La clave esta en Washigton - Indepaz...

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PUNTO DE ENCUENTRO 1 U na delegación de parlamentarios colombianos se reunió hace po- cas semanas con senadores esta dounidenses de primera línea en la bancada republicana y en con- ferencia pública trasmitieron sus conclusiones: 1. La presión por la extradición de Don Berna, Castaño, Mancuso, Macaco y otros jefes paras y narcos, está entre las prioridades de la política hacia Colombia. 2. Los resultados de la ayuda aprobada, de us$754 millones en el presupuesto de 2006, incluidos los us$20 millones para asuntos de la reinserción, se medirán de manera especial en términos de extradi- ciones y de disminución neta de cultivos ilícitos y de exportaciones de coca y heroína. La disminución de desplazados, homicidios políticos, amenazas y violencia contra la población civil es un asunto cola- teral y de menor consideración. 3. La línea dura republicana en alianza con los más guerreristas del pentágono y los “negociantes en guerras”, neutraliza a los negociadores del Depar- tamento de Estado y de la Casa Blanca. 4. La prioridad del Plan Colombia y el Plan Patriota, en el Comando Sur y en la bancada de Bush es presentar resultados contra narcoterroristas y no el desmonte de los paramilitares. 5. El gobierno de Colombia tendrá que escoger entre la ayuda estadounidense con extradiciones o un acuerdo con los narco – paras de statu quo que le permita concentrarse en hacer la guerra con las FARC y al ELN. 6. En Washington, Colombia es un país violento, con bandas de narcoterroristas, cuyo valor estratégico es ser vecino de Venezuela y pieza a jugar en la geopolítica regional. La clave esta en Washigton -o en un dificil pacto político para la no extradición, no narcotrafico, desmonte y reparación- Camilo Gonzalez Posso Presidente INDEPAZ

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PUNTO DE ENCUENTRO 1

Una delegación de parlamentarioscolombianos se reunió hace po-cas semanas con senadores estadounidenses de primera línea enla bancada republicana y en con-

ferencia pública trasmitieron sus conclusiones:1. La presión por la extradición de Don Berna, Castaño,

Mancuso, Macaco y otros jefes paras y narcos, estáentre las prioridades de la política hacia Colombia.

2. Los resultados de la ayuda aprobada, de us$754millones en el presupuesto de 2006, incluidos losus$20 millones para asuntos de la reinserción, semedirán de manera especial en términos de extradi-ciones y de disminución neta de cultivos ilícitos yde exportaciones de coca y heroína. La disminuciónde desplazados, homicidios políticos, amenazas yviolencia contra la población civil es un asunto cola-teral y de menor consideración.

3. La línea dura republicana en alianza con los másguerreristas del pentágono y los “negociantes enguerras”, neutraliza a los negociadores del Depar-tamento de Estado y de la Casa Blanca.

4. La prioridad del Plan Colombia y el Plan Patriota,en el Comando Sur y en la bancada de Bush espresentar resultados contra narcoterroristas y noel desmonte de los paramilitares.

5. El gobierno de Colombia tendrá que escoger entrela ayuda estadounidense con extradiciones o unacuerdo con los narco – paras de statu quo que lepermita concentrarse en hacer la guerra con lasFARC y al ELN.

6. En Washington, Colombia es un país violento, conbandas de narcoterroristas, cuyo valor estratégicoes ser vecino de Venezuela y pieza a jugar en lageopolítica regional.

La clave esta en

Washigton-o en un dificil

pacto político

para la no

extradición,no narcotrafico,

desmonte y

reparación-

Camilo Gonzalez Posso

Presidente INDEPAZ

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Ese escenario le deja poco campo de maniobra ala negociación del gobierno con los paras que han sus-pendido las desmovilizaciones y que anuncian la im-posibilidad de cumplir el cronograma de desarme totalprevisto hasta diciembre de 2005. La petición de “revi-sar” el Acuerdo de Santa Fé de Ralito, hecha por elBloque Central Bolivar y los otros que están en “huelga”,se propone en palabras de Ernesto Baez que el gobiernodé mayores garantías de no extradición y “cumpla elcompromiso” de ubicación en centros de reclusión espe-ciales a quienes sean condenados en los términos de laLey de Justicia y Paz. En la renegociación que pretendenlos paras, por lo pronto ofrecen como contraprestaciónla entrega de todos los bienes adquiridos por métodosviolentos y la desvinculación total de cualquier actividadarmada e ilícita. (Todavía no han dicho nada en publicosobre narco rutas, existencias de pasta básica o cocaína,cultivos o activos lavados)

¿Esta dispuesto el gobierno a “revisar”– renegociar,el acuerdo de Ralito? Semejante hipótesis improbablesupondría un visto bueno de Bush y su embajador enColombia con el cual el tema de la extradición se colo-caría en la mesa de diálogos. Los Estados Unidostendrían que entrar en la negociación aceptando la peti-ción de los paras de “ponerle límites a la extradición”,tal como indicó Baez en la entrevista de Caracol TV.En un evento de esta naturaleza se firmaría una cartade intención para reformar la Constitución y la leyestableciendo que no serán extraditados los acusadosde narcotráfico o terrorismo que se sometan a la justiciao realicen un acuerdo de desarme y desmonte de losnegocios ilícitos. Para que esa intención sea una garantíaefectiva requeriría el respaldo de los partidos políticosy candidatos presidenciales y cláusulas draconianas deno reincidencia por parte de los “paras” o “narco-paras”.

Otra hipótesis, más probable pero de difícil apli-cación, es un acuerdo político suscrito por el Presi-dente y respaldado formalmente por todos loscandidatos y partidos, de no extradición a los jefes“paras” que se comprometan a cumplir con ladesmovilización y completo desmantelamiento de susestructuras ilegales militares y económicas, no inter-venir en política en las próximas elecciones y hastaque no culminen los proceso jurídicos. En este even-to se mantendrían las actuales normas y el recurso ala atribución presidencial de negar o suspender ex-tradiciones. Las tensiones con Estados Unidos seríanmenores a corto plazo. El cronograma acelerado dedesmovilización se podría retomar y la capitalizaciónelectoral de ese proceso sería compartida.

Cada día que pasa sin una solución a la crisis delproceso de desmovilizaciones pactado por el gobierno,enrarece fatalmente el panorama. Los nuevos jefesparas, con Baez y Macaco a la cabeza, están cuestio-nando a fondo las desmovilizaciones y reinsercionesde los 10.800 que están en la lista de los primeros 18grupos. “Improvisación” e “incumplimiento”, son lostérminos usados por ellos.

Desde otras orillas, como anota la FundaciónIdeas para la Paz, se recuerda el carácter parcial deesas desmovilizaciones que han dejado mandos mediosy negocios en la reserva con posibilidades de rápidareactivación. Además, se recuerda que las fallas y tareasde ese proceso se están reflejando en la conformaciónde la llamada “tercera generación de paramilitares”que sumada a los ausentes de la “mesa unificada” deRalito, ya agrupa a más de 12.000 efectivos ligadosal narcotráfico y al cuidado de negocios ilícitos y anarco cultivos legales.

El panorama no puede ser más oscuro. Los10.800 desmovilizados deambulan por ciudades yveredas, con salario oficial, sin oficio cierto y sin noti-ficaciones en firme de su condición jurídica; 12.000siguen en sus andanzas narco – paras y los 10.000 dela “huelga” están en emergencia aplicando planes decontingencia para protegerse de la DEA, la CIA, loscontratistas – mercenarios y colocando en su doblecontabilidad estructuras de negocios, mandos medios,testaferros, aliados en instituciones, caletas y mapasde cultivos, … por lo que pueda suceder.

La incertidumbre del proceso pactado entre elgobierno y las AUC/paras repercute en muchas esferas,afecta las condiciones para la campaña electoral que yase inicio y que se encuentra con tercera parte del paísparamilitarizado y paraliza de hecho las acciones pú-blicas de instituciones creadas por la Ley de Justicia yPaz como ocurre con la Comisión de Reparación yReconciliación. A esta altura del año el gobierno no hadado a conocer el decreto reglamentario de esa ley y dela Comisión y se dispone a hacerlo en el momento demás baja credibilidad de los acuerdos con los paras.

La instalación de la Comisión de Reparacióntampoco ha ayudado a generar confianza sobre la para– desmovilización. De manera irregular, ilegal, el Vi-cepresidente delega sus funciones en la Comisión enun particular de quien no se sabe si es designado porel Presidente de la República o funcionario sin con-trato que representa al Vice. Las organizaciones devíctimas han rechazado la participación y esa Comi-sión se instala sin su presencia.

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En las primeras declaraciones del “presidente”de la Comisión se pone el acento en las limitacionesde la reparación a las víctimas y el gobierno semuestra partidario de no considerar entre las priori-dades de esa instancia la reparación a los desplaza-dos; además guardan silencio sobre las víctimas delsecuestro y la desaparición forzada y se inclinan porcircunscribirse a una asesoría jurídica en incidentesde reparación. En tanto son bajas las expectativas dereparación se hacen apuestas a la verdad, pero comoel conflicto sigue, la verdad se sitúa como documen-tación en archivo secreto para el post conflicto ocomo libros de politología.

Las llamadas personalidades civiles designadaspor el Presidente, aparte de una lánguida constanciaa la hora de la aceptación, se anunciaron como defen-sores de las víctimas, pero en sus primeros pasos hanoptado por un bajo perfil. Y entre tanto se tramitannormas y medidas en completa contravia con los dere-chos de las víctimas como la resolución del INCODERlegalizando predios a particulares en territorios depropiedad colectiva de comunidades afrodescen-dientes, la búsqueda acelerada de acuerdos para elTLC que significaría 4 millones de desempleados en

el campo y otro millón de hectáreas menos en agri-cultura, la legalización de macroproyectos de palmade aceite que hoy son construidos por protecciónparamilitar en regiones del Choco y de los llanos orien-tales, el tramite de normas para facilitar la titulaciónde predios a los expropiadores, etc, etc.

La reparación efectiva a las víctimas debería en-trar en la “revisión” – negociación de los acuerdos deRalito y en el pacto político que parece ser la únicahipótesis de salida del actual atolladero.

Si no se da curso a esa hipótesis de pacto políticode no extradición a cambio de continuar el crono-grama de desmovilización y reforzar compromisos delos paras y narco paras con el desmantelamiento delos negocios ilícitos y con la reparación, el futuro deese proceso será de trampas y frustraciones. Se podríallegar a más desmovilizaciones parciales y a una combi-nación de acuerdos con los “paras” puros o para-narcos,con extradiciones y guerras con los narco paras. Peroen todo caso no sería el arribo al post conflictoanunciado en los libros del ilustre asesor presidencial,José obdulio Gaviria. Como dicen en Montería y enWashington, los días del Alto Comisionado entraronen cuenta regresiva: NUEVO PACTO O CATASTROFE.

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LA REPARACION Y LOS GRUPOS ETNICOS

Los pueblos indígenas que habitamosen Colombia, desde siempre estamosdefendiendo nuestros derechos terri-toriales porque somos titulares de unDerecho Mayor, sustentado en que

estamos aquí desde el principio de todos los tiemposy es nuestro deber garantizar la pervivencia de nuestrasfuturas generaciones.

Nuestro derecho mayor legitimado por nuestrasleyes de origen, los títulos coloniales, el reconocimientorepublicano a nuestros resguardos y los más de sete-cientos resguardos constituidos a partir de la décadadel sesenta del siglo pasado; la Constitución Nacional,la normatividad vigente y los instrumentos interna-cionales, nos reconocen derechos ciertos y legítimossobre nuestros territorios ancestrales.

Sin embargo y con todo lo dicho, los pueblosindígenas hemos tenido que luchar y lo seguiremoshaciendo, para que se nos reconozcan, respeten y pro-tejan nuestros territorios, la gran mayoría de los cua-les aún se encuentran en manos de personas noindígenas; amen de empresarios agrícolas, narcotra-ficantes, actores armados, compañías extranjeras y deexplotación de recursos naturales, ONGs, incluso delmismo Estado colombiano, encargado de proteger-nos del despojo que sufrimos y de la vulneración denuestros derechos fundamentales.

Si por algo se caracterizan nuestras luchas deayer y de hoy por la defensa y el reconocimiento denuestros territorios, es por su carácter legal sustenta-das en instrumentos jurídicos y en la herencia denuestros mayores. No somos insurgentes, y muchomenos contrarrevolucionarios, como en oportunida-des y según conveniencias lo manifiestan empleadospúblicos y funcionarios del gobierno, y esto generaconflictos con otros sectores sociales y campesinos.

Los

Pueblos

Indígenas

y su

Problemática

Territorial 1

1 Texto del documento suscrito por la Organización NacionalIndígena de Colombia –ONIC, la Organización de los PueblosIndígenas de la Amazonía Colombiana – OPIAC, las AutoridadesIndígenas de Colombia – AICO, las Confederación IndígenaTairona – CIT y los delegados oficiales y participantes, presentadoen la Mesa Nacional de Concertación con los Pueblos Indígenasde Colombia, realizada en Bogotá, los días 24 a 28 2005.

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LA REPARACION Y LOS GRUPOS ETNICOS

… respeten y protejan nuestrosterritorios, la gran mayoría …en manos … de empresariosagrícolas, narcotraficantes,

actores armados, compañíasextranjeras y de explotación de

recursos naturales, …

Nuestras justas luchas por la reivindicación dederechos reconocidos, nos han llenado de dolor yllanto. Miles de nuestros hermanos han sido asesinadosdurante las cuatro últimas décadas por atreverse adefender nuestros territorios; cientos fueron desapa-recidos, secuestrados, masacrados, confinados y mu-chos más obligados a desplazarse de sus comunidadespor las mismas causas. Los responsables los gruposguerrilleros, las autodefensas y las fuerzas militares yde policía del Estado Colombiano.

Por muchos años y hasta la Constitución del 91,algunos pueblos indígenas fuimos obligados a recurrira las vías de hecho para incidir ante los gobiernos deturno, por el reconocimiento y la protección de nues-tros pueblos, territorios y recursos naturales. Y comosiempre hemos creído en la ley, desde el noventa yuno, hasta nuestros días, estamos esperando pacífica-mente a que el Estado colombiano, con todo y lasbondades de los derechos consagrados en la Consti-tución Nacional, cumpla con su responsabilidad socialy jurídica de realizar nuestros derechos y cumplir conlos acuerdos que en el entretanto suscribió para mitigarlas desgracias que nos ha ocasionado con sus políticaseconómicas y desmanes militares.

Durante catorce años y cuatro gobiernos naciona-les, hemos sido testigos ignorados de la falta de volun-tad política de los gobiernos de turno para solucionar oencarar nuestra problemática territorial. Catorce añosde olvido, abusos, mentiras, engaños, exclusión,invisibilización, atropellos, muerte y desplazamiento.Catorce años esperando por la ley y esta no llegó.

Lo peor de todo, durante el gobierno del Presi-dente Uribe, se han incrementado los casos de viola-ción a nuestros DDHH, han surgido iniciativaslegislativas para desmontar garantías constituciona-les y derechos adquiridos, la guerra se fue a vivir ennuestros territorios para obligarnos al desplazamiento

y su abandono, se han aposentado en nuestros terri-torios y comunidades los batallones militares, lasfumigaciones aéreas, las minas antipersonales, las com-pañías multinacionales y como sino fuera suficientese han satanizado nuestras organizaciones, descono-ciendo nuestras iniciativas y decisiones y por últimohemos sido calificados por ministros, generales y go-bernadores departamentales como manipulados porla guerrilla, auxiliares de subversivos e insurgentes.

La vulneración y el desconocimiento sistemáticode nuestros derechos fundamentales, humanos, terri-toriales, colectivos y culturales, hoy tiene postrados anuestros pueblos en una crisis humanitaria y socialde la cual no podremos salir sin el compromiso políti-co del actual Gobierno Nacional de proteger, recono-cer y realizar nuestros derechos como indígenas ycolombianos; además de contar con la veeduría y elconcurso humanitario de la comunidad internacional.

… la guerra se fue a vivir ennuestros territorios para

obligarnos al desplazamientoy su abandono …

Como una muestra del comportamiento displi-cente y omiso del actual gobierno nacional frente a laproblemática territorial de los pueblos indígenas deColombia, recordemos que durante el Taller Nacio-nal de Territorios Indígenas, evento preparatorio y depreámbulo a la XIII sesión de la Comisión Nacionalde Territorios Indígenas, realizado entre el 21 y el 23de febrero del presente año; donde participaran losDelegados indígenas de la Comisión y los represen-tantes de los diferentes pueblos indígenas del país ennúmero de noventa personas en promedio por día, seestableció un mandato para darle solución a las nece-sidades y amenazas que en materia territorial padece-mos los indígenas Colombianos. Además, seasumieron por parte del estado y los pueblos indíge-nas una serie de compromisos para allanar de manerasistemática esta problemática.

Se acordó realizar una caracterización nacionalde las necesidades territoriales de los pueblos indíge-nas, desde el entendido de la integralidad y las solu-ciones estructurales; esto para dimensionar en susjustas proporciones un estado del arte que permitieraestablecer un plan operativo que atendiera las deman-

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das en este tema con tiempos, recursos, responsabili-dades y competencias ciertas.

A pesar del interés de los pueblos indígenas ysus organizaciones y las promesas gubernamentalesexpresadas en el Taller Nacional y posteriormente enla Sesión de la Comisión Nacional de Territorios, nadade lo dicho fue cumplido por el Gobierno Nacional,ni siquiera existió un intento de honrar la palabraempeñada.

Los Pueblos Indígenas y nuestras organizacio-nes insistimos ante el INCODER y el Ministerio deAgricultura para desatar los procesos comprometidosy en su lugar se encontró con el simple y eterno “nohay presupuesto”. En conclusión: nuevamente lospueblos indígenas colombianos fuimos engañados ynuestras demandas de satisfacción de necesidades te-rritoriales quedaron a la espera de la voluntad políti-ca del actual gobierno nacional.

Hoy, en la Mesa Nacional de Concertación conlos Pueblos Indígenas, el escenario consagrado por laLey para el relacionamiento con el estado Colombia-no a la luz del Decreto 1397, los pueblos indígenasinsistimos en el establecimiento de una política pú-blica que proteja nuestros derechos y nos otorguegarantías de vida y futuro, para superar la crisis hu-manitaria y social que nos afecta. Pero sobre todo,demandamos que se nos respeten y protejan nuestrosterritorios y recursos naturales fundamento y esenciade nuestra vida colectiva e identidad cultural.

Desde nuestros pueblos indígenas pensamos quela solución a la problemática territorial que nos afectadebe ser integral, reconocer la dimensión que los in-dígenas le otorgamos a nuestros territorios, tener uncarácter político, debe ser concertada y contar con laparticipación de nuestras autoridades y organizacio-nes representativas.

Para avanzar en el diseño de una ruta que nosconduzca a la satisfacción de nuestras necesidades te-rritoriales y a conjurar las amenazas que hoy nos po-nen en riesgo la existencia, consideramos que el estadocolombiano debe establecer para los pueblos indíge-nas una política pública de protección y reconoci-miento de nuestros pueblos, derechos colectivos y

culturales, autoridades y organizaciones; así comoestablecer estrategias de desarrollo productivo paranuestros territorios y de respeto por nuestra autono-mía administrativa, jurídica y política.

Para avanzar en la realizaciónde nuestras demandas proponemos:

1. Cabal cumplimiento a los mandatos establecidospor Decreto 1397 de 1996.

2. Efectuar con recursos del Estado un encuentronacional con autoridades y organizaciones indíge-nas, donde se reflexione sobre el estado actual delos territorios indígenas y una política de aten-ción integral para los mismos. Este evento deberárealizarse en un término inferior a quince días.

