La conquista espiritual de la América Española... Paulo Suess

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LA CONQUISTA ESPIRITUAL DE LA AMÉRICA ESPAÑOLA 200 Documentos-Siglos XVI

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LA CONQUISTA ESPIRITUAL DE LA AMRICA ESPAOLA 200 Documentos-Siglos XVI

Paulo Suess (org)

LA CONQUISTA ESPIRITUAL DE LA AMRICA ESPAOLA 200 Documentos-Siglos XVI

SUMARIOIntroduccin............................................................................................................................................................... Siglas y abreviaturas ................................................................................................................................................... A. FUENTES Y DOCUMENTOS .................................................................................................................................. I. Los indgenas y sus cronistas 1. Memoria y voz indgenas 2. Observacin indigenista II. Intervencin normativa y organizacin eclesistica 1. Correspondencia romana 2. Estructuracin americana III. Mtodos, historia y doctrina de salvacin y justicia IV. Orden Real y legislacin V. Correspondencia indiana: cartas, informaciones, peticiones B. CONCILIOS Y SNODOS LATINOAMERICANOS ................................................................................................. I. Contexto II. Orden cronolgico III. Bibliografa C. BIBLIOGRAFA ...................................................................................................................................................... I. Guas bibliogrficas II. Fuentes (s. XVI/XVII) III. Bibliografa general D. NDICES ................................................................................................................................................................ I. ndice cronolgico............................................................................................................................................. II. ndice analtico .................................................................................................................................................. III. ndice general ....................................................................................................................................................

INTRODUCCINPaulo Suess

I Esta coleccin de 200 Documentos para la Conquista Espiritual de la Amrica Espaola, del siglo XVI, tiene una intencin cientfica y estratgica. La edicin de esta documentacin histrica recupera una parte significativa de la memoria histrica sobre la gnesis del cristianismo en el continente latinomericano. El ao 1492 no fue slo el ao de la conquista de Amrica. Fue tambin el ao de la reconquista de Granada, el da 2 de enero, y despus de nueve siglos de presencia del Islam en la pennsula Ibrica de la expulsin de los moros. Finalmente, fue tambin por el decreto del 31 de marzo el ao de la expulsin de los judos de Espaa. En la introduccin a su Diario del Primer Viaje, Cristbal Coln relaciona el descubrimiento de Amrica con la expulsin de los moros y judos de Espaa: Este presente ao de 1492, despus de Vuestras Altezas aver dado fin a la guerra de los moros, que reinavan en Europa, y aver acabado la guerra en la muy grande ciudad de Granada, adonde () vide poner las vanderas reales de Vuestras Altezas en las torres de la Alfambra, () y vide salir al rey moro a las puertas de la ciudad, () y luego en aquel presente mes, por la informacin que yo ava dado a Vuestras Altezas de las tierras de India y de un Prncipe que es llamado Gran Can, () como muchas vezes l y sus antecessores avan enbiado a Roma a pedir doctores en nuestra sancta fe (); y Vuestras Altezas, como cathlicos cristianos y prncipes amadores de la sancta fe cristiana () y enemigos de la secta de Mahoma y de todas idolatras y heregas, pensaron de enbiarme a m, Cristval Coln, a las dichas partidas de India para ver los dichos prncipes y los pueblos y tierras y la disposicin dllas y de todo, y la manera que se pudiera tener para la conversin dllas a nuestra sancta fe (); asi que, depus de aver echado fuera todos los judos de todos vuestros reinos y seoro () mandaron Vuestras Altezas a m que con armada sufficiente me fuese a las dichas partidas de India.1 En las Indias, Espaa repite lo que le sucedi a ella misma 750 aos antes. En la Crnica Mozrabe, a partir del 748, la Espaa infeliz y condenada, aparece despoblada por la espada, por el hambre y por el cautiverio. Sus ciudades son entregadas a las llamas y aterrorizadas piden paz. El invasor no cumple su palabra. Sus habitantes mueren crucificados, degollados o huyen a las montaas. Sus desgracias slo son comparables con Troya, Jerusaln, Babilonia o Roma.2 Con la conquista de Amrica un territorio muchas veces mayor que el de Espaa, es despoblado y sus habitantes huyen a las montaas o mueren crucificados. En un texto teolgicamente muy denso, en su Historia de las Indias, Las Casas se recuerda desde la lejana Valladolid: () porque yo dejo en las Indias a Jesucristo, nuestro Dios, azotndolo y afligindolo, y abofetendolo y cru-

cificndolo, no una, sino millares de veces, cuanto es de parte de los espaoles que asuelan y destruyen aquellas gentes y les quitan el espacio de su conversin y penitencia quitndoles la vida antes de tiempo ().3 II La memoria histrica de los otros y de los pobres coloca en evidencia la negacin de su alteridad y, al mismo tiempo, revela el origen de la asimetra social de la mayora de la poblacin de este continente. Esta memoria histrica puede incomodar a jueces severos y apologetas triunfalistas porque la verdad histrica no cabe en sus esquemas maniquestas. Con ocasin del V centenario de la introduccin del cristianismo en las Amricas, estos jueces y apologetas levantaron sus voces apasionadas. Algunos, ya hace tiempo identificaron a los culpables de los males de las Amricas. Otros festejan la victoria de la cruz en el continente catlico. Entre ambos navegan conciliadores que admiten el condicionamiento de la Conquista Espiritual por las vicisitudes de la historia (Puebla, 6). Una vez hecha esta salvedad, afirman, que el saldo aparece claramente positivo4, tanto para los pases colonizadores como para los colonizados. Los obispos de Ecuador fueron ms cautelosos cuando advirtieron que el argumento de que no se puede juzgar el pasado con los criterios y valores de hoy, sobre todo en lo que se refiere a la Conquista y primera evangelizacin puede ser una forma sutil de disculpa y pretexto para no revisar nuestro presente.5 Ya las organizaciones indgenas representantes de 45 millones que vivem hoy en las tres Amricas y sus aliados militantes hablan de invasin europea y genocidio y proponen declarar el da 12 de octubre el Da de la dignidad continental, soberana y autodeterminacin.6 Tzvetan Todorov confirma que la palabra genocidio describe con precisin el exterminio de los pueblos indgenas de las Amricas, cuya poblacin autctona de 80 a 90 millones, en 1500, fue, en el plazo de un siglo, reducida a 10 millones.7 En esta tarea de reconstruccin de la memoria, el historiador no es un guardador de cenizas, ni un mero relator de traumas del pasado. Es un protector de la mecha humeante y descubridor de la brasa escondida, catalizador de la esperanza para sus contemporneos. En sus Tesis sobre Filosofa de la Historia, Walter Benjamn advierte que solamente a la humanidad redimida cabe plenamente su pasado.8 Las condiciones histricas imponen una inversin dialctica de este orden. El acceso al pasado genera condiciones de liberacin. Para oprimidos integrados al sistema oficialmente considerados innecesarios para el progreso, la productividad y la legalidad vigentes , la anmnesis del pasado es un instrumento decisivo en la reconstruccin de su identidad y en la movilizacin de su resistencia. III Los vestigios de los oprimidos, a veces, se pierden en la arena de los siglos, como la sepultura de los profetas. Los

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200 DOCUMENTOS SIGLOS XVIdres escribieron sobre judos y paganos.10 Desde las Retractationes de Augustn, telogos y misioneros, como Jos de Anchieta, por ejemplo, justificaban actitudes represivas contra los otros con el compelle intrare (Lc 14,23).11 En el ao 388, Ambrosio (339-397), obispo de Miln, defiende a los incendiarios de la sinagoga de Kallinikn, en el ro Eufrates, y califica la sinagoga de un lugar de la incredulidad, la patria de la ausencia de Dios, el escondrijo de la locura condenado por el propio Dios.12 En el ao 385, en la decapitacin de Prisciliano, en Trier - a pesar de las protestas de Martn de Tours - por primera vez, la espada del emperador sirvi a los intereses de la Iglesia. Medio siglo despus, el papa Len Magno se declara satisfecho por la intervencin del Estado en el caso de los priscilianistas. La severidad secular fue, segn Len I, de gran utilidad a la clemencia eclesistica.13 San Bernardo de Clairvaux (+ 1153), en su tratado sobre Las Glorias de la Nueva Milicia, manda a los soldados de Cristo combatir sin temor alguno de pecar por ponerse en peligro de muerte y por matar al enemigo. Para ellos, morir o matar por Cristo no implica criminalidad alguna y reporta una gran gloria.14 Con la fundacin de las ordenes militares asistimos a una verdadera militarizacin ideolgica de la cuestin misionera.15 Ms tarde, Toms de Aquino(+ 1274) pondera que el castigo corporal de los herticos puede representar un beneficio, si los lleva a su conversin: Sunt etiam corporaliter compellendi.16 En la bula Romanus Pontifex (Doc. 29), de 1454 - por lo tanto 40 aos antes de la conquista de las Amricas - el papa Nicols V concede al Infante D. Henrique facultad plena y libre para a cualesquier sarracenos y paganos y otros enemigos de Cristo, en cualquier parte que estuviesen, y a los reinos () tenidos y posedos por ellos, invadirlos, conquistarlos, combatirlos, vencerlos y someterlos; y - como un tipo de incentivo fiscal- reducir a servidumbre perpetua a las personas de los mismos, y atribuirse para s y sus sucesores y apropiarse y aplicar para uso y utilidad suya () sus reinos, () ducados, condados, principados, seoros, posesiones y bienes de ellos. El padre Congar mostr, como en la historia de la Iglesia el texto de la vocacin de Jeremas - Yo te constituyo en este da, sobre las naciones y sobre los reinos, para arrancar y para destruir, para exterminar y para demoler, para construir y para plantar - legitim hasta hace poco tiempo las prcticas coercitivas contra el otro.17 V La primera relacin etnogrfica de la Conquista Espiritual de Amrica, escrita por el fraile jernimo Ramn Pan (Doc. 17), demuestra la violencia desencadenada por la dominacin de lo imaginario. Cuando los indgenas tiraron las imgenes al suelo y las cubrieron de tierra y despus orinaron encima, Bartolom Coln, hermano de Cristbal, form proceso contra los malechores y, sabida la verdad, los hizo quemar pblicamente.18 Los conquistadores, cuando vieron el gran nmero de casas de dolos de los indgenas, llenas de demonios y diablicas figuras (Doc.62), quedaron perplejos. Bernal Daz describe cmo los soldados de Corts, camino a Tenochtitlan, destruyeron los dioses de los totonacos que,

conquistadores no se apropian solamente de las riquezas materiales y espirituales de los conquistados. Siempre son tambin destructores de su memoria histrica y profanadores de los sepulcros de sus sabios. En cuanto Francisco Pizarro gan una sepultura bien cuidada en la catedral de Lima, los restos mortales de un Bartolom de las Casas simplemente se perdieron. Se perdieron? En el convento dominicano Nuestra Sra. de Atocha, en Madrid, donde Las Casas el da 18 de julio de 1566 muri y fue sepultado, nada recuerda hoy su paso por all. La informacin de fray Liquete (19.7.91) es seca: Aqu l no est; nosotros no sabemos nada. En el muro de la parroquia una placa del Ayuntamiento de Madrid, de 1990, recuerda: Aqu muri y fue enterrado en 1566 FRAY BARTOLOM DE LAS CASAS, llamado APSTOL DE LAS INDIAS. Hay una tradicin que los restos mortales de Las Casas habran sido posteriormente trasladados a Valladolid y enterrados en la sacrista del Colegio San Gregorio. Al retornar definitivamente de Amrica, el defensor de los indios vivi ms de siete aos en ese Colegio en la vecindad directa del Consejo de Indias. Hoy, San Gregorio es el Museo Nacional de Escultura. La direccin del museo informa que, despus de haber encontrado dos osamentas del siglo XIX, las excavaciones fueron suspendidas, ahora, hace ms de cinco aos. Parece que, ni a los dominicanos de Atocha, ni al gobierno de Madrid, ni a los administradores de San Gregorio les interesa mucho encontrar los restos mortales de Las Casas. Tambin los muertos no estarn salvo del enemigo, si el vence. Y este enemigo no par de vencer9, recuerda Walter Benjamn con acierto. Al final, Las Casas no era slo el defensor de indios. Espaa lo considera tambin fuente de la leyenda negra. Y hasta hoy Espaa vive el trauma de esta leyenda negra. Para vencidos y vencedores, la Conquista era un tiempo traumtico. El conquistador no es apenas un destructor de la identidad ajena. El destruye tambin la propia integridad. La ideologa, con que se defiende, es la tentativa de instalarse en el engao de la duplicidad moral. Nadie sale ileso de esta maniobra. Las fuentes histricas permiten, como el sicoanlisis, la aproximacin al origen del tiempo perdido y abrir horizontes de una esperanza real. Esperanza, en cuanto cicatrizacin de las heridas abiertas, slo es posible, a travs de un trabajo de anamnesis, metanoia, penitencia y solidaridad. La solidaridad de quien est en paz con su pasado no tiene fronteras. IV Histricamente no es correcto computar la violencia de la Conquista al carcter nacional de espaoles o portugueses. En la evaluacin de la Conquista Espiritual de las Amricas, no est en juego la crueldad de una u otra nacin europea, sino, sobre todo, la ambivalencia del propio cristianismo. La integridad del Evangelio no garantiza la integridad de la accin histrica de los evangelizadores. Si bien la destruccin de vidas y la colonizacin de pueblos no encontr argumentos en el Evangelio, de hecho encontr colaboradores entre los evangelizadores. En nombre del Evangelio, cristianos destruyeron sinagogas de judos, santuarios de moros y templos paganos, quemaron brujas y herejes. Desde su oficializacin constantina, en el siglo IV, el cristianismo compaginaba el anatema del otro con las bienaventuranzas de l mismo. Basta leer lo que los Santos Pa-

