La condición de la mujer en tiempos de Jesús

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LA CONDICIÓN DE LA MUJER EN TIEMPOS DE JESÚS Preparado por Humberto E. Corrales Junio 2015

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LA CONDICIÓN DE LA MUJER

EN TIEMPOS DE JESÚS

Preparado porHumberto E. Corrales

Junio 2015

• Jesús nació en medio de una sociedad en cuya conciencia colectiva estaban grabados algunos estereotipos sobre la mujer, trasmitidos de una generación a otra durante siglos. • Mientras crecía, Jesús los

pudo ir percibiendo en su propia familia, entre sus amigos y en la convivencia diaria en su comunidad.

La mujer era considerada como ocasión de tentación y pecado

• Según el relato del Génesis (Gen 2, 18), Dios había creado a la mujer solo para proporcionarle una ayuda adecuada al varón. Para los judíos ese era el destino de la mujer. • Sin embargo, en vez de ayudarlo, fue ella la que le

dio a comer del fruto prohibido, provocando la expulsión de ambos del paraíso. • Este relato , transmitido de generación en

generación, fue desarrollando en el pueblo judío una visión negativa de la mujer como fuente peligrosa de tentación y de pecado. La actitud más sabia era acercarse a ella con mucha cautela y mantenerla siempre bajo control.

La mujer era propiedad del varón

• Para la sociedad patriarcal judía dominada y controlada por los varones, la mujer era propiedad del varón. • Primero pertenecía a su padre; al casarse pasaba a ser

propiedad de su esposo; si quedaba viuda, pertenecía a sus hijos o volvía bajo la tutela de su padre y hermanos. Era, pues, inconcebible una mujer que tuviera autonomía propia. • Aun el decálogo, entregado por Dios a Moisés, la

consideraba una posesión más del jefe de la casa: “No codiciaras la casa de tu prójimo. No codiciaras su mujer, ni sus servidores, su buey o su burro. No codiciarás nada de lo que le pertenece”. (Ex 20, 17)• Su lugar en la sociedad estaba bien definido: tener hijos y

servir fielmente al marido al que pertenecía.

La mujer era considerada como fuente de impureza

La sangre que vierte la mujer durante su período menstrual y en el parto, es signo de la capacidad de vida que las mujeres llevan en su seno. Pero una religión controlada y legislada por varones, hizo de esa sangre de vida una impureza, algo sucio que contagiaba algo malo, obligando a las mujeres al aislamiento, razón por la cual se vieron limitadas de participar activa y plenamente en la vida social y comunitaria.

• El control sobre la mujer estaba fuertemente condicionado por las reglas de pureza sexual. • Durante la menstruación, cada mes, habían siete o más días

durante los cuales ella estaba ritualmente impura. • Lo mismo después del parto, necesitaban purificación luego

de dar a luz; cuando nacía un varón la madre estaba impura por 40 días, cuando era niña, lo era por 80 días (Levítico 12:1-8). • Nadie debía acercarse a la mujer en esa condición. Las

personas y los objetos que tocaba quedaban contaminados. • Esta era, probablemente, la principal razón por la que las

mujeres eran excluidas del sacerdocio, de la participación plena en el culto y del acceso a las áreas más sagradas del templo.

“La mujer que ha tenido sus reglas será impura por espacio de siete días, por ser un derrame de sangre de su cuerpo. Quien la toque será impuro hasta la tarde. Todo aquello en que se acueste durante su impureza quedará impuro, lo mismo que todo aquello sobre lo que siente. Quien toque su cama deberá lavar sus vestidos y luego bañarse, y permanecerá impuro hasta la tarde. Quien toque un asiento sobre el que se ha sentado deberá lavar sus vestidos y luego bañarse, y quedará impuro hasta la tarde.Quien toque algo que se puso sobre el lecho o sobre el mueble donde ella se ha sentado quedará impuro hasta la tarde. Si un hombre se acuesta con ella a pesar de su impureza, comparte su impureza y queda impuro siete días; toda cama en que él se acueste será impura.Si una mujer tiene derrame de sangre durante muchos días, fuera del tiempo de sus reglas, o si éstas se prolongan, quedará impura durante todo este tiempo, como en los días del derrame menstrual.” Una vez que sane de su derrame, contará siete días y quedará pura. Al octavo día tomará para sí dos tórtolas o dos pichones y los presentará al sacerdote a la entrada de la Tienda del Encuentro. Éste los ofrecerá, uno como sacrificio por el pecado y el otro como holocausto, y hará la expiación por ella ante Yahvé, por el derrame que la hacía impura”. (Levítico 15, 19-30)

La mujer era considerada llena de muchos defectos

• La mujer no solo era considerada fuente de tentación y ocasión de pecado. Se le consideraba, además, frívola, sensual, perezosa, chismosa y desordenada. • Según el escritor judío Filón de Alejandría,

contemporáneo de Jesús, “mientras el varón se guía por la razón, la mujer se deja llevar por la sensualidad”. • Probablemente Flavio Josefo resume bien el sentir

mas generalizado en tiempos de Jesús: “Según la Torá, la mujer es inferior al varón en todo”.