3. Que el actual Gobierno Nacional cumpla sin di-laciones ni pretextos los compromisos y acuerdossuscritos por el estado colombiano en materia te-rritorial con los pueblos indígenas del país, todoesto cumpliendo con los convenios y tratados in-ternacionales.

4. Que se suspenda y archive inmediatamente el pro-yecto de Ley Forestal, por no haberse tenido encuenta a los pueblos indígenas mediante la con-sulta previa, para su elaboración y establecimien-to; así mismo de otras leyes que los afectan enmateria territorial como las de Aguas, Paramos yde propiedad intelectual y conocimientos tradi-cionales.

5. Que se consulte con los pueblos indígenas los pro-yectos de modificación de la legislación vigenteen asuntos mineros y de recursos naturales; ade-más todos aquellos que afecten nuestros derechosy pongan en entredicho su pervivencia.

6. Que se establezca la Ley Orgánica de Ordena-miento Territorial, teniendo en cuenta la consultaprevia a pueblos indígenas realizada en los años1993 y 1994.

7. Concertar una metodología y unos términos dereferencia de carácter político para solucionar conplenas garantías y de manera integral la proble-mática territorial de los pueblos indígenas.

… nada de lo dicho fue cumplido por el Gobierno Nacional,ni siquiera existió un intento de honrar la palabra empeñada.

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LA REPARACION Y LOS GRUPOS ETNICOS

Actualmente se debaten en el país distintas situaciones relacionadas con losderechos de los grupos étnicos a lapropiedad de sus tierras, como es elcaso de las comunidades de

Jiguamiandó y Curvaradó en el Urabá1, del puebloKankuamo en la Sierra Nevada (Represa Los Besotes)2

y de las tomas de fincas por los indígenas en el Cauca. El análisis y las decisiones que se adopten por

las autoridades estatales sobre estas situaciones y otrassimilares deben atender los principales lineamientosdefinidos por la Corte Interamericana de DerechosHumanos – Corte IDH en diferentes pronunciamien-tos, entre ellos los casos del Pueblo Indígena deSarayaku, Ecuador3; la Comunidad Mayagna (Sumo)Awas Tingni, Nicaragua4, y la Comunidad Indígenade Yakye Axa, Paraguay5.

Derecho de los

grupos étnicos

a la propiedad

colectiva de

la tierra

Corte IDHy Comunidad

Yakye Axa -

Paraguay

Por Yamile Salinas Abdala

Asesora Indepaz

1 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Resoluciones de6 de marzo de 2003, 17 de noviembre de 2004 y 15 de marzode 2005. En la última se ordena al Estado colombiano a adoptarmedidas de protección a favor de los miembros de la comunidadque han interpuesto denuncias contra los cultivos de palmaque se adelantan en los territorios colectivos.

2 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Resolución de 5de julio de 2004.

3 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resoluciones del6 de julio de 2004 y de 17 de junio de 2005. Explotaciónpetrolera de la empresa argentina Compañía General deCombustible en territorio ancestral del pueblo Sarayaku. La Corteseñaló que se trata de una situación de carácter multidimensionaloriginada por los intereses de diversos actores estatales y noestatales, divisiones dentro de la comunidad frente a laexplotación y conductas violatorias de los derechos humanosy del DIH, tales como bloqueos, amenazas, hostigamientos,

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En dichas providencias la Corte IDH reiteravarios de sus pronunciamientos en torno a las obliga-ciones de los Estados encaminados a la defensa, pro-tección y respeto de los derechos de los grupos étnicosconsagrados en diferentes normas como la ConvenciónAmericana de Derechos Humanos, el Pacto de Dere-chos Económicos, Sociales y Culturales y el Convenio169 de la OIT.

Como un aporte a los procesos en torno a losderechos a las tierras de indígenas y afrodescendientes,a continuación se presentan algunos aspectos de lasentencia en el caso de la comunidad indígena para-guaya, así 1) Breve reseña de los antecedentes queenmarcan la situación, 2) caracterizaron el trámite dela reivindicación de las tierras en Paraguay y 3) síntesisde la sentencia acerca de los derechos vulnerados y delas decisiones de la Corte.

1. Antecedentes y hechosLa comunidad Yakye Axa compuesta por 56

familias solicitó al Estado paraguayo la reivindicaciónde sus tierras tradicionales ocupadas por las empresasFlorida Agricultural Corporation, Livestock CapitalGroup INC. y Agricultural Development INC, loca-lizadas en los predios Loma Verde, Maroma yLedesma, en el Distrito Pozo Colorado, DepartamentoPresidente Haye.

Desde 1993, la comunidad indígena adelantóuna serie de acciones, entre ellas: 1) el reconocimien-to de sus líderes y de su personería jurídica y su ins-cripción en los respectivos registros; 2) la solicitudante el Instituto Paraguayo del Indígena - INDI y elInstituto de Bienestar Rural - IBR de impulsar lacompra o expropiación para entregarle a la comuni-dad 18 mil has, y 3) el rechazo a la solución alterna-tiva contemplada en la ley de expropiación que fuetramitada sin realizarse el proceso de consulta previa.

2. Características del proceso en ParaguayDurante el trámite de la petición de los indíge-

nas ante las autoridades paraguayas se evidenciaronvarias situaciones muy similares a las que enmarcanlas problemáticas del Urabá, la Sierra Nevada y Cauca,entre las cuales se pueden mencionar las siguientes.a) La brecha existente entre el pródigo marco norma-

tivo interno que ampara los derechos de los pueblosindígenas y tribales y la propiedad colectiva (Consti-tución, Estatutos Agrario, de las Comunidades Indí-genas y de Expropiación) y su plena realización.

b) La disfuncionalidad de la prolija institucionalidadencargada de cumplir las disposiciones queamparan el derecho a la tierra de los grupos étnicosy la dilación en los trámites y procedimientos parahacer nugatorios sus derechos. En la gestión parti-ciparon la autoridad indígena y la autoridad de

allanamientos, intentos de asesinatos y presencia de material explosivo, algunas de ellas con el concurso de la fuerza pública. El Tribunalinteramericano ordenó al Estado ecuatoriano adoptar las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida, integridad personal y librecirculación de todos los miembros del pueblo Sarayaku.

4 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Sentencia de 31 de agosto de 2001 y Resolución de 6 de septiembre de 2002. Concesiónpara la explotación maderera otorgada a la empresa Sol del Caribe S.A. Solcarsa en territorios de la comunidad Mayagna. En la Sentencia,la Corte dispuso que el Estado nicaragüense debía: 1. Delimitar, demarcar y titular el territorio de propiedad de la Comunidad indígena y 2.abstenerse de «realizar actos que puedan llevar a que los agentes del propio Estado, o terceros que actúen con su aquiescencia o sutolerancia, afecten la existencia, el valor, el uso o el goce de los bienes ubicados en la zona geográfica donde habitan y realizan susactividades los miembros de la Comunidad».

5 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Sentencia de 17 de junio de 2005.

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tierras, las que, de manera reiterada, se difirieronmutuamente sus responsabilidades. El IBR se negóa adelantar la expropiación alegando que el inmue-ble se encontraba racionalmente explotado. Por suparte, el INDI no adoptó ninguna posición rela-cionada con la existencia del derecho de los aborí-genes sobre los predios objeto de la controversiani propició su defensa.

c) La reiterada disposición de los actores privados dedesatender las disposiciones que tutelan los dere-chos étnicos, privilegiando el interés particularsobre el colectivo y desconociendo los principiosde solidaridad y función social de la propiedad.Las empresas antes mencionadas desestimaron losrequerimientos de los indígenas, se negaron a ne-gociar la venta de los inmuebles y se manifestaronen contra de que se les aplicara la expropiación.

d) El uso de mecanismos por parte de algunas auto-ridades públicas y de los particulares para impedirel ejercicio de los derechos de los indígenas.En proceso penal iniciado por la firma LivestockCapital Group Inc contra la comunidad por losdelitos de invasión de inmueble ajeno, coaccióngrave y hurto, se les negó el derecho de contar conun abogado de su confianza, y, en consecuencia, aser oídas y a interponer y controvertir pruebas ydecisiones adoptadas, como la prohibición de in-gresar al territorio, el decomiso de sus productosy el levantamiento de sus viviendas.

e) El desconocimiento del derecho a la consulta en ladefinición de las soluciones a los conflictos de tierrasentre comunidades étnicas y particulares, las cua-les no pueden ser discrecionales del Estado ni aco-modarse a los intereses particulares. La Cámara deDiputados del Congreso Nacional tramitó una leyque ordenó la expropiación, sin surtir un procesode consulta con las comunidades afectadas, razónpor la cual la solución decretada no fue acogida.

3. Decisiones de la Corte IDHLa Corte en su resolución se pronunció sobre

los diferentes derechos vulnerados, así:

3.1. Derecho a un recurso efectivo(artículo 25 de la Convención)Encontró la Corte, que después de más de 11

años, la comunidad Yakye Axa no había obtenido unasolución definitiva a sus requerimientos legales.En consecuencia, reiteró la existencia de dicho recursono se agota con su inclusión en la normatividad, “sinoque se requiere que sea realmente idóneo para esta-blecer si se ha incurrido en una violación a los dere-chos humanos y proveer lo necesario para remediarla”.En el caso de los pueblos indígenas y tribales, la pro-tección estatal debe atender “su situación de especialvulnerabilidad, su derecho consuetudinario, valores,usos y costumbres”.

Según la Corte, la falta de razonabilidad del plazose deriva de “…las actuaciones sistemáticamentedemoradas de las autoridades estatales” (Interpreta-ciones reduccionistas de las disposiciones del Convenio169 de la OIT; dilaciones en las respuestas y en de-cretar las respectivas diligencias, y “peloteo” entre lasautoridades competentes).

3.2. Derecho a la propiedad (artículos 21 y 29de la Convención Americana, en armonía conel Convenio 169 de la OIT).La Corte reitera “la estrecha relación que los indí-

genas mantienen con la tierra debe de ser reconociday comprendida como la base fundamental de sucultura, vida espiritual, integridad, supervivencia eco-nómica y su preservación y transmisión a las genera-ciones futuras”.

Frente a la discusión en torno al derecho a lapropiedad de los miembros de la Comunidad y elderecho a la propiedad privada de sus actuales dueños,la Corte señala:

Al desconocerse el derecho ancestral de los miembros de lascomunidades indígenas sobre sus territorios, se podría estar

afectando otros derechos básicos, como el derecho a laidentidad cultural y la supervivencia misma de las

comunidades indígenas y sus miembros.

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“… que tanto la propiedad privada de los particularescomo la propiedad comunitaria de los miembrosde las comunidades indígenas tienen la protec-ción convencional que les otorga el artículo 21de la Convención Americana. No obstante, elreconocimiento meramente abstracto o jurídicode las tierras, territorios o recursos indígenas ca-rece prácticamente de sentido si no se ha esta-blecido y delimitado físicamente la propiedad.

Ahora bien, cuando la propiedad comunal indígenay la propiedad privada particular entran en con-tradicciones reales o aparentes, la propia Conven-ción Americana y la jurisprudencia del Tribunalproveen las pautas para definir las restriccionesadmisibles al goce y ejercicio de estos derechos, asaber: a) deben estar establecidas por ley; b) debenser necesarias; c) deben ser proporcionales, yd) deben hacerse con el fin de lograr un objetivolegítimo en una sociedad democrática ….

Por el contrario, la restricción que se haga al derecho a la propiedadprivada de particulares pudiera ser necesaria para lograr el objetivocolectivo de preservar las identidades culturales en una sociedad

democrática y pluralista en el sentido de la Convención Americana; yproporcional, si se hace el pago de una justa indemnización a los

perjudicados, de conformidad con el artículo 21.2 de la Convención.

Al aplicar estos estándares a los conflictos quese presentan entre la propiedad privada y losreclamos de reivindicación de propiedadancestral de los miembros de comunidadesindígenas, los Estados deben valorar caso porcaso las restricciones que resultarían del re-conocimiento de un derecho por sobre el otro.Así, por ejemplo, los Estados deben tener encuenta que los derechos territoriales indíge-nas abarcan un concepto más amplio y dife-rente que está relacionado con el derechocolectivo a la supervivencia como pueblo or-ganizado, con el control de su hábitat comouna condición necesaria para la reproducciónde su cultura, para su propio desarrollo y parallevar a cabo sus planes de vida. La propie-dad sobre la tierra garantiza que los miem-bros de las comunidades indígenas conservensu patrimonio cultural.

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Al desconocerse el derecho ancestral de los miem-bros de las comunidades indígenas sobre susterritorios, se podría estar afectando otros dere-chos básicos, como el derecho a la identidadcultural y la supervivencia misma de las comu-nidades indígenas y sus miembros.

Esto no significa que siempre que estén en con-flicto los intereses territoriales particulares o estatalesy los intereses territoriales de los miembros de lascomunidades indígenas, prevalezcan los últimos porsobre los primeros. Cuando los Estados se vean im-posibilitados, por razones concretas y justificadas, deadoptar medidas para devolver el territorio tradicio-nal y los recursos comunales de las poblaciones indí-genas, la compensación que se otorgue debe tenercomo orientación principal el significado que tienela tierra para éstas (Resaltados fuera de texto).

Por el contrario, la restricción que se haga alderecho a la propiedad privada de particulares pu-diera ser necesaria para lograr el objetivo colectivo depreservar las identidades culturales en una sociedaddemocrática y pluralista …

3.3 Derecho a la vida(artículo 4.1 de la Convención)La Corte reiteró que el derecho a la vida es un dere-

cho fundamental que “comprende no sólo el derecho detodo ser humano de no ser privado de la vida arbitraria-mente, sino también el derecho a que no se generencondiciones que le impidan o dificulten el acceso a unaexistencia digna”. El desconocimiento del derecho a lapropiedad de la comunidad indígena se tradujo en laviolación de otros derechos (A la salud, al ambiente, a laalimentación, a la educación, a agua potable y sanea-miento básico y a los beneficios de la cultura).

3.4 Derecho a la reparaciónRatifica la Corte, el deber de los Estados de repa-

rar, que inicialmente debe dirigirse al restablecimientode la situación anterior a la violación. Cuando no esposible el retorno de los pueblos indígenas y tribalesa los territorios de los que han sido desplazados, elConvenio No. 169 de la OIT, prevé que éstos “debe-rán recibir, …, tierras cuya calidad y cuyo estatutojurídico sean por lo menos iguales a los de las tierrasque ocupaban anteriormente, y que les permitan

6 OEA. Comisión Interamericana de Derechos Humanos. “Memorando sobre Reparaciones”, Washington DC, julio 15 de 2005.

subvenir a sus necesidades y garantizar su desarrollofuturo”. En ese sentido, la Corte impuso la obliga-ción, en un plazo máximo de tres años, de identificarel territorio tradicional de los miembros de la citadacomunidad y entregárselo de manera gratuita, y decrear un fondo destinado exclusivamente a la adqui-sición de tierras para dicha comunidad.

“deberán recibir, …, tierrascuya calidad y cuyo estatutojurídico sean por lo menos

iguales a los de las tierras queocupaban anteriormente, …

Adicionalmente, la Corte se refirió a otras for-mas de reparación consistentes en mediadas de ac-ción y revisión legislativa, y acción ejecutiva6. En tornoa la primera, que involucra tanto la armonización delegislación a la Convención Americana como la adop-ción de acciones concretas para implementarlaintegralmente ordenó al Estado de Paraguay adoptarlas medidas legislativas y administrativas necesariaspara garantizar el efectivo goce del derecho a la pro-piedad de los miembros de los pueblos indígenas -lascuales deben ser previamente consensuadas- y con-templar las acciones para hacer efectivo sus derechos,así como los procedimientos que garanticen un re-curso efectivo y rápido.

Con respecto a la segunda, la Corte dispuso queel Estado de ese país debía: a) Suministrar los bienes yservicios básicos durante el tiempo en que no se le entre-gue las tierras a las que tienen derecho, y b) poner enmarcha un programa y un fondo de desarrollo comu-nitario que deberá atender el suministro de agua potablee infraestructura sanitaria y la realización de proyectoseducacionales, habitacionales, agrícolas y de salud.

Dentro de las medidas de satisfacción se impu-so la obligación de efectuar un acto público de recono-cimiento de la responsabilidad estatal en el territoriode la comunidad y en su idioma, así como la publica-ción de la sentencia en medios de comunicación escritay radiales. Finalmente, la Corte ordenó cancelar, porconcepto de costas y gastos, la suma de US $15.000.

12

LA REPARACION Y LOS GRUPOS ETNICOS

“La Tierra, es esa gran madre de los pueblos delmundo, (tierra-agua-aire y fuego, componentes de la vida)son origen, principios regentes, son vida, sin ellos ni losanimales ni las plantas, ni los hombres habrían podidodesarrollar sus ciclos. Los pueblos indígenas desde nuestrocorazón hemos reconocido por siempre esa esencia quesignifica la tierra para nuestra cosmovisión; …” 1.

En 1991, luego de la masacre en laHacienda El Nilo, ubicada en el Res-guardo de Huellas Caloto, en la queperdieron la vida 20 hombres, mu-jeres, niñas y niños, se suscribió un

acuerdo entre el Gobierno nacional y los indígenas,en el cual, entre otros compromisos, se contemplabala entrega de 15.663 hectáreas para las Comunidadesindígenas de Huellas, La Concepción, Las Delicias,Canoas, Corinto, La Cilia, Munchique - Los Tigres,Guadualito y Jambaló, en el departamento del Cauca.

Ante el incumplimiento gubernamental, en1995, se suscribió el Acuerdo de La María, Piendamó.Al año siguiente, en atención a las recomendacionesformuladas por la Comisión Interamericana de Dere-chos Humanos – CIDH dirigidas a reparar al PuebloPáez por la citada masacre, se firmó el Acta de Novirao,el cual es ratificado en 1997, como consecuencia dela Resolución de Conciliación de la CIDH.

Unidad Investigaciones Indepaz

Incumplimientos

a los Acuerdos

del Nilo

1 Comunidades Indígenas del Cauca, Comisión de ReformaAgraria, “El camino hacia una reforma agraria popular enColombia”, ponencia para el Foro Social Colombia, noviembre3 al 5 de 2005, en Bodega Alta, Caloto, Cauca.

PUNTO DE ENCUENTRO 13

LA REPARACION Y LOS GRUPOS ETNICOS

En julio 1998, se realiza un acto público, en elque el Presidente Ernesto Samper reconoció la respon-sabilidad del Estado, en los siguientes términos: “…,aceptamos, en desarrollo de las obligaciones interna-cionales y especialmente de los compromisos adquiri-dos ante la Comisión Interamericana de DerechosHumanos, la responsabilidad del Estado Colombianoen tan graves hechos. Sé que este acto de reparaciónmoral y desagravio no será suficiente para calmar eldolor que produce tal hecho, pero es una obligaciónque se convierte en un paso fundamental para hacerjusticia y para abrir caminos de concordia hacia el fu-turo. Expreso mi sincero mensaje de paz y solidari-dad”. En esta oportunidad, el Presidente reitera elcompromiso estatal de acatar las decisiones de la CIDH.

… no se le ha cumplido a lacomunidad indígena del Cauca, puesto

que el compromiso del 91 establecíaque esos predios serían adquiridos

durante los años 92, 93 y 94".