LA CONQUISTA ESPIRITUAL DE LA AMRICA ESPAOLA eran de manera de dragones espantables, tan grandes como becerros (). Y cuando as los vieron hechos pedazos, los caciques y papas que con ellos estaban lloraban y taparon los ojos, y en su lengua totonaque les decan que los perdonasen, y que no era ms en su mano, ni tenan culpa, sino esos teules, que os derrocan ().19 En seguida, Corts mand que los sacerdotes retirasen y quemasen las figuras despedazadas, y habl que de ahora en adelante consideraba a los totonacos hermanos. Luego mand instalar en el oratorio una imagen de Nuestra Seora, construir un altar, celebrar Misa y, despus de una rpida catequesis, bautizar y distribuir las ocho doncellas que los indgenas les haban ofrecido.20 La Conquista Espiritual de las Amricas, en su globalidad, no representa ruptura, sino continuidad con la prctica misionera de los siglos postconstantinos. La Capitulatio de partibus Saxoniae, del 728, de Carlo Magno (+814), dej a los sajones la misma alternativa como el requerimiento (Doc. 106), de 1513, a los indgenas: conversin al cristianismo o muerte. En el ao 728, en un slo da, el fundador de la Europa cristiana mand decapitar, en Verden, 4.500 rebeldes. La victoria, sin embargo, sobre los sajones paganos, vino slo con el bautismo de su lder, Widukind. Carlo Magno - hoy sepultado en la catedral de Aquisgrn - fue su padrino de bautismo. En ambas situaciones histricas, la conversin era slo un cambio de religin por fuerza mayor. Tambin los mtodos misionales tienen semejanzas. Willibrord profan los santuarios sajones, Bonifacio cort su rbol sagrado, Sturmius exigi la destruccin de sus templos.21 El ambiente cerrado del patronato - casi en condiciones de laboratorio - permiti la continuidad de los patrones medievales en el trabajo misionero de las Amricas. Santiago, apstol de la reconquista, continu en el imaginario de la conquista como caballero apocalptico socorriendo con la cruz y la espada a los soldados de Cristo. Ahora no era ms Santiago Matamoros, sino Santiago Mata-Indios.22 As Corts en su segunda Carta-Relacin, de 1520, poda comunicar a Carlos V que mand por prevencin encerrar un gran nmero de los habitantes de Churultecal en un recinto cerrado. En seguida dio orden a sus soldados para matarlos y poner fuego a la ciudad: En pocas horas murieron ms de tres mil hombres.23 La alianza entre cruz y espada tuvo un papel decisivo en la fundacin de la Europa cristiana y en el forjamiento de la Amrica catlica. VI No sera justo reducir el papel de la Iglesia en las Amricas, en los albores de la conquista y colonizacin, a un mero instrumento de represin. Eso significara exactamente eliminar la ambivalencia de su actuacin histrica por una explicacin simplista. En cada siglo hubo cristianos que cepillan el espritu de la poca a contrapelo. Mas en las estructuras del patronazgo la connivencia pareca una condicin de vida. Hoy, como en otras pocas, amplios sectores del cristianismo estn asociados a la defensa de los pobres, a pesar de sus vnculos con el sistema. El trabajo misionero de hoy tambin tiene que preguntarse sobre su ambivalencia histrica. Buena voluntad no falta y no basta. En el mundo etnocntrico, fundamentalista y hasta racista en que vivimos no basta defender solamente a los pobres,

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sino al mismo tiempo defender tambin el derecho a la alteridad del otro. En el Brasil, los gitanos, son 500 mil, y cosntituyen el doble de la poblacin indgnea. Los negros llegan a ser casi la mitad de la poblacin brasilea. Ni los gitanos, ni los pueblos indgenas, ni los negros son necesariamente los ms pobres entre los pobres. La opcin por los pobres, sin una opcin por los otros puede todava estar imbuda de actitudes racistas y colonialistas. Los representantes del sistema colonial consideraban la alteridad de los pueblos conquistados como inferioridad y la reciprocidad de sus economas - base de su igualdad -, como improductividad. Los Estados Nacionales modernos, prisioneros de la globalizacin del mercado, se tornaron nuevos colonizadores de los otros, muchas veces incapaces de admitir alternativas frente al macrosistema cultural y econmico. Vicios heredados se juntaron a nuevos vicios conyunturales y estructurales de los cuales los Estados modernos son prisioneros y defensores. El pobre, histricamente defendido en la Iglesia, tambin es un otro. Si bien es un otro al interior de esta Iglesia. La opcin por los otros pobres represent bsicamente una opcin ad intra. El pobre, en rigor, no es un otro por causa de su inferioridad social, sino por su riqueza cultural. La opcin por los otros es complementaria a la opcin por los pobres y representa una opcin ad extra, una apertura al mundo y su pluralidad de culturas y credos. En nombre de estas culturas y credos asistimos a guerras de exterminio, pogroms, genocidios y etnocidios. No slo el hambre del pobre, sino tambin el desprecio a aquel que es diferente - su alteridad como inferioridad -, en fin, la agresin al otro, amenazan la vida de los pueblos, civilizaciones e individuos. La alteridad es una riqueza para ser defendida permanentemente. La alteridad es un arma de resistencia contra la uniformidad intrasistmica. La pobreza, como resultante de la asimetra social, es una patologa que debe ser superada. La igualdad apunta no solamente a la superacin de esta patologa social, sino tambin a la alteridad reconocida por todos, sin miedo y sin obligacin de justificarla. VII Una vasta produccin literaria del siglo XVI documenta hoy la Conquista de la Amrica Espaola. Esta documentacin - sobre todo donde representa la memoria de los pueblos indgenas y la defensa de sus derechos - resisti las censuras y prohibiciones, naufragios e incendios, devastaciones militares y campaas de erradicacin de la idolatra. Gran parte de esta documentacin fue por primera vez publicada en la segunda mitad del siglo XIX o ya en el siglo XX. Esta fue la suerte de la obra literaria de Las Casas, por ejemplo. La edicin prncipe de la mayor parte de sus obras - fuera de algunos Tratados, publicados en 1552/1553 - tuvo que esperar ms de trescientos aos. Otros textos se perdieron, como el manuscrito de la primera Relacin acerca de las Antigedades de los Indios (Doc.17), terminado por Fray Ramn Pan, en la Espaola, en torno a 1498. Hoy, el escrito de Pan slo lo conocemos a travs de resmenes o extractos. Pedro Mrtir de Angera reproduce algunos captulos en su Dcada primera (libro 9, cap.4 al 7), en latn. Tambin en la traduccin de Vida del Almirante don Cristbal Coln (cap.61), de Fernando Coln, al italiano (Venecia, 1571), por Alfonso Ulloa, se encuentran

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200 DOCUMENTOS SIGLOS XVIy estrategas eclesisticos muestran como la ambivalencia del campo religioso atraves todas las rdenes religiosas. 4. Orden Real y legislacin (Doc. 91-160) El objetivo de la legislacin indigenista era la legitimacin de la conquista y la proteccin de indgenas y esclavos africanos de cuya sobrevivencia dependan los lucros. La maximizacin de estos lucros gener, muchas veces por protestas de eclesisticos, una legislacin vacilante, como bien se puede observar en la cuestin de la explotacin de la mano de obra indgena (encomienda). 5. Correspondencia indiana: cartas, informaciones, peticiones (Doc. 161-200) La correspondencia misionera del siglo XVI confronta al lector con la complejidad de los problemas pastorales sentidos por los religiosos en las Indias. Muestra el etnocentrismo de los misioneros, su celo paternalista, las polmicas internas entre religiosos y seculares. Muestra tambin que la inspiracin evanglica en los confines del mundo era capaz de cuestionar el sistema colonial sin poder transformarlo. VIII El ttulo Conquista Espiritual, ms all de recordar la obra consagrada de Ruiz de Montoya, resume bien la visin que los propios misioneros tuvieron de su labor.24 Misin significaba cruzadas en tierras lejanas, conquistas de territorios ocupados por enemigos de la fe, liberacin de almas presas en las garras del demonio. El criterio de seleccin de esta edicin de Documentos era trasmitir al lector una visin de conjunto, inclusive de las contradicciones en los pronunciamientos de los propios indgenas, de los conquistadores, legisladores y religiosos. Esta coleccin documental est destinada a historiadores, estudiosos en el campo de la teologa y derechos humanos, militantes de las diferentes causas de los pobres y de los otros. Para tener rumbo cierto, el movimiento popular precisa cuidar de sus races. La bandera de la identidad - gnesis histrica y alteridad cultural - tiene que ser izada conjuntamente con la bandera de la liberacin. En esta edicin dejamos los documentos, en la medida de lo posible, en su ortografa original. Dentro de las respectivas partes, los documentos se siguen en orden cronolgico de origen del documento o del asunto tratado. En el caso de la aparicin de Guadalupe (Doc. 65), por ejemplo, pas entre el hecho histrico y su documentacin ms de un siglo (1531/1649). El NDICE CRONOLGICO de los documentos convida a una lectura sincrnica, independiente de la divisin interna de esta coleccin. El NDICE ANALTICO permite una rpida localizacin de autores y asuntos de esta vasta documentacin que el lector tiene en las manos. Para eliminar cualquier arbitrariedad de seleccin, la primera intencin del coordinador de esta coleccin fue presentar solamente documentos en su integridad. Para no dejar fuera de este compendio autores importantes como Bernal Daz, Francisco de Vitria y Jos de Acosta, se hizo algunas excepciones. Como el enfoque de esta documentacin es la gnesis del cristianismo en la Amrica Espaola, los textos presentados abarcan, bsicamente, el siglo XVI. Sin embargo, ya que la historia real no coincide con el cam-

