LA COOPERACIÓN DE LA UE CON LA Comunidad Andina

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COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA Fernando Nivia-Ruiz María Carmela Julio Giraldo LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE. APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA. CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

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COOPERACIÓN EUROANDINAY SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

Fernando Nivia-Ruiz

María Carmela Julio Giraldo

LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE.

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA.

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA.

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIOMaría Carmela Julio Giraldo

LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE.

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTEFernando Nivia-Ruiz

COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

EDITAESCUELA LATINOAMERICANA DE COOPERACION Y DESARROLLOConvenio Universidad de San Buenaventura - Cartagena y la Universidad de Pavía - Italia

Director del ProyectoSebastián Vadalá

Director de la EscuelaJairo Agudelo Taborda

AutoresMaría Carmela Julio GiraldoFernando Nivia-Ruiz

Corrector de EstiloDoris Álvarez Ortega

Diseño e impresiónDepartamento EditorialUniversidad de San Buenaventura - CartagenaImpreso en ColombiaPrimera Edición: octubre de 2009

ISBN: 978-958-8590-00-4

Escuela Latinoamericana de Cooperación y DesarrolloUniversidad de San Buenaventura - CartagenaCalle Real de Ternera - Diag. 32 No. 30 - 966Tel: 653 5530 - Ext: 139 - 147Directos: (57-5) 653 7603 - 653 7532Cartagena de Indias, [email protected]/elacid

A mi hermana Catalina por su cariño, paciencia e inteligente compresión en estos años de feliz convivencia

María Carmela Julio G.

A Dios Todopoderoso, por brindarme tantas bendiciones.

A mis padres, Jaime y María Teresa, quienes a pesar de la distancia física que nos

separa, nunca han desfallecido en sus intentos por hacer de mi un mejor ser humano.

Fernando Nivia-Ruiz

La Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo es un centro de formación superior e investigación de la Universidad de San Buenaventura de Cartagena (Colombia), en convenio con la Universidad de Pavía y el Instituto Universitario de Estudios Superiores de Pavía (Italia).

La Escuela nace como un proyecto de cooperación cofi nanciado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Italia (MAE), ejecutado por las ONGs COOPI, CISP y VIS, y cuenta, además, con el apoyo fi nanciero de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) y la asesoría técnica de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Su propósito es contribuir al fortalecimiento de la Cooperación Internacional para el Desarrollo de América Latina y el Caribe, mediante la formación de profesionales autóctonos que operen en programas de Cooperación Internacional, la realización de investigaciones pertinentes y el apoyo a redes interinstitucionales y organizaciones que promuevan el desarrollo regional.

Hace parte de la Red Internacional de Escuelas de Cooperación y Desarrollo conformada por:

ESCUELA LATINOAMERICANADE COOPERACIÓN Y DESARROLLO

• Escuela Europea de Estudios Avanzados en Cooperación y Desarrollo de Pavía, Italia.

• Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo de Cartagena, Colombia.

• Escuela Medio Oriental de Cooperación y Desarrollo de Belén, Palestina.

Es líder de la Red Latinoamericana de Estudios avanzados en Cooperación Internacional para el Desarrollo en asocio con la Universidad San Martín de Buenos Aires, Argentina, la Universidad Alberto Hurtado de Santiago de Chile, la Universidad Federal de Paraíba en Brasil, el Instituto Mora de México y la Universidad Andina Simón Bolívar de Ecuador.

La estructura interna de la Escuela está conformada por tres unidades interdependientes: Formación, Investigación y Servicios.

• La Unidad de Investigación tiene como objetivo contribuir a la refl exión de la comunidad académica sobre la cooperación internacional para el desarrollo en América Latina y el Caribe que permita una mayor comprensión de sus teorías, fundamentos, actores, modalidades e impacto en la región. Es el principal soporte y referente de la Especialización en Cooperación Internacional para el Desarrollo ofrecida por la Escuela, alimentando su continua producción de conocimiento a partir de la interdisciplinaridad y transversalidad del Desarrollo Humano Sostenible y será, en un futuro, el soporte de la Maestría en Cooperación Internacional.

Los trabajos de investigación guardan correspondencia con las áreas que conforman el programa académico de la Especialización: Economía, Sociopolítica y Gestión de Proyectos.

PRESENTACIÓN

Sobre los autores

LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA. CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO María Carmela Julio Giraldo

INTRODUCCIÓN Nociones básicas de la relación UE-CAN: actores y conceptos - Cooperación internacional al desarrollo (CID)

LA UNIÓN EUROPEA COMO PROMOTORA DE LA INTEGRACIÓN REGIONAL Primeros acuerdos de cooperación con las subregiones de AL La década de los noventa y el impulso explícito a la integración

regional en AL La integración regional como estrategia de la UE en sus

relaciones con AL Acuerdos de cuarta generación y nuevos marcos legales para la

CID

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CONTENIDO

MODALIDADES DE LA COOPERACIÓN AL DESARROLLO DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA 1. Acuerdos de Cooperación 2. Diálogo Político 3. Diálogo Especializado en materia de lucha contra las drogas 4. SPG droga y SPG Plus 5. Modalidades para la promoción de la inversión y la

cooperación empresarial - European Community Investment Partners (ECIP). - Banco Europeo de Inversiones (BEI). - AL-INVEST 6. Informes de Estrategia Regional y los proyectos de

cooperación 7. El Acuerdo de Asociación (AdA)

LA CRISIS DE LA INTEGRACIÓN ANDINA Y LA NECESIDAD DE REPLANTEAR LA ESTRATEGIA PROINTEGRACIONISTA DE LA UE Surgimiento y recientes problemas del proceso de integración

andina La CAN: ¿un actor internacional estratégico para la UE? Replantear la estrategia de apoyo a la integración regional

CONCLUSIONES

REFERENCIAS

LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR – SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE. APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE Fernando Nivia-Ruiz

INTRODUCCIÓN ¿Para qué realizar esta investigación? ¿Cómo se realizó esta investigación? ¿Hasta dónde llega la investigación? ¿Qué es un estado del arte? ¿Qué es un estado del arte sobre la CIS-S en ALC?

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Objetivos - Objetivo general - Objetivo específi co

METODOLOGÍA

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE Marco histórico y conceptual: diálogo y avances El Sistema de Naciones Unidas y la CIS-S Escenarios multilaterales en ALC para la CIS-S a) Comisión Económica para América Latina y el Caribe

(CEPAL) b) Sistema Económico Latinoamericano (SELA) c) Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) d) Organización de Estados Americanos (OEA) e) Mercado Común del Sur (MERCOSUR) f) Comunidad Andina de Naciones (CAN) Avances y experiencias institucionales de algunos países

latinoamericanos a) Argentina b) Brasil c) Colombia d) Chile e) Ecuador f) México g) Perú h) Costa Rica i) Cuba j) Consolidado

CONSIDERACIONES FINALES

REFERENCIAS

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Parecería contradictorio, o cuanto menos inoportuno, escribir y publicar hoy sobre integración regional y cooperación internacional Sur-Sur entre los Estados de América Latina cuando asistimos a un aparente proceso de desintegración de lo poco que se había logrado cohesionar en América Latina y Caribe, en general, y en la zona andina, en particular. El multilateralismo, que en otras áreas del mundo ha hecho escuela y ha adelantado sólidos procesos cerrando el espacio a potenciales confl ictos bilaterales, no encuentra hogar por estos lados del globo. Aunque parecía superada la fase de nacionalismos caudillistas (o caudillismos nacionalistas) que impedían a los mandatarios ver más allá del arrogante unilateralismo o del aventurero bilateralismo bipolar anclados en un viejo concepto de seguridad nacional, hechos recientes demuestran lo contrario.

Si en el mundo (salvo excepciones) prevalece ahora un sistema internacional multilateral unipolar, en América Latina convive un sólido bilateralismo (Colombia-EEUU y Venezuela-Rusia) con un débil multilateralismo (CAN, Unasur, Mercosur, ALBA y otros) de persistencia bipolar manifi esta en el lenguaje ideológico de sus líderes y en sus decisiones de política exterior.

PRESENTACIÓN

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De la galaxia de intentos integracionistas regionales y subregionales en América Latina y Caribe, es la Comunidad Andina la que presenta el cuadro clínico más delicado independientemente de la migración de Venezuela hacia Mercosur. Los cuatro integrantes restantes están divididos en dos polos, sobre todo por sus posiciones respecto a Estados Unidos (Bolivia – Ecuador y Colombia-Perú).

En este escenario ha sido bienvenida la Unión de Naciones de Suramericanas (Unasur) que, integrando la CAN y el Mercosur, suma también a Chile, Guyana y Surinam. El rol de Unasur puede ser determinante para impulsar una especie de multilateralismo multipolar en la región liderado por Brasil y Chile.

En el contexto sucintamente descrito, se coloca la acción de la Cooperación Internacional para el Desarrollo en América Latina y Caribe. Es esta la razón por la cual la Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo de la Universidad de San Buenaventura de Cartagena publica, justo ahora, dos resultados parciales de investigaciones adelantadas por dos miembros del Grupo de Investigación de la Escuela Latinoamericana (GIELACID), reconocido y clasifi cado en categoría C por Colciencias. Los trabajos de los dos jóvenes investigadores de la Escuela, que hacen parte de la Línea de Investigación Políticas de Cooperación para el Desarrollo Unión Europea-América Latina, se denominan: La Cooperación de la Unión Europea con la Comunidad Andina. Contexto, Evolución y Perspectivas de Cambio, de Carmela Julio y La Cooperación Internacional Sur – Sur en América Latina y el Caribe. Aproximación a un Estado del Arte, de Fernando Nivia-Ruiz.

El trabajo de Carmela Julio parte de una constante contenida en las declaraciones negociadas birregionalmente entre la Unión Europea y América Latina, desde Río hasta Lima. En tales declaraciones se reitera que el refuerzo de la integración regional es uno de los principales objetivos de la cooperación entre estas dos regiones (ver también nuestra publicación “Principios del Diálogo Político”, de Lara Weisstaub, 2006). Siendo así, este trabajo busca verifi car hasta qué punto este objetivo pactado se está cumpliendo en el escenario específi co de la cooperación UE-CAN. ¿Cómo se ha verifi cado tal

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cooperación entre dos actores multilaterales de distintas regiones y de diferentes dimensiones? ¿Está siendo la Cooperación UE-AL una facilitadora de procesos de integración en general y andina en particular? O ¿paradójicamente, la cooperación UE-CAN podría ser un ulterior elemento de división subregional?

Como se sabe, ni la democracia ni la integración son bienes importables o exportables. Sin embargo, la Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo cree que la Cooperación Internacional para el Desarrollo en América Latina y Caribe puede generar y consolidar mecanismos de institucionalidad común que se traduzcan en desarrollo humano sostenible regional y/o subregional. Este concepto incluye la democratización regional, que a su vez comprende la seguridad común. La Escuela considera, que existe un fuerte nexo entre consolidar una institucionalidad democrática en los Estados y generar una institucionalidad multilateral regional o subregional.

Es cuanto menos paradójico que, precisamente cuando se han creado las condiciones mínimas necesarias para democratizar el continente, tras la fi nalización de las dictaduras militares y la doctrina de la seguridad nacional, y cuando algunos países de la región intentan transitar hacia Estados sociales de derecho, la región se divida ideológicamente con el resurgimiento de caudillos nacionalistas y reeleccionistas.

Precisamente porque este tiempo es aciago para la integración, la diplomacia y la seguridad en clave regional latinoamericana, la Escuela hace este esfuerzo investigativo con la esperanza de aportar a la generación de propuestas para una mayor cohesión regional apoyadas por nuevas formas de cooperación internacional para el desarrollo que aplique los principios contenidos en la Carta ONU, en la legislación de la UE (de Maastricht a Lisboa), en la Declaración del Milenio, en el Consenso de Monterrey, en la Declaración de París y en el Plan de Acción de Accra. En tal marco general, se coloca el primer ensayo aquí publicado. La cooperación internacional en América Latina puede apoyar los procesos de democratización y de integración regional.

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El trabajo de Fernando Nivia-Ruiz, da cuenta de la aspiración de las regiones en desarrollo, de apropiarse de la cooperación internacional superando la clásica visión vertical Norte -Sur. En este sentido, en el marco de su segundo decenio para el desarrollo (1978), la ONU adoptó lo que hoy se conoce como Plan de Acción de Buenos Aires (PABA). Se trató de la adopción por consenso entre 138 Estados de un Plan de Acción para promover y realizar la Cooperación Técnica entre los países en Desarrollo (CTPD).

Es particularmente signifi cativo el hecho de que el primer plan para este tipo de cooperación se haya adoptado por la comunidad internacional en América Latina (Argentina), en los años del auge de la teoría de los límites del desarrollo a nivel global y de la teoría de la dependencia a nivel latinoamericano. Fuera de América Latina, los nuevos Estados nacidos de la descolonización de los años sesenta, reivindicaban un rol de mayor protagonismo en las relaciones internacionales y proponían incluso un Nuevo Orden Económico y Político Internacional (NOEI-NOPI).

En este marco se ubica el segundo ensayo aquí contenido, que como resultado parcial de una investigación, busca censar las fuentes documentales y los análisis sobre la Cooperación Internacional Sur-Sur, en general, y el PABA realizados hasta hoy en el marco de los intentos de aplicación de dicha cooperación en América Latina y Caribe. En suma, se trata de ver si la región escenario de su adopción, cuenta, luego de más de treinta años, con un patrimonio de asunción regional del Plan mismo y de prácticas (buenas o menos buenas), dignas de ser estudiadas y/o replicadas. En caso afi rmativo, tal patrimonio sería objeto de ulterior estudio.

El hilo conductor y unifi cador de estos dos trabajos es la directa proporcionalidad existente entre cooperación internacional horizontal (o Sur-Sur) e integración regional: a mayor cooperación horizontal mayor integración regional y viceversa. Ahora bien, la integración regional refuerza el multilateralismo a escala global. Para ello, la cooperación se perfi la como el instrumento idóneo a tres niveles: subregional, regional y global. Parecería obvio pero es bueno recordar que el primer elemento integrador es la cooperación

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entre los actores que comparten la misma geografía. Por lo tanto, es la cooperación horizontal entre países en desarrollo la que debe ser apoyada por las otras modalidades de cooperación y no viceversa. Sólo así se genera la democratización regional en compañía de paz, seguridad y desarrollo común. De hecho, la beligerancia se incrementa en las regiones con menor índice de democracia. La cooperación y el comercio propician la resolución pacífi ca y diplomática de los confl ictos sobre todo entre vecinos.

Tal vez, más allá de la retórica, Latinoamérica padece un défi cit de percepción como región. Mientras no se perciba sufi cientemente como región no se gestarán verdaderos procesos de integración mediante la cooperación intra-regional. La cooperación entre similares por nivel de renta y por institucionalidad, debe generar entre los actores la concepción de bienes públicos regionales. Tales bienes regionales como la democratización, la seguridad, el ambiente, los derechos humanos, el comercio, requieren políticas públicas regionales y no sólo nacionales, ni unilaterales, ni bilaterales. América Latina persiste en concebir la seguridad en clave meramente nacional, unilateral o, en el mejor de los casos, bilateral, en alianza con la potencia de turno. Pero hoy no se puede imaginar la seguridad nacional sin un buen índice de seguridad regional y lo mismo vale para el desarrollo, la democracia y la paz. Si el terrorismo y el narcotráfi co han llegado a ser un grave problema regional, la solución no puede estar sólo a nivel nacional, unilateral o bilateral.

Paradójicamente, es el momento oportuno para reforzar los organismos de integración subregional en América Latina. Tal vez haya sido necesario escuchar trompetas de preguerra para que los líderes de la región entiendan la urgente necesidad de cooperar e integrarse. Hay que asumir el hecho de que los países de la región recibirán cada vez menos Ayuda Ofi cial para el Desarrollo por no ser, salvo contados casos, de renta baja, y por no destacarse en términos del respeto y la promoción de la democracia y los derechos humanos. Aunque no existieran otros motivos, ya mencionados, éste debería ser sufi ciente para incrementar la cooperación Sur-Sur y la integración en la región.

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La Escuela felicita a los dos jóvenes investigadores por este atento trabajo y pone a disposición de la comunidad académica y de las instituciones operativas esta oportuna publicación.

Además, la Escuela agradece la colaboración de las instituciones consultadas en el curso de este trabajo, en especial a la CEPAL, al IEPRI, a las Universidades que participan en la Red Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo (Red LACID) y, con mención extraordinaria, a la Universidad del Norte en Barranquilla.

Jairo Agudelo TabordaDirector de la Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo

Cartagena de Indias, Agosto 11 de 2009

María Carmela Julio GiraldoPolitóloga de la Universidad Nacional de Colombia. Especialista en Cooperación Internacional para el Desarrollo de la Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo (ELACID) de la Universidad de San Buenaventura, Sede Cartagena (Colombia), en convenio con la Universidad de Pavía (Italia). Investigadora junior de la misma institución. Lidera el proyecto de investigación sobre Cooperación para el Desarrollo e Integración Regional en América Latina, en el marco de la línea de investigación “Políticas de Cooperación para el Desarrollo Unión Europea-América Latina”, con el apoyo de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), de la ONG italiana COOPI y de la Universidad del Norte de Barranquilla (Colombia).

Fernando Nivia-RuizLicenciado en Relaciones Internacionales con énfasis en Cooperación Internacional de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA). Especialista en Cooperación Internacional para el Desarrollo de la Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo (ELACID) de la Universidad de San Buenaventura, Sede Cartagena (Colombia), en convenio con la Universidad de Pavía (Italia). Investigador junior de la misma institución. Lidera el proyecto de investigación sobre Cooperación Sur-Sur en América Latina y el Caribe, con el apoyo de la Conferencia Episcopal Italiana y la ONG italiana COOPI.

SOBRE LOS AUTORES

INTRODUCCIÓN

La integración regional ha sido uno de los principales propósitos de la política de cooperación internacional al desarrollo (CID) de la Unión Europea, al ser considerada un medio adecuado para lograr la inserción armoniosa y progresiva de los países en desarrollo en la economía mundial. Según el tratado constitutivo de la Unión Europea de 1992 (Tratado de Maastricht), esta inserción es uno de los objetivos concretos que promueve la Comunidad Europea (CE)1 en el marco de sus acciones de cooperación al desarrollo, unido al desarrollo económico y social duradero de los países en desarrollo y a la lucha contra la pobreza.2

* La autora agradece los comentarios y sugerencias de Roberto González Arana, profesor de la Universidad del Norte, Socorro Ramírez, profesora e investigadora del IEPRI, Jairo Agudelo, director de la Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo y Sebastián Vadalá, coordinador país de COOPI Colombia. El contenido del artículo es responsabilidad exclusiva de la autora.

1 En este trabajo, la utilización de la expresión Unión Europea y Comunidad Europea se realizará teniendo en cuenta que son dos instancias que nacieron en fechas distintas pero que coexisten en la actualidad con competencias diferentes, como se explicará más adelante.

2 El Tratado de la Unión Europea o Tratado de Maastricht de 1992 fue modifi cado por el Tratado de Ámsterdam de 1997 y el Tratado de Niza de 2001, pero el contenido del artículo referente a la Cooperación al Desarrollo no tuvo cambios sustanciales en estos tratados a excepción de su numeración. Con el Tratado de Lisboa de 2007, se cambia el contenido del artículo mencionado en los siguientes términos: “el objetivo principal de la política de la Unión en

LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA.

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

María Carmela Julio Giraldo*

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El apoyo a la integración en América Latina y el Caribe (ALC) por parte de la Unión Europea (UE) ha sido particularmente dinámico por dos razones principales: de una parte, por la existencia de esquemas de integración en ALC con amplia trayectoria histórica como la Comunidad Andina, el Sistema de Integración Centroamericana y la Comunidad Económica del Caribe, así como por el Mercado Común del Sur, de creación más reciente pero conformado por los Estados económicamente más fuertes de América del Sur; de otra parte, por la constatación de los benefi cios que han obtenido los países europeos como resultado de su proceso de integración económica aún en marcha y el interés en presentar al mundo las directrices que les han permitido avanzar en dicho proceso, motivando así, el surgimiento de otros actores regionales internacionales que facilitan una interacción interregional pacífi ca y fl uida en la defi nición de la agenda internacional.

La UE, un modelo de integración exitoso, al menos en términos económicos, aboga por la consolidación, a partir del respaldo y la promoción de la integración regional, de un sistema mundial multilateral en el cual se fortalezcan los mecanismos de negociación y concertación a nivel internacional entre los distintos actores regionales. Estos mecanismos pueden conducir a una mejor distribución de las ganancias y las pérdidas derivadas de los mayores niveles de interdependencia económica y a la posibilidad de controlar, guiar y predecir las acciones de los Estados, contribuyendo a un escenario internacional de estabilidad, imperio de la ley y justicia social y en el que la defensa de los intereses de todos los actores se encuentre garantizada.

De igual manera la UE viene apoyando los esquemas de integración regional existentes en América Latina (aún cuando no es una región prioritaria en su política exterior) como una apuesta por lograr un lugar destacado en un mundo cada vez más globalizado e incierto y en el que necesita ampliar su red de relaciones exteriores a las distintas regiones y países del mundo que tengan alguna signifi cación estratégica en términos políticos y económicos, si le

[el ámbito de la cooperación al desarrollo] será la reducción y, fi nalmente, la erradicación de la pobreza” (UE, 2007, art. 188 D), pero este tratado aún no ha sido ratifi cado por todos los Estados.

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CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

interesa seguir jugando un papel destacado en la defi nición de los temas de la agenda internacional acorde con sus intereses como región.

La Comunidad Andina (CAN) ha sido uno de los esquemas de integración con los cuales la UE ha creado importantes lazos de cooperación y comercio desde los años ochenta, cuando fi rma, con la entonces Comunidad Económica Europea, el primer acuerdo de cooperación en 1983. Posteriormente, durante la década de los noventa y gracias a la reorientación de las políticas exteriores de la mayoría de los Estados de AL hacia la apertura comercial y al renacimiento de la integración en la forma del regionalismo abierto, la UE comienza a promover nuevas formas de asociación con AL que contemplaban nuevas modalidades de cooperación al desarrollo con el objetivo explícito de apoyar la integración regional y avanzar posteriormente en la realización de acuerdos de libre comercio.

El trabajo de investigación que se presenta a continuación se enmarca en los estudios sobre las dinámicas y perspectivas de las relaciones exteriores de la UE y AL, enfatizando en la relación de cooperación que se ha ido construyendo con la CAN. Consiste en una primera aproximación al estudio de la relación entre, por un lado, la Comunidad Andina y, por otro lado, la Comunidad Europea y la Unión Europea (cuando corresponde), abordando sus antecedentes y justifi caciones, los procedimientos formales de planeación y ejecución de la cooperación y los desafíos que plantea a la efi cacia de dicha cooperación, es decir, al cumplimiento de los objetivos que se propone, la situación actual de estancamiento del proceso de integración andina.

Esta primera aproximación hace parte de una investigación más amplia que permitirá avanzar posteriormente, hacia una refl exión más profunda sobre la incidencia real de las modalidades bajo las cuales la UE ejecuta sus acciones de cooperación al desarrollo (especialmente los proyectos), en los procesos políticos, sociales, económicos e institucionales, que determinan y caracterizan la integración andina, con el fi n de identifi car las limitaciones y potencialidades de dicha cooperación en la dinamización de la integración regional en sus aspectos relativamente exitosos. Los

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resultados de una refl exión crítica en este sentido, basada en la constatación de la importancia del papel que juega la UE en el fortalecimiento de los procesos de integración en general, y del andino en particular, y las difi cultades con las que se encuentra para lograr ese objetivo plenamente, pueden contribuir a generar el interés necesario para cuestionarnos el verdadero alcance de la cooperación europea en la forma como se viene planeando y ejecutando a nivel regional o subregional, y la idoneidad de la integración como una estrategia para enfrentar y mitigar las amenazas de un mundo globalizado y, sobre todo, los problemas de pobreza e inequidad que padece la región latinoamericana.

Este trabajo se divide en tres partes: en la primera parte se realizará una aproximación a la confi guración de las relaciones entre la CE y AL, desde la década de los ochenta en el marco de los acuerdos de cooperación y a la luz de la estrategia de apoyo a la integración regional. Posteriormente se identifi carán las motivaciones de la UE para apoyar la integración regional y cómo este apoyo se constituye en un objetivo prioritario de las acciones de cooperación que se desarrollan en la actualidad.

En la segunda parte se presentarán de manera detallada, las modalidades o formas de cooperación al desarrollo de la UE con la Comunidad Andina, orientadas a apoyar la integración regional y a favorecer el desarrollo económico y social de sus países miembros. Finalmente, en la tercera parte, teniendo en cuenta que en la relación UE-CAN las características de los actores son fundamentales para entender los verdaderos efectos de las acciones de cooperación, es necesario detenernos en una evaluación de los principales problemas que enfrenta la CAN, y que le han impedido consolidarse como un actor internacional, con capacidad para fortalecer sus relaciones con la UE, vistas a partir de los acuerdos de asociación, indicando que los importantes lazos de cooperación deben mantenerse en la línea de apoyar la integración regional pero en otras dimensiones más allá de las comerciales, en el marco de una nueva estrategia de la relación birregional.

Sin embargo, antes de entrar a desarrollar los contenidos descritos, es importante detenerse en la aclaración de ciertos aspectos o nociones

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CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

básicas de la relación UE-CAN en cuanto a las características de los actores, los ámbitos de intervención y el marco conceptual de la cooperación internacional que se trabajará en esta investigación.

Nociones básicas de la relación UE-CAN: actores y conceptos

En primer lugar, es necesario aclarar la diferencia institucional y de competencias entre la Unión Europea y la Comunidad Europea. La Comunidad Económica Europea (CEE) se constituye en 1958 como resultado del Tratado de Roma fi rmado en 1957. Junto con la Comunidad Económica del Carbón y el Acero –CECA, resultado del Tratado de París de 1951, y la Comunidad Europea de la Energía Atómica (EURATOM), establecida en 1957, forman lo que se denominaba las Comunidades Europeas. Gracias al Tratado de la Unión Europea de 1992 nació una nueva instancia llamada Unión Europea de forma paralela a la Comunidad Económica Europea, cuyo nombre fue cambiado por el de Comunidad Europea.

Por lo tanto, la UE y la CE son dos instancias que coexisten en la actualidad, donde la UE comprende tanto las instituciones de carácter supranacional e intergubernamental que se agrupan en la CE, como los actuales 27 países miembros cuando actúan en común en el seno de la Unión. En otras palabras comprende, por un lado, los asuntos de carácter comunitario supranacional (e.g. la política comercial y la política de cooperación al desarrollo) y los asuntos de carácter comunitario intergubernamental que se gestionan en el marco de la CE (como la Política Exterior y de Seguridad Común) y, por otro lado, la actuación de los Estados miembros cuando lo hacen a nombre de la UE y de común acuerdo. Según Torrent (2005, p.20), la “«Unión Europea» tiene que ser interpretada como «la Comunidad Europea y/o los 25 Estados miembro [sic] actuando más o menos conjuntamente», sabiendo que, en muchas áreas, ni la Comunidad Europea actúa ni los veinticinco Estados miembro [sic] actúan conjuntamente (ni coordinadamente)”.

La cooperación al desarrollo puede ser gestionada por la CE y al mismo tiempo por cada uno de sus Estados miembros. No es una competencia exclusiva de la CE, ya que sus países miembros,

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cada uno por separado, pueden, y de hecho tienen, una política de cooperación, que es ejecutada a través de sus agencias nacionales de cooperación y siguiendo sus propios criterios de asignación (e.g. a través de la GTZ de Alemania o la AECID de España). En el Tratado de la Unión Europea se especifi can los ámbitos de competencia de la CE y los Estados miembros en este campo, estableciendo que las políticas de CID deben seguir una lógica de coherencia, complementariedad y coordinación.

Así, en un intento por comprender el entramado de órganos y competencias de la UE, tenemos una política de cooperación al desarrollo, que gestiona la CE a través de la Comisión Europea, otra gestionada por cada uno de los Estados miembros independientemente a través de sus agencias nacionales y una tercera en cuya planeación actúan la CE en conjunto con los Estados miembros.3

Este trabajo se centra en el estudio de la cooperación al desarrollo de la UE bajo esta última modalidad de gestión conjunta, excluyendo aquella cooperación que desarrollan los Estados miembros por fuera de la UE de manera bilateral, esto quiere decir que se prestará especial atención tanto a la ejecución de la cooperación por parte de la Comisión Europea, órgano supranacional por excelencia y cuyas acciones están determinadas por las decisiones del Consejo de Ministros de la UE (donde los gobiernos de los Estados miembros tienen garantizada su participación y su infl uencia), como a ciertas formas de cooperación que se manifi estan especialmente en el campo del diálogo político, donde las representaciones diplomáticas de los Estados actúan (o intentan actuar) en conjunto con la Comisión.

Esta modalidad de gestión conjunta de la CID que se abordará en esta investigación, se puede evidenciar en la fi rma de los acuerdos de cooperación con países terceros o subregiones como la CAN, en la cual participan tanto la CE como sus Estados miembros, o en los escenarios de diálogo político como las Cumbres de Jefes de Estado y de Gobierno de ALC y UE que se desarrollan cada dos años.

3 Para ampliar la explicación de los diferentes modos de acción de la UE en el contexto internacional, véase Torrent y Francia, 2005.

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CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

De otra parte, es muy común que en los textos informativos y de análisis de la CID de la Unión Europea, se mencione un monto total de la cooperación otorgada por la UE a AL que comprende la suma de las contribuciones bilaterales de cada uno de los Estados miembros y la de la Comisión, lo cual lleva a afi rmar que la UE es el principal donante de ayuda al desarrollo en el mundo. No obstante lo anterior, la mención en este trabajo de la cooperación en la forma de Ayuda Ofi cial al Desarrollo (que se explicará más adelante) de la CE o la UE se referirá concretamente a aquella gestionada por la Comisión.

La Comisión Europea es el órgano de la CE encargado de ejecutar aquellas decisiones específi camente comunitarias, incluyendo las acciones de CID, que le son atribuidas por el Consejo de Ministros y el Parlamento. La Comisión retiene el derecho de iniciativa legislativa, garantiza el respeto de los tratados y la legislación comunitaria (que se presenta en forma de Directivas y Reglamentos) y “es responsable, de elaborar todas las propuestas de cooperación y de ejecutarlas una vez aprobadas por el Consejo y el Parlamento” (Rouquayrol y Herrero, 2007, p.9).

Para la gestión de la cooperación, la Comisión cuenta con la Dirección General de Relaciones Exteriores, la Dirección General de Desarrollo (sólo para los países de Asia, Caribe y Pacífi co –ACP) y, principalmente, la Ofi cina de Cooperación EuropeAid, creada en 2001, como la responsable de la gestión integral del ciclo del proyecto. Los recursos y en general las acciones de cooperación se rigen por reglamentos del Consejo y el Parlamento europeo, propuestos por la Comisión. El reglamento específi co para América Latina de reciente creación, es el Instrumento de Cooperación al Desarrollo -ICD (Reglamento 1905/2006), que incluye las actividades programables de la cooperación en América Latina entre 2007 y 2013.

De otra parte, la Unión Europea ejecuta su política de cooperación al desarrollo en tres niveles geográfi cos:

1. Regional, que abarca los 18 países de América Latina de habla hispana incluyendo Cuba, y en ocasiones los países caribeños de Haití y República Dominicana (aunque la cooperación que

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se dirige a estos dos últimos se enmarca en un acuerdo que comprende también las antiguas colonias europeas de Asia, Caribe y Pacífi co, conocidas como países ACP).

2. Subregional, dirigida a los esquemas formales de integración como Mercosur, CAN, SICA y Caricom.

3. Bilateral, ejecutada por cada país benefi ciario de manera independiente y con base en sus particularidades nacionales.

Esta investigación se centra en la cooperación subregional y específi camente en aquella dirigida a la Comunidad Andina.

La investigación además se ocupará de aquellos montos o acciones de cooperación, de las cuales se benefi cia la CAN como institución, concretamente su Secretaría General, y que es ejecutada o al menos coordinada por la misma. Esto quiere decir que no se tendrán en cuenta los recursos de CID que llegan a cada país miembro de la CAN por separado y cuya suma se presenta en muchos textos como una forma de demostrar cuantos recursos recibe la Comunidad Andina en total, lo cual resulta inapropiado para este estudio, porque la cooperación bilateral de la UE no tiene como objetivo principal apoyar la integración regional sino principalmente ayudar al país respectivo, ya sea Perú, Colombia, Ecuador y Bolivia, a superar sus problemas de pobreza y los obstáculos a su desarrollo económico y social. De hecho, la cooperación otorgada a cada país se desarrolla sobre la base de un Documento de Estrategia País, diferente al Documento de Estrategia Regional elaborado para la región andina.

Ahora bien, la gestión de la cooperación de la UE a nivel nacional y subregional, que deriva a su vez en la elaboración de los dos documentos de estrategia mencionados, uno a nivel nacional y otro a nivel subregional, no implica que el objetivo de la integración regional no esté presente también en la estrategia de cooperación diseñada para cada país. Dicho objetivo también hace parte de la cooperación bilateral y en la actualidad se ejecutan proyectos a nivel nacional, al menos en Colombia y Ecuador, cuyo impacto busca contribuir a fortalecer la integración regional, sin que para ello deban ser ejecutados por los órganos de la Comunidad Andina. Sin embargo, estos proyectos gestionados a nivel nacional no harán parte de la presente investigación.

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CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

*Cooperación internacional al desarrollo (CID).

Por último, es importante delimitar el signifi cado del concepto de cooperación internacional al desarrollo que se manejará en esta investigación por la confusión que a veces se genera al intentar trazar la línea divisoria entre las relaciones diplomáticas tradicionales, o el comercio fl uido entre Estados en un contexto de relativa paz internacional, y la cooperación al desarrollo.

La cooperación internacional, entendida en su acepción clásica y sin las palabras “al desarrollo”, es una situación que promueven dos o más Estados opuesta al confl icto y/o la guerra y que implica una acción coordinada entre las partes, de manera voluntaria, orientada al logro de un objetivo común que las benefi cia mutuamente.

Desde el surgimiento de las relaciones internacionales como disciplina académica después de la Primera Guerra Mundial, las distintas perspectivas teóricas se han movido en el debate en torno a la posibilidad que tienen los Estados de cooperar o no en el marco de un sistema internacional caracterizado por la anarquía y la incertidumbre, es decir, en un sistema en el que no existe una autoridad superior que se imponga a los actores estatales. La teoría realista considera improbable la posibilidad de cooperar, al menos de manera permanente, mientras que los partidarios de la teoría de la interdependencia (o el institucionalismo neoliberal), los llamados constructivistas y los cosmopolitas consideran que la cooperación es posible, incluso necesaria, con el fi n de: reducir la incertidumbre y limitar las asimetrías de la información que caracterizan al sistema internacional, para los primeros, y construir un orden internacional gobernable más justo y equitativo sobre la base del respeto a la democracia, la justicia social y los derechos humanos, para los segundos.

Hasta aquí, estamos situados en un escenario de relaciones diplomáticas tradicionales, que pueden fl uir pacífi camente y que permiten las alianzas políticas, los intercambios económicos u otras formas de relacionamiento exterior pacífi co entre dos o más Estados.

28 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

La cooperación al desarrollo, por su parte, se refi ere a un ámbito específi co de las relaciones internacionales, a una forma de relación, en principio (aunque no únicamente), entre Estados, sobre todo de diferente nivel de desarrollo, que se puede dar de manera paralela al comercio o a las relaciones diplomáticas tradicionales. Por supuesto, la cooperación al desarrollo sólo es posible en tanto exista un escenario donde los Estados cooperan en su acepción clásica ya mencionada, y han logrado mitigar las situaciones de confl icto, aunque no de asimetría.

Para lograr una adecuada explicación del término CID, puede resultar pertinente asumir la defi nición presentada por Gómez y Sanahuja, dos profesores españoles y expertos en el tema del Centro de Investigación y Cooperación para el Desarrollo (CIDEAL) y del Instituto Complutense de Estudios Internacionales, respectivamente, quienes consideran que “la cooperación al desarrollo comprende un conjunto de actuaciones, realizadas por actores públicos y privados, entre países de diferente nivel de renta con el propósito de promover el progreso económico y social de los países del Sur de modo que sea más equilibrado en relación con el Norte y resulte sostenible” (1999, p.17).

Es una defi nición perfectamente compatible con la cooperación al desarrollo que promueve la UE, en cuyo tratado constitutivo fi rmado en 1992 se presentan los propósitos específi cos que debe favorecer la CE en el marco de su política de cooperación al desarrollo: el desarrollo económico y social duradero de los países en desarrollo y particularmente de los más desfavorecidos, su inserción armoniosa y progresiva en la economía mundial y la lucha contra la pobreza, todo ello orientado al cumplimiento del objetivo general de desarrollo y consolidación de la democracia y del Estado de derecho, del respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales.

Esta primera defi nición incluye además, como un elemento específi co y medible de la misma, la Ayuda Ofi cial al Desarrollo (AOD), entendida por el Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), como los

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CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

fl ujos de fi nanciamiento ofi cial administrados con el principal objetivo de promover el desarrollo económico y el bienestar en los países en desarrollo, con carácter concesionario y con un elemento de donación de por lo menos 25%. Por convención, los fl ujos de AOD comprenden las contribuciones de organismos gubernamentales donantes, en todos los niveles, a los países en desarrollo (“AOD bilateral”) y a las instituciones multilaterales. La AOD está compuesta por desembolsos de donantes bilaterales e instituciones multilaterales. Se excluyen los préstamos de los organismos de crédito a la exportación, que tienen como único objetivo la promoción de las exportaciones (Banco de Pagos Internacionales et al., 2003).4

Teniendo como fi nalidad el desarrollo económico y social, los montos de ayuda con otras fi nalidades como las militares o las exclusivamente comerciales, como los préstamos en condiciones de mercado, las inversiones o la ayuda destinada a fi nanciar las exportaciones del país donante, no son consideradas AOD ni contabilizados como tal (Gómez y Sanahuja, 1999).

De otra parte, es frecuente que la cooperación al desarrollo se equipare a los términos ayuda o asistencia internacional en el lenguaje de la CE, sin que ello necesariamente implique prácticas asistencialistas. La expresión ayuda o asistencia o (en últimas) cooperación al desarrollo (o para el desarrollo), se refi ere a aquellas acciones cuyo fi n último es contribuir al desarrollo sostenible, al menos a nivel teórico, aunque en la práctica deriven involuntariamente en asistencialismo. Las acciones de tipo realmente asistencial son sobretodo aquellas de carácter humanitario que se realizan en situaciones de emergencia, derivadas de desastres naturales, epidemias o confl ictos armados, en las que no se dan las condiciones necesarias para el desarrollo (1999). La ayuda o asistencia humanitaria es otro tipo de ayuda que no es concebida como cooperación5, e incluso cuenta para su gestión, en el seno de la Comisión Europea, con una ofi cina independiente

4 htt p://www.imf.org/external/pubs/ft /eds/esl/Guide/pdf/fi le6.pdf, documento publicado por el Fondo Monetario Internacional en el cual se presenta la defi nición acogida por la OCDE: htt p://stats.oecd.org/glossary/detail.asp?ID=6043.

5 Una muestra de ello es que la CE no utiliza la expresión cooperación humanitaria, precisamente porque las acciones humanitarias rara vez implican una coordinación o co-operación con el receptor, ya que éste no tendría la capacidad de hacerlo en una situación de emergencia.

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de aquellas que se ocupan de los temas de cooperación al desarrollo: la Ofi cina de Ayuda Humanitaria (ECHO).6

Hagamos una última refl exión en torno al concepto de cooperación al desarrollo en el marco de la acción exterior de la UE.

Las relaciones exteriores de la UE se desarrollan sobre tres pilares: el diálogo político, el comercio y la cooperación al desarrollo. Si bien la CID se presenta como un conjunto de acciones específi co, agrupado en un solo pilar, en la realidad atraviesa los otros dos pilares: el diálogo político y el comercio.

El diálogo político consiste básicamente en un espacio de exposición, consulta y concertación de los asuntos políticos, sociales y económicos que atañen a la relación entre la UE y AL. Usualmente, en los escenarios de diálogo político, participan la UE (en la forma de CE) junto a los ministerios de asuntos exteriores de los países miembros. En ellos se discuten muchos temas relacionados con la cooperación al desarrollo y en ocasiones se han presentado propuestas que han permitido la creación de nuevos programas de cooperación a nivel regional con montos presupuestarios específi cos. También son espacios que sirven para evaluar la estrategia de cooperación en curso.

En cuanto a las relaciones comerciales, éstas pueden desarrollarse bajo condiciones típicas de mercado que funcionan por igual para cualquier país del mundo que no haga parte de un acuerdo comercial con la UE, o bajo el Sistema de Preferencias Arancelarias (SPG) que se aplica, entre otros, para los países de América Central y la Comunidad Andina. Este sistema será explicado con mayor detalle en el apartado correspondiente; por ahora lo importante aquí es resaltar que el comercio puede ser también una forma de cooperación al desarrollo, siempre y cuando se realice bajo la forma de las preferencias arancelarias y aunque no se compute como AOD.

6 Esta Ofi cina ha promovido, sin embargo, que la ayuda humanitaria no es sólo la respuesta de corto plazo a una situación de emergencia, sino que se lleva a cabo también en medio de confl ictos prolongados en los que es necesario el fortalecimiento de capacidades en la población orientadas a su desarrollo a largo plazo. Igualmente son frecuentes las acciones de prevención de desastres gestionadas por ECHO y concebidas también con efectos a largo plazo.

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CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

Por último es necesario tener en cuenta, que las razones por las cuales la UE coopera o fi nancia programas de ayuda al desarrollo no surgen simplemente de una conciencia por contribuir a crear un orden internacional más justo y solidario que se ciña perfectamente a los propósitos de las Naciones Unidas o a una serie de valores y principios de justicia internacional. La razones para cooperar derivan tambien de los intereses estratégicos de la UE, o de sus países miembros, por lograr una mejor posición política y económica en el mundo, intereses que no coinciden necesariamente con aquellos de los pueblos y gobiernos de las regiones benefi ciarias (aunque no por ello logran imponerse).

En este sentido no hay que olvidar que la CID nace en el contexto de la Guerra Fría, como un instrumento político de los Estados, especialmente de los EEUU, la antigua Unión Soviética y los países europeos, en el marco de sus políticas exteriores, para asegurar el control sobre sus respectivas áreas de infl uencia o mantener los lazos con sus antiguas colonias. Ventajas comerciales o motivos humanitarios fueron motivaciones secundarias para otorgar las donaciones o préstamos concesionales. Ya fi nalizada la Guerra Fría, consideraciones de índole económica orientadas a la apertura de nuevos mercados en los países en desarrollo, sumadas a los intereses geoestratégicos como el mantenimiento de la seguridad o el control de las migraciones, son algunas de las motivaciones que guían las acciones de cooperación en la actualidad.7

La afi rmación anterior no implica que la búsqueda del desarrollo económico y social y la lucha contra la pobreza, no sean propósitos reales de la ayuda al desarrollo de la UE, sino que un estudio de las relaciones de cooperación entre la UE y AL no se puede realizar con base sólo en sus justifi caciones altruistas de promoción de la paz, la democracia, los derechos humanos y la justicia social, sino que es necesario tener en cuenta que sus acciones responden también a intereses estratégicos, uno de los cuales es la obtención de una adecuada posición en un orden internacional de libre mercado.

7 Para ampliar esta visión véase Sanahuja, 2001.

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Si bien la política de cooperación de la UE tiene en la actualidad un alcance global, conserva un carácter jerárquico y selectivo. El monto de los recursos, el dinamismo de los mecanismos de cooperación e incluso las condiciones para otorgar la ayuda, son diferentes para ciertas regiones y países, dependiendo del interés político o económico que tengan para la UE o para sus Estados miembros más poderosos. No son simplemente criterios como el menor nivel de desarrollo o los altos índices de pobreza, los que se encuentran detrás de los mayores recursos otorgados a las antiguas colonias ubicadas en África, el Caribe y el Pacífi co, en comparación con los otorgados a los países de América Latina.

Tener en cuenta estas dos perspectivas para abordar el estudio de las motivaciones que se encuentran detrás del apoyo a la integración regional en AL, y en particular al proceso de integración andina, es supremamente importante para identifi car las potencialidades y las debilidades de las acciones de cooperación y para comprender porqué, en ocasiones, sus resultados no son los esperados y por el contrario resultan contradictorios con los discursos y declaraciones, sin olvidar, por supuesto, que la imposibilidad de lograr ciertos objetivos a través de la CID también se debe a la naturaleza y a las propias dinámicas internas de los actores involucrados en ellas, en este caso de la UE y la CAN o, en otras palabras, de los 27 países europeos y los 4 países andinos.

LA UNIÓN EUROPEA COMO PROMOTORA DE LA INTEGRACIÓN REGIONAL

Primeros acuerdos de cooperación con las subregiones de AL

En sus relaciones con AL, la Unión Europea ha ido más allá de las relaciones bilaterales tradicionales entre los Estados y ha intentado fortalecer los lazos de cooperación y comercio con la región latinoamericana en su conjunto y, al mismo tiempo, con los esquemas de integración subregional vigentes como el SICA, la CAN y el Mercosur, bajo una modalidad de relación interregional.

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CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

Estas relaciones de tipo interregional son una nueva forma que adquieren las relaciones internacionales, según las cuales, los actores principales en el escenario mundial son las regiones (o macro-regiones para diferenciarlas de las regiones subnacionales) y no los Estados. La UE ha asumido sin duda un papel muy importante como actor regional en sus relaciones con otros Estados o regiones teniendo en cuenta, entre otros elementos, la posibilidad de apoyar la conformación de actores internacionales de similar naturaleza. En este sentido ha impulsado el regionalismo en distintos continentes, entendido como “un proceso consciente de diseño y aplicación de políticas de alcance regional por parte de Estados para reorganizar un espacio geográfi co regional determinado” (Payne y Gamble, 1996, citado por Sanahuja, 2007, p.3). El regionalismo también alude, nos recuerda Sanahuja, a las políticas que tratan de organizar el sistema internacional a partir de regiones y que han sido promovidas y ejecutadas especialmente por la UE.

Las relaciones que la UE ha construido con AL, se han concretado principalmente en acuerdos comerciales y de cooperación, fi rmados inicialmente con países individuales de mayor desarrollo económico (como Brasil, México, Uruguay, Argentina y Chile) y a partir de 1983, con esquemas de integración como el Pacto Andino (posteriormente CAN) y el Mercado Común Centroamericano (creado a través del Tratado de Integración Económica Centroamericana, posteriormente SICA), como una muestra del interés de, en ese entonces, la Comunidad Económica Europea (CEE), en fortalecer la integración regional o la regionalización más allá de las fronteras europeas, gracias a la creación y consolidación de vínculos de carácter interregional.

Los primeros acuerdos de cooperación fi rmados con los dos bloques subregionales mencionados durante los años ochenta, coinciden con el proceso de consolidación de la CEE como el principal donante de Ayuda Ofi cial al Desarrollo (AOD),8 al mismo tiempo que asume

8 La CE puede ser considerada desde mediados de los años ochenta el principal donante de AOD siempre y cuando se sumen la AOD que ejecuta la CE y aquella que ejecutan sus países miembros independientemente, que se conoce en la actualidad como la ayuda ofi cial de la UE. La AOD exclusivamente otorgada por la CE hoy, concretamente por la Comisión, sigue siendo muy inferior a la otorgada por los EEUU, el principal donante bilateral de ayuda al desarrollo.

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un papel relevante como actor de cooperación en América Latina, gracias a la entrada de España y Portugal a la Comunidad en 1986. Antes del ingreso de estos dos países a la CEE, las relaciones con AL habían sido poco dinámicas en términos políticos y económicos, debido sobre todo al escaso interés que tenía la región latinoamericana, dentro del marco general de las relaciones que la CEE había sostenido desde su nacimiento con terceros países, como sus antiguas colonias en Asia y África.

Situaciones posteriores como los confl ictos armados en Nicaragua, El Salvador y Guatemala y la crisis de la deuda que afectó a la mayoría de países latinoamericanos, con consecuencias directas negativas en el crecimiento económico y en el comercio exterior, unido a los procesos de transición a la democracia en el Cono Sur, contribuyeron a que la Comunidad aumentara su interés por AL (Del Arenal, 1990). En este contexto, la CEE apoyó las gestiones del Grupo de Contadora9, que mediaría en los confl ictos entre los países de Centroamérica, e inauguró posteriormente un espacio de discusión y concertación política con seis países centroamericanos en San José de Costa Rica en 1984, que se celebraría desde entonces periódicamente bajo el nombre de Diálogo Político de San José, gracias sobre todo, al respaldo de España desde su entrada a la Comunidad.

De igual manera, la CEE fi rmó el primer acuerdo de cooperación con el Pacto Andino en 1983, en el que se destaca la concepción de la cooperación como un instrumento para lograr “un desarrollo más armónico y más equilibrado de los intercambios, así como [para permitir] una repartición más equitativa y una utilización más apropiada de los recursos y de las potencialidades del desarrollo”, y en el que se reafi rma la “voluntad común de apoyar los esfuerzos desplegados por el Acuerdo de Cartagena y por la Comunidad para fomentar la creación y el fortalecimiento de organizaciones regionales

9 El Grupo de Contadora, surgido en 1983 y conformado por Colombia, México, Panamá y Venezuela, dio lugar después al Grupo de Río (o Grupo de los Ocho) en diciembre de 1986 en Río de Janeiro cuando se impulsa el “Mecanismo Permanente de Consulta y Concertación política” gracias al cual se buscaba crear un espacio de discusión y consulta de los problemas latinoamericanos más fl exible y operativo que los esquemas de integración existentes en ese momento. El Grupo de Río está conformado en la actualidad por representantes de todos los países de América Latina.

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CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

destinadas a promover el crecimiento económico, el progreso social y el desarrollo cultural, introduciendo un factor de equilibrio en las relaciones internacionales”.10 Si bien fue el primer acuerdo fi rmado por la CE con un grupo subregional, su contenido no menciona explícitamente la intención de contribuir al fortalecimiento de la integración andina, sino que contiene compromisos muy generales que podían ser desarrollados a nivel bilateral.

Este acuerdo se inscribió en los llamados acuerdos de “segunda generación”, caracterizados por tratar no sólo temas comerciales (como había sido en los acuerdos de “primera generación” suscritos bilateralmente), sino también políticos y de cooperación y por ser fi rmados, además de Brasil, con los grupos de integración vigentes en ese entonces en AL.

El acuerdo de cooperación fi rmado con los países centroamericanos en 1985, fue en cambio más explícito en cuanto al objetivo de la integración y su seguimiento, así como la reafi rmación de los compromisos adquiridos en las reuniones subsiguientes se vieron favorecidos por la realización periódica del Diálogo de San José. Entre los objetivos de dicho acuerdo, estaba contribuir “a la reactivación, reestructuración y al fortalecimiento del proceso de integración económica de los países de Centroamérica” y para ello las Partes se comprometieron a cooperar para, entre otras cosas, “fomentar el desarrollo del comercio intrarregional”.11 Gracias a este compromiso, en el marco de las reuniones del Diálogo de San José, concretamente en su versión número cinco realizada en 1989, la CEE manifestó que apoyaría un plan plurianual para el fortalecimiento de la integración económica de la región y la creación del Parlamento Centroamericano con 350 millones de Ecus12 (Del Arenal, 1990, p.358). 10 Disposiciones generales del Acuerdo de Cooperación entre, por un lado, la Comunidad

Económica Europea y, por otro lado, el Acuerdo de Cartagena y sus países miembros, Bolivia Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, 1983.

11 Art. 1 y 3 del Acuerdo de Cooperación entre la Comunidad Económica Europea, por una parte y, por la otra, los países parte del Tratado General de Integración Económica Centroamericana (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua) y Panamá, 1985.

12 El ECU (European Currency Unit) fue la Unidad Monetaria Europea usada por la Comunidad Europea en los documentos jurídicos y fi nancieros antes de la existencia del Euro. Funcionó como una moneda cesta compuesta por la suma de los montos fi jos de doce de las entonces quince monedas de los Estados miembros. Nunca se imprimió y fue reemplazada por el

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De esta manera, vemos que el papel jugado por la CEE entre los países centroamericanos, resultó mucho más visible y fructífero que en otras subregiones en esos años, en la medida en que los avances alcanzados por los mismos centroamericanos en relación con el proceso de paz, la democracia y la integración determinaban la agenda del Diálogo de San José. Sin embargo, tanto en el acuerdo fi rmado con Centroamérica como en aquel fi rmado con el Pacto Andino, no se expusieron las medidas concretas que debían llevarse a cabo para fomentar la integración, sino que las menciones resultaron muy generales y las situaciones reales de los esquemas de integración eran en ese entonces muy precarias como para suponer que una cooperación en esa materia podría llegar a tener un resultado favorable a mediano plazo. La prioridad consistía sobre todo, en impulsar el desarrollo económico y social y la democracia y hacer frente a los problemas de la deuda externa tras lo cual la integración se vería favorecida, mas no por un apoyo directo a los procesos o condiciones específi cas que se requerían para fortalecerla.

En un documento titulado “Nuevas Orientaciones de la CEE para las Relaciones con América Latina”, el primer documento sobre esta región emitido por el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la CEE en 1987, resultado de la promoción por parte de España de intensifi car los vínculos con la región latinoamericana, se afi rma que hay un interés en que AL se benefi cie de la experiencia de integración europea mediante acciones como “el apoyo y la fi nanciación de proyectos y programas de impacto regional, la puesta en marcha de reglas de origen y sistemas armonizados de normas industriales, así como de la cooperación en el campo de las nuevas tecnologías y el establecimiento y funcionamiento de instituciones regionales” (Consejo, 1987, p.158). En este documento se señalan además otras acciones en materia de cooperación comercial, industrial, científi ca, de lucha contra las drogas y se afi rma que habrá un aumento de la ayuda pública al desarrollo dirigida a los países menos desarrollados de AL. Así, se van delineando las áreas de intervención de la cooperación de la CEE y de sus Estados miembros que en adelante, recibirían un mayor apoyo fi nanciero y técnico, entre las cuales la integración ocupaba un lugar destacado.

Euro en 1999, teniendo una paridad 1:1 con el ECU (htt p://www.ecb.int/home/glossary/html/glosse.en.html).

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CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

La década de los noventa y el impulso explícito a la integración regional en AL

La década de los ochenta fue sobre todo un periodo de defi niciones y rediseños de las relaciones exteriores de la CEE, especialmente con AL. Por lo mismo, las acciones de cooperación y los compromisos adquiridos no tuvieron un gran impacto, aunque signifi caron una muestra de buena voluntad por parte de la CEE de avanzar en la consolidación de las relaciones con dicha región.

Los primeros años de la década de los noventa, son testigos de una serie de cambios en el sistema internacional con efectos directos en las dinámicas de las relaciones con AL. De una parte, el fi n de la Guerra Fría implicó una nueva oportunidad para Europa de asumir un papel como actor internacional en la reconfi guración de los equilibrios de poder y consolidar su presencia en ciertas zonas del mundo, ya libradas de las ataduras del bipolarismo y, de otra parte, la creación de la Unión Europea a través de la fi rma del Tratado de Maastricht en 1992, permitió profundizar la integración europea y consolidar una base sólida vinculante para la política de cooperación al desarrollo que ejecutaría la CE desde un nivel supranacional.

Por el lado de América Latina, los años noventa fueron testigos de un cambio en el modelo de desarrollo nacional, orientado ahora a políticas económicas de apertura y liberalización comercial, basadas en la reducción de la intervención del Estado en la economía y en la promoción de la iniciativa privada. En este contexto, se reavivaron los procesos de integración, estancados durante los años ochenta, y surgieron una serie de acuerdos regionales bajo el enfoque del nuevo regionalismo,13 según el cual la liberalización de los fl ujos de comercio intrarregionales podía generarse de forma paralela a la de los fl ujos de comercio extrarregionales. Este enfoque implicó básicamente un cambio en los objetivos de las políticas de alcance

13 Entre los nuevos acuerdos podemos mencionar, citando a De Lombaerde (2005) los “acuerdos de complementación económica en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), seguidos por el TLC EE.UU.-Canadá (1989), el nuevo impulso en el Mercado Común de Centroamérica (MCCA) (1990), la creación del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) (1991), el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) (1994), el progreso hacia la unión aduanera en la Comunidad Andina de Naciones (CAN) (1995) y un número importante de nuevos acuerdos bilaterales o interregionales” (p.6).

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intrarregional, que habían venido impulsando los Estados en las décadas anteriores, pasando del proteccionismo orientado a lograr la industrialización por sustitución de importaciones a la liberalización comercial dirigida a ampliar los mercados regionales. Se mezclaban así, acuerdos de comercio intrarregional con otros de naturaleza bilateral (especialmente con EEUU), superando por ello los límites fronterizos de los esquemas de integración vigentes.

Denominado por la CEPAL regionalismo abierto, éste buscaba básicamente conciliar la liberalización generalizada, que implicaba la apertura al mercado mundial, con los propósitos de la integración regional surgida de acuerdos especiales de carácter preferencial (CEPAL, 1994).

Si bien en un inicio el regionalismo abierto aceleró los procesos de liberalización pendientes de algunos esquemas de integración, con el tiempo estos mismos esquemas se vieron debilitados por la incertidumbre generada como consecuencia de la superposición de compromisos adquiridos en otros acuerdos comerciales, fi rmados por cada país, independientemente de su grupo regional. A pesar de ello, la integración era vista como una forma de hacer frente a la ola de liberalización comercial que caracterizó a los años noventa y que aún continúa; se concebía como un primer nivel de liberalización menos oneroso, más simétrico e interdependiente y de mayor aceptación política, que podía servir de plataforma para otros acuerdos de liberalización comercial con economías desarrolladas y con las cuales el reto era mayor.

Tenemos entonces, que esta serie de cambios en la forma de relacionamiento exterior por parte de los países latinoamericanos, implicó entre otras cosas, un nuevo impulso por parte de los gobiernos latinoamericanos a los esquemas de integración vigentes, para adecuarlos a los nuevos retos de la globalización. Esto favoreció de alguna manera los acuerdos interregionales promovidos por la recién creada Unión Europea, al constatar la existencia de contrapartes constituidas como actores regionales, cuyos procesos de apertura económica facilitarían la libre circulación de bienes, servicios y capitales, aumentando las expectativas de los agentes

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CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

económicos europeos en torno a las posibilidades de crecimiento de las economías latinoamericanas.

Esta apuesta de la UE por la apertura comercial y la internacionalización de las economías latinoamericanas, y en general de los países en desarrollo, se expresa en el Tratado de la UE de 1992, en el artículo correspondiente a la política de cooperación al desarrollo, según el cual la Comunidad favorecería:

- El desarrollo económico y social duradero de los países en desarrollo y, particularmente de los más desfavorecidos; - la inserción armoniosa y progresiva de los países en desarrollo en la economía mundial; - la lucha contra la pobreza en los países en desarrollo; [y contribuiría] al objetivo general de desarrollo y consolidación de la democracia y del Estado de derecho, así como al objetivo de respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales (UE, 1992, art. 130 U).

Poco después, en una resolución del Consejo de la UE adoptada el 1º de junio de 1995, siguiendo las recomendaciones de la Comisión, se consideró que contribuir al logro del objetivo de la inserción armoniosa de los países en desarrollo en la economía mundial, sería posible a través del apoyo a la cooperación y a la integración regionales,14 (Comisión Europea, 1995b, p.12), en la medida en que el mercado intrarregional permitiría a estos países incrementar gradualmente su competitividad y participar posteriormente en el mercado mundial de manera sostenible (Comisión Europea, 1995a).

A comienzos de los años noventa, se iniciaron además las reuniones periódicas de diálogo político entre el Grupo de Río y la UE con la primera reunión de los ministros de relaciones exteriores de AL

14 La CE establece una diferencia entre cooperación regional e integración regional: “cooperación regional se refi ere a todos los esfuerzos que un grupo de países dirige hacia asuntos de interés común. Integración económica regional, o simplemente integración regional, se refi ere esencialmente a la reducción de barreras al movimiento de bienes, servicios, capital y personas. La integración regional tiene que ver con la eliminación de barreras arancelarias y no arancelarias al comercio, la eliminación de obstáculos a la inversión de los socios regionales, y la facilitación de pagos. La cooperación regional en sentido amplio, tiene que ver también con temas tales como transporte y comunicaciones, educación y gestión de recursos comunes como el medio ambiente (Comisión Europea, 1995a, p.II).

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y de los Estados miembros de la UE en Roma en 1990 y se adoptó el Reglamento PVD/ALA (Países en Vías de Desarrollo de Asia y América Latina) en 1992, con el cual se dotó de base legal a las acciones de cooperación de la CE, cuya responsabilidad en su ejecución se atribuyó a la Comisión. Según este reglamento, tanto los Estados como las regiones, las administraciones descentralizadas, las organizaciones regionales, los organismos públicos, las administraciones locales, las organizaciones no gubernamentales, entre otros, podrían benefi ciarse de la ayuda técnica y fi nanciera y de la cooperación económica otorgada por la CE. La primera, se refería a aquella ayuda que se dirigía a la población más pobre y que se destinaba, entre otros sectores, al desarrollo del sector rural y a la mejora del grado de seguridad alimentaria. La cooperación económica, por su parte, buscaba crear un entorno favorable para la inversión y el comercio apoyando a aquellos países que aplicaran políticas de ajuste macroeconómico.

El reglamento también mencionaba, que la cooperación regional debía considerarse un sector prioritario de la ayuda fi nanciera y técnica en ámbitos como: “el desarrollo del comercio intrarregional, la potenciación de las instituciones regionales, el apoyo a la integración regional y a la instauración de políticas y actividades comunes entre los países en desarrollo, las comunicaciones regionales” etc. De igual manera la ayuda fi nanciera y técnica dirigida a los países en desarrollo más avanzados, se extendería a otros ámbitos como el de “la integración regional, con especial atención a las medidas de cooperación y de integración regional que permitan asociar a países pobres con países relativamente avanzados”. En cuanto a la cooperación económica, el Reglamento afi rmaba que apoyaría, entre otros, aspectos como los intercambios intrarregionales y las instituciones de integración económica (CEE, 1992).

Con base en este reglamento, se fi rmarían otros acuerdos de cooperación con las subregiones y algunos países de AL, como parte de una serie de nuevos acuerdos que la UE fi rmó con muchos países y regiones en el mundo, resultado de un interés geoestratégico por lograr mayor visibilidad internacional, antes que por consideraciones

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CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

económicas.15 Se destacan en este sentido los acuerdos de “tercera generación” fi rmados con el Pacto Andino y Centroamérica (1993) y con Argentina, Chile, Uruguay, México, Paraguay y Brasil. En dichos acuerdos, se estableció como condición de las relaciones de cooperación el respeto a los principios democráticos y los derechos humanos (cláusula democrática), se multiplicaron los sectores y las modalidades de la cooperación y se hizo “hincapié en los mecanismos asociativos por encima de los asistenciales” (Otero, 1999, p.56), lo que en otras palabras se conoce como cooperación avanzada.

Paralelamente a la fi rma de estos acuerdos, acontecimientos como la creación de la Organización Mundial del Comercio, la fi rma del tratado de libre comercio entre México, Canadá y EEUU (TLCAN) y el lanzamiento de la propuesta para conformar un Área de Libre Comercio de la Américas (ALCA), conducen a una reorientación de las relaciones de cooperación de la CE con otras zonas de América Latina para impulsar acuerdos de libre comercio, propuestos con el fi n de abrir mercados más amplios para los inversionistas europeos y ante la necesidad de ejercer un contrapeso a las políticas comerciales de los EEUU en la región.

Este tipo de acuerdos, conocidos como de “cuarta generación”, se promovieron a partir de la “Comunicación de la Comisión Europea sobre la actualidad y perspectivas del fortalecimiento de la asociación entre la UE y AL” de 1995, en la cual se proponía una nueva estrategia de relación con AL, “basada en un enfoque diferenciado y adaptado a las características y necesidades propias de cada subregión y de cada país” (Comisión, 1999, sección 1. ¶2). En ella se manifi esta el interés por consolidar acuerdos marco de comercio y cooperación económica, con aquellos países y esquemas de integración de mayor desarrollo económico como México, Chile y el Mercosur con el fi n de convertir a la UE en uno de los principales socios de AL. Por su parte, los países centroamericanos y andinos eran considerados en ese entonces menos atractivos desde el punto de vista económico, y, según la Comisión, no podrían resistir acuerdos de libre comercio debido a su menor desarrollo y escasa madurez institucional, por lo

15 Sobre este tema véase Torrent y Francia, 2005.

42 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

que con ellos era mejor mantener los acuerdos de tercera generación y hacerlos benefi ciarios del Sistema de Preferencias Generalizadas –SPG- (Sanahuja, 2008), una iniciativa de cooperación comercial de la UE que se abordará con mayor detalle en la segunda parte de este trabajo.

La promoción del fortalecimiento de la asociación entre la UE y AL, teniendo como base la posibilidad de profundizar las relaciones comerciales, precedía a una refl exión del Consejo16 y de la Comisión en torno a la importancia de la integración regional en este contexto de liberalización comercial y a la necesidad del apoyo de la UE a las iniciativas de los países en desarrollo, orientadas a reducir las barreras arancelarias, con el fi n de lograr niveles de integración funcionales a la globalización. La tarea que asumiría la UE para respaldar los renovados procesos de integración en AL se explícita a través de una Comunicación de la Comisión, en la cual se presentan las razones que justifi can el apoyo a la integración regional y se establecen una serie de recomendaciones, con el fi n de hacer más efi ciente dicho apoyo, entre las cuales se pueden mencionar: la fi rma de acuerdos de libre comercio, complementados con la asistencia necesaria para aliviar el impacto social de las políticas de liberalización y para el mejoramiento de la infraestructura regional, y la ejecución de acciones de cooperación para el fortalecimiento institucional y el desarrollo de capacidades internas, así como para apoyar al sector privado en procura de una mayor competitividad (Comisión Europea, 1995a).

Esta comunicación de la Comisión y otros documentos adicionales, junto a las reuniones ministeriales de diálogo político que se venían celebrando cada año, permitieron ir labrando el camino para que en 1999 se lanzara la Asociación Estratégica Birregional, en la I Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea y América Latina y el Caribe en Río de Janeiro, un espacio privilegiado de alto nivel para la defi nición de los principios y las temáticas de la cooperación, y la negociación de agendas birregionales y bilaterales. Posteriormente, otra serie de documentos de la Comisión, así como las declaraciones que han resultado de cada una de las cumbres de

16 En la resolución del Consejo del 1º de junio de 1995 ya mencionada.

43LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

alto nivel que se han venido realizando desde 1999 (cuatro hasta la fecha), han mantenido la línea de promoción y fortalecimiento de la integración como una estrategia clave de la relación birregional.

Veamos cómo se ha evidenciado este objetivo con mayor detalle en el siguiente apartado y cuáles son las refl exiones que han hecho algunos autores al respecto.

La integración regional como estrategia de la UE en sus relaciones con AL

Hemos visto que la década de los noventa, fue un periodo muy dinámico en las relaciones entre las dos regiones, en un contexto en el que la UE impulsaba el multilateralismo como una respuesta al posible unilateralismo representando por los EEUU, y en el que los países de AL se insertaban en las lógicas del regionalismo abierto, lo cual favoreció la construcción de una estrategia más o menos clara de relacionamiento exterior de naturaleza interregional por parte de la UE, y en esa medida de promoción de la integración como una forma de fortalecer el carácter regional de las contrapartes y avanzar en la fi rma de acuerdos de libre comercio.

Para identifi car con mayor claridad cómo se fue confi gurando esta estrategia de la CE desde 1995 y entender así algunos de los acontecimientos recientes en el marco de la relación UE-AL, es conveniente detenernos en la lectura de una serie de comunicaciones de la Comisión, algunas de las cuales ya han sido mencionadas, desagregando su contenido en torno a tres temas o preguntas de interés:

¿Por qué es importante la integración para la Comisión?¿Cuáles son las propuestas que se presentan en dichos documentos para apoyar la integración? y ¿Cuáles son los desafíos que ese apoyo enfrenta?

44 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

Cuadro N° 1. Comparación del contenido de las Comunicaciones de la Comisión Europea sobre las relaciones UE-AL 1995-2005.

Comunicación de la Comisión Europea sobre el apoyo a los esfuerzos por la integración económica regional de países en desarrollo (Comisión Europea, 1995a)

¿Por qué es importante la integración?

Propuestas para apoyar la integración

Desafí os del apoyo a la integración

- Hace parte de una estrategia general para fomentar el crecimiento económico sostenido.

- Mayor eficacia en la producción hacia la especialización.

- Mejor posición de negociación a nivel mundial.

- Consolidación de las reformas macroeconómicas.

- La integración regional facilita y complementa la liberalización comercial multilateral (cumpliendo los requerimientos establecidos en el seno del GATT).

- La integración regional es un medio para la posterior integración multilateral.

- Compitiendo en un mercado regional, los países en desarrollo pueden progresivamente aumentar su competitividad e insertarse en la economía mundial de manera sostenible.

- El diálogo de región a región ha contribuido a realzar el estatus político y el poder de negociación de los socios de la UE.

- Apoyar los grupos de integración a través del ejemplo y de la cooperación.

- Pasar del apoyo en asuntos comerciales y de cooperación al apoyo en asuntos políticos (prevención de conflictos, tráfico de drogas).

- Pero debe hacerse énfasis en los aspectos económicos de la integración (eliminación de las barreras para el movimiento de bienes, servicios y factores de producción) porque la UE tiene poca experiencia en apoyar aspectos políticos.

- La UE debe compartir con los interesados su experiencia en mejorar el funcionamiento de las instituciones regionales, en adsorber los costos originados por la disminución de las barreras y en compartir los beneficios.

- El apoyo de la UE puede ser en dos frentes:

1. Política comercial: creación de acuerdos de libre comercio con países en desarrollo como Mercosur (la posibilidad de un acuerdo es un incentivo para reducir las barreras intrarregionales) y concesiones en el marco del Sistema de Preferencias Generalizadas.

2. Política de cooperación al desarrollo: apoyo para construir capacidades y fortalecer las instituciones; ayuda al sector privado para

- En la integración entre países en desarrollo: la debilidad del sector financiero de algunos países, incluyendo la no convertibilidad de sus monedas, hace que exportar a países industrializados sea más atractivo que exportar a sus socios regionales.

- El apoyo a la integración no es un intento de la UE de exportar el modelo de integración europeo y es necesario reconocer las diferentes vías.

- Los países deben luchar por los beneficios y estar dispuestos a aceptar los costos de la integración.

- Condiciones para la integración: a) existencia de genuinos intereses comunes (como la reacción a una amenaza común); b) compatibilidad histórica, cultural y política; c) compromiso político y d) paz y seguridad entre los miembros del grupo regional.

- Factores que facilitan la integración: a) cumplimiento de la ley, buena gobernanza y democracia y b) estabilidad macroeconómica.

- La integración debe guiarse por el principio de la geometría variable según la cual los Estados se van integrando a diferentes velocidades.

- Los grupos regionales deben estar abiertos a terceros países.

45LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

- La integración latinoamericana contribuye al dinamismo de los intercambios, a la mejora de la competitividad y al desarrollo de nuevas posibilidades para los países latinoamericanos, permitiéndoles desempeñar un mayor papel en el aspecto internacional.

- Los progresos realizados en materia de integración debería permitir a los países mejorar la coherencia de sus puntos de vista y la defensa de sus intereses comunes en los foros internacionales.

- Los desafíos del mañana están vinculados al logro de una integración auténtica basada sin duda en el libre comercio y las reglas del mercado, pero que debe ir acompañada de medidas adecuadas para garantizar la cohesión social y el carácter sostenible del desarrollo.

- El apoyo a la cooperación y la integración regionales deben reforzarse ya que son el vehículo de la ampliación de los mercados en el contexto de la apertura internacional.

fortalecer su competitividad (como AL-Invest) y asistencia al presupuesto de los gobiernos para facilitar las reformas políticas.

- Coordinación entre los donantes.

- Participación del sector privado.

- Promover un enfoque regional (Mercosur, Grupo Andino, Centroamérica) o específico (México y Chile) en función de la diversidad de las situaciones en la región. Este enfoque a dos niveles constituye la respuesta comunitaria a la opción latinoamericana del regionalismo abierto.

- Algunos países y/o regiones seguirán siendo receptores principales de ayuda al desarrollo, mientras otros, más desarrollados, serán valiosos socios en actividades de interés mutuo.

- Iniciar un proceso con el Mercosur que conduzca a una asociación interregional de carácter político y económico (se menciona en la Comunicación otros socios como Centroamérica, México, Chile y Cuba).

- El diálogo político deberá profundizarse en los niveles subcontinental (Grupo de Río), regional (Mercosur, Centroamérica, Pacto Andino), bilateral, etc.

- Los acuerdos con las estructuras de integración acompañarán las medidas regionales de liberalización, dejando un papel importante

- Los costos y beneficios deben ser distribuidos entre los miembros. La ayuda externa puede jugar un rol importante.

- Habida cuenta del problema endémico de la pobreza, y de la marginación de una parte de la población en AL, serán precisos esfuerzos importantes para garantizar una mejor redistribución de las rentas del crecimiento, y una auténtica reintegración competitiva del subcontinente en la economía mundial.

Unión Europea – América Latina. Actualidad y perspectivas del fortalecimiento de la asociación 1996-2000 (Comisión Europea, 1995b)

46 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

al sector privado. - El apoyo a la cooperación y

a la integración regional será un tema transversal a las prioridades de la cooperación.

Comunicación de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo y al Comité Económico y Social sobre una nueva Asociación Unión Europea/América Latina en los albores del siglo XXI (Comisión Europea, 1999).

- La integración regional ha facilitado el establecimiento de vínculos políticos y mecanismos de concertación, lo que ha contribuido a aumentar la representatividad exterior de las agrupaciones.

- Las experiencias favorables de determinados países de AL demuestran que es posible favorecer la creación de una demanda interna solvente en tanto que factor fundamental de crecimiento y de estabilidad frente a las crisis de origen exterior. El fortalecimiento de las políticas de integración regional asume en este sector un papel fundamental.

- Fortalecer los procesos regionales de integración, en la medida en que favorezcan una apertura económica gradual y ordenada. Ello permitirá a los operadores ser más competitivos e integrarse mejor en el sistema comercial multilateral.

- La asociación estratégica deberá traducirse en la intensificación del diálogo a tres niveles distintos, uno de los cuales es a nivel de las agrupaciones regionales, que deben seguir siendo interlocutores políticos privilegiados de la UE.

- La UE y AL intensificarán su cooperación en: el fortalecimiento de las políticas de integración; el apoyo a la implantación de políticas de competencia encaminadas a hacer más competitivos los mercados regionales; aumentar el comercio intrarregional.

-

- La integración, económicamente, contribuirá a que la región aproveche su potencial y facilitará la integración de los distintos países en los mercados internacionales.

Centroamérica y la CAN:- La intensificación de las

relaciones de la UE con estas regiones debe producirse en un marco birregional, dadas las diferencias existentes en cuanto a peso económico y

- El déficit de integración económica de AL queda patente si se observa la proporción del comercio intrarregional sobre el total del comercio. En el caso de AL, esta proporción es de

Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo y al Consejo sobre los objetivos de la Comisión en el contexto de las relaciones entre la UE y AL, en lo que respecta a la Tercera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la U E y ALC (Comisión Europea, 2004)

47LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

- Políticamente, permitirá que América Latina adquiera mayor influjo en la escena mundial.

- Tiene ventajas económicas: los grandes mercados resultan más atractivos para la inversión del exterior, aumenta la competitividad y dota a la región de mayor capacidad de resistencia ante las crisis económicas externas.

- Es también importante para la estabilidad y la prevención de conflictos.

desarrollo.- La Cumbre de Guadalajara

debe contribuir a crear las condiciones para la apertura de negociaciones de Acuerdos de Asociación, incluidas zonas de libre comercio.

- Ambas partes deben esforzarse por lograr que el Programa de Doha concluya (toda posible futura zona de libre comercio se basará en los resultados de dicho Programa).

- Comenzar a preparar el terreno para la apertura de negociaciones mediante un seguimiento conjunto de los progresos registrados en el ámbito de la integración regional.

- Animar a estos países a que adopten regímenes normativos regionales en materia de servicios y de inversión.

- Para la apertura del proceso de negociación se propone lanzar un proceso de seguimiento del avance en materia de integración regional con base en tres criterios: un marco institucional plenamente operativo; la creación de una unión aduanera compatible con el artículo XXIV del GATT y la reducción de obstáculos no arancelarios al comercio intrarregional.

Mercosur:- Crear nuevos mecanismos

institucionales para facilitar la aplicación de las decisiones.

- La plena realización de la unión aduanera del Mercosur es esencial para que el acuerdo de asociación sea posible.

un 15,4%, mientras que en Norteamérica es de un 40,3%, en Asia de un 48,9% y en Europa occidental un 67,3%.

- La convergencia macroeconómica es un aspecto de la integración económica que aún plantea dificultades a las subregiones de AL.

- El debate político que ha tenido lugar recientemente en la CAN muestra que las opiniones sobre la utilidad de una mayor integración varían. En Centroamérica, el debate se desarrolla en torno al tipo de modelo de integración que debe adoptarse.

- En Centroamérica dos países albergan aún dudas en cuanto al modelo de integración económica

(Costa Rica) y en cuanto a la conveniencia de la integración económica (Panamá).

- La CAN se enfrenta a especiales dificultades en el ámbito de la integración económica, que a menudo se ve obstaculizada por las diferencias estructurales existentes entre los distintos países, así como por la falta de voluntad política.

- Diversas iniciativas adoptadas individualmente por países miembros de la CAN de cara a la celebración de acuerdos de libre comercio al margen de dicha Comunidad suponen un riesgo para el proceso de integración.

48 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

- La integración económica de toda la región, incluida la Comunidad Sudamericana de Naciones, constituye un elemento esencial para el desarrollo de los sectores productivos y para la aparición de un auténtico mercado regional, capaz de hacer frente a la competencia que resulte de un acuerdo de libre comercio con la UE.

- Por la dimensión reducida de algunos países, la UE y AL tienen el máximo interés en beneficiarse de un mercado regional unificado que ofrezca más perspectivas a los agentes económicos.

- La integración regional facilita el crecimiento económico y las inversiones.

- La UE apoya los procesos de integración subregional con el objetivo de alcanzar acuerdos de asociación y de abrir negociaciones para tales acuerdos con la CAN y Centroamérica.

- Crear una asociación estratégica reforzada a través de una red de acuerdos de asociación (incluidos los acuerdos de libre comercio) en la que participen todos los países de la región y que pueda contribuir a la integración de todos ellos.

- Adaptar aún más las relaciones políticas, comerciales y la cooperación a la realidad de cada país y subregión.

- Apoyar la Comunidad Sudamericana de Naciones.

- Animar a las instituciones financieras europeas y latinoamericanas para que respalden la integración territorial mediante la interconectividad de las redes de infraestructuras, en los sectores de la energía, el agua, los transportes, las telecomunicaciones y la investigación.

- El nuevo mandato del Banco Europeo de Inversiones (BEI) debería permitir apoyar la integración regional.

- Se propone concentrar la cooperación y la ayuda en dos temas prioritarios: cohesión social e integración regional.

- Los procesos de integración están lejos de haber concluido y su estado de avance varía según las regiones.

- Cada país de la región persigue sus propios objetivos de política exterior a nivel regional e internacional.

- Hay actores de peso que merecen ser tratados de manera específica, sobre todo por su papel a nivel regional: Brasil y México.

- La compleja configuración geográfica de AL constituye un obstáculo para su integración territorial.

Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo «Una Asociación reforzada entre la Unión Europea y América Latina» (Comisión Europea, 2005)

Fuente: Elaboración propia con base en los documentos enunciados.

49LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

Es importante anotar que los documentos estudiados fueron producidos por la Comisión y por lo tanto asumir los planteamientos allí contenidos implica asumir la versión de uno solo de los actores que intervienen en la gestión de la cooperación de la Comunidad Europea, cuyas propuestas no son además determinantes para las acciones posteriores, pues son precisamente propuestas. Es fi nalmente el Consejo quien decide cómo se lleva a cabo esa cooperación y la Comisión ejecuta lo aprobado por el Consejo. Sin embargo, las propuestas planteadas en estos documentos pueden ofrecer elementos importantes para la compresión de la evolución de la estrategia de relacionamiento exterior de la CE, y se han constituido en una guía para las decisiones posteriormente tomadas por el Consejo.

Teniendo en cuenta lo anterior, el contenido de los documentos presentados en este cuadro nos permite constatar tres hechos importantes:

En primer lugar, el reconocimiento de la importancia de apoyar la integración regional por parte de la UE, como una forma de dar cumplimiento a uno de los objetivos de su política de cooperación al desarrollo, fue claramente expresado por medio de la primera comunicación de la Comisión sobre el tema en 1995, esto es, la integración regional es considerada como una plataforma de aprendizaje para lograr una adecuada inserción de los países en desarrollo a la economía mundial, en tanto supone un proceso de apertura y liberalización comercial. Permite además aumentar la competitividad de los mercados pequeños para hacer frente a las negociaciones de libre comercio y a las crisis económicas; crea mercados más amplios para la inversión extranjera y contribuye a una mayor visibilidad de los países integrados en los foros internacionales para la defensa de sus intereses comunes.

En segundo lugar, el apoyo a la integración adquiere su mayor justifi cación en tanto se orienta a la apertura económica. De esta manera, dicho apoyo se encuentra muy ligado a la posibilidad de crear las condiciones para enfrentar las tendencias de la liberalización comercial multilateral que fi nalmente deben conducir a la consolidación de acuerdos de asociación (o acuerdos de cuarta

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generación) entre las dos regiones, en un principio con los países y regiones más desarrolladas como el Mercosur, México y Chile, posteriormente con Centroamérica y la CAN. Estos acuerdos, que son esencialmente de libre comercio, requieren de un nivel adecuado de integración pero al mismo tiempo, se conciben como un mecanismo para profundizar la integración.

Finalmente, la estrategia de cooperación de la CE ha identifi cado una serie de desafíos y obstáculos para lograr la integración regional que siguen teniendo plena vigencia, especialmente la ausencia de ciertas condiciones para la integración, el poco comercio intrarregional y los problemas internos de cada bloque. Por ello, luego de 14 años de aplicación de la estrategia de apoyo a la integración, sigue siendo una de las prioridades de la CE, junto a la cohesión social.

De otra parte, es importante resaltar la mención de la Comunidad Sudamericana de Naciones en la Comunicación de 2005, antecedente directo de la actual Unión Sudamericana de Naciones (Unasur), como un reconocimiento por parte de la Comisión al nuevo proyecto de integración regional en AL. Conformado en 2004 por los países miembros de la CAN y el Mercosur, así como por Chile, Guyana y Surinam, tenía como objetivo “la concertación y coordinación política y diplomática que afi rme a la región como un factor diferenciado y dinámico en sus relaciones externas”,17 entre otros. La Comisión consideraba que esta nueva creación institucional a nivel sudamericano era una muestra de cómo los procesos de integración evolucionan y en esa medida debía ser tenida en cuenta con el fi n de reforzar la asociación con AL. Se afi rmaba que esta nueva “entidad podría convertirse en un actor muy adecuado en la escena internacional y realizar una gran contribución al multilateralismo”, por ello la Comisión manifestaba estar dispuesta a brindar el apoyo necesario para su consolidación (Comisión Europea, 2005, p.16).

Ahora bien, otras lecturas se han hecho de las motivaciones e intereses que guían la acción exterior de la UE, especialmente orientada al fortalecimiento del interregionalismo, un tipo de

17 Declaración del Cusco sobre la Comunidad Sudamericana de Naciones. III Cumbre Presidencial Sudamericana. Cusco, 8 de diciembre de 2004. En: htt p://www.comunidadandina.org/documentos/dec_int/cusco_sudamerica.htm.

51LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

relación propia de la UE, que la ha llevado a asumir una serie de responsabilidades en relación con el apoyo a los actores regionales, más allá de las clásicas relaciones entre actores estatales.

En este sentido podemos mencionar las funciones que Jürgen Rüland (citado por Sanahuja, 2008, pp.7-8) atribuye al interregionalismo como una forma de entender el interés de la UE en cooperar con los actores regionales. Dichas funciones son:

a. Funciones de equilibrio: que permiten a los países latinoamericanos establecer contrapesos y diversifi car las relaciones exteriores frente a países dominantes, como EEUU, lo cual a su vez les otorga mayor autonomía e infl uencia política.

b. Fortalecimiento institucional: necesario para la coordinación y cooperación intrarregional en relación con las políticas comerciales y la acción exterior y que la UE ha promovido al condicionar su relación con los grupos subregionales en AL al cumplimiento de cierto nivel de integración.

c. Racionalización de las políticas exteriores: el interregionalismo permite acordar posiciones comunes y racionalizar los temas de la agenda internacional.

d. Defi nición de agendas: lo cual supone tener más peso en la defi nición de los temas por parte de potencias medias y crear coaliciones para hacer valer sus posiciones en foros internacionales poco institucionalizados.

e. Construcción de identidades colectivas: cuando el interregionalismo alienta “dinámicas de interacción y de fortalecimiento de la cohesión social y la identidad intragrupo”.

De otra parte, Fazio (2006) considera que la creación de sólidos procesos de integración en diferentes partes del mundo ha constituido una alta prioridad para la UE porque, siempre y cuando dicha integración sea exitosa o avance por un camino similar al de Europa:

1. Se replica el experimento europeo de construcción del sistema mundial;

2. se erigen instituciones intermedias de poder que acentúan un escenario de tipo multilateral y

52 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

3. supone la construcción de una institucionalidad análoga a la UE, lo cual facilita los mecanismos de negociación y de concertación.

Por ello la UE promueve las ventajas de la integración regional mostrando el éxito de su propio proceso con el cual muchos de sus Estados miembros lograron, entre otras cosas, un crecimiento económico que no hubiera sido posible si hubieran actuado de manera individual.

Un elemento que se suma a lo anterior y que es importante tener en cuenta para explicar el comportamiento de la UE en sus relaciones con AL, es la necesidad de afi rmar y potenciar su proyección internacional y su prestigio (Torrent, 2005), asumiendo el papel de un poder blando en el escenario mundial. Esta motivación caracterizó de alguna manera la promoción de AL realizada por España en el seno de la Comunidad en los años ochenta, como una forma de consolidar su prestigio y presencia en el mundo, más aún cuando no había una relación económica fuerte con dicha región (Del Arenal, 1990). Lo mismo se replica ahora con la CE y su interés en mantener la relación con AL en un contexto en el que los aspectos económicos no parecen ser fundamentales.18

Tanto las funciones del interregionalismo como las otras razones mencionadas, pueden explicar en cierta medida, las iniciativas de la CE en la ejecución de su estrategia de relacionamiento exterior interregional y frecuentemente se mencionan como justifi caciones para sus acciones de cooperación a nivel regional, aunque, desde otra perspectiva, se tienen objetivos más inmediatos para promover la integración como, por ejemplo, la “apertura económica gradual y ordenada” de los países en desarrollo, que permita a los países industrializados contar con mercados más amplios para expandir sus exportaciones e inversiones, independientemente de si esto

18 Según Grabendorff (2008) “la experiencia muestra que la asimetría entre las dos regiones es tan extrema en el campo de los negocios, que los parámetros de tipo económico no permiten una interpretación adecuada de la importancia y el alcance de las relaciones birregionales. El comercio con todos los países de América Latina representa para la UE menos que su intercambio con Suiza (alrededor del 4%), mientras que para América Latina el intercambio con la UE –a pesar de su tendencia a la baja en los últimos años – constituye el 14% de su comercio (p.246).

53LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

conduce al multilateralismo y a la igualdad de oportunidades en el mercado internacional para los distintos Estados.

Por ello es importante tener en cuenta que no se puede estudiar el interés de la Comunidad Europea en fortalecer los procesos de integración latinoamericanos sólo por sus justifi caciones altruistas de consolidación de un sistema internacional multilateral basado en los principios del derecho internacional, la democracia, la justicia social y un diálogo entre iguales, sino también evaluando sus acciones a la luz de la promoción de sus intereses nacionales (o intergubernamentales) y de un orden internacional de libre mercado en el que no todos los actores ganan en igualdad de condiciones.

Acuerdos de cuarta generación y nuevos marcos legales para la CID

Con base en las numerosas motivaciones e intereses que han justifi cado la política de cooperación al desarrollo de la UE orientada específi camente a la integración, se diseñó una estrategia que, como hemos visto, tenía desde sus inicios el propósito de consolidar acuerdos de libre comercio especialmente con el Mercosur y que fueron conocidos más adelante como acuerdos de asociación (AdA). Según Grisanti (2004), estos acuerdos birregionales representan una de las expresiones jurídicas e institucionales más importantes de la Asociación Estratégica Birregional inaugurada en 1999.

Los acuerdos de asociación, o de cuarta generación, son superiores en contenido y profundidad a los acuerdos de tercera generación y tienen como objetivo básicamente consolidar una zona asimétrica de libre comercio y mejorar cualitativa y cuantitativamente la cooperación al desarrollo19 y el diálogo político, en aras de convertir a las contrapartes en verdaderos socios de la UE. Se planearon inicialmente para ser fi rmados con actores regionales como el Mercosur (aunque ello no se descartaba avanzar posteriormente en negociaciones con Chile y México) y por ello se afi rmó que las 19 En este sentido Grisanti afi rma que “una de las principales innovaciones que introduce la

IV Generación de Acuerdos de la UE con países emergentes es que la nueva condición de asociado no sólo hace al país socio acreedor de una determinada cantidad de recursos no reembolsables, sino que brinda al país asociado el derecho de participar en los programas de cooperación disponibles para los Estados miembros de la UE” (2004, p.55).

54 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

negociaciones tendrían en cuenta las asimetrías existentes, tanto entre la UE y la contraparte, como al interior del actor regional. Por lo mismo, se promovieron para ser concretados a distintas velocidades, con lo cual cada país miembro de la subregión iría abriendo su economía gradualmente en proporción a su nivel económico, pero en el marco general de un acuerdo a nivel subregional.

Si bien la propuesta inicial por parte de la Comisión era fi rmar un AdA con Mercosur en el marco de una estrategia de apoyo a la integración, dicha propuesta no fue aceptada por el Consejo y en su lugar se fi rmó un acuerdo marco en 1995 que si bien creaba una nueva estructura institucional para las relaciones entre las dos regiones, carecía de compromisos económicos. Torrent y Francia (2005) señalan que esta es una práctica muy común en el proceso de toma de decisiones a nivel comunitario: “aceptar las propuestas de la Comisión sobre la base de ir vaciándolas de contenido hasta llegar a un punto en el que todos los miembros del Consejo pueden live with la propuesta” (p.25).

El acuerdo fi rmado con el Mercosur hace parte de lo que Grisanti denomina acuerdos de tercera generación y media, “pues los mismos contienen los pilares de Diálogo Político y Cooperación, y prevén, además la negociación de un tratado de libre comercio, [con lo cual también queda esbozado] el tercer pilar [correspondiente a] la asociación económica” (2004, p.39). Acuerdos de este tipo también fueron fi rmados con Chile en 1996, con México en 1997 y, un poco después, respondiendo a un cambio de prioridades en el seno de la Comisión, con la CAN y Centroamérica en 2003.

Una vez fi rmados estos acuerdos, el siguiente paso en la consolidación de una verdadera asociación UE-AL consistía en avanzar hacia los AdA. En este sentido, dejando de lado temporalmente la posibilidad de negociar con el Mercosur, se avanzó en la agenda con México y Chile, países con los cuales la UE fi rmó los primeros AdA que entraron en vigor en 2000 y 2003 respectivamente. Sólo después de un intenso debate al interior de la Comisión y el Consejo y ante la inminencia de la realización de la I Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno en Río, se aprobó el inicio formal de las negociaciones

55LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

con el Mercosur en abril de 2000, pero por discrepancias en el pilar comercial aún se encuentran estancadas.

El proceso por parte de los países centroamericanos y andinos para ser tenidos en cuenta como potenciales socios comerciales de la UE no fue tampoco fácil al no ser considerados en un inicio, como ya lo habíamos anotado, actores regionales lo sufi cientemente fuertes en términos económicos o al menos prioritarios a nivel geoestratégico. No obstante, luego de varias discusiones y valoraciones entre los representantes de los dos bloques regionales y la UE, el Consejo Europeo anunció, en la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno realizada en Viena en 2006, el inicio de las negociaciones para la fi rma de un AdA con dichas subregiones, gracias al interés manifestado por los representantes latinoamericanos en los escenarios de diálogo político y por los resultados favorables de una evaluación conjunta del proceso andino y centroamericano de integración.

Sin embargo, tres años después, el panorama de las relaciones interregionales, vistas a través de la consolidación de los AdA no es muy alentador. Al estancamiento de las negociaciones con el Mercosur, se sumó recientemente el fracaso de las mismas con la CAN, y la decisión del Consejo Europeo en enero de 2009 de concretar el pilar comercial del AdA con cada país andino por separado, ante la imposibilidad de superar sus diferencias en el seno de la CAN y desenvolverse como un actor regional. Por su parte, los países centroamericanos continúan la negociación lentamente y con algunos tropiezos.

El proceso que condujo tanto a la decisión de comenzar las negociaciones con los países andinos como a su fracaso se explicará con mayor detalle en la segunda parte de este trabajo, cuando nos concentremos específi camente en la CAN. Por ahora, es importante señalar que la vieja estrategia de apoyo a la integración regional inaugurada en 1995 no cuenta con el escenario de realización más favorable en América Latina y, por el contrario, en sus relaciones birregionales la UE ha terminado por privilegiar la fi rma de acuerdos con aquellos países que no hacen parte de ninguno de los esquemas vigentes de integración regional en AL.

56 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

Ahora bien, el estancamiento de las negociaciones para la fi rma de los AdA con las organizaciones de integración, ha coincidido con el proceso de reforma interna de la gestión de la cooperación al desarrollo de la UE que inició en 1999, cuando la Comisión, como parte del interés por garantizar el máximo impacto de la ayuda europea, propuso que se substituyera

la programación «en función de la demanda», por la programación «basada en el diálogo»: concretamente, identifi cación de programas claramente defi nidos por el país que asigna los recursos en un número limitado de sectores considerados conjuntamente como prioritarios, [y que se trabajara en la elaboración de] un marco jurídico completo y preciso de intervención (convenio-marco de intervención), de orientaciones plurianuales (documentos de estrategia) y de una dotación fi nanciera indicativa plurianual (Comisión Europea, 1999, sección 4.C. ¶3).

La reforma de la asistencia exterior en el seno de la Comisión surge ante la necesidad de mejorar los procesos internos que restaban efi cacia a la gestión de la ayuda. En efecto “la multiplicación de bases legales, líneas presupuestarias y procedimientos específi cos” hacían compleja la aprobación y seguimiento de los proyectos, y la concentración de la gestión en Bruselas, “contribuía a aumentar la imagen burocrática de la UE” (Rouquayrol y Herrero, 2007, p.36).

Uno de los resultados de la reforma de la Comisión Europea fue la creación de la Ofi cina de Cooperación EuropeAid el 1° de enero de 2001, “encargada de aplicar en todo el mundo [excepto en los países candidatos a futuras ampliaciones] los programas y proyectos de ayuda exterior”20 y gestionar todas las fases del ciclo del proyecto. Sus funciones son realizadas en cumplimiento de la estrategia y la programación para el suministro de ayuda a largo plazo que establece, para el caso de AL, la Dirección General de Relaciones Exteriores.

EuropeAid trabaja en contacto con las 77 delegaciones de la Comisión en todo el mundo, responsables, como resultado de la

20 htt p://ec.europa.eu/europeaid/who/about/index_es.htm

57LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

reforma, de supervisar in situ la ejecución de los proyectos. Para ello, “más de mil quinientos nuevos puestos han sido creados en las delegaciones entre 2001 y 2004, mientras que el personal de la sede central de Bruselas ha disminuido sustancialmente” (2007, p.39).

Asimismo, como parte de la reforma se crearon siete nuevos reglamentos para regular las acciones de cooperación de la CE en todo el mundo, bajo el nombre de instrumentos y con asignaciones presupuestales específi cas por un periodo determinado. Uno de los instrumentos más importantes y que aplican a AL es el Instrumento de Financiación de la Cooperación al Desarrollo (ICD) de 2006 que reemplazó al anterior reglamento PVD/ALA de 1992 y a varios reglamentos temáticos.

Se puede considerar que los reglamentos de la CE son la referencia más importante para entender realmente la gestión de la política de cooperación al desarrollo por parte de la Comisión, incluso por encima de los acuerdos de cooperación, ya que los reglamentos atribuyen competencias precisas a la Comisión en relación con las acciones de cooperación y defi nen además “los criterios o prioridades políticas que deben respetar dichas acciones, así como los procedimientos internos que la Comisión está obligada a seguir” (Torrent y Francia, 2005, p.40).

El ICD contempla una asignación presupuestal para AL de 2.690 millones de euros entre 2007 y 2013 y establece que la ayuda proveniente de la CE se aplicará a través de Programas Geográfi cos y Programas Temáticos. Los programas geográfi cos se desarrollan con base en cinco prioridades para AL, a saber:

a. Fomentar la cohesión social como fi nalidad compartida y política prioritaria de la Comunidad y de América Latina, lo cual supone combatir la pobreza, la desigualdad y la exclusión.b. Favorecer una integración regional mayor, incluido el apoyo a los diferentes procesos de integración regional y a la interconexión de las redes de infraestructuras.c. Apoyar el refuerzo del buen gobierno y de las instituciones públicas, y de la protección de los derechos humanos, incluidos los derechos del niño y de los pueblos indígenas.

58 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

d. Apoyar la creación de una zona común UE-América Latina de enseñanza superior.e. Fomentar el desarrollo sostenible en todas sus dimensiones, con atención particular a la protección de los bosques y a la biodiversidad (CE, 2006, p.48).

Los programas temáticos, por su parte, cubren actividades de cooperación dirigidas a distintas regiones o grupos de países socios sin seguir criterios geográfi cos. Dichas actividades añaden “valor a las actuaciones fi nanciadas en virtud de los programas geográfi cos y [son] complementarias y coherentes con ellas”. El instrumento establece seis programas21 que cubren una variedad de temas de desarrollo y se caracterizan sobre todo porque las acciones son ejecutadas por organizaciones intermediarias “como las organizaciones no gubernamentales, otros agentes no estatales, las organizaciones internacionales o los mecanismos multilaterales” (p.50).

Es importante resaltar aquí como, en el marco del nuevo instrumento de cooperación, el apoyo a la integración regional es una de las prioridades de la política de cooperación al desarrollo de la UE para AL, junto al apoyo a la cohesión social y la lucha contra la pobreza. En el ICD se especifi ca además el interés en favorecer la interconexión de redes de infraestructura, lo cual, aparentemente insignifi cante, nos permite verifi car cómo se ha transcendido de una visión que privilegiaba el apoyo a la integración regional en un sentido restringido (i.e. la eliminación de barreras arancelarias y no arancelarias al comercio), a otra en la que aspectos como la infraestructura son importantes, teniendo en cuenta que en 1995 no eran prioritarios por la Comisión por considerarlos parte de la cooperación regional en sentido amplio y por lo tanto fuera de su área de interés.22

En respuesta a la propuesta de la Comisión en 1999 de reformar la programación e identifi cación de los programas y de trabajar

21 Estos Programas Temáticos son: 1) Invertir en los ciudadanos, 2) Medio ambiente y gestión sostenible de recursos naturales, 3) Actores no estatales y autoridades locales, 4) Seguridad Alimentaria, 5) Migración y asilo y 6) Países Protocolo Azúcar.

22 Véase Comisión Europea, 1995a, p.II, o cita en pie de página Nº 7.

59LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

en las orientaciones plurianuales, el ICD sienta las bases para la elaboración de los primeros informes de estrategia regionales y nacionales entre 2000 y 2001, en estrecha colaboración y diálogo con los delegados de la Comisión, los gobiernos receptores y otros donantes.

Según el ICD, los documentos de estrategia tienen como objetivo proporcionar un marco coherente a la cooperación entre la CE y el país o la región correspondiente, y en ellos se establecen las asignaciones indicativas plurianuales para los programas geográfi cos con base en

criterios normalizados, objetivos y transparentes de asignación de recursos, basados en las necesidades y en los resultados del país o región socio de que se trate. Los programas indicativos plurianuales precisarán los ámbitos prioritarios elegidos para la fi nanciación comunitaria, los objetivos específi cos, los resultados esperados y los indicadores de resultados (CE, 2006, pp.56-57).

La Comisión Europea ha elaborado hasta la fecha dos informes de estrategia regional sobre América Latina para los periodos 2002-2006 y 2007-2013. Para fi nalizar este apartado, y luego de comprender la importancia de dichos informes como un medio para conocer de manera más tangible, menos declarativa y propositiva, la gestión de la cooperación de la UE, desagregaremos en el siguiente cuadro sus contenidos con el fi n de identifi car cómo ha sido el apoyo a la integración a través de proyectos concretos, cuáles son las prioridades de la cooperación de la CE con AL y qué lugar ocupa la integración entre ellas, en un periodo en el que la estrategia no parece tener los frutos esperados.

60 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

Cuadro N° 2. Comparación entre los Informes de Estrategia Regional sobre América Latina 2002-2006 y 2007-2013.

Informe de Estrategia Regional. América Latina.Programación 2002-2006

(Comisión Europea – Abril 2002)

Informe de Estrategia Regional. América Latina.Programación 2007-2013

(Comisión Europea – Julio 2007)

Prioridades de la cooperación 280 M€ 2002-2006.

Prioridades de la cooperación556 M€ 2007-2013 (331,4 M€ 2007-2010).

1) Refuerzo de la colaboración entre redes de la sociedad civil: nuevas actividades AL-INVEST, ATLAS y ALFA, y puesta en marcha de un nuevo programa de becas de alto nivel (161 M€).

2) Iniciativa social: reducción de las desigualdades mediante acciones selectivas dirigidas a los grupos desfavorecidos (30 M€).

3) Preparación y prevención ante catástrofes naturales y la reconstrucción (40 M€).

4) Acción complementaria de apoyo a la asociación estratégica: observatorio de las relaciones entre la UE y AL (1,5 M€).

5) Interés General: Red de administraciones encargadas de la gestión sostenible de la energía (20 M€).

1) Cohesión social y reducción de la pobreza, las desigualdades y de la exclusión. URB-AL, EUROsociAL (188 M€).Subsector: cooperación para controlar el tráfico de drogas (6 M€).

2) Integración regional y cooperación económica. AL-INVEST, @LIS (139 M€).

3) Recursos humanos y comprensión mutua Unión Europea/América Latina. ALFA, ERASMUS MUNDUS (223 M€).

La integración regional en las prioridades

Actividades:- En la prioridad 1:

Actividad 5: fomento de los estudios de posgrado en integración regional.

- En la prioridad 4: Actividad 1: aplicación del programa de relaciones entre la UE-AL (reuniones entre las instituciones de integración regional de ambas regiones).Actividad 2: El estudio de los temas relacionados con las prioridades del proceso de Río y de los correspondientes a los programas subregionales (Mercosur, CAN, América Central y Caribe).

- En la prioridad 5: Actividad 2: Integración regional e interconexión.

Objetivos específicos de la prioridad 2:- Promoción del comercio y de la inversión.- Facilitar el acceso de las empresas a la

información a nivel del marco normativo en constante evolución y en particular a nivel de las normas y estándares relativos a los productos mercantiles.

- Promover un medio ambiente seguro para las actividades económicas a nivel del desarrollo de las redes integradas teniendo en cuenta las dimensiones sociales y medio ambientales.

- Aumentar las capacidades de exportación y las condiciones de FDI de las PYMES de los países de AL y en particular de los países menos prósperos.

- Apoyar el desarrollo y la coordinación de las redes de actores sobre los temas de interés en la región.

- Apoyar el desarrollo de infraestructuras para facilitar la integración regional sostenible.

- Apoyar el intercambio de buenas prácticas a nivel de la adaptación y la mitigación contra el cambio climático.

Fuente: Elaboración propia con base en Comisión Europea (2002a) y Comisión Europea (2007a).

61LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

Si bien la estrategia de apoyo a la integración regional se inaugura en 1995, ésta no fue considerada una prioridad explícita en el diseño de la programación de la cooperación de la UE en 2002, y sólo se menciona superfi cialmente como parte de las actividades contempladas para el programa de becas de alto nivel,23 o para la acción complementaria de apoyo a la asociación estratégica. Si bien puede resultar extraño esta aparente marginación del tema de la integración, teniendo en cuenta que en la Comunicación de la Comisión de 1999, previa a la I Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno, se proponía una intensifi cación de la cooperación en distintos ámbitos de la integración regional, es importante resaltar que a partir de 2002 se elaboran también informes de estrategia específi cos para las subregiones de AL, dedicados exclusivamente a presentar los objetivos de la cooperación con cada esquema de integración.

En el Informe de 2007 la integración sí es considerada una prioridad, junto a la cohesión social, y se encuentra muy ligada al apoyo dado por la CE a programas regionales como AL-Invest, cuyos benefi ciarios son principalmente actores económicos privados. Este Informe responde a las propuestas del documento de la Comisión sobre la “Asociación reforzada entre la UE y AL” de 2005 según el cual en adelante la cooperación debía concentrarse en fortalecer la cohesión social y la integración regional.

MODALIDADES DE LA COOPERACIÓN AL DESARROLLO DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

La contextualización histórica y conceptual acerca de las relaciones de cooperación entre la UE y AL orientadas al apoyo a la integración regional y la identifi cación del lugar que ocupa la integración entre las prioridades de la política de cooperación de la UE realizadas 23 El fomento de los estudios de posgrado en integración regional, una actividad que hacía

parte de esta prioridad, responde a una de las “11 Prioridades de Tuusula” (Finlandia), resultado de la reducción de los 55 compromisos adquiridos por la UE en la I Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno en 1999. La prioridad N° 11 consistía en el apoyo a la investigación, estudios de posgrado y formación en el campo de procesos de integración (Freres, 2004).

62 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

en las páginas anteriores, nos permite entrar concretamente a caracterizar las principales modalidades o formas de cooperación al desarrollo orientadas específi camente a apoyar y fortalecer a la Comunidad Andina, que ordenan, formalizan y operativizan los objetivos de cooperación al desarrollo de la UE.

El apoyo a la CAN a través de la cooperación no sólo tiene como fi nalidad respaldar y fortalecer a este grupo regional entendido como un proceso de integración económica cuyos miembros aspiran a la formación de un mercado común, sino también como un escenario de encuentro, diálogo y defi nición de temas de la agenda regional e internacional entre los gobiernos y entre los distintos actores sociales de los entonces cinco y ahora cuatro países andinos, como un conjunto de órganos de carácter supranacional e intergubernamental y como un espacio geográfi co. Es por ello que la cooperación, especialmente en los últimos años, no se ha centrado sólo en los aspectos económicos de la integración, incluso porque la misma Comunidad Andina ha trabajado en el diseño de una nueva agenda que incluye aspectos sociales, ambientales, culturales, educativos, etc.

Las modalidades se han identifi cado teniendo en cuenta las tres áreas básicas en las que se desenvuelven las relaciones exteriores de la UE, a saber: la cooperación al desarrollo, el comercio y el diálogo político, donde el comercio y el diálogo político se ven permeados constantemente por la cooperación, y tomando como base una defi nición amplia de cooperación internacional al desarrollo (CID) que ya fue presentada en la introducción de este trabajo y que nos permite ahondar en ciertas prácticas que no resultan fácilmente medibles en términos estadísticos, como el diálogo político, o no se pueden incluir en la medición de la Ayuda Ofi cial al Desarrollo (AOD), como las preferencias arancelarias.

Las modalidades de cooperación identifi cadas a continuación permiten conocer, entre otros aspectos, cómo se expresa el interés de la UE en apoyar la integración regional de la CAN y cómo se ha materializado concretamente dicho apoyo. Si bien algunas modalidades no derivan en acciones concretas o en asignaciones

63LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

presupuestales específi cas, ofrecen un marco conceptual y propositivo sobre las posibilidades de la cooperación prevista y dirigida a la CAN.

1. Acuerdos de Cooperación Los acuerdos de cooperación fi rmados por la Comunidad Europea y las instituciones regionales y sus países miembros, son documentos que establecen una serie de compromisos, asumidos sobre todo por la CE pero acordados con los países benefi ciarios en los espacios de diálogo político, en relación con las actividades de cooperación que la CE llevará a cabo en el territorio regional por un tiempo indefi nido hasta la suscripción de un próximo acuerdo. Dichas actividades consisten básicamente en todo aquello que las Partes fi rmantes del acuerdo consideran necesario para cumplir con los objetivos de la política de cooperación al desarrollo de la CE contemplados en el apartado 1 del artículo 130 U del Tratado de la Unión Europea (Tratado de Maastricht).

Como hemos visto en el capítulo anterior, los acuerdos de cooperación han pasado por distintas etapas o generaciones que han ido agregando nuevas características y compromisos al proceso de consolidación de la relación birregional con los distintos países y subregiones en AL.

El primer acuerdo fi rmado en 1983 con la CAN, o Pacto Andino, como se conocía en los años ochenta, hacia parte de los acuerdos de segunda generación y su mérito radicó en ser el primer acuerdo fi rmado con un grupo regional aunque, como ya ha sido señalado, no mencionaba explícitamente el apoyo al proceso de integración sino a iniciativas que podían ser ejecutadas a nivel nacional. Leoncini (2002) considera incluso que este tipo de cooperación resultó prematuro en la región ya que el estancamiento del proceso de integración andina en los ochenta, debido al bajo crecimiento económico de sus países miembros y las desigualdades entre éstos en materia de desarrollo económico, hicieron que resultara mucho más práctico cooperar con cada país por separado. Por ello,

64 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

los proyectos de la época, que priorizaban el desarrollo rural, la agricultura, la salud y la educación, entre otros, correspondían al nivel de desarrollo del benefi ciario [más que a una visión de la problemática andina en general. De esta forma] se podía llevar a cabo un proyecto sobre educación básica en Bolivia y más bien uno sobre formación técnica en Venezuela (sección B, ¶2).

Posteriormente, se fi rma un nuevo Acuerdo Marco de Cooperación en 1993 entre la CE y el Acuerdo de Cartagena,24 caracterizado por contener una cláusula evolutiva, nuevas áreas e instrumentos de cooperación (industrial, científi ca y tecnológica, en energía, transporte, telecomunicaciones, turismo, medio ambiente, agricultura, salud, desarrollo social, lucha contra las drogas, administración pública, etc.) y, lo más importante, una mención al fortalecimiento de la integración subregional a través de la asistencia técnica relativa a los aspectos técnicos y prácticos de la integración, la promoción del comercio subregional, regional e internacional, el reforzamiento de las instituciones regionales y el apoyo a la realización de políticas y actividades comunes (Art. 26, CEE y Acuerdo de Cartagena, 1993).

Con este acuerdo la integración se reafi rma como un propósito explícito de la cooperación de la CE con la región andina, especialmente bajo la forma de apoyo institucional y por ello, según la Comisión, el 85% de los fondos recibidos por la JUNAC (la Junta del Acuerdo de Cartagena, el órgano ejecutivo del Pacto Andino hasta 1996) fueron otorgados por la Comunidad en los primeros años de la década (Comisión Europea, 1995a, p.17).

Finalmente, las relaciones de cooperación entre la CE y la CAN se rigen actualmente por el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación fi rmado en 2003 (aunque aún no ha sido ratifi cado por todos los Estados). El acuerdo se caracteriza por incluir, como su nombre lo indica, el diálogo político25 y los objetivos, medios y nuevos ámbitos de la cooperación, así como el compromiso de trabajar para crear

24 Denominación dada a la organización conformada por los cinco países andinos antes de llamarse Comunidad Andina a partir de 1996.

25 El Diálogo Político no hacía parte de los acuerdos anteriormente fi rmados entre la CE y la CAN, sólo hasta el Acuerdo de Cooperación fi rmado en 2003 se incluye la regulación de este tema.

65LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

las condiciones que permitan negociar un Acuerdo de Asociación viable y mutuamente benefi cioso, que incluya un acuerdo de libre comercio (de allí que se considere un acuerdo de tercera generación y media como se explicó anteriormente). Esto último se ve refl ejado en la mención de temas como la cooperación en materia de comercio de servicios, propiedad intelectual, contratación pública, políticas de competencia, aduanas, reglamentación técnica, etc.

Ahora bien, es necesario tener en cuenta que los acuerdos establecen las áreas en las cuales es necesario intensifi car el diálogo político y la cooperación, pero no crean obligaciones precisas para la CE que impliquen aportar recursos fi nancieros para actividades concretas. En efecto, si se sigue al pie de la letra lo estipulado en el Acuerdo de 2003, es muy difícil defi nir actividades concretas para dar cumplimiento a los 4 objetivos y a los compromisos adquiridos en aproximadamente 50 sectores de necesaria intervención.

Por ello, las acciones de cooperación de la CE no encuentran su base jurídica en acuerdos de este tipo sino en los Reglamentos como el ICD que ya se ha descrito. El acuerdo sólo regula el diálogo político y la cooperación entre las Partes y sirve como base para la elaboración de los Documentos de Estrategia Regional y para la identifi cación posterior de aquellas prioridades que tienen mayor probabilidad de convertirse en proyectos concretos con presupuestos específi cos.

2. Diálogo Político

El diálogo político se refi ere en términos generales a aquellos “acuerdos formales o tácitos por los que se establecen encuentros más o menos regulares, que tienen como fi nalidad estrechar los vínculos entre dos o más países más allá de lo que establecen los límites de la diplomacia tradicional” (Weisstaub, 2006, p.24).

Las principales características del diálogo político son, según Freres (2007): que no incluye elementos materiales de las relaciones entre la UE y la CAN pero puede contribuir a potenciarlos; establece las reglas del juego de las relaciones institucionales y los grandes objetivos que luego son plasmados en los otros pilares de las

66 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

relaciones como son el pilar comercial y el pilar de cooperación y puede abarcar todos los temas de interés mutuo y cualquier asunto de carácter internacional.

Los temas más comunes de las relaciones birregionales son “la cohesión social, la integración regional, el respeto y la defensa de los derechos humanos, la gobernabilidad democrática, la reforma del estado, la consolidación del estado de derecho y sus instituciones, la lucha contra la corrupción, y la defensa del multilateralismo” (Alemany, 2007, pp.43-63).

El diálogo político que sostiene la UE específi camente con la CAN se inauguró con base en la “Declaración Conjunta sobre Diálogo Político entre la Comunidad Andina y la UE” (Declaración de Roma) del 30 de junio de 1996, gracias a la cual se defi nieron los temas de interés común entre las dos regiones26 y se creó el marco para la realización de reuniones presidenciales y ministeriales ad hoc cuando se considerara conveniente. Dichas reuniones se han llevado a cabo desde entonces paralelamente a las Cumbres Ministeriales y de Jefes de Estado y de Gobierno UE-ALC.

El diálogo permitió que, gracias a las gestiones diplomáticas de los representantes de los países andinos en Bruselas desde la I Cumbre de Río en 1999, se aprobara la realización de un estudio diagnóstico “«sobre la situación y perspectivas de las relaciones económicas y comerciales entre la UE y la Comunidad Andina», con miras a la negociación de un Acuerdo de Asociación de IV Generación”, ante el trato discriminatorio que percibían los andinos por parte de la UE frente a Chile, México y el Mercosur que ya habían fi rmado o se encontraban en proceso de fi rmar un AdA (Grisanti, 2004, p.86). El diálogo fi nalmente tuvo como primer resultado la fi rma del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación de 2003.

El capítulo sobre diálogo político del Acuerdo de 2003, reemplaza a la Declaración de Roma y establece que el diálogo se efectuará

26 Uno de estos temas era evidentemente la integración regional, concebida como “un instrumento para la promoción de un desarrollo armónico y sostenible de las personas, basado en los principios del progreso social y la solidaridad entre sus miembros” (UE y CAN, 1996, p.2).

67LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

cuando proceda y por acuerdo entre ambas Partes, a nivel de jefes de Estado y de Gobierno, a nivel ministerial, a nivel de altos funcionarios y a nivel de los servicios competentes.

Algunas de las reuniones sostenidas en el marco del diálogo político se han realizado en:

a. Río de Janeiro 1999b. Vilamoura 2000c. Santiago 2001d. Madrid, mayo 2002e. Nueva York, septiembre 2002f. Atenas 2003g. Guadalajara 2004h. Luxemburgo 2005i. Viena, mayo 2006j. Bruselas, junio 2006k. Lima 200827

Una lectura de las declaraciones o comunicados conjuntos emanados de estas reuniones permiten verifi car los intentos de los representantes de la CAN por convertir a la subregión en un verdadero socio de la UE, manifestando desde 1999 la necesidad de avanzar hacia la concreción de un acuerdo de libre comercio que permitiera fortalecer el proceso de integración económica. En 2006 fi nalmente lograron que la UE aprobara el inicio de las negociaciones del AdA y en 2008 los representantes de la CAN y la “troika” de la UE28 manifestaron en el comunicado conjunto el optimismo sobre su posible conclusión durante 2009.29

Sin embargo, el fracaso de las negociaciones tuvo repercusiones en la realización de las reuniones de diálogo político. La última reunión ministerial que se tenía programada para mayo de 2009 en Praga fue cancelada debido a la ausencia de Bolivia, cuyo gobierno se ha manifestado en desacuerdo con el sistema de votación de la 27 htt p://www.delper.ec.europa.eu/es/eu_and_country/economia/ue_can/rel_polit.htm28 “La Troika europea está compuesta por la Presidencia en ejercicio (semestral) del Consejo de

la UE, la siguiente Presidencia del Consejo, el Alto Representante y Secretario General del Consejo Europeo y el Presidente de la Comisión Europea” (Grisanti, 2004, p.85).

29 Véase htt p://ec.europa.eu/external_relations/andean/docs/index_en.htm.

68 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

CAN que permitió que tres países miembros decidieran negociar el AdA por fuera del bloque andino.30

3. Diálogo Especializado en materia de lucha contra las drogas

Desde 1995 responsables técnicos de alto nivel de la CAN y la UE llevan a cabo una serie de reuniones periódicas sobre el control al tráfi co de drogas en el marco del Mecanismo de Diálogo Especializado de Alto Nivel sobre Drogas entre la UE y la Comunidad Andina, que ha derivado en la creación de diversos proyectos de cooperación y especialmente en “el establecimiento de programas de apoyo en los ámbitos del desarrollo alternativo y de la armonización del marco jurídico e institucional” (Comisión Europea, 1999, sección 2, ¶14).

El diálogo especializado también ha tenido como resultado la fi rma en 1995 de acuerdos entre cada uno de los países miembros de la CAN y la CE sobre “precursores y sustancias químicas utilizadas con frecuencia en la fabricación ilícita de estupefacientes y sustancias psicotrópicas” (acuerdos que son supervisados por un grupo conjunto de seguimiento), así como la fi rma de un nuevo convenio en 1998 que permitiría “desarrollar 50 proyectos en tres áreas: armonización legislativa en materia de drogas, la puesta en marcha del acuerdo UE-CAN sobre el control aduanero de los precursores químicos y la lucha contra el lavado de dinero” (Otero, 1999, p.59).

Según un informe del Consejo de la UE, en 2004 se estaban ejecutando 3 proyectos relacionados con el control a las drogas ilegales en el seno de la Comunidad Andina, específi camente sobre precursores químicos, fortalecimiento institucional y reducción de la oferta (que contemplaba intercambio de información, seminarios, etc.), y 67 proyectos en cada uno de los países andinos, de allí que la cooperación en este campo tiene más “un sentido bilateral UE-país y no interregional CAN-UE” (Molano, 2007, p.51).

30 Canceladas la reunión y declaración conjunta entre la Comunidad Andina y UE. En: Hoy.com.ec, Quito (2009, 12 de mayo).

69LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

De otra parte, los proyectos ejecutados por aquellos países andinos que enfrentan el problema de ser los principales productores y exportadores mundiales de cocaína, son fi nanciados en su mayoría (40) por los países miembros de la UE y sólo el 16% por la Comisión Europea independientemente (2007, p.52). En la actualidad, la UE apoya un proyecto coordinado por la Secretaría General de la CAN sobre drogas sintéticas, cuyos detalles se verán más adelante.

Algunos de los programas de desarrollo alternativo que habían resultado del diálogo político, habían sido gestionados con el fi n de desincentivar la producción y el tráfi co de drogas ilegales, y ello en tanto los productos que resultaran de dichos programas podían entrar al mercado de la UE sin pagar aranceles en el marco del SPG-Drogas. Las preferencias arancelarias no tuvieron los resultados esperados en este sentido, lo cual, sumado a otras razones (tal vez más importantes como se verá a continuación), se ampliaron para benefi ciar a otros sectores bajo propósitos distintos que los de apoyar la lucha contra las drogas.

4. SPG droga y SPG Plus31

El Sistema Preferencias Arancelarias Generalizadas (SPG) es un instrumento de cooperación y a la vez un mecanismo de política comercial unilateral (no recíproco) que busca “fomentar la industrialización y la diversifi cación productiva de los países en desarrollo mediante la reducción o supresión de los aranceles de los productos industriales acabados o semiacabados, y de algunos productos agrícolas” (Gómez y Sanahuja, 1999, p.144). Este instrumento surge en el marco de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) de 1964 como una concesión de los países industrializados a los países en desarrollo reunidos en el Grupo de los 77.

31 Si bien la mayoría de autores usa la sigla SGP para referirse al Sistema de Preferencias Arancelarias Generalizadas, en este trabajo se manejará la sigla SPG siguiendo las iniciales de la denominación del Sistema en español.

70 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

La Comunidad Europea ha venido aplicando el SPG desde 1971, pero sólo hasta 199032 fue otorgado a Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú con el objetivo, más preciso, de apoyar a sus gobiernos en la lucha contra la producción y el tráfi co de drogas, facilitando la exportación de productos alternativos. En 1995 fue otorgado también a Venezuela.

El SPG-Droga andino (conocido también como Régimen Especial de Apoyo a la Lucha contra la Producción y el Tráfi co de Droga) hizo parte de un régimen especial caracterizado por un mayor margen de preferencia y condiciones menos exigentes que las aplicadas a otros países benefi ciarios y permitió que casi todos los productos industriales ingresaran al mercado europeo sin pagar arancel, así como ciertos bienes agrícolas y pesqueros. No se concibió sólo como una concesión con fi nes exclusivamente comerciales sino también como una forma de reconocer (bajo el principio de la responsabilidad compartida) los altos costos en los que debían incurrir: “los países productores en la lucha contra el narcotráfi co, como consecuencia del alto y creciente nivel de consumo en los países industrializados” (Grisanti, 2004, p.81).

Los efectos positivos del SPG fueron notorios en los primeros años de la década de los noventa, cuando las exportaciones andinas hacia la UE experimentaron un incremento de 983 millones de dólares hasta 1996 (Leoncini, 2002). Entre 1997-2001, la balanza comercial se tornó defi citaria como resultado de la recesión económica, recuperando nuevamente su ritmo de crecimiento a partir de 2002. Para el año 2007, el intercambio comercial entre los dos bloques regionales ascendió a “USD 19.811 millones que, al compararse con el valor obtenido en el año 2006 (USD 17.011 millones), representa un incremento del 17%” (CAN, 2008a, p.1).

Sin embargo, este incremento fue liderado por Colombia y Perú, países para los cuales la UE es su segundo socio comercial, después del NAFTA. En 2007 el intercambio comercial signifi có para Colombia el 13% de sus exportaciones totales y el 16% para Perú. “Por su parte, para Ecuador, la UE es el tercer socio más importante (11%), luego 32 Decisión adoptada por la CE el 29 de octubre de 1990 en el marco del Programa Especial de

Cooperación.

71LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

del NAFTA y la CAN, mientras que para Bolivia, la UE es el cuarto bloque económico más relevante (6%), luego del Mercosur, NAFTA y CAN” (2008a, p.1). De igual manera, la participación de Colombia y Perú en las exportaciones de la CAN a la UE fue del 38% y 45% respectivamente, mientras que la contribución de Ecuador fue del 15% y la de Bolivia del 2%.

En cuanto a la diversifi cación en el número de partidas andinas exportadas, otro indicador que es necesario tener en cuenta para valorar las dinámicas del comercio CAN-UE bajo el marco del SPG, se comprueba que ha aumentado en los cuatro países andinos, siendo Perú y Colombia los países que más han diversifi cado su oferta exportadora. A pesar de ello, la concentración se mantiene y para el año 2007 “el 80% de las ventas totales se concentró en los 25 productos principales” (2008a, p.7).

Ahora bien, aunque el SPG tuvo en sus inicios un impacto positivo en el valor de las exportaciones, los países andinos siguieron orientados principalmente hacia el mercado de los EEUU. A ello se suma que el SPG-Droga fue perdiendo sus ventajas para los andinos por la existencia de barreras no arancelarias al comercio hacia la UE (Fairlie, 2008), por la reducción generalizada de aranceles por parte de Europa luego de la Ronda de Uruguay del GATT, la suscripción de múltiples acuerdos de asociación que otorgaban nuevas preferencias arancelarias a otros países (México, Chile, Israel, países de la Cuenca del Mediterráneo), el proceso de adhesión de nuevos miembros a la UE, entre otros factores. Finalmente, luego de un reclamo presentado por la India ante la OMC en 2002 contra el SPG-Drogas por considerarlo discriminatorio (más aún cuando se había incluido entre sus benefi ciaros a Pakistán), la UE lo reemplazó por un nuevo SPG en 2005 (Molano, 2007).

El nuevo SPG, denominado Régimen Especial de Estímulo del Desarrollo Sostenible y la Gobernanza (conocido como SPG-Plus) respondía, según Fairlie (2008), al interés de la UE en fusionar sus tres regímenes especiales (laboral, ambiental y drogas) en uno sólo, benefi ciando los mismos productos del anterior SPG más 300 nuevas partidas. Esta fusión implicó que para ser benefi ciarios del SPG-Plus, los países debían ratifi car y aplicar de manera efectiva

72 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

los 16 convenios de la ONU y la OIT relativos a derechos humanos y laborales y los 11 convenios relativos al medio ambiente y los principios de gobernanza que se señalan en el Reglamento que regula el nuevo SPG.

Si bien estas exigencias no convirtieron al SPG en un mecanismo de cooperación condicionada (en tanto el no cumplimiento de dichos convenios no llevaba a la suspensión de la aplicación del Sistema), los representantes andinos se mostraron al principio en desacuerdo por el cambio de la fi nalidad inicial del SPG de lucha contra las drogas. Sin embargo, sus gestiones diplomáticas resultaron infructuosas (Leoncini, 2002).

El SPG que rige en la actualidad para todos los países en desarrollo se estableció mediante el Reglamento del Consejo N° 732 de 2008 y tendrá vigencia hasta 2011. Este nuevo SPG se compone de tres regímenes de los cuales sólo el SPG-Plus, como ya se ha dicho, aplica a la CAN (CAN, 2008b, p.2):

a. un régimen general,b. un régimen especial de estímulo del desarrollo sostenible y la gobernanza (el SPG-Plus inaugurado en 2005), yc. un régimen especial para los países menos desarrollados (“Todo menos armas”).

Según un informe de la Comunidad Andina (2008b), sólo 56 productos provenientes de los cuatro países de la CAN se benefi cian del SPG-Plus, los cuales representan un comercio de 1.470 millones de euros, mientras que quedan por fuera del Sistema 1.848 productos (entre ellos las bananas) que representan 2.469 millones de euros. Asimismo, el aprovechamiento de los países andinos de los benefi cios del SPG es bastante asimétrico, siendo las exportaciones de Colombia y Perú las más benefi ciadas. Esto pudo haber explicado en cierta medida, como se verá más adelante, el fracaso de las negociaciones en grupo para la fi rma de un AdA con la UE.

73LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

Figura Nº 1. Aprovechamiento del SGP-Plus por País Andino2004 - 2006.

Fuente: CAN (2008b, p.11).

Ahora bien, los benefi cios derivados de la aplicación del SPG deben evaluarse también a la luz de su impacto en la reducción del cultivo y tráfi co de drogas en los países andinos, y en ese sentido las conclusiones no serían muy positivas. De igual manera, se suele mencionar que las barreras no arancelarias (como las medidas sanitarias y fi tosanitarias) no contempladas en el SPG, son obstáculos muy importantes para el acceso al mercado europeo que, sumado a nuevos condicionamientos para la aplicación del SPG y a su carácter unilateral y temporal, sujeto a los vaivenes de la política exterior de la UE, lo vuelven un mecanismo inconveniente a largo plazo si no se logra integrar a un acuerdo de asociación de carácter permanente.

De allí la urgencia de los países andinos, especialmente de los gobiernos de Colombia y Perú, por concretar un AdA ante el temor al deterioro de sus relaciones comerciales con Europa y a que la proliferación de acuerdos de libre comercio con otros socios en AL o en el mundo, termine por poner en desventaja a los andinos frente a países más desarrollados. Por ahora, mientras no haya un AdA en ejecución o su negociación se prolongue más allá de lo esperado, se hace necesario aplicar un esquema de preferencias que compense los efectos negativos que puedan tener otros acuerdos de la UE en las exportaciones de los andinos, al menos homologando las desgravaciones arancelarias (Grisanti, 2004).

74 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

5. Modalidades para la promoción de la inversión y la cooperación empresarial

La UE desarrolla otras modalidades de apoyo para promover la inversión y cuenta con algunos mecanismos para impulsar la cooperación empresarial entre actores privados de las dos regiones. Si bien es cierto que es un tipo de cooperación dirigido fundamentalmente al sector privado y que su fi nalidad es sobre todo ayudar a mejorar la competitividad de los actores regionales en el escenario internacional y abrir nuevos mercados, se considera como un medio importante para contribuir al desarrollo económico y social del país donde operan los actores benefi ciados y eventualmente a la integración de los agentes económicos privados de los países andinos, con las consecuentes repercusiones en otros aspectos de la integración regional.

La cooperación de la UE orientada a la promoción de la inversión y de las empresas se adelanta a través de dos instrumentos o mecanismos fi nancieros de tipo general y un programa de aplicación específi ca en América Latina:

* European Community Investment Partners (ECIP). El ECIP fue un instrumento fi nanciero creado en 1988 y clasifi cado dentro de las acciones de cooperación económica de la CE. Su objetivo era: “Fomentar las inversiones de interés recíproco de agentes económicos de la Comunidad, principalmente por medio de empresas conjuntas con agentes económicos locales de los países elegibles de que se trate, incluidas las operaciones tripartitas con otros países en desarrollo para fomentar la integración regional” (CE, 1996, art. 1, ¶1).

Los benefi ciarios eran preferentemente las PYMES de los países de Latinoamérica, Asia, la región mediterránea y Sudáfrica.

Este instrumento estuvo vigente entre 1995 y 1999 y por medio de subvenciones, anticipos sin intereses, participaciones en la constitución de fondos propios o préstamos de capital, apoyaba acciones de identifi cación de proyectos y de socios, estudios de viabilidad, necesidades de capital de la empresa conjunta o de una

75LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

empresa local y la formación y la asistencia técnica a la gestión de una empresa conjunta existente (CE, 1996, arts. 2 y 5). Los benefi ciarios del ECIP podían ser las cámaras de comercio, las asociaciones profesionales, las instituciones fi nancieras que representaran a un grupo de países y las PYMES a través de todas éstas.

Los órganos fi nancieros de la CAN no fueron benefi ciarios del ECIP, a pesar de que en el Acuerdo Marco de Cooperación fi rmado en 1993 entre la CE y el Acuerdo de Cartagena, se mencionó el apoyo a proyectos que utilizaran el ECIP mediante la Corporación Andina de Fomento (art. 8) y el estímulo a los programas de fomento de las inversiones entre los cuales se contaba el programa ECIP (art. 9).

El ECIP se utilizó básicamente a nivel bilateral: entre 1996 y 1999, Bolivia se benefi ció con 226.218 euros, Colombia con 1’025.173 euros y Venezuela con 461.997 euros (Development Researchers Network, 2005), aunque en términos generales fue un instrumento poco utilizado por los andinos (5,2% de participación frente al total de la ejecución presupuestal de la UE en AL en el marco de este instrumento de cooperación).

* Banco Europeo de Inversiones (BEI). El BEI es el banco de préstamos a largo plazo de la UE. Creado en 1958 “su objetivo es facilitar la realización de inversiones públicas y privadas y congregar otras inversiones en torno a los proyectos que fi nancia”.33 Contribuye además a implementar la política europea de cooperación al desarrollo en América Latina actuando como intermediario fi nanciero sobre la base de programas de la Comisión (CE, 2006).

En 2006, un mandato del Consejo de la UE estableció un importe de fi nanciación para los países de AL de 2.800 millones de euros para el periodo 2007-2013, que deben ser concentrados en dos áreas (BEI, 2008, p.1):

a) Apoyo a la presencia de la UE en América Latina mediante la fi nanciación de operaciones de inversión extranjera directa o de transferencias de tecnología y know-how europeos, a condición de

33 htt p://europa.eu/scadplus/leg/es/lvb/g24221.htm

76 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

que los proyectos fi nanciados contribuyan al desarrollo económico del país.b) La fi nanciación de proyectos conducentes a la sostenibilidad medioambiental (incluida la lucha contra el cambio climático) y la seguridad del abastecimiento energético, aún cuando en el proyecto no participen empresas de la UE.

Este año el BEI está fi nanciando en la región andina dos proyectos del sector de transportes y comunicaciones, específi camente en Colombia, por un monto de 162 millones de euros en total.34 Si bien es claro que en sus áreas de intervención no hay una mención explícita al apoyo a la integración regional, el BEI y la Corporación Andina de Fomento, la institución fi nanciera multilateral del Sistema Andino de Integración, mantienen un diálogo para incrementar su cooperación y coordinación con vistas a la fi nanciación del desarrollo de los países accionistas de la CAF.35 En 2005, el BEI y la CAF habían suscrito un contrato de fi nanciamiento (el segundo después del suscrito en octubre de 1997) por 40 millones de euros con el objetivo de fi nanciar proyectos de inversión con participación europea en los países accionistas de la CAF.36 Anteriormente, según un informe de la Comisión Europea (2002b), el BEI había realizado dos préstamos regionales a la CAF y ésta a la CAN para el saneamiento del agua y para el apoyo de infraestructuras transfronterizas.

* AL-INVEST. AL-Invest es un programa de cooperación económica, clasifi cado en el grupo de los programas regionales diseñados exclusivamente para América Latina.37 Estos programas se distinguen de los programas típicos de cooperación por ser descentralizados (los benefi ciarios son universidades, autoridades locales, empresas), horizontales a las dos regiones (i.e. por benefi ciar a los actores de los 27 países de la UE y los 18 países de AL a través de redes) y porque algunos han sido el resultado de las prioridades defi nidas en las Cumbres UE-AL.

34 htt p://www.eib.org/projects/pipeline/index.htm35 El BEI y la CAN incrementarán su cooperación en la región andina. En: Press Releases

“About de EIB”. Luxemburgo (2009, 14 de enero).36 CAF fi rmó acuerdo con Banco Europeo. Caracas, (2005, 15 de julio). En: htt p://www.

comunidadandina.org/prensa/noticias/15-7-05.htm.37 Los otros programas regionales que se han aplicado en América Latina son: αLFA, ALβAN,

@LIS, ALURE, URB-AL, EUROsociAL, OBREAL y EUROsolar.

77LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

AL-Invest fue lanzado por primera vez en 1995 para favorecer a las pequeñas y medianas empresas de las dos regiones y facilitar el comercio y la inversión. En las primeras fases, el programa AL-Invest fi nanciaba principalmente «rondas de negocios», pero en las últimas fases sus objetivos se han venido ampliando considerablemente hasta cubrir una gama de actividades: desde acciones de apoyo institucional a los operadores de la red hasta actividades de formación y servicios de asistencia técnica a las PYMES.38 Hasta el día de hoy se han fi nanciado más de 900 proyectos en 25 sectores comerciales a lo largo de tres fases. La fi nanciación se otorga a través de convocatorias de propuestas que se realizan sin periodicidad ya que dependen de los nuevos recursos que decida otorgar la UE.

Algunas empresas andinas se benefi ciaron del programa AL-Invest en su fase II (2001-2004) participando en “un foro euro-andino en Londres en mayo de 1998 y en un encuentro multisectorial «AL-Partenariat» en Guayaquil en junio de 2001” (Leoncini, 2002). En la fase III (2004-2007), que incluyó “una contribución al proceso de internacionalización de las PYMES latinoamericanas y europeas […], a través de reuniones sectoriales entre empresarios, organizados por una red de unidades operativas llamadas Eurocentros en AL y Coopecos en la UE” (Development Researchers Network, 2005, Vol.2, pp.77-78), participaron 590 empresas de Bolivia, 642 de Colombia, 813 de Ecuador y 673 de Perú, correspondientes al 11,4% de las empresas participantes en toda AL.39 Sin embargo, no existían hasta 2005 “indicadores que muestren si hay impacto en relación a la integración regional, o si la lucha contra la pobreza avanza como resultado de las intervenciones de AL-Invest” (p.78).

En diciembre de 2008 fueron aprobados los proyectos que aplicaron a la última convocatoria de la fase IV del programa (2009-2012). Esta nueva fase aspiraba “a realizar los dos grandes objetivos de la cooperación regional: la promoción de un mayor grado de cohesión social en los países de América Latina y el apoyo a los procesos de integración regional” (Comisión Europea, 2008, p.6) y para ello se

38 htt p://ec.europa.eu/europeaid/where/latin-america/regional-cooperation/al-invest/index_es.htm.

39 http://ec.europa.eu/europeaid/where/latin-america/regional-cooperation/al-invest/documents/al-investiii_informe_resultados_es.pdf

78 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

buscaba priorizar proyectos que, entre otras cosas, contribuyeran “a fortalecer los procesos de internacionalización hacia los mercados de los países con los que subsisten acuerdos de integración de las economías”, teniendo en cuenta que “cuanto más interdependientes son las economías, más se facilitan los procesos de integración” (2008, p7).

La Comunidad Andina salió favorecida a través del consorcio de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz-Bolivia (CAINCO) con el proyecto “Modelo de articulación institucional para la internacionalización de PYMES de la región andina”, que se desarrollará con empresas de Bolivia, Colombia. Ecuador y Perú por 36 meses, con un aporte de la UE de 13’750.000 de euros.40 Según el presidente de CAINCO, Eduardo Paz, el Programa AL-Invest generará nuevos empleos en toda la región andina, gracias al apoyo y la capacitación de “12.000 Pymes de las que 3.000 se deberán internacionalizar encontrando nuevos mercados para sus productos”.41

6. Informes de Estrategia Regional y los proyectos de cooperación

Los Informes de Estrategia han sido un intento por desarrollar acciones programadas a nivel regional en AL, a nivel subregional y a nivel nacional. Se elaboran con base en, como ya se ha señalado, las prioridades y asignaciones presupuestales establecidas para América Latina en el Instrumento de Financiación de la Cooperación al Desarrollo (ICD).

En los Informes se describen la situación política y económica de la región, de la subregión o del país, los objetivos de la cooperación y una visión general de las actividades de cooperación anteriores y en curso en la subregión, comparándolas con otras fuentes de cooperación. En ellos se establecen además los sectores de intervención y las cantidades globales que la CE invertirá en el

40 htt p://ec.europa.eu/europeaid/where/latin-america/regional-cooperation/al-invest/index_es.htm.

41 htt p://www.cainco.org.bo/salaPrensa/notasPrensa/Notas%20de%20Prensa/Forms/AllItems.aspx

79LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

país durante el periodo de validez del informe y que se integran posteriormente en el presupuesto anual de la UE (de enero a diciembre).

El primer Informe de Estrategia Regional (en adelante RSP por sus siglas en inglés) sobre la Comunidad Andina fue elaborado para el periodo 2002-2006 y contaba con un importe aproximado de 27 millones de euros. En la actualidad se encuentra vigente el RSP para el periodo 2007-2013, elaborado con base en los temas discutidos en el diálogo político, e incluidos además en el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación de 2003. Cada uno de estos informes presenta la estrategia diseñada por la CE para contribuir al desarrollo económico y social de la región andina y respaldar su proceso de integración, identifi cando una serie de prioridades y objetivos que se presentan en el siguiente cuadro.42

Cuadro N° 3. Comparación entre los Informes de Estrategia Regional para la CAN 2002-2006 y 2007-2013.

42 Leoncini (2002) afi rma que el proyecto sobre catástrofes naturales fue impuesto por los europeos durante su aprobación en la reunión de la Comisión Mixta en 1999, ya que los andinos nunca lo pidieron y tiene además poco que ver con el establecimiento de una zona andina de paz.

Prioridades

Objetivos

Informe de Estrategia Regional para la Comunidad Andina 2007-2013

1. Respaldar la integración andina2. Propiciar una “zona andina de paz”

1.1 Apoyar a todos los actores del proceso andino de integración (incluyendo apoyo institucional)

1.2 Mejorar los instrumentos y acciones necesarios para la realización del mercado común andino en 2005

1.3 Fomentar la proyección internacional de la CAN en la economía mundial (SPG)

2.1 Gestión de los recursos y las catástrofes naturales42

2.2 Lucha contra las drogas

1. Integración económica regional2. Cohesión económica y social3. Lucha contra las drogas ilegales

1.1 Establecer un Mercado Común Andino en pleno funcionamiento

1.2 Facilitar las negociaciones entre la UE y la CAN para suscribir un acuerdo de asociación, incluyendo un tratado de libre comercio

1.3 Fomentar una estrategia «integral» andina de cohesión económica y social que abarque la reducción de la pobreza, la inclusión social, la igualdad y la generación de empleo

Informe de Estrategia Regional para la Comunidad Andina 2002-2006

80 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

Fuente: Elaboración propia con base en Comisión Europea (2002b) y Comisión Europea (2007b).

Cada RSP debe contener un Programa Indicativo Plurianual en el que se precisan las acciones propuestas para dar cumplimiento a los objetivos correspondientes a las prioridades identifi cadas, señalando la fi nanciación comunitaria, los objetivos específi cos, los resultados esperados y los indicadores de resultados. De los programas indicativos se derivan los Programas de Acción Anuales (PAA) que deben contener una descripción de las operaciones que van a fi nanciarse, una indicación de los importes asignados a cada operación y el calendario de ejecución; requieren además de la aprobación de los Estados miembros de la UE y del Parlamento (CE, 2006, art. 22). De acuerdo a los sectores de intervención defi nidos en los RSP se diseña una serie de proyectos de cooperación. Los PAA pueden contener uno o más de estos proyectos.

Cuadro N° 4. Programas indicativos regionales 2002-2006 y 2007-2013.

1.4 Promover proyectos transnacionales y transfronterizos para mejorar la cohesión económica y social

1.5 Reforzar sinergias positivas entre la cohesión social y la protección medio ambiental

1.6 Reforzar la capacidad institucional de la Comunidad Andina, en especial de su Secretaría General

1.7 Estimular un enfoque integral e integrado sobre las políticas anti-drogas de los países andinos, abarcando la aplicación de la ley, interdicción, desarrollo prevención alternativos, tratamiento y reintegración

1.8 Facilitar análisis y asesoría política para ayudar a los gobiernos nacionales en su lucha contra las drogas ilegales

Programa Indicativo Regional Andino 2002-200629 millones de euros

Acción propuesta Prioridad Objetivos(s) DotaciónFinanciera

(%)

1. Acción regional en materia de estadísticas

Mejorar las estadísticas regionales en los ámbitos principales de la construcción del mercado interior.

1 15%

81LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

Programa Indicativo Regional Andino 2007-201043

43 El Programa Indicativo Regional Andino para el periodo 2011-2013 no se ha establecido aún.

Programa Indicativo Regional Andino 2007-201043

50 millones de euros

2. Seguridad Área

3. Asistencia técnica a las instituciones andinas y a las estructuras administrativas nacionales encargadas de la cohesión económica y social

1. Asistencia para un mayor desarrollo de la política de integración económica regional

2. Apoyo financiero para la mejora de la integración económica regional a nivel nacional

3. Asistencia técnica relativa al comercio

4. Acción con la sociedad civil andina

5. Prevención de catástrofes naturales

Crear los cimientos de una industria aeronáutica correctamente regulada y controlada para los servicios de transporte aéreo en la región andina y/o centroamericana y ayudar a los países a aplicar las normas internacionales.

Ayudar a un mayor desarrollo de la política de cohesión económica y social en laCAN, para la que ya se han dado los primeros pasos con la adopción, en 2004, del Plan Integrado de Desarrollo Social andino.

Ayudar a un mayor desarrollo de la política de integración económica regional y a la elaboración y aplicación de normas, así como a su monitoreo por parte de las instituciones regionales de la CAN y en los países de la CAN.

Facilitar las negociaciones comerciales entre la UE y la CA en el contexto de un futuro acuerdo de asociación entre la UE y la CAN.

Permitir que la CAN consolide su integración, adquiera una proyección internacional en calidad de socio, que posea los conocimientos necesarios para sacar el mayor partido de los acuerdos de la OMC y celebre negociaciones comerciales fructíferas.

Debatir entre representantes de la sociedad civil los temas que pueden consolidar la construcción de una zona andina de paz y reforzar la integración de la región y aumentar el conocimiento de la CA entre la población civil.

Estrechar la coordinación regional de los sistemas nacionales andinos de protección civil y acompañar la descentralización administrativa para que las autoridades locales puedan poner en práctica las medidas adoptadas a nivel central y actuar de manera eficaz y coordinada en caso de catástrofe.

1

2

1

1

1

1 y 2

2

35%

40%

40%

5%

15%

30%

82 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

Fuente: Elaboración propia con base en Comisión Europea (2002b) y Comisión Europea (2007b).

Casi todas las acciones propuestas en estos programas indicativos plurianuales se han convertido en proyectos de cooperación específi cos formulados y ejecutados a partir de 2002, a excepción de la seguridad área, de la cual no derivaron proyectos.

El siguiente cuadro muestra estos proyectos con su respectivo monto comprometido por la CE y contiene además aquellos proyectos ejecutados antes de la reforma de la gestión de la cooperación en el seno de la Comisión Europea y que no hacían parte de una estrategia programada de carácter plurianual. Esto puede permitir identifi car en qué medida han variado las acciones de cooperación de la UE, bajo la modalidad de proyectos, desde 1996, y si su incremento responde a un verdadero interés por reforzar la integración regional como estrategia de desarrollo.

Los proyectos gestionados antes de 1996 son mencionados en el RSP 2002-2006 con base en los datos de una evaluación externa realizada en 1999 en la cual se distinguen tres periodos teniendo en cuenta las acciones de cooperación realizadas por la CE (Comisión Europea, 2002b):

1. Entre 1979 y 1985: 8 proyectos por un valor de 27 millones de ecus en temas como el desarrollo rural, la seguridad alimentaria y la industria maderera.

2. Entre 1986 y 1990: 25 proyectos por importe de 33 millones de ecus, en temas como la integración regional, la pesca, la agricultura, las exportaciones y la energía y la lucha contra las drogas.

5. Asistencia técnica y dotación de equipos en el marco de la lucha contra las drogas

Se determinará en base a la evaluación detallada de necesidades y las conversaciones entre la UE y la CAN en lo concerniente al Diálogo de Alto Nivel sobre Lucha contra las Drogas.

3 20%

4. Cofinanciación de proyectos transnacionales y/o transfronterizos de acuerdo a una estrategia de cohesión social y económica más desarrollada

Proporcionar el apoyo financiero a programas de actividades para mejorar la cohesión económica y social (en los que participen al menos dos países de la CAN).

2

83LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

3. Entre 1991 y 1996: 34 proyectos por importe de 18 millones de ecus, en temas como la unión aduanera, la energía, la integración económica y comercial, y los derechos humanos (algunos de estos proyectos están incluidos en el siguiente cuadro).

Cuadro N° 5. Proyectos fi nanciados y en curso en la CAN (1996-2009).

N° Duración Título del proyecto Contribución CE (€)

Costo total Sector

PROYECTOS POR FUERA DE LA ESTRATEGIA REGIONAL1 1996 Relaciones económicas UE-

Pacto Andino 170.000 a

(101.715) b-c Comercio

interregional2 1996 Programa para la calidad

andina7’500.000

(7’308.024)- Comercio

internacional3 1997 Foro de promoción de las

actividades comerciales y de la inversión en la Comunidad Andina

774.000(731.527)

- Comercio intraregional

4 1998 PIERANDINO (OLADE) 850.000(123.848)

- Desarrollo Económico

5 2000 Estudios preparatorios relati-vos a la carretera N° 1 Piura - Guayaquil

2’800.000(823.160)

- Transportes y comunicación

6 2001 Estudio sobre las relaciones UE/CAN

500.000(410.640)

- Desarrollo Económico

7 2000-2003 GRANADUA. Fortalecimiento de la unión aduanera en la CAN

1’900.000(1,257,169)

4’100.000 Comercio intraregional

8 2002-2005 CALIDAD. Cooperación y asistencia técnica UE-CAN en materia de calidad

2’300.000(817.724)

3’300.000 Comercio intraregional

9 2002-2005 COMPETENCIA. Armoni-zación de las reglas de com-petencia en la región andina

2’000.000(922.950)

3’500.000 Desarrollo Económico

Subtotal comprometido 18’794.000PROYECTOS DE LA ESTRATEGIA REGIONAL 2002-2006

10 2005-2007 Comercio I. Asistencia téc-nica relativa al comercio

4’000.000 5’000.000 Desarrollo Económico

11 2005-2007 Comercio II / Valorización. Asistencia técnica al proceso de valoración conjunta UE-CAN

950.000 2’215.000 Comercio internacional

12 2005-2009 ANDESTAD. Cooperación UE-CAN en materia de es-tadísticas

5’000.000 8’000.000 Político-institucional

84 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

13 2005-2009 Comercio II / FAT. Facilidad para la asistencia técnica al comercio

3’050.000 4’385.285 Comercio intraregional e internacional

14 2006-2010 DROSICAN. Apoyo a la CAN en el área de las drogas sin-téticas.

2’550.000 3’060.000 Político-institucional

15 2003-2009 PREDECAN. Apoyo a la pre-vención de desastres en la CAN

9’450.000 12’400.000 Político-institucional

16 2006-2010 SOCICAN. Acción con la sociedad civil para la inte-gración andina

4’100.000 4’636.000 Desarrollo social

Subtotal comprometido 29’100.000PROYECTOS DE LA ESTRATEGIA REGIONAL 2007-2013

17 2007 (42 meses)

CESCAN. Apoyo a la cohe-sión económica y social en la CAN

6’500.000 9’484.951 Desarrollo económico y

social18 2007-2011 FORTICAN. Fortalecimiento

institucional de la Unidad de Cooperación Técnica de la Secretaría General de la CAN

730.800 1’035.800 Político-institucional

19 Enpreparación

INTERCAN. Integración económica y regional

6’500.000 8’920.000 Comercio intraregional

20 Enpreparación

PRADICAN. Programa anti-drogas ilícitas en la CAN

3’250.000 4’020.000 Político-institucional

Subtotal comprometido 16’980.800Total comprometido 64’874.800

Todos estos proyectos de alcance subregional y ejecutados en su mayoría por las instituciones de la Comunidad Andina en benefi cio de la integración regional, son complementarios de los proyectos bilaterales programados por la CE para cada país de la CAN (algunos de los cuales tienen como uno de sus objetivos contribuir a la integración regional), de los programas regionales para AL, así como de los programas temáticos.

En el marco de los programas temáticos horizontales que pueden benefi ciar a distintos actores (además de los gobiernos centrales) de

Fuente: Elaboración propia con base en Development Researchers Network (2005) y Delegación de la Comisión Europea en el Perú (2007).

a Las cifras de esta columna corresponden al valor comprometido.b Las cifras entre paréntesis corresponden al valor pagado según Development Researchers

Network (2005).c La fuente no presenta estos valores.

85LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

toda la región latinoamericana (y que después de la reforma de la Comisión se convirtieron en los actuales seis programas temáticos44 contemplados en el nuevo ICD o en nuevos instrumentos regulados por otros reglamentos), la CE ha fi nanciado otros proyectos con alcance subregional para los (en ese entonces) cinco países andinos. Algunos de estos proyectos, mencionados en el RSP 2007-2013, son:

Cuadro Nº 6. Proyectos fi nanciados por la CE para la región andina en el marco de los programas temáticos vigentes antes del ICD.

Año de inicio

(duración)

Programa temático

Información de los proyectos

Contribución CE (€)

Lugar Beneficiarios

2005 (1 año)

Lucha contra las drogas

PRECAN. Proyecto Regional para el Control de Precursores Químicos en los Países del Área Andina,

1’600.000 Los cinco países andinos

Autoridades administrativas y operadores nacionales

2003 (3 años)

Iniciativa Europea para la

Democracia y los Derechos

Humanos

Iniciativa de estabilización regional andina (apoyo al diseño de una Política Común Andina de Seguridad).

1’000.000 Secretaría General de la CAN y Bolivia, Colombia, Ecuador y Venezuela

Instituciones nacionales, representantes políticos, del sector privado, sociedad civil y academia

2001 (4 años)

Iniciativa Europea para la

Democracia y los Derechos

Humanos

Cinco programas plurianuales y dos programas regionales llamados “Democracia y Derechos Humanos en la Comunidad Andina 2000-2003”

11’375.000 Los cinco países andinos

Organizaciones de la sociedad civil

2006(1 año)

Lucha contra las minas

antipersonales

Detener, retirar y destruir minas antipersonales y UXO en la región fronteriza Perú-Ecuador (Cordillera del Cóndor).

819.280 Zona de frontera entre Perú y Ecuador

Población de la zona de frontera

Fuente: Elaboración propia con base en Comisión Europea (2007b) y en documentos relativos a los proyectos, suministrados por los funcionarios de la Delegación de la Comisión Europea para Colombia y Ecuador.

44 Véase la cita en pie de página N° 21.

86 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

Además de estos proyectos fi nanciados por fuera de la primera programación de estrategia regional para la CAN (por su condición de proyectos temáticos), el RSP 2007 hace mención a otros proyectos ejecutados por la Ofi cina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO), en el marco del Programa de Prevención de Desastres (DIPECHO), caracterizados también por su alcance subregional y cuyo objetivo es contribuir a la reducción del riesgo de las poblaciones en caso de catástrofes naturales, mejorando su capacidad de reacción, y fi nanciar obras de mitigación de catástrofes de pequeña escala. Estas acciones de ayuda humanitaria en el marco de DIPECHO se caracterizan por ser preventivas y son adicionales a aquellas realizadas para atender situaciones de emergencia como resultado de desastres naturales.

Cuadro Nº 7. Planes de Acción de DIPECHO desarrollados en la región andina (incluyendo Venezuela) 2000-2007.

Año ejecución Plan de Acción Resultados Contribución CE (€)

2000 Primer 17 proyectos. 5,330.000

2003 Segundo 13 proyectos con los cuales 23 mil personas entre líderes comunitarios y autoridades locales recibieron entrenamiento, 108 grupos de la de-fensa civil fueron equipados y entrenados, 212 planes de acción municipales desarrollados, 59 mapas de riesgo diseñados y 4 sistemas de alerta temprana establecidos.

3’440.000

2004 Tercer 12 proyectos con énfasis en Bolivia y Ecuador, los países más vulnerables.

4’000.000

2006 Cuarto Este plan de acción hizo énfasis en las pobla-ciones más vulnerables ubicadas en zonas propensas a desastres, en mantener el acceso a los servicios básicos durante un desastre y en la identificación de indicadores para evaluar la capacidad local y las necesidades.

4’500.000

2007 Quinto En coordinación con PREDECAN. Este Plan in-cluyó proyectos en la frontera entre Argentina y Paraguay a pesar de no pertenecer a la zona andina

6’500.000

Fuente: Elaboración propia con base en los reportes anuales de ECHO publicados en htt p://ec.europa.eu/echo/about/what/reports_en.htm.

87LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

Es importante anotar que los proyectos a nivel subregional son, por razones obvias, más difíciles de gestionar que a nivel nacional y los montos recibidos por cada país andino de manera bilateral son, de lejos, mayores. Tomando los montos presupuestados de la cooperación para el periodo 2007-2013, la cooperación dirigida a la CAN corresponde sólo al 7,5%45 de la suma de los montos totales otorgados a los cuatro países andinos. Lo anterior no debe llevar a concluir que la cooperación con la CAN se encuentra relegada o subvalorada, ya que la cooperación nacional y por consiguiente los problemas nacionales que busca ayudar a resolver, seguirán siendo por mucho tiempo mucho más importantes que los subregionales, sumado al hecho de que la gestión de la ayuda a nivel nacional es un poco menos compleja que a nivel subregional, sobre todo cuando la integración es aún un proceso medianamente consolidado y sus instituciones tienen escasas competencias.

En este sentido la Comisión (2007b) señala, con base en su experiencia adquirida, que las difi cultades en la gestión de proyectos subregionales en la zona andina han surgido como consecuencia principalmente de tres factores, que se encuentran muy relacionados a su vez con la escasa “asunción” de los proyectos:

Los cambios en las administraciones y programas políticos de los distintos países (como lo ilustran los múltiples cambios de coordinadores nacionales para un único proyecto), la limitación de los recursos humanos y de otro tipo de la Secretaría General de la CAN (la principal responsable de la implementación de los proyectos regionales) y los retrasos en los pagos de fondos de contrapartida por parte de los países de la Comunidad Andina (p.14).

No obstante, una lectura del presupuesto asignado para proyectos de ejecución regional desde 1996, incluso desde 1979, evidencia un aumento signifi cativo en los montos de la cooperación (aunque el

45 La situación es muy similar con el caso de Centroamérica, aunque no con el Mercosur. Los montos programados por los correspondientes Documentos de Estrategia Regional para las otras dos subregiones de América Latina continental en el periodo 2007-2013, fueron de 75 millones de euros para Centroamérica y de 50 millones de euros para el Mercosur, que equivalen a su vez al 9,8% de la suma de los montos de ayuda programados para los países centroamericanos, y al 18,2% de la suma de lo programado para los países del Mercosur (véase htt p://ec.europa.eu/europeaid/where/latin-america/country-cooperation/index_en.htm).

88 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

porcentaje con respecto a los montos de la cooperación ejecutada a nivel regional sigue siendo bajo), y los proyectos formulados desde 2002 cubren nuevas áreas que van más allá de lo comercial, como PREDECAN,46 SOCICAN (que se ocupa básicamente de la participación de la población andina en el proceso de integración), CESCAN o FORTICAN. Igualmente la gestión de los seis proyectos inscritos en las líneas presupuestarias de los programas temáticos anteriores al actual ICD dan cuenta del interés por apoyar la resolución de aquellos problemas que son comunes a los países andinos, contribuyendo de alguna manera a fortalecer ciertos aspectos de la integración regional entendida como un proceso que implica más que la gestión de asuntos técnico-económicos.

Las preguntas que surgen luego de esta mención superfi cial de los proyectos de cooperación giran en torno al verdadero impacto que tienen éstos en el fortalecimiento de la integración tanto en sus aspectos comerciales, como político-institucionales y sociales, teniendo en cuenta que son una de las modalidades de cooperación más dinámicas y precisas de la CE, potencialmente medibles en sus resultados, que derivan de un trabajo de investigación y comunicación constante con el benefi ciario (en este caso, los distintos actores de la región andina) en tanto son formulados a partir de los RSP, que involucran y benefi cian múltiples actores regionales además de los gobiernos centrales y que materializan de alguna manera muchos de los temas tratados en el diálogo político.

7. El Acuerdo de Asociación (AdA)

Los acuerdos de asociación surgen como una nueva forma de relación entre la UE y sus múltiples aliados en el mundo e implican el fortalecimiento de los tres pilares característicos de sus relaciones internacionales, a saber, el diálogo político, la cooperación y el comercio. En América Latina, estos acuerdos se han promocionado como un medio para consolidar la Asociación Estratégica Birregional 46 Aunque no deja de ser curioso que un proyecto como PREDECAN cuente con una

contribución tan alta en comparación con otros proyectos, cuando a la vez se han realizado intervenciones en este tema de la prevención de desastres por parte de la ofi cina de ayuda humanitaria de la Comisión Europea (ECHO) en la región andina a través del Plan de Acción DIPECHO.

89LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

inaugurada en la I Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno UE-AL de 1999.

Los AdA tienen como uno de sus objetivos agrupar en un solo acuerdo las modalidades en las que se han basado las relaciones entre la UE y la CAN a lo largo de su historia y en este sentido, reemplazar el SPG-Plus, superando sus limitaciones de acceso al mercado europeo, aumentar la cooperación, ampliando las posibilidades de fi nanciación bajo nuevas líneas presupuestarias, y profundizar en nuevos temas en el dialogo político. Los AdA se presentan en teoría como un marco bajo el cual se desarrollarían las distintas modalidades que han sido descritas anteriormente pero en un grado más avanzado y, por lo tanto, con mayores impactos en el desarrollo económico y social de los países benefi ciarios.

La posibilidad de concretar un AdA con la CAN suponía el reconocimiento de las asimetrías en el nivel de desarrollo de sus países miembros y planteaba, por ello, un trato especial y diferenciado en el marco de unas condiciones comerciales más benévolas que aquellas que han caracterizado los acuerdos de libre comercio promovidos por los EEUU. El AdA con la CAN tenía también como uno de sus objetivos fortalecer la integración regional en la medida en que la negociación forzaría a los países a asumir posiciones conjuntas y a acelerar ciertos asuntos pendientes del proceso de integración económica como el arancel externo común. De alguna manera, la negociación reclamaría los benefi cios que los distintos proyectos de cooperación debían haber dejado en la consolidación de los aspectos económicos, político-institucionales y sociales (aunque estos últimos se han venido apoyando desde 2002) de la Comunidad Andina como organización regional.

En 2004, Cardona consideraba que con la fi rma del AdA,

prestaría Europa un apoyo a la subsistencia de la CAN; permitiría impulsar mejor los programas de desarrollo alternativo además de los de sustitución propiamente dicha de cultivos ilícitos (asunto trascendental en Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia); permitiría el acceso a productos de gran importancia por razones sociales para los cinco países andinos; y podría impulsar la diversifi cación

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exportadora de países como Venezuela [si este país hubiera permanecido en la CAN].

Los positivos resultados del AdA, sumados al avance de otros procesos integracionistas en AL, animarían a la CAN a abordar con éxito los temas no económicos del proceso integrador (p.125).

Ahora bien, sobre todo por su componente comercial, los AdA están situados en un nivel más alto y complejo de las relaciones birregionales y su consolidación requiere que las partes asuman compromisos respaldados por marcos políticos y económicos fuertes y, además, que se comporten como actores regionales internacionales capaces de llevar a cabo relaciones a nivel extra regional. Por ello recordemos que la CE, a través de la Comunicación de la Comisión Europea (2004) previa a la Cumbre de Guadalajara, propuso como condición para iniciar la negociación de un acuerdo con los países andinos y con los centroamericanos, la realización de una evaluación conjunta que permitiera verifi car el grado de avance en materia de integración regional, con base en tres criterios:

1. Un marco institucional plenamente operativo.2. La creación de una unión aduanera compatible con el artículo

XXIV del GATT y notifi cada a la OMC (arancel externo común, administración aduanera común y política de comercio exterior común).

3. La reducción de obstáculos no arancelarios al comercio intrarregional.

A estos criterios se sumaba como condición la fi nalización de la Ronda de Doha en el seno de la OMC.

La verifi cación de estos tres criterios resultaba necesaria para superar el temor que generaban las limitaciones de la integración regional en la CAN, ya señaladas por la Comisión en la Comunicación mencionada, como el défi cit de integración económica, la ausencia de convergencia macroeconómica, los desacuerdos entre los miembros de la CAN sobre la integración, su ausencia de voluntad política y la imposibilidad de tomar decisiones conjuntamente.

91LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

El proceso de evaluación conjunta se realizó a lo largo de año y medio y arrojó resultados positivos en las áreas evaluadas, siendo el marco institucional el de mejores resultados con sólo dos recomendaciones para su mejoramiento. En relación con la unión aduanera se hicieron seis recomendaciones, teniendo en cuenta que no se ha logrado aún, después de muchos intentos, establecer un arancel externo común, y en relación con el marco normativo y todos los aspectos que tienen que ver con las barreras no arancelarias al comercio intrarregional (barreras técnicas al comercio, normas sanitarias, servicios e inversiones, propiedad intelectual, instrumentos de defensa del comercio, etc.) se hicieron aproximadamente 35 recomendaciones, muchas de las cuales respondiendo a la ausencia de medidas necesarias para la integración de la CAN como la libre circulación de personas, servicios y capitales y una política agrícola común (UE y CAN, 2006).

Los resultados del proceso de valoración obligaron a los países andinos a conciliar posiciones en torno a la posibilidad de establecer un arancel común especial para la UE y trabajar en otros temas necesarios para superar los obstáculos de la integración económica, con el fi n de poder negociar en bloque con la UE. Finalmente, con el anuncio, a fi nales de 2006, del inicio de las negociaciones para la fi rma de un Acuerdo de Asociación, los países andinos reconocieron, a través de la Decisión 667 de junio de 2007 (tras superar los desacuerdos expresados por Bolivia en la Cumbre Presidencial de Tarij a), la importancia de fortalecer la unidad de la CAN para encarar una negociación exitosa, así como la importancia de tener en cuenta “la existencia de diferentes niveles de desarrollo y enfoques económicos entre sus Países Miembros, que les permitiría negociar, según fuera el caso, diferentes niveles de alcance y profundidad en los temas y compromisos de dicho Acuerdo”. De igual manera, la Decisión dejó en claro que el Acuerdo debía tener “como principal objetivo mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de ambos esquemas de integración, buscando un desarrollo integral, justo, solidario y complementario, que fortalezca los procesos de integración regional” (CAN, 2007, p.1).

Esta Decisión intentó superar los desacuerdos que se habían venido presentando al interior del bloque andino como resultado

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básicamente de las diferencias entre los modelos de desarrollo que impulsan sus miembros, siendo Ecuador y Bolivia más reacios a negociar tratados de libre comercio que de alguna manera impliquen seguir políticas consideradas neoliberales. De allí la importancia de plasmar en una Decisión el objetivo principal que debía seguir el Acuerdo y por ello, en un inicio, éste se constituyó en un incentivo importante para mantener unidos a los gobiernos andinos de cara a un proyecto común y darle un nuevo aliento al proceso de integración, que intentaba superar en ese momento la crisis de credibilidad ocasionada por la salida de Venezuela.

Las negociaciones para la fi rma de un AdA con la CAN comenzaron en septiembre de 2007 y se desarrollaron a lo largo de 3 rondas organizadas en torno a los tres pilares que caracterizan el Acuerdo: cooperación, diálogo político y comercio. Cada uno de estos pilares se discutió por separado en mesas de trabajo, siendo el pilar comercial el de mayor complejidad por los múltiples temas que se discutieron, y por lo mismo en el que surgieron la mayoría de las diferencias entre los dos grupos regionales. Los gobiernos de Ecuador y Bolivia, justamente los países con menor porcentaje de participación en el mercado europeo, comenzaron a manifestar su desacuerdo al fi nal de la tercera ronda en temas como propiedad intelectual, compras públicas, servicios y biodiversidad, mientras Colombia y Perú presionaban para que la negociación avanzara al ritmo planeado.

Después de múltiples discusiones, declaraciones e intercambios de información la UE decide suspender las negociaciones en junio de 2008 por “la ausencia de posiciones conjuntas andinas en el marco de las negociaciones del pilar comercial, específi camente en los subgrupos de comercio y desarrollo sostenible y propiedad intelectual”.47 Durante la segunda mitad del año pasado se intentó avanzar en la superación de las diferencias entre los países andinos, mientras los representantes de la CE advertían permanentemente que el Acuerdo sólo sería posible si se negociaba de bloque a bloque. Sin embargo, ante la petición de Perú y Colombia de avanzar en las negociaciones por fuera de la CAN48 y de la escasa voluntad 47 htt p://200.6.8.25/mmrree/?q=taxonomy/term/1348 El gobierno de Perú manifestó en distintas ocasiones la posibilidad de negociar fuera

93LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

política de conciliar con los otros miembros andinos, el Consejo de Ministros de la UE aprobó, en enero del año 2009, que el pilar comercial del AdA se negociara bilateralmente con dichos países,49 mientras los temas de cooperación y diálogo político se podrían seguir discutiendo en el marco de la CAN.

Posteriormente Ecuador aceptó negociar bilateralmente aclarando que el Acuerdo debía orientarse a impulsar el desarrollo de la sociedad ecuatoriana, mientras el presidente de Bolivia, Evo Morales, prefi rió quedarse por fuera de la negociación, en la que insistió permanentemente para que se hiciera de bloque a bloque, pero sin lograr el respaldo de sus socios. Al momento de escribir estas líneas ya se habían realizado tres rondas de negociaciones del nuevo Acuerdo Comercial en Bogotá, en Lima y en Bruselas con los tres países andinos, cuyas discusiones (de carácter confi dencial) se han caracterizado al parecer por la aceptación de Perú y Colombia de prácticamente todos los puntos de la agenda, mientras “Ecuador ha planteado algunas reservas, vinculadas varias de ellas a las preferencias arancelarias al banano”.50 Se espera concluir el Acuerdo antes del 31 de octubre de 2009.

Los efectos en el proceso de integración de la Comunidad Andina de una negociación con estas características son aún desconocidos, pero se teme que uno de los propósitos principales de la cooperación con la UE como es el fortalecimiento del proceso de integración regional, que se ha repetido incesantemente en todo tipo de documentos y

de la CAN antes de que las negociaciones en bloque efectivamente fracasaran. Una de estas ocasiones se presenta tras la primera ronda de negociaciones cuando Perú plantea “la posibilidad de una negociación bilateral con la UE y que no aceptaría un acuerdo minimalista como el que plantea Ecuador” (Fairlie, 2008, p.48). Fue necesaria una ratifi cación de los acuerdos de Tarij a en la Cumbre Iberoamericana de Santiago en noviembre de 2007 y una ratifi cación por parte de la UE de que no habría negociación individual con Perú. En otra ocasión, una vez se evidenciaron nuevos desacuerdos entre los andinos en la tercera ronda, el gobierno de Perú pidió claramente, durante la V Cumbre UE-AL de Lima en mayo de 2008, una decisión de la UE para realizar negociaciones entre Colombia y Perú en forma individual (Maihold, 2008). Esta posibilidad fue defendida por estos dos gobiernos en distintos escenarios a lo largo del segundo semestre de 2008 (véase seguimiento de las noticias en htt p://www.comunidadandina.org/exterior/ue_noticias.htm) hasta que la UE fi nalmente les dio la razón.

49 Como la negociación con los tres países andinos se centrará ahora en el pilar comercial del AdA inicial, se ha cambiado su nombre por “Acuerdo comercial multipartito UE-Países Andinos”.

50 Países Andinos y Unión Europea inician IV ronda negociadora para acuerdo comercial, en Bogotá. En: Portafolio.com.co. Bogotá (2009, 15 de junio).

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escenarios formales e informales que han dado cuenta de la relación interregional desde la fi rma del Acuerdo Marco de Cooperación en 1993, se vea notablemente afectado.

El proceso para la fi rma de un Acuerdo de Asociación, que se presentó como un avance cualitativo del alcance de las relaciones entre la UE y la CAN y en un estímulo para la integración, al obligar a los países andinos a asumir posiciones comunes, se ha convertido en el detonante de nuevos confl ictos (aunque, por supuesto, no es su causa) y ha contribuido a acentuar aún más los problemas recientes que han impedido avanzar en una verdadera integración.

La aceptación de negociar ahora un Acuerdo Comercial con tres países andinos por separado y no un AdA, conlleva además que los pilares de cooperación al desarrollo y diálogo político se marginen de la discusión y el acuerdo se convierta en un clásico tratado de libre comercio con todas sus implicaciones económicas, políticas y sociales muchas veces negativas.

LA CRISIS DE LA INTEGRACIÓN ANDINA Y LA NECESIDAD DE REPLANTEAR LA ESTRATEGIA PROINTEGRACIONISTA DE LA UE

Un adecuado estudio de las relaciones interregionales de cooperación entre la Unión Europea y la CAN teniendo en cuenta las distintas modalidades de cooperación y que nos permita avanzar en nuevas compresiones acerca del alcance de sus objetivos, requiere partir de la idea, coincidiendo con Sanahuja (2007), según la cual la efi cacia de dichas relaciones como una estrategia para mejorar la inserción armoniosa del bloque andino en el sistema internacional y, por consiguiente, lograr su desarrollo económico y social, depende en gran medida de las características y el grado de avance de los respectivos procesos de integración regional de las dos instituciones en cuestión.

95LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

De allí que las acciones de cooperación, si bien pueden contribuir a la integración, sus limitaciones o potencialidades no se pueden atribuir exclusivamente a la naturaleza de dichas relaciones o a los instrumentos con los cuales dicha relación se materializa, sino también a las particularidades del bloque andino, entendido no sólo como una institución de integración con pretensiones de supranacionalidad, sino también como una agrupación de cuatro países cuyos gobiernos en la actualidad no comparten una misma visión sobre cuál es el camino más adecuado para alcanzar su desarrollo económico y social. De igual manera, los procesos internos de la UE, tanto políticos como institucionales (e.g. la relación entre su Política Exterior y de Seguridad Común o su Política Agrícola con su Política de Cooperación al Desarrollo o las discrepancias entre la Comisión y el Consejo) deberían tenerse en cuenta para entender cuál es su interés en apoyar el proceso andino a través de la serie de instrumentos ya descritos y cuál es el verdadero alcance o impacto de dichos instrumentos.

Sin dejar de reconocer la importancia de comprender estas dinámicas internas de la UE y cómo se refl ejan en las acciones de cooperación hacia la región andina, o hacia AL en general, pero considerándolo materia de otro estudio adicional que se sale del alcance de este trabajo, en este último apartado nos centraremos en las principales características de la CAN como actor regional. Se presentará un breve recuento de la evolución institucional de la CAN desde su creación en 1969, destacando sus principales limitaciones y cómo sus actuales problemas internos, que le han impedido consolidarse como un verdadero actor internacional, la tienen sumida en una de sus peores crisis institucionales desde su nacimiento. Posteriormente, se realizará una refl exión en torno a la relación con la UE en el marco de esta crisis, indicando que si bien la CAN no constituye un actor de importancia estratégica, sostiene con la UE fuertes lazos de cooperación que deben mantenerse en la línea de apoyar la integración regional pero en sus otras dimensiones más allá de las comerciales, en el marco de una nueva estrategia de la relación birregional.

96 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

Surgimiento y recientes problemas del proceso de integración andina

Después de la Segunda Guerra Mundial y como resultado de la interrupción de los fl ujos de importación y a la disminución de la demanda de bienes primarios que llevó a que los países latinoamericanos dieran impulso a un nuevo modelo de desarrollo consistente en la industrialización por sustitución de importaciones, surgen las primeras iniciativas de integración latinoamericana. Estas iniciativas buscaban ampliar los mercados internos nacionales facilitando el comercio entre economías de similar nivel de desarrollo y así funcionarían como alternativa temporal a las relaciones hasta ahora mantenidas con los centros de poder económico mundiales. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) jugó un papel muy importante como promotor de este nuevo modelo de desarrollo durante los años 50 y 60, con base en sus estudios sobre las asimetrías del intercambio comercial entre el centro industrializado y los países de la periferia productores y exportadores de materias primas. Se consideraba que la superación de estas asimetrías sólo sería posible si los Estados asumían un papel activo en el desarrollo de la industria nacional, protegiendo la producción, pero haciéndola más barata y competitiva a través de la ampliación de los mercados a nivel regional, lo cual implicaba avanzar en el proceso de integración económica.

En este contexto los gobiernos centroamericanos impulsaron la creación del Mercado Común Centroamericano y el resto de países del continente la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC reemplazado por la ALADI en 1980) en 1960, cuya meta era consolidar una zona de libre comercio en un periodo de 12 años. El proyecto no tuvo éxito y en su lugar surgieron otras iniciativas subregionales de integración de carácter esencialmente económico como la Asociación de Libre Comercio del Caribe (Carift a, hoy Comunidad Económica del Caribe –Caricom-) en 1968 y el Acuerdo de Cartagena, mejor conocido como Pacto Andino, en 1969 (hoy CAN).51 51 El auge de los procesos de integración regional en América Latina en estos años puede

estudiarse también a la luz del surgimiento de los debates en torno a la cooperación sur-sur o cooperación entre países en desarrollo, con la adopción en 1978, por parte de ciento treinta y ocho Estados en una Conferencia de las Naciones Unidas, del Plan de Acción de Buenos Aires para Promover y Realizar la Cooperación Técnica entre Países en Desarrollo (PABA).

97LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

El Acuerdo de Integración Subregional Andino “Acuerdo de Cartagena” es suscrito inicialmente por los gobiernos de Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú; posteriormente se adhiere Venezuela en 1973 y se retira Chile en 1976. Sus objetivos principales fueron, según su artículo primero:

Promover el desarrollo equilibrado y armónico de los Países Miembros en condiciones de equidad, mediante la integración y la cooperación económica y social; acelerar su crecimiento y la generación de ocupación; facilitar su participación en el proceso de integración regional, con miras a la formación gradual de un mercado común latinoamericano […]; propender a disminuir la vulnerabilidad externa y mejorar la posición de los Países Miembros en el contexto económico internacional; fortalecer la solidaridad subregional y reducir las diferencias de desarrollo existentes entre los Países Miembros (CAN, 2003, art.1).

Para lograr estos objetivos se adquirieron compromisos para la liberalización comercial, la industrialización subregional, la creación de un arancel externo común y la integración física, entre otros, con el fi n de avanzar en la conformación de un mercado común en un plazo de cinco años. Estos compromisos dependían de la voluntad política de los gobiernos nacionales quienes debían impulsar reformas económicas coherentes con la integración como un elemento fundamental para el éxito de la aplicación del modelo de industrialización por sustitución de importaciones. Sin embargo, ante la ausencia de voluntad política y de convicción sobre las ventajas de la integración por parte de los gobiernos de los países miembros, los plazos establecidos para el cumplimiento del programa de liberalización fueron modifi cados en 1976 (Protocolo de Lima) y nuevamente en 1978 (Protocolo de Arequipa), sin que fi nalmente hayan logrado concretarse.

Durante la década de los 70 y 80 no hubo avances signifi cativos en lo estipulado en el Acuerdo. Se creó el Parlamento Andino y el Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores en 1979 y

Esta clase de cooperación, entendida como un conjunto de actividades enmarcadas en la clásica CID pero realizadas entre países de similar nivel de renta, hace parte de las acciones realizadas por las instituciones de integración regional y además se ve favorecida por la existencia de éstas, aunque no conduce necesariamente al fortalecimiento de la integración. Para profundizar en este tema véase el siguiente trabajo investigativo de esta publicación.

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entró en vigencia el Tratado de Creación del Tribunal de Justicia en 1983 (órgano de integración por excelencia ya que sus actos tienen validez sobre la legislación nacional de los países miembros), pero bajo un escenario de escasas posibilidades de acción. En 1987, a través del Protocolo Modifi catorio de Quito, se extendieron los plazos de los compromisos comerciales más importantes, evidenciando como los 80 fueron también una década perdida para la integración, así como lo fue para el crecimiento económico y social de los países latinoamericanos en general.

En 1989, en Galápagos, ante la promoción a nivel internacional de un nuevo modelo de desarrollo basado en políticas de apertura de los mercados y en la reducción del tamaño y del papel del Estado en la economía,

se revaloró la culminación del mercado subregional como una estrategia valiosa para contribuir a diversifi car exportaciones de bienes de mayor contenido industrial y tecnológico, y confi gurar una plataforma de aprendizaje y competitividad, [utilizando a la integración como] una estrategia complementaria a la apertura al mundo y compatible con la búsqueda de un crecimiento hacia afuera (SGCAN, 2006, p.3).

De esta manera se renuevan los objetivos del Pacto Andino y mediante el Acta de Barahona, los presidentes andinos establecieron el año 1992 como fecha límite para el funcionamiento de la zona de libre comercio y nuevos compromisos para la armonización de sus políticas comerciales.

Si bien, Colombia, Ecuador, Venezuela y Bolivia52 lograron la liberalización total de su comercio y en los años 90 se evidenciaron avances importantes en el crecimiento de las exportaciones intracomunitarias y mejores niveles de empleo, muchos de los compromisos no fueron respetados “y en vez de recurrir a las diferentes modalidades de salvaguardia existentes en el Acuerdo, para suspender la libre circulación de productos, apelaron más bien a la aplicación de restricciones unilaterales e ilegales, que 52 Perú se retiró temporalmente del Pacto Andino en 1992 y suspendió sus obligaciones

respecto al Programa de Liberalización. En 1997 este país fue autorizado para realizar la apertura de su mercado gradualmente hasta 2005, plazo que fue cumplido.

99LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

perjudicaron la credibilidad del proceso de apertura subregional” (Vieira, 2008, p. 123).

En cuanto a la aplicación del arancel externo común (AEC), considerado indispensable para avanzar hacia la unión aduanera a la que aspira todo proceso de integración subregional una vez ha alcanzado la zona de libre comercio, los países andinos realizaron varios intentos fallidos, empezando en 1994 con la Decisión 370, que permitía cierto margen de discrecionalidad de los gobiernos en la defi nición del arancel a ciertos productos y algunas excepciones temporales; posteriormente, con la Decisión 535 de 2002, que supeditó el AEC a la adopción de una Política Arancelaria Común, que no se ejecutó, y recientemente con la Decisión 669 de 2007 que permitió a cada país miembro tener su propia política arancelaria.

En 1996 se suscribe el Protocolo de Trujillo por medio del cual se modifi ca el Acuerdo de Cartagena y se crea la Comunidad Andina, integrada por los Estados de Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, y por los órganos e instituciones del Sistema Andino de Integración (SAI). El SAI tiene como fi nalidad permitir una coordinación efectiva entre sí para profundizar la integración subregional andina, promover su proyección externa y robustecer las acciones relacionadas con el proceso de integración. Entre sus órganos más importantes podemos mencionar: el Consejo Presidencial (máximo órgano de dirección del SAI integrado por los Jefes de Estado de los países miembros de la CAN), el Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores (emite declaraciones y decisiones por consenso), la Comisión (conformada por los ministros de comercio; también emite Decisiones y ejerce potestad normativa como el Consejo de Ministros), la Secretaría General (reemplaza a la Junta y es el órgano ejecutivo de la CAN con funciones técnicas), el Tribunal de Justicia, el Parlamento Andino, el Consejo Consultivo Empresarial, el Consejo Consultivo Laboral, la Corporación Andina de Fomento y la Universidad Andina Simón Bolívar (JUNAC, 1996, art. 6).

Esta compleja institucionalidad, se caracteriza en la actualidad por ser más intergubernamental que supranacional, ya que en los órganos más importantes (el Consejo Presidencial, el Consejo

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de Ministros y la Comisión) es determinante la participación y decisión de los representantes gubernamentales, y aquellos órganos que pueden ser más independientes como la Secretaría General y el Parlamento, carecen de iniciativa legislativa exclusiva o, como el Tribunal de Justicia, que carece de la sufi ciente credibilidad para hacer cumplir sus fallos. Bustamante (2004, p.25) anota que la creación del SAI no introdujo modifi caciones importantes a favor de una mayor supranacionalidad que permitiera el desarrollo del germen comunitario y, por el contrario, “pareciera que los gobiernos estimaron que lo más oportuno, en ese momento de integración abierta y fl exible era dotarse de instituciones igualmente fl exibles”. Agrega que “la CAN continúa siendo intergubernamental y los gobiernos se han establecido como los actores principales del sistema” (p.26).

A pesar de estos obstáculos institucionales y de la ausencia de un AEC, es posible verifi car avances importantes en la dinámica de las relaciones comerciales, aunque sea en el marco de una zona de libre comercio. Un estudio evaluativo de la Secretaría General de la CAN (SGCAN, 2004) señala que las exportaciones intracomunitarias lograron un valor 55 veces mayor que el de 1969, alcanzando 5.189 millones de dólares en 2002 ($5.858 millones en 2007); durante la década de los 90 crecieron a una tasa de 16% promedio anual, mientras que las exportaciones al resto del mundo crecieron alrededor del 6% anual. Agrega como otro punto positivo que el 90% de las exportaciones a la CAN son de manufacturas, mientras que este porcentaje sólo alcanza el 44% para el resto del mundo, hacia el cual se exporta sobre todo productos agrícolas, mineros y petroleros. En relación con la generación de empleo, el informe destaca que el empleo remunerado asociado a las exportaciones intracomunitarias se calcula en 567 mil nuevos puestos.

Entre los aspectos negativos relacionados con el impacto comercial de la integración, el informe señala que la participación en el mercado intracomunitario de los cuatro países andinos fue bastante inequitativa. Así, en 2002, Colombia y Venezuela eran los países que más participaban en el comercio intracomunitario con el 44,7% y el 23,2% de las exportaciones. Les seguían Ecuador con el 15%, Perú con el 9,6% y Bolivia con el 7,5%. La situación varió muy poco para

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CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

2007, excepto en Perú que aumentó su participación con el 21%, aunque ya no se cuenta Venezuela. Otro aspecto a tener en cuenta es la participación de las exportaciones al interior de la CAN con respecto a las exportaciones extracomunitarias, que en 2002 era del 9,8% y en 2008 disminuyó, situándose en el 7,3% (SGCAN, 2008).

De otra parte, en la búsqueda por superar las difi cultades de la integración comercial, la CAN ha propiciado la construcción de una agenda multidimensional que vaya más allá de los asuntos comerciales y contribuya al logro de un desarrollo equilibrado y armónico de sus países miembros. Esta nueva agenda se expresa en los contenidos abordados en los últimos Consejos presidenciales andinos, desde el Acta de Quirama de 2003,53 que han versado sobre temas como la dimensión social y cultural de la integración, la política exterior común, el desarrollo sostenible y la integración física y transfronteriza (SGCAN, 2004).

El desafío central es cómo lograr la profundización de la integración andina, mediante políticas comunitarias que tengan el potencial de ofrecer contribuciones a la solución gradual de algunos problemas que obstaculizan las metas de un desarrollo con acento social, con estabilidad democrática, con inserción internacional competitiva y equitativa, con sostenibilidad ambiental y con reducción de asimetrías (SGCAN, 2006, p.69).

En este sentido se destacan la adopción de un Plan Integrado de Desarrollo Social (Decisión 553), la Carta Andina para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos en 2002, la formulación de una Estrategia de Biodiversidad, el Compromiso de la Comunidad Andina por la Democracia en 2002 y la elaboración de una Política de Seguridad Externa Común (Decisión 587), uno de cuyos objetivos es consolidar una Zona de Paz en la Comunidad Andina,54 con base en la Política Externa Común ya discutida mediante la Decisión 458 de 1999.

53 Especialmente el XIV Consejo Presidencial Andino, junio de 2003 en Quirama; XV Consejo Presidencial Andino, julio de 2004 en San Francisco de Quito; XVI Consejo Presidencial Andino, julio de 2005 en Lima y el XVII Consejo Presidencial Andino, junio de 2007 en Tarij a (SGCAN, 2006).

54 El diseño de la Política de Seguridad Común, así como la creación de la Zona Andina de Paz, recibieron el apoyo fi nanciero de la CE a través del proyecto “Iniciativa de Estabilización Regional Andina”, perteneciente a la línea presupuestaria Democracia y Derechos Humanos.

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De igual manera, estas nuevas dimensiones de la integración incluyen la preocupación por subsanar el gran défi cit democrático de un proceso de integración sobre el cual los ciudadanos de sus países miembros poco conocen. En efecto, la CAN carece de instancias de representación y participación directa de los actores sociales más allá de los Consejos Consultivos Empresarial y Laboral, que son, como su nombre lo indica, de carácter consultivo, sin posibilidad de tomar decisiones jurídicamente vinculantes. La participación de organizaciones no gubernamentales es mínima y no se ocupa de aspectos económicos y si bien se han creado nuevos espacios para otros actores sociales como los indígenas (Decisión 524) y los consumidores (Decisión 539), sus resultados aún no son visibles por ser de reciente creación. Este défi cit se advierte incluso en el informe fi nal sobre el proceso de Evaluación Conjunta UE-CAN de la integración de la Comunidad Andina, en el cual se recomienda involucrar más a la sociedad civil en el programa de integración económica teniendo en cuenta que ello contribuiría a una mejor implementación de la legislación andina (UE y CAN, 2006, p.2).

Si bien se han asumido múltiples compromisos por parte de los países andinos para avanzar en nuevas dimensiones de la integración y se pueden verifi car ciertos logros en materia comercial, el ambiente político actual no ha sido el más propicio para una verdadera profundización de una integración de carácter integral y superar los aspectos negativos señalados.

Los gobiernos actuales de los países andinos tienen diferencias notables en las prioridades de relacionamiento internacional que dependen a su vez de la estrategia de desarrollo nacional que cada uno impulsa. Ello ha impedido la aplicación de una política externa común, más aún cuando no se ha logrado ni siquiera concretar una unión aduanera. Incluso hechos como la imposición unilateral de aranceles y cupos para importaciones por parte de Ecuador al resto de sus socios andinos desde enero de 2009, como una medida para hacer frente al défi cit de su balanza comercial, han llevado a un retroceso en materia de liberalización comercial, uno de los logros mínimos que debía tener un proceso de integración surgido para cumplir principalmente con ese objetivo económico.

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CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

Entre otros inconvenientes que han contribuido a agravar la situación de la CAN y a frenar sus posibilidades de impulsar los objetivos que sustentan su existencia, podemos mencionar acontecimientos como:

1. El retiro del gobierno de Venezuela de la Comunidad en abril de 2006, tras acusar a la CAN de ser una institución resultado de un proceso sobre todo economicista que descuidaba aspectos políticos y sociales, y luego de que Colombia y Perú decidieran negociar un Tratado de Libre Comercio bilateral con los EEUU al margen de la normativa andina.

2. Los problemas fronterizos entre Colombia y Ecuador en el marco del confl icto armado colombiano y las diferencias ideológicas de sus gobiernos, que han llevado a la suspensión de las relaciones diplomáticas y a un creciente sentimiento xenofóbico en Ecuador.55

3. La decisión de Colombia, Perú y Ecuador de negociar por fuera del bloque andino el acuerdo comercial con la Unión Europea. La advertencia que se ha hecho en este sentido consiste en que la mezcla de acuerdos de libre comercio asumidos por sus miembros de manera independiente pueden llevar a incompatibilidades con los compromisos adquiridos al interior de la CAN y en consecuencia al debilitamiento de las instituciones de integración.

4. Los reclamos del gobierno de Bolivia para modifi car algunas decisiones de la CAN y su ausencia de ciertos foros de discusión, como resultado de su descontento por la decisión de los otros tres países andinos de negociar por separado con la UE.

La salida de Venezuela constituyó un golpe importante al proyecto de integración andino, ya que este país pudo haber sido, junto con Colombia, el líder del proceso por ser la segunda economía más fuerte de la región. Aunque su salida no implicó un agotamiento de la CAN de manera defi nitiva (de hecho fue un país que se caracterizó por incumplir o marginarse reiteradamente de la normativa andina56), sí fue una muestra del agotamiento de “la voluntad política [para comprender su importancia y su infi nito

55 Véase ¿Por qué nos odian en Ecuador? En: Semana.com, Bogotá (2009, 7 de febrero). 56 Véase Tremolada, 2006.

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potencial] y la capacidad de efectuar oportunamente correcciones para rectifi car rumbos y consolidar la senda trazada” (Acosta, 2006, p.7).

La voluntad política se encuentra determinada por los intereses políticos y económicos de los actores y en este sentido es importante mencionar que la decisión del gobierno de Venezuela de retirarse de la CAN estuvo sujeta a los mayores benefi cios que derivaría de su integración al Mercosur57 y al hecho que su principal producto de exportación, el petróleo, no necesita de preferencias arancelarias, ni de zonas de libre comercio, para ser rentable o competitivo. Sin embargo, no se puede desconocer que las negociaciones adelantadas por Colombia y Perú con EEUU, si bien se realizan en el marco de la Decisión 598 que regula las negociaciones individuales de los países andinos con terceros, han puesto

en riesgo el acervo comunitario en materias como algunas normas supranacionales de propiedad intelectual, el desmonte de mecanismos andinos de defensa como el sistema de franja de precios para la protección de la producción agropecuaria ante la vigencia de subsidios a las exportaciones agrícolas estadounidenses, o el compromiso de Colombia de hacer extensivas a Estados Unidos las concesiones que otorgue a otros países (Vieira, 2008, p.127).

En medio de estos confl ictos que han caracterizado a la CAN en los últimos años, las negociaciones con la UE se presentaron como una oportunidad para reavivar el proceso de integración y unir nuevamente las voluntades de sus países miembros en la búsqueda de un objetivo común. Retomando las funciones del interregionalismo mencionadas en la primera parte de este trabajo, la UE intentaba ofrecer a los países andinos una posibilidad de diversifi cación de sus relaciones exteriores y contribuir a su fortalecimiento institucional, a la defi nición de una agenda exterior y a la construcción de una identidad colectiva, pero al fi nal, los negociadores europeos se vieron enfrentados a una CAN desintegrada, cuyos miembros no 57 Casas y Correa (2007) afi rman que el retiro de Venezuela de la CAN se debió principalmente

a la facilidad para adherirse al Mercosur, por encima incluso del deseo real de retirarse por el desacuerdo con respecto a la fi rma de los TLCs. “La deseabilidad percibida respecto a las desavenencias con sus antiguos socios de la CAN, no hubiera constituido motivo sufi ciente de retiro, puesto que de todas maneras la CAN representaba el escenario natural de consolidación de Venezuela en un espacio de integración” (p.629).

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CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

estaban dispuestos a actuar conjuntamente sobre la base de un interés común. En este sentido, la decisión de vincularse o no a las negociaciones estuvo determinada por la importancia comercial que la UE tiene para cada país andino, por encima de consideraciones sobre la conveniencia del AdA para la integración.

Por su parte, la UE se enfrenta al desafío de mantener cierta coherencia con su discurso sobre la necesidad de fortalecer la integración regional para contribuir a la inserción armoniosa y progresiva de los países en desarrollo en la economía mundial, y los posibles efectos negativos económicos y políticos del ahora llamado Acuerdo Comercial Multipartito UE-Países Andinos (AC), no sólo en la normativa de la CAN, con la cual se podrían llegar a presentar incompatibilidades, sino también en las economías andinas por los costos sociales que suelen resultar de la aplicación de los aspectos típicos de un acuerdo de libre comercio como las reglas de protección de inversiones o los derechos de propiedad intelectual (Sanahuja, 2007).

Por el momento se puede afi rmar que, la relación interregional que la UE ha venido construyendo desde 1983 con la CAN, orientada a su consolidación como un actor regional, no ha tenido impactos contundentes en un proceso de integración muy debilitado, lleno de incertidumbres, sustentado en un fuerte intergubernamentalismo y en un evidente défi cit democrático, cuyas partes se niegan a hacer converger sus intereses y han sido incapaces de construir consensos y visiones conjuntas del futuro multilateral al que desearían enfrentarse.

La CAN: ¿un actor internacional estratégico para la UE?

Se podría pensar que detrás de los pobres resultados de la política comercial y de cooperación europea alcanzados en la CAN, que no han redundado en una mayor integración, se encuentra el hecho de que la CAN no es un actor internacional estratégico ni prioritario para la UE, así como tampoco lo es América Latina en general.

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Las relaciones de cooperación con AL se han construido sobre la base de una serie de objetivos y principios establecidos en el Tratado de la Unión o en documentos ofi ciales, declaraciones y comunicaciones subsecuentes de los órganos de la CE, y se han concretado a través de distintos instrumentos jurídicos y políticos que intentan defi nir y organizar las acciones de cooperación a fi nanciar. Estos objetivos y principios constituyen el marco conceptual que se intenta aplicar de manera uniforme a toda la región latinoamericana en su conjunto, pero su instrumentalización responde a criterios diferenciados de acuerdo a las características particulares de los países o regiones benefi ciarias (y la relación que tengan con los intereses estratégicos de la UE) tales como: su nivel de desarrollo, su vínculo comercial o histórico-cultural con la UE (más fuerte con la región del Cono Sur por las migraciones europeas), su grado de apertura comercial y el tamaño de su mercado, la gravedad de sus problemas internos o qué tan relacionados están éstos con las preocupaciones de la agenda internacional (como el narcotráfi co o el terrorismo), entre otros.

En efecto, así como la CAN no es por si misma un “actor internacional”, es decir, no cumple con ciertos requisitos como la capacidad de identifi car prioridades de política, de formular políticas coherentes en el marco de su acción interna y externa y de negociar con otros actores en el sistema internacional,58 carece de interés “estratégico” para la UE debido a varios factores que han afectado incluso la relación con América Latina y que se encuentran relacionados con las nuevas prioridades de la agenda internacional. Entre dichos factores se pueden mencionar: los problemas de seguridad derivados del terrorismo trasnacional, que sitúan las preocupaciones de Europa en los riesgos que implica la inestabilidad de los países cercanos a su frontera; el proceso de ampliación que integró diez nuevos Estados a la Unión y que implicó una mayor atención a las acciones necesarias para la integración adecuada de estos países en las dinámicas económicas de la UE; “el cambio sustantivo de la relación transatlántica con EEUU en el ámbito político y de la seguridad, sin olvidar, por supuesto, el creciente desafío económico que representan los países asiáticos” (Grabendorff , 2008, p.240) y, en menor medida, la nueva agenda

58 Veáse Betherton y Vogler (1999), citado por Sanahuja (2007, p.5)

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CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

de desarrollo que busca cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, centrando la cooperación en los países más pobres (Sanahuja, 2007).

En este contexto, la CAN es una región cuyos países miembros, a pesar de sus elevados índices de pobreza, tienen un Producto Interno Bruto que los clasifi ca como países de renta media y sus problemas de seguridad no se encuentran directamente relacionados con el terrorismo transnacional. No obstante este último punto, el narcotráfi co, que afecta a toda la región andina, y el confl icto armado en Colombia y su extensión a las zonas de frontera, siguen siendo de interés primordial para la UE a tal punto que la ayuda otorgada a Colombia en 2007 superó en casi 30 millones de dólares a la otorgada a Bolivia, el país de menor desarrollo en la región andina.59

Estos temas asociados a la seguridad pueden ser considerados más importantes que los aspectos económicos ya que la CAN no constituye una región signifi cativa en los fl ujos de comercio y de inversión de la UE, así como tampoco lo constituye AL como región (a excepción de Brasil que se sitúa entre los 10 principales socios comerciales de la UE). Según cifras del año 2007, la participación de la CAN en las importaciones de la UE desde el mundo fue del 0,72%, y en las exportaciones al mundo fue del 0,47%,60 situándose muy por debajo de los 20 principales socios comerciales de la UE. En cuanto a las inversiones, en el año 2000 la UE invirtió en la región andina, 8 mil millones de euros que resulta poco en comparación con los 23 mil millones de euros invertidos en el Mercosur (CEPAL, 2002, citado por Grisanti, 2004).

Esta es una de las razones por las cuales la UE no considerara anteriormente a la CAN como un actor lo sufi cientemente fuerte para negociar un acuerdo de asociación sino hasta 2006, y privilegiara los pilares de la cooperación y el diálogo político en su relación interregional. A juicio de los europeos, en ese entonces “el efecto combinado y positivo, por una parte, del acceso preferencial al

59 Según las estadísticas de la OCDE, en 2007 la Comunidad Europea otorgó a Colombia 73,77 millones de dólares y a Bolivia 43,86 millones de dólares.

60 htt p://trade.ec.europa.eu/doclib/docs/2006/september/tradoc_113469.pdf

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mercado único europeo y, por la otra, de los fondos no reembolsables de cooperación fi nanciera, [desaconsejaban] la negociación de zonas de libre comercio entre la UE y las dos regiones [la CAN y Centroamérica]” (Grisanti, 2004, p.91).

Finalmente, gracias a los esfuerzos de los representantes andinos en los espacios de diálogo político y sobre todo al hecho de que algunos países andinos se encontraban negociando tratados de libre comercio con los EEUU, la UE cambia las prioridades de su estrategia y decide iniciar las negociaciones con la CAN, atendiendo a una lógica política por encima de una lógica técnico-comercial. Es decir, antes que asumir una negociación con la CAN por las ventajas económicas que una relación más profunda con esta región pudiera tener para la UE (pocas, teniendo en cuenta los porcentajes de participación en el comercio de la UE anteriormente señalados), dependió más del interés por mantener una presencia que hiciera contrapeso a los EEUU y además por el temor a subestimar una zona con profundos problemas de pobreza, violencia y narcotráfi co, manteniendo con ésta acuerdos superfi ciales de tercera generación, mientras se encontraba negociando al mismo tiempo con muchas otras regiones del mundo acuerdos de cuarta generación.

Ahora bien, el fracaso de las negociaciones con la CAN no puede explicarse solamente por la baja representación de la región andina en el comercio de la UE, ni por las diferencias internas de la CAN, sino además por la complejidad que caracteriza una negociación con un bloque comercial en comparación con un país de manera independiente. Conformar una zona de libre comercio entre dos regiones requiere al menos de la existencia de un cierto grado de integración y coordinación económica que facilite el comercio entre las partes y era una condición que la CAN no cumplía (ni el Mercosur), y su resolución en el transcurso de las negociaciones hubiera requerido de una sintonía política que sus miembros, con toda una lista de problemas a resolver, no tenían. Así que al fi nal, más que verlo como una contradicción en la estrategia de relacionamiento interregional por parte de la UE, que se hayan podido negociar los AdA con México y Chile y no con la CAN, no dependió de un asunto de prioridades sino del reconocimiento de

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CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

las limitaciones de la CAN y sus pocas posibilidades de actuar como bloque regional.

Replantear la estrategia de apoyo a la integración regional

Una vez identifi cadas algunas de las razones que se encuentran detrás del fracaso de las negociaciones bloque a bloque entre la UE y la CAN,61 es probable que la UE haya sido muy optimista a lo largo de todo el proceso de valoración conjunta y posteriormente durante las negociaciones, al creer en un proyecto de integración que se encuentra estancado y en proceso de redefi nición. De alguna manera, la UE reclamaba de un bloque regional una acción exterior coherente y coordinada que debía ser el resultado de la consolidación de un proceso integracionista de vieja data, con una estructura institucional similar a la europea y que había venido apoyando desde hacía muchos años, pero se enfrenta a una organización fracturada ideológica y políticamente.

En este escenario, la integración como un objetivo prioritario de la política de cooperación al desarrollo vista a través de las relaciones CAN-UE se está convirtiendo en la muestra del fracaso de una estrategia de relacionamiento internacional en la cual el apoyo a aquellos socios de naturaleza regional resultaba primordial. Al menos en su aspecto económico, la integración regional ha pasado a un segundo plano (aunque a nivel discursivo se mantenga el apoyo), ya sea como resultado de las contradicciones de la UE, ya sea como resultado de la constatación de la parálisis en la CAN debido a sus dinámicas internas.

Los representantes de la CE de alguna manera se vieron enfrentados a una situación de descoordinación entre los cuatro países andinos que pensaron podía ser resuelta gracias al incentivo de unidad que traía consigo condicionar la negociación del AdA a la existencia de un

61 Es importante anotar que si bien en este trabajo no se realiza mención alguna sobre las dinámicas internas de la UE que pudieron haber tenido alguna infl uencia en la decisión posterior de negociar con los países andinos por separado como, por ejemplo, las diferencias entre los funcionarios de la Comisión y el Consejo, o entre éste y el Parlamento, o más difícil aún, entre los Estados miembros en el marco de la UE, son aspectos que deben tenerse en cuenta en los estudios posteriores de las relaciones UE-AL.

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nivel adecuado de integración, minimizando incluso las anotaciones hechas al respecto por la Comisión en sus Comunicaciones de 2004 y 2005,62 en las se advierte sobre el défi cit de integración económica en AL y sobre las particulares difi cultades que enfrentaba la CAN, que llevó a sus países al punto de adoptar iniciativas individuales de cara a la celebración de acuerdos de libre comercio al margen de dicha Comunidad (en alusión a los TLC negociados con EEUU), sin importar los riesgos que ello tendría para la integración. Paradójicamente fue una situación que los europeos terminaron aceptando.

Por ello se hace necesario revaluar la estrategia de la relación birregional construida sobre la base de apoyar la integración regional, reconociendo que América Latina y menos la CAN, cuentan con las condiciones necesarias para convertirse en actores regionales siguiendo un camino similar al construido por la UE. En otras palabras, “al bloque europeo le convendría dejar de lado la pretensión de condicionar las relaciones birregionales a la existencia de contrapartes con estructuras de integración similares a las propias” (Grabendorff , 2008, p.243).

Estas afi rmaciones se realizan luego de constatar que las negociaciones con la UE terminaron por acrecentar las diferencias ya existentes entre los países andinos y poner en evidencia las debilidades de su estructura de integración construida a lo largo de cuarenta años, sin olvidar que en adelante será necesario tener en cuenta los posibles efectos negativos de las acciones de la UE en la CAN tras la puesta en marcha de una zona de libre comercio con Perú, Colombia y Ecuador (si este país se mantiene hasta el fi nal de las negociaciones) si las negociaciones del Acuerdo Comercial fi nalizan de manera exitosa. Estos procesos de liberalización requieren una serie de cambios económicos, políticos e institucionales a nivel nacional y otorgar ciertas concesiones al nuevo socio comercial, que probablemente terminen imponiéndose sobre la normativa andina y alimentando el continuismo de las políticas neoliberales en la región (Fairlie, 2008), con todos los impactos sociales negativos que eso puede tener, dejando fi nalmente sin ningún valor a la integración 62 Véase los contenidos de las Comunicaciones de 2004 y 2005 en el cuadro N° 1, tercera

columna.

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CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

regional y en abierta contradicción con los objetivos de la política de cooperación al desarrollo de la CE.

Es por ello que en el marco de la nueva estrategia, la cooperación debe ser coherente con los cambios que se prevén tras la aplicación del Acuerdo Comercial. Así tenemos que si los proyectos de cooperación se encuentran trabajando en el fortalecimiento de la cohesión y la inclusión social y en la lucha contra la pobreza, el AC no puede tener efectos contrarios que acentúen los problemas sociales y lleven a la desaparición de actividades productivas y en consecuencia al aumento del desempleo y la pobreza.

Por el momento, compartimos la visión de Peña (2009) cuando considera

conveniente visualizar escenarios en los que se intensifi quen las relaciones transatlánticas entre la UE y los respectivos espacios geográfi cos sub-regionales del Mercosur y de la CAN, sin que necesariamente se concluyan las negociaciones comerciales bi-regionales, [y para ello] se pueden identifi car aspectos relevantes de las respectivas agendas regionales, en los que será posible desarrollar acciones de cooperación que no requieren necesariamente el haber concluido procesos negociadores como los que se han encarado en los últimos años (p.19).

En este sentido, se hace necesario que en el marco de una nueva estrategia birregional se establezca una separación entre las relaciones con los grupos de integración regional y la perspectiva de consolidar acuerdos de asociación, redefi niendo los propósitos de la asociación reforzada entre la UE y AL planteados en 2005.

En el marco de las relaciones UE-CAN, se han generado una serie de dinámicas, más allá de las comerciales como resultado de las actividades de cooperación y diálogo político que si bien se basan en la expectativa de consolidación de un sistema internacional multilateral sobre la base de las relaciones entre varios actores regionales (supranacionales), también respaldan la regionalización (o integración) como un espacio geográfi co e institucional de interacción entre agentes estatales y no estatales que buscan

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abordar en común aquellos problemas de carácter económico y social que transcienden las fronteras nacionales y cuyas soluciones son mucho más efi caces en tanto se diseñan e implementan a nivel supranacional.

Es necesario mantener la cooperación y trabajar en su fortalecimiento que, como ya hemos visto, ha sido en los últimos años particularmente dinámica en el apoyo al desarrollo de los distintos actores regionales, más allá de los gobiernos centrales, especialmente a través de proyectos de cooperación como SOCICAN o CESCAN, o de programas como AL-Invest, con una asignación presupuestal para el periodo 2007-2013 de 10 millones de euros, para los primeros, y de 14 millones de euros para el segundo. Este fortalecimiento parte de una reorientación de las acciones de cooperación para que, de una parte, se dirij an a nuevas dimensiones de la integración que tienen mayor viabilidad, dejando temporalmente de lado los asuntos comerciales hasta que los gobiernos andinos resuelvan sus diferencias y, de otra parte, en mejorar el impacto de los proyectos a través de una adecuada formulación de los mismos y un minucioso seguimiento a su ejecución.

El apoyo a la integración debe verse ahora no como un medio para dar cumplimiento al objetivo de la política de cooperación al desarrollo de la CE de favorecer la inserción de los países en desarrollo en la economía mundial, sino como una forma de racionalizar las intervenciones que den solución a los problemas de desarrollo económico y social y de pobreza comunes a los cuatro países andinos (o al menos a dos o tres de ellos), si se realizan a nivel subregional y son ejecutados por una institución de alcance subregional como lo sería la CAN entendida como Sistema Andino de Integración.

En febrero de 2009, el actual Secretario General de la CAN, Freddy Ehlers, dij o que la CAN tiene una inmensa gama de acciones y las relaciones con los terceros países sólo es una parte de aquellas.63 Con esto quería decir que el fracaso de las negociaciones con la UE no eran determinantes para la existencia de la CAN y que era 63 Elhers defi ende vigencia más que nunca de la Comunidad Andina. En: CadenaGlobal.com, Caracas

(2009, 6 de febrero).

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CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

necesario seguir adelante y trabajar en otras acciones que dotaran a esa institución de nuevos sentidos. Por ello, reconociendo por supuesto la crisis que implica para la institucionalidad de la CAN la ausencia de sintonía política entre los gobiernos centrales de los países miembros, los órganos que componen el SAI se encuentran trabajando en la construcción de una nueva visión estratégica con la cual se busca darle continuidad al trabajo de los diferentes temas de la agenda multidimensional defi nida a partir del Acta de Quirama de 2003, y fortalecer aspectos de la integración como la protección del medio ambiente, el desarrollo social, la infraestructura, el desarrollo fronterizo y la lucha contra la pobreza.

Una vez defi nidas la nueva visión estratégica y las áreas de trabajo para fortalecer la integración, la cooperación internacional, inclusive no sólo la proveniente de la CE sino también la de otros donantes64, puede guiarse en función de las necesidades identifi cadas por los andinos en aquellos aspectos de la integración que tienen cierta viabilidad. Esto implica además un esfuerzo importante por abandonar la pasividad que caracteriza en general a los latinoamericanos como receptores de cooperación y trabajar para mostrar cuál es la verdadera situación de la CAN (implica dejar de creer también de este lado del Atlántico que la CAN se parece a la UE o va por ese camino) y cómo la cooperación puede aportar a la integración en nuevos ámbitos. Se hace necesario incluso, como aconseja Torrent (2005) para los gobiernos de América Latina en general, que éstos “abandonen su actitud absolutamente condescendiente […] y elaboren, también ellos, una política hacia la UE que vaya más allá de las reivindicaciones en materia de comercio de productos agrícolas” (p.59).

Siguiendo este camino es posible entonces comenzar a ver los resultados de una cooperación subregional que lleva (de manera programada o no, en el marco de una estrategia o fuera de ella)

64 En el Documento de Estrategia Regional 2002-2006 para la Comunidad Andina, la Comisión señala que la cooperación regional de otros donantes es muy limitada, puntual y no deriva de una estrategia. Se menciona el apoyo de la Universidad de Harvard a la CAF, del BID a la CAF, de la OEA y de UNCTAD. En el Documento de Estrategia Regional 2007-2013 se advierte sobre el solapamiento de proyectos de la CE con proyectos de otros donantes, aunque en un grado muy limitado. Entre otros donantes se mencionan a Francia, Alemania, Reino Unido, Suecia y España.

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treinta años, y que no debe ser otra cosa distinta a presenciar como sus poblaciones mejoran sus niveles de vida y salen poco a poco de la pobreza.

CONCLUSIONES

• El interregionalismo es una modalidad de acción internacional que caracteriza a la Unión Europea y que consiste en establecer relaciones con regiones, más allá de las clásicas relaciones con los Estados. Las regiones se conciben como nuevos actores internacionales que han resultado de un proceso de integración muy similar al experimentado por la UE y por consiguiente reciben su apoyo a través de la cooperación, el comercio y el diálogo político, con el objetivo principal de fortalecer su papel en un nuevo orden internacional al que se aspira sea de carácter multilateral. Con América Latina las relaciones interregionales se han desarrollado tanto con la región en su conjunto como con los distintos esquemas de integración subregional claramente institucionalizados como el SICA, la CAN y el Mercosur.

• El apoyo a la integración regional en AL, siendo un objetivo de la cooperación que caracteriza y singulariza a la UE frente a otros donantes, adquiere cierto dinamismo a mediados de los años noventa, debido a una serie de acontecimientos como la entrada en vigor del Tratado de Maastricht, el fi n de la Guerra Fría y la renovación de los esquemas de integración en AL a partir del “regionalismo abierto”, según el cual la integración no tiene su base en políticas proteccionistas sino en procesos de apertura y liberalización comercial.

• La estrategia prointegracionista de la CE tenía como fi nalidad responder a uno de los objetivos de la política de cooperación al desarrollo de la CE, explícito en el Tratado de Maastricht, que consistía en favorecer la inserción armoniosa y progresiva de los países en desarrollo en la economía mundial. Esta estrategia se vio reforzada con la priorización de las acciones

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CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

de cooperación establecida en el Reglamento PVD/ALA de 1992 y con los propósitos de los acuerdos de cooperación de tercera generación fi rmados con casi todos los países de AL, la región andina y Centroamérica.

• Posteriormente, una serie de Comunicaciones de la Comisión Europea de mediados de los años noventa evidencian como el apoyo a la integración regional se liga con los objetivos más amplios de los acuerdos de asociación o de cuarta generación, orientados principalmente hacia la concreción de una zona de libre comercio entre la UE y AL y que comienzan a ser negociados con el Mercosur, México y Chile. La integración regional es considerada como un proceso de organización económica y política de múltiples ventajas para los países en desarrollo y como un paso necesario para la apertura y la liberalización comercial, que en cierta medida conviene a los intereses económicos y políticos de la UE en AL.

• La estrategia interregional prointegracionista vista a través de la concreción de los acuerdos de asociación no ha sido muy efectiva porque las negociaciones con el Mercosur se encuentran estancadas, las negociaciones con la CAN como bloque fracasaron y con Centroamérica avanzan lentamente, mientras que acuerdos de este tipo ya están vigentes con México y Chile, los dos países de AL que se caracterizan por su marginación de los procesos de integración.

• Más allá de los acuerdos de asociación, las relaciones de cooperación entre la CE y AL se rigen sobre todo por el nuevo Reglamento ICD de 2006 en el cual el apoyo a la integración regional es considerado como una de las prioridades de la política de cooperación de la UE para AL, junto al apoyo a la cohesión social y la lucha contra la pobreza. Este Reglamento establece por primera vez la elaboración de los Informes de Estrategia Regional y Nacional, a partir del diálogo con representantes de los países receptores y son diseñados para permitir una mejor gestión de la cooperación y la previsión de los gastos de la UE en un periodo específi co.

116 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

• Las modalidades de cooperación al desarrollo de la UE dirigidas a la CAN son: 1) el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación de 2003; 2) el Diálogo Político sobre temas generales de interés común; 3) el Diálogo especializado en materia de lucha contra las drogas; 4) el SPG-Drogas, reemplazado posteriormente por el SPG-Plus; 5) las modalidades para la promoción y la cooperación empresarial como el instrumento ECIP (ya caduco), los préstamos del BEI y el programa regional AL-Invest; 6) los Proyectos de cooperación defi nidos en los Informes de Estrategia Regional o los anteriores a éstos, y 7) el Acuerdo de Asociación, ahora convertido en Acuerdo Comercial Multipartito UE-Países Andinos.

• Los proyectos de cooperación corresponden a la modalidad más antigua, más dinámica, abarca varias dimensiones de la integración y cuenta con los mayores recursos. Los proyectos tienen la ventaja de que son potencialmente medibles en sus resultados, derivan de un trabajo de investigación y comunicación constante con el benefi ciario, involucran y benefi cian múltiples actores regionales además de los gobiernos centrales y materializan muchos de los temas tratados en el diálogo político. Por esta razón una evaluación de impacto sobre la integración regional podría centrarse en los proyectos realizados a lo largo de 30 años de cooperación.

• La cooperación europea en la región andina apoyó en sus inicios ciertos aspectos del desarrollo regional en general; en la década de los noventa se ocupó de los temas relativos al fortalecimiento de la integración regional, particularmente en su dimensión económica y, posteriormente, de temas como la lucha contra las drogas, la prevención de desastres, las PYMES y las dimensiones sociales e institucionales de la integración. Sin embargo, esta cooperación sostenida a lo largo de muchos años no ha tenido resultados visibles en asuntos básicos para la integración como sería, e.g., la existencia de un arancel externo común. Si bien puede ser posible comprobar que la participación de la UE ha sido muy importante para la CAN a nivel comercial, en la construcción de su compleja institucionalidad y en el fortalecimiento de la nueva agenda multidimensional, son las

117LA COOPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA COMUNIDAD ANDINA

CONTEXTO, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE CAMBIO

discrepancias y disputas políticas e ideológicas de los países de la CAN las que se destacan en el escenario internacional, que al evidenciarse durante las negociaciones con la UE, pusieron en duda la utilidad de la estrategia birregional prointegracionista hasta ahora defendida por la UE.

• La negociación para la fi rma de un Acuerdo de Asociación, un intento por agrupar bajo una sola modalidad más avanzada los distintos pilares de la relación UE-CAN, funcionó temporalmente como un incentivo para la integración de los países andinos en procura de un objetivo común y tras resaltar aquello que lo diferenciaba de los tratados de libre comercio típicos, pero terminó propiciando nuevos confl ictos entre los gobiernos andinos. Sus efectos en el proceso de integración, bajo la forma de un Acuerdo Comercial Multipartito negociado con tres países andinos por fuera de la CAN, se prevén negativos y posiblemente resulten contradictorios con las prioridades y objetivos de la cooperación de la CE con la CAN y con la región latinoamericana en su conjunto. En este sentido, la UE debe trabajar por mantener la alineación con los objetivos del Acuerdo de Cartagena, como la promoción del desarrollo equilibrado y armónico de los países miembros en condiciones de equidad, sin desconocer que cuarenta años después de su fi rma, los objetivos del Acuerdo no se han alcanzado plenamente, debido principalmente a la ausencia de voluntad política de los países andinos, a los cambios en el contexto internacional y a las diferencias en las estrategias de inserción internacional.

• La CAN no es una región estratégica para la UE en términos comerciales, pero es muy importante por los problemas de narcotráfi co de sus países, por su situación de pobreza, por el confl icto colombiano y su impacto en las zonas de frontera y como aliado regional cuyo apoyo permite cierto equilibrio frente al poder de los EEUU en la región. Por estas razones los representantes de la UE, más conscientes que nunca de las limitaciones de la CAN como proceso de integración, deben revaluar la estrategia birregional en dos sentidos: desligándola de la posibilidad de la fi rma de los acuerdos comerciales, aunque evitando los impactos sociales negativos de ciertas

118 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

exigencias que suelen derivar de estos acuerdos, y fortaleciendo la cooperación en aquellas dimensiones de la integración andina, más allá de las comerciales, en las que sea posible diseñar respuestas adecuadas a los problemas de desarrollo económico y social comunes a los cuatro países andinos.

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125

INTRODUCCIÓN

Por años, las diversas escuelas de pensamiento de las Relaciones Internacionales, han generado múltiples estudios, refl exiones, debates con respecto a la conceptualización y explicación del porqué de la Cooperación Internacional. Autores como Morgenthau, Carr, Keohane, Nye, Grieco, Milner, Axelrod, Waltz, entre otros, han realizado, cada uno desde su óptica, aportes a la discusión. Puede inferirse, no obstante, que en materia de Cooperación Internacional Sur-Sur1 (CIS-S), entendida ésta como una modalidad y práctica aceptada, la producción y refl exión ha sido menor.

1 De acuerdo al PNUD (2008) el uso del término “Sur” para referirse a los países en desarrollo en conjunto, hace parte de la contracción de las relaciones internacionales desde la década de 1970. Se basa en el hecho de que todos los países industrializados (desarrollados) con la excepción de Australia y Nueva Zelanda se encuentran al Norte de los países en desarrollo, destacando que aunque no todos los países en desarrollo son iguales, todos comparten una serie de vulnerabilidades y retos. De forma complementaria, Rojas (2008) señala que una corriente de pensamiento visualiza la idea Sur-Sur como una especie de “concepto romántico” elaborado por los desposeídos del sistema internacional. Mientras que existe otro enfoque que enfatiza la autoconfi anza y es quizá más constructivo y posee una mayor consonancia con las aspiraciones y proyectos de los países en vías de desarrollo provenientes de la zona Sur.

LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE.

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

Fernando Nivia-Ruiz

“No hay un país tan pobre que no tenga nada que ofrecer, ni país tan rico que no tenga nada que recibir”

(Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Costa Rica, 2000).

126 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

Durante algún tiempo, la Cooperación Internacional era considerada únicamente como una relación entre los países industrializados y los países en desarrollo (Nair & Kumar, 2006, p. 2) bajo la premisa de que eran los primeros quienes se encontraban en una mejor condición económica, tenían acceso a las tecnologías avanzadas y prácticas por compartir con los países en desarrollo.

Es cierto que la CIS-S resulta mucho más reciente a las prácticas, de la tradicional y regularmente estudiada Cooperación Internacional al Desarrollo (CID) y Ayuda Ofi cial al Desarrollo (AOD). No obstante, mientras en el pasado las relaciones Sur-Sur eran relativamente débiles, en los últimos años se han vuelto más importantes y ello, junto con la creciente interdependencia mundial, aun entre países en desarrollo, ha propiciado una serie de condiciones para el establecimiento de relaciones y procesos de CIS-S.

En particular, América Latina y el Caribe (ALC) han sido desde los inicios de la CIS-S, una región importante en términos de los avances hasta ahora obtenidos. Adicionalmente, ha mostrado interés, realizado aportes y prácticas de CIS-S.

En este sentido, la Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo (ELACID), en el marco de las actividades de la Red de Excelencia en formación superior sobre Cooperación Internacional para el Desarrollo de Latinoamérica y el Caribe, y además de las iniciativas del Grupo de Investigación con que cuenta (GIELACID), busca realizar su respectivo aporte en el tema de la CIS-S, mediante una aproximación a las fuentes de dicha modalidad de Cooperación Internacional y su estado actual de conocimiento.

Por tanto, esta investigación presenta una primera parte introductoria y conceptual sobre qué es un estado del arte y en concreto qué es un estado del arte sobre la CIS-S entre los países de ALC. Aborda las consideraciones metodológicas utilizadas para su elaboración, e inicia luego, la aproximación a dicho estado del conocimiento, a partir de las fuentes documentales ubicadas. Adicionalmente, se presenta la situación y evolución de la CIS-S en ALC, a nivel multilateral, mediante la revisión de algunos

127LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

organismos internacionales regionales, y a nivel bilateral, mediante la revisión de los principales casos de países en la región.

¿Para qué realizar esta investigación?

Hasta la fecha, existe una producción documental proveniente de diversas fuentes que abordan la CIS-S en la región de ALC, lo cual permite realizar un ejercicio de investigación de esta naturaleza. Principalmente el Sistema de Naciones Unidas, los organismos regionales e incluso los mismos países de la región, han generado información, en muchas ocasiones dispersa y que no se recupera en algún sistema único de información.

En el actual entorno internacional, la CIS-S es vista con un mayor grado de importancia y relevancia dentro de la Política Exterior y las Relaciones Internacionales de la mayoría de países de ALC, como un elemento importante para la promoción de sus intereses en la esfera internacional.

Desde entonces, se han producido algunas transformaciones tanto de forma como de fondo en la CIS-S, los cuales a través de una adecuada lectura y una revisión documental histórica, permiten percibir su rol y sus alcances para los países de ALC. De allí, la importancia de la presente aproximación a la CIS-S a través de las principales fuentes documentales.

Resulta muy valioso lo señalado por Domínguez (2005), quien en la revisión de fuentes documentales, en el caso de la cooperación Unión Europea – América Latina, destacó la importancia de organizar el panorama de los conocimientos disponibles, en un momento de cambios en el ámbito de la cooperación, donde se requiere una revisión de los documentos que han dado respaldo a tales prácticas.

¿Cómo se realizó esta investigación?

Una vez defi nido el objeto principal de investigación (elaboración de un estado del arte acerca de la CIS-S en ALC, desde mediados

128 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

de la década de 1960 hasta el año 2008 a partir de sus fuentes documentales), se inició la revisión bibliográfi ca y documental de la información en medios físico y magnético.

Al concluir el acopio de documentos, se lograron ubicar cerca de 250 registros bibliográfi cos, que abordan principalmente la temática de la CIS-S en ALC. Estos documentos recogen, unos de forma más detallada que otros, la historia, la evolución conceptual, las características, las experiencias latinoamericanas de CIS-S, los espacios multilaterales de diálogo en la región, entre otros, y permiten entonces, vislumbrar las perspectivas pasadas, presentes y futuras de la CIS-S en ALC.

Los registros encontrados provienen de diversas fuentes entre las cuales se destacan:

• Sistema de las Naciones Unidas (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD, Comisión Económica para América Latina y Caribe –CEPAL, Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo –UNCTAD y otras agencias, programas y comités), ciento cuarenta (140) documentos.

• Instancias ofi ciales de los países de la región, encargadas de la administración y manejo de la Cooperación Internacional, treinta (30) documentos.

• Instancias multilaterales de la región, en donde se discuten y avanzan procesos y mecanismos para el fortalecimiento de la CIS-S, cuarenta y nueve (49) documentos.

• Revistas y documentos provenientes de escenarios de la academia u otros, que, con cierto grado de innovación, empiezan a abordar la temática de la CIS-S dentro de los temas de las Relaciones Internacionales en ALC, treinta y cuatro (34) documentos.

Con el objetivo de facilitar el proceso de análisis sobre las fuentes documentales indicadas, se establecieron las siguientes categorías:

129LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

I Categoría. Marco Histórico y Conceptual: Diálogo y Avances. Contiene aquellos documentos que se refi eren de forma histórica, a la conceptualización de la CIS-S como modalidad de Cooperación Internacional. Plantean las diversas acepciones que ha tenido el concepto de la CIS-S en la escena internacional con el transcurso de los años.

II Categoría. El Sistema de Naciones Unidas y la CIS-S. Contiene aquellos documentos, elaborados por Naciones Unidas, sus distintos órganos y agencias, las cuales por mandato, o por afi nidad temática, trabajan al interior de la organización sobre CIS-S.

III Categoría. Escenarios multilaterales en ALC para la CIS-S. Contiene aquellos documentos, que permiten rescatar los principales escenarios con que cuenta la CIS-S a nivel multilateral en ALC. Se evidencia cómo algunos organismos e institucionales regionales avanzan y promueven la CIS-S en la región.

IV Categoría. Avances institucionales de países de ALC en CIS-S. Contiene aquellos documentos ubicados, que denotan la importancia que algunos países de la región, han dado a la temática de la CIS-S, y cómo los convierte en líderes regionales en este aspecto.

V Categoría. Otros. Aquellos documentos que no clasifi quen en las anteriores categorías.

Adicionalmente, se consideraron y siguieron pautas metodológicas que se describen más adelante, para llevar con éxito este proceso de investigación.

¿Hasta dónde llega la investigación?

Este abordaje documental acerca de la CIS-S en ALC, se basó en una amplia revisión de diversas fuentes de información, que se consideraron relevantes para el proyecto. Su delimitación en el tiempo, conforme a la búsqueda realizada, se enmarca entre sus inicios, alrededor de la década de los sesenta/setenta del siglo pasado, hasta los más recientes registros del año 2008.

130 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

Como se apreciará más adelante, existe una concentración de documentos a partir del año 1978, año de referencia internacional para la CIS-S, con ocasión de la Celebración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cooperación Técnica entre Países en Desarrollo.

No sobra agregar que este trabajo no podrá contemplar la totalidad de documentos e información producida sobre la CIS-S en ALC en más de un cuarto de siglo, pero es en principio, un intento que busca organizar cronológica, histórica y conceptualmente esta práctica.

¿Qué es un estado del arte?

Los estados del arte como modalidad investigativa, tienen un carácter reciente dentro de los procesos de investigación. De hecho, Vélez & Calvo (1992) señalan como su momento de génesis tentativo la década de 1980, al menos en lo que se refi ere a las ciencias sociales en América Latina.

Esta investigación conocida también como investigación documental o estado del conocimiento, tiene como fi n dar cuenta de la investigación que se ha realizado sobre un tema central (Hoyos, 2000), o de la producción de documentos acerca de alguna práctica socialmente relevante, en donde el conocimiento acumulado trasciende refl exivamente (Vélez y Galeano, 2002). En este caso sobre la CIS-S.

Hernández Sampieri y colaboradores (2000), señalan que una investigación documental consiste en detectar, obtener y consultar la bibliografía y otros materiales que parten de conocimientos y/o informaciones recogidas moderadamente de cualquier realidad, de manera selectiva, de modo que puedan ser útiles. En este mismo sentido, Domínguez (2005) indica que como estrategia de investigación, un estado del arte, es la recopilación exhaustiva y sistemática de las fuentes disponibles acerca de un tema determinado.

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APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

Para tales efectos, cualquier aproximación de esta naturaleza investigativa, deberá partir de un estado inicial del conocimiento sobre la temática, e indagar cuestiones acerca de: ¿Qué y Cómo se ha dicho? ¿Qué no se ha dicho? ¿Qué logros y avances ha habido? ¿Qué vacíos existen?, por mencionar sólo algunas.

Se plantea indagar el fenómeno mediante la lectura detallada, cuidadosa y refl exiva de los documentos que tratan dicho tema, de forma que se pueda construir conocimiento sobre el saber acumulado, develando la dinámica a partir de la cual se ha desarrollado la descripción, explicación o comprensión del respectivo fenómeno. (Martínez, 1998, p.13).

Estamos hablando, entonces, acerca de la forma en que se puede presentar un panorama general, aunque amplio, del estado actual (saber acumulado) en determinada área del conocimiento, en un periodo de tiempo establecido, a partir de un ejercicio de investigación que toma como base las fuentes documentales que sobre éste existen o se han logrado identifi car. En síntesis, hacer un estado del arte implica según Mejía de Camargo (1997), aproximarse a un verdadero laberinto de perspectivas, posturas y supuestos.2

¿Qué es un estado del arte sobre la CIS-S en ALC?

Una aproximación a un estado del arte de la CIS-S en ALC, representa una revisión completa y ordenada de la producción documental disponible sobre el tema. Como lo señalan Vélez y Galeano (2002), es una investigación sobre “lo conocido”, aquello existente que trasciende de la recopilación y conduce a formular supuestos y propuestas de acción frente a esa área del conocimiento.

Su elaboración se basó en un amplio conjunto de referencias categorizadas, que posibilitaron una revisión y lectura analítica ordenada. Éste, por supuesto, no es un ejercicio completo ni 2 Sobre este tema, el trabajo de Martínez (1998) ¿Qué signifi ca construir un estado del arte

desde una perspectiva hermenéutica? resulta una guía y referencia documental muy útil para la elaboración de este tipo de investigaciones. Plantea los fundamentos, el modelo epistemológico, el proceso y su propuesta metodológica para la construcción de estados del arte.

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defi nitivo sobre la CIS-S en ALC, dado que se realiza en unos términos de tiempo y espacio determinados, aunque espera aportar a la comprensión histórica, espacial y temporal de los avances en las dinámicas conceptuales de la CIS-S.

La revisión analítica realizada sobre las fuentes documentales, permite generar una primera aproximación a los principales conceptos, nociones y avances de la CIS-S en ALC, posibilitando de esta forma propuestas investigativas futuras al respecto.

Objetivos

*Objetivo General. Establecer el estado actual de conocimientos de la Cooperación Internacional Sur-Sur, en el caso específi co de la región geográfi ca de América Latina y el Caribe, a partir de las fuentes documentales identifi cadas para su estudio en el período comprendido, principalmente, entre 1978 y 2008, de forma que se faciliten mayores y mejores avances teóricos y conceptuales, que permitan identifi car los campos de investigación y las posibilidades que se abren para esta área del conocimiento.

*Objetivo Específi co. Presentar los principales enfoques, tendencias, logros, avances, vacíos de la CIS-S en ALC, expuestos en las fuentes documentales identifi cadas sobre esta modalidad de Cooperación Internacional, a la luz de sus más de treinta años de existencia.

METODOLOGÍA

Las premisas metodológicas que orientaron la elaboración de la presente investigación, se basaron en los trabajos de Vélez & Calvo (1992); Martínez (1998) y Hoyos (2000) quienes formulan pautas para ello. En el primero de los trabajos, se realizó una revisión de modelos metodológicos a partir de algunos casos de estudio, que

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APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

llevó a señalar algunos elementos comunes a un estado del arte. En el segundo y tercer caso, se plantean unas fases para la construcción de los Estados del Arte.

A partir de ello, la presente investigación procedió de la siguiente forma:

Contexto. Momento en el cual se narra cómo surgió y por qué la idea de realizar la presente investigación documental.

Diseño del proyecto. Momento en el cual se establecen y determinan las orientaciones generales de la investigación. Entre ellas se encuentran el objeto, objetivo, límites, recursos y criterios para realizar la investigación.

Descripción. Momento en el cual se realiza el trabajo de campo, con el fi n de ubicar y dar cuenta de las diferentes fuentes documentales que se han elaborado sobre el objeto de estudio. Permite extraer de las fuentes documentales, los datos e información pertinentes y someterlos al proceso de revisión, reseña y descripción. Es posible además, observar los principales referentes, las perspectivas metodológicas, las delimitaciones espaciales y temporales etc.

Categorización. Toda vez que las fuentes documentales se encuentran clasifi cadas, resulta muy útil la generación de categorías o núcleos temáticos, subtemas como lo llama Hoyos (2000), las cuales permiten tomar la información pertinente y delimitar el campo de acción para efectos de la investigación. Dichas categorías se construyeron a partir del estudio de la documentación ubicada y empiezan a fundamentar, como lo señalan Vélez & Calvo (1992), un trabajo de ordenación interpretativa tendiente a establecer las prácticas de la investigación con respecto a la temática seleccionada.

Construcción. Se constituye en el contenido y la mirada que ofrece la presente investigación de forma global sobre las tendencias, limitaciones, logros, resultados, difi cultades, etc. del objeto de estudio seleccionado, de forma que permita orientar nuevas, posibles y futuras líneas de investigación sobre el tema.

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Divulgación. Consiste en la posibilidad de difundir la investigación de forma oral o bien escrita. Su importancia radica en colocar en circulación un conocimiento nuevo, que permita la interlocución con otros grupos académicos, científi cos o de otra naturaleza.

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

Marco histórico y conceptual: diálogo y avances.

En términos generales, parece existir cierto consenso respecto al hecho de considerar el periodo de la segunda posguerra mundial, a partir de 1945, como el surgimiento, o al menos el inicio de la conceptualización de la Cooperación Internacional en el marco de la Organización de las Naciones Unidas. Según Meira (2002), el incremento de las relaciones internacionales hizo emerger temas como la promoción de la cooperación y la solidaridad entre naciones.

No obstante, la Carta de las Naciones Unidas, por las circunstancias y el momento en que fue elaborada, no incluyó disposiciones expresas respecto a fomentar la cooperación entre los países en desarrollo (Maldonado-l, 1982, p.46), aun cuando en la historia antigua existieron intercambios de tipo técnico, mucho antes incluso de la aparición de los países desarrollados (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, 2000a). El mismo Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo-PNUD, agregó de forma reciente, que éstos ejemplos de cooperación entre países en desarrollo parecían poco probables cuando Naciones Unidas comenzó su primer programa de asistencia técnica en 1949 (PNUD, 2004, p.4).

Así pues, si se tratara de establecer una fecha inicial, u hora cero, para las acciones de la CIS-S, los trabajos de (Abarca, 2001; Xalma & Vera 2008) coinciden en señalar hacia 1954, como el año en que se registró la primera acción de cooperación enmarcada en un

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APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

intercambio entre países en desarrollo.3 En ese entonces, Tailandia ejecutó una serie de acciones en otros países de su región.

Sin embargo, aun cuando las acciones concretas entre países en desarrollo ya iniciaban, la discusión conceptual aún no se daba en las principales instancias internacionales. En este sentido, “los hechos han antecedido a las palabras y han sido las acciones que se han ido sucediendo, las que han ido empujando los debates que han ayudado a identifi car qué es y qué no es Cooperación Sur-Sur” (Xalma & Vera 2008, p.3).

Tuvo que transcurrir algún tiempo adicional, para que empezara a escribirse la historia de la CIS-S a nivel internacional, y esto comenzó de la mano del Movimiento de los Países No Alineados (MNOA), considerando el rol jugado por el Grupo de los 77 (Joy-Ogwu, 1992, p.28). La Conferencia de Bandung, India de 1955 es lo que Zuluaga (2006) considera como el surgimiento del “tercermundismo” y del MNOA. Igualmente, las Naciones Unidas le atribuyen a ésta, el origen de su primera unidad especializada en CIS-S en 1972.

La década de los sesenta, estuvo marcada por una serie de reuniones y encuentros internacionales, que sirvieron como antesala al proceso de despegue de la CIS-S. En ALC las primeras formas de cooperación entre países de la región, estuvieron centradas en los acuerdos de integración económica y cooperación regionales y subregionales (Benn, 1996). Entre ellos destacan la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (1960); el Mercado Común Centroamericano (1960); la Asociación de Libre Comercio del Caribe (1967); y el Acuerdo de Integración Subregional Andino.4

A nivel internacional, el surgimiento de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo–UNCTAD, en 1964, abrió e impulsó el debate sobre las llamadas cooperación

3 En su trabajo de 1982, Ramphal señala que las relaciones Sur-Sur no son del todo nuevas, aludiendo a aquellos primeros compromisos entre países en desarrollo, como el Acuerdo Tripartito de Libre Comercio entre India, Yugoslavia y Egipto de 1968.

4 Debe anotarse cómo, de cierta forma y al menos en principio, los procesos de CIS-S en ALC estuvieron estrechamente relacionados con las nacientes formas y manifestaciones de integración regional. En concreto un análisis exhaustivo sobre la Comunidad Andina de Naciones-CAN se detalla en el trabajo de investigación anterior.

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económica y técnica entre países en desarrollo (CEPD, CTPD respectivamente), dos modalidades de CIS-S aun poco integradas entre sí (Xalma, 2008, p.10).

Los años setenta fueron, sin lugar a dudas, la consolidación conceptual de la CIS-S y de los procesos previos anteriormente señalados. En ello coincide buena parte de la literatura sobre CIS-S. No obstante, existen diversas concepciones acerca del porqué de la CIS-S y porqué en la década de 1970.5

En primer lugar, resultó evidente, que dentro de los países en desarrollo, existían marcadas diferencias (Nair & Kumar, 2006), y que si bien compartían una serie de condiciones, ello no implicaba que pudieran ser agrupados todos juntos en una sola categoría (PNUD, 2004, p.2.). Esto hizo pensar sobre una cooperación entre países en desarrollo, dando así origen a la noción de la CIS-S.

Naciones Unidas, manifestó que “la importancia que se asigna a la CTPD y a la CEPD, a partir del decenio de 1970, se basó en el reconocimiento de la necesidad de aumentar los intercambios horizontales entre los países en desarrollo, a fi n de complementar los intercambios entre Norte y Sur, predominantemente verticales, que históricamente habían caracterizado las relaciones internacionales” (Naciones Unidas-Comité de Alto Nivel encargado de examinar la cooperación técnica entre países en desarrollo, 1995, p.6).

En los años setenta, surgió esta nueva modalidad de Cooperación Internacional, como una expresión de la aspiración de los países en desarrollo por lograr una autosufi ciencia nacional y colectiva, y confi gurar un Nuevo Orden Económico Internacional–NOEI (Chan, 1985; Gonsalves, 2000; SELA, 2005a), como expresión de su voluntad política y de su determinación (Naciones Unidas, 1978). En este orden de ideas, Lechini (2006) afi rma que en esta década, los países del Sur acuñaron la idea de la CIS-S, para reforzar su

5 Es un hecho notorio que en dicha década, los problemas del sistema monetario internacional y la crisis del petróleo afectaron negativamente a los países en desarrollo importadores de petróleo y no exportadores de manufacturas. (Fortin, 1990, p.183). Adicionalmente, las nuevas formas de asociación que emergen en el mundo de los países en desarrollo, durante esta década, son indicativas de la celeridad con que el Tercer Mundo participa en la responsabilidad del manejo global.

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APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

capacidad de negociación a través de esfuerzos cooperativos, para resolver cuestiones de comercio, desarrollo y del NOEI.

Según Xalma (2008), se trata de una década marcada por el empuje de las recién independizadas excolonias. En dicho contexto los nuevos países tenían la percepción de que los fl ujos de AOD, eran insufi cientes para satisfacer sus necesidades de desarrollo, lo cual favorecía la promoción de la CIS-S como opción para promover su desarrollo. En el mismo sentido (Abarca, 2001, p.170), agrega que ésta nace como una iniciativa complementaria, para llenar un vacío dejado por el fenómeno conocido como desaliento de los donantes tradicionales. Pérez (2000) incluso llega a manifestar que la CIS-S implica un cambio en la fi losofía de la cooperación.

En 1978, delegados de ciento treinta y ocho Estados del mundo se dieron cita en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina), para celebrar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cooperación Técnica entre Países en Desarrollo. Allí se adoptó el “Plan de Acción para Promover y Realizar la Cooperación Técnica entre Países en Desarrollo”, conocido como el Plan de Acción de Buenos Aires (PABA),6 documento que se ha convertido en la máxima referencia sobre la CIS-S y es una razón por la cual se asocian los inicios de la CIS-S con éste. De hecho, Molina (2000) afi rma que el primer antecedente en términos de CTPD fue establecido en 1978 bajo el PABA.

Por tanto, no parece ser erróneo identifi car a la década de 1970, como los años del surgimiento conceptual de la CIS-S, y a 1978 como el nacimiento ofi cial de la misma. No obstante, el PABA se empieza a aplicar en ALC, un continente en crisis, y se desarrollaría en una década que más tarde se conocería como la década perdida (Rojas, 2000, p.78).

Fueron entonces una serie de variables, que en suma favorecieron este proceso. Adicional a ello, la descolonización reinante de la época, un innovador y crítico modelo de desarrollo alternativo en

6 El Texto completo del PABA puede consultarse en la siguiente dirección electrónica del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo: htt p://tcdc.undp.org/knowledge_base/bapa_spanish1.html.

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ALC denominado “cepalino”, y un escaso interés hacia la región para la tradicional Cooperación Internacional, fundamentalmente europea, hicieron de esta región del mundo, aquella pionera en los avances de la CIS-S.

Los años ochenta trajeron consigo implicaciones también para la CIS-S. El decenio produjo un deterioro violento de la situación económica internacional que provocó una verdadera crisis de desarrollo en la mayor parte de los países del Sur (Fortin, 1990, p.184). Las condiciones económicas desfavorables cerraron los espacios para este tipo de cooperación (Abarca, 2001, p.170); y la crisis de la deuda y el fi nal de la Guerra Fría, obstaculizaron la capacidad de los Estados del Sur para desarrollar fructíferas negociaciones multilaterales (Lechini, 2006, p.314).7

Por ello, en este decenio se podría rescatar únicamente la celebración de la Conferencia de Alto Nivel sobre CEPD en 1981 en Caracas, Venezuela, donde se aprobó el “Programa de Acción de Caracas”,8 todo ello en el marco de las actividades del G-77.

Durante los años noventa, las condiciones políticas, económicas y sociales parecieron mejorar, al menos en ALC, lo cual generó un crecimiento económico en algunos países de la región. Esta condición favoreció sus capacidades como oferentes de cooperación, aunque también les signifi có ser catalogados como Países de Renta Media (PRM), lo cual se traduce en menores niveles de ayuda internacional.9

Para el año 1995, el Sistema de las Naciones Unidas discutió, elaboró y publicó “Los nuevos lineamientos para la cooperación técnica entre países en desarrollo”, documento que revitalizó y orientó los 7 Adicionalmente, las Naciones Unidas en 1989 manifestaron su preocupación por la situación

económica de los países en desarrollo, agravada en dicho decenio, lo cual incidió en la Cooperación Internacional, en general, y la ejecución del PABA para la CIS-S.

8 El Texto completo del Programa puede consultarse en la siguiente dirección electrónica de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo: htt p://www.unctadxi.org/Secured/GSTP/Declarations/1981Caracas_E.pdf.

9 De acuerdo a la clasifi cación utilizada por el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en ALC, únicamente Haití es considerado un país de renta baja, el resto son considerados como países de renta media o alta. No obstante, la heterogeneidad de los PRM hace difícil aplicar a todos ellos un mismo diagnóstico (Alonso, 2007; Titelman, 2008).

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esfuerzos en función de la CIS-S, dando origen además al concepto de países pivote dentro de la CIS-S, como aquellos países en desarrollo que: “en virtud de sus capacidades y experiencias en la CIS-S están en condición de desempeñar un papel importante en la aplicación de la CTPD, compartiendo sus capacidades y habilidades con otros países en desarrollo, aunque pudiendo también benefi ciarse de la experiencia de esos países” (Naciones Unidas-Dependencia Especial de CTPD del PNUD, 1997, p.5).

Del total de los primeros veintidós países identifi cados como países pivotes,10 ocho corresponden a la región de ALC. A saber: Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, México, Perú y Trinidad y Tobago.

A partir de allí, ha continuado el fortalecimiento de la CIS-S al menos en el plano multilateral, con periódicas reuniones que abordan la temática a nivel mundial, y también a través de espacios abiertos en ALC para su discusión.11 Se pueden destacar entonces la I Cumbre del Sur (Habana, 2000) y la II Segunda Cumbre del Sur (Doha, 2005), ambas con el objetivo de fortalecer el tema dentro de la agenda internacional del desarrollo.

En el caso de ALC, se han realizado encuentros y reuniones recientes en el marco del Sistema Económico Latinoamericano (SELA), la Secretaría Iberoamericana, la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Comunidad Andina de Naciones (CAN) como contribución al debate y la refl exión de la CIS-S en la región, las cuales serán detalladas más adelante. Igualmente, se han generado espacios de discusión sobre la CIS-S, (similares a los realizados en México en 1999 y Costa Rica en 2000) como han sido:

• Seminario de Cooperación Sur – Sur: Hacia un nuevo paradigma de la Cooperación Internacional. 28 y 29 de julio de 2008. Cali. Colombia.

10 Para ampliar este concepto véase Sakbani, 1998.11 Sobre este aspecto el trabajo de Xalma (2008) presenta una cronología de eventos que

impulsan y conceptualizan la CIS-S, teniendo su primer registro en el año 1954, y el último en el año 2006. Igualmente, Alcalay (2003) presenta una síntesis de las principales reuniones del G-77 sobre cooperación entre países en desarrollo, desde 1981 hasta 2001.

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• Seminario de Cooperación Sur – Sur: Un espacio de integración regional. 13 y 14 de noviembre de 2008. Santiago. Chile.

• Simposio internacional “La institucionalidad de la Cooperación Internacional en los países de renta media” 25 al 28 de noviembre de 2008. México D.F.

A la fecha, han sido múltiples los esfuerzos realizados para mantener vigente la CIS-S y junto a ello el PABA. En este contexto la idea de renovar la CIS-S, ha reaparecido en las agendas de algunos Estados (Lechini, 2006, p.314); y como lo señala Abarca (2001) este nuevo marco de acción, le otorga a los países interesados en este tipo de cooperación, la oportunidad de iniciar un amplio proceso de intercambio de experiencias en una gran diversidad de temas.

De cara al siglo XXI, Meira (2002) propone que la CIS-S deberá crecer y transformarse en uno de los principales puntos de la agenda diplomática de los países en desarrollo, tendencia que ya comenzó a ser percibida en los últimos años de la década de los noventa. Las potencialidades que ofrece la CIS-S, para que sean más estrechas las relaciones internacionales entre países en desarrollo, prácticamente en todas las áreas del conocimiento, han sido objeto de gran atención.

Ahora bien, toda vez que ha sido posible recorrer la senda histórica de la CIS-S, resulta necesario ahondar en su concepto, el cual ha experimentado una constante evolución. Diversas han sido las conceptualizaciones realizadas acerca del citado término.

De entrada, parece oportuno señalar cómo la mayoría de las fuentes documentales, hacen referencia casi indistinta al concepto de Cooperación Internacional Sur – Sur y al de Cooperación Técnica entre Países en Desarrollo, aun en la actualidad se hace uso de ambos conceptos como sinónimos. Existe sobre esto cierta refl exión.

El PABA de 1978, inicia señalando que la CTPD es un proceso multidimensional de alcance bilateral o multilateral y con un carácter subregional, regional o interregional. Agrega que tal proceso podrá

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APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

basarse en enfoques, métodos y tecnologías innovadoras, y al mismo tiempo utilizar las modalidades corrientes de cooperación técnica que se prevé tendrían lugar entre dos o más países en desarrollo. La CTPD no es ni un fi n, ni un sustituto de la cooperación técnica con los países desarrollados. Busca, por el contrario, complementarla en el marco de una cooperación verdaderamente universal (Naciones Unidas-AG, 1991, p.138).

Molina (2000), afi rma que la CTPD es “la ejecución y gestión de actividades y proyectos de desarrollo por instituciones de los países en desarrollo en que ellos comparten las experiencias y capacidades técnicas mutuas (…). A este respecto, la CTPD deberá ser considerada como parte integral de los programas nacionales, regionales e interregionales de cooperación técnica internacional”. (p.134), y no limitarse a colaboraciones sectoriales en áreas, solo, como comercio, fi nanzas e inversiones (Sakbani, 1998, p.7).

Continuando con la discusión, se ha argumentado que la CTPD se refi ere especialmente al fomento de la capacidad dentro de los pueblos del Sur y entre ellos. Procura restablecer los vínculos tradicionales y crear otros nuevos que apoyen el desarrollo económico, social, cultural, intelectual y político necesario para erradicar la pobreza y sustentar un orden mundial equitativo, ecológicamente sostenible y democrático (Naciones Unidas-AG, 2002, p.2).12

La actual Dependencia Especial de las Naciones para la CIS-S, señala que la CTPD es esencialmente un proceso a través del cual dos o más países en desarrollo persiguen su desarrollo individual o colectivo a través de intercambios de conocimientos, capacidades, recursos y conocimientos técnicos, llamado know-how (Naciones Unidas-Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo-PNUD, sin año). Esta CTPD tiende a instrumentalizarse según Xalma (2008), sobre asistencias técnicas como consultorías, asesorías, cursos de formación, entre otros, y busca apoyar el logro de los objetivos económicos y sociales de estos países (Uribe, 1999, p.4).

12 Con anterioridad la Asamblea General de Naciones había manifestado en Resolución 46/159 de 1991 que la CTPD “es un trampolín para afi anzar la integración de los países en desarrollo en la economía internacional sobre la base de la equidad y el benefi cio mutuo”.

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Junto a la CTPD, también es frecuente observar en la literatura, el concepto de la Cooperación Económica entre Países en Desarrollo (CEPD), la cual en su momento, fue defi nida como aquellas corrientes comerciales y tecnológicas entre países en desarrollo que se orientan a la búsqueda de acuerdos mutuamente benefi ciosos, basados en intereses compartidos y capacidades complementarias. La CEPD se propone aumentar los intercambios entre países en desarrollo y fortalecer su participación en la economía mundial sobre una base de equidad (Naciones Unidas, 2002).

En su trabajo de 1976, Apreciaciones sobre cooperación económica entre países en desarrollo, Castellanos afi rma que la CEPD debe ir más allá de la simple eliminación o reducción de barreras a las transacciones económicas, e inclusive debe adoptar concepciones más dinámicas de la integración, para hacerla efectiva, realista y útil.

Actualmente, se ha establecido claramente que la CIS-S es un marco amplio que da cabida tanto a la CTPD como a la CEPD.13 La expresión “Cooperación Sur – Sur” incluye la cooperación tanto económica como técnica entre países en desarrollo y se basa en ellas; a menudo utilizándola sin distinguirla de esta última. En el marco de las Naciones Unidas, los tres conceptos se consideran como complementarios de la Cooperación Internacional para el desarrollo.14

Bajo esta lógica conceptual, fue Naciones Unidas quien en el marco de sus actividades, decidió cambiar en el año 2004 el nombre de su entonces, “Dependencia Especial de CTPD” por el de “Dependencia Especial para la Cooperación Sur – Sur”. Igualmente, a través de la Resolución A/RES/58/220 del mismo año se “decide cambiar el nombre de Comité [de Alto Nivel encargado de examinar la CTPD] a Comité de Alto Nivel sobre la Cooperación Sur-Sur, sin que ello implique cambio alguno en su mandato o el ámbito de su actividad”.

13 Uno de los primeros pronunciamientos en el tema se encuentra en la Resolución 3461(XXX) de 1975 de la Asamblea General de Naciones Unidas que señala que: “la cooperación técnica entre los países en desarrollo constituye una de las vías más efi caces para promover la cooperación económica entre los países en desarrollo en desarrollo”.

14 La tendencia que hubo para independizar los conceptos, se explica en parte por el hecho de que estaban institucionalmente separados. La CTPD era responsabilidad del PNUD, y la CEPD de la UNCTAD.

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APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

La defi nición que brinda la Dependencia Especial de Naciones Unidas, describe a la CIS-S como aquella modalidad donde los países del Sur cooperan con otros mediante el intercambio de conocimientos técnicos, económicos y habilidades para facilitar el desarrollo (Naciones Unidas-Asamblea General, 2003b). Igualmente Simplicio (2008), miembro de esta Unidad, afi rma que la CIS-S es un proceso para que dos o más países en desarrollo consigan desarrollarse a través del intercambio de tecnología, técnica, recursos y conocimiento tecnológico.15

En este orden de ideas, existen conceptos adicionales sobre la CIS-S, como el expuesto en la I Cumbre del Sur del año 2000, donde se entiende esta cooperación como un instrumento efi caz para optimizar el potencial y promover el desarrollo mediante, la movilización y distribución de los recursos y los conocimientos especializados con que cuentan estos países, así como para complementar los programas de cooperación con los países donantes.

Adicionalmente, la Junta Ejecutiva del PNUD (2004) y la UNESCO, (2006) presentan su aporte y expresan que la CIS-S, es un proceso mediante el cual dos o más países en desarrollo, persiguen su desarrollo individual o colectivo a través del intercambio de conocimientos, capacidades, recursos y conocimientos técnicos. Se basa en los principios de la fraternidad, la igualdad y la solidaridad.

En este valioso intercambio de ideas, destaca el trabajo de 2007 “Towards an Inclusive Development Paradigm. South South Development Cooperation”, en donde Das, De Silva y Zhou,16 exponen el concepto de la “Cooperación Sur – Sur para el Desarrollo” (SSDC por sus siglas en inglés), la cual según los autores, ha emergido como una fuerza potente en la escena mundial, complementaria a la Cooperación Norte-Sur, no tanto como la tradicional asistencia,17

15 El trabajo de 2008 de Francisco Simplicio, “Llevar a cabo la cooperación sur-sur”, presenta una caracterización muy útil de la CIS-S y su posición en el Sistema de las Naciones Unidas.

16 Yiping Zhou, es actualmente el Director de la Dependencia Especial para la CIS-S del PNUD. Años atrás se desempeñaba como Sub. Director de la misma Unidad

17 Simplicio (2008), complementa este concepto al señalar que esta cooperación no es asistencia, y ello es una diferencia fundamental entre los enfoques de la CIS-S y la Ayuda Ofi cial al Desarrollo. El aprendizaje recíproco, la solidaridad y la apropiación son elementos centrales de la CIS-S según el autor.

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sino más bien como una forma de cooperación mutuamente benefi ciosa, en donde la asistencia técnica continúa siendo la clave.

Al mismo tiempo, señalan los autores que el principio del benefi cio mutuo, considerado el corazón de la CIS-S, debe seguir en mente, así como el hecho de que los países que otorgan esta cooperación, son aun países en desarrollo donde la pobreza sigue siendo un problema económico nacional. Proponen que con el fi n de desarrollar todo el potencial de la SSDC, se requiere un debate sistemático y deliberado. Por último, plantean una serie de elementos que un programa ampliado de SSDC debería seguir.

Asimismo, dentro del debate conceptual de la CIS-S, ha incursionado la cooperación triangular como una modalidad de ésta, la cual hace referencia a la Cooperación Internacional entre dos o más países en desarrollo, facilitada fi nancieramente por donantes bilaterales [tradicionales] u organismos internacionales (Naciones Unidas-PNUD, 2007, p.3), que se traduce en recursos complementarios para la CIS-S, con el incremento del número de países apoyando esta modalidad.

A ésta se le reconoce su valor como un medio útil para la cooperación, en la medida en que su utilización, permita que los conocimientos especializados de los países en desarrollo, con el apoyo fi nanciero de los países desarrollados, puedan ser utilizados para prestar asistencia a otros países en desarrollo, en particular los menos adelantados (Naciones Unidas, 2004b, p.5). En conclusión, de acuerdo a Xalma (2008), lo que efectivamente identifi ca a las CIS-S es su asociación con los principios de funcionamiento básicos de horizontalidad, consenso, y equidad, más allá del simple hecho de que la cooperación se realice entre países en desarrollo. Por su parte, Perez & Sierra (1998) concluyen que en su sentido más amplio, la CIS-S engloba tanto la activación del diálogo político, como la realización de acciones concretas en las esferas técnica y cultural; y Ramphal (1982), aporta que la CIS-S debe responder a las necesidades del desarrollo humano, con mejoras en la calidad de vida del Sur, más allá de los medios económicos para lograr mayores tasas de crecimiento.

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APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

Frente a este amplio panorama y escenario, principalmente de oportunidades, un buen número de países de ALC han mostrado su interés, aumentando su participación en el sistema internacional de la CIS-S.

De esta forma, la CIS-S es considerada cada vez más por los países de la región, como un elemento importante para la promoción de sus intereses y de sus procesos orientados a la búsqueda del desarrollo en el actual contexto mundial. Por ello, han realizado con base a los elementos conceptuales previos, y algunos adicionales, su posicionamiento frente a la CIS-S.

En algunos países de ALC, las respectivas instancias encargadas del manejo de la Cooperación Internacional, presentan su idea, concepto o noción sobre la CIS-S. A continuación se relacionan aquellos que fueron posible ubicar en sus respectivos sitios ofi ciales de Internet.

Cuadro N° 1. Concepto o noción de los países de ALC sobre la CIS-S.

PAÍS CONCEPTO O NOCIÓN FUENTE

ARGENTINA

Transferencia de conocimientos y experien-cias nacionales hacia diferentes países en desarrollo, que contribuye a los procesos de crecimiento económico y social de países en desarrollo; fortalece y consolida relaciones bilaterales con los países receptores; prom-ueve el intercambio de conocimientos cientí-ficos, tecnológicos y técnicos.

Ministerio de Relaciones Exteriores Comercio Internacional y Culto. Dis-ponible en:http://www.mrecic.gov.ar/

BRASILTransferencia de conocimientos y la experi-encia de Brasil, de forma no comercial para promover la autonomía de los socios invo-lucrados.

Agencia Brasilera de Cooperación (ABC). Disponible en:ht tp://www.abc.gov.br/abc/abc _ctpd.asp

COLOMBIAOcurre entre países de similar nivel de desar-rollo y se denomina también “Cooperación Técnica entre Países en Desarrollo” (CTPD) o cooperación sur-sur.

Agencia Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional. Disponible en:http://www.accionsocial.gov.co/con-tenido/contenido.aspx?catID=517&conID=2925&pagID=5876

146 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

COSTA RICA

Cooperación que se ha venido construyendo como opción paralela o complementaria a la cooperación vertical tradicional. La CTPD supone un proceso consciente, sistemático y políticamente motivado, elaborado con el objeto de crear una estructura de vínculos múltiples entre los países en desarrollo

Costa Rica y la CTPD. Una propuesta para el Siglo XXI. Dirección de Coop-eración Internacional. Febrero, 2000. Disponible en:http://www.rree.go.cr/cooperacion/index.php?stp=04&begin _ num-ber _ page=3&end _ number _page=3

CHILEEs la que se realiza entre países de igual o menor desarrollo relativo, bajo el principio de costos compartidos.

Agencia de Cooperación Internacio-nal de Chile. (AgCI) Disponible en: http://www.agci.cl/cooperacion-in-ternacional/tipo s -de-cooperacion/horizontal/objetivos/

ECUADOR

Es una modalidad de cooperación técnica, que consiste en el intercambio de experi-encias, conocimientos y habilidades entre países en desarrollo, como apoyo al logro de sus objetivos económicos y sociales.

Instituto Ecuatoriano de Cooperación Internacional (INECI) ahora Agencia (AGECI). Disponible en: ht tp://www.mmrree.gov.ec/ineci/ctpd/indice.asp

ELSALVADOR

Este tipo de cooperación, es la que se pro-porcionan los países que tienen equivalentes niveles de desarrollo. Es de uso casi exclu-sivo, para la cooperación que se brindan los países en vías de desarrollo y, a diferencia de la cooperación vertical, se la dan sin con-trapartida de tipo económico, comercial o político.

Manual de Gestión de la Cooperación Internacional en El Salvador. 2006. Ministerio de Relaciones Exteriores. Disponible en: www.rree.gob.sv/sitio/sitiowebrree.nsf/pages/scoopext _ logomanual

GUATE-MALA

Permite la adquisición y transferencias de conocimientos y tecnologías en consonan-cia con la estructura socioeconómica de los países cooperantes.

Secretaria de Planificación y Pro-gramación. (SEGEPLAN). Disponible en: http://www.segeplan.gob.gt/in-dex.php?option=com _ content&task=view&id=19&Itemid=40

GUYANA

Considera necesario hacer hincapié en el for-talecimiento de la solidaridad de los países en desarrollo, a través de estas vías como la Cooperación Sur-Sur y el Grupo de los 77 y China.

Ministry of Foreign Trade and Interna-tional Cooperation. Disponible en:htttp://www.moftic.gov.gy/DOIC.htm

MEXICOEs la que otorgan los países en desarrollo a otros países que se encuentran en un pro-ceso similar.

Secretaria de Relaciones Exteriores (SRE). Disponible en:h t t p : //d g c tc . s r e .g o b .m x / p d f /info2005 _ capitulo1.pdf

147LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

PERU

Permite la movilización e intercambio de recursos humanos, técnicos, financieros y materiales, de experiencias y tecnologías apropiadas, entre países con realidades na-cionales similares, en un mundo cada vez más globalizado.

Agencia Peruana de Cooperación In-ternacional (APCI). Disponible en: www.apci.gob.pe/contenido _ con-cepto.php?ID=267

VENEZUELASe conoce también como cooperación téc-nica entre países en desarrollo (CTPD) y es la que se da entre países con niveles de desar-rollo similares.

Ministerio del Poder Popular para la Planificación y Desarrollo Disponible en: http://www.mpd.gob.ve/nueva-CTI/tipos.htm#top

Fuente: Elaboración propia.

En este reciente escenario de la CIS-S, la región de ALC ha jugado un rol protagónico. Como se apreciará más adelante, estos países de forma individual, y a través de las principales organizaciones internacionales de la región, han sabido sumar fuerzas para contribuir y consolidar procesos de CIS-S para el benefi cio de la misma.

Para concluir, en el proceso de conceptualización hay dos aportes valiosos que vale la pena incluir. Zhou (2002), argumenta que la CIS-S ya no es simplemente una opción, sino es un imperativo, si en realidad se pretende que el Sur pueda sobrevivir a las turbulencias de la globalización, en un escenario donde éste no solo sea un actor importante de la cooperación, sino donde también comparta los dividendos de dicha cooperación y de la globalización. Ante esto ha formulado lo que él llama los diez atributos de la CIS-S.

A saber, los citados atributos son: 1) Similitud en cuanto a los desafíos de desarrollo que enfrentan los países a nivel local y global; 2) Aspiraciones y experiencias comunes en cuanto a la construcción y el desarrollo de la nación; 3) Semejanzas históricas y vínculos culturales; 4) Proximidad geográfi ca; 5) Ventajas demográfi cas; 6) Marcos de cooperación e instituciones regionales e inter-regionales ya establecidos; 7) Disponibilidad de capacidades de desarrollo relevantes; 8) Respeto a la soberanía y al benefi cio mutuo; 9) Filosofía de “ayudar al vecino” en contraposición con la mentalidad de “dar

148 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

ayuda por caridad”; y 10) Mayoría en número dentro de cualquier foro global.

Por su parte, Abarca (2001) enuncia lo que según ella, son los pilares fundamentales de ese nuevo rostro de la CTPD de cara al siglo XXI. Entre ellos se encuentran: 1) La suma de esfuerzos solidarios versus acciones individuales; 2) La utilización efi ciente de las redes de información sobre CTPD; 3) La CTPD vista como un instrumento al servicio del desarrollo; 4) La concertación y la equidad como pilares esenciales; 5) El fortalecimiento de la capacidad interna de los Estados versus la desaparición progresiva de la asistencia foránea; y 6) La armonización de la CTPD y la CEPD.

El Sistema de Naciones Unidas y la CIS-S

Naciones Unidas ha jugado un papel dinamizador importante en función de la CIS-S. Sus diversas agencias, conferencias, cumbres, programas, en especial el PNUD, han abierto espacios, facilitado diálogos y defi nido conceptos útiles para abordar en la actualidad esta modalidad de Cooperación Internacional. Dentro del Sistema de Naciones Unidas, la CIS-S ha sido considerada por largo tiempo, como uno de los elementos clave para promover el desarrollo (CEPAL, 2008a, p.7).

Durante la década de los setenta, como se expuso anteriormente, inició el despegue de la CIS-S y fue Naciones Unidas, ajena un poco antes al proceso, quien inició los avances temáticos consciente y convencida de aprovechar al máximo la capacidad y experiencia de todos los Estados Miembros, especialmente los de menor desarrollo relativo (Naciones Unidas, 1972).

En el año 1970, con ocasión de la Estrategia Internacional del Desarrollo para el Segundo Decenio de las Naciones Unidas, se indicaba dentro de las principales medidas la expansión del comercio, cooperación económica e integración regional entre países en desarrollo, la cual instaba a estos últimos a negociar y poner en vigor nuevos compromisos, y a los países desarrollados a apoyar dichas iniciativas (Naciones Unidas-Asamblea General, 1970).

149LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

En su Resolución 2974 (XIX) de 1972, la Asamblea General de las Naciones Unidas (AG) dio uno de sus primeros pasos sobre CIS-S, al solicitar al Consejo de Administración del PNUD, la convocatoria de un grupo de trabajo que estudiara y formulara recomendaciones sobre la mejor manera para que países en desarrollo compartieran sus capacidades y experiencias. Posteriormente, en 1974 se apoyó la creación de una Dependencia Especial dentro del PNUD para promover la cooperación técnica entre países en desarrollo, con el objetivo de integrar plenamente estas actividades de cooperación al PNUD (Naciones Unidas, 1974).

Con este novedoso impulso a nivel internacional, fue posible la realización de la Conferencia sobre CEPD en la Ciudad de México en 1976, siendo la primera vez que los países del G-77 se reunían, con el propósito de adoptar medidas concretas para la implementación de un Programa de CEPD, con miras a consolidar su unidad, solidaridad y fortalecer su poder de negociación colectivo (Anónimo, 1976, p.157).

Todo lo anterior, contribuyó sin duda, a que en 1976 la AG convocara la “Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cooperación Técnica entre Países en Desarrollo”, en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina) para el año 1978,18 (reconvocada en 1977 por la Resolución AG 32/183). Esto se constituía en el primer gran hito para la CIS-S y aquello que le daría la fuerza que hasta el día de hoy ha tenido.

La Conferencia de Buenos Aires, se reunió como estaba prevista entre los meses de agosto y septiembre de 1978, a fi nales de un decenio en el que se había sostenido un empeño de los países en desarrollo por negociar un NOEI (Naciones Unidas, 2002, p.3). Su emblema fue un puente simbólico que unía a los países y pueblos del hemisferio Sur.

Como se mencionara antes, allí se adoptó el “Plan de Acción para Promover y Realizar la Cooperación Técnica entre Países en

18 En el mismo año, se celebró la V Cumbre de los Países No Alineados donde se adoptó el “Programa de Cooperación entre los Países del Grupo y otros Países en Desarrollo”. Una completa revisión de las actividades del G-77 desde su creación hasta 1979 la presenta el trabajo de Maldonado, 1982.

150 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

Desarrollo”, conocido como el Plan de Acción de Buenos Aires (PABA), el cual señala que la CTPD es “un medio para crear la comunicación y fomentar una cooperación más amplia y efectiva entre los países en desarrollo”. Es una fuerza decisiva para iniciar, diseñar, organizar y fomentar la cooperación entre los países en desarrollo a fi n de que puedan crear, adquirir, adaptar, transferir y compartir conocimientos y experiencias en benefi cio mutuo”.

En su artículo de 2000, Sánchez señala que el PABA, marcó un hito en la historia de las relaciones internacionales, ya que generó un marco global de acción que orientó a las naciones, organismos internacionales y regionales para aprovechar este valioso instrumento y dirigirlo hacia el desarrollo de las naciones. A partir de este momento la CTPD, se convirtió en una modalidad más de Cooperación Internacional (Abarca, 2001, p.171). Entre los principales aportes conceptuales del PABA están que:

• La CTPD no es un fi n en sí misma, ni tampoco un sustituto de la cooperación técnica con los países desarrollados.

• La CTPD, así como otras formas de cooperación entre todos los países, debe basarse en el estricto respeto de la soberanía nacional, la independencia económica, la igualdad de derechos y la no injerencia en los asuntos internos de las naciones.

• Esta forma de cooperación no es nueva. Lo que sí es nuevo es que ahora es considerada por esos países como un elemento cada vez más importante para la promoción de un desarrollo fi rme en el contexto actual del mundo.

Adicionalmente, el PABA formuló los objetivos básicos de la CTPD que por muchos años han sido principios orientadores de ésta y ahora de la CIS-S. Igualmente, defi nió una serie de recomendaciones y medidas que deben adoptarse a nivel nacional, subregional, interregional y mundial para robustecer y respaldar la CTPD.

Ante tan signifi cativo hecho la AG decidió ese mismo año “hacer suyo el Plan de Acción de Buenos Aires para promover y realizar la cooperación técnica entre países en desarrollo, considerándolo

151LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

un instrumento importante de la comunidad internacional”. Asimismo, instó a todos los Gobiernos a adoptar medidas intensivas y sostenidas para aplicar dicho Plan.

Un esquema a manera de síntesis sobre el contenido del PABA se presenta a continuación:

152 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

19 Una explicación que permite una comprensión más amplia de los citados objetivos, la ofrece Uribe, 2006.

Esquema N° 1. Síntesis Plan de Acción de Buenos Aires (PABA).

OBJETIVOS CTPD 19

RECOMENDACIONES PARA LA CTPD

RECOMENDACIONES A NIVEL NACIONAL

a. Fomentar la capacidad de los países en desarrollo para valerse de medios propios mediante el aumento de su capacidad creadora para encontrar soluciones a los problemas de desarrollo en consonancia con sus propios valores, aspiraciones y necesidades especiales.

R.1. Programación nacional para la cooperación técnica entre los países en desarrollo.

R.2. Adopción de políticas y normas favorables a la cooperación técnica entre los países en desarrollo.

b. Promover y reforzar entre los países en desarrollo la capacidad colectiva para valerse de medios propios intercambiando experiencias, compartiendo y utilizando sus recursos técnicos en forma combinada y desarrollando capacidades complementarias;

R.3. Mecanismos nacionales para fomentar la cooperación técnica entre los países en desarrollo.

R.4. Fortalecimiento de los sistemas nacionales de información en materia de cooperación técnica entre países en desarrollo.

c. Fortalecer la capacidad de los países en desarrollo para identificar y analizar colectivamente los principales problemas con que tropiezan en su desarrollo y para formular las estrategias necesarias para dirigir sus relaciones económicas internacionales.

R.5. Mejora de las instituciones existentes.

R.6. Fomento de centros nacionales de investigación y capacitación de alcance multinacional.

d. Aumentar el volumen y mejorar la calidad de la Cooperación Internacional y aumentar la eficacia de los recursos dedicados a la cooperación técnica general mediante la mancomunidad de capacidades.

R.7. Fomento de una mayor capacidad tecnológica para valerse de medios propios.

R.8. Formulación, orien-tación e intercambio de experiencias de política con respecto a la ciencia y la tecnología.

e. Fortalecer la capacidad técnica existente en los países en desarrollo incluido el sector tradicional, aumentar la eficacia con que se utiliza esa capacidad y crear nuevas capacidades y posibilidades, y en este contexto promover la transferencia de tecnología.

R.9. Fomento de una mayor capacidad para valerse de los propios medios en las esferas económica y social.

R.10. Cooperación técnica entre los países en desarrollo en la esfera cultural.

f. Aumentar y perfeccionar las comunicaciones entre los países en desarrollo que lleven a una conciencia más elevada de los problemas comunes y a un acceso mayor a los conocimientos y experiencias disponibles así como a la creación de nuevos conocimientos.

R.11. Estímulo de la cooperación técnica entre los países en desarrollo por conducto de las organizaciones profesionales técnicas.

R.12. Expansión de la CTPD por conducto de las empresas e instituciones nacionales públicas y privadas.

g. Perfeccionar la capacidad de los países en desarrollo para absorber y adaptar la tecnología y la pericia requeridas para satisfacer sus necesidades especificas de desarrollo.

R.13. Programas de información y de educación en apoyo de la cooperación técnica entre los países en desarrollo.

R.14. Expansión de vínculos técnicos bilaterales.

h. Reconocer y solucionar los problemas y necesidades de los países en desarrollo menos adelantados, sin litoral, insulares y más seriamente afectados.

i. Hacer que los países en desarrollo estén en condiciones de lograr un mayor grado de participación en las actividades económicas internacionales y ampliar la Cooperación Internacional.

153LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

RECOMENDACIONES PARA LA CTPDRECOMENDACIONES A NIVEL SUBREGIONAL Y

REGIONALRECOMENDACIONES A NIVEL INTERREGIONAL RECOMENDACIONES A NIVEL MUNDIAL

R.15. Fortalecimiento de las instituciones y organizaciones subregionales y regionales.

R.22. Desarrollo y fortalecimiento de la cooperación interregional.

R.23. Aumento de la capacidad nacional y colectiva.

R.24. Intercambio de experiencias de desarrollo.

R.16. Identificación, desarrollo y aplicación de las iniciativas de cooperación técnica entre los países en desarrollo.

R.25. Fomento de la colaboración técnica mundial.

R.26. Mejoramiento de las corrientes de información.

R.17. Aumento de la contribución de las organizaciones profesionales y técnicas.

R.27. Control del éxodo de personal calificado de los países en desarrollo.

R.28. Medidas en favor de los países en desarrollo en situación económica o geográfica desventajosa.

R.18. Creación de nuevos vínculos para la cooperación técnica entre los países en desarrollo en esferas sustantivas importantes.

R.29. Medidas en favor de los países de reciente independencia.

R.30. Fortalecimiento de los transportes y las comunicaciones entre los países en desarrollo.

R.19. Promoción de la complementariedad en proyectos industriales y agrícolas a nivel subregional y regional.

R.31. Máxima utilización de la capacidad de los países en desarrollo.

R.32. Actividades de las orga-nizaciones del sistema de las Naciones Unidas para el desar-rollo en sus esferas respectivas para la cooperación técnica entre países en desarrollo.

R.20. Mejoramiento de la información para la cooperación técnica entre los países en desarrollo.

R.33. Arreglos internos para la cooperación técnica entre países en desarrollo en las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas para el desarrollo.

R.34. Fortalecimiento de la capacidad del PNUD para el fomento y el apoyo de la CTPD.

R.21. Apoyo a los centros nacionales de investigación y capacitación de alcance multinacional.

R.35. Apoyo de los países desarrollados a la cooperación técnica entre los países en desarrollo.

R.36. Armonización de la asistencia al desarrollo con la cooperación técnica entre los países en desarrollo.

R. 37. Arreglos inter. Gubernamentales.

R. 38. Arreglos financieros para la CTPD.

Fuente: Elaboración propia, con base en la citada fuente.

154 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

Con el nuevo marco conceptual presente y aceptado internacionalmente, el trabajo de Naciones Unidas en temas de CIS-S continuó fortaleciéndose. Tan solo un año después de la Conferencia de Buenos Aires, la AG ya estaba solicitando a todos los órganos, organismos y organizaciones del Sistema contribuir y participar en una reunión de alto nivel sobre el tema (Naciones Unidas, 1979) en respuesta a la Recomendación N° 34 del PABA.

Con fundamento en ello, desde 1979 se han institucionalizado este tipo de reuniones bianuales. Para el año 1980, el grupo de trabajo antes conformado, pasó a llamarse “Comité de Alto Nivel encargado de examinar la cooperación técnica entre países en desarrollo” con las mismas funciones20 y el mismo marco de referencia (Naciones Unidas, 1980). El Comité estaría conformado por todos los países participantes en el PNUD, y la Dependencia Especial de Naciones Unidas fungiría como secretaría del mismo.21

Han sido hasta la fecha, quince las sesiones del Comité, el cual hasta el año 2004 llevó dicho nombre para pasar a llamarse, como se advirtiera anteriormente, Comité de Alto Nivel para la Cooperación Sur – Sur. De estas reuniones se destacan algunos hechos, los cuales se presentaran conforme a su celebración.

Naciones Unidas decide continuar su apoyo a esta modalidad de cooperación, mediante la creación del Fondo Fiduciario Pérez-Guerrero,22 a través de la liquidación del Fondo Fiduciario de la Operación de Emergencia de las Naciones Unidas, asignando el 12% de dichos recursos para fi nes de CTPD y CEPD canalizados a través del PNUD (Naciones Unidas-Asamblea General, 1983).

20 Entre sus funciones destaca la de preparar un informe sobre el desarrollo de la implementación del PABA y hacer sugerencias para acelerar el progreso a través de nuevas acciones e iniciativas.

21 En 1979 también inician las actividades de CIS-S de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) la cual si bien forma parte del Sistema de Naciones Unidas, se detallará en el siguiente apartado, considerando su especial connotación e importancia como escenario multilateral en ALC.

22 El Fondo recibe su nombre de Manuel Pérez-Guerrero (1991-1985) distinguido y alto funcionario del Gobierno Venezolano en la Liga de las Naciones, la UNCTAD, el G-77, por mencionar algunos.

155LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

Durante las sesiones del Comité en el decenio de 1980, aparecen importantes recomendaciones como: Incorporar en las legislaciones nacionales normas y regulaciones de base para facilitar acciones de CTPD (Naciones Unidas, 1981); La invitación a estos países para fortalecer sus puntos focales de CTPD, y la integración de la mujer en programas de desarrollo a través de la CTPD (Naciones Unidas, 1983); La transferencia de conocimientos a través de nacionales ex patriados (Naciones Unidas, 1985); La promoción del sector privado dentro de los proyectos de CTPD (Naciones Unidas, 1987); Desarrollar bancos de expertos, instituciones y organizaciones y técnicas locales sujetas de transferencia (Naciones Unidas, 1989), entre otras.

A principios de la década de los noventa, el entonces Consejo de Administración del PNUD (hoy Junta Ejecutiva) designó a través de su Decisión 90/34 de 1990 a la “CTPD como una de las seis áreas prioritarias de actividades durante el quinto ciclo de programación del PNUD”.

Para el periodo 1992 – 1996 el total de recursos disponibles para el programa de la CTPD ascendía a US 13.250.000 dólares, de acuerdo al Informe del Comité de Alto Nivel en su noveno periodo de sesiones. Sus actividades se centraron en cuatro amplias esferas: a) equiparación de necesidades y capacidades y cursos prácticos; b) información y sensibilización sobre CTPD; c) aumento de la capacidad para la aplicación de la CTPD; y d) estudios y evaluación de actividades de CTPD (Naciones Unidas-Junta, 1996, p.3).

Igualmente, la AG consideró que para estimular las decisiones, las medidas intergubernamentales y para fomentar la CIS-S dentro del Sistema de las Naciones Unidas, se necesitaba un examen sobre la misma a nivel mundial. Por ello, encomendó en su Resolución A/RES/48/164 de 1993, entre otros:

• Al Comité de Alto Nivel encargado de examinar la CTPD, incluir en el programa de su IX periodo de sesiones de 1995 el tema: “Nuevas Orientaciones de la CTPD”. Hecho que con el tiempo se convertiría en un nuevo punto de referencia para la CIS-S.

156 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

• Al Secretario General preparar un Informe titulado “Estado de la Cooperación Sur – Sur”23, hecho con la ayuda de las organizaciones pertinentes, y que contuviera datos, indicadores y medidas para reforzar dicha cooperación. (en 1995 solicitó que dicho informe sea presentado cada dos años).

• Convocar una reunión intergubernamental de expertos en CIS-S.

Como respuesta a dichas peticiones, en el año 1995 se elaboró el primer Informe sobre el Estado de la Cooperación Sur–Sur, constituyéndose en el primer gran esfuerzo de Naciones Unidas por examinar la CIS-S en todo el mundo. Se llevó a cabo la reunión de expertos24 y, además, el Comité de Alto Nivel preparó un informe general en el que recomendaba la adopción de un nuevo enfoque operacional y sustantivo de la CTPD, e hizo suyas las “nuevas orientaciones” (Gonsalves, 2000, p.24).

El Comité logró identifi car, una serie de cambios sin precedentes en la estructura de las relaciones internacionales, que si bien habían tenido un efecto adverso en muchos países en desarrollo, al mismo tiempo, paradójicamente, habían aumentado las posibilidades de la CTPD. A continuación una breve síntesis del trascendental informe, el cual en palabras de Uribe (2006), se constituye en una “Nueva Agenda para la CTPD” (éste incluye, además, un anexo con el resumen de las 20 recomendaciones).25

23 A partir de 1994, las Resoluciones de la AG, incluyen de forma conjunta la CTPD y la CEPD y se empieza también a hacer mención de la “Cooperación Sur – Sur”. Haciendo una revisión previa de dichas Resoluciones, es posible observar cómo antes se hacía referencia a la CTPD en unos de estos instrumentos y en otros diferentes a la CEPD.

24 Los resultados de dicha reunión pueden verse en los documentos de la AG A/AC.246.1.25 El documento incluye un anexo con el resumen de las 20 recomendaciones formuladas.

Este puede consultarse en: Naciones Unidas-Comité de Alto Nivel encargado de examinar la cooperación técnica entre los países en desarrollo (1995). “Nuevas orientaciones de la cooperación técnica entre los países en desarrollo”. TCDC/9/3. 7 de abril. Nueva York.

157LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

Esquema N° 2. Principales consideraciones de las “Nuevas Orientaciones de la CTPD”.

CUESTIONES PRIORITARIAS PARA LAS INTERVENCIONES ESTRATEGICAS

El comercio, las inversiones, la deuda, el medio ambiente, el alivio de la pobreza, la coordinación de políticas macroeconómicas en materia de producción y empleo, y la gestión de la asistencia.

PRACTICAS DE CTPD EXISTENTES A MANTENER Y MEJORAR

Apoyo a la formulación de políticas nacionales para la cooperación técnica entre los países en desarrollo.

Fortalecimiento de los centros nacionales de coordinación de la cooperación técnica entre los países en desarrollo.

Actividades de equiparación de capacidad y necesidades.

Realce del papel que desempeñan las oficinas del PNUD en los países como elemento que facilita la CTPD.

Mejor colaboración con los centros especializados.

Ampliación de la base de datos CTPD-INRES para convertirla en un sistema de base de datos multidimensional.

Desempeño de un papel más dinámico de la Dependencia Especial para la CTPD.

NUEVAS INICIATIVAS

Integración de la CTPD y la CEPD.

Identificación de los “países esenciales” para la CTPD

Promoción de los acuerdos de cooperación triangular.

Transferencia de experiencias y resultado exitosos entre países en desarrollo.

Formulación de “conjuntos de proyectos” sobre temas concretos de CTPD

Premio del Grupo de los 77 y el PNUD para la CTPD y la CEPD.

Consultas entre la Dependencia Especial para la CTPD y la comunidad de donantes.

OPCIONES DE FINANCIACIÓN

Recursos Nacionales

Dependencia Especial para la CTPD

Acuerdos de financiación triangular.

Planes especiales.

Sector Privado.

Fuente: Elaboración propia con base a: Naciones Unidas-Comité de Alto Nivel encargado de examinar la cooperación técnica entre países en desarrollo (1995).

158 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

En este orden de ideas, a partir del año 1996 y hasta 2008, con base en los citados lineamientos, la Junta del PNUD y el Fondo de Población de las Naciones Unidas, iniciaron la formulación de los denominados “Marcos de cooperación para la cooperación técnica entre países en desarrollo”, documentos de estrategia para la CTPD dentro del Sistema de Naciones Unidas.26

Una forma útil de presentar y comprender en síntesis dichos marcos de cooperación se expone a continuación.

Cuadro N° 2. Síntesis. Marcos de Cooperación para la CTPD.Años 1997 – 2010.

PERIODO ENSEÑANZAS DE LA COOPERACIÓN ANTERIOR

PRIORIDADES DEL PROGRAMA

FUENTE

1 Marco 1997-2000

--- - Erradicación de la pobreza, medio ambiente, producción y empleo, comercio, inversiones y gestión macroeconómica.

DP/CF/TCDC/1

2 Marco2001-2003

El programa de CTPD es más eficaz cuando:

- Movilización de apoyo mundial para la cooperación Sur–Sur.

DP/CF/TCDC/2

Se concentra en cuestiones estratégicas de interés común para un gran número de países en desarrollo.

-Servir de catalizador en la elaboración de modelos innovadores de cooperación Sur–Sur para el establecimiento de asociaciones, la movilización de recursos y la integración.

Se concentra en alimentar las redes de conocimientos Sur–Sur.

Se utiliza para establecer asociaciones de amplia base.

El potencial de la CTPD puede aprovecharse a cabalidad, aplicando un criterio de programación más estratégico.

26 Adicionalmente, en el año 1996 se creó el Fondo Fiduciario de Contribuciones Voluntarias para la Promoción de la Cooperación Sur – Sur como reconocimiento de la necesidad de movilizar recursos adicionales para fi nanciar la CIS-S.

159LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

3 Marco2005-2007 27

La voluntad política y las aspiraciones recogidas en las resoluciones intergubernamentales se pueden traducir cada vez más en alianzas operacionales con buenos resultados.

- Apoyo en materia de políticas a las gestiones globales, para aumentar la cooperación Sur-Sur.

- Apoyo a las iniciativas de los países para aumentar la cooperación Sur-Sur.

DP/CF/TCDC/3

Algunos de los países que han tenido un buen desempeño en materia económica y de desarrollo están dispuestos a tomar la iniciativa y servir de principales impulsores de la CIS-S.

- La incorporación de la cooperación Sur-Sur en todos los aspectos de la labor del PNUD.

Los programas especiales del pasado, pueden convertirse ahora en modalidades de CIS-S de carácter multilateral más ambiciosas.

Proyecto del 4 Marco

2009-2011

Se prestó atención prioritaria a la creación de entornos “propicios” para otras instituciones a fin de prestar un apoyo más eficaz a la CIS-S.

- Formulación y promoción de políticas

- Movilización de conocimientos para el aprendizaje mutuo.

DP/CF/TCDC/2

La Dependencia Especial, elaboró y puso a prueba diversos procesos y metodologías de intercambio entre países del Sur.

- Innovación para el aumento de la repercusión.

La Dependencia Especial no aprovechó al máximo los recursos y la capacidad del PNUD y del Sistema de las Naciones Unidas.

Fuente: Elaboración propia.

Para el año 2000 aparece un trabajo muy interesante de Raúl Atria, quien sienta una posición diferente con respecto al PABA. Mientras los trabajos de Pérez & Sierra (1998); Borba (2000); Molina (2000); SELA (2005) y las Resoluciones de la AG 42/280; 46/159; 44/222; 44/223; 46/159; 49/96, entre otras señalan que el PABA sigue siendo pertinente, así como lo es su validez y vigencia, lo cual ha sido constantemente reafi rmado por Naciones Unidas, este autor señala que es conveniente reexaminar el enfoque de la CTPD, que es en esencia el PABA.

27 El Tercer Marco de Cooperación fue prorrogado hasta el 31 de diciembre de 2008, de acuerdo a la Junta Ejecutiva del PNUD y del Fondo de Población de las Naciones Unidas.

160 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

Atria (2000), manifi esta que como consecuencia de los cambios en el escenario internacional, los supuestos en que se sustentaron la fi losofía, los procedimientos y recomendaciones del PABA, han mostrado en la práctica problemas de validez. La clara y creciente voluntad política, el rasgo básico de gratuidad, la voluntad de los países desarrollados por aportar a esta modalidad de cooperación y la esperanza en los sistemas de información, fueron suposiciones que no tenían el grado de aceptación que originalmente se pensó.

No obstante, al día de hoy el PABA sigue siendo el principal punto de referencia conceptual y fi losófi co de la CIS-S. Rojas (2000), señala que aunque es evidente que en estos años la aplicación de la CTPD en su conjunto ha tenido altibajos, al mismo tiempo, sus benefi cios han sido bien aprovechados. Durante ese mismo año los Jefes de Estado y de Gobierno de los países del G-77, celebraron en la Habana, Cuba, la Primera Cumbre del Sur de la historia, en donde manifestaban su convencimiento de que la CIS-S constituía una necesidad imperiosa en el contexto de la mundialización y que, por consiguiente, era indispensable asumirla con determinación y voluntad política. Por tanto, reiteraron su decisión de adoptar las medidas necesarias, incluida la determinación de recursos, y el diseño de mecanismos de seguimiento apropiados que permitan aprovechar plenamente las posibilidades de dicha cooperación (Naciones Unidas, 2000, p.12).

En este marco, en años recientes continuaron realizándose las sesiones ordinarias del Comité de Alto Nivel, donde se destacan hechos como la propuesta del año 2002 sobre las medidas para promover y facilitar la CIS-S, la asignación fi ja anual de US 3,5 millones de dólares para CTPD en 2002, el cambio de nombre del Comité a Comité de Alto Nivel sobre la CIS-S y la celebración del 25º aniversario de la aprobación del PABA en 2003.

Adicionalmente, el Secretario General de las Naciones Unidas, presentó en el mismo año, el Informe “Concienciación y apoyo del público respecto de la cooperación sur – sur”, en donde expone el fundamento, los objetivos y las tres razones principales para la declaración de un día o de un decenio internacional sobre la CIS-S.

161LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

La primera de ellas, es la necesidad de consolidar el Programa Sur-Sur. La segunda es la urgente necesidad de hacer frente al desafío que la globalización supone para el desarrollo de muchos países en desarrollo. Y la tercera es, que ofrecería la oportunidad para que diversos agentes colaboraran en la consolidación de la información básica disponible por todas las partes interesadas en la CIS-S (Naciones Unidas, 2003a, p.5).

Antes de fi nalizar el año, con base en los argumentos anteriores y hechos como la Conferencia de Alto Nivel sobre la CIS-S de Marrakech, Marruecos y la Declaración de los Ministros de Exteriores del G-77, la AG a través de su Resolución A/RES/58/220 declaró el 19 de diciembre como Día de las Naciones Unidas para la CIS-S.

A lo largo de los años, ha sido una cuestión muy reiterativa, el hecho de insistir en que la responsabilidad primordial (y la fi nanciación) del desarrollo de los países en desarrollo recae en ellos mismos,28 sin que ello aminore la responsabilidad de todos los demás países respecto de su contribución al adelanto de los países en desarrollo (Naciones Unidas, 1976). Allí la contribución de la comunidad internacional y el Sistema de Naciones Unidas a ese desarrollo es esencial.

En conclusión, la CIS-S ha tenido un importante desarrollo tanto conceptual como práctico en el marco del Sistema de las Naciones Unidas. Tan sólo entre 1996 y 2005, los fondos aportados para la CIS-S fueron de US 38,771 millones de dólares (Naciones Unidas-Comité de Alto Nivel encargado de examinar la cooperación técnica entre los países en desarrollo, 2005, p.5).29 No obstante, la Junta Ejecutiva del PNUD señala que gran parte del crecimiento de la CIS-S se ha producido sin la participación del Sistema, reconociendo, más bien, el liderazgo efectivo y la capacidad de los países del Sur (Naciones Unidas-Junta, 2007).

28 Esta afi rmación es reiterativa, entre otras, en las siguientes Resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas: A/RES 2626; 3177; 3241; 40/196; 42/179; 42/180; 44/222; 46/159; 48/172: 52/205; 54/226; 58/220; 60/212.

29 Adicional a ello, se considera importante que la Junta Ejecutiva del PNUD alcance su compromiso de destinar el 0,5% de sus recursos a la Dependencia Especial.

162 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

En la actualidad y conforme al proceso de institucionalización de la CIS-S en Naciones Unidas, es la AG quien se ocupa de esta modalidad de cooperación, principalmente en las reuniones bienales de su Comité de Alto Nivel. El Comité recibe los informes elaborados por la Dependencia Especial, basándose en la información reunida por los centros de coordinación en los países, los organismos y programas de las Naciones Unidas. Esta última además de prestar sus servicios como secretaría del Comité, desempeña otras funciones para la promoción de la CIS-S.

La Dependencia, es una entidad separada y es la encargada de la CIS-S en Naciones Unidas, sin embargo no es quien la lleva a cabo, pues como bien lo señala Simplicio (2008), ésta es llevada a cabo primeramente por los Estados miembros.

Adicionalmente, otros organismos de las Naciones Unidas han dado a la Cooperación Sur-Sur un lugar central en su agenda de trabajo. Es así como la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Fondo de Población (UNFPA), la Organización para el Desarrollo Industrial (ONUDI), la Conferencia sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la Comisión Económica para ALC (CEPAL) entre otras, han dedicado esfuerzos, también, hacia la promoción y el fortalecimiento de esta modalidad de cooperación. En general, “han aumentado constantemente los esfuerzos de todas las organizaciones por avanzar hacia una aplicación cada vez mayor de la CTPD” (Naciones Unidas-Comité de Alto Nivel encargado de examinar la cooperación técnica entre los países en desarrollo, 2003, p.11).

Naciones Unidas, abrió la puerta del debate para la CIS-S en la década de los setenta. Ahora en la primera década del siglo XXI, mantiene su apoyo a la CIS-S reiterando su pertinencia, en una era dominada por la creencia en el libre mercado, al señalar que los países en desarrollo, deben tener la capacidad de cooperar sobre la base de sus intereses compartidos y sus necesidades económicas y sociales, para poderse benefi ciar de los mercados mundiales basados en múltiples niveles de coordinación y cooperación (PNUD, 2004, p.5).

163LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

Escenarios multilaterales en ALC para la CIS-S

En el marco de la XV Reunión de Directores de Cooperación Internacional de ALC, realizada en Uruguay en el año 2002, Yiping Zhou, entonces Subdirector de la Dependencia Especial de CIS-S, señalaba que en ALC nació y cobró fuerza gran parte del movimiento de la CIS-S, tanto en términos fi losófi cos como en la práctica. En la región se concibió la idea de establecer el G–77, se sembró la semilla del NOEI, se elaboró el plan sin precedentes para la CTPD adoptado en Buenos Aires en 1978, se vio nacer el Plan de Acción de Caracas sobre CEPD en 1981; y fue donde se realizó la primera Cumbre del Sur, en La Habana en el año 2000.

En este orden de ideas, Ayllón (2008) señala los tres factores que según él explican el surgimiento de este tipo de cooperación en ALC. Primero destaca el relativo éxito de algunos países latinoamericanos que alcanzaron apreciables niveles de desarrollo. Segundo, el papel que jugó la cooperación al desarrollo en la adquisición de dichas capacidades; y tercero, la activación de un diálogo político entre los países que entendieron la necesidad de reivindicar temas clave para su desarrollo como las asimetrías del sistema económico o la relación entre comercio y desarrollo.

Durante la última década, ALC ha perdido participación dentro de los fl ujos de AOD mundial,30 disminuyendo de 13% en el periodo 1980-2000 al 9% entre 2002-2006, (Naciones Unidas-CEPAL, 2008a, p.5) hecho que ha contribuido para que los países latinoamericanos interioricen la importancia de la CIS-S como una alternativa complementaria válida en la búsqueda de su desarrollo.

Con base a ello, es posible apreciar en la actualidad cómo se han ido abriendo nuevos espacios de diálogo, debate, programación y ejecución de acciones regionales de CIS-S en la ALC. Los principales foros latinoamericanos han adoptado unos u otros mecanismos que propician esta modalidad de Cooperación Internacional. A

30 Xalma (2007) señala que tanto la Declaración del Milenio del año 2000 como la Cumbre de Monterrey de 2002 sobre la Financiación del desarrollo, han sido determinantes en las recientes tendencias de la AOD mundial, en lo fundamental hacia su reorientación hacia los países con menores niveles de ingresos relativos.

164 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

continuación se presentan algunos de estos espacios, de los cuales se disponen considerables fuentes documentales sin ignorar la existencia de algunos otros.

a) Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL):

La CEPAL como organismo de las Naciones Unidas, lleva a cabo diversas actividades destinadas a promover y apoyar la cooperación entre países en desarrollo en los planos regional, subregional e interregional, la cual tiene como orientación estratégica contribuir al logro de los objetivos de desarrollo económico y social de los países de la región (Naciones Unidas-CEPAL, 1998, p.3).

La normativa y el mandato de la CEPAL para el desarrollo de actividades de CTPD emanan de resoluciones específi cas, del PABA de 1978, y de la creación del Comité especializado en la materia llamado Comité de Cooperación Técnica entre Países y Regiones en Desarrollo.31 Dichas actividades son examinadas periódicamente por los países Miembros durante las sesiones de la Comisión.

Tan solo un año después de suscrito el PABA, en 1979, durante el XVIII periodo de sesiones de la Comisión, se creó éste Comité de Cooperación como órgano legislativo de la CEPAL, con el objetivo de examinar los progresos realizados por ésta en la ejecución del PABA.

Desde el año 1981, el Comité se ha reunido periódicamente de forma bianual, adoptando las principales medidas de la Comisión en materia de cooperación entre países en desarrollo. Asimismo, elabora una serie de informes con ocasión de las actividades realizadas durante el bienio respectivo, para el apoyo y la promoción de esta modalidad de cooperación.

En cumplimiento de su mandato, la CEPAL promueve la CTPD mediante diversas modalidades que incluyen entre otras: La inclusión de elementos de cooperación horizontal en los estudios que 31 Nótese el manejo conceptual amplio de la CEPAL en el tema, al referirse a la cooperación

técnica entre países, y adicionalmente, entre regiones del mundo en desarrollo.

165LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

se realizan; la preparación de proyectos específi cos que contribuyan a la CTPD; la prestación de asesoría técnica a las ofi cinas nacionales encargadas de la Cooperación Internacional; el apoyo técnico a las redes de CTPD; el suministro de servicios de información, etc.

Al respecto, la CEPAL habla en su Informe del bienio 1998-1999, de una amplia gama de situaciones que se extiende desde los países de mayor desarrollo relativo, llamándolos países gravitantes que son capaces de ofrecer una amplia gama de CTPD, hasta aquellos situados en el lado en que predomina la demanda de CTPD. Dicha diversidad se refl eja según la prioridad que se otorgue a nivel nacional, el grado de institucionalización de los puntos focales, la capacidad de los países para operar la CTPD, entre otras.

Posteriormente, la Comisión a través de la Resolución 611(XXX) de 2004, decidió cambiar el nombre del anterior Comité a Comité de Alto Nivel sobre la Cooperación Sur-Sur, de acuerdo con los nuevos mandatos y criterios aprobados por la Asamblea General.

De forma reciente, durante el periodo de sesiones de 2008, se solicitó a la Secretaría de la Comisión, en colaboración con otras instituciones regionales, apoyar las actividades preparatorias para celebrar la conferencia de alto nivel de las Naciones Unidas sobre Cooperación Sur-Sur, con ocasión del trigésimo aniversario de la aprobación del Plan de Acción de Buenos Aires.

En general, las actividades de CTPD en el marco de la CEPAL, son componentes de proyectos específi cos de cooperación técnica, que se ejecutan con recursos extrapresupuestarios provenientes de distintas fuentes, tanto del Sistema de Naciones Unidas como fuera de él, de los Gobiernos de ALC,32 entidades no gubernamentales y una proporción importante de ellos recibe el apoyo de países desarrollados.33

32 Para el bienio 2006-2007 los gobiernos de ALC aportaron US 4.683.647 millones, lo cual correspondió al 16% del total de los recursos destinados por la CEPAL para promover y apoyar la CTPD. Argentina, Brasil, Chile y Colombia fi guran como los países que mayores aportan realizan para ello.

33 El Informe de Actividades de la Comisión de 2000-2002, LC/G.2160(SES.29/6), presenta la evolución de las contribuciones extrapresupuestarias a las actividades de cooperación técnica de la CEPAL según donantes en el periodo 1991-2000.

166 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

La obtención de los recursos extrapresupuestarios, se da sobre la base de negociaciones y acuerdos de programas y proyectos con donantes, tanto bilaterales como multilaterales. Estas negociaciones tienen especial importancia para la CIS-S, pues la mayoría de las actividades que el sistema de la CEPAL aborda en esa área se ejecutan con estos recursos (Naciones Unidas-CEPAL, 2006, p.31).

Los proyectos de cooperación técnica se identifi can teniendo en cuenta el programa de trabajo de la CEPAL, y se formulan en atención a las solicitudes provenientes de los gobiernos, la región y de los lineamientos de las instituciones y organismos donantes. En general, los proyectos que ejecuta la CEPAL tienen un alcance regional, subregional o incluyen entre sus benefi ciarios a más de un país (Naciones Unidas-CEPAL, 2006, p.9).

En el marco de sus acciones, la Comisión realiza periódicamente una descripción de las actividades del Sistema CEPAL para promover y apoyar la CIS-S. La presente revisión documental, logró recopilar dichos informes y aquí una síntesis de su contenido:

Cuadro N° 3. Síntesis. Actividades de la CEPAL para promover yapoyar la CIS-S. Años 1996 – 2007

PERIODO AREAS TEMÁTICAS PRIORITARIAS PROYEC-TOS DE CTPD

GASTO DEL PERIODO (US) Mill.

FUENTE

1996-1997 - Pequeña y mediana empresa 20 n.d. LC/G.2000

- Energía y desarrollo (SES.27/14)

- Mujer y desarrollo

1998-1999 - Cooperación entre Gobierno y sector privado 20 n.d. LC/G.2081

- Pequeña y mediana empresa y empleo (SES.28/13)

- Gobernabilidad y descentralización

- Perspectivas de género

- Población y desarrollo

- Gestión urbana y desarrollo local

- Desastres naturales

- Política social

167LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

2000-2002 - Reformulación de la función del Estado 30 n.d. LC/G.2160

(hasta abril) - Fortalecimiento del gobierno local (SES.29/6)

- Importancia creciente del sector privado

- Programas sociales como área de alta prioridad

2002-2003 - PMYES y desarrollo productivo 176 18.293.182 LC/G.2242

- Políticas públicas sostenibles (SES.30/18)

- Regionalismo abierto

- Financiamiento del desarrollo

- Desarrollo sostenible

2004 - 2005 - Políticas económicas y financieras Más de 180 18.588.325 LC/G.2306

- Cohesión Social (SES. 31/14)

- Integración y comercio internacional

2006-2007 - Políticas macroeconómicas y crecimiento 267 29.291.988 LC/G.2306

- Planificación de la gestión pública (SES. 31/14)

- Equidad y cohesión social

Fuente: Elaboración propia.

A nivel regional, la CEPAL viene trabajando en estrecha relación con los gobiernos, buscando promover la cooperación entre los países de ALC, como un medio que permita aprovechar las oportunidades económicas y reducir la exposición a los riesgos inherentes al proceso de globalización (Naciones Unidas-CEPAL, 2008b, p.8).

Si bien, se ha encomendado al Sistema Económico Latinoamericano- SELA la función primordial de coordinación de la CTPD en la región, la CEPAL continúa apoyando la coordinación regional con el Sistema de Naciones Unidas en estrecha colaboración con éste. Igualmente, la CEPAL promueve la cooperación técnica y económica entre los países de la región y las demás comisiones regionales (Asia y Pacífi co; Asia Occidental; África; y Europa).34

34 Adicionalmente, debe mencionarse la existencia de órganos de la CEPAL como el Comité de Cooperación Económica del Istmo Centroamericano (establecido en 1951) y del Comité de Desarrollo y Cooperación del Caribe (establecido en 1975). Como complemento la CEPAL en su informe de actividades de CIS-S correspondiente al bienio 2004-2005, detalla en su Anexo 2 una cronología de eventos relevantes para las actividades de la CIS-S de la CEPAL.

168 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

b) Sistema Económico Latinoamericano (SELA):

Luego de treinta y tres años de la suscripción del Convenio de Panamá, pacto constitutivo del SELA, la Secretaría Permanente del mismo, ha venido ejecutando por mandato de sus Estados Miembros, una diversidad de programas e iniciativas en materia de cooperación regional e internacional, para abordar problemas identifi cados como prioritarios dentro de la agenda latinoamericana y caribeña.

De acuerdo a Maldonado (1982), uno de los dos propósitos para los cuales se creó el SELA, fue “estrechar fi las entre los veinte y cinco Estados soberanos que lo forman para profundizar la cooperación mutua y lograr que la variable ‘cooperación regional’ sea un elemento importante en la consecución de los objetivos nacionales de cada uno de los Estados Miembros”.

Es preciso señalar, que los países de la región miembros del SELA,35 han conferido a este organismo la responsabilidad de actuar como punto focal regional, para apoyar las actividades de CTPD de los centros nacionales de coordinación encargados de esta materia. Para tales efectos, desde 1987 el SELA convoca las “Reuniones de Directores de Cooperación Técnica Internacional”, como un espacio para el encuentro y el intercambio de ideas y experiencias sobre esta temática desde la perspectiva latinoamericana.

A partir de 1998, estos encuentros cambiaron de nombre a “Reunión de Directores de Cooperación Internacional de América Latina y el Caribe”, con la fi nalidad de ampliar su alcance (no sólo cooperación técnica y cooperación Sur-Sur), su nivel (no sólo directores de CTPD) e incluir otros actores de la cooperación. A la fecha, se han celebrado diecinueve encuentros de esta naturaleza, en donde se destaca, también, la participación de diversos sectores como representantes de agencias de cooperación, organismos regionales, internacionales, actores privados, etc.

35 El SELA se encuentra integrado por 27 países de la región ALC.

169LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

Respecto a los primeros veinte años del SELA, Díaz (1995) señalaba que éste había contribuido al desarrollo de la cooperación técnica entre países en desarrollo, a través de la institucionalización de: las reuniones anuales de Directores de Cooperación; la cooperación técnica como un medio para hacer frente a los diferentes eventos de la política económica internacional; y el uso óptimo de recursos técnicos y fi nancieros disponibles en la región.

En el año 1998, durante la XIII Reunión de Directores, la Secretaría Permanente del SELA acordó la conmemoración del vigésimo aniversario del PABA, y para ello se decidió la presentación de un documento de análisis y proyección de la cooperación regional. En este sentido, la Agencia Brasileña de Cooperación preparó el documento “Operacionalización de las nuevas orientaciones de CTPD”, el cual fue presentado a consideración de los Directores de Cooperación de los países miembros.

El documento, ahora guía orientadora de la CIS-S en el SELA, preveía que los países se involucraran de forma decidida en la identifi cación y operacionalización de proyectos estratégicos de CIS-S, aprovechando la reconocida capacidad de movilización del SELA. Se buscaba, fundamentalmente, identifi car unos pocos sectores estratégicos donde los países harían sugerencias de oferta y demanda al SELA, realizando diagnósticos sobre experiencias ya existentes y de benefi cios comprobados. Para ello, el SELA elaboró como ejercicio piloto una propuesta de “proyectos estratégicos”, que sería revisada por cada punto focal de los países de ALC. Años más tarde, durante la XVI Reunión de Directores de Cooperación, el Secretario permanente del SELA, abrió la refl exión sobre el marco ético, humano y social que se le debería entregar como orientación fundamental a la CIS-S, mientras en la XVII Reunión propuso la constitución de una robusta institución de Cooperación Internacional para los países en desarrollo, una OECD del Sur, para impulsar la CIS-S (Sistema Económico Latinoamericano- SELA, 2005b).

En 2007, durante el Taller de Actualización de Puntos Focales Nacionales de Cooperación Internacional, se enunciaron un conjunto

170 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

de valiosas necesidades y desafíos que enfrenta la Cooperación Internacional, desde la perspectiva latinoamericana y caribeña, y en donde se llama a fortalecer al SELA como punto focal regional de Cooperación Internacional (SELA, 2007, p.4).

La periodicidad de estas reuniones, convocadas por la Secretaría Permanente del SELA, ha posibilitado una adecuada retroalimentación, con las instancias técnicas nacionales que coordinan la cooperación y el encuentro entre los diferentes actores de la cooperación en ALC, estimulando el intercambio de experiencias (SELA, 2005b, p.37).

En síntesis, el SELA ha reconocido tanto el potencial que ofrece esta modalidad de cooperación como un mecanismo para el fortalecimiento de las relaciones de cooperación entre sus miembros, como el mejoramiento sustancial de los puntos focales para la gestión de la cooperación, particularmente de la CTPD, en estos países (Díaz, 1995).

c) Secretaría General Iberoamericana (SEGIB):

Los Jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica celebran de forma anual, una reunión Cumbre en la cual tradicionalmente se adopta una Declaración Política, y declaraciones sobre temas de interés particular. Desde 1991 en su primer encuentro, y hasta el último realizado en 2008, se han impulsado considerables avances en el tema de la Cooperación Iberoamericana, cofi nanciadas por todos los países participantes y/o recurriendo a fondos externos.

Desde el año 1991, e incluso antes, la cooperación ha sido un aspecto central de la Conferencia Iberoamericana, la cual reconoce y asume la importancia de su promoción, a través de programas en diversos temas. Ya en la I Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y Gobierno, se reconocía a la Cooperación Iberoamericana como un elemento no excluyente frente a los esquemas de integración y concertación regionales y subregionales.

171LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

En este sentido, SEGIB (2007) y Xalma & Vera (2008), coinciden en que la cooperación Iberoamericana se caracteriza por el principio de la horizontalidad. Entienden que ella excede al simple intercambio entre países en desarrollo, dándole un especial énfasis a los términos de igualdad y los principios de solidaridad sobre los que debería estar formulada.

La SEGIB, entonces, no se refi ere a la CIS-S, sino a la Cooperación Horizontal Sur-Sur y además, se impulsan en este marco actuaciones de cooperación triangular. “Con esta modifi cación, el acento se ha puesto en la necesidad de que la relación entre los países se establezca en términos de iguales” (Xalma & Vera, 2008, p.23).

En este sentido, los citados autores, plantean una caracterización de esta modalidad de cooperación, en donde se entiende que ésta puede presentarse bajo “dos formatos” el bilateral y el regional. Por ello, presentan en su trabajo la caracterización y el enfoque que desde la SEGIB se le da a la CIS-S.

Esquema N° 3. Caracterización de las modalidades de la CIS-S conforme a la SEGIB.

Fuente: Xalma & Vera (2008, p.23).

Adicionalmente, considerando la necesidad de un marco institucional que regulara las relaciones de cooperación dentro de las Cumbres, y con el objetivo de ordenar los procesos de la Cooperación Iberoamericana, se suscribió el Convenio de Bariloche,

172 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

(ratifi cado por 21 países) en donde se defi ne el marco jurídico e institucional de la misma en el año 1995.

En dicho Convenio se defi nen, entre otros aspectos, los objetivos de esta cooperación, se instituye a los responsables de cooperación como la instancia de decisión, y se establecen los criterios básicos para presentar y aprobar programas y proyectos de Cooperación Iberoamericana (SEGIB, 2006, p.3). Se señala además, que en el marco de la Conferencia Iberoamericana la cooperación podrá ser técnica y/o fi nanciera, y fi nalmente se incluye un Manual Operativo para la Cooperación Iberoamericana.

Dicho Manual, atendiendo al Convenio de Bariloche, hace referencia, e introduce, el concepto de la cooperación multilateral en el marco de actuación de la CIS-S, y lo defi ne como aquella modalidad en que los países aportan recursos a la SEGIB o a otro organismo del Sistema Iberoamericano el cual, pudiendo contar con fuentes de fi nanciación adicionales, lleva a cabo Programas de Cooperación con más de un país y/o actuaciones que responden a los mandatos de la Cumbre Iberoamericana.

Las modalidades, que para efectos de la SEGIB tendrá la CIS-S, se defi nen en: Programas Iberoamericanos (al menos siete países); Iniciativas Iberoamericanas (al menos tres países); y proyectos adscritos (al menos tres participantes no gubernamentales), los cuales cuentan con sus respectivos procedimientos de elaboración, presentación y aprobación, para ser respaldados por la Cumbre.

Posteriormente, en el año 2001, aparece y se consolida la Secretaría de Cooperación Iberoamericana (SECIB), y durante la XIII Cumbre (Bolivia, 2003) se crea la SEGIB, entre cuyos objetivos se encontraba el fortalecimiento y la promoción de la Cooperación Iberoamericana.

La SEGIB, ha continuado el fortalecimiento de dichos procesos, formulando en la XVII Cumbre (Chile, 2007) la “Estrategia de la Cooperación en el marco de la Conferencia Iberoamericana”, con el objeto de orientar y fi jar las prioridades de actuación de la Cooperación en el marco de la Conferencia Iberoamericana. Por

173LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

ello, y en consideración de la trascendencia de dicho documento, se destacan a continuación los objetivos planteados para dicha estrategia.

Esquema N° 4. Objetivos de la estrategia de cooperación en el marco de la Conferencia Iberoamericana.

Asegurar la calidad y la ejecución correcta y eficiente de los Programas, Iniciativas y Proyectos adscritos de la Cooperación Iberoamericana, promoviendo su impacto.

Impulsar actuaciones de la Cooperación Iberoamericana en aquellos sectores y áreas decididas por la Cumbre de Jefes de Estado, priorizando los ámbitos de la educación y la cultura así como las actuaciones que promuevan la Cohesión Social

Fortalecer la instancia y el papel de los Responsables de Cooperación, en la rectoría de la Cooperación Iberoamericana, así como en su capacidad de propuesta y de planificación junto con la SEGIB.

Promover la articulación y buscar las sinergias entre las actuaciones de cooperación que se producen en el espacio Iberoamericano, tanto los Programas, Iniciativas y Proyectos.

Impulsar desde la Conferencia Iberoamericana, un Programa de cooperación sur-sur, desarrollado conjuntamente entre los países de nuestra región.

Incrementar la visibilidad de las actuaciones de la Cooperación Iberoamericana, contribuyendo de esta forma a afianzar la identidad Iberoamericana.

Incrementar los recursos de la Cooperación Iberoamericana, promoviendo una financiación más previsible y segura.

Fuente: Elaboración propia con base en SEGIB (2007, p .4).

Adicionalmente, se aprueba en la XVIII Cumbre (El Salvador, 2008) el “Programa de Fortalecimiento de la Cooperación Horizontal Sur-Sur en Iberoamérica”, en el cual con la participación de trece países de la región ALC, busca fortalecer y dinamizar esta modalidad de cooperación.

En su más reciente memoria, la SEGIB (2008) manifi esta que las prioridades en sus dinámicas de CIS-S, seguirán siendo la educación y la cultura, bases de una cooperación que se abrirá progresivamente a otras áreas como contribución a la cohesión social de la región

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ALC. Igualmente, como mecanismo de seguimiento y calidad de dicha cooperación, se ha encomendado a la SEGIB la preparación de un informe anual sobre Cooperación en Iberoamericana.36

d) Organización de Estados Americanos (OEA):

Al interior de la OEA, el tema de la cooperación regional ha sido un aspecto tratado y madurado con el paso de los años. Desde su Carta de constitución en 1948, se hace referencia a la cooperación interamericana en sus artículos N° 30, 31, y 32, como una responsabilidad común y solidaria de los Estados Miembros. Este mismo Tratado contempla la creación del Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral, (CIDI), el cual tiene como fi nalidad, promover la cooperación entre los Estados americanos, en particular para contribuir a la eliminación de la pobreza crítica.

En el Sistema Interamericano, se vienen dando mecanismos de cooperación solidaria para el desarrollo de los Estados Miembros desde hace más de una década. En 1987, la Asamblea General de la OEA, reiteró la prioridad de la cooperación horizontal a fi n de contribuir a la solidaridad regional. A partir de los años noventa, algunos países solicitaron a la OEA que implementara programas de cooperación horizontal, desarrollando actividades con recursos propios de los países, de los receptores y/o de terceros donantes (Licha, 2002).

En 1994, con motivo de la Asamblea General sobre Cooperación y Desarrollo, celebrada en México, se inician las aproximaciones hacia el concepto de cooperación solidaria en el marco de las actividades de la OEA. Este concepto abarca a todos los Estados miembros, y según Quiñónez (2008), supera el tradicional tipo de asistencia, presta especial atención a la cooperación horizontal y busca orientar de manera efectiva los limitados recursos de la OEA.

36 A la fecha se encuentran disponibles el I y II Informe de la Cooperación Sur-Sur en Iberoamérica. Los informes que cuentan con información completa y actualizada pueden ser consultados y descargados en el Sitio Web de la SEGIB: htt p://www.segib.org.

175LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

El CIDI establecido fi nalmente el 6 de junio de 1996, se convirtió en el principal instrumento de solidaridad y cooperación regional, lo cual llevó a la OEA a dejar de ser una institución proveedora de servicios, para pasar a ser una promotora de la cooperación interamericana, reformulando sus funciones con base a las nuevas prioridades de la región (Zuluaga, 1997).

En este orden de ideas, la OEA creó en el año 2000, la Agencia Interamericana para la Cooperación y el Desarrollo como un órgano subsidiario del CIDI, con el propósito de promover, coordinar, gestionar y facilitar la planifi cación de programas, proyectos y actividades de cooperación solidaria para el desarrollo (OEA, 2000).

Desde entonces, la cooperación solidaria de la OEA, se desarrolla en dos niveles estratégicos. Primero, el nivel político, dirigido a fortalecer el diálogo, acuerdos y mecanismos institucionales con el objeto de identifi car áreas prioritarias para asegurar su implementación focalizada; y segundo, el nivel técnico, dirigido a la implementación de actividades, programas y proyectos de cooperación en el marco del Plan Estratégico de Cooperación Solidaria (OEA, 2003).

Para la implementación de dicha cooperación, la OEA dispone de un Fondo Regular, un Fondo Especial Multilateral (FEMCIDI),37 un Programa de Becas, y Fondos Específi cos que constituyen contribuciones o donaciones para un fi n determinado, dado por un Estado o entidad pública, privada que se acreditan a un fondo específi co o un fondo fi duciario administrado por la Secretaría General de la OEA.

De acuerdo al Secretario Ejecutivo para el Desarrollo Integral, Embajador Alfonso Quiñónez, en el presupuesto aprobado de la OEA para el año 2008 entre el Fondo Regular, el FEMCIDI y el Fondo Específi co se contaba con US$157.323.100 millones. Con respecto al FEMCIDI –y excluyendo a los Estados Unidos– México, Brasil, Chile y Colombia son los países de ALC que más contribuyen a éste,

37 Establecido en 1997, el cual se constituye con las contribuciones voluntarias de los Estados Miembros, para implementar el Plan Estratégico de Cooperación Solidaria vigente.

176 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

el cual desde los años 1996-1997 hasta 2007 ha fi nanciado un total de 961 proyectos por más de US $90.000.000.

No obstante, y a pesar de los esfuerzos de los Estados Miembros, estos recursos son insufi cientes para fi nanciar la totalidad de los proyectos presentados. Por esta razón, el CIDI ha venido insistiendo en la necesidad de que la Agencia Interamericana haga mayores esfuerzos para obtener recursos para el fi nanciamiento de las iniciativas de cooperación.

En la actualidad, en la OEA se encuentra vigente el Plan Estratégico de Cooperación Solidaria 2006-2009, aprobado por la Asamblea General en su XXXVI periodo de sesiones.38 El Plan señala que la cooperación solidaria incluye a todos los Estados Miembros, independientemente de su nivel de desarrollo, para implementar verdaderos programas de cooperación solidaria (OEA, 2006, p.16). Un esquema donde se resumen sus principales contenidos se presenta a continuación:

Esquema N° 5. OEA. Plan Estratégico de Cooperación Solidaria 2006 - 2009.

OBJETIVOS ESTRATÉGICOS

1. Mejoramiento de los mecanismos para el diálogo sobre políticas

2. Generación y fortalecimiento de alianzas

3. Desarrollo de capacidades

4. Movilización de recursos

ÁREAS DE ACCIÓN

1. Desarrollo social y generación de empleo productivo

2. Educación

3. Diversificación e integración económica, apertura comercial y acceso a Mercados

4. Desarrollo científico e intercambio y transferencia de tecnología

5. Fortalecimiento de las instituciones democráticas

6. Desarrollo sostenible del turismo

7. Desarrollo sostenible y medio ambiente. Cultura

38 Anteriormente se habían formulado los Planes Estratégicos para los periodos 1997-2001 y 2002-2005.

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APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

MECANISMOS FINANCIEROS DE EJECUCIÓN

1. Fondo Especial Multilateral del CIDI (FEMCIDI)

2. Fondos específicos y fiduciarios

3. Fondo Regular

4. Recursos adicionales para el financiamiento de las actividades de cooperación

ACTORES DE LA COOPERACIÓN

1. Estados Miembros. Definen las políticas de cooperación solidaria a través de las decisiones de la Asamblea General y el CIDI, así como la Junta Directiva de la AICD

2. Secretaría General de la OEA. Provee el apoyo a los foros de diálogo y órganos del CIDI para la formulación y ejecución de políticas para el desarrollo integra

Fuente: Elaboración propia con base en OEA (2006).

Igualmente, la OEA realizó en 2008 la Reunión Técnica Especial de Autoridades Nacionales de Cooperación y Expertos, en Cancún (México). Producto de ésta se aprobó el “Curso de Acción de Playa del Carmen”, en donde los Estados participantes se comprometieron, entre otras cosas, a “Promover mecanismos inclusivos que favorezcan el desarrollo de acciones de cooperación horizontal, sur-sur y triangular, complementando a las modalidades tradicionales de cooperación ya utilizadas” (OEA, 2008a, p.2).

Adicionalmente, se presentó una discusión acerca de la validez del concepto y la noción de la cooperación solidaria en el ámbito de la OEA. “Algunas delegaciones cuestionaron el concepto de ‘cooperación solidaria’ como algo distinto y diferente de la cooperación técnica internacional. Otras delegaciones defendieron la relevancia de esa noción en el ámbito de la OEA” (OEA, 2008b, p.4).

En conclusión, la OEA es clara en concebir los diversos y posibles mecanismos de cooperación existentes a través de ella. Asimismo, señala entre sus principales desafíos y retos, la necesidad de fortalecer los vínculos entre lo político y lo técnico, la mayor movilización de recursos, lograr la sostenibilidad de los proyectos, entre otros (Quiñónez, 2008).39

39 Un buen panorama que complementa los hechos acá citados sobre la CIS-S en el marco de la OEA, lo presentó el señor John Woods de la Secretaría Ejecutiva para el Desarrollo Integral (SEDI) de la OEA, en el Seminario “El Fortalecimiento de la Cooperación Solidaria. Los Mecanismos

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e) Mercado Común del Sur (MERCOSUR):

Al interior del Mercado Común del Sur (MERCOSUR), creado en 1991 por las Repúblicas de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay (y la posterior adhesión de Venezuela) para acelerar sus procesos de desarrollo económico, también se han creado algunos escenarios que posibilitan la cooperación técnica.

Hurtado (1995), señala que en el caso de los países del Cono Sur, dentro de las principales prioridades de los Gobiernos Nacionales, una vez concluidos los regímenes autoritarios, ha estado la reinserción internacional destacando el área de la Cooperación Internacional, con tareas como la creación de una institucionalidad para la cooperación, junto con la reapertura de los vínculos bilaterales y multilaterales.

En este orden de ideas, el MERCOSUR identifi có la necesidad de dirigir una acción coordinada para la selección, aprobación e implementación de programas de cooperación técnica internacional de apoyo al Grupo. Por ello, se creó el Comité de Cooperación Técnica del Grupo Mercado Común, con carácter permanente e integrado por tres representantes de cada uno de los países Miembros (MERCOSUR, 1992).

Inicialmente, se contemplaba que el Comité examinara iniciativas únicamente con organismos internacionales e intergubernamentales, mientras que al aprobarse el Reglamento del Comité en 2005, se lo faculta para “realizar la identifi cación, selección, negociación, aprobación, seguimiento y evaluación de las acciones horizontales de cooperación técnica del MERCOSUR y con países extrazona, asociaciones regionales y organismos internacionales” (MERCOSUR, 2005).

En 2008, durante la XXXV Reunión Ordinaria del Consejo del Mercado Común, se recibió la propuesta presentada por Venezuela sobre la creación de un Grupo de Alto Nivel, para la elaboración de un Programa de Cooperación Sur-Sur (GANASUR). Para tales

de cooperación horizontal: las posibilidades, potencialidades y desafíos para Centroamérica y la Región”, organizado en el año 2000 por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Costa Rica.

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APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

efectos, se acordó crear un grupo integrado por representantes de los países Miembros, a fi n de elaborar las bases de un programa de cooperación en sectores estratégicos, tales como los sectores alimentario y energético (Mercado Común del Sur-MERCOSUR, 2008).

Como lo señala Hurtado (1995), la posible viabilidad en el Cono Sur de un modelo de crecimiento económico con cierto nivel de equidad, conlleva a una serie de potencialidades y oportunidades para la implementación de la cooperación horizontal con otros países de menor desarrollo relativo, aprovechando ciertas ventajas que se encuentran en la posibilidad real de constituir experiencias piloto, posibles de reproducir en otras latitudes.

f) Comunidad Andina de Naciones (CAN):

La CAN, creada en 1969, a través del Acuerdo de Cartagena, y actualmente con cuatro países Miembros, a saber, Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, cuenta con su propio espacio y mecanismo de coordinación y apoyo en el tema de cooperación regional.

En el año 2003, mediante la Decisión 554, el Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores de la CAN, en su XI Primera Reunión, decidió crear el Comité Andino de Titulares de Organismos de Cooperación Internacional de la Comunidad Andina (CATOCI) como mecanismo de consulta, coordinación e intercambio de experiencias en materia de cooperación (CAN, 2003a).

Durante la I Reunión del CATOCI en septiembre de 2003, se elaboró el Reglamento Interno del mismo, identifi cando como su objetivo “intensifi car, coordinar y mejorar la calidad de la Cooperación Internacional, entre los Países Miembros de la Comunidad Andina, con otros países, grupos de integración, organismos internacionales y entidades privadas”. Igualmente, dentro de sus funciones se encuentra “identifi car la oferta de cooperación intrarregional y conjunta frente a terceros países” (CAN, 2003b).

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Según Xalma (2008), la ejecución de los programas de cooperación de la CAN es coordinada por la Secretaría General y desarrollada de forma paralela en los países andinos, realizándose actividades típicas de cooperación horizontal, a través de las cuales los países comparten recursos y experiencias. La Secretaría General cuenta, además, con una Unidad de Cooperación Técnica que apoya y da seguimiento a los programas y proyectos.

A la fecha, el CATOCI se ha reunido de forma anual en cinco oportunidades, adelantando temas y procesos conforme a las prioridades previamente establecidas. Durante su última reunión en 2008, se revisaron temas como la defi nición de mecanismos de aportes de contrapartida de los países Miembros, el fortalecimiento de la Secretaría de Cooperación de la CAN, la presentación de Mapas de Cooperación, entre otros.

En síntesis y de acuerdo a los espacios multilaterales anteriormente descritos, es claro el interés con que se cuenta en los principales foros multilaterales de la región ALC, por realizar avances en el tema de la CIS-S.

Bien hace Xalma (2008) al destacar, que si bien la fi nanciación de la CIS-S en este tipo de escenarios proviene, mayoritariamente, de fuentes externas (extrarregionales), los programas y proyectos que se logran impulsar, han permitido no solo abordar retos comunes, sino además compartir experiencias y recursos técnicos a través del trabajo conjunto de las instituciones responsables.

Como se expresó en la XVI Reunión de Directores convocada por el SELA en 2003, “es necesario fortalecer los espacios regionales para la cooperación y la concertación de posiciones de los países de América Latina y el Caribe sobre los aspectos económicos y sociales más importantes de la agenda internacional y con mayor impacto en nuestra región, tales como los que se mencionan en los objetivos y metas del desarrollo del Milenio” (p.10).

El siguiente cuadro resume de forma concisa, los principales ejercicios de CIS-S citados en el presente apartado sobre los encuentros y espacios abiertos en dichos foros multilaterales

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APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

de ALC, ello conforme a la información ubicada en las fuentes documentales a las cuales se logró tener acceso para la elaboración del presente estudio.

Cuadro N° 4. Síntesis. Principales reuniones y/o encuentros en los escenarios multilaterales para la promoción de la CIS-S en la región

ALC.40

Fuente: Elaboración propia.

40 Los diversos nombres que se muestran para cada escenario, corresponden a la acepción que en su momento cada uno ha dado a la CIS-S.

41 Con respecto al Comité de Cooperación del MERCOSUR, debe indicarse que no fue posible ubicar una única fuente que permitiera apreciar la secuencia de reuniones del mismo. Únicamente, en el portal ofi cial del MERCOSUR (htt p://www.mercosur.int) se presentan Resoluciones dispersas sobre éste.

42 EL CIDI en su VI Reunión Ordinaria, da cuenta que la Agencia Interamericana para la Cooperación y el Desarrollo organizó la Primera Reunión de Organismos y Agencias Nacionales de Cooperación Internacional, en la ciudad de México el 27 y 28 de febrero.

43 En el seno de la OEA se celebró la Reunión de Autoridades Nacionales y Expertos en Cooperación Técnica, los días 17 y 18 de octubre en la Ciudad de Cancún (México), en cumplimiento del mandato de la Resolución AG/RES. 2304 (XXXVII-O/07) del año 2007.

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Avances y Experiencias Institucionales de Algunos Países Latinoamericanos44

Es evidente como en el proceso de la evolución teórica, histórica y conceptual de la CIS-S a lo largo de los últimos decenios, el papel de la región ALC ha sido relevante a nivel internacional en los principales foros mundiales; a nivel regional en los principales escenarios latinoamericanos y del Caribe, y también lo han sido en el plano bilateral.

En la actualidad, esta tendencia parece consolidarse, ante los nuevos desafíos que se presentan para la mayoría de países de la región ALC. Como se mencionara anteriormente, su participación en los fl ujos de ayuda tradicional son cada vez menores en comparación con otras regiones del mundo.

Algunos países de la región ALC se encuentran en un momento histórico, al contar con una amplia experiencia en el ámbito de la cooperación intrarregional, particularmente en lo que se canaliza a través de la cooperación multilateral y la integración de iniciativas en los planos regional y subregional (Díaz, 1995). Asimismo, debe destacarse la noción y concepto de los puntos focales, acordado desde 1980, orientado al establecimiento de una unidad especializada en cada país, para la gestión de la CIS-S (Uribe, 2006, p.35) y que ha sido adoptado por la mayoría de países de la región ALC.

En este mismo sentido, el SELA (2005a) precisa que en la región ALC, “países como México, Argentina, Brasil y Chile, han logrado un notable desarrollo en las últimas décadas, acumulando a la vez conocimientos y experiencias propias en diversas áreas de desarrollo. En la actualidad, países latinoamericanos han adoptado un enfoque más proactivo y no reactivo, incrementado considerablemente el número de países de la región que han incluido la posibilidad de ofrecer cooperación a países de menor desarrollo relativo (Abarca, 2001, p.170).

44 Este apartado retoma los trabajos previos de Pérez & Sierra (1998) y del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Costa Rica (2000a), a la vez que busca actualizar el estado del conocimiento que hasta el 2008 se ha logrado desarrollar en ALC, con base a fuentes documentales adicionales.

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APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

Con base a lo anterior, este apartado se dedica a presentar un panorama general sobre la experiencia y los avances institucionales que en materia de CIS-S tienen algunos países de la región.45 No pretende, entonces, realizar una revisión exhaustiva de programas, proyectos, fondos vigentes de CIS-S en ALC. Ello sería un ejercicio diferente a éste.

Al fi nalizar el mismo se presentará, más bien, un consolidado de la CIS-S correspondiente al año 2007, donde se destacan las acciones de cooperación horizontal implementadas por los países de la región, con base al trabajo “II Informe de la Cooperación Sur – Sur en Iberoamérica”, de Cristina Xalma.

a) Argentina:

Los años noventa encontraron a la Argentina en un intenso proceso de transformación, luego de décadas de crisis económica y social, en donde el país cambió sustancialmente su carácter de país receptor de cooperación para irse consolidando, en forma gradual pero creciente, como oferente (Ortiz, 2000, p.195).

En este sentido, y con el ánimo de contar con un mecanismo que le permitiera fi nanciar acciones de cooperación entre países en desarrollo, se constituyó en 1992, en el seno de la Cancillería de ese país, el Fondo Argentino de Cooperación Horizontal (FO-AR).

Si bien, tras la adopción del PABA en este país, se llevaron a cabo acciones de CTPD, éstas fueron aisladas y carentes de sistematización y seguimiento. De allí la importancia de la creación del FO-AR ya que “plasmó la política argentina en materia de cooperación técnica para los países en desarrollo” (Anónimo, 2000, p.36).

En sus orígenes, el FO-AR concentró sus actividades de CTPD en los países de América Central, algunos países sudamericanos y el Caribe Hispano. Posteriormente, extendió su acción a los

45 Entre los países seleccionados se encuentran aquellos identifi cados por Naciones Unidas en 1997 como países pivote. Adicionalmente sobre estos países, y algún otro, fue posible ubicar fuentes documentales que permitieran realizar dicho ejercicio.

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países del Caribe Anglófono, Europa Oriental y a algunos países del Sudeste Asiático y del África Subsahariana. El presupuesto para el funcionamiento del Fondo, es aportado íntegramente por la Cancillería argentina y su objetivo central ha sido contribuir al desarrollo de países amigos, fortaleciendo las relaciones bilaterales y consolidando la presencia argentina en dichos países. Este fondo fi nancia actividades de cooperación técnica horizontal a través de las siguientes modalidades:

• Asistencia técnica mediante el envío de expertos en aquellas áreas en las que la Argentina cuenta con experiencia técnica, asistencia en la implementación de programas y/o desarrollar acciones puntuales.

• Capacitación y adiestramiento en Argentina, para transmitir las experiencias argentinas en la materia que se trate y adecuarlas a la realidad local con el objeto de permitirles desarrollar su función en forma más efi ciente.

• Intercambio entre países en desarrollo que implique transferencia de conocimiento.

En este sentido, según la citada fuente, desde los primeros años del FO-AR, se han ejecutado más de 3.558 acciones de asistencia técnica. Asimismo, la Dirección General de Cooperación Internacional ejerce la Coordinación de la Sección Nacional del Comité de Cooperación Técnica del MERCOSUR.

El FO-AR, publica de forma periódica una revista donde se exponen sus principales resultados, además de artículos de opinión. Precisamente en el lanzamiento del noveno número de la misma, el canciller Jorge Taiana expresó que: “La experiencia de la cooperación debe enriquecer a quien la brinda y a quien la solicita. No estamos hablando de una cooperación que hayamos concebido como un saber que está acumulado en el dador y que el receptor recibe pasivamente, sino que la consideramos -justamente- de un modo horizontal, para que (…) tengan un impacto para un desarrollo posterior” (Ministerio de Relaciones Exteriores Comercio Internacional y Culto).

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APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

Ortiz (2000), ofrece en conclusión dos conceptos importantes respecto al tema en cuestión. Primero se refi ere a que la Argentina se encuentra en la necesidad de continuar recibiendo cooperación para consolidar el desarrollo relativo alcanzado y, por otra, a perfeccionarse en su condición de incipiente oferente, aunque ya el país sea referido como uno de los “donantes emergentes” de cooperación.

Adicionalmente, el autor introduce un concepto novedoso al referirse a la mística de la cooperación, refi riéndose al verdadero convencimiento sobre la importancia de la cooperación horizontal y el valor de la transmisión de los conocimientos.

b) Brasil:

La experiencia del Brasil en esta materia parece ser una de las más antiguas en la región. Ya en los años cincuenta, había nacido la primera iniciativa para aplicar un sistema de cooperación técnica internacional en el país, y a la fecha ya se ha convertido en uno de los países en desarrollo con más activa participación en iniciativas de cooperación técnica en benefi cio de otras naciones del Sur (Pérez & Sierra, 1998, p.62).

Este proceso en el país, se fortaleció sustancialmente con el establecimiento de la Agencia Brasileña de Cooperación (ABC) en el año 1987, (primera de esta naturaleza en ALC) la cual en 1996, se integró a la Secretaria General del Ministerio de Relaciones Exteriores, a fi n de coordinar, negociar, aprobar, supervisar y evaluar la cooperación recibida de otros países y organizaciones internacionales, así como la cooperación entre Brasil y los países en desarrollo (ABC, sin año).

La cooperación horizontal brasileña abarca iniciativas bilaterales y multilaterales. Brasil ha prestado una intensa cooperación bajo la modalidad de horas técnicas, envío de técnicos y consultores, formación de formadores, consultorías, promoción de cursos para la elaboración, el análisis y la instrumentación de proyectos de cooperación técnica y pequeñas donaciones de equipos

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exclusivamente en el ámbito de los proyectos (Meira, 2002). Otra forma de la CIS-S, constituye el hecho de que Brasil ha reducido la deuda que tienen países pobres altamente endeudados.

En 2006, la ABC relacionaba sus principales socios de CIS-S en ALC, en donde se destacan países tanto de Centroamérica, como del Caribe y Suramérica, con los cuales se encontraba ejecutando proyectos de cooperación.

El Brasil, pasó con el tiempo a ser un país al que cada vez más se le solicita transferir su experiencia en áreas específi cas, en las que sus instituciones nacionales demuestran haber tenido un éxito reconocido. Para hacer frente a ello, en los últimos años el Gobierno brasileño, amplió considerablemente las acciones de CIS-S, sobre todo con los países de ALC y con países africanos cuya lengua ofi cial es el portugués, en un marco presupuestario de grandes restricciones (Meira, 2002).

La cooperación prestada por Brasil, se concibe como un instrumento de la política exterior brasileña, estando en condiciones de asumir un nuevo papel en la promoción del desarrollo nacional (Ayllón, 2008).

Igualmente, en palabras de Lechini (2008), la forma en que Brasil diseña y operacionaliza su inserción internacional, constituye un buen ejemplo de las nuevas modalidades que permitirán avanzar en los caminos de una CIS-S más exitosa.

c) Colombia:

Al igual que en otros países de la región, la institucionalización de la Cooperación Internacional, inició en Colombia durante la década de los años sesenta y setenta de forma incipiente. De acuerdo a Uribe (2006), solo hasta mediados de la década de 1980, Colombia tomó conciencia de su relevancia y tuvo capacidad real de CTPD, siendo en 1982, cuando inició una apertura hacia la región de

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APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

Centroamérica y el Caribe, con el empeño de poder intensifi car sus relaciones con dicha región.

Para tales efectos, se creó en 1982, el Fondo de Cooperación y Asistencia Técnica para Centroamérica y el Caribe, denominado Fondo Caribe. No obstante, y hasta hace poco, la CIS-S que el país brindaba era muy puntal puesto que se debía mas a iniciativas de los países demandantes que a ofrecimientos colombianos (Uribe, 2006, p.32).

Los avances institucionales se consolidaron en el año 1997, con la creación de la Agencia Colombiana de Cooperación Internacional (ACCI), la cual empezó a trabajar bajo la misión de ordenar y coordinar la cooperación no reembolsable.

El más reciente cambio institucional en la materia, se presentó con la fusión de la ACCI y la Red de Solidaridad Social, para dar como resultado en julio de 2005, la creación de la actual Agencia Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional (Acción Social). Allí se ubicó la Dirección de Cooperación Internacional, la cual tiene la función de gestionar los recursos de cooperación públicos y privados que recibe y otorga el país (Acción Social, 2009).

Durante sus años de trabajo, la ACCI realizó importantes avances en materia de CIS-S. Según ésta, Colombia ejecutó US$ 179.150 dólares durante el bienio 2001-2002 y US$ 121.281 para el periodo de junio de 2002 – mayo de 2003, solo en CTPD. Su principal área geográfi ca de destino fue Centroamérica y el Caribe, y para ello contó con el apoyo, principalmente, del Fondo de Cooperación y Asistencia Internacional (FOCAI), cuyos recursos eran destinados exclusivamente al fi nanciamiento de experiencias en ofertas colombianas (ACCI, 2002; ACCI, 2003).

Aunado a lo anterior, Acción Social elaboró en el año 2006 el Catálogo de Experiencias Colombianas Exitosas para la CIS-S, el cual parte de las capacidades más relevantes del país, algunas de ellas, resultado también de la Cooperación Internacional. En la actualidad, dicho

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catálogo, presenta 18 áreas específi cas del conocimiento con decenas de experiencias sistematizadas, lo cual constituye la base fundamental de la oferta de CIS-S que brinda el país.46

Cuenta además con el Mapa de Cooperación Internacional, una valiosa herramienta que permite consultar las actividades que se ejecutan a través de programas de cooperación suscritos por Colombia en el ámbito de la CIS-S, además de las restantes modalidades de cooperación que recibe el país.

Por último, y de forma también reciente, se construyó la Estrategia de Cooperación Internacional 2007-2010, a través de la cual el Gobierno colombiano, busca identifi car las líneas fundamentales de orientación de la Cooperación Internacional en el país. Dicha estrategia refl eja los lineamientos de la política exterior colombiana, la cual busca avanzar hacia “un nuevo enfoque de cooperación técnica, temática y horizontal, en el que al ser receptor y oferente, se amplíen las posibilidades de relación política en instancias bilaterales y multilaterales” (Acción Social, 2007, p.22).

En síntesis, Colombia es un país que en ALC ha venido incrementado su cooperación, brindando asistencia técnica, lo cual le ha permitido mejorar su posicionamiento estratégico de país como oferente de cooperación, o como donante emergente en el marco de la CIS-S. Hoy en día como lo expresa el trabajo de Guaquetá (1995), Colombia no debe centrarse exclusivamente en competir como receptor de cooperación, sino como oferente, lo cual exige un nuevo enfoque del manejo de la cooperación técnica en el país y la conservación del concepto de horizontalidad.47

d) Chile:

La década de 1990, sin duda alguna, trajo para Chile una serie de importantes transformaciones. La nueva democracia chilena 46 El citado catálogo puede ser consultado en la dirección electrónica: htt p://www.accionsocial.

gov.co/ documentos/Experiencias/-home.swf.47 Las recientes publicaciones de Acción Social “Cuarenta años de la institucionalidad de la

Cooperación Internacional en Colombia” de 2008 y “La Cooperación Internacional y su Régimen Jurídico en Colombia” de 2007 permiten ampliar los contenidos aquí introducidos.

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APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

tuvo que responder al complejo desafío de superar los años de asilamiento que había vivido el país, lo cual demandó el diseño de una política exterior orientada hacia la reinserción plena de Chile en el sistema global (Díaz, 2004).

En ese mismo año, el Gobierno de Chile creó la Agencia Chilena de Cooperación Internacional (AGCI), la cual desde el año 2005 es parte integral del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, como encargada de encabezar y articular el Sistema Nacional de Cooperación Internacional de Chile.

Dentro de la AGCI, se conformó el Departamento de Cooperación Horizontal, el cual diseña, coordina y da seguimiento a las actividades de cooperación técnica que Chile ofrece e intercambia con países de igual o menor desarrollo relativo (AGCI, sin año). Asimismo, desde hace algunos años la AGCI estableció su Programa de Cooperación Técnica entre Países en Desarrollo, el cual presta asesoría a través de proyectos específi cos en temas acordados con los diferentes países, y en los cuales Chile cuenta con una experiencia que compartir.

En el caso chileno, la AGCI desarrolla una de las principales tareas en torno al tema de la Cooperación Internacional y es esta institución, la que se encarga de fortalecer mecanismos que promuevan formas de alianzas de características descentralizadas. (Rojas, 2008). En 1997, por ejemplo, la AGCI llevó a cabo la Reunión de Países Pivotes para la CTPD, actividad que signifi có un reconocimiento importante para el trabajo que venía realizando ALC, y a la vez, la confi rmación y legitimación internacional de lo avanzado en cooperación horizontal en la región (Abarca, 2001, p.173).

Para su fi nanciamiento, el Gobierno de Chile destina un rubro presupuestal especial, junto con el presupuesto general de la AGCI destinado a la CTPD. Adicionalmente, desde 1999 el Gobierno de Chile fi rmó con el Gobierno del Japón, el Programa de Cooperación Japan-Chile Partnsership Programme (JCPP), con el objetivo de extender la asistencia técnica a los países en desarrollo.

En 2007, el Programa de CTPD se basó en programas bilaterales y regionales que consideraron asistencias técnicas en especial a países

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vecinos. “El 49% de toda la cooperación que entregó Chile durante 2007, se concentró en programas y acciones que benefi ciaron a sus vecinos” (AGCI, 2008, p.3).

De forma general y utilizando las palabras de Jacqueline Weinstein (2000), en Chile “La cooperación horizontal se ha ido transformando en un componente fundamental de las relaciones que se establecen entre los países en desarrollo. Ha demostrado ser un instrumento propicio, para aportar soluciones a nuestras carencias y problemas, y como tal debe ser fortalecido, lo que requiere un esfuerzo multidireccional”.

e) Ecuador:

El Ecuador ha iniciado en los últimos años un proceso a través del cual busca fortalecer la institucionalización de la Cooperación Internacional a nivel nacional. Hasta el año 2000 la cooperación funcionó a través de comités, direcciones o agencias (INECI, 2005, p.4) momento en que nació el Instituto Ecuatoriano de Cooperación Internacional (INECI), adscrito al Ministerio de Relaciones Exteriores, el cual realizó por varios años “importantes esfuerzos para convertirse en la entidad coordinadora a nivel nacional de la cooperación” (INECI, 2005, p.3).

Hasta el año 2004, este país había intensifi cado sus relaciones de CIS-S especialmente con el Perú, optimizando las experiencias para el desarrollo, principalmente de la frontera sur. Junto a ello, defi nió áreas prioritarias de cooperación con países de la región ALC, como Argentina, Brasil, Chile, México, Colombia, entre otros, con los cuales ha suscrito acuerdos bilaterales de cooperación (INECI, 2003, p.68).

En el 2007, mediante Decreto Ejecutivo N° 699, se creó la Agencia Ecuatoriana de Cooperación Internacional (AGECI), entidad responsable de coordinar las acciones que se realizan en el país con recursos de Cooperación Internacional y velar por su alineación con el Plan Nacional de Desarrollo el cual establece las prioridades nacionales.

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Dentro de su nuevo mandato, y en concordancia con las políticas de Cooperación Internacional establecidas en la AGECI, se prevé el fortalecimiento de la CIS-S como una nueva modalidad de cooperación. “El Estado Ecuatoriano promoverá el fortalecimiento de la Cooperación Sur - Sur, para contribuir en la construcción de una Agenda Regional de integración y cooperación latinoamericana. (…) promoverá diálogos que permitan alcanzar posiciones comunes con países latinoamericanos para analizar, acordar e impulsar políticas de desarrollo regional (AGECI, 2008).

f) México:

En México la Cooperación Internacional tiene un carácter dual, expresada por su condición de país receptor y su vocación de país oferente al vincularse con naciones de similar o menor desarrollo (Lozoya, 1999 p.29). La importancia creciente de la Cooperación Internacional ha permitido avanzar desde la creación de la Dirección General de Cooperación Técnica encargada de dichas funciones, y transformada en 1990 en Dirección General de Cooperación Técnica y Científi ca (DGCTC). Posteriormente se creó en 1998 el Instituto Mexicano de Cooperación Internacional (IMEXCI).

En 2001, luego de una serie de modifi caciones, se derogaron las facultades del IMEXCI, y en la actualidad el marco jurídico de la cooperación en México se inscribe dentro de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), donde se ubica la Unidad de Relaciones Económicas y Cooperación Internacional (URECI), y en donde se asoció la DGCTC.

Esta última, coordina y gestiona los programas de cooperación técnica, científi ca y tecnológica. Por ende su objetivo es defi nir, planear y formular las políticas de dicha Cooperación Internacional para el desarrollo, en concordancia con los lineamientos y metas del Plan Nacional de Desarrollo y de los programas que de éste se deriven (Velásquez, 2007). En este contexto, la cooperación técnica mexicana mantiene un papel activo a través de la realización de acciones para contribuir al cumplimiento de las metas y propósitos de desarrollo de otros países de América Latina y el Caribe (SRE, 2006, p.13).

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México, adelanta programas de CTPD particularmente con Centroamérica y el Caribe, (Sánchez, 2000; SRE, 2006) en virtud principalmente de su vecindad geográfi ca, más allá de los vínculos históricos y culturales que existen. Incluso, mediante el Decreto D.O.F. de 1990 se creó la Comisión Mexicana para la Cooperación con Centroamérica.

En palabras de Sánchez (2000), la CTPD juega un papel fundamental en México, dado el grado de desarrollo con que cuenta el país, su ubicación geográfi ca y, principalmente por los lineamientos de su política exterior. Se procura, además, el intercambio de experiencias en campos de interés y benefi cio mutuo, con el propósito de consolidar conjuntamente áreas de desarrollo tecnológico.

La SRE en su informe del año 2005, indica que para este periodo en cooperación horizontal se realizaron 38 actividades con la región ALC, en donde Cuba y Colombia fueron los países contrapartes con las que se tuvo el mayor porcentaje de actividades.48 Entre tanto, los recursos ejercidos por la oferta mexicana de cooperación, en el marco de la Comisión con Centroamericana y el Caribe, para el año 2006 alcanzaron los US 4.543.325 millones (SRE, 2008). Adicionalmente, Velásquez (2007) señala que para esa fecha había siete convenios con Centroamérica y el Caribe de cooperación científi ca y tecnológica.

En conclusión, el establecimiento de la DGCTC, representa la consolidación de años de trabajo de México en materia de Cooperación Internacional. Rosa Green, entonces Secretaria de Relaciones Exteriores, señalaba que “desde el momento de su formulación, la CTPD ha constituido un compromiso que México asume e impulsa de manera decidida en el marco de sus relaciones internacionales […]. Hoy en los albores del tercer milenio, el país reafi rma ese espíritu de solidaridad con los países en desarrollo” (IMEXCI, 2000).

48 El detalle de las actividades de CIS-S con ALC realizadas por México en el ámbito bilateral y regional durante el año 2005, pueden ser consultado en el citado informe de la SRE de 2005, el cual puede también descargarse en el Sitio de Internet ofi cial de la SRE: htt p://dgctc.sre.gob.mx/html/publicacion/informes.html.

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APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

g) Perú:

Si bien, en términos de CIS-S, el Gobierno del Perú reconoce que su oferta de cooperación aun se encuentra en una fase poco desarrollada (APCI, 2006), se ha avanzado en la consolidación de la experiencia institucional del país.

En primera instancia se materializó a fi nales del año 2001, la creación de la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI) vista como un ente capaz de gestionar de forma sostenible recursos de AOD (APCI, sin año). Adicionalmente, en el año 2006 se promulgó la Ley de la República N° 28875 que crea el “Sistema Nacional Descentralizado de Cooperación Internacional No Reembolsable” como ente rector al respecto, para que priorice las necesidades de los actores públicos y privados y realice el seguimiento y evaluación de los programas, proyectos y actividades.

En el año 2006, la APCI presentó la Política Nacional de Cooperación Técnica Internacional, en donde se establecen las principales directrices y prioridades de la cooperación ofrecida por este país, e identifi cando al menos los primeros tres temas centrales de su oferta de CIS-S. A saber: Políticas Sociales, Agroexportación y Microfi nanzas.

El Perú identifi ca dentro de las ventajas de ser un país oferente de CIS-S, el hecho de que con ello refuerza su vinculación con otros países, promueve agendas positivas con los países de la región ALC, y se posiciona igualmente en ésta. Para ello, espera lograr que el país tenga un nítido perfi l como país cooperante técnico en ALC, para lo cual, su agencia deberá reorganizarse y dotarse de recursos en función de las nuevas características de la Cooperación Internacional (Pando, 2008).

h) Costa Rica:

El caso de este país centroamericano resulta particular, dado que, si bien, no ha seguido hasta el momento los pasos de otros países

194 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

de la región ALC, constituyendo una agencia de Cooperación Internacional, ha realizado importantes avances en el tema de la CIS-S.

Este país cuenta desde 1995 con una Dirección de Cooperación Internacional, adscrita al Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, la cual se encarga de coordinar a nivel nacional el proceso de gestión de cooperación desde y hacia Costa Rica, y desde allí se ha propuesto fortalecer la CTPD a través de iniciativas como la de crear un Departamento exclusivo para manejar este tipo de cooperación (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, 2000a, p.2), el cual, no obstante, aun no se concreta.

Desde ese momento, la CTPD empieza a jugar un rol fundamental en la estrategia de la política exterior de Costa Rica. Ello debido, a que los actores responsables de ese proceso visualizaron en forma clara, la importancia que revestía para el País desarrollar esta nueva modalidad de cooperación.

La Dirección, inició una serie de labores en materia de CTPD, que pueden resumirse en el mantenimiento de una base de datos con la oferta nacional de CIS-S; la elaboración de algunos documentos e instrumentos metodológicos, así como la promoción de ésta a través de eventos e intercambios.49

En el año 2000, se publicó como un primer esfuerzo, de forma pionera en ALC, una detallada Oferta de Cooperación Costarricense, en donde se indicaban las áreas en las cuales cada una de las 39 instituciones reseñadas, estaba en capacidad de ofrecer CIS-S.

Como complemento a ello, la Dirección publicó un segundo trabajo, más amplio ahora, denominado “Oferta de Cooperación Técnica de Centroamérica-CTPD” con la oferta de CIS-S por área de Guatemala, El Salvador, Panamá, República Dominicana, y por supuesto Costa Rica, así como algunas experiencias de CIS-S entre estos países.

49 En el año 2000, la Dirección organizó el Seminario-Taller: “El Fortalecimiento de la Cooperación Solidaria. Los Mecanismos de cooperación horizontal: las posibilidades, potencialidades y desafíos para Centroamérica y la Región” con la participación de destacadas personalidades de la CIS-S en ALC.

195LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

Como lo señala Uribe (1999), Costa Rica, es uno de los países centrales de la CTPD en América Latina y realiza intercambios con un número importante de países de la región, en temas como la educación, sanidad, turismo ecológico, medio ambiente, creación de cooperativas agrícolas, justicia y administración.

De esta forma, este país ha logrado formular proyectos de CIS-S en temas específi cos en la región de ALC e incluso fuera de ella. Por ello, la Dirección de Cooperación Internacional, manifi esta estar convencida de la necesidad de solidifi car esta área, como ya lo han hecho otros países como Chile, Brasil o México. “La CTPD deberá crecer y transformarse en uno de los principales puntos de la agenda diplomática bilateral de los países en desarrollo, y Costa Rica puede y debe jugar un rol preponderante en la conducción de esta modalidad de cooperación, a nivel regional” (MIDEPLAN, 2007, p.51).

i) Cuba:

La República de Cuba, al igual que en el caso costarricense, no cuenta como los casos latinoamericanos anteriores con una agencia de cooperación estructurada que se encargue de sus relaciones de CIS-S. No obstante, por muchos años, el ejercicio de oferta de cooperación ha estado presente dentro de los lineamientos de sus acciones internacionales.

Para Cuba, el Caribe es un área, principalmente, de interés político-estratégico, y las relaciones de estos países con la isla están marcadas por sus deseos de benefi ciarse de los logros cubanos internacionalmente reconocidos. “Es precisamente este interés el que sustenta en gran medida, las bases de una activa cooperación entre la isla y la región caribeña” (Martínez, 2008, p.145) en donde Haití ocupa el lugar privilegiado.

En este país, tuvo cita como se mencionara anteriormente, la I Cumbre del Sur, donde además de los temas de la globalización y la economía mundial se trató el tema de la CIS-S. En esta ocasión el canciller cubano Felipe Pérez-Roque señalaba que es posible

196 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

incrementar la CIS-S si existe voluntad política y si se concertan “nuestros esfuerzos” (Martínez, 2008).

Como lo señalan Xalma & Vera (2008), Cuba ha sido un país muy activo en la CIS-S, con un perfi l muy especializado, principalmente en el área de lo social, donde destacan los temas de salud y educación. Asimismo, se destaca su participación y aportes de cooperación, en el marco de los programas de cooperación que impulsa la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA).

Bajo este panorama, y de forma reciente, se han fortalecido relaciones de CIS-S entre Cuba y países como Venezuela, la cual en el año 2008, según un reporte de la Agencia Bolivariana de Noticias, permitió la ejecución conjunta de 76 proyectos, cuyo valor alcanza alrededor de los US 1.355.000.000 millones, según cifras del Gobierno Venezolano.50

De forma adicional, en un artículo de 2008, Martínez explora las amplias, sólidas e históricas relaciones de cooperación de Cuba con África. La isla actualmente mantiene relaciones diplomáticas con todos los países de África, a excepción de Marruecos. Tiene embajadas en 26 países y funcionan 31 comisiones mixtas de cooperación con países africanos. “Además de proporcionar médicos y otros expertos a muchos países del Sur, Cuba ha prestado asistencia a Nigeria, en la producción de etanol como parte de sus actividades de cooperación Sur-Sur” (Naciones Unidas-AG, 2007, p.10).

El Gobierno cubano señala que hasta la fecha ha fomentado y desarrollado una política de colaboración y ayuda en la formación de profesionales para los países en vía de desarrollo, y en particular para los países africanos. A través de su programa de becas, se han graduado en Cuba un total de 47.637 jóvenes procedentes de 126 diferentes países en más de 33 especialidades universitarias y técnicas.

50 Cooperación Cuba-Venezuela se ubicó en mil 355 millones de dólares durante 2008. En: Agencia Bolivariana de Noticias-ABN (2008). Extraído el 22 de febrero de 2009 de: htt p://www.abn.info.ve/noticia.php?articulo=161697&lee=3.

197LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

Para concluir este apartado de experiencias latinoamericanas, debe manifestarse el hecho signifi cativo que, en la medida en que algunos países de la región ALC logren transferir experiencias exitosas de desarrollo, y por tanto convertirse en nuevos o emergentes oferentes de cooperación, ello no signifi ca que deban dejar de ser considerados como elegibles para recibir Cooperación Internacional de países industrializados y agencias multilaterales. Sobre ese falso mito como lo llama Green (1998), la autora plantea tres argumentos precisos:

1. La CTPD constituye una modalidad de cooperación, que ha demostrado trabajar con su propio método y moviliza recursos distintos a los operados por la cooperación Norte-Sur.

2. La cooperación que estos países brindan, se fortalece a partir de capacidades internas, que en muchos casos fueron apoyadas por la cooperación externa.

3. Resulta contraproducente ante los desafíos mundiales, enfocar la Cooperación Internacional con una óptica de exclusión cuando debe considerarse como un ámbito incluyente por naturaleza.

Las palabras de Zuluaga (2006) sobre el tema resultan bastante alentadoras y comprometedoras para los países de ALC al señalar que: “los países del Sur debemos unirnos a partir de nuestra diversidad, para desarrollar nuevas formas de cooperación con base en el estudio de nuestra historia, cultura, formas de organización, proyectos de sociedad, y en el intercambio y circulación de nuestros saberes científi cos y tecnológicos”.

En síntesis, un sencillo esquema con el cual se esperan recoger algunos de los citados esfuerzos de institucionalidad de la Cooperación Internacional en países de ALC, a través del tiempo es el siguiente:

198 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

Esquema N° 6: Procesos de institucionalización de la Cooperación Internacional en algunos países de la región ALC.

Fuente: Elaboración propia.

j) Consolidado:

A lo largo del presente documento se ha hecho frecuente referencia al trabajo de Xalma (2008), considerándose una fuente documental de vital importancia para trabajar la CIS-S en la región ALC, conforme a las fuentes ubicadas, es éste el único trabajo que se aproxima a sistematizar y documentar los intercambios de CIS-S entre los países de la región.

En este sentido, la autora elaboró una completa reseña sobre las acciones de CIS-S entre los países de la región para el año 2007, de donde nos permitimos mencionar algunas consideraciones que resultan concluyentes para conocer el estado actual y las principales tendencias de la CIS-S en ALC, a saber:

• Durante el año 2007, los diecinueve países iberoamericanos que clasifi can como de Renta Media han intercambiado 1.480 acciones de Cooperación Horizontal Bilateral, una de las modalidades bajo las que se ejecuta la Cooperación Sur-Sur.

BRASIL

COLOMBIA

CHILE

ECUADOR

MEXICO

PERU

AÑOS 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2008

Agencia Brasileirapara la Cooperación

Internacional

Agencia Colombianade Cooperación

Internacional

Agencia Peruanade Cooperación

Internacional

Agencia Ecuatorianade Cooperación

Internacional

Instituto NacionalEcuatoriano de Cooperación

Internacional

Instituto Mexicano de Cooperación

Internacional

Unidad RelacionesEconomicas y

Cooperación - DGCTC

Agencia para la AcciónSocial y la Cooperación

Internacional

Agencia Chilenapara la Cooperación

Internacional

Dirección General deCooperación Técnicay Científica DGCTC

Comisión Mexicana parala Cooperación con

Centroamérica y Caribe

199LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

• Los países que más activamente han transferido capacidades hacia sus otros socios Iberoamericanos han sido: Cuba (quien por si sola explica prácticamente el 45% de las acciones registradas