Como efecto de la resolución del Consejo Regio-nal Indígena del Cauca, realizado en el Resguardo

Indígena La María, Piendamó, del 30 de mayo al 5de junio de 1999, mediante la cual declaró la emer-gencia social, cultural y económica de los pueblos ysus respectivas autoridades indígenas del Cauca, elGobierno expidió el Decreto 982 de 1999, que creóla Comisión Mixta para el desarrollo integral de laPolítica Indígena del departamento del Cauca, inte-grada por los Ministros de Interior, Justicia, Hacienda,Agricultura, Minas, Educación y Salud, por los Di-rectores del DNP y la RSS, el Gerente del Incora, elGobernador del Cauca, delegados del Consejo Re-gional Indígena del Cauca y de las asociaciones deCabildos Genaro Sánchez, Juan Tama, Nasa Cha’cha,Uka Wes’ nasa chab, Ozbescac, Tec’Huendc’a sekkhweni, Asiesca, ACIN, Zona Oriente, Yanacona ydel Movimiento Quintín Lame.

Dentro de las funciones de la Comisión se en-cuentran: Diseñar e implementar las políticas quepermitan superar la situación de las comunidadesindígenas del Cauca, en aspectos de territorialidad,medio ambiente, derechos humanos, economía y se-guridad alimentaria, y evaluar los acuerdos suscritosentre el Gobierno y los Pueblos Indígenas del Cauca,así como proponer las respectivas asignacionespresupuestales para su cumplimiento.

A principios de 2005 se destinaron 3 mil millonesde pesos para adquirir tierras en el Cauca y se firmóun convenio entre el Incoder y la Gobernación2.

Fuente: Ministerio del Interior, septiembre de 2005.

2 -9 Gobernación del Cauca, “El derecho a la diferencia: un compromiso político de los caucanos”, Popayán, 2005, en página web.

14

LA REPARACION Y LOS GRUPOS ETNICOS

Sin embargo, aún no se ha ejecutado en su totalidady solamente se cuenta con una selección de prediospriorizados por el CRIC, como se detalla en el si-guiente cuadro, presentado por el Ministerio del In-terior en el Consejo Comunal Indígena realizado el25 de septiembre de 2005.

Como se desprende de lo expuesto, no obstantelos acuerdos para reparar la masacre de El Nilo y lasórdenes de la CIDH, de las 15.663 hectáreas quedebían adjudicarse a 9 parcialidades del norte delCauca, a 2005 – 14 años después - solamente se ha-bían entregado 9.043 quedando pendientes 6.615.Como lo señaló el Ministro del Interior y de Justicia“no se le ha cumplido a la comunidad indígena delCauca, puesto que el compromiso del 91 establecíaque esos predios serían adquiridos durante los años92, 93 y 94”3.

… de las 15.663 hectáreas,a 2005 solamente se habíanentregado 9.043 quedandopendientes 6.615 hectáreas.

Ante la falta de observancia de los acuerdos, va-rios indígenas se tomaron las fincas La Emperatriz enel resguardo ancestral de “Huellas” en Caloto y ElGuayabal. Luego de amplias conversaciones en las queparticiparon el Defensor del Pueblo, el Procurador yrepresentantes de las Naciones Unidas, se suscribió, el13 de septiembre de 2005, un acta entre funcionariosgubernamentales y los delegados de los indígenas, enla que se establecen los siguientes compromisos, porparte de la administración de Álvaro Uribe Vélez4.1. Reactivar la Comisión de Seguimiento a los Acuer-

dos de El Nilo, con la participación del Ministe-rio del Interior y de Justicia - Dirección de Etnias,la Gobernación del Departamento del Cauca y elCRIC - ACIN. En calidad de acompañantes dele-gados de la Procuraduría General de la Nación,de la Defensoría del Pueblo, del Programa Presi-dencial de Derechos Humanos, de la ConferenciaEpiscopal de Colombia, del Representante Resi-dente de las Naciones Unidas en Colombia y de laFundación Centro para la Paz de Toledo. Dentrode los compromisos de la Comisión se encuentrael de hacer seguimiento a los acuerdos.

2. Reconocer “la vocación y compromiso de los Pue-blos Indígenas del Cauca por no dejarse involu-crar en los objetivos de los actores armados ilegales

Monto Vigencia Acuerdos de Nilo Decreto 982Presupuestal Responsables de la ejecución

1.320.000.000 2005 En ejecución para la compra de 777has en predios identificados por ACIN -

10.000.000.000 2006 Ministerio del Interior

10.000.000.000 2007 Ministerio del Interior

4.000.000.000 2006 Gobernación del Cauca y CRIC– Compra de Tierras

600.000.000 2006 Ministerio del Interior- Atención y seguimientos a las

Comunidades Indígenas

200.000.000 2006 Incoder -Estudios Técnicos Incoder -Estudios Técnicos

3 -10 www.presidencia.gov.co4 El acta se firmó por Sabas Pretelt De La Vega, Ministro del Interior y de Justicia; Buenaventura Díaz, Consejero Mayor del CRIC; Giovanny

Yule, Consejero del CRIC: Ezequiel Vitonas, Consejero Mayor de la ACIN; Luís Evelis Andrade, Presidente de la ONIC. Como testigosMaximiliano Conda, Gobernador del Resguardo de “Huellas” Caloto y representante de la comisión Libertad para la Madre Tierra; IgnacioLeón, en representación del Coordinador Residente y Humanitario del Sistema de Naciones Unidas en Colombia; Monseñor DaríoEcheverri, Conferencia Episcopal de Colombia; Edgardo José Maya Villazón, Procurador General de la Nación; Volmar Pérez, Defensor delPueblo y Baltasar Garzón, Centro para la Paz de Toledo.

PUNTO DE ENCUENTRO 15

LA REPARACION Y LOS GRUPOS ETNICOS

y su decisión de ejercer sus derechos democráticosy su autonomía en el marco de la Constitución de1991 y la Ley 21 de 1991”.

3. Entregar, en diciembre de 2005, un estudio elabo-rado por INCODER concertadamente con el CRICen el que se determinen los predios a adquirir, suscondiciones y aptitud agropecuaria, los estudios detítulos y el valor. Con base en él se determinarán lasnecesidades presupuestales para la adquisición delas 6.615 hectáreas pendientes, las cuales deberánpresentarse al Congreso para su aprobación.

4. Definir un procedimiento similar al utilizado entre elMinisterio del Interior y Justicia, y Nasa Kiwe paradarle celeridad a la ejecución de los recursos acordados.

5. Tramitar ante el Congreso las siguientes partidas.El pasado 12 de octubre, indígenas Nasa se to-

maron las haciendas Ambaló y Puerta de Hierro, depropiedad de la familia Estrella, y Los Remedios, ex-tinguida a los Rodríguez Orejuela, en Silvia. Tam-bién la hacienda Japio en Caloto.

El 67% corresponde a resguardosen la Amazonia y la Orinoquia,

1 millón de has en el litoralPacífico y otro tanto en el

desierto de la Guajira, todas éstas,además, zonas de protección y

conservación ambiental.

Los referidos indígenas en su defensa5 argumen-tan que pese a ser más de 110 mil habitantes se en-cuentran asentados en un territorio de 193.370hectáreas, de las cuales “un 82% son de vocación fo-restal y un 18% constituyen zonas de páramos. Suinclinación en buena parte supera los 35%, mientrasque la altitud va desde los 1200 hasta los 3800 me-tros sobre el nivel del mar”. En consecuencia, única-mente el 12% son terrenos aptos para la producciónpecuaria y de alimentos, lo que se refleja en los índi-ces de pobreza -el 56% de los niños padecen hambrey desnutrición-.

Demuestran que, no obstante los avances en elreconocimiento de territorios a los indígenas – másde 31 millones de hectáreas -, subsisten situacionesque les impide el verdadero goce de sus derechos a latierra y a su supervivencia, entre las cuales se encuen-tran leyes contrarias que desvirtúan los derechosétnicos y ambientales, ejecución de proyectos de de-sarrollo sin su consentimiento y la falta de saneamien-to de los resguardos adjudicados, con lo cual se tieneel título pero no la posesión (En el 27% del resguar-do U’wa se localizan colonos). Adicionalmente, me-nos del 30% del área reconocida se ubica en la zonaAndina ampliamente poblada por comunidades in-dígenas lo que les obliga a vivir en minifundios, loca-lizados en zonas de baja productividad agraria yganadera. El 67% corresponde a resguardos en laAmazonia y la Orinoquia y 1 millón de has en ellitoral Pacífico en selvas y bosques de protección yconservación ambiental, y otro millón en el desiertode la Guajira. Según el Incoder, en Cauca hay 83resguardos (36 con títulos de la Colonia), con unaextensión de 517 mil has. en las que habitan más182 mil indígenas.

5 -12 Organizaciones Indígenas del Cauca, “Por la Libertad de La Tierra”, septiembre 3 de 2005.

16

LA REPARACION Y LOS GRUPOS ETNICOS

En los siguientes mapas (pág 18) presentadospor el DNP en el Consejo Comunal Indígena se ob-serva la distribución de la población aborigen en losresguardos reconocidos en el país6.

En consecuencia, abogan por que se les reco-nozca sus derechos al territorio – Libertad para laMadre Tierra - y su contribución en la conservaciónde las fuentes hídricas, las cuales surten 217 acue-ductos y la represa Salvajina, y contribuyen al riegode los ingenios azucareros. La mayoría de las hectá-reas que ocupan son áreas de conservación para la pro-ducción de agua, en las que se encuentran más de 26mil nacimientos y 123 lagunas.

Mencionan, que no obstante la importancia delMacizo colombiano – patrimonio de la biosfera, endonde nacen los ríos Magdalena, Cauca y Patia y seubican los PNN Puracé, Munchique y Alto Fragua-,sus habitantes se han visto afectadas por lasfumigaciones de cultivos de uso ilícito, las cuales,además, les han generado daños en su salud, les haafectado su seguridad alimentaria y sus proyectos pro-ductivos - la mayoría de ellos financiados con recur-sos de cooperación internacional y del Estado-, y,también, han propiciado el desplazamiento forzado.

Denuncian los efectos del conflicto interno, tantolas acciones de los grupos alzados en armas, como lasdel gobierno en el marco de la seguridad democrática,particularmente el Plan Colombia, el Plan Patriota yla instalación del Batallón de Alta Montaña BenjamínHerrera; así como la estimagtización que les hacen fun-cionarios gubernamentales de ser auxiliadores de lasguerrillas, por su posición de mantenerse ajenos al con-flicto. Dentro de las violaciones a sus Derechos Huma-nos citan el asesinato de Álvaro Ulcue Chocue, en 1984;la masacre en El Nilo; el desplazamiento de más demil pobladores en la región del Naya, en 2001; lasmasacres de 13 indígenas y campesinos en el 2001 en

Gualanday - Corinto y la de los Uvos; las incursionesen Toribio, Jámbalo y Caldoso; los asesinatos de líderescomo Samuel Fernandez Dizú, Olmedo Ul, AparicioÑuscue Noscu; las amenazas como las dirigidas contraManuel Rozental, las detenciones masivas y lasjudicializaciones sin pruebas7.

Solicitan que se adelante una reforma agraria antela poca efectividad en la redistribución de la tierra enel país (La llamada reforma benefició el 11% de las961.000 familias estimadas por el Comité Interame-ricano de Desarrollo Agrícola-CIDA en los 60s), y lacontrarreforma advertida por la Contraloría Generalde la República, entidad que ha desenmascarado que“los narcotraficantes y grupos armados se han apode-rado de más de 1 millón de hectáreas y poseen el48% de las mejores tierras del país, mientras que el62% de los pequeños campesinos tiene el 5.2%8”.En el informe de la Contraloría se señala que “segúnel PNUD y el DNE los narcotraficantes comprarontierras en 409 de los 1.039 municipios del país. Loscasos más dramáticos son el del Valle, en donde estetipo de compra de tierras ascendió a 85,/%; Córdo-ba, 84%; Quindío, 75%; Risaralda, 71,4%, yAntioquia, 70,9% “, tal y como se observa en el si-guiente mapa presentado por ese organismo de con-trol en el seminario realizado este año9.

Todo lo señalado permite extraer varias conclu-siones. En primer lugar, debe revisarse el cumplimien-to del Estado colombiano a las decisiones del SistemaInteramericano de Derechos Humanos. La situaciónen el Cauca evidencia que no basta con el reconoci-miento y la disculpa pública por parte de las autori-dades estatales, deben emprenderse de manera rápiday ágil las acciones encaminadas a reparar a las victimas,de lo contrario se perpetúan las violaciones a losDerechos Humanos y se propicia la no resolución delos conflictos.

6 -13 www.presidencia.gov.co.7 -14 Ver Ideas para la Paz, Boletín 9, abril 2005.8 -15 Consejo Regional Indígena del Cauca – CRIC, octubre 18 de 2005.9 -16 www.contraloriagen.gov. co.

“los narcotraficantes y grupos armados se han apoderadode más de 1 millón de hectáreas y poseen el 48% de las

mejores tierras del país, mientras que el 62% de lospequeños campesinos tiene el 5.2%”.

PUNTO DE ENCUENTRO 17

LA REPARACION Y LOS GRUPOS ETNICOS

En segundo lugar, el país reclama urgentementeque se aborde en tema de la distribución de la tierraen condiciones de equidad y solidaridad que atiendalos requerimientos de campesinos, afrodescendientese indígenas. Como lo señaló el PNUD, “la reformaagraria no logró un cambio perceptible en latendencia general hacia la concentración de la pro-piedad. El latifundio, como fuente de poder políticoque es, coopta los beneficios de la inversión públicasin devolver en impuestos o en productividad la va-lorización obtenida por el esfuerzo colectivo. La dis-tribución actual de la propiedad favorece los dosextremos de mal uso de las tierras: la subutilizaciónde buenos suelos en ganadería extensiva y lasobreutilización de los suelos pobres en agriculturacampesina de minifundio” 10.

Una verdadera reforma implica combatir las si-guientes causas de las disputas por la tierra y la inge-rencia de los actores armados en ellas, las cuales fueronreseñadas por el PNUD: 1) Acumulación como fuente

de poder; 2) fuente de supervivencia de los gruposétnicos (Cauca, Chocó, Sierra Nevada de SantaMarta); 3) usos extractivos; 4) empleo para siembrade cultivos de uso ilícito y 5) control territorial y deseguridad militar de los grupos armados.

En tercer lugar, las peticiones de indígenas yafros para que se les reivindique el derecho a sus terri-torios no puede reducirse a polarizar la situación en-tre campesinos y grupos étnicos. La respuesta estataldebe orientarse por los principios constitucionales queregulan el reconocimiento a la diversidad cultural, lafunción ecológica y social de la propiedad y la gene-ración de condiciones que garanticen la vida digna detodos los habitantes de Colombia.

Por último, como se menciona en este número,le corresponde a la Comisión de la Ley de Justicia y Pazel gran reto de buscar y propiciar mecanismos encami-nados a asegurarle a las victimas, particularmente a lasmás vulnerables, la restitución de las tierras arrebatadasen el marco del conflicto armado interno.

… el asesinato de Álvaro Ulcue Chocue, en 1984; lamasacre en El Nilo; el desplazamiento de más de mil

pobladores en la región del Naya, en 2001; las masacresde 13 indígenas y campesinos en el 2001 en Gualanday

- Corinto y la de los Uvos; ….

10 -17 PNUD. “El Conflicto, Callejón con Salida”, Informe Nacional de Desarrollo Humano, Colombia 2003.

18

LA REPARACION Y LOS GRUPOS ETNICOS

Mapa 1Resguardos en Colombia

Mapa 2Resguardos y habitantes

Fuente: Departamento Nacional de Planeación, septiembre de 2005.

Mapa 3Tierras en poder de narcotraficantes

Mapa 4Parques Nacionales Naturales y resguardos

Fuente: Contraloría General de la República, 2005.Fuente: Ministerio de Ambiente, Vivienda yDesarrollo Territorial, septiembre de 2005.

PUNTO DE ENCUENTRO 19

LA REPARACION Y LOS GRUPOS ETNICOS

Durante muchos años las comunidades negras del Territorio Re-gión del Pacifico, una de las zo-nas de mayor diversidad biológi-ca del mundo, lucharon para que

les fuera reconocido el derecho a la propiedad de susterritorios, negada por la Ley 2ª de 1959 que convirtióa la región en zona de reserva forestal y por una tradi-ción secular según la cual los descendientes de losafricanos que fueron esclavizados en este país, no te-níamos derechos.

En una sociedad en la que la propiedad es underecho protegido y aceptado por el ordenamientojurídico, lo afrocolombianos fuimos los últimos ciu-dadanos a los que se les reconoció el derecho a la pro-piedad de los territorios que habíamos poseído yutilizado durante siglos. La titulación colectiva or-denada por la Constitución Nacional y la Ley 70 de1993 ha estado acompañada desde sus propios ini-cios de un feroz y sistemático proceso de desplaza-miento forzado interno que aun continua en muchoslugares de la región y que, incluso, se ha agravadocon el número creciente de comunidades a las que sele impide su movilización y se les controla el ingresode alimentos, medicinas y combustibles.

El desplazamiento forzado interno es funcional,no sólo a la guerra, sino también al avance de losmegaproyectos y monocultivos, que como la palmaaceitera, avanzan con el apoyo del gobierno nacional

Carlos Rosero1

Reversa y

violación de

los derechos

de losafrocolombianos y la Constitución?

1 Candidato a la Cámara de Representantes por CircunscripciónEspecial para Comunidades Negras, Afrokolombia, octubre 25del 2005.

Al decidir retornar, estas comunidadesencuentran su territorio invadido de

palma aceitera …

20

LA REPARACION Y LOS GRUPOS ETNICOS

al norte y al sur del Territorio Región del Pacifico yde otros asentamientos de comunidades negras en elpaís. El reconocimiento inicial por parte delINCODER, hecho en el mes de marzo de este año,del avance ilegal del monocultivo de la palma aceite-ra en los territorios colectivos de comunidades negrasde Jiguamiandó y Curvaradó y la reciente reversa quedespoja a estas comunidades de parte de las tierrasque les habían sido tituladas colectivamente con ca-rácter inembargable, imprescriptible e inalienable, esun clarísimo ejemplo del modelo de inclusión y deinserción de la región, sus territorios y pobladores ala lógica económica predominante, de la gravísimaincoherencia del Estado en definir entre la protec-ción y conservación de la diversidad biológica y elsimple y vulgar desarrollismo y, lo es que todavíamas grave, una nueva demostración de que el Esta-do colombiano, que ha sido incapaz de proteger losderechos de los afrocolombianos, terminadoblegándose ante los culpables de las violaciones delos derechos, no los castiga y de ñapa los premia. Porello, la agresión directa y abierta a la vida, la integri-dad personal y colectiva y a los derechos territorialesy ambientales de las comunidades negras deJiguamiandó y Curvaradó, y en general de todos losdesplazados del campo, es parte del debate sobre losderechos de Verdad, Justicia y Reparacióndesdibujados por la Ley Justicia y Paz.

Preocupa sobre manera la contradicción en laque recae el INCODER porque de acuerdo a lo dis-puesto por el artículo 63 de la Constitución Política,las tierras comunales de los grupos étnicos soninembargables, imprescriptibles e inalienables;adicionalmente y para el caso particular de losafrocolombianos, el decreto 1745/95 establece mi-nuciosamente un procedimiento para la titulacióncolectiva de los territorios de comunidades negras,

procedimientos que son muy claros y explícitos; en elmarco de ellos cuando una comunidad solicita la ti-tulación colectiva se debe verificar que la tierra notenga propietarios legalmente reconocidos con el finde no violar los derechos de propiedad.