Su lugar en la familia judía

• Al casarse, la mujer salía de su propia familia y pasaba, muchas veces sin ser consultada, de la autoridad del padre a la de su marido. • En adelante, toda su vida transcurriría a su servicio. Sus

deberes eran siempre los mismos: moler el trigo, cocer el pan, cocinar, tejer, hilar, lavar el rostro, las manos y los pies de su señor. • Naturalmente su principal cometido consistía en

satisfacerlo sexualmente y darle hijos varones para asegurar la subsistencia de la familia. • Sin embargo, en algunos casos, la influencia de la mujer

era grande dentro de la familia: muchos hombres las respetaban y ensalzaban como madre de sus hijos. Ellas eran, seguramente, las que cuidaban el clima familiar y religioso dentro de la casa.

• La mujer era considerada como un ser vulnerable al que los varones debían de proteger de la agresión sexual de otros varones. • Por eso se la retenía recluida en el hogar y retirada

de la esfera de la vida pública. • Los varones cuidaban del honor de la casa y lo

defendían públicamente; las mujeres tenían que cuidar de su propia reputación y no avergonzar a la familia con alguna acción deshonrosa. • Lo más seguro era encerrarlas en su casa para que

guardaran mejor su honor sexual y por tanto el de su familia.

• No podían alejarse de la casa sin ir acompañadas por un varón y sin ocultar su rostros con un velo. • No podían hablar en público con ningún varón.

Debían permanecer apartadas y calladas. • No podían participar en banquetes. • Salvo en casos excepcionales, su testimonio no era

aceptado como válido, como sí lo era el de los varones. • El comportamiento de mujeres que salen solas de sus

casas, sin la vigilancia de un hombre, participando en actividades reservadas a los varones, era considerado como una conducta desviada, propio de mujeres que descuidan su reputación y su honor sexual.

Su lugar en la religión

• También en la vida religiosa, controlada por los varones, la mujer tenia una condición de inferioridad. • Solo en la celebración domestica del Sabbat tenía

alguna participación, en todo lo demás actos religiosos su presencia era totalmente secundaria. • Las mujeres estaban separadas de los varones tanto

en el templo como en la sinagoga. Las normas de pureza establecidas solo les permitían acceso al atrio de las mujeres, no podían pasar mas allá.

Templo de Jerusalén

• El protagonista de la religión judía era el varón; por eso la circuncisión era el rito que hacía de los varones miembros del pueblo de la Alianza. La mujer, por tanto, no tenía ante la ley la misma dignidad que el varón. • Estaba sometida a las prohibiciones de la ley al

igual que el varón, pero no participaba activamente de la vida religiosa: • no tenía que recitar diariamente el Shemá, • no estaba obligada a peregrinar a Jerusalén para la

Pascua y demás fiestas religiosas judías, • no necesitaba ser iniciada en la Torá, ni obligada al

estudio de la ley, • no eran aceptadas como discípulas de los escribas

Era un sector marginado de la sociedad

• De acuerdo a todo lo anterior, las mujeres judías, sin autonomía, siervas del esposo, obligadas a permanecer en la casa, siempre sospechosas de estar impuras desde el punto de vista ritual, vistas como inferiores religiosa y jurídicamente hablando, constituían sin duda alguna un sector profundamente marginado dentro de la sociedad de aquel entonces.• Tal era su situación que el Rabí Yehudá

recomendaba la siguiente oración para ser recitada a diario por los varones: “Bendito seas, Señor, porque no me has creado pagano ni me has hecho mujer ni ignorante”

Jesús y la mujer

• Jesús jamás dijo o hizo algo que pudiera resultar lesivo para la mujer. Nunca describió a la mujer como algo malo, ni en ninguna parábola la hace ver negativamente; ni previene nunca a sus discípulos de la tentación que podría suponerles una mujer. Ignora en absoluto las afirmaciones despectivas para la mujer del Antiguo Testamento.

• Jesús salta por encima de los convencionalismos sociales de su tiempo. No acepta los planteamientos discriminatorios hacia la mujer. Para Jesús, la mujer tiene la misma dignidad y categoría que el hombre. Por eso no se muestra en favor de leyes y costumbres discriminatorias de la mujer, forma una comunidad mixta con hombres y mujeres que viven y viajan juntos, mantiene amistad con mujeres, defiende a la mujer cuando es injustamente censurada...

• Jesús se puso decididamente de parte de los marginados y la mujer era marginada y maltratada en la sociedad judía de entonces. Por eso, su mensaje, fue también una verdadera Buena Noticia para las mujeres.