La confusión se ha disipado y ya no hay nada que perturbe ... · Blakely parpadeó. —¿Ha...
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LaconfusiónsehadisipadoyyanohaynadaqueperturbelarelaciónentrePatch y Nora. Han superado los secretos que se escondían en el oscuropasado de Patch…, han atravesado mundos irreconciliables…, se hanenfrentado a pruebas sobrecogedoras de traición, lealtad y confianza…, ytodo ello por un amor que trasciende los límites entre el cielo y la tierra.Armados con la fe absoluta que tienen el uno en el otro, Patch yNora seenfrentanahoraaunvillanoquepretendeacabardeunavezyparasiempreconcuantohanluchadoporconseguir,incluidosuamor.
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BeccaFitzpatrick
SilencioHush,HushIII
ePubr1.0sleepwithghosts21.01.14
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Títulooriginal:SilenceBeccaFitzpatrick,2011Traducción:IreneSaslavsky
Editordigital:sleepwithghostsePubbaser1.0
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ParaRileyyJace
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Prólogo
Coldwater,EstadodeMaineTresmesesantes
El elegante Audi negro se detuvo en el parking que da al cementerio, peroninguno de los tres hombres que lo ocupaban tenía la intención de presentarle susrespetosa losmuertos.Eramásdemedianocheyelcementerioestabaoficialmentecerrado;unaextrañabrumaestivalflotabaenelaire,finaytristona,comounahileradefantasmas.Inclusola lunamenguanteparecíaunpárpadocaído.Antesdequeelpolvodelacalleseasentara,elconductorseapeóyabriólasdospuertastraserasdelcoche.
El primero en bajar fue Blakely. Era alto, de cabellos grises, y rostro duro,rectangular;decasitreintaañossifuerahumano,perobastantemayordadoqueeraunNefil.LesiguióotroNefilllamadoHankMillar,tambiéndegranestatura,rubio,deojosazules,apuestoycarismático.Sulemaera«Lajusticiaesmásimportantequelamisericordia»,yeso,combinadoconunrápidoascensoalpoderenelinfiernodelosNefilimdurantelosúltimosaños,lehabíaproporcionadolosapodosdePuñodelaJusticia,PuñodeHierroy, sobre todo,ManoNegra.Los suyos lo considerabanunlíder visionario, un salvador, pero en los círculos más reservados se referían a élcomoManodeSangrey,susurrando,decíanquenoeraunredentorsinoundictadorimplacable.AHank,esashabladuríaslodivertían:unauténticodictadorgozadeunpoderabsolutoynotieneoposición.Conunpocodesuerte,algúndíaélibaaestaralaalturadeesasexpectativas.
Hankencendióuncigarrilloydiounaprofundacalada.—¿Mishombressehanreunido?—Haydiezenelbosquemásarriba—contestóBlakely—.Otrosdiezencoches
aparcados ante ambas salidas.Cinco se ocultan en diversos puntos del cementerio;tres detrás de las puertas del mausoleo y dos junto a la cerca. Si fueran más,descubriríannuestrapresencia.Nocabedudadequeelhombreconelqueustedsereuniráestanochevendráconsupropiagente.
Hanksonrióenmediodelaoscuridad.—Oh,tengomisdudas.
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Blakelyparpadeó.—¿HareunidoaveinticincodesusmejoresguerrerosNefilimparaenfrentarsea
unsolohombre?—Noesunhombre—lerecordóHank—.Nadadebesalirmalestanoche.—Tenemos aNora. Si le causa problemas, póngalo al teléfono con ella.Dicen
quelosángelesnosienten,perotienenemociones.Estoysegurodequecuandoellagrite,éllosentirá.Daggerestápreparado,esperando.
HanksevolvióhaciaBlakelyylelanzóunasonrisalentaeinquisidora.—¿Daggerlaestávigilando?Noesprecisamentecuerdo.—Usteddijoquequeríaquebrarsuresistencia.—Sí, lo dije, ¿verdad?—reflexionóHank. Sólo hacía cuatro días que la había
capturado, arrastrándola fuera de una caseta situada en el parque de atraccionesDelphic, pero ya había decidido cuáles eran las lecciones que ella debía aprender.Primero: nunca debíaminar su autoridad ante sus hombres. Segundo: debía sentirdevociónporlacastadelosNefilim.Ytalvezlamásimportante:debíarespetarasupadre.
BlakelyletendióaHankunpequeñoartilugiomecánicoconunbotóncentralquelanzabamisteriososdestellosazules.
—Métalo en su bolsillo. Presione el botón azul y sus hombres atacarán desdetodaslasdirecciones.
—¿Su poder ha sido aumentado mediante un hechizo diabólico? —preguntóHank.
Elotroasintió.—Cuandoseactiva,estádiseñadopara inmovilizarmomentáneamentealángel.
Ignorodurantecuántotiempo.Esunprototipoyaúnnoloheprobadoafondo.—¿Hashabladodeestoconalguien?—Medijoquenolohiciera,señor.Satisfecho,Hankintrodujoelartilugioensubolsillo.—Deséamesuerte,Blakely.—Nolanecesita—dijosuamigo,palmeándoleelhombro.Hankarrojóelcigarrilloaunlado,bajóporlaescaleradepiedraqueconducíaal
cementerio, una zona bastante brumosa que anulaba la ventaja de su posiciónestratégica; había esperado ver al ángel primero, desde arriba, pero se consolósabiendo que disponía de su propiamilicia altamente entrenada y cuidadosamenteseleccionada.
Alpiede la escalera,Hankescudriñó las sombras.Había empezadoa caerunallovizna que disipaba la bruma. El cementerio estaba cubierto de malezas y casiparecía un laberinto. Con razón Blakely había sugerido este lugar: era muyimprobablequeunamiradahumanapresenciaralosacontecimientosdeesanoche.
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Allí,másadelante,elángelseapoyabacontraunalápida,peroalveraHankseenderezó. Estaba vestido de negro de pies a cabeza, incluida su cazadora demotorista,yeradifícildistinguirloentrelassombras.Hacíadíasquenoseafeitaba,llevabael cabellodespeinadoy su rostrodenotabapreocupación. ¿Acaso lloraba ladesaparicióndesunovia?Tantomejor.
—Tienesmalaspecto…eresPatch,¿verdad?—dijoHank,deteniéndoseapocospasosdedistancia.
Elángelsonrió,perosusonrisanoeraagradable.—Yyoquecreíaquetútambiénpasaríasalgunasnochessindormir.Despuésde
todo,ellaesdetupropiasangre.Pero,porelcontrario,parecequehasdormidobien;Rixonsiempredijoqueerasunniñobonito.
Hankpasóporaltoelinsulto.Rixoneraunángelcaídoquesolíaposeersucuerpotodoslosaños,duranteelmesdeChesvan,yahorapodíadarlopormuerto.Trassudesaparición,yanohabíanadaenelmundoqueasustaraaHank.
—¿Ybien?¿Quétienesparamí?Serámejorqueseaalgoquemerezcalapena.—Visité tu casa, pero te habías escabullido con el rabo entre las piernas,
llevándoteatufamiliacontigo—dijoelángelenvozbaja,enuntonoqueHanknologródescifrar:estabaamediocaminoentreeldesprecioylaburla.
—Sí,supuseque intentaríasalgúndisparate.Ojoporojo,¿noeséseel lemadelos ángeles caídos? —Hank no sabía si la actitud indiferente del ángel loimpresionabao lo irritaba.Habíaesperadoencontrarlo sumidoen ladesesperación.Como mínimo, esperaba provocarlo para que recurriera a la violencia, cualquierexcusaservíaparaquesushombresacudieran.Nohaynadamejorqueunamasacreparainculcarlacamaradería.
—Bastadechanzas.Dimequemehastraídoalgoútil.Elángelseencogiódehombros.—Seguirte el juego no me importaba; lo importante es descubrir dónde has
ocultadoatuhija.—Ésenoeraeltrato—exclamóHank,tensandolosmúsculosdelamandíbula.—Teproporcionarélainformaciónquenecesitas—replicóelángelentonocasi
indiferente,sinofueraporelbrilloheladoensumirada—.PeroprimerotienesquesoltaraNora.Quetushombrestelefoneenahoramismo.
—Antes debo comprobar que cooperarás a largoplazo.No la soltaré hasta quecumplascontupartedeltrato.
Los labios del ángel se curvaron hacia arriba, pero aquello apenas podíaconsiderarseunasonrisa:elefectoresultabaamenazador.
—Noestoyaquíparanegociar.—No puedes permitírtelo.—Hank introdujo lamano en su bolsillo superior y
recuperósumóvil—.Mipacienciasehaacabado.Simehashechoperdereltiempo,
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estanocheresultarádesagradableparatunovia.Unallamada,ypasaráhambre…Antesdepodercumplirconsuamenaza,Hanktropezóhaciaatrás.Elángelestiró
losbrazos,yHanksequedósinaliento.Sucabezagolpeócontraalgosólidoyselenublólavista.
—Asíescomofuncionará—siseóelángel.Hank trató de gritar pero lamano del otro le apretaba el cuello.Hank pataleó,
pero fue inútil: el ángel erademasiado fuerte.Tratóde apretar el botónde alarma,pero no lo logró. El ángel le impedía respirar. Vio luces rojas y fue como si unapiedraleaplastaraelpecho.
De pronto Hank se introdujo en la mente del ángel, separó las hebras queformabansuspensamientosyseconcentróenmodificarsusintencionesyendebilitarsudecisión,sindejardesusurrarconvozhipnótica:«SueltaaHankMillar,suéltaloahora».
—¿Un trucomental?—seburlóelángel—.No temolestes.Haz la llamada.Sidentrodedosminutosellaquedaenlibertad,tematarérápidamente.Sitardamás,tedestrozaré, pedazo a pedazo. Y puedes confiar en que disfrutaré de tus últimosalaridos.
—¡No…puedes…matarme!—barbotóHank.Sintióundolorpunzanteenlamejilla.Soltóunaullido,peroelsonidonobrotóa
través de sus labios. El ángel le oprimía la tráquea, el dolor agudo y laceranteaumentó,yHanksintióelolorasangremezcladoconsupropiosudor.
—Un pedazo por vez —siseó el ángel, dejando colgar algo apergaminado yempapadoenunlíquidooscuroantelosojosdesorbitadosdeHank.
¡Erasupiel!—Llama a tus hombres —ordenó el ángel en un tono infinitamente menos
paciente.—¡No… puedo… hablar! —graznó Hank. Ojalá pudiera alcanzar el botón de
alarma…«Juraque lasoltarásahoramismoy tedejaréhablar».Laamenazadelángelse
deslizódentrodelcerebrodelotroconmuchafacilidad.«Estáscometiendoungranerror,muchacho»,replicóHank.Rozóelbolsillocon
losdedosylogróaferrarelartilugio.Elángelsoltóungruñidodeimpaciencia,learrancóelartilugiodelamanoylo
arrojóaunlado.«Jura,olopróximoquetearrancaréseráelbrazo».«Cumpliré con el trato original —contestó Hank—. Si me proporcionas la
información que necesito le perdonaré la vida a ella y me olvidaré de vengar lamuertedeChaunceyLangeais.Hastaentonces,juroquenolamaltrataré…»
ElángelgolpeólacabezadeHankcontraelsuelo.Entrelasnáuseasyeldolor,
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Hankoyóquedecía:«Noladejaréentusmanosnicincominutosmás,pornohablardeltiempoquemellevaráconseguirloquequieres».
Hanktratódeatisbarporencimadelhombrodelángel,peroloúnicoqueviofueelcercodelápidas.Elángelloaplastabacontraelsuelo,impidiendoquesushombreslo vieran. No creía que el ángel pudiera matarlo—Hank era inmortal—, pero senegabaaquedarseahítumbadoydejarquelomutilarahastapareceruncadáver.
Adoptóunaexpresióndesdeñosaymiróalángeldirectamentealosojos.«Nuncaolvidarésusgritosagudoscuandolaarrastré.¿Sabíasquegritótunombre
unayotravez?Dijoquevendríasarescatarla.Esofuedurantelosdosprimerosdías,claroestá.Creoqueporfinempiezaaaceptarquetúnoestásamialtura».
Hank vio cómo el rostro del ángel se teñía de un color rojo, oscuro como lasangre, cómo sus hombros se agitaban y sus ojos negros destellaban con ira. Yentonces sucumbió a un dolor insoportable: cuando estaba a punto de perder elconocimientodebidoalapalizarecibida,vioquesusangremanchabalospuñosdelángel y soltó un aullido ensordecedor. El dolor lo invadió y estuvo a punto dedesmayarse. En algún lugar, a lo lejos, oyó el golpe de los pasos de sus hombresNefilim.
«¡Quitádmelo…de…encima!»,gruñómientraselángel logolpeaba.Sentíaunardortremendoenlasterminalesnerviosas,sucuerporezumabacalorydolor.Viosumano: la carne había desaparecido, sólo quedabanhuesos rotos.El ángel lo estabadespedazando. Oyó los gruñidos de sus hombres esforzándose por separarlo delángel,perosinéxito:lasmanosdeéstenodejabandelacerarlelascarnes.
«¡Blakely!»Hanksoltóunamaldición.—¡Quitádselodeencimaahora!—ordenóBlakelyasushombres.Loshombressacaronalángelarastras.Hankyacíaenelsuelo,jadeando;estaba
empapadodesangre,atravesadoporatrocespunzadas.Sinembargo,apartólamanoque le ofrecía Blakely y se puso de pie. Se sentía mareado, el dolor lo hacíatambalear. La expresión boquiabierta de sus hombres le indicó que su aspecto eraatroz.Dada la gravedad de sus heridas, tal vez tardarían una semana en cicatrizar,inclusomediantelaayudadelahechiceríadiabólica.
—¿Quierequenoslollevemos,señor?Hanksepusounpañueloenlaboca;teníaellabiopartidoyhechopapilla.—No.Encerradononossirvedenada.DileaDaggerquedurante laspróximas
cuarentayochohorassóloleofrezcaaguaalachica—jadeó—.Sinuestromuchachoseniegaacooperar,ellalopagará.
Blakelyasintió,sevolvióymarcóunnúmeroenelmóvil.Hankescupióundienteensangrentado,loexaminóensilencioylointrodujoen
subolsillo.Clavólavistaenelángel,cuyaúnicamanifestacióndeiraeranlospuñosapretados.
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—Unavezmás,éstassonlascondicionesdenuestrojuramento,paraquenohayamalentendidos.Primero, recuperarás laconfianzade losángelescaídosuniéndoteasusfilas…
—Te mataré —le advirtió el ángel en voz baja. Aunque cinco hombres loaferraban, había dejado de luchar; permanecía inmóvil y los deseos de venganzaardían en sus ojos negros.Durante un instante, una punzada de temor atravesó lasentrañasdeHank,peroseesforzóporparecerindiferente.
—…ydespués,losespiarásymeinformarásdirectamentedesusplanes.—Ahora juro—dijo el ángel, controlando su agitada respiración—, con estos
hombrescomotestigos,quenodescansaréhastaquehayasmuerto.—Nomalgastes saliva. No puedesmatarme. ¿Acaso has olvidado de quién ha
recibidounNefilsuinmortalprimogenitura?Sushombressoltaronunarisita,peroHanklosacallóconungesto.—Cuando haya comprobado que me has dado la suficiente información como
paraevitarquelosángelescaídosposeancuerposNefilimelpróximoChesvan…—Silehacesdañoaella,lavenganzasemultiplicarápordiez.Hankfruncióloslabios,comosisonriera.—Unsentimientoinnecesario,¿noteparece?Paracuandohayaacabadoconella,
norecordarátunombre.—Recuerda esto —dijo el ángel en tono vehemente—. Te perseguirá para
siempre.—Ya basta—replicóHank con gesto asqueado, y se dirigió hacia el coche—.
LlevadloalparquedeatraccionesDelphic.Haderegresarjuntoaloscaídosloantesposible.
—Tedarémisalas.Hanksedetuvo,dudandodehaberoídocorrectamenteysoltóunacarcajadadura.—¿Qué?—JuraquesoltarásaNoraahoramismoyserántuyas.—Lavozdelángelparecía
exhausta,comoinsinuandoladerrota,loquesonóamúsicaparalosoídosdeHank.—¿Dequémeserviríantusalas?—contestóconindiferencia,peroelángelhabía
llamado su atención. Que él supiera, jamás un Nefil había quitado las alas de unángel.Aveces losángeles se lasquitabanentreellos,pero la ideadequeunNefilposeyerasemejantepodereraunanovedad,unatentaciónconsiderable.Delanocheala mañana, las noticias acerca de lo que había logrado circularían por todos loshogaresdelosNefilim.
—Yaseteocurriráalgo—dijoelángelentonocadavezmásexhausto.—Juraré que la soltaré antes deChesvan—replicóHank, sin ningún atisbo de
entusiasmoensuvoz;sabíaquerevelarsualegríaseríafatal.—Noessuficiente.
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—Puedequetusalasseanunbuentrofeo,perotengoplanesmásimportantes.Lasoltaré a finales de verano, es mi oferta final. —Dio media vuelta y se alejó,disimulandosuentusiasmo.
—Tratohecho—dijoelángelconresignación,yHankdiounsuspiro.—¿Cómoloharemos?—preguntó,volviéndose.—Tushombreslasarrancarán.Hanksedispusoadiscutir,peroelángellointerrumpió.—Sonbastante fuertes.Si nomedefiendo, nueveodiezde ellosbastaránpara
hacerlo. Volveré a vivir por debajo del Delphic y haré saber que los ángeles mearrancaron las alas. Pero para que esto funcione, tú y yo no podemos mantenerningúncontacto—leadvirtió.
De inmediato,Hankdejócaer sobre lahierbaunasgotasdesangredesumanodesfigurada.
—JuroquesoltaréaNoraantesdequeacabeelverano.Sirompomijuramento,quemuerayregresealpolvodelquefuicreado.
Elángelsequitólacamisayapoyólasmanosenlasrodillas.Supechoseagitabaen cada respiración.Con una valentía queHank detestaba y envidiaba, el ángel ledijo:
—Adelante.AHanklehubieragustadohacerloélmismo,perosudesconfianzaseloimpidió.
Nopodíacomprobarsinoquedabanrastrosdehechiceríadiabólicaensucuerpo.Sisegúnserumoreaba,elpuntoenelquelasalasdelángelsefundíanconlaespaldaeratan sensible, un roce podría delatarlo. Había trabajado demasiado duro como paracometerunerroraestasalturasdelapartida.
Reprimiendosupesar,Hanksedirigióasushombres.—Arrancad las alas del ángel y después limpiadlo todo. Luego depositad su
cuerpoante laspuertasdelDelphic,donde seguroque loencontrarán.Yevitad servistos.—Lehubieragustadomandarquelepusieransumarca:unpuñocerrado.Asípodríaexhibirsuvictoriayaumentaríasuprestigioentre losNefilim,peroelángeltenía razón; para que esto funcionara, no debía quedar ningún indicio del vínculoentreambos.
Una vez junto al coche,Hank dirigió lamirada al cementerio.El suceso habíaacabado; el ángel yacía en el suelo, sin camisa y con dos heridas abiertas en laespalda.Aunquenohabíasufridodoloralguno,sucuerpoparecíahaberentradoenestadodeshockdebidoalapérdida.Hanktambiénhabíaoídodecirquelascicatricesde las alas de un ángel caído eran su talón de Aquiles y, con respecto a ello, losrumoresnodejabandudas.
—¿Hemosacabado?—preguntóBlakely,acercándoseaél.—Unallamadamás—dijoHankentonolevementeirónico—.Alamadredela
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muchacha.Se llevó el móvil a la oreja y marcó. Carraspeó, adoptando un tono tenso y
preocupado.—Blythe,cariño,acaboderecibir tumensaje.Lafamiliayyohemosestadode
vacacionesyahoramedirijoalaeropuerto.Cogeréelprimeravión.Cuéntamelotodo:¿qué dices, que la han raptado? ¿Estás segura? ¿Qué dijo la policía?—Hizo unapausa,escuchandolosangustiadossollozosdelamujer.
»Escúchame —dijo en tono firme—. Estoy aquí. Me ocuparé de todo, si esnecesariorecurriréatodosmiscontactos.SiNoraestáallífuera,laencontraremos.
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Capítulo
Coldwater,EstadodeMaineElpresente
Inclusoantesdeabrirlosojossupequeestabaenpeligro.Oíelligerocrujidodepasos que se acercaban. Aún estaba medio dormida y no lograba concentrarme.Estabatendidadeespaldasyelfríopenetrabaatravésdemicamisa.
Tenía el cuello dolorosamente torcido y abrí los ojos. Unas piedras delgadassurgíanentre labrumaazulnegruzcay,duranteunextrañomomento, la imagendeunosdientestorcidosmevinoalacabeza;entoncescomprendíloqueeran:lápidas.
Procuré incorporarme, pero mis manos resbalaron en la hierba húmeda; luchécontralasomnolenciaymedeslicéaunladodeunatumbamediohundida,tanteandoentrelabruma.Lasrodillerasdemispantalonesabsorbíanlahumedadamedidaqueme arrastraba entre las tumbas y losmonumentos. Identifiqué el lugar vagamente,peroeldoloratrozquemetaladrabalacabezameimpedíapensarconclaridad.
Mearrastréalolargodeunaverjadehierroforjado,sobreunaviejacapadehojasendescomposición,yoíunalaridofantasmalque,aunquemehizoestremecer,noeraelsonidoquemásmeatemorizaba.Lospasosresonabanenlahierbaamisespaldas,pero no sabía si estaban próximos o lejanos.Un gritome persiguió a través de labrumayavancémásrápido;sabíaquedebíaocultarmeperoestabadesorientada; laoscuridadmeimpedíaverconclaridadylafantasmalbrumaazulmehechizaba.
A lo lejos, entre dos hileras de árboles raquíticos, resplandecía un mausoleoblanco.Mepusedepieyechéacorrerhaciaél.
Me deslicé entre dos monumentos de mármol, y al otro lado él me estabaesperando:unaenormesilueta,conelbrazo levantadodispuestoagolpear.Tropecéhaciaatrás,comprendiendomierror.Eradepiedra,unángelencimadeunpedestalque vigilaba a losmuertos. Puede queme tragara una carcajada nerviosa, peromicabezagolpeócontraalgoduro,perdíelequilibrioysemenublólavista.
El desmayonopudohaberduradomucho.Cuando recuperé la consciencia aúnrespiraba agitadamente debido al esfuerzo de la carrera. Sabía que tenía queincorporarme, pero no recordaba el motivo, así que me quedé tendida y el rocíoheladosemezclóconeltibiosudordemipiel.Porfinparpadeéyentoncesviloqueponía la lápida más próxima y las letras grabadas del epitafio se convirtieron en
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líneaslegibles.
HARRISONGREYMARIDOYPADRELEAL
FALLECIDOEL16DEMARZODE2008
Memordí el labio para no gritar. Entonces identifiqué la sombra familiar queacechabaamisespaldashacíaunosminutos,cuandodesperté.MeencontrabaenelcementeriodeColdwater,juntoalatumbademipadre.
«Esunapesadilla—medije—.Aúnnohedespertadodeltodo.Todoestosóloesunahorrendapesadilla».
El ángelmeobservaba, con sus alasdesplegadaspordetrás y el brazoderechoseñalandoalotro ladodelcementerio.Suexpresiónera indiferente,perosusonrisaeramásirónicaquebenévola.Duranteunmomento,casilogréconvencermedequeerarealyqueyonoestabasola.
Lelancéunasonrisa,peroloslabiosmetemblaban.Mesequélaslágrimasconlamanga de la camisa, mas no recordaba haber empezado a derramarlas. Queríaacurrucarmeentresusbrazos,sentirelbatirdesusalasenelairemientrasvolábamosporencimadelaspuertasdelcementerio,lejosdeestelugar.
Elcrujirdepasosenlahierbamedespertódelsopor.Ahoraeranmáspresurosos.Mevolvíhaciaelruido,desconcertadaporlalucecitaquebrillabayseapagaba
enmediode labrumosaoscuridad.Elhazde luz se elevabaycaía al ritmode lospasos.
Unalinterna.Bizqueé cuando la luz se detuvo entre mis ojos, deslumbrándome y, aterrada,
comprendíquenoestabasoñando.—Oye—gruñóunavozmasculina,oculta traselresplandor—.Nopuedesestar
aquí.Elcementerioestácerrado.Apartélacara,aúnveíachispasdeluz.—¿Cuántosmáshayporaquí?—preguntóelhombre.—¿Qué?—Mivozeraunsusurro.—¿Cuántosmásestánaquícontigo?—continuóen tonomásagresivo—.Seos
ocurrióveniraquíydedicarosalosjuegosnocturnos,¿verdad?¿Alescondite?¿Otalvezafantasmasenelcementerio?¡Nomientrasyoestédeguardia!
¿Quéestabahaciendoyoaquí?¿Habíaacudidoparavisitaramipadre?Tratéderecuperar la memoria, pero no pude. No recordaba haber ido al cementerio. Norecordabacasinada,eracomosimehubiesenarrancadoelrecuerdodeesanochedelamemoria.
Yaúnpeor,norecordabalamañana.Norecordabahabermevestido,desayunadooidoalinstituto.¿Acasoeraundía
declase?
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Reprimí la sensación de pánico, traté de orientarme y acepté la mano quemetendíaelhombre.Encuantomeincorporé,lalinternavolvióailuminarme.
—¿Cuántosañostienes?—quisosaberél.Porfinhabíaalgoquesabíaconcerteza.—Dieciséis.—Casidiecisiete;micumpleañoseraenagosto.—¿Quédemonioshacesaquífuera,asolas?¿Nosabesqueeltoquedequedaya
hapasado?Miréentornosinsaberquéhacer.—Yo…—Notehasescapado,¿verdad?Sólodimequetienesadóndeir.—Sí.—Lagranja.Elrepentinorecuerdodemihogarmelevantóelánimo,pero
despuéssemefueelalmaalospies.¿Decíaqueestabafueradespuésdel toquedequeda?¿Cuántotiempodespués?Procuréborrarlaimagendelrostroenfadadodemimadrecuandoentraraporlapuerta,perosinéxito.
—Ese«sí»,¿secorrespondeconunadirección?—Hawthorne Lane. —Traté de ponerme de pie, pero el mareo hizo que me
tambaleara. ¿Por qué no lograba recordar cómo había llegado hasta aquí?Seguramentelleguéencoche,pero¿dóndehabíaaparcadoelFiat?¿Ydóndeestabanmibolsoymisllaves?
—¿Hasbebido?—preguntóelhombre,entrecerrandolosojos.Neguéconlacabeza.El haz de la linterna se había apartado de mi cara, pero entonces volvió a
iluminarladirectamente.—Unmomento—dijoél,ysuvozadoptóun tonoquemedisgustó—.Noeres
aquellachica,¿verdad?NoraGrey—soltó,comosiminombrefueraunarespuestaautomática.
—¿Cómoesque…sabesminombre?—dije,retrocediendo.—Latele.Larecompensa.HankMillarlaanunció.Noprestéatenciónasussiguientespalabras.MarcieMillareralomásparecidoa
miarchienemiga.¿Quéteníaqueversupadreconesto?—Tehanestadobuscandodesdefinalesdejunio.—¿Junio?—repetí, invadidaporelpánico—.¿Dequéestáshablando?Estamos
enabril.—«¿Yquiénmeestababuscando?¿HankMillar?¿Porqué?»—¿Abril? —El hombre me lanzó una mirada extraña—. Pero si estamos en
septiembre,chiquilla.¿Septiembre? No. Era imposible. Si el segundo curso del instituto hubiese
acabado, losabría.Sabríasi lasvacacionesdelveranoyahabían transcurrido.Sólohabíadespertadohacíaunpardeminutos:desorientadasí,peronoestúpida.
Pero¿porquémementiría?
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Elhombredejóde iluminarmelacaray leechéunvistazo.Sus tejanosestabansucios,hacíadíasquenoseafeitaba, tenía lasuñas largasynegras.Parecíaunodeesosvagabundosquerecorríanlasvíasdeltrenyseinstalabanjuntoalríodurantelosmesesdeverano,yquesolíanportararmas.
—Tienesrazón,deboiracasa—dije,retrocediendoytanteandomibolsillo.Perofaltabanelbultodelmóvilylasllavesdelcoche.
—¿Adóndecreesquevas?—preguntóelhombre,siguiéndome.Suabruptomovimientomeprovocóunretortijónenlatripayechéacorrer.Corrí
enladirecciónqueseñalabaelángeldepiedra,conlaesperanzadequemecondujeraalapuertasur.Mehubiesedirigidoaladelnorte,porlaquesolíaentrar,perohubierasupuesto correr hacia el hombre en vez de alejarme de él. Perdí pie y trastabillécuesta abajo; las ramasme arañaban los brazos ymis zapatos golpeaban contra elsuelorocosoeirregular.
—¡Nora!—gritóelhombre.¿PorquéledijequevivíaenHawthorneLane?¿Ysimeseguía?Suszancadaseranmáslargasquelasmíasyoísuspasosacercándose.Agitélos
brazos con desesperación, apartando las ramas que se clavaban en mi ropa comogarras.Élmecogiódelhombroymevolví,apartandosumanodeungolpe.
—¡Nometoques!—Unmomento.Tedijelodelarecompensa,ypiensocobrarla.Trató de cogerme del brazo otra vez, pero un golpe de adrenalina hizo que le
pegaraunapatadaenlaespinilla.—¡Ayyy!—exclamó,ysetocólapierna.Mipropiaviolenciamedesconcertó,peronoteníaotraopción.Retrocedíunpar
de pasos, eché un rápido vistazo en torno y traté de orientarme. El sudor mehumedecía la camisa, se deslizaba pormi espalda yme erizaba el vello. Algo noencajaba. Pese a mi memoria borrosa, tenía un plano claro del cementerio en lacabeza:habíaestadoaquíinnumerablesvecesparavisitarlatumbademipadre,peroaunque el cementerio parecía familiar hasta en el último detalle, incluso el olor ahojasquemadasyaguaestancada,habíaalgoensuaspectoquenoencajaba.
Yentoncesmedicuentadequéera.Losarcesestabanmanchadosderojo,unaseñaldequeelotoñoestabapróximo.
Pero eso era imposible. Estábamos en abril, no en septiembre. ¿Por qué las hojascambiabandecolor?¿Acasoelhombredecíalaverdad?
Dirigí lamirada hacia atrás y vi que el hombreme perseguía cojeando, con elmóvilpresionadocontralaoreja.
—Sí,esella.Estoyseguro.Abandonaelcementerioendirecciónalsur.Me lancéhacia delante impulsadapor elmiedo. «Salta por encimade la verja.
Buscaunazonabieniluminadayhabitada.Llamaalapolicía.LlamaaVee…»
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Vee,mimejoramiga,lademásconfianza.Sucasaestabamáscercaquelamía.Iríaallí.Sumadrellamaríaalapolicía.Yodescribiríaalhombreyellosloatraparíanyseaseguraríandequemedejaraenpaz.Meayudaríanarecordarlanochepasada,volveríasobremispasosydealgúnmodorecuperaríalamemoriaytendríapordóndeempezaracomprender.Asípodríadesprendermedeesaversiónremotademímisma,deesasensacióndeflotarenunmundoqueeraelmíoperoquemerechazaba.
Sólodejédecorrerparaencaramarmealacercadelcementerio.Cienmetrosmásallá había un prado, justo al otro lado del puente Wentworth. Lo atravesaría yrecorreríalascallesconnombresdeárbol:Elm,MapleyOak,atravesaríacallejuelasypatioshastaponermeasalvoenlacasadeVee.
Cuandomedirigíaatodaprisahaciaelpuenteoíelaullidoagudodeunasirenaqueseaproximabaydosfarosmeinmovilizaron.Laluzazuldeunreflectorbrillabaeneltechodelautomóvil,quesedetuvoalotroladodelpuentehaciendochirriarlosneumáticos.
Lo primero que se me ocurrió fue echar a correr hacia el oficial de policía,indicarleelcementerioydescribiralhombrequemehabíacogido,perodespuéssentípánico.
Alomejornoeraunoficialdepolicía,quizáprocurabapareceruno.Cualquierapodíaecharmanodeunreflectorazul.¿Dóndeestabasucochedepolicía?Desdemiposiciónybizqueandoatravésdelparabrisas,noparecíallevaruniforme.
Todasesasideassearremolinabanenmicabeza.Medetuvealpiedelpuenteymeapoyécontralapareddepiedra.Estabasegura
deque el supuesto oficialmehabía visto, peromeoculté entre las sombras de losárbolesinclinadossobrelaorilladelrío.Porelrabillodelojo,vielresplandordelasaguasnegrasdel ríoWentworth.Deniñas,Veeyyonos agazapábamosdebajodelpuente y atrapábamos cangrejos sumergiendo palos en el agua, con trozos desalchichasclavadosenlapunta.Loscangrejosaferrabanlassalchichasconlaspinzasynolassoltabaninclusocuandolossacabasdelaguaylosdepositabasenuncubo.
Lapartecentraldelríoeraprofundaytambiénestabaoculta:serpenteabaatravésdeunazonanourbanizadadondenadiehabíasoltadoeldineroparainstalarfarolas.Enelotroextremodelprado,elaguafluíahacialazonaindustrial,pasabajuntoalasfábricasabandonadasydesembocabaenelmar.
Durante unos instantes, me pregunté si tenía el valor suficiente para saltar delpuente.Laalturayelmiedoacaermeproducíanterror,perosabíanadar.Sóloteníaquealcanzarelagua…
El ruido de una puerta de coche cerrándose me hizo volver a la realidad. Elhombredelsupuestocochedepolicíasehabíaapeado.Parecíaunmafioso:cabellososcurosrizados,camisanegra,corbatanegraypantalonesnegros.
Su aspecto me recordaba a algo, pero antes de atrapar el recuerdo, éste se
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desvanecióymeencontrétanperdidacomoantes.Elsueloestabacubiertodetroncosyramas.Meagachéy,alenderezarme,tenía
enlamanounaramacasitangruesacomomibrazo.El supuestooficial fingiónovermi arma, peroyo sabíaque la habíavisto.Se
prendió un escudo de policía en la camisa y alzó las manos. «No te haré daño»,indicabaelgesto.
Nolecreí.Avanzóunospasos,procurandonohacermovimientosbruscos.—Soyyo,Nora.—Aloírminombremeencogí.Eralaprimeravezqueoíaesa
vozymicorazónempezóalatirtanapresuradamentequelonotéhastadebajodelasorejas—.¿Estásherida?
Seguíobservándoloconangustiacadavezmayor,sindejardepensar.Elescudopodía ser falso. Ya había decidido que el reflector azul lo era pero, si no era unpolicía,¿quiénera?
—Hellamadoatumadre—dijo,remontandolarampadelpuente—.Sereuniráconnosotrosenelhospital.
Nosolté larama.Subíaybajabaloshombrosalrespirarymedicuentadequeestabajadeando.Otragotadesudorsedeslizódebajodemiropa.
—Todoirábien—dijoél—.Todohapasado.Nodejaréquenadietehagadaño.Ahoraestásasalvo.
Medisgustabasuandarrelajadoyeltonofamiliarenelquemehablaba.—Noteacerques—ledije,elsudordemismanosmeimpedíaaferrarlarama.—¿Nora?—dijo,frunciendoelceño.Laramaquesosteníatembló.—¿Cómosabesminombre?—pregunté;noqueríaquedescubrieracuánasustada
estaba.Cuántomiedomedabaél.—Soy yo—repitió, mirándome directamente a los ojos, como si esperara que
todoseiluminara—.EldetectiveBasso.—Noteconozco.Duranteuninstanteguardósilencio,despuéshizootrointento.—¿Recuerdasdóndehasestado?Lo observé, presa de la desconfianza. Traté de sumergirme en mis recuerdos,
penetrandoenlospasillosmásoscurosyantiguos,perosurostronoapareció.Queríaaferrarme a algo, lo que fuera, que me resultara familiar, a fin de comprender elmundoquehabíacogidounsesgodeformeparamí.
—¿Cómollegastealcementerioestanoche?—preguntó,inclinandolacabezaenesa dirección. Susmovimientos eran cautelosos, y también sumirada e incluso sugesto—. ¿Alguien te dejó allí? ¿Llegaste andando? —Hizo una pausa—. Has dedecírmelo,Nora.Esimportante.¿Quéocurrióesanoche?
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«Yotambiénquisierasaberlo».Mesentíamareada.—Quieroiracasa.—Oíunruidojuntoamispiesy,demasiadotarde,comprendí
quehabíadejadocaer larama.Labrisameenfriólaspalmasvacías.Yonodeberíaestaraquí.Todaestanocheeraunenormeerror.
No.Notodalanoche.¿Quérecordaba?Sólounaparte.Miúnicopuntodepartidaeraunsegmentodetiempo,cuandodespertéencimadeunatumba,muertadefríoyperdida.
Convoqué la imagenmental de lagranja, segura, cáliday real, y sentí queunalágrimasedeslizabaporminariz.
—Puedollevarteacasa—dijo,conunaexpresióncomprensiva—.Peroprimerohedellevartealhospital.
Cerré los ojos, aborreciéndome por llorar: era elmodomejor ymás rápido dedemostrarlecuánasustadaestaba.
Él suspiró, un sonido muy leve, como si deseara que hubiese otra manera detransmitirlainformaciónqueestabaapuntodeproporcionarme.
—Desapareciste hace once semanas, Nora. ¿Me oyes? Nadie sabe dónde hasestadodurantelosúltimostresmeses.Handeexaminarte.Hemosdeasegurarnosdequeteencuentrasbien.
Lo miré fijamente, pero sin verlo. Diminutas campanas repiqueteaban en misoídos,peroparecíanmuydistantes.Sentíunretortijónenelestómago,peroprocuréreprimirlasnáuseas.Habíalloradoanteél,peromenegabaavomitar.
—Creemos que fuiste abducida —dijo, con expresión inescrutable. Se habíaaproximado,yyaestabademasiadocercademí,diciendocosasincomprensibles—.Secuestrada.
Parpadeé.Melimitéaquedarmeahíindecisa.Mi corazón dio un vuelco. Seme aflojaron losmúsculos yme tambaleé.Vi el
borróndoradodelasfarolasporencimademicabeza,oíelchapoteodelríodebajodel puente, olí los gases del tubode escapede su coche enmarcha.Pero todo esoformabapartedeltelóndefondo,unamareanteideadeúltimomomento.
Ytrassóloesabreveadvertencia,meparecióqueoscilaba,oscilabaycaíaenlanada.
Medesmayéantesdegolpearcontraelsuelo.
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Capítulo
Despertéenunhospital.Elcielorrasoerablanco,lasparedesdeunserenocolorazul.Lahabitaciónolíaalirios,asuavizanteyamoníaco.Sobreuncarritoconruedasjunto a la cama había dos ramos florales, un conjunto de globos con el mensaje¡RECUPÉRATE PRONTO!, y un regalo envuelto en papel de plata violeta. Losnombres que aparecían en las tarjetas entraban y salían de foco. DOROTHEA YLIONEL.VEE.
Notéunmovimientoenelrincón.—Oh,nena—susurróunavozconocida.Selevantódelasillayseabalanzósobre
mí—.Oh,cariño.Sesentóenelbordedelacamaymeabrazó.—Tequiero—dijoentonoahogadojuntoamioreja—.Tequieromucho.—Mamá.—Aloírsuvoz,laspesadillasdelasqueacababadedesprendermese
desvanecieronyunaoleadadetranquilidadmeacunó,aflojandoelnudodetemorquemeoprimíaelpecho.
Noté que lloraba porque su cuerpo se agitaba contra el mío, al principio contembloresligerosyluegomásconvulsos.
—Me recuerdas —dijo, y el alivio que sentía inundaba su voz—. Estaba tanasustada…Pensé…¡Oh,nena!¡Penséenlopeor!
Yasísinmás,laspesadillasvolvieronainvadirme.—¿Es verdad? —pregunté, y se me revolvió el estómago—. Eso que dijo el
detective. Que yo… que durante once semanas… —no logré decir la palabra«secuestrada».Tanfría,tanimposible.
Mimadresoltóungemido.—¿Qué…meocurrió?—pregunté.Mamásesecólaslágrimasconlapuntadelosdedos.Laconocíalobastantebien
parasaberquesólointentabasimularcalmapormibien,ydeinmediatomepreparéparaoírlasmalasnoticias.
—Lapolicíaestáhaciendotodoloposibleparaencontrarunarespuesta.—Mamásonrió,peroeraunasonrisa temblorosa.Comosinecesitaraalgoa loqueaferrarse,mecogiódelamanoylaapretó.
»Lomásimportanteesquehasvuelto,queestásencasa.Todoloocurrido…esaguapasada.Losuperaremos.
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—¿Cómome raptaron?—En realidad, la pregunta estaba dirigida amímisma.¿Cómo había ocurrido esto? ¿Quién querría raptarme? ¿Se acercaron en un cochecuando salía del instituto? ¿Me metieron en el maletero mientras atravesaba elparking?No,porfavor.¿Porquénoechéacorrer?¿Porquénoluché?¿Porquétardétanto en escapar? Porque era evidente que eso fue lo que ocurrió, ¿verdad? Laausenciaderespuestasmeacuciaba.
—¿Qué recuerdas?—preguntó mamá—. El detective Basso dijo que hasta unpequeño detalle quizá resulte útil. Intenta recordar. ¿Cómo llegaste al cementerio?¿Dóndeestuvisteantesdeeso?
—Norecuerdonada.Escomosimimemoria…—meinterrumpí.Eracomosimehubieran robado una parte de mi memoria. Me la arrancaron, y en su lugar sólodejaronuna sensacióndepánico.Me sentíaviolada, comosimehubieranarrojadodesde una plataforma elevada sin previo aviso. Caía, y caer me daba mucho másmiedo que golpear contra el suelo. La caída no tenía final, sólo una sensaciónconstantedeestarenmanosdelagravedad.
—¿Quéesloúltimoquerecuerdas?—preguntómamá.—Elinstituto—contestéautomáticamente.Pocoapoco,misrecuerdosfragmentadosempezaronaagitarse,aunirseentresíy
aformaralgosólido.—Meesperabaunexamendebiología,perosupongoquenoasistí—añadí,yla
concienciadelarealidaddeesassemanaspasadasseagudizó.TeníaunaimagenclaradeestarsentadaenlaclasedebiologíadeCoachMcConaughy.Elaromafamiliarapolvode tiza, a productosde limpieza, a aire cargadoy el siemprepresenteolor asudor surgió demimemoria.Vee,mi compañera de laboratorio, estaba ami lado.Nuestrosmanualesestabanabiertosantenosotrasencimadelamesadegranitonegro,peroVeehabíadeslizadosubrepticiamenteunejemplardeUSWeeklyenelsuyo.
—Terefieresaunodequímica—mecorrigiómamá—.Clasesdeverano.Lamiréfijamente,dudando.—Nuncaheasistidoaclasesdeverano.Mamásellevólamanoalabocaypalideció.Elúnicosonidoenlahabitaciónera
elmetódicotictacdelrelojporencimadelaventana.Oícadaticycadatacdiezvecesantesderecuperarlavoz.
—¿Quédíaeshoy?¿Enquémesestamos?—Volvíarecordarelcementerio.Lashojas en descomposición, el frío sutil. El hombre de la linterna insistiendo en queestábamosenseptiembre.Laúnicapalabraquenodejabaderepetirmentalmenteera«no».No,eraimposible.No,estonoestabaocurriendo.No,eraimposiblequemesesdemividahubiesendesaparecidosinqueyolonotara.Volvíaabrirmepasoatravésde mis recuerdos, tratando de aferrar algo que me permitiera pasar del momentopresente a estar sentada en la clase de biología deCoach, pero no disponía de un
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puntodepartida.Cualquierrecuerdodelveranohabíadesaparecidoporcompleto.—No pasa nada, nena —murmuró mamá—. Recuperaremos tu memoria. El
doctorHowlettdiceque,coneltiempo,lamayoríadelospacientesmejoranmucho.Tratédeincorporarme,peromisbrazosestabanconectadosaunmontóndetubos
ymonitores.—¡Sólodimeenquémesestamos!—repetíconnerviosismo.—Enseptiembre.—Lacongojadesurostroresultabainsoportable—.Hoyesseis
deseptiembre.Merecosté,parpadeando.—Creíqueestábamosenabril.Norecuerdonadamásallá.—Levantémurospara
circunscribirel terrorqueme invadía.Nopodíaenfrentarmeaellodegolpe—.¿Elveranorealmente…hapasado?¿Así,sinmás?
—¿Asísinmás?—repitióellaentonoincrédulo—.Resultóeterno.Cadadíasinti… Once semanas sin noticias tuyas… El pánico, la preocupación, el temor, ladesesperanzapermanente…
Reflexionéymedediquéacalcular.—Si estamos en septiembre y estuve ausente durante once semanas, entonces
desaparecí…—Elveintiunodejunio—contestómamá—.Eldíadelsolsticiodeverano.El muro que había construido se resquebrajaba a mayor velocidad que mi
capacidadmentalderepararlo.—Peronorecuerdojunio.Nisiquierarecuerdomayo.Ambasnoscontemplamosycomprendíqueambascompartíamoslamismaidea
atroz.¿Seríaposiblequemiamnesiaseextendieramásalládeesasoncesemanasdeausencia,quellegarahastaabril?¿Cómopudohaberpasadoalgoasí?
—¿Quédijoelmédico?—pregunté,humedeciéndomeloslabiossecos—.¿Sufríunaheridaenlacabeza?¿Medrogaron?¿Porquénopuedorecordarnada?
—EldoctorHowlettdijoquesetratabadeunaamnesiaretrógrada.—Mamáhizounapausa—.Esosignificaquealgunosdetusrecuerdospreexistentessehanperdido.No estábamos seguros hasta dónde se remontaba la pérdida dememoria.Abril—murmuróparasusadentros,ynotéquelaesperanzasedesvanecíadesumirada.
—¿Perdidos?¿Perdidoscómo?—Creequeesalgopsicológico.Me pasé las manos por el cabello y mis dedos se cubrieron de una película
grasienta.Derepentecomprendíquenohabíapensadoendóndehabíaestadotodasesas semanas. Puede que encadenada en un sótano húmedo. O maniatada en elbosque. Era evidente que hacía días que no me duchaba. Eché un vistazo a misbrazos: estaban cubiertos demugre, pequeños cortes ymoratones. ¿Quéme habíaocurrido?
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—Psicológico. —Me obligué a reprimir las especulaciones, que sóloincrementaban mi histeria. Tenía que ser fuerte, necesitaba respuestas, no podíadesmoronarme.Silograbaconcentrarmepeseatenerlavistamedionublada…
—Creequelobloqueasparanorecordaralgotraumático.—Nolobloqueo.—Cerrélosojos,incapazdecontrolarlaslágrimas.Toméairey
apretélospuñosparaevitareltemblordemismanos.»Si estuviera tratando de olvidar cuatro meses de mi vida lo sabría —dije,
hablandolentamenteytratandodeparecercalmada—.Quierosaberquémeocurrió.Silelancéunamiradafuribunda,mamáhizocasoomisodeella.—Procura recordar—me instó con suavidad—. ¿Era un hombre? ¿Has estado
conunhombretodoestetiempo?¿Lo había estado? Hasta este momento, mi raptor no tenía rostro. La única
imagenqueteníaenlacabezaeraladeunmonstruoacechandoenlaoscuridad.Unadudaatrozmeatenazaba.
—Sabes que no necesitas proteger a nadie, ¿verdad?—prosiguió mamá en elmismotonosuave—.Sisabesconquiénestabas,puedesdecírmelo.Daigualloquete hayan dicho, ahora estás a salvo. No pueden cogerte. Te han hecho esta cosahorrenda,yellossonlosculpables.Ellos—repitió.
Unsollozodefrustraciónsurgiódemigarganta.Eltérmino«páginaenblanco»eraasquerosamentepreciso.Estabaapuntodeexpresarmidesesperanzacuandounasombra apareció en el umbral. El detective Basso había entrado en la habitación;manteníalosbrazoscruzadosylamiradaalerta.
Mepusetensa.Mamádebiódehaberlonotado:dirigió lamiradamásalládelacama,enlamismadirecciónquelamía.
—Creí que quizá Nora recordara algomientras estábamos a solas—le dijo aldetectiveBassoentonodedisculpa—.Séqueusteddijoquequeríainterrogarla,peromelimitéapensarque…
Élasintió,indicandoquenopasabanada.Luegoseacercóymemirófijamente.—Dicesquesólorecuerdasunaimagenborrosa,peroinclusoundetalleborroso
puedeserdeayuda.—Comoelcolordelcabello—interrumpiómamá—.¿Eranegro,talvez?Quería decirle quenohabía nada, ni siquiera un resto de instantáneadel color,
perodadalapresenciadeldetectiveBassonomeatreví.Nomefiabadeél.Elinstintome decía que algo en él no… cuadraba. Cuando se aproximaba, seme erizaba elcabello y notaba una sensación fugaz pero clara, como de un cubito de hielodeslizándoseporminuca.
—Quieroiracasa—fueloúnicoquedije.MimadreyeldetectiveBassointercambiaronunamirada.—EldoctorHowlettnecesitahacertemáspruebas—dijomamá.
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—¿Quéclasedepruebas?—Oh,cosasrelacionadascontuamnesia.Habránacabadoenseguida,yentonces
iremos a casa.—Hizo un gesto displicente con la mano, y eso sólo aumentómissospechas.
Como,alparecer,élsabíatodaslasrespuestas,medirigíaldetectiveBasso.—¿Quémeestáocultando?Bassonocambiódeexpresión.Supongoquetraspasarañosenlapolicíalahabía
perfeccionado.—Hemos de hacerte algunas pruebas. Asegurarnos de que todo está
perfectamente.«¿Perfectamente?¿Quépartedetodoestoleparecíaperfecto?»
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Capítulo
Mi madre y yo vivimos en una granja situada entre el linde de la ciudad deColdwatery las regiones remotasydespobladasdel estadodeMaine.Simirasporcualquier ventana, es como echar un vistazo al pasado. A un lado, grandesextensiones sin cultivar, al otro, campos dorados rodeados de árboles de hojaperenne.VivimosalfinaldeHawthorneLaneyunkilómetroymedionosseparadenuestros vecinos más próximos. De noche, cuando las luciérnagas iluminan losárbolesconsu luzdoraday la fraganciacálidade lospinos flotaenel aire,nomeresulta difícil convencerme de que me he transportado a mí misma a un siglocompletamentediferente.Sientrecierrolosojos,inclusosoycapazdeverungranerorojoyovejaspastando.
Nuestracasaestápintadadeblanco,tienepersianasazulesyestárodeadadeunagalería cuya inclinación es apreciable a simple vista. Las ventanas son largas yestrechas y sueltan un sonoro crujido cuando las abres. Mi padre solía decir queinstalar una alarma en la ventana demi habitación era innecesario: era una bromacompartidaensecreto,puestoqueambossabíamosqueyonoeralaclasedehijaqueseescabulle.
Mispadres semudarona la-granja-devoradora-dedólarespocoantesdequeyonaciera, argumentando que no se puede luchar contra el amor a primera vista. Susueñoerasencillo:restaurarlalentamentehastarecuperarsuencantadorestado,elde1771,yundíaclavaruncarteldebed-and-breakfastenelpatiodelanteroyservirlamejorsopadelangostadelacostadeMaine.ElsueñosedesvaneciócuandomipadrefueasesinadounanocheenelcentrodePortland.
Esamañanamedieronelaltaenelhospitalyahoraestabasolaenmihabitación.Meabracéaunaalmohada,merecostéen lacamayechéunamiradanostálgicaalcollagedeimágenesclavadasconchinchetasenuntablerodecorchocolgadodelapared. Había fotos demis padres posando en la cima de la colina Raspberry, VeeluciendoundesastrosodisfrazdeCatwomanqueconfeccionóparaHalloweenhacíaunosaños,lafotodelanuariodelsegundocursodelinstituto.Alcontemplarnuestrosrostros sonrientes, traté de engañarme y creer que estaba a salvo, ahora que habíaregresado a mi mundo. Pero la verdad es que jamás me sentiré a salvo y nuncarecuperarémividahastaquepuedarecordaraquelloporloquehepasadodurantelosúltimos cuatro meses, sobre todo los dos últimos meses y medio. Cuatro meses
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parecían insignificantes en comparación con diecisiete años (me había perdidomidecimoséptimocumpleañosduranteesasochosemanasborradas),peroloúnicoquemeimportabaeranesosmesesquefaltaban:ungranhuecointerpuestoenmicamino,quemeimpedíavermásallá.Noteníapasadonifuturo,sólohabíaungranvacíoquemeobsesionaba.
Los resultados de las pruebas ordenadas por el doctor Howlett no presentabanningún problema. Según ellos, y a excepción de unos cuantos cortes que yacicatrizabanyunosmoratones,mi estado físico era tanbuenocomoel del díaquedesaparecí.
Pero las cosasmás profundas, las invisibles, esas partes demí ocultas bajo lasuperficieyfueradelalcancedecualquierprueba,ésashacíanvacilarmiresistencia.¿Quién era yo ahora? ¿Qué había sufrido durante esosmeses ausentes? ¿Acaso eltraumamehabíamodificadodeunmodoquejamásibaacomprender?Oaúnpeor,¿delquenuncamellegaríaarecuperar?
Mientras estaba en el hospital,mamáprohibió todas las visitas, apoyadapor eldoctor Howlett. Comprendía su preocupación, pero ahora que estaba en casa ylentamente volvía a instalarme enmimundo familiar, no permitiría quemamámeencerrara, con la intención excelente pero equivocada de protegerme. Puede quehubiera cambiado, pero aún era yo, y lo único que ansiaba hacer ahoramismo erahablardetodoelloconVee.
Fuialaplantabaja,cogíelBlackBerrydemamádelaencimeraymelollevéami habitación. Cuando desperté en el cementerio, mi móvil había desaparecido, yhastaquelograrareemplazarlotendríaqueusarelsuyo.
SOYNORA. ¿PUEDESHABLAR?, ponía en el SMSque le envié aVee.Eratarde, y lamadre deVee la obligaba a apagar la luz a las diez. Si la llamabay sumamáoíaeltimbrazo,podíaserungranproblemaparaVee.ConocíaalaseñoraSkyynocreíaquefuesepermisiva,inclusodadaslasespecialescircunstancias.
Un momento después sonó el BlackBerry. ¿¡¡¡NENA!!!? ESTOY FLIPANDO.ESTOYHECHAPOLVO.¿DÓNDEESTÁS?
LLÁMAMEAESTENÚMERO.Apoyé el BlackBerry en mi regazo y me roí una uña. Estar tan nerviosa me
parecíaincreíble.EraVeepero,apesardesermimejoramiga,hacíamesesquenohablábamos.Amínomeparecíaquehubierapasadotantotiempo,peroelhechoesque sí.Recordé ambos dichos: «La ausencia es al amor lo que al fuego es el aire:apaga el pequeño y aviva el grande» versus «Ojos que no ven, corazón que nosiente»,yesperéquesecumplieraelprimero.
Aunque esperaba la llamada de Vee, pegué un respingo cuando sonó elBlackBerry.
—¿Diga?¿Diga?—dijoVee.
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Aloírsuvozsemehizounnudoenlagarganta.—¡Soyyo!—grazné.—Ya era hora—gruñó, pero parecía emocionada—.Ayerme pasé el día en el
hospital, pero no me dejaron verte. Pasé corriendo junto a los de seguridad, perollamaron a un código noventa y nueve y me atraparon. Me acompañaron fueraesposada, y con acompañada me refiero a que hubo un montón de patadas y depalabrotas repartidas en ambas direcciones. Según mi opinión, aquí la únicadelincuenteestumadre.¿Nadadevisitas?Soytumejoramiga,¿oacasonolonotótodos los años, durante los últimos once? La próxima vez que vaya a tu casa, laemprenderéagolpesconesamujer.
Enmediode laoscuridadunasonrisa frunciómis labiossecos.Apretéelmóvilcontramipecho,debatiéndomeentrelarisayelllanto.DeberíahabersabidoqueVeenomefallaría.Elrecuerdodetodoloquehabíasalidohorrorosamentemaldesdequedesperté en el cementerio hace tres noches quedó eclipsado por elmero hecho detener la mejor amiga del mundo. Quizá todo lo demás había cambiado, pero mirelación conVee era sólida como una roca. Éramos inseparables y nada cambiaríaeso.
—Vee—suspiré,aliviada.Queríadisfrutardelanormalidaddeeseinstante.Eratarde, se suponía que debíamos estar durmiendo y en cambio estábamos charlandoconlaluzapagada.Elañopasado,lamamádeVeearrojósumóvilalabasuratraspescarlacharlandoconmigodespuésdeltoquedequeda.Alamañanasiguiente,antetodoelvecindario,Veesededicóabuscarloen loscontenedoresy sigueusandoelmismoteléfonohastaeldíadehoy.LollamamosOscar,comoenOscarelGruñón.
—¿Teestándandodrogasdebuenacalidad?—preguntóVee—.Por lovisto,elpadre de Anthony Amowitz es farmacéutico y quizá pueda proporcionarte algobueno.
—¿Quéesesto?¿TúyAnthony?—dije,arqueandolascejas,sorprendida.—No, ni hablar.No es eso. Paso de los tíos. Sime siento romántica recurro a
Netflix.«Locreerécuandolovea»,pensé,sonriendo.—¿Dóndeestámimejoramigayquéhashechoconella?—Meestoydesintoxicandodeloschicos.Escomounadieta,peroparamisalud
emocional.Olvídalo,pasarépor tucasa—continuóVee—.Hace tresmesesquenoveoamimejoramigayestereencuentrotelefónicoesunamierda.Tedemostraréloqueesunabrazodeoso.
—Buenasuerteparaeludiramimadre—dije—.Eslanuevaportavozafavordelacrianzamediantehelicóptero.
—¡Esamujer!—siseóVee—.Ahoramismomeestoysantiguando.Discutiríamoselestatusdemimadrecomobrujaotrodía,porqueahorateníamos
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quehablardecosasmásimportantes.—Necesito que me pongas al corriente de lo ocurrido en los días antes del
secuestro, Vee —dije, introduciendo un tema mucho más serio—. No logrodesprendermedelasensacióndequemisecuestronofuealazar.Tienenquehaberhabidoseñalesdealerta,peronologrorecordarlas.Elmédicodijoquelaamnesiaespasajera,peroentretantohasdedecirmedóndeestuve,quéhiceyconquiénestuveaquellaúltimasemana.Recuérdamelo.
Veetardóenresponder.—¿Estás segura de que es una buena idea? Es un poco pronto para estresarte
respectodeaquelasunto.Tumadremehablódelaamnesia…—¿Enserio?—lainterrumpí—.¿Acasopiensasponertedepartedemimadre?—Olvídalo—mascullóVee,cediendo.Durante los siguientes veinte minutos me contó todo lo ocurrido durante esa
últimasemana,perocuantomáshablaba,mayoreramidesánimo:nadadellamadastelefónicas raras, de extrañosmerodeando ni de coches desconocidos siguiéndonosporlaciudad.
—¿Yquépasólanochequedesaparecí?—pregunté,interrumpiéndolaenmediodeunafrase.
—FuimosalparquedeatraccionesDelphic.Recuerdoquefuiacomprarperritoscalientes…yentoncessearmólagorda.Oídisparosylagenteechóacorrerfueradelparque.Tratédeencontrarte,perohabíasdesaparecido.Supusequehabíashecholomás inteligente: escapar, pero no te encontré en el parking. Hubiese regresado alparque,perovinolapolicíayechóatodoelmundo.Tratédedecirlesquetalvezaúnestabas en el parque, pero se negaron a escuchar.Obligaron a todos amarcharse acasa.Tellamétropecientasveces,peronocontestabas.
Eracomosimehubieranpegadounpuñetazoenelestómago.¿Disparos?Delphicteníamalafama,pero…¿disparos?Eratanextraño,tancompletamenteabsurdoquesinofueseVeelaquemelocontabanomelohubieracreído.
—Fue laúltimavezque tevi—dijoVee—.Despuésmeenterédequeerasunrehén.
—¿Rehén?—Al parecer, elmismo psicópata que provocó el tiroteo en el parque te tomó
como rehén en la caseta demáquinas situada debajo de laCasa delMiedo.Nadiesabeporqué.Finalmentetesoltóyselargó.
Abrílaboca,despuéslacerré.Porfinlogrédecirentonoazorado:—¿Qué?—La policía te encontró, te tomó declaración y te llevó a casa a las dos de la
mañana.Ésafuelaúltimavezquealguientevio.Encuantoalindividuoquetetomócomorehén…nadiesabequéleocurrió.
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Entoncestodosloshilosseunieron.—Debierondehabermeraptadoenmicasa—concluí,descifrandoelasunto—.Si
eranmás de las dos, debía de haber estado durmiendo. El individuo queme tomócono rehén debió de seguirme a casa. Lo interrumpieron cuando trataba de lograrquiénsabequéenelDelphicyvolvióapormí.Debiódeirrumpirenlacasa.
—Pero de eso se trata: no había señales de lucha. Las puertas y las ventanasestabancerradasconllave.
Mepasélamanoporlafrente.—La policía, ¿tenía algún indicio? Ese individuo—sea quien sea— no puede
habersidounfantasma.—Dijeronqueprobablementeusabaunnombrefalso.Pero,entodocaso,dijiste
quesellamabaRixon.—NoconozcoanadiellamadoRixon.Veesuspiró.—Éseeselproblema.Nadie loconoce.—Guardósilenciounmomento—.Hay
algomás.Avecesmeparecereconocerelnombre,perocuandointentorecordarporqué,semeponelamenteenblanco.Comosielrecuerdoexistiera,peronologrararecuperarlo.Casicomosi…hubieseunagujeroallídondedeberíaestarsunombre.Esunasensaciónmuyextraña,nodejodedecirmeamímismaquealomejorsólodeseo recordarlo, ¿comprendes?Que si lo recordara, ¡bingo!Habremosatrapadoalmalo y la policía podrá detenerlo. Demasiado sencillo, lo sé. Y ahora sólo estoyparloteando—dijo.
Después,envozbaja,añadió:—Sinembargo…hubierajuradoque…Lapuertademidormitorioseabrióconunchirridoymamáasomólacabeza.—Mevoyadormir—dijo,ydirigiólamiradaalBlackBerry—.Estarde,yambas
hemosdedescansar.—Sequedóaguardandoyrecibíelmensaje.—Hededejarte,Vee.Tellamarémañana.—Cariñosalabruja—dijo,ycolgó.—¿Necesitasalgo?—preguntómamá,ymequitóelBlackBerry—.¿Agua?¿Más
mantas?—No, gracias. Buenas noches, mamá. —Le lancé una sonrisa breve pero
tranquilizadora.—¿Comprobastequetuventanaestábiencerrada?—Tresveces.Mamáatravesólahabitaciónyagitó lacerradura.Cuandocomprobóqueestaba
biencerrada,soltóunarisita.—Nopasanadaporcomprobarloporúltimavez,¿verdad?Buenasnoches,nena
—añadió,acariciándomeelpeloybesándomelafrente.
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Cuando abandonó la habitación, me acurruqué bajo las mantas, apagué lalamparilladenocheyreflexionésobretodoloqueVeemehabíacontado.UntiroteoenelDelphic,pero¿porqué?¿Quéesperabalograrelquedisparó?¿Yporqué,entrelasmilesdepersonasqueocupabanelparqueesanoche,meeligióamícomorehén?Talvezsólosetratódemalasuerte,perolaideanomeconvencía.Lasincógnitasseagolpabanenmicabezahastaagotarme.Ojalá…
Ojalálogrararecordar.Bostecéytratédeconciliarelsueño.Pasaronquinceminutos.Luegoveinte.Metendídeespaldasyclavélavistaenel
cielorraso, procurando acercarme al recuerdo y atraparlo. Cuando eso no dioresultado, intenté un enfoque más directo: golpeé la cabeza contra la almohadatratando de desprender una imagen de mi cerebro, un diálogo, un olor que meprovocaraunaidea.¡Cualquiercosa!Perorápidamentecomprendíque,másqueconcualquiercosa,tendríaqueconformarmeconninguna.
Esamañana,cuandosalídelhospital, estabaconvencidadequemimemoria sehabía perdido para siempre, pero ahora, con las ideas claras y una vez pasado elshock, estaba empezando a cambiar de idea. Notaba que en mi cerebro había unpuente rotoyque laverdadestabaalotro ladodelhueco.Siyohabíademolidoelpuente para defenderme del trauma sufrido durante el secuestro, entonces tambiénpodíareconstruirlo,¿no?Sóloteníaquedescubrircómo.
Comencéporelnegro.Unnegroprofundoysobrenatural.Todavíanoselohabíadichoanadie,peroesecolornodejabadepasarmepor lacabezaen losmomentosmásinesperados.Ycuandolohacía,sentíaunescalofríoagradableyeracomosielcolor me recorriera la mandíbula como un dedo y me levantara el mentón paraenfrentarmeaél.
Sabíaquecreerqueuncolorpodíacobrarvidaeraundisparate,perounpardevecesmeparecióentreveralgomássólidotraselcolor.Unosojosylamaneracomomeobservabanmerompíanelcorazón.
Pero¿cómoeraposiblequealgoperdidoenmimemoriaduranteesosmomentosmecausaraplacerenvezdedolor?
Respirélentamente.Sentíaunimpulsoapremiantedeseguiralcolor,mellevaraadondemellevara.Anhelabaencontraresosojosnegros,enfrentarmeaellos.Queríasaber a quién pertenecían. El color tironeaba de mí, me indicaba que lo siguiera.Desdeelpuntodevistaracionaleraunsinsentido,peronolograbadesprendermedela idea.Sentíaundeseohipnóticoyobsesivodedejarqueelcolormeguiara.Unafascinaciónpoderosaquenisiquieralalógicapodíaromper.
Dejéqueeldeseoaumentarahastaquevibróbajomipiel.Teníademasiadocalorymequitélasmantasdeencima.Lacabezamezumbaba.Divueltasenlacamahastaestremecermedecalor.Unaextrañafiebre.
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«Elcementerio—pensé—,todoempezóenelcementerio».La noche negra, la bruma negra. Hierba negra, negras lápidas. El río negro y
resplandeciente,yallíunpardeojosnegrosobservándome.Nopodíapasarporaltolos recuerdos negros y fugaces, dormir no los borraría. No podía descansar hastahabertomadounadecisiónalrespecto.
Melevanté,mepuseunacamisetayunpardetejanosymecubríloshombrosconunjersey.Medetuveantelapuertadelahabitación.Elpasilloestabaensilencio,aexcepción del tictac del reloj de pie que venía de la planta baja. La puerta de lahabitación de mamá no estaba completamente cerrada, pero la rendija estaba aoscuras.Siaguzabaeloído,podíaoírsussuavesronquidos.
Bajélasescalerassinhacerruido,cogíunalinternaylasllavesdelacasaysalíporlapuertatrasera,porquetemíaqueelcrujidodelastablasdelagaleríadelanteramedelatara.Además,habíaunpolicíadeuniformeaparcadojuntoalbordillode laacera. Estaba allí para impedir el acceso de periodistas y camarógrafos, pero mepareció que sime veía salir a dar un paseo a estas horas, telefonearía al detectiveBasso.
Unavozquedainteriormedijoquequizácorríapeligrosisalía,perounextrañotrancemeimpulsaba.«Nochenegra,brumanegra.Hierbanegra,negraslápidas.Ríonegroyresplandeciente.Unpardeojosnegrosobservándome».
Teníaqueencontraresosojos.Albergabantodaslasrespuestas.Cuarentaminutosdespuésalcancélaspuertasenformadearcodelcementeriode
Coldwater. La brisa arrancaba las hojas de las ramas: parecían oscuros molinetes.Encontrélatumbademipadresindificultad.Tiritandobajoelfríohúmedo,meabrípasohastalalápidaplanadondetodohabíacomenzado.
Meacurruquéyrecorríeldesgastadomármolconeldedo.Cerrélosojos,bloqueélos sonidos nocturnos yme concentré en encontrar los ojos negros. Les lancémispreguntas,conlaesperanzadequemeoyeran.¿Cómohabíallegadoadormirenuncementeriotrasoncesemanasdecautiverio?
Miréenderredor,lentamente.Elaromaadescomposicióndelotoñopróximo,lafraganciaintensadelahierbacortada,elpalpitardelasalasdelosinsectos…nadadeello provocó la respuesta que ansiaba desesperadamente.Me tragué el nudo en lagarganta, esforzándome por no sentirme derrotada. El color negro, que me habíaperseguidodíasenteros,mefalló.Metílasmanosenlosbolsillosdelostejanosymedispuseaabandonarelcementerio.
Porel rabillodelojo,viunamanchaen lahierba.Recogíunaplumanegra, tanlargacomomibrazo,desdeelhombrohastalamuñeca.Fruncíelentrecejoytratédeimaginar el ave a la que pertenecía. Era demasiado larga para ser de un cuervo,demasiadograndeparaserdecualquierave,segúnmiopinión.Larecorríconeldedoycadaunodelossatinadossegmentosvolvióasulugar.
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Unrecuerdoseagitóenmicabeza.«Ángel—meparecióoírquesusurrabaunavozsuave—.Eresmía».
«¡Qué cosa más absurda!», pensé, ruborizándome. Miré en torno, sólo paracomprobarquelavoznoerareal.
«Noteheolvidado».Me puse tensa, esperando volver a oír la voz, pero se había desvanecido en el
viento y todos los recuerdos que provocó desaparecieron antes de que lograraatraparlos.Medebatí entrearrojar laplumaaun ladoyel impulsodesesperadodeenterrarladondenadiepudieraencontrarla.Teníalasensacióndehabertropezadoconalgosecreto,algoprivado,algoque,deserdescubierto,podíacausarmuchodaño.
Un coche se detuvo en el parking situado en la colina junto al cementerio, delinterior surgía música a todo volumen. Oí gritos y risotadas, y no me hubierasorprendido que fueran mis compañeros de instituto. En esta parte de la ciudadalejadadelcentrohabíamuchosárbolesyeraunbuenlugarparaestarporahíconlosamigos lasnochesde los finesde semanasinquenadie tevigilara.Comono teníaganas de tropezar con ningún conocido, sobre todo desde que mi repentinareapariciónfigurabaentodoslosnoticierosdellugar,memetílaplumabajoelbrazoymeapresuréarecorrerelsenderodegravaquedabaalacarreteraprincipal.
Poco después de las dos de lamadrugada, entré en la granja y, tras cerrar conllave, subí las escaleras de puntillas. Durante unos minutos, permanecí de pie enmediodemihabitaciónydespuésescondí laplumaenelcajóncentraldel tocador,donde también guardabamis calcetines, leggings y pañuelos. En esemomento, nisiquierasabíaporquémelahabíallevadoacasa.Yonosuelocoleccionarbasura,pornohablardeguardarlaenmiscajones.Perolaplumahabíaprovocadounrecuerdo…
Me desvestí, bostecé y me dirigí a la cama, perome detuve a medio camino:encimade laalmohadahabíaunahojadepapel,algoquenoestabaallícuandomemarché.
Mevolví,suponiendoquemimadreestaríaenelumbral,enfadadaypreocupadaporquemehabíaescabullido.Perodespuésdetodoloocurrido,¿cómoibaapensarqueellaselimitaríaadejarunanotatrasencontrarlacamavacía?
Recogíelpapelconmanostemblorosas.Eraunahojarayadadecuaderno,comolos que usábamos en el instituto. El mensaje parecía escrito apresuradamente conrotuladornegro.
«Sóloporqueestásencasanosignificaqueestésasalvo».
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Capítulo
Arruguéelpapelyloarrojécontralapared,aterradayfrustrada.Meacerquéalaventana y comprobé que estaba cerrada. Me faltaba coraje para asomarme a laventana,perohicecampanaconlasmanosyescudriñélassombrasqueseextendíanatravésdelcéspedcomo largosydelgadospuñales.No teníani ideadequiénpodíahaberdejadolanota,peroestabaseguradeunacosa:habíacerradoconllaveantesdesalir.Ymás temprano, antes de remontar las escaleras para irnos a la cama, habíaobservadoamimadrecomprobandocadaventanaycadapuertaalmenostresveces.
Asíque,¿cómologróentrarelintruso?¿Yqué significaba elmensaje?Era crípticoy cruel. ¿Unabroma retorcida?De
momento,eralamejorexplicaciónquesemeocurría.Recorríelpasilloyempujélapuertadelahabitacióndemamá,sólolosuficiente
paraasomarme.—¿Mamá?Ellaseincorporóenlaoscuridad.—¿Nora? ¿Qué ha pasado? ¿Has tenido una pesadilla? —Una pausa—. ¿Has
recordadoalgo?Encendí la lámparade lamesilladenoche;de repente laoscuridady loqueno
podíavermedieronmiedo.—Encontréunanotaenmihabitación,dondeponíaquenomeengañaraycreyera
queestabaasalvo.Laluzrepentinalahizoparpadearyvicomoasimilabamispalabras.Depronto
estabacompletamentedespierta.—¿Dóndeencontrastelanota?—preguntó.—Yo…—Sureacciónantelaverdadmeponíanerviosa.Enretrospectiva,había
sidounapésimaidea.¿Salirahurtadillas?¿Trassersecuestrada?Perosentirmiedoantelaposibilidaddeunsegundosecuestroeradifícil,dadoquenisiquierarecordabael primero.Y acudir al cementerio fue necesario, parami propia cordura.El colornegromecondujohastaallí.Estúpido,inexplicablepero,noobstante,cierto.
»Estabadebajodemialmohada,nodebohaberlonotadoantesdeacostarme—mentí—.Sólooíelcrujidodelpapelcuandomemovímientrasdormía.
Ellasepusoelalbornozycorrióamihabitación.—¿Dóndeestálanota?Quieroleerla.HedeinformardeelloaldetectiveBasso
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deinmediato.—Yaestabamarcandoelnúmeroensumóvil.Lomarcódememoriayseme ocurrió que debían de haber trabajado en estrecha colaboración durante lassemanasenlasqueestuvedesaparecida.
—¿Alguienmástienelallavedelacasa?—pregunté.Mamáalzóundedo,indicándomequeesperara.«Mensajedevoz»,articulópara
queleleyeraloslabios.—SoyBlythe—ledijoalserviciodemensajesdeldetectiveBasso—.Llámeme
en cuanto reciba este mensaje. Esta noche Nora ha encontrado una nota en suhabitación.—Me lanzó una rápidamirada—. Puede que sea de la persona que laraptó.Laspuertashanestadocerradasconllavetodalanoche,asíquedebendehaberdejadolanotabajosualmohadaantesdequeregresáramosacasa.
»Volverá a llamarpronto—medijo, colgando—.Ledaré lanota al oficial queestáfuera.Quizáquieraregistrarlacasa.¿Dóndeestálanota?
Señalélabolaarrugadaenunrincón,peronofuiarecogerla.Noqueríavolveraverelmensaje. ¿Eraunabroma…ounaamenaza?«Sóloporqueestásencasanosignificaqueestésasalvo».Eltonosugeríaunaamenaza.
Mamáalisóelpapelcontralapared.—Aquínoponenada,Nora.—¿Qué?—Me acerqué para echar un vistazo. Tenía razón, la escritura había
desaparecido.Dilavueltaalahojaapresuradamente,peroelotroladotambiénestabaenblanco.
»Estabaallí—dije,confundida—.Estabaallímismo.—Alomejorteloimaginaste.Unaproyeccióndeunsueño—dijomamáentono
suave, abrazándome y frotándome la espalda, pero el gesto nome consoló. ¿Seríaposiblequedealgúnmodohubieseinventadoelmensaje?¿Debidoaqué?¿Paranoia?¿Unataquedepánico?
—Noloimaginé.—Peronoestabamuysegura.—No pasa nada —murmuró ella—. El doctor Howlett dijo que esto podría
ocurrir.—¿Quépodríaocurrir?—Dijoqueeramuyposiblequeoyerascosasquenosonreales…—¿Comoqué?—Como voces y otros sonidos —contestó, contemplándome con expresión
tranquila—.Nodijo nada sobre ver cosas que no son reales, pero todo es posible,Nora.Tucuerpointentarecuperarse,estásometidoaungranestrésyhemosdetenerpaciencia.
—¿Dijoquequizátendríaalucinaciones?—Chitón—ordenóenvozbaja,ymecogiólacaraconlasmanos—.Puedeque
estas cosas tengan que ocurrir antes de que consigas recuperarte. Tu cerebro se
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esfuerza por curarse y hemos de darle tiempo, como a cualquier otra lesión. Losuperaremosjuntas.
Semehumedecieronlosojos,peromenegabaallorar.¿Porquéyo?Entretodosesosmillonesdepersonasallífuera,¿porquéamí?¿Quiénmehizoesto?Micerebrogirabaencírculo,procurandoseñalaraalguienconeldedo,peronodisponíadeunrostro,deunavoz.Noteníalamásmínimaidea.
—¿Estásasustada?—susurrómamá.—Estoyenfadada—dije,apartandolamirada.
Mearrastréhastalacamaymedormíconrapidezsorprendente.Atrapadoeneselugarborrosoydesordenadoentrelaconscienciayelsueño,micerebrovagabaalolargo de un túnel largo y oscuro que se volvíamás estrecho a cada paso.Dormir,dormirprofundamentey,dadalanochequehabíapasado,lonecesitaba.
Enelextremodel túnelaparecióunapuertayseabriódesdedentro.La luzdelinteriorproyectabauntenueresplandoreiluminabaunrostrotanconocidoquecasicaídeespaldas.Suscabellosnegrosse rizabanen tornoasusorejas,húmedos trasunaduchareciente.Unapielbronceadaporelsol,lisaytersa,cubríauncuerpoaltoydelgado,almenosquincecentímetrosmásaltoqueelmío.Desuscaderascolgabanunos tejanos, pero el pecho estaba desnudo e iba descalzo; llevaba una toalla porencimadelhombro.Nuestrasmiradassecruzaronysusojosnegrosseclavaronenlos míos con expresión sorprendida… que inmediatamente se convirtió endesconfiada.