Una breve descripción del caso nos ayuda a com-prender la situación: En el año 2000, el liquidadoINCORA le titula colectivamente a las comunidadesde Jiguamiandó y Curvaradó, tres años después de serdesplazadas, 101 mil hectáreas que estas comunidadesocupaban ancestralmente antes del desplazamiento. Aldecidir retornar, estas comunidades encuentran su te-rritorio invadido de palma aceitera, situación que pro-dujo el pronunciamiento de varias entidades nacionalese internacionales, entre ellas del mismo INCODERque declaraba como inválidos legalmente los procedi-mientos utilizados por los palmeros para ocupar losterritorios que legalmente son inenajenables. No obs-tante, posteriormente, sin ningún reparo y violandode manera descarada, no sólo los derechos de losafrocolombianos sino la Constitución Nacional, elmismo INCODER afirma que se equivocó otorgandoel título colectivo de 101 mil hectáreas porque 10.162hectáreas son de propiedad privada y en consecuenciadeben ser descontadas del título colectivo.

Para los afrocolombianos la nueva decisión delINCODER no sólo es abiertamente contraria y viola-toria de la constitución nacional sino que se enmarcadentro de una ofensiva legal que desde el Estado buscadesconocer y desmotar muchos de los derechos recono-cidos a los grupos étnicos; derecho al territorio, recursosnaturales, protección de conocimientos tradicionales yconsulta previa, como viene ocurriendo por ejemploen el proceso de aprobación por parte del Congresode la Republica de la llamada Ley Forestal. La titulacióncolectiva de los territorios es una medida mínima dereparación a la esclavización a la que los africanos y susdescendientes fueron sometidos en este país, es ademásgarantía de igualdad material, la misma que no fuetenida en cuenta cuando, al momento de abolir legal-mente la esclavitud, se indemnizó a los propietarios deesclavos y no a los esclavizados.

El destierro y despojo violento de los derechosde las comunidades negras de Jiguamiandó y Curva-radó, llama al conjunto de la sociedad colombiana ala solidaridad con estas comunidades duramente gol-peadas por el conflicto armado y la irresponsabilidadestatal, y al conjunto de los afrocolombianos de laciudad y el campo a la defensa de sus derechos reco-nocidos en la Constitución y a sumarse masivamente,desde sus particularidades a la convocatoria de lacumbre por la Libertad de la Madre Tierra.

El destierro y despojo violento delos derechos de las comunidades

negras de Jiguamiandó yCurvaradó, llama al conjunto de

la sociedad colombiana a lasolidaridad con estas

comunidades ….

PUNTO DE ENCUENTRO 21

LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

El 11 de septiembre en medio de ladesmovilización de uno de los blo-ques de las AUC más cuestionadospor sus violaciones al DIH – elnoroccidental-, el Alto Comisionado

para la Paz anunció el nombre de los tres primerosmiembros de la Comisión Nacional de Reparación yReconciliación creada por la Ley 975 (EduardoPizarro, Jaime Jaramillo, Monseñor Nel Beltrán) y,posteriormente, a las dos representantes de las mujeres(Patricia Buriticá y Ana Teresa Bernal). La Comisiónestará conformada por 13 miembros entre los que seencuentran el Vicepresidente, que la preside, el Pro-curador, el Defensor del Pueblo, los Ministros delInterior y de Justicia y de Hacienda, el director deAcción Social (antes Red de Solidaridad Social), cin-co personalidades designadas por el Presidente y dosrepresentantes de las víctimas. Dicha comisión la en-cabezará el académico Eduardo Pizarro, idea del vice-presidente Santos, según él con la finalidad de“desgobiernizar” el proceso y darle más confianza aesta nueva etapa de la Ley de Justicia y Paz”1.

El pasado 4 de octubre el presidente al instalarla Comisión Nacional de Reparación y Reconciliacióndijo que “Es imposible la reparación total. Incluso lasvíctimas pobres de patrimonio, que son la mayoría,por más que se les pueda resarcir patrimonialmente,

Leonardo González Perafán

Asesor Académico Indepaz

La Comisión

debe ser de

reparación

1 El Tiempo septiembre 12 de 2005, “El Gobierno pondrá enmarcha comisión de reparación de víctimas por acciones degrupos ilegales”.

22

LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

nunca encontrarán reparación total. El dolor que estaviolencia ha producido trasciende las aspiraciones dela retribución material.” palabras que dejan un malprecedente; pues empezar reconociendo que no sepuede reparar totalmente a las víctimas es empezarcon el pie izquierdo. Cualquier proceso de desmovili-zación y cualquier ley que se haga en un país debetener a las víctimas como eje central, si realmentequeremos una reconciliación.

La ComisiónLa tarea que se les ha encomendado no es nada

fácil pues el artículo 51 de dicha ley le otorgó a laComisión Nacional de Reparación y Reconciliaciónlas funciones de garantizar la participación de las víc-timas en el proceso judicial; presentar un informepúblico sobre las causas del surgimiento y evoluciónde los grupos armados ilegales; encargarse del segui-miento de la reincorporación y desmovilización plenade los miembros de grupos armados organizados almargen de la ley; hacer seguimiento y evaluación pe-riódica de la reparación a las víctimas; presentar uninforme acerca del proceso de reparación a las víctimasde los grupos armados al margen de la ley; coordinarla actividad de las Comisiones Regionales para la Res-titución de Bienes y, por último, deben adelantaracciones nacionales de reconciliación que busquenimpedir la reaparición de nuevos hechos de violenciaque perturben la paz nacional.

Pero como si lo anterior fuera poco tiene tambiénla responsabilidad de garantizar a las víctimas un es-clarecimiento histórico, que verifique el cese de hos-tilidades y aparte de esto debe recomendar criteriosde reparación a las víctimas (art.52). Esta última fun-ción suena a una comisión de verdad auténtica, peroes necesario aclarar que lejos está de serlo, pues elesclarecimiento histórico del surgimiento de losparamilitares no se puede hacer a la carrera y menospor una comisión elegida por el gobierno.

Para esta tarea es necesaria una comisión mixta eindependiente, diseñada especialmente para ello, conparticipación de entidades multilaterales como la

Unión Europea o las Naciones Unidas; que actuaríancoordinadamente con los órganos estatales de controly con las organizaciones especializadas en el segui-miento de infracciones a los derechos humanos y alas normas del DIH. Con el fin de cumplir, por mediode la verdad, con el desmantelamiento del para-militarismo y sus redes de apoyo.

Eduardo Pizarro y otros miembros de la ComisiónNacional han expresado la voluntad de crear una comi-sión de la verdad, que haga posible una verdadera re-conciliación; pero como ya lo ha afirmado Indepaz y lamesa de seguimiento al proceso con las Auc:“...se debecrear una Comisión extrajudicial de la verdad y el es-clarecimiento histórico, más allá de los recortados ins-trumentos de la “Ley de desmovilización”, puedeconstituirse recurriendo a atribuciones que le son pro-pias a la Procuraduría y la Defensoría, y a institucionesparticipativas como el Consejo Nacional de Paz...”2.

Por lo anterior es necesario aprovechar lo pocode bueno que dio la ley de “justicia y paz” como lo esla Comisión Nacional de Reparación y Reconcilia-ción, pero para que sea efectiva debe enfocarse en unasola tarea: la reparación. De la verdad que se encargueuna comisión extrajudicial mixta e independiente yaque por pretender hacer mucho, podría quedarle gran-de la misión, como a la OEA con la MAPP.

Ahora bien, sí la reglamentación de dicha comi-sión o la voluntad del gobierno interfieren con el tra-bajo de la comisión, los miembros tienen la posibilidadde denunciar desde adentro que la ley no sirve y renun-ciar por falta de garantías para el desmonte del para-militarismo; por esto es importante que la sociedadacompañe a los miembros en su difícil tarea.

Vuelve y juega SudáfricaEn Colombia no podemos afirmar que en temas

como una legislación para la verdad, la justicia y lareparación “somos pioneros y lo estamos inventandotodo”3, es necesario aprender y conocer otras expe-riencias internacionales sobretodo de la que ha sidola más satisfactoria en términos de verdad, justicia yreparación: la de Sudáfrica.

2 Memorando de la Mesa de seguimiento al proceso con las Auc: “Aprobada la ley: insistir en nuevos mecanismos de verdad, justiciareparación, reconciliación y paz”.

3 Palabras de Roberto Camacho en el foro: “Paramilitarismo, desmovilización y política: qué pasará con las Auc”, 21 de septiembre de 2005.

PUNTO DE ENCUENTRO 23

LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

Como lo afirma el reciente un informe de la Fun-dación Ideas para la Paz4, esta Comisión fue importanteporque sus recomendaciones fueron escuchadas y aco-gidas por el Gobierno, igualmente se hizo un esfuerzopara recordar el pasado por medio de audienciaspúblicas, en donde se tomaron declaraciones de lasvíctimas, quienes públicamente atestiguaban qué eralo que les había sucedido. Estas audiencias fueron tele-visadas y difundidas por radio en el mundo entero. Deésta forma se luchaba contra la impunidad y el olvido.

Luego con la creación de un comité de amnistía,se decidió que las respectivas audiencias se hicieranen público y que las solicitudes fueran motivadas demanera personal -vale aclarar que este comité no otor-gaba amnistías generales-. Hasta el momento se hanaprobado casi mil amnistías de seis mil solicitudes.

Pese a los esfuerzos de la comisión de verdad, y atodos los años y dinero invertidos en este proyecto, laimpunidad ha cobrado fuerza pues como compensa-ción a su declaración, los culpables fueron amnistiadosy ahora los policías, el servicio secreto, los militares yfuncionarios del antiguo régimen han conservado suscargos y honores correspondientes, cobran sus pensio-nes o elevadas indemnizaciones y gozan tranquilos desu vejez en Sudáfrica.

Por lo anterior, nos damos cuenta que por variasrazones es muy difícil que en Colombia esta comisiónlogre hacer siquiera una de las tareas encomendadaspor la ley y menos con un recurso de 600.000 dólares5

para su funcionamiento ya que la sudafricana, porejemplo, tuvo 350 empleados y un presupuesto de18 millones de dólares anuales.

Y de la reparación que?Entonces según lo anterior, será que en Colom-

bia necesitamos mucho más dinero para saber la ver-dad y reparar? Y si es así ¿De dónde saldría ese dinero?

La ley nos responde que del Fondo Nacional parala Reparación de las Víctimas, Fondo que estará com-puesto de los bienes aportados por los desmovilizados(o incautados), donaciones y presupuesto nacional. Perocomo es difícil individualizar al perpetrador de la con-ducta punible, entonces, en este caso la reparaciónentraría a cubrirla el Fondo, el cual contaría con dinerosenviados por la comunidad internacional, lo que se lepueda quitar a los victimarios y a todos nosotros, esdecir los impuestos del Estado.

Los victimarios deben realizar una serie de actospara reparar a las víctimas, entre los que se encuentra“La entrega al Estado de bienes obtenidos ilícitamentepara la reparación de las víctimas”; esto quiere decirque los victimarios sólo estarán obligados a reparar conlos bienes que se declaren obtenidos en forma ilícita.

La ley de justicia y paz asevera que la ilicituddel bien se establece a través de un proceso de extin-ción de dominio, que como lo afirma la ContraloríaGeneral de la República, es muy difícil determinarestos bienes ya que los estudios revelan que las ha-ciendas que se cree pertenecen a los jefes paras están“protegidas” mediante la figura del testaferrato.

Es por lo anterior que el tema de las tierras vuelvea cobrar importancia. Las cifras de la Contraloríamuestran que “paramilitares y narcotraficantes se hanadueñado en los últimos años de al menos un millónde hectáreas de las mejores tierras del país, equivalen-tes a cerca del 3 por ciento del territorio nacional. En28 de los 32 departamentos existen predios ruralesde los grupos ilegales”.

Con esta cantidad de bienes inmuebles podría-mos pensar que el tema de la reparación estaría re-suelto. Pero el problema que se presenta es que en losocho años que tiene vigencia la “Ley de extinción dedominio” el Estado ha tenido bajos dividendos enmateria de obtención bienes provenientes delnarcotráfico6.

De los 3.376 predios incautados, solamente seha logrado la extinción de 170, es decir al 5%. Sobre1.870 no se tiene información y se devolvieron 1.206.

4 Fundación Ideas para la Paz “Ilusiones surafricanas”. Siguiendo el conflicto No. 30, septiembre 16 de 2005.5 Revista Semana “Bomba de tiempo”, edición 1.220.6 Contraloría General de la República, “En los últimos 20 años: Narcotraficantes realizaron gigantesca contrarreforma agraria”, junio 9 de 2005.

24

LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

En términos de hectáreas, de las 421.639 in-cautadas, únicamente a 21.082 se les ha extinguidoel dominio.

Gráfica 2

Gráfica 1Inmuebles con extinción de dominio

Las dificultades para la reparación se puedenextraer de las experiencias en la aplicación de la extin-ción para los programas de reforma agraria y atencióna la población dessplazada. Según la Contraloría Gene-ral de la República, uno de los programas banderadel actual Gobierno consagrado en el Plan Nacionalde Desarrollo se dirigía a convertir a Colombia en unpaís de propietarios. Dentro de ese fin se definió comometa la entrega de 150.000 hectáreas -110 prove-nientes de la extinción de dominio-, sin embargo sola-mente se han adjudicado 5.000.

Ya en el tema de la reparación a las víctimas difí-ciles de identificar, pues hasta los paramilitares tam-bién serían víctimas, y la ley incluyó a los miembrosde la fuerza pública, la Comisión de Reparación yReconciliación tiene un gran problema ya que lavíctima tiene sólo 60 días para darse cuenta que seestá procesando a su posible victimario y así pedirque se le indemnice. En la mayoría de los casos lasvíctimas no saben el nombre o la cara de los respon-sables, lo máximo que llegan a conocer es el nombredel bloque o frente.

Eso sin contar que las víctimas son las que tienenla carga de la prueba y solo cuando tengan las sufi-cientes pueden pedir el incidente de reparación. Estoes muy difícil que se dé ya que las autodefensas handejado las armas (algunos) pero no han dejado detener el poder (político y económico).

Para reparar en medio del conflicto es necesarioprimero fortalecer las instituciones, tanto judicialescomo de investigación, a la par de una negociaciónpolítica del mismo o de lo contrario sería casiimposible que la verdad salga a flote.

PUNTO DE ENCUENTRO 25

LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

Algunos comentariossobre el caso colombiano

Luego de varios meses de discusión legis-lativa, y en medio de serios cuestiona-mientos y dudas, el 25 de julio de 2005fue sancionada la Ley 975 de 2005,comúnmente denominada como “Ley

de Justicia y Paz”. Esta ley -que pretende establecerun nuevo marco jurídico para la reincorporación a lavida civil de miembros de grupos armados organiza-dos al margen de la ley que decidan “desmovilizarse ycontribuir decisivamente a la reconciliación nacional”-señala que si bien se pretende facilitar los procesos depaz y de reincorporación, ello se hará “garantizandolos derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y lareparación” (art. 1). En este sentido, en muchas dispo-siciones de esta ley se hace referencia a la necesidadde promover y asegurar tales derechos; sin embargo,como lo afirman sus críticos, la ley se queda corta a lahora de establecer mecanismos e instrumentos quegaranticen efectivamente la justicia, la verdad y la re-paración de las víctimas en estos procesos.

Concretamente, en lo referente a la reparación,se puede aseverar, sin duda alguna, que esta ley no esuna ley de reparaciones. Es claro que este marco nor-mativo no intenta cumplir los propósitos de un pro-grama de reparaciones, ni hace referencia a los posiblesbeneficiarios, beneficios, la forma de acceso a éstos ydemás elementos requeridos para un futuro programade reparaciones.

Alexandra Montoya,

Área de Derechos Humanos yPaz de la Fundación Social*

La Reparación

de las Victimas

del conflictoarmado interno

* Parte final del artículo “Reparaciones en Colombia: una discusióninaplazable”, Bogotá, octubre de 2005.

26

LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

Aunque la ley consagra una definición de víctimay unos procedimientos para que éstas soliciten repa-ración, en la práctica no facilita el ejercicio y garantíade ese derecho. Los siguientes aspectos sirven de sus-tento a esta última afirmación.

Mecanismo judicial individualpara solicitar reparaciónSi bien las víctimas individualmente considera-

das tienen la posibilidad de perseguir la reparaciónde los perjuicios causados dentro del proceso dejuzgamiento de los responsables de las violaciones,por medio de un incidente de reparación (art. 23), elejercicio de este derecho implica una carga enormepara éstas que dificulta la utilización del mecanismo1.

Adicionalmente, en casos como el colombianoen los que el universo de víctimas es muy grande, losprocedimientos judiciales no son la herramienta másidónea para materializar su derecho a la reparación.Ello en razón de la existencia de obstáculos que difi-cultan el acceso a la administración de justicia a cier-tos grupos poblacionales y por la imposibilidad desuperar las exigencias que, en términos probatorios yprocedimentales, se plantean a quienes intervienendentro del trámite judicial. En consecuencia, lo con-sagrado en la ley no sigue la tendencia a nivel inter-nacional, para estos casos, de diseñar programasnacionales de reparación que combinen beneficios decarácter individual y colectivo.

Formas de financiación delas medidas de reparaciónLa Ley 975 de 2005 contempla la creación de

un fondo para la reparación de las víctimas (art. 55).Este fondo se conformará con los bienes o recursosque a cualquier título se entreguen por las personasbeneficiarias de la ley, por recursos provenientes delpresupuesto nacional y por donaciones en dinero oen especie, nacionales o extranjeras.

De esta manera, la ley le apuesta, de un lado, aque las miembros de los grupos armados al margen dela ley contribuirán de manera decidida a la financiaciónde las medidas de reparación. Aunque esta es una apues-

ta viable, la ley no establece mecanismos y herramien-tas adecuadas para garantizar que esta contribuciónefectivamente se producirá y, no quedará librada a la“generosidad” de los perpetradores de las violaciones.

Por otro lado, la ley también menciona una fi-nanciación de carácter público del mencionado fondo,pues se prevé la entrega de recursos del presupuestonacional para financiar las medidas de reparación quese pagan con cargo al mencionado Fondo. Este aspectoes positivo porque evidencia el compromiso estatalcon la reparación de las víctimas; no obstante, al temade la financiación pública de las medidas de repara-ción aún requiere de una amplia discusión y debateen las instancias gubernamentales y de decisión polí-tica. Se espera, sin embargo, que el gobierno reiterela seriedad de su compromiso destinando una parti-da presupuestal para las reparaciones.

Concretamente, en lo referente ala reparación, se puede aseverar,sin duda alguna, que esta ley no

es una ley de reparaciones.

1 Por ejemplo, en un caso particular implicaría: a) que la víctima conozca la identidad de su presunto victimario y se entere de sujuzgamiento bajo la ley de justicia y paz; b) solicite el incidente de reparación y presente las pruebas pertinentes; c) cuente con las medidasde protección suficientes para presentarse a hacer su solicitud sin temor del poder coercitivo de los grupos armados ilegales.

PUNTO DE ENCUENTRO 27

LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

La difícil tarea de la Comisión Nacionalde Reparación y ReconciliaciónLa ley crea la Comisión Nacional de Reparación

y Reconciliación (CNRR)-integrada por seis funciona-rios estatales, cinco personalidades designadas por elPresidente y dos representantes de las organizacionesde víctimas-, la cual tiene la misión de cumplir nu-merosas funciones relacionadas con la verificación delproceso, la asistencia a las víctimas, el esclarecimientohistórico y la reparación (art. 51).