algunos captulos. El manuscrito original de Vida del Almirante, en espaol, tambin se perdi. Finalmente, Las Casas, en su Apologtica historia (cap. 120 e 166s), inserta algunos captulos de la Relacin de Ramn Pan. Pero ms que la prdida del manuscrito del fraile Jernimo Pan, pesa el desaparecimiento tan temprano de los Tanos cuyos mitos, creencias y prcticas religiosas describe. La documentacin en torno de la Conquista Espiritual de la Amrica Espaola, del siglo XVI, podra ser clasificada por el contenido que describe (crnica, legislacin, catecismo, gramtica etc.) o por el origen tnico-geogrfico (indio, mestizo, espaol) y social de sus autores. El cronista-soldado (Bernal Daz, Doc. 18 y 62) ve la conquista con otros ojos que el indio conquistado (Popol Vuh, Doc. 2). El inters del historiador-religioso (Las Casas) es diferente del cronista oficial (Gmara, Oviedo) que es un profesional al servicio directo del mandante de la conquista. Se podran agrupar los documentos en funcin de una periodificacin del siglo XVI: documentos de y sobre las culturas precolombinas, crnicas de descubrimiento y conquista, y, finalmente, documentos sobre colonizacin e integracin al sistema colonial. Una divisin ms simple poda hasta contentarse con establecer un divisor de aguas entre los escritos de cronistas, de juristas y de catequistas. Optamos, en esta coleccin de documentos, por la siguiente clasificacin de las fuentes: realidad indgena (1), legitimacin y organizacin eclesistica (2), mtodo y doctrina misionera (3), legitimacin jurdica (4) y correspondencia indiana (5). 1. Los indgenas y sus cronistas (Doc. 1-28) Memoria y voz de indgenas no son necesariamente puras. No tenemos acceso a la ipsissima vox del indio. Su voz es filtrada por el proceso de reduccin lingstica y dominacin poltica. Esta voz es ambivalente. Puede ser grito por la identidad negada o consentimiento con la propia sujecin. Anexamos a la memoria indgena (Doc. 1-15) la observacin indigenista (Doc. 16-28), indispensable para la aproximacin al pasado indgena. 2. Intervencin normativa y organizacin eclesistica (Doc. 29-56) Esta parte rene documentos ligados a la Curia Romana y su intervencin en relacin a la cuestin americana (Doc. 29-44). A partir de la constitucin cannica del Patronato, esta intervencin, fiscalizada en el Consejo de Indias, no dej marcas profundas en la vida eclesial de las Amricas. Ya los documentos sobre la estructuracin institucional de la Iglesia americana( Doc. 45-56) a travs de normas cannicas, pastorales y doctrinales - negociados y reconocidos por el Consejo de Indias - representan la realidad institucional de la Iglesia en el sistema colonial. 3. Mtodos, historia y doctrina de salvacin y justicia (Doc. 57-90) Estos documentos muestran diferentes propuestas en la integracin de los pueblos indgenas al sistema colonial. En esta integracin, la religin sirvi como campo ideolgico y, como campo alternativo de mal menor. La lucha por la justicia era la lucha por derechos humanos al interior del sistema colonial. Las declaraciones programticas de misioneros

LA CONQUISTA ESPIRITUAL DE LA AMRICA ESPAOLAbio de siglo, abrimos algunas excepciones. Insertamos en esta coleccin el juicio del indio Poma de Ayala (Doc. 90) sobre las doctrinas (1615) y del cacique Potyrava (Doc. 15) sobre la actuacin de Roque Gonzlez y compaeros (1628). Tambin el anexo sobre CONCILIOS Y SNODOS LATINOAMERICANOS, con su bibliografa, ultrapasa el siglo

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XVI. Una amplia BIBLIOGRAFA, incluyendo Guas bibliogrficas, Fuentes (s. XVI/XVII) y una Bibliografa general, permite que la documentacin presentada se torne un instrumento de trabajo cientfico y de lucha estratgica mucho ms all del quinto centenario del cristianismo en las Amricas.

Notas1 2 COLN, Cristbal. Textos y documentos completos. Madrid, Alianza Universidad, 1984, pg. 15. Cf. Crnica Mozrabe, de 748ss. In: MOMMSEN, Theodorus (ed.). Monumneta Germaniae Historica. Chronica minora. Saec. IV., V., VI, VII. Vol. II. Berlim, Ed. Weidmann, 1894, pg. 352ss. LAS CASAS, Bartolom. Historia de las Indias. 3 vols., Caracas, Biblioteca Ayacucho (108-110), 1986, vol. 3 (liv. III, cap. 138), pg. 510. Cf. Nota Pastoral de los obispos de Portugal sobre la celebracin del V Centenario del descubrimiento, (Ftima, 19.5.1987). In: LOsservatore Romano, Ed. Semanal port., (28.6.1987): 15. Declaracin conclusiva de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana sobre la Pastoral Indgena. Quito, 29.6.1991, pg. 4. Cf. Encuentro Latinoamericano de las Organizaciones Indgenas y Campesinas, Bogot, 7-12.10.1989. Cf. TODOROV, Tzvetan. A conquista da Amrica. A questo do outro. 2. ed., So Paulo, Martins Fontes, 1988, pg. 129. BENJAMN, Walter. Geschichtsphilosophische Thesen. In: IDEM, Zur Kritik der Gewalt und andere Aufstze. Frankfurt a.M., Suhrkamp (ES 103), 1971, pg. 79 (3a tesis). Ibidem, pg. 81s (6a tesis). Cf., por ejemplo, BLUMENKRANZ, Bernhard. Die Judenpredigt Augustins. Basel 1946. - IDEM. Les auteurs chrtiens latins du Moyen Age sur les juifs et le judasme. Paris, 1963. - COHEN, Jeremy. The friars and the jews. The evolution of medieval anti-judaism. Ithaca/London 1982. MAZZOLANI, Lidia Storoni. Sant Agostino e i pagani. Palermo, Sellerio Editore, 1987. Cf. Carta de Jos de Anchieta a Diego Laynes, de 16.4.1563. In: LEITE, Serafim (ed.). Cartas dos primeiros jesutas do Brasil, vol. 3, So Paulo, Comisso do IV Centenrio da Cidade de So Paulo, 1954, pg. 554. Ambrosius, Epist. 40 PL 16, 1104ss. 13 14 15 16 17 Cf. Leo I, Ep. 15,7 e 9. San Bernardo, Obras Completas, edicin bilinge, vol. 1, Madrid, B.A.C., 1983, pg. 503. Cf. MARTN, Jos Lus. Orgenes de la orden militar de Santiago (11701195). Barcelona, CSIC, 1974. Summa theologica, IIa IIae q. 10, a. 8. CONGAR, Yves M.-J. Ecce constitui te super gentes et regna (Jr. 1.10) in Geschichte und Gegenwart. In: AUER J./VOLK H. (eds.). Theologie in Geschichte und Gegenwart (Festschrift f. M. Schmaus), Mnster, 1957, pg. 671-696. PAN, Ramn. Relacin acerca de las antigedades de los indios. 8. ed., Mxico, Siglo Veintiuno, 1988, pg. 46s (cap. 26). DAZ DEL CASTILLO, Bernal. Historia verdadera de la conquista de la Nueva Espaa. 2 vols., Mxico, Porra (BP 6/7), 1980. Aqu: vol. 1, pg. 161 (cap. 51). Cf. ibidem, pg. 162s (cap. 52). Cf. WIEDEMANN, H. Die Sachsenbekehrung. Hiltrup, Missionshaus, 1932, pg. 43. Cf. CHOY, Emilio. De Santiago matamoros a Santiago mata-indios. In: Antropologia e historia (1). Lima, Universidad Nacinal Mayor de San Marcos, 1979, pg. 333-437. CORTS, Hernn. Cartas y documentos. Mxico, Porra (BP 2), 1963, pg. 50. RUIZ DE MONTOYA, Antonio. La conquista espiritual hecha por los religiosos de la Compaa de Jesus en las provincias de Paraguay, Paran, Uruguay y Tape [Madrid, 1639]. Buenos Aires/Rosario, Equipo Difusor de Estudios de Historia Iberoamericana, 1989. - Cf. tb. TRINDADE, Paulo da. Conquista espiritual do Oriente (1630-1636). 3 vols., Lisboa, Centro de Estudos Histricos Ultramarinos, 1962.

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SIGLAS Y ABREVIATURASA.G.I. BAE b.f. Bibl. BP B C.D.I. C.D.I. col. C.R. CSIC Doc. Ed. ed. FCE F.H.B. fs. I.P.G.H. MH Archivo General de Indias, Sevilla. Biblioteca de Autores Espaoles, Editorial Atlas, Madrid. ver bibliografia final. Biblioteca(s) Biblioteca Porra, Editorial Porra, Mxico. Amrica Coleccin de Documentos Inditos relativos al descubrimiento () de las posesiones espaolas en Amrica y Oceana (). 42 vols, Madrid, 1864-1884. Ultramar Coleccin de documentos inditos relativos al descubrimiento () de las antiguas posesiones espaolas de Ultramar. 25 vols., Madrid, 1885-1932. coleccin Carta Real Ed. Consejo Superior de Investigaciones Cientficas, Madrid. Documento(s) reproducido(s) en esta compilacin con el respectivo nmero. Edicin(es), Editora, Editorial, etc. editor(es), organizador, compilador; edicin. Ed. Fondo de Cultura Econmica, Mxico. Medina Ed. Fondo Histrico y Bibliogrfico J. T. Medina, Santiago de Chile. facsimilar, edicin facsimilar. Instituto Panamericano de Geografa e Historia, Mxico. MISSIONALIA HISPANICA. Revista cuatrimestral, posteriormente semestral, CSIC (Instituto Santo Toribio de Mogrovejo), Madrid, desde 1944. O CSIC edita tambien una Bibiloteca MISSIONALIA HISPANICA (Bibl. MH). Monumenta Peruana. I-VI (1565-1599), Roma, 1954-1974. Monumenta Mexicana. I-VII (1570-1602), Roma, 1956-1981. manuscrito(s). Neue Zeitschrift fr Missionswissenschaft, Schnbeck/Beckenried, Suiza, 1945ss. Pontificia Universidad Catlica. Real Cdula, Real Carta. Real Provisin Sacra Cesrea Catlica Majestad. siguiente(s). traductor, traduccin. Ed. Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Mxico. Vuestra Alteza (Majestad o Seora).

Mon.Per. Mon.Mex. Ms(s) NZM PUC R.C. R.P. S.C.C.M. s(s) trad. UNAM V.A.(M. ou S.)

A. FUENTES Y DOCUMENTOS

Primera Parte

LOS INDGENAS Y SUS CRONISTAS1. MEMORIA Y VOZ INDGENAS a) Memoria mtica e histrica

1 Mito de Teotihuacn: Las cinco edades, el quinto sol y la creacin de la humanidadSe refera, se deca que as hubo ya antes cuatro vidas, y que sta era la quinta edad. Como lo saban los viejos, en el ao 1-Conejo se ciment la tierra y el cielo. Y as lo saban, que cuando se ciment la tierra y el cielo, haban existido ya cuatro clases de hombres, cuatro clases de vidas. Saban igualmente que cada una de ellas haba existido en un Sol [una edad]. Y decan que a los primeros hombres su dios los hizo, los forj de ceniza. Esto lo atribuan a Quetzalcatl, cuyo signo es 7-Viento, l los hizo, l los invent. El primer Sol [edad] que fue cimentado, su signo fue 4-Agua, se llam Sol de Agua. En l sucedi que todo se lo llev el agua. Las gentes se convirtieron en peces. Se ciment luego el segundo Sol [edad]. Su signo era 4-Tigre. Se llamaba Sol de Tigre. En l sucedi que se oprimi el cielo, el Sol no segua su camino. Al llegar el Sol al medioda, luego se haca de noche y cuando ya se oscureca, los tigres se coman a las gentes. Y en este Sol vivan los gigantes. Decan los viejos que los gigantes as se saludaban: no se caiga usted, porque quien se caa, se caa para siempre. Se ciment luego el tercer sol. Su signo era 4-Lluvia. Se deca Sol de Lluvia [de fuego]. Sucedi que durante l llovi fuego, los que en l vivan se quemaron. Y durante l llovi tambin arena. Y decan que en l llovieron las piedrezuelas que vemos, que hirvi la piedra tezontle y que entonces se enrojecieron los peascos. Su signo era 4-Viento, Se ciment luego el cuarto Sol. se deca Sol de Viento. Durante l todo fue llevado por el viento. Todos se volvieron monos. Por los montes se esparcieron, se fueron a vivir los hombres-monos. El Quinto Sol: 4-Movimiento su signo. Se llama Sol de Movimiento, porque se mueve, sigue su camino. Y como andan diciendo los viejos, en l habr movimientos de tierra, habr hambre y as pereceremos. En el ao 13-Caa, se dice que vino a existir naci el sol que ahora existe. Entonces fue cuando ilumin, cuando amaneci, el Sol de movimiento que ahora existe. 4-Movimiento es su signo. Es ste el quinto Sol que se ciment, en l habr movimientos de tierra, en l habr hambres. Este Sol, su nombre 4-Movimiento, ste es nuestro Sol, en el que vivimos ahora, y aqu est su seal, cmo cay en el fuego el Sol, en el fogn divino, all en Teotihuacn.

18Igualmente fue este Sol de nuestro prncipe, en Tula, o sea de Quetzalcatl. () Y en seguida se convocaron los dioses. Dijeron: Quin vivir en la tierra? Porque ha sido ya cimentado el cielo, y ha sido cimentada la tierra quin habitar en la tierra, oh dioses? Estaban afligidos Citlalinicue, Citlaltnac, Apantecuhtli, Tepanquizqui, Quetzalcatl y Tezcatlipoca.

200 DOCUMENTOS SIGLOS XVIPero luego subi, cogi los huesos preciosos. Estaban juntos de un lado los huesos de hombre y juntos de otro lado los de mujer y los tom e hizo con ellos un ato Quetzalcatl. Y una vez ms Mictlantecuhtli dijo a sus servidores: Dioses, de veras se lleva Quetzalcatl los huesos preciosos? Dioses, id a hacer un hoyo. Luego fueron a hacerlo y Quetzalcatl se cay en el hoyo, se tropez y lo espantaron los codornices. Cay muerto y se esparcieron all los huesos preciosos, que mordieron y royeron las codornices. Resucita despus Quetzalcatl, se aflige y dice a su nahual: Qu har, nahual mo? Y ste le respondi: Puesto que la cosa sali mal, que resulte como sea. Los recoge, los junta, hace un lo con ellos, que luego llev a Tamoanchan. Y tan pronto lleg, la que se llama Quilaztli, que es Cihuacatl, los moli y los puso despus en un barreo precioso. Quetzalcatl sobre l se sangr su miembro. Y en seguida hicieron penitencia los dioses que se han nombrado: Apantecuhtli, Huictlolinqui, Tepanquizqui, Tlallamnac, Tzontmoc y el sexto de ellos Quetzalcatl. Y dijeron: Han nacido, oh dioses, los macehuales [los merecidos por la penitencia]. Porque, por nosotros hicieron penitencia [los dioses].Fuente original: Anales de Cuauhtitln, fol. 2 y Ms de 1558, fol. 75-77. Fuente impresa: Anales de Cuauhtitln. In: Cdice Chimalpopoca. Ed. fs. y traduccin de Primo F. Velzquez. Imprenta Universitaria, Mxico, 1945.Len-Portilla, Miguel. Los antiguos, pg. 14-20.

Y luego fue Quetzalcatl al Mictlan, se acerc a Mictlantecuhtli y a Mictlanchuatl y en seguida les dijo: Vengo en busca de los huesos preciosos que t guardas, vengo a tomarlos. Y le dijo Mictlantecuhtli: Qu hars con ellos, Quetzalcatl? Y una vez ms dijo [Quetzalcatl]: Los dioses se preocupan porque alguien viva en la tierra. Y respondi Mictlantecuhtli: Est bien, haz sonar mi caracol y da vueltas cuatro veces alrededor de mi crculo precioso. Pero su caracol no tiene agujeros; llama entonces [Quetzalcatl] a los gusanos; stos le hicieron los agujeros y luego entran all los abejones y las abejas y lo hacen sonar. Al orlo Mictlantecuhtli, dice de nuevo: Est bien, toma los huesos. Pero dice Mictlantecuhtli a sus servidores: Gente del Mictlan! Dioses, decid a Quetzalcatl que los tiene que dejar. Quetzalcatl repuso: Pues no, de una vez me apodero de ellos. Y dijo a su nahual: Ve a decirles que vendr a dejarlos. Y ste dijo a voces: Vendr a dejarlo.

Contexto Segn el pensamiento de los indgenas del Mxico Antiguo, en la poca de la llegada de los espaoles ya haban pasado cuatro edades o soles. En la quinta edad, la poca del sol de movimiento, que tuvo su origen en Teotihuacn, surgi el mito del demiurgo prncipe Quetzalcatl, representado por la serpiente emplumada. Algunos de los primeros misioneros queran ver en Quetzacatl, que representa al aire (cielo) y la tierra, una prefiguracin de Jesucristo. Interpretaron la conquista - dentro de una perspectiva mesinica como el surgimiento de la verdadera quinta edad de los Nahuas, ya predelineado en el sueo de Nabucodonosor (Dn 2). La cristiandad entre los Nahuas sera, sobre todo en la visin de los franciscanos milenaristas, la quinta esencia, el quinto sol, el ltimo reino y, por tanto, el fin de la historia; sera el reino mesinico de los pobres que jams ser destruido y cuya soberana jams pasar a otro pueblo: destruir y aniquilar a todos los otros, mientras que l subsistir eternamente (Dn 2, 44). En la realidad de la conquista, sin embargo, los destruidos son los pobres. Tanto la ideologa del fin de la historia, como las ideologas de la historia sin fin causaron y siguen causando fatalismo e inmovilidad entre los pobres y favorecen al proyecto dominante en curso. Ver Doc. 177.

2 POPOL VUH: Mito de los quich de Guatemala sobre el origen del maz y la creacin del mundo

I Esta es la relacin de cmo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmvil, callado, y vaca la extensin del cielo. Esta es la primera relacin, el primer discurso. No haba todava un hombre, ni un animal, pjaros, peces, cangrejos, rboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques: slo el cielo exista. No se manifestaba la faz de la tierra. Slo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensin. No haba nada junto, que hiciera ruido, ni cosa alguna que se moviera, ni se agitara, ni hiciera ruido en el cielo. No haba nada que estuviera en pie; slo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No haba nada dotado de existencia. Solamente haba inmovilidad y silencio en la oscuridad, en la noche. Slo el Creador, el Formador Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad.1 Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules,2 por eso se les llama Gucumatz. De grandes sabios, de grandes pensadores es su naturaleza. De esta manera exista el cielo y tambin el Corazn del Cielo, que ste es el nombre de Dios. As contaban. Lleg aqu entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la oscuridad, en la noche, y hablaron entre s Tepeu y Gucumatz. Hablaron, pues, consultando entre s y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento. Entonces se manifest con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera deba aparecer el hombre.3 Entonces dispusieron la creacin y crecimiento de los rboles y los bejucos y el nacimiento de la vida y la creacin del hombre. Se dispuso as en las tinieblas y en la noche por el Corazn del Cielo, que se llama Huracn. El primero se llama Caculh Huracn. El segundo es Chipi-Caculh. El tercero es Raxa-Caculh. Y estos tres son el Corazn del Cielo.4 Entonces vinieron juntos Tepeu y Gucumatz; entonces conferenciaron sobre la vida y la claridad, cmo se har para que aclare y amanezca, quin ser el que produzca el alimento y el sustento. Hgase as! Qu se llene el vaco! Que esta agua se retire y desocupe [el espacio], que surja la tierra y que se afirme! As dijeron. Que aclare, que amanezca en el cielo y en la tierra! No habr gloria ni grandeza en nuestra creacin y formacin hasta que exista la criatura humana, el hombre formado. As dijeron. Luego la tierra fue creada por ellos. As fue en verdad como se hizo la creacin de la tierra: Tierra!, dijeron, y al instante fue hecha. Como la neblina, como la nube y como una polvareda fue la creacin, cuando surgieron del agua las montaas; y al instante crecieron las montaas. Solamente por un prodigio, slo por arte mgica se realiz la formacin de las montaas y los valles; y al instante brotaron juntos los cipresales y pinares en la superficie.

Y as se llen de alegra Gucumatz, diciendo: Buena ha sido tu venida, Corazn del Cielo; t, Huracn, y t, Chipi-Caculh, Raxa-Caculh! Nuestra obra, nuestra creacin ser terminada, contestaron. Primero se formaron la tierra, las montaas y los valles; se dividieron las corrientes de agua, los arroyos se fueron corriendo libremente entre los cerros, y las aguas quedaron separadas cuando aparecieron las altas montaas. As fue la creacin de la tierra, cuando fue formada por el Corazn del Cielo, el Corazn de la Tierra, que as son llamados los que primero la fecundaron, cuando el cielo estaba en suspenso y la tierra se hallaba sumergida dentro del agua. De esta manera se perfeccion la obra, cuando la ejecutaron despus de pensar y meditar sobre su feliz terminacin. II Luego hicieron a los animales pequeos del monte, los guardianes de todos los bosques, los genios de la montaa,5 los venados, los pjaros, leones, tigres, serpientes, culebras, cantiles [vboras], guardianes de los bejucos. Y dijeron los Progenitores: Slo silencio e inmovilidad habr bajo los rboles y los bejucos? Conviene que en lo sucesivo haya quien los guarde. As dijeron cuando meditaron y hablaron en seguida. Al punto fueron creados los venados y las aves. En seguida les repartieron sus moradas a los venados y a las aves. T, venado, dormirs en la vega de los ros y en los barrancos. Aqu estars entre la maleza, entre las hierbas; en el bosque os multiplicaris, en cuatro pies andaris y os sostendris. Y as como se dijo, as se hizo. Luego designaron tambin su morada a los pjaros pequeos y a las aves mayores: Vosotros, pjaros, habitaris sobre los rboles y los bejucos, all haris vuestros nidos, all os multiplicaris, all os sacudiris en las ramas de los rboles y de los bejucos. As les fue dicho a los venados y a los pjaros para que hicieran lo que deban hacer, y todos tomaron sus habitaciones y sus nidos. De esta manera los Progenitores les dieron sus habitaciones a los animales de la tierra. Y estando terminada la creacin de todos los cuadrpedos y las aves, les fue dicho a los cuadrpedos y pjaros por el Creador y Formador y los Progenitores: Hablad, gritad, gorjead, llamad, hablad cada uno segn vuestra especie, segn la variedad de cada uno. As les fue dicho a los venados, los pjaros, leones, tigres y serpientes. Decid, pues, nuestros nombres, alabadnos a nosotros, vuestra madre, vuestro padre. Invocad, pues, a Huracn, Chipi-Caculh, Raxa-Caculh, el Corazn del Cielo, el Corazn de la Tierra, el Creador, el Formador, los Progenitores; hablad, invocadnos, adoradnos!, les dijeron. Pero no se pudo conseguir que hablaran como los hombres; slo chillaban, cacareaban y graznaban; no se mani-

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200 DOCUMENTOS SIGLOS XVImemos, el hombre que vamos a crear nos sostenga y alimente, nos invoque y se acuerde de nosotros. Entrad, pues, en consulta, abuela, abuelo, nuestra abuela, nuestro abuelo, Ixpiyacoc, Ixmucan, haced que aclare, que amanezca, que seamos invocados, que seamos adorados, que seamos recordados por el hombre creado, por el hombre formado, por el hombre mortal, haced que as se haga. Dad a conocer vuestra naturaleza, Hunahp-Vuch, Hunahp-Uti, dos veces madre, dos veces padre,7 Nim-Ac, Nim-Tzis, el Seor de la esmeralda, el joyero, el escultor, el tallador, el Seor de los hermosos platos, el Seor de la verde jcara, el maestro de la resina, el maestro Toltecat,8 la abuela del sol, la abuela del alba, que as seris llamados por nuestras obras y nuestras criaturas. Echad la suerte con vuestros granos de maz y de tzit.9 Hgase as y se sabr y resultar si labraremos o tallaremos su boca y sus ojos en madera. As les fue dicho a los adivinos. A continuacin vino la adivinacin, la echada de la suerte con el maz y el tzit. Suerte! Criatura!, les dijeron entonces una vieja y un viejo. Y este viejo era el de las suertes del tzit, el llamado Ixpiyacoc.10 Y la vieja era la adivina, la formadora, que se llamaba Chiracn Ixmucan. Y comenzando la adivinacin, dijeron as: Juntaos, acoplaos! Hablad, que os oigamos, decid, declarad si conviene que se junte la madera y que sea labrada por el Creador y el Formador, y si ste [el hombre de madera] es el que nos ha de sustentar y alimentar cuando aclare, cuando amanezca! T, maz, t, tzit; t suerte; t, criatura: unos, ayuntaos!, les dijeron al maz, al tzit, a la suerte, a la criatura. Ven a sacrificar aqu, Corazn del Cielo; no castigues a Tepeu y Gucumatz! Entonces hablaron y dijeron la verdad: Buenos saldrn vuestros muecos hechos de madera; hablarn y conversarn sobre la faz de la tierra. As sea!, contestaron, cuando hablaron. Y al instante fueron hechos los muecos labrados en madera. Se parecan al hombre, hablaban como el hombre y poblaron la superficie de la tierra. Existieron y se multiplicaron; tuvieron hijas, tuvieron hijos los muecos de palo; pero no tenan alma, ni entendimiento, no se acordaban de su Creador, de su Formador; caminaban sin rumbo y andaban a gatas. Ya no se acordaban del Corazn del Cielo y por eso cayeron en desgracia. Fue solamente un ensayo, un intento de hacer hombres. Hablaban al principio, pero su cara estaba enjuta; sus pies y sus manos no tenan consistencia; no tenan sangre, ni sustancia, ni humedad, ni gordura; sus mejillas estaban secas, secos sus pies y sus manos, y amarillas sus carnes. Por esta razn ya no pensaban en el Creador ni en el Formador, en los que les daban el ser y cuidaban de ellos. Estos fueron los primeros hombres que en gran nmero existieron sobre la faz de la tierra. III En seguida fueron aniquilados, destruidos y deshechos los muecos de palo, y recibieron la muerte. Una inundacin fue producida por el Corazn del Cielo; un gran diluvio se form, que cay sobre las cabezas de los muecos de palo.

fest la forma de su lenguaje, y cada uno gritaba de manera diferente. Cuando el Creador y el Formador vieron que no era posible que hablaran, se dijeron entre s: No ha sido posible que ellos digan nuestro nombre, el de nosotros, sus creadores y formadores. Esto no est bien, dijeron entre s los Progenitores. Entonces se les dijo: Seris cambiados porque no se ha conseguido que hablis. Hemos cambiado de parecer: vuestro alimento, vuestra postura, vuestra habitacin y vuestros nidos los tendris, sern los barrancos y los bosques, porque no se ha podido lograr que nos adoris ni nos invoquis. Todava hay quienes nos adoren, haremos otros [seres] que sean obedientes. Vosotros, aceptad vuestro destino: vuestras carnes sern trituradas. As ser. Esta ser vuestra suerte. As dijeron cuando hicieron saber su voluntad a los animales pequeos y grandes que hay sobre la faz de la tierra. Luego quisieron probar suerte nuevamente, quisieron hacer otra tentativa y quisieron probar de nuevo a que los adoraran. Pero no pudieron entender su lenguaje entre ellos mismos, nada pudieron conseguir y nada pudieron hacer. Por esta razn fueron inmoladas sus carnes y fueron condenados a ser comidos y matados los animales que existen sobre la faz de la tierra. As, pues, hubo que hacer una nueva tentativa de crear y formar al hombre por el Creador, el Formador y los Progenitores. A probar otra vez! Ya se acercan el amanecer y la aurora; hagamos al que nos sustentar y alimentar! Cmo haremos para ser invocados, para ser recordados sobre la tierra? Ya hemos probado con nuestras primeras obras, nuestras primeras criaturas; pero no se pudo lograr que fusemos alabados y venerados por ellos. Probemos ahora a hacer unos seres obedientes, respetuosos, que nos sustenten y alimenten. As dijeron. Entonces fue la creacin y la formacin. De tierra, de lodo hicieron la carne [del hombre]. Pero vieron que no estaba bien, porque se deshaca, estaba blando, no tena movimiento, no tena fuerza, se caa, estaba aguado, no mova la cabeza, la cara se le iba para un lado, tena velada la vista, no poda ver hacia atrs, Al principio hablaba, pero no tena entendimiento. Rpidamente se humedeci dentro del agua y no se pudo sostener. Y dijeron el Creador y el Formador. Bien se ve que no puede andar ni multiplicarse. Que se haga una consulta acerca de esto, dijeron. Entonces desbarataron y deshicieron su obra y su creacin. Y en seguida dijeron: Cmo haremos para perfeccionar, para que salgan bien nuestros adoradores, nuestros invocadores? As dijeron cuando de nuevo consultaron entre s: Digmosles a Ixpiyacoc, Ixmucan, Hunahp-Vuch, HunahpUti: Probad suerte otra vez! Probad a hacer la creacin! As dijeron entre s el Creador y el Formador cuando hablaron a Ixpiyacoc e Ixmucan. En seguida les hablaron a aquellos adivinos, la abuela del da, la abuela del alba6 que as eran llamados por el Creador y el Formador, y cuyos nombres eran Ixpiyacoc e Ixmucan. Y dijeron Huracn, Tepeu y Gucumatz cuando le hablaron al agorero, al formador, que son los adivinos: Hay que reunirse y encontrar los medios para que el hombre que for-

LA CONQUISTA ESPIRITUAL DE LA AMRICA ESPAOLADe tzit se hizo la carne del hombre, pero cuando la mujer fue labrada por el Creador y el Formador, se hizo de espadaa11 la carne de la mujer. Estos materiales quisieron el Creador y el Formador que entraran en su composicin. Pero no pensaban, no hablaban con su Creador y su Formador, que los haban hecho, que los haban creado. Y por esta razn fueron muertos, fueron anegados. Una resina abundante vino del cielo. El llamado Xecotcovach lleg y les vaci los ojos; Camalotz vino a cortarles la cabeza; y vino Cotzbalam y les devor las carnes. El Tucumbalam lleg tambin y les quebr y magull los huesos y los nervios, les moli y desmoron los huesos. Y esto fue para castigarlos porque no haban pensado en su madre, ni en su padre, el Corazn del Cielo, llamado Huracn. Y por este motivo se oscureci la faz de la tierra y comenz una lluvia negra, una lluvia de da, una lluvia de noche. Llegaron entonces los animales pequeos, los animales grandes, y los palos y las piedras les golpearon las caras. Y se pusieron todos a hablar; sus tinajas, sus comales,12 sus platos, sus ollas, sus perros, sus piedras de moler,13 todos se levantaron y les golpearon las caras. Mucho mal nos hacais; nos comais, y nosotros ahora os morderemos, les dijeron sus perros y sus aves de corral.14 Y las piedras de moler: Eramos atormentadas por vosotros; cada da, cada da, de noche, al amanecer, todo el tiempo hacan holi, holi huqui, huqui nuestras caras, a causa de vosotros.15 Este era el tributo que os pagbamos. Pero ahora que habis dejado de ser hombres probaris nuestras fuerzas. Moleremos y reduciremos a polvo vuestras carnes, les dijeron sus piedras de moler. Y he aqu que sus perros hablaron y les dijeron: Por qu no nos dabais nuestra comida? Apenas estbamos mirando y ya nos arrojabais de vuestro lado y nos echabais fuera. Siempre tenais listo un palo para pegarnos mientras comais. As era como nos tratabais. Nosotros no podamos hablar. Quizs no os diramos muerte ahora; pero por qu no reflexionabais, por qu no pensabais en vosotros mismos? Ahora nosotros os destruiremos, ahora probaris vosotros los dientes que hay en nuestra boca: os devoraremos, dijeron los perros, y luego les destrozaron las caras. Y a su vez sus comales, sus ollas les hablaron as: Dolor y sufrimiento nos causabais. Nuestra boca y nuestras caras estaban tiznadas, siempre estbamos puestos sobre el fuego y nos quemabais como si no sintiramos dolor. Ahora probaris vosotros, os quemaremos, dijeron sus ollas, y todos les destrozaron las caras. Las piedras del hogar, que estaban amontonadas, se arrojaron directamente desde el fuego contra sus cabezas causndoles dolor.16 Desesperados corran de un lado para otro; queran subirse sobre las casas y las casas se caan y los arrojaban al suelo; queran subirse sobre los rboles y los rboles los lanzaban a lo lejos; queran entrar en las cavernas y las cavernas se cerraban ante ellos. As fue la ruina de los hombres que haban sido creados y formados, de los hombres hechos para ser destruidos y aniquilados: a todos les fueron destrozadas las bocas y las caras. Y dicen que la descendencia de aqullos son los monos que existen ahora en los bosques; stos son la muestra de aqullos, porque slo de palo fue hecha su carne por el Creador y el Formador.17

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Y por esta razn el mono se parece al hombre, es la muestra de una generacin de hombres creados, de hombres formados que eran solamente muecos y hechos solamente de madera. IV He aqu, pues, el principio de cuando se dispuso hacer al hombre, y cuando se busc lo que deba entrar en la carne del hombre. Y dijeron los Progenitores, los Creadores y Formadores, que se llaman Tepeu y Gucumatz: Ha llegado el tiempo del amanecer, de que se termine la obra y que aparezcan los que nos han de sustentar y nutrir, los hijos esclarecidos, los vasallos civilizados; que aparezca el hombre, la humanidad, sobre la superficie de la tierra. As dijeron. Se juntaron, llegaron y celebraron consejo en la oscuridad y en la noche; luego buscaron y discutieron, y aqu reflexionaron y pensaron. De esta manera salieron a luz claramente sus decisiones y encontraron y descubrieron lo que deba entrar en la carne del hombre. Poco faltaba para que el sol, la luna y las estrellas aparecieran sobre los Creadores y Formadores. De Paxil, de Cayal, as llamados, vinieron las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas. Estos son los nombres de los animales que trajeron la comida: 1 Yac [el gato de monte], Uti [el coyote], Quel [una cotorra vulgarmente llamada chocoyo] y Hoh [el cuervo]. Estos cuatro animales les dieron la noticia de las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas, les dijeron que fueran a Paxil y les ensearon el camino de Paxil. Y as encontraron la comida y sta fue la que entr en la carne del hombre creado, del hombre formado; sta fue su sangre, de sta se hizo la sangre del hombre. As entr el maz [en la formacin del hombre] por obra de los Progenitores. Y de esta manera se llenaron de alegra, porque haban descubierto una hermosa tierra, llena de deleites, abundante en mazorcas amarillas y mazorcas blancas y abundante tambin en pataxte y cacao, y en innumerables zapotes, anonas, jocotes, nances, matasanos y miel. Abundancia de sabrosos alimentos haba en aquel pueblo llamado de Paxil y Cayal. Haba alimentos de todas clases, alimentos pequeos y grandes, plantas pequeas y plantas grandes. Los animales ensearon el camino. Y moliendo entonces las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas, hizo Ixmucan nueve bebidas, y de este alimento provinieron la fuerza y la gordura y con l crearon los msculos y el vigor del hombre. Esto hicieron los Progenitores, Tepeu y Gucumatz, as llamados. A continuacin entraron en plticas acerca de la creacin y la formacin de nuestra primera madre y padre. De maz amarillo y de maz blanco se hizo su carne; de masa de maz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Unicamente masa de maz entr en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados. V Estos son los nombres de los primeros hombres que fueron creados y formados: el primer hombre fue Balam-Quitz, el segundo Balam-Acab, el tercero Mahucutah y el cuarto Iqui-Balam.

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200 DOCUMENTOS SIGLOS XVIEntonces el Corazn del Cielo les ech un vaho sobre los ojos, los cuales se empaaron como cuando se sopla sobre la luna de un espejo. Sus ojos se velaron y slo pudieron ver lo que estaba cerca, slo esto era claro para ellos. As fue destruida su sabidura y todos los conocimientos de los cuatro hombres, origen y principio [de la raza quich]. As fueron creados y formados de nuestros abuelos, nuestros padres, por el Corazn del Cielo, el Corazn de la Tierra. VI Entonces existieron tambin sus esposas y fueron hechas sus mujeres. Dios mismo las hizo cuidadosamente. Y as, durante el sueo, llegaron, verdaderamente hermosas, sus mujeres, al lado de Balam-Quitz, Balam-Acab, Mahucutah e Iqui-Balam. All estaban sus mujeres, cuando despertaron, y al instante se llenaron de alegra sus corazones a causa de sus esposas. He aqu los nombres de sus mujeres: Cah-Paluna, era el nombre de la mujer de Balam-Quitz; Chomih se llamaba la mujer de Balam-Acab; Tzununih, la mujer de Mahucutah; y Caquixah era el nombre de la mujer de Iqui-Balam. Estos son los nombres de sus mujeres, las cuales eran Seoras principales. Ellos engendraron a los hombres, a las tribus pequeas y a las tribus grandes, y fueron el origen de nosotros, la gente del Quich. Muchos eran los sacerdotes y sacrificadores; no eran solamente cuatro, pero estos cuatro fueron los progenitores de nosotros la gente del Quich. Diferentes eran los nombres de cada uno cuando se multiplicaron all en el Oriente, y muchos eran los nombres de la gente: Tepeu, Olomn, Cohah, Quenech, Ahau, que as se llamaban estos hombres all en el Oriente, donde se multiplicaron.3 Se conoce tambin el principio de los de Tamub y los de Ilocab, que vinieron juntos de all del Oriente. Balam-Quitz era el abuelo y el padre de las nueve casas grandes de los Cavec; Balam-Acab era el abuelo y padre de las nueve casas grandes de los Nihaib; Cahucutah, el abuelo y padre de las cuatro casas grandes de Ahau-Quich. Tres grupos de familias existieron; pero no olvidaron el nombre de su abuelo y padre, los que se propagaron y multiplicaron all en el Oriente. Vinieron tambin los Tamub y los Ilocab, y trece ramas de pueblos, los trece de Tecpn, y los Rabinales, los Cakchiqueles, los de Tziquinah, y los Zacah y los Lamaq, Cumatz, Tuhalh, Uchabah, los de Chumilah, los de Quibah, los de Batenab, Acul-Vinac, Balamih, los Canchaheles y Balam-Colob.4 Estas son solamente las tribus principales, las ramas del pueblo, que nosotros mencionamos; slo de las principales hablaremos. Muchas otras salieron de cada grupo del pueblo, pero no escribiremos sus nombres. Ellas tambin se multiplicaron all en el Oriente. Muchos hombres fueron hechos y en la oscuridad se multiplicaron. No haba nacido el sol ni la luz cuando se multiplicaron. Juntos vivan todos, en gran nmero existan y andaban all en el Oriente. Sin embargo, no sustentaban ni mantenan [a su Dios]; solamente alzaban las caras al cielo y no saban qu haban venido a hacer tan lejos.

Estos son los nombres de nuestras primeras madres y padres.2 Se dice que ellos slo fueron hechos y formados, no tuvieron madre, no tuvieron padre. Solamente se les llamaba varones. No nacieron de mujer, ni fueron engendrados por el Creador y el Formador, por los Progenitores. Slo por un prodigio, por obra de encantamiento fueron creados y formados por el Creador, el Formador, los Progenitores, Tepeu y Gucumatz. Y como tenan la apariencia de hombres, hombres fueron; hablaron, conversaron, vieron y oyeron, anduvieron, agarraban las cosas; eran hombres buenos y hermosos y su figura era figura de varn. Fueron dotados de inteligencia; vieron y al punto se extendi su vista, alcanzaron a ver, alcanzaron a conocer todo lo que hay en el mundo. Cuando miraban, al instante vean a su alrededor y contemplaban en torno a ellos la bveda del cielo y la faz redonda de la tierra. Las cosas ocultas [por la distancia] las vean todas, sin tener primero que moverse; en seguida vean el mundo y asimismo desde el lugar donde estaban lo vean. Grande era su sabidura; su vista llegaba hasta los bosques, las rocas, los lagos, los mares, las montaas y los valles. En verdad eran hombres admirables Balam-Quitz, Balam-Acab, Mahucutah e Iqui-Balam. Entonces les preguntaron el Creador y el Formador: Qu pensis de vuestro estado? No miris? No os? No son buenos vuestro lenguaje y vuestra manera de andar? Mirad, pues! Contemplad el mundo, ved si aparecen las montaas y los valles! Probad, pues, a ver!, les dijeron. Y en seguida acabaron de ver cuanto haba en el mundo. Luego dieron las gracias al Creador y al Formador: En verdad os damos gracias dos y tres veces! Hemos sido creados, se nos ha dado una boca y una cara, hablamos, omos, pensamos y andamos; sentimos perfectamente y conocemos lo que est lejos y lo que est cerca. Vemos tambin lo grande y lo pequeo en el cielo y en la tierra. Os damos gracias, pues, por habernos creado, oh Creador y Formador!, por habernos dado el ser, oh abuela nuestra!, oh nuestro abuelo!, dijeron dando las gracias por su creacin y formacin. Acabaron de conocerlo todo y examinaron los cuatro rincones y los cuatro puntos de la bveda del cielo y de la faz de la tierra. Pero el Creador y el Formador no oyeron esto con gusto. No est bien lo que dicen nuestras criaturas, nuestras obras; todo lo saben, lo grande y lo pequeo, dijeron. Y as celebraron consejo nuevamente los Progenitores: Qu haremos ahora con ellos? Que su vista slo alcance a lo que est cerca, que slo vean un poco de la faz de la tierra! No est bien lo que dicen. Acaso no son por su naturaleza simples criaturas y hechuras [nuestras]? Han de ser ellos tambin dioses? Y si no procrean y se multiplican cuando amanezca, cuando salga el sol? Y si no se propagan? As dijeron. Refrenemos un poco sus deseos, pues no est bien lo que vemos. Por ventura se han de igualar ellos a nosotros, sus autores, que podemos abarcar grandes distancias, que lo sabemos y vemos todo? Esto dijeron el Corazn del Cielo, Huracn, Chipi-Caculh, Raxa-Caculh, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, Ixpiyacoc, Ixmucan, el Creador y el Formador. As hablaron y en seguida cambiaron la naturaleza de sus obras, de sus criaturas.

LA CONQUISTA ESPIRITUAL DE LA AMRICA ESPAOLAAll estuvieron entonces en gran nmero los hombres negros y los hombres blancos, hombres de muchas clases, hombres de muchas lenguas, que causaba admiracin orlas. Hay generaciones en el mundo, hay gentes montaraces, a las que no se les ve la cara; no tienen casas, slo andan por los montes pequeos y grandes, como locos. As decan despreciando a la gente del monte. As decan all donde vean la salida del sol. Una misma era la lengua de todos. No invocaban la madera ni la piedra, y se acordaban de la palabra del Creador y Formador, del Corazn del Cielo, del Corazn de la Tierra. As hablaban y esperaban con inquietud la llegada de la aurora. Y elevaban sus ruegos, aquellos adoradores de la palabra [de Dios], amantes, obedientes y temerosos, levantando las caras al cielo cuando pedan hijas e hijos: Oh t, Tzacol, Bitol! Mranos, escchanos! No nos dejes, no nos desampares, oh Dios, que ests en el cielo y en la tierra, Corazn del Cielo, Corazn de la Tierra! Danos nuestra descendencia, nuestra sucesin, mientras camine el sol y haya claridad! Que amanezca, que llegue la aurora!

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Danos muchos buenos caminos, caminos planos! Que los pueblos tengan paz, mucha paz, y sean felices; y danos buena vida y til existencia! Oh t. Huracn, Chipi-Caculh, Raxa-Caculh, Chipi-Nanauac, Raxa-Nanauac, Voc, Hunahp, Tepeu, Gucumatz, Alom, Qaholom, Ixpiyacoc, Ixmucan, abuela del sol, abuela de la luz! Que amanezca y que llegue la aurora! As decan mientras vean e invocaban la salida del sol, la llegada de la aurora; y al mismo tiempo que vean la salida del sol, contemplaban al lucero del alba, la gran estrella precursora del sol, que alumbra la bveda del cielo y la superficie de la tierra, e ilumina los pasos de los hombres creados y formados.Fuente original: XIMNEZ, Francisco. Empiezan las historias del origen de los indios de esta provincia de Guatemala, traducido de la lengua quich en la castellana para ms comodidad de los ministros del Sto. Evangelio, por el R.P.F. Francisco Ximnez, cura doctrinero por el Real Patronazgo del Pueblo de Sto. Toms Chuil [1722]. In: Id. Historia de la Provincia de San Vicente (). Ms na Ayer Collection, Newberry Library, Chicago. Fuente impresa: POPOL VUH. Las antiguas, b.f., pg. 23-32 (primera parte, cap. 1-3 [I-III de esta col.]) y pg. 103-110 (tercera parte, cap. 1-3 [IV-VI de esta col.]).

Contexto POPOL VUH, escrito a mediados del siglo XVI, cuenta los mitos de la creacin del mundo y la humanidad, la mitologa heroica, y el origen de los pueblos indgenas de Guatemala, sus migraciones y guerras y la hegemona de los Quich, antes de la conquista. POPOL VUH, cuyo autor es desconocido, ya toma en cuenta los estragos de la conquista: As, pues, se han acabado todos los del Quich, que se llama Santa Cruz. Fue Francisco de Marroqun, obispo de Guatemala entre 1537 y 1563, el que consagr en 1539 la ciudad espaola que sustituy a Utatln, la antigua capital quich, con el nombre de Santa Cruz. La primera traduccin del POPOL VUH del quich al espaol se hizo a comienzos del siglo XVIII por su descubridor, el dominico Francisco Ximnez, partiendo del Ms que los Quich entregaron al cura doctrinero de Santo Toms Chuil, hoy Chichicastenango. Fray Ximnez, natural de Andaluca y excelente lingista, incluy el POPOL VUH en su Historia de la Provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala (1722). Este libro qued olvidado en la Biblioteca de la Universidad de Guatemala hasta ser encontrado por el austriaco Carl Scherzer, en 1854, que lo public en Viena en 1857. Ms tarde, Charles tienne Brasseur, encontr el manuscrito de Fray Ximnez y lo public en Pars, en 1861. El documento 2 reproduce texto y nota de Adrin Recinos, de 1947.

3 Mito de los Apapocva-Guaran sobre la creacin y destruccin del mundo contado por Kurt Nimuendaj1. anderuvus vino solo, en medio de la oscuridad se dej ver. Los eternos murcilagos ya estaban all y lucharon [con l] en la oscuridad. anderuvus tena el sol sobre el pecho. Y trajo el eterno palo cruzado, lo coloc hacia Naciente, pis encima, empez la tierra [a nacer]. Hoy da, el eterno palo cruzado qued como sostn de la tierra. Luego que l quite el sostn caer la tierra. Despus trajo el agua. 2. Despus anderuvus encontr ander Mbaekua a su lado. Y anderuvus le dijo a Mbaekua: Encontremos la mujer! Entonces habl ander Mbaekua: Cmo habemos de encontrar una mujer? anderuvus habl: La encontraremos en la vasija! Y l hizo una vasija de barro y cubri la vasija. Momentos despus, anderuvus a Mbaekua: Vete a ver la mujer en la vasija! ander Mbaekua fue a mirar; la mujer estaba en la vasija. Y l la trajo consigo. 3. Despus anderuvus hizo su casa, en medio del sostn de la tierra. Y anderuvus le dijo a Mbaekua: Vete a probar la mujer! Mbaekua se fue y prob la mujer. No quera mezclar su semen con el de anderuvus y ander Mbaekua coloc su semen aparte. Y de una nica madre se form el hijo de anderuvus y de ander Mbaekua, ambos dentro del vientre materno. Luego despus anderuvus se fue. 4. Y anderuvus hizo su plantacin. A medida que iba haciendo, atrs de l, el maizal se llenaba de espigas verdeantes. Despus vino a su casa a comer. Despus, a su mujer: Vete a nuestra plantacin a traer choclo para comer. Y la mujer de anderuvus le dice a su marido: Hace apenas un momento que te has ido a trabajar y ahora ya me dices: vete a traer maz! No tengo tu hijo en mi vientre, tengo el hijo de Mbaekua! Y la mujer de anderuvus toma su canasta, encaminndose a la plantacin. 5. Y anderuvus tom la cadena de pecho, la calabaza de danza y tambin el palo cruzado, la corona de plumas la

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200 DOCUMENTOS SIGLOS XVInuevo al yac, prosiguiendo camino con su hermanito. 14. Y vino el papagallo. Y l cont en seguida: All, aquella abuela es la que ha matado a tu madre! Entonces llor su hermanito: habamos perdido nuestra madre al venir al mundo! 15. Despus se fueron anderykey con su hermanito, bajaron a un pequeo lago. Lavmonos la cara, hermanito mo, de lo contrario la tigre abuela se apercibir de que hemos llorado! Despus se lavaron y cuando terminaron de lavarse, los bordes del lago se alejaron cada vez ms. Luego a su hermanito: basta de lavarse, estos lugares los vamos a dejar! 16. Luego despus, Tyvyry ya quera matar. Despus encontr la carcasa de su madre e hizo su madre. Tyvyry quiso mamar, su madre se esfum nuevamente Es por esta circunstancia que las mujeres no tienen los pechos iguales. 17. Despus se fueron de nuevo a la casa de la tigreabuela. Se fueron llegando. Por qu teni los ojos tan hinchados, aqu llegando, nietos? No, no es eso, las avispas nos han picado. Estis viendo: Ahora de ese lado no vayais, os deca siempre. 18. Despus se fueron de nuevo a matar pajaritos. Hacia donde he dicho se encaminaron de nuevo. Tyvyry quiso mamar: Ya no podemos rehacer nuestra madre, hermanito; voy a hacerte frutas! Luego pis sobre un rbol. Pis bajo el rbol e hizo vapuru. Tyvyry prob la tal cosa, y le dijo el hermano mayor: Tiene la semilla muy grande! 19. Despus prosigui, nuevamente pis sobre el rbol, e hizo guaviraet. Lo prob nuevamente: Tiene mucha pulpa nuevamente, tambin esto, hermano! Despus volvi a pisar sobre la madera e hizo guaviray. Prob de nuevo: Esto s tiene gusto dulce! (me parece dulce!). 20. Despus prosiguieron, llevando guaviraet, y guaviray. El guaviray que haban llevado lo escondieron de la tigre-abuela; el guaviraet que haban llevado lo dieron a la tigre-abuela. 21. Y ellos volvieron siempre de nueva a la capuera, hicieron una trampita, armndola con una espiguita de maz. Despus vino el tigre: Qu cosa estis haciendo aqu? Hemos hecho una trampita, to. Esta cosa no vale nada, aqu no cae nada! Arroj la trampita. Despus anderykey la trajo de nuevo, la mont de nuevo en su sitio. Otro [tigre] de nuevo vino: Qu estis haciendo? A mi hermanito lo estoy haciendo jugar. Esta cosa no vale nada, aqu nada podr caer! Arroj de nuevo su trampita, anderykey la trajo de nuevo, la puso en su sitio. 22. Despus: Vamos a dormir al oscurecer al pie de nuestra trampita, hermanito! Despus se fueron, hicieron fuego cerquita de la trampita y vigilaron. Despus al amanecer hizo bajar una gruesa vela en la trampita. Despus a su hermanito: algo ha bajado en nuestra trampita, hermanito! Fueron a examinar la trampita, tocaron en la cuerda [que sostiene el peso]. Estaba bien tensa la cuerda. Tambin ya se vea el abismo eterno. 23. Despus, al amanecer volvi el tigre: No ha cado

coloc en su cabeza. Sali, dio una vuelta y se fue. Lleg al sendero del tigre primitivo, hinc en el suelo el palo cruzado, desviando sus rastros [de la persecucin de su mujer]. 6. Su esposa lleg de vuelta de la plantacin, vino llegando a la casa. Cuando lleg ya no estaba anderuvus. Su esposa tom la calabaza para agua, se provey tambin de la tacuara [de danza], sali, dio una vuelta [a la casa], se fue atrs de su esposo, se fue. 7. Despus de ir un poco, su hijo pidi una flor. Cogi una flor para su hijo, prosigui. Despus dio unos golpes sobre el alojamiento de su hijo, y le pregunt a su hijo: Por dnde ha ido tu padre? Por aqu se ha ido. Despus de ir un poco, su hijo volvi a pedir una flor. Cogi nuevamente una flor, ocasin en que le pic una avispa. Entonces le dijo a su hijo: Para qu fin, no estando todava en este mundo, quieres una flor y me haces picar por una avispa? Su hijo se qued enojado. 8. Y se fue de nuevo, lleg a [donde estaba] el palo cruzado. Entonces pregunt de nuevo a su hijo: Por dnde ha ido tu padre? Por aqu se fue! Mostr el camino del tigre primitivo. Prosigui y lleg a la casa del tigre. La tigre-abuela le dijo: Ven aqu que yo te esconda de mis hijos, mis hijos suelen ser muy desobedientes! La cubri con una gran fuente. 9. Despus de tardecita, sus hijos vinieron llegando, trayendo buenas piezas de cerdo monts para su abuela. Los que llegaron atrasados, nada mataron. Vinieron, llegando vinieron. Has estado muy afortunada, madre-abuela! Luego saltaron sobre la fuente, destruyeron la fuente; luego mataron a la esposa de anderuvus. Dijo la tigre abuela: Desdentada estoy desde hace rato, mis nietos! Traedme los gemelos, sacadlos para m, ponedlos en agua caliente, que los voy a comer!. 10. Los llevaron para el agua caliente. Despus lo pusieron en el agua caliente. Despus tocaron: se haba enfriado el agua caliente. Despus: Pisadlo en el mortero! Los llevaron y los pisaron. Despus se les estir el pescuezo. Llevadlos debajo de las brasas! Y los llevaron de nuevo a poner. Luego tocaron en las brasas: enfriadas nuevamente estaban. 11. Y anderykey ya abra un poco los ojos. Y la tigra abuela dijo: Haban sido animales domsticos, mis nietos! Llevadlos sobre el cedazo al sol, nietos! Y los llevaron sobre el cedazo al sol. No haba pasado mucho rato que, anderykey, comenzaba a incorporarse. Tyvyry ya comenzaba a gatear. Luego al oscurecer, casi ya se levantaba del todo. Ya se va a pedir el aparato para matar pajaritos: hazme mi flecha de matar pajaritos, to! Ah el tigre hizo la flecha de matar pajaritos para l. Fue por el patio, ensayndose a matar maripositas. 12. Cuando ya se hizo ms fuerte, se iba por las capueras, matando algunos pajaritos, con su hermano. La tigre abuela le dijo: De este lado no debis ir, de este otro podis jugar, nietos mos. Despus: Con qu motivo nos dijo la tigre abuela, por aqu no debis ir a jugar, hermanito mo? Vamos s, a ver lo que hay! Entonces se fueron con su hermanito. 13. Y encontr un yac. Lo flech; vino cayendo. Y dijo: Por qu me flechaste, procurando, para la que mat a su madre, comida de cacera? Chpame s la herida de tu flecha! Entonces le chup la herida de su flecha, curando de

LA CONQUISTA ESPIRITUAL DE LA AMRICA ESPAOLAnada en tu trampita, nieto? No, nada ha cado. Despus dijo el tigre: Es una cosa mal hecha, en que nada puede caer! Siendo as, entra a probar nuestra trampita! Entr y cay el tigre en la trampita. Lo sac y lo arroj al abismo. Despus vino otro: Ha cado algn ratn en tu trampita? Luego le contest: No ha cado. Despus: Esto est mal hecho, nada caer en l. Si eso es as, entra a probar nuestra trampita! Entr, cay tambin. Despus, los que venan atrs, ya se aperciban del mal olor de las respectivas deyecciones. Fue sacndolos y arrojndolos en el abismo, se encaminaron, se fueron. 24. Despus, ahora s: Vamos adelante hermanito. Se fue a llevar guaviraet a la tigre-abuela. De dnde lo habis trado, nietos mos? Lo hemos trado del otro lado del manantial. Habis trado mucho, nietos mos? Hemos trado mucho de all. Maana iremos y los haris caer para nosotros! Entonces la tigre hembra preada: Si ya no hubiera sido de noche yo hubiera ido enseguida, maana temprano iremos! 25. Y cuando amaneca: Vamos! Se fueron; a su hermanito: No vayas a impresionarte y dar vuelta al yrymom, hermanito mo. Despus llegaron los tigres y se echaron al agua. El grit: Vamos, hermanito, no temas por m, hermanito! Despus hizo que el agua se volviera cada vez ms turbulenta. Tyvyry ya est con miedo por su hermano, y da vuelta al yrymom. Los voraces peces devoraron a los tigres, uno solamente [consigui] ir pasando: la tigre hembra preada. Salt en tierra yendo, cuando los voraces peces le mordieron el tendn de Aquiles. Luego de pasar nacieron sus hijos. Despus de esto, volvieron [a casa]. Cuando volvieron, la tigre-abuela tambin se haba cado en la trampita. Despus: Por qu te has apresurado a dar vuelta al yrymom, hermanito mo? Si as no hubiera sido, hubiramos acabado con los que mataron a nuestra madre! 26. Despus: El fuego vamos a conseguir, hermanito mo: Voy a ponerme hediondo para ver de conseguir el fuego. anderykey hizo el sapo que deba ser el tragador del fuego. Despus se acost y se puso hediondo. 27. Los cuervos se juntaron e hicieron fuego. El caracar sobre un rbol primitivo miraba. anderykey mir un poquito y el caracar le vio: Eso que estis diciendo que vais a devorar, est mirando disimuladamente. El cuervo dijo: La cosa no es as, l ya no mira! Traedlo s al fuego, echadlo de una vez [al fuego], vamos a devorarlo! 28. Despus lo tom de la pierna, de la cabeza, lo tir al fuego Entonces, anderykey sacudi el cuerpo, desparram el fuego. Los cuervos se asustaron. El rey de los cuervos dijo: Cuidad del fuego. Entonces anderykey le pregunt al sapo: No has tragado el fuego? No he tragado. Siquiera un poquito no has tragado? He tragado un poquitn, ahora ya estar todo apagado. Vomtalo un poco, vamos a ver, si hay al menos un poquito. Vomit, mir, haba un poco, prendi el fuego. 29. Despus de eso hizo de una vela una vbora; de ella se hizo morder. Tyvyry sali a buscar remedio para l, trajo el remedio, medic a su hermano, y lo san de nuevo. Despus hizo avispas, y con ellas tambin se hizo picar;

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eso no le enferm mucho. Se hizo morder de otra vbora y muri. Tyvyry sopl a su hermano mayor en el centro de la cabeza y lo hizo revivir. 30. Despus le dijo: Vamos por aqu, hermanito mo. Se fueron. Lejos se fueron, Tyvyry a su hermano mayor: No existe realmente gente como nosotros en esta tierra, hermano? Entonces responde Tykeyry: Existe. Es bueno que yo haga cuat para llamarlos. Entonces pis un cedro, un cedro en frutas, hizo cuat. Ahora debes subir a un rbol, hermanito! Entonces grit: Estos cola-estriadas, debis matar, to. He hecho cola-estriadas que debis matar! Despus viene llegando ay, gritando: Qu es lo que ests gritando, sobrino? No es eso, estoy gritando a estos cola-estriadas que vosotros debis matar, to. 31. Entonces vino llegando ay: Sube [al rbol] y hazlos bajar para m! Entonces sube, echa cuat, acaba con los cuat. Entonces dice anderykey: No me mates, por acaso, to! Entonces dijo: No puede ser, no voy a matarte, puedes bajar. Vena bajando, al tocar tierra, le dio tambin un golpe, dejndolo caer muerto. Entonces el muerto elimin sus heces. 32. Despus ay cogi hojas de peguah envolvi [con ellos] las heces, luego recogi los cuat coloc anderykey en el fondo del canasto, encima coloc los cuat, luego hizo el camino para poder llevar [su carga]. Despus vino, levant el canasto. No lo pudo ni mover porque anderykey se le puso pesado. Despus lo llev, lo levant para llevarlo. Lejos lo llev, lo deposit en el suelo, y volvi a hacer el camino. 33. Despus se fue Tyvyry, sac los cuat que estaban sobre su hermano mayor, le sopl en el medio de la cabeza a su hermano mayor, lo hizo revivir. Coloc piedras debajo de los cuat, despus subieron con su hermanito arriba [sobre los rboles]. Despus volvi ay, carg el canasto y lo llev, entre ellos se quedaron. 34. Despus ay se fue llegando a su casa. Las dos hijas de ay: Qu has matado, padre? De ninguna manera se os ocurra ir a mirar all, he trado un cabeza-negra. Despus se fueron [a ver] las hijas, sacaron todos los cuat. No hay cabeza-negra, el fruto de tu cacera, padre! El se haba escapado, ahora mismo voy a ver! Se fue a ver: Se haba escapado, voy a volver por donde vine, voy a volver a encontrarlo, hija! Se fue. 35. En ese momento hacen los gemelos, debajo del rbol, un ciervo, de un madero seco de cedro. Despus llega de nuevo ay, ya se levanta el ciervo, ya huye de l, le persigue, le trae de nuevo debajo del rbol, para matarlo. Quebr un gajo de rbol contra la nariz [del ciervo]: Toma por haber olido mi presencia, infeliz! Los gemelos bajaron de nuevo, hicieron revivir al ciervo. En ese momento ay volva a su casa. 36. Los gemelos: Vamos a la casa! Se fueron acercando a la casa. A su hermano menor: Splame en el centro de la cabeza! Le sopl y brotaron flores en la cabeza de Tykeyry. El tambin le sopl la cabeza a su hermanito, haciendo tambin brotar flores, despus se fueron, se fueron llegando a la casa de ay. 37. Despus la hija de ay: Ahora llegan mis hermanos. Despus pregunta. Por qu medios habis conseguido ese aspecto, mis hermanos? Nosotros con pimiento y

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200 DOCUMENTOS SIGLOS XVIMuy a menudo est ladrando Iaguarovy (el tigre azul). 42. anderykey est encima de nosotros (en el cenit). Ahora cuida de la tierra, y sostiene en sus manos el sostn de la tierra. El da que estire de l, la tierra se desmoronar. Ahora la tierra est vieja, nuestras generaciones ya no prosperarn [en este mundo]. A todos los que ya murieron, vamos a volver a ver, cuando caiga la noche, bajar el murcilago para acabar con la generacin que habita esta tierra. De noche baja el tigre azul. El tigre azul baja para devorarnos. 43. El tigre mat a andesy, vino anderuvus a llevar su alma. Ahora est viva de nuevo, la fortaleci de nuevo para s. Entonces anderuvus hizo [el futuro] Tup. andesy necesita de Tup, entonces andesy manda donde est Tup, Tup viene. Embarca en su banco (en forma de bote) como Jefe, dos pjaros (cola de tijera) ocupan los bordes del bote, cuando viene llegando a la casa de andesy, ya no produce truenos. Vuelca su apyk (bote-banco), y lo deja posarse delante de andesy, all conversan juntos. Desde entonces su adorno de labio no deja de brillar (relampaguear). 44. Bailan durante todo el ao, entonces le viene indicado el camino a ander, si es que lo merece (por su buen comportamiento) le viene el camino. Entonces nos encaminamos por l delante de nosotros (hacia naciente) llegamos al agua eterna (el mar). Entonces nuestro padre (ander), pasa por encima de l, sus hijos sin embargo pasan a pie, porque las aguas se secan para ellos. 45. Vamos pasando y llegamos a la plantacin de vapuru. Estando ya por llegar a la casa de andesy est la gran capuera, el bananal. Despus bamos pasando, entramos en el bosque. Entonces nuestras bocas quedarn secas, entonces tomaremos bastante miel. Despus proseguimos y llegamos a la plantacin de yvapov de esa [fruta] no comemos aun cuando nuestras bocas estn secas. Vamos pasando, llegamos al agua buena, de sta tomamos. 46. De ah vamos a la casa de andesy. Cuando nos aproximamos viene el arara (papagallo) y nos pregunta: Qu es lo que mi hijo va a comer?, dice andesy. All le decimos: Nosotros vamos a comer pan dulce de maz, bananas maduras tambin vamos a comer. Despus fuimos pasando y nos vino al encuentro el tordo, nos enfrent y nos pregunt: Qu va a comer mi hijo? Le dijimos: Mazamorra vamos a comer! All l volvi a contarle a andesy. Cuando llegamos andesy se puso a llorar y nos dijo. 47. En la tierra vais a morir todos. Ya no debis volver. Ahora quedaos aqu.Fuente original: El texto fue recogido por Curt Nimuendaj, que lo public en alemn, en: Zeitschrift fr Ethnologie, 46 (Berln, 1914), pginas 284 403. Fuente impresa: Literatura Guarani, b.f., pg. 155-164 (versin de Juan Francisco Recalde). - NIMUENDAJ UNKEL, Curt. As lendas, b.f. pg. 143-151.

uruc hemos tratado nuestra cabeza. Tambin a i le debis tratar as, mis hermanos! Tu padre no lo ha de soportar. Por qu medios se consigue ese aspecto? Nosotros nos quitamos la piel de la cabeza. No, quiero que mi padre tenga para nosotros ese mismo aspecto. Est bien, vete a traer pimiento, hermanito! Trajo pimiento, despus trajo cuchillos de tacuara, con el cual despellej la cabeza de ay fregndole despus con pimiento y uruc. Vete al sol! Se fue al sol. Procura soportar, i. Fue y se sent. Poco rato pas y ya quera levantarse. Ya lo ves, no lo va a soportar! Un rato despus se levant. Ya lo ves, que no lo soportara, lo deca yo! Ya corre: Pry, pry, pry! Corre, y al poco rato su crneo revienta. Su cerebro se convierte en mosquitos y tambin en marigu. 38. Despus: Vamos a casarnos con las hijas, hermanito mo! Se casaron con las hijas, despus durmieron con las esposas. De noche, Tyvyry fornic y despus le dio mal de estmago por el resto de la noche. Apenas amanecido vino a preguntarle a su hermanito: Qu te ha pasado hermanito mo? Yo la he posedo a mi esposa. Despus: Yo no la he posedo personalmente, con mi flecha para pajaritos yo la he posedo. 39. Vamos ahora a poner fuego al campo. Despus: Llevemos tambin a nuestras esposas. Despus se fueron: Vamos a prender fuego al campo, corred hijas! Luego pusieron fuego al campo, luego dijeron a sus esposas: Corred. Corrieron. Las hermanas corrieron hacia la orilla del lago, y cuando ya llegaban, se les prendi fuego en los cabellos y sus crneos explotaron. Entonces mosquitos y marigu se acabaron. 40. Prosiguiendo camino, lleg de nuevo un ay. Luego hicieron su casilla de caza donde los pajaritos toman su bao. En eso llega tambin ay, viene espantando los pajaritos. Vete a traer pimiento, hermanito mo! Luego trajo pimientos, los estruj con las manos, y los puso en el agua. Ratos despus, ay volvi, desat su miembro, ech su miembro en el agua, lo lav. Poco tiempo despus lo sac de nuevo, lo envolvi de nuevo, no encontraba descanso. Lo desat y lo ech otra vez en el agua, entonces le ardi el pimiento en el miembro, entonces se puso a correr: Pry, pry, pry! Se fue a caer tambin en el abismo. 41. Despus, caminando hizo mandasaia. Pasando el tiempo Tyvyry se puso cada vez ms fuerte. Despus perfor [la calabaza] para su matraca [de danza]. Ya va a buscar a su padre, (seguir los rastros de). Junt a los ay para ensearles a danzar, les ense a los ay la danza. Despus de cuatro lunas, vino su padre debido a eso (a la danza), ya se va, ya lo lleva a su hijo anderuvus. Ya se iba yendo, anderykey e hizo el disgustado con su padre, Tyvyry, por su lado, slo pensaba en mamar. Entonces anderykey le pide a su padre sus insignias. Luego le da sus insignias (de poder) a su hijo. Despus l se escondi de nuevo de la vista de su hijo. Ya se va a impedir la perdicin.

LA CONQUISTA ESPIRITUAL DE LA AMRICA ESPAOLAContexto

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La nocin del hbitat guaran, abarca no tan solo las aldeas, sino tambin el camino entre los espacios habitados. Los Guaran, poblaron y recorrieron Amrica conquistada por espaoles y portugueses. Los Guaran, que actualmente viven en Paraguay, Bolivia, Argentina y Brasil son un pueblo sin fronteras. Sus mitos son un patrimonio comn de la Amrica espaola y portuguesa. El hbitat original de los Apapocva - Guaran, segn Nimuendaj, era la orilla derecha del bajo Iguatemi, en el Mato Grosso Sur. A comienzos del siglo XIX, guiados por chamanes, migraron, en medio de danzas, cantos y plegarias, hacia el este, en busca de la Tierra sin Mal. En 1944, Francisco Recalde tradujo el texto de Nimuendaj del alemn al espaol y al guaran paraguayo. El Doc. 3 reproduce esta traduccin. BibliografaNIMUENDAJ UNKEL, Curt. Las leyendas b.f. NIMUENDAJ UNKEL, Curt. Los mitos de creacin y destruccin del mundo como fundamentos de la religion de los Apapokuva-Guarani. Juergen Riester (ed.), Ed. CAAAP, Lima, 1978. VARIOS AUTORES, Indios y Estado de Sao Paulo: resistecia y transfiguracin. Ed. Yankatu/CPI-SP, So Paulo, 1984.

4 Fragmento del manuscrito Maya del libro de los libros de Chilam Balam: El vaticinio de los trece KatunesChumayel/Yucatan11 Ahau [1540] El 11 Ahau Katun, primero que se cuenta, es el katun inicial. Ichcaansih, Faz-del-nacimiento-del-cielo, fue el asiento del katun en que llegaron los extranjeros de barbas rubicundas, los hijos del sol, los hombres de color claro. Ay! Entristezcmonos porque llegaron! Del oriente vinieron cuando llegaron a esta tierra los barbudos, los mensajeros de la seal de la divinidad, los extranjeros de la tierra, los hombres rubicundos, [texto destruido] comienzo de la Flor de Mayo. Ay del Itz, Brujo-delagua, que vienen los cobardes blancos del cielo, los blancos hijos del cielo! El palo del blanco bajar, vendr del cielo, por todas partes vendr, al amanecer veris la seal que le anuncia. Ay! Entristezcmonos porque vinieron, porque llegaron los grandes amontonadores de piedras, los grandes amontonadores de vigas para construir,1 los falsos ibteeles2 de la tierra que estallan fuego al extremo de sus brazos, los embozados en sus sabanos, los de reatas para ahorcar a los Seores! Triste estar la palabra de Hunab Ku, Unica-deidad, para nosotros, cuando se extienda por toda la tierra la palabra del Dios de los cielos. Ay! Entristezcmonos porque llegaron! Ay del Itz, Brujo-del-agua, que vuestros dioses no valdrn ya ms! Este Dios Verdadero que viene del cielo slo de pecado hablar, slo de pecado ser su enseanza. Inhumanos sern sus soldados, crueles sus mastines bravos. Cul ser el Ah Kin, Sacerdote-del-culto-solar, y el Bobat, Profeta, que entienda lo que ha de ocurrir a los pueblos de Mayapan, Estandarte-venado, y Chichen Itz, Orillas-de-los-pozos-delbrujo-del-agua? Ay de vosotros, mis Hermanos Menores, que en el 7 Ahau Katun tendris exceso de dolor y exceso de miseria por el tributo reunido con violencia y antes que nada entregado con rapidez! Diferente tributo maana y pasado maana daris; esto es lo que viene, hijos mos. Preparaos a soportar la carga de la miseria que viene a vuestros pueblos porque este katun que se asienta es katun de miseria, katun de pleitos con el diablo, plei