—¿Quéestáshaciendoaquí?—preguntóenvozbaja.«Patch—pensé,yloslatidosdemicorazónseaceleraron—.EsPatch».Norecordabaporquéloconocía,peroloconocía.Elpuenteenmicabezaseguía
tanrotocomosiempre,peroalveraPatchpequeñostrozosseunieron,recuerdosqueme pusieron nerviosa. De repente recordé estar sentada a su lado en la clase debiología; después, estar pegada a él mientras me enseñaba a jugar al billar. Otrorecuerdomuyintenso,suslabiosrozandolosmíos.
Habíaidoenbuscaderespuestas,ymecondujeronhastaaquí.HastaPatch.Habíaencontradounmododeeludirlaamnesia.Estonoselimitabaaserunsueño:eraunpasadizo subconsciente hasta Patch, sea quien fuera él. Entonces comprendí lasensaciónintensaquemeinvadíayquejamásalcanzabalasatisfacción.EnunnivelprofundoeinapreciablepormicerebronecesitabaaPatch.Yporlarazónquefuere:destino, suerte, fuerza de voluntad—o pormotivos que nunca comprendería— lohabíaencontrado.
Pesealchoquesufrido,fuicapazdehablar.—Dímelotú.Élasomólacabezaatravésdelapuertayrecorrióeltúnelconlamirada.
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—Estoesunsueño.Locomprendes,¿verdad?—Enesecaso,¿quiéntemesquemehayaseguido?—Nopuedesestaraquí.—Al parecer, he descubierto unmodo de comunicarme contigo—dije en tono
tenso y glacial—. Supongo que lo único que puedo decir es que esperé unrecibimientomásalegre.Tútienestodaslasrespuestas,¿verdad?
Secubriólabocaconlosdedos,sindespegarlamiradademirostro.—Tengolaesperanzademantenerteconvida.Mi cerebro se detuvo, incapaz de comprender lo suficiente del sueño para
descifrarunmensajemásprofundo.Laúnica ideaquememartillaba lacabezaera:«Loheencontrado.Despuésdetodoestetiempo,heencontradoaPatch.Yenvezdesentirlamismaexcitaciónqueyo,loúnicoquesientees…unaindiferenciahelada».
—¿Porquénologrorecordarnada?—pregunté,tragándomeelnudoqueteníaenlagarganta—.¿Porquénorecuerdocómoocuándo…oporquétefuiste?—Porqueestaba segura de que eso fue lo que pasó: se había ido. De lo contrario, ahoraestaríamos juntos—. ¿Porquéno tratastede encontrarme? ¿Quémeocurrió? ¿Quénospasóanosotrosdos?
Patch se llevó las manos a la nuca y cerró los ojos. Permaneció inmóvil, aexcepcióndeltemblorquelerecorríalapiel.
—¿Porquémeabandonaste?—dijeentonoahogado.—¿Deverdadcreesqueteabandoné?—exclamó,poniéndosederecho.Lapreguntasólohizoaumentarelnudoqueteníaenlagarganta.—¿Quésesuponíaquedebíacreer?Desaparecistedurantemesesyahora,cuando
porfinteencuentro,casinopuedesmirarmedirectamentealosojos.—Hiceloúnicoquepodíahacer.Renunciéatiparasalvartelavida.—Apretabay
aflojabalasmandíbulas—.Nofueunadecisiónfácil,perofuelacorrecta.—¿Renunciasteamí,así,sinmás?¿Cuántotardasteentomarladecisión?¿Tres
segundos?Alrecordarlo,sumiradasevolvióglacial.—Sí,éseeraeltiempodelquedisponía,másomenos.Mástrozosseunieronentresí.—¿Alguienteobligóaabandonarme?¿Esesoloquemeestásdiciendo?Patchguardósilencio,peroyohabíaobtenidomirespuesta.—¿Quién te obligó amarcharte? ¿Quién te daba tantomiedo?ElPatchqueyo
conocíanohuíadenadie.—Eldolorqueestallabaenmipechomehizoalzarlavoz—.Hubieraluchadoporti,Patch.¡Yohubieraluchado!
—Yhubieses perdido. Estábamos rodeados. Él amenazó conmatarte y hubieracumplido esa amenaza. Te había atrapado, y eso significa que también me habíaatrapadoamí.
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—¿Él?¿Quiénesél?Larespuestafueotrosilenciocrispado.—¿Acasointentasteencontrarme?¿Oteresultófácilrenunciaramí?—pregunté
convozentrecortada.Patchsequitólatoalladelhombroylaarrojóaunlado.Sumiradadestellabaira,
alzabaybajabaloshombros,perosentíquesucóleranosedirigíacontramí.—Nodebespermaneceraquí—dijoentonobrusco—.Debesdejardebuscarme.
Hasdecentrarteentupropiavidayhacertealaideatantocomopuedas.Nopormí—añadió, como si adivinaramis próximas y resentidas palabras—, sino por ti.Hehecho todo lo posible por mantenerlo alejado de ti, y seguiré haciéndolo… peronecesitotuayuda.
—¿Comoyonecesito la tuya?—repliqué—.Tenecesitoahora,Patch.Necesitoquevuelvas.Estoyperdidayasustada.¿Sabesquenologrorecordarnada?Claroquelosabes—dijeentonoamargoyempezandoacomprender—.Poresonohasidoenmibusca.Sabesquenopuedorecordarteyesotesacadeunproblema.Nuncacreíque elegirías lo más fácil. Bueno, yo no te he olvidado, Patch. Te veo por todaspartes,tengorecuerdosdelcolornegro:elcolordetusojos,detupelo.Sientoturoce,recuerdocómomeabrazabas…—nopudecontinuar,embargadaporlaemoción.
—Esmejorquepermanezcasenlaignorancia—dijoPatchentonorotundo—.Eslapeorexplicaciónque tehedado,peropor tupropiaseguridad,haycosasquenodebessaber.
Soltéunacarcajadaangustiada.—¿Asíqueseacabó?Patchseacercóy,justocuandocreíquemeabrazaría,sedetuvo.Respiréhondo,
intentandocontenerlaslágrimas.Élapoyóuncodoenlajambadelapuerta,justoporencimademioreja.Suaromaerairresistiblementefamiliar:olíaajabónyespecias,yla fragancia embriagadorame produjo una oleada de recuerdos tan agradables quesólohicieronqueelmomentopresentefueraaúnmásatroz.Meinvadióeldeseodetocarlo,dedeslizarlosdedosporsupiel,desentirmeseguraentresusbrazos.Queríaque me besara el cuello, que sus susurros me cosquillearan la oreja mientrasmurmurabapalabrasquesólomepertenecíanamí.Loqueríacercademí,muycercayquenomesoltara.
—Estonohaacabado—dije—.Despuésdetodoloquehemosvividojuntos,notienesderechodepasardemí.Noteperdonarétanfácilmente.—Noestabasegurasise trataba de una amenaza, demi último intento de desafiarlo o de unas palabrasirracionalesquesalíandemicorazónpartido.
—Quieroprotegerte—dijoPatchenvozbaja.Estabatancercademí,fuerte,cálidoypoderoso.Nopodíaescapardeél,niahora
ninunca.Siempreestaríaallí,consumiendotodosmispensamientos,elúnicodueño
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demicorazón.Unpoderquenopodíacontrolar,pornohablardeescapardeél,meatraíahaciaél.
—Peronolohiciste.Mecogiólabarbillacongranternura.—¿Deverdadcreeseso?Tratédezafarme,peronoconlasuficienteinsistencia.Nopodíaresistirmeasu
toque,nienelpasado,niahoraninunca.—Noséquépensar.Locomprendes,¿verdad?—Mihistoriaeslarga,yengranpartenoesbuena.Nopuedoborrarla,peroestoy
decididoanocometerotroerror.No,dadoloqueestáenjuego,dadoquesetratadeti.Todoestorespondeaunplan,perollevarátiempo.
Estavezmeestrechóentresusbrazos,mequitóelcabellodelafrenteyentoncesalgosequebródentrodemí.Laslágrimascalientessederramaronpormismejillas.
—Sitepierdoati,lopierdotodo.—¿Dequiéntienestantomiedo?—volvíapreguntar.Patchapoyólasmanosenmishombrosylafrentecontralamía.—Eresmía,Ángel.Ynodejaréquenadacambieeso.Tienes razón:estonoha
acabado.Sóloeselprincipioynadadeloquenosesperaseráfácil—dijo,lanzandounsuspirocansino.
»Norecordarásestesueño,ynoregresarásaquí.Nosécómomeencontraste,perohedeasegurarmedequenovuelvasahacerlo.Borraréturecuerdodeestesueño.Portupropiaseguridad,eslaúltimavezquemeverás.
Sentíunapunzadademiedo.MeapartémirandoelrostrodePatch,yladecisiónquevienélmehorrorizó.Abrílabocaparaprotestar…
Yelsueñosederrumbóentornoamí,comosifueradearena.
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Capítulo
A la mañana siguiente, me desperté con el cuello acalambrado y un remotorecuerdo de unos sueños extraños y anodinos. Me duché y me puse un vestidocamisero estampado con rayas blancas y negras, unos leggings cortos y botines.Como mínimo, mi aspecto exterior resultaba coherente, porque arreglar el caosinteriornoeraunametaalcanzableencuarentaycincominutos.
Cuando entré en la cocina, mamá estaba preparando copos de avena al modotradicionalenuncazo.Traslamuertedemipadre,eralaprimeravezqueselosveíapreparar así, partiendo de cero.Después de los dramáticos sucesos de anoche,mepreguntésisetratabadeunplatodecondolencia.
—Tehaslevantadotemprano—dijo,ydejódepicarfresascercadelfregadero.—Sonmásdelasocho—comenté—.¿HavueltoallamareldetectiveBasso?—
Procuré simular indiferencia ante la respuesta y me dediqué a quitarme pelusasinexistentesdelvestido.
—Ledijequesetratabadeunerror.Locomprendió.Eso significaba que ambos creían que había sufrido una alucinación.Yo era la
chicaquegritaba«¡Quevieneellobo!»,yapartirdeahora,todoloquedijeraseríaconsideradounaexageración.«Pobrecita.Asienteconlacabezayfingequelecrees».
—¿Porquénovuelvesaacostarteytellevaréeldesayunocuandoestépreparado?—sugiriómamá,ysiguiómientraspicaba.
—Estoybien.Yamehelevantado.—Dadotodoloocurrido,creíaquequerríastomartelascosasconcalma.Dormir
hastatarde,leerunbuenlibro,quizátomarunbañodeespumaprolongado.Norecordabaquemimadrejamáshubiesesugeridoqueharaganearaenundíade
clase. Nuestra típica conversación del desayuno solía consistir en rápidosintercambios,estilo:«¿Hasacabadolaredacción?¿Hasenvueltotualmuerzo?¿Hashecholacama?¿Puedespagarlacuentadelaluzdecaminoalcolegio?»
—¿Ybien?—Mamávolvióaintentarlo—.¿Quieresdesayunarenlacama?Esmimejoroferta.
—¿Yquépasaconelinstituto?—Puedeesperar.—¿Hastacuándo?—No lo sé—respondió en tono indiferente—. Una semana, supongo. O dos.
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Hastaqueterestablezcas.Era evidente que ella no había reflexionado al respecto, pero, en un par de
segundos,yosí.Puedequesintieralatentacióndeaprovecharmedesubenevolencia,peronosetratabadeeso.
—Supongo que es bueno saber que dispongo de una o dos semanas pararecuperarlanormalidad.
—Nora…—dijo,dejandoaunladoelcuchillo.—Noimportaquenorecuerdenadadelosúltimoscuatromeses.Noimportaque,
a partir de ahora, cada vez que vea a un extraño observándome en medio de lamultitud,mepreguntesiesél.Aúnmejor:miamnesiaapareceentodaslasnoticiasyél debede estar riéndose.Sabequenopuedo identificarlo.Y supongoquedebieraalegrarme porque los resultados de las pruebas a las que me sometió el doctorHowlettfueronbuenos,perfectamentebuenosyquizánadamalomeocurrióduranteesassemanas.Talvezinclusologreconvencermeamímismadequeestabatomandoel sol en Cancún.Quién sabe: todo es posible. A lomejormi secuestrador queríadiferenciarsedelamanada,hacerloinesperadoymimarasuvíctima.Perolaverdadesquerecuperarlanormalidadpuedellevarmeañosyquizánoocurrajamás.Peroséquenoocurrirásimequedoporahíharaganeando,viendoculebronesyevitandolavida.Hoyiréalinstituto,findelahistoria.
Lo dije con total naturalidad, pero el corazón me dio un vuelco. Reprimí lasensaciónymedijequeeraelúnicomododerecuperaralgoparecidoamivida.
—¿Al instituto?—Mamásehabíavueltocompletamente,dejandoaun lado lasfresasyloscoposdeavena.
—Segúnelcalendariocolgadodelapared,hoyesnuevedeseptiembre.—Comomamánodijonada,añadí—:Lasclasesempezaronhacedossemanas.
Ellaapretóloslabios.—Losé.—Puestoquehayclase,¿nodeberíaestarallí?—Sí,dentrodeuntiempo.—Selimpiólasmanoseneldelantal.Meparecióque
estaba dando rodeos o preguntándose qué decir. Deseé que, fuera lo que fuese, loescupieradeunabuenavez.Enestemomento,unadiscusiónacaloradameparecíamejorquelacomprensióndistante.
—¿Desdecuandoapruebasquehaganovillos?—dije,paraprovocarla.—Notengo la intencióndedecirtecómohasdemanejar tuvida,perocreoque
deberíastomárteloconcalma.—¿Tomármelo con calma?No recuerdonadade losúltimosmesesdemivida.
Nomelotomaréconcalmaynodejaréquelascosassedeslicenaúnmásfuerademialcance.Laúnicamaneraenlaquelograrésentirmemejoracercadeloocurridoesrecuperando mi vida. Iré al instituto y después saldré con Vee a por donuts o
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cualquier otra clase de comida basura por la que ella se muera hoy. Y despuésregresaré a casa y harémis deberes.Y despuésme dormiré escuchando los viejosdiscos de papá.Hay tantas cosas que he dejado de saber…El únicomodo en quelograrésuperarestoesaferrándomealoquesé.
—Muchascosashancambiadomientrasestabasausente…—¿Crees que no lo sé? —No tenía intención de seguir atacándola, pero no
comprendíacómopodíaquedarseahí, sermoneándome.¿Quiéneraellaparadarmeconsejos?¿Acasohabíapasadoporalgoparecidoalgunavez?
»Ten por seguro que lo he comprendido. Y estoy asustada. Sé que no puedovolveratrásyesomeaterra,peroalmismotiempo…—¿Cómosesuponequedebíaexplicárselo,cuandonisiquieraeracapazdeexplicármeloamímisma?«Allíatrás»estabaa salvo.«Enaquelentonces»estabaalmando.¿Cómosesuponíaquedebíadar un salto hacia delante, dado que la plataforma sobre la queme apoyaba habíadesaparecido?
Mamásoltóunprofundosuspiro.—HankMillaryyoestamossaliendo.Sus palabras flotaron a través demi cabeza y le clavé lamirada frunciendo el
ceño.—Losiento,¿quéhasdicho?—Ocurriómientrasestabasausente—dijo,yapoyóunamanoenlaencimera;me
parecióqueeraloúnicoquelasostenía.—¿Hank Millar? —Por segunda vez en varios días, tuve que esforzarme por
asimilaresenombre.—Ahoraestádivorciado.—¿Divorciado?Sólodesaparecídurantetresmeses.—Durante todosaquellosdías interminables,cuandonosabíadóndeestabas,ni
siquierasiestabasviva,éleraloúnicoquetenía,Nora.—¿El papá de Marcie? —Parpadeé, desconcertada. Era como si no lograra
abrirmepasoatravésdelabrumaqueocupabamicerebro.¿Mimadresaliendoconelpadredelaúnicachicaquesiempreheodiado?¿Lachicaquemerayóelcoche,quearrojóhuevoscontramitaquilla,quemepusoelapododeNoralaPuta?
—Habíamossalidoenelinstitutoyenlauniversidad.Antesdeconoceratupadre—añadióapresuradamente.
—¿Tú—dije,yporfinalcélavoz—yHankMillar?Mamáempezóahablaratropelladamente.—Séque te sentirás tentada de juzgarlo basándote en tu opinión sobreMarcie,
pero en realidad es un hombre encantador.Considerado, generoso y romántico.—Sonrióydespuésseruborizó,aturullada.
Estabaindignada.¿Asíqueestoesloquemimadreestabahaciendomientrasyo
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habíadesaparecido?—Bien.—Cogíunplátanodelfruteroymedirigíalapuertaprincipal.—¿Podemos hablar de ello? —Sus pies descalzos golpearon el parquet al
seguirmehastalapuerta—.Almenosescúchame,¿vale?—Meparecequehellegadounpocotardealafiestadehablemos-de-ello.—¡Nora!—¿Qué?—solté,ymedilavuelta—.¿Quéquieresquediga?¿Quémealegropor
ti?Puesnomealegro.SolíamosburlarnosdelosMillar,bromearacercadequelosproblemasdeconductadeMarciesedebíanaunaintoxicacióndemercurioportodosesoscarosmariscosquecomíasufamilia.¿Yahoratúsalesconél?
—Sí,conél.NoconMarcie.—¡Medaigual!¿Acasoesperastehastaquesesecaralatintadelospapelesdel
divorcio?¿OteinsinuastecuandoéltodavíaestabacasadoconlamadredeMarcie?Porquetresmesesesmuypocotiempo.
—¡No tengo por qué contestar a eso!—Al parecer, notó que se había puestocoloradayrecuperólacomposturamasajeándoselanuca.
»¿Actúasasíporquecreesqueestoytraicionandoatupadre?Créeme,yamehemartirizado bastante, preguntándome si debería de esperar una eternidad antes depasarpágina.Tupadrehubiesequeridoquefuerafeliz,noquededicaraelrestodemividaacompadecermedemímismayalamentarme.
—¿Marcielosabe?Elcambiodetemalasobresaltó.—¿Qué?No.CreoqueHankaúnnoselohadicho.Enotraspalabras,demomentonomeveíaobligadaavivirtemiendoqueMarcie
secobraraconmigoladecisióndesupadreymimadre.Estabaconvencidadequelarepresaliaseríarápida,humillanteybrutal.
—Llegarétardeaclase—dije,yrebusquéenlafuentesobrelamesadelaentrada—.¿Dóndeestánmisllaves?
—Deberíanestarahí.—Lallavedecasa.¿DóndeestálallavedelFiat?Mamáseapretólanariz.—Lovendí.Lelancéunamiradafuribunda.—¿Lovendiste?—Esverdadqueenelpasadohabíaaborrecidolapinturamarrón
y cuarteada del Fiat, sus desgastados asientos de cuero blanco y la incómodacostumbre del cambio de marchas de salirse de lugar. Pero qué diablos: ¡era micoche! ¿Es que tras mi desaparición mamá me había dado por perdida tanrápidamentequeempezóaempeñarmispertenenciasenCraigslist?
»¿Quémás?—pregunté—.¿Quémásvendistedurantemiausencia?
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—Lovendíantesdequedesaparecieras—murmuró,bajandolavista.Meatraganté.Esosignificabaqueantañoyohabíasabidoquehabíavendidomi
coche,sóloqueahoranopodía recordarlo.Eraundoloroso recordatoriode lomuyindefensaqueestaba.Nisiquierapodíamantenerunaconversaciónconmimadresinparecer una idiota, pero en vez de disculparme, abrí la puerta principal y bajé lospeldañosdelagaleríapisandofuerte.
—¿De quién es ese coche? —pregunté, deteniéndome. Un Volkswagendescapotable blanco estaba aparcado donde solía estarlo el Fiat. A juzgar por suaspecto,seencontrabaallídemanerapermanente.Puedequehubieraestadoahíayerporlamañanacuandovolvimosdelhospital,peromiestadodeánimomeimpidióverloquemerodeaba.Laúnicavezquehabíaabandonadolacasafueanoche,ysalíporlapuertatrasera.
—Estuyo.—¿Quéquieresdecir,mío?—Meprotegí losojosdelsolyle lancéunamirada
furiosa.—TeloregalóScottParnell.—¿Quién?—Sufamiliasemudóalaciudadaprincipiosdeverano.—¿Scott?—repetí,apelandoamimemoriaalargoplazo,puestoqueelnombre
despertabaunvago recuerdo—.¿Elchicodemiclaseenelparvulario?¿Elque semudóaPortlandhaceaños?
Mamáasintióconairecansado.—¿Porquéhabríaderegalarmeuncoche?—Notuveoportunidaddepreguntártelo.Desaparecistelanocheenqueéllodejó
aquí.—¿Dices que desaparecí la noche en que Scott misteriosamente me regaló un
coche?¿No te alarmó?Queunadolescente ledéuncocheaunachicaqueapenasconoceyalaquenohavistoenañosesmuyanormal.Algodeestonocuadra.Talvez…talvezelcocheeraunapruebadealgoytuvoquedeshacersedeél.¿Noseteocurriópensarlo?
—Lapolicía registró el coche. Interrogaron al dueño anterior, pero creo que eldetectiveBasso descartó que Scott estuviera involucrado tras oír tu versión de losacontecimientos de aquella noche. Te habían disparado antes, antes de quedesaparecieras, y aunque al principio el detective Basso creyó que el culpable eraScott,túledijisteque…
—¿Me dispararon? ¿Qué quieres decir? —Sacudí la cabeza, presa de laconfusión.
Ellacerrólosojosuninstanteysuspiró.—Conunarma.
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—¿Qué?—¿PorquéVeenomelohabíadicho?—EnelparquedeatraccionesDelphic.—Sacudiólacabeza—.Detestopensaren
ello—susurró,ysuvozsequebró—.Estabafueradelaciudad.Cuandomellamaron,nologréregresaratiempo.Nuncamásvolvíaverteyesloquemáshelamentadoenla vida.Antes de desaparecer, le dijiste al detectiveBassoqueunhombre llamadoRixontehabíadisparadoenlaCasadelMiedo.DijistequeScotttambiénestabaallíyqueRixon también le disparó a él. La policía buscó aRixon, pero era como si sehubieraesfumado.EldetectiveBassoestabaconvencidodequeRixonnisiquierasellamabaRixon.
—¿Dóndemehirieron?—pregunté,ysentíundesagradablehormigueoenlapiel.Nohabíavistounacicatrizniningúnrastrodeunaherida.
—Enelhombroizquierdo.—Mencionarloparecíacausarledolor—.Labalaentróysalió,sólodioenlosmúsculos.Tuvimosmucha,muchasuerte.
Mebajéelcuellodelvestidoyenefecto:viunacicatriz.—La policía dedicó semanas a buscar a Rixon. Leyeron tu diario, pero habías
arrancado varias páginas y, en las que quedaban, su nombre no aparecía. LepreguntaronaVee,peroellanegóhaberoídoesenombre.Nofigurabaenlosarchivosdelinstituto,nienlosdelDepartamentodeVehículos…
—¿Arranquépáginasdemidiario?—lainterrumpí—.Yonoharíatalcosa.¿Porquéhabríadehacerlo?
—¿Recuerdasdóndepusistelaspáginas?¿Oquéponía?Neguéconlacabeza,congestodistraído.¿Quémehabíaempeñadoenocultar?Mamásoltóunsuspiro.—Rixoneraunfantasma,Nora.Yhayaidoadondehayaido,sellevótodaslas
respuestas.—Esoesinaceptable—repuse—.¿YScott?¿QuédijocuandoeldetectiveBasso
lointerrogó?—El detectiveBasso hizo un gran esfuerzo para atrapar aRixon.No creo que
hablara con Scott. La última vez que hablé con Lynn Parnell, Scott se habíamarchado.CreoqueahoraestáenNewHampshire,vendiendoraticidas.
—¿Yeso es todo?—pregunté, incrédula—. ¿El detectiveBassonunca trató deecharleelguanteaScottyescucharsuversión?—Mispensamientosseaceleraron.AlgorespectoaScottnoencajaba.Segúnmimadre,yolehabíadichoalapolicíaqueRixontambiénlehabíadisparadoaél.EraelúnicotestigodelaexistenciadeRixon.¿CómoencajabaesoconelregalodelVolkswagen?Meparecióquealmenosfaltabaunapartecrucialdelainformación.
—EstoyseguradequeteníaunmotivoparanohablarconScott.—Yotambién—dijeentonocínico—.¿Talvezporqueesunincompetente?—SiledierasunaoportunidadaldetectiveBasso,veríasqueenrealidadesmuy
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astuto.Hacemuybiensutrabajo.Noqueríaoírlo.—¿Yahora,qué?—Haremosloúnicoquepodemoshacer.Procurarpasarpágina.Demomento, dejé a un ladomis dudas sobre Scott Parnell; aún habíamuchas
cosas a las que debía enfrentarme. ¿Y cuántos cientos de cosas estaban paramí aoscuras?¿Tendríaquesufririnterminableshumillacionesamedidaquerecuperaramivida?Yapodíaimaginarloquemeesperabaentrelasparedesdelinstituto:discretasmiradas de lástima, miradas desviadas y silencios prolongados, y la opción mássegura:evitarmeporcompleto.
Enmiinteriorbullíalaindignación.Noqueríaconvertirmeenunespectáculo,nienobjetodevirulentasespeculaciones.¿Quéinfamesteoríasacercademisecuestroyaestaríancirculando?¿Ahoraquépensaríandemílosdemás?
—SivesaScott,nodejesdeseñalármeloparaquepuedaagradecerleelregalo—dijeconamargura—.Despuésdequelepregunteporquémeregalóelcoche.PuedequetúyeldetectiveBassoestéisconvencidosdesuinocencia,peroenestahistoriahaydemasiadascosasquenocuadran.
—Nora…—¿Medaslallave?—dije,tendiendolamano.Trasunapausa,descolgólallavedesullaveroyladepositóenmimano.—Tencuidado.—Oh,notepreocupes.Elúnicopeligroquecorroesquedarcomounaestúpida.
¿Se te ocurre alguien más con quien podría encontrarme hoy sin reconocerlo?Afortunadamente, recuerdo el camino al instituto. Y caramba —dije, abriendo laportezuela del coche y tomando asiento—, el Volkswagen tiene cinco marchas.Menosmalqueaprendíaconducirunodeéstosantesdelaamnesia.
—Séquenoeselmejormomento,peroestanocheestamosinvitadasacenar.—Nomedigas—repliquéconfrialdad.—HankquiereinvitarnosaCoopersmith’sparacelebrarturegreso.—Muy considerado de su parte —dije, metiendo la llave en el contacto y
acelerando elmotor. Por el ruidoso traqueteo, supuse que no había sido puesto enmarchadesdeeldíaenquedesaparecí.
—Lo está intentando —dijo mamá, alzando la voz—. Realmente intentaconseguirqueestofuncione.
Teníaunarespuestamaliciosaen lapuntade la lengua,perooptéporcausarunimpactomayor.Mepreocuparíaporlasrepercusionesmásadelante.
—¿Y tú?¿También intentasque funcione?Porque seré sincera.Si éldicealgo,melargaré.Ahora,simedisculpas,hededescubrircómovolveravivirmivida.
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Capítulo
Enel instituto,encontréun lugarparaaparcaren lapartedeatrásyatraveséelcéspedhastaunaentrada lateral.Graciasa lapeleaconmamá, llegabacon retraso.Tras abandonar la granja, tuve que detenerme en el arcén durante quinceminutos,sólopara tranquilizarme.«SaliendoconHankMillar». ¿Acasoerauna sádica? ¿Seproponíaestropearmelavida?¿Ambascosas?
Un vistazo al BlackBerry que le hurté a mamá bastó para comprobar que mehabíaperdidocasitodalaprimeraclase.Lacampanasonaríadentrodediezminutos.
Conlaintencióndeenviarleunmensaje,llaméalmóvildeVee.—¡Holaaa! ¿Eres tú, ángel? —contestó de inmediato con su mejor voz de
vampiresa.Intentabaresultargraciosa,perocasiflipé.«Ángel».Anteelmerosonidodelapalabrasentíunaoleadadecalor.Unavezmás,elcolor
negromeenvolviócomounlazocaliente,peroestavezhuboalgomás:uncontactofísicotanrealquemedetuveenseco.Sentíunroceagradableenlamejilla,comolacariciadeunamanoinvisible,seguidodeunaseductorapresiónenloslabios…
«Eresmía,Ángel,ynadapuedecambiareso».—Esto es una locura—murmuré en voz alta.Una cosa era ver el color negro,
pero darme el lote con él eramuy diferente. Tenía que dejar de perseguirme amímisma,porquesinodejabadehacerlo,empezaríaadudardemipropiacordura.
—¿Qué?—preguntóVee.—Esto…estoyaparcando—respondí—.Todoslossitiosestánocupados.—Adivina a quién le ha tocado la clase de educación física a primera hora.
Empiezo el día transpirando como un elefante en celo. ¿Los que hacen nuestroshorariosnosabenloqueeseloloratranspiración?¿Niloqueeselpeloencrespado?
—¿Por qué no me dijiste nada sobre Scott Parnell? —pregunté con calma.Empezaríamosporahíyluegoseguiríamosadelante.
El silenciodeVeeseprolongabayesosóloconfirmómis sospechas.Nome lohabíacontadotodo.«Adrede».
—Oh,sí,Scott—tartamudeóporfin—.Eso.—Lanocheenlaquedesaparecí,dejóunVolkswagenblancoenlapuertademi
casa.Anocheolvidastemencionaresedetalle,¿verdad?¿Oalomejornoteparecióinteresantenisospechoso?Ereslaúltimapersonadelaquehubierasospechadoque
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mecontaríaunaversiónatenuadademisecuestro,Vee.Oíquesemordíaloslabios.—Quizáshayaomitidounpardecosas.—¿ComoelhechodequeledispararanaScott?—Noqueríaherirte—seapresuróacontestar—.Pasasteporalgotraumático.Más
quetraumático.Unmillóndevecespeor.¿Quéclasedeamigaseríasiaumentaratuangustia?
—¿Y?—Vale,vale.MedijeronqueScottteregalóelcoche.Quizáparadisculparsepor
seruncerdochovinista.—Explícamelo.—¿Recuerdasquecuandoestábamosenelcolegionuestrasmadressiemprenos
decíanquesiunchiconosjorobasignificaquelegustamos?Bueno,tratándosedelasrelaciones,Scottnuncadejóatráselséptimocurso.
—Yo le gustaba —comenté en tono de duda. No creí que Vee volviera amentirme,nocuandoacababadeenfrentarmeaella,peroestabaclaroquemimadrese había adelantado y le había lavado el cerebro para convencerla de que yo erademasiadofrágilparasaber laverdad.Era lomásparecidoauna respuestaevasivaquejamáshabíaoído.
—Sí,lobastanteparacomprarteuncoche.—¿MantuvealgúncontactoconScottenlasemanaanterioralsecuestro?—Lanocheanterior a tudesapariciónhusmeaste en suhabitación.Pero lomás
interesantequeencontrastefueunaplantademarihuanamarchita.Porfinestábamosllegandoaalgunaparte.—¿Quéandababuscando?—Notelopregunté.MedijistequeScotteraunchiflado.Esobastóparaquete
ayudaraameterteensuhabitación.No lo dudaba. Vee nunca necesitó un motivo para cometer una estupidez.
Lamentablemente,lamayoríadelasvecesyotampoco.—Estodoloquesé—insistióVee—.Lojuro.—Novuelvasaocultarmecosas.—¿Esosignificaquemeperdonas?Estaba enfadada, pero por desgracia comprendía que Vee quisiera protegerme.
«Esloquehacenlasmejoresamigas»,razoné.Enotrascircunstancias,inclusopuedequelahubieraadmirado.Yensulugar,quizámehubiesetentadohacerlomismo.
—Vale,estamosenpaz.En laoficinaprincipal, supusequedebería inventarunaexcusaparaquenome
amonestaranporllegartarde,asíquemesorprendícuandolasecretariamevioy,trasunmomentodeduda,dijo:
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—¡Oh!Nora.¿Cómoestás?Paséporaltosutonomelosoycomprensivo,ydije:—Hevenidoarecogermiprogramadeclases.—Oh.Oh.¿Tanpronto?Nadieesperaqueempieceslasclasesdeinmediato.Esta
mañana, algunos profesores y yo comentábamos que deberías tomarte un par desemanas para…—luchó por encontrar la palabra adecuada, puesto que no existíaninguna palabra correcta para aquello a lo que me enfrentaba. ¿Recuperarme?¿Adaptarme?Noprecisamente.
»Aclimatarte.—Eracasicomosiagitarauncartelluminosodondeponía:«¡Quépena!¡Pobrechica!Serámejorquelatrateconguantesdeseda».
Apoyéuncodoenelmostradorymeinclinéhaciaella.—Estoydispuestaaretomarlasclasesyesoesloqueimporta,¿no?—Comoya
estabademalhumor,añadí—:Mealegromuchodequeeneste institutomehayanenseñadoanovalorarningunaopiniónsalvolamía.
Ella abrió la boca y la cerró. Después se dedicó a revisar diversas carpetasapoyadasensuescritorio.
—Veamos,séqueestásaquíenalgunaparte…¡Ah!Aquíestás.—Sacóunahojadepapeldeunadelascarpetasymelatendió—.¿Todoestácorrecto?
Examiné el programa. Historia de Estados Unidos, inglés, salud, periodismo,anatomía y fisiología, música y trigonometría. Era evidente que el año pasado,cuandomeapuntéalasclases,sentíaunimpulsoautodestructivoconrespectoamifuturo.
—Pareceperfecto—dije,mecolguélamochiladelhombroysalíporlapuerta.Elpasilloexteriorestabaenpenumbra, los tubosdeneónproyectabanunbrillo
apagadosobreelenceradodelsuelo.Mentalmente,medijequeésteeramiinstituto,queaquímesentíaagusto.Peseaquesentíaunescalofríocadavezquerecordabaque ahora estaba en el tercer curso, pese a que nome acordaba de haber acabadosegundo curso, con el tiempo la sensación de extrañeza desaparecería. Tenía quedesaparecer.
Sonó la campana. En un instante se abrieron todas las puertas y el pasillo seinundódealumnos.Mesuméal flujodeestudiantesabriéndosepasoa los lavabos,las taquillas y las máquinas expendedoras de bebidas. Mantuve la barbillaligeramentealzadaydirigílamiradahaciadelante.Peronotabaquemiscompañerosdeclasememiraban.Todosme lanzaronun segundovistazo sorprendidos.Aestasalturas,sabíanquehabíaregresado:mihistoriaeralanoticiamásdestacadadellugar.Perosupongoquevermeencarneyhuesosirvióparaqueseconvencieran.Ensusmiradassereflejabalacuriosidad:«¿Dóndeestaba?¿Quiénlasecuestró?¿Quéclasedecosasrepugnantesleocurrieron?»
Yconmucholaespeculaciónmásimportante:«¿Esverdadquenorecuerdanada
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de todo aquello?Apuesto aque está fingiendo. ¿Quiénolvidameses enterosde suvida?»
Hojeé el cuaderno que había apretado contra el pecho y fingí buscar algoimportante.«Pasodevosotros»,significabaelgesto.Despuésenderecéloshombrosysimulé indiferencia, incluso distancia, pero en realidad me temblaban las rodillas.Corrípasilloabajo,conunúnicoobjetivo.
Entréenel lavabodechicasymeencerréenelúltimoretrete,apoyélaespaldacontra la pared ymedeslicé hacia abajo hasta quedar sentada sobre el trasero.Unsabor amargo me inundó la boca; tenía las piernas y los brazos entumecidos, ytambién los labios. Las lágrimas resbalaban pormi barbilla pero no podía alzar lamanoparasecarlas.
Por más que cerrara los ojos y procurara dejar de ver, aún veía la expresióndesconfiadaysentenciosadesusrostros.Yoyanoeraunodeellos.Dealgúnmodoysinningúnesfuerzopormiparte,mehabíaconvertidoenunaextraña.
Mequedéenelretreteunoscuantosminutos,hastaquemetranquilicéylasganasdellorarsedesvanecieron.Noqueríairaclaseytampocoacasa.Loquedeverdadqueríaeraimposible:viajarhaciaatráseneltiempoytenerunasegundaoportunidad.Cambiarlotodo,apartirdelanocheenlaquehabíadesaparecido.
Acababadeponermedepiecuandooíunavozquemesusurrabaaloído,comounacorrientedeairefrío.
«Ayúdame».La voz era tan queda que casi no se oía. Incluso pensé que quizá la había
inventado. Después de todo, últimamente lo único de lo que era capaz era deimaginarmecosas.
«Ayúdame,Nora».Aloírminombresemepusolapieldegallina.Mequedéquietaeintentévolvera
oír la voz. El sonido no surgía de dentro del retrete—allí estaba a solas—, perotampocodelazonamásampliadellavabo.
«Cuandoélacabeconmigo,serácomoestarmuerto.Nuncaregresaréacasa».Estavez lavozeramás sonoraymásdesesperada.Alcé lavista:parecíahaber
flotadohaciaabajodesdelarejilladeventilacióndelcielorraso.—¿Quiéneres?—preguntéconcautela.Antelafaltaderespuesta,supequedebíatratarsedeotraalucinación.Eldoctor
Howlett lo había pronosticado. Mis pensamientos se volvieron angustiosos; debíaalejarmedeeseentorno,interrumpirelflujoactualdeideasyromperelhechizoantesdequemeafectaraaúnmás.
Tendí la mano hacia el pestillo de la puerta cuando una imagen estalló enmicabeza y, eclipsó mi visión. De repente el retrete desapareció y, en vez de estaralicatado,elsuelobajomispiesseconvirtióencemento.Porencimademicabeza,
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unasvigasmetálicasatravesabanelcielorrasocomogigantescaspatasdearañaylaspuertasdeunahilerademuellesdecargarecorríanunapared.
Mialucinaciónmehabíatransportadoaun…almacén.«Mearrancólasalas.Nopuedovolaracasa»,susurrólavoz.Nopodíaveraquiénpertenecíalavoz.Porencimademícolgabaunabombilla
desnudaqueiluminabalacintatransportadorasituadaenelcentrodelalmacén,yesoeratodoloquehabíaeneledificio.
Cuando la cinta se puso en marcha, un zumbido reverberó en torno a mí, untraqueteo mecánico surgió de la oscuridad en el otro extremo de la cinta, quetransportabaalgohaciamí.
—No—dije,perofueloúnicoquesemeocurriódecir.Agitélasmanos,tratandodetantearlapuertadelretrete.Estoeraunaalucinación,talcomomehabíaadvertidomimadre.Teníaqueabrirmepasoatravésdeellaydescubrirlamaneraderegresaralmundo real. Y todo el tiempo, el horrendo estruendo metálico aumentaba devolumen.
Retrocedí desde la cinta transportadora hasta apoyarme contra la pared decemento.
No podía escapar y observé que una jaula de metal surgía entre las sombras,traqueteando.Elbrillodelosbarroteseradeunazuleléctricoyfantasmal,peroesono fue loqueme llamó laatención.Ensu interior seacurrucabaunapersona.Unachica,encogidaparacaberdentrodelajaula,conlasmanosaferradasalosbarrotesyelrostrocubiertoporunamelenanegroazulada.Susojosescudriñabanatravésdelacortina formada por su cabello; eran incoloros.La cuerda que le rodeaba el cuellotambiéndesprendíalamismaextrañaluzazulada.
«Ayúdame,Nora».Queríaecharacorrerhacialasalida.Temíaatravesarlaspuertasdelosmuellesde
carga, porque quizá me conducirían a una alucinación más profunda. Lo quenecesitabaeraencontrarmipropiapuerta.Unacreadapormíahoramismo,atravésdelacualescapardellavabodelinstituto.
«¡Noledeselcollar!—Lachicaagitabalosbarrotesdelajaula—.Élcreequelotienes tú. Si se hace con el collar, será imposible detenerlo. No tendré elección.¡Tendréquedecirletodo!»
Elsudormehumedecíalacinturaylasaxilas.¿Collar?¿Quécollar?«Nohayningúncollar—medije—.Tantolachicacomoelcollarsonproductode
tuimaginación.Despréndetedeellos».¡Despréndete!¡De!¡Ellos!Sonóunacampana.Yderepentesalídelaalucinación.Lapuertacerradaconllavedelretreteestabaa
centímetrosdeminariz.ELSEÑORSARRAFESUNAMIERDA.B.L.+ J.F.=AMOR.BANDASDE JAZZROCANROLEAN.Recorrí con el dedo las palabras
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profundamentegrabadas.Lapuertaerarealymedesplomé,aliviada.Oívocesenellavaboymeestremecí,peroerannormales,alegresyparlanchinas.
A través de la rendija de la puerta, observé que tres chicas formaban fila ante losespejos.Seahuecaronelpeloyseaplicaronbrillodelabios.
—Estanochedeberíamospedirunapizzayverpelículas—dijouna.—Nopuedo,chicas.EstanochesóloseremosSusannayyo.—Reconocílavoz:
era la de Marcie Millar. Estaba entre las otras dos, peinándose la coleta rubia ysujetándolaconunclipenformadeflordeplásticorosa.
—¿Nosabandonasportumadre?Esto,¿ay?—Esto,sí.Confórmate—dijoMarcie.LaschicasaambosladosdeMarciesepusierondemorros.Apostaríaaqueeran
AddisonHalesyCassieSweeney.Addisoneraunaanimadora,comoMarcie,peroenciertaoportunidadoíqueMarcieconfesabaqueelúnicomotivodesuamistadconCassie se debía a que vivían en elmismo barrio. Su vínculo se debía a un hechosencillo: que ambas podían permitirse el mismo tren de vida. Como dos gotas deagua,unaguamuypróspera.
—Noempecéis—dijoMarcie,perosutonosonrientemanifestabaclaramentequeladesilusióndelasotraslahalagaba—.Mimadremenecesita.Estanochesaldremosjuntas.
—Acasoestá…yasabes…¿deprimida?—preguntólachicaquesupusequeeraAddison.
—¿Hablasenserio?—Marcierio—.Ellasequedóconlacasa,aúnessociadelclub náutico. Además, obligó a mi padre a comprarle un Lexus SC10. ¡Es taaanmono! Y juro que la mitad de los tíos solteros de la ciudad ya la han llamado opasadoaverla.
Marciemarcócadapuntocon losdedoscon tanta fluidezquesupusequehabíaensayadoeldiscurso.
—Esmuyguapa—suspiróCassie.—Exactamente.Daigualconquiénselíemipadre:supondrábajardecategoría.—¿Estásaliendoconalguien?—Todavía no.Mi madre tiene amigos por todas partes. Alguien hubiera visto
algo.Bien,chicas—dijo,adoptandountonodecotilleo—,¿habéisvistolasnoticias?¿SobreNoraGrey?
Aloírminombre,semedoblaronligeramentelasrodillasyapoyéunamanoenlapared.
—La encontraron en el cementerio y dicen que no recuerda nada—prosiguióMarcie—.Supongoqueestá tanlocaqueinclusoseescapódelapolicía.Creíaquequeríanhacerledaño.
—Mimadredicequequizáselsecuestradorlelavóelcerebro—dijoCassie—.A
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lomejoruntíogranujalehizocreerqueestabancasados.—¡Quéasco!—dijerontodasalunísono.—Sealoquefuerequeocurrió,ahoraesmercancíaestropeada—dijoMarcie—.
Aunque diga que no recuerda nada, inconscientemente sabe qué pasó. Tendrá quecargarconelloduranteelrestodesuvida.Lomejorseríaqueseenvolvieraenunacintaamarilladondeponga«Prohibidoelpaso».
Todassoltaronrisitas.LuegoMarciedijo:—Hay que regresar a clase, chicas. Ya no dispongo de más pases para llegar
tarde:lassecretariasloshanguardadobajollave.Putas.Aguardéhastamuchodespuésdequesefueran,sóloparaasegurarmedequeel
lavaboestuvieravacío,luegomeapresurésalirporlapuerta.Recorríelpasilloatodaprisa,abrílapuertadesalidaycorríhaciaelparkingdelosalumnos.
MelancédentrodelVolkswagen,preguntándomeporquéhabíacreídoquepodíavolveralavidadesiempreycontinuarapartirdelmomentoenquetodosedetuvo.
Peroéseeraelproblema:lascosasnosehabíandetenido.Habíanseguidoadelante,perosinmí.
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Capítulo
MepreparéparalacenaconHankymamá;mepusebailarinasyunvestidoligeroestilobohemioquemellegabaarribadelarodilla.
EramásdeloqueHanksemerecía,peroyoteníaunmotivooculto.Lasmetasdeestanocheerandos:primero,hacerquemamáyHankdesearannohabermeinvitado;segundo, dejar mi opinión sobre su relación más clara que el agua. Ya estabaensayandomidiscursomentalmente,elquepronunciaríadepieyavozencuello,yqueacabaríacuandoderramara la copadevinodeHankencimade sucabeza.Esanoche tenía la intencióndeusurpar el tronodeReinade lasDivasdeMarcie, y aldiabloconmipropiodecoro.
Pero lo primero es lo primero. Debía convencer amamá y a Hank de quemiestado de ánimo era el adecuado como para aparecer en público. Si salía de mihabitaciónechandoespumapor labocayllevandounacamisetanegradondeponíaELAMORESUNAMIERDA,miplanfracasaría.
Pasétreintaminutosenladucha,elaguacalienteazotabacadacentímetrodemicuerpoy, tras refregarmeydepilarme,meapliquéaceiteparabebésen lapiel.Lospequeñoscortesenlosbrazosylaspiernascicatrizabanconrapidezylosmoratonesestabandesapareciendo,peroambosdelatabanalasclarasloquehabíasidomividaduranteel secuestro.Sumadosa lamugrequemecubríacuando lleguéalhospital,supusequehabíaestadoprisioneraenmediodeunbosque.Enalgúnlugartanremotodondenadiemepudieraencontrarporcasualidad.UnlugartandejadodelamanodeDiosquelaoportunidaddeescaparysobrevivirfueranula.
Peroyodebíadehaberescapado.De locontrario,¿cómohabía llegadoacasa?Además,penséen losespesosbosquesdelnortedeMaineyCanadá.Aunquenadademostraba que había estado cautiva allí, sentía que ésa era la verdad. Habíaescapadoy,peseatenerlotodoencontra,habíasobrevivido.Eralaúnicateoríadelaquedisponía.
Antesdesalirdelahabitaciónmedetuveanteelespejoymesujetéelpeloconunabanda elástica.Ahora lo teníamás largo,me llegaba casi hasta la cintura, conreflejos dorados gracias al sol del verano. Era evidente que había estado en algúnlugaralaire libre.Tenía lapiel ligeramentebronceadayalgomedecíaquedurantetodasaquellassemanasnohabíaestadoocultaenunacámaraderayosUVA.Penséencomprarmenuevosproductosdemaquillaje,peroluegodescartélaidea.Noqueríaun
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nuevomaquillajequeencajaraconminuevoyo;sóloqueríarecuperarelanterior.Bajé y me reuní con Hank y conmamá en el vestíbulo. Vagamente, noté que
HankparecíaunmuñecoKendetamañonaturalyfríosojosazules,depielmorenaypeinadoconuna impecable rayaauncostado.Laúnicadiscrepanciaera sucuerpodelgado.Enunapelea,Kenhubieravencido.
—¿Lista?—preguntómamá.Estabamuyelegante:llevabapantalonesligerosdelana, unablusayun chal de seda, pero lo queme llamó la atención era lo quenollevaba: era laprimeravezqueno lucía la alianzayhabíaunamarcablancaen sudedoanular.
—Iréenmicoche—dijeconbrusquedad.Hankme apretó el hombro con gesto juguetón.Antes de que pudiera zafarme,
dijo:—Marciehacelomismoquetú.Ahoraquetieneelpermisodeconducir,quiere
conduciratodaspartes.—Alzólasmanos,indicandoquenodiscutiría—.Tumadreyyonosreuniremosallícontigo.
DudésidecirleaHankquemideseodeirenmicochenoguardabarelaciónconun trozodeplástico enmi carteray sí con el hechodeque supresenciameponíaincómoda.
Mevolvíhaciamamá.—¿Medasdineroparagasolina?Eldepósitoestácasivacío.—En realidad —dijo mamá, lanzándole una mirada a Hank que expresaba
«échameunamanoconesto»—,queríaaprovecharestemomentoparaque los treshabláramos.¿Porquénonosacompañasymañanatedarédineroparaquerepostes?—dijoentonoamable,peroeraevidentequenomedabaotraopción.
—Sé buena chica y escucha a tumadre—dijoHank, lanzándome una sonrisablancayperfecta.
—Seguro que dispondremos de tiempo para hablar mientras cenamos. Nocomprendoporquéirenmicochesuponeunproblema.
—Esverdad,peroigualtendrásqueacompañarnos—dijomamá—.Resultaquenodispongodeefectivo.Elnuevomóvilquetecompréhoynoerabarato.
—¿No puedo pagar la gasolina con tu tarjeta de crédito? —Pero ya sabía larespuesta. A diferencia de lamadre deVee, lamía nuncame dejaba su tarjeta decréditoyyonomepermitía«tomarlaprestada».Supongoquepodríahaberusadomipropiodinero,peroyamehabíaplantadoyahoranopensabaecharmeatrás.Antesdeque ella pudiera rebatirme, añadí—: ¿Y Hank? Estoy segura de que me prestaríaveintedólares,¿verdad,Hank?
Hankinclinó lacabezahaciaatrásysoltóunacarcajada,peronoté laexpresiónirritadadesumirada.
—Nora es toda una negociadora,Blythe. El instintome dice que no heredó tu
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carácterdulceysencillo.—Noseasmaleducada,Nora—dijomamá—.Estáscreandounproblemadonde
nolohay.Compartirelcocheconnosotrosduranteunanochenotematará.MiréaHankconlaesperanzadequefueracapazdeleermeelpensamiento.«No
estéstansegura».—Serámejor que nos pongamos enmarcha—dijomamá—.Hemos reservado
unamesaparalasochoynoqueremosquedarnossinella.Antesdequeyopudierapresentarotroargumento,Hankabriólapuertaprincipal
ynosinvitóasalir.—Ah, ¿así que ése es tu coche, Nora? ¿El Volkswagen? —preguntó,
contemplándolo—. La próxima vez que quieras comprar uno, pásate por miconcesionario.Porelmismoprecio,podríahaberteofrecidounCelicadescapotable.
—Seloregalóunamigo—leexplicómamá.Hanksoltóunsilbido.—Menudoamigo.—SellamaScottParnell—dijomamá—.Unviejoamigodelafamilia.—ScottParnell—comentóHank,ysepasóunamanoporlaboca—.Mesuena.
¿Conozcoasuspadres?—Lynn,sumadre,viveenlacalleDeacon,peroScottsemarchódelaciudadel
veranopasado.—Interesante—murmuróHank—.¿Sabesadóndefueaparar?—AalgúnlugardeNewHampshire.¿ConocesaScott?Hankesquivólapreguntasacudiendolacabeza.—NewHampshireesunparaísorural—murmuróen tonoelogioso.Suvozera
tanmelosaqueresultabairritante.Ytambiénquepodríahaberpasadoporelhermanomenor demamá, de verdad. Tenía algo de barba, una fina pelusa que le cubría lamayorpartedelacara,peroleviunapielperfectaymuypocasarrugas.Habíatenidoencuentalaposibilidaddequemimadrevolvieraasalirconotroshombreseinclusoque volviera a casarse, pero quería que su próximo marido tuviera un aspectodistinguido.HankMillarparecíaunchicodeuncolegiomayorocultobajoun trajegris.
Cuando llegamos a Coopersmith’s, Hank aparcó el coche en la parte de atrás.Cuandomeapeé,sonóminuevomóvil.AntesdesalirlehabíaenviadounSMSaVeeconelnúmeroyporlovistolohabíarecibido.
¡NENA!ESTOYENCASA.¿DÓNDEESTÁS?—Mereuniréconvosotrosdentro—lesdijeamamáyaHank—.SMS—añadí,
agitandoelmóvil.Mamáme lanzóunamirada furiosa que expresaba «Date prisa», luego cogió a
Hankdelbrazoydejóquelaacompañarahastalaspuertasdelrestaurante.
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LeenviéunarespuestaaVee.—ADIVINA.—¿PISTAS?—contestó.—¿JURASNODECÍRSELOANADIE?—¿TIENESQUEPREGUNTARLO?Demalagana,escribí:—CENANDOCONPAPÁDEMARCIE.MAMÁSALECONÉL.—¡TRAIDORA!SISECASAN,TÚ&MARCIE…—¡MEVENDRÍABIENUNPOCODECONSUELO!—¿ÉLSABEQUEMEESTÁSENVIANDOSMS?—preguntóVee.—NO.ESTÁNDENTRO.ESTOYENELPARKINGDECOOPERSMITH’S.—ESUNCHULO.DEMASIADOFINOPARAAPPLEBEE’S.—PEDIRÉLOMÁSCARO.SITODOSALEBIEN,LEARROJARÉELVINO
ENLACARA.—¡JÁ!NOTEMOLESTES. IRÉABUSCARTE.HEMOSDEHABLAR.HA
PASADODEMASIADOTIEMPO.¡MUEROXVERTE!—¡ESTO ES UNA MIERDA! —contesté—. DEBO QUEDARME. MAMÁ
ESTÁBELICOSA.—¿MEDASCALABAZAS?—OBLIGACIONESFAMILIARES.¡DÉJAMEENPAZ!—¿HEMENCIONADOQMUEROXVERTE?—YOTAMBIÉN.ERESLAMEJOR,LOSABES,¿NO?PALABRA.—¿NOSENCONTRAMOSENENZO’SMAÑANAPARAALMORZAR?—VALE.Colgué, atravesé el parking y entré en el restaurante. Las luces eran tenues, la
decoraciónmasculinayrústica:paredesdeladrillo,butacasdecuerorojoyarañasenformadecornamentadeciervo.Unintensoaromaacarneasadaflotabaenelaire,yenlateleencimadelabarraaparecíanlasnoticiasdeportivasdeldía.
—Migrupoacabadeentrarhaceunminuto—ledijea laazafata—.LareservaestáanombredeHankMillar.
—Sí,Hank acabade entrar—contestó, lanzándomeuna sonrisa radiante—.Mipadresolía jugaralgolfconél,asíqueloconozcomuybien.Escomounsegundopadreparamí.Estoyseguradequeeldivorciolohadestrozado,asíquemealegrodeverquevuelveasalirconalguien.
Recordé el comentario deMarcie: que sumadre tenía amigos en todas partes.Rogué que no frecuentara Coopersmith’s, porque temía que la noticia sobre estasalidasedivulgaraagranvelocidad.
—Supongoquedependedeaquiénselopreguntes—murmuré.Lasonrisadelaazafataseborró.
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—¡Oh!Quéfaltadeconsideraciónlamía.Tienesrazón.Estoyseguradequesuexmujernoestaríadeacuerdo.Nodeberíahaberdichonada.Poraquí,porfavor.
Mehabíamalinterpretado, pero no insistí.La seguímás allá de la barra y bajéunospeldañoshastauncomedorsituadoaunnivelinferior.Delasparedesdeladrillocolgabanfotosenblancoynegrodecélebresmafiosos.Lasmesasestabanhechasdeviejasescotillasdebarcos.SerumoreabaqueelpisodepizarrahabíasidoimportadodeuncastillofrancésenruinasyseremontabaalsigloXVI.MedijementalmentequeaHanklegustabanlascosasviejas.
Alverme,selevantódelasilla,comounauténticocaballero.Sisupieraloqueleteníapreparado…
—¿EraVeelaqueteenviabaunSMS?MesentéylevantéelmenúparanoveraHank.—Sí.—¿Cómoestá?—Muybien.—¿LabuenadeVee?—seburlómamá.Soltéungruñidodeasentimiento.—Ambasdeberíaisreunirosestefindesemana—sugirióella.—Yahemosquedado.Alcabodeunmomento,mamácogiósupropiomenú.—¡Bien! Todo parece maravilloso. Elegir un plato será difícil. ¿Qué tomarás,
Nora?Examinélacolumnadelosprecios,buscandolasumamásexorbitante.DeprontoHanktosióyseaflojólacorbata,comosisehubieraatragantadoyse
quedóboquiabiertoconexpresiónincrédula.Dirigílamiradaenlamismadirecciónyvi aMarcieMillar entrando en el restaurante junto con sumadre. SusannaMillarcolgósuchaquetadeunantiguopercherojuntoalaspuertas,yluegoellayMarciesiguieronalaazafatahastaunamesasituadacuatromesasmásallá.
SusannaMillarsesentódeespaldasanosotrosyyoestabaseguradequenonoshabíavisto.PeroMarcie,sentadafrenteasumadre,reaccionómientrascogíasucopade agua. Permaneció inmóvil, con la copa amilímetros de la boca y se quedó tanboquiabiertacomosupadre.DirigiólamiradaaHank,despuésamimadreyporfinamí.
Luegose inclinóporencimade lamesay le susurróunaspalabrasa sumadre.Susannasepusorígida.
Unasensacióndedesastre inminentemeatravesóelestómagoyme llegóhastalospies.
Marcieapartólasilladelamesacongestoabrupto.SumadretratódecogerladelbrazoperonolologróyMarcieseacercóanosotros.
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—Bien—dijo,deteniéndoseennuestramesa—.¿Estáisdisfrutandodeunabonitacena?
Hankcarraspeó,miróamamádesoslayoycerrólosojosensilenciosadisculpa.—¿Puedodarlaopinióndeunaextraña?—continuóMarcieentonocuriosamente
alegre.—Marcie—dijoHank,contonorecriminatorio.—Ahoraqueeresunbuenpartido,papá,tendrásquesercautocuandosalescon
alguien.—Peseasubravata,notéqueunligerotemblorlerecorríalosbrazos.Quizádebidoalacólera,peroloraroesqueparecíamásbiendebidoaltemor.
Casisinmoverloslabios,Hankmurmuró:—Teruegoamablementequeregresesjuntoatumadreydisfrutesdelacomida.
Hablaremosdeestomástarde.PeroMarcienosedejódisuadiryprosiguió:—Estotesonaráduro,peroalfinalteahorrarámuchodolor.Algunasmujeresson
unascazafortunasysólotequierenportudinero—dijo,clavandolavistaenmamá.MiréfijamenteaMarciee inclusoyonotabaquemisojosdestilabanhostilidad.
¡Supadrevendíacoches!PuedequeenColdwateresofueraunaprofesiónadmirable,¡peroellaactuabacomosisufamiliaposeyeraunpedigríytantosfondosqueéstoslesalieran por las orejas! En caso de que mi madre fuera una cazafortunas, podíaconseguiralguienmucho,muchomejorqueunoscurovendedordecoches llamadoHank.
—YencimaenCoopersmith’s—prosiguióMarcie,ysu tonoalegrese trocóendisgusto—. Es un golpe bajo: éste es nuestro restaurante. Aquí celebramos loscumpleaños,lasfiestasdetrabajo,losaniversarios…¡Quéhorteradadetuparte!
Hanksepresionólafrenteconlosdedos.—Yoelegíelrestaurante,Marcie—dijomamáenvozbaja—.Nosabíaquetenía
unsignificadoespecialparatufamilia.—No temetas—dijoMarcie bruscamente—, esto es entremi padre y yo. Tu
opiniónnomeinteresa.—¡Vale!—exclamé,ymelevantédelasilla—.Mevoyallavabo.Le lancé una rápida mirada a mamá, insinuando queme siguiera. Éste no era
nuestroproblema;siMarcieysupadrequeríanpelearseenpúblico,deacuerdo.Peromenegabaaquedarmesentadaydarunespectáculo.
—Teacompaño—dijoMarcie,conloquelogródesconcertarme.Antesdequesemeocurrieracómoreaccionar,mecogiódelbrazoymearrastró
hacialapartedelanteradelrestaurante.—¿Teimportaríadecirmedequévatodoesto?—preguntécuandonosalejamos,
echandounamiradaanuestrosbrazosunidos.—Unatregua—dijoMarcieconsarcasmo.
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Concadaminutoquepasaba,elasuntosevolvíamásinteresante.—¿Oh?¿Ycuántodurará?—Sólohastaquemipadrerompacontumadre.—Puestedeseobuenasuerte—bufé.Ellamesoltóelbrazoparaentrar enel lavabode señoras.Cuando lapuerta se
cerróanuestrasespaldas,comprobóqueestábamosasolasechandounvistazobajolaspuertasdelosretretes.
—Nofinjasquenoteimporta—dijo—.Tevisentadaconellos:parecíasestarapuntodevomitar.
—¿Aquévieneesto?—Aquetenemosalgoencomún.Soltéunacarcajada,perosecaycarentedehumor.—¿Tedamiedoponertedemiparte?—preguntó.—Másbiensoycauta.Medisgustabastantequemeapuñalenporlaespalda.—Noloharía—dijo,gesticulandoconimpaciencia—.Noenuncasotangrave
comoéste.—Notaparamímisma:Marciesóloapuñalaporlaespaldaportemastriviales.Marciesesentóenelbordedellavamanos;ahoramedíaunacabezamásqueyoy
mecontemplabadesdearriba.—¿Esverdadquenorecuerdasnada?Entonces,¿tuamnesiaesauténtica?«Notepongasnerviosa»,pensé.—¿Mearrastrastehastaaquíparahablardenuestrospadres,odeverdadsientes
interéspormí?Marciefruncióelentrecejo.—Si algo hubiera ocurrido entre nosotras… no lo recordarías, ¿verdad? Sería
comosinohubieseocurrido,almenosparati.—Meobservóminuciosamente,atentaamirespuesta.
Puselosojosenblanco.Estabacadavezmásirritada.—Dilodeunabuenavez.¿Quéocurrióentrenosotras?—Loquediréessólounasuposición.No le creí ni un segundo. Quizá Marcie me había sometido a una tremenda
humillaciónantesdequeyodesapareciera,peroahoraquenecesitabamicooperaciónesperabaque lohubieseolvidado.Sea loque fuerequehizo, casimealegrédenorecordarlo.Teníaotrascosasdelasquepreocuparme,másalládelúltimoataquedeMarcie.
—Entonces es verdad—dijo ella.No sonreía pero tampoco fruncía el ceño—.Realmentenorecuerdasnada.
Me dispuse a responder, pero no se me ocurrió nada. Mentir y que medescubrierandelataríamiinseguridadmuchomásquesersincera.
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—Mipadredijoquenorecordabasnadadeloocurridodurantelosúltimoscuatromeses.¿Porquélaamnesiaafectaunperíodotanprolongado?¿Porquénosólohastalafechaenquetesecuestraron?
Mitoleranciahabíallegadoallímite.Encasodequedecidierahablardeelloconalguien,laprimeranuncaseríaMarcie.Nofigurabaenlalista,ypunto.
—Notengoganasdediscutir.Regresoalamesa.—Sólointentoobtenerinformación.—¿Nosetehaocurridoquenoesasuntotuyo?—fueronmisúltimaspalabras.—¿MeestásdiciendoquenorecuerdasaPatch?—soltó.«Patch».En cuantoMarcie pronunció sunombre, elmismomatiz negroy fantasmalme
nubló la vista. Desapareció con la misma rapidez, pero dejó una sensación, unsentimiento ardiente e inexplicable, como una inesperada bofetada. De pronto nopuderespirar.Lapunzadaeraprofunda.Conocíaesenombre.Algoenél…
—¿Quéhasdicho?—preguntélentamente,volviéndome.—Notehagaslasorda.—Meclavólavista—.Patch.Intentéreprimirmidesconciertoeincertidumbre.—Vaya, vaya —dijo Marcie. No parecía complacida, tal como yo hubiera
esperadotrasdescubrirmiindefensión.Sabíaquedeberíalargarme,perolasensacióndefamiliaridadquemeprodujoese
nombreloimpidió.SiseguíahablandoconMarcie,alomejorlarecuperaba;quizásestavezpermaneceríaeltiemposuficienteparaidentificarla.
—¿Tequedarásahídiciendo«vaya,vaya»omedarásunapista?—Antes,enverano,Patchtedioalgo—dijo,sinningúnpreámbulo—.Algoque
mepertenece.—¿QuiénesPatch?—logrédecirpor fin.Lapreguntaparecía redundante,pero
no ibaadejarqueMarcieavanzarahastahabermepuestoalcorriente,dentrode loposible. Cuatro meses suponían demasiados puntos para tratarlos en una rápidaexcursiónallavabo.
—Untíoconelquesalí.Unaaventuradeverano.Unsentimiento intensomeembargó,algoparecidoa loscelos,pero lo reprimí.
Marcie y yo jamás nos interesaríamos por el mismo tío. Los atributos que ellavaloraba—comolasuperficialidad, laestupidezyelegoísmo—nodespertabanmiinterés.
—¿Quéfueloquemedio?—Sabíaquehabíamuchascosasquenocomprendía,perocreerqueelnoviodeMarciemehubiesedadoalgoeramuydifícildeimaginar.Ella y yo no compartíamos los mismos amigos. No éramos socias de losmismosclubes. No coincidíamos en ninguna de nuestras actividades extracurriculares.Resumiendo:noteníamosnadaencomún.
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—Uncollar.Disfrutandodelhechodequeporunaveznometocabajugardedefensa,lelancé
unaampliasonrisa.—Vaya, Marcie, hubiera jurado que regalarle joyas a otra chica indica que tu
novioteengaña.Ella echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada tan convincente que me
despertóciertainquietud.—Nosésipensarqueestástancompletamenteaoscurasestristeocómico.Crucé los brazos, como para mostrar cierta irritación e impaciencia, pero la
verdad es queme invadióun frío interior, un frío quenoguardaba relación con latemperatura.Nunca lograríaescapardeesto.Depronto tuve lahorrorosasensaciónde que mi roce con Marcie sólo era el principio, un sutil anuncio de lo que meesperabamásadelante.
—Notengoelcollar.—Crees que no lo tienes porque no lo recuerdas. Pero lo tienes. Quizás ahora
mismo está en tu joyero.Le prometiste a Patch queme lo darías.—Me tendió untrozodepapel—.Esminúmero.Llámamecuandoencuentreselcollar.
Cogíelpapel,peronomedejaríacomprartanfácilmente.—¿Porquénotedioelcollarélmismo?—Ambas éramos amigas de Patch. —Ante mi mirada escéptica, añadió—:
Siemprehayunaprimeravezparatodo,¿no?—Notengoelcollar—repetíentonoterminante.—Lotienes,yquieroquemelodevuelvas.«¡Cuántainsistencia!»—Estefindesemana,cuandodispongadetiempo,lobuscaré.—Mejorprontoquetarde.—Esmiúltimaoferta,lotomasolodejas.—¿Porquéestástantensa?—dijo,moviendolosbrazos.Nodejédesonreír,mimaneradehacerleuncortedemangas.—Puede que no recuerde los últimos cuatromeses, pero recuerdo los dieciséis
añosanterioresconabsolutaclaridad,inclusolosoncequehacequenosconocemos.—Asíquesetrataderencor.Unaactitudmuymaduradetuparte.—Setratadeunacuestióndeprincipios.Nomefíodeti,porquenuncamediste
motivos para hacerlo. Si pretendes que te crea, tendrás que demostrarme por quéhabríadehacerlo.
—Eres una idiota. Intenta recordar. Si hubo algo bueno que hizo Patch fueunirnos. ¿Sabes que asististe a la fiesta que celebré en verano? Pregúntales a losdemás.Estabasallí,comoamigamía.Patchmehizoverunaspectodiferentedeti.
—¿Dicesque asistí aunade tus fiestas?—No la creí, pero ¿porquéhabríade
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mentir?Teníarazón:yopodíapreguntarlesalosdemás.Afirmaresoeraunatontería,cuandoresultabatansencilloaveriguarlaverdad.
Alparecer,meleyóelpensamiento,porquedijo:—Nome tomes la palabra.De verdad.Llama a tus amigos y compruébalo.—
Luegosecolgóelbolsodelhombroysaliódándoseaires.Me quedé en el lavabo unos minutos, procurando calmarme. Una idea tan
desconcertante como enervante me rondaba la cabeza. ¿Sería posible que Marciedijera la verdad? ¿Qué su novio—¿Patch?— había logrado romper años de hieloacumuladoentrenosotrasyconseguirquenoshiciéramosamigas?Laidearesultabacasiridícula.«Verparacreer»eralafrasequesemeocurría.Mimemoriadefectuosameirritabamásquenunca,aunquesólofueraporquemeponíaendesventajafrenteaMarcie.
YsiPatcherasuaventuraestivalynuestromutuoamigo,¿dóndeestabaahora?Alsalirdellavabo,notéqueMarcieysumadrehabíandesaparecido.Supuseque
se cambiaron de mesa o que le demostraron su disgusto a Hank abandonando elrestaurante.Ambassolucionesmeparecíanperfectas.
Cuando iba llegando a nuestra mesa, ralenticé el paso. Hank y mamá estabancogidosdelamanoysemirabanalosojosdeunmodomuyíntimo.Élleapartóunmechóndepelodelrostroyellaseruborizódeplacer.
Retrocedí sindarmecuenta.Sentínáuseas: elmásabsolutode los clichés,perodolorosamente preciso. Ni hablar de derramar vino en la cabeza de Hank, ni deconvertirmeenunadivadeepopeya.
Dimediavueltayechéacorrerhacialaspuertas,lepedíalaazafataqueledijeraa mamá que había llamado a Vee para que viniera a buscarme y abandoné elrestaurante.
Respiréhondovariasveces.Mipresiónseestabilizóydejédeverdoble.Arribabrillaban algunas estrellas, aunque hacia el oeste el sol acababa de ponerse tras elhorizonte. No hacía frío, pero hubiera deseado llevar un jersey; había dejado michaquetatejanacolgadadelasillaynopensabavolverabuscarla.Estabamástentadadehacerlopararecuperarmimóvil,perosihabíasobrevividodurantelosúltimostresmesessinteléfono,seguroquepodríasoportarlounanochemás.
Habíaun7-Elevenaunascuantascallesyaunquesabíaqueestarfuerayasolasde noche no era buena idea, también sabía que no podía pasar el resto demi vidaencogidademiedo.Silasvíctimasdelataquedeuntiburónlograbanvolverameterseenelmar,yoseríacapazderecorreralgunasmanzanasasolas,¿no?Meencontrabaenunazonamuyseguraybieniluminadadelaciudad.Siestabadispuestaasuperarmistemores,nopodíahaberelegidounazonamejor.
Seis callesmás adelante entré en el 7-Eleveny cuando abrí la puerta sonóunacampanilla.Estabatansumidaenmispropiospensamientosquetardéunossegundos
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encomprobarquealgono ibabien.Unsilencio inquietantemerodeaba,perosabíaque no estaba sola en la tienda; al atravesar el parking había visto unas cabezas atravésdelaventana.Meparecióqueerancuatrotíos,perotodoshabíandesaparecido,ycongranrapidez.Inclusoelmostradordelanteroestabaabandonado.Norecordabahaberentradoenunatiendadeésassinquehubieranadiedetrásdelmostrador.Erapedirqueteatracaran,sobretododenoche.
—¿Hola?—exclamé.Recorrílapartedelanteradelatiendaechandounvistazoalospasillos,dondehabíadetodo,desdegalletasdehigohastaDramamine.
»¿Hayalguienahí?Necesitocambioparallamarporteléfono.Un ruido sordo surgió desde el pasillo trasero, que estaba a oscuras, tal vez
conducíaaloslavabos.Agucélosoídostratandodevolveraescucharelruido.Dadaslasúltimasfalsasalarmas,temíquesetrataradeotraalucinación.
Entoncesoíunsegundoruido:elligerochirridodeunapuertacerrándose.Estabaseguradequeeraunsonidoreal, locualsignificabaquealguienpodíaestarocultoallí detrás, fuera demi vista. Sentí una punzada de angustia en el estómago ymeapresuréasalir.
Trasrodeareledificio,encontréel teléfonopúblicoymarquéel911,elnúmerode la policía. Sólo sonó una vez antes de que unamano pasara por encima demihombroycortaralacomunicación.
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Capítulo
Medilavuelta.Medíaquincecentímetrosmásqueyoypesabaalmenosveinticincokilosmás.
Laslucesdelparkingcasinoiluminabanellugar,perotoménotadealgunasdesuscaracterísticas: pelo rubio rojizo, engominado y pinchudo, ojos de un azul acuoso,pendientesenambasorejasyuncollardedientesdetiburón.Mediacaracubiertadeacné, una camiseta negra sin mangas que destacaba sus musculosos bíceps dondeaparecíaeltatuajedeundragónvomitandollamas.
—¿Necesitas ayuda? —preguntó, haciendo una mueca. Me ofreció su móvil,apoyóunbrazoenelteléfonopúblicoyseinclinóhaciamí,acercándosedemasiado.Susonrisaerademasiadodulzona,demasiadosuficiente.
»Detestoveraunachicaguapamalgastandodineroenunallamada.Comonocontesté,fruncióligeramenteelceño.—Amenosquehicierasuna llamadagratuita—añadió, rascándose lamejilla y
simulando reflexionar—.Pero laúnica llamadagratuitaquepuedeshacerdesdeunteléfonopúblicoesalapolicía.—Sutonoperdiócualquiermatizangelical.
Traguésaliva.—Nohabíanadieenelmostradordelatienda.Creíquealgoibamal.—Yahora
sabíaquealgoibamal.Elúnicomotivoporelquelepreocuparíaqueyollamaraalapolicíaeraquequeríamantenerlalejos,muylejos.«¿Acasosetratabadeunatraco?»
—Tediré loquehasdehacer—medijo,agachándoseyacercandosucaraa lamía, como si yo tuviera cinco años y necesitara instrucciones lentas y precisas—.Méteteentucocheysigueconduciendo.
Entonces comprendí que ignoraba que yo había llegado andando, pero la ideapasóasegundoplanocuandooíunarefriegaenelcallejónalotroladodelaesquina,seguidadeunaseriedepalabrotasyungruñidodedolor.
Considerémisopciones.PodíaaceptarelconsejodeCollardeDientesdeTiburóny largarmerápido, fingiendoque jamáshabíaestadoahí.Ocorrerhasta lapróximagasolinera y llamar a la policía, pero para entonces podría ser demasiado tarde. Siestabanatracandolatienda,DientesdeTiburónysusamigosnosedemorarían.Otraopcióneraquedarmeyhacerunintento—muyvalienteomuyestúpido—deimpedirelatraco.
—¿Qué está ocurriendo allí detrás?—pregunté en tono inocente, indicando la
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partetraseradeledificio.—Echaunvistazo en torno—contestó convoz suave—.Este lugar está vacío,
nadiesabequeestásaquí.Nadierecordaráquehasestadoaquí.Ahorasébuenachica,méteteenelcocheylárgate.
—Yo…—Novolveréapedírtelo—dijo,tapándomelabocaconeldedo.Hablabaentono
dulce,casiseductor,perosusojoserandosagujeroshelados.—Medejélasllavesenelmostrador—dije,echandomanodelaprimeraexcusa
quesemeocurrió—.Alentrarenlatienda.Él me cogió del brazo y me arrastró hasta la parte delantera del edificio. Sus
zancadaserandosvecesmáslargasquelasmíasytuvequecorrerparamantenermealapar,mientrasprocurabaidearunaexcusacuandodescubrieraqueestabamintiendo.Nosabíacómoreaccionaría,peroteníaunavagaideayesohizoquesemerevolvieraelestómago.
Cuandoentramosvolvióasonarunacampanilla.Meobligóaacercarmealacajaregistradorayapartóunenvasedecartónqueconteníaprotectoreslabialesyotrodeplásticoconllaveros.Despuésseacercóalaotracajaysiguióbuscandomisllavesapresuradamente.Deprontosedetuvoymelanzóunamirada.
—¿Porquénomedicesdóndeestántusllaves?Mepreguntésipodríaalcanzarlacalleantesqueélycuántasposibilidadeshabía
de que pasara un coche, ahora, cuando más lo necesitaba, y por qué habíaabandonadoCoopersmith’ssinmichaquetaymimóvil.
—¿Cómotellamas?—mepreguntó.—Marcie—mentí.—Tediréunacosa,Marcie—dijo,ymeapartóunrizodelacara.Tratédedarun
paso atrás, pero me pellizcó la oreja en señal de advertencia así que permanecíinmóvil, soportando que me acariciara la oreja y la mandíbula con el dedo. Melevantólabarbillaymeobligóamirarloalosojos,esosojosdecolorpálidoycasitraslúcido.
»Nadie lemiente aGabe.CuandoGabe ledice auna chicaque se largue, serámejorque lohaga.De locontrario,Gabe seenfadará,yesoesmalo,porqueGabetienemalgenio.Enrealidad,maloesunamaneraamablededecirlo.¿Meentiendes?
Meinquietabaqueserefirieseasímismoentercerapersona,peronoqueríadarleimportanciaalasunto.Además,laintuiciónmedecíaqueaGabenolegustabaquelocontradijeranocuestionaran.
—Losiento.—Noosabadarle laespalda, temíaqueloconsideraraunafaltaderespeto.
—Quieroquetemarches,ahora—dijoconesavozaparentementeaterciopelada.Asentí,retrocediendo.Choquécontralapuertaconelcodo,dejandoentrarelaire
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fresco.Encuantosalí,lavozdeGabesurgióatravésdelapuertacristalera.—Diez. —Estaba apoyado contra el mostrador delantero, con una sonrisa
retorcidaenelrostro.No sabía por qué había dicho esa palabra, pero controlémi expresión y seguí
retrocediendoamayorvelocidad.—Nueve—dijoacontinuación.Entoncescomprendíqueeraunacuentaatrás.—Ocho—añadió,apartándosedelmostradoryacercándosealapuertaconpaso
lento.Apoyólaspalmasenelcristalydibujóuncorazóninvisibleconeldedo.Alvermiexpresiónaterradasoltóunarisita.