Precisamente, en materia de reparación, la Comi-sión enfrenta las tareas más difíciles pues es la encargadade recomendar los criterios para efectuar las reparacio-nes individuales, así como aquellas para una eventualreparación colectiva en algunas zonas del país. En estesentido, el Presidente de la recién creada CNRR mani-festó que una de sus tareas centrales será el diseño delas políticas necesarias para reparar a las víctimas delconflicto “tanto las víctimas de los grupos paramilitares,como las víctimas de los grupos guerrilleros, en el planosimbólico, material y judicial con objeto de comenzara cerrar las heridas del conflicto armado”2. Sin embargo,este pronunciamiento ha sido acompañado de adver-tencias por parte del mismo Gobierno referentes a quela reparación será sobre todo simbólica y judicial, enrazón de la carencia de recursos3. La falta de recursospuede conllevar a que se reconozcan “pequeñas repara-ciones materiales” a unos pocos, con lo cual –ademásde incurrir en una práctica discriminatoria- se estaríadesconociendo el fin mismo de conceder reparación.

Además de lo anterior, en relación con el casocolombiano es indispensable resaltar que la tarea dediseñar políticas o programas de reparación en mediodel conflicto implica retos adicionales. Particular-mente, hay que destacar la dificultad de determinarel universo de víctimas y, en concreto, de aquellasque tendrán acceso a los beneficiarios, cuando las con-diciones del conflicto continúan. Así mismo, se difi-culta enormemente establecer un costo estimado parala financiación del programa4. En tales circunstancias,expertos internacionales han recomendado que, enlugar de intentar cumplir con “reparaciones a medias”,

los esfuerzos actuales deberían centrarse en programasde asistencia inmediata y efectiva a las víctimas, de-jando pendiente el resarcimiento para el momentoen el que pueda ser efectuado en forma adecuada5.

Escasa participación de lasvíctimas en las instancias creadasComo se expresó, la Ley 975 indica que en la

Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación,compuesta por trece miembros, sólo habrá dos repre-sentantes de las organizaciones de víctimas. Esto sig-nifica una subrepresentación de las mismas, lo cualpuede disminuir la posibilidad de que éstas tenganuna incidencia directa en la formulación de las polí-ticas y estrategias relativas al derecho a la reparación.Adicionalmente, tampoco se prevé la participaciónde las víctimas o sus representantes en el funciona-miento de las comisiones regionales para la restituciónde bienes. Dada la magnitud y gravedad alcanzadapor el fenómeno de la apropiación ilegal de las tierras

Dada la magnitud y gravedadalcanzada por el fenómeno de laapropiación ilegal de las tierras y

otros bienes por parte de losmiembros de los grupos armados

ilegales, debería pensarse enpermitir la participación de lasvíctimas, particularmente dequienes han sido desplazadosforzadamente, en el diseño yaplicación de las políticas de

restitución de bienes.

2 Palabras de Eduardo Pizarro León-Gómez, Miembro de la Comisión de Reparación de Reconciliación (CNRR), en su instalación el 4 deoctubre de 2005.

3 En este sentido, en la instalación de la CNRR el Presidente Álvaro Uribe reiteró en su intervención que “la ‘verdadera reparación’ será elarrepentimiento sincero de los victimarios y la aplicación de la Ley” (Diario El Tiempo, octubre 4 de 2005, “El presidente Álvaro Uribeinstaló Comisión Nacional de Reparación y Conciliación”).

4 Sobre estas dificultades, ver De Greiff, Pablo; “Elementos de un programa de reparaciones”.5 Ibídem.

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LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

y otros bienes por parte de los miembros de los gruposarmados ilegales, debería pensarse en permitir la parti-cipación de las víctimas, particularmente de quieneshan sido desplazados forzadamente, en el diseño yaplicación de las políticas de restitución de bienes.

Insuficientes “garantías de no repetición”Por último, es necesario que el Gobierno desa-

rrolle una política clara y coherente encaminada aabolir o modificar las estructuras y condiciones detipo político, económico y cultural que permitieronel surgimiento y el fortalecimiento de los grupos ar-mados responsables de cometer graves violaciones alos derechos humanos e infracciones al derecho inter-nacional humanitario. En concreto, debería, por lomenos, desarrollar acciones dirigidas a lograr el des-mantelamiento efectivo de los grupos armados almargen de la ley, a evitar que quienes han dejado lasarmas y se han reincorporado a la vida civil perma-nezcan alejados de las filas de estos grupos y a asegurarun control efectivo de los territorios por parte de lasautoridades civiles, militares y de policía.

…, se corre el riesgo de que laaplicación de la ley no contribuya

a superar definitivamente elconflicto ni a alcanzar una paz y

una reconciliación duraderas.

No obstante, se advierte que lo dispuesto por laLey 975 es insuficiente para lograr el desmantela-miento efectivo de los grupos armados al margen dela ley. No se exige la desmovilización colectiva de lasestructuras armadas y, por el contrario, se permiteque personas individualmente consideradas accedana los beneficios de la ley. Si bien es cierto que a travésde este mecanismo -desmovilización individual- sebusca el debilitamiento de estas organizaciones, tam-bién lo es que la medida es poco efectiva para garan-tizar la no repetición de las violaciones pues, mientrascontinúen funcionando, éstas mantendrán su capaci-dad de cometer nuevas violaciones y de recuperar, a

través de distintos mecanismos –por ejemplo, reclu-tamiento forzado- el número de combatientes quenecesitan para conservar el control que ejercen sobrealgunas poblaciones y zonas del país. De esta manera,se corre el riesgo de que la aplicación de la ley nocontribuya a superar definitivamente el conflicto ni aalcanzar una paz y una reconciliación duraderas.

A modo de conclusiónDe acuerdo con lo expuesto, es claro que Colom-

bia enfrenta enormes retos en el tema de las reparacio-nes por las violaciones a los derechos humanos y elDIH. Ello pone en evidencia la necesidad de promoverlas discusiones, tanto en escenarios públicos como pri-vados, sobre las reparaciones: el derecho de las víctimas,el deber estatal de reparar, las posibilidades de un pro-grama de reparaciones en el futuro –mediato o inme-diato- y la pertinencia de aprobar una ley general dereparaciones. Sin duda, la CNRR tiene un papel cen-tral en la promoción de esas discusiones en las que nodebe faltar la participación de las víctimas y de diver-sos sectores sociales. Además, en medio del escepticis-mo general sobre la Ley de Justicia y Paz, la CNRRtiene que asumir la difícil tarea de definir unos crite-rios que aseguren una reparación efectiva a las víctimasy que, al ser puestos en la práctica, no se conviertan engeneradores de más desigualdades e injusticias.

… la necesidad de promover lasdiscusiones, tanto en escenarios

públicos como privados, sobre lasreparaciones: el derecho de las

víctimas, el deber estatal dereparar, las posibilidades de unprograma de reparaciones en elfuturo –mediato o inmediato- yla pertinencia de aprobar una ley

general de reparaciones.

PUNTO DE ENCUENTRO 29

LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

“Si no tenemos el espíritu preparado para resistir,sencillamente seremos victimas pasivas del enemi-go, que nos viene a la casa, nos saca de la casa, nosla destruye y nos asesina...”

Manuel Zapata Olivella

El pasado 23 y 24 de septiembre de2005 en las instalaciones del ArchivoGeneral de la Nación y de la Univer-sidad Nacional de Colombia, serealizó en Bogotá el Primer Semina-

rio Internacional sobre “Verdad, Justicia y Reparaciónpara el Pueblo Afrocolombiano por los Crímenes dela Esclavitud y la Violencia Actual”. El evento fueorganizado y realizado por un conjunto de organiza-ciones sociales en la perspectiva de generar propues-tas cualificadas y saber estratégico, para aplicar a lasproblemáticas del pueblo afrocolombiano, reivindi-cando la posibilidad de que se construya saber comopoder ciudadano1.

El debate de las reparaciones trato sobre dosaspectos: Su dimensión histórica relacionada con losprocesos de esclavización, el colonialismo la tratatransatlántica a los cuales fueron sometidos los pueblosafricanos y de ancestría africana por parte de las po-tencias coloniales y la dimensión del conflicto actual.

El pueblo afrocolombiano ha sido uno de lasmayores victimas de los conflictos sociales y armados,

Eliécer Banguero

Equipo Académico Indepaz

Verdad, Justica

y Reparación

para el puebloAfrocolombiano

1 Revista afroamerica

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LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

ha conocido los horrores de las guerras, ha sido manipu-lado por los conflictos armados internos y étnicos, lasdictaduras y la discriminación con sus símbolos e imagi-narios, razones que hoy lo tiene en situación de subor-dinación-exclusión e invisibilización. Por tanto la leyde justicia y paz debe ser un programa que se enmarqueen un proceso de Verdad, Justicia y Reparación, desdela historia de la esclavización hasta el presente.

Acudir a la Memoria de la Esclavitud y sus secuelassignifica reconocer sus nefastos impactos contempo-ráneos en aspectos económicos, culturales, sociales ypolíticos que afectan la vida cotidiana de los afrocolom-bianos. Por ello no se puede concebir un proyecto desociedad incluyente, pluriétnica y multicultural comoel ideado en la Constitución de 1991 sin reparar losdaños del crimen de lesa humanidad que produjo ala llegada de los afrocolombianos.

La nueva nación colombiana no podrá consoli-darse sin reparar los vejámenes e infamias a las cualeslos descendientes de africanos han sido sometidos me-diante prácticas racistas y discriminatorias institucio-nalizadas que les impiden un hoy y un futuro digno.

Las reparaciones históricas hacen referencia a laesclavización, el colonialismo y la trata de esclavos, alos cuales fueron sometidos los pueblos africanos ysus descendientes, por parte de las potencias y susenclaves coloniales desde el siglo XVI, procesos en losque participaron y de los que se lucraron dichas po-tencias. En el caso colombiano, las reparaciones tam-bién incluyen los procesos de expropiación, desalojo,desplazamiento, invisibilización y todo tipo de vio-lencia y violaciones a los derechos humanos de la po-blación afro colombiana.

Aunque el tema de las reparaciones se ha mani-festado en diferentes escenarios desde los años seten-tas, actualmente ha sido promovido tanto por losEstados africanos como por movimientos sociales deactivistas afros de América del Norte, el Caribe, Bra-sil y América Latina. La propuesta de las reparacionesha cobrado auge desde finales de los años noventa araíz de los avances presentados en los procesos de in-demnización realizados por los gobiernos alemán yjaponés a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial,hecho que ha permitido a los defensores de los inte-reses de la “causa afro” argumentar que es justo obte-ner una reparación, en razón de la esclavitud y delcolonialismo que auspiciaron los países desarrollados

y de la violencia actual. El tema de las reparacionespara los Afrocolombianos apenas se está desarrollan-do por parte de algunos académicos y grupos de acti-vistas del movimiento social Afro del país

Hoy el estado colombiano debe garantizar el de-recho a la verdad de la comunidad afrocolombiana porla violencia vivida desde muchos tiempos atrás y que sesufren con mayor agudeza hoy en nuestros territorios2.

El Derecho a la verdad. No debe más que hacerlesaber al pueblo afrocolombiano quien ha matadonuestros líderes y otros miembros de la comuni-dad, así como que aparezcan los responsables delas múltiples desapariciones y quiénes y porquéhan perpetrado los desplazamientos.

El derecho a la justicia. Que el estado promueva cam-pañas que lleven al conocimiento de los procesos deesclavización, que exista el conocimiento de los apor-tes de la comunidad afro a la sociedad colombianacon la aplicación de una justicia transaccional, el cualpueda garantizar el paso de la guerra a la paz.

El derecho a las reparaciones. Debe partir de una seriede reparaciones simbólicas y materiales La repara-ción tiene que ser sinónimo de inclusión econó-mica, política, social y cultural, y debería serpensada como una interfase ética entre el pasadoy el futuro de los afrocolombianos.

Reparaciones simbólicas. Que se pueda enseñar lahistoria contada desde los perdedores, así como laimplementación de símbolos para restaurar la me-moria colectiva.

Reparaciones materiales. Que se pueda certificar ladevolución de los territorios y propiedades colec-tivas así como una estrategia de reforma agraria enla adjudicación de tierras a aquellos que no lasposeen, también restaurar el tejido social, psico-lógico, material y monetario para las victimas.

El concepto de reparación debe entenderse comoun acto de justicia y como un paso hacia la reconci-liación. Asimismo, debe mostrar que las reparaciones“no pueden, ni deben, ser consideradas como un ins-trumento más de política social. Las reparaciones ylos planes de desarrollo son dos cosas distintas: losprogramas sociales o de lucha contra la pobreza norepresentan reparaciones colectivas. Ellos respondenal funcionamiento del sistema económico y políticoque el Estado está en el deber de atender frente al

2 Movimiento nacional cimarrón

PUNTO DE ENCUENTRO 31

LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

conjunto de la sociedad, mas allá del conflicto y deuna condición de víctima”3.

Según informe presentado por la señora CarmenRosa Villa delegada por la Oficina del Alto Comisio-nado de las Naciones Unidas al seminario de “Verdadjusticia y reparación para el pueblo afrocolombiano”,luego de examinar los informes presentados entre1998 y 2005 ante la Comisión de Derechos Huma-nos de las Naciones Unidas, la Alta Comisionada hahecho amplias referencias a las situación de discrimi-nación marginación y victimización que afrontan enel territorio colombiano los descendientes de los es-clavos mancipados en 1851, y que, por lo tanto, laOficina del Alto comisionado considera justo, nece-sario y conveniente que en las normas legales adopta-das por el estado colombiano para reconocer ygarantizar a las victimas de delitos graves conforme alderecho internacional su derecho a la reparación, setenga en cuenta la problemática propia y el impactopeculiar que en la población afrocolombiana han cau-sado esos crímenes.

Son valederas las recomendaciones que formulóen dicho seminario el representante de la Oficina delAlto Comisionado de las Naciones Unidas para losRefugiados en Colombia -ACNUR, quien señaló queen muchos espacios se ha abordado a la victima comoun concepto jurídico, como una definición abstractaa partir de la cual se genera la posibilidad o no deacceder a un mecanismo jurídico para ver reparado eldaño causado por la violación de un derecho.

La comunidad afrocolombiana como lo ha reco-nocido el gobierno en diferentes ocasiones, histórica-mente ha estado afectada por la marginalidad, laexclusión e inequidad social, condiciones que se hanevidenciado en la permanencia de las mayores tasasde desempleo; menores coberturas en educación ysalud, tanto que el 80 % de la población afrocolom-biana vive por debajo de la línea de la pobreza y el74% recibe salarios mínimos por debajo del mínimolegal; sus territorios se encuentran en zonas margina-das del desarrollo con limitadas presencias de las insti-tuciones del estado y con precariedad en la prestaciónde servicios básicos. El documento Conpes 3310 reco-ge claramente los elementos de desigualdad que sevenían presentando de manera histórica y estructural.En 1996, la Corte Constitucional consideró que era

necesario reconocer la situación de marginalidad dela que ha sido victima la población afrocolombiana yque ha repercutido negativamente en su acceso a opor-tunidades al desarrollo económico, social y cultural.

… la violencia agudizó los nivelesde vulnerabilidad, marginalidad y

exclusión de la poblaciónafrocolombiana, las comunidades

afro no solo ven violados susderechos fundamentales comoindividuos sino su integridad

étnica y sus derechos colectivos ala territorialidad, la autonomía, y

a sus tradiciones y su cultura.

Sin embargo esta afirmación la efectuó la Corteantes de que se presentara la peor situación para lapoblación afro en Colombia a la que se le habían titu-lado territorios colectivos derivada de la erupción delconflicto armado en el Pacífico colombiano, que aportóal desplazamiento de su población, al abuso de susterritorios por parte de terceros, algunos de ellos bajoel amparo y protección de los mismos grupos armados.En este orden de ideas es evidente que la violenciaagudizó los niveles de vulnerabilidad, marginalidady exclusión de la población afrocolombiana, las co-munidades afro no solo ven violados sus derechos fun-damentales como individuos sino su integridad étnicay sus derechos colectivos a la territorialidad, la auto-nomía, y a sus tradiciones y su cultura.

Por estas razones el Deber de Memoria se presentacomo una urgencia para todos los grupos sociales yétnico-raciales que necesitan reconocerse en sus me-morias trágicas desdichadas o menospreciadas, paradespués perdonar a los victimarios. Por esta razón,pensamos que impulsar la construcción de la MemoriaHistórica de la Esclavitud en Colombia no es un ejer-cicio deleznable. Sabemos que esta propuesta puedeincomodar a muchos afrocolombianos, o a algunos

3 Julie Guillerot, jurista, APRODEH.

32

LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

académicos(as) que argumenten que el período de laesclavitud no impactó el inconsciente colectivo de losdescendientes de los esclavizados.

Reflexionar acerca de la Memoria lleva necesa-riamente a que los Estados se propongan construir elPerdón, asumiendo desafíos políticos, éticos y filosó-ficos que les permitan enmendar sus errores en el pa-sado con miras a un nuevo pacto de convivencia yjusticia reparativa.

Juntar la Memoria histórica de los grupos subal-ternos y las peticiones de Perdón de los Estados a lasvíctimas, implica pensar que la verdad, la justicia ylas reparaciones son necesarias para la reconstrucciónde las relaciones sociales en las que se asentará el per-dón. Pero el Perdón no puede ser únicamente un acto

político o simbólico, sino que debe dar lugar a políticaspúblicas afirmativas que reestablezcan la justicia.

Para finalizar, es de señalar que el debate sobrelas reparaciones desde el punto de vista afrocolom-biano, se hace complejo por la dinámica del conflictoarmado que se ensaña en los territorios de los afro-colombianos que, de nuevo, son victimizados por lamaquinaria de la guerra y las lógicas de la acumulaciónde capital, esta ultima situación es particularmentepreocupante en el Pacífico colombiano, en el Archi-piélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalinay en la región de los Montes de María en el Departa-mento de Bolívar, Dichas lógicas atentan de maneraflagrante contra los derechos culturales y territorialesde los afrocolombianos4.

La palma, el conflicto y los derechos de las negritudes

Pese a los avances de la titulación colectiva a las comunidades negras en la cuenca delPacífico: Más de 113 títulos colectivos, con una extensión de aproximadamente 4 millones dehectáreas, de las 5.6 previstas, los derechos otorgados constitucionalmente a losafrodescendientes desde el año 1991, han sido reiteradamente conculcados y violados tantopor instancias estatales como por los actores armados, tal y como lo ha señalado la CorteInteramericana de Derechos Humanos en sus fallos sobre los casos de San José de Apartadóy Jiguamiandó y Curvaradó, la Defensoría del Pueblo en el informe “Explotaciones Madererasy Derechos Humanos en el Bajo Atrato” y en las Resoluciones defensoriales 24 y 39, entreotros documentos.

El INCODER en un informe de principios de este año señaló que los cultivos de palma enel Urabá se adelantaban en territorios colectivos de Jiguamiandó y Curvarado. Dos de lasempresas denunciadas en el informe de INCODER son beneficiarias de créditos del BancoAgrario, amparados por el Fondo de Garantías Agropecuarias y del Incentivo de Capitaliza-ción Rural - ICR: Palmas de Curvaradó y Urapalma para la siembra de palma de aceite. Por suparte Vicente Castaño en entrevista publicada en la Revista Semana informó de sus gestionespara llevar empresarios al Urabá y adelantar proyectos en la región con el apoyo de las auto-ridades gubernamentales.

No obstante las denuncias, las decisiones de las instancias judiciales y los organismosde control y el informe de la entidad competente de la titulación, en atención a las órdenes delPresidente en el Consejo Comunitario de Apartadó, el Ministro de Agricultura, basado en unestudio parcial, hasta ahora no publicado, en el que supuestamente se estableció que 131(apenas el 18%) de los 732 predios cuestionados por el INCODER, son de propiedad privada,anunció que se descongelarían los recursos de las empresas palmicultoras.

El debate sobre los impactos de dichas plantaciones de palma en la región se ha reducidoa señalar que se debe “satanizar” la palma y a los empresarios vinculados a ella. Se descono-ce, que el deber de las instituciones del Estado es velar por los derechos de sus ciudadanos,especialmente de los grupos más vulnerables, sin privilegiar los intereses de grupos de podereconómico, con “asociados” de dudosa procedencia.

4 Afroreparaciones, octubre del 19-21, 2005, Museo de Oro. Cartagena de Indias, Colombia.

PUNTO DE ENCUENTRO 33

LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

El 20 de julio de 1997 mientras se cele-braba la independencia de Colombiaun grupo de paramilitares masacrabana más de 40 personas en el lejano mu-nicipio de Mapiripán, Meta. Por esta

masacre, en días pasados la Corte Interamericana deDerechos Humanos condenó al Estado colombianopor la violación de la vida, la integridad personal, lalibre circulación y residencia y el derecho a la justicia.

Pero ¿porqué al Estado Colombiano si fueronmiembros de grupos ilegales los que masacraron? Poralgo que los juristas llaman la Jerarquía constitucionalLa Jerarquía Constitucional. Es un principio juris-

prudencial y doctrinariamente aceptado en elderecho colombiano que, una vez ratificados, lostratados internacionales se constituyen en fuenteautónoma del ordenamiento jurídico interno. LaConstitución colombiana, reformada en 1991, alotorgarle rango constitucional a los tratados dederechos humanos ratificados por el Estado, defi-nitivamente resuelve esta cuestión. En cuanto alos tratados de derechos humanos ratificados porColombia, incluyendo la Convención y el PactoInternacional de Derechos Civiles y Políticos y suProtocolo Facultativo, establece que “tienen jerar-quía constitucional.” Lo anterior es lo que se hadenominado “Bloque de constitucionalidad” alrespecto la Corte constitucional expresó1:

Leonardo González Perafán

Equipo Académico Indepaz

Mapiripany las obligaciones

del estado

conforme

al Derecho

Internacional

1 Corte Constitucional. Sentencia C-255/95

34

LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

“…El bloque de constitucionalidad está compuesto poraquellas normas y principios que, sin aparecer for-malmente en el articulado del texto constitucional,son utilizados como parámetros del control deconstitucionalidad de las leyes, por cuanto han sidonormativamente integrados a la Constitución, pordiversas vías y por mandato de la propia Constitu-ción. Son pues verdaderos principios y reglas de valorconstitucional, esto es, son normas situadas en el ni-vel constitucional, a pesar de que puedan a veces con-tener mecanismos de reforma diversos al de las normasdel articulado constitucional stricto sensu.“En tales circunstancias, la Corte Constitucional co-incide con la Vista Fiscal en que el único sentido ra-zonable que se puede conferir a la noción deprevalencia de los tratados de derechos humanos y dederecho internacional humanitario (CP arts. 93 y214 numeral 2º) es que éstos forman con el resto deltexto constitucional un ‘bloque de constitucionalidad’,cuyo respeto se impone a la ley. En efecto, de esa ma-nera se armoniza plenamente el principio de supre-macía de la Constitución, como norma de normas(CP art. 4º), con la prevalencia de los tratados rati-ficados por Colombia, que reconocen los derechos hu-manos y prohiben su limitación en los estados deexcepción (CP art. 93).“Como es obvio, la imperatividad de las normas hu-manitarias y su integración en el bloque deconstitucionalidad implica que el Estado colombianodebe adaptar las normas de inferior jerarquía del or-den jurídico interno a los contenidos del derecho in-ternacional humanitario, con el fin de potenciar larealización material de tales valores”.

Este principio del derecho internacional, ha sidoacogido en la Convención de Viena sobre el Derechode los Tratados2, de la cual Colombia es un EstadoParte. Por lo tanto el Estado colombiano en caso deviolación de un tratado será responsable. Además elderecho internacional tiene supremacía sobre el de-recho interno:

“… una parte no podrá invocar las disposiciones de suderecho interno como justificación del incumplimientode un tratado” 3.

Vale decir que ante supuestos que podrían gene-rar responsabilidad internacional al Estado, los tribu-nales internos deben tomar las decisiones que seancompatibles con el objeto y fin de aquellos instrumen-tos internacionales ratificados por Colombia y que,en consecuencia, forman parte del derecho interno.

La obligación de RepararHoy día el derecho internacional de los derechos

humanos impone por un lado una obligación de nohacer, consistente en que los agentes del Estado debenabstenerse de realizar acciones que puedan invadir laesfera de libertad garantizada en cada uno de los dere-chos enumerados en el tratado. De otra parte, el Estadoadquiere también obligaciones de hacer, es decir afir-mativas, cuyo propósito es asegurar a cada persona elpleno goce y ejercicio de los mismos derechos4.

Otras normas de la Convención establecen el de-recho a la reparación del daño causado por la violaciónde un derecho (artículos 63.1 y 68.2). Estos y otrosinstrumentos son, en este punto, declarativos de unanorma de derecho internacional consuetudinario se-gún la cual, ante la violación de un derecho, el Estadotiene la doble obligación de ofrecer un recurso rápidoy eficaz para hacerla cesar y también identificar y faci-litar los medios que permitan reparar los daños mora-les y materiales causados por dicha violación.

Sólo se concibe un cumplimiento cabal de estasdos obligaciones si se conocen previamente las circuns-tancias de la violación que ha de cesar y cuyos efectosdeben repararse. El conocimiento de la verdad, enconsecuencia, es un requisito indispensable sin el cualestas obligaciones carecen de sentido, o hacen impo-sible verificar su cumplimiento. Antes de que se pue-dan adoptar medidas de prevención o de reparación,debe conocerse qué es lo que se debe prevenir y loque se debe reparar.

2 Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, concluida en Viena el 23 de mayo de 1969.3 Artículo 27 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados.4 En cuanto a las obligaciones del Estado, la Corte Interamericana ha dicho que: “Son muchas las maneras como un Estado puede violar un

tratado internacional y, específicamente, la Convención. En este último caso, puede hacerlo, por ejemplo, omitiendo dictar las normas a queestá obligado por el artículo 2. También, por supuesto, dictando disposiciones que no están en conformidad con lo que de él exigen susobligaciones dentro de la Convención. Si esas normas se han adoptado de acuerdo con el ordenamiento jurídico interno o contra él, esindiferente para estos efectos.” Corte I.D.H., Opinión Consultiva OC-13/93, Ciertas atribuciones de la Comisión Interamericana de DerechosHumanos (artículos 41, 42, 46, 47, 50 y 51 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos), 16 de julio de 1993, párr. 26.

PUNTO DE ENCUENTRO 35

LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

Frente a los casos en donde los paramilitares sonpresuntos violadores de derechos humanos ayudados pormilitares, el Estado debe identificar todas las fuentesposibles de información sobre estos hechos y luego, comoun primer paso, poner a disposición de los familiares delas víctimas, la información que contengan, por ejemplo,listados agentes del Estado que hayan participado enestos hechos y que permitan su pleno esclarecimiento.

Los familiares de las víctimas tienen el derechoa recibir información sobre el destino de sus seresqueridos. La ausencia de derecho a la verdad hace decada familiar también una víctima directa de la viola-ción. Se ha reconocido que el sufrimiento de los fa-miliares constituye per se una forma de tortura o detrato cruel, inhumano o degradante.

Sin embargo, el deber de reparar integralmenteel daño causado no se satisface únicamente con elofrecimiento de una suma de dinero como montoindemnizatorio. Muy por el contrario, el derecho a laindemnización es antes que nada el derecho a unareparación integral. La forma de satisfacerlo es larestitutio ad integrum la cual consta de:

• Medidas de restitución (tendientes a que la víctimapueda volver a la situación anterior a la violación);

• Medidas de indemnización (perjuicio psíquicoy moral, así como pérdida de una oportunidad,daños materiales, atentados a la reputación ygastos de asistencia jurídica); y

• Medidas de readaptación (atención médica quecomprenda la atención psicológica y psiquiátrica).

El conocimiento pleno de las circunstancias decada caso también es parte de una forma de reparación“moral” a la que las familias de las víctimas son acree-doras. Universalmente se reconoce que la investigaciónde la verdad y su amplia difusión pública están inclui-

das entre los “recursos efectivos” que los Estados debenasegurar en caso de violaciones graves y sistemáticas5.Estos recursos de contenido puramente moral son,muchas veces, más importantes para los familiares delas víctimas que las indemnizaciones pecuniarias.

El derecho a la verdad no sólo pertenece a losfamiliares sino a la sociedad en su conjunto. Con elobjeto de prevenir futuras violaciones, el Estado tie-ne la obligación de demostrar a la sociedad que estácomprometido con la defensa y protección de los de-rechos humanos.

En este sentido, la Comisión Interamericana haseñalado que:“Toda la sociedad tiene el irrenunciable derecho de co-

nocer la verdad de lo ocurrido, así como las razones ycircunstancias en las que aberrantes delitos llegarona cometerse, a fin de evitar que esos hechos vuelvan aocurrir en el futuro” 6.

Sólo será posible desarrollar una conciencia so-cial en contra de abusos de esta gravedad si se permi-te el máximo grado de información pública sobre loshechos y su clara condena por el Estado.

La CIDH y la ley de justicia y pazLa Corte Interamericana de Derechos Humanos

en la sentencia del 15 de septiembre sobre el caso deMapiripán; aparte de expresar que existió contubernioentre las Autodefensas y miembros del ejército colom-biano, se refirió en los numerales 301 al 304 sobre lareciente ley de “justicia y paz” expresando que:

“Los representantes presentaron un escrito conposterioridad a sus alegatos finales escritos (suprapárr. 44), mediante el cual señalaron que la apro-bación de esta ley constituye un hecho supervinienteen el presente caso, puesto que representa un obstá-culo adicional para lograr la verdad, la justicia y lareparación de las víctimas en este caso, al no garan-tizarles la posibilidad de participar plenamente enel proceso penal y de recibir una reparación integral.Sobre esa base, solicitaron que la Corte “examineel marco normativo de la desmovilización deparamilitares en su totalidad, ordenando la ade-

5 Para van Boven la verificación de los hechos, una sentencia declarativa en favor de las víctimas y una solicitud pública de perdónconstituyen formas de reparación que, en todo caso, deben estar acompañadas de un reconocimiento público de los hechos y de laaceptación de la responsabilidad del Estado.

6 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, “Campos en los cuales han de tomarse medidas para dar mayor vigencia a los derechoshumanos, de conformidad con la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre y la Convención Americana sobre DerechosHumanos”, Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1985-86.

Los familiares de las víctimastienen el derecho a recibir

información sobre el destino desus seres queridos.

36

LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

cuación de la legislación interna y el programa dedesmovilización a los estándares internacionales re-lacionados con los derechos de las víctimas”.Al respecto, la Comisión consideró que “las dis-posiciones de la Ley de Justicia y Paz no estable-cen incentivos para que los desmovilizadosconfiesen en forma exhaustiva la verdad sobre suresponsabilidad, a cambio de los beneficios judi-ciales que recibirán; que esta masacre involucrómúltiples perpetradores, vinculados a bloquesparamilitares que se han plegado al proceso dedesmovilización y, por tanto, se harán beneficia-rios de la aplicación de la Ley de “Justicia y Paz”,así como agentes del Estado cuya colaboración poracción u omisión aún debe ser determinada; y queel Estado tiene la obligación de remover todos los

obstáculos fácticos y jurídicos que puedan difi-cultar el esclarecimiento judicial exhaustivo de lasviolaciones a la Convención Americana perpetra-das en este caso, el juzgamiento de los responsablesy la debida reparación de las víctimas.Sobre el particular, la Corte reitera su jurispru-dencia constante8 en el sentido de que ningunaley ni disposición de derecho interno puede im-pedir a un Estado cumplir con la obligación deinvestigar y sancionar a los responsables de viola-ciones de derechos humanos. En particular, soninaceptables las disposiciones de amnistía, las re-glas de prescripción y el establecimiento deexcluyentes de responsabilidad que pretendanimpedir la investigación y sanción de los respon-sables de las violaciones graves de los derechoshumanos – como las del presente caso, ejecucio-nes y desapariciones. El Tribunal reitera que laobligación del Estado de investigar de manera ade-cuada y sancionar, en su caso, a los responsables,debe cumplirse diligentemente para evitar la im-punidad y que este tipo de hechos vuelvan a repe-tirse (supra párr. 297).”

Por lo anterior es el turno de que la Corte Cons-titucional se refiera a dicha ley teniendo como base lajurisprudencia Internacional y en particular la sen-tencia de la CIDH.

Esto teniendo en cuenta que Colombia, de con-formidad con los artículos 1.1 de la Convención y 2(1) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Po-líticos está obligada a garantizar el pleno esclareci-miento de la verdad. ¿Será que estamos en mora deuna Comisión extrajudicial de la Verdad?.

…, la Corte reitera sujurisprudencia constante7 en elsentido de que ninguna ley nidisposición de derecho interno

puede impedir a un Estadocumplir con la obligación deinvestigar y sancionar a los

responsables de violaciones dederechos humanos.

7 Cfr. Caso de la Comunidad Moiwana, supranota 4, párr. 206; Caso de las Hermanas Serrano Cruz, supra nota 11, párr. 172; Caso de losHermanos Gómez Paquiyauri, supra nota 182, párr. 175; Caso 19 Comerciantes, supra nota 190, párr. 262; Caso Molina Theissen.Reparaciones. Sentencia de 3 de julio de 2004. Serie C No. 108, párrs. 83 a 84; Caso Myrna Mack Chang, supra nota 5, párrs. 276 a 277;Caso Bulacio, supra nota 193, párr. 116; Caso del Caracazo. Reparaciones. Sentencia de 29 de agosto de 2002. Serie C No. 95, párr. 119;Caso Trujillo Oroza. Reparaciones. Sentencia de 27 de febrero de 2002. Serie C No. 92, párr. 106; Caso Barrios Altos. Interpretación de laSentencia de Fondo. Sentencia de 3 de septiembre de 2001. Serie C No. 83, párr. 15; Caso Barrios Altos, supra nota 246, párr. 41; CasoCastillo Páez. Reparaciones. Sentencia de 27 de noviembre de 1998. Serie C No. 43, párr. 105, y Caso Loayza Tamayo. Reparaciones.Sentencia de 27 de noviembre de 1998. Serie C No. 42 párr. 168.

8 Cfr. Caso de la Comunidad Moiwana, supra nota 4, párr. 206; Caso de las Hermanas Serrano Cruz, supra nota 11, párr. 172; Caso de losHermanos Gómez Paquiyauri, supra nota 182, párr. 175; Caso 19 Comerciantes, supra nota 190, párr. 262; Caso Molina Theissen.Reparaciones. Sentencia de 3 de julio de 2004. Serie C No. 108, párrs. 83 a 84; Caso Myrna Mack Chang, supra nota 5, párrs. 276 a 277;Caso Bulacio, supra nota 193, párr. 116; Caso del Caracazo. Reparaciones. Sentencia de 29 de agosto de 2002. Serie C No. 95, párr. 119;Caso Trujillo Oroza. Reparaciones. Sentencia de 27 de febrero de 2002. Serie C No. 92, párr. 106; Caso Barrios Altos. Interpretación de laSentencia de Fondo. Sentencia de 3 de septiembre de 2001. Serie C No. 83, párr. 15; Caso Barrios Altos, supra nota 246, párr. 41; CasoCastillo Páez. Reparaciones. Sentencia de 27 de noviembre de 1998. Serie C No. 43, párr. 105, y Caso Loayza Tamayo. Reparaciones.Sentencia de 27 de noviembre de 1998. Serie C No. 42 párr. 168.

PUNTO DE ENCUENTRO 37

LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

Una de las mayores expectativas derivadas de la Ley de Justicia y Pazse relaciona con la realización delderecho a la reparación de lasvictimas por parte de los miles de

desmovilizados de la autodefensas, que aspiran a serbeneficiarios de los privilegios de dicha ley. En estetema están interesados tanto nacionales como inter-nacionales: gobiernos extranjeros y la Unión Europea.Estos últimos buscando la “mejor manera” de acom-pañar un proceso de desmovilización que les pareceincierto – por decir lo menos - dadas sus particulari-dades. Una de ellas por los actores que involucra: au-tores de graves violaciones a los derechos humanos einfracciones al DIH, los cuales además están vincula-dos al narcotráfico y muchos de sus reconocidos jefesson solicitados en extradición por el gobierno norte-americano. A dos de ellos, Mancuso y “Don Berna”,se les suspendió la aplicación de la medida en aras desu contribución a las desmovilizaciones, que en estemomento se encuentran “en paro” y con “golpe deestado” a Mancuso, por desacuerdos sobre las penaspara aquellos paramilitares vinculados al tráfico deestupefacientes, ahora “sediciosos”1.

Conciente de ello, el gobierno nacional hajugado varias cartas en torno a la integración y fun-

Unidad Investigativa de INDEPAZ

¿Cómo va la

Comisión de

Reparación?

1 El Tiempo, “Desmovilizados le dieron “golpe de Estado” aSalvatore Mancuso”, octubre 27 de 2005. Ahora, los voceros yrepresentantes son: “Don Berna”, que manda desde la cárcelde Itagüi, “Diego Vecino” y Antonio López, situación que eraprevisible desde que la Mesa se trasladó de Ralito, Córdoba aTarazá, Atioquia.

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LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

ciones de la Comisión de Reparación creada por lacitada ley. En primer lugar, frente a su conformación,a través del vicepresidente Santos, el asesor, JoséObdulio, y otros personajes cercanos al gobierno, selogró “amplia representatividad”, mediante la seduc-ción y el convencimiento a personalidades de la igle-sia; de la academia: Eduardo Pizarro (que además esvictima) y de las mujeres de la paz, Ana Teresa Bernaly Patricia Buriticá. En segundo lugar, en atención aque hay “opositores” (organizaciones y personas quesostienen que la ley no es aplicable – aun sin el fallode la Corte Constitucional- por violar la Constitu-ción, los estándares internacionales y fallos como elde Mapiripán), el gobierno optó por la línea más fácil:Instalarla y ponerla a funcionar sin contar con los dosrepresentantes de las victimas. Por último, como co-rresponde a un gobierno que se caracteriza por sumanejo de los medios de comunicación, el lanzamien-to de esta instancia y su primera reunión se realizaronen el Palacio de Nariño y es la Hacienda de los Presi-dentes en Hatogrande.

El historiador Darío Acevedo, que hace perma-nentes defensas del gobierno actual, ha advertido so-bre la diferencia entre “cooptación” y “alianza política”recomendándole a José Obdulio y al mismo Presi-dente de la República evitar la tentación de sonsacarindividualidades de la izquierda para revestir sus ini-ciativas de pluralismo en época electoral. Este ilus-trado profesor recomienda las alianzas, sugiriendo quepueden hacerse en temas concretos como este de laComisión de Reparación. La cooptación, que se apoyaen la seducción del poder, rebaja la dignidad y elpapel social de los cooptados, reduce la efectividadde la institución para el cumplimiento de sus objetivosy produce comportamientos subordinados, faltos de

independencia, sin salvamentos de voto ni pronun-ciamientos públicos permanentes y, en fin, silenciosingenuamente funcionales a los propósitos políticosdel cooptador. La cooptación se basa en la exaltaciónde la individualidad por encima de las organizacionespolíticas o sociales, lleva al divorcio de líderes de susbases y asociaciones originarias y a suplantar su iden-tidad por una nueva solidaridad de cuerpo que es enrealidad sometimiento a las orientaciones dominantes.

Más allá de la funcionalidad de la Comisión a losfines de una desmovilización a medias y del escepti-cismo frente a sus funciones numerosas y gaseosas, ju-guemos con la filosofía de Maturana y Pambele, a lo desiempre, a “sacarle aceite a la piedra, “jugar el partidocon arbitro del otro equipo”, “aprovechar los pequeñosmárgenes”, “perder es ganar un poco” y seamosproposititos en buscar que la Comisión sirva para algo.

En ese sentido,presentamos algunas sugerencias:En primer lugar, la Comisión debe definir exac-

tamente su marco de acción, funciones, responsabili-dades y recursos con los que operara, e informar de elloa la opinión público. Esta tarea es fundamental en lamedida en que la ley le asigna amplias y complejasatribuciones que sin una priorización y delimitaciónpueden hacer anodina su labor. Las funciones se pue-den agrupar así: 1) Un informe sobre el surgimientode los grupos armados; 2) el seguimiento al proceso dedesmovilización y reinserción; 3) el acompañamientoa las victimas para garantizar su participación en losprocesos judiciales y la realización de sus derechos, y4) la formulación de recomendaciones para la repara-ción, su seguimiento y presentación de un informe en

PUNTO DE ENCUENTRO 39

LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

los dos primeros años de los ocho que le estableció laley a dicha comisión.

En ese sentido, lo recomendable sería que duranteesos dos años se ocupara de la 2 y la 3. Al no ser unacomisión para la verdad, el informe de la génesis de losgrupos, se le puede dejar a académicos y politólogos.Incursionar en el seguimiento y verificación de ladesmovilización sin recursos para ello, puededesdibujarla y hacerla menos operativa de lo que haresultado la Misión de la OEA2.

En segundo lugar, y específicamente para ga-rantizar el derecho a la reparación material a través dela restitución de los bienes de los cuales las victimasfueron desposeídas y/o indemnización en los casos enque aquella no sea posible, la Comisión debe actuaren estrecha coordinación con las entidades que tienena su cargo la protección de los bienes patrimonialesde la población desplazada3. Esto es las que confor-man la red interinstitucional de protección de dichosbienes patrimoniales, entre las cuales se encuentranel INCODER, Ministerio de Agricultura y Desarro-llo Rural, Instituto Geográfico Agustín Codazzi,Superintendencia de Notariado y Registro y AcciónSocial, con la participación de los miembros de losComités de Atención a la Población Desplazada y lasautoridades ambientales4.

En tercer lugar, la presencia del Ministerio delInterior en la Comisión debe propiciar, en los términosdel mandato legal que le fue conferido5, la protec-ción de los derechos de los grupos étnicos, parti-cularmente de los indígenas y afrodescendientes. Nopuede perderse de vista, que el abandono forzado delos territorios étnicos por parte de sus legítimos due-ños, así como la explotación de los recursos naturalesque en ellos se encuentran, sin consulta previa y des-conociendo sus derechos a la autonomía, la identidady la cultura, atentan contra su pervivencia. Tratamientoespecial merecen situaciones como las que se presentanen territorios de las negritudes con los cultivos depalma aceitera, los cuales han sido objeto de actua-

ciones de la Procuraduría General y la Defensoría yde fallos de la Corte Interamericana de Desarrollo,sin que se haya logrado la suspensión de los mismos,pese a ser violatorios de las normas étnicas y ambien-tales, y a la estrecha vinculación de dichos cultivoscon las graves violaciones a los derechos humanos quese cometen contra las comunidades negras. Es lamen-table que en la Comisión no se hubiese previsto laparticipación de un representante de los indígenas yafrodescendientes, no obstante que se conoce los gra-ves efectos del conflicto sobre ellos.

En cuarto lugar, la Comisión puede propiciar, através de sus sugerencias y recomendaciones, el inicioy la celeridad de las acciones dirigidas a desmantelarel paramilitarismo y el narcotráfico que le acompaña,golpeando las fuentes de sus recursos ilícitos y lasestrategias para minimizarlos – testaferrato, amena-zas, asesinatos y desplazamientos; compra de servi-dores públicos, tales como jueces y notarios, entreotras-. Para ello se requiere que se creen instancias decoordinación e intercambio de información con laPolicía Nacional, la Unidad Administrativa Especialde Información y Análisis Financiero – UIAF, adscritaal Ministerio de Hacienda y Crédito Público6, y laUnidad Nacional para la Extinción del Derecho deDominio y contra el Lavado de Activos de la Fiscalía7.

En quinto lugar, que las personas de las organiza-ciones no estatales designadas por el Presidente, pre-senten sus criterios y propuestas – hasta la fechacompletamente desconocidos - y hagan públicas de-claraciones sobre los temas claves y urgentes de repa-ración, incluidas políticas y actuaciones estatales ygubernamentales en la materia, convirtiéndose en radi-cales interpretes de los intereses de las víctimas.

Por ahora, sólo queda preguntarse, cuándo ycómo se nombrarán a los representantes de lasvictimas, sin los cuales la Comisión no tiene lalegitimidad ni la representatividad para actuar yadoptar decisiones encaminadas a proteger y garantizarsus derechos.

2 Ver artículo sobre la Misión de la OEA en esta edición.3 No sobra recordar que se estima que entre 1.5 a 5 millones de hectáreas en las zonas más aptas del país se encuentran en poder de los

grupos armados y narcotraficantes, muchas de ellas usurpadas a campesinos, indígenas y afrocolombianos que fueron obligados a salirde sus lugares de residencia y trabajo, otras “adquiridas” bajo actos de intimidación, amenazas y otras formas arbitrarias e ilegales.

4 La protección de los bienes patrimoniales se encuentra reglamentada en la Ley 388 de 2997, el Decreto 2007 de 2001 y el Plan deAtención a la Población Desplazada, Decreto 250 de 2005. La relación entre el desplazamiento y la desprotección de los bienes mueblese inmuebles ha sido ampliamente analizada por el Programa de Protección de Bienes Patrimoniales de Acción Social con recursos delBanco Mundial, ASDI, OIM, con el apoyo de ACNUR.

5 Decreto 200 de 2003.6 Ley 526 del 12 de agosto de 1999.7 Ver artículo “La Comisión debe ser de reparación“.

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LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

Carta al País

Ante todo, las Víctimas Miércoles 21 de septiembre de 2005

En el marco de la aplicación de la Ley 975 de Justicia y Paz el Gobierno nacionalestá integrando la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación y ha propuestonuestros nombres para hacer parte de este organismo.

Agradecemos al Gobierno esta designación que, estamos dispuestas desde nues-tra condición de mujeres comprometidas en encontrar caminos de diálogo, negociacióny reconciliación para los colombianos y colombianas y el derecho de las víctimas a lajusticia, la verdad, la reparación y la no repetición de los hechos que violentaron sudignidad humana. Hoy nos vemos abocadas al reto de asumir una gran responsabilidad:integrar la primera Comisión que tiene como propósito reparar a las víctimas y lograr lareconciliación: Hemos participado de las críticas y observaciones a la Ley de Justicia yPaz y consideramos que a pesar de las limitaciones de la Comisión, el papel que sepuede llegar a cumplir es de gran trascendencia para el país, una de cuyas tareas másurgentes es la creación de una comisión de la verdad, que haga posible una verdaderareconciliación. Desde este compromiso ético y político que hoy asumimos con la mayorresponsabilidad instamos al Gobierno nacional a: · Establecer mecanismos eficaces deprevención de ataques contra la población civil por parte de grupos de Autodefensasque participan en el proceso de Santa Fe de Ralito y de las personas que, aúndesmovilizadas, continúan delinquiendo. · Asumir una posición firme y decidida para ha-cer respetar el cese de hostilidades decretado por las Autodefensas y disponer de me-canismos de investigación de las múltiples denuncias que se han formulado alrededordel incumplimiento de esta condición básica para desarrollar el proceso. · Advertimoscon preocupación sobre el Proyecto de Ley 319 (Cámara de Representantes), que bus-ca legalizar el despojo de tierras ocurrido en los últimos cinco años en Colombia pormedio de procedimientos administrativos que lesionan los derechos de las personasdesplazadas por la violencia. · A ofrecer plenas garantías a las víctimas para que rindantestimonio ante la Comisión de Reparación y Reconciliación sin presiones y amenazasde cualquiera de los contendientes armados. Aceptamos participar en la Comisión deReparación y Reconciliación, con autonomía y con honradez política, para saber actuary tomar las decisiones a las que haya lugar en el momento oportuno, para lo cual solici-tamos públicamente el apoyo de las iniciativas ciudadanas de paz, organizaciones so-ciales, organizaciones de derechos humanos, autoridades regionales y locales y lacomunidad internacional

ANA TERESA BERNAL M. REDEPAZ, PATRICIA BURITICÀIniciativa de Mujeres por la Paz

Bogotá, 19 de septiembre de 2005

PUNTO DE ENCUENTRO 41

LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

“La sentencia T025 del 2004 es uno de los elementosjurídicos más significativos que representa la magnituddel conflicto armado colombiano”.

Veinte meses han transcurrido des-de que la Corte Constitucional pro-firió la sentencia T 025 de 2004sobre la situación de la poblacióndesplazada en Colombia y por la

cual se dictan medidas urgentes para garantizar losderechos humanos de las personas que se encuentranen esta situación por causa del conflicto armado.

El más reciente pronunciamiento de la CorteConstitucional sobre el tema es el Auto Nº 176 del 29de agosto de 2005, el cual ordena al Ministro de Ha-cienda, al director del Departamento de PlaneaciónNacional y a los miembros del Consejo Nacional parala Atención Integral a la Población Desplazada1 cumplirla sentencia del 2004. La Corte consideró que si bien

Tathiana Montaña

Equipo Académico Indepaz

La sentencia

de los

desplazados

1 El Consejo Nacional de Atención a la Población Desplazada secreo por medio del artículo 6 de la ley 387 de 1997, por medio dela cual se adoptan medidas para la prevención del desplazamientoforzado; la atención protección, consolidación y estabilizaciónsocioeconómica de los desplazados internos. Está integrado porUn delegado del Presidente de la República, quien lo presidirá, elConsejero Presidencial para los Desplazados, o quien haga susveces, el Ministro del Interior, el Ministro de Hacienda y CréditoPúblico, el Ministro de Defensa Nacional, el Ministro de Salud, elMinistro de Agricultura y Desarrollo Rural, el Ministro de DesarrolloEconómico, el Director del Departamento Nacional de Planeación,el Defensor del Pueblo, el Consejero Presidencial para los DerechosHumanos, o quien haga sus veces, el Consejero Presidencialpara la Política Social, o quien haga sus veces, el Gerente de laRed de Solidaridad Social o quien haga sus veces y el AltoComisionado para la Paz, o quien haga sus veces

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LAS VICTIMAS Y LA REPARACION

Gráfica 1

el Gobierno nacional ha realizado esfuerzos presu-puestales para atender la crisis humanitaria que sopor-tan los desplazados internos, estos no son suficientes,pues no se ha superado el estado de cosas inconstitucional,es decir, los derechos humanos de los desplazados enColombia, continúan siendo vulnerados y desconocidospor las instituciones del Estado. “O cumplen el fallo ose van a la cárcel” (CODHES, octubre 2005).

El auto ordena al Ministro de Hacienda, al di-rector de la ACCI y al director de Planeación Nacionalentregar antes del 1 de diciembre de 2005, un crono-grama que señale los mecanismos y los tiempos parala asignación de recursos para la implementación dela Política Pública de Atención a la Población Des-plazada. Ordena a Planeación Nacional que actualiceel estimativo calculado de tal forma que incluya laspersonas desplazadas que deben ser atendidas en cadaperiodo fiscal. Y ordena a las instituciones públicasresponsables de atender población desplazada, brindartoda la información a los responsables de implementarla política pública en mención.

Las cifras que presenta la Red de SolidaridadSocial (RSS) del primer trimestre del 2005, señalanque se ha reducido en un 14.2% el número de personasvictimas del desplazamiento, cifra que cuestiona la

Consultoría para los Derechos Humanos y el Des-plazamiento CODHES. La gráfica 1 presenta la dife-rencia en los estimativos.

El estimativo nacional según CODHES es de3.563.504 personas desplazadas desde el año 1985 hastael segundo trimestre del 2005 (junio). A pesar de laimportancia que nos merecen las cifras citadas por dife-rencias fuentes, se debe anotar que son muchas las cues-tiones de fondo que se están pasando por alto, comopor ejemplo la sentencia de la Corte Constitucional.

La sentencia T025 del 2004 es uno de los ele-mentos jurídicos más significativos que representa lamagnitud de las consecuencias del conflicto armadocolombiano. La sentencia es el resultado de muchaspeticiones de ciudadanos y ciudadanas colombianasa la justicia colombiana, para que se hagan efectivos yse garanticen los derechos humanos en su condiciónde desplazados internos2.

Las tutelas interpuestas por los ciudadanos encontra de las instituciones del Estado, demandan princi-palmente omisiones, las cuales resultan incompatiblescon los fundamentos del Estado Social de Derecho(paradigma en el cual se suscribe el Estado Colombianoa través de la Constitución Política de 1991). Las razo-nes de estas acciones de derecho podría clasificarlas en

dos grupos,

Fuentes: www.codhes.org.co, julio de 2005 (segundo y tercer trimestre de 2005)www.derechoshumanos.gov.co/observatorio/indicadores/2005/marzo/, primer trimestre 2005

1. La inexistencia de la ayudahumanitaria y/o ausencia deinformación adecuada a la po-blación desplazada para reci-bir dicha ayuda,

2. La ausencia de una políticanacional que garantice los de-rechos fundamentales de lapoblación desplazada –corto,mediano y largo plazo-. Estoes, la ausencia de garantíaspara el retorno, para recibirayuda en materia de proyectosalternativos, vivienda, salud yeducación, principalmente.

2 -44 “Las personas desplazadas (o desplazados internos) son personas civiles que huyen de situaciones de violencia que ponen en riesgo suvida, su salud o su dignidad, sin llegar a atravesar las fronteras de su propio país. Se diferencian de los refugiados en que estos últimosatraviesan fronteras nacionales, estando protegidos por una rama del Derecho Internacional denominada Derecho de los Refugiados. Enun conflicto interno, las personas desplazadas están protegidas en virtud del artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra (véaseP8) y del Protocolo II(…) En el derecho humanitario se prohíben los desplazamientos forzados de la población; son posibles, únicamentesi son indispensables para garantizar la seguridad de la población, o por imperiosas razones militares. Además, la protección general queen el derecho humanitario se garantiza a la población civil debería poder limitar los desplazamientos”. Fuente en Internet www.icrc.org/Web/spa/sitespa0.nsf/html, octubre de 2005.

PUNTO DE ENCUENTRO 43

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La Corte resalta las respuestas emitidas por lasinstituciones responsables, para no atender estas quejas:

1) Que la entidad ante quien se hace la solicitud,no es la competente para conceder la ayudasolicitada, pues sólo está a cargo de algún as-pecto de coordinación;

2) Que no existe suficiente disponibilidad presu-puestal para atender la solicitud;

3) Que la ayuda humanitaria de emergencia sólo seotorga por tres meses, y en casos excepcionalespuede prorrogarse hasta por otros 3 meses más,pero más allá de ese plazo perentorio, es imposibleprolongar la ayuda, independientemente de lasituación fáctica en que se encuentre el desplazado;

4) Que no se le puede dar la ayuda solicitada por-que no se encuentra inscrito en el Registro Únicode Población Desplazada;

5) Que la entidad encargada de atender su solicitudse encuentra en liquidación;

6) Que existe un error en la solicitud o ausenciade postulación del peticionario para acceder alauxilio de vivienda;

7) Que el programa de auxilios para vivienda seencuentra suspendido por falta de disponibili-dad presupuestal;

8) Que las peticiones serán respondidas en estrictoorden de presentación y siempre que haya dispo-nibilidad presupuestal;

9) Que la política de auxilios para vivienda fue mo-dificada por el gobierno nacional y transformadaen una política de créditos para vivienda de interéssocial, y debe presentar una nueva solicitud antelas entidades encargadas de otorgar los créditos;

10) Que la única forma de acceder a la ayuda pararestablecimiento económico es presentar unproyecto productivo, a pesar de que la ley prevéotras formas de restablecimiento.

El fallo de la Corte expone que se han violadolos derechos a la población desplazada: “a una vidadigna, a la integridad personal, a la igualdad, de peti-ción, al trabajo, a la salud, a la seguridad social, a laeducación, al mínimo vital y a la protección especial debidaa las personas de la tercera edad, a la mujer cabeza defamilia y a los niños” 3. Agrega que esta “violación havenido ocurriendo de manera masiva, prolongada y rei-terada y no es imputable a una única autoridad, sinoque obedece a un problema estructural que afecta a todala política de atención diseñada por el Estado, y a susdistintos componentes, en razón a la insuficiencia derecursos destinados a financiar dicha política y a la pre-caria capacidad institucional para implementarla”.

También presenta algunas herramientas para elanálisis del fenómeno del desplazamiento. En primerlugar sustenta que el problema debe ser tratado conhumanidad y por ello, solidariamente, sin desconocerla responsabilidad primaria del Estado. En segundolugar, “la precariedad de la capacidad institucional paraimplementar la política pública” es evidenciada por laausencia de un plan de acción del Sistema Nacionalde Atención Inmediata a la Población Desplazada4

con “unas metas, indicadores, plazos, responsabilida-des para cada una de las instituciones que conformanel Sistema Nacional de Atención a la PoblaciónDesplazada, incluyendo al Sistema Único de Registro”y con recursos para la implementación de políticasde atención a la población desplazada5.

La Corte Constitucional decretó en enero de2004 un “estado de cosas inconstitucional en la situaciónde la población desplazada debido a la falta de concor-dancia entre la gravedad de la afectación de los derechosreconocidos constitucionalmente y desarrollados por la ley,de un lado, y el volumen de recursos efectivamente desti-nado a asegurar el goce efectivo de tales derechos y lacapacidad institucional para implementar los correspon-dientes mandatos constitucionales y legales, de otro lado”.

3 -45 Apartes sentencia T -025 2004 que justifican el fallo respecto a la violación de los derechos humanos de la población desplazada, “El 92%de la población desplazada presenta necesidades básicas insatisfechas (NBI), y el 80% se encuentra en situación de indigencia.Igualmente, el 63.5% de la población desplazada tiene una vivienda inadecuada, y el 49% no cuenta con servicios idóneos.(…) Encuanto a la situación alimentaria de la población desplazada, se concluye que la “brecha en calorías” de los hogares desplazados es del57%, es decir, que sólo consumen el 43% de los niveles recomendados por el PMA (…) Igualmente se encontró que el 23% de los niñosy niñas menores de seis años desplazados están por debajo del estándar alimenticio mínimo. A su vez, las insuficiencias alimenticiasmencionadas se traducen en un estado desnutrición que tiene como consecuencias, entre otras, retraso de la talla para el peso y del pesopara la edad, déficit en atención escolar, predisposición a las infecciones respiratorias y a la diarrea, disminución de la visión, y aumentode la morbilidad infantil.

4 -46 Sistema Nacional de Atención a la Población Desplazada creada por medio de la ley 387 de 1997.5 -47 El Documento CONPES 3057 de 1999 recomendó que para los años 2000, 2001 y 2002, en total, fueran apropiados 360 millones de

dólares, sin incluir la adjudicación de tierras y la vivienda. Por su parte, el documento, CONPES 3115 de 2001 recomendó aprobar partidaspor 145 mil millones de pesos para el año 2001, y 161 mil millones de pesos para el año 2002.

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Es decir, que la magnitud del daño causado alos más de tres millones de colombianos desplaza-dos por causa del conflicto armado interno en Co-lombia, no ha sido remediado ni por las normasexistentes ni por el presupuesto asignado para talfin. Por tal razón, en primer lugar la Corte ordenaimplementar un plan de acción que responda a lasnecesidades de la población afectada en los térmi-nos que esta determina “a más tardar el 31 de marzode 2004, el Consejo Nacional para la Atención Inte-gral a la Población Desplazada por la Violencia habráde precisar la situación actual de la población despla-zada inscrita en el Sistema Único de Registro, determi-nando su número, ubicación, necesidades y derechossegún la etapa de la política correspondiente”.

Y en segundo lugar “fijar la dimensión del esfuerzopresupuestal que es necesario para cumplir con la políticapública encaminada a proteger los derechos fundamen-tales de los desplazados; (…) definir el porcentaje departicipación en la apropiación de recursos que corres-ponde a la Nación, a las entidades territoriales y a lacooperación internacional; (…) indicar el mecanismo

de consecución de tales recursos, y prever un plan de con-tingencia para el evento en que los recursos provenientesde las entidades territoriales y de la cooperación interna-cional no lleguen en la oportunidad y en la cuantía pre-supuestadas, a fin de que tales faltantes sean compensadoscon otros medios de financiación”.

Durante una intervención del señor MichaelFrühling, Director de la Oficina en Colombia del AltoComisionado de las Naciones Unidas para los Dere-chos6, mencionó algunas recomendaciones que corro-boran el fallo de la Corte: el fortalecimiento de lacoordinación del Sistema de Alerta Temprana; la reali-zación de acciones y programas de prevención y pro-tección concertadas con las comunidades en riesgo;la estricta aplicación de los Principios Rectores enmateria de desplazamiento; el desarrollo de un meca-nismo legal idóneo y específico para la reubicación oretorno, el cumplimiento de las recomendaciones for-muladas a las autoridades colombianas por el Repre-sentante Especial del Secretario General de la ONUpara los desplazados internos, y el logro de los objetivostrazados por los Principios Rectores sobre la materia.

6 Intervención del Sr. Michel Frühling durante la clausura del Seminario Respuestas Institucionales y Sociales frente al desplazamientoforzado, 11 de noviembre de 2004.

7 El Ministerio de Hacienda y Crédito público presenta su esfuerzo presupuestal para atender a la población desplazada. El 3 de diciembrede 2004 el Gobierno Expide la Ley 917/04 que adicionó el presupuesto y el decreto de liquidación 4020/04. La Ley 921/04 - Ley Anualde Presupuesto para la vigencia 2005.

8 En febrero de 2005 se expidió el Plan Nacional de Atención Integral a la Población Desplazada mediante el Decreto 250.

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Gráfica 2.

Fuente: Ministerio de Hacienda y Crédito Público, Junio de 2005

Por otra parte, las conclusiones definitivas sobreel cumplimiento de la sentencia T 025 emitidas porla Procuraduría General de la Nación de junio del2005, advierten, que pese a los esfuerzos de la RSS, elSistema Único de Registro aún no esta actualizado;que pese a los esfuerzos del Ministerio del Interior deobligar a las entidades territoriales de destinar recursossuficientes para la atención de la población afectada,no se ha logrado que las mayoría de las entidadesterritoriales respondan positivamente7 (ver grafica 2);que pese a la última actualización del Plan de Acción8

por parte del Consejo Nacional de Atención a la Pobla-ción Desplazada9, no se han podido superar lasfalencias institucionales (capacidad administrativa,capacitación del personal, niveles de cobertura), quepese a la implementación de la página Web y el pro-grama “País Posible”, hace falta trabajar aún más enuna estrategia de comunicación para que la poblacióndesplazada conozca sus derechos y tenga acceso a lainformación pertinente y oportuna para resarcir eldaño causado.

9 Op Cit pág 1.

Finalmente la Procuraduría asegura que el es-fuerzo presupuestal para atender el desplazamientoen Colombia, aún no es suficiente.

Finalmente y a pesar de la directiva presidencialN° 6 del 7 de octubre de 2005, que ordena al ConsejoNacional para la Atención a la Población Desplazadacumplir el fallo de la Corte veinte meses (20) despuésde emitido, es válido afirmar que el tema de la atencióna la población desplazada en Colombia, no ocupa unlugar privilegiado en la agenda del Gobierno Nacional,a pesar del fallo de la Corte, de las recomendacionesde la Oficina del Alto Comisionado para los DerechosHumanos, de las conclusiones de la Procuraduría, delos lineamientos acordados para la Cooperación inter-nacional, del sistema de información desarrollado porCODHES y de las denuncias que diariamente losmedios de comunicación presentan.

El tema del desplazamiento es una responsabili-dad humanitaria que se debe asumir colectivamente:Debe ser entendido por la academia, debe ser debatidopor la sociedad civil, debe ser asumido nacional e

internacionalmente por las orga-nizaciones no gubernamentales deDerechos Humanos. Pero antetodo, debe ser tratado con digni-dad y respeto, en beneficio dequienes lo soportan. Debe ser con-cebida como una responsabilidadde Estado a través de una políticapública de Estado. Debe ser untema prioritario en la agenda na-cional, pues lo que está en juegoes la legitimidad del Estado So-cial de Derecho, legitimidad re-velada en el respeto, garantía ypermanencia de los derechos hu-manos de aquellos que han pagadoel costo más alto de una guerra queno les pertenece.

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Este mensaje, que más parece el con-sejo de una tierna abuela o la cálidafrase de una mamá extremadamenteprotectora, es la frase con la que losparamilitares han decretado el “toque

de queda” en Ciudad Bolívar y que textualmente tras-criben sus amenazantes panfletos que se completancon la sentencia: “y los que no, los acostamos”. A.U.C.

La otra ciudadCiudad Bolívar, la localidad más extensa del dis-

trito capital pero la más pequeña en oportunidadessociales, culturales o económicas. Una de las zonascon más número de habitantes pero con el menornúmero de ciudadanos en sus calles. Una localidadllena de niños y jovenes y una localidad llena de miedoangustia y desesperación. Una ciudad que convive conbarrios piratas, asentamientos sin nombre, sin pasadoni futuro y donde el Estado es un fantasma quealgunos dicen que aparece en forma de impuestos,allanamientos y detenciones.

Ser joven en Ciudad Bolívar es una hazaña, vivirtodo un reto y sobrevivir un acto de creatividad dia-rio y repetido. Cotidianamente esta quimera urbanaasiste a la eliminación sistemática de su semilla juve-nil en medio de una masacre generacional aberrante.

La violencia se ha ensañado con la juventud deCiudad Bolívar, que a diario aprieta los dientes despi-diendo a sus hermanos, vecinos y amigos ante las cam-pañas de exterminio que sórdidamente llaman “limpiezasocial”, como si con más sangre se fuera a lavar la mal-dición que pesa sobre este pedazo de Colombia.

Gabriel Bustamante Peña

Asesor Académico de Indepaz

Los niños

buenos

se acuestan

a las ocho

PUNTO DE ENCUENTRO 47

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Las cifras hablan de cerca de mil niños y jóvenesasesinados en los últimos años, sin contar los cientos dedesaparecidos, que en un sólo período (agosto de 2003a agosto de 2004) sumaban 620 casos reportados1. Esteaño dolorosamente exhibe el calificativo de zona másviolenta de la capital, en un macabro contexto donde elnúmero de homicidios pasó de 66 -entre enero y marzodel 2004-, a 88 en el mismo lapso del 2005.

En las calles de esta localidad se volvió costumbreque encapuchados hagan control militar de barriosenteros, patrullen, ingresen ilegalmente a las viviendasy recluten adolescentes para engrosar las listas deparamilitares o guerrilleros2. Los armados incluso tras-greden la propia individualidad e identidad juvenilal imponer la prohibición del uso de piercing, tatuajes,o el cabello largo.

Según un informe del diario El Tiempo, el reclu-tamiento de niños y adolescentes no es nuevo, el añopasado, más de 39 muchachos, entre los 11 y 16años, fueron llevados “con engaños” por las filas deautodefensas de Martín Llanos para combatir enMonterrey (Casanare). “Me ofrecieron 400 mil pesosmensuales para trabajar en una finca arrocera. Eso noera ni la mitad de lo que me ganaba en la plaza”,reveló un menor reclutado en el mercado de Soacha,municipio que limita con Ciudad Bolívar y que registraun fenómeno similar en los altos de Cazucá3.

En el mismo reportaje, una funcionaria de laDefensoría del Pueblo afirmó: “Sabemos que las auto-defensas de Martín Llanos y el Bloque Centaurostienen una pelea en el sector por el reclutamiento”.

Inclusive, miembros de la policía nacional querealizan en la localidad actividades de seguridad ypolicía comunitaria, son enfáticos al afirmar que:Mientras no se realicen reformas económicas y socialesen la zona, los jóvenes serán presas fáciles delnarcotráfico y los grupos armados, el problema no essólo de cercar con policías los barrios aseveran

Como si esto fuera poco, ser joven en CiudadBolívar implica un estigma por parte de muchos secto-res de la ciudad, a la falta de oportunidades de toda

índole se suma la desconfianza que generan los jóve-nes del sector en los empresarios que se niegan a darlesempleo, estigma que se pueden notar también en laforma como se realizan las operaciones de seguridaden la zona por parte de miembros de la fuerza pública.

Una luz al final de la localidadPero ser joven en Ciudad Bolívar ha sido tam-

bién un acto de rebelión, de levantarse contra la ex-clusión y la miseria teniendo como única arma lacreatividad que inunda sus barrios y la terquedad quecaracteriza a sus muchachos, ser joven ahí es un actode fe, con el que deben comenzar todos los días.

“¡Para que la vida siga siendo joven!”Es por esto que en medio de su trágico entorno,

en Ciudad Bolívar se adelantan un sinnúmero deiniciativas de paz y desarrollo, en donde los jóvenesentusiastas son protagonistas, pero que desafortuna-damente no reciben el apoyo ni el reconocimientoque estas expresiones merecen.

Una de estos levantamientos pacíficos yesperanzadores fue la “Marcha por la vida”, que con-vocó una gigantesca movilización para vencer el miedoy decirle no a la violencia. Marcha realizada el mespasado en el marco de la semana por la paz, que reunió,según cálculos de los organizadores, a cerca de 50.000jóvenes, que en un acto simbólico y estremecedor inun-daron las calles convertidos en verdaderos ríos huma-nos, encontrándose a lo largo de las maltrechas vías ydesembocando con una fuerza inimaginable a depo-sitar su descontento y sus esperanzas en el Mandatopor la Vida y la Paz en Ciudad Bolívar.

“¡Para que la vida siga siendo joven!” fue la con-signa a través de la cual los adolescentes acudieron aasumir su compromiso con la localidad, su familia,sus compañeros y sus muertos. Compromiso con ladefensa de la vida, la promoción y respeto con losDerechos Humanos, la no violencia, la tolerancia ycon la solución pacífica de los conflictos.

1 Denuncia de la Corporación Colectivo de Abogados (CCAJAR), el Comité Permanente de Derechos Humanos (CPDH) y la Consultoríapara los Derechos Humanos y el Desplazamiento (CODHES) Bogotá, 22 de octubre de 2004.

2 A finales de 2003 la ONG Fedhes denunció la presencia de hombres vestidos de civil y encapuchados en el sector, quienes controlanmilitarmente la zona, donde son constantes los patrullajes y los ingresos arbitrarios a las viviendas, someten a sus moradores a gravesatropellos contra su vida y dignidad. De igual forma, retienen los vehículos de transporte público para confrontar la identidad de suspasajeros y decretan, en algunas oportunidades, el toque de queda a partir de las 6:00 p.m. para los jóvenes.

3 El Tiempo, abril 22 de 2005.

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El Mandato por la Vida y la Paz, que tuvo elacompañamiento de la Registraduría Nacional del Esta-do Civil, fue contundente: 117.284 personas se mani-festaron en contra de la violencia y en contra de losviolentos en 72 puestos de votación, mandato que in-cluyo además el llamado a las autoridades para que nose practique la exclusión y señalamiento a los jóvenesde la localidad, que se permita a los bachilleres la pres-tación del servicio social alternativo y a los gobiernosNacional y Distrital para que ejecuten un plan de for-mación profesional y generación de empleo4.

El 6 de octubre pasado, 200 líderes juvenilesprocedieron a firmar el Pacto por la Promoción, Res-peto y Defensa de la Vida y los Derechos Humanosde los Jóvenes de Ciudad Bolívar, como continuaciónde las acciones del Mandato, pacto al que convocarona las autoridades locales, distritales y nacionales y quecontó con el acompañamiento de la comunidad in-ternacional y de otras organizaciones.

Los firmantes se comprometieron a: Trabajar porhacer realidad la justicia social en la localidad de Ciu-dad Bolívar; rechazar cualquier tipo de violencias; noejercer violencia contra otro ser humano; promover ladefensa y el respeto por la vida y los derechos huma-nos de los jóvenes; vincularse decididamente paraconstruir con los jóvenes de Ciudad Bolívar un terri-torio de paz, y a trabajar con todas las energías y enun compromiso cierto, por hacer efectivas en el me-nor tiempo posible las exigencias que plasmó la co-munidad en el Mandato por la Vida de Ciudad Bolívar.

Y ahora ¿qué?Este acto simbólico es un paso significativo en la

búsqueda de soluciones al grave problema de la locali-dad, el Mandato por la Vida y la Paz se convierte en unacto de soberanía popular de la mayor trascendencia,no acompañarlo y permitir su incumplimiento, seríaun duro golpe a nuestro sistema democrático, una de-mostración de la incapacidad estatal de proteger el pri-mer y más fundamental de los derechos: la vida, y unantecedente perjudicial en el imaginario de jóvenes quese han jugado la vida por su localidad y que han pues-to su ilusión y su sueños en manos de las institucionesdemocráticas de Colombia.

Por esto es necesario que: Las autoridades judicialesconformen cuanto antes un grupo especializado parala investigación de los crímenes de Ciudad Bolívar, re-suelvan y sancionen a los responsables de estos hechos;y protejan eficazmente la vida y la integridad de lajuventud en la localidad. Los gobiernos distrital y nacio-nal deben elaborar conjuntamente un plan de emer-gencia social en la zona e intervenir en Ciudad Bolívarmás allá de la acción policiva y de represión, apoyardecididamente las iniciativas de paz y desarrollo de lacomunidad, respetar y promover las organizaciones so-ciales y especialmente fortalecer la participación de lapoblación juvenil en el desarrollo de la zona.

“La consigna de que los niños buenos se acuestantemprano” sigue después de la marcha y el pacto,afirman jóvenes de ciudad Bolívar, quienes además de-nuncian que los paramilitares han amenazado nueva-mente que “quienes no cumplan las normas se van parael cementerio”. Amenaza que ya materializaron con laejecución de muertes selectivas que, según denunciasde jóvenes líderes de las comunidades de CiudadBolívar y Altos de Cazuca, se presentaron después dela multitudinaria marcha como represalia al Mandato.

La denuncia fue hecha ante la Comunidad Inter-nacional por los jóvenes líderes de las comunidadesde Ciudad Bolívar y Altos de Cazuca que aseguranque las muertes selectivas se presentaron después dela multitudinaria marcha en la que participaron losestudiantes de 220 colegios de ese sector de la ciudadpara protestar por el asesinato de más de 300 jóvenesy adolescentes en lo que va corrido de este año.

4 Acta de escrutinio Mandato por la ¿Paz y la Vida en Ciudad Bolívar, septiembre 12 de 2005.

PUNTO DE ENCUENTRO 49

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Es casi imposible hablar de tierras enel Cauca sin que rápidamente se agitenlas pasiones. “Los más grandes terrate-nientes son los indios” escuchamosdecir a los contertulios del Valdivia

y de los alrededores del Parque Caldas. Y desde círculosacadémicos les responden que “30 familias y tres com-pañías son los dueños del 50% de la tierra actual-mente dedicada a agricultura, ganadería y prediosociosos”; que “en los últimos 15 años narcos ytraquetos han comprado tierras hasta en haciendashistóricas de Pubenza, a 20 minutos del Panteón delos Próceres”. Y allí comienza la trifulca que pareceretomar los debates entre encomenderos y defensoresde las leyes de Indias.

“No se tolerará que se viole el derecho a la propie-dad privada y se pretendan imposiciones por las víasde hechos”, dicen enérgicamente autoridades localesy nacionales y desde la otra orilla les recuerdan quehay “una deuda histórica por el despojo de tierras ybienes a pueblos indígenas” y por el desplazamientode campesinos y afro descendientes obligados en losúltimos 40 años, por la violencia directa o encubierta,a vender sus predios o mejoras a menor precio.

Y en ese alegato de nunca acabar aparecen todotipo de argumentos sobre la “incapacidad productivade los indígenas”, conflictos con sus vecinos campesi-nos o replicas que muestran cifras de eficiencia de laspequeñas explotaciones para la seguridad alimentaríay producción del 60% de la oferta en las plazas de

Camilo González Posso*

Reforma Agraria

y Vidapara el Cauca

* Artículo publicado en El Libera, octubre de 2005.

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mercado. Entre tanto las asociaciones de campesinosrematan diciendo: “No nos van a poner a pelar entrecampesinos e indígenas pues ganamos más si nosunimos para reclamar del Estado una atención deverdad comenzando por una reforma agraria y rural”.

Desde hace 30 años no se había presentado enel Cauca una oleada tan grande de toma de prediospor parte de los indígenas. En las ultimas semanas seregistran “recuperaciones” en Caloto, Caldoso, Silviay hasta en las goteras de Popayán. Los indígenas de laACIN le reclaman al gobierno por compromisos ad-quiridos hace 10 años de entrega de 150.000 hectá-reas al pueblo Nasa.

Los Guambianos hablan de 12.000 hectáreasidentificadas por el Estado como el mínimo necesa-rio para satisfacer urgencias del plan de vida. LosYanaconas no se quedan atrás en sus reclamos des-pués de la destrucción de 200 hectáreas de cultivosde quinua y café por las fumigaciones químicas. El iry venir de argumentos tiene su historia pero sobretodo tiene un presente que hay que reconocer si sequiere avanzar hacia soluciones distintas a mandarpolicía y ejercito a desalojar “invasores”.

Los Guambianos que ocuparon en Silvia unahacienda de Rodríguez Orejuela han dado una pistapara iniciar una proceso de concertación con la entre-ga de predios que se encuentran incautados anarcotraficantes. En la lista de estupefacientes haymás de 30 de esas propiedades que podrían ser titu-ladas a indígenas y campesinos antes de que se apo-deren de ellas cuatro vivos de cuello blanco bienubicados en la burocracia.

Como toda crisis, está puede ser una oportuni-dad para afrontar los problemas de fondo de una delas regiones más pobres de Colombia. La cuestión dela tierra no es sino un aspecto que alcanza proporcio-nes mayores por el significado que tiene en las cultu-ras indígenas. En todo caso no se puede soslayar lanecesidad de una reforma agraria en este departamen-to con más del 75% de población y economía rurales.

El Gobierno departamental ganaría más si enlugar de discursos amenazantes se apalanca en la movi-lización por la reforma agraria y sienta al Gobiernonacional a concertar un plan estratégico contra lapobreza, por un plan de vida y dignidad de toda lagente del Cauca.