paterno, como el padre es la autoridad del hogar y es el quien la desliga de este.
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2.- Al igual que en Grecia la mujer es transportada y al llegar al hogar del marido
se finge igual un rapto, y es presentada ante el fuego y el agua lustral. Donde el
fuego es el emblema de la divinidad doméstica y el agua es la que sirve para
todos los actos religiosos.
3.- Luego ya en el hogar del marido se le presentan a ella todas las imágenes de
los antepasados de su cónyuge ante el fuego sagrado, y comen y beben juntos, en
esta comida hay una torta de flor de harina que comparten ante los ojos de toda la
familia, y esto hace la unión santa del esposo con la esposa, quedando desde ese
momento asociados en el mismo culto.
CAPITULO III
DE LA CONTINUIDAD DE LA FAMILIA; CELIBATO PROHIBIDO; DIVORCIO EN CASO DE ESTERILIDAD; DESIGUALDAD ENTRE EL HIJO Y LA HIJA
Los Griegos y Romanos consideraban al hombre después de fallecido como un
ser divino y dichoso, siempre y cuando los vivos ofrecieran ofrendas de comidas y
bebidas que en vida les habían gustado. Si esta costumbre cesaba el difunto
pasaba al rango de desdichado y malhechor. En la religión doméstica se llegó a
tener una fe y devoción tan extraordinaria y poderosa ante sus dioses, tal cual
como nuestros tiempos ante Dios.
Como ya lo he mencionado anteriormente cada familia poseía sus Dioses y su
culto, cada hombre se tenía que preocupar por dejar por lo menos un
descendiente hombre para así asegurar la continuidad de su religión y que sus
antepasados no quedaran en el olvido. Existe en libros y leyes antiguas la
constancia palpable por escrito de esta forma de vida.
El celibato fue algo muy negativo y reprobable en estos tiempos ya que atentaba
tajantemente contra lo que la mayoría trataba de asegurar, que era la
descendencia. Incluso en los tratados que Ciceron relataba filosóficamente hacía
mención de la prohibición de este, en Esparta se castigaba severamente a los
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hombres que no se casaban, y aunque posteriormente el celibato dejo de
prohibirse, la costumbre no permitía que se practicará.
Pero no bastaba con engendrar a un hijo, tenía que provenir de un matrimonio
religioso, el bastardo, el hijo natural no podía desempeñar el papel que la religión y
el culto demandaba al hijo, así como la mujer que engendraba a un hijo y no
estaba unida por el culto y el lazo de matrimonio, tampoco podía participar en la
religión.
Si el matrimonio solo había sido concretado para formar la familia y no para el
goce carnal entre esas dos personas, en caso de esterilidad por parte de la mujer
era justo el divorcio, así como en la india prescribía la religión que “la mujer estéril
se reemplazase al cabo de ocho años”. El afecto y el derecho natural tenían que
ceder ante la regla general de que la religión decía que la familia no se tiene que
extinguir, en caso de que la esterilidad fuera por parte del marido, el hermano o
familiar más cercano tenía que preñar a la esposa y el hijo se reconocía como
legítimo.
El nacimiento de una hija no concretaba la formación de la familia, ya que esta al
casarse pasaba a formar del culto de su marido, y mientras estaba soltera
pertenecía a la religión y culto de la familia que representaba su padre, la familia
solo se continuaba como el culto, por los varones, era pues el hombre el hijo más
deseado por la familia para así poder asegurar la continuación de su religión y
culto a sus antepasados. Este hijo no era menos precioso para los griegos porque
después era el quien ofrecería la comida fúnebre y haría que se conservara el
culto doméstico.
Después del nacimiento de ese varón tan esperado, organizaban una ceremonia
de iniciación a la religión, posterior del noveno día de nacido en Roma el décimo
en Grecia y el décimo o duodécimo en la India, el padre reunía a toda la familia y
hacían sacrificios y luego una mujer cargaba al hijo y daban varias vueltas
corriendo alrededor del fuego sagrado este acto tenía dos cometidos uno era el de
purificar al bebe, porque según ellos al momento de engendrarlo estaba
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manchado y el otro era la iniciación al culto y religión de la familia ya con esa
ceremonia el hijo era apto para todo lo que conlleva en esa pequeña iglesia y
posteriormente con su muerte poder ser venerado.
CAPITULO IV
DE LA ADOPCION Y LA EMANCIPACION
Gracias a la acción principal de estas ciudades antiguas de esos tiempos, que era
la perpetuidad de la religión doméstica, dentro de las diferentes opciones que
tenían con respecto al varón que tanto se deseaba entre los hijos y debido a las
diferentes circunstancias en algunos casos donde no les era posible la procreación
del hijo prodigo, nació la opción de la adopción. Con esta opción que fue
reconocida legalmente aunque no todas las personas estuvieran de acuerdo, dio
tranquilidad y bienestar a muchos personas y familias ya que con este recurso se
verían librados de la extinción de su religión, y asegurarían las ofrendas y
ceremonias a sus antepasados, Mas sin embargo, en Roma en el Derecho de los
tiempos de Ciceron no era aprobada esta acción, este filósofo en una de sus
conferencias argumento ¿Cuál es el derecho que regula la adopción? ¿ No es
preciso que el adoptante se encuentre en edad de ya no poder tener hijos, y que
antes de adoptarlos allá procurado tenerlos? Adoptar es pedir a la religión y a la
ley lo que la naturaleza no ha concedido.
El adoptado ya no podía regresar a su antigua familia ya que para ser adoptado,
había sido sometido a la ceremonia y oraciones donde renunciaba a los dioses de
su primera familia en pocas palabras era emancipado y por consiguiente era
aceptado en la nueva familia. Solamente podía dejar su segunda familia si este
tenía un hijo y lo dejaba en su lugar.
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CAPITULO V
DEL PARENTESCO, DE LO QUE LOS ROMANOS LLAMABAN AGNACION
En Roma era considerada la religión domestica como lo que constituía el
parentesco, cuando dos hombre compartían los mismos dioses, el mismo hogar, la
misma comida fúnebre eran parientes. Como ya lo hemos explicado anteriormente
el culto a los fallecidos es solamente a ascendientes en línea masculina y es al
varón al que se le atribuía la responsabilidad de venerar y organizar las ofrendas
y oraciones a los difuntos, por tal motivo era el, el que desenlazaba el parentesco,
ya que la mujer mientras permanecía soltera pertenecía y practicaba la religión
domestica del padre y al contraer matrimonio, abandonaba este culto para
pertenecer al de su esposo.
El principio del parentesco no se concretaba por el nacimiento sino más bien era
por la práctica del mismo culto, esto se veía en la India, el padre de familia ofrecía
comida fúnebre dos veces al mes al padre, abuelo y bisabuelo de la línea de los
del sexo masculino más nunca lo hacían a los del sexo femenino.
Cuando dos hombres ofrecen la comida fúnebre a sus ascendientes dentro del
grado seis, y se cruzan o coinciden con un mismo ascendiente estos dos hombres
son parientes.
A la persona que se adoptaba se convertía en agnado del adoptante y de toda su
familia por lo tanto era considerado pariente y dejaba de ser agnado de su padre.
Tanto en Grecia, Roma y la India, con el paso del tiempo esta forma de considerar
al parentesco se fue debilitando y fue ganando terreno el parentesco por
consanguinidad o nacimiento hasta que fue reconocido en el derecho. a este acto
trascendental se le llamo cognatio.
CAPITULO VI
EL DERECHO DE PROPIEDAD
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Definitivamente en la antigüedad el derecho de las propiedades fue muy diferente
a la legislación actual, y variaba de acuerdo a la región o país, se sabe que
muchas razas jamás establecieron la propiedad privada y otras lo lograron
después de mucho tiempo.
En cambio en Grecia e Italia desde los tiempos más remotos siempre se
contempló la propiedad privada, no existe registro alguno de lo contrario. Incluso
compartían parte de sus cosechas de frutas o trigo porque no eran dueños
absolutos de ellas, pero contradictoriamente si eran dueños de las tierras. Para
ellos la relación de religión doméstica, familia y propiedad fue algo muy estrecho e
inseparable, porque el hogar estaba ligado al suelo, en el hogar estaba la familia y
de la familia se desprendía y originaba la religión, ahí nacían y ahí descansaban
los restos de los parientes dentro del terreno de esa familia, era un lugar muy
íntimo y nadie podía invadir esa área tan preciada para ellos.
Dos hogares debían estar separados por una franja de terreno de 80 cm.
aproximadamente de distancia como mínimo entre casa y casa, era como lo
estipulaba las leyes romanas, así como los hogares estaban separados, también
el culto a sus dioses era por separado, dos familias jamás se podían unir para
adorar los dioses de otros que no fueran de su familia, cada hogar tenía su altar y
ahí en un lugar muy importante y especial descansaban los restos de sus
antepasados.
Para los griegos la construcción de la casa, fue una cuestión muy seria ya que
pensaron que debía ser duradera para que pasara de generación en generación,
así que optaron por construirla de piedra.
CAPITULO VII
EL DERECHO DE SUCESION
Como ya lo habíamos dicho anteriormente, existían dos cosas ligadas
estrechamente, que eran el culto y la propiedad, una sin la otra no podían existir,
entonces para los romanos y griegos, según la religión y dicho por Ciceron “que
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los bienes y el culto de cada familia sean inseparables, y que el cuidado de los
sacrificios corresponda siempre a aquel a quien le toca la herencia”
Lo mismo ocurría en la India la persona que heredaba era la encargada de hacer
las ofrendas a las tumbas de sus difuntos. Basados en este principio emanaron las
reglas de sucesión de las sociedades antiguas, en el derecho griego la herencia
se regulaba por la religión mas no por leyes, esta era obligatoria tanto como para
el padre como para el hijo, aunque tuviera deudas, el hijo tenía que enfrentar la
situación y sacar adelante ese hogar y la familia para así poder continuar con la
religión, generación tras generación, posteriormente esto también se adoptó en
Roma. También en Roma la hija heredaba del padre mientras permanecía soltera
un porcentaje bajo de los bienes, si se casaba perdía el derecho de herencia. En
Grecia no heredaba ni soltera ni casada. Estas reglas derivaban no del
sentimiento mutuo de familia que pudiera existir, sino de las reglas de la religión
doméstica, imponiéndose posteriormente a la legislación de los pueblos tanto
como para Roma, Grecia e India.
La legislación de Atenas permitía que cuando el padre moría y dejaba a un hijo y
una hija, mientras no fueran hijos de la misma madre, se casaban para que el hijo
compartiera el beneficio de la herencia, y si el padre dejaba nada más una hija
esta se tenía que casar con el pariente más cercano como el hermano del difunto
ósea su tío, y el quedaba como heredero de los bienes así como de la
responsabilidad del culto y las ofrendas.
El derecho indo y el derecho ateniense coincidieron en otro giro, cuando el padre
había tenido nada más una hija, esta al casarse y procrear un hijo, este pasaba a
ser hijo legitimo del abuelo, mientras que el padre legitimo ósea el esposo estaba
sometido a esa regla y no tenía ningún derecho sobre ese pequeño varón.
Recordemos que la religión domestica solo se transmitía de forma consanguínea
de varón a varón, y así podían continuar el culto, se era pariente por tener un
mismo culto, los mismos antepasado pero no se era pariente por pertenecer al
mismo seno maternal, los hijos de dos hermanas, o de un hermano y una
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hermana, no tenían lasos entre sí, por lo tanto no tenían parentesco y no
pertenecían a la misma religión ni a la misma familia.
El hijo excluido de la religión domestica por emancipación queda descartado de la
herencia, y en cambio el hijo extraño, por adopción se apegaba al beneficio de la
herencia, en ambos casos tenía más trascendencia e imposición la religión que el
nacimiento.
Si la propiedad era inherente al culto, entonces la sucesión de bienes era en
automático al hijo por cualquiera de los casos anteriores relatados, por
consiguiente estaban totalmente en contra del testamento.
CAPITULO VIII
LA AUTORIDAD EN LA FAMILIA
A la ciudad no se le permitió hablar o imponer su criterio para con respecto a las
leyes que los regían, más bien las costumbres y reglas en base a la religión se
adoptaron e impusieron a la legislación que posteriormente y poco a poco fue
ganado terreno (esto sucedió al paso de varios siglos).
La familia se compone del padre, de la madre, de los hijos y de los esclavos. Este
grupo tan pequeño tiene una disciplina y la máxima autoridad es la religión
doméstica. El padre es el primero en el hogar él lo enciende lo conserva, organiza,
de su boca salen las oraciones que todos van a repetir, por él se perpetua el culto
y la familia y representa toda la serie de descendientes.
La mujer no ocupa un rango elevado dentro de la familia, la religión no se lo
permite, ella repite las oraciones de su esposo, en su tumba no recibe ofrendas y
ni siquiera formara parte de los antepasados, en la vida y la muerte solo forma
parte como un miembro de su esposo.
La ley de manu dice: la mujer, durante su infancia, depende de su padre; durante
la juventud, de su esposo; muerto el marido, de sus hijos; si no tiene hijos, de los
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parientes próximos de su marido; pues una mujer nunca debe gobernarse a su
guisa. Las leyes griegas y romanas dicen lo mismo.
El padre tenía la autoridad sobre los hijos y la mujer, el fungía como juez en caso
de que alguien cometiera algún delito el los juzgaba y dictaba el castigo a seguir
e incluso dependiendo de la gravedad del asunto a veces se llegaba a dictar hasta
la muerte, tanto en hijos como a la esposa, la esposa no podía ser juzgada por las
leyes de la ciudad; el único que era juzgado por la justicia de la ciudad era el
padre.
El padre, tenía el poder paternal porque era el jefe supremo de la religión
doméstica, la propiedad pertenecía a la familia pero el padre tenía el usufructo y el
padre era el único que podía comparecer ante las leyes públicas, por tal motivo él
era responsable de cualquier hecho delictivo que se pudiera cometer dentro del
seno familiar.
CAPITULO IX
LA ANTIGUA MORAL DE LA FAMILIA
La historia no solamente estudia los hechos relevantes o las instituciones si no
que también estudia los comportamientos en todos los aspectos y el alma
humana.
La religión domestica no guiaba o restringía al individuo en su comportamiento
para con sus semejantes, estos hasta cierto punto se podía decir que eran
egoístas, porque ellos oraban y pedían por ellos, por su familia y por sus cosas e
intereses propios, mas no por sus semejantes.
La moral en un principio era muy estrecha he incompleta, tuvo su principio en la
familia poco a poco se fue agrandando y concientizando hasta llegar al amor a sus
semejantes.
El hombre que se siente culpable, ya no le es posible acercarse a su casa,
porque se siente rechazado por los dioses, aquel que ha derramado sangre ya no
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puede ofrecer la comida fúnebre, ni practicar ritos y oraciones, la religión es muy
estricta aun haya sido homicidio involuntario o crimen premeditado, esas mano
manchada de sangre ya no puede tocar los objetos sagrados, al menos de que se
someta a una ceremonia expiatoria para poder recobrar su culto; porque a la vez
esta religión sabe de misericordia y sabe perdonar a los hombres aun hayan
cometido el peor de los crímenes.
Como uno de los fines principales de la religión es la pureza de la familia, es ´por
eso que la peor falta que se puede cometer es el adulterio, porque la religión se
transmite del padre al hijo y esta falta perturba el nacimiento, si se llegara a
concebir un hijo por parte de la adultera este no podrá ser sepultado en la tumba
de la familia, incluso se considera un bastardo.
Las leyes de Roma y Grecia son muy claras y conceden al padre a rechazar al hijo
que acaba de nacer, en Atenas era tan rigurosa e inexorable la ley que permitía al
marido matar al culpable y en Roma era el juez de la mujer y la condenaba a
muerte.
CAPITULO X
LA “GENS” EN ROMA Y EN GRECIA
Los Gens formaban un cuerpo totalmente aristocrático, debido a la gran
organización los patricios de Roma y los eupátridas de Atenas conservaron
durante mucho tiempo los privilegios. El partido popular de ese tiempo intento
aniquilarla por completo, pero no pudo porque una parte de ella quedo palpable en
la sociedad ya que era una costumbre bastante arraigada, y gracias a eso se
pudo rescatar información por los jurisconsultos y escritores antiguos.
Cada gens tenía un culto especial, en Grecia se reconocía a los miembros de una
misma gens por que realizaban sacrificios desde tiempos muy remotos. Ningún
extraño podía asistir a las ceremonias religiosas, si esto llegase a ocurrir todos los
miembros incurrían en una impiedad, así como cada gens tenían sus ceremonias
y sus fiestas también tenían sus tumbas en común.
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No había lazo más estrecho que el que se podía tener entre miembros de una
misma gens, se auxiliaban en todas las necesidades de la vida y si alguno de ellos
contraía deudas la gens respondía a esa responsabilidad.
El tiempo en que el hombre solo creía en los dioses domésticos era el tiempo en
que solo existían las familias ni siquiera existían las ciudades, el estado social en
que se encontraban era que cada familia vivía aislada e independiente, aun existió
otro elemento que entro en la composición de esa familia, porque los pobres y los
ricos ocupaban una posición, surgió la necesidad de ayuda a la familia que tenía
posición económica con la servidumbre o esclavos, pero era obvio que nadie
podía ser testigo de la práctica de su religión en el seno familiar; es por eso que el
servidor se sometía a una ceremonia parecida a la del matrimonio o de la
adopción como ya lo hemos explicado anteriormente y así pasaba a formar parte
del culto de esa familia, por tal motivo participaba en todas las cuestiones
religiosas y ofrendas, también eran sepultados en la tumba de la familia.
CONCLUSIONES
Siempre lo he pensado y lo he dicho con mi familia y personas que me rodean,
considero que son muy interesantes e importantes todas estas historias de los
hombres de estos tiempos, porque algunas cuestiones de alguna manera u otra
han influido a nuestra sociedad de los tiempos actuales. Aunque gran parte de la
información debido a las leyes y costumbres me parecen un poco absurdas y
otras muy acertadas. Lo que si no cabe duda es que fueron hombres y mujeres
muy valientes e inteligentes y en ciertos aspectos como ya mencione han influido
hasta el día de la fecha actual.
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BIBLIOGRAFIA
Fustel De Cuolanges (La Ciudad Antigua) Editorial Porrúa.