—Siete.Medilavueltayechéacorrer.Oíuncochequeseacercabaporlacarreterayempecéagritaryagitarlosbrazos,
pero estaba demasiado lejos, el coche pasó zumbando y el rugido del motordesaparecióenlasiguientecurva.
Cuando alcancé la carretera,miré a derecha e izquierda, y decidí volver haciaCoopersmith’s.
—Ensusmarcas,listos,¡ya!—gritóGabeamisespaldas.Eché a correr más rápido y oí el ridículo golpeteo demis bailarinas contra el
asfalto.Queríamirarhaciaatrásycomprobaraquédistanciaseencontrabaél,perome obligué a concentrarme en la curva situada más adelante. Intenté mantener lamayordistanciaposibleentreGabeyyo.Prontopasaríauncoche.Teníaquepasar.
—¿Nopuedescorrermásrápido?—Debíadeestaramenosdediezmetrosdemí.Y, aún peor, no parecía cansado. Se me ocurrió una idea horrenda: ni siquiera seesforzaba,disfrutabadeljuegodelgatoyelratón,ymientrasqueyomecansabacadavezmás,élseexcitabacadavezmás.
»¡Siguecorriendo!—canturreó—.Peronotecanses.Noserádivertidosicuandotecojanopuedesluchar.Quierojugar.
Másallá,oíelrugidodeunmotorqueseacercaba.Aparecieronlosfarosypaséal centro de la carretera agitando los brazos con desesperación.Gabe nome haríadañoantelavistadeuntestigo,¿verdad?
—¡Alto! —grité, intentando que lo que identifiqué como una camioneta sedetuviera.
Elconductorsedetuvoamiladoybajólaventanilla.Eraunhombredemedianaedadquellevabaunacamisadefranelayolíaapescado.
—¿Quépasa?—preguntó,ydirigiólamiradaporencimademihombro,dondeyonotabalapresenciadeGabecomouncrujidohelado.
—Sóloestamosjugandoalescondite—respondióGabe,ymerodeóloshombros
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consubrazo.—Noconozcoaestetío—dije,zafándome—.Meamenazóenel7-Eleven.Creo
queély sus amigos intentanatracar la tienda.Cuandoentré, estabavacíayoíunapeleaenlapartedeatrás.Hayquellamaralapolicía.
Medetuve,apuntodepreguntarlealhombresiteníaunmóvilcuando,presadeldesconcierto, noté que apartaba el rostro y pasaba demí. Subió la ventanilla y seencerróenlacabinadelacamioneta.
—¡Tienequeayudarme!—exclamé,golpeandolaventanilla,peroélmantuvolavistaclavadahaciadelante.Meestremecí,elhombrenomeayudaría,meabandonaríaahífuerajuntoaGabe.
Gabemeimitóygolpeólaventanilla.—¡Ayúdeme!—gritóconvozchillona—.Gabeysusamigosestánatracandoel
7-Eleven.¡Tienequedetenerlos,señor!—Despuésechólacabezaatrásahogándoseconsuspropiascarcajadas.
Comosifueraunrobot,elhombrenosmiró,bizqueandoysinparpadear.—¿Quélepasa?—dije,agitandoelpicaportedelapuertadelafurgoneta.Volvía
golpearlaventanilla—.¡Llamealapolicía!Elhombrepisóelaceleradorylacamionetasepusolentamenteenmarcha.Troté
asulado,aferradaalaesperanzadepoderabrirlapuerta.Elhombreaceleróaúnmásytropecé.Derepenteaceleróafondoycaíalsuelo.
—¿Quélehashecho?—chillé,volviéndomehaciaGabe.«Esto».Al oír el eco de la palabra en mi cabeza, como una presencia fantasmal, me
encogí. Los ojos de Gabe se convirtieron en dos agujeros negros. Sus pelosempezaron a crecer, primero en la parte superior de la cabeza y después en todaspartes. Surgían de sus brazos, bajaban por los dedos, hasta que todo su cuerpo sevolviópeludo.Unpelopardoapelmazadoyhediondo.Semeacercóconpasostorpesapoyadoenlaspatastraserasyaumentódealturahastadescollarporencimademí.Extendióelbrazoyvielbrillodeunasgarras.Despuéssepusoacuatropatas,metocó la cara con su nariz negra y húmeda, y soltó un rugido, un sonido furioso yreverberante.Sehabíaconvertidoenunosopardo.
Aterrada,caminéhaciaatrásycaí.Retrocedí,buscandounapiedraconlamano.Cogíunay laarrojécontraeloso.Logolpeóenelhombroyrebotóhaciaunlado.Cogíotrapiedrayapuntéasucabeza.Lapiedralogolpeóenelmorroyélapartólacabeza,babeando.Volvióarugiryseabalanzósobremí,sinqueyopudieraevitarlo.
Meaplastócontraelasfaltoconunapata,contantaviolenciaquesoltéungritodedolor.
—¡Detente!—Tratédequitarmelapatadeencima,peroélerademasiadofuerte.Nosabíasimeoíaocomprendíaloqueyodecía.Nosabíasienel interiordeloso
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quedabaalgodeGabe.Entodamividahabíapresenciadoalgotaninexplicablementeaterrador.
Elvientomeazotóloscabellosenlacara.Atravésdeellos,viqueelvientosellevaba la piel del oso. Pequeños mechones flotaban en el aire nocturno. Cuandovolví a mirar, quien se inclinaba por encima de mí volvía a ser Gabe. Su sádicasonrisainsinuaba:«Eresmimarioneta.Ynoloolvides».
Nosabíaquémedabamásmiedo,siGabeoeloso.—Enpie—dijo,obligándomealevantarme.Meempujóporlacarreterahastaqueaparecieronlaslucesdel7-Eleven.Estaba
estupefacta. ¿Me había… hipnotizado? ¿Me había hecho creer que se habíaconvertidoenoso?¿Existíaalgunaotraexplicación?Sabíaque teníaqueescaparypedirayuda,peroaúnnohabíadescubiertocómo.
Rodeamos el edificio hasta alcanzar el callejón, donde se habían reunido losdemás.
DosllevabanropasimilaraladeGabe.Untercerollevabaunacamisetadecuelloaltocolorverde limóndondeponía7-ELEVENy las inicialesB. J.bordadasenelbolsillo.
B. J. estaba de rodillas, tocándose las costillas y gimiendo desconsoladamente.Teníalosojoscerradosylasalivasederramabaporlacomisuradesuboca.UnodelosamigosdeGabe,quellevabaunasudaderaconcapuchagrisextragrande,estabadepiejuntoaB.J.conunabarradeaceroenlamano,alzadaydispuestaavolveragolpear,supuse.
Yoteníalabocasecayeracomosimispiernasfuerandepaja.NologrédespegarlavistadelamanchacolorrojooscuroquerezumabaatravésdelacamisetadeB.J.
—Leestáshaciendodaño—exclamé,horrorizada.Gabetendiólamanoyelotrolepasólabarradeacero.—¿Te refieres a esto?—preguntóGabe con falsa sinceridad, alzó la barra y le
asestóungolpeenlaespalda.OíuncrujidohorrendoyB.J.aulló,cayódeladoyseretorciódedolor.
Gabesepusolabarraenloshombrosydejócolgarlosbrazosporencima,comosifueraunbatedebéisbol.
—¡Cuadrangular!—gritó.Losotrosdosrieron.Sentíganasdevomitar.—¡Llevaos el dinero!—dije, alzando lavoz.Era evidenteque se tratabadeun
atraco, pero las cosas habían ido demasiado lejos—. ¡Si sigues golpeándolo, lomatarás!
Elgruposoltóunarisita,comosisupieranalgoqueyoignoraba.—¿Matarlo?Nolocreo—repusoGabe.—¡Estásangrandomucho!
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Gabeseencogiódehombrosyentoncescomprendíquenosóloeracruel:estabaloco.
—Securará—dijo.—No,sinolollevanalhospitalpronto.GabeempujóaB.J.conelpie.Éstesehabíadadolavueltayapoyabalafrente
contraelsalientedecementoqueseextendíadesde laentrada trasera.Le temblabatodoelcuerpoymeparecióqueestabaapuntodeentrarenestadodeshock.
—¿Hasoídoloqueelladijo?—GabelegritóaB.J.—.Hasdeiralhospital.Yomismo teconduciréhastaallíy tedejarédelantedeUrgencias.Peroprimerodebesdecirlo,debesprestarjuramento.
Con gran esfuerzo,B. J. levantó la cabeza y le lanzó unamirada fulminante aGabe.Abriólabocaycreíquediríaesoquetodosellosqueríanquedijera,peroencambiolanzóunescupitajoqueledioenlapiernaaGabe.
—No puedes matarme —dijo en tono desdeñoso, pero le castañeteaban losdientesypusolosojosenblanco,demostrandoqueestabaapuntodedesmayarse—.Me-lo-dijo-La-Mano-Negra.
—Respuesta equivocada—dijo Gabe, jugando con la barra de acero como sifueraunbastón.Despuéslabajóconviolencia;elmetalgolpeócontralacolumnadeB.J.yésteseenderezóysoltóunaullidoaterrador.
Me cubrí la boca con ambas manos, paralizada por el horror. Horror por laespantosa imagenyporunaensordecedorapalabraquemetaladraba lacabeza.Eracomo si se hubiera desprendido de lo más profundo de mi subconsciente y megolpearadefrente.
Nefilim.«B.J.esunNefilim—pensé,peseaque lapalabrano teníaningúnsignificado
paramí—.Yestántratandodeobligarloahacerunjuramentodelealtad».Era una revelación aterradora, porque ignoraba lo que significaba. ¿De dónde
salíaesainformación?¿Cómopodíasaberloqueestabaocurriendo,dadoquejamáshabíavistonadaparecido?
Mispensamientosseinterrumpieroncuandounmonovolumenblancoentróenelcallejónyelhazdeluzdelosfarosnosparalizóatodos.Gabebajódiscretamentelabarradeaceroylaocultódetrásdesupierna.Roguéquequienquieraqueestuvieraalvolante metiera la marcha atrás, saliera del callejón y llamara a la policía. Si elconductorseacercaba…bueno,yahabíavistoloqueGabeeracapazdehacerparaconvenceraalguiendenointervenir.
EmpecéabarajarideassobrecómosacardeallíaB.J.mientrasGabeylosotrosestabandistraídos,cuandounodelostíos,eldelasudaderagris,lepreguntóaGabe:
—¿CreesquesonNefilim?«Nefilim.Esapalabra.Unavezmás.Yestavezpronunciadaenvozalta».
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Envezdetranquilizarme,lapalabraaumentómitemor.Laconocía,yalparecer,tambiénGabe y sus amigos. ¿Cómo era posible que todos la supiéramos? ¿Cómopodíamosteneralgoencomún?
Gabenegóconlacabeza.—Vendríanenmásdeuncoche.LaManoNegranoseenfrentaríaanosotroscon
menosdeveintedesuscompinches.—¿Serálapolicía?Podríaseruncochecamuflado.Iréadecirlesquegiraronenel
lugarequivocado.EltonoenelquelodijohizoquemepreguntarasiGabenoeraelúnicodotadode
esosextraordinariospodereshipnóticos.Quizátambiénsusdosamigoslostenían.Cuandoeltíodelasudaderagrissedisponíaaacercarsealcoche,Gabelodetuvo
poniéndoleunamanoenelpecho.—Espera.El monovolumen se acercó haciendo chirriar la grava. La adrenalina me
provocabaun temblor en laspiernas.Si estallabaunapelea,puedequeGabey losotros se vieran tan envueltos en ella que yo lograra coger a B. J. de las axilas yarrastrarlofueradelcallejón.Unaoportunidadremota,perounaoportunidadalfin.
DerepenteGabesoltóunasonoracarcajadaypalmeóasusamigosenlaespalda;susdientesbrillaban.
—Vaya,vaya,chicos.Miradquiénhavenidoalafiestadespuésdetodo.
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Capítulo
Elmonovolumenblancosedetuvoyelmotorseapagó.Lapuertadelconductorse abrió y, en medio de la penumbra, alguien se apeó. Un hombre alto. Llevabatejanos holgados y una camiseta de béisbol de color azul marino y blanco,arremangadahasta loscodos.Unagorradebéisbol leocultabael rostro,peropudever sumandíbula fuerte y la formade suboca, y la imagenme sacudió comounadescargaeléctrica.Eldestellonegroquemeinundóelcerebrofuetanintensoquemenublólavistavariossegundos.
—¿Asíquedecidistereunirteconnosotrosdespuésdetodo?—legritóGabe.Elreciénllegadonocontestó.—Éste se resiste —continuó Gabe, empujando con el pie a B. J., que aún
permanecía en el suelohechounovillo—.Seniega a jurarme lealtad.Creeque esdemasiadobuenoparamí.Yeso,porpartedeunmestizo.
Gabeysusdosamigosseecharonareír.Perosielconductordelmonovolumenhabíacomprendidoelchiste,nolodemostró.Sepusolasmanosenlosbolsillosynoscontemplóensilencio.Meparecióquesumiradasedeteníaenmí,peroestaba tantensaquequizámeloestabaimaginando.
—¿Quéhaceaquí?—preguntóenvozbaja,señalándomeconelmentón.—Aparecióenellugarymomentoequivocados—dijoGabe.—Ahoraesuntestigo.—Ledijequesemetieraenelcocheysealejara.¿Meequivocaba,oGabeparecíaestara ladefensiva?Esanocheera laprimera
vezquealguien,aunquefuerademanerasutil,cuestionabasuautoridadycasinotéelchisporroteodeunadescargaeléctricanegativaasualrededor.
—¿Y?—Senegóalargarse.—Lorecordarátodo.—Puedo convencerla de que no hable—dijoGabe, haciendo girar la barra de
acero.ElconductormiróelcuerpoencogidodeB.J.—¿Aligualqueconvencisteaéstedequehablara?Gabefruncióelceñoyaferrólabarraconmásfuerza.—¿Seteocurreunaideamejor?
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—Sí.Déjalamarchar.Gabesellevólamanoalanarizysoltóunacarcajada.—Déjalamarchar—repitió—.¿Quéimpediráquecorraadecírseloa lapolicía,
ehJev?¿Haspensadoeneso?—Túnotienesmiedodelapolicía—contestóJeventonotranquiloperoquizás
untantodesafiante,susegundoretoindirectoalpoderdeGabe.Decidícorrerelriesgodeintervenirenladiscusión.—Sidejáisquememarche,prometoquenohablaré.Sólodejadquemelolleve
—dije,indicandoelcuerpoovilladodeB.J.,ylodijedesdeelfondodelalma.Pero,aunquemeasustaba,sabíaquetendríaquehablar.Nopodíapermitirquesemejanteacto de violencia quedara impune. Si Gabe seguía en libertad, nada le impediríatorturar y aterrorizar a otra víctima.Traté deocultarmis pensamientos, pues temíaquemedescubriera.
—Yalahasoído—dijoJev.Gabeapretólosdientes.—No.Él esmío.Hacemeses que espero que cumpla los dieciséis, y ahora no
abandonaré.—Habráotros—dijoJevconairerelajado,yentrelazandolasmanosencimadela
cabezaseencogiódehombros—.Déjaloestar.—¿Sí?¿Ysercomotú?TúnotienesunvasalloNefil.SeráunChesvanlargoy
solitario,colega.—AúnfaltansemanasparaChesvan.Tienestiempo.Encontrarásaotro.Dejaque
elNefilylachicasemarchen.Gabe se acercó a Jev. Éste era más alto, más listo y sabía controlarse —lo
comprendíentressegundos—,peroGabeeramásfornido.Jeveralargoydelgado,comounguepardo,mientrasqueGabeparecíauntoro.
—Antesnosdistecalabazas.Dijistequeestanocheteníasqueencargartedeotrosasuntos. Y no te metas en mis cosas. Estoy harto de que aparezcas en el últimoinstanteytepongasadarórdenes.NomemarcharéhastaqueelNefilmejurelealtad.
Otra vez esa frase: «me jure lealtad», vagamente familiar pero sin embargoremota.Sienunnivelmásprofundoconocíasusignificado,elrecuerdonoaparecía.Deunmodouotro,sabíaquelasconsecuenciasparaB.J.seríanterribles.
—Éstaesminoche—añadióGabe,lanzandounescupitajo—.Laacabarécomomeplazca.
—Unmomento—lointerrumpióeltíodelasudaderaentonoestupefacto,ymiródeunladoaotroalolargodelcallejón.
—¡Gabe!¡ElNefilhadesaparecido!TodosnosvolvimoshaciaelsitiodondeB.J.habíaestadotumbadohacíasóloun
momento. El único indicio de que había estado allí era unamancha aceitosa en la
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grava.—Nopuedehaberidolejos—anuncióGabebruscamente—.Dominic,veenesa
dirección—ledijo al de la sudadera, señalando el callejón—. Jeremiah, registra latienda.
El otro individuo, el de la camiseta blanca con inscripción, dio la vuelta a laesquina.
—¿Yquépasaconella?—preguntóJev,señalándome.—¿PorquénohacesalgoútilyrecuperasamiNefil?—replicóGabe.Jevpusolasmanosenalto.—Comoquieras.El alma se me cayó a los pies cuando comprendí que eso era todo. Jev se
marchaba.Eraamigo,oalmenosunconocidodeGabe,yesomeinquietaba,peroalmismo tiempo representaba la única oportunidad de largarme.Hasta esemomento,parecíaestardemiparte;siseiba,volvíaaestarsola.Gabehabíadejadoclaroqueelmachoalfaeraél,yyosabíaquesusdosamigosnoleharíanfrente.
—¡Asíquetelargas,asísinmás!—chillémientrasJevsealejaba,peroGabemepegóunapatadaenlapiernaycaíderodillas;antesdequepudieraseguirhablando,mequedésinaliento.
—Serámásfácilsinomiras—medijoGabe—.Ungolpecerteroyseráloúltimoquesientas.
Meabalancéintentandoescapar,peroGabemecogiódelpeloymearrastróhaciaatrás.
—¡Nopuedeshaceresto!—aullé—.¡Nopuedesmatarmeypunto!—Quédatequieta—gruñó.—¡Nopermitasquehagaesto,Jev!—grité,sinverloperoconvencidadequeaún
podíaoírme,puestoqueelmonovolumentodavíanosehabíapuestoenmarcha.Rodéporlagravatratandodeverlabarraparaesquivarla.Cogíunpuñadodepiedras,mevolvíviolentamentehaciaGabeyselasarrojé.
Élmeaplastó la frentecontrael suelocon lamano.Seme torció lanarizy laspiedras se me clavaron en el mentón y la mejilla. De pronto, oí un crujidoescalofriante yGabe se desplomó encima demí. Presa del pánico,me pregunté siintentaba asfixiarme. Matarme rápidamente no era suficiente, ¿verdad? Tenía queprolongarelsufrimientolomáximoposible.Jadeando,mearrastréhastaquitármelodeencima.
Mepusedepieymeenvolvíconmisbrazosparadefenderme,convencidadequeGabe se disponía a atacarme. Pero entonces bajé la vista y comprobé que estabatendidobocaabajoenel sueloyque labarradeacero sobresalíade suespalda: lohabíanatravesadoconella.
Jev se restregó la cara brillante de sudor con la camiseta.A sus pies,Gabe se
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agitabay se estremecía, soltandopalabrotas incoherentes.Meparecía increíblequesiguieraconvida:labarrateníaquehaberleatravesadolacolumnavertebral.
—Loapuñalaste—solté,espantada.—Yesonoleagradará,asíquesugieroquete largues—dijoJev,clavándole la
barra aún más profundamente. Me miró de soslayo y arqueó las cejas—. Cuantoantes,mejor.
—¿Ytú?—pregunté,retrocediendo.Él me contempló durante un momento absurdamente largo, dadas las
circunstancias.Poruninstante,surostroexpresópesar.Unavezmás,estabaapuntoderecordarlo todo,eracomosielpuenterotovolvieraaestarentero.Abrí laboca,pero el conducto entre mi cerebro y las palabras había sido destruido, y no sabíacómovolveraconectarlos.Habíaalgoquedebíadecirle,peronosabíaqué.
—Puedesquedartedebrazoscruzados,perosupongoqueB.J.yahallamadoalapoli—dijoJev,yvolvióaclavarlabarradeaceroenelcuerpodeGabe,queprimerosepusorígidoyluegoserelajó.
Eneseprecisomomentounaullidodesirenasresonóalolejos.JevcogióaGabedelosbrazosyloarrastróhastalasmalezasquecrecíanalotro
ladodelcallejón.—Por lascalles laterales,ya lavelocidadcorrecta,no tardarásenalejarteunos
kilómetrosdeestelugar.—Notengocoche.Jevmemirófijamente.—Lleguéhastaaquíandando—expliqué.—Ángel—dijo, en un tono que expresaba la esperanza de que yo hablara en
broma.Losbrevesmomentospasados juntosno justificabanelusodeapodos,perosin
embargo,elcorazónmediounvuelcoaloírlaexpresióncariñosa.«Ángel».¿Cómopodía saber que ese nombre no había dejado de perseguirme durante días? Y yo,¿cómopodíaexplicarlosinquietantesdestellosnegrosqueseintensificabancuándoélseacercabaamí?
Ylomásdesconcertantedetodo:siuníalospuntos…«Patch—susurróunavozsubconsciente,unasílabaquedaquesearrojabacontra
losbarrotesdeunajaulainterior—.LaúltimavezquesentistelomismofuecuandoMarciemencionóaPatch».
Esemonosílabodespertóunaenloquecedoraoleadanegraquesurgíadesdetodaspartes. Sin despegar la vista de Jev, me concentré tratando de comprender unasensaciónalaqueeraincapazdeponerlepalabras.Élsabíaalgoqueyoignoraba,talvez acerca del misterioso Patch, quizá sobre mí. Decididamente sobre mí. Supresencia me causaba emociones demasiado profundas para que fuera una
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coincidencia.Pero¿cuáleralaconexiónentrePatch,Marcie,Jevyyo?—¿Te…conozco?—pregunté,incapazdeimaginarotraexplicación.Élmemirófijamente.—¿Notienescoche?—confirmó,haciendocasoomisodemipregunta.—Notengocoche—repetí,convozdébil.Jevechólacabezaatrás,comosilepreguntara«¿Porquéyo?»alaluna.Después
indicóconelpulgarelmonovolumenblancoenelquehabíallegadoydijo:—Montaenelcoche.Cerrélosojos,tratandodepensar.—Unmomento.Debemosquedarnosaquípara testificar; sihuimos,escomosi
confesáramos que somos culpables. Le diré a la policía que mataste a Gabe parasalvarmelavida.—Luegoañadí—:BuscaremosaB.J.ylediremosqueéltambiéndebetestificar.
Jevabriólapuertadelconductor.—Todoesoseríaciertosiunopudierafiarsedelapolicía.—¿De qué estás hablando? Ellos son la policía. Su tarea consiste en atrapar
delincuentes.Nosotrosnohemoshechonadamalo.Gabemehabríamatadositúnohubiesesintervenido.
—Nolodudo.—Entonces,¿qué?—Lasfuerzasdeseguridaddellugarnoestáncapacitadaspararesolverestecaso.—¡Estoy segura de que el asesinato cae bajo la jurisdicción de la ley! —
argumenté.—Doscosas—replicóentonopaciente—.Primero:nomatéaGabe,lodejésin
sentido.Segundo:hasdecreermecuandodigoqueJeremiahyDominicnosedejaránapresarvoluntariamenteysinderramarmuchasangre.
Me dispuse a responderle cuando, por el rabillo del ojo, vi queGabe volvía aagitarse.Eraunmilagro,peronoestabamuerto.Recordéelmodoenquemanipulómi visiónmediante algo que sólo podía ser un poderoso hipnotismoo un truco demagia. ¿Acaso Gabe estaba usando otro truco para de alguna manera eludir lamuerte?Teníalaextrañasensacióndequeestabaocurriendoalgoqueibamásalládemicomprensión.Pero…
«¿Qué,exactamente?»—Dimeenquéestáspensando—dijoJevenvozbaja.Vacilé,peronohabíatiempoparaeso.SiJevconocíaaGabetanbiencomoyo
sospechaba,debíadeestaraltantodesus…aptitudes.—Vi comoGabehacía…un truco.Un truco demagia.—Cuando la expresión
sombríadeJevconfirmóquenoestabasorprendido,añadí—:Mehizoveralgoque
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noerareal.Seconvirtióenoso.—Esoessólolapuntadelicebergdeloqueescapaz.—¿Cómolohizo?—pregunté,tragandosaliva—.¿Esunmago?—Algoporelestilo.—¿Hizo uso de la magia?—Nunca se me había ocurrido que una magia tan
convincentepodíaexistir.Hastaesemomento.—Másomenos.Oye,senosacabaeltiempo.DirigílamiradaalasmalezasqueparcialmenteocultabanelcuerpodeGabe.Los
magos podían crear ilusiones, pero no podían desafiar a la muerte. Que hubiesesobrevividoibaencontradetodalógica.
LassirenasseaproximabanyJevmeempujóhaciaelmonovolumen.—Eltiemposehaacabado.Nomemoví.Nopodía.Miresponsabilidadmoralmeobligabaaquedarme…—Sitequedasaquíparahablarconlapolicía,habrásmuertoantesdequeacabe
la semana.Y también todos los polis involucrados.Gabe detendrá la investigaciónantesdequeseinicie.
Reflexionéunpardesegundos;noteníaporquéconfiarenJev,peroalfinal—ypormotivosdemasiadocomplicadosparadescifrareneseinstante—lohice.
Montéenel cocheymepuseel cinturón; el corazónme latía a todaprisa. Jevpusoenmarchaelcoche:eraunmodeloTahoe.Apoyóunbrazoenelrespaldodemiasientoymiróatravésdelaventanillatrasera.
Diomarchaatrásalolargodelcallejónhastaalcanzarlacalleydespuésaceleróhastaelcruce.Habíaunaseñaldestopenlaesquina,peroelTahoenofrenóyjustocuandome preguntaba si respetaría el stop yme así a la agarradera encima de lapuertaconambasmanos,conlaesperanzadequelohiciera,unasiluetaoscuracruzónuestrocarril,tropezando.LabarradeaceroquesalíadelaespaldadeGabecolgabahaciaabajoyconlaluzdifusaparecíaunmiembroroto,unaladestrozada.
Jev pisó el acelerador y cambió de marcha, el monovolumen se lanzó haciadelanteatodavelocidad.Gabeestabademasiadolejosyyonopodíaverlaexpresióndesurostro,peronosemovió.Seacuclillóyalzólasmanos.Comosicreyeraquepodíadetenernos.
—¡Loatropellarás!—grité,aferrándomealcinturón.—Semoverá.Piséunpedaldefrenoimaginario.LadistanciaentreGabeyelTahoedisminuía
conrapidez.—¡Detente…ahora…mismo…Jev!—Esto tampoco acabará con él —dijo, y volvió a acelerar. Y entonces todo
ocurriócondemasiadavelocidad.Gabese lanzócontraelcochea travésdelaire,golpeócontraelparabrisasyel
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cristalseastilló.Uninstantedespuésdesaparecióyunalaridoresonóenelcoche:laquelosoltófuiyo.
—Estáencimadelcoche—dijoJev.Luegoaceleró,montóen laacera,se llevópor delante un banco y pasó por debajo de las ramas de un árbol. Tras pegar unvolantazovolvióalacalle.
—¿Se ha caído? ¿Dónde está? ¿Aún está encima del techo?—Apreté la caracontralaventanilla,tratandodever.
—Agárrate.—¿Aqué?—chillé,volviendoaasirmedelaagarradera.Nonotélafrenada,peroJevdebiódehaberpisadoelfrenoporqueelTahoegiró
sobre símismoantesdedetenerse conunchirrido.Megolpeéelhombrocontra lapuertayporelrabillodelojoviunbultooscurovolandoporelaireyaterrizandoconlaeleganciadeungato.Gabepermanecióallíunmomento,deespaldasanosotros.
Jevpusolaprimera.Gabemiróporencimadelhombro.Elsudorlepegabaelpeloalacara.Sumirada
se clavó en lamía yme lanzó una sonrisa diabólica.Cuando el Tahoe se puso enmovimiento,dijounaspalabrasyaunquenologrédescifrarlas,elmensajeeraclaro:«Estonohaacabado».
Me apreté contra el respaldo, jadeando, amedida que Jev arrancaba con tantaviolenciaqueseguroquedejólahuelladelosneumáticosenlacalzada.
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Capítulo
Jevsólorecorriócincocalles.Demasiadotarde,semeocurrióquedeberíahaberledichoquemellevaraaCoopersmith’s,peroélhabíaoptadopor laoscuridadde lascalles laterales. Condujo el Tahoe hasta el arcén de una tranquila carretera rural,rodeadadecamposdemaíz.
—¿Sabescómollegaracasadesdeaquí?—mepreguntó.—¿Esquemeabandonarásaquí?—Perolaverdaderapreguntaquemeplanteaba
eralasiguiente:¿PorquéJev,supuestamenteunodeellos,sedistanciódelosdemásparasalvarme?
—Si loque tepreocupaesGabe,olvídalo:ahoramismo tieneotrascosasen lacabezaqueseguirteelrastro.Nopodráhacergrancosaantesdequitarselabarradeacero clavada en la espalda. Me sorprende que haya tenido la fuerza paraperseguirnosdurantetantotiempo.Inclusotrasquitársela, tendráalgoasícomounaresaca demil demonios.Durante las próximas horas, lo único que querrá hacer esdormir.Siesperaselmomentoidealparaescapar,nohabráotromejorqueéste.
Alverquenomebajabadelcoche,Jevseñalóhaciaatrásconelpulgar.—HedeasegurarmedequeJeremiahyDominicsehanlargado.Sabíaquepretendíaquecaptaralaindirecta,peroyonoestabaconvencida.—¿Por qué los proteges? —Quizá Jev tenía razón y Dominic y Jeremiah se
enfrentarían a la policía. Quizá todo acabaría en unamasacre, pero ¿no eramejorarriesgarsequedejarqueselargaran?
Jevmanteníalavistaclavadaenlaoscuridadmásalládelparabrisas.—Porquesoyunodeellos.—No—dije, negando con la cabeza—, no eres como ellos. Ellosme hubieran
matado.Túvolvisteabuscarme,detuvisteaGabe.Envezdecontestar,seapeódelcocheyvinoamilado.Abriólapuertayseñaló
lanoche.—Vehacia allí, la ciudad está en esadirección.Si tumóvil no funciona, sigue
caminandohastaqueencuentresunclaro.Tardeotempranotendráscobertura.—Notengoelmóvil.Jevhizounapausa.—Enesecaso,cuandolleguesaWhitetailLodge,pidequeteprestenelteléfono
enlarecepción.Desdeallípodrásllamaratucasa.
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—Gracias por salvarme de Gabe —dije, saliendo del coche—. Y gracias portraermehastaaquí—añadíconcortesía—.Peroparaquelosepas:nomegustaquememientan.Séquetecallasunmontóndecosas;quizáconsiderasquenomerezcosaberlas,quecomoapenasmeconocesnomerezcoquetemolestespormí.Perodadoloqueacabodepasar,creoquemeheganadoelderechodesaberlaverdad.
Paramigransorpresa,Jevasintióconlacabeza,aunquedemalagana,ungestoquesignificaba«Vale,deacuerdo».
—Losprotejoporquedebohacerlo.Silapolicíalosveenacción,adióstapadera.EstaciudadnoestápreparadaparaDominic,Jeremiahniningunodenosotros.—Memiró y su mirada dura se tornó suave como el terciopelo. Sus ojos eran tanpenetrantesqueeracasicomosimetocaran.
»Ytodavíanoestoydispuestoaabandonarlaciudad—murmuró,sindespegarlavistadelamía.
Seacercóamíymirespiraciónseaceleró.Teníalatezmásoscuraqueyo,mástosca.Noeralobastantebellocomoparaserguapo.Sucuerpoeraduroyangulosoymeestabadiciendoqueéleradiferente.Noporquefueradistintodetodoslostíosqueconocía, sino porque era completamente diferente.Me aferré a la única y extrañapalabranuevaquenomehabíaabandonadoentodalanoche.
—¿EresunNefilim?Retrocedió, como si hubiera recibido una descarga eléctrica y el momento
especialsedesvaneció.—Veteacasaysiguecontuvida—dijo—.Hazloyestarásasalvo.Ante su brusca despedida, los ojos se me llenaron de lágrimas. Él lo notó y
sacudiólacabeza,disculpándose.—Verás,Nora—dijo,ymepusolasmanosenloshombros.—¿Cómosabescomomellamo?—pregunté,poniéndometensa.La lunaaparecióentre lasnubesyvi susojos.La suavidadaterciopeladahabía
desaparecido,reemplazadaporunadurayprofundanegrura.Susojoserandelosquealbergaban secretos, de losquementían sinparpadear, de esosque, trasmirarte enellos,casinopodíasapartarlamirada.
Elesfuerzoporescaparnoshabíahechosudaraambosynotélafraganciadeloquesupuseerasugeldeducha.Olíaahierbabuenaypimientanegra,yelrecuerdoapareciócontantarapidezquemesentímareada.Nosabíaporqué,peroconocíaesafragancia.Yaúnmásinquietante:sabíaqueconocíaaJev.Deunmodotrivialodeunomuchomásimportanteyporellomásdesconcertante,Jevhabíaformadopartedemi vida. Era lo único que podía explicar el ardor retrospectivo causado por suproximidad.
Semeocurrióquequizáfueraélquienmehabíasecuestrado,perolaideanomeconvenció.Nolocreía,talvezporquenoquería.
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—Nosconocíamos,¿verdad?—dije,ysentíunhormigueoenlasextremidades—.Éstanoeslaprimeravezquenosencontramos.
ComoJevguardósilencio,creíhaberobtenidounarespuesta.—¿Sabesquesufroamnesia?¿Sabesquenopuedorecordarnadadelosúltimos
cuatro meses? ¿Por eso creíste que podías salirte con la tuya y fingir que no meconocías?
—Sí—contestóconcansancio.—¿Porqué?—pregunté,yloslatidosdemicorazónseaceleraron.—No quería señalarte como un blanco. Si Gabe supiera que existe un vínculo
entrenosotros,podríausarteparahacermedaño.Bien.Habíacontestadoesapregunta,peroyonoqueríahablardeGabe.—¿Cómo nos conocimos? Después de dejar atrás a Gabe, ¿por qué seguiste
fingiendoquenomeconocías?¿Quémeocultas?¿Melodirás?—pregunté,inquieta.—No.—¿No?Élselimitóamirarme.—Pues entonces eresungilipollas egoísta.—Solté la acusación antesdepoder
contenerme, pero no la retiraría. Me había salvado la vida, pero si sabía algo deaquelloscuatromesesysenegabaadecírmelo,loquehubierahechodejabadetenervalorparamí.
—Sipudieradecirtealgobuenotelodiría,créeme.—Puedosoportarlasmalasnoticias—comentéentonocortante.Jev sacudió la cabeza,meesquivóy regresóal ladodel conductor.Locogídel
brazo.Bajólavista,peronosezafó.—Dimeloquesabes—pedí—.¿Quémeocurrió?¿Quiénmehizoesto?¿Porqué
norecuerdoesoscuatromeses?¿Quéfueesotanespantosoqueheolvidado?Surostroeraunamáscaraqueocultabasusemociones.Loúnicoqueevidenciaba
quehabíaoídomispalabraseralatensióndesumandíbula.—Te daré un consejo, y aunque sólo sea por esta vez, quiero que lo aceptes.
Regresaa tuvidaypasapágina.Empiezadenuevo.Haz loqueseanecesarioparadejartodoatrás.Sisiguesmirandoalpasado,estoacabarámal.
—¿Esto?¡Nisiquieraséquéesesto!Nopuedopasarpágina.¡Quierosaberquémeocurrió!¿Sabesquiénmesecuestró?¿Sabesadóndemellevaronyporqué?
—¿Acasoimporta?—¿Cómo te atreves? —No me molesté en disimular el nudo que tenía en la
garganta—. ¿Cómo te atreves a quedarte ahí y quitarle importancia a lo que hepasado?
—¿Acaso teresultaráútilsaberquién teraptó?¿Será lamaneradeponerpuntofinal,seguiradelanteyempezaravivirunavezmás?No—repuso.
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—Sí,meresultaráútil.—LoqueJevnocomprendíaeraquealgoeramejorquenada, que medio lleno era mejor que medio vacío. La ignorancia era la peorhumillaciónyelsufrimientomásatroz.
Jevsoltóuntristesuspiroysepasólamanoporelpelo.—Nosconocíamos—dijo,cediendo—.Nosconocimoshacecuatromesesyyo
fuiunmalasuntoparatidesdeelinstanteenelquemeviste.Teutilicéytehicedaño.Por suerte fuiste lo bastante sensata como para echarme de tu vida antes de quepudieraregresaraporelsegundoasalto.Laúltimavezquehablamos,jurasteque,sivolvíasaverme,haríasloposiblepormatarme.Puedequehablarasenserio,puedequeno.Detodosmodos,parecíashablarmuyenserio.¿Eraesoloquequeríassaber?—concluyó.
Parpadeé. Me parecía inimaginable que yo profiriera tal amenaza. Lo másparecidoalodioquehabíasentidoporalguieneraporMarcieMillar,einclusoenesecasojamáshabíafantaseadoconmatarla.Yoerahumana,peronocarecíadecorazón.
—¿Porquédiríaalgoasí?¿Quéfueesotanespantosoquehiciste?—Tratédematarte.Lomiréalosojos.Suexpresiónsombríamedijoquenoestababromeando.—Queríaslaverdad—dijo—.Enfréntateaello,Ángel.—¿Quemeenfrenteaello?Notienesentido.¿Porquéqueríasmatarme?—Paradivertirme.Estabaaburrido,¿acasoimporta?Tratédematarte.No.Algonocuadraba.—Sienaquelentoncesqueríasmatarme,¿porquémeayudasteestanoche?—No lo comprendes. Podría haber acabado con tu vida. Hazte un favor a ti
mismay aléjate demí lomás rápidoque puedas.—Se apartó yme indicó conungestoquememarcharaendirecciónopuesta.Eralaúltimavezquenosveríamos.
—Eresunmentiroso.Jevsediolavueltaysusojosnegrosbrillaban.—Tambiénsoyunladrón,unjugador,untramposoyunasesino.Peroresultaque
ésta es una de las pocas veces que digo la verdad. Vete a casa. Considérateafortunada.Tieneslaoportunidaddeempezardenuevo,ynotodospuedenafirmarlomismo.
Queríalaverdad,peromesentíamásconfundidaquenunca.¿Cómoeraposibleque una alumna tradicional como yo, que siempre obtenía las mejores notas, sehubieracruzadoconél?¿Quépodíamostenerencomún?Jeveraabominable…yelsermásseductoryatormentadoquejamáshabíaconocido.Inclusoahora,sentíaunalucha en mi interior. Él no se parecía a mí en absoluto, era rápido, cáustico ypeligroso.Inclusountantoaterrador.Peroesanoche,desdequeseapeódelTahoe,elcorazónmelatíacomouncaballodesbocado.Asuladosentíaunadescargaeléctricaentodaslasterminalesnerviosasdelcuerpo.
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—Unúltimoconsejo:dejadebuscarme.—Noteestoybuscando—meburlé.Me tocó la frente con el índice y, absurdamente, el roceme entibió la piel.Al
parecer,élnodejabadeencontrarmotivosparatocarmeyyoqueríaquelosiguierahaciendo.
—Bajo todas esas capas, una parte de ti recuerda. Ésa es la parte que salió abuscarmeestanoche.Eslapartequeacabarácontuvidasinotienescuidado.
Estábamosfrenteafrente,ambosjadeábamos.Lassirenasestabanmuypróximas.—¿Quésesuponequehededecirlealapolicía?—pregunté.—Nohablarásconlapolicía.—¿Deveras?Muygracioso,porquetengolaintencióndecontarlesexactamente
cómoleclavasteesabarradeaceroaGabeenlaespalda.Amenosquerespondasamispreguntas.
Élsoltóunbufidoirónico.—¿Chantaje?Hascambiado,Ángel.Otro golpe estratégico contra mi flanco débil, que me hizo sentir aún más
inseguraeintimidada.Mehubieseestrujadoelcerebro,tratandodeidentificarloporúltimavez,perosabíaqueerainútil.Puestoquenopodíarecurriramimemoria,nomequedabamásremedioquelanzarmisredesenotraparteyesperarlomejor.
—Simeconocestanbiencomodicesconocerme—dije—,sabrásquenodejarédebuscaraquienmesecuestró,seaquiensea,hastaqueloencuentreotoquefondo.
—Tedirédóndeestaráesefondo—replicóélentonoáspero—.Entutumba.Unatumbapocoprofundaenelbosque,dondenadieteencontrará.Nadieacudiráallorarjunto a ella. En lo que respecta al resto de la humanidad, habrás desaparecido delmapa.Tumadreseveráafectadaporunasensaciónconstanteyamenazadorade lodesconocido.Laaguijonearáylaempujaráhaciaelbordedelprecipiciohastacaer.Yenvezdeestarenterradajuntoatienuncementeriodecéspedverde,dondelosseresqueridos pueden visitarte hasta el final de los tiempos, se encontrará sola. Y tútambién.Durantetodalaeternidad.
Me enderecé, decidida amostrarle que nome dejaría intimidar tan fácilmente,perosentíuncosquilleopremonitorioenelestómago.
—Dimelaverdad,oteprometoquetedelataréalapoli.Quierosaberdóndeheestadoyquiénmeraptó.
Se restregó la boca con la mano, riendo para sus adentros: un sonido tenso ycansado.
—¿Quiénmesecuestró?—solté;estabaperdiendo lapaciencia.Nomemoveríade ahí antes de que confesara lo que sabía.De prontome dio rabia que antesmehubiera salvado la vida. Sólo quería sentir desprecio y odio por él. Si se negaba adecirmeloquesabía,nodudaríaniuninstanteendelatarloalapolicía.
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Élalzóesamiradaimpenetrablehacialamíahaciendounamueca.Nofruncíaelentrecejo,suexpresióneramuchomásdesconcertanteyaterradora.
—Se supone que ya no has de estar involucrada en este asunto. Incluso yo nopuedoprotegerte.
Entoncessealejó,puestoqueyahabíadichotodoloquepensabadecir,peromeneguéaaceptarlo.Eramiúltimaoportunidaddecomprenderlapartequefaltabademivida.
Loseguípisandofuerteylocogídelacamisacontantaviolenciaquesedesgarró.Nomeimportó.Habíacosasmásimportantesdelasquepreocuparme.
—¿Quéesesoenloqueyanodeboestarinvolucrada?—pregunté.Sóloquenopudepronunciarlaspalabrascorrectamente.Fueronabsorbidasenel
precisoinstanteenqueunganchoparecióclavarsedetrásdemiestómagoyponermedel revés. Sentí que me arrojaban al vacío y todos mis músculos se tensaron,preparándomeparalodesconocido.
Lo último que recordé fue el rugir del aire en los oídos y el mundo que seprecipitabaenlanegrura.
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Capítulo
Cuandoabrílosojos,viqueyanoestabaenlacarretera.ElTahoe,elcampodemaíz, la noche estrellada… todo había desaparecido.Me encontraba dentro de unedificiodecementoqueolíaaaserrínyaalgounpocometálico.Meestremecía,peronodefrío.HabíaagarradolacamisadeJev,habíaoídocómosedesgarrabalatelaypuedequeletocaralaespalda.Yahora…estabaenloqueparecíaunalmacénvacío.
Másallásedestacabandosfiguras:JevyHankMillar.Aliviadadenoestarsolaeneselugar,medirigíhaciaellosconlaesperanzadequemedijerandóndeestabaycómohabíallegadoaquí.
—¡Jev!—grité.Ningunodelosdossediolavuelta,peroteníanquehabermeoído,¿no?Enese
enormerecintolavozresonaba.Cuando estaba a punto de abrir la boca por segunda vez, me detuve,
desconcertada.Detrásdeelloslosbarrotesdeunajaulaasomabanbajounalonaydeprontomeinvadieron losrecuerdos.La jaula.Lachicadelcabellonegro.El retretedelinstituto,dondehabíaperdidomomentáneamentelaconciencia.Teníalaspalmasde las manos cubiertas de sudor. Todo eso sólo podía significar una cosa: estabaalucinando.
Otravez.—¿Mehas traído aquí paramostrarme esto?—ledijo Jev aHank con tonode
enfado—. ¿Acaso no comprendes el peligro que corro cada vez que nosencontramos? No me hagas acudir aquí sólo para charlar, ni para desahogarte. Ynuncamehagasacudirparaalardeardetuúltimaconquista.
—Paciencia, muchacho. Te mostré el arcángel porque necesito tu ayuda.Evidentemente, ambos tenemos preguntas que hacer —dijo, echando una miradaelocuentealajaula—.Bien,ellatienelasrespuestas.
—Micuriosidadrespectodeaquellavidaacabóhaceaños.—Lo quieras o no, esa vida aún es la tuya. Lo he intentado todo para hacerla
hablar, pero es cautelosa.—Hank sonrió—.Si logras queme diga lo que necesitosaber,telaentregaré.Supongoquenonecesitorecordartecuántosproblemastehancausadolosarcángeles.Sihubieraunmododevengarte…bien,nohededecirnadamás,¿verdad?
—¿Cómo te las arreglaste para mantenerla enjaulada? —preguntó Jev con
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frialdad.—Leserrélasalas—dijoHank,conunasonrisaburlona—.Elquenolasveano
significa que no tenga una noción bastante precisa de dónde están.Túme diste laidea.Antes de conocerte, jamás hubiese imaginadoque unNefil podía quitarle lasalasaunángel.
LamiradadeJevseensombreció.—Unasierranormalnopodríacortarsusalas.—Noutilicéunasierranormal.—Sea lo que fuere en lo que te hasmetido,Hank, te aconsejo que lo dejes, y
rápidamente.—Si supieras en qué me he metido, me rogarías que te dejara participar. El
imperiodelosarcángelesnoeseterno.Allífuerahaypoderesquesuperaninclusolossuyos.Poderesquesóloesperanquealguienlosaproveche,sisabesdóndebuscarlos—dijoentonocríptico.
Haciendoungestodedisgusto,Jevdiomediavueltadispuestoamarcharse.—Nuestroacuerdo,muchacho—gritóHankasusespaldas.—Estonoformabapartedeél.—Entonces tal vez podemos llegar a un nuevo acuerdo. Se rumorea que no
lograstequeunNefil jurara lealtad.SólofaltanunassemanasparaChesvan…—seinterrumpió.
Jevsedetuvo.—¿Meofreceríasaunodetuspropioshombres?—Enbiendetodos,sí.—Hankhizoungestoconlamano,riendoconsuavidad
—.Podríaselegir.Estaproposición,¿eslobastantebuenacomoparanorechazarla?—Mepreguntoquédiríantushombressisupieranqueestásdispuestoavenderlos
almejorpostor.—Trágatetuorgullo.Noajustaráslacuentapendienteprovocándome.Tedirépor
quéhellegadohastadondehellegadoenestavida:nometomolascosasdeunmodopersonal y tú tampoco deberías hacerlo. No dejes que este asunto gire en torno anuestrasdiferenciaspasadas.Ambossaldremosganando.Ayúdameyyoteayudaréati.Estansencillocomoeso.
HizounapausaparaqueJevselopensara.—Laúltimavezquerechazasteunademisproposiciones,lascosasacabaronmuy
mal—añadióHank,frunciendoloslabios.—Seacabólodellegaraacuerdoscontigo—contestóJevconcalma—.Perote
daréunconsejo:suéltala.Losarcángelesnotaránsuausencia.Puedequeelsecuestroseatuespecialidad,peroestavezestásdesafiandoalasuerte.Ambossabemoscómoacabaráesto,losarcángelesnopierden.
—Ah,peroresultaquenoesasí—locorrigióHank—.Perdieroncuandolosdetu
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clase cayeron. Volvieron a perder cuando creasteis la raza de los Nefilim. Puedenvolveraperder,yloharán.Poresodebesactuarahoramismo.Tenemosaunodelossuyos y eso nos da ventaja. Juntos, tú y yo podemos cambiar las tornas. Juntos,muchacho.Perohemosdeactuarahora.
Mequedésentadacontralapared,apretélasrodillascontraelpechoeinclinélacabezahaciaatráshastagolpearcontraelcemento.«Inspiraprofundamente».Noeralaprimeravezquelograbaescapardeunaalucinaciónyvolveríaahacerlo.Mesequéel sudor de la frente y me concentré en lo que estaba haciendo antes de que laalucinacióncomenzara.«VuelvejuntoaJev,elJevauténtico.Abreunapuertaentucerebroyatraviésala».
—Estoyaltantoacercadelcollar.AloírlaspalabrasdeHank,abrílosojosydirigílamiradahaciaamboshombres
depieantemí,centrándomeenHank.¿Asíquesabíalodelcollar?¿EsequeMarcieestababuscando?¿Seríaposiblequesetrataradelmismocollar?
«No, no es el mismo —razoné—, nada de esta alucinación es cierto. Tusubconsciente está forjando todos los detalles de esta escena.Concéntrate en crearunasalida».
Jevarqueólascejas.—Prefiero no revelarmi fuente—contestóHank con sequedad—. Es evidente
que ahora lo único que necesito es un collar. Eres lo bastante listo para saber queahora te toca actuar a ti. Ayúdame a encontrar un collar de arcángel. Cualquieraservirá.
—Pídeleayudaatufuente—replicóJev,peroentonodesdeñoso.Hankapretóloslabios.—DosNefilim.Losquetúelijas,desdeluego—regateó—.Podríasalternarentre
ambos…—Ya no tengomi collar de arcángel, si eso es a lo que te refieres—dijo Jev,
rechazandolapropuesta—.Losarcángelesloconfiscaroncuandocaí.—Esonoesloquemedicemifuente.—Tufuentemiente—replicócontonoindiferente.—Unasegundafuenteconfirmaquevioquelollevabaselveranopasado.Transcurrieronunosinstantes,luegoJevnegóconlacabeza,laechóhaciaatrásy
soltóunacarcajada.—Dimequenolohiciste.—Surisaseinterrumpióabruptamente—.Dimequeno
involucrasteatuhijaenesteasunto.—Ellavioquellevabasunacadenadeplataalrededordelcuello.Enjunio.Jevlelanzóunamirada.—¿Cuántosabe?—¿Sobremí?Empiezaacomprender.Nomegusta,peroestoycontra lapared.
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Ayúdameynovolveréainvolucrarla.—Suponesquetuhijameimporta.—Te importa una de ellas—dijo Hank con aire desdeñoso—. O al menos te
importaba.JevsepusotensoyHankseechóareír.—Despuésdetodoestetiempo,aúnmantieneselfuegoencendido.Quépenaque
ellanosepaqueexistes.Hablandodemiotrahija,tambiénmedijeronquellevabatucollarenjunio.Lotieneella,¿verdad?—Másqueunapregunta,eraunaafirmación.
—No,nolotiene—replicóJev,devolviéndolelamirada.—Hubierasidounplangenial—dijoHank,perocomosinodieracréditoa las
palabrasdeJevenabsoluto—.Nopuedo torturarlaparaquemedigadóndeestáelcollar:nosabenada.
Rio,peroeraunarisafalsa.—Esosíqueseríairónico.Laúnicainformaciónquenecesitoestáenterradaenun
cerebrocuyosrecuerdosheborrado—añadió.—Esunapena.Hankquitólalonadelajaulacongestoteatral,empujólajaulametálicahaciala
luzconelpieylabasesearrastróporelsuelo.Loscabellosdelachicalecubríanlacara,círculosnegroslerodeabanlosojos,recorríaelalmacénconlamiradacomositratara de memorizar cada detalle de su prisión antes de que la lona volviera acegarla.
—¿Ybien?—lepreguntóHank—.¿Quéopinas,cielo?¿Creesqueencontraremosuncollardearcángelparatiatiempo?
LachicasevolvióhaciaJevyeraevidentequeloreconocía.Susmanosapretaronlosbarrotescontantafuerzaquesupielsevolviótraslúcida.Gruñóunapalabra,meparecióquedijo«traidor»yleslanzóunamiradaaHankyaJev;actoseguidoabrióla boca y soltó un alarido penetrante, tan violento que me lanzó hacia atrás. Micuerpoatravesólasparedesdelalmacényvoléatravésdelaoscuridadgirandosobremímisma.Sentíunretortijónenelestómagoylasnáuseasseapoderarondemí.
Yluegomeencontrétendidabocaabajoenelarcénconlasmanoshundidasenlagrava.Meincorporéhastasentarme.Lafraganciadeloscamposdemaízflotabaenelaire y se oía el zumbido de los insectos nocturnos. Todo volvía a ser exactamentecomoantes.
No sé cuánto tiempoestuve inconsciente. ¿Diezminutos? ¿Mediahora?Estabaempapadaconsudoryestavezmeestremecídefrío.
—¿Jev?—exclaméconvozronca.Peroélhabíadesaparecido.
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Capítulo
Seguí las instrucciones de Jev, caminé hasta Whitetail Lodge y llamé un taxidesde la recepción. Incluso si no hubiese sabido que mamá había salido a cenar,puede que no la hubiera llamado. No estaba en condiciones de hablar, habíademasiadoruidoenmicabeza.Lasideaspasabanzumbando,peronomeesforcéporatraparlas.Empecéadesconectarme,demasiadoabrumadapor todo loocurridoesanoche.
Cuando lleguéa lagranja,subí lasescalerashastamihabitaciónymedesvestí.Mepuseuncamisón,mehiceunovillobajolasmantasymedormí.
Unospasosaceleradosdelantedelapuertamedespertaron.DebodehaberestadosoñandoconJev,porqueloprimeroquesemeocurriófue«Esél»,ymecubríconlasábana,preparándomeparasuentrada.
Mamáabriólapuertacontantaviolenciaquesegolpeócontralapared.—¡Estáaquí!—gritóporencimadelhombro—.¡Estáenlacama!Seacercóapretándoseelpechoconelpuño,comoparaevitarqueselesalierael
corazón.—¡Nora! ¿Por qué nome dijiste adónde ibas? ¡Te hemos buscado por toda la
ciudad!—Estabajadeandoyelterrorseasomabaasumirada.—LedijealaazafataquetedijeraquellaméaVeeparaquevinieraabuscarme
—tartamudeé.Enretrospectiva,comprendíquehabíasidounairresponsable,peroenaquelmomento,alveramamáradiantedefelicidadencompañíadeHank,loúnicoquesemeocurriófuequemipresenciaeraunaintrusión.
—¡LlaméaVee!Nosabíadequélehablaba.Claro que no. Nunca llegué a llamarla; Gabe apareció antes de que pudiera
hacerlo.—Novuelvasahacerlo—dijomamá—.¡Novuelvasahacerlonuncamás!Aunquesabíaquenoeralomásindicado,meechéallorar.Noquiseasustarlani
obligarlaabuscarmeportodaspartes.SóloquecuandolaviconHank…reaccioné.YpormásquequisieracreerqueGabehabíadesaparecidodemividaparasiempre,suamenazadequeaúnnohabíaacabadoconmigomehacíaflipar.¿Enquémehabíametido?Lanochehabríaresultadomuydiferentesimehubiesecalladoyabandonadoel7-ElevencuandoGabemediolaoportunidad.
«No».Habíahecholocorrecto.Siyonohubieraintervenido,quizáB.J.nohabríasobrevivido.
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—Oh,Nora.Dejéquemamámeabrazarayapretélacaracontrasupecho.—Sólofueungransusto,esoestodo—dijo—.Lapróximaveztendremosmás
cuidado.LastablasdelpasillocrujieronyviaHankapoyadoenelmarcodelapuerta.—Noshasdadounbuen susto, jovencita.—Suvozera suavey tranquila,pero
habíaalgolobunoensumiradayunescalofríomerecorriólaespalda.—Quiero que se marche —susurré. Aunque estaba segura de que mi última
alucinaciónnoeracierta,aúnmeperseguía.NodejabadeveraHankquitandolalonadelajaulanilograbaolvidarsuspalabras.Sabíaqueestabaproyectandomispropiostemoresyangustiassobreél,peroseacomofuere,queríaquesemarchara.
—Tellamarémástarde,Hank—dijomamáentonotranquilizador—.Despuésdeque haya arropado a Nora. Una vez más, gracias por la cena y lamento la falsaalarma.
—Notepreocupes,cariño.Olvidasquebajomitechotengoamipropiareinadeldrama, pero almenos puedo afirmar que nunca ha hecho algo tan imprudente.—Soltóunarisita,comosideverdadconsideraraquesuspalabrasresultabandivertidas.
Aguardé hasta que sus pasos se desvanecieron en el pasillo. No sabía cuántocontarleamamá,sobretodoporqueJevdijoquenosepodíaconfiarenlapolicíaytemí que todo lo que dijera llegaría a oídos del detective Basso, pero esta nochehabíanocurridodemasiadascosascomoparanocontárselasanadie.
—Estanochemeencontréconalguien—ledijeamamá—.DespuésdesalirdeCoopersmith’s. No lo reconocí pero él dijo que nos conocíamos.Debo de haberloconocidodurantelosúltimoscuatromeses,peronolorecuerdo.
Mamásepusotensa.—¿Tedijocómosellamaba?—Jev.Mamáhabía estado conteniendo el aliento, pero entonces suspiró.Mepregunté
quésignificaba.¿Habíaesperadoquedijeraotronombre?—¿Loconoces?—pregunté.AlomejormediríaalgosobremirelaciónconJev.—No.¿Tedijodedóndeteconoce?¿Talvezdelinstituto?¿Odelaépocaenla
quetrabajabasenEnzo’s?¿HabíatrabajadoenEnzo’s?Eraunanovedadyestabaapuntodepedirledetalles
cuandoellamemirófijamente.—Un momento. ¿Cómo iba vestido? —preguntó en tono impaciente—. ¿Qué
clasederopallevaba?Fruncíelentrecejo,confundida.—¿Quéimportanciatiene?Ellasepusodepieycaminóhastalapuertayregresó.Comosideprontosediera
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cuenta de que parecía muy angustiada, se detuvo ante mi tocador y examinó unabotelladecoloniaconaireindiferente.
—¿Llevabaununiformeconunlogotipo?¿Ovestíaprendasdeunúnicocolor?¿Negras…talvez?—Eraevidentequemeestabainsinuandolarespuestapero¿porqué?
—Llevabaunacamisetadebéisbolblancayazul,ytejanos.Mamáfruncióloslabiosconexpresiónpreocupada.—¿Quémeocultas?—pregunté.Laexpresiónpreocupadaseacentuó.—¿Quésabes?—insistí.—Habíaunchico…—empezóadecir.—¿Quéchico?—dije, incorporándomeenlacama.Nopudeevitarpreguntarme
siestaríahablandodeJev,conlaesperanzadequefueraasí.Queríasabermáscosassobreél.Queríasaberlotodo.
—Vino a casa algunas veces. Siempre iba vestido de negro —dijo en tonodisgustado—.Eramayory…porfavor,notelotomesamal,peronocomprendíaquéveíaenti.Habíaabandonadolosestudios, teníaproblemasconel juegoytrabajabade camarero en elBorderline. ¡Por amor deDios!No tengonada en contra de loscamareros,peroeracasiridículo.ComosicreyeraquetútequedaríasenColdwaterpara siempre. No comprendía tus sueños, por no hablar de satisfacerlos. Mesorprenderíamuchoquehubiesepensadoasistiralauniversidad.
—¿Me gustaba?—Su descripción no parecía cuadrar con Jev, pero no estabadispuestaaabandonar.
—¡Nihablar!Cadavezquetellamabaporteléfonomeobligabasainventarunaexcusa.Porfincomprendióytedejóenpaz.Todoelasuntofuemuybreve,duróunpardesemanascomomucho.Sólolomencionéporquesiemprecreíquehabíaalgoenélquenocuadrabaysiempremepreguntésiquizásabíaalgosobretusecuestro.Noquieroponermedramática,peroeracomosiunanubenegrahubieraaparecidoentuvidaeldíaenqueloconociste.
—¿Quépasóconél?—Notéqueelcorazónmelatíaapresuradamente.—Se fue de la ciudad.—Mamá sacudió la cabeza—. ¿Loves?Nopudohaber
sidoél.Entréenpánico,esoestodo.Nomepreocuparíaporél—añadió,acercándoseypalmeándomelarodilla.
»Aestasalturasquizáseencuentreenlaotrapuntadelpaís.—¿Cómosellamaba?Ellavacilósólouninstante.—No lo recuerdo.EmpezabaporP.TalvezPeter—dijo, soltandouna risotada
innecesaria—.Supongoqueesodemuestracuánnimioera.Labromahizoquelelanzaraunasonrisadistraída,peronodejabadeoírlavozde
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Jevenmicabeza.«Nosconocíamos.Nosconocimoshacecuatromeses,yyofuiunmalasuntopara
tidesdeelinstanteenelquemeviste».SiJevyesemisteriosochicodelpasadoeranunoyelmismo,alguienmeestaba
ocultandopartede lahistoria.PuedequeJevfueraunmalasunto.Talvezlomejorquepodíahacereraecharacorrerenladireccióncontraria.
Pero algo me decía que no era esa persona dura e indiferente que con tantainsistenciatratabadeconvencermequeera.Justoantesdesufrirlaalucinación,oíquedecía:«Sesuponequeyanohasdeestar involucradaenesteasunto.Inclusoyonopuedoprotegerte».
Mi seguridad le importaba. Sus actos lo demostraban. «Y los actos son másimportantesquelaspalabras»,medijeamímisma.
Eso sólo me dejaba dos preguntas. ¿En qué se suponía que ya no debía estarinvolucrada?¿Yquiéndelosdosmentía?¿Jevomamá?
Si creían que me conformaría con quedarme mano sobre mano, el perfectomodelodeunadulceniñitadeuniforme,eranmenoslistosdeloquecreían.
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Capítulo
Eldomingoporlamañanadespertétemprano,mepuseunospantalonescortosdealgodónysalíacorrer.Golpearelpavimentoconlospies,sudarydesprendermedetodos mis problemas actuales me producía una extraña sensación de poder. Meesforcépornopensarenlanocheanterior.Seacabóesodeponerapruebamicorajevagando por ahí a solas de noche.A partir de ahorame conformaría quedándomeencerrada en casa en cuanto saliera la luna, y si jamás volvía a ese 7-Eleven enparticular,tantomejor.
PeroloextrañoesqueloquemerondabaporlacabezanoeraGabe,sinounpardeojospecaminosamentenegrosquehabíanperdidosudurezaalcontemplarmeysehabíanvuelto tan suavesy sensualescomo la seda. Jevmedijoqueno lobuscara,peronopodíadejarde fantasearacercade todas lasmanerasen lasquea lomejorvolvíamosaencontrarnosporcasualidad.Dehecho,elúltimosueñoque recordabaantesdedespertar esamañana erade ir a la playadeOgunquit conVee, sóloparadescubrir que Jev era el socorrista de guardia. Desperté del sueño con el corazónpalpitante y una pena que me corroía las entrañas. Yo misma podía interpretar elsueñobastantebien:pese a lo irritaday confusaquemehabíahecho sentir, queríavolveraveraJev.
Eraundíanubladoyelaireestabafresco.Cuandomicronómetropitóindicandoquehabía recorrido cincokilómetros, sonreí satisfechaymedesafié amímismaarecorrer uno más, porque aún quería seguir pensando en Jev. Y porque estabadisfrutandomucho.Había asistido conVee a clases de spinning y de zumba en elgimnasio,peronoenel exterior, enunambiente saturadode fragancias apinoyafrescacortezadeárbol,ydecidíquepreferíasudaralairelibre.Despuésdeunrato,mequitélostaponesdelasorejasydisfrutédelospacíficossonidosdelanaturalezaquesurgíandelamanecer.
En casa tomé un baño largo y sedante, y despuésme quedé frente al armario,mordiéndomelasuñasyexaminandomiguardarropa.Alfinalmepuseunostejanosceñidos, unas botas hasta las rodillas y una camisola de seda color turquesa. Veerecordaríaelconjunto,puestoquefueellaquienmehabíapersuadidodecomprarloelveranopasadoenlasrebajas.Meexaminéenelespejoydecidíqueparecíalamisma
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NoraGreydesiempre.Unpasoenladireccióncorrecta,peroaúnfaltabanmilmás.Me preocupaba un poco la conversación que tendríamos Vee y yo, dado el temacandentedemisecuestro,perometranquilicépensandoqueesoeraloquenoshacíatancompatiblesaambas:yopodíaconducirlaconversaciónplanteandociertostemasy Vee era capaz de parlotear sobre ellos interminablemente. Sólo tenía queasegurarmedequehablaradeloqueamímeinteresaba.
Tras contemplarmi imagen, decidí que sólo faltabauna cosa, bisutería.No, unpañuelo.
Abrí el cajón de mi tocador y al ver la larga pluma negra me invadió unasensación desagradable. La había olvidado. Quizás estuviera sucia. Me dijementalmente que la tiraría a la basura en cuanto regresara del almuerzo, pero noestabamuyconvencida.Teníadudasacercade lapluma,perono tantas comoparadeshacermedeella.Primeroqueríasaberaquéclasedeanimalpertenecíayqueríaunaexplicaciónsobreporquésentíalaresponsabilidaddeconservarla.Eraunaidearidícula,unainsensatez,perodesdequehabíadespertadoenelcementerio,todoerauna insensatez. Puse la pluma en el fondo del cajón y cogí el primer pañuelo queencontré.
Luegotrotéescalerasabajo,cogíunbilletedediezdólaresdelcajóndelefectivoymontéenelVolkswagen.Tuvequedarlecuatropuñetazosalsalpicaderoantesdequeelmotorsepusieraenmarcha,peromedijequenoeranecesariamenteunindiciodequeelcocheeraunabirria,sóloquehabíaenvejecido,comolosbuenosquesos.Estecochehabíavistomundoyquizátransportadoagenteinteresante.Eraavezado,experimentadoyposeía todoelencantode1984.Y lomejorde todo:nomehabíacostadoniuncéntimo.
Trascargargasolinaporunoscuantosdólares,condujehastaEnzo’s,mearregléelcabelloantelaventanadelrestauranteyentré.
Mequitélasgafasdesolycontempléelimponenteentorno.Enzo’shabíasufridouna considerable reforma desde mi última visita. Una amplia escalera descendíadesde la barra hasta el comedor circular. En las dos pasarelas que se extendían aambosladosdelpuestodelaazafatahabíamesasdealuminioantiguasyelegantes.En los altavoces estéreo sonabamúsica estilo Big Band y durante un instantemeparecióquehabíaretrocedidoeneltiempoyaterrizadoenunbarclandestino.
Veeestabaarrodilladaenlasilla,agitandoelbrazocomounahélice.—¡Estoyaquí,nena!Salióamiencuentroenmitaddelapasarelaymeabrazó.—Hepedidocaféheladoyunplatodedonutsparaambas.Tenemosmuchoque
hablar.Nopensabadecírtelo,peroaldiablocon lassorpresas:heperdidounkiloymedio,¿lonotas?—preguntó,girandosobresímisma.
—Estásestupenda—ledije,yhablabaenserio.Despuésdetantotiempo,porfin
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volvíamos a encontrarnos. Podría haber engordado cincos kilos y hubiera pensadoqueestabaguapísima.
—LarevistaSelfdicequeesteotoñolascurvasestándemoda,asíquemesientomuy confiada —comentó, sentándose. Estábamos ante una mesa para cuatropersonas,peroenvezdesentarmeenlasilladeenfrentemesentéasulado.
—Bien—dijo,inclinándosehaciadelantecongestodecomplicidad—,cuéntamelo de anoche. Un espectáculo flipante. No puedo creerme que tu mamá y HankTejemanejesesténjuntos.
Arqueélascejas.—¿HankTejemanejes?—Lollamaremosasí,esdelomásadecuado.—MeparecequedeberíamosllamarloChicodelColegioMayor.—Aesomerefiero—añadióVee,golpeandolamesaconlapalmadelamano—.
¿Cuántosañoscreesque tiene?¿Veinticinco?Alomejorenrealidadeselhermanomayor deMarcie. ¡Quizá tengaun complejo deEdipoy lamadre deMarcie es sumamáytambiénsumujer!
Soltéunacarcajadatanviolentaqueseconvirtióenunbufidoyesosólohizoqueriéramosaúnmás.
—Vale,yabasta—dijeapoyandolasmanosenlosmuslosyprocurandoadoptarunaexpresióngrave—.Esunamaldad.¿YsiMarcieentraraynosoyera?
—¿Quépodríahacer?¿Envenenarmeconsualijosecretodepurgante?Antes de que pudiera contestarle, retiraron las dos sillas disponibles, y Owen
SeymouryJosephMancusitomaronasiento.Conocíaaamboschicosdelinstituto.Elañopasado,OwenhabíaasistidoalamismaclasedebiologíaqueVeeyyo.Eraaltoydelgado,llevabagafasdemarconegroypolosRalphLauren.Enelsextocursomederrotócomorepresentantedelaclaseenelconcursodeortografíamunicipal,peronoseloreprochaba.HacíaañosquenoasistíaalasmismasclasesqueJoseph,oJoey,pero nos conocíamos desde la escuela y su padre era el único quiropráctico deColdwater. Joey se teñía el pelo de rubio, llevaba chanclas incluso en invierno ytocaba el tambor en la banda. Su promedio de notas era de 4.0 y sabía que en elprimerañodelinstitutoVeehabíaestadoenamoradadeél.
Owen se acomodó las gafas y nos lanzó una sonrisa cordial.Me preparé pararecibir una andanada de preguntas acerca del secuestro pero sólo dijo en tonoligeramentenervioso:
—Osvimossentadasaquíysenosocurrióacercarnos.—Caray, qué coincidencia.—El tono cortante de Veeme desconcertó. No era
típicodeella,puestoqueeraunacoquetairreductible,perotalvezhabíaoptadoporparecerseca—.¿Yquésignifica«acercarnos»?
—Esto… ¿tenéis planes para el resto del fin de semana? —preguntó Joey, y
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apoyólasmanosenlamesaaunoscentímetrosdelasdeVee.—Planesquenoteincluyenati—contestóVee,enderezándose.Vale,nose tratabadeparecerseca.Lamirédesoslayoy tratédequevieraque
articulaba«¿Quépasa?»ensilencio,peroellaestabademasiadoocupadaenlanzarlemiradasfuriosasaOwen.
—¿Mehacéisel favor…?—dijo, insinuandocon todaclaridadqueerahoradequeselargaran.
OwenyJoeyintercambiaronunamiradabreveyperpleja.—¿Recuerdascuandoasistíamosaclasedeeducaciónfísicaenelséptimocurso?
—le preguntó Joey aVee—.Erasmi compañera de bádminton. Eras fantástica. Simalnorecuerdo,ganamoselcampeonato.—Joeyalzólamanoparachocarloscinco.
—Notengoganasderememorarelpasado.Joeylentamentebajólasmanosalamesa.—Esto,deacuerdo.¿Estáissegurasdequenopodemosinvitarosaunalimonada
oalgoasí?—¿Para que puedas echarle éxtasis? Paso. Además, ya hemos pedido bebidas,
algo que quizás habrías notado si despegaras la vista de nuestros pechos —dijo,agitandosucopadecaféhelado.
—Vee —dije en voz baja. En primer lugar, ni Owen ni Joey habían estadomirandoremotamenteenesadirección,yensegundolugar¿quédiabloslepasaba?
—Esto… vale. Lamento haberte molestado—dijo Owen, y se puso de pie—.Sólocreímosque…
—Pues te equivocaste —replicó Vee en tono brusco—. Sean cuales fueranvuestrosmalvadosplanes,nosellevaránacabo.
—¿Malvadosqué?—repitióOwen,acomodándoselasgafasyparpadeando.—Lohemoscaptado—dijoJoey—.Nodeberíamoshabernosentrometido.Una
conversación privada entre chicas.Tengohermanas—dijo en tono cómplice—.Lapróximavezpreguntaremosprimero.
—Nohabráunapróximavez—dijoVee—.Consideradqueambas,Norayyo,hemosbajadolacortina.
Carraspeé, tratando sin éxito de idear el modo de acabar la situación de unamanera positiva. Como no se me ocurría nada, hice lo único que podía hacer y,lanzándolesunasonrisadedisculpa,lesdije:
—Esto,gracias,chicos.Quetengáisunbuendía.—Perosonabaapregunta.—Sí,graciaspornada—exclamóVeeasusespaldasmientrasambosretrocedían
conexpresióndesconcertada.Unavezquesehubieronalejado,dijo:—¿Quépasaconlostíoshoyendía?¿Acasocreenquepuedenacercarse,lanzar
unabonitasonrisayquenosderretiremos?Nihablar.Nosotrasno.Somosmássabias.
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Puedenllevarsesuchanchullorománticoaotraparte,muchasgracias.Volvíacarraspear.—Guau.—Nomevengascon«Guau».Séquetútampocotedejasteengañarporesosdos.Merasquéunaceja.—Personalmente,creoquesóloestabantratandodeconversar…peroquiénsabe
—añadírápidamentealversumiradafuribunda.—Cuandountíonuevoaparecedelanadaeinmediatamenteseponeseductor,es
purafachada;siemprehayunmotivooculto.Losé.Chupélapajita.Nosabíaquémásdecir.NuncapodríavolveramiraraOwenoa
Joey a la cara, pero quizáVee no tenía un buen día, tal vez estaba demal humor.CuandoyoveíapelículasoriginalesporelcanalLifetime,tardabaunpardedíasensuperarlaideadequeelchicomonodelacasadealladoenrealidaderaunasesinoenserie.AlomejorVeeestabapasandoporunafasesimilardefundido-y-vuelta-a-la-realidad.
Estabaapuntodepreguntárselocuandosonómimóvil.—Déjame adivinarlo —dijo Vee—. Ésa ha de ser tu madre vigilándote. Me
sorprendióquetedejarasalirdecasa.Quenolecaigobiennoesunsecreto.Duranteun tiempo,creoquehastapensóqueyo teníaalgoquevercon tudesaparición.—Soltóungruñidodesdeñoso.
—Lecaesbien,sóloquenotecomprende—dije,abriendounSMSqueparecíasernadamenosquedeMarcieMillar.
—EL COLLAR ES UNA CADENA DE PLATA DE HOMBRE. ¿LOENCONTRASTE?
—Déjameenpaz—mascullé.—¿Y bien? —preguntó Vee—. ¿Qué clase de excusa te ha planteado para
obligarteavolveracasa?—¿DEDÓNDESACASTEMINÚMERO?—lecontestéaMarcie.—TUMADREYMIPADRE INTERCAMBIANALGOMÁSQUESALIVA,
IDIOTA.«Idiotaserástú»,pensé.ColguéyvolvíaprestarleatenciónaVee.—¿Puedohacerteunapreguntaestúpida?—Sonmisfavoritas.—¿AsistíaunafiestaencasadeMarcieelveranopasado?Mepreparéparaunacarcajada,peroVeesólocomióunbocadodedonutydijo:—Sí,lorecuerdo.Tambiénmearrastrasteamí.Dichoseadepaso,aúnmedebes
unaporaquello.Noeralarespuestaesperada.
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—Preguntaaúnmásextraña—«quesealoqueDiosquiera»—:¿YoeraamigadeMarcieenaquelmomento?
Entoncesseprodujolareacciónesperada.Veecasiescupeeldonutenlamesa.—¿Tú y ésa, amigas? ¿He oído bien? Sé que sufres de pérdida de memoria
pasajera,pero¿cómopuedesolvidaronceañosdelaPequeñaSeñoritaInsoportable?Ahorasíqueestábamosprogresando.—¿Quésemeescapa?Sinoéramosamigas,¿porquémeinvitóasufiesta?—Invitóatodoelmundo.Estabareuniendofondosparacomprarnuevostrajesde
animadora.Noscobróveintepavosdeentrada—explicó—.Casinoslargamos,perotúteníasqueespiara…—Veecerrólaboca.
—¿Espiaraquién?—inquirí.—AMarcie.FuimosparaespiaraMarcie.Esofueloquepasó.—Asintióconla
cabezacondemasiadainsistencia.—¿Y?—Queríamos robar su diario—repuso Vee—. Pensábamos imprimir todos los
detallessabrososeneZine.Colosal,¿verdad?Laobservé,sabíaquealgonoencajaba,peroignorabaquéera.—Tedascuentadequeesosuenaa invento,¿no?Jamásobtendríamospermiso
parapublicarsudiario.—Intentarlonohacedaño.—Séquemeocultasalgo—afirmé,señalándolaconeldedo.—¿Quién,yo?—Escúpelo,Vee.Prometistequenovolveríasaocultarmenada—lerecordé.Veeagitólosbrazos.—Vale,vale.Fuimosaespiara…(pausadramática)AnthonyAmowitz.El año pasado,AnthonyAmowitz y yo habíamos asistido a lamisma clase de
educación física.Mediana estatura,medianamente guapo.Y la personalidad de uncerdo.PornohablardequeVeeyahabíajuradoquenohabíanadaentreellos.
—Mientes.—Estaba…estabaenamoradadeél.—Veeseruborizóenexceso.—EstabasenamoradadeAnthonyAmowitz—repetí,sinconvicción.—Unerror.¿Podemosdejardehablardeeso,porfavor?Despuésdeonceaños,Veeaúneracapazdesorprenderme.—Primero, jura que nomeocultas nada. Porque toda esta historia parece poco
convincente.—Pormihonordegirlscout—dijoVee,conmiradalímpidayairedecidido—.
FuimosaespiaraAnthony;findelahistoria.Teruegoquedejesdeinsultarme.Mesientobastantehumillada.
Vee no volvería amentirme, no tras esa conversación, así que, pese a algunos
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detalles inciertos que adjudiqué a la confusión, me conformé con la informaciónrecibida.
—Deacuerdo—dije,cediendo—.VolvamosaMarcie.AnochemearrinconóenCoopersmith’s y me dijo que Patch, su novio, me dio un collar que yo debíaentregarleaella.
Veeseatragantóconelcafé.—¿DijoquePatcherasunovio?—Creo que las palabras exactas que usó fueron «aventura de verano».Afirmó
quePatcheraamigodeambas.—¿Cómo?—¿Porquétengolasensacióndevolveraestaraoscuras?—pregunté,golpeando
impacientelamesaconeldedo.—No conozco a ningún Patch—dijo Vee—. Por cierto, ¿no es un nombre de
perro? Tal vez se lo inventó.Marcie es una especialista en sembrar confusión. LomejoresqueteolvidesdePatchydeMarcie.Vaya,vaya,estosdonutsonfantásticos—añadió,agitandounodebajodeminariz.
Cogíeldonutylodejéaunlado.—¿TesuenaelnombreJev?—¿Jev?¿SóloJev?¿Esunaabreviatura?Alparecer,Veenuncahabíaoídoesenombre.—Meencontréconuntío—leexpliqué—.Creoquenosconocíamos,talvezdel
veranopasado.SellamaJev.—Nopuedoayudarte,nena.—AlomejoresunaabreviaturadeJevin,Jevon,Jevro…—No,noyno.Abríelmóvil.—¿Quéestáshaciendo?—preguntóVee.—EnviándoleunSMSaMarcie.—¿Quélevasapreguntar?—dijo,poniéndosederecha—.Escucha,Nora…Sacudílacabeza,adivinabaloqueVeeestabapensando.—Estonoeseliniciodeunarelaciónalargoplazo,confíaenmí.Tecreoati,no
aMarcie.ÉsteseráelúltimoSMSqueleenvíe.Lediré«buenintento»respectodesusmentiras.
LaexpresióndeVeeserelajóyasintióconlacabeza.—Díselo,nena.Dileaesatramposaquesusmentirasresultaninútilesmientrasyo
teguardelasespaldas.Introdujeeltextoyseloenvié.—BUSQUÉPORTODASPARTES.NOHAYCOLLAR.COÑAZO.Menosdeunminutodespués,recibílarespuesta.
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—BUSCAMEJOR.LemostréelmensajeaVee.—Tanalegrecomosiempre.—Se me ocurre lo siguiente —dijo Vee—. Puede que tu madre y Hank
Tejemanejesnoseanunamalacosa.SisuponesacarleventajaaMarcie,tediríaqueapoyeslarelacióncuantopuedas.
—Deberíahabersabidoquetúdiríaseso.—Lelancéunamiradaladina.—Nihablar.Sabesquelamaldadnoeslomío.—¿Ah,no?Veesonrió.—¿Tehedichocuántomealegrodequehayasvuelto?
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Capítulo
Despuésdealmorzarregreséacasaencoche.TrasaparcarelVolkswagenjuntoala acera, mamá tardó menos de un minuto en enfilar su Taurus por el camino deentrada.CuandosalíestabaencasaymepreguntésihabríaidoaalmorzarconHank.NohabíadejadodesonreírtrasabandonarEnzo’s,perodeprontomisonrisaseborró.
Mamáaparcóenelgarajeysalióarecibirme.—¿QuétalelalmuerzoconVee?—Lodesiempre.¿Ytú?¿Unacitaexcitante?—preguntéentonoingenuo.—Más bien una de trabajo—dijo, soltando un suspiro agobiado—. Hugo me
pidióqueviajaraaBostonestasemana.Mi madre trabaja para Hugo Renaldi, dueño de una empresa de subastas del
mismo nombre. Hugo realiza subastas de fincas de gama alta y la tarea demamáconsisteenasegurarquelassubastassedesarrollensinproblemas,algoquenopuedehacer sin estar presente. Siempre está de viaje, me deja sola en casa y las dossabemosquenoesunasituaciónideal.Enelpasado,pensóendejarlo,peroalfinalsiempreeraunacuestióndedinero.Hugolepagamás,bastantemás,deloquepodríaganarenColdwater.Silodejara,habríaquehacervariossacrificios,empezandoporvender la granja. Puesto que todos los recuerdos demi padre estaban relacionadosconlacasa,sepodríadecirqueelasuntomeponíasentimental.
—Ledijequeno—anunciómamá—.Ledijequetendríaqueencontraruntrabajoquenomeobligaraasalirdecasa.
—¿Quéledijiste?—Misorpresasedesvanecióconrapidezyempecéasentirmealarmada—. ¿Lo dejas? ¿Has encontrado otro empleo? ¿Significa que deberemosmudarnos?
Me parecía increíble que hubiera tomado esa decisión sin consultarme. En elpasado,siemprehabíamosopinadolomismo:mudarseeratotalmenteimposible.
—HugodijoquetrataríadedarmeunpuestoenColdwater,peroquenotuvieramuchasesperanzas.Haceañosquesusecretariatrabajaparaélylohacemuybien.Noladespedirásóloparacontentarme.
Clavélavistaenlagranja;estabaanonadada.Desólopensarqueotrafamilialaocuparamedabanáuseas.¿Ysilareformaban?¿Ysidestruíanelestudiodemipadrey arrancaban el suelo demadera de cerezoque amboshabíamos instalado? ¿Y susestantes de libros? No eran perfectamente rectos, pero habían sido nuestro primerintentodetrabajarcomocarpinteros.¡Teníancarácter!
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—Todavía no pienso venderla—dijo mamá—. Algo surgirá. Quién sabe, a lomejorHugosedacuentadequenecesitadossecretarias.Sihadeocurrir,ocurrirá.
—¿LedastanpocaimportanciaadejartuempleoporquecuentasconcasarteconHankypedirlequenossaquedelapuro?—Elcomentariocínicosurgióantesdequepudieraimpedirloeinmediatamentemesentículpable,perohabíahabladodesdeesehuecoatemorizadoocultoenmipechoqueloanulabatodo.
Mamásepusocompletamenterígida.Luegosaliódelgarajeypulsóelbotónquebajabalapuerta.
Duranteun instante,permanecí enel caminode entrada,debatiéndomeentre eldeseodeentrarydisculparme,yel temorcadavezmayorpor la facilidadconqueeludiómipregunta.Asíestabanlascosas:salíaconHankconlaintencióndecasarsecon él. Estaba haciendo precisamente aquello de lo queMarcie la había acusado:pensareneldinero.Yosabíaquenuestrasituacióneconómicanoeraboyante,perohabíamossobrevivido,¿verdad?MedabarabiaquemamáserebajarahastaesepuntoytambiénqueHankledieraunaopcióndistintaaapañárselasconmigo.
Volví amontar en elVolkswagen y conduje a través de la ciudad. Superaba lavelocidadpermitidaentreintakilómetrospero,porunavez,medabaigual.Nosabíaa dóndeme dirigía, sólo quería poner distancia entremamáy yo. PrimeroHank yahora su empleo. ¿Por qué me parecía que no dejaba de tomar decisiones sinconsultarme?
Cuando la entradaa la autopista aparecióenel carril, giré a laderechay seguíhastalacosta.TomélaúltimasalidaantesdelparquedeatraccionesDelphicyseguíloscartelesindicadoreshastalasplayaspúblicas.Enestetramodelacosta,eltráficoeramuchomás escaso que en las playas del sur deMaine. La costa era rocosa ybordeada de árboles de hoja perenne que la marea alta no alcanzaba. En vez deturistas con toallas y cestos demerienda, vi a un caminante solitario y a un perropersiguiendogaviotas.
Queeraexactamenteloquequería.Necesitabatiempoparatranquilizarme.Aparqué el Volkswagen junto al arcén. Por el retrovisor pude ver que un
deportivo rojo aparcaba detrás de mí. Recordé vagamente haberlo visto en lacarretera,siempreunoscochesmásatrás.Quizáselconductorqueríavisitarlaplayaporúltimavezantesdequeeltiempoempeorara.
Saltéporencimadelabarrerademetalydescendíporelrocosoterraplén.Elaireeramás frescoqueenColdwateryunvientoconstantemegolpeaba la espalda.Elcieloestabamásgrisqueazulyhabíanubes.Memantuve fueradelalcancede lasolas y escalé las rocasmás altas. El terreno se volvió cada vezmás abrupto ymeconcentréendóndeponíalospiesenvezdeenlaúltimapeleaconmamá.
Patiné en una roca y de costado. Me puse de pie mascullando en voz baja yentoncesnotéuna largasombra.Sorprendida,mevolvíy reconocíalconductordel
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deportivorojo.Eraaltoymellevabaunpardeaños.Llevabaelcabellocorto,teníaojosdeunmarrónrojizoyusabaperilla.Ajuzgarporcómolequedabalacamiseta,acudíaalgimnasioconfrecuencia.
—Ya era hora que salieras de casa—dijo,mirando en torno—.Hace días quetratodeencontrarmeasolascontigo.
Mepusedepiehaciendoequilibriosobreunarocaytratédeidentificarlo,peronolologré.
—Losiento.¿Nosconocemos?—¿Creesquetehanseguido?—dijo,recorriendolacostaconlamirada—.Traté
decontrolartodosloscoches,peropuedequeunosemehayaescapado.Habríasidomásfácilsihubiesesdadounavueltaalamanzanaantesdeaparcar.
—Esto…notengoniideadequiéneres.—Es muy extraño que le digas eso al individuo que compró el coche que
conduces.Tardéunmomentoencaer.—Espera. ¡Tú eres…Scott Parnell!—Aunque habían pasado años, el parecido
aúnexistía.Elmismohoyueloenlamejilla,losmismosojoscoloravellana,ademásdeunacicatrizqueleatravesabalamejilla,unabarbaincipienteyelcontrasteentreunoslabiosgruesosysensualesyunosrasgoscinceladosysimétricos.
—Me contaron que sufrías amnesia. Entonces los rumores son ciertos. Por lovisto,estangravecomomedijeron.
Vaya,vaya,cuántooptimismo.Mecrucédebrazosydijefríamente:—Yaquehablamosdeltema,quizáseríaunbuenmomentoparaquemedijeras
porquétedeshicistedelVolkswagenenlapuertademicasalanochequedesaparecí.Sisabeslodemiamnesia,tambiénsabrásquefuisecuestrada,¿no?
—Elcochesuponíaunadisculpaporserungilipollas.—Dirigiólamiradaalosárboles.¿Quiéntemíaquenoshubieraseguido?
—Hablemosdeaquellanoche—lepedí.Aquífuera,ysola,noparecíaelmejorlugar para mantener esa conversación, pero proseguí, siempre decidida a obtenerrespuestas.
»Alparecer,Rixonnosdisparóaambosesamismanoche.Esofueloqueledijealapolicía.Tú,yoyRixon,asolasenlaCasadelMiedo.SiesqueRixonexiste;nosécómotelasarreglasteperoempiezoapensarquelohasinventado,quefuistetúquienme disparó y querías echarle la culpa a otro. ¿Me obligaste a darle el nombre deRixonalapolicía?Ylasegundapregunta:¿medisparaste,Scott?
—Rixonyaestáenelinfierno,Nora.Meestremecí.Lohabíadichosinvacilaryconladosisdetristezaconveniente.Si
mentía,merecíaunpremio.—¿Rixonestámuerto?
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—Estáardiendoenelinfierno,perosí,básicamente,ésaeslaidea.Muertoeslapalabracorrecta,encuantoamírespecta.
Examiné su rostro, tratandodever sime engañaba.Nopensabadiscutir con élsobre la vida después de lamuerte, pero necesitaba la confirmación de queRixonhabíadesaparecidoparasiempre.
—¿Cómolosabes?¿Selohasdichoalapolicía?¿Quiénlomató?—Noséaquiénhemosdedarlelasgracias,peroséqueestámuerto.Lasnoticias
vuelan,créeme.—Tendrásquedarmemásdetalles.Puedequehayaslogradoengañaralrestodel
mundo,peroyonomeconformotanfácilmente.Dejasteuncocheenelcaminodeaccesoamicasa lanocheenquemesecuestraron.Después teocultaste…enNewHampshire, ¿verdad? Tendrás que disculparme, pero la última palabra que se meocurrealvertees«inocente».Creoquehuelgadecirquenomefíodeti.
Scottsuspiró.—AntesdequeRixonnosdisparara,meconvencistedequeyorealmenteeraun
Nefilim.Fuistetúquienmedijoquenopuedomoriryeresenparteelmotivoporelcualhui.Teníasrazón,yonuncaacabaríacomolaManoNegra,meneguéaayudarleareclutarmásNefilimparasuejército.
El viento me perforó la ropa, era como si la escarcha me cubriera la piel.«Nefilim».Otravezesapalabraquemeperseguíaportodaspartes.
—¿YotedijequeerasunNefilim?—lepregunténerviosa,ycerrélosojos,conlaesperanzadequesedesdijera,dequehabíaempleadolaspalabras«nopuedomorir»figuradamente. Rogué que ahora me explicara que él era el punto final de unacomplicadapatrañaquehabíaempezadoanoche,conGabe.Unagranpatraña,yqueeltirolehabíasalidoporlaculata.
Perolaverdadestabaallí,agitándoseeneselugartenebroso,antañoocupadopormimemoriaintacta.Nopodíaracionalizarlo,perosísentirlodentrodemí,comounallamaenelpecho.Scottnomentía.
—Loquequierosaberesporquénorecuerdasnadadetodoesto—dijo—.Creíaquelaamnesianoeraalgopermanente.¿Quétepasa?
—¡Noséporquénopuedorecordar!—contestéentonobrusco—.¿Vale?Nolosé.Haceunasnochesdespertéenuncementerioynisiquierarecordabacómohabíallegadoallí.—IgnorabaaquésedebíaelrepentinoimpulsodecontarletodoaScott,peroeraasí.Meempezóachorrearlanarizylosojosmelagrimeaban.
»Lapolicíameencontróymellevóalhospital.Dijeronquehabíadesaparecidodurantecasitresmeses,queteníaamnesiaporquemicerebrobloqueaeltraumaparaprotegerme.Pero¿quieres saber lomásabsurdode todo?Estoyempezandoacreerquenobloqueonada.Recibíunanota.Alguienirrumpióenmihabitaciónyladejóencimademialmohada:poníaqueaunqueestuvieraenmicasa,noestabaasalvo.
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Hayalguiendetrásdeesto.Ellossabenloqueyoignoro,sabenquémeocurrió.Y entonces comprendí queme había ido de la lengua. No tenía pruebas de la
existenciadeesanota.Yaúnpeor:lalógicademostrabaquenoexistía.Perosilanotaeraproductodemi imaginación,¿porquéno lograbaolvidarla?¿Porquénopodíaaceptarqueeraunainvenciónounaalucinación?
—¿Ellos?—dijoScott,frunciendoelentrecejo.—Olvídalo—dije,alzandolasmanos.—¿Poníaalgomásenlanota?—Te dije que lo olvidaras. ¿Tienes un pañuelo de papel? —Se me estaba
hinchando la piel bajo los ojos y la nariz me goteaba. Y como si eso no fuerabastante,doslágrimassedeslizaronpormismejillas.
—Oye—dijoScottconsuavidad,ymecogióde loshombros—.Todoirábien.Nollores,¿vale?Estoydetuparteyteayudaréadescifrarestelío.
Comonomeresistí,meabrazóymediopalmaditasen laespalda.Alprincipiocontorpeza,perodespuéstranquilizadoras.
—Lanocheenlaquedesapareciste,meescondí.Aquícorropeligro,perocuandovi en las noticias que habías vuelto y no recordabas nada, tuve que salir de miesconditeyencontrarte.Telodebía.
Sabía que debía alejarme de él. Que quisiera creerle no significaba que podíaconfiar en él por completo, ni bajar la guardia. Pero estaba cansada de levantarbarrerasydejédedefenderme.Norecordabacuándohabíasidolaúltimavezqueunabrazoresultabatanagradable.Casilogréconvencermedequenoestabasolaenesteasunto.Scotthabíaprometidoque lo superaríamos juntosy tambiénporesoqueríacreerle.
Además,élmeconocía.Eraunvínculoconmipasadoynohabíapalabrasparadescribir lo mucho que eso significaba para mí. Tras innumerables intentos derecordarcualquierfragmentoquemimemoriasedignaraaarrojarme,Scottapareciósinqueyotuvieraquehacerelmenoresfuerzo.Eramásdeloquehubieraesperado.
Merestreguélosojosconeldorsodelamanoypregunté:—¿Porquécorrespeligroaquí?—Porque la Mano Negra está aquí. —Como si recordara que ese nombre no
significabanadaparamí,dijo—:Sóloquieroasegurarmedealgo:¿norecuerdasnadadetodoesto?¿Nadaenabsoluto?
—Nada. —Tras pronunciar esa única palabra, fue como encontrarme ante laentradadeunlaberintoprohibidoqueseextendíahastaelhorizonte.
—Sertúdebedeserjodido—dijo,ypesealaexpresión,creoquerealmentelolamentaba—.LaManoNegraeselapododeunNefilmuypoderoso.Estáformandounejércitosecretoyyosolíaserunodesussoldados,afaltadeunapalabramejor.Ahorasoyundesertor,ysimeatrapalascosassepondránfeas.
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—Unmomento.¿QuéesunNefil?Scottesbozóunasonrisa.—Prepárate para flipar, Grey. Un Nefil es un inmortal —exclamó en tono
paciente,yalvermiexpresióndubitativa seamplió su sonrisa—.Nopuedomorir.Ningunodenosotrospuedemorir.
«¿Nosotros?»¿Scotteraunodeellos?—¿Cuáleslatrampa?—pregunté.Eraimposiblequeserefirieraa«inmortal»en
serio,¿verdad?Scottindicólasolasquerompíancontralasrocas.—Simearrojoalagua,sobreviviré.Deacuerdo,quizásantañohabíasidolobastanteestúpidocomoparalanzarseal
aguaysobrevivir.Esonodemostrabanada.Noerainmortal,creíaqueloeraporqueScott era un típico adolescente que había hecho algunas cosas temerarias, habíavividoparacontarlasyahorasecreíainvencible.
Scottarqueólascejassimulandoestarofendido.—Nomecrees.Anocheestuvemásdedoshorasenelmar,buceandoypescando,
y nome congelé. Puedo contener el aliento debajo del agua durante ochoo nueveminutos.Avecesmedesmayo,peroalrecuperarlaconcienciaresultaquesiempreheflotadohastalasuperficieymissignosvitalessonnormales.
Abrílaboca,peromellevóunminutoformularunapalabra.—Esonotienesentido—dijeporfin.—Tienesentidosisoyinmortal.Antes de que pudiera impedirlo, Scott extrajo una navaja y se la clavó en el
muslo.Soltéungritoahogadoymeabalancésobreél,sinsabersidebíaarrancarlanavajaoimpedirquesemoviera.Peroantesdequemedecidiera,Scottselaarrancóysoltóungritodedolor;lasangreleempapabalostejanos.
—¡Scott!—chillé.—Yaverásmañana—dijoenvozbaja—.Serácomosinuncahubieraocurrido.—¿Deveras?—solté,aúnfuriosa.¿Estabacompletamenteloco?¿Porquéhabía
hechoalgotanestúpido?—Noes laprimeravezque lohago.He tratadodequemarmevivo.Mipiel se
abrasó,desapareció.Unpardedíasdespuésestabacomonuevo.Incluso ahora, notéque la sangre se estaba secando.Laheridahabíadejadode
sangrar.Estaba…cicatrizando.Másqueensemanas,ensegundos.Nodabacréditoaloqueveía,peroverparacreer.
DerepentemeacordédeGabe.Contotalclaridad,evoquélaimagendeunabarradeacerosobresaliendodesuespalda.JevhabíajuradoquelaheridanoacabaríaconGabe…
AligualqueScott,cuandojuróquesuheridacicatrizaríasindejarrastro.
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—Vale,deacuerdo—susurré,aunquemesentíafatal.—¿Tehasconvencido?Siemprepuedoarrojarmedelantedeuncochesinecesitas
pruebasadicionales.—Meparecequetecreo—dije,sinpoderevitaruntonodedesconciertototal.Me obligué a salir de mi estupor. De momento, le seguiría la corriente en la
medidadeloposible.«Céntrateenunacosaalavez—medije—.Scottesinmortal.Vale.Yahora,¿qué?»
—¿Sabemos quién es laManoNegra?—pregunté.De repente ansiaba obtenercualquierinformaciónqueScottpudieradarme.¿Quémássemeescapaba?¿Cuántasotras convicciones podía él desbaratar? Y lo más importante: ¿podía ayudarme arepararmimemoria?
—Laúltimavez quehablamos, ambosqueríamos saberlo.Dediqué el verano aseguirpistas,ynoresultófácildadoquevivohuyendo,notengodinero,trabajosoloylaManoNegranoesuntíopococuidadosoquedigamos.Perolasposibilidadessereducen a un solo hombre.—Me miró a los ojos—. ¿Estás preparada? La ManoNegraesHankMillar.
—¿QueHankesqué?Estábamos sentados en dos troncos de árbol en una caverna, casi trescientos
metroscostaarriba,oculta trasunsalientederocaeinvisibledesdelacarretera.Lacaverna estaba en penumbra, el techo era bajo pero nos protegía del viento y, talcomohabíainsistidoScott,nosocultabadecualquierespíadelaManoNegra.Élsehabíanegadoadecirunasolapalabramásantesdecomprobarqueestábamosasolas.
Scottencendióunacerillafrotándolacontralasueladesuzapatoyencendióunfuegoenunhuecoentrelasrocas.Lasparedesirregularesreflejabanlaluzyechéunvistazoenderredor.Habíaunamochilayunsacodedormirapoyadoscontralapareddelfondo.Unespejorotoestabaapoyadoenunsaliente,juntoconunamaquinilladeafeitar,unjabóndeafeitaryunabarradedesodorante.Juntoalabocadelacavernahabía una gran caja de herramientas con unos platos, unos cubiertos y una sarténencima.Alladoreposabaunacañadepescaryunatrampaparaanimales.Lacavername impresionó y tambiénme entristeció. Scott era cualquier cosa salvo indefenso,alguien claramente capaz de sobrevivir gracias a sus conocimientos y su fortaleza,pero¿quéclasedevidaeraésa,escondiéndoseyhuyendodeunlugaraotro?
—Hacemesesquelovigilo—dijoScott—.Noesunasuposición.—¿EstássegurodequeHankeslaManoNegra?Noteofendas,peronoencaja
conmiimagendeunmilitarsecretoni…—«conladeuninmortal»,pensé.Parecíaunaideairreal.No,absurda.
»Dirigeelconcesionariodecochesmásimportantedelaciudad,essociodelclubnáutico y financia el club de padres del colegio sin ayuda de nadie. ¿Qué puedeimportarle lo que ocurra en elmundo de losNefilim?Ya tiene todo lo que podría
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desear.—PorqueéltambiénesunNefilim—dijoScott—.Ynoposeetodoloquedesea.
DuranteelmesjudíodeChesvan,todoslosNefilimquehanhechounjuramentodelealtad deben renunciar a su cuerpo durante dos semanas. No tienen elección.Renuncianaélyotro losposee,unángelcaído.RixoneraelángelcaídoquesolíaposeeralaManoNegra,yasífuecomomeenterédequeestáardiendoenelinfierno.LaManoNegradebedeestarenlibertad,peronohaolvidadoynoestádispuestoaperdonar.Paraesoreúneelejército.Intentaráderrocaralosángelescaídos.
—Un momento. ¿Quiénes son los ángeles caídos? —¿Una banda? Daba esaimpresión. Mis dudas iban en aumento. Hank Millar era el último habitante deColdwater que se rebajaría a relacionarse con bandas—. ¿Y qué quieres decir con«poseer»?
Scottmelanzóunasonrisadesdeñosa,perovolvióaresponderentonopaciente.—Definicióndeunángelcaído:losrechazadosporelcieloylapeorpesadillade
unNefil.Nosobligana jurarles lealtady luegoposeennuestroscuerposduranteelChesvan.Sonparásitos.Suspropioscuerposcarecendesensibilidad,asíqueinvadenlosnuestros.Sí,Grey—dijo,alverlamiradadeascoquemetensabalacara—.Merefieroaqueseintroducenliteralmenteennuestroscuerposylosusancomosifueransuyos.UnNefilestámentalmentepresentemientrasloposeen.Peronotieneningúncontrol.
Intentécomprender laexplicacióndeScott.Másdeunavez,meparecióoírdeltema en la serieLadimensióndesconocida, pero la verdad es que sabía que él noestaba mintiendo. Empecé a recordar todo. Los recuerdos eran borrosos yfragmentados,peroestabanahí.Habíadescubiertotodoestoantes,ignorabadóndeycómo,perolosabíatodo.
—Laotranocheviquetres tiposapaleabanaunNefil.¿Eraesoloqueestabanhaciendo?¿Tratandodeobligarloa renunciarasucuerpodurantedossemanas?Esinhumano.¡Esrepugnante!
Scott había bajado la vista y agitaba las brasas con un palo. Demasiado tarde,comprendímierrorymesentíabochornada.
—¡Oh,Scott!Soyunatonta.Lamentomuchoquehayastenidoquepasarporeso.Nopuedoniimaginarloduroquehadeserrenunciaratucuerpo.
—Nohejuradolealtad.Ynoloharé.—Scottarrojóelpaloalfuegoyunalluviadechispasdoradasdanzóenelaireoscurodelacaverna—.Pesea todo,esofueloque laManoNegrameenseñó.Losángeles caídospueden intentar cualquier trucomentalconmigo.Puedencortarmelacabeza,lalenguaoquemarmevivo.Perojamásharé ese juramento. Puedo soportar el dolor, pero no las consecuencias de esejuramento.
—¿Trucomental?—SemeerizóelvellodelanucayvolvíapensarenGabe.
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—Una de las ventajas de ser un ángel caído —dijo con amargura—. Puedestontear con el cerebro de las personas, hacerles ver cosas que no son reales. LosNefilimheredaroneltrucodelosángelescaídos.
Por lo visto, al final nome había equivocado con respecto aGabe, pero él nohabíautilizadoun trucodemagiaparacrear la ilusióndehaberseconvertidoenunoso,comoJevmehizocreer.HabíausadounarmaNefilim:elcontrolmental.
—Muéstramecómosehace.Quierosaberexactamentecómofunciona.—Mefaltapráctica—fuetodoloquedijoScott,balanceándoseeneltronco,con
lasmanosentrelazadasdetrásdelacabeza.—¿Nopuedesintentarlo,almenos?—lesugerí,palmeándolelarodillaytratando
de levantarle el ánimo—.Muéstrame a qué nos enfrentamos.Venga, sorpréndeme.Hazqueveaalgoinesperadoyluegoenséñamecómosehace.
CuandoviqueScottmantenía lavistaclavadaen las llamasyéstas iluminabansusrasgosduros,misonrisasedesvaneció.Paraél,estoeracualquiercosamenosunabroma.
—Loque ocurre es lo siguiente: esos poderes son adictivos—dijo—.Una vezqueloshassaboreado,detenerteesdifícil.Hacetresmeses,cuandohuíycomprendíde qué era capaz, utilicémi poder cada vez que se presentaba la ocasión. Si teníahambre, entraba en una tienda, llenaba el carrito con lo que quería y, gracias a untrucomental, hacía que el empleadometiera todo en bolsas de papel yme dejaramarcharsinpagar.Erafácil.Mehacíasentirsuperior.Hastaqueunanoche,cuandoestaba espiando a laManoNegra y le vi hacer lomismo, lo dejé yme aguanté elmono.Nopiensovivirelrestodemividadeesamanera.Noserécomoél.
Scottsacóunanillodelbolsilloylasllamasloiluminaron.Parecíadehierroyenla parte superior tenía un puño cerrado. Durante un instante, el metal irradió unextrañohaloazul,perodesapareciódeinmediatoyyoloatribuíaunailusiónóptica.
—TodoslosNefilimsonmuyfuertes,yesonosconvierteenmáspoderososquelos humanos, pero cuando llevo este anillo, la fuerza aumenta muchísimo—dijoScott en tono solemne—. LaManoNegrame dio este anillo después de tratar dereclutarmeensuejército.Noséquéclasedemaldiciónodehechizotieneelanillo,nisi es uno de aquéllos. Pero tiene algo. Quien lleva uno de estos anillos es casiimparable,físicamentehablando.Enjunio,antesdedesaparecer,merobasteelanillo.Elimpulsoderecuperarloeratanfuertequenodormí,nocomíynodescanséhastaqueloencontré.Eracomounyonquienbuscadelapróximadrogaquemecolocara.Unanoche,despuésdetusecuestro,irrumpíentucasa.Loencontréentuhabitación,dentrodelestuchedetuviolín.
—Violoncelo—locorregíenvozbaja.Recordabavagamentehabervistoanteselanillo.
—Nosoymuylisto,peroséqueesteanillonoesinofensivo.LaManoNegrale
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hizo algo; quería proporcionarles una ventaja a todos losmiembros de su ejército.Hastacuandono llevoelanilloysólorecurroamifuerzaymispoderesnormales,sientoelimpulsodeaumentarlos.Laúnicamaneradevencereseanheloesdejardeusarmispoderesymisaptitudestodoloposible.
Procuré comprender a Scott, pero sentía cierta desilusión. Necesitaba entendermejoreltrucoconelqueGabemehabíaengañado,porsivolvíaaencontrarmeconél.YsiHankrealmenteeralaManoNegra,eljefedeunamiliciasecretanohumana,teníaquepreguntarmesiformabapartedemividapormotivosmásoscurosdeloqueparecía. Porque a fin de cuentas, si estaba tan ocupado luchando contra ángelescaídos,¿cómoesquedisponíadeltiemposuficienteparadirigirsunegocio,serpadrey salir conmamá? Tal vez era suspicacia, pero con todo lo que Scott acababa dedecirme,estabaseguradequemissospechasteníanfundamento.
Necesitaba que alguien tomara partido por mí, alguien capaz de enfrentarse aHank, si fuera necesario. Y el único que se me ocurría era Scott. Quería queconservarasuintegridad,peroalmismotiempoeraelúnicocapazdehacerlefrenteaHank.
—A lo mejor podrías aprovechar los poderes del anillo para hacer el bien—sugerídespuésdeunosminutos.
Scottsepasólamanoporelpelo;eraevidentequeestabahartodeltema.—Esdemasiado tarde.He tomadounadecisión:nomepondréel anilloporque
meconectaconél.—¿Nose tehaocurridoque sino te lopones, ledarásunaventajapeligrosaa
Hank?Memiróalosojos,peronomecontestó.—¿Tieneshambre?Puedopescarunaslubinas.Sabenmuybienfritasenlasartén.
—Sinesperarmirespuesta,cogiólacañadepescarybajóporlasrocasquerodeabanlagruta.
Lo seguí, y de pronto deseé llevar zapatillas en vez de botas. Scott trepaba ysaltabaporlasrocas,mientrasqueyoteníaqueavanzarconmuchocuidado.
—De acuerdo, dejaré de hablar de tus poderes—grité—, pero no he acabado.Aúnhaydemasiadoshuecos.Volvamosalanocheenlaquedesaparecí.¿Tienesideadequiénmesecuestró?
Scottsesentóenunarocaypusocebosenlosanzuelos.Cuandolleguéasulado,casihabíaacabado.
—AlprincipiocreíquedebíadeserRixon—dijo—.Esofueantesdedescubrirqueestabaenelinfierno.Queríavolverabuscarte,peronoeratansencillo.LaManoNegratieneespíasportodaspartesy,despuésdeloocurridoenlaCasadelMiedo,supusequelospolistambiénmeperseguían.
—¿Pero?
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—Peronolohice.—Memiródesoslayo—.¿Notepareceuntantoextraño?LospolishandehabersabidoqueestabaenlaCasadelMiedoesanoche,contigoyconRixon.Túselohabríasdicho.Quizálesdijistequeamítambiénmedispararon,asíque, ¿porquénomebuscaron?¿Porquémedejaron salirdel atolladero?Escomosi…—seinterrumpió.
—¿Comosiqué?—Como si alguien hubiera entrado más tarde y hubiese limpiado todo. Y no
hablodepruebasfísicas,hablodetrucosmentales,deborrarmemorias.Dealguienlobastantepoderosocomoparaconseguirquelospolismiraranhaciaotrolado.
—TerefieresaunNefil.Scottseencogiódehombros.—Tienesentido,¿no?QuizálaManoNegranoqueríaquelapolicíamebuscara,
alomejorqueríaserélquienmeencontrarayseencargarademíextraoficialmente.Créeme,simeencuentra,nomeentregaráalapolicíaparaquemeinterroguen.Meencerraráenunadesuscárcelesymeharálamentareldíaquelodejéplantado.
Asíqueestábamosbuscandoaalguienlobastantepoderosocomoparamanipularcerebros, o, según Scott, borrar memorias. La relación con mi propia memoriaborrada no se me escapó. ¿Me la había borrado un Nefil? Al considerar esaposibilidadsemehizounnudoenelestómago.
—¿CuántosNefilimposeenesaclasedepoderes?—pregunté.—Quiénsabe.SeguroquelaManoNegra,sí.—¿Hasoídohablar deunNefil llamado Jev? ¿Odeun ángel caídodelmismo
nombre?—añadí.Cadavezeramásevidenteque Jevera lounoo lootro, aunquesaberlonomesirviódeconsuelo.
—No.Peroesonosignificanada.InmediatamentedespuésdeaveriguarquiéneseranlosNefilim,tuvequeocultarme.¿Porquélopreguntas?
—La otra noche conocí a un tío llamado Jev. Él conocía la existencia de losNefilim. Detuvo a los tres tíos… —me interrumpí. Podía hablar con precisión,aunquenohacerloresultabamásfácil—.ImpidióquelostresángelescaídosdelosquetehabléobligaranaunNefilllamadoB.J.aprestareljuramentodelealtad.Estote parecerá un disparate, pero Jev emitía cierta energía. Una energía parecida a laelectricidad.Eramuchomáspotentequelaemitidaporlosotros.
—Probablemente un buen indicador de su poder—dijo Scott—. Enfrentarse atresángelescaídoshablaporsísolo.
—Ysiendotanpoderoso,¿nuncahasoídohablardeél?—Aunquenolocreas,sétantocomotúacercadeestascosas.Recordé las palabras de Jev. «Traté dematarte». ¿Qué significaban? ¿Acaso él
tenía algo que ver con mi secuestro? ¿Y era tan poderoso como para borrar mimemoria?Dada la intensidaddelpoderque irradiaba, era capazdehacer algomás
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queunossencillostrucosmentales.Demuchomás.—SabiendoloquesédelaManoNegra,mesorprendequeyoaúnsigaenlibertad
—dijoScott—.Debededetestarquelohayadejadoenridículo.—¿PorquédesertastedelejércitodeHank?Scottsuspiróyapoyólasmanosenlasrodillas.—Noquería hablar de eso.Nohayunmodo fácil de decirlo, así que lo diré y
punto.Lanocheenquemuriótupadre,sesuponíaqueyodebíavigilarlo.LaManoNegrameloordenó.Dijoquesilolograba,demostraríaquepodíacontarconmigo.Élqueríaqueformarapartedesuejército,peroesonoeraloqueyoquería.
Tuveunapremoniciónyunescalofríomerecorriólaespalda.LoúltimoquehabíaesperadoesqueScottinvolucraraamipadreenesteasunto.
—Mipadre…¿ConocíaaHankMillar?—Ignoré la orden de la Mano Negra. Decidí hacerle un corte de mangas y
demostrarlequeyoteníarazón,peroloúnicoquehicefuedejarmoriraunhombreinocente.
Parpadeé;laspalabrasdeScotterancomouncubodeaguafría.—¿Dejastemoriramipadre?¿Permitistequeseenfrentaraalpeligroynohiciste
nadaparaayudarle?Scottabriólasmanos.—Nosabíaquelascosasacabaríanasí.CreíquelaManoNegraestabaloco,que
eraunnarcisistachiflado.NocomprendítodoelasuntodelosNefilimhastaquefuedemasiadotarde.
Clavé la vista en el mar. Una sensación desagradable me roía el pecho. «Mipadre».Durante todo ese tiempo, Scott conocía la verdad y nome la había dichohastaqueselaarranqué.
—Rixonapretóelgatillo—dijoScott,interrumpiendomispensamientos—.Dejéquetupadrecayeraenunatrampa,peroelqueloesperabaenlaotrapuntaeraRixon.
—Rixon —repetí. Empezaba a recordarlo todo en fragmentos amargos. Unhorrendo destello tras otro. Rixon conduciéndome a la Casa del Miedo, Rixonreconociendoquehabíamatadoamipadre.Rixonapuntándomecon lapistola.Norecordaba lo suficiente para completar la imagen, pero los fragmentos eransuficientes.Sentínáuseas.
—SiRixonnomesecuestró,¿quiénlohizo?—¿Recuerdas que dije que dediqué el verano a seguir a la Mano Negra? A
principiosdeagosto,viajóalaReservaNacionaldeWhiteMountain.Condujohastaunacabañaremotadondepermaneciómenosdeveinteminutos.Unviajemuylargopara una estadía tan breve, ¿no crees? No osé acercarme lo bastante paramirar através de las ventanas, pero un par de días después, en Coldwater, oí unaconversación telefónica suya. Le dijo al que estaba al otro lado de la línea que la
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chicaaúnestabaenlacabañayquenecesitabasabersieraunapáginaenblanco.Ésasfueronsuspalabras.Dijoquenohabíamargenparaerrores.Empiezoapreguntarmesilachicaalaqueserefería…
—Era yo —terminé la frase por él, atónita. Hank Millar, un inmortal. HankMillar,laManoNegra.Hank,quizámisecuestrador.
—Hay un menda que tal vez sea capaz de obtener respuestas —dijo Scott,tocándose el entrecejo—. Si alguien sabe cómo conseguir información, es él.Localizarlopuederesultarcomplicado.Nisiquierasépordóndeempezary,dadaslascircunstancias,puedequenoestédispuestoaayudarnos,sobretodoporquelaúltimavezquelovicasimerompelamandíbulaportratardebesarte.
—¿Besarme?¿Qué?¿Quiénesesetío?Scottfruncióelentrecejo.—Claro.Supongoquetampocolorecordarásaél.EsPatch,tuex.
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Capítulo
—Unmomento—exclamé—: ¿Dices quePatch erami ex?—Eso no encajabaconloquemehabíadichoMarcie,ytampocoVee.
—Rompisteis.CreoqueteníaalgoqueverconMarcie.—Scottpusolaspalmasdelasmanoshaciaarriba—.Estodoloquesé.Volvíamudarmealaciudadenmediodeldrama.
—¿Estássegurodequeeraminovio?—Fueloquedijistetú,noyo.—¿Quépintatenía?—Aterradora.—¿Dóndeestáahora?—insistí.—Lodicho:encontrarlonoseráfácil.—¿Sabesalgodeuncollarquetalvezmedio?—Hacesmuchaspreguntas.—MarciedijoquePatcherasunovio,queélmediouncollarquelepertenecea
ella y ahora quiere recuperarlo. Dijo que Patchme hizo ver su lado bueno y queentoncesnoshicimosamigas.
Scottserestrególabarbillaconaireburlón.—¿Ytúlacreíste?Estaba atónita. ¿Patch era mi novio? ¿Por qué había mentido Marcie? ¿Para
conseguirelcollar?¿Paraquéloquerría?EncasodequePatchfueraminovio,explicaríalosdéjàvuquesufríacadavez
quealguienmencionabasunombre,pero…—¿HayalgomásquepuedasdecirmedePatch?—Yoapenasloconocía,yloquesabíadeélmeasustaba.Tratarédeencontrarlo,
peronoteprometonada.Mientrastanto,centrémonosenalgoconcreto.SilogramosconocerlostrapossuciosdeHank,alomejordescubrimosporquésehainteresadopor ti y por tu madre, cuáles son sus planes y podemos idear una manera dederribarlo.Ambossaldríamosganando.¿Tratohecho,Grey?
—Oh,sí,tratohecho—gruñí.Me quedé junto a Scott hasta que el sol desapareció tras el horizonte. Dejé el
pescado amedio comery regresé a la costa.Scott y yonosdespedimos junto a labarreradelacarretera.Noqueríamostrarseenpúblicoy,ajuzgarporloquemedijo
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deHankysusespíasNefilim,comprendísucautela.Prometívisitarlopronto,peroélrechazó la idea. Las visitas regulares a la caverna suponían un riesgo demasiadogrande,afirmó,ydijoqueélmevisitaríaamí.
EnelviajederegresoacasarepaséloqueScottmehabíadicho.Unsentimientoextrañobullíaenmi interior.Quizá lasganasdevengarme,oelodiomásabsoluto.No disponía de suficientes pruebas para demostrar que Hank estaba detrás delsecuestro,perolehabíadadomipalabraaScottdequeharíatodoloqueestuvieraenmipoderparallegaralfondodeesteasunto.Yconlapalabra«fondo»mereferíaaquesiHankteníaalgoqueverconello,leharíapagar.
YademásestabaPatch.Misupuestoexnovio.Untíoqueirradiabamisterio,quenosimpresionótantoaMarciecomoamíydesapareciósindejarrastro.Nomeveíacon un novio, pero en caso de tenerlo, sería un tipo agradable y normal: queentregaba susdeberesdematemáticas a tiempoe incluso jugaba al béisbol.Un tíointachableyhonesto,absolutamentediferentedeloqueyosabíadePatch.Quenoeramucho.
Teníaquehallarelmodoaveriguarmáscosas.Unavezderegresoenlagranja,encontréunanotaenlaencimera.Mamáhabía
salido con Hank: cenarían y después asistirían a un concierto de una orquestasinfónica en Portland. La idea de que estuviera a solas con Hank me retorcía lastripas, peroScott habíavigilado aHankMillar el tiempo suficientepara saber quesalíaconmamáymelohabíaadvertidoconmuchaclaridad:debíacallarmeloquesabía,antelosdos.Hankcreíaquenoshabíaengañadoatodosyseríamejorquenadacambiara.Yodebíaconfiarenque,demomento,mamánocorríapeligro.
PenséenllamaraVeeydejarleclaroquesabíaquehabíamentidoconrespectoaPatch,peromesentíapasivayagresivaalavez.Lasometeríaalsilencioduranteundía para que reflexionara sobre lo que había hecho.Me enfrentaría a ella cuandosupieraqueestabalobastanteasustadaparaempezaradecirlaverdad,peroestavezen serio. Su traición me dolía y por su bien esperaba que dispusiera de una muybuenaexplicación.
Cogí una tarrina de postre de chocolate y lo comí delante de la tele, mirandorepeticionesdeculebronesparadistraerme.Porfinelrelojindicólasoncepasadasysubíamihabitación.Medesvestíycuandoguardéelpañueloenelcajónvolvíaverlaplumanegra.Era sedosaybrillante,yelcolorme recordaba losojosde Jev:unnegroinfinitoqueabsorbíahastalaúltimapartículadeluz.RecordéestarsentadaasuladoenelTahoeyque,pesealapresenciadeGabe,noteníamiedo.Jevhacíaquemesintiera a salvo y deseé saber cómo conservar esa sensación en un frasco y usarlacuandolanecesitara.
Peromásquenada,deseévolveraverlo.EstabasoñandoconJevcuandodeprontoelcrujidodeunamaderamedespertó.
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Una figura borrosa estaba acurrucada en el alféizar, tapando los rayos de la luna;luegoentródeunbrincoyaterrizósilenciosamente,comoungato.
Meincorporé,ahogandoungrito.—Chitón—murmuróScott,llevándoseundedoaloslabios—.Nodespiertesatu
madre.—¿Qué…quéestáshaciendoaquí?—logrétartamudearporfin.Élcerrólaventana.—Tedijequetevisitaríapronto.Medejécaerdeespaldasytratéderecuperarmipulsonormal.Noeracomosimi
vidahubierapasadoenunabrirycerrardeojos,perohabíaestadoapuntodesoltarunalarido.
—Olvidastemencionarqueentraríasasacoenmihabitación.—¿Hankestáaquí?—No.Hasalidoconmamá.Medormí,peroaúnnolosheoídollegar.—Vístete.EchéunvistazoalrelojydespuésaScott.—Escasimedianoche.—Muyobservadordetuparte,Grey.Resultaqueiremosaunlugarenelqueserá
másfácilentrarasacoporlanoche.Genial.—¿Entrarasaco?—repetíentonoirritado;aúnnomehabíarepuestodelsusto,
sobretodosiScottseproponíahaceralgoilegal.Mivisiónseadaptóalapenumbrayviquesonreía.—Notedejarásintimidarporunpequeñoallanamientodemorada,¿verdad?—Claroqueno.¿Quéimportaundelito?Noalbergomuchasesperanzasdeasistir
alauniversidadodeconseguirunempleoalgúndía—bromeé.Élpasóporaltomisarcasmo.—DescubríunodelosalmacenesdelaManoNegra.—Atravesólahabitacióny
seasomóalpasillo—.¿Estásseguradequeaúnnohanvuelto?—Es probable que Hank posea muchos almacenes. Vende coches. Tiene que
guardarlosenalgunaparte—dije,medi lavueltaymetapéconlasmantas,conlaesperanza de que cogiera la indirecta, porque lo que realmente quería era volver asoñarconJev.Aúnsaboreabasubesoyqueríaprolongarlafantasía.
—El almacén se encuentra en la zona industrial. SiHank almacena sus cochesallí, se expone a que los roben. Tengo la sensación de haber descubierto algoimportante,Grey.Hankguardaalgomásvaliosoquecochesenesealmacén.Hemosdeaveriguarquées.Hemosdedescubrirtodossustrapossucios.
—El allanamiento es ilegal. Si pretendemos cogerlo, debemos hacerlolegalmente.
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Scottseacercóalacamayretiróloscobertoreshastadestaparmelacara.—Él no juega limpio. El único modo que esto funcionará es si le quitamos
ventaja.¿Nosientescuriosidadporloqueguardaenelalmacén?Recordélaalucinación,elalmacényelángelenjaulado,perodije:—No,sicorropeligrodeserarrestada.—¿Qué pasó con tu promesa de ayudarme a enterrar a la Mano Negra? —
preguntó,frunciendoelceño.De eso se trataba. Unas horas para reflexionar sobre el asunto ymi confianza
desaparecía.SiHankeratodoloqueScottafirmaba,¿cómopodíamosenfrentarnosaélasolas?Necesitábamosunplanmejor,algomásastuto.
—Quieroayudar,yloharé,peronopodemoslanzarnosasísinmás—respondí—.Estoydemasiadocansadaparapensar.Vuelvealacavernayregresaaquíaunahorarazonable.Talvezpueda convencer amamádequevisite aHanken el almacényluegopreguntarlequéhaydentro.
—SilogroderribaraHank,recuperarémivida—dijoScott—.Yanotendríaqueocultarmenihuir.Volveríaaveramimadre.Hablandodemadres,latuyaestaríaasalvo.Ambossabemosquetúquiereslomismoqueyo—murmuróenuntonoquenomegustónada,porqueinsinuabaqueélmeconocíamuchomejordeloqueyocreía.NoqueríaqueScottmecomprendierahastaesepunto.Almenos,noamedianoche,cuandoestabatancercadevolverasoñarconJev.
»Nodejaréquenadateocurra—añadióenvozbaja—,encasodequeseaesoloquetepreocupa.
—¿Cómopuedosaberlo?—Nopuedes.Éstaestuoportunidaddecomprobarmisintenciones,dedescubrir
dequésoycapaz.Memordí el labio inferior y reflexioné.Yono era la clase de chica que sale a
hurtadillasporlanoche,peroahoraestabaapuntodehacerloporsegundavezenunasemana. Empezaba a pensar que no me parecía en absoluto a la persona que megustabacreerqueera.«¿Asíquealfinalnoerestanbuenachica?»,parecíasoplarmealoídoeldiabloburlón.
La ideade salirdenochepara investigarunode losalmacenesdeHanknomeresultabaagradable,peromeaferréa laexcusadequeScottestaríaami lado.Ysihabía algoque ansiaba, era queHankdesapareciera demividapara siempre.A lomejor, si Scott estaba en lo cierto y Hank era un Nefilim, entonces era capaz desometeraunoodospolisconsustrucosmentales,perosiestabahaciendoalgofueradelaley,nolograríaeludiratodoelcuerpodepolicía.Enesemomento,conseguirque lapolicía lecayeraencimaparecíaunabuenamaneradedesbaratarsusplanes,fuerancualesfuesen.
—¿Nocorreremospeligro?¿Cómosabesquenonosdescubrirán?
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—Hacedíasquevigiloeledificio.Nohaynadieporlasnoches.Tomaremosunasfotosatravésdelasventanas.Nohabrápeligro.¿Vendrásconmigo,síono?
—¡Vale!—suspiré—.Mevestiré.Datelavuelta.Estoyenpijama.—Unpijamaquesóloconsistíaenunacamisetasinmangasyunospantaloncitos:unaimagenquenoqueríaquequedaragrabadaenlacabezadeScott.
Élsonrió.—Soy un tío. Eso es como pedirle a un niño que nomire elmostrador de los
caramelos.¡Puaj!Elhoyuelodesumejillasevolviómásprofundo,ynoteníanadademono.Porque yo no tenía intención de seguir por ahí con Scott. Fue una decisión
instantánea; nuestra relación ya era lo bastante complicada. Si decidíamos trabajarjuntos,tendríaquesersólounarelaciónplatónica.
Me lanzóuna sonrisa irónicaymedio la espalda.Bajéde la cama, atravesé lahabitaciónymeencerréenelarmario.
Comolaspuertaserandelamas,porsiacaso,noencendílaluzytanteémiropaaoscuras. Me puse un par de tejanos ceñidos, una camiseta y una sudadera concapucha.Optéporponermezapatillasdetenis,porsiteníamosquesalircorriendo.
Meabotonélostejanosyabrílapuertadelarmario.—¿Sabesquéestoypensandoenesteprecisoinstante?—lepregunté.—¿Qué estás muy mona con ese aspecto de chica-de-al-lado? —contestó,
examinándome.¿Porquéteníaquedeciresascosas?Elrubormecubriólasmejillasyesperéque
Scottnolonotara.—Queserámejorquenomearrepientadeesto—dije.
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Capítulo
ElvehículodeScotteraunDodgeChargerde1971,uncochepocodiscretoparaalguienquepretendíapasardesapercibido;paracolmoeltubodeescapesehabíarotoyyoestabaconvencidadequenosoíanavariasmanzanasdedistancia.Aunquemeparecíaquellamaríamosaúnmáslaatenciónatronandoatravésdelaciudadconlascapuchaspuestas,Scottinsistió.
—LaManoNegra tieneespíaspor todaspartes—volvióa informarmeunavezmás y echó un vistazo al retrovisor—. Si nos ven juntos…—dijo, sin terminar lafrase.
—Comprendo.—Unapalabravaliente,perounescalofríomerecorriólaespalda.PreferíanopensarenloqueHankharíasidescubrieraqueScottyyoloestábamosespiando.
—Nodeberíahabertellevadoalacaverna—dijoScott—.Estádispuestoahacercualquiercosaparaencontrarmeynopenséencómoteafectaríaati.
—Nopasanada—dije,peroelescalofríoseguíaallí—.Tesorprendistealverme,nopensasteenlasconsecuencias,niyotampoco.Aúnnolohago—añadí,ysoltéunacarcajada nerviosa—. De lo contrario, no estaría husmeando en uno de susalmacenes.¿Tienecámarasdevídeoeledificio?
—No.CreoquelaManoNegranoquieredejarningunapruebadeloqueocurreallí.Losvídeospodríantraicionarlo—añadióentonoelocuente.
ScottaparcóelChargerjuntoalríoWentworth,bajoelfollajedeunárbol,ynosapeamos.Trasrecorrerunamanzanayecharunvistazoporencimadelhombro,yanovimos el coche. Supuse que por eso lo aparcó allí. Recorrimos la orilla del ríosigilosamente,lalunamenguantenoproyectabanuestrassombras.
CruzamoslacalleFrontyavanzamosentreviejosalmacenesdeladrillo,estrechosyaltos,edificadosunojuntoalotro.Eraevidentequeelarquitectonohabíaqueridomalgastar espacio.Las ventanas estaban sucias, protegidas por barrotes o cubiertasconperiódicosdesdeelinterior.Portodasparteshabíabasuraymatojos.
—ÉseeselalmacéndelaManoNegra—musitóScott,indicandounedificiodeladrillo de cuatro plantas con una destartalada escalera de incendios y ventanas enforma de arco—.Durante la última semana ha entrado cinco veces; siempre vienejusto antes del amanecer, cuando la ciudad duerme. Aparca a varias manzanas dedistanciay recorreelcaminoapie.Devezencuandodadosvueltasa lamanzana
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paraasegurarsedequenolosiguen.¿Todavíacreesqueusaelalmacénparaguardarcoches?
Tuve que reconocer que era bastante improbable que Hank tomara semejantesprecaucionesporunoscuantosToyotas.Talvezutilizabaeledificioparadesmontarcochesyvenderlaspiezas,peronolocreía.Hankeraunodeloshombresmásricoseinfluyentes de la ciudad, y no necesitaba ganar dinero extra.No; aquí ocurría otracosa.Ydadoquesemeerizabaelvellodelanuca,noseríanadabueno.
—¿Creesquepodremosecharunvistazoalinterior?—pregunté,porquequizálasventanasdel edificio deHank también estarían tapadas.Aún estábamosdemasiadolejosparacomprobarlo.
—Avancemosotracalleyaverigüémoslo.Pasamostancercadelosedificiosquemisudaderaseenganchabaenlosladrillos.
Cuando llegamosal finalde lacallevimosque,peseaque lasventanasde lasdosprimerasplantasestabancubiertasdeperiódicos,lasdelasdossuperiores,no.
—¿Estáspensandolomismoqueyo?—preguntóScottconunbrilloastutoenlamirada.
—¿Subirporlaescaleradeincendiosyecharunvistazoalinterior?—Podríamosecharloasuertes.Quienpierde,sube.—Nihablar.Laideafuetuya.Tetocasubirati.—Eresunagallina.—Scottsonrió,peroelsudorlehumedecíalafrente.Sacóuna
cámaradesechablebarata—.Estáoscuro,peroprocurarétomarunasfotos.Cruzamos la calle, agazapados y en silencio. Recorrimos el callejón detrás del
edificiodeHankynonosdetuvimoshastaocultarnos trasuncontenedordebasuracubierto de grafitis. Apoyé las manos en las rodillas y tomé aire. No sabía si mefaltabaelalientodebidoa lacarreraoalmiedo.Ahoraquehabíamosllegadohastaaquí,de repentedeseéhabermequedadoenelCharger.Oencasaypunto.Loquemás temía era ser descubierta por Hank. ¿Cómo sabía Scott que no nos estabangrabandoenvídeo?
—¿Vas a subir? —pregunté, con la secreta esperanza de que también él searrepintieraydecidierabatirseenretiradaalcoche.
—Oaentrar.¿YsiHankhubieraolvidadocerrarconllave?—dijo,indicandolaspuertasdeunahilerademuellesdecargaparacamiones.
No las había notado hasta que Scott las señaló. Eran elevadas y situadas ennichos,idealesparacargarydescargaruncochesinllamarlaatención.Habíatresenfila,yalverlas, recordéalgo:separecíana laspuertasde losmuellesdecargaquehabíavistoenlaalucinaciónquesufríenelretretedelinstituto.Elalmacéntambiénse parecía al que había alucinado cuando estaba junto a Jev, en el arcén. Lacoincidenciameresultóinquietante,peroignorabacómodecírseloaScott.Siledecía«Creoquehevistoestelugarenunademisalucinaciones»,quizánomecreería.
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Mientrasseguíareflexionandosobreelextrañovínculoentreambascosas,Scottdiounbrinco,aterrizóenelbordedecementoytratódeabrirlaprimerapuerta.
—Esdellavedigital.—Seacercóal tecladonumérico—.¿Cuálseráelcódigo?¿ElcumpleañosdeHank?
—Demasiadoobvio.—¿Eldesuhija?—Lodudo.—Hanknomeparecíaunestúpido.—PuesentoncesvolvamosalplanA—suspiró.Diootrobrincoycogióelprimertravesañodelaescaleradeincendios.Cayóuna
lluviadeherrumbreyelmetalsoltóunchirrido,perolacadenasedeslizóalolargodelapoleaylaescalerabajó.
—Cógemesimecaigo—fuetodoloquedijoantesdesubir.Comprobóelestadodelosdosprimerostravesañosy,comonoserompieron,siguióescalandolentamenteparaevitarqueelmetalchirriara.Loobservéhastaquealcanzóelprimerdescansillo.
DecidímantenermeenguardiamientrasScottescalabaymeasoméalaesquinadeledificio.Másallá,juntoalaotraesquina,unasombralargaydelgadaseproyectóenlaacerayaparecióunhombre.Retrocedí.
—Scott—susurré,peroestabademasiadolejosparaoírme.Volvíaecharotrovistazoenlaesquinadeledificio:elhombreestabadepie,de
espaldasamí.Sosteníauncigarrilloencendidoentrelosdedos.Seasomóalacalleymiróenambasdirecciones.Nomeparecióqueestuvieraesperandoquelorecogieranni que hubiese abandonado el trabajo para fumar un cigarrillo. Lamayoría de losalmacenes de esta zona habían sido abandonados hacía años y era más demedianoche.Nadietrabajabaaesashoras.ApostéaqueelhombrevigilabaeledificiodeHank.
OtrapruebadequeloqueHankescondíaeravalioso.El hombre apagó el cigarrillo con el pie, echó un vistazo a su reloj y vino
lentamentehaciaelcallejón.—¡Scott! —siseé, ahuecando las manos alrededor de la boca—. Tenemos un
problema.Scottyahabíadejadoatráslasegundaplantaysólounospasosloseparabandel
descansillodelatercera.Sosteníalacámaraenlamano,dispuestoatomarfotosencuantopudiera.
Comprendíquenomeoiría,cogíunapiedrayselaarrojé,peroenvezdedarleaéllapiedragolpeócontralaescaleradeincendiosydespuéscayócongranestrépito.
Metapélaboca,elmiedomeparalizaba.Scott bajó la vista y se quedó inmóvil. Indiqué el otro lado del edificio con el
dedoydespuésechéacorrerhaciaelcontenedor,dondemeagazapé.EnelcampovisualcomprendidoentreelcontenedoryeledificioviapareceralvigilantedeHank.
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Debiódehaber oído el impactode la piedra, porquedirigió lamiradahacia arribatratandodesituarelorigendelsonido.
—¡Eh!—legritóaScott,alcanzólaescaleradeincendiosdeunsaltoyempezóasubirconunarapidezcasiinhumana.Eraalto,unadelascaracterísticasdeunNefil,segúnmeinformóScott.
Scottremontólaescaleradeincendiosdedosendos.Debidoalasprisas,soltólacámarayéstacayóysehizotrizascontraelcallejón.Éllelanzóunvistazoysiguióascendiendo.Cuandollegóaldescansillode lacuartaplanta,seaferróa laescaleraquedabaaltecho,subióydesapareció.
Considerémisposibilidadesapresuradamente.ElvigilanteNefilsóloestabaaunaplantadeScott:unosminutosdespuésloacorralaríaeneltecho.¿Ledaríaunapaliza?¿Loobligaríaabajarparainterrogarlo?¿LlamaríaaHankparaqueésteseocuparadeScottpersonalmente?Sentíunretortijónenelestómago.
CorríhastalafachadaylevantélacabezatratandodelocalizaraScott,yentoncesviunasombraquevolabadesdeelalmacénaledificiodeenfrente.Parpadeéparavermejor, justo a tiempopara observar otro cometa que cruzaba el cielo, agitando losbrazosylaspiernas.
Mequedéboquiabierta:ScottyelNefilibanbrincandodeunedificioalotro.Nosabíacómolohacíanynoteníatiempodepensarenqueloqueveíaeraimposible.EchéacorrerhaciaelCharger,tratandodeanticiparmealoqueScottteníaenmente.SiamboslográbamosalcanzarelcocheantesqueelNefil,quizápodríamosescapar.Apretéelpasoyseguílospasosdeambosresonandoporencimademicabeza.
Amitaddecamino,deprontoScottgiróaladerechayelNefillosiguió.Oícomosusúltimospasos increíblementeveloces se desvanecían en la oscuridad.Entoncesalgometálicogolpeómásallácontralaacera.Recogílallavedelcoche.SabíaloqueScottestabahaciendo:distraeralNefilparadarmetiempodealcanzarelcocheantesque ellos. Eran mucho más rápidos que yo y, sin esos minutos extras, jamás lolograría. Pero Scott no podría despistar al Nefil indefinidamente. Yo tendría quedarmeprisa.
En la calle Front aceleré el paso y recorrí la última calle queme separaba delCharger.Estabamareadaysemenublabalavista.Mellevélamanoalacintura,meapoyéenelcocheeintentérecuperarelaliento.Escudriñélostechos,tratandodeveraScottoalNefil.
Unafigurasaltódeledificiosituadomásallá,agitandolosbrazosalcaer.Cuatroplantas más abajo, Scott aterrizó, tropezó y rodó. El Nefil le pisaba los talones,aterrizóperfectamente, agarróaScotty lepegóunpuñetazoen lacabeza.Scott setambaleóperonosedesmayó.Nosabíasiresistiríaotropuñetazo.
Sinreflexionarniuninstante,mearrojédentrodelChargerypuselallaveenelcontacto.EncendílosfarosyacelerédirectamentehaciaScottyelNefil,aferradaal
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volante.«Porfavor,queestofuncione».Ambossevolvieronhaciamí, iluminadospor los faros.Scottgritóalgoqueno
comprendí. También el Nefil soltó un grito. En el último instante, soltó a Scott yesquivó el parachoques del coche. Scott no tuvo tanta suerte: salió volando porencimadelcapó.Notuvetiempodepreguntarmesiestabaheridoporqueuninstantedespuésselanzósobreelasientodelacompañante.
—¡Acelera!Piséelacelerador.—¿Qué era eso de allí atrás?—chillé—. ¡Saltabas por encima de los edificios
comosifueranvallas!—Tedijequesoymásfuertequeuntíonormal.—¡Sí, bueno, pero no mencionaste que podías volar! ¡Y me dijiste que te
disgustabaemplearesospoderes!—Alomejormehicistecambiardeopinión.—Melanzóunasonrisachulesca—.
Asíquelogréimpresionarte,¿no?—EseNefilcasiteatrapa,¿yesoesloqueteimporta?—Yameloimaginaba.—Parecíasatisfechodesímismo,abríaycerrabaelpuño
yviquellevabaelanillodelaManoNegraeneldedomedio,peropenséquenoerael momento de pedir explicaciones. Sobre todo por el alivio que me produjo sudecisióndevolver a llevarlo.Eso significabaqueScott tenía algunaposibilidaddederrotaraHank.Yyotambién,porasociación.
—¿Quéteimaginabas?—dije,desconcertada.—Tehasruborizado.—Estoy transpirando. —Cuando comprendí a qué se refería, me apresuré a
continuar—. ¡No estoy impresionada! Lo que hiciste allí detrás… Lo que podríahaberocurrido…—Mequitéunoscabellosdelacaraymetranquilicé—.Creoqueerestemerarioydescuidado,¡yunfrescoportomarteestoenbroma!
Susonrisasevolvióaúnmásamplia.—Nohaymáspreguntas.Yatengolarespuesta.
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Capítulo
ScottmeacompañóacasaenelChargerysurespetoporellímitedevelocidaderamuchomenorqueelmío.Insistíenqueaparcaraaciertadistanciadelagranja.Durantetodoeltrayecto,medebatíentredostemores:primero,queelvigilanteNefilnos hubiera seguido a pesar de la cautela de Scott; y segundo, quemamá hubierallegado a casa antes que nosotros. Lo más probable es que hubiese marcado minúmero en el móvil en cuanto viera que mi cama estaba vacía, aunque quizá suenfadoalcomprobarquehabíavueltoadesobedecerlaporsegundavezenmenosdeunasemanalahubieradejadosinhabla.
—Bien,esofuemuyexcitante—ledijeaScottenvozbaja.Élaporreóelvolante.—Treintasegundosmás:esoeratodoloquenecesitaba.Sinohubiesedejadocaer
la cámara habríamos obtenido fotos del interior del almacén—dijo, sacudiendo lacabezaconincredulidad.
Cuandoestabaapuntodedecirleque,sipensabaregresar, tendríaquebuscarseotrocompinche,élañadió:
—Si el vigilanteme vio bien, se lo dirá aHank. Incluso si nome vio la cara,puedequehayavistomimarca.Hanksabráqueerayoyenviaráaunoscuantosparaque registren la zona —dijo, mirándome de soslayo—. He oído rumores sobreNefilimencerradosdeporvidaenunaprisión.Cámarassubterráneasenelbosqueobajo los edificios. No puedes matar a un Nefil, pero sí torturarlo. Tendré quedesaparecerduranteuntiempo.
—¿Quémarca?Scott se retiróelcuellode sucamisa, revelandounpequeñosignoen formade
puño cerradomarcado a fuego en su piel, un símbolo idéntico al de su anillo. Laheridahabíacicatrizado,peroimaginécuántolehabríadolido.
—EslamarcadelaManoNegra.Fueasícomomeobligóaunirmeasuejército.Lo único positivo es que no fue lo bastante listo para ponerme un dispositivo delocalización.
Yonoestabadehumorparabromasynoledevolvísumediasonrisa.—¿Creesqueelvigilantepudovertumarca?—Nolosé.—¿Creesquemevioamí?Scottnegóconlacabeza.
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—Los faros nos impedían ver nada. Sólo supe que eras tú porque reconocí elCharger.
Esodeberíahabermetranquilizado,peroestabatantensaquelanzarunsuspirodealivioeraimposible.
—Hankdebedeestarapuntodedejaratumadreencasa.—Scottindicólacallecon el pulgar—.Tengo que largarme.Memantendré oculto durante unas semanas.Espero que el vigilante no haya visto la marca, que crea que soy un gamberrocualquiera.
—De todosmodos, sabequeeresunNefilim.Queyo sepa, loshumanosno sededicanasaltardeedificioenedificio.CuandoHankseentere,nocreoquelotomeporunacoincidencia.
—Poresohedeausentarme.Sidesaparezcoporuntiempo,puedequeHankcreaque me he asustado y he abandonado la ciudad. Cuando todo esto haya pasado,vendréabuscarte.Pensaremosotroplanyloderribaremosporotrosmedios.
Empecéaperderlapaciencia.—¿Yyo?Túereselquememetióesaideaenlacabeza.Ahoranopuedesecharte
atrás.Élestásaliendoconmimadreyyonopuedomantenermealmargen.Siestabaimplicado en el secuestro, quiero que pague por ello. Si planea cosas aún peores,quieroqueseloimpidan.Nodentrodeunassemanasomeses,sinoahoramismo.
—¿Yquiénseloimpedirá?—preguntóentonosuaveperofirme—.¿Lapolicía?Tiene a la mitad en nómina. Y a la otra mitad puede someterla con sus trucosmentales.Escúchame,Nora.Nuestroplan es aguantar.Hemosdedejarquepase latormentayconseguirquelaManoNegracreaquevuelveaestaralmando.Despuésnos reorganizaremos e intentaremos atacarlo de otro modo, cuando menos se loespere.
—Peroélestáalmando.Noesunacoincidenciaquesalgaconmimadre.Ellanoeslomásimportante,peromontarunejércitoNefilimsíloes.ElChesvanempiezaelmes que viene, en octubre, así que ¿por qué ella? ¿Por qué ahora? ¿Cómo encajamamáensusplanes?¡Hededescubrirloantesdequeseademasiadotarde!
Scottpasólamanoporlaorejacongestoirritado.—No debería haberte contado nada. Te desmoronarás. La Mano Negra lo
descubrirátodo.Hablarás,leinformarássobremíylacaverna.—Notepreocupespormí—ledijebruscamente.MeapeédelChargeryloúltimo
queañadí,antesdedarunportazo,fue—:Estupendo,mantentealmargen.Peroquiense está enamorandode esemonstruono es tumadre.Acabaré con él, cono sin tuayuda.
Claroquenoteníaniideadecómoibaahacerlo.Hanksehabíainstaladoenelmismísimocorazónde laciudad.Teníaamigos, aliadosyempleados.Teníadinero,recursos y su propio ejército particular. Y lomás preocupante de todo: tenía ami
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madreenunpuño.
Pasarondosdías sinnovedades.Cumpliendoconsupalabra,Scottdesapareció.Enretrospectiva,lamentémiestallidodeira.Élestabahaciendoloquedebíahacerynopodíaculparloporeso.Lohabíaacusadodeecharseatrás,peronosetratabadeesoenabsoluto.Élsabíacuándoavanzarycuándoretroceder.Eramáslistodeloqueyohabíacreído.Ymáspaciente.
Y además estaba yo.HankMillar nome gustaba, nome fiaba de él, y cuantoantes descubriera sus intenciones tantomejor.Elmes deChesvan pendía sobremicabezacomounnubarrón,unrecordatorioconstantedequeHankplaneabaalgo.Noteníaindiciosconcretosdequemamáformarapartedeeseplan,perohabíaseñalesdepeligroportodaspartes.DadoloqueHankesperabahacerantesdeChesvan,incluidomontaryentrenaratodounejércitoNefilimconelpropósitoderecuperarlaposesióndesuscuerposocupadosporlosángelescaídos,¿porquélededicabatantotiempoamimadre?¿Porquénecesitabaqueconfiaraenél?¿Porquélanecesitaba,ypunto?
Sólocuandoestabaenclasedehistoria,escuchandocondesgana ladescripcióndelprofesorsobrelosacontecimientosquecausaronlaReformaprotestanteinglesa,se me prendió la lamparita. «Hank conocía a Scott». ¿Por qué no se me habíaocurridoantes?SiHanksospechabaqueScotteraelNefilresponsabledehusmearensualmacénunpardenochesatrás,sabíaqueélnosearriesgaríaaregresartrashabersidodescubierto.Incluso,puedequesupusieraqueScottsehabíaocultado,comoenrealidadhabíahecho.NienunmillónañosHankesperaríaqueaparecieraotrointrusoesamismanoche.
Nienunmillóndeaños…
Laveladatranscurriósinnovedad.Alasdiez,mamámedioelbesodelasbuenasnochesyseretiróasuhabitación.Unahoradespuésapagólaluz.Aguardéunpardeminutos para cerciorarme y después retiré las mantas. Ya estaba vestida, así quesaquédedebajodelacamaunamochilaqueconteníaunalinterna,unacámaraylasllavesdelcoche.
AltiempoqueempujabaelVolkswagensilenciosamentealolargodeHawthorneLane,enmifuerointernoagradecíaScottporregalarmeuncocheliviano.Nuncalohabríalogradoconuncamión.Nopuseelmotorenmarchaantesdehabermealejadomediokilómetrodelagranja,dondemamánopodíaoírme.
Veinte minutos después, aparqué el Volkswagen a unas calles del lugar dondeScotthabíadejadoelChargerhacíadosnoches.Elpanoramanohabíacambiado:losmismosedificiostapiadoscontablas,lasmismasfarolasaveriadas.Alolejossonóelsilbatomelancólicodeunferrocarril.
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Dado que el almacén de Hank estaba vigilado, descarté la idea de acercarme.Habríadeencontrarotromododeecharunvistazoalinterior.Entoncessemeocurrióunaidea.Sihabíaalgoquepodíaaprovechareralaconstrucción:losedificiosestabanpegadoslosunosalosotros.¡QuizápodríaverelinteriordeledificiodeHankdesdeunosituadoenlapartedeatrás!
RecorríelcaminoqueScottyyohabíamosseguidoanteriormenteymeacerquéal almacén deHank.Me agazapé entre las sombras yme puse a vigilarlo.Vi quehabían retirado la escalera de incendios, así queHank había tomado precauciones.También habían cubierto las ventanas de la tercera planta, pero el encargado de latarea no había llegado a la cuarta. Cada diez minutos, puntual como un reloj, unvigilantesalíadeledificioyrecorríaelperímetro.
Convencidadequedisponíadelasuficienteinformación,rodeélamanzanayfuiadarcercadeledificiotraserodeldeHank.Encuantoelvigilanteacabólarondayvolvióaentrar,echéacorrer.SóloqueestaveznomeocultéenelcallejóndedetrásdeledificiodeHanksinoenunomásallá.
Me encaramé a un cubo de basura y bajé por la escalera de incendios hasta elsuelo.Sufríavértigo,peronoestabadispuestaaqueesomeimpidieradescubrirquéocultabaHank.Toméalientoytrepéhastaelprimerdescansillo.Medijequenodebíamirarabajo,perolatentaciónerademasiadogrande.Recorríelcallejónconlamiradaatravésdelaestructuradehierrodelaescaleradeincendios.Sentíuncalambreenelestómagoysemenublólavista.
Escaléhasta la segundaplantay luegohasta la tercera.Aunqueme sentía algomareada, intenté abrir una ventana. Las primeras estaban cerradas, pero al final,haciendopalanca,pudeabrirunaconunchirrido.Cámaraenmano,memetí eneledificio.
Un instante después, unas lucesme cegaron yme cubrí los ojos con el brazo.Alrededor mío oí el sonido de cuerpos en movimiento. Cuando volví a mirar, vihileras ymás hileras de catres. Un cuerpo en cada catre, todosmasculinos, todosexcepcionalmentealtos.
Nefilim.Sindarmetiempoapensarennada,unbrazomerodeólacinturadesdeatrás.—¡Muévete!—ordenóunavoz,yalguienmearrastróhacialaventanaporlaque
habíaentrado.Salí de mi aturdimiento y noté que un par de brazos fuertes me arrastraban a
travésdelaventanahastalaescaleradeincendios.Jevmelanzóunbrevevistazoconenfado y me empujó hacia los peldaños en silencio. Mientras descendíamos laescalera,oímosgritosqueveníandelapartedelanteradeledificio.Enunmomentoestaríamosatrapadosdesdeabajoydesdearriba.
Jevmecogióenbrazosymeapretócontrasupecho.
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—Notesueltes—meordenó.Encuantomeaferré,salimosvolandodirectamentehaciaabajo.Sinmolestarseen
descenderporlaescaleradeincendios,Jevhabíasaltadoporencimadelabarandilla;el viento nos azotó mientras caíamos hacia el callejón. Todo acabó antes de quepudieragritar,aterricédegolpeyderepentevolvíaaestardepieenelsuelo.
Jevmecogiódelamanoymearrastróhacialacalle.—Estoyaparcadoatresmanzanas.Doblamos la esquina, recorrimos una calle y cruzamos un callejón. Más allá,
junto al bordillo, vi el Tahoe blanco. Jev abrió las puertas con el mando y nosmetimosenelcoche.
Jev condujo a toda velocidad, haciendo chirriar los neumáticos en las curvas yacelerandoen las rectashastaponervarioskilómetrosdedistanciaentrenosotrosylosNefilim.Por finaparcóelTahoeenunapequeñagasolineradedossurtidoresamitaddecaminoentreColdwateryPortland.Enlaventanacolgabauncarteldondeponía«Cerrado»ysólounaslucestenuesbrillabanenelinterior.
Jevapagóelmotor.—¿Quéestabashaciendoallí?—dijoconfuria,envozbaja.—Escalando la escalera de incendios, ¿no?—repliqué. Se me habían roto los
pantalones,teníarasponesenlasrodillasylasmanos,yenfadarmeeraloúnicoqueimpedíaquemeecharaallorar.
—Bien,enhorabuena,laescalaste.Ycasitematan.Nomedigasquetupresenciaen ese lugar era una coincidencia. Nadie anda por ese barrio de noche. Y dondeirrumpisteeraunpisofrancodelosNefilim,asíque,unavezmás:nocreoquefueraunacoincidencia.¿Quiéntedijoquefuerasallí?
Parpadeé.—¿UnpisofrancodelosNefilim?—¿Teestáshaciendolatonta?Esincreíble.—Creíaqueeledificioestabavacío,creíaqueeledificioadjuntoeraunalmacén
delosNefilim.—Ambos son propiedad de un Nefil… uno muy poderoso. Un edificio es un
señueloyelotrociertasnochesalbergaaunoscuatrocientosNefilim.Adivinaencuáltemetiste.
Unseñuelo.Hankeramuylisto.Quépenaquenosemehubieraocurridoveinteminutos antes.Mañana por lamañana ya habría trasladado todo el operativo y yoperderíamiúnicapista.Almenosahorasabíaquéestabaocultando.ElalmacéneraeldormitoriodeunapartedesuejércitoNefilim.
—Me parece que te dije que dejaras de buscarte problemas, que intentarascomportartecomounapersonanormalduranteuntiempo—dijoJev.
—Lanormalidadnodurómucho.Justodespuésdeverteporúltimavez,metopé
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conunviejoamigo.UnviejoamigoNefil.—Soltélaspalabrassinreflexionar,peronocreíquehablarleaJevdeScottfueramalo.Afindecuentas,JevsehabíapuestodemipartecuandotratédeconvenceraGabedequesoltaraaB.J.,asíquenocreíquedetestaraalosNefilimtantocomoGabe.
—¿QuéamigoNefil?—LamiradadeJevseendureció.—Notengoporquécontestarte.—Olvídalo.Ya lo sé.El únicoNefil al que eres lo bastante crédula comopara
considerarlounamigoesScottParnell.Nopudeocultarmisorpresa.—¿ConocesaScott?Jevnorespondió,perodadalaexpresiónasesinadesumiradacomprendíqueno
apreciabaaScott.—¿Dóndeestá?—preguntó.PenséenlacavernayenqueleprometíaScottquenolediríanadaanadie.—No… me lo dijo. Me lo encontré mientras hacía jogging. Mantuvimos una
breveconversación.Nisiquieratuvimostiempodeintercambiarnuestrosnúmerosdeteléfono.
—¿Dóndeestabas?—Enelcentro—mentísinpestañear—.Saliódeunrestaurantecuandopasé,me
reconocióyhablamosunmomento.—Mientes.Scottnoapareceríaenpúblico,nocuandolaManoNegrahapuesto
precioa sucabeza.Apuestoaque loviste enun lugarmásalejado. ¿Enelbosquecercanoatucasa?—aventuró.
—¿Cómosabesdóndevivo?—preguntéentonoinquieto.—HayunNefilquenoesdefiarsiguiéndotelospasos.Sihasdepreocupartepor
algo,preocúpateporeso.—¿Quenoesdefiar?MepusoalcorrientesobrelosNefilimylosángelescaídos,
algoquetútenegasteahacer.—Procurétranquilizarme.NoqueríahablardeScott.Quería hablar de nosotros y obligar a Jev a sincerarse acerca de nuestro vínculoanterior.Hacía días que fantaseaba converlo y, ahora que lo había conseguido, noestabadispuestaapermitirqueescapara.Necesitabasaberquéhabíasidoparamí.
—¿Yquétedijo?¿Queesunavíctima?¿Quelosángelescaídossonlosmalosdelapelícula?Puedeculparlosporlaexistenciadesuraza,peroélnoesunavíctimayno es inofensivo. Simerodea por aquí, se debe a que necesita algo de ti. Todo lodemásesfalso.
—Esextrañoquedigaseso,puestoquenomehapedidoniunfavor.Hastaahora,todo ha girado en torno a mí. Intenta ayudarme a recuperar la memoria. No tesorprendas.Sóloporquetúeresungilipollasreservadonosignificaqueelrestodelmundo también lo sea. Tras ponerme al corriente sobre los Nefilim y los ángeles
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caídos,medijoqueHankMillarestámontandounejércitosecretodeNefilim.Alomejor ese nombre no significa nada para ti, pero sí para mí, porque Hank estásaliendoconmimadre.
Jevdejódefruncirelceño.—¿Quéhasdicho?—preguntóentonoauténticamenteamenazador.—Dijequeerasungilipollasreservado,ylodijeenserio.Jevmiróatravésdelaventanaymediolaimpresióndequeyoacababadedecir
algoimportante.Apretólasmandíbulasysumiradasevolviósombríayaterradora.Inclusodesdemiasiento,notélatensióndesucuerpoyelsentimientonadapositivoquelorecorría.
—¿Acuántaspersonasleshashabladodemí?—¿Quétehacecreerquelehehabladoaalguiendeti?—repliqué.Meclavólamirada.—¿Losabetumadre?Penséensoltarotrocomentariosarcástico,peroestabademasiadocansada.—Puede que haya mencionado tu nombre, pero ella no lo reconoció. Así que
volvemosaestarcomoalcomienzo.¿Dedóndeteconozco,Jev?—Sitepidieraquehicierasalgopormí,nomeescucharías,¿verdad?—Cuando
leprestéatención,continuó—:Te llevaréacasa. Intentaolvidarestanoche. Intentacomportartedeunmodonormal,sobretodoenpresenciadeHank.Nomencionesminombre.
Aguisaderespuesta,lelancéunamiradafuribundaymeapeédelTahoe.Élmeimitóyrodeóelcoche.
—¿Quéclasederespuestaesésa?—preguntó,peronohablabaentonotanbruscocomoantes.
MealejédelTahoe,porsicreíaquepodíaobligarmeavolverasubirenelcoche.—Nomeiréacasa,todavíano.DesdelanocheenquemesalvastedeGabe,no
he dejado de pensar en cómo volver a encontrarme contigo. Dediqué demasiadotiempoaespeculardedóndemeconoces,porquénosconocemos.Puedequenoterecuerde,niatininadadelosúltimoscuatromeses,perosigoteniendosentimientos,Jev.Y laotranoche,encuanto tevi, sentíalgoquenohabíasentidonunca.Semecortabalarespiracióncuandotemiraba.¿Quésignificaeso?¿Porquénoquieresqueterecuerde?¿Quiénfuisteparamí?
Despuésmevolví hacia él.Tenía los ojos negrosmuy abiertos y sospeché queocultabantodotipodeemociones:arrepentimiento,dolor,cautela.
—¿PorquémellamasteÁngellaotranoche?—pregunté.—Sipudierapensarconclaridad,tellevaríaatucasaahoramismo—dijoenvoz
baja.—¿Pero?
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—Peroestoytentadodehaceralgodeloquequizámearrepienta.—¿Decirmelaverdad?—dijeesperanzada.Susojosnegrosmemiraron.—Primerohedesacartedelacalle.LoshombresdeHanknopuedenestarlejos.
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Capítulo
En ese preciso momento se oyó el chirrido de unos neumáticos. Hank estaríaorgulloso:sushombresnoabandonabantanfácilmente.
Jevmearrastródetrásdeunadestartaladapareddeladrillos.—NoalcanzaremoselTahoeantesqueellos,einclusosilolográsemos,nopienso
meterte en una persecución en coche contra los Nefilim. Ellos saldrán ilesos si elcochevuelcaochoca,peropuedequetúno.Serámejorqueintentemosescaparapiey regresar al coche cuando se hayan ido. A una manzana de aquí hay un clubnocturno.Un lugar poco recomendable, pero podemos ocultarnos allí.—Me cogiódelcodoymeempujóhaciadelante.
—SiloshombresdeHankregistranelclub,ydenohacerloseríanunosestúpidospuestoqueveránelTahoeysabránquevamosandando,mereconocerán.Laslucesdel almacén se encendieron cinco segundos antes de que me arrastraras fuera.Alguien debe de haberme visto. Puedo ocultarme en el lavabo, pero si hacenpreguntasporahí,notardaránendescubrirme.
—El almacén donde te metiste está destinado a los nuevos reclutas. Tendrándieciséis o diecisiete años, contando en años humanos, y hace poco que prestaronjuramento;esoequivaleamenosdeunañoparaunNefilim.Soymásfuertequeellosy tengomás práctica cuando se trata de manipular cerebros. Te hechizaré. Si nosmiran, verán un tío vestido con pantalones de cuero negro que lleva un collar conpinchosyaunarubiaplatinoenfundadaenuncorséybotasmilitares.
Deprontomesentíunpocomareada.Unhechizo.¿Eraasícomofuncionabanlostrucosmentales?¿Porencantamiento?
Jevmelevantólabarbillaymemiróalosojos.—¿Confíasenmí?Confiaronodabaigual,porquelaverdadesquenomequedabamásremedio.La
alternativa era enfrentarme a los hombres deHank a solas, y podía adivinar cómoacabaríaeso.
Asentíconlacabeza.—Bien.Siguecaminando.SeguíaJevyentramosenunaantiguafábricaqueahorafuncionabacomoelclub
nocturnoBloodyMary’s.Jevpagólaentrada.Tardéunosminutosenadaptarmealosfocosde luzestroboscópicablancaynegra.Habíanderribado lasparedes interiores
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creandounespacioabierto,repletodecuerposquegiraban.Laventilacióneraescasaydeinmediatomegolpeóunolorasudormezcladoconperfume,humodetabacoyvómito. La clientela eramás de quince añosmayor que yo, y yo era la única quellevabapantalonesdepanaycoleta,perolostrucosmentalesdeJevdebíandeestarfuncionandoporqueenmediodelmardecadenas,cuero,pinchosymediasde red,nadieparpadeóalverme.
Nosabrimospasohastaelcentrodelamultitud,dondepodíamosocultarnossinperderdevistalaspuertas.
—ElplanAesquedarseaquíyesperaraquese larguen—gritóJev,alzandolavoz—.Finalmentetendránqueabandonarlabúsquedayregresaránalalmacén.
—¿YelplanB?—Sinossiguenhastaaquí,saldremosporlapuertatrasera.—¿Cómosabesquehayuna?—Yaheestadoaquí.Nomegusta,peroesmilugarfavoritocuandosetratadelos
demiclase.Noqueríapensarenquéclaseeraésa.Enesemomento,enloúnicoquequería
pensareraenllegaracasaviva.Miréentorno.—Dijiste que podías usar trucos mentales con todos, pero ¿por qué tengo la
sensacióndequememiranfijamente?—Porquesomoslosúnicosquenobailan.Bailar.HombresymujeresqueparecíanmiembrosdelgrupoKissentrechocaban
lascabezas,seempujabanyse lamían.Un tíocon tirantesdecadenasosteniéndolelostejanosremontóunaescalerapegadaalaparedysearrojósobrelamultitud.«Talparacual»,pensé.
—¿Meconcedesestebaile?—dijoJev,sonriendo.—¿Nodeberíamosbuscarlamaneradesalirdeaquí?¿Idearotrosplanes,porsi
acaso?Jev me cogió la mano derecha y me atrajo hacia sí en un baile lento que no
encajabaconelritmoenloquecidodelamúsica.Comosimeleyeraelpensamiento,dijo:
—Prontodejarándemirarnos.Estándemasiadoocupadosencompetirporhacerlos movimientos más extremados de la noche. Intenta relajarte. A veces el mejorataqueesunabuenadefensa.
Elcorazónmelatíaapresuradamente,ynodebidoalaproximidaddeloshombresdeHank.BailarasíconJevacababaconmicapacidaddecontrolarmissentimientos.Sus brazos eran fuertes, y su cuerpo, tibio.No llevaba colonia, pero un fascinantearomaahierbareciéncortadayaguadelluviameenvolviócuandomeestrechóentresus brazos. Y esos ojos: profundos, misteriosos e insondables. Pese a todo, sólo
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queríaestarcercadeély…aflojarme.—Mejorasí—memurmuróaloído.Antes de que pudiera reaccionar, me hizo girar. Nunca había bailado así, y la
destrezadeJevmesorprendió.Habríaimaginadoqueeraunexpertoenstreetdance,pero no en esto. Sumanera de bailar me recordaba otro lugar y otro tiempo. Eraconfiadayelegante,ágilysexy.
—¿Acasocreesquenodesconfiarándeuntíoquellevaropadecuerohorteraysabebailarcomotú?—meburlécuandovolvióahacermegirarentresusbrazos.
—Sigue así y te pondré pantalones de cuero a ti. —No sonrió, pero parecíadivertido.Mealegrédeque aunode losdos la situación le resultara remotamentedivertida.
—¿Cómofuncionanloshechizos?¿Igualqueelglamur?—Esmáscomplicadoqueeso,peroelresultadofinaleselmismo.—¿Puedesenseñarmeahacerlo?—Siteenseñaratodoloquesé,tendríamosquepasarbastantetiempojuntos,ya
solas.Comonosabíasiestabainsinuandoalgo,dije:—Estoyconvencidadequelograríamosmantenerunarelación…profesional.—Si tú lodices…—contestóenelmismotonofirmeque impedíaadivinarsus
intenciones.Su mano apoyada en mi espalda me presionaba contra él y me descubrí más
nerviosadeloquehabíacreído.Mepreguntésianteriormentenuestrovínculohabríasido también tan electrizante. Estar a su lado, ¿siempre me había producido lasensacióndejugarconfuego?¿Cálidayardiente,intensaypeligrosa?
Para evitar que nuestra conversación siguiera adentrándose en un terrenopantanoso, apoyé la cabeza contra su pecho, pese a saber que suponía un peligro.Todoenélerapeligroso;cadavezquemetocabasentíaquetodomicuerpovibraba,unasensaciónextrañayfascinante.Mipartesensataqueríaanalizarmisemociones,loquesólosuponíacomplicarmireacciónfrenteaJev.Perounapartemássensualeinmediataestabahartadelalógica,depreguntarseporesehuecoeneltiempoyasí,sinmás,dejédepensar.
Piezaporpieza,dejéqueJevderribaramisdefensas.Giréymebalanceéentresusbrazos y le seguí el ritmo. Estaba acalorada, el humo me mareaba y la situaciónempezóaparecermeirreal,peroesosólohizoquefueramásfácilconvencermeamímisma de que, si más adelante la culpa o el arrepentimiento me invadían, podríafingir que nunca había ocurrido. Mientras permanecía aquí, atrapada en el club,atrapadaporlamiradadeJev,élhacíaquesucumbirfuerademasiadofácil.
—¿Quépiensas?—preguntó,ysuslabiosmerozaronlaoreja.Cerré los ojos un instante, inmersa en la sensación. «En lo cálida, en lo
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increíblementevivayvibranteytemerariaquemesientoatulado».—Um—musitó,ysuslabiosesbozaronunasonrisasexyyperspicaz.—¿Um? —Desvié la mirada, nerviosa, y automáticamente eché mano de la
irritaciónparadisimularmiinquietud—.¿Quésignifica«um»?¿Nopuedesusarmásde cinco palabras? Esos gruñidos y esas interjecciones hacen que parezcas…primitivo.
LasonrisadeJevsevolviómásamplia.—Primitivo.—Eresimposible.—YoJev,túNora.—Déjaloya.—Peroapesardequenoeramiintención,casisonreí.—Puestoqueestamosenplanprimitivo,tediréquehuelesbien—comentó.Me
estrechóaúnmásy fuiconscientedesuestatura,desu respiración,delardordesupielenlamía.Sentíunadescargaeléctricaenelcuerocabelludoymeestremecídeplacer.
—Se llama ducharse… —empecé a decir, pero después me interrumpí,desconcertadaporunasensacióndefamiliaridadindebida—.Jabón,champúyaguacaliente—añadí,casicomounaideadeúltimomomento.
—Desnuda.Sécómosehace—dijoJev,ysumiradasevolvióinescrutable.Ignorabacómoproseguir,asíqueoptéporborrarelinstanteconunarisaligera.—¿Estásflirteandoconmigo,Jev?—¿Acasoteloparece?—Noteconozcolosuficienteparasaberlo.—Procuréhablarentononeutral.—Entoncestendremosquecambiareso.Todavíadudabadesusintencionesycarraspeé.Dospodíanjugaraestejuego.—¿Considerasqueescapar juntosde losmalosde lapelículaesunamanerade
conocernosmejor?—No.Peroesto,sí.Me inclinóhaciaatrásyvolvióaalzarme lentamentehastaapretarmecontraél.
Entre sus brazos, mis articulaciones se aflojaron y mis defensas se derritieron altiempoque seguíael ritmosensualde suspasos.Susmúsculos se tensabanbajo laropa,abrazándome,guiándomeeimpidiendoquemealejara.
Semedoblaban las rodillas, peronode cansancio.Mi respiración se aceleró ysabíaquepisabaunterrenoresbaladizo.EstartancercadeJev,supielysuspiernasrozandolasmías,amboscruzandomiradasenlaoscuridad…todoerapurasensacióny calidez embriagadora. Invadida por una extraña mezcla de nerviosismo yexcitación,meaparté,perosólounpoco.
—Mifiguranoeslaindicadaparaesto—bromeé,indicandoconlabarbillaaunamujervoluptuosaqueagitabarítmicamentelascaderas—.Sincurvas.
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Jevmemiróalosojos.—¿Meestáspidiendounaopinión?—Mebusquéesarespuesta—dije,ymeruboricé.Élbajólacabezaysualientomeentibiólapiel.Merozólafrenteconloslabios,
una presión suave. Cerré los ojos y procuré reprimir el deseo absurdo de que suslabiosbuscaranlosmíos.
«Jev… —quise decir, pero no pude pronunciar su nombre—. Jev, Jev, Jev»,pensé,alritmodemipulsoacelerado.Repetísunombreensilenciosasúplicahastamarearme.
Los milímetros de separación entre nuestros labios resultaban provocadores ytentadores.Estabatancercademí,ymicuerpotanensintoníaconelsuyo,quemeasustéymemaravillé.Aguardé,apoyadacontrasupecho,jadeandoyexpectante.
De pronto se puso tenso. El hechizo se rompió, la distancia que nos separabaaumentóydiunpasoatrás.
—Tenemoscompañía—dijoJev.Tratédeapartarmeporcompleto,peroJevnomesoltóymeobligóafingirque
seguíamosbailando.—No te pongas nerviosa —murmuró, y me rozó la frente con la mejilla—.
Recuerdaquesitemiranveráncabellosrubiosybotasmilitares.NoveránalaNoraauténtica.
—¿No habrán sospechado que manipularías sus mentes? —Intenté echar unvistazoalapuerta,perovarioshombresmásaltosmeloimpidieron.NosabíasiloshombresdeHankavanzabanopermanecíanjuntoalaspuertas,observando.
—Nomevieronelrostroconclaridad,perosíquesaltéde la terceraplantadelalmacén, así que sabrán que no soy humano. Buscarán a un tío y una chica, peropodríansercualquieradelasparejaspresentes.
—¿Quéestánhaciendo?—pregunté;lamultitudaúnmeimpedíaverlos.—Echandounvistazoentorno.Bailaconmigoynomireslaspuertas.Soncuatro.
Seestánmoviendo.—Jevsoltóunapalabrota—.Dosvienenhaciaaquí.Creoquenoshan descubierto. LaManoNegra los ha entrenado bien. No conozco ningúnNefilcapazdenodejarseengañarporunhechizoduranteelprimerañotrasjurarlealtad,peropuedequealgunoslologren.Dirígetealoslavabosysalporlapuertasituadaenel otro extremo de la sala. No te apresures y no mires atrás. Si alguien trata dedetenerte, pasa de ellos y sigue caminando.Los despistaré para ganar tiempo.Nosencontraremosenelcallejónencincominutos.
Jevseencaminóenunadirecciónyyoenlaopuesta…conelcorazónenlaboca.Meabrípasoacodazosentrelamultitud;elcalordeloscuerposylaadrenalinaqueme circulaba por las venasme humedecían la piel. Tomé por un pasillo hacia loslavabosque,a juzgarporelpestazorancioylanubedemoscas,eracualquiercosa
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menoshigiénico.Habíauna largacolay tuvequeesquivarlosa todosmurmurando«Perdón».
Tal como Jev prometió, había una puerta al final del pasillo. La abrí y meencontré en el exterior. Sin perder tiempo, corrí hacia los contenedores de basuraporqueconsideréqueseríamejorescondermehastaqueJevvinieraabuscarme.Trasrecorrerunosmetros,lapuertaseabrióamisespaldas.
—¡Allí!—gritóunavoz—.¡Estáescapando!Volví la vista hacia atrás sólo un segundo para confirmar que eran Nefilim,
despuésechéacorrer.Ignorabaadóndemedirigía,peroJevtendríaquebuscarmeenotrolugar.AtravesélacalleycorríhaciadondehabíamosdejadoelTahoe.TeníalaesperanzadequecuandoJevdescubrieraquenoestabaenelcallejón,seleocurriríabuscarmeenelcoche.
LosNefilimerandemasiadorápidos.Inclusocorriendoatodavelocidad,notéqueseaproximaban.Comprendíconpánicocadavezmayorqueparaellostodoresultabadiezvecesmásfácil.Cuandoestabanapuntodeatraparme,mevolví.
LosdosNefilimralentizaronelpaso,desconfiandodemisintenciones.Jadeando,miréaunoydespuésalotro.Podíaseguircorriendoyprolongarloinevitable;podíaluchar;podíachillarcomounalocaconlaesperanzadequeJevmeoyera,perotodaslasopcioneserancomoagarrarseaunclavoardiendo.
—¿Esella?—preguntóeldemenorestatura;hablabaconunacentoqueparecíabritánicoymeobservó.
—Esella—confirmóelmásalto,unestadounidense—.Estáusandounhechizo.Céntrateenundetalleydespuésenotro,talcomonosenseñólaManoNegra.Ensucabello,porejemplo.
ElNefilmásbajomeescudriñócontantaatenciónquemepreguntésisumiradametraspasaría,llegandohastalosladrillosdeledificioamisespaldas.
—Vaya,vaya—dijotrasunmomento—.Esrojo,¿no?Teprefierorubia.Con rapidez inhumana se acercaron y me cogieron de los codos con tanta
violenciaquemeencogídedolor.—¿Quéestabashaciendoenelalmacén?—preguntóelNefilmásalto—.¿Cómo
lodescubriste?—Yo…—empecéabalbucear,peroestabademasiadoaterradaparainventaruna
mentira plausible. Nome creerían si decía que había ido a dar con su ventana enmediodelanocheporpuracasualidad.
—¿Tecomieronlalengualosratones?—dijoelmásbajo,haciéndomecosquillasbajoelmentón.
Meapartéconviolencia.—Tenemos que llevarla al almacén—añadió elmás alto—.LaManoNegra o
Blakelyquerráninterrogarla.
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—Noregresaránhastamañana.—Serámejorquelainterroguemosahoramismo.—¿Ysiseniegaahablar?Elmásbajoserelamióysumiradaadquirióunbrilloaterrador.—Nosaseguraremosdequehable.—Lesdirátodoalosdemás—dijoelmásalto,frunciendoelentrecejo.—Cuandohayamosacabado,borraremossumemoria.Ellanosabráquépasó.—Aúnno somosbastante fuertes. Incluso si logramosborrar lamitad, no sería
suficiente.—Podríamosintentarloconunhechizodiabólico—sugirióelotroconundestello
inquietanteensusojos.—Loshechizosdiabólicossonunmito.LaManoNegralodejóclaro.—¿Ah,sí?Si losángelesdelcielo tienenpoderes,es lógicoque losdiablosdel
infiernotambiénlostengan.Túdicesmito,yodigooroenpotencia.Imaginaloquepodríamoshacersilogramoshacernosconeso.
—Inclusosielhechizodiabólicoexiste,nosabríamospordóndeempezar.ElNefilmásbajosacudiólacabeza,irritado.—Túsiempretandivertido.Vale.Haremosquenuestrasversionescoincidan,será
nuestrapalabracontralasuya—dijo,yenumerósuversióndelosacontecimientosdelanocheconlosdedos.
—La perseguimos desde el almacén, la descubrimos ocultándose en el club ymientras la arrastrábamos de vuelta al almacén, se asustó y lo escupió todo. Daráigualloquedigaella.YasemetióenelalmacénylomásprobableesquelaManoNegrasupongaquevuelveamentir.
Elotronoparecíamuyconvencido,perotampocodiscutió.—Vendrás conmigo—gruñó el más bajo, y me obligó a entrar en el estrecho
pasadizoentrelosedificios.Sólosedetuvoparadecirleasuamigo:»Quédate aquí y asegúrate de que nadie nos moleste. Si logramos sacarle
información,quizásobtengamosprivilegiosextra.Talvezinclusosubamosderango.Me quedé helada ante la idea de ser interrogada por un Nefil, pero había
comprendidorápidamentequelaposibilidaddelucharcontraamboseranula.Talvezpodríasacarventaja.Miúnicaesperanza—yhastayosabíaqueeramuyescasa—eracambiarlasreglasdeljuegoamifavorenfrentándomeunoauno.DejéqueelNefilmásbajomearrastraradentrodelpasadizo,conlaesperanzadequeelriesgovalieralapena.
—Cometesungranerror—ledije,tratandodehablarentonoamenazador—.Hevenidoconunosamigosquemeestánbuscandoahoramismo.
Élseremangóynotéquellevabavariosanillosenpuntaenlosdedos,ydeprontoyanomesentítanvaliente.
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—Hace seis meses que llegué a Estados Unidos, me levanto de madrugada,entrenotodoeldíaalmandodeuntiranoydenochemeencierranenelcuartel.Trasseis meses de estar en esa cárcel, pagarla con alguien será estupendo —dijo,lamiéndoseloslabios—.Disfrutaréconello,cielo.
—Eso me tocaba decirlo a mí —repliqué, y le pegué un rodillazo entre laspiernas.
Habíavistoavariostíosquesufrieronelmismogolpeenelinstitutoduranteunpartido de fútbol o en clase de educación física y sabía que la lesión no loinmovilizaría por completo, pero no sospeché que se lanzaría sobremí tras apenassoltarungemido.
Seabalanzóhaciadelante.Amispieshabíaunatablaconvariosclavosoxidadosylacogí.Seríaunarmaútil.
ElNefilesquivóelgolpeyseencogiódehombros.—Adelante,intentagolpearme.Nomedolerá.Cogílatablacomosifueraunbate.—Quizánosufrasunalesiónpermanente,perocréeme:tedolerá.Selanzóhacialaderecha,peroesoeraloqueyoesperaba.Cuandobrincóhaciala
izquierda,logolpeécontodasmisfuerzas.OíunsonidohorrendoyelNefilsoltóungrito.
—Lo lamentarás.—Me lanzó una patada antes de que yo lograra registrar elmovimiento,ylatablasalióvolando.Meaplastócontraelsueloymeinmovilizólosbrazosporencimademicabeza.
—¡Suéltame!—chillé,retorciéndomebajosucuerpo.—Claro,cielo.Sólodimequéhacíasenelpisofranco.—¡Suéltame…ahora…mismo!—Yalahasoído—dijounavozconocida.—¿Yahoraquépasa?—exclamóelNefilconexpresión impacienteyvolvió la
cabezaparaverquienosabainterrumpir.—Unaordenbastantesencilla—repusoJevconunasonrisaleveperoletal.—Ahoramismoestoyunpocoocupado,compañero—ladróelNefil,sindejarde
mirarme—.Asíquesinoteimporta…—Resulta que sí me importa. —Jev cogió al Nefil de los hombros, lo arrojó
contra el muro del edificio y aplastó la mano contra su garganta, impidiendo querespirara.
»Discúlpate.—Jevmeindicóconunbrevemovimientodecabeza.ElNefil tratódedesprendersedelamanodeJevysucaraseenrojeció;abríay
cerrabalabocacomounpez.—Dile que lo lamentas profundamente, o me aseguraré de que no dirás otra
palabraduranteunbuenrato.—Jevsosteníaunanavajaenlaotramanoycomprendí
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quesedisponíaacortarlelalenguaalNefil,perolaverdadesquenosentíapenaporél.
»Bien,¿tedisculpasono?LamiradafuriosadelNefiloscilabaentreJevyyo.«Losiento».Oísuvozcoléricaenmicabeza.—NoganarásunOscar,peroessuficiente—ledijoJevconunasonrisa irónica
—.Aquenofuetandifícil,¿verdad?ElNefilsezafó,tomóaireysemasajeólagarganta.—¿Teconozco?Séqueeresunángel:perciboelpoderqueemanadeticomoun
hedor,locualmehacepensarquedebesdehabersidountipomuyimportanteantesdecaer,inclusoquizásunarcángel,peroloquequierosaberessinoshemoscruzadoconanterioridad.—Parecíaunapreguntacontruco,paraayudarlealNefilarastrearaJevenelfuturo,peroJevnosedejóengañar.
—Todavíano.Lapresentaciónserábreve—respondió,ylepegóunpuñetazoenelestómago.ElNefilaún tenía labocaabiertaenunaOcuandose ledoblaron lasrodillasysedesplomó.
Jevsevolvióhaciamí.EsperabaquemepreguntaraporquénomehabíaquedadoenelcallejóncomohabíamosacordadoycómohabíaacabadoencompañíadelNefil,perosólomequitóunpocodesuciedaddelamejillaymeabrochólosdosbotonessuperioresdelablusa.
—¿Estásbien?—preguntóenvozbaja.Asentí,perotuvequetragarmelaslágrimas.—Larguémonosdeaquí—dijo.Porunavez,noprotesté.
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Capítulo
MientrasJevconducía,apoyélacabezacontralaventanillaensilencio.Tomóporcaminos laterales y carreteras secundarias, pero yo tenía una idea aproximada dedónde estábamos. Tras un par de curvas, supe exactamente el lugar: más allá seelevaba la imponente entrada del parque de atracciones Delphic. Jev aparcó en elparkingvacío.Cuatrohorasantessóloconmuchasuertehubieseencontradounlugartancercadelaspuertas.
—¿Quéhacemosaquí?—pregunté,enderezándome.Jevapagóelmotoryalzóunacejaoscura.—Dijistequequeríashablar.—Sí,peroestelugarestá…—«Vacío»,pensé.—¿Aúnnosabessipuedesconfiarenmí?—dijo,conunasonrisadura—.¿Ypor
quéaquí,enDelphic?Llámamesentimental.Sisuponíaqueyodebíacomprenderaquéserefería,nofueasí.Loseguíhasta
las puertas y él saltó por encima con agilidad. Luego entreabrió una para dejarmepasar.
—¿Podemos ir a la cárcel por esto?—inquirí, sabiendo que era una preguntaestúpidapuestoquesinosdescubrían,allíiríamosaparar.PerocomoparecíaqueJevsabíaloqueestabahaciendo, loseguí.Porencimadelasfarolas,unamontañarusadominabaelparqueyderepentesemeapareciólaimagendemímismacayendodelasvías.Traguésalivayreprimílaimagen,adjudicándoselaamimiedoalasalturas.
Mesentíamás inquietaconcadaminutoquepasaba.SóloporqueJevmehabíasalvado la vida un par de veces, no significaba que estar a solas con él fuera unabuenaidea.Supusequemedejéarrastrarhastaelparqueenbuscaderespuestas.Jevmeprometióquehablaríamosynopuderesistirmealatentación.
Por fin, Jevavanzómás lentamente,abandonó lapasarelaysedetuvoanteunadesvencijadacasetademantenimiento,sobrelaqueselevantabalamontañarusaaunlado y una noria gigante al otro. La caseta pequeña y gris era el último sitio quellamaríalaatención.
—¿Quéhayenlacaseta?—pregunté.—Mihogar.«¿Su hogar?»O bien teníamucho sentido del humor o acababa de redefinir el
conceptodelavidasencilla.
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—Espléndido—dije.—Sacrifiquéelestiloporlaseguridad—dijo,conunasonrisaastuta.Eché un vistazo a la pintura cuarteada, al toldo inclinado y a la endeble
construcción.—¿Laseguridad?Podríaderribarlapuertadeunpuntapié.—Seguridadfrentealosarcángeles.Aloír esapalabra sentíunapunzadademiedo.Recordémiúltimaalucinación.
«Ayúdameaencontrarelcollardeunarcángel»,habíadichoHank.Lacoincidenciameponíanerviosa.¿Acasosabíamásacercadelosarcángelesdeloqueactualmentelograbarecordar?
Jevmetiólallaveenlacerradura,abriólapuertaylasostuvoparadejarmepasar.—¿Cuándome dirás algo sobre los arcángeles?—La pregunta parecía simple,
pero los nervios me afectaban el estómago. ¿Cuántos diferentes tipos de ángeleshabía?
—Demomento,loúnicoquehasdesaberesquenoestándetuparte.—¿Peroalomejormásadelante,sí?—Soyunoptimista—dijoJev.Crucé el umbral y sospeché que la caseta albergaba un secreto, porque me
sorprenderíaqueunaráfagadevientonoderrumbaralasparedes.Elsuelodemaderacrujía bajomispies y el aire estabaviciado.La caseta erapequeña, deunos cincometrospordos.Nohabíaventanasy, cuandoJevcerró lapuerta,nosenvolvióunaoscuridadtotal.
—¿Vivesaquí?—pregunté,sóloparaasegurarme.—Estoesmásbienunaespeciedeantecámara.Antesdequepudierapreguntarlequéqueríadecir,oíqueatravesabalacasetayel
zumbidoapagadodeunapuertaqueseabría.Cuandoélvolvióahablar,suvozsurgíacercadelsuelo.
—Damelamano.Avancéatravésdelaoscuridadhastaquemecogiódelamano.Alparecer,estaba
másabajoqueyo,depieenunhueco.Mecogiódelacinturaymebajó…hastaunespaciosituadodebajodelacaseta.Permanecimosfrenteafrenteenlaoscuridadyoísurespiraciónlentayfirme.Lamíaeramásirregular.«¿Adóndemelleva?»
—¿Quéesestelugar?—susurré.—Bajoelparquehayunlaberintodetúneles,unoencimadelotro.Haceaños,los
ángelescaídosnosemezclabanconloshumanos.Seapartaronyvivíanaquífuera,enlacosta;sóloacudíanalasciudadesyaldeasduranteelChesvan,conelfindeposeerloscuerposdesusvasallosNefilim.Unasvacacionesdedossemanas,yesasciudadesyaldeaseransuscentrosturísticos.Hacíanloquelesveníaengana.Cogíanloquelesapetecía.Sellenabanlosbolsillosconeldinerodesusvasallos.
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»Estos acantilados junto almar eran lejanos,pero los ángeles caídos edificaronsus ciudades bajo tierra, por precaución. Sabían que, con el tiempo, las cosascambiarían.Ycambiaron.Loshumanosseextendieron.Lafronteraentreelterritoriode los humanos y el de los ángeles caídos se volvió borrosa. Los ángeles caídosconstruyeronelDelphicencimadesuciudadparaocultarla.Cuandoinauguraronelparquedeatracciones,aprovecharonlosingresosparamantenerse.
Hablabaentonotanmesurado,tanfirmequenosupequémehacíasentirloqueacababadedecirme.Ynosupequécontestar.Eracomoescucharunsombríocuentodehadasporlanoche,antesdedormirme.Elmomentoparecíaunsueñodesdibujado,ysinembargomuyreal.
Sabía que Jevmedecía la verdad, y no porque su historia de ángeles caídos yNefilimencajaraconladeScott,sinoporquecadaunadesuspalabrasmeinquietabayfragmentosdemimemoriaquecreíaperdidosparasiemprevolvíanasurgir.
—Enciertaoportunidad,estuveapuntodetraerteaquí—dijoJev—,peroelNefilencuyopisofrancoentrasteseentrometió.
NoteníaporquésincerarmeconJev,perodecidíarriesgarme.—SéqueHankMillareselNefildelqueestáshablando.Éleselmotivoporel
cualfuialpisofrancoestanoche.Queríaaveriguarquéocultabaensuinterior.Scottme dijo que si reuníamos la suficiente cantidad de trapos sucios sobre él,averiguaríamosquéplaneaypodríamosidearelmododederrotarlo.
AlgoparecidoalalástimaseasomóalamiradadeJev.—HanknoesunNefilcomún,Nora.—Losé.Scottmedijoqueestámontandounejército,quequierederrocara los
ángelescaídosparaquenopuedanseguirposeyendoloscuerposdelosNefilim.Séqueespoderosoyqueestámuybienrelacionado.Loquenocomprendoeselpapelquetújuegasenesteasunto.¿Porquéestabasenelpisofrancoestanoche?
Duranteunosminutos,Jevguardósilencio.—Hank y yo concertamos negocios. Suelo visitarlo. —Estaba siendo poco
explícitoadredeyyoignorabasi,inclusotrasmifranqueza,senegabaasersinceroconmigoositratabadeprotegerme.Jevsoltóunsuspiroprolongado.
—Tenemosquehablar.Me cogió del codo yme condujo a más profundidad en la oscuridad absoluta
reinantedebajodelacaseta.Avanzamoscuestaabajo,alolargodesinuosospasillosycurvas.PorfinJevsedetuvo,abrióunapuertayrecogióalgodelsuelo.
Encendióunacerillaylaacercóaunavela.—Bienvenidaamicasa.Comparadaconlaoscuridadtotal,laluzdelavelaerasorprendentementeintensa.
Nosencontrábamosantelaentradadeunvestíbulodegranitonegroquedabaaunainmensahabitación,tambiéndegranitonegro.Elsueloestabacubiertodealfombras
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desedaentonosazulmarino,grisynegro.Losmuebleseranescasos,perolaspiezasseleccionadasporJeveranelegantesymodernas,delíneaspurasymuyartísticas.
—Guau—exclamé.—No traigo a casi nadie aquí. No quiero compartirlo con todo el mundo, me
agradalaintimidadylareclusión.«Puesdisponedeambas»,pensé,echandounvistazoentornoalestudioparecido
aunacaverna. Iluminadospor la luzde lavela, lossuelosy lasparedesdegranitoresplandecíancomoincrustadosdediamantes.
Mientrasyoseguíaexaminandotodolentamente,Jevencendiómásvelas.—Lacocinaestáalaizquierda—dijo—,eldormitorioenlapartedeatrás.Lelancéunamiradacoquetaporencimadelhombro.—¿Estásflirteandoconmigo,Jev?Élmeobservóconsusojososcuros.—Empiezoapreguntarmesiintentasdistraermeparaimpedirqueprosigamoscon
la conversación anterior.—Recorrí el único objeto antiguo de la habitación con eldedo: un espejo de cuerpo entero que parecía haber formado parte de un castillofrancés.Mamáhabríaestadomuyimpresionada.
Jevsedejócaerenunsofádecuerodeestiloartdécoyextendiólosbrazossobreelrespaldo.
—Enestahabitación,yonosoyladistracción.—¿Oh?Yentonces,¿quées?Noté que me devoraba con la mirada mientras yo recorría la habitación; me
examinabadepiesacabezasinparpadearyunardormerecorrió.Unbesohubieraresultadomenosíntimo.
Reprimí el acaloramiento causado por sumirada,me detuve para observar unadeslumbrante pintura al óleo. Los colores eran muy intensos, la técnica eraimpresionante.
—LacaídadeFaetón—meinformóJev—.Helios,eldiosgriegodelsol,tuvounhijo,Faetón,conunamortal.Todoslosdías,Heliossolíaconduciruncarroatravésdelcielo.Faetónengañóasupadreparaqueledejaraconducirelcarro,peseaqueFaetón no tenía ni la fuerza ni la destreza suficiente para conducir a los caballos.Comoeradeesperar,loscaballossedesbocaronycayeronsobrelaTierra,quemandotodoasupaso.—Aguardóhastaquelomiré—.Eresconscientedelefectoquetienessobremí,¿no?
—Meestástomandoelpelo.—Es verdad que disfruto tomándote el pelo, pero hay cosas acerca de las que
jamásbromeo—dijo,ysumiradasevolviógrave.Atrapadaporesamirada,aceptéloqueacababadedecirmecontantaclaridad.Él
eraunángel caído.Elpoderque irradiabaeradiferentedelquenoté juntoaScott.
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Más poderoso y más intenso. Incluso ahora, el aire chisporroteaba. Sentía supresenciaysusmovimientosentodaslasmoléculasdelcuerpo.
—Sé que eres un ángel caído—dije—. Sé que obligas a losNefilim a jurartelealtad. Posees sus cuerpos y, en esta guerra actual, no estás del mismo lado queScott.Conrazóntecaemal.
—Empiezasarecordar.—Nolosuficiente.Sieresunángelcaído,¿porquétienesnegociosconHank,un
Nefil?¿Acasonosesuponequesoisenemigosacérrimos?—preguntéenuntonomásdurodelqueeramiintención;nosabíaquésentirrespectodequeJevfueseunángelcaído.Unodelosmalos.Paraevitarqueesarevelaciónmeenloqueciera,merecordéamímisma que antaño ya lo había averiguado todo. Si entonces pude soportarlo,ahoratambiénpodría.
Unavezmás,ensurostroaparecióunaexpresióndelástima.—EncuantoaHank…—dijo,yserestrególacaraconlasmanos.—¿Quépasaconél?—Lomiréfijamente,procurandoadivinarquéeraloquele
resultaba tandifícildecir.Su rostroexpresabaunacompasión tanprofundaquemepreparéparalopeor.
Jev se puso de pie, se acercó a la pared y se apoyó contra ella. Se habíaremangadolacamisaymanteníalacabezagacha.
—Quiero saberlo todo —le dije—. Empezando por ti. Quiero recordar quéocurrió entre nosotros. ¿Cómo nos conocimos? ¿Qué significamos el uno para elotro?YdespuésquieroquemelodigastodosobreHank,aunquetepreocupequenomegusteloquedigas.Ayúdamearecordar.Nopuedoseguirasí.Nopuedoavanzarhastanosaberquéhedejadoatrás.Hanknomedamiedo—añadí.
—Yotengomiedodeloqueescapaz.Notienelímites.Nuncadejadepresionarylopeordetodoesquenopuedesconfiarenél.Conrespectoanada.—Jevtitubeó—.Tediré laverdad.Te lodiré todo,perosóloporqueHankme traicionó.Sesuponíaquetúyanoformabaspartedeesto.Hicetodoloquepudeporevitarlo.Hankmediosupalabradequesemantendríaalejadodeti,asíqueimagínatemisorpresacuandoantes, esta misma noche, me dijiste que intenta seducir a tu madre. Si vuelve ainterferirentuvidasedebeaqueestátramandoalgo.Yesosignificaquetúcorrespeligro. Volvemos a estar como al comienzo, y decirte la verdad ya no suponeponerteenpeligro.
El corazónmemartilleaba, el temorme taladraba los huesos. Hank. Tal comohabíasospechado,todoestabarelacionadoconél.
—Ayúdamearecordar,Jev.—¿Es lo que quieres? —preguntó, examinándome para confirmar que estaba
completamentesegura.—Sí—dije,conmáscorajedelquesentía.
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Jevsesentóenelbordedelsofá,sequitólacamisay,peseamidesconcierto,elinstintomedijoquetuvierapaciencia.Apoyóloscodosenlasrodillasydejócaerlacabezaentresushombrosdesnudos.Todoslosmúsculosylostendonesdesucuerpoestabanentensióny,duranteuninstante,parecíaelFaetóndelcuadro.Meacerquéunpaso,luegodos.Laluzoscilantedelasvelasiluminabasucuerpo.
Ahogué un grito. Dos heridas le atravesaban la inmaculada piel de la espalda,rojasyencarneviva,ysemehizounnudoenelestómago.Eldolorquedebíasentirerainconcebible.Nopodíaimaginarquélehabíaprovocadoesasespantosasheridas.
—Tócalas—dijoJev,lanzándomeunamiradanerviosa—.Concéntrateenloquedeseassaber.
—Yo…nocomprendo.—Lanochequemealejédel7-Elevenenel coche,medesgarraste la camisay
tocastelascicatricesdemisalas.Visteunodemisrecuerdos.Parpadeé. ¿Así que aquello no fue una alucinación? Hank, Jev, la chica
enjaulada…¿formabanpartedelosrecuerdosdeJev?Cualquierdudaquepudieraalbergarsedesvaneció.Cicatricesdesusalas.Claro.
Porqueeraunángelcaído.Yaunqueignorabaelmotivo,cuandotocabasuscicatricesveíacosasqueningúnotropodíasaber,exceptoJev.Porfinteníaloquequería:unaventanaalpasado,yeltemoramenazóconsuperarme.
—Debo advertirte que, si penetras en un recuerdo que te incluye, las cosas secomplicarán—dijo—.Puedequeveas a undoble de timisma.Puedeque tú ymirecuerdodetiaparezcanalmismotiempoy,enesecaso,teveríasobligadaaobservarloquesucedecomountranseúnteinvisible.Otraposibilidadesquetetrasladesatupropia versión del recuerdo, y eso significa que quizás experimentes mi recuerdodesdetupropiopuntodevista.Siesoocurre,noverásdoble.Seráslaúnicaversiónde timismaenel recuerdo.Mehandichoqueamboscasospuedenocurrir,peroelprimeroesmáscomún.
—Tengomiedo.—Lasmanosmetemblaban.—Tedarécincominutos.Sinohasregresado,quitarétumanodelascicatrices.
Esointerrumpirálaconexión.Memordíellabio.«Éstaestuoportunidad—medije—.Nohuyas,noahoraque
has logrado llegarhastaaquí.Laverdadesaterradora,peronosabernadaesatroz.Tú,másquenadie,locomprendes».
—Damemediahora—dijeentonofirme.Luego procuré poner la mente en blanco y tranquilizarme. No tenía que
comprenderlotododeinmediato.Sóloteníaquetenerfe.Extendílamanoycerrélosojosarmándomedevalor;mesentíagradecidacuandoJevmecogiódelamanoymeguiohastatocarlelaespalda.
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Miprimerasensaciónfueestarclavadacontraalgo.No,clavadadentrodealgo,encerradaenunataúd,atrapadaenuna red. Indefensaydominadaporotrocuerpo.Uncuerpoqueparecíaelmío:lasmismasmanos,elmismopelo,idénticohastaenelmásmínimodetalle, peroun cuerpoqueyonopodía controlar.Un extraño cuerpofantasmalqueactuabaencontrademivoluntad,quemearrastraba.
Losegundoquepenséfue«Patch».Patchmeestababesando.Mebesabadeunmodoaúnmásaterradorqueelcuerpo
fantasmalyquesucontrolinquebrantablesobremí.LabocadePatchentodaspartes.Lalluvia,tibiaydulce.Untruenolejano.Ysucuerpo,ocupandotodoelespacio,tanpróximoalmío,irradiandocalor.
«Patch».Atónitaytemblorosa,meaferréalrecuerdo.Supliquéquemesoltaran.
Soltéungritoahogado,comosihubieraestadoapuntodeasfixiarmebajoelaguayabrílosojos.
—¿Qué ocurre? —preguntó Jev, y me rodeó los hombros al tiempo que meapoyabaenél.
Volvíamos a estar en su estudio de granito y las mismas velas iluminaban lasparedes, y la familiaridad del lugar me llenó de alivio. Sentía terror de quedarmeatrapadaallíabajo,deestarprisioneraenuncuerpoquenocontrolaba.
—Yoaparecíaenturecuerdo—dije—.Peronohabíaundoble.Estabaatrapadaenelinteriordemicuerpo,peronopodíacontrolarlonimoverlo.Era…aterrador.
—¿Qué viste?—preguntó, tan tenso como si su cuerpo fuera de piedra y unempujónpudieraromperloenmilpedazos.
—Estábamosaquíencima,enlacaseta.CuandopronunciétunombrenodijeJev,dijePatch,ytúmeestabas…besando.—Mesentíademasiadoespantadacomopararuborizarme.
Jevmequitóelcabellodelafrenteymeacariciólamejilla.—Nopasanada—murmuró—.EnaquelentoncesmeconocíascomoPatch.Ése
era el nombrequeusaba cuandonos conocimos.Dejédeusarlo cuando teperdí y,desdeentoncesoptéporllamarmeJev.
Mesentíacomounaestúpidaporllorar,peronopodíaevitarlo.JeveraPatch.Mi
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antiguo novio. De repente todo cobraba sentido. Con razón nadie reconocía sunombre:locambiótrasmidesaparición.
—Yotedevolvíaelbeso—dije,llorando—.Enelrecuerdo.Surostroserelajó.—¿Tanespantosofue?Mepreguntésialgunavezlograríadecirleelefectodelbeso.Eratanplacentero
quemeexpulsóautomáticamentedesurecuerdo.Paranocontestarle,repuse:—Antesmedijistequeenciertaocasión intentaste traermeaquía tucasa,pero
queHank lo impidió.Creoque ése fue el recuerdoquevi, peronovi aHank.Nollegué hasta ahí e interrumpí la conexión.No soportaba estar dentro demi cuerpopero sin poder controlarlo. No estaba preparada para sentir cuán real sería lasensación.
—Lachicaque controlaba tu cuerpo eras tú—me recordó—.Tú en el pasado.Antesdeperderlamemoria.
Mepusedepieycaminédeunladoaotro.—Hedevolver.—Nora…—HedeenfrentarmeaHank.Ynopodréhacerloantesdeenfrentarmeaélallí
dentro—dije,señalandolascicatricesdeJevconeldedo.«Yenfrentarteatimisma—pensé—.Hasdeenfrentartealapartedetimismaqueconocelaverdad.Lapartequedejasteatrás».
Jevmelanzóunamiradainquisidora.—¿Quieresquetesaque?—No.Estavezllegaréhastaelfondo.
EncuantoregreséalinteriordelrecuerdodeJevfuecomosialguienledieraauninterruptoryuninstantedespuésrevivílaescenaretrospectivaatravésdelosojosdela chica que había sido antes de queme borraran lamemoria. Su cuerpo tomó elcontroldelmíoytambiénsuspensamientos.Respiréprofundamenteparasuperarelpánicoymeabríaella,amímisma.
Fuera, la lluvia golpeaba contra el techo metálico de la caseta. Nos habíaempapadotantoaPatchcomoamíyéllamióunagotadelluviademilabio.Locogíde la cinturilla de los tejanos y lo atraje hacia mí. Nuestras bocas se fundieron,haciéndonosolvidarelairefrío.
—Tequiero—dijo, besándome el cuello afectuosamente—.No recuerdo habersentidojamástantafelicidad.
Cuando me disponía a contestarle, una voz masculina e inexplicablementefamiliarsurgiódelrincónmásoscurodelacaseta.
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—¡Muyconmovedor!Cogedalángel.Ungrupodejóvenesdegranestatura,Nefilimsinlugaradudas,emergieronde
lassombras,rodearonaPatchylesujetaronlosbrazosdetrásdelaespalda.AntesdeentenderloqueocurríaoílavozmentaldePatchconlamismaclaridad
quesimehubierahabladoaloído.«Cuandoyoempiecealuchar,echaacorrer.Cogeel Jeep. No vayas a casa. Quédate en el Jeep y no te detengas hasta que yo teencuentre».
Elhombrequepermanecíaenlaparteposteriordelacasetadandoórdenesdiounpaso adelante, iluminado por la fantasmagórica luz del parque de atracciones quepenetrabaa travésde lasnumerosas rendijasde lacaseta.Parecíademasiado jovenparasuedadreal,teníaojosazulesyunasonrisacruel.
—SeñorMillar—musité.¿Cómopodíaestaraquí?Despuésdetodoporloquehabíapasadoesanoche,un
atentadocasifatalcontramividayeldescubrimientodelasórdidaverdadacercademigenealogía,sóloparaestarconPatch.¿Yahoraesto?Noparecíareal.
—Permitequemepresentecorrectamente—dijo—.SoylaManoNegra.ConocíamuybienaHarrison, tupadre.Mealegrodequenoestépresenteparavercomoterebajas con uno de la camada del diablo.—Hank sacudió la cabeza—.No eres lachica en la que creí que te convertirías, Nora. Confraternizando con el enemigo,burlándotedetugenealogía.Peropuedoperdonártelo.
Hizounapausaelocuente.—Dime,Nora.¿FuistetúquienmatóaChaunceyLangeais,miqueridoamigoy
socio?Semehelólasangre.Medebatíaentreel impulsodementirylaconvicciónde
queseríainútil.ÉlsabíaqueyohabíamatadoaChauncey.Fruncióelceñoymemiróconfrialdad.
«¡Ahora!—gritóPatch,interrumpiendomispensamientos—.¡Corre!»Echéacorrerhacialapuertadelacaseta,pero,trasunpardepasos,unNefilme
cogió de un brazo y con igual rapidez me aprisionó el otro detrás de la espalda.Intentézafarmeydesesperadamentetratédealcanzarlapuerta.
AmisespaldasoílospasosdeHankMillar.—EstoselodeboaChauncey.Yanosentíafríoacausadelalluvia;hilillosdesudorsedeslizabanpordebajode
micamisa.—Compartíamos un proyecto y pensábamos llevarlo hasta el final—continuó
Hank—. ¿Quiénhubiera sospechadoqueprecisamente tú serías quien casi lo haríafracasar?
Semeocurrieronunmontónderespuestasmaliciosas,peronoosabaprovocaraHank. La única ventaja de la que disponía era el tiempo, y debía aprovecharla. El
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NefilmehizogirarenelprecisoinstanteenqueHankcogíaunpuñallargoydelgadodelacinturilladelpantalón.
«Tócamelaespalda».LavozdePatchseabriópasoa travésdelpánicoqueme invadíay lomiréde
soslayo.«Entra enmi recuerdo.Toca el sitio en el quemis alas seunen ami espalda».
Patchmeinstóaquelohicieraasintiendoconlacabeza.«Deldichoalhechohaymuchotrecho»,pensé,aunquesabíaquenopodíaoírme.
NosseparabanunpardemetrosylosNefilimnosmanteníanprisionerosaambos.—Suéltame—ledijealNefilquemecogíadelosbrazos—.Losdossabemosque
noiréaningunaparte.Nopuedocorrermásrápidoquetodosvosotros.El Nefil miró a Hank y éste le indicó que me soltara con la cabeza. Después
suspiró,parecíacasiaburrido.—Lolamento,Nora,peroestonopuedequedarimpune.Chaunceyhubiesehecho
lomismopormí.Me froté los antebrazos, doloridos por la violencia con que el Nefil me había
atrapado.—¿Impune?¿Yquéhaydelafamilia?Soytuhija,soydetumismasangre.—«Y
nadamás».—Eres una mancha en mi genealogía —exclamó—. Una renegada. Una
humillación.Lelancéunamiradafuribunda,apesardeltemorquemeatenazaba.—¿Estás aquí para vengar a Chauncey o se trata de un intento de guardar las
apariencias? ¿No puedes con la idea de que tu hija salga con un ángel caído y teabochorneantetodotupequeñoejércitoNefilim?¿Meacercoalarespuesta?—Yyo,quenoqueríaprovocarlo.
Hankfruncióligeramenteelentrecejo.«¿Podráspenetrarenmirecuerdoantesdequeél terompaelpescuezo?»,siseó
Patchmentalmente.No lo miré, temía perder mi decisión si lo hacía. Ambos sabíamos que
introducirmeensusrecuerdosnoserviríaparaescapardeahí,selimitaríaatrasladarmimenteasupasado.YsupusequeesoeraloquePatchdeseaba:queyoestuvieraenotro lugar cuando Hank me matara. Patch sabía que esto era el final y queríaahorrarme el dolor de estar consciente durante mi propia ejecución. La ridículaimagendeunavestruzconlacabezametidaenlaarenapasópormicabeza.
Siibaamorirdentrodeunosinstantes,noseríaantesdepronunciarlaspalabrasqueesperabaquepersiguieranaHankdurantetodalaeternidad.
—SupongoqueelegiraMarciecomohijatuyafueunabuenaidea—dije—.Esmona,popular,saleconloschicosadecuadosyesdemasiadoestúpidaparacuestionar
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lo que haces. Pero sé que losmuertos pueden regresar.Antes, esta noche, vi amipadre…alverdadero.
Hankfruncióelceñoaúnmás.—Siélpuedevisitarme,nadaimpidequeyovisiteaMarcie…oatumujer.Ylas
cosasnosedetendránahí.Séquevuelvesasalirconmimadreaescondidas.Ledirélaverdadsobreti,vivaomuerta.¿Cuántascitascreesqueobtendrásantesdequeledigaquetúmemataste?
Eso fue todo loquepudedecir antesdequePatch lepegaraun rodillazoen latripaalNefilque locogíadelbrazoderecho.ÉstesedesplomóyPatch lepegóunpuñetazo en la nariz al Nefil que lo cogía del brazo izquierdo. Se oyó un crujidohorrendoydespuésunaullidoahogado.
CorríhaciaPatchymelancésobreél.—Dateprisa—dijo,poniendomimanopordebajodesucamisa.La pasé a ciegas por su espalda, con la esperanza de entrar en contacto con el
punto en que sus alas se unían a su piel. Las alas estaban hechas de unamateriaespiritualynopodíaverlasnitocarlas,peroeralógicoqueocuparanbuenapartedesuespalda.
Alguien—Hank o uno de losNefilim—me agarró de los hombros, pero sóloresbaléunpoco;Patchmeabrazabaymepresionabacontrasupecho.Sintiempoqueperder,volvíatocarlapiellisayelásticadesuespalda.«¿Dóndeestabansusalas?»
Patchmebesólafrenteymurmuróalgoininteligible.Nohubotiempoparanadamás.Unaluzblancaycegadoraestallóenmimente.Uninstantedespuésflotabaenununiversooscuromoteadodelucecitasdecolores.Sabíaquedebíaacercarmeaunadeellas—cadaunaeraunrecuerdoalmacenado—,peroparecíanmuylejanas.
OílosgritosdeHankycomprendíquenohabíacruzadodeltodo.Puedequemimanoestuvieracercade labasede lasalasdePatch,perono lobastantecerca.NolograbareprimirlasatrocesimágenesdetodaslasmanerashorrendasydolorosasenlasqueHankpodíaponerfinamividaymeabrípasoatravésdelaoscuridad,conladecisióndeveraPatchensusrecuerdosunaúltimavez,antesdequetodoacabara.
Las lágrimas me nublaban la vista. «El fin». No quería que éste fuese aquelmomento,queseacercarasigilosamenteysinavisar.Había tantascosasquequeríadecirleaPatch…¿Sabíalomuchoquesignificabaparamí?Loquecompartíamos…apenashabíaempezado.Ahoranosepodíairtodoatomarviento.
EvoquéunaimagendelrostrodePatch.Laimagenqueelegíeraladelaprimeravezquenosencontramos.Elcabellolargoserizabaentornoasusorejasysumiradaparecía percibir todos los secretos y anhelos de mi alma. Recuerdo su expresiónsorprendidacuandoentréenBo’sArcade,interrumpísupartidadebillaryexigíqueme ayudara a acabar nuestros deberes de biología. Recuerdo su sonrisa lobunadesafiándomeaseguirleeljuegocuandosedisponíaabesarmeaquellaprimeravez
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enlacocinademicasa…Patchtambiéngritaba.Noantemíensusrecuerdossinomuchomásabajo,enla
caseta.Trespalabrassedestacaronporencimadelasdemás,distorsionadascomosihubieranrecorridounagrandistancia.
«Trato.Acuerdomutuo».Procuréoírmás.¿QuéestabadiciendoPatch?Derepentetemíque,fueraloque
fuese,nomeibaagustar.«¡No!—grité;teníaquedeteneraPatch.Intentéregresaralacaseta,peroestaba
flotandoenelvacío—.¡Patch!¿Quéleestásdiciendo?»Sentí un curioso tirón en el cuerpo, como si algo me hubiera agarrado de la
columna vertebral. Los gritos se desvanecieron y caí hacia una luz cegadora en elinteriordelrecuerdodePatch.
Unavezmás.
Alcancéelinteriordelsegundorecuerdoenuninstante.VolvíaaestarenlahúmedayfríacasetaconHank,susNefilimyJev,ysólose
me ocurrió que este segundo recuerdo estaba empezando precisamente dondeacababaelotro.Sentícomosialguienvolvieraadarlealmismointerruptor,peroestavez no estaba encerrada en una versión del pasado demímisma.Mis ideas ymisactospertenecíanamiyoactual.Ahoraeraunadoble,una transeúnte invisiblequeobservabalaversióndeJevdeestemomento,talcomoéllorecordaba.
Sosteníaunaversiónaletargadademicuerpoen susbrazos, aexcepcióndemimanoapoyadaen suespalda.Tenía losojos enblancoymepregunté si recordaríaambosrecuerdoscuandomerecuperaradeltodo.
—Ah, sí.He oído hablar de ese truco—dijoHank—.Supongo que es verdad.Ahoraellaestádentrodeturecuerdo,¿ysólograciasatocartelasalas?
AlcontemplaraHankmesentíindefensa.¿Acababadedecirqueéleramipadre?Sí. Sentí el impulsode pegarle puñetazos en el pechohasta que lo negara, pero laverdadardía comouna llamaenmipecho.Podía aborrecerlo cuantoquisiera, peroesonocambiabaelhechodequesuinmundasangrecirculabapormisvenas.PuedequeHarrisonGreymediera todoelamordeunpadre,peroHankMillarmehabíadadolavida.
—Te propongo un trato —dijo Jev en tono brusco—. Algo que tú desees, acambiodelavidadeella.
—¿Qué podrías tener tú que yo pudiese desear?—dijo Hank. Una sonrisa leagitabaloslabios.
—EstásmontandounejércitoNefilimconlaesperanzadederrocaralosángelescaídosenelmesdeChesvan.Notesorprendas.Nosoyelúnicoángelquesabequétramas. Hay grupos de ángeles caídos forjando alianzas y harán que sus vasallos
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Nefilimlamentenhaberpensadoquepodíanliberarse.NoseráunChesvanagradableparaningúnNefilmarcadoporlafidelidadalaManoNegra.Yesosóloeslapuntadel iceberg con respecto a lo que les espera.Nunca lograrás tus propósitos sin unaliado.
Haciendoungesto,Hankindicóasushombresqueselargaran.—Dejadmeasolasconelángel.Llevadfueraalachica.—Debesestardebromasicreesqueestoydispuestoaperderladevista.Divertido,Hankcediósoltandounbufido.—Muybien.Consérvalamientraspuedas.EncuantolosNefilimsemarcharon,Hankdijo:—Continúa.—DejaviviraNorayserétuespía.Hankarqueósuscejasrubias.—Vaya, vaya.Lo que sientes por ella esmás profundo de lo que creía—dijo,
contemplandomicuerpoinconsciente—.Diríaqueellanolomerece.Pordesgracia,lo que tú y tus ángeles custodios amigos opinan demis planesme es indiferente.Sientouninterésmuchomayorporlosángelescaídos,porloqueestánpensando,porlasmedidasquepiensantomarparacontrarrestarmisintenciones.Yanoeresunodeellos,asíque¿cómopiensasenterartedesusplanes?
—Esoesasuntomío.Hanklojuzgóconlamirada.—Deacuerdo—dijoporfin—.Sientocuriosidad.Nosoyyoquien lleva lasde
perder—añadió,encogiéndosedehombros—.¿Supongoquequerrásquepresteunjuramento?
—Desdeluego—contestóJevfríamente.Hankvolvióasacarelpuñalysehizouncorteenlapalmadelamanoizquierda.—Juro que dejaré a la chica con vida. Si rompo mi juramento, que muera y
regresealpolvodelquefuicreado.Jevcogióelpuñal,tambiénsehizouncorte,cerróelpuñoydejócaerunasgotas
deunlíquidosimilaralasangre.—Juroque teproporcionaré toda la informaciónposiblesobre losplanesde los
ángelescaídos.Sirompomijuramento,meencadenaréenelinfiernopersonalmente.Ambosseestrecharonlasmanos,mezclandosusangre.Cuandolassepararon,las
heridashabíancicatrizado.—Mantente en contacto—dijoHanken tono irónico, y sequitó el polvode la
camisa,comosiestarenlacasetalohubieraensuciado.Sellevóelmóvilalaorejay,alverqueJevloobservaba,añadió—:Comprueboquemicocheestádispuesto.—Perocuandohabló, suspalabras adquirieronun tonodedureza—.Queacudanmishombres,todos.Quieroquesellevenalachica.
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Jevsequedóinmóvil,yaltiempoqueseoyeronpasosrápidosacercándosealacaseta,dijo:
—¿Quésignificaesto?—Juré que la dejaría con vida—contestóHank—. Pero yo decidiré cuándo la
soltaré,yesotambiéndependedeti.TelaentregarécuandomehayasproporcionadolasuficienteinformaciónparagarantizarquelograréderrocaralosángelescaídosenChesvan.ConsideraaNoracomounapólizadeseguros.
Jevechóunvistazoalapuertadelacaseta,peroHankañadió:—Ni lo pienses. Te superamos en un número de veinte a uno. A ambos nos
disgustaríaqueNora resultara innecesariamenteheridaen lapelea.Noseas tontoyentrégamela.
Jevlocogiódelamangayloatrajohaciasí.—Sitelallevas,meencargarédequetucadáveraboneelsueloquepisamos—le
dijoeneltonomáscargadodeodioqueyojamáshabíaoído.LaexpresióndeHanknoeradetemorsinodesuficiencia.—¿Micadáver?¿Mehallegadoelturnodereír?HankabriólapuertadelacasetaysusNefilimentraronentromba.
Al igual que enun sueño, los recuerdosde Jev se interrumpieron casi antesdehaberempezado.Hubouninstantededesorientaciónydespuésvolvíaverelestudiodegranito.La luzde las velas iluminaba su siluetay las llamas revelaron el brilloseverodesusojos.Unauténticoángeloscuro.
—Vale—susurré,aúnpresadelvértigo—.Vale…deacuerdo.Jevsonrió,perosuexpresióneradubitativa.—¿Esoestodo:vale,deacuerdo?Mevolvíhaciaél.Yanopodíacontemplarlodelmismomodoylaslágrimasse
derramabanpormismejillassindarmecuentadequehabíaempezadoallorar.—HicisteuntratoconHank.Mesalvastelavida.¿Porquéharíasesopormí?—Ángel—murmuróJev,seacercóymecogiólacaraconlasmanos—.Creoque
nosabesdeloquesoycapaz,contaldeconservarteamilado.Semehizounnudoenlagarganta,nosabíaquédecir.AhoraresultabaqueHank
Millar, el hombre que durante años había permanecido silenciosamente entre lassombras,mehabíadadolavidasóloparatratardeponerlefin,yJeveraelmotivoporel que seguía con vida. Hank Millar, que había estado en mi casa en numerosasocasiones,comosileperteneciera.Quehabíasonreídoybesadoamimadre,quemehabíadirigidopalabrascariñosasyfamiliares…
—Élme raptó—dije, reconstruyendo lo sucedido. Antes lo había sospechado,pero los recuerdosde Jev llenaron loshuecoscon todaclaridad—.Juróquenomemataría, pero me mantuvo como rehén para asegurarse de que espiaras para él.
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Durantetresmeses.¡Engañóatodoelmundodurantetresmeses!Sóloparaobtenerinformación acerca de los ángeles caídos. Dejó que mamá creyera que yo habíamuerto.
Claroquesí.Habíademostradoquenoteníareparosenensuciarselasmanos.EraunNefilpoderosocapazderealizartodaclasedetrucosmentalesy,trasabandonarmeenelcementerio,losutilizóparaimpedirquerecuperaralamemoria,porqueafindecuentasnopodíasoltarmeydejarqueyodifundierasusdiabólicosactos.
—Loodio.Nohaypalabrasparaexpresarlairaquesiento.Quieroquepague,loquieromuerto—dijeconmuchafirmeza.
—Lamarca que tienes en lamuñeca no es de nacimiento—dijo Jev—.La hevistoantes,endosoportunidades.LallevabaChaunceyLangeais,miantiguovasalloNefil.HankMillartambiénlalleva,Nora.Lamarcaindicaqueamboscompartíslamismasangre,comounindicioexternodeunmarcadorgenéticoounasecuenciadeADN.Hankestupadrebiológico.
—Losé—dijeentonoamargo.Entrelazósusdedosconlosmíosymebesólosnudillos.Lapresióndesuslabios
eracomounacorrienteeléctricabajolapiel.—¿Lorecuerdas?—Me oí a mí misma decirlo cuando estaba en tu recuerdo, pero ya debo de
haberlosabido,porquenomesorprendí;meenfadé.Norecuerdocuándolosupeporprimeravez.
Presionélamarcaquemeatravesabalacarainteriordelamuñeca.—Perolonoto.Hayunadesconexiónentremicabezaymicorazón,peropercibo
laverdad.Dicenquecuandoalguiensequedaciego,suoídosevuelvemásagudo.Heperdidounapartedemimemoria,peroalomejormiintuiciónesmayor.
Nos quedamos pensando en eso en silencio. Lo que Jev ignoraba es que miverdaderoparentesconoeralaúnicainformaciónsobrelacualmiintuiciónemitíaunjuicio.
—NoquierohablardeHank.Noahora.Quierohablardealgodiferentequehevisto.Omásbien,dealgoquehedescubierto.
Élmemiró,concuriosidadycautelaalavez.—Descubrí que o bien estaba locamente enamorada de ti o estaba haciendo la
mejorinterpretacióndemivida.Sumiradapermanecióneutral,peromeparecióverundestellodeesperanza.—¿Quéteparecelomásprobable?«Sólohayunmododeaveriguarlo».—Primero, necesito saber qué ocurrió entre tú yMarcie. Éste es uno de esos
momentosdondeloquemásteconvieneesdecirmelaverdad—leadvertí—.Marciedijoquefuistesuaventuradeverano.Scottmedijoqueelladesempeñóunpapelen
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nuestraseparación.Loúnicoquefaltaestuversión.Jevserestrególabarbilla.—¿Acasoparezcounaaventuradeverano?Intenté imaginarme a Jev jugando con un Frisbee en la playa o untándose con
protector solar. Traté de imaginarlo comprándole un helado a Marcie en el paseomarítimoy escuchandopacientemente su interminable cháchara, pero las imágenessólomeprovocaronunasonrisa.
—Deacuerdo—dije—.Ahoraescúpelo.—Marcieeraunamisión.Aúnnomehabíaconvertidoenun renegado, todavía
tenía mis alas, lo cual me convertía en un ángel custodio a las órdenes de losarcángeles,yellosqueríanque lavigilara.Es lahijadeHank, loquees igualaunpeligro por asociación. La mantuve fuera de peligro, pero no fue una experienciaagradable.Hehechotodoloposibleporolvidarlo.
—¿Asíquenopasónada?—Estuve a punto de dispararle un par de veces, pero eso fue todo —dijo,
sonriendo.—Unaoportunidadperdida.Jevseencogiódehombros.—Siemprehayunasegundavez.¿AúnquiereshablardeMarcie?Lesostuvelamiradayneguéconlacabeza.—Notengoganasdehablar—confeséenvozbaja.Mepusedepieyloobliguéaimitarme,untantomareadaporlaaudaciadeloque
me proponía hacer. Los sentimientos se arremolinaban enmi interior y sólo logréidentificardosdeellos:lacuriosidadyeldeseo.
Jevpermanecióinmóvil.—Ángel—dijoen tonoáspero,yme rozó lamejillaconelpulgar,peroyome
retiréunpoco.—No te apresures. Si aún albergo un recuerdo de ti, no puedo forzarlo.—Era
mediaverdad.Laotramitadmelaguardé.Nohabíadejadodefantasearensecretosobre estemomento desde que lo conocí.Desde entonces, había creado cientos devariantesenmicabeza,peromisfantasíasnuncamehabíanhechosentirloqueahora.Mesentíairresistiblementeatraída.
Sucediera lo que sucediera, no quería olvidar cómo era estar con Jev. Queríagrabarsutacto,susabor,inclusosuaromatanprofundamentedentrodemíquenadie,nadie,pudieraquitármelosjamás.
Deslicé lasmanosporsu torso,memorizandocadamúsculo.Aspiré lasmismasfragancias de aquella primera noche en el Tahoe: cuero, especias, hierbabuena.Recorrísurostroconlosdedosexplorandosusfaccionesmarcadas,casiitalianas.Jevnosemovió,ymantuvolosojoscerradosmientrasyolotocaba.
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—Ángel—repitióenelmismotonotenso.—Todavíano.Deslicé los dedos entre sus cabellos,memoricé hasta el último detalle: el tono
bronceadodesupiel,suaspectoseguro,suspestañaslargasyseductoras.Sucuerponoeradelíneaspurasysimétricasyporellomeresultabaaúnmásinteresante.
«Bastaderodeos»,medijefinalmente.Meinclinéhaciaélycerrélosojos.Suslabiosseabrieronbajolosmíosyuntemblorrecorriósucuerpoférreamente
controlado. Me rodeó con los brazos y me apretó contra su pecho. Sus besosaumentarondeintensidadymesentídesconcertada.
Tenía las piernas temblorosas y pesadas. Me apoyé contra Jev y ambos nosdeslizamos a lo largo de la pared hasta que quedé a horcajadas en su regazo.Unallamaseencendióenmisentrañasysucalorloconsumiótodo.Unmundoocultoseabrió entre ambos, tan aterrador como familiar. Sabía que era real, que ya habíabesado así antes, que había besado así a Patch. No recordaba llamarlo por otronombre que no fuera Jev, pero de algún modo parecía… el idóneo. El recuerdodeliciosamenteardienteamenazócondevorarme.
Fuilaprimeraenapartarme,ymelamíellabioinferior.—¿Quétal?—dijoPatchenvozbaja.—Laprácticahacealmaestro—contesté,inclinandolacabezahaciaél.
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Capítulo
Abrílosojosylahabitacióncobróforma.Laslucesestabanapagadas,yelaire,fresco. Una tela suave y deliciosa me acariciaba la piel. El recuerdo de la nocheanteriorregresócomountorbellino:Patchyyonoshabíamosdadoellote…Teníaunrecuerdoborrosodehabermurmuradoqueestabademasiadocansadaparaconducirhastamicasa.
HabíadormidoenlacasadePatch.Meincorporé.—¡Mamámematará!—solté,sindirigirmeanadieenparticular.Porunaparte,
tendríaquehaberasistidoaclase,porlaotra,eltoquedequedahabíapasadohacíahorasynolahabíallamadoparadarleexplicaciones.
Patch estaba sentado en una silla en un rincón, con la barbilla apoyada en unpuño.
—Yame he ocupado de eso. Llamé a Vee y prometió decirle a tu madre queestabas en su casa viendo la versión de cinco horas de duración de Orgullo yprejuicio,queperdieronlanocióndeltiempo,quetútequedastedormidayque,envez de despertarte, la madre de Vee no tuvo inconveniente en que te quedaras adormir.
—¿LlamasteaVee?¿Yellaestuvodeacuerdo,sinhacerpreguntas?—EsonoseparecíaaVeeenabsoluto,sobre todoa lanuevaVeeque ledeseaba lamuertea larazamasculinaengeneral.
—Puedequehayasidounpocomáscomplicadoquetodoeso.Sutonoenigmáticohizoquealgohicieraclicenmicerebro.—¿Lehicisteuntrucomental?—Entrepedirpermisoypedirperdón,optoporlosegundo.—Es mi mejor amiga. ¡No puedes hacerle trucos mentales! —Aunque seguía
enfadadaconVeepormentirmesobrePatch,elladebiódehacerloporalgúnmotivo.Yaunquemeparecíamalyteníalaintencióndeaveriguarpronto,muypronto,quéseocultaba detrás de todo eso, ella me importabamucho. Patch había traspasado unlímite.
—Estabasexhausta.Yteníasunaspectomuyapacibledurmiendoenmicama.—Esosedebeaquetucamaestáhechizada—contesté,entonomenosirritadode
lo que era mi intención—. Podría dormir una eternidad. ¿Sábanas de satén? —aventuré.
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—Deseda.Sábanasdesedanegra.Quiénsabecuántohabíancostado.Peronocabíadudade
queposeíanunacualidadhipnóticaquemeresultabamuyinquietante.—JuraquenuncavolverásahacerletrucosmentalesaVee.—Tratohecho—contestó,ahoraquesehabíasalidoconlasuyaysupongoque
esoequivalíaapedirperdón.—SospechoquenopodrásexplicarmeporquétantoVeecomomimadrenohan
dejadodeafirmarquedesconocen tuexistencia,¿verdad?Dehecho, lasúnicasdospersonasqueconfesaronqueterecuerdansonMarcieyScott.
—Vee salía con Rixon. Cuando Hank te secuestró, yo borré sus recuerdos deRixon.Él la utilizó y la hizo sufrirmucho.Hizo sufrirmucho a todos.A la larga,resultaba más sencillo si yo hacía lo imposible para que todos lo olvidaran. Laalternativaeradejarquetusamigosytufamiliaalbergaranesperanzasdequefueraarrestado,algoquenuncaocurriría.CuandoquiseborrarlamemoriadeVee,ellasedefendióyaúnsigueenfadada.Ignoraelmotivo,peroestámuyarraigado.Borrarlamemoriadealguiennoes fácil.Escomoextraer todos los trocitosdechocolatedeuna galleta. El resultado nunca es perfecto; quedan trozos, ideas inexplicables queparecenconvincentesyfamiliares.Veenorecuerdaloquelehice,perocreequenopuedeconfiarenmí.NorecuerdaaRixon,perosabequeallífuerahayuntipoquelahizosufrirmucho.
ElloexplicabaqueVeesospecharadelostíosytambiénmiinstantáneaaversiónporHank.Quizáborraronnuestrosrecuerdos,peroquedaronalgunasmigajas.
—A lo mejor deberías darle una oportunidad —sugirió Patch—. Ella te harecuperado.Lasinceridadesbuena,perotambiénloeslalealtad.
—Enotraspalabras,quelaperdone.—Túdecides.—Patchseencogiódehombros.Veemehabíamentidomirándomea la cara y sin parpadear.No era unpecado
cualquiera, pero yo sabía cómo se sentía. Habían manipulado sus recuerdos y lasensacióneradesagradable:lapalabra«vulnerable»apenasladescribía.Veetratódeprotegerme. ¿Acaso yo había actuado de unmodomuy diferente?No le dije nadasobre los ángeles caídos o losNefilim, y había utilizado lamisma excusa.O bienaplicabaunaleyparaVeeyotraparamí,oaceptabaelconsejodePatchyolvidabaelasunto.
—¿Ymamá?¿Tambiénresponderásporella?—Ellacreequetuvealgoquevercontusecuestro.Mejorquesospechedemíque
deHank—dijo,concierta indiferencia—.SiHankcreyeraqueellasabe laverdad,haríaalgopararemediarlo.
El tono de Patch no era enfático, pero yo estaba convencida de queHank eracapazdehacerledañoamimadreparalograrsupropósito.Unarazónmásparano
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decirlenada…demomento.Menegaba a sentir lamásmínima simpatía porHank, a humanizarlo, perome
pregunté qué clasedehombre era cuando se había enamoradodemamá. ¿Siemprehabía sido un malvado? Quizás al principio nos tenía afecto a ambas… y con eltiempo todo sumundo giró en torno a sumisiónNefilim, y eso había prevalecidosobretodolodemás.
Degolpepusepuntofinalamiselucubraciones.AhoraHankeraunmalvado,yesoeraloqueimportaba.Mehabíasecuestradoyyomeaseguraríadequepagaraporello.
—Te refieres a que la detención nunca se produciría porque Rixon está en elinfierno—dije—.«Literalmenteenelinfierno,alparecer».
Patch lo confirmó asintiendo con la cabeza, pero su mirada se ensombreció.Supusequeledisgustabahablardelinfierno,aligualquecualquierángelcaído.
—Enturecuerdo,viqueaceptasteespiaralosángelescaídosparaHank.Patchasintió.—Qué planeaban, y cuándo. Me reunía cada semana con Hank para pasarle
información.—¿Ysilosángelescaídosdescubrenqueestásvendiendosecretosasusespaldas?—Esperoquenolohagan.Suactituddespreocupadanosirvióparatranquilizarme.—¿Quécreesqueteharían?—Heestadoenpeoressituacionesymelashearreglado—respondió,sonriendo
—.Hapasadomuchotiempo,peroaúnnotienesfeenmí.—Déjatedebromas,porfavor.Élseinclinó,mebesólamano,hablóentonosincero.—Mearrojaríanal infierno.Se suponequequienes se encargandeello son los
arcángeles,perolascosasnosiempresucedenasí.—Explícate—insistí.Patchserepantigóconciertaarroganciaperezosa.—Laleyprohíbequeloshumanossematenlosunosalosotros,perotodoslos
díasmuerenasesinadosmuchoshombres.Mimundonoesmuydiferente.Paracadaley,hayalguiendispuestoaquebrantarla.Nofingiréseruninocente.HacetresmesesencadenéaRixonenelinfierno,aunquenoteníaautoridadparahacerlo,exceptomipropiosentidodelajusticia.
—¿EncadenasteaRixonenelinfierno?Patchmelanzóunamiradacuriosa.—Teníaquepagar.Tratódematarte.—Scott me habló de Rixon, pero ignoraba quién lo había encadenado en el
infiernonicómolohabíanhecho.Lediréqueesatiaquienhadeagradecérselo.
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—Lagratituddeesemestizonome interesa.Peropuedodecirtecómosehace:cuando los arcángeles expulsan a un ángel caído del cielo y le arrancan las alas,conservanunapluma,queescuidadosamentearchivadayconservada.Sisepresentalaocasiónenlaqueunángelcaídodebeserencadenadoenelinfierno,losarcángelesrecuperan la pluma y la queman.Es un acto simbólico de resultados concretos. Eltérmino«arderenelinfierno»noesunafiguraretórica.
—¿PoseíasunadelasplumasdeRixon?—Antesdequemetraicionara,eralomásparecidoaunhermanoparamí.Sabía
queteníaunaplumaydóndelaguardaba.LosabíatodosobreRixonyporesonomedespedí de él de un modo impersonal.—Aunque sospeché que pretendía simularindiferencia, el rostrodePatch sepuso tenso—.Loarrastré al infiernoyquemé laplumadelantedeél.
Elrelatomepusolospelosdepunta.ApesardequeVeemehabíatraicionadotandescaradamente,mesentíaincapazdehacerlasufrircomoPatchlohabíahechoconRixon.DeprontocomprendíporquéPatchsehabía tomadoel temademanera tanpersonal.
Dejando a un lado la espantosa imagen que Patch había evocado, recordé laplumaquehabíaencontradoenelcementerio.
—Esasplumas,¿andanflotandoporahí?¿Puedestoparteconuna?Patchnegóconlacabeza.—Los arcángeles guardan una pluma. Algunos ángeles caídos, como Rixon,
logranllegaralaTierraconunpardeplumasintactas.Cuandoesoocurre,elángelcaídoseaseguradequesusplumasnoacabenenmanosinconvenientes.—Suslabiosesbozaronunasonrisa—.Ytúcreíasquenoéramossentimentales.
—¿Quésucedeconelrestodelasplumas?—Alcaer,sedeterioranconrapidez.Caerdelcielosuponeuntrayectobastante
accidentado.—¿Ytú?¿Tienesalgunaplumasecretaguardadaenalgúnlugar?—¿Planeasmicaída?—preguntó,arqueandounaceja.Lelancéunasonrisa,pesealagravedaddelasunto.—Unachicahademantenerabiertastodassusopciones.—Lamento desilusionarte: nada de plumas. Llegué a la Tierra completamente
desnudo.—Hum—comentéentononeutral,perolaimagenevocadaporesapalabrahizo
quemeruborizara.Eramejornopensarenlapalabra«desnudo»mientrasestabaenlahabitaciónultrasecretayultrachicdePatch.
—Me gusta verte en mi cama—dijo él—. Casi nunca quito las mantas, casinuncaduermo.Podríaacostumbrarmeaesaimagen.
—¿Meestásofreciendounlugarparaquedarme?
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—Yahedejadounallavederepuestoentubolsillo.Tanteémibolsillo.Enefecto:conteníaalgopequeñoyduro.—Muygenerosodetuparte.—Noesporgenerosidad—dijoél,memiróalosojosysuvozadoptóuntono
áspero—.Teechédemenos,Ángel.Nohapasadoniundíaenquenoteecharademenos.TupresenciameperseguíahastatalpuntoqueempecéacreerqueHankhabíarotosujuramentoytehabíamatado.Veíatufantasmaportodaspartes,nopodíaniqueríaescapardeti.Metorturabas,peroesoeramejorqueperderte.
—¿Porquénomelodijistetodoaquellanocheenelcallejón,conGabe?Estabastanenfadado…—Sacudílacabezaalrecordarcadaunadesusduraspalabras—.Creíquemedetestabas.
—UnavezqueHanktesoltó,teespiéparaasegurarmedequeestabasbien,perojuréquepondríafinamirelacióncontigo,portupropiaseguridad.Toméladecisióny creí que podría mantenerla. Traté de convencerme de que ya no nos quedabaningunaposibilidad,peroaquellanoche,cuandotevienelcallejón,midecisiónsefueatomarviento.Queríaquemerecordaras,talcomoyoterecordabaati,peronopodías.Mehabíaaseguradodeello.
Patchbajólamiradaycontemplósusmanosentrelazadassobrelasrodillas.—Tedebounadisculpa—dijoenvozbaja—.Hankborrótumemoriaparaevitar
que recordaras lo que él te había hecho, pero yo acepté. Le dije que la borrara lobastanteatráseneltiempoparaquetampocomerecordarasamí.
—¿Queaceptastequé?—exclamé.—Queríadevolvertetuvida.AntesdelosángelescaídosydelosNefilim,antes
demí.Creíqueeraelúnicomodoenquepodríassuperarloocurrido.Meparecequenadiepuedenegarquetehecomplicadolavida.Procuréremediarlo,perolascosasnosiempresalieroncomoyoquería.Reflexionéalrespectoylleguéalaconclusióndequelomejorparaturecuperaciónytufuturoeraqueyomemarchara.
—Patch…—EncuantoaHank,meneguéaobservarcómotedestruía.Meneguéavercómo
estropeabacualquieroportunidaddeser felizque tuvierasobligándoteacargarconesos recuerdos. Tienes razón: te secuestró porque creyó que podía utilizarte paracontrolarme.Teraptóafinalesdejunioynotesoltóhastaseptiembre.Durantetodosaquellos días estuviste encerrada y a solas. Hasta los soldados más duros puedenquebrarse cuando los dejan incomunicados, y Hank sabía que ése era mi mayortemor.Peseaqueprestéunjuramento,exigióqueledemostraraqueestabadispuestoaespiarparaél.Durantetodosaquellosmeses,nodejódeamenazarmecontigo.
UndestellomuydurobrillóenlosojosdePatch.—Pagaráporello,ysegúnmiscondiciones—dijoentonoletal,yunescalofrío
merecorriólaespalda.
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»Aquella noche en la caseta —prosiguió—, lo único que me preocupaba eraevitar que te matara allí mismo. Si yo hubiera estado solo en la caseta, habríaluchado. Pensé que no aguantarías una pelea, y no he dejado de lamentarlo. Notolerabaquetehicierandaño,yesomecegó.Subestimétodoloqueyahabíaspasadoyquetehabíahechomásfuerte.Hanklosabía,yyolehiceeljuego.
»Lepropuseuntrato.Ledijequeespiaríaparaélsitedejabaconvida.Élaceptó,ydespuésllamóasusNefilimparaquetesacarandeallí.Luchécuantopude,Ángel.Cuando lograron arrastrarte fuerade la caseta estabanhechospedazos.CuatrodíasdespuésmereuníconHankyledijequepodíaarrancarmelasalassitesoltaba.Eraloúltimoquemequedabayélaceptó,peronoconseguíquelohicieraantesdelfinaldelverano.Durantelostresmesessiguientestebusquéincansablemente,peroHanktambién lohabía tenidoencuentaydedicó todossusesfuerzosamantenerel lugardonde estabas en secreto. Atrapé y torturé a varios de sus hombres, sin embargoningunosabíadóndeestabas.MesorprenderíaqueHank lehubiesedichodónde teescondía amás de un par de hombres encargados de ocuparse de tus necesidadesbásicas.
»UnasemanaantesdequeHanktesoltara,envióaunodesusmensajerosNefilimabuscarmey,conairedesuficiencia,éstemeinformóquedespuésdesoltarte,sujefeteníalaintencióndeborrartumemoria,yqueríasabersiyoteníaalgunaobjeción.LeborrélasonrisadelacarayluegoarrastrésucuerpoensangrentadoyapaleadohastalacasadeHank.
»Cuandoéste salió a trabajar a lamañana siguienteyo lo estaba esperando.Ledijequesinoqueríacorrerlamismasuertequesumensajero,borraratumemoriaporcompleto,paraquenosufrierasescenasretrospectivas.Noqueríaqueguardarasniunrecuerdo de mí y tampoco quería que tuvieras pesadillas de estar encerrada ycompletamentesoladurantedías.Noqueríaquetedespertarasgritandoenmediodela noche sin saber por qué.Quería devolverte la vida, en lamedida de lo posible.Sabíaquelaúnicamaneradeprotegerteeramantenertealmargendetodo.DespuésledijeaHankqueseapartaradetiparasiempre,dejandoclaroquesisecruzabaentucamino,ledaríacazaymutilaríasucuerpohastadejarloirreconocible.Yquedespuésencontraríaelmododematarlo,costaraloquecostase.Penséqueeralobastantelistopararespetareltrato,hastaquemedijistequeestásaliendocontumadre.Elinstintomedicequenoesunahistoriadeamor.Tramaalgoy,sealoquesea,estáutilizandoatumadre,oquizásati,paralograrlo.
—¡Esunavíbora!—exclamé.Elcorazónmepalpitabaaceleradamente.Patchsoltóunacarcajadasombría.—Yoemplearíaunapalabramásdura,peroesatambiénsirve.¿CómopudoHankhacermesemejantecosa?Eraevidentequehabíadecididono
quererme,peroseguíasiendomipadre.¿Acasolasangrenosignificabanadaparaél?
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¿Cómopudotenerlaaudaciademirarmealacaradurantelosúltimosdíasysonreír?Mehabíaarrancadodemimadre,mehabíamantenidoprisioneradurantesemanas…¿y ahora osaba entrar en mi casa y comportarse como si sintiera aprecio por mifamilia?
—Tiene un objetivo final. No sé cuál es, pero no debe de ser inofensivo. ElinstintomedicequequiereponerenprácticasuplanantesdelChesvan—dijoPatch,lanzándomeunamirada—.ElChesvanempiezaenmenosdetressemanas.
—Séloqueestáspensando—dije—.Queteenfrentarásaélasolas,peronomequiteslasatisfaccióndeacabarconél.Melomerezco.
Patchmerodeóelcuelloconelbrazoymebesólafrente.—Niensueños.—Bien,yentonces¿qué?—Hanknos lleva ladelantera,peroplaneo igualar los tantos.Elenemigode tu
enemigoestuamigo,ytengounaviejaamigaquetalveznosresulteútil.—Algoenlamaneraenlaquedijo«amiga»insinuabaquelapersonaencuestióneracualquiercosamenoseso.
—SellamaDabriaymeparecequehallegadolahoradellamarla.Porlovisto,Patchyahabíadecididoloqueharíayyotambién.Saltédelacamay
recogímiszapatosymijersey,queélhabíadejadoencimadeltocador.—Nopuedoquedarmeaquí,deboiracasa.NopuedopermitirqueHankutilicea
mimadresindecirleloqueestápasando.Patchsoltóunsuspirodepreocupación.—Nopuedesdecirlenada.Notecreerá.Élleestáhaciendolomismoqueyole
hiceaVee.Inclusosinoquisieraconfiarenél,nolequedamásremedioquehacerlo.Estábajo su influenciayporahoranopodemoshacernada.Esperaunpoco,hastaquedescubramosquéestáplaneando.
MesentíinvadidaporlacóleraalpensarqueHankcontrolabaymanipulabaamimadre.
—¿Nopuedesirallíyhacerlotrizas?—pregunté—.Semerecealgomuchopeor,peroesoalmenosresolveríatodosnuestrosproblemas.Ymedaríaciertasatisfacción—añadíentonoamargo.
—Tenemosqueacabarconélparasiempre.Nosabemosquiénmás leayudanicuál es el alcance de su plan. Está reuniendo un ejércitoNefilim para atacar a losángelescaídos,perosabe tanbiencomoyoque,unavezempezadoelChesvan,nohay ejército lo bastante poderoso para enfrentarse a un juramento prestado ante elcielo. Aparecerán hordas de ángeles caídos que poseerán a sus hombres. Debe deestartramandoalgodistinto,pero¿dóndeencajastú?—sepreguntóenvozalta.Depronto frunció el entrecejo—. Sea lo que sea que planea, todo depende de unainformaciónquedebeproporcionarleelarcángel.Perosiquierequehable,necesita
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hacerseconelcollardeunarcángel.Era como si sus palabras me golpearan. Había estado tan absorta en todo lo
reveladoanoche,quesemehabíaidodelacabezaporcompletolaalucinacióndelachica enjaulada.Y ahora sabía que era un recuerdo real.No era una chica, era unarcángel.
—Lo siento, Ángel —Patch soltó un suspiro—, me estoy adelantando. Te loexplicaré.
Perolointerrumpí.—Sélodelcollar.Vialarcángelenjauladoenunodetusrecuerdosyestoysegura
dequeintentódecirmequetrataradequeHanknosehicieraconelcollar,peroenaquelmomentocreíqueeraunaalucinación.
Patchmecontemplóensilencio;luegodijo:—Es un arcángel y lo bastante poderoso para introducirse en tus pensamientos
conscientes.Esevidentequetratódeadvertirte.—PorqueHankcreequeyotengotucollar.—Nolotienes.—IntentadecírseloaHank—lepedí.—¿Deesosetrata?¿DequeHankcreequeyotedimicollar?—Creoquesí.Patchfruncióelceño,conmiradacalculadora.—Sitellevoacasa,¿seráscapazdeenfrentarteaHankyconvencerlodequeno
tienes nada que ocultar? Necesito que le hagas creer que nada ha cambiado. Estanochenohaexistido.Nadieteculparásinoestáspreparada,yyomenosquenadie.Peroprimerohedesabersipuedesmanejaresto.
Lecontestésinvacilar.Pormásdifícilquefuera,podíaguardarunsecretocuandomisseresqueridoscorríanpeligro.
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Capítulo
Apreté el acelerador delVolkswagen, con la esperanza de que ningún aburridopoli de tráfico sin nadamejor que hacer que ponerme unamulta se cruzara enmicamino. Me dirigía a casa tras abandonar a Patch de muy mala gana. No queríamarcharme,pero la ideademamáconHank—unamarionetabajo su influencia—erainsoportable.Peseasaberquenoeraasí,medijequemipresencialaprotegería.LaotraopcióneracederanteHank,yantespreferíamorir.
Trasprocurarconvencermedequemequedarahastaquesehicieradedía,Patchme acompañó hacia el Volkswagen. Su dudoso aspecto le había permitidopermanecerintactoenlazonaindustrialdurantevariashorassinquenadielorobara.Yopensabaque,comomínimo,lehabríanarrancadoelreproductordeCD.
Cuando lleguéa lagranja,subí lospeldañosdelporcheyentrésinhacer ruido.Cuandoencendílaluzdelacocinareprimíungrito.
HankMillarestabaapoyadocontralaencimeraconunvasodeaguaenlamano.—Hola,Nora.Deinmediatodisimulémitemoryfruncíelceño,intentandoparecerenfadada.—¿Quéestáshaciendoaquí?—Tumadre tuvoque ira laoficina.Hugo la llamóenelúltimomomentopara
resolverunaemergencia—contestó,indicandolapuertaprincipalconungesto.—Sonlascincodelamañana.—YaconocesaHugo.«No. Pero te conozco a ti», quise decir.Durante un segundo pensé que quizás
Hanklehabíahechountrucomentalamamáparapoderarrinconarmeasolas,pero¿cómohabríasabidoaquéhorallegaría?Sinembargo,nodescartélaidea.
—Consideréque locorrectoera levantarmeyocuparmedemiscosas—dijo—.No estaría bien de mi parte si me quedara en cama mientras tu madre trabaja,¿verdad?
Nosemolestóenocultarquehabíadormidoaquí.Queyosupiera,eralaprimeravez.Unacosaeramanipularlamentedemimadre,perodormirensucama…
—CreíquetequedaríasadormirencasadetuamigaVee.¿Tanprontoacabólafiesta?—preguntó—.¿Oquizádeberíadecirtantarde?
Sentíunacólerainmensaytuvequemordermelalengua.—Decidídormirenmipropiacama.—«¿Comprendeslaindirecta?»—Deacuerdo—dijo,conunasonrisacondescendiente.
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—¿Nomecrees?—pregunté,desafiante.—Amínomedebesningunaexplicación,Nora.Séqueexistenescasosmotivos
porlosqueunajovensesentiríaobligadaamentiracercadedóndehadormido.—Soltóunarisita,peroerafría—.Dime,¿quiéneselafortunado?
Arqueóunacejaybebióuntragodeagua.Elcorazónmelatíaaprisa,perohiceungranesfuerzoporfingirtranquilidad.Él
estabadandopalosdeciego.EraimposiblequesupieraquehabíaestadoconPatch.La única manera que tenía de saber lo que había hecho anoche es que yo se lopermitiera.
Lelancéunamiradafuriosa.—La verdad es que estuve viendo una película con Vee. Quizá Marcie suele
escabullirseconchicos,peroyonosoyMarcie,claroestá.—«Demasiadomalicioso».Siqueríasaliradelanteconestasituación,tendríaqueretrocederligeramente.
—¿Deveras?—comentóHank,sinabandonarsusonrisadesuperioridad.—Sí,deveras.—LlaméalamadredeVeeymediounanoticiachocante:quenoaparecistepor
sucasaentodalanoche.—¿Dicesquecomprobastedóndeestaba?—Me temo que tu madre es demasiado blanda contigo, Nora. Descubrí que
mentías y decidí tomar cartas en el asunto. Me alegro de que nos hayamosencontrado;asípodemosmantenerestapequeñaconversaciónenprivado.
—Loqueyohaganoesasuntotuyo.—Escierto,demomento.Pero simecasocon tumadre, seacabarán lasviejas
reglas.Seremosunafamilia.—Meguiñóunojo,peroelefectoeramásamenazadorquejuguetón—.Llevoeltimónconmanofirme,Nora.
«Vale,avercómotesientaesto».—Tienesrazón.NoestabaencasadeVee.Lementíamamáporquequeríadarun
largopaseoencocheparaaclararmelasideas.Últimamentehapasadoalgoextraño—dije, llevándome lamano a la cabeza—.La amnesia empieza a desaparecer, losúltimosmesesyanosontanborrosos.Nodejodeverunrostrounayotravez.Eldemi secuestrador. Aún no lo veo con el suficiente detalle, pero sólo es cuestión detiempo.
ElrostrodeHankpermanecióinexpresivo,peromeparecióverundestellodeiraensumirada.
«Esofueloquepensé,gilipollasodioso».—Elproblemaesque al volver a casa,mi cochambroso coche se estropeó.No
quisemeterme en problemas conduciendo sola de noche, así que llamé aVee y lepedíquemecubriera laespalda.Hededicado lasúltimashorasa tratardeponerelcocheenmarcha.
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Hanknoparpadeó.—Leecharéunvistazo.Sinologrodescubrirquéleocurre,nodeberíadedicarme
avendercoches.—No te molestes. Lo llevaré al mecánico. —Por si no había comprendido la
indirecta, añadí—: He de prepararme para el instituto y tengo que hacer deberes.Necesitopazytranquilidad.
LasonrisadeHankseendureció.—Sinosupieraqueesimposible,creeríaqueintentasdeshacertedemí.—Llamaréamamáylediréquetehasmarchado—dije,señalandolapuerta.—¿Ytucoche?Vaya,vaya,cuántaobstinación.—Elmecánico,¿recuerdas?—Tonterías —dijo—. No merece la pena que tu madre gaste dinero en un
mecánico cuando yo puedo resolver el problema. El coche está en el camino deacceso,¿no?
Antesdequepudieradetenerlo,salióporlapuerta.Loseguíconelcorazónenunpuño. Hank se situó ante el capó del Volkswagen, se remangó, introdujo la manodebajodelcapóyloabrió.
Mequedéasulado,conlaesperanzadequePatchlohubierahechobien.FueélquienpensóqueseríamejortenerunplanB,porsilahistoriadeVeenosesostenía.Como al parecer Hank había anulado el truco mental de Patch dirigiéndosedirectamentealaseñoraSky,estabamuyagradecidaporsuprecaución.
—Aquíestá—dijoHank,señalandounadiminutafisuraenunodelosnumerosostubosenroscadosen tornoalmotor—.Problema solucionado.Aguantaráunpardedías,perotendrásquearreglarlomásprontoquetarde.Llévaloalconcesionarioylesdiréamishombresqueloreparen.
Comonodijenada,prosiguió:—Deboimpresionaralahijadelamujerconlaquepiensocasarme.—Lodijoen
tono superficial, pero con un trasfondo siniestro—. Oh, y además, Nora—añadiócuando me volví—, no tengo inconveniente en que este incidente quede entrenosotros, pero en bien de tumadre no tolerarémásmentiras, sean cuales sean tusintenciones.Sivuelvesaengañarme…
Sindecirunapalabra,entréencasaobligándomeacaminardespacioyanomiraratrás. Era innecesario: notaba la mirada enfadada de Hank incluso tras cerrar lapuerta.
Transcurrió una semana sin noticias de Patch. No sabía si había encontrado aDabriaosihabíadescubiertoporquéHanknosedespegabadenosotras.Enmásdeunaocasión, tuvequeprohibirmeamímismaconducirhastaelDelphicy tratarde
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encontrar el camino a su estudio de granito. Había aceptado aguardar a que él sepusieraencontactoconmigo,peroempezabaalamentarlo.Lehabíahechoprometerquenomedejaríaalmargencuando fuera trasHank,perosupromesaempezabaatambalearse.Aunquenohubieraencontradonada,queríaquemellamaraporquemeechabademenos,tantocomoyoaél.¿Acasoeraincapazdecogerelteléfono?Scotttampocohabíavueltoaaparecery,respetandosuruego,yonohabíaidoabuscarlo.Perosiningunodelosdosdabaseñalesdevidapronto,podíapasarcualquiercosa.
Lo único que me hacía dejar de pensar en Patch era el instituto, pero nodemasiado. Siempre me consideré una excelente alumna, aunque empezaba apreguntarmeporquémetomabalamolestia.ComparadoconlanecesidadurgentedehabérmelasconHank,elingresoenlauniversidadpasabaasegundoplano.
—Enhorabuena—exclamóCheriDeerborncuandoambasentramosenlaclasedegramática.
Nocomprendíaaquésedebíasuampliasonrisa.—¿Porqué?—Porque esta mañana anunciaron las nominaciones para la fiesta del año
académico.Tehannominadomiembrodelséquitodeltercercurso.Melimitéamirarlafijamente.—¿Estássegura?—Tunombrefiguraenlalista.Nopuedeserunerrordeimprenta.—¿Quiénmenominaríaamí?Ellamelanzóunamiradadeextrañeza.—Cualquiera puede nominarte, pero ha de conseguir que al menos cincuenta
personasmás firmen la solicitud.Como si fuera una petición; cuantasmás firmas,mejor.
—Voy a matar a Vee—refunfuñé, cuando se me ocurrió la única explicaciónlógica. Había aceptado el consejo de Patch y no le dije que sabía que me habíamentido,peroestoeraimperdonable.«¿Miembrodelséquitodelafiestaacadémica?»AhoranisiquieraPatchpodríaprotegerla.
Sentadaanteelpupitre,escondíelmóvilbajolatapa,puestoqueelseñorSarraf,elprofesor,nonospermitíausarloenclase.
—¿MIEMBRODELSÉQUITO?—poníaenelSMSqueleenvié.Porsuertelacampanatodavíanohabíasonadoymecontestóenseguida.—ACABODEENTERARME.ESTO…¿ENHORABUENA?—TEMATARÉ—envié.—¿EXCUSEMOI?¿CREESQUEFUIYO?—Serámejorqueguardeseso—dijounavozalegre—.Sarrafteestámirando.MarcieMillar se sentó en un pupitre al otro lado del pasillo. Sabía que ambas
íbamosalamismaclasedegramática,peroellasiempresesentabaenlaúltimafila,
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juntoaJonGalayAddisonHales.QueelseñorSarraferaprácticamenteciegonoeraningúnsecretoyallíatráspodíanhacercualquiercosasalvofumar.
—SiSarrafsiguebizqueandosufriráunahemorroidecerebral—dijoMarcie.—Genial—repuse—.¿Dedóndesacasesoscomentarios?Malinterpretómisarcasmoyseirguióconaireautosuficiente.—Veoquetehannominadoparalafiestaacadémica—añadió.Nocontesté.A juzgar por su tonodevozno se estababurlando, pero losonce
añosderelaciónentreambasinsinuabanlocontrario.—¿Quién crees que ganará la nominación para miembro del tercer curso?—
prosiguió—.ApuestoqueseráCameronFerria.Esperoquehayanmandadolostrajesdelañopasadoalatintorería.SédebuenafuentequeKaraDarlingdejómanchasdesudorenlasaxilasdesutraje.¿Ysituvierasquellevaresetraje?Simanchóeltraje,¿quéhabráhechoconlatiara?—añadió,frunciendolanariz.
Demalagana,recordélaúnicafiestaacadémicaalaquehabíaasistido.Veeyyofuimos como alumnas de primer año. Acabábamos de entrar en el instituto y nosparecióadecuadoaveriguaraquésedebíaelalboroto.Duranteeldescanso,elclubdeanimadorasentróenelcampoyanuncióalosreyesdelafiesta,comenzandoporlosmiembrosdelséquitodeprimerañoyacabandoporlareinayelreydelúltimocurso.Cadamiembrodel séquito real llevabaunacapacon loscoloresdel institutoyunacoronaotiaraenlacabeza.Despuésdabanunavueltaolímpicaalrededordelapistaen carritos de golf. De lujo, lo sé. Marcie ganó la nominación para miembro delséquitodelprimercursoyesoacabóconmisdeseosdeasistiraotracoronación.
—Yotenominé.—Marcieagitósumelenaymelanzóunaampliasonrisa—.Ibaamantenerloensecreto,peroelanonimatonoeslomío.
Suspalabrasmesacarondemisreflexiones.—¿Quehashechoqué?Marcieadoptóunaexpresióncomprensiva.—Séquehaspasadoporunmalmomento.Primerotodoelasuntodelaamnesia
y…—Marciebajólavoz—…meheenteradodeesodelasalucinaciones.Melodijopapá.Dijoquedebíasersúperamablecontigo.Sóloqueyonosabíacómo.Nodejédedevanarmelossesosyentoncesvielanunciodelasnominacionesparalafiestadeesteaño.Claroque todosqueríannominarmeamí,pero lesdijeamisamigosquedebíamos nominarte a ti. Puede que haya mencionado las alucinaciones y quizásexageré su gravedad. Hay que jugar sucio para ganar. La buena noticia es queobtuvimosmásdedoscientasfirmas,¡másquecualquierotranominación!
Estabacompletamenteatónita,oscilandoentrelaincredulidadyelenfado.—¿Meconvertisteentuproyectocaritativo?—¡Sí!—chilló,batiendolaspalmascondelicadeza.Meinclinéatravésdelpasilloylelancéunamiradaduraysevera.
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—Irásalaoficinayteretractarás.Noquieroqueminombrefigureenlapapeleta.Envezdeadoptarunaireofendido,Marciesepusolasmanosenlascaderas.—Eso locomplicaría todo.Yahan impreso laspapeletas.Estamañanaechéun
vistazo almontón en la oficina. ¿Quieresmalgastar todo ese papel? Piensa en losárbolesquesacrificaronsusvidasparacrearesasresmas.Y,además,alamierdaconelpapel.¿Yyo?Metomélamolestiadehaceralgobonito,ytúnopuedesrechazarloasí,sinmás.
Incliné la cabeza hacia atrás y contemplé las manchas de humedad en elcielorraso.«¿Porquéyo?»
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Capítulo
Después de clase, encontré una nota clavada en la puerta de casa que ponía«Granero»;me lametí en el bolsillo yme encaminé al patio trasero. La verja demaderaenellímitedenuestrosolardabaaunpradoencuyocentrohabíaungraneropintado de blanco. Nunca supe a quién pertenecía; hace años, Vee y yo habíamospensadoconvertirloenunclubsecreto,peronuestrasfantasíassedesvanecieronconrapidezlaprimeravezqueabrimoslapuertayvimosunmurciélagocolgandodeunaviga.
Desdeentoncesnohabíavueltoaentrary,aunquecreíaqueyanoteníamiedodelospequeñosmamíferosvoladores,titubeéantesdeabrirlapuerta.
—¿Hola?—exclamé.Scott estaba echadoenunbancoen laparte traseradel graneroy, al verme, se
incorporó.—¿Todavía estás enfadada conmigo? —preguntó, mordisqueando un trozo de
hierba.Sinofuerapor lacamisetadelgrupoMetallicay los tejanosdeshilachados,habríaquedadoperfectoalvolantedeuntractor.
Echéunvistazoalasvigas.—¿Vistemurciélagosalentrar?—¿Tedanmiedolosmurciélagos,Grey?—preguntó,sonriendo.Mesentéasuladoenelbanco.—DejadellamarmeGrey.Esunnombredechico.ComoDorianGray.—¿Dorianqué?—Estabapensandoenotracosa—dije,suspirando—.PodríasllamarmeNora,y
punto.—Claro,bombón.Hiceunamueca.—Loretiro.LlámameGrey.—Pasé para ver si tenías algo para mí. Información sobre Hank sería ideal.
¿Sospechas que sabe que los que espiábamos su edificio la otra noche éramosnosotros?
Estababastanteseguradequeno.Hanknosehabíacomportadodeunmodomásinquietantequedecostumbre,locualenretrospectivanosignificabagrancosa.
—No,creoquenosospechanada.—Esoesbueno,muybueno—dijoScott, jugueteandoconelanillodelaMano
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Negra.Me alegré al ver que no se lo había quitado—.A lomejor puedo dejar deocultarmeantesdelopensado.
—Meparecequeyalohashecho.¿CómosabíasqueibaaencontrartunotaenlapuertaantesqueHank?
—Hankestáensuconcesionario,yyoséaquéhoraregresasdelinstituto.Notelo tomes a mal, pero he estado comprobando tus movimientos de vez en cuando.Necesitabasabercuáleraelmejormomentodeponermeencontactocontigo.Dichoseadepaso:tuvidasocialdapena.
—Sitúlodices…Scottrio,perocomonoloimité,mepegóuncodazo.—Parecesdeprimida,Grey.—MarcieMillarmenominóparaformarpartedelséquitodelafiestaacadémica.
Lavotaciónesesteviernes—dije,suspirando.Scott me dio uno de esos complicados apretones de mano utilizados por las
asociacionesestudiantilesuniversitariasenlatele.—Bienhecho,campeona.Lelancéunamiradadisgustada.—Creíquelaschicasadorabaisesascosas.Comprarunvestido,iralapeluquería,
llevarunacoronitaenlacabeza.—Unatiara.—Eso,unatiara.Losabía.Asíque,¿quéesloquetemolestatanto?—Que mi nombre figure en una papeleta con otras cuatro chicas que son
realmentepopulareshacequemesientacomounaestúpida.Noganaré,sólopareceréunaestúpida.Yaestaránpreguntandosinofueunerrordeimprenta.Ynotengoconquiénir.SupongoquepodríainvitaraVee.Marcienodejarádehacerbromassobrelesbianas,peropodríaserpeor.
Scottabriólosbrazos,comosilarespuestafuerainevitable.—Problemaresuelto:irásconmigo.Puse los ojos en blanco; de pronto lamenté habermencionado el tema. Era lo
últimodeloquequeríahablar.Decirlequenoparecíalaúnicasolución.—Nisiquieraasistesalinstituto—objeté.—¿Hayunreglamentoalrespecto?LaschicasdemiinstitutodePortlandsiempre
asistenalosbailesconsusnoviosuniversitarios.—Ensí,nohaytalreglamento.—SiloquetepreocupaeslaManoNegra,tediréquelosdictadoresNefilimnole
danmuchaimportanciaalosbailesdeinstitutocelebradosporloshumanos.Élnuncasabráqueheasistido.
LaimagendeHankpatrullandoenelgimnasiodelinstitutomediorisa.—Ríes,peronomehasvistoenfundadoenunesmoquin.¿Oacasonotegustan
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lostíosdehombrosanchos,pechomusculosoyabdominalesfirmes?Memordíellabio,reprimiendootracarcajada.—Dejade intimidarme.Estoempieceaparecerseauncambiode rolesentre la
BellaylaBestia.Todossabemosqueeresbello,Scott.Scottmeapretólarodillaafectuosamente.—Nuncavolveréaadmitirlosiguiente,asíqueprestaatención.Eresguapa,Grey.
Enunaescaladeunoadiez,estásenlapartesuperior.—¡Pero…gracias!—No eres el tipo de chica que hubiese perseguido cuando estaba en Portland,
peroyotampocosoyeldeentonces.Eresquizádemasiadobuenaparamíy,seamosrealistas,demasiadolista.
—Túeresespabilado—repliqué.—Dejadeinterrumpirme.Harásqueolvideloqueestabadiciendo.—¿Hasaprendidoeldiscursodememoria?—Dispongodemuchotiempolibre.—Scottmelanzóunasonrisita—.Comoiba
diciendo…maldición,olvidéloqueibaadecir.—Meestabasdiciendoquemequedetranquila,quesoymásguapaquelamitad
delaschicasdelinstituto.—Esoeraunafiguraretórica.Técnicamente,eresmásguapaqueelnoventapor
ciento,aproximadamente.Mellevéunamanoalcorazón.—Medejassinhabla.Scottsearrodillóymecogiólamanocongestoteatral.—Sí,Nora,sí.Iréalbailecontigo.—Eresunengreído—dije,bufando—.Notelohepedido.—¿Loves?Demasiadolista.Detodosmodos,¿cuáleselproblema?Necesitasun
acompañanteyaunqueyonoseatuprimeraopción,serviré.De pronto una imagen nítida de Patch invadió mis pensamientos, pero me
contuve.SabíaqueScottnopodíaleermeelpensamiento,peroesonoevitóquemesintiera culpable. Aún no estaba dispuesta a decirle que ya no trabajabaexclusivamente con él para acabar conHank; había recurrido a la ayuda demi exnovio,quiendabalacasualidadqueeradosvecesmásingeniosoymáspeligroso,laperfecciónmasculinaenpersona…yunángelcaído.LoúltimoquequeríaeraheriraScott.Demanerainesperada,lehabíacogidoaprecio.
YaunquemeparecíararoqueScottdeprontohubieradecididotrataraHankcondisplicencia, no tenía el valor de decirle que salir a divertirse una noche le estabaprohibido.Talcomoélhabíadicho,elbailedelinstitutoeraloúltimoquedespertaríaelinterésdeHank.
—Vale,estábien—exclamé,pegándoleuncodazojuguetón—.Tenemosunacita.
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—Luego me puse seria—. Pero será mejor que no hayas exagerado acerca de loguapoqueestásconesmoquin.
MástardemedicuentadequenolehabíadichonadaaScottsobrelatapaderadeHankyelverdaderopiso francode losNefilim.¿Quiénhubiesedichoqueelbaileocuparía más lugar en mi cabeza que meterme en un cuartel lleno de Nefilimarmados?Enmomentos comoésedisponer del númerodelmóvil deScott hubieraresultadoútil.Perodespuéssemeocurrióquequizánoteníamóvil.Lasllamadasdelosmóvilesdejabanrastros.
Alasseis,mamáyyonossentamosalamesaparacenar.—¿Quétaltehaidohoy?—preguntó.—Si quieres, puedo decirte que fantásticamente bien —dije, masticando los
macarrones.—Vaya. ¿Se volvió a estropear el Volkswagen? Arreglarlo me pareció muy
generosoporpartedeHankyestoyseguradeque,siselopides,volveráahacerlo.Ante laadmiraciónciegaporHankexpresadapormamá, tuvequesoltarelaire
lentamentepararecuperarlacompostura.—No, algo peor.Marcieme nominó para sermiembro del séquito en la fiesta
académica.Yaúnpeor,figuroentrelascandidatas.Mamádejóeltenedorenlamesa.Parecíaatónita.—¿EstamoshablandodelamismaMarcie?—DijoqueHanklehabíacomentadolodelasalucinacionesyahorasoysunueva
obradecaridad.PeronofuiyoquienlehablóaHankdelasalucinaciones.—Debo de haber sido yo —dijo, parpadeando por la sorpresa—. Me parece
increíblequeselohayacontadoaMarcie.Recuerdocontodaclaridadqueledijequenolohiciera.—Abriólabocayvolvióacerrarlalentamente—.Almenosestoycasiseguradeello.
Dejóloscubiertosenlamesayañadió:—Juroquelavejezestáafectándome.Escomosiyanorecordaranada.Teruego
quenoculpesaHank,yosoylaresponsable.Veramimadreperdidaydesconcertadaera insoportable.Lavejeznoguardaba
ningunarelaciónconsumalamemoria.EstabaconvencidadequePatchteníarazón:mamá estaba bajo la influencia deHank.Me pregunté si le hacía trucosmentalescotidianamenteosilehabíainfundidounsentidogeneraldeobedienciayfidelidad.
—No tepreocupes—murmuré.Sosteníaunmacarrónenel tenedor,perohabíaperdidoelapetito.
Patchmehabíadichoqueerainútilexplicarlelaverdadamamá:nomecreería.Pero eso no impedía que la frustración me diera ganas de gritar. Ignoraba cuántotiempo más podría seguir con esta farsa: comer, dormir y sonreír como si todo
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estuvierabien.—Ha de ser por eso que Hank sugirió que tú y Marcie vayáis a comprar un
vestidojuntas—añadió—.Ledijequemesorprenderíamuchoquequisierasasistiralbaile,peroéldebedehaberestadoaltantodeloplaneadoporMarcie.Claroquenotienesningunaobligacióndeirconellaaningunaparte—seapresuróacorregirse—.Consideroqueseríamuygenerosoportuparte,peroesevidentequeHankignoraloquesientesporMarcie.Creoquesueñaconquenuestrasfamiliassellevenbien.
Mamásoltóunarisitamelancólica.Dadaslascircunstancias,nopudereírconella.Nosabíacuántodeloquedecía
era de corazón y cuánto era el resultado de los trucosmentales deHank, pero eraevidentequesimamáestabapensandoenelcasamiento,Patchyyotendríamosquedarnosprisa.
—Marciemearrinconódespuésdeclaseymedijo,omásbienmeordenó,queestanocheiríamosacomprarunvestido.Comosimiopiniónnocontaraenabsoluto.Peronopasanada,Veeyyotenemosunplan:leenviéunSMSaMarciediciéndolequenopodíamosirdecomprasporquenotengodinero,ydespués,quelolamentabamuchoporqueteníamuchasganasdequemedierasuopinión.EllamecontestóqueHanklehabíadadosutarjetadecréditoyqueellapagaría.
Mamásoltóungemidodedesaprobación,peroadoptóunaexpresióndivertida.—Dimequeteheeducadomejorqueeso,porfavor.—Ya elegí el vestido que quiero—dije en tono alegre—.Marcie lo pagará y
luegoVee se encontrará con nosotras como por casualidad cuando salgamos de latienda.Cogeréelvestido,medesharédeMarcieeiréacomerdonutsconVee.
—¿Cómoeselvestido?—VeeyyolodescubrimosenSilkGarden.Esunvestidodefiestacorto.—¿Dequécolor?—Tendrás que esperar. —Le lancé una sonrisa diabólica—. Cuesta ciento
cincuentadólares.Mamádespachóelprecioconunademán.—MesorprenderíaqueHanklonotara.Deberíasvercómoquemaeldinero.Meacomodéenlasillaconairecomplacido.—Enesecaso,supongoquenoleimportarápagarmeloszapatostambién.
Había quedado en encontrarme con Marcie a las siete en Silk Garden, unaelegante tiendade ropasituadaen laesquinade lascallesAsheryTenth.Desdeelexterior parecía un castillo: puerta de roble y hierro, acera adoquinada y árbolesenvueltos en luces decorativas azules. En los escaparates había maniquíes confabulososvestidos.Deniñasoñabaconserunaprincesa,apoderarmedeSilkGardenyconvertirloenmicastillo.
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A las siete y veinte recorría el parking en busca del coche de Marcie, queconducíaunToyota4Runner rojo; sospechabaque lapalancadecambiosnunca sesalíadelugaryqueellajamásteníaqueaporrearelsalpicaderodurantediezminutosparaquesepusieraenmarcha.Yqueelcochenuncaseestropeabaamitaddecaminodelinstituto.LancéunamiradatristealVolkswagenysuspiré.
Un4RunnerrojoentróalparkingyMarcieseapeó.—Lamento el retraso—dijo, colgándose el bolso del hombro—, mi perro no
queríaquememarchara.—¿Tuperro?—Boomer.Losperrostambiénsonpersonas,quelosepas.Vimioportunidad.—No te preocupes. Ya eché un vistazo a la tienda y elegí el vestido.
ResolveremosesteasuntoconrapidezytúpodrásvolverconBoomer.—¿Y qué hay de mi opinión? —dijo con aire disgustado—. Dijiste que la
valorabas.«Loquevaloroeslatarjetadecréditodetupadre».—Sí,claro.Teníatodalaintencióndeesperarte,peroalverelvestidofuecomosi
mehablara.—¿Deveras?—Sí,Marcie.El cielo se abrióy los ángeles cantaronAleluya.—Megolpeé la
cabezamentalmentecontralapared.—Muéstramelo—ordenó—.Sabesquetucutisesdeuntonocálido,¿verdad?Un
colorinadecuadoharáqueparezcaspálida.Entramosy le indiquéelvestidoaMarcie.Eradefiesta,concuadrosescoceses
verdeyazulmarino,yteníaunafaldafruncida.Lavendedoradijoquemedestacabalaspiernas.Veedijoquehacíaqueparecieraqueteníabusto.
—¡Puaj!—dijoMarcie—.¿Cuadrosescoceses?Parecerásunacolegiala.—Pueseselquequiero.Marcieexaminólosvestidosdelpercheroycogióunodemitalla.—Puedequeésemesientemejor,peronocreoquecambiedeidea.Mellevéelvestidoalprobadorconpasoalegre.Éseeraelvestido.QueMarciese
pusierademorros:nomeharíacambiarde idea.Mequité los tejanosymepuseelvestido.Noconseguísubirlacremallerayleechéunvistazoalaetiqueta: talla34.Quizá se trataradeunerror,quizá lohabíahechoadrede.ParahacerleuncortedemangasaMarcie,meenfundéenelvestido,peromeapretabaelestómago.
—¿Marcie?—exclaméatravésdelacortina.—¿Sí?—Noesdemitalla—dije,pasándoleelvestido.—¿Demasiadogrande?—preguntó,fingiendoingenuidad.
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Mequitéelpelodelacaraparanoresponderconuncomentariocínico.—Mitallaesla38,muchasgracias.—Oh,comprendo:esdemasiadopequeño.Menosmalqueestabaenpañosmenores,delocontrariohubieraestadotentada
deabofetearla.Unminutodespués,Marciemealcanzóunodelatalla38yluegounvestidolargo
decolorrojo.—Nopretendo hacerte cambiar de idea, pero creo que el rojo es ideal.Mucho
máselegante.Colguéelvestidorojodeungancho,lesaquélalenguaymepuseeldecuadros
escoceses. Me di la vuelta delante del espejo y solté un chillido silencioso. Meimaginé bajando por las escaleras de la granja la noche de la fiesta observada porScott.DerepentenomeimaginabaaScottsinoaPatch,apoyadocontralabarandillayvestidoconuntrajenegroyunacorbatacolorplata.
Le lancé una sonrisa coqueta. Él me tendió el brazo y me acompañó hasta lapuerta,envueltoenunaromacálido,comodearenacalentadaporelsol.
Incapazdecontrolarme,locogídelassolapasylobesé.—Podríahacertesonreírasí,ysinimpuestosobrelasventas.Mevolvíydescubrí alPatch real depie en el probador.Llevaba tejanosyuna
camisetablancaceñida.Teníalosbrazoscruzadosysusojosnegrosmesonreían.Unaoleadadecalornoprecisamentedesagradablemeinvadió.—Podríahacertodotipodechistessobrepervertidos—bromeé.—Podríadecirtecuántomegustasconesevestido.—¿Cómolograsteentrar?—Memuevoporcaminosinsondables.—Dios se mueve por caminos insondables. Tú te mueves como el rayo: un
segundoestásaquíyalsiguientehasdesaparecido.¿Cuántohacequeestásahí?—Memoriríadevergüenzasimehubieravistoenfundándomeenunatalla34.Pornohablardevercómomedesvestía.
—Hubiera llamado antes de entrar, pero no quise arriesgar un encuentro conMarcie.Hanknodebesaberquetúyyohemosreanudadooperaciones.
Procurénopensardemasiadoenelsignificadode«reanudadooperaciones».—Tengonoticias—dijoPatch—.HecontactadoconDabria;estádeacuerdoen
ayudarnos a lidiar conHank, pero primero he de decirte la verdad:Dabria es algomás que una vieja amiga, nos conocimos antes de mi caída. Fue una relación deconveniencia,perohaceuntiempoellatecausóconsiderablesinconvenientes.
Hizounapausa.—Queesunmodoamablededecirquetratódematarte.¡Vaya!
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—Yanoestácelosa,peroqueríaquelosupieras.—Puesahoralosé—repliqué.Nomeenorgullecíademirepentinasensaciónde
inseguridad,pero¿porquénomelodijoantesdellamarla?—¿Cómosabemosquenovolveráahacerdeasesina?—Saquéunapólizadeseguro—respondió,sonriendo.—Nosuenamuyclaro.—Tenunpocodefe.—¿Quéaspectotiene?—Habíapasadodelainseguridadalasuperficialidad.—Pelo grasiento, con michelines y las cejas unidas. ¿Satisfecha? —preguntó,
volviendoasonreír.Me pregunté si eso significaba curvilínea y guapísima, con el cerebro de un
astrofísico.—¿Yatehasencontradoconella?—Noseránecesario.Loquequieroquehaganoescomplicado.Antesdecaer,
Dabriaeraunángeldelamuerteycapazdeverelfuturo.Afirmaqueaúnposeeesedony,aunquenotelocreas,seganabienlavidagraciasasusclientesNefilim.
Medicuentadedóndequeríairaparar.—Semantendráalerta.NosinformarádeloquedicensusclientessobreHanksin
queéstosseenteren.—Bienpensado,Ángel.—¿Yquéquiereacambio?—Yomeencargarédeello.—Respuestaequivocada,Patch—dije,conlosbrazosenjarras.—Yoyanoleintereso;loúnicoqueleatraeeseldinerocontanteysonante.—Se
acercóamíymeacaricióelcuelloconundedo—.Yyoyanosientointerésporella.Mehefijadoenotra.
Me zafé de su caricia, porque sabía que sus seductorasmanos eran capaces deborrarhastalasideasmásimportantes.
—¿Esconfiable?—Quienlearrancólasalascuandocayófuiyo.Tengounadesusplumasyellalo
sabe.AmenosquequierapasarelrestodelaeternidadhaciéndolecompañíaaRixon,tieneexcelentesmotivosparanohacermeenfadar.
Lapólizadeseguro.Bingo.Suslabiosrozaronlosmíos.—Nopuedo quedarme.Estoy siguiendo unas cuantas pistasmás y, si descubro
algo,mecomunicarécontigo.¿Estarásencasaestanoche?—Sí —contesté dubitativa—, pero ¿acaso no te preocupa Hank? Estos días
siempresueleestarencasa.—Sabrécómoeludirlo—dijo,conunbrillomisteriosoenlamirada—.Entraréa
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travésdetussueños.Ladeélacabeza,contemplándolo.—¿Esunabroma?—Paraquefuncione,hasdeaceptarlaidea.Hasidounbuencomienzo.Aguardéelremate,perorápidamentecomprendíquehablabaenserio.—¿Cómofunciona?—preguntéentonoescéptico.—Tú sueñas, y yo me introduzco en el sueño. Si no intentas impedírmelo,
funcionaráalaperfección.Mepreguntésideberíadecirlequemisantecedentesencuantoanoimpedirque
semetieraenmissueñoseranexcelentes.—Unaúltimacosa—añadió—.MeheenteradodequeHanksabequeScottestá
enlaciudad.Meimportaunrábanoquelocojan,peroséquesignificaalgoparati.Dilequeseandeconcuidado.Hanknosientemuchoaprecioporlosdesertores.
Unavezmás,disponerdeunmedioseguroparacontactarconScottresultaríaútil.Al otro lado de las cortinas oí queMarcie discutía con una vendedora, tal vez
sobrealgotannimiocomounamotadepolvoenunodelosgrandesespejos.—¿Marciesabequéessupadreenrealidad?—Marcie vive dentro de una burbuja, pero Hank no deja de amenazar con
romperla.—Patchindicómivestidoconungestodelacabeza—.¿Quésecelebra?—Lafiestaacadémica—dije,volviéndome—.¿Tegusta?—Porloqueheescuchado,debesiracompañadaalafiesta.—En cuanto a eso —dije, escapándome por la tangente—, iré… con Scott.
AmbossuponemosqueelbailedelinstitutoeselúltimolugarenelqueHankestarádepatrulla.
Patchsonrió,peroeraunasonrisatensa.—Retirolodicho.SiHankquieredispararleaScott,tienemibendición.—Sólosomosamigos.Patchmealzólabarbillaymebesó.—Puesquenoseconviertaenotracosa—dijo,ysecalzó lasgafasoscurasde
aviador que llevaba colgadas de su camiseta—. No le digas a Scott que no se loadvertí.Hedemarcharme,peroestaréencontacto.
Saliódelprobadorydesapareció.
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Capítulo
CuandoPatchsemarchó,decidíqueerahoradedejardejugaraserprincesaymepusemi ropa normal.Acababa de ponerme la camisa cuando noté queme faltabaalgo:mibolso.
Mirédebajodelbancodeterciopelo,peronoestaba.Aunqueestabacasisegurade no haberlo colgado de un gancho, miré debajo del vestido rojo. Me puse loszapatos, aparté la cortina y corrí al centro de la tienda, donde descubrí a Marcieexaminandosostenesconrelleno.
—¿Hasvistomibolso?Ellasedetuvolobastanteparadecir:—Telollevastealprobador.—¿Eraunaalforjadecuerocolormarrón?—preguntóunavendedora.—¡Sí!—Acabodeveraunhombresaliendodela tiendaconelbolso.Entrósindecir
unapalabraysupusequeeratupadre—dijo,sellevóunamanoalacabezayfruncióelceño—.Dehecho,habríajuradoqueloera…peroalomejormeloimaginé.Fueunmomentomuyextraño.
«Untrucomental»,pensé.—Teníacabellogrisyllevabaunjerseyarombos…—¿Haciadóndefue?—lainterrumpí.—Salióporlapuertaprincipalysedirigióalparking.Echéacorrer,Marciemepisabalostalones.—¿Creesqueesbuena idea?—jadeó—.¿Ysi tuvieraunarma?¿Ysi fueraun
desequilibrado?—¿Quéclasedehombrerobaunbolsopordebajodelapuertadeunprobador?
—pregunté.—Alomejorestabadesesperado.Talveznecesitabadinero.—¡Entoncesdeberíahaberrobadotubolso!—TodoelmundosabequeSilkGardenesunatiendadelujo—razonóMarcie—.
Puede que creyera que con cualquier bolso conseguido ahí se haría con muchodinero.
Loquenopodíadecirle eraque lomásprobable esque fueraunNefilimounángelcaído.Ymiinstintomedecíaqueestabamotivadoporalgomásimportantequeunpuñadodebilletes.
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Alcanzamoselparkingenelmomentoenqueuncochenegrosalíadeunhueco.Elresplandordelosfarosimpedíaverdetrásdelparabrisas.Elmotorrugióyelcocheaceleróhacianosotras.
Marciemecogiódelamanga.—¡Muévete,soidiota!Haciendochirriarlosneumáticos,elcochepasójuntoanosotras,salióalacalle,
sesaltóelsemáforoenrojo,apagólosfarosydesaparecióenlaoscuridad.—¿Vistequémarcaera?—preguntóMarcie.—UnAudiA6.Vialgunosnúmerosdelamatrícula.Marciemeechóunvistazo.—Noestámal,ojosdetigre.—¿Noestámal?—exclamé,lanzándoleunamiradafuribunda—.¡Sehalargado
con mi bolso! ¿No te parece un poco extraño que un tío que conduce un Audinecesite robar bolsos? ¿El mío, en particular?—Y, además, ¿por qué un inmortalquerríahacerseconmibolso?
—¿Eradediseño?—¡No,delatiendaTarget!Marcieseencogiódehombros.—Bien, fuemuy excitante. ¿Y ahora, qué? ¿Lo olvidamos y volvemos a ir de
compras?—Voyallamaralapolicía.Treinta minutos después un coche de policía se detuvo ante Silk Garden y el
detectiveBasso se apeó.De pronto deseé haber aceptado el consejo deMarcie deolvidarelasunto.Lanocheibademalenpeor.
Marcie y yo estábamos en el interior de la tienda, junto a las ventanas, y eldetective Basso se acercó. Al verme al principio pareció sorprendido y cuando secubriólaboca,meparecióqueocultabaunasonrisa.
—Alguienmerobóelbolso—dije.—Dimequéocurrió.—Entréenelprobadorparaprobarmevestidosparalafiestadelinstituto.Cuando
terminé, noté quemi bolso no estaba en el suelo donde lo había dejado. Salí y lavendedoramedijoquehabíavistoaunhombrequeselollevaba.
—Teníacabellogrisyllevabaunjerseyarombos—añadiólavendedora.—¿Llevabastarjetasdecréditoenlacartera?—preguntóBasso.—No.—¿Efectivo?—No.—¿Elvalortotaldelobjeto?—Setentaycincodólares.—Elbolsosólohabíacostadoveinte,perohaceruna
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cola de dos horas para conseguir un nuevo permiso de conducir debía de valer almenoscincuenta.
—Presentaréuninforme,peronohaymuchomásquepuedahacer.Enelmejorde los casos, el tipo sedesharádelbolsoy alguien lo llevará a la comisaría.Enelpeor,tecomprasunbolsonuevo.
Marciemecogiódelbrazo.—Miraelladopositivo—dijo,palmeándomelamano—.Perdisteunbolsobarato
peroteharásconunvestidodelujo.MetendióunabolsaconellogotipodeSilkGardenqueconteníaunvestido.—Yaestápagado.Puedesagradecérmelomásadelante.Echéunvistazoal interiorde labolsa:conteníaelvestido rojocuidadosamente
colgadodeunapercha.
Estaba en mi habitación, devorando un trozo de tarta de chocolate ycontemplandoconfuriaelvestidorojocolgadodelapuertadelarmario.Todavíanome lo había probado pero estaba convencida de que me parecería a Jessica en lapelícula¿QuiénengañóaRogerRabbit?,perosinsuspechosXXL.
Melavélosdientesylacara,ymeapliquécremadecontornodeojos.Ledilasbuenasnochesamamá,medirigíamihabitación,mepuseunmonísimopijamadefraneladeVictoria’sSecretyapaguélaluz.
Tal como Patchme había aconsejado, traté de dormir y no pensar en nada. Élhabíadichoquepodíaintroducirseenmissueños,peroteníaqueestarreceptiva.Mesentíauntantoescépticayalavezesperanzada.Ynomeoponíaenabsoluto.Traslanoche que acababa de pasar, lo único queme haría sentirmejor era quePatchmeabrazara.Aunquefueraensueños.
Tumbada en la cama, recordé los acontecimientos del día y dejé que misubconscientetransformaralosrecuerdosenfantasmagorías.Recordéfragmentosdediálogos,chispazosdecolores.DeprontomeencontréenelprobadordeSilkGardenconPatch.Sóloqueenestaversiónsusdedosaferrabanlacinturillademistejanosylosmíoslerevolvíanelcabello.Unospocoscentímetrosseparabansuslabiosdelosmíosyyopodíanotarlacalidezdesualiento.
Mehabíasumergidoenelsueñocasiporcompletocuandonotéquemequitabanlasmantas.
MeincorporéyviaPatchinclinadosobremicama.Llevabalosmismostejanosylamismacamisetablancadeantes;enrollólasmantasylasarrojóaunlado.
—¿Dulcessueños?—preguntó,sonriendo.Miréentorno.Lahabitaciónteníaunaspectonormal:lapuertaestabacerrada,la
lámpara estaba encendida,mi ropa colgaba encima de lamecedora donde la había
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dejadoyelvestidodeJessicaRabbitaúnpendíadelapuertadelarmario.Peropeseaello,algoparecía…extraño.
—¿Esrealoesunsueño?—lepreguntéaPatch.—Unsueño.—Guau.Estabaconvencidadequeerareal.—Lamayoríadelossueñosparecenreales.Sólonotaslosfallosdelguioncuando
despiertas.—Explícamelo.—Formo parte del paisaje de tu sueño. Imagina que tu subconsciente y elmío
atravesaronunapuertamentalcreadaporti.Estamosjuntosenlahabitación,peronoesunlugarfísico.Lahabitaciónesimaginaria,peronotuspensamientos.Túelegisteel escenario y la ropa que llevas, y tú decides qué dirás. Pero a diferencia de unaversióndemímismosoñadaporti,estoyrealmenteenelsueñocontigoylascosasquedigoyhagonosonproductodetuimaginación.Yolascontrolo.
Estabaseguradehabercomprendidolosuficiente.—¿Estamosasalvoaquí?—SiloquepreguntasessiHanknosespiará,no,lomásprobableesqueno.—Perositúpuedeshacerlo,¿quéimpidequelohagaél?SéqueesunNefilimy,
amenosqueestémuyequivocada, losángelescaídosy losNefilim tienenpoderessemejantes.
—Hastaqueintentémetermeentussueñoshaceunosmeses,nosabíacasinadasobre cómo funciona esto. He descubierto que requiere un vínculo estrecho entreambos sujetos y también que quien sueña debe estar profundamente dormido; noresultafácilelegirelmomentoadecuado:siteapresuras,elquesueñadespertará.Sidosángeles,odosNefilim,ocualquiercombinacióndeéstos, invadenunsueñoalmismotiempotratandodeimponerse,esprobablequeelsoñadordespierte.Tegusteo no, el vínculo entre tú yHank esmuy estrecho, pero si todavía no ha intentadoinvadirtussueños,nocreoquelohagaaestasalturasdelpartido.
—¿Cómodescubristetodoesto?—Por ensayo y error.—Patch vaciló, como si avanzara con pies de plomo—.
Hacepoco tambiénrecibíayudadeunángelcaído.Adiferenciademí,antesdesucaída era una experta en leyes angelicales. No me sorprendería que hubieramemorizadoelLibrodeEnoc,untratadosobrelahistoriadelosángeles.Sabíaquesialguienposeía las respuestaseraella.Tuveque insistir,peroal finalme lodijo—comentóconexpresiónindiferente—.Con«ella»merefieroaDabria.
El corazónmediounvuelco.Noquería sentir celos de la exdePatch, yaquecomprendíaquedebíandehabercompartidounahistoria romántica.Pero sentíunaenorme aversión por Dabria, tal vez combinada con un resto de odio, puesto quehabía intentadomatarme.Oquizásel instintomedecíaquenodudaríaenvolvera
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traicionarnos.—¿Asíquedespuésdetodoteencontrasteconella?—preguntéentonoacusador.—Nosencontramoshoy,porcasualidady,yapuestos,decidíobtenerrespuestasa
una serie de preguntas queme rondaban por la cabeza.He procurado encontrar elmododecomunicarmecontigoensecretoynoqueríadesaprovecharlaoportunidaddequeellamelodijera.
Casinoprestéatenciónasuspalabras.—¿Porquéteestababuscando?—Nomelodijoynotieneimportancia.Obtuvimosloquequeríamosyesoeslo
quemeimporta:ahoradisponemosdeunmododecomunicaciónprivado.—¿Aúntienemichelines?Patchpusolosojosenblanco.Yoteníamuypresentequeélhabíaesquivadomipregunta.—¿Haestadoentuestudio?—Esto empieza a parecer un programa de preguntas y respuestas de la tele,
Ángel.—Enotraspalabras,haestadoallí.—No—repusoPatchentonopaciente—.¿PodemosdejardehablardeDabria?—¿Cuándomelapresentarás?—«Lediréquesemantengaadistanciadeti».Patchserascólamejilla,peromeparecióverquesonreía.—Quizánoseabuenaidea.—¿Quéquieresdecirconeso?¿Acasocreesquenosabrécomportarme?¡Gracias
porconfiarenmí!—exclamé,furiosaconélyconmiestúpidainseguridad.—CreoqueDabriaesunanarcisistayunaególatra.Mejormantenerseadistancia.—¡Alomejordeberíasseguirtupropioconsejo!Mevolví,peroPatchmecogiódelbrazoymepusodelantedeél.Apoyósufrente
contralamía.Tratédezafarmeperoentrelazólosdedosconlosmíos.—¿Qué debo hacer para convencerte de que estoy utilizando a Dabria con un
únicofin:acabarconHank,trozoatrozosinoquedamásremedio,yhacerlepagarportodoelmalquelehahechoalachicaqueamo?
—NomefíodeDabria—dije,aferradaamiindignación.Patchcerrólosojosysuspirólevemente.—Porfinhayalgosobrelocualestamosdeacuerdo.—No creo que debamos usarla, incluso si puede acceder al círculo íntimo de
Hankconmayorrapidezquetúoqueyo.—Si dispusiéramos demás tiempo o si existiera otra posibilidad, no vacilaría.
Perodemomentoellaesnuestraúnicaoportunidad.Nometraicionará,esdemasiadolista.Cogeráeldineroqueleofrezcoysemarcharáaunqueleduelasuorgullo.
—Nomegusta.—Meacurruquéentresusbrazoseinclusoenelsueño,elcalor
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desucuerpomerelajó—.Peroconfíoenti.Patchmebesó,unbesoprolongadoytranquilizador.—Estanocheocurrióalgoextraño—dije—.Alguienrobómibolsodelprobador
delSilkGarden.Inmediatamente,Patchfruncióelceño.—¿Sucediódespuésdequememarchara?—Ojustoantesdequellegaras.—¿Vistequiénlocogió?—No,perolavendedoradijoqueeraunhombrequepodríahabersidomipadre,
porlaedad.Ellanoleimpidióquesemarchara,perocreoqueelhombrelehizountruco mental. ¿Crees que puede ser una coincidencia que un inmortal me robe elbolso?
—Creoquenadaesunacoincidencia.¿QuéfueloquevioMarcie?—Nada,alparecer,aunquelatiendaestabacasivacía.—Observésumiradafríay
calculadora—.CreesqueMarcietuvoalgoquever,¿no?—Resultadifícildecreerquenohayavistonada.Empiezoapensarquetodala
historiafueunatrampa.Cuandoentrasteenelprobador,ellapodríahaberhechounallamadayavisarlealladróndequenohabíamorosenlacosta.Quizáshayavistotubolsopordebajodelacortinayselohayacomunicado.
—¿Paraquéquerríamibolso?Amenosque…—meinterrumpí—…creyeraquecontenía el collar del queHank quiere apoderarse. La ha involucrado y ella es sucómplice.
Patchapretóloslabios.—Escapazdeponerenpeligroasuhija.Lodemostrócontigo.—¿AúncreesqueMarcienosabeloqueHankesenrealidad?—No, no lo sabe.Hankdebe de haberlementido acerca delmotivopor el que
quiere el collar; quizá le haya dicho que le pertenece. Y ella no habrá hechopreguntas.Sitieneunobjetivo,Marcieseconvierteenunpit-bull.
Unpit-bull.Yquelodigas.—Hayalgomás.Antesdequeelladrónselargara,vielcochequeconducía.Era
unAudiA6.Ajuzgarporsuexpresión,comprendíqueeldatosignificabaalgoparaél.—ElbrazoderechodeHank,unNefilllamadoBlakely,conduceunAudi.Meestremecí.—Empiezoaflipar.Evidentemente,élcreequeelcollarleserviráparaobligaral
arcángelahablar.¿Quéesloquequiereaveriguar?¿QuésabeelarcángelcomoparaqueHanksearriesguealarepresaliadelosarcángeles?
—YjustoantesdelChesvan—murmuróPatch,conairepreocupado.—Podríamos tratar de liberar al arcángel —sugerí—. Así, aunque Hank se
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apoderedelcollar,nodispondrádeunarcángel.—Yalohepensado,peronosenfrentamosadosgrandesproblemas.Primero:el
arcángeldesconfíaaúnmásdemíquedeHank,ysimeacercoasujaulaarmaráunescándalo.Segundo:enelalmacéndeHankhaymuchosdesushombres.Necesitaríamipropioejércitodeángelescaídosparaenfrentarmeaellos,yconvencerlosdequemeayudenarescataraunarcángelseríabastantecomplicado.
Ahí pareció acabar la conversación y ambos contemplamos nuestras escasasposibilidadesensilencio.
—¿Qué pasó con el otro vestido? —preguntó Patch por último, mirando elvestidodeJessicaRabbit.
—Marciecreyóqueelrojomesentaríamejor—dije,suspirando.—¿Ytúquéopinas?—QueMarcieyDabriaseharíanamigasdeinmediato.Patchrioenvozbaja,ysurisameacariciótanseductoramentecomounbeso.—¿Quieresmiopinión?—Sí,puestoquetodoslosdemásyahanmanifestadolasuya.Sesentóenlacamayseapoyóenloscodos.—Pruébatelo.—Puede que me quede un poco estrecho—dije; de pronto me sentí un tanto
incómoda—.Marcietiendeacomprarlastallasmáspequeñas.Patchselimitóasonreír.—Tieneunarajahastaelmuslo.LasonrisadePatchsevolviómásamplia.Meencerréenelarmarioymepuseelvestido,quesedeslizóporencimademis
curvascomounlíquido;larajadescubríamismuslos.Salídelarmario,merecogíelcabelloyledije:
—¿Mesubeslacremallera?Patchmeescrutóconsusojososcurosybrillantes.—NomegustanadaqueacudasalbaileconScottenfundadaenesevestido.Telo
advierto:sicuandoregresesacasaelvestidoestáarrugado,aunquesóloseaunpoco,buscaréaScottallídondeestéypobredeélcuandoloencuentre.
—Ledarétumensaje.—Simedicesdóndeseesconde,selodaréyomismo.Tuvequeesforzarmeparanosonreír.—Algomedicequetumensajeseríabastantemásdirecto.—Digamosqueéllocomprendería.Patchme cogióde lamuñecayme atrajo hacia sí para besarme, pero algo iba
mal.Surostrosevolvióborrosoyseconfundióconelfondo.Casinopercibíelrocedesus labiosy, loqueespeor,notéquemeseparabadeélcomoun trozodecinta
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adhesivaquesedespegadeuncristal.Patchtambiénlonotóymaldijoenvozbaja.—¿Quéestáocurriendo?—pregunté.—Eselmestizo—gruñó.—¿Scott?—Está llamando a la ventana de tu habitación. Te despertarás en cualquier
momento.¿Eslaprimeravezquemerodeaporaquídenoche?Consideré que seríamejor no responder. Patch estaba enmi sueño y no podía
hacer nada precipitado, pero eso no significaba que avivar la competencia entreambosfueraunabuenaidea.
—¡Acabaremosestaconversaciónmañana!—fue loúnicoquemedio tiempoadecirantesdequeelsueñoyPatchsedesvanecieran.
Desperté y comprobé que, efectivamente, Scott entraba en mi habitación ycerrabalaventanaasusespaldas.
—Vamos,arriba—dijo.Soltéungemido.—Hasdedejardehaceresto,Scott.Mañanatengoclase.Además,estabasoñando
algomuyagradable—refunfuñé.—¿Soñabasconmigo?—preguntóconunasonrisachulesca.—Serámejorquetengasunabuenaexcusa—melimitéacontestar.—Mejorquebuena.Mehancontratadoparatocarlaguitarraenungrupollamado
Serpentine.DebutamosenelDevil’sHandbagel finde semanaqueviene.Losdelgrupotienendosentradasgratuitasytúeresunadelasafortunadas—dijoy,conungestoteatral,depositódosentradasenmicama.
Cadavezestabamásdespierta.—¿Tehasvueltoloco?¡Nopuedestocarenungrupo!Sesuponequeteocultasde
Hank.Unacosaesqueasistasalbaileconmigo,peroestoesirdemasiadolejos.Scottdejódesonreíryadoptóunaexpresiónagria.—Creíquetealegraríaspormí,Grey.Heestadoocultodurantedosmeses.Vivo
enunacavernaytengoqueingeniármelasparacomer,ytodoseestávolviendocadavezmásdifícilconlallegadadelinvierno.Meveoobligadoametermeenelmartresvecesporsemanaparabañarmeyelrestodeldíalopasotiritandojuntoalfuego.Notengo tele ni móvil, estoy completamente desconectado. ¿Quieres que te diga laverdad?Estoyhartodeesconderme:vivirhuyendonoesvida,másvaleestarmuerto—dijo,rozandoelanillodelaManoNegraqueaúnllevaba—.Mealegrodequemeconvencierasdequevolviera a llevarlo.Hacemesesquenome sentía tanvivo.SiHankintentaalgo,leesperaunagransorpresa.Mispodereshanaumentado.
Mequitélasmantasdeencimaymeenfrentéaél.—Hanksabequeestásenlaciudad,Scott.Sushombresestánbuscándote.Hasde
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permanecerocultohasta…almenoshastaelChesvan—dije,convencidadequeelinterésdeHankporScottsereduciríaencuantosusplanessepusieranenmarcha.
—Nodejodedecírmelo,pero¿ysinoesasí?¿Ysisehaolvidadodemíytodoestoesasantodenada?
—Séqueteestábuscando.—¿Acasoéltelodijo?—preguntó,pillándomeenunfarol.Dadosuestadodeánimoactual,fuiincapazdedecirlequiénmelohabíadicho.
ScottnosetomaríaelconsejodePatchenserioyentoncestendríaqueexplicarleporquéestabaliadaconél.
—Melodijounafuenteconfiable.Scottagitólacabeza.—Intentasasustarme.Aprecioelgesto—dijoconcinismo—,perohetomadouna
decisión: después de reflexionar, he decidido que, pase lo que pase, puedoenfrentarmeaél.Unosmesesdelibertadsonmejoresquetodaunavidaenlacárcel.
—NopuedesdejarqueHank teencuentre—insistí—,porquede locontrario teencerraráenunadesusprisionesdehormigón.Tetorturará.Tienesqueaguantarunpocomás.Porfavor—supliqué—.Sólounassemanasmás.
—A lamierda con eso.Me largo. Tocaré en el Devil’s Handbag, vengas o novengas.
LarepentinaactituddespreocupadadeScottmeresultabaincomprensible.Hastaestemomento,habíaevitadocuidadosamenteacercarseaHank,¿yahorasejugabalavidaporalgotantrivialcomounbailedelinstituto…yunconciertoderock?
Derepentesemeocurrióunaideahorripilante.—Dijiste que el anillo de la Mano Negra te conecta con él. ¿Puede haberte
acercado a él de algúnmodo? Quizás el anillo no sólo aumenta tus poderes, a lomejoresunaespeciede…baliza.
—LaManoNegranomeatrapará—bufóScott.—Teequivocas.Ysisiguesasíteatraparáantesdeloqueteimaginas—dijeen
tonosuaveperocondureza.Tratédecogerlodelbrazo,peroseapartó,salióporlaventanaylacerrótrasdesí
deungolpe.
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Capítulo
Eraviernesylavotaciónparaelegiralosmiembrosdelséquitorealserealizaríaduranteelalmuerzo.Demomento,observabalasmanecillasdelrelojacercándosealahoradelfinaldelaclase.Envezdepreocuparmeporqueloscientosdepersonasconlasquetendríaquepasarlosdospróximosañosdemividasepusieranhistéricasalverminombreen lapapeleta—yenmenosdediezminutos—meconcentréenScott.
Debía encontrar elmodo de convencerlo de quedarse en la caverna durante elChesvany,comomedidadeprecaución,quesequitaraelanillodelaManoNegra.Sieso no funcionaba, tendría que encerrarlo. Me pregunté si podía recurrir a Patch.Seguro que conocía un par de lugares donde encerrar a un Nefil, pero ¿acaso setomaría la molestia por Scott? E incluso si lograba convencer a Patch de quecooperase,¿cómoharíapararecuperarlaconfianzadeScott?Élloconsideraríaunatraición total. Ni siquiera podía convencerlo de que era por su propia seguridad:anochehabíadejadoclaroqueyanodabavalorasuvida.«Vivirhuyendonoesvida.Másvaleestarmuerto».
DerepentesonóelinterfonoapoyadoenelescritoriodelaseñoritaJarbowskiyseoyólavozdelasecretaria.
—¿SeñoritaJarbowski?Disculpelainterrupción.DígaleaNoraGreyqueacudaaldespachodelasecretaria,porfavor—dijo,entonountantocompasivo.
LaseñoritaJarbowskidioungolpecitoimpacienteconelpie,porlovistomolestaporlainterrupción.
—Coge tus cosas, Nora —dijo, señalándome con la mano—. No creo queregresesaclaseantesdequesuenelacampana.
Metímilibrodetextoenlamochilaymedirigíalapuerta,preguntándomequépasaba.Sóloconocíadosmotivospor loscualesdebíaspresentarteeneldespacho:porhacernovillosyporestarausenteconexcusa.Queyosupiera,ningunodeamboseraaplicableamicaso.
Cuandoabrí lapuertade laoficina lovi:HankMillarestabasentadoen lasalaconlaespaldaencorvadayelrostrodemacrado.Teníaelmentónapoyadoenelpuñoylamiradaperdida.
Retrocedí automáticamente, pero Hank me vio y se puso de pie. La profundacompasiónqueexpresabamerevolvióelestómago.
—¿Quépasa?—tartamudeé.
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—Hahabidounaccidente—dijo,sinmirarme.Al principio no comprendí nada. ¿Por qué habría de importarme que Hank
hubiera sufrido un accidente? ¿Y por qué había venido hasta el instituto paradecírmelo?
—Tumadre se cayó por las escaleras. Llevaba tacones y perdió el equilibrio.Tieneconmocióncerebral.
Unaoleadadepánicome invadió.Dijealgo, talvez«No».«No,estonopuedeestarocurriendo».Necesitabaveramamá,ahoramismo.Derepentemearrepentídetodaslaspalabrasdurasquelehabíadichodurantelasúltimassemanasymispeorestemoresmearrinconaron.Yahabíaperdidoamipadre.Siperdíaamamá…
—¿Esgrave?—Metemblabalavoz,peronoqueríallorardelantedeHank.Fueun instante de orgullo que se desvaneció en cuantome imaginé la cara demamá.Cerrélosojos,ocultandolaslágrimas.
—Cuandosalídelhospitalaúnnopodíandecirmenada.Hevenidodirectamenteabuscarte,yahefirmadoelpermisodesalida—dijoHank—.Tellevaréalhospitalenelcoche.
Sostuvo la puerta,me agaché, pasé por debajo de su brazo y recorrí el pasillo.Fuera,elsolmedeslumbró.Mepreguntésirecordaríaestedíaeternamente,sitendríaalgúnmotivopararecordarloysentirlomismoquesentícuandomedijeronquemipadrehabíasidoasesinado:confusión,amargura,indefensión,abandono…Ynopudereprimirunsollozo.
HankabrióelLandCruiserensilencio.Alzólamanoparatocarmeelhombroengestodeconsuelo,perocerróelpuñoylabajó.
Yentoncescaí:todoparecíademasiadooportuno.Talvezsedebíaamiantipatíapor Hank, pero se me ocurrió que estaba mintiendo con el fin de conseguir quemontaraenelcoche.
—Quiero llamar al hospital —dije abruptamente—. Quiero averiguar si hayalgunanovedad.
Hankfruncióelentrecejo.—Estamos en camino. Dentro de diez minutos podrás hablar con el médico
personalmente.—Perdóname,peroestoyunpocopreocupada:estamoshablandodemimadre—
dijeenvozbajaperofirme.Hankmarcóunnúmeroensumóvilymelopasó.Salióelcontestadorautomático
delhospitalylavozmedijoqueescucharalassiguientesopcionesconatenciónoquepermaneciera en línea esperando a que me atendiera la operadora. Un minutodespués,meconectaronconlaoperadora.
—¿Puede decirme si Blythe Grey fue ingresada hoy?—pregunté, evitando lamiradadeHank.
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—Sí,hayunaBlytheGreyregistrada.Solté el aliento. Que Hank no había mentido sobre el accidente de mamá no
significabaque fuera inocente.Hacíaañosquevivíaen lagranja,ynuncasehabíacaídoporlasescaleras.
—Soysuhija.¿Puedeponermealcorrientedesuestado?—Puedodejarleunmensajeasumédicoparaquesepongaencontactocontigo.—Gracias—dije,yledejéelnúmerodemimóvil.—¿Algunanovedad?—preguntóHank.—¿Cómosabesquesecayóporlasescaleras?—pregunté—.¿Lavistecaer?—Quedamospara almorzar.Cuando llaméa la puerta yno contestó, entré y la
descubrítendidaalpiedelaescalera.—Sinotóuntonodesospechaenmivoz,nolodemostró.Parecíadeprimido,seaflojólacorbataysesecóelsudordelafrente.
»Si le ocurriera algo…—murmuró para sus adentros, pero se interrumpió—.¿Vamos?
«Sube al coche», dijo una voz en mi cabeza y dejé de sospechar. Sólo se meocurrióunacosa:debíairconHank.
Habíaalgoextrañoenlavoz,peroestabademasiadoconfundidaparadescifrarlo.Eracomositodamicapacidadderaciociniosehubieradesvanecidoysóloquedaraespacioparaesaorden:«Subealcoche».
MiréaHank,queparpadeóconaireamable.Sentíelimpulsodeacusarlodealgo,pero¿dequé?Estabaallíparaayudar.Mimadreleimportaba…
Obedientemente,montéenelLandCruiser.Nosédurantecuántotiempoavanzamosensilencio.Misideaseranuntorbellino,
hastaquedeprontoHankcarraspeó.—Quieroquesepasqueestáenmuybuenasmanos, lasmejores.Solicitéqueel
doctor Howett la atendiera. Él y yo fuimos compañeros de habitación en launiversidaddeMaine,antesdequeélingresaraenJohnsHopkins.
EldoctorHowlett.Procurérecordarquiénerayentoncescaí:eraelmédicoquesehabíaencargadodemícuandoregreséacasa.DespuésdequeHankconsiderasequehabía llegado el momento. Me corregí a mí misma. ¿Y ahora resultaba que él yHowlett eran amigos? El aturdimiento dio paso a la ansiedad; sentí una rápida einmediatadesconfianzaporeldoctorHowlett.
Mientrasreflexionabaapresuradamentesobreelvínculoentreamboshombres,uncochesepusoalapardelnuestro.Duranteuninstantenocomprendíquéocurría…yentonceselotrococheembistióelLandCruiser.
Éstesedesplazóhaciaunladoyrozólavallaprotectora,levantandounalluviadechispas.SoltéunchillidoylapartetraseradelLandCruisercoleóviolentamente.
—¡Intentansacarnosdelacarretera!—gritóHank—.¡Ponteelcinturón!—¿Quiénesson?—chillé,comprobandoqueelcinturónestabaabrochado.
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Hank pegó un volantazo para evitar una segunda embestida y el abruptomovimientohizoquevolvieraaprestaratenciónalacarretera,quetrazabaunacurvacerrada hacia la izquierda y se aproximaba a un profundo barranco. Hank pisó elacelerador, tratando de adelantar al otro coche, un chevrolet El Camino de colorpardo.Ésteaceleróyseinterpusoennuestrocarril.Atravésdelparabrisasseveíantrescabezasymeparecióquetodaseranmasculinas.
Me vino a la cabeza una imagen de Gabe, Dominic y Jeremiah. Sólo era unaconjetura,puestoquenodistinguíasuscaras,pero lamera ideahizoquesoltaraunalarido.
—¡Paraelcoche!—grité—.Esunatrampa.¡Ponlamarchaatrás!—¡Handestruidomicoche!—gruñóHank,acelerando.El otro coche tomó la curva haciendo chirriar los neumáticos y cruzó la línea
blanca, derrapando. Hank lo siguió, acercándose peligrosamente a la valla deseguridad. El arcén descendía hacia el barranco. Desde arriba, parecía un enormehueco cuyo borde recorríamos. Se me encogió el estómago y me aferré alapoyabrazos.
Laslucesrojastraserasdelotrococheseencendieron.—¡Cuidado! —grité, apoyé una mano contra la ventanilla y la otra contra el
hombrodeHank,procurandoevitarloinevitable.Hank pegó un volantazo y el Land Cruiser se apoyó en dos ruedas. Caí hacia
delante,elcinturóndeseguridadmeoprimióelpechoymegolpeélacabezacontralaventanilla.Semenublólavistaycreíoírunestruendogeneral:crujidosychasquidosestallandoenmisoídos.
Me pareció que Hank gruñía «Condenados ángeles caídos», pero despuéscomencéavolar.
No,avolarno:acaerygirar.Norecuerdohaberaterrizado,perocuandorecuperéeloremus,estabatendidade
espaldas. No dentro del Land Cruiser sino en otra parte. Tierra. Hojas. Piedrasafiladasclavándoseenmipiel.
«Frío,dolor,duro.Frío,dolor,duro»,nodejabaderepetirmicerebro.Eracomosivieralaspalabrasescritas.
—¡Nora!—gritóHank,perosuvozsonólejos.Estabaseguradetenerlosojosabiertos,masnolograbadistinguirnada,sólouna
luz brillante que lo abarcaba todo. Intenté incorporarme. La orden que di a mismúsculos era clara, pero en alguna parte se interrumpían las líneas; no podíamoverme.
Unasmanosmecogieronlostobillosydespuéslasmuñecas.Micuerposedeslizóporencimadelashojasylatierraconuncuriososusurro.Mepasélalenguaporloslabios y traté de decirle algo a Hank, pero cuando abrí la boca las palabras que
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surgieronnoeranlascorrectas.«Frío,dolor,duro.Frío,dolor,duro».Quisezafarmedelletargo.«¡No!—grité,dentrodemicabeza—.¡No,no,no!»«¡Patch!¡Socorro!¡Patch,Patch,Patch!»—Frío,dolor,duro—murmuréincoherentemente.Antes de que pudiera evitarlo, fue demasiado tarde. Algome cerró la boca, y
tambiénlosojos.
Unasmanosfuertesmecogierondeloshombrosymesacudieron.—¿Puedesoírme,Nora?Nointenteslevantarte.Quédatetumbadadeespaldas.Te
llevaréalhospital.Abrí los ojos. Vi las agitadas ramas de los árboles atravesadas por el sol;
proyectabanextrañassombrasyelmundopasabadelaluzalaoscuridadyviceversa.HankMillarestabainclinadosobremí.Teníacortesenlacara,lasangregoteaba,
le manchaba las mejillas y el pelo. Movía los labios, pero el dolor impedía quecomprendieraloquedecía.
Apartéelrostro.«Frío,dolor,duro».
Despertéenelhospital,micamaestabadetrásdeunacortinablancadealgodón.Enlahabitaciónreinabalapaz,perotambiénunextrañosilencio.Mehormigueabanlos dedos de las manos y los pies, y era como si tuviera telarañas en la cabeza.«Drogas»,pensé.
Unrostrodiferenteseinclinóhaciamí.EldoctorHowettsonrió,perosinabrirlaboca.
—Hassufridoungolpeconsiderable,jovencita.Muchosmoratones,peroningúnhuesoroto.Laenfermerateadministróibuprofenoytedaréunarecetaantesdequetemarches. Sentirás dolor durante unos días. Dadas las circunstancias, diría quedebierassentirteafortunada.
—¿Hank?—logrépreguntar;teníaloslabiosresecos.EldoctorHowettsacudiólacabezayrioenvozbaja.—Detestarásoírlo,peronosufrióniunrasguño.Parecebastanteinjusto.Pesealmareo,procuréreflexionar.Algonoencajaba.Yentoncesrecordé.—No.Sufriónumerosasheridas.Sangrabamucho.—Te equivocas. CuandoHank llegó al hospital, la sangre que lemanchaba la
ropaeralatuya.Tellevastelapeorparte,delejos.—Peroyolovi…—HankMillarestáenperfectoestado—meinterrumpió—.Yunavezquesete
caiganlospuntos,tútambiénloestarás.Encuantolaenfermeratecambieelvendaje,
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podrásmarcharte.Sabíaqueenelfondodeberíaestarasustada.Habíademasiadaspreguntasypocas
respuestas.«Frío,dolor,duro.Frío,dolor,duro».Elresplandordelaslucestraseras.Elchoque.Elbarranco.—Estoteayudará—dijoeldoctorHowlett,ymeclavóunaagujaenelbrazo.El
líquido fluyó de la aguja y se derramó en mi sangre, pero sólo sentí un pequeñoescozor.
—Pero si acabo de recuperar la conciencia —murmuré, invadida por unaagradablesensación—.¿Cómopuedoestarsana?Nomeencuentrobien.
—Te recuperarás más rápidamente en casa—dijo, soltando una risita—. Aquíhabráenfermerasjorobándotetodalanoche.
«¿Todalanoche?»—¿Yaesdenoche?Perosisóloeranlasdocedelmediodía.AntesdequeHank…
laclasedeeducaciónfísica…Nohealmorzado.—Hasidoundíaduro—añadióeldoctorHowlett,asintiendoconlacabezacon
airedesuficiencia.Queríasoltarungrito,perolasdrogasmeloimpidieronysólosemeescapóunsuspiro.
»Laresonanciamagnéticaconfirmóquenohayhemorragiainterna.Tómateloconcalmaunosdíasyenpocotiempoestarásperfectamente.—Meacaricióelhombro—.Peronopuedogarantizarquevuelvasatenerganasdesubirauncochepronto.
Enmediodelasbrumas,meacordédemamá.—¿Hank está conmimadre? ¿Se encuentra bien? ¿Puedo verla? ¿Sabe lo del
choque?—Tumadreseestárecuperandoconmucharapidez—measeguró—.Aúnestáen
la UCI y no puede recibir visitas, pero mañana pasará a planta. Entonces podrásvisitarla—dijo,inclinándosehaciamícomosiambosfuéramosdosconspiradores—.Entrenosotros, sino fuerapor laburocracia, tedejaría ir averlaahora.Sufrióunaconmociónbastantegraveyaunquealprincipiohubopérdidadememoria,dadoelestadoenqueseencontrabacuandoHanklatrajoalhospital,puedodecirtequedaráungirodecientoochentagrados.
Mepalmeólamejilla.—Debéisdeserunafamiliaafortunada.—Afortunada—repetí,aletargada.Perounasensaciónalarmantemerondaba,algomeindicabaquelasuertenotenía
ningunarelaciónconnuestrarecuperación.Yalomejortampococonnuestrosaccidentes.
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Capítulo
CuandoeldoctorHowlettmedioelalta,cogíelascensorhastalaplantabajayllamé a Vee. No tenía quien me acompañara a casa y esperaba que aún fuera lobastantetempranoparaquesumadrelepermitierarescataraunaamigavarada.
Cuandoelascensor sedetuvoy laspuertas seabrieron,elmóvil semecayóalsuelo:allíestabaHank.
—Hola,Nora—dijo.Pasarontressegundosantesdequepudieracontestarle.—¿Subes?—pregunté,conlaesperanzadehablarentonotranquilo.—Enrealidadteestababuscando.—Notengoprisa—medisculpéyrecogíelmóvil.—Pensé que quizá necesitaras un coche. Le dije a uno demismuchachos que
trajeranuncochedealquilerdelconcesionario.—Gracias,peroyahellamadoaunaamiga.—Al menos permíteme que te acompañe hasta la puerta —dijo. Su sonrisa
parecíadeplástico.—Primerotengoqueirallavabo.Nohacefaltaquemeesperes,deveras.Estoy
perfectamente,yseguroqueMarcieestaráansiosaporverte.—Tumadrequerríaqueteacompañeacasa.Tenía losojos inyectadosde sangreyparecíaagotado,peronopenséniporun
instantequesedebíaasupapeldenovioentristecido.PuedequeeldoctorHowlettafirmara que cuando Hank llegó al hospital estaba ileso, pero yo sabía la verdad.Habíasalidoenpeorestadoqueyodelchoque.Muchopeordeloexplicable.
TeníalacarahechapolvoyaunquegraciasasusangreNefilimhabíacicatrizadocasi de inmediato, en cuanto recuperé la concienciay le eché aquel primervistazoborroso,supequealgolehabíaocurridodespuésdedesmayarme.Podíanegarlo,perodadosuestadounodiríaquelohabíaatacadountigre.
Estabademacradoyexhaustoporquehoyhabíaluchadoconungrupodeángelescaídos.Ésa, almenos, erami teoría.Al recordar los acontecimientos, eramiúnicaexplicación sensata. «¡Condenados ángeles caídos!» ¿Acaso Hank no habíapronunciadoesaspalabrasunmomentoantesdelchoque?Eraevidentequenohabíaplaneadotoparseconellos,asíque…¿quéhabíaplaneado?
Unpresagiohorrendomecorroía,algoque,enretrospectiva,nohabíadejadoderondarmelacabeza.Hankhabíaaparecidoenelinstituto.¿Ysilosacontecimientos
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deldíahubieransidounatrampa?¿Habíaarrojadoamamáescalerasabajo?EldoctorHowlettmencionóquealprincipiosufríaamnesia,untrucoqueHankquizásempleópara evitar que recordara lo ocurrido.Después fue a recogerme al instituto…¿conquéfin?¿Quésemeescapaba?
—Hueleaquemado—dijoHank—.Estásmuyconcentradaenalgo.Su voz me volvió al presente. Le clavé la vista, con el deseo de adivinar sus
motivosapartirdesuexpresión;entoncesnotéqueéltambiénmemirabafijamente,conunamiradatanintensaqueresultabacasihipnótica.
Laconclusióna laqueestabaapuntode llegar sevolvióborrosa,mis ideas searremolinaronynopuderecordarenquéestabapensando.Cuantomásmeesforzabaporrecordar,tantomayoreramiconfusiónmental.
Era como si un capullo me envolviera el cerebro y me impidiera pensar. Lapesadayconfusasensacióndenopodercontrolarmispropiospensamientossevolvíaarepetirunavezmás.
—¿Tuamigahaquedadoenrecogerte,Nora?—preguntó,sindespegarsumiradadelamía.
En lomásprofundodemi ser, sabía quenodebía decirle la verdad, que debíadecirlequeVeevendríaarecogerme,pero¿porquéhabríadementirle?Siledecíalaverdad,mequedaríaatascadaenelhospitaltodalanoche.
—LlaméaVee,peronocontestó—reconocí.—Estaréencantadodeacompañarte,Nora.—Sí,gracias—contesté,asintiendo.Estaba confundida y no lograba recuperar la claridadmental.Recorrí el pasillo
juntoaHank;teníalasmanosfríasytemblorosas.¿Porquétemblaba?QueHankseofrecieraparaacompañarmeacasaeramuyamabledesuparte.Mamáleimportabalobastantecomoparamolestarsepormí,¿no?
Eltrayectoacasatranscurriósinincidentesycuandollegamosalagranja,Hanktambiénentró.
Medetuveenelumbral.—¿Quéestáshaciendo?—Leprometíatumadrequeestanochecuidaríadeti.—¿Piensasquedartetodalanoche?—Lasmanosvolvíanatemblarmey,pesea
tener la cabeza llena de telarañas, supe que debía encontrar el modo de que semarchara.Que sequedaraadormirnoeraunabuena idea,pero¿cómoobligarloamarcharse? Él era más fuerte que yo. E incluso si lograba expulsarlo, hacía pocomamálehabíadadolallavedecasa.Volveríaaentrardeinmediato.
—Estásdejandoentrarelairefrío—dijoHank,ycondelicadezaquitómismanosdelapuerta—.Déjamequeteayude.
«Esoes—pensé,ymiestúpidaconfusiónmehizosonreír—.Quiereayudar».
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Hankdejólasllavesenlaencimera,sedejócaerenelsofáyapoyólospiesenlaotomana.Dirigiólamiradaalcojínasulado.
—¿Quieresrelajarteviendolatele?—Estoycansada—dije,yprocuréevitareltemblorquemeagitabaelcuerpo.—Eldíahasidolargo.Puedequedormirsealomejor.Luchécontralanubequesecerníasobremicerebro,perolaoscuridadnoparecía
tenerfin.—¿Hank?—pregunté—.¿Porquéquieresquedarteaquíestanoche?Hankrio.—Pareces realmente asustada, Nora. Sé buena chica y vete a la cama. No te
estrangularémientrasduermes.En mi habitación, empujé el tocador contra la puerta para impedir el paso de
cualquiera.No sabía por qué lo hice; no teníamotivos para temer aHank. Estabacumpliendo con lo prometido amamá.Quería protegerme. Si llamaba a la puerta,apartaríaeltocadorylaabriría.
Ysinembargo…Memetíenlacamaycerrélosojos.Estabaagotadaytiritabatanviolentamente
quemepreguntésimeestaríaconstipando.Cuandoempecéadormirme,noluchépormantenermedespierta.Vicoloresyformasborrosasymedeslicémásprofundamenteenmisubconsciente.Hankteníarazón:necesitabadormir,eldíahabíasidolargo.
SólocuandomeencontréenelumbraldelestudiodePatchempecéanotarquealgonoencajaba.LasbrumassedisiparonycomprendíqueHankmehabíahechountrucomentalparasometermeasuvoluntad.Abrílapuertayechéacorrer,gritandoelnombredePatch.
Loencontréenlacocina,encaramadoauntaburete.Encuantomevio,seacercóamí.
—¿Nora? ¿Cómo has llegado aquí? Estás dentro de mi cabeza —dijo,sorprendido—. ¿Estás soñando? —preguntó, contemplándome y buscando unarespuesta.
—No lo sé.Creo que sí.Memetí en la cama sintiendo una gran necesidad dehablarcontigo…yaquíestoy.¿Estásdormido?
—No, estoy despierto, pero estás eclipsandomis pensamientos.No sé cómo lohashecho.
—Hasucedidoalgoespantoso.—Mearrojéensusbrazos,intentandoreprimireltemblor—.Primeromamácayóporlasescaleras,ydecaminoalhospitalembistieronelcochedeHank.Antesdeperderelconocimiento,creoqueHankdijoqueelotrocoche estaba lleno de ángeles caídos. Hank me llevó a casa en coche desde elhospital…¡Lepedíquesemarchara,perosenegó!
LamiradadePatchrevelósuansiedad.
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—Unmomento.¿Hankestácontigoasolas?Hiceungestoafirmativo.—Despierta.Iréaverte.Quinceminutosdespuésllamaronsuavementealapuerta.Arrastréeltocadoraun
ladoy entreabrí la puerta: Patch estaba al otro lado.Lo cogí de lamanoy lo hiceentrar.
—Hankestáabajoviendo la tele—susurré.Hank tenía razón:dormirmehabíahechomuchobien;encuantodesperté,habíarecuperadomiprocesomentalnormalcomo para comprender lo que antes no podía: que Hank había utilizado trucosmentales para someterme a su voluntad. Dejé que me acompañara a casa sinprotestar, que entrara, que se acomodara, creyendo que quería protegerme. Nadapodíaestarmáslejosdelaverdad.
Patchcerrólapuertadeunsuavepuntapié.—Entréatravésdelabuhardilla—dijo,examinándomedepiesacabeza—.¿Te
encuentrasbien?Deslizóundedoporelcortequemerecorríalapartesuperiordelafrenteyensus
ojosardiólaira.—Hankmehizotrucosmentalestodalanoche.—Cuéntamelotodo,apartirdelacaídadetumadre.Inspiréprofundamenteylerelatélahistoria.—¿Quémodelodecocheconducíanlosángelescaídos?—UnchevroletElCaminodecolorpardo.—¿CreesqueeraGabe?—preguntó,frotándoselabarbilla—.Noeselcocheque
sueleconducir,peroesonosignificanada.—Eran tres.No pude ver sus caras, pero podrían haber sidoGabe,Dominic y
Jeremiah.—OtalvezotrosángelescaídoscuyoobjetivofueraHank.AhoraqueRixonha
muerto, han puesto precio a su cabeza. Él es la Mano Negra, el Nefilim máspoderoso,ynumerososángelescaídosquierenconvertirloensuvasallo,aunquesóloseaporalardear.¿CuántotiempoestuvistedesmayadaantesdequeHanktellevaraalhospital?
—Diría que sólounosminutos.Cuando recuperé el conocimiento,Hank estabacubiertodesangreyparecíaexhausto.Apenaspudocogermeenbrazosparametermeenelcoche.Nocreoquesusheridasymoratonessedebieranalchoque,másbienaqueloobligaranajurarlealtad.
LaexpresióndePatchsevolvióferoz.—Estoseterminaaquí.Noquieroquesigasinvolucrada.Séqueestásempeñada
enacabartúconHank,peronopuedoarriesgarmeavolveraperderte.—Sepusodepieycaminódeunladoaotro;sudisgustoeraevidente.
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»Déjamehacerloamí.Dejaqueseayoquienlehagapagar.—Éstanoestulucha,Patch—dijeenvozbaja.Sumiradasevolviómásintensaquenunca.—Eresmía, Ángel, no lo olvides. Tus luchas son lasmías. ¿Y si hoy hubiese
ocurrido algo? Ya fue bastante horrible cuando creí que era tu espíritu quien merondaba;nopodríasoportarqueesoocurrieraenlarealidad.
Loabracéporlaespalda.—Podríahaberocurridoalgomalo,peronofueasí—dije—.InclusosifueGabe,
esevidentequenologróloquequería.—¡Olvida a Gabe! Hank planea algo para ti, y quizá también para tu madre.
Centrémonoseneso.Quieroqueteescondas.Sinoquieresquedarteenmiestudio,deacuerdo.EncontraremosotrolugarypermanecerásallíhastaqueHankestémuerto,enterradoypudriéndose.
—Nopuedomarcharme.Sidesaparezco,Hanksospecharáalgode inmediato,yademás no quiero que mi madre vuelva a pasar por lo mismo. Una nuevadesapariciónladestrozará.Mírala:yanoeslamismaquehacetresmeses.TalvezenpartedebidoalostrucosmentalesdeHank,perohedeenfrentarmealhechodequemidesapariciónlaconvirtióenunapersonadébilypuedequejamásserecupere.Encuantosedespiertaporlamañana,sienteterror.Paraella,laseguridadhadejadodeexistir.
—PorculpadeHank—dijoPatchentonobrusco.—No puedo controlar lo que ha hecho Hank, pero sí lo que hago yo. Nome
marcharé.NomemantendréalmargennipermitiréqueteenfrentesaHankasolas.Prométemeque,paseloquepase,nomeloocultarás.Prométemequenoactuarásamisespaldasniacabarásconéldiscretamente,inclusosicreesqueespormipropiobien.
—Sufinnoserádiscreto—dijoPatchconunbrilloasesinoenlamirada.—Prométemelo,Patch.Mecontemplóensilencioduranteunbuenrato.Ambossabíamosqueéleramás
rápido, más diestro en la lucha y, en el fondo, más implacable que yo. Habíaintervenidoparasalvarmemuchasveces,peroestavez,estaúnicavez,erayoquienlucharíaysóloyo.
Porfin,demuymalagana,dijo:—No me quedaré al margen viendo que tú te enfrentas a Hank a solas, pero
tampocolomatarépormicuenta.Antesdeponerlelamanoencima,measegurarédequeesesoloquequieres.
Medabalaespalda,peroleacariciéelhombroconlamejilla.—Gracias.—Siunángelcaídovuelveaatacarte,veaporlascicatricesdesusalas.
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Nocomprendíaquésereferíadeinmediato;luegoPatchprosiguió.—Pégaleconunbatedebéisboloclávaleunpaloenlasheridas,sinotienesotra
cosa.LascicatricesdelasalassonnuestrotalóndeAquiles.Nosentimosdolor,peroun golpe en las cicatrices nos paraliza. Dependiendo de la herida, puede quequedemos incapacitados durante horas. Tras clavarle la barra de hierro en lascicatrices,dudoqueGabehayasalidodelestadodeshockenmenosdeochohoras.
—Lotendrépresente—contesté—.¿Patch?—¿Sí?—replicóentonoseco.—Noquieropelear.—Lerecorrílosomóplatosconeldedo,susmúsculosestaban
tensos,todosucuerpoestabarígidoysufrustracióneraevidente—.Hankyamehaquitadoamimadreynoquieroperdertetambiénati.¿Puedescomprenderporquéhedehacerlo?¿Porquénopuedodejarquelibresmisbatallasaunqueambossepamosqueeneseaspectomellevasmuchaventaja?
Patchespirólentamenteynotéqueserelajaba.—Sólo estoy seguro de una cosa—dijo, y se volvió haciamí—.Haría lo que
fueraporti,inclusosiesosignificarairencontrademisinstintosodeminaturaleza.Dejaríatodoloqueposeo,hastamialma,porti.Siesonoesamor…eslomejorquepuedodarte.
No sabía qué contestar, nada parecía adecuado, así que le cogí la cara con lasmanosybesésubocatensa,cerrada.
Lentamente,loslabiosdePatchseamoldaronalosmíos.Disfrutédeladeliciosasensaciónmientras su boca presionaba y se deslizaba sobre lamía.No quería queestuvieraenfadado.Queríaqueconfiaraenmí,comoyoconfiabaenél.
—Ángel —dijo a través del beso. Luego se apartó, tratando de adivinar misdeseos.
Incapazdeestartanpróximaaélsinquemetocara,locogídelanucayloatrajehacia mí. Me besó más intensamente, al tiempo que deslizaba las manos por micuerpo;elrocemeprovocabadescargaseléctricasbajolapiel.
Medesprendióunbotóndeljersey,luegodos,tres,cuatro…hastaquesemecayóde loshombrosyquedéen camisola.La levantóymeacarició el estómagoconelpulgar,haciéndomejadear.
Unasonrisadepirataseasomóasurostroyseconcentróenbesarmeelcuello;elrocedesubarbaeraunadelicia.
Entoncesmerecostócontralasalmohadas.Me besó profundamente, se apoyó en los codos y de repente sus rodillas me
inmovilizaron las piernas, el roce de sus labios era cálido, áspero y sensual. Meapretócontrasupechoymeaferréaél,comosisoltarlosignificaraperderunapartedemímisma.
—¿Nora?
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Dirigílamiradahacialapuertaysoltéunalarido.Allí estaba Hank, apoyado contra la jamba y recorriendo la habitación con
expresiónburlona.—¡Quéestáshaciendo!—grité.Hanknocontestó;siguiórecorriendocadarincóndelahabitaciónconlamirada.NosabíadóndeestabaPatch;eracomosihubieranotadolapresenciadeHankun
segundoantesdequegiraraelpicaporte.Podíaestaraunoscentímetrosdedistancia,escondiéndose.Apuntodeserdescubierto.
—¡Sal de aquí!—exclamé, yme levanté de un brinco—. Puede quemamá tehaya dado la llave de la casa, pero esto es demasiado.Que sea la última vez queentrasenmihabitación.
Echóunlentovistazoalaspuertasentreabiertasdelarmario.—Meparecióoíralgo.—¿Ah,sí?¡Puesresultaqueestoyviva, respiroydevezencuandohagoalgún
ruido!Despuéscerrélapuertaymeapoyécontraella.Elcorazónmelatíaaprisaynoté
queHank se había quedado esperando, quizá tratando de localizar el ruido que lehabíahechosubirpararegistrarmihabitación.
Porfinsealejóporelpasillo.Mehabíaasustadohastalaslágrimasymelassequérápidamente.Recordésuspalabrasysuexpresión,procurandodescubrirunindiciodequeHanksabíaquePatchestabaenmihabitación.
Dejé pasar cinco interminablesminutos antes de entreabrir la puerta.El pasilloestabadesiertoyvolvíamirarmihabitación.
—¿Patch?—susurré.Peroestabasola.
No pude verlo hasta queme dormí. Soñé que caminaba por un prado de altashierbasqueseabríanamipaso.Másalláaparecióunárbolsecoyretorcido.Patchestabaapoyadocontraelárbolconlasmanosenlosbolsillos.Vestíadenegrodepiesacabezaysufigurasedestacabacontraelblancolechosodelprado.
Corríhaciaélymeenvolvióconsucazadoradecuero,conungestodeintimidadmásqueparaconservarelcalor.
—Quieroquedarmecontigoestanoche—dije—.TemoqueHankintentealgo.—Nopiensoperdertedevista,Ángel—dijoentonocasiposesivo.—¿Creesquesabequeestabasenmihabitación?Patchlanzóunsuspiroinquietocasiinaudible.—Estoy convencido de que percibió algo. Notó mi presencia y subió para
investigar; empiezo a preguntarme si es más poderoso de lo que pensaba. Sushombres están muy bien organizados y entrenados. Ha sido capaz de mantener
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prisioneroaunarcángelyahoraescapazdepercibirmipresenciaavariosmetrosdedistancia. La única explicación que se me ocurre es la hechicería diabólica: hadescubiertoelmododeencauzarlao,de locontrario,ha llegadoaunacuerdo.Seacomosea,hainvocadolospoderesdelinfierno.
—Me estás asustando —dije, estremeciéndome—. Aquella noche, después deencontrarnosenBloodyMary’s,losdosNefilimquemepersiguieronmencionaronlahechiceríadiabólica,peroafirmaronqueHankhabíadichoqueeraunmito.
—Puede queHank no quiera que nadie se entere de lo que está tramando. Lahechicería diabólica podría explicar por qué cree que puede derrocar a los ángelescaídoscuandollegueelChesvan.Nosoyunexpertoeneltema,peroquizásirvaparainvalidarunjuramento,inclusounjuramentohechoanteelcielo.Quizácuenteconlahechicería diabólica para romper los innumerables juramentos prestados por losNefilimantelosángelescaídosalolargodelossiglos.
—Enotraspalabras,túnocreesqueseaunmito.—Yosolíaserunarcángel—merecordó—.Noformabapartedemijurisdicción
pero sé que existe. Eso es todo lo que nosotros sabíamos. Que se originó en elinfierno y el resto era una suposición. Practicar la hechicería diabólica fuera delinfiernoestáprohibidoylosarcángelesdeberíanestaraltantodeello—dijo,ysuvozadoptóuntonodecontrariedad.
—Alomejorloignoran.QuizásHankdescubrióelmododeocultárselo.Otalvezlaempleaendosistanpequeñasquenolohannotado.
—Ésa es una idea divertida—dijo Patch, soltando una breve carcajada que notenía nada de jocosa—. Puede que esté empleando la hechicería diabólica paramodificar las moléculas del aire, lo cual explicaría por qué me ha costado tantotrabajoseguirleelrastro.Durantetodoeltiempoqueespiéparaél,meheesforzadopor no perderle la pista y averiguar cómo utiliza la información que yo leproporcionaba. Una tarea difícil, dado que se mueve como un fantasma. No dejarastros.Quizásestéempleandolahechiceríadiabólicaparamodificarlamateria.Notengo ni idea de cuánto hace que la usa ni hasta qué punto ha aprendido aaprovecharla.
Ambos reflexionamosensilencio.¿Modificar lamateria?SiHankeracapazdemanipularloselementosesencialesdenuestromundo,¿quémáspodíamanipular?
Despuésdeunmomento,Patchmetió lamanobajoelcuellodesucamisaysequitóunacadenadeeslabonesentrelazadosdeplatadeleyligeramenteopaca.
—Elveranopasadotedimicollardearcángel.Melodevolviste,peroquieroquevuelvasatenerlo.Amíyanomesirve,peropodríaresultarteútil.
—Hankharíacualquiercosaporapoderarsedetucollar—protesté,apartandosusmanos—.Guárdatelo.Hasdeocultarlo.NopodemospermitirqueHanksehagaconél.
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—SiHankleponeelcollaralarcángel,ellanotendrámásremedioquedecirlelaverdad.Le proporcionará información auténtica, y lo hará voluntariamente.En esoestás en lo cierto. Pero el collar también registrará el encuentro y lo grabará parasiempre.Tardeotemprano,Hankseapoderarádelcollar.Mejorquecojaelmíoynoqueencuentreotro.
—¿Grabaráelencuentro?—QuieroquebusqueselmododedarleelcollaraMarcie—meordenó,ypusoel
collaralrededordemicuello—.Nodeberesultarevidente.Ellahadecreerqueteloha robado. Hank la interrogará y ella debe pensar que logró engañarte. ¿Podráshacerlo?
Meapartéylelancéunamiradadeadvertencia.—¿Quéplaneas?—No lo llamaría planear —dijo, sonriendo levemente—. Diría que es un
lanzamiento a la desesperada cuando sólo quedan unos segundos para el final delpartido.
Reflexionécuidadosamentesobreloquemeestabapidiendo.—PuedoinvitaraMarcieacasa—dijeporfin—.Lediréquenecesitoayudapara
elegirlabisuteríaajuegoconmivestidodefiesta.SideverdadestáayudandoaHanka encontrar el collar de arcángel y si cree que yo tengo uno, aprovechará pararegistrarmihabitación.Sibienlaideanomeentusiasma,loharé—añadí,haciendouna pausa elocuente—. Pero primero quiero saber exactamente por qué lo he dehacer.
—Hanknecesitaqueelarcángelhable.Nosotrostambién.Tenemosqueinformara los arcángelesdel cielodequeHankestápracticando lahechiceríadiabólica.Yosoyunángelcaídoynomeescucharán.PerosiHanktocamicollar,quedarágrabadoenéste.Siutilizahechiceríadiabólica,elcollartambiénloregistrará.Mipalabranosignificanadaparalosarcángeles,peroesaclasedeprueba,sí.Loúnicoquetenemosquelograresqueelcollaracabeenmanosdeellos.
Yoseguíateniendomisdudas.—¿Ysinofunciona?¿YsiHankobtienelainformaciónquenecesitaynosotros
nologramosnada?Patchasintióconlacabeza.—¿Quépreferiríasquehiciera?Reflexionéynosemeocurriónada.Patchteníarazón.Nonosquedabatiemponi
teníamosmásopciones.Noeraunasituación ideal,peroalgomedijoquePatchsehabíapasadolavidaenteratomandodecisionesarriesgadas.Yaqueestabametidaenunasuntotanpeligrosocomoéste,preferíahacerloencompañíadePatch.
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Capítulo
Era viernes por la noche, había pasado una semana, y mamá y Hank estabanacarameladosenelsofádelsalóncompartiendouncuencodepalomitas.Yomehabíaretiradoamihabitación,pueslehabíaprometidoaPatchque,enpresenciadeHank,noperderíalosnervios.
Durante los últimos días, Hank se había mostrado irritantemente encantador:habíatraídoamamáacasadesdeelhospital,cadanochehabíaaparecidoconplatospreparadosalahoradecenaryestamañanainclusohabíalimpiadoloscanalonesdeltecho.Yonoeratanestúpidacomoparabajarlaguardia,peromeestabavolviendolocatratandodeadivinarquéseproponía.Tramabaalgo,peronoteníaniideadequé.
La risademamásurgiendode laplantabajahizoqueperdiera losestribosy leenviéunSMSaVee.
—HOLA—respondióuninstantedespués.—TENGOENTRADASALSERPENTINE.¿QUIERES?—¿SERPEN-QUÉ?—NUEVO GRUPO DE 1 AMIGO DE LA FLIA —expliqué—. DEBUTAN
ESTANOCHE.—TERECOJOEN20.Veinte minutos después Vee aparcó haciendo chirriar los neumáticos. Corrí
escalerasabajo,conlaesperanzadealcanzarlapuertaantesdetenerquesoportarlatorturadeoírcómomimadreyHanksedabanel lote;habíadescubiertoqueHankdababesosmuyhúmedos.
—¿Nora?—oílavozdemamáenelvestíbulo—.¿Adóndevas?—SalgoconVee.¡Volveréalasonce!—Antesdequepudieravetarme,salífuera
ymelancédentrodelDodgeNeondecolormoradomodelo1995deVee.»¡Arranca,deprisa!—grité.Vee, a quien esperaba un futuro brillante como conductora de coches para la
huidaencasodequelodelauniversidadnoresultara,arrancócontantarapidezqueespantóaunabandadadepájarosposadosenunárbol.
—¿DequiéneraelAvalonaparcadoenelcaminodeentrada?—preguntóVeealtiempoqueatravesabalaciudadatodavelocidad,haciendocasoomisodelasseñalesde tráfico.Desde que obtuvo el permiso de conducir había logrado zafarse de tresmultas de tráfico por exceso de velocidad recurriendo a las lágrimas y estabafirmementeconvencidadeque,cuandosetratabadelasleyes,erainvencible.
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—EselcochedealquilerdeHank.—MedijoMichelleVanTassel, aquiense lodijoLexiHawkins,aquiense lo
dijo nuestra vieja amigaMarcie, queHank ofrece una importante recompensa porcualquier información que conduzca al arresto de los tres frikis que trataron desacarosdelacarretera.
«Ledeseobuenasuerte».Pero sonreí, porque no quería que Vee descubriera que algo ibamal. Lo ideal
sería contarle todo, empezando por que Hankme había borrado lamemoria, pero¿cómo?¿Cómoexplicarlecosasqueyomismaapenascomprendía?¿Cómohacerlecreerenunmundoplagadodepesadillas,cuandolaúnicapruebaqueteníaeranmispropiaspalabras?
—¿Cuántoofrece?—pregunté—.Alomejorlogrorecordaralgoimportante.—No vale la penamolestarte. En cambio podrías robarle su tarjeta de crédito.
Dudodequenoteladesaparicióndeunoscientosdedólares.Ysitepescanoteharáarrestar,porqueestropearíacualquieroportunidaddeseduciratumadre.
Ojaláfueratansencillo,pensé,conunasonrisahelada.OjaláHankfueradefiar.DetrásdelDevil’sHandbaghabíaunparkingdiminutoyVeecondujodeunlado
a otro durante cinco minutos sin hallar un hueco. Tras recorrer varias manzanas,aparcóenparaleloenelbordillo;lamitaddelNeonseasomabaalacalle.
Veeseapeó,contemplóelvehículoyseencogiódehombros.—Cincopuntosporsercreativa.Recorrimoselrestodelcaminoapie.—Bien, ¿quién es ese amigo de la familia? —preguntó—. ¿Es del sexo
masculino?¿Esguapo?¿Essoltero?—Síalaprimera,quizásalasegundaycreoquesíalaúltimapregunta.¿Quieres
quetelopresente?—Noseñor.Sóloqueríasabersihedevigilarlo.Yanomefíodeloschicos,pero
laalarmasaltacuandosetratadechicosmonos.Solté una carcajada yme imaginé una versión súper limpia y emperifollada de
Scott.—ScottParnellescualquiercosamenosmono.—Unmomento.¿Quéesesto?Nomedijistequeelviejoamigodelafamiliaera
ScottieelGuapito.Quisedecirlequesedebíaaqueestabahaciendotodoloposiblepormantenerla
apariciónenpúblicodeScottensecreto,paraquenollegaraaoídosdeHank,perosóloledije:
—Losiento,debodehaberloolvidado.—HayquereconocerquenuestrochicoScottietieneuncuerpoinolvidable.Tenía razón. Scott no era fornido, pero símuymusculoso y con el físico bien
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proporcionadodeunatleta.Sinofueraporlaexpresióndura,casiceñuda,conlaquecirculaba por todas partes, quizás atraería amuchas chicas. Tal vez incluso aVee,quienproclamabasuodioporloshombressinpestañear.
Giramos alrededor de la última esquina y apareció el Devil’s Handbag, unaanodinaestructuradeladrillodecuatroplantascubiertadehiedrayconlasventanasoscurecidas.Aunladohabíaunacasadeempeños,alotro la tiendadeunzapateroremendónde laque secretamente sospechabaqueera la tapaderadeunnegociodefalsificacióndedocumentosdeidentidadporque,¿quiénsehacíacambiarlassuelasdeloszapatoshoyendía?
—¿Nospreguntaránlaedad?—preguntóVee.—Estanoche,no.Nosirvenbebidasalcohólicasenlabarra,puestoquelamitad
delgrupoesmenordeedad.Scottmedijoquebastacontenerentradas.Nospusimosenlacolaycincominutosdespuésatravesamoslapuerta.Elamplio
interiorconsistíaenunescenarioaunladoyunabarraalotro.Habíaalgunascabinasjunto a la barra y mesas cerca del escenario. El público era bastante numeroso yaumentabaconcadaminutoquepasaba;mesentíuntantonerviosaporScott.Tratéde descubrir rostros Nefilim entre el público, pero carecía de experiencia parareconocerlos.AunquelaverdadesquenohabíamotivosparapensarqueelDevil’sHandbagfueraunlugardereunióndenohumanos,sobretododeloslealesaHank.Sólomelimitabaasercautelosa.
Veeyyonosdirigimosdirectamentealabarra.—¿Qué tomáis?—preguntóelbarman,unpelirrojoquenohabíaescatimadoel
delineadordeojos,convariosanillosclavadosenlanariz.—Suicidio—contestóVee—.Yasabes,cuandoponesunchorritode todoen la
copa.—¿Tenemosedad?—pregunté,mirandoaamboslados.—Lainfanciasóloseviveunavez.Anímate.—Coca-Coladecereza—lepedíalbarman.MientrasVeeyyosorbíamosnuestrascopasdisfrutandodelaexcitaciónpreviaal
espectáculo,seacercóunarubiadelgadaconunmoñodesordenado,ysexy.Llevabaunvestido largodeestilobohemio:el resultadoeraun lookhippieperfectoychic.Sólollevabapintalabiosrojo,llamandolaatenciónsobresusmorritosgruesos.Clavólavistaenelescenarioydijo:
—Nooshevistoporaquíconanterioridad.¿Eslaprimeravez?—¿Yatiquéteimporta?—leespetóVee.Lachicario,yaunqueeraunarisasuaveytintineante,semeerizóelvellodela
nuca.—¿Delinstituto?—aventuró.—Puedequesí,puedequeno—replicóVee,ceñuda—.¿Ytúeres…?
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Larubiamelanzóunasonrisa.—SoyDabria—dijo,mirándomefijamente—.Oílodetuamnesia.Unapena.MeatragantéconmiCoca.—Creoquetehevistoenalgunaparte—dijoVee—.Perotunombrenomesuena
—añadió,frunciendoloslabios.Dabria reaccionó contemplándola con frialdad y de repente cualquier sospecha
desapareciódelrostrodeVee,quequedóplácidoysinexpresión.—Eslaprimeravezqueteveo,eslaprimeravezquenosencontramos—añadió
Veeentonomonótono.—¿Podemoshablar?¿Asolas?—dije,lanzándoleaDabriaunamiradafuribunda.—Pensabaquenuncamelopedirías—contestóentonojovial.Meabrípasohaciaelpasilloquedabaa los lavabos;cuando lamultitudquedó
atrás,mevolvíhaciaDabria.—Primero: deja de hacerle trucos mentales a mi amiga. Segundo: ¿qué estás
haciendoaquí?Ytercero:eresbastantemásguapadeloquePatchmehizocreer.—Quizásesasúltimaspalabrasfueraninnecesarias,peroahoraqueestábamosasolas,noteníaganasdeandarmeconrodeos.Mejorirdirectamentealgrano.
Ellasonrióconsatisfacción.—Ytúeresbastantemenosagraciadadeloquerecordaba.Deprontodeseéhabermepuestoalgounpocomássofisticadoque tejanos,una
camisetayunsombrerodeestilomilitar.—Quequedeclaroqueyanoleinteresas—dije.Dabriasecontemplólasuñaspintadasantesdealzarlavistaydecirconpesar:—Ojalápudieradecirlomismodemí.«¡Telodije,Patch!»,pensé,furiosa.—Elamornocorrespondidoesunamierda—fuemiúnicocomentario.—¿Estáaquí?—Dabriaestiróelcuelloexaminandolamultitud.—No.Peroestoyseguradequeyalosabías,puestoquehasdecididoacecharlo.Sumiradasevolviómaliciosa.—¿Oh?¿Lohanotado?—Seríadifícilnohacerlo:nodejasdeecharteensusbrazos.LasonrisadeDabriaseendureció.—Quieroquesepasquesinofuerapormipluma,queJevguardaenelbolsillo
delpantalón,nodudaríaenarrastrartehastalacalleyarrojartedelantedeuncoche.Puede que ahora Jev esté interesado en ti, pero yo no me fiaría. Ha hecho unoscuantos enemigos a lo largo de los años y no puedo decirte cuántos estaríanencantadosdeencadenarloenel infierno.Nopuedes tratara losdemáscomolohahecho él y dormir tranquilo —dijo en tono de fría advertencia—. Si quierepermanecer en laTierra, nopuededejarsedistraer poruna…—me recorrió con la
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mirada—…mocosa.Necesitaunaliado,alguienquelecuidelasespaldasyleresulteútil.
—Ytúteconsideraslapersonaindicada,¿verdad?—solté.—Creo que deberías quedarte con los de tu clase. A Jev no le gusta
comprometerse.Bastaconecharteunvistazoparasaberqueapenaspuedesconél.—Hacambiado—dije—.Yanoeselquetúconociste.Dabriasoltóunacarcajada.—No sé si tu ingenuidad resulta encantadora o si me da ganas de darte una
bofetada para que recuperes la sensatez. Jev no cambiará nunca y no te quiere.TeutilizaparaacercarsealaManoNegra.¿SabescuántovalelacabezadeHankMillar?Millones.Jevquiereesedinero,aligualquetodoslosángelescaídosytalvezmás,porqueleserviríaparauntarasusenemigosycréeme:leestánpisandolostalones.Les llevaventajaporque te tienea ti, laherederade laManoNegra.NingúnángelcaídotienetantaoportunidaddeacercarsealaManoNegracomotú.
—Notecreo—contesté,sinpestañear.—SéquequieresacabarconlaManoNegra,cielo.Ytambiénséquequieresser
túquienlodestruya.Unatareadifícil,dadoqueesunNefilim,perosupongamosqueesposibleduranteunmomento.¿DeverdadcreesqueJevteentregaráaHankcuandopuedeentregárseloa laspersonas idóneasy recibirunchequepordiezmillonesdedólares?Piensaenello.
Dichoesto,Dabriaalzóunacejayseconfundióconlamultitud.
Cuandoregreséalabarra,Veedijo:—Nosétú,peroamínomegustaesachica.Alcanzaunacifraaúnmásaltaque
ladeMarcieenmidetectordeguarrashorteras.«Espeor—pensé—,muchopeor».—Hablandodeintuiciones,todavíanomeheformadounaopiniónacercadeese
Romeoenparticular—dijoVee,enderezándoseeneltaburete.DirigílamiradaenlamismadirecciónqueellayviaScott.Medíamásdeunacabezaquelamultitudyseabríapasohacianosotras.Elsol
había desteñido su corto cabello castañoy con sus tejanos harapientos y su ceñidacamisetaparecíaunauténticoguitarristadeungrupoderockdemoda.
—Hasvenido—dijoconunabrevesonrisa,ycomprendíqueestabacomplacido.—No me lo perdería por nada del mundo —dije, tratando de reprimir la
inquietud, dado que Scott se negaba tozudamente a seguir oculto.Un vistazo a sumanobastóparacomprobarqueseguíallevandoelanillodelaManoNegra—.ÉstaesVeeSky,Scott,mimejoramiga.Nosésiyaosconocíais.
Veeleestrechólamanoydijo:—Mealegracomprobarqueaquíhayalmenosunapersonamásaltaqueyo.
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—Sí, heredé la estatura de mi padre—dijo Scott; era evidente que no queríaentrar en detalles. Después se dirigió a mí—. En cuanto a la fiesta, enviaré unalimusinaatucasamañanaalasnueve.Elchófertellevaráalbaileymereuniréallícontigo.¿Deberíahabertecompradounodeesosramitosdefloresparaponerteenlamuñeca?Loolvidéporcompleto.
—¿Iréis juntos a la fiesta del instituto? —preguntó Vee, alzando las cejas yseñalándonosaambosconairedesconcertado.
Tenía ganas de darme con la cabeza contra la pared por no acordarme dedecírselo.Miúnicaexcusaesqueteníamuchoenquepensar.
—Como amigos —dije, para tranquilizarla—. Si tú también quieres venir…cuantosmás,mejor.
—Sí, pero ya no tengo tiempo de comprar un vestido. —Vee parecíaauténticamentedesconsolada.
Sinpensármelodosveces,dije:—MañanaporlamañanairemosaSilkGarden,haytiempodesobra.¿Acasono
tegustóesevestidodelentejuelasvioletas,elquellevabaelmaniquí?Scottindicóelescenarioconelpulgar.—Hedehacerelcalentamiento.Siosquedáisdespuésdelespectáculo,buscadme
entrebastidoresyoslomostrarétodo.VeeyyointercambiamosunamiradaymedicuentadequesuaprecioporScott
ibaenaumento.Porotraparte,supliquéquenadaimpidieraquenosllevaraadarunavuelta y eché un vistazo en derredor tratando de descubrir aHank, sus hombres oalgúnotroproblema.
El grupoSerpentine subió al escenario, afinandodiversas guitarras y tambores.Scotttambiénaparecióysecolgólaguitarradelhombro.Rasgueóunasnotasconlapúadelaguitarraentrelosdientesymarcandosupropiocompásconlacabeza.MiréaVeedesoslayoycomprobéquemarcabaelritmoconelpie.
—¿Hayalgoquequierasdecirme?—pregunté,pegándoleuncodazo.—Essimpático—dijo,reprimiendounasonrisa.—Creíqueteestabasdesintoxicandodeloschicos.Veemepegóotrocodazo.—Noseaspesada.—Sólointentoaclararloshechos.—Sinosliáramos,élpodríaescribirmebaladasycosasasí.Habrásdereconocer
quenohaynadamássexyqueuntíoquecomponemúsica.—Vaya—dije.—Nomevengascon«vaya».Enelescenario,elequipodelDevil’sHandbagayudabaaajustarlosmicrófonos
ylosamplificadores;unodeellosestabaderodillaspegandoloscablesalescenario.
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Cuando sedetuvopara secarse la frentevi el tatuajeque llevabaenel antebrazoycasimecaídeltaburete:poníaFRÍO.DOLOR.DURO.
Antesno lo recordaba,peroahoraestabasegura:elhombredelescenariohabíaestadoallí,inmediatamentedespuésdelchoqueconelLandCruiserdeHank.FRÍO.DOLOR.DURO.Eraelquemeagarródelasmuñecascuandoperdíelconocimientoymearrastróporelsuelo.TeníaquehabersidounodelosángelescaídosmontadosenaquelElCamino.
Al tiempo que yo llegaba a esa desconcertante conclusión, el ángel caído selimpió las manos, bajó del escenario de un brinco y recorrió el perímetro de lamultitud.Mantuvounabreveconversaciónconalgunaspersonasy avanzóhacia lapartetraseradelrecinto.DeprontoenfilóhaciaelmismopasillodondeDabriayyomantuvimosunaconversación.
—Voyallavabo—ledijeaVeealoído—.Guárdameelsitio.Rodeéalaspersonasapiñadasentornoalabarrayseguíalángelcaídoalpasillo.
Estabaenlaotrapunta,ligeramenteinclinadohaciadelante.Cuandosemovió,visuperfil: encendíauncigarrilloconunmechero.Soltóunabocanadadehumoysaliófuera.
Dejé pasar unos segundos, entreabrí la puerta y me asomé. Un puñado defumadoresocupabaelcallejónperoapenasmeprestaronatención.Salíbuscandoalángelcaído.Estabarecorriendoelcallejónendirecciónalacalle.Alomejorqueríafumarasolas,peromeparecióqueabandonabadefinitivamenteellugar.
Considerémis opciones. Podía regresar a la barra y pedirle ayuda aVee, peroprefería no meterla en esto. Podía llamar a Patch, pero si esperaba a que llegara,perdería de vista al ángel caído. Otra opción era aceptar el consejo de Patch einmovilizarloaprovechandolascicatricesdelasalas,ydespuéspedirayuda.
OptépordarlelamayorinformaciónposibleaPatchyroguéquesedieraprisa.Habíamos acordado que sólo nos llamaríamos o nos enviaríamos SMS en caso deemergencia, porque no queríamos dejar rastros innecesarios que Hank pudieradescubrir.Peronocabíadudadequeestoeraunaemergencia.
—ESTOY EN CALLEJÓN DETRÁS DEL DEVIL’S HANDBAG —tecleéapresuradamente—. VI AL ÁNGEL CAÍDO DEL CHOQUE. PROCURARÉDARLEALASCICATRICESDELASALAS.
Había una pala apoyada contra la puerta trasera del zapatero y la recogí sinpensar. No tenía un plan, pero si quería inmovilizar al ángel caído necesitaba unarma.Memantuveaciertadistanciayloseguíhastaelextremodelcallejón.Élgiróhacialacalle,arrojóelcigarrilloalaalcantarillaymarcóunnúmeroensumóvil.
Ocultaentrelassombras,oífragmentosdelaconversación.—Heacabadolatarea.Élestáaquí.Sí,estoysegurodequeesél.Colgóyserascóelcuello.Soltóunsuspirodeduda,otalvezderesignación.
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Aprovechando el momento, avancé sigilosamente y le asesté un golpe en laespalda, conmás fuerzade la que creía tener, justodonde suponía que estaban lascicatricesdesusalas.
Elángelcaídosetambaleóhaciadelanteycayóderodillas.Másconfiada,volvíagolpearloconlapala,ydespuésleasestétresgolpesmás.
Comosabíaquenopodíamatarlo,lepeguéungolpeferozenlacabeza.Elángelcaídosedesplomó.Loempujéconelpie,peroestabadesmayado.Oípasosapresuradosamisespaldasymevolví,todavíaaferradaalapala.Patch
surgiódelaoscuridad,jadeandodebidoalacarreraysumiradaoscilóentreelángelcaídoyyo.
—Le…hedado—dije,aúnsorprendidaporlofácilquehabíaresultado.Patchmequitólapaladelasmanosyladejóaunlado,sonriendoligeramente.—Estehombrenoesunángelcaído,Ángel.—¿Qué?—exclamé,parpadeando.Patchseacuclillójuntoalhombre,cogiósucamisayladesgarró.Clavélavista
enlaespaldadelhombre:lisaymusculosa,ysinrastrodeunacicatriz.—Estabasegura—tartamudeé—.Creíqueeraél.Reconocíeltatuaje…—EsunNefilim—dijoPatch,contemplándome.¿UnNefil?¿AcababadeaporrearaunNefilhastadejarloinconsciente?PatchlediolavueltaalcuerpodelNefil,ledesabrochólacamisayexaminósu
torso.Ambosvimoslamarcadebajodelaclavículaalmismotiempo:eltanfamiliarpuñocerrado.
—LamarcadelaManoNegra—dije,azorada—.¿LoshombresquenosatacaronaqueldíayquecasinossacandelacarreteraeranlosdeHank?—¿Quésignificabaeso?¿YcómoHankpudocometersemejanteerror?Afirmóqueeranángelescaídos.Parecíatanconvencido…
—¿Estás segura de que éste era uno de los hombres montados en aquel ElCamino?—preguntóPatch.
Lairameinvadiócuandocomprendímierror.—Oh,sí,estoysegura.
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Capítulo
—Hankorganizóelchoque—dijeenvozbaja—.Alprincipiocreíqueelchoquehabíadesbaratadosuplan,peronadafueaccidental.Lesordenóasushombresquenosembistieranymehizocreerqueeranángelescaídos.¡Yfuilobastanteestúpidaparacreerle!
PatcharrastróelcuerpodelNefilylodejódetrásdeunseto,paraimpedirquelovierandesdelacalle.
—Asínollamarálaatenciónantesdequesedespierte—meexplicó—.¿Tevioconclaridad?
—No,locogíporsorpresa—respondí,asustada—.Pero¿porquéHankconsiderónecesario organizar el choque? Todo el asunto parece vano. Su coche quedótotalmentedestrozado,élsufrióunapaliza…nolocomprendo.
—No pienso perderte de vista hasta que logremos descifrarlo—dijo Patch—.Entraydile aVeequenonecesitasque te acompañea casa en coche.Te recogeréantelapuertaencincominutos.
Merestreguélosbrazos,teníalapieldegallina.—Ven conmigo. No quiero estar sola. ¿Y si dentro hubiera más hombres de
Hank?Patchsoltóungruñido.—SiVeenosvejuntos,lascosasseliarán.Dilequealguienofrecióllevarteacasa
yquelallamarásmástarde.Mequedaréjuntoalapuerta,sinperdertedevista.—Noselotragará.Sehavueltomuchomáscautelosaqueantes.—Rápidamente
ideé la única solución posible—. Regresaré a casa con ella y, cuando se hayamarchado, me reuniré contigo calle arriba. Hank estará allí, así que no aparquesdemasiadocerca.
Patchmeabrazóymebesó.—Tencuidado.En el interior delDevil’sHandbag unmurmullo airado recorría el público. La
gente arrojaba servilletas arrugadas y pajitas de plástico al escenario. Un gruposituadoalotroladodelapistacantaba«Serpentineesunamierda,Serpentineesunamierda».MeabrípasoaloscodazoshastaalcanzaraVee.
—¿Quépasa?—Scottselargó.Saliócorriendo.Elgruponopuedetocarsinél.Sentíunretortijónenlastripas.
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—¿Selargó?¿Porqué?—Selohabríapreguntadosilehubiesedadoalcance.Saltódelescenarioyechóa
correrhacialaspuertas;alprincipiotodoscreyeronquesetratabadeunabroma.—Hemos de salir de aquí—le dije a Vee—. La gente no tardará en ponerse
violenta.—Amén—dijo Vee, se bajó del taburete y se dirigió hacia las puertas a toda
prisa.Cuandollegamosalagranja,VeeaparcóelNeonenelcaminodeentrada.—¿QuémoscalehabrápicadoaScott?—preguntó.Estabatentadadementirle,peromehabíahartadodeandarconrodeosconVee.—Creoquetieneproblemas—dije.—¿Quéclasedeproblemas?—Creoquecometióciertoserroresymolestóaquienesnodebía.Veeparecíadesconcertada.—¿Aquienesnodebía?¿Quiénessonesaspersonas?—Personasmuymalas,Vee.ÉsafuetodalaexplicaciónnecesariayVeepusolamarchaatrás.—Bien, ¿qué hacemos aquí sentadas? Scott está allí fuera y necesita nuestra
ayuda.—Nopodemosayudarle.Losquelobuscannotienencargosdeconciencia.Nose
lo pensarían dos veces antes de hacernos daño. Pero hay alguien que sí puedeayudarle,yconunpocodesuerteayudaráaScottasalirde laciudadestanocheyponerseasalvo.
—¿Scottdebeabandonarlaciudad?—Aquí corre peligro. Estoy segura de que los hombres que lo están buscando
esperanqueintenteescapar,peroPatchsabrácómoengañarlos…—¡Unmomento!¿Acasohasrecurridoalaayudadeesechifladoparaqueayude
aScott?—exclamóVee,alzandolavozylanzándomeunamiradadereproche—.¿Tumadre sabe que te has vuelto a liar con él? ¿No se te ocurrió que quizá deberíashaberme informadodeello?Nohedejadodementir sobreél, fingiendoquenuncaexistió,¿mientrastúvolvíasaliarteconélamisespaldas?
Alcomprobarqueloconfesabasinrastrosderemordimientomeenfadé.—¿AsíqueporfinestásdispuestaadecirlaverdadsobrePatch?—¿Laverdad?¿Laverdad?Mentíporqueadiferenciadeesecretino,meimporta
loqueteocurre.Estámaldelacabeza.Cuandoapareció, tuvidacambió.Ylamíatambién,dichoseadepaso.PrefieroenfrentarmeaunapandadepresidiariosqueaPatchenunacalledesierta.Sabeaprovecharsedelagentey,alparecer,havueltoalasandadas.
Estabatandisgustadaquenolograbapensarconclaridad.
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—Silovierascomoloveoyo…—¡Siesoocurriera,puedesapostaraquemearrancaríalosojos!Tratédetranquilizarme.Aunqueestabaenfadada,podíaserrazonable.—Mentiste,Vee.Memiraste a la cara ymementiste.Puedequemimadreme
mienta, pero nunca hubiera creído que tú lo harías.—Abrí la puerta del coche—.¿Cómopensabasexplicármelocuandorecuperaralamemoria?—añadídepronto.
—Esperaba que no la recuperaras. —Vee alzó las manos—. Ya está: lo dije.Estabasmejorsinella,siesosuponíaolvidartedeesefriki.Nopiensasconclaridadcuandoestásconél.Escomosivieraselunoporcientodeélquetalvezseapositivo¡yno tepercatasdel otronoventaynuevepor cientoque consiste enpuramaldadpsicópata!
Mequedéboquiabierta.—¿Algomás?—preguntébruscamente.—No.Esoresumeloquepiensoalrespectoconbastanteprecisión.Mebajédelcocheydiunportazo.Veebajólaventanillayseasomó.—Llámame cuando recuperes el sentido común, tienes mi número —gritó.
Despuéspisóelaceleradorydesaparecióenlaoscuridad.Permanecí entre las sombras, tratando de tranquilizarme. Al recordar las
respuestas imprecisas de Vee cuando regresé a casa del hospital con la memoriadestrozada,montéencólera.Habíaconfiadoenella.Habíacontadoconquemediríalo que yo no lograba descifrar.Y lo peor de todo es que había colaborado conmimadre.Ambasaprovecharonmiamnesiaparaalejarmedelaverdad.Y,porculpadeellas,tardémuchomásenencontraraPatch.
EstabatanfuriosaquecasiolvidéquelehabíadichoaPatchquenosreuniríamoscalle abajo. Refrené el enfado y me alejé de la granja, tratando de verlo en laoscuridad.Cuandosufiguraapareciólentamenteenmediodelassombrasyanomesentíatantraicionada,peroaúnnoestabadispuestaallamaraVeeyperdonarla.
PatchestabasentadoahorcajadasenunamotoHarley-Davidsonnegraaparcadajuntoalacalle.Alverlo,notéuncambio:algopeligrosoyseductorvibrabaenelaireymedetuveabruptamente.Teníaelcorazónenunpuño,comosiéllooprimieraconlasmanosymesometierasecretamenteasuvoluntad.Bañadoporlaluzdelaluna,parecíaundelincuente.
Cuandomeacerquémetendióuncasco.—¿DóndeestáelTahoe?—pregunté.—Tuvequeabandonarlo,habíademasiadaspersonasquesabíanqueloconduzco,
inclusoloshombresdeHank.Loaparquéenunprado;ahoraloocupaunsintechollamadoChambers.
Peseamiestadodeánimo,soltéunacarcajada.
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Patcharqueólascejas.—Necesitabareír,despuésdelanochequehepasado—dije.Patchmebesóyluegomeajustólacorreadelcascobajolabarbilla.—Mealegrodehabertehechoreír.Monta,Ángel.Tellevaréamicasa.
A pesar de estar profundamente bajo tierra, cuando llegamos hacía calor en elestudiodePatchymepreguntési lastuberíasdevaporquepasabanpordebajodelDelphicservíanparacalentarlo.Tambiénhabíaunhogar,yPatchencendiólosleños.Cogiómiabrigoylocolgóenunarmariojuntoalvestíbulo.
—¿Tieneshambre?—preguntó.Ahorafuiyoquienarqueólascejas.—¿Comprastecomida?¿Paramí?—Mehabíadichoquelosángelesnoposeían
el sentido del sabor y que no necesitaban alimentarse, así que comprar comidaresultabainnecesario.
—Hay una tienda de productos orgánicos junto a la salida de la carretera. Norecuerdolaúltimavezquefuiacomprarcomida—dijo,sonriendo—.Quizámehayapasado.
Entréenlacocina,llenadeelectrodomésticosdeaceroinoxidable,encimerasdegranitonegroyarmariosdenogal:todomuymasculinoyelegante.Abrílanevera:aun lado había botellas de agua, espinacas y rúcula, setas, raíz de jengibre, quesoGorgonzolayfeta,mantequilladecacahueteyleche.Alotro,salchichasdeFrankfurt,embutidos,Coca-Cola,postresdechocolateynatamontada.TratédeimaginarmeaPatchempujandouncarritodelacompraalolargodeunpasilloycogiendoloqueleagradaba,ytuvequeesforzarmeporcontenerlarisa.
CogíunpostreyseloofrecíaPatch,peroélnegóconlacabeza,sesentóenunodelostaburetesyapoyóelcodoenlaencimeraconairepensativo.
—¿Recuerdasalgomássobreelchoque,antesdedesmayarte?Encontréunacucharaenuncajónytoméunbocadodepostre.—No—dije,frunciendoelceño—.Peroquizásestosirva:elchoqueocurriójusto
antesdemediodía,yalprincipiocreíquesólohabíaperdidoelconocimientoduranteunosminutos, pero cuando desperté en el hospital era de noche.Eso significa quefaltanunasseishoras…¿quéocurrióduranteesasseishorasfaltantes?¿EstuveconHank?¿Estuvetumbadaenelhospital,inconsciente?
LapreocupaciónseasomóalamiradadePatch.—Séqueestonotegustará,perosilográsemosqueDabriaseaproximeaHank,
talvezaverigüealgo.Nopuedemetersedentrodesupasado,perositodavíaconservaunapartedesuspoderesylograversufuturo,quizádescubramosquéestátramando,porqueloquepaseensufuturodependedesupasado.PeroconseguirqueDabriaseacerqueaélnoseráfácil.Hankactúaconmuchacautela.Cuandosale,almenosdos
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docenas de sus hombres forman una barrera impenetrable en torno a él. Inclusocuandoestáentucasa,sushombresestánfueravigilandolaspuertas,recorriendolospradosypatrullandolacalle.
Nolosabía,ysólohacíaquemesintieraaúnmásviolentada.—HablandodeDabria,estanocheestabaenelDevil’sHandbag—dije,tratando
deparecerindiferente—.Fuelobastanteamablecomoparapresentarse.ObservéaPatchdetenidamente.Nosabíaqué reacciónesperaba: la reconocería
cuando la viera.Dicho sea en su honor, y parami propia frustración, no demostróningúninterés.
—DijoquehabíanpuestoprecioalacabezadeHankyofrecidounarecompensa—continué—. Diez millones de dólares para el primer ángel caído que logreatraparlo. Dijo que hay personas que no querrían ver a Hank encabezando unarebelión Nefilim y, aunque no entró en detalles, creo que sé quiénes son. No mesorprenderíaqueallífuerahubieseunoscuantosNefilimquenoquierenqueHanksehaga con el poder, que preferirían verlo encerrado. —Hice una pausa para darlemayorpesoamispalabras—.NefilimqueestánplaneandoungolpedeEstado.
—Diez millones parece una buena suma —comentó Patch, una vez más sindemostrarsusverdaderossentimientos.
—¿Piensastraicionarme,Patch?Élnodijonadaduranteunbuenrato,ycuandohablólohizoentonodesdeñoso.—Comprendes que eso es lo queDabria quiere, ¿verdad? Te siguió al Devil’s
Handbagestanocheconunaúnicaintención:convencertedequequierotraicionarte.¿Te dijo que perdí mi fortuna jugando y que diez millones son una tentacióninsuperable?No, según tu expresión, veo que no es eso.Tal vez te dijo que tengomujeres ocultas en todos los rincones del planeta y pienso utilizar el dinero paraseguiratrayéndolas.Loquemás legustaesprovocar tuscelosyporesoapuestoaquetodavíanohedadoenelclavo,peromeestoyacercando.
Alcélabarbilla,fingiendorebeldíaparadisimularmiinseguridad.—Dijoquetehascreadomuchosenemigosyqueplaneasuntarlos.Patchsoltóunacarcajada.—Nonegaréquelalistademisenemigoseslarga.¿Creesquepuedountarlosa
todoscondiezmillones?Quizásí,quizáno.Nosetratadeeso.Hacesiglosquememantengounpasopordelantedemisenemigosynopiensocambiarde táctica.LacabezadeHankenbandejasignificamásparamíunarecompensa,ycuandodescubríquetúcompartesmideseo,esosólosirvióparaaumentarmidecisióndeencontrarelmododematarlo,aunqueseaunNefilim.
Nosabíaquécontestar.Patchteníarazón:Hanknomerecíapasarelrestodesuvidaenalgunaprisiónremota.Habíadestruidomividaymifamilia,ycualquiercosaquenofueralamuerteerauncastigodemasiadobenigno.
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Patch se llevó un dedo a los labios, silenciándome. Un momento despuésllamaronalapuerta.
IntercambiamosunamiradayoílavozmentaldePatch:«Noesperoanadie.Vealahabitaciónycierralapuerta».
Asentí, indicandoquecomprendía.AtraveséelestudioensilencioymeencerréenlahabitacióndePatch.AtravésdelapuertaoílacarcajadaabruptadePatchysuspalabrasamenazadoras.
—¿Quéestáshaciendo?—¿Soy inoportuna? —contestó una voz apagada. Femenina y extrañamente
familiar.—Túlohasdicho.
—Esimportante.Me sentí invadida por el temor y la cólera al identificar al visitante:Dabria se
habíapresentadosinavisoprevio.—Tengoalgoparati—dijoellaentonodemasiadollano,demasiadoseductor.«Apuestoaquesí»,pensécínicamente.Estabatentadadesalirydarleunacálida
bienvenida,peromecontuve.Quizásestaríamásdispuestaahablarsi ignorabaqueyoestabaescuchando.Entremiorgulloylaposibilidaddeobtenerinformación,ganóestaúltima.
—Tuvimossuerte.Estanoche,haceunrato,laManoNegrasepusoencontactoconmigo—prosiguióDabria—.Queríareunirseconmigo,estabadispuestoapagarunmontóndedineroyyoconsentí.
—Queríaqueleleyeraselfuturo—afirmóPatch.—Porsegundavezendosdías.TenemosunNefilmuyminuciosoentremanos.
Minucioso,perono tancautelosocomoenelpasado.Cometepequeñoserrores.Enestaocasión,nosemolestóenacudiracompañadodesusguardaespaldas.Dijoquenoqueríaquenadieescucharanuestraconversación.Medijoqueleleyeraelfuturoporsegundavez,paraasegurarsedequeambasversionesencajaban.Simuléquenomeofendía,perotúsabesquemedisgustaquemecuestionen.
—¿Quéledijiste?—Normalmente,misvisionessonunsecretoentrelaprofetisayelcliente,pero
quizásestédispuestaahaceruntrato—dijo,entonocoqueto—.¿Quémeofreces?—¿Profetisa?—Tieneciertocaché,¿noteparece?—¿Cuánto?—preguntóPatch.—Elprimeroquemencionaunpreciopierde:túmeloenseñaste.MeparecióquePatchponíalosojosenblanco.—Diezmil.
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—Quince.—Doce.Nodesafíesalasuerte.—Siempreesdivertidohacernegocioscontigo,Jev.Comoenlosviejostiempos.
Formábamosungranequipo.Entonceslaquepusolosojosenblancofuiyo.—Habla—dijoPatch.—PrevílamuertedeHankyselodijesinambages.Nopudedarledetalles,pero
le dije que pronto habría un Nefil menos en este mundo. Empiezo a creer que lapalabra«inmortal»espocoadecuada.PrimeroChaunceyyahoraHank.
—¿Cómoreaccionó?—fuetodoloquedijoPatch.—Noreaccionó.Semarchóensilencio.—¿Algomás?—Hasdesaberqueposeeelcollardeunarcángel.Lopercibí.MepreguntésiesosignificabaqueMarciehabíaconseguidorobarmeelcollarde
Patch.Lahabíainvitadoacasaparaquemeayudaraaelegirlabisuteríaajuegoconmi vestido, pero lo más curioso es que no había aceptado. Claro que Hank eraperfectamente capaz de darle su llave y decirle que husmeara en mi habitacióncuandoyonoestuviera.
—Noconocerásaalgúnantiguoarcángelquehaperdidosucollar,¿verdad?—preguntóDabria.
—Mañanatetransferiréeldinero—fuelarespuestadePatch.—¿Para qué quiere el collar Hank? Al salir, oí que le dijo a su chófer que lo
llevaraalalmacén.¿Quéhayenelalmacén?—insistióella.—Laprofetisaerestú—contestóélconsorna.LarisatintineantedeDabriaresonóenelestudio;luegosevolviójuguetona.—Alomejordeberíaecharleunvistazoatufuturo.Quizásecruceconelmío.Entoncesmepusedepieysalídelahabitaciónsonriendo.—Hola,Dabria.¡Quésorpresamásagradable!Ellasevolvió,yalvermesuexpresiónsevolviófuribunda.Estirélosbrazosporencimadelacabeza.—Estabadurmiendolasiestacuandoelagradablesonidodetuvozmedespertó.Patchsonrió.—Conocesaminovia,¿verdad,Dabria?—Oh sí, nos conocemos —dije en tono alegre—. Por suerte, he vivido para
contarlo.Dabriaabriólabocayluegolacerró.Susmejillassehabíancubiertoderubor.—Porlovisto,Hanksehahechoconelcollardeunarcángel—medijoPatch.—Curioso,¿no?—Ahorahemosdeaveriguarquépretendehacerconél.
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—Cogerémiabrigo.—Tútequedasaquí,Ángel—dijoPatchenuntonoquemedesagradó.Nosolía
manifestar sus sentimientos, pero su voz denotaba firmeza combinada con…preocupación.
—¿Teencargarásdeesteasuntoasolas?—Enprimerlugar—dijoPatch—,Hanknodebevernosjuntos.Ensegundo,no
me gusta la idea demeterte en un asunto que podría ponerse feo. Si necesitas unmotivomás:tequiero.Ésteesunterritoriodesconocidoparamí,peronecesitosaberquecuandoacabelanoche,túestarásaquíesperándome.
Parpadeé. Patch nunca me había hablado con tanto afecto, pero no podíaolvidarmedelasunto.
—Loprometiste—dije.—Ycumpliréconloprometido—contestó,sepusosucazadorademotorista,se
acercóamíyapoyósucabezaenlamía.«Niseteocurradarunpasofueradelapuerta,Ángel.Regresaréencuantopueda.
NopuedodejarqueHanklepongaelcollaralarcángelsinaveriguarquéquiere.Allífuera serías una presa fácil. Ya tiene la única cosa que quería: no le demos dos.Hemosdeacabarconestodeunavezportodas».
—Prométemequetequedarásaquí,dondeséqueestásasalvo—dijoenvozalta—.La alternativa es que le ordene aDabria quepermanezca aquí yhagadeperroguardián—añadió,alzandolascejascomosimepreguntara:«¿Quéhasdecidido?»
Dabriayyointercambiamosunamiradadisgustada.—Vuelvepronto—dije.
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Capítulo
CaminédeunladoaotroporelestudiodePatch,tratandodeconvencermeamímismadenoecharacorrertrasél.Mehabíaprometido,prometido,quenoacabaríaconHanka solas.Esta luchaera tanmía comosuya, inclusomásmíaque suya,ydados los innumerables sufrimientos a los que Hank me había sometido, teníaderechoadarleelmerecidocastigo.PatchdijoquedescubriríaelmododemataraHank y yo quería ser quien lomandara al otromundo, donde los actos que habíacometidoensuvidaloperseguiríanportodalaeternidad.
De pronto me invadió la duda. «Dabria tenía razón: Patch necesita el dinero.Entregará a Hank a las personas adecuadas, me dará parte del dinero y dirá queestamosenpaz».Entrepedirpermisoypedirdisculpas,Patchpreferíaloúltimo:élmismomelohabíadicho.
Apoyélasmanosenelrespaldodelsofá,inspirandoprofundamenteyprocurandocalmarme,sindejarde idear lasdiversasmanerasenlasquesujetaríay torturaríaaPatchsinoregresabaconHankvivo.
Entoncessonómimóvilyhurguéenmibolsoparacontestar.—¿Dóndeestás?Oíquealguienjadeaba.—Me han descubierto,Grey. Los ví en elDevil’sHandbag.A los hombres de
Hank.Yescapé.—¡Scott!—Noeralavozesperada,peronoporellodejabadeserimportante—.
¿Dóndeestás?—Noquierodecirloporteléfono.Hedeabandonarlaciudad.Cuandolleguéala
estación de autobuses, los hombres de Hank estaban allí. Están por todas partes.Tieneamigosenlapolicíaycreoquelesdiomifoto.Dospolismepersiguieronhastaunatiendadecomestibles,peroescapéporlapuertatrasera.TuvequeabandonarelCharger.Estoysincoche.Necesitodinero,todoelquepuedasconseguir.Tinteparaelpeloyropanueva.¿MedejaríaselVolkswagen?Tepagaréencuantopueda.¿Puedesreunirteconmigoenmiesconditedentrodetreintaminutos?
¿Qué podía decir? Patch me había pedido que no me moviera, pero no podíaquedarmetranquilasinhacernadamientrasaScottseleacababaeltiempo.PorahoraHankestabaocupadoensualmacényésteeraelmejormomentoparasacaraScottdelaciudad.«Pedirperdóndespués,enefecto».
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—Estaréallíentreintaminutos—ledijeaScott.—¿Recuerdaselcamino?—Sí.—Másomenos.Encuantocolgué,rebusquéapresuradamenteenloscajonesdePatchycogítodo
lo que podría servirle a Scott: tejanos, camisetas, calcetines, zapatos. Patch era unpocomásbajoqueScott,perotendríaqueconformarse.
Cuando abrí el antiguo armario de caoba, olvidé las prisas y me quedé ahí,mirando. El guardarropa de Patch estaba perfectamente organizado, pantalonesdobladosenlosestantes,camisasdevestircolgadasdeperchasdemadera.Poseíatrestrajes:unonegrodesolapasestrechas,unolujosomarcaNewmanderayadiplomáticay uno gris oscuro con pespuntes jacquard. Había pañuelos de seda en un cestopequeñoyenuncajónsealineabancorbatasde todos loscolores,delrojoalnegropasando por elmorado.Había zapatillas deportivas negras ymocasines italianos eincluso un par de chancletas. Un aroma a cedro impregnaba el aire. Eracompletamenteinesperado.ElPatchqueyoconocíallevabatejanos,camisetasyunaraída gorra de béisbol, ymepregunté si algunavez vería ese otro ladodePatch einclusosisusmúltiplesladosseríaninterminables.Cuantomáscreíaconocerlo,tantomayoreraelmisterio.Presadeladuda,volvíapreguntarmesiPatchmetraicionaríaesanoche.
Noqueríacreerlo,perolaverdadesquedudaba.Entréenelbaño,cogíunamaquinilla,jabónycremadeafeitarylosmetíenun
bolso.Despuéscogíunsombrero,guantesygafasRay-Banespejadas.Enelcajóndelacocinaencontrévarioscarnésdeidentidadfalsosyunfajodequinientosdólares.Cuando Patch descubriera que le había dado el dinero a Scott se disgustaría, perodadaslascircunstanciasconsiderabajustificablehacerdeRobinHood.
No tenía coche, pero la caverna de Scott debía de estar a menos de cincokilómetros del parque de atracciones Delphic y me puse en camino trotando conrapidez.Memantuveenelarcénymecubrílacaraconlacapuchadelasudaderaquetoméprestada dePatch.Una larga fila de coches salía del parque de atracciones amedidaqueseaproximabalamedianochey,aunquealgunoshicieronsonarlabocina,logrénollamarmucholaatención.
Amedidaque las lucesdelparquequedaronatrásyel caminoseacercabaa lacarretera,saltéporencimadelavallaybajéhacialaplaya.Porsuertehabíallevadounalinterna,asíqueiluminélasrocaseiniciélapartemásdifícildeltrayecto.
Calculé que habían pasado veinteminutos y luego treinta.No tenía ni idea dedónde estaba; el panorama de la playa apenas había cambiado y el mar, oscuro ycentelleante,parecíainterminable.NoosabagritarelnombredeScott,temiendoqueloshombresdeHanklehubieranseguidolapista,perodevezencuandomedeteníay deslizaba el haz de luz de la linterna por la playa, procurando indicarle a Scott
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dóndemeencontraba.Diezminutosdespués,elextrañogritodeunpájarosurgiódeentrelasrocas.Me
detuve,aguzandolosoídos.Elgritoserepitió,másfuerte.Proyectéelhazdeluzenesadirecciónyunmomentodespués,Scottsiseó:
—¡Apagaesaluz!Escalélasrocas,conlamochilagolpeándomelascaderas.—Lamento el retraso—dije, depositando lamochila a suspies—.Estaba en el
Delphic cuando llamaste. No tengo el Volkswagen, pero te he traído ropa y unsombreroparaocultartucabello.Tambiénquinientosdólaresenefectivo.Estodoloquelogréreunir.
Estaba convencida de que Scottme preguntaría dónde había logrado encontrartodoentanpocotiempo,peromesorprendícuandomeabrazóymurmuró:
—Gracias,Grey.—¿Estarásbien?—susurré.—Loquemehastraídoserádeayuda.Haréautoestopyquizásalguienmerecoja.—Sitepidieraqueprimerohicierasalgopormí,¿loharías?—Cuandomeprestó
atención, tomé aire para coger valor—. Deshazte del anillo de la Mano Negra.Arrójalo almar.He reflexionado al respecto. El anillo te atrae haciaHank. Lo hahechizadoycuandolollevas,éltienepodersobreti.
Estaba segura de que el anillo estaba bajo un hechizo diabólico y cuantomástiempopermanecieraeneldedodeScott,tantomásdifícilresultaríaquitárselo.
—Eslaúnicaexplicación.Piénsalo.Hankquiereencontrarte,quierehacertesalirdelcubil.Yeseanillolefacilitalatarea.
Supuse que protestaría, pero su expresión apesadumbrada me dijo que, en elfondo, él había llegado a la misma conclusión, sólo que se había negado areconocerlo.
—¿Ylospoderes?—No merecen la pena. Lograste sobrevivir durante tres meses sin ellos. El
hechizoqueHankleechóalanilloesnegativo.—¿Acasotieneimportanciaparati?—preguntóScottenvozbaja.—Túmeimportas.—¿Ysimeniego?—Harétodoloposibleporquitártelodeldedo.Nopuedoderrotarteenunapelea
peronuncameperdonaríasinolointentara.—¿Lucharíasconmigo,Grey?—preguntóScott,soltandounbufido.—Nomeobliguesademostrártelo.Para mi gran asombro, Scott se quitó el anillo y lo sostuvo entre los dedos,
contemplándomemientrasreflexionabaensilencio.—HeaquítumomentoKodak—dijo,yloarrojóalmar.
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—Gracias,Scott—dije,soltandoelaliento.—¿Hayalgomásquequierespedirme?—Sí,quetelargues—ledije,tratandodequenonotaramidesazón.Deprontono
deseaba que se marchara. ¿Y si suponía una despedida… definitiva? Parpadeétratandodecontenerlaslágrimas.
Seechóelalientoenlasmanosparacalentarlas.—¿Puedes llamar amimadre de vez en cuando, para comprobar que no se ha
dadoporvencida?—Claroquesí.—Noledigasnadademí.LaManoNegranosemeteráconellasicreequeno
sabenada.—Measegurarédequeestéasalvo.—Lepeguéun ligeroempujón—.Yahora
vete,antesdequemehagasllorar.Duranteuninstante,Scottpermanecióinmóvil;sumiradaexpresabaalgoextraño.
Como si estuviera nervioso, pero no del todo:más expectante que ansioso. Luegoinclinó la cabeza yme besó conmucha suavidad. Estaba demasiado azorada parainterrumpirelbeso.
—Hassidounabuenaamiga—dijo—.Graciasporvolveraaceptarme.Mellevélamanoalaboca.Queríadecirtantascosasquelaspalabrascorrectas
me eludieron. Ya nomiraba a Scott sino detrás de él. A la hilera de Nefilim queescalabanlasrocasconarmasenlasmanosymiradadura.
—¡Arribalasmanos,arribalasmanos!—gritaron,perolaspalabrasresonabanenmis oídos, casi como pronunciadas a cámara lenta.Oí un extraño zumbido que seconvirtióenunrugido.Visuslabiosmoviéndoseysusarmasbrillandobajolaluzdelaluna.Avanzabandesdetodaspartesynosrodearonaambos.
EldestellodeesperanzaenlamiradadeScottseapagó,reemplazadoporelterror.Dejócaerlamochilayentrelazólasmanosdetrásdelacabeza.Unobjetosólido
surgiódelaoscuridad,quizásuncodoounpuño,yseaplastócontrasucráneo.CuandoScott sedesplomó,yoaún tratabade encontrar laspalabras adecuadas,
peronisiquierapudesoltarunalarido.Alfinal,loúnicoqueamboscompartíamoseraelsilencio.
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Capítulo
Estabametida en elmaletero de unAudi A6 negro,maniatada y con los ojosvendados. Grité hasta quedarme ronca, pero me llevara a donde me llevara elconductor,debiódehabersidounlugarremoto,porqueenningúnmomentotratódesilenciarme.
NosabíadóndeestabaScott.LoshombresNefilimdeHanknoshabíanrodeadoen la playa y luego nos arrastraron en direcciones opuestas. Me imaginé a Scott,encadenadoeindefensoenunacárcelsubterránea,amerceddelairadeHank.
Dipatadascontraelmaletero,rodédeunladoaotro,gritéychillé…ydeprontomisgritosseconvirtieronensollozos.
Por finelcochefrenóyseapagóelmotor.Unospasoshicieroncrujir lagrava,alguienmetiólallaveenlacerradurayelmaleteroseabrió.Dosparesdemanosmecogieronymedepositaronenelsuelo.Semehabíandormidolaspiernasduranteeltrayectoylospiesmehormigueaban.
—¿Dóndequieresquedejeaésta,Blakely?—preguntóunodemiscaptores.Ajuzgar por su voz, no teníamás de dieciochoo diecinueve años y, a juzgar por sufuerza,podríahabersidodeacero.
—Dentro—contestóotrohombre,supusequeBlakely.Meempujaronporuna rampay a travésdeunapuerta.El interior era frescoy
silencioso,elaireolíaagasolinaytrementina,ymepreguntésiestaríaenunodelosalmacenesdeHank.
—Me hacéis daño —les dije a los hombres apostados a ambos lados—. Esevidentequenopuedoescapar.Almenosdesatadmelasmanos.
Peromearrastraronensilencioescalerasarribayatravésdeunasegundapuerta,meobligaronasentarmeenunasillaplegabledemetalymeataronlostobillosalaspatas.
Unosminutosdespuésdequesemarcharan, lapuertavolvióaabrirseeinclusoantesdequehablarasupequeeraHank.Elaromadesucoloniamecausó temoryasco.
Me desató la venda con dedos ágiles y ésta se cayó. Parpadeé tratando decomprenderloqueveíaenlahabitaciónescasamenteiluminada.Aexcepcióndeunamesaydeunasegundasillaplegable,lahabitaciónestabavacía.
—¿Quéquieres?—pregunté,conunligerotemblorenlavoz.Hankarrastrólaotrasillaysesentófrenteamí.
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—Hablar—dijo.—Noestoydehumor,perograciasdetodosmodos—respondíentonobrusco.Él se inclinó haciamí y las arrugas que le rodeaban los ojos se acentuaron al
fruncirelentrecejo.—¿Sabesquiénsoy,Nora?Estabaempapadaensudor.—¿Así, de improviso? Eres un sucio, mentiroso, manipulador, despreciable,
pequeño…Alzó lamanoymepegóunabofetada.Ungolpeduroquemehizo retroceder,
demasiadohorrorizadaparallorar.—¿Sabesquesoytupadrebiológico?—preguntóenvozbajaeinquietante.—«Padre»esunapalabratanarbitraria…Encambiohijoputa…Hankasintióconlacabeza.—Entonces déjame que te pregunte lo siguiente: ¿Acaso ésa es manera de
hablarleatupadre?Misojossellenarondelágrimas.—Nadadeloquehashechotedaderechoaconsiderarqueeresmipadre.—Sea como fuere, eres de mi sangre. Llevas mi marca. No puedo seguir
negándolo,Nora,ytútampocopuedesnegartudestino.Alcéunhombro,peronolobastantecomoparasecarmelanariz.—Midestinonoguardaningunarelaciónconeltuyo.Cuandorenunciasteamíde
bebé,perdisteelderechodedecidirsobremivida.—Apesardeloquepienses,nuncahedejadodeparticiparentuvidadesdeeldía
enquenaciste.Renunciéatiparaprotegerte.Tuvequesacrificaramifamiliaacausadelosángelescaídos…
Lointerrumpíconunabrevecarcajadadesdeñosa.—No empieces con el rollo autocompasivo y deja de echar la culpa de tus
decisiones a los ángeles caídos. Decidiste renunciar a mí. Puede que en aquelentoncesyoteimportara,peroahoraloúnicoqueteimportaestusociedadNefilim.Eresunfanático.Loúnicoqueteimportaerestúmismo.
Hanksepusotenso,suslabiosdelgadoscomounalambre.—Deberíamatarteahoramismoporhacermequedarenridículo,ytambiénami
sociedad,atodalarazaNefilim.—Pueshazlodeunavez—solté;lairaeclipsabamiangustia.Metiólamanobajolachaquetayextrajounalargaplumanegramuyparecidaala
queyohabíaguardadoenelcajóndeltocador.—Uno de mis asesores la encontró en tu habitación. Es de un ángel caído.
Figúrate mi sorpresa cuando descubrí que alguien de mi propia sangre manteníavínculosconelenemigo.Meengañaste.Siandasconángelescaídos,alfinalacabas
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por adoptar su tendencia al engaño. El ángel caído, ¿es Patch? —me preguntódirectamente.
—Tuparanoiaesasombrosa.Encontrasteunaplumahurgandoenmiscajones,¿yqué?¿Quédemuestra?¿Queeresunpervertido?
Hankseinclinóhaciaatrásycruzólaspiernas.—¿Deverdadquieres tomarporesecamino?No tengoningunadudadequeel
ángelcaídoesPatch.Notésupresencialaotranoche,entuhabitación.—Resultairónicoquemeinterroguescuandoestáclaroquesabesmuchomásque
yo.Alomejordeberíamoscambiardepapeles—propuse.—¿Sí?¿Yaquiénsesuponequedebocreerquepertenecelapluma?—preguntó
Hankentonoligeramentedivertido.—Vete tú a saber —dije, desafiante—. Encontré la pluma en el cementerio
cuandotúmeabandonasteallí.Hankmelanzóunasonrisamalvada.—MishombreslearrancaronlasalasaPatchenesecementerio.Supongoquela
plumaessuya.Ytusmentirasempiezanaserincoherentes.Traguésalivadiscretamente.HankteníalaplumadePatchyyonoteníamanera
de saber si comprendía el poderque sobre él leotorgaba.Sólopodía rogarquenofueraasí.
Procurandonoprestaratenciónaesaideaaterradora,dije:—Séqueplaneasteelchoque,quefuerontushombresquienesnosembistieron.
¿Aquésedebióesafarsa?Eldestellodesuperioridadqueseasomóensumiradameinquietó.—Eraeltemasiguienteenmilistadecosasdelascualeshablar.Mientrasestabas
inconsciente, tehiceuna transfusión—se limitóadecir—.Llené tusvenasconmisangre,Nora.MisangredepurarazaNefilim.
Unsilenciocrispadoreinóentreambos.—Esaclasedeoperaciónnuncahabíasidorealizada,almenosnoexitosamente,
perohedescubiertoelmododemanipularlasleyesdeluniverso.Demomentotodohasalidomejordeloesperado.¿Deberíadecirtequemimayorpreocupaciónfuequelatransfusióntecausaraunamuerteinmediata?
Procuré encontraruna respuesta, unmododecomprender las cosas atrocesquemedecía,peroestabaconfusa.Una transfusión.«¿Porqué,porqué,porqué?»Talvezporesoteníaunasensacióntanextrañaenelhospital.ExplicaríaelmotivoporelcualHankparecíatanabatidoyexhausto.
—Recurristealahechiceríadiabólicaparahacerlo—dijeentononervioso.Hankarqueóunaceja.—¿Asíquehasoídohablardelahechiceríadiabólica?¿Elángellodescubrió?—
aventuró;noparecíacomplacido.
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—¿Por qué me hiciste una transfusión? —pregunté, tratando de encontrar larespuesta. Me necesitaba para hacer un sacrificio, como doble, para hacer unexperimento…porquesinoeraparaesoentonces,¿paraqué?
—Llevastemi sangredesdeeldía enque tumadre tedio a luz,peronoera lobastantepura.NoerasunNefil deprimerageneraciónynecesitoque seasdepuraraza,Nora.Casi loeres.Loúnicoque faltaesquehagasel JuramentodelCambioanteelcieloyelinfierno.Unavezquehayasprestadojuramento,latransformaciónsehabrácompletado.
Suspalabraspenetraronenmílentamente,ymerepugnaron.—¿CreístequepodíasconvertirmeenunodetussoldadosNefilim,obedientesy
conelcerebrolavado?—Meremovíenlasilla,tratandodeliberarme.—Hevistounaprofecíaquevaticinamimuerte.Heusadounartilugiorealzado
mediante lahechiceríadiabólicaparavermi futuroy,paraconfirmarlo,obtuveunasegundaopinión.
Apenasprestéatenciónaloquedecía.Suconfesiónmellenódeira,temblabadefuria. Hank me había violado de un modo horrendo, había manipulado mi vida,procurandocambiarmeymoldearmepara suconveniencia. ¡Mehabía inyectado suasquerosasangreasesinaenlasvenas!
—EresNefilim,Hank.Túnopuedesmorir.Nomorirás,pormásqueyolodesee—añadíentonomalévolo.
—Tanto el artilugio como un antiguo ángel caído lo han visto. No me quedamuchotiempo.MisúltimosdíasenlaTierraestarándedicadosaprepararteparaqueencabecesmiejércitoyluchescontralosángelescaídos—dijo,conunprimerindicioderesignación.
Todoencajaba.—¿EsteplanestábasadoenlapalabradeDabria?Ellanoposeeeldon.Necesita
dinero;estanincapazdevaticinarelfuturocomotúoyo.¿Nosetehaocurridoqueenesteprecisoinstantequizásestépartiéndosedelarisa?
—Lo dudo—dijo con sequedad, como si supiera algo que yo ignoraba—. EsnecesarioqueseasunNefildepuraraza,Nora,paradirigirmiejércitoymisociedad.Para aparecer como mi legítima heredera y liberar a los Nefilim de sus cadenas.Después de esteChesvan, seremos nuestros propios amos y no los vasallos de losángelescaídos.
—Estás loco.No pienso hacer nada por ti y, sobre todo, no pienso prestar esejuramento.
—Llevas la marca. Estás predestinada. ¿De verdad crees que deseo que teconviertasenlajefadetodoloqueheconstruido?—dijoentonoduro—.Noereslaúnicaquenotieneelecciónenesteasunto.Eldestinonosreclamaynoalcontrario.PrimerofueChauncey.Despuésmetocóamíyahoralaresponsabilidadrecaesobre
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ti.Lelancéunamiradacoléricayllenadeodio.—¿Quieresqueunparientecarnalencabecetuejército?CogeaMarcie.Aellale
gustamangonearalaspersonas.Seráunalídernata.—SumadreesunaNefildepuraraza.—No lo sabía, pero eso lo vuelve aúnmejor, ¿no?Porque en ese caso,Marcie
tambiénesdepuraraza.—Unbonitotríodepartidariosdelasupremacía.LacarcajadadeHanksevolvióaúnmáscansina.—NuncasospechamosqueSusannasequedaríaembarazada.LosNefilimdepura
razanosuelentenerhijosDesdeelprincipio,nosdimoscuentadequeMarcieeraunaespeciedemilagroyquenoviviríamuchotiempo.Nollevamimarca.Siemprefuepequeñaydébil,ytuvoquelucharparasobrevivir.Nolequedamuchotiempo:tantosumadrecomoyolonotamos.
De repente me invadió una oleada de recuerdos surgidos del subconsciente.Recordéqueyahabíahabladodeestetema,decómomataraunNefil.Dequehabíaque sacrificar a un descendiente del sexo femenino que hubiera cumplido losdieciséis años. Recordémis propias dudas acerca delmotivo por el cualmi padrebiológicorenunciaríaamí.Recordé…
Eneseprecisoinstantelocomprendítodo.—Poresono temolestasteenocultaraMarciedeRixon.Poresorenunciastea
mí, pero la conservaste a ella. Nunca creíste que viviría el tiempo suficiente parausarlacomosacrificio.
En cambio yo lo tenía todo: la marca Nefilim de Hank y una excelenteoportunidad de sobrevivir. De bebé, me ocultaron para impedir que Rixon mesacrificara, pero, ironías del destino, ahora Hank quería que yo encabezara surevolución.Cerrélosojosconeldeseodeborrarlaverdad.
—Nora—dijoHank—,abrelosojos.Mírame.Neguéconlacabeza.—Noprestaré juramento.Ni ahora, ni dentro de diezminutos, ni nunca.—Me
goteabalanarizynopodíasecármela.Nosabíaquéresultabamáshumillante:esooeltemblordemislabios.
—Admiro tu coraje —dijo él, en tono engañosamente suave—, pero existenmuchasclasesdecorajeyéstanoteva.
Cuandomepusounmechóndepelodetrásdelaoreja,ungestocasipaternal,mesobresalté.
—JuraqueteconvertirásenunaNefildepurarazaycomandarásmiejército,yosdejaréenlibertadatiyatumadre.Noquierohacertedaño,Nora.Túeliges.Prestaeljuramentoypodrásolvidar estanoche.Todo será aguapasada.—Desató la cuerdaquemesujetabalasmuñecasyéstacayóalsuelo.
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Me restregué las manos temblorosas en el regazo, pero no lo suficiente pararecuperarlacirculación.Habíadichoalgoquemellenabadeterror.
—¿Mimadre?—Asíes.Estáaquí,durmiendoenunadelashabitacionesdelaplantabaja.Misojosvolvieronallenarsedelágrimas.—¿Lehashechodaño?Envezdecontestaramipregunta,dijo:—SoylaManoNegra.Soyunhombreocupadoyseré franco:ésteeselúltimo
lugardondequieroestarestanoche.Esloúltimoquedeseo,peronomequedaotroremedio.Elpoderestuyo.Prestaeljuramento,ytúytumadrepodréissalirdeaquí,juntas.
—¿Algunavezlaamaste?Hankparpadeó,sorprendido.—¿Atumadre?Claroquelaamaba;antañolaamabamuchísimo,peroelmundo
ha cambiado.Mi visión ha cambiado.He tenido que sacrificarmi propio amor enbiendetodamiraza.
—Lamatarás,¿verdad?Sinoprestoeljuramento,esoesloqueharás.—Mi vida ha estado definida por las decisiones difíciles que he tomado. No
dejarédetomarlasestanoche—dijo;unarespuestasoslayadaamipreguntaquenodejólugaradudas.
—Quieroverla.Hank indicó una hilera de ventanas al otro lado de la habitación. Me puse
lentamentedepie,temerosadelestadoenquelaencontraría.Almiraratravésdeunaventana,comprendíquemeencontrabaenunaespeciedeoficinaquedabaalalmacénsituadomásabajo.Mamáestabaacurrucadaenuncatre,y tresNefilimarmados lavigilabanmientrasdormía.Mepreguntési,al igualqueyo,supercepciónsevolvíamás clara cuando soñaba y veía a Hank como el monstruo que era en realidad.Quizás,unavezqueéldesaparecieradesuvidaporcompletoyyanofueracapazdemanipularla,loveríacomoloveíayo.FuelarespuestaaesaspreguntasloquemedioelvalordeenfrentarmeaHank.
—¿Fingisteamarlaparaacercarteamí?¿Dijistetodasaquellasmentirassóloparaalcanzarestemomento?
—Tienesfrío—dijoHankentonopaciente—.Estáscansadayhambrienta.Prestaeljuramentoyterminemosconesto.
—Si juro y tú acabas sobreviviendo, como sospecho que harás, quiero que túhagastupropiojuramento:quieroquetemarchesdelaciudadydesaparezcasdelavidademamáparasiempre.
—Tratohecho.—YprimeroquierollamaraPatch.
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—¡No!—exclamó, soltando una carcajada—.Aunque veo que por finme hasdicholaverdadsobreél.Puedesdarlelanoticiatrasprestareljuramento.
Noresultabasorprendente.Perotuvequeintentarlo.Adoptéel tonodevozmásdesafiantequepude.
—Noprestaréjuramentoporti—dije,volviendoamirarhacialaventana—.Peroloprestaréporella.
—Hazteuncorte—ordenóHank,alcanzándomeunanavaja—.JuraportusangrequeteconvertirásenunaNefildepurarazaydirigirásmiejércitocuandoyomuera.Sirompeseljuramento,admitetucastigo:tumuerte…yladetumadre.
—Ésenoeraeltrato—dije,clavándolelosojos.—Loesahora.Yexpiraencincosegundos.Elpróximoincluirálamuertedetu
amigaVee.Lelancéunamiradacoléricae incrédula,perofue loúnicoquepudehacer.Me
teníaatrapada.—Túprimero—exigí.Sinofueraporsuexpresióndecidida,pareceríacasidivertido.Sehizouncortey
dijo:—Sisobrevivomásalládelmesqueviene,juroqueabandonaréColdwateryque
jamás volveré a entrar en contacto contigo o con tu madre. Si rompiera estejuramento,quemicuerposeconviertaenpolvo.
Cogílanavajaymehiceuncorteenlapalmadelamano;brotaronunasgotasdesangreyrecordéaPatchhaciendolomismo.Supliquéensilencioquemeperdonaraporloqueestabaapuntodehacer.Quealfinalnuestroamortrascenderíalasangreyla raza. Entonces detuve mis pensamientos, temiendo no poder seguir adelante siseguíapensandoenPatch.Micorazónsepartióendos,meretiréaunespaciohuecoenmiinteriorymeenfrentéalaatroztarea.
—Ahora, con esta nueva sangre circulando pormis venas, juro que ya no soyhumanasinounaNefildepuraraza.Ysitúmueres,encabezarétuejército.Sirompoestejuramento,séquemimadreyyopodemosdarnospormuertas.—Eljuramentoparecía demasiado sencillo, dado el peso de las consecuencias que arrastraba, y ledirigíunamiradaduraaHank.
»¿Lohicecorrectamente?¿Estodoloquehededecir?Suademánastutomedijotodoloquenecesitabasaber.Mividacomoserhumanosehabíaacabado.
No recordaba haber abandonado a Hank ni haberme alejado del almacén conmamá, que estaba tan dopada que casi no podía caminar. Sólo tenía un recuerdoborrosode cómo lleguédesde aquella diminuta habitaciónhasta las calles oscuras.Mamá tiritaba de frío y farfullaba palabras incomprensibles. Noté que yo también
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estabahelada.Hacíamuchofrío,mialientoseconvertíaenunabrumaplateada.Sinoencontrabacobijopronto,mamásufriríaunahipotermia.
Nosabíasimipropiasituacióneraigualdedesesperada,yanosabíanada.¿Podíamorirdefrío?¿Podíamorir?¿Quéhabíacambiadotrasprestarjuramento?¿Todo?
Más allá había un coche abandonado, la policía habíamarcado los neumáticosparaqueloremolcaran,ycasisinpensar,tratédeabrirlapuerta.Fueelprimergolpedesuertedeesanoche,porqueseabrió.Tendíamamáenelasientotraseroydespuésmanipulé los cables debajo del volante. Tras varios intentos, el motor se puso enmarcha.
—Notepreocupes—lesusurréamamá—.Nosvamosacasa.Todohaacabado.—Peroenrealidadmelodecíaamímismaycreíenelloporquenecesitabacreerqueera verdad. No podía reflexionar acerca de lo que había hecho, ni en lo lenta ydolorosaqueseríalatransformacióncuandoporfinsedesencadenara.Siesquealgodebíadesencadenarla.Siesqueaúntendríaqueenfrentarmeaalgomás.
Patch.Teníaqueenfrentarmeaélyconfesarleloquehabíahecho.Mepreguntésialguna vez sus brazos volverían a estrecharme, porque esto había cambiado todo,¿verdad?YanoeraNoraGrey,eraunaNefildepuraraza.Suenemiga.
Cuandoviunafiguraborrosatrastabillandoenlacalle,piséelfrenoyelcochesedetuvo.Dosojossedirigieronhaciamí.Lachicatropezó,seenderezóycruzólacalletratando de correr, pero estaba demasiado traumatizada para coordinar susmovimientos.Teníalaropahechajironesyelrostroparalizadoporelterror.
—¿Marcie?—pregunté,alzandolavoz.Automáticamente, me incliné por encima del salpicadero y abrí la puerta del
acompañante.—¡Montaenelcoche!—ordené.Marciesequedóahí,apretándoseelestómagoygimiendoenvozbaja.Bajédelcocheylaayudéaentrarysentarse.Inclinólacabezaentrelasrodillas,
respirandoagitadamente.—Voy…a…vomitar.—¿Quéestáshaciendoaquí?Marciesiguiójadeando.Me puse detrás del volante y pisé el acelerador; quería salir de esa zona
abandonadadelaciudad.—¿Tieneselmóvil?Marciesoltóungruñido.—Porsinolohasnotado,llevamosunpocodeprisa—dijeentonomásdurodel
queeramiintención,ahoraquecomprendíaaquiénacababaderecoger:alahijadeHank,amihermana.Mihermana,esamentirosayestúpidatraicionera.
—¿Elmóvil?¿Lotienes,síono?
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Moviólacabeza,peronosabíasiasentíaonegaba.—Estásenfadadaconmigoporqueterobéelcollar—dijo,condificultaddebido
alhipo—.Meengañó.Mehizocreerqueeraunabromaqueambostegastaríamos.Aquellanochedejélanotaentualmohadaparaasustarte,esadondeponía«Noestásasalvo».Mipadremehizoalgoparaque túy tumadrenomevierais,yeracomoestar en trance: no dudé de él y no hice preguntas. Estaba nerviosa, pero tambiénexcitada,yresultóquetúnisiquieraestabasentuhabitación.Papátambiénlehizoalgo a la tinta para que desapareciera una vez que leyeras la nota. Creí que seríadivertido.Queríavercómotevolvíasloca.Nopensabaconclaridad.Hicetodoloquemipadremedijo.Eracomosituvieraunpodersobremí.
—Escúchame,Marcie—le ordené con voz firme—.Te sacaré de aquí, pero sitienesunmóvil,meresultaríamuyútilahoramismo.
Marcieabriósubolsoconmanostemblorosas.Hurgóyluegosacóelmóvil.—Meengañó—añadió,llorando—.Creíqueeramipadre.Creíque…mequería.
Noledielcollar,porsiteimporta.Ibaadárselo.Estanochelollevéalalmacén,talcomoélmeordenó.Peroentonces…alfinal…cuandovialachicaenlajaula…—seinterrumpió.
No quería sentir empatía por Marcie. No quería que estuviera en el coche, ypunto.Noqueríaque confiara enmí, ni viceversa.Noqueríaningúnvínculo entreambas,perodealgúnmodo,ypeseamisdeseos,sílohabía.
—Porfavor,dameelmóvil—dijeentonosuave.Marciemelotendió,seabrazólasrodillasysollozóenvozbaja.Llamé a Patch. Debía decirle que Hank no tenía el collar y también la atroz
verdad sobre lo que yo había hecho. Con cada timbrazo, sentí que la barrera quehabíalevantadoparasoportarloocurridoseresquebrajaba.ImaginéelrostrodePatchcuando le dijera la verdad yme estremecí.Me temblaban los labios y ahogué unsollozo.
SalióelcontestadoryentoncesllaméaVee.—Necesitotuayuda—ledije—.HasdevigilaramamáyaMarcie.—Apartéel
teléfonodemiorejacuandoVeeempezóagritar.»Sí,MarcieMillar.Despuésteloexplicarétodo.
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Capítulo
Erancasilastresdelamadrugada.DejéaMarcieyamamáalcuidadodeVeesindarles explicaciones. Cuando Vee me las pidió, negué con la cabeza,compartimentando mis sentimientos. Me marché en silencio con la intención deencontrar una carretera solitaria donde pudiera estar a solas, pero tras dar unascuantasvueltas,medicuentadequemedirigíaaunlugarpreciso.
CasinoveíalacalzadamientrasconducíahaciaelparquedeatraccionesDelphic.Entréenelparkinghaciendochirriarlosneumáticos;estabacompletamentedesierto.Nohabíaosadoreflexionarsobreloquehabíahecho,peroahora,rodeadadelsilencioylaoscuridad,elvalormeabandonó.Noeralobastantefuerteparaasimilarlotodo;apoyélacabezaenelvolanteysollocé.
Llorabaporloquehabíadecidido,yporloquemehabíacostado.Y,sobretodo,lloraba porque no tenía ni idea de cómo decírselo a Patch. Sabía que debíacomunicárselopersonalmente,peroestabaaterrada.Ahoraqueporfinnoshabíamosreconciliado,¿cómodecirlequemehabíaconvertidoenloqueélmásdetestaba?
Marqué su número y me debatí entre el alivio y el temor cuando salió elcontestador.¿Sabríaloqueyohabíahecho?¿Meestabaevitandohastapoderaceptarloquesentía?¿Memaldecíaporhabertomadounadecisióntanestúpida,peseanotenerotraopción?
«No»,medije.Eraunacasualidad.QuienevitabaelenfrentamientonoeraPatchsinoyo.
Bajédelcocheymedirigíalaspuertas.Apretélacabezacontralosbarrotes,yelrocedelfríometalresultódoloroso,peroeldolornoeracomparableconelansiayelarrepentimientoquemeembargaban.
«¿Quéhehecho,Patch?»,exclaméensilencio.Meaferréalosbarrotesperonoveíaelmododeentrar;degolpeoíunchirridoy
elacerosedoblócomosifueraarcilla.Parpadeé,presadelaconfusión,hastaquedeprontocomprendí:yanoerahumana,eraNefilim,conelpoderylafuerzadeunodeellos. Sentí una espantosa fascinación al comprobar el alcance de mis nuevospoderes. Si había buscado el modo de romper el juramento, rápidamente estaballegandoaunpuntosinretorno.
Separé los barrotes lo suficiente como para deslizarme por ellos, entré en elparquey,cuandomeacercabaa lacasetaquedabaalestudiodePatch, ralenticéelpaso.Hicegirarelpicaporteconmanotemblorosa,atravesélacasetaybajéatravés
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delatrampilla.Tratéderecordary,trasunpardeintentos,diconlapuertacorrecta.Entréenel
estudio de Patch y de inmediato noté que algo iba mal. Percibí las huellas de unviolentoenfrentamiento.Nopodíaexplicarlo,perolosindicioserantanclaroscomosiloshubieraleídoenunpapel.
Seguí el invisible rastro de energía y recorrí el estudio; aún no sabía cómointerpretarlasextrañasvibracionesquemerodeaban.Abrílapuertadesuhabitaciónconelpieyentoncesvilapuertasecreta.
Unadelasparedesdegranitonegroestabadesplazadaaunlado,dejandoverunoscuropasillo.Había charcosde agua en el suelode tierra y en las paredes ardíanantorchashumeantes.
Eneseinstanteoípasosenelpasilloymepuseentensión.LaluzdelasantorchasiluminóelrostroderasgoscinceladosdePatchyelbordedesusojosnegros,quemeatravesaronimplacables.Suexpresióneratandespiadadaquesólopudepermanecerinmóvil.Nopodíamirarlo,ytampocodejardehacerlo,embargadaporunaesperanzacada vez menor y una vergüenza que iba en aumento. Cuando estaba a punto decerrarlosojosparacontenerlaslágrimas,nuestrasmiradassecruzaron.Ybastóconunamiradasuyaparaquemerelajaraymisdefensassederrumbaran.
Meacerquéaél,alprincipiodespacio,conelcuerpotemblorosoporlaemociónydespuésmeechéensusbrazos,incapazdeseguirsoportandolafaltadecontacto.
—Patch…nosé…pordóndeempezar—solté,echándomeallorar.Élmeabrazó.—Losétodo—memurmuróaloídoconvozáspera.—No,no losabes—protesté—.Hankmeobligóaprestarun juramento.Yano
soy…esdecir…yanosoy…—nopodíadecirlo.NoaPatch.Sime rechazabanopodría tolerarlo, ni siquiera la más mínima expresión de duda, ni un destello dedesdénensumirada.
Patchmezarandeóconsuavidad.—No pasa nada, Ángel. Escúchame: sé lo del Juramento del Cambio. Créeme
cuandodigoquelosétodo.Sollocécontrasucamisa,aferrándomeaella.—¿Cómolosabes?—Volvíytútehabíasmarchado.—Losiento.Scottteníaproblemas.Debíaayudarle.¡Yloestropeétodo!—Fui a buscarte.El primer lugar donde te busqué fue en el almacéndeHank.
Creíque tehabíaconvencidodeque temarcharasmedianteunengaño.Loarrastréhastaaquíyleobliguéaconfesarlotodo.—Patchsoltóunsuspiro—.Puedocontartecómoacabólanoche,peropodrásverloportimisma.
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Entoncessequitólacamisa.Presionélosdedossobrelacicatrizymeconcentréenloquequeríasaber.Sobre
todo,enloocurridohacíaescasashoras,despuésdequePatchabandonarasuestudio.Penetréenlososcurosvericuetosdesumenteyunacacofoníadevocespenetró
en mis oídos, al tiempo que un torrente de rostros pasaba ante mis ojos condemasiadarapidezparadistinguirlos.Eracomoestartendidadeespaldasenunacalleoscura,conloscláxonessonandoylosneumáticospasandoamilímetrosdemí.
«Hank—pensécontodasmisfuerzas—.¿QuépasódespuésdequePatchsalieraenbuscadeHank?»Uncochegiróhaciamíymeprecipitéenel resplandorde losfaros…
ElrecuerdoseiniciabaenlaesquinadeunacalleoscuradelantedelalmacéndeHank. No era aquel en el que logré irrumpir, sino el que Scott y yo intentamosfotografiar. El aire era húmedo y pesado, las nubes ocultaban las estrellas. Patchavanzabasilenciosamenteporlaacera,acercándosepordetrásalvigilantedeHank.Seabalanzósobreélyloarrastróhaciaatrás,impidiéndolequesoltaraelmásmínimogrito.Lequitólasarmasylaspusoenlacinturilladesustejanos.
Entonces,cogiéndomeporsorpresa,aparecióentrelassombrasGabe—elmismoGabeque tratódematarmedetrásdel7-Eleven—,seguidodeDominicyJeremiah,lostresconunasonrisacínicaenloslabios.
—Vaya,vaya,¿quétenemosaquí?—preguntóGabeentonoburlón,quitandolasuciedadalcuellodelacamisadelvigilanteNefil.
—Impedidquegritehastaqueosdélaseñal—ordenóPatch,ydejóalvigilanteenmanosdeDominicyJeremiah.
—Serámejorquenomefalles,colega—ledijoGabeaPatch—.Cuentaconquela Mano Negra se encuentra al otro lado de esa puerta—prosiguió, indicando lapuertalateraldelalmacén—.Cumpleconloprometidoyolvidarépasadosagravios.Si resultaque tehasequivocado,descubrirás loquesesientecuando teclavanunabarradehierroenlascicatricesdelasalas todoslosdías,duranteunañoentero—añadió.
Patchselimitóalanzarleunamiradafría.—Aguarda hasta que te dé la señal—dijo, y se acercó a una pequeña ventana
engastadaenlapuerta.Loseguíyescudriñéatravésdelcristal.Vi al arcángel enjauladoy aunpuñadodehombresNefilimdeHank,perome
sorprendíalveraMarcieMillar:estabaaunospasosdedistancia,conactituddistanteyexpresiónatemorizada.LoquesólopodíaserelcollardearcángeldePatchcolgabadesusmanospálidasydirigióunabrevemiradaalapuertatraslacualPatchyyonosocultábamos.
Hubo un gran estruendo cuando el arcángel corcoveó y lanzó patadas a los
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barrotesde la jaula.LoshombresdeHank laazotaronconcadenasqueemitíanunresplandor azul, sin duda encantadas mediante hechicería diabólica. Tras recibirvarios latigazos, lapieldelarcángeladoptóelmismofantasmagóricocolorazuldelascadenasyellaseagachó,sumisa.
—¿Quieres hacer los honores?—Hank le propuso aMarcie, y tendió lamanoindicandoelcollar—.¿Oprefieresqueseayoquienselopongaenelcuello?
Paraentonces,Marcietemblaba,pálidayencogidadeterror,ynodijonada.—Venga, cielo —la instó Hank—. No tengas miedo. Mis hombres la han
inmovilizado.No te hará daño.Esto es lo que significa ser unNefilim.Hemos demantenernosfirmesfrenteanuestrosenemigos.
—¿Quéleharás?—tartamudeóMarcie.Hanksoltóunacarcajada,peroparecíacansado.—Ponerleelcollar,claroestá.—¿Ydespués?—Ydespuésellaresponderáamispreguntas.—¿Porquéhadeestarenjauladasisóloquiereshablarconella?LasonrisadeHanksedesvaneció.—Dameelcollar,Marcie.—Dijiste que querías que robara el collar para gastarle una broma aNora, una
bromaqueamboslegastaríamos.Nodijistenadaacercadeella.—Marcielelanzóunvistazoaterradoalarcángelenjaulado.
—Elcollar—ordenóHank,tendiendolamano.Marcie retrocedió hacia la pared, pero su mirada la delató, porque la dirigió
brevemente hacia la puerta. Hank trató de detenerla, peroMarcie fuemás rápida:abriólapuertaycasitropiezaconPatch.
Élimpidióquecayerayclavólamiradaenelcollardelarcángelquecolgabadesumano.
—Hazlocorrecto,Marcie—ledijoenvozbaja—.Esonotepertenece.Derepentecomprendíquelossucesosdeeserecuerdodebíandehaberocurrido
instantesdespuésdequeyoabandonaraelalmacénconmamá…yjustoantesdequerecogieraaMarcieen lacalle.UnosminutosdespuésymehubieraencontradoconPatch,quehabíaestadoocupadoenreuniraGabeyasusamigosparaenfrentarseaHank.
Conlabarbillatemblorosa,Marcieasintióyletendióelcollar,quePatchguardóensubolsilloensilencio.Luego,entonoduro,ledijo:
—Vete.Unmomento después les hizo una señal a Gabe, Jeremiah y Dominic, que se
lanzaronhaciadelante,atravesaron lapuertae irrumpieronenelalmacén,seguidosdePatch,queempujabaalvigilantedeHank.
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Alveralgrupodeángelescaídos,Hanksoltóungritodesorpresa.—NingunodelosNefilaquípresenteshajuradolealtad—ledijoPatchaGabe—.
Adelante.Gabedeslizó sumirada sonrienteporel recintoycontemplóunoporunoa los
Nefil,perosedetuvoenHankconexpresióncasicodiciosa.—Loquequisodeciresqueningunodevosotros,muchachos,hajuradolealtad…
hastaahora—dijoGabe.—¿Quésignificaesto?—exclamóHank,colérico.—¿Qué te parece?—contestóGabe, haciendo crujir los nudillos—.Cuandomi
compinchePatchdijoquesabíadóndepodíaencontraralaManoNegra,despertómiinterés.¿HemencionadoqueestoybuscandoaunnuevovasalloNefilim?
LosotrosNefilimpresentesnosemovieron,peroviel temory la tensiónenelrostro de todos ellos. No estaba segura de lo que Patch había pensado, pero eraevidente que esto formaba parte de su plan. Me había dicho que le era difícilencontrar ángeles caídos dispuestos a ayudarle a rescatar a un arcángel, pero a lomejorhabíadescubiertoelmododereclutarlos.Ofreciéndoleselbotíndeguerra.
Gabe les indicó a Dominic y Jeremiah que se situaran a ambos lados de lahabitación.
—Vosotrossoisdiez,nosotroscuatro—ledijoGabeaHank—.Hazelcálculo.—Somosmásfuertesdeloquecrees—replicóHankconunasonrisamalévola—.
Diezcontracuatro.Meparecequenollevaslasdeganar.—Qué raro, a mí me parece que sí. Recuerdas las palabras, ¿verdad, Mano
Negra?«Amo, soy tuvasallo».Empiezaa ensayar,porquenome iréhastaque laspronuncies.Eresmío,Nefil.Mío—dijoGabe,señalándolocongestoburlón.
—¡No os quedéis ahí parados!—Hank les espetó a sus hombres—. ¡Poned derodillasaestearroganteángelcaído!
PeroHanknosequedóparadarmásórdenesycorrióhacialapuerta.Gabesoltóunacarcajadaquerebotócontra lasvigas,sedirigióa lapuertay la
abrió.—¿Tienesmiedo,Nefil?—Suvozresonóenlaoscuridad—.Serámejorquesí.
Voyaporti.En ese momento todos los Nefilim que ocupaban el almacén huyeron por las
puertas delantera y trasera, perseguidos por Jeremiah y Dominic, que gritaban ychillaban.
Patchpermanecióenelalmacéndesierto,frentealajauladelarcángel.Seacercóyellaretrocediósoltandounsiseodeadvertencia.
—Noteharédaño—ledijoPatch,dejandosusmanosalavista—.Abrirélajaulaytesoltaré.
—¿Porquéhabríasdehacerlo?—dijoellaconvozáspera.
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—Porqueéstenoestulugar.Susojosdemiradaexhaustalocontemplaron.—¿Y qué quieres a cambio? ¿Quémisterios delmundo quieres que te revele?
¿Quémentirassusurrarásdulcementeenmisoídosparaobtenerlaverdad?Patchabriólapuertadelajaulaylecogiólamano.—Loúnicoquequieroesquemeescuches.Nonecesitoelcollarparaobligartea
hablar,porquecreoquecuandooigasloquetediré,querrásayudarme.El arcángel trastabilló fuera de la jaula y se apoyó en Patch; sus piernas aún
estabanenvueltasenunresplandorazul,dañadasporlahechiceríadiabólica.—¿Cuántotiempopermaneceréenesteestado?—preguntó,conlosojosllenosde
lágrimas.—Nolosé,peroambossabemosquelosarcángelespodránayudarte.—Mehacortadolasalas—dijoellaconvozronca.Patchasintió.—Peronotelashaarrancado.Hayesperanza.—¿Esperanza?—repitió ella con vehemencia—. ¿Acaso ves algo esperanzador
en todo esto? Eres el único. ¿Qué clase de ayuda quieres? —preguntó con vozabatida.
—QuierosabercómomataraHankMillar—dijoPatch,sinrodeos.—Ahorasomosdos—repusoelarcángel,riendoentonoapagado.—Túpuedeshacerqueocurra.Ellaabriólabocaparaprotestar,peroPatchseadelantó.—Losarcángeleshaninterferidoenlamuertealmenosunavez,ypuedenvolver
ahacerlo.—¿Dequéestáshablando?—seburlóella.—Hacecuatromeses,unade lasdescendientesdeChaunceyLangeaissearrojó
desdelasvigasdelgimnasiodesuinstituto,unsacrificioqueacabópormatarlo.SellamaNoraGrey,yajuzgarportuexpresión,séquehasoídohablardeella.
LaspalabrasdePatchmechocaronynoporquemesonaranextrañas.EnunodesusotrosrecuerdosmeoídeciramímismaquehabíamatadoaChaunceyLangeais,perodespuésloneguétozudamente.Ahoranopodíadejardeaceptarlaverdad.Lasbrumasdemicerebrosedisiparony,enunasucesióndeimágenes,meviamímismaenelgimnasiodelinstitutovariosmesesatrás.ConChaunceyLangeais,unNefilquemequeríamatarparahacerledañoaPatch.
UnNefilqueignorabaqueyoerasudescendiente.—LoquequierosaberesporquésusacrificionobastóparamataraHankMillar
—dijo Patch—. Hank era su antecesor Nefil más directo. Algo me dice que losarcángelestienenalgoqueverconello.
Elarcángelleclavólamiradaensilencio.EraevidentequePatchlehabíahecho
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perderlacompostura,quedesdeunprincipiohabíasidoescasa.—¿Se tratadeotra teoría conspirativa?—dijo ella conuna sonrisa ligeramente
irónica.—No es una teoría —dijo Patch—, sino un error. Un error cometido por los
arcángeles.Alprincipionocaí,perocuandocomprendí loquehabíaocurrido,supequelosarcángeleshabíaninterferidoenlamuerte.DejasteisqueChaunceymurieraenlugardeHank.¿Porqué?,dadoslosproblemasqueHankoshacausado.
—¿Deverdadcreesquehablarécontigodeeseasunto?—Sí,despuésdequeteenteresdemiteoría.Estoesloquecreo:piensoquehace
cuatromeseslosarcángelesdescubrieronqueChaunceyyHankhabíanempezadosusescarceosconlahechiceríadiabólicayquisieronimpedirlo.AlconsiderarqueHankeraelmalmenor,losarcángelessepusieronprimeroencontactoconél.ElloshabíanprevistoelsacrificiodeNoraydecidieronofrecerleuntratoaHank:queChaunceymurieraensulugar,siHankconsentíaenabandonarlahechiceríadiabólica.
—Tuimaginaciónesasombrosa—dijoelarcángel,peroajuzgarporsutonodevoz,Patchhabíadadoenelblanco.
—Aún no has oído el final de la historia—dijo Patch—.Apuesto a queHanktraicionó a Chauncey. Y después a los arcángeles. Siguió con lo que aquél habíaempezadoyapartirdeentonceshautilizadolahechiceríadiabólica.Losarcángelesquierenquedesaparezcaantesdequeletransmitacómoponerlaenprácticaaotro.Yquierenque lahechiceríadiabólica regreseal lugarque lecorresponde:al infierno.Ahíesdondeyoentroenescena.Quieroquelosarcángelesvuelvanainterferirenlamuerte.DejaquemateaHank.Sellevaráloquesabesobrehechiceríadiabólicaalatumbay,simiteoríaestanacertadacomoyocreo,esoesexactamenteloquetúylosdemásarcángelesdeseáis.Desdeluego,meconstaquetútienestuspropiosmotivosparaquerervermuertoaHank—añadióentonoelocuente.
—Simulemosporunmomentoquelosarcángelespuedeninterferirenlamuerte.Es una decisión que no puedo tomar a solas —dijo ella—. Requeriría un votounánime.
—Puesentoncespresentémosloadebateantelamesa.Elarcángelabriólosbrazos.—Porsinotehasdadocuenta,noestoyantelamesa.Nopuedoirhastaallí.No
puedo volar. Tampoco puedo llamar a mi casa, Jev.Mientras siga afectada por lahechiceríadiabólica,soyunpuntoinvisibleenlapantalladelosarcángeles.
—Elpoderguardadoenelcollardeunarcángelesmayorqueeldelahechiceríadiabólica.
—Notengomicollar—replicóellaentonoabatido.—Utilizarás elmío. Habla con los arcángeles. Preséntalesmi idea para que la
sometanavotación—Patchsacósucollardearcángeldelbolsillo,lodesabrochóyse
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lotendió.—¿Cómo sé que esto no es un truco? ¿Que nome obligarás a contestar a tus
preguntas?—Nolosabes.Demomento,loúnicoquepuedesteneresconfianza.—Me pides que confíe en un traidor. En un ángel expulsado.—Sumirada se
clavóenladePatch,ensuexpresión,opacacomounlagoamedianoche.—Esosucedióhacemucho tiempo—dijoélenvozbaja,yvolvióa tenderleel
collar—.Datelavueltaytelopondré.—Confianza —repitió ella en voz tan baja como la de Patch. Parecía estar
sopesandosusopciones:confiarenPatchoenfrentarseasusproblemasasolas.Porfindiomediavueltayselevantóelcabello.—Pónmelo.
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Capítulo
EmpecéatranquilizarmecuandocobréconcienciadelabrazoprotectordePatch.Estábamos sentados en el suelo de su habitación y yo me apoyaba contra él. Memecíaconsuavidad,murmurandopalabrasdeconsuelo.
—Así que es verdad —dije—, que maté a Chauncey. Maté a un Nefil, uninmortal.Matéaalguien.Deunmodoindirecto,perolomaté.
—TusacrificiodeberíahaberservidoparamataraHank.Asentíensilencio.—Vi como se lo decías al arcángel. Lo vi todo.Utilizaste aGabe, Jeremiah y
Dominicparavaciarelalmacényhablarasolasconella.—Sí.—¿GabeencontróaHankyloobligóajurarlelealtad?—No. Lo hubiera hecho, pero yo llegué primero. No le dije toda la verdad a
Gabe,dejéquecreyeraqueleentregaríaaHank.Pero,cumpliendoconmisórdenes,Dabriaaguardabaanteelalmacén.EncuantoHankapareció,ellaloatrapó.Cuandovolvíaquíydescubríquenoestabas,creíqueHanktehabíacogido.LlaméaDabriayledijequemetrajeraaHankparainterrogarlo.Losiento—sedisculpó—.Lallevéconmigoporqueloqueleocurrameesindiferente.Ellaesdeusarytirar.Tú,no.
—Noestoyenfadada—dije.Loquemepreocupabaeramuchomás importantequeDabria—.Losarcángeles,¿votaron?¿QuélesucederáaHank?
—Queríanhablar conmigoantesdevotar.Dado todo loocurrido,no se fíandemí. Les dije que si me dejaban matar a Hank ya no tendrían que seguirpreocupándoseporlahechiceríadiabólica.TambiénlesrecordéquesiHankmuere,túteconvertirásenlalíderdesuejércitoNefilim.Lesprometíquetúimpediríaslaguerra.
—Haré lo que sea necesario—dije, asintiendo con impaciencia—.Quiero queHankdesaparezca.Elvoto¿fueunánime?
—Ellosquierenquese resuelvaeste lío.Mehandado luzverdecon respectoaHank.Elplazoexpiraalamanecer.—Fueentoncescuandonotélapistolaapoyadaenelsuelojuntoasupierna.
—Teprometíquenoteprivaríadeesemomentoy,siaúnlodeseas,nuncamásvolveré a mencionar el tema, pero no puedo permitir que actúes a ciegas. EsirreversibleynuncaolvidaráslamuertedeHank.Yolomataré,Nora,loharésimedejas.Ésaeslaopción;túeligesyteapoyarédecidasloquedecidas,peroquieroque
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estéspreparada.Nomeamilané,yrecogílapistola.—Quiero verlo. Quiero mirarlo a la cara y ver cómo se arrepiente cuando
comprendaadóndelohanllevadosuselecciones.Sólo pasó un segundo antes de que Patch aceptara mi decisión con una
inclinación de cabeza. Me condujo al pasillo secreto, cuya única iluminaciónproveníadelasantorchasoscilantes.Lasllamasiluminabanlosprimerosmetrosperonopudevermásalláenlaoscuridadasfixiante.
SeguíaPatchalolargodelpasilloquedescendíapocoapoco.Alfinalaparecióunapuerta,Patchtiródeunaargolladehierroyseabrió.
Enelinterior,HankestabapreparadoytratódeabalanzarsesobrePatch,perolasesposasseloimpidieron.Soltandounarisitademencial,dijo:
—Notesaldrásconlatuya,noteengañes.—Ensusojosbrillabalasatisfacciónyelodio.
—¿Como tú cuando pensaste que podías engañar a los arcángeles?—contestóPatchentononeutro.
Hankfruncióelceñoysóloentoncesviolapistolaqueyollevabaenlamano.—¿Quésignificaesto?—preguntóentonoestremecedor.Alcé la pistola y le apunté a Hank; disfruté al ver su confusión y luego su
disgusto.—Quealguienmedigaquéestápasando—pidióHank.—Setehaacabadoeltiempo—ledijoPatch.—Hemosalcanzadonuestropropioacuerdoconlosarcángeles—aclaré.—¿Quéacuerdo?—preguntóHank,ysuspalabrasrezumabanira.—Ya no eres inmortal. Al final, la muerte llama a tu puerta —repliqué,
apuntándolealpecho.Hank soltó una carcajada breve y escéptica, pero el destello temeroso de su
miradamedijoquemecreía.—Me pregunto cómo será tu existencia en el otro mundo —murmuré—. Me
preguntosiahoramismotecuestionaslavidaquehasconstruido.Mepreguntositecuestionas cada una de tus decisiones e intentas descubrir por qué todo saliómal.¿Recuerdas las innumerables personas a las que has utilizado y lastimado?¿Recuerdascadaunodesusnombres?¿Veselrostrodemamá?Esperoquesí.Esperoquesurostrotepersigasiempre.Laeternidadduramuchotiempo,Hank.
Hanktironeódelascadenascontantaviolenciaquetemíqueserompieran.—Quieroquerecuerdesminombre,Hank.Quieroquerecuerdesquehiceloque
túdeberíashaberhechoconmigo:tenermeunpocodecompasión.De pronto su expresión salvaje y vengativa se tornó pensativa. Era un hombre
astuto,peronoestabaseguradequehubieraadivinadomisintenciones.
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—NoencabezaréturebeliónNefilim—ledije—,porquenomorirás.Enverdad,vivirás unos cuantos añosmás. Es verdad que no vivirás en el Ritz, amenos quePatchconviertaestaceldaenunahabitacióndelujo.
Arqueélascejas,solicitandoelcomentariodePatch.«¿Quéestáshaciendo,Ángel?»,murmurósuvozenmicerebro.Para mi gran sorpresa, la capacidad de dirigirme a él mentalmente era algo
natural. Algo hizo clic en mi cerebro y encaucé las palabras mediante un podermental.
«Nolomataré.Ytútampoco,asíqueolvídalo».«¿Ylosarcángeles?Teníamosuntrato».«Estono está bien.Nodeberíamosmatarlo.Creí que eso era lo queyoquería,
pero tenías razón: si lo mato, jamás lo olvidaré. Nunca lograré borrarlo de mimemoria y no es eso lo que deseo. Quiero pasar página. Esto es lo correcto». Yaunquemelocallé,sabíaquelosarcángelesnosestabanusandoparahacersupropiotrabajosucio.Yyoestabahartadeensuciarmelasmanos.
QuePatchnomediscutierafueunasorpresa.SeenfrentóaHank.—Prefieroqueseafría,húmedayestrecha.Ademáslainsonorizaré.Así,pormás
quegritesdurantedías,loúnicoqueteacompañaráserátusufrimiento.«Gracias»,ledijeaPatch,procurandohablarconsinceridad.Unasonrisamaliciosalecurvóloslabios.«Lamuerteeraunfindemasiadobuenoparaél.Asíresultarámásdivertido».Mehubierareídosielasuntonofueratanserio.—ÉsteeselresultadodecreerleaDabria—ledijeaHank—.Noesunaprofetisa,
esunapsicópata.Aprendedetuserrores.Le di la oportunidad de pronunciar unas últimas palabras pero, tal como había
sospechado, se quedó mudo. Había albergado la esperanza de que tratara dedisculparse, pero nome resultaba imprescindible.En cambio, se limitó a lanzarmeunaleveyextrañasonrisaexpectante.Meinquietóunpoco,perosupongoqueésaerasuintención.
Elsilencioreinabaen lapequeñacelda.La tensiónambientalsedisipó;dejédepensarenHankynotéquePatchestabaamilado,yquelaincertidumbrehabíadadopasoalalivio.
Estaba exhausta y un temblor me recorría las manos, luego empezaron atemblarme las rodillas y las piernas. Me invadió el cansancio y la sensación demareo.Lasparedesdelacelda,elaireviciadoeinclusoHanksedesvanecieron.LoúnicoquememanteníaenpieeraPatch.
Sinavisoprevio,mearrojéensusbrazosylaintensidaddesubesomepresionócontralapared.Elaliviolohizoestremecer;meaferréasucamisayloatrajehaciamí:necesitabasuproximidadcomonunca.Suslabiossaborearonlosmíos.Subeso
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noeraeldeunexperto:unanheloardientenosuníaenlafrescaoscuridaddelacelda.—Salgamosdeaquí—memurmuróaloído.Estabaapuntodeasentircuandovillamasporelrabillodelojo.Primerocreíque
unade las antorchashabía caídoal suelo, pero las llamasdanzabanen lamanodeHankconun fantasmagórico resplandorazul.Tardéunmomentoencomprender loquemisojossenegabanadarcrédito.
Loentendípocoapoco:HanksosteníaunaboladefuegoazulenunamanoyenlaotralaplumanegradePatch.Dosobjetoscompletamentediferentes:unoclaroyelotrooscuro,aproximándoseelunoalotrodemodoinexorable.Unavolutadehumosurgiódelapuntadelapluma.
Nohabíatiempoparasoltarungritodeadvertencia.Nohabíatiempoparanada.Enesamilésimadesegundoalcélapistolayapretéelgatillo.
El disparo arrojó a Hank contra la pared, con los brazos extendidos y la bocaabierta.
Despuéssequedóinmóvil.
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Capítulo
Patchnosemolestóencavaruna tumba.Aúneradenoche, faltabanunpardehorasparaelamanecer,asíquearrastróelcadáverhastalacosta,unpocomásalládelaspuertasdelDelphic,yloempujóporelacantilado.Elcuerpodesaparecióentrelasolas.
—¿Qué leocurrirá?—pregunté,acurrucándomejuntoaPatch.Elvientoglacialmeazotaba,mehelabalapiel,peroelverdaderofríoera interiorymecalabahastaloshuesos.
—Lamarealoarrastrarámaradentroyserápastodelostiburones.Neguéconlacabeza:nohabíacomprendidomipregunta.—¿Quéleocurriráasualma?—Nopodíadejardepreguntarmesiloquelehabía
dichoaHankeraverdad.¿Sufriríadurantecadainstanteelrestodesuvida?Reprimímiremordimiento:noquisemataraHank,peronomehabíadejadootraopción.
Patchguardósilencio,peronotéquemeabrazabamásestrechamente.Entoncesmetocólosbrazosydijo:
—Estáshelada.Regresemosalestudio.—¿Qué ocurrirá ahora?—insistí—.Hematado aHank.Debo encabezar a sus
hombres,pero¿quéharéconellos?—Pensaremosalgo—dijoPatch—.Idearemosunplanyyoestaréatuladohasta
quelogremosponerloenpráctica.—¿Deverdadcreesqueserátansencillo?Patchsoltóunbufidodivertido.—Sioptaraporlasoluciónsencilla,meencadenaríajuntoaRixonenelinfierno.
Ambospodríamosdisfrutardelasllamas.Contemplélasolasqueseestrellabancontralasrocas.—Cuando hiciste el trato con los arcángeles, ¿no les inquietó la idea de que
podríashablar?Estolosharáquedarmal.Sólotendríasquedifundirelrumordequela hechicería diabólica es aprovechable: bastaría para desencadenar un frenéticomercadonegroentrelosNefilimylosángelescaídos.
—Juréquenohablaría.Esoformabapartedeltrato.—¿Podríashaberpedidoalgoacambiodetusilencio?—preguntéenvozbaja.Patchsepusotensoynotéqueélhabíaadivinadoloqueestabapensando.—¿Acasoimporta?—preguntóentonoindiferente.Claroqueimportaba.AhoraqueHankhabíamuerto,lasbrumasqueafectabanmi
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memoriasedisolvíancomolasnubesbajoelsol.Norecordabasecuenciascompletas,perosíimágenes.Destellosyatisbosquesevolvíancadavezmásclaros.ElpoderyelcontrolqueHankhabíaejercidosobremíseesfumabanjuntoconsuvidayempecéarecordarloquePatchyyohabíamospasadojuntos.Losdesafíosalalealtadyalaconfianza mutua. Sabía qué lo hacía reír, qué lo enfurecía. Conocía sus másprofundosdeseos.Loveíaconclaridad,conunaclaridadimpresionante…
—¿Podríashaberlespedidoqueteconvirtieranenhumano?Notéquerespirabalentamente,ycuandohablólohizoconsinceridad.—Larespuestabreveaesapreguntaessí,podríahaberlohecho.Las lágrimasmenublaron lavista.Mesentíabrumadapormiegoísmo,aunque
racionalmentesabíaqueyonohabíatomadoladecisiónporél.Sinembargo,Patchlahabíatomadopormíylaculpameazotabaal igualquelasolasagitadasdelmaranuestrospies.
Alvermireacción,Patchsacudiólacabeza.—No, escúchame. La respuesta larga a esa pregunta es que, cuando te conocí,
todoenmícambió.Loquedeseabahacecuatromesesyanoesloquedeseoahora.¿Deseabateneruncuerpohumano?Sí,intensamente.¿Esmiprioridadprincipal?No—dijo, contemplándome con expresión grave—.Renuncié a algo que deseaba poralgoquenecesitaba.Y tenecesito a ti,Ángel,másde loquenuncacomprenderás.Ahoraeresinmortal,yyotambién.Esoesimportante.
—Patch…—empecéadecir.Teníaelcorazónenunpuño.Suslabiosmerozaronlaoreja,unapresiónsuavecomounaleteo.—Te quiero—dijo, en tono franco y afectuoso—.Me hiciste recordar a quien
solía ser. Hiciste que recuperara el deseo de ser aquel hombre. Ahora mismo,mientrasteabrazo,creoquejuntosllevamoslasdeganar.Soytuyo,simeaceptas.
Yasí,sinmás,olvidéqueestabaempapada,tiritandoyapuntodeserlapróximacabecilladeunasociedadNefilimconlacualnoqueríatenernadaquever.Patchmeamaba.Todolodemáscarecíadeimportancia.
—Yotambiéntequiero—dije.Élinclinólacabezaysoltóunsuavegemido.—Te amabamucho antes de que túme amaras amí. Es lo único en lo que te
supero,ytelorecordarécadavezquesepresentelaoportunidad.Suslabiossobremicuelloadoptaronunasonrisamaliciosa.—Larguémonos de aquí. Te llevaré ami casa, esta vez para siempre. Tenemos
asuntospendientesquetratarycreoqueeshoradequehagamosalgo.Unaideamerondabayvacilé.Elsexoeraalgomuyimportante.Noestabasegura
deestarpreparadaparacomplicarmelavida—ninuestrarelación—conesetema,yése sólo era la principal de una larga lista de posibles consecuencias. Si un ángelcaído que se acostaba con un humano creaba un Nefil—un ser que nunca debió
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habitar la Tierra—, ¿qué ocurría cuando un ángel caído se acostaba con unNefil?Basándome en lo que había observado del vínculo glacial entre los ángeles y losNefilim,quizásaúnnohabíaocurrido,peroellosólomehacíadesconfiartodavíamásdelasconsecuencias.
Si bien durante los últimosmesesme había contentado con considerar que losarcángeleseranlosmalosdelapelícula,albergabaciertasdudas.¿Habíaunmotivopor el cual los ángelesnodebían enamorarsede losmortales, o enmi caso, deunNefil?¿Setratabadeunanormaarcaicaconelobjetivodesepararnuestrasrazas…odeunasalvaguardaparaevitarquelanaturalezayeldestinosevieranafectados?Encierta oportunidad, Patch dijo que la raza Nefilim sólo existía porque los ángelescaídos querían vengarse por haber sido expulsados del cielo. Para vengarse de losarcángeles que los expulsaron, sedujeron a los humanos a los que antes debíanproteger.
Y lograron vengarse, sí señor, además de desencadenar una guerra subterráneaque había hecho estragos durante siglos: a un lado, los ángeles caídos, al otro losNefilim, y los peones humanos atrapados en el medio. Aunque me daba miedopensarlo, Patch había prometido que la guerra acabaría con la aniquilación de unarazaentera.Aúnestabaporversecuáldeellas.
Ytodoporqueunángelcaídoacabóenellechoequivocado.—Aúnno—dije.Patcharqueóunacejaoscura.—¿Aúnnonoslargamosoaúnnotelargasconmigo?—Tengoalgunaspreguntas—dije,lanzándoleunamiradaelocuente.Élesbozóunasonrisa,peroéstanoocultóciertaincertidumbre.—Debería haber adivinado que sólo te quedabas conmigo para obtener
respuestas.—Bueno,sí,ytusbesos.¿Algunaveztehandichoquebesasmaravillosamente?—Laúnicapersonacuyaopiniónme importaestáaquí—dijo, levantándomela
barbillaymirándomealosojos—.Notenemosqueregresaramicasa,Ángel.Puedollevartealatuya,siesoesloquequieres.O,siprefieresdormirenmiestudio,podráshacerlo al otro lado de la cama y trazaremos una línea de ProhibidoCruzar en elmedio.Acepto.Nomegustará,peroacepto.
Conmovidaporsusinceridad,puseundedobajosucamisa,procurandohacerungestoquedemostraramigratitud.Rocésupielbronceadayeldeseomeabrasó.¿Porqué él hacía queme fuera tan fácil sucumbir a deseos ardientes y devoradores, yolvidaralasensatez?
—Porsitodavíanolohasadivinado—dije,ymivozadoptóuntonofervienteysonoro—,yotambiéntenecesito.
—¿Esunsí?—preguntó,ymerozóloscabellos,extendiéndolosporencimade
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mishombrosycontemplándomeconintensidad—.Porfavor,queseaunsí—añadióen tono áspero—. Quédate conmigo esta noche. Aunque más no sea, deja que teabrace.Queteproteja.
Miúnicarespuestafueentrelazarmisdedosconlossuyosyatraerlohaciamí.Ledevolví el beso con descaro impenitente, codicioso e insensato, sintiendo cómo sutoquemeaflojabalasarticulaciones,mederretíaenlugarescuyaexistenciaignoraba.Cómomedesmoronababesoabesoymehacíaperderelcontrolymearrojabaauncalderodepasiónoscurayprovocadoraenelquesóloestábamosélyyo.Hastaquenuestroscuerposfueronsólouno.
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Capítulo
ElsolhabíaalcanzadoelcenitcuandoPatchaparcólamotodelantedelagranja.Meapeéconunasonrisatontaenloslabiosyunasensacióncálidaencadacentímetrodelapiel.«Laperfección».
Noeralobastanteingenuaparacreerqueduraría,peroesodevivirelmomentoteníasusventajas.Yahabíadecididoquesólomeenfrentaríamásadelantealhechode mi nueva sangre Nefilim de pura raza —y a todas las consecuencias queseguramente lo acompañarían, incluso el modo en que se manifestaría mitransformación—comotambiénaldetenerquedirigirelejércitodeHank.
Ahoramismo, tenía todocuantopodíapedir.La listanoera larga,pero símuysatisfactoria,empezandoporvolverateneralamordemividaentrelosbrazos.
—Anochelopasémuybien—ledijeaPatch,desprendílacorreadelcascoyselotendí—.Estoyoficialmenteenamoradadetussábanas.
—¿Acasoesloúnicodeloqueestásenamorada?—No.Tambiéndelcolchón.UnasonrisaseasomóalamiradadePatch.—Micamasiempreestaráencantadaderecibirte.NohabíamosdormidoconunarayadeProhibidoCruzarenelcentrodelacama,
porque no habíamos dormido juntos, y punto.Yo ocupé la cama, y Patch, el sofá.Sabíaqueélqueríamás,perotambiénqueríaqueyosupieraloqueestabahaciendo.Dijoquepodíaesperar,ylecreí.
—Si me das la mano, te cogeré el brazo—le advertí—. A lo mejor deberíaspreocuparte:podríaconfiscartelacama.
—Meconsideraríaunhombreafortunado.—Elúnicoinconvenientedetuestudioeslacantidadpreocupantementebajade
artículos de tocador. No hay bálsamo para el cabello, brillo de labios ni protectorsolar—dije, indicando la puerta de entrada con el pulgar—.He de cepillarme losdientesydarmeunaducha.
Patchsonrió.—Puesésasíqueesunainvitación.Mepusedepuntillasylediunbeso.—Cuandohaya acabado, habrá llegado el díaD. Iré a casa deVee a recoger a
mamáylesdirélaverdadaambas.Hankhamuertoyhallegadolahoradecontarlotodo.
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No teníamuchas ganas demantener esa conversación, pero ya había esperadobastante.NohabíadejadodedecirmeamímismaqueestabaprotegiendoaVeeyamamá,perorecurría lasmentirasparaquenodescubrieranlaverdad, lasobliguéapermaneceraoscurasporquetemíaquenopudieranenfrentarsealarealidad.Inclusoyomismasabíaqueelargumentonosesostenía.
Abrí la puerta principal y dejé las llaves en la fuente, pero nopudedar ni trespasosantesdequePatchmecogieradelbrazo.Bastóconmirarloparasaberquealgoibamal.
AntesdequePatchpudieraprotegermeconsucuerpo,Scott salióde lacocina,hizo un gesto con la mano y dos Nefilim más aparecieron en el pasillo. AmbosparecíantenerlamismaedadqueScott.Eranaltos,musculososyderasgosduros.Mecontemplaronconcuriosidadevidente.
—Scott —dije, esquivé a Patch, corrí hacia Scott y lo abracé—. ¿Qué pasó?¿Cómolograsteescapar?
—Dadas las circunstancias, se decidió que resultaría más eficaz en la primeralínea de fuego que encerrado. Nora, te presento a Dante Matterazzi y a TonoGrantham—dijo—.AmbossontenientesenelejércitodelaManoNegra.
Patchseacercóanosotros.—¿HastraídoaestoshombresalacasadeNora?—preguntó,ylamiradaquele
lanzó a Scott expresaba sus ganas de hacer un trato que le permitiera matar a unsegundoNefilenescasashoras.
—Tranquilo,tío.Sonamigos.Puedesconfiarenellos—dijoScott.Patchsoltóunacarcajadaamenazadora.—Unanoticiatranquilizadora,dadoqueprovienedeunconocidomentiroso.Scottapretólasmandíbulas.—¿Estássegurodequequieresjugaraestejuego?Tútambiéntienesunmontón
desecretosvergonzososqueocultar.«¡Vaya!»—Hankestámuerto—ledijeaScott,porquenoteníamotivoparasuavizarmis
palabrasytampocoqueríadarleotraoportunidadaPatchyaScottparaintercambiarinsultosprovocadosporlatestosterona.
Scottasintió.—Por esome soltaron. El ejército es un pandemónium.Nadie sabe qué hacer.
CasihallegadoelChesvanylaManoNegrateníaplaneadodesencadenarlaguerra,perosushombresestáninquietos.Hanperdidoasujefe,estánentrandoenpánico.
Procuréreflexionarsobreesainformaciónyderepentesemeocurrióunaidea.—Tesoltaronporquesabíandóndeencontrarmeamí,ladescendientedeHank—
aventuré, echando un desconfiado vistazo aDante y al otroNefil, Tono, ¿verdad?PuedequeScottconfiaraenellos,peroyoaúnnoestabasegura.
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—Lo dicho: estos hombres están limpios. Ya te han jurado lealtad. Hemos deconseguir el apoyo del mayor número posible de Nefilim antes de que todo sedesmorone.LoúltimoquenecesitamosahoramismoesungolpedeEstado.
Me sentí mareada. En realidad, un golpe de Estado parecía una idea bastanteatractiva.¿Asíqueotroqueríaocuparmipuesto?Pues,encantada.
UnodelosNefilimdiounpasoadelante.—SoyDante—meinformó.Conmásdeunonoventadeestaturaytezmorena,su
apostura latina hacía honor a su nombre—. Antes de morir, la Mano Negra meinformódequeaceptabashacertecargodelpapeldelídertrassumuerte.
Tragué saliva, porque no había pensado que el momento llegaría con tantarapidez.Sabíaloquedebíahacer,perohabíaesperadodisponerdemástiempo.Decirquehabíatemidolallegadadeestemomentoseríaquedarsecorto.
Losmiréalacara,unoporuno.—Sí,juréqueencabezaríaelejércitodeHank.Heaquíloquesucederá:nohabrá
guerra.Regresajuntoaloshombresydilesquesedesbanden.TodoslosNefilimquehanprestadounjuramentodelealtadestánsujetosaunaleyqueningúnejército,pormáspoderosoquesea,puedederrocar.Entrarencombateenestemomentoseríaunsuicidio.Losángelescaídosplaneanrepresaliasynuestraúnicaesperanzaeshacerlescomprender que no lucharemos contra ellos. No de esta forma. Se ha acabado…puedesdecirlesatushombresqueesunaorden.
Dantesonrió,perosuexpresióneradura.—Preferiríanohablardeestoenpresenciadeunángelcaído—dijo,mirandoa
Patch—.¿Nosconcedesunminuto?—CreoqueesinútilpedirleaPatchquesemarche—dije—.Piensocontarletodo.AlverlaexpresiónenfadadadeDante,añadí:—CuandoprestéjuramentoanteHank,nomencionésepararmedePatch.Asíque
yalosabes:tunuevalíderNefilsaleconunángelcaído.«Queempieceelcotilleo».Danteasintiócongestobrusco,peronoparecíanadaconforme.—Entonces dejemos algo claro: esto no ha acabado. Puede que esté atascado,
pero no acabado. LaManoNegramontó una revolución y darla por terminada nobastaráparaquepaselatormenta.
—La tormenta nome preocupa. Lo queme preocupa es toda la raza Nefilim.Intentopensarenloquemáslesconvieneatodos.
Scott,DanteyTonointercambiaronunamiradaensilencio.PorfinDantepareciótomarlapalabraennombredelostres.
—Enesecaso,tenemosunproblemamayor,porquelosNefilimcreenqueloquemáslesconvieneesrebelarse.
—¿CuántosNefilimopinaneso?—preguntóPatch.
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—Miles.Los suficientespara llenaruna ciudad—respondióDante,mirándome—.Sinolosconducesalalibertad,habrásrototujuramento.Enotraspalabras,Nora,teestásjugandolacabeza.
MiréfijamenteaPatch.«Nocedas—oísuvoztranquilaenlacabeza—.Dilesquenohabráguerrayque
esonoesnegociable».—JuréqueencabezaríaelejércitodeHank—ledijeaDante—.Nuncaprometí
conducirlosalalibertad.—Si no les declaras la guerra a los ángeles caídos, te enemistarás
instantáneamenteconmilesdeNefilim—replicó.«Y si la declaro—pensé—, es como si declarara la guerra a los arcángeles».
HabíanpermitidoqueHankmurieraporquePatch lesprometióqueyo sofocaría larebelión.
VolvíadirigirlaatenciónaPatchysupequeamboscompartíamoslamismaideaespeluznante:deunmodouotro,habríaguerra.
Ahoraloúnicoqueteníaquehacereraelegiramiadversario.
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Agradecimientos
Alescribirunlibro,éstaeslaparteenlaquesiempreentraenjuegolamodestia.Enprimerlugar,quieroagradeceramifamiliasuapoyo,alientoy,especialmente,
su paciencia durante los 365 días de todo un año. Justin, estoy convencida de quedecir que eres mi mejor cheerleader, mi animadora, no es la más viril de lasexpresionesdeafecto,peroeslamásidónea.Eresmimedianaranja.
También quiero agradecer a mis muchos amigos que me han ayudadoenormemente,desdehacerdecangurohastaleerlosprimerosborradoresdeSilencio,yrecordarmequelarisaeslamejordelasmedicinas.SandraRoberts,MaryLouiseFitzpatrick, Shanna Butler, Lindsey Leavitt, Rachel Hawkins, Emily Wing Smith,Lisa Schroeder, Jenn Martin, Rebecca Sutton, Laura Andersen, Ginger Churchill,PattyEsden,NicoleWrightyMegGarvin:conocerosesunabendición.
Sería una negligencia no expresar mi agradecimiento para con Jenn Martin yRebecca Sutton, el dúo dinámico de FallenArchangel.com. Gracias por mantenerinformadosamisfans,ydeunmodomuchomásoportunodeloqueyohubierasidocapaz.Vuestradedicaciónesrealmenteasombrosa.
También quiero agradecer a James Porto, el genial creativo encargado de lasestupendasportadasdemislibros.
Y a Lyndsey Blessing, mi agente de derechos extranjeros, gracias al cual mislibroshanllegadoaloslectoresdetodoelmundo.YamiagenteCatherineDrayton,por…todo(incluidoconvencermedecompraresosmaravillososzapatosenBolonia).
Como siempre, disponer de un dedicado equipo en Simon & Schuster BFYRsupone una gran suerte.Quiero agradecer aCourtneyBongiolatti, JuliaMaguire yVenetiaGosling por su esfuerzo como editoras.Y también a Justin Chanda,AnneZafian,JenicaNasworthy,LucyRuthCummins,LucilleRettino,ElkeVilla,ChrissyNohyAnnaMcKeanporaportarentusiasmoamivida.Realmentecreoqueentodoesteasunto,mitareahasidolamássencilla.
Aprecio la ayuda de Valerie Shea, la estupenda correctora. Sin ti, este librohubiesesidomuchomáshumorístico.¡Peroporsuserrores!
YestoymuyagradecidaaDayanaGomesMarquesyaValentineBulgakovporbautizaraDanteMatterazziyaTonoGrantham,lospersonajesdeSilencio.
Yporúltimo,peronoporellomenosimportante,quieroagradeceramislectores,tantopróximoscomolejanos.Escribirparavosotroshasidosumamenteexcitanteygratificante.MehaencantadocompartirlahistoriadePatchyNoraconvosotros.
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BECCAFITZPATRICK(nacidael3defebrerode1979)esunaescritoraestadounidense,conocidaporhaberescritounodelosbestsellersdelNewYorkTimes:Hush,Hush.Criada enCenterville (Utah), se graduó en abril de 2001 enUniversidadBrighamYoung con una licenciatura en Ciencias de la Salud, y se fue a trabajar comosecretaria,maestra, y de contadora en una escuela secundaria alternativa enProvo.Paraluegodedicarseasugranpasión:escribir.
Enfebrerode2003,sumaridoJustin,unnativodeFiladelfia,lainscribióenunaclase de escritura creativa para su vigésimo cuarto cumpleaños. Fitzpatrick hadeclarado: «Ese día me fui de la niña que escribió las historias diarias en laintimidadde su diario, a la niña que escribió las historias y los compartió con lagentefueradelosmundosensucabeza.FuetambiénenesacategoríaqueempecéaescribirHush,Hush».Acerca del regalo de Justin tambiénpodemos encontrar unareferenciaen ladedicatoriadelprimer tomodesusaga.Ladedicatoria reza:«ParaHeather, Christian yMichael. Nuestra infancia no era nada sin imaginación. Y aJustin.Graciaspornoelegirlaclasedecocinajaponesa.Tequiero».Alparecer,sumaridotuvoquedecidirseentreelcursodeescrituracreativayeldecocinajaponesa.
PocodespuésdeterminardeescribirlasagaHush,Hushlaautoraanuncióestarescribiendounanuevahistoria.ÉstatienecomotítuloBlackIce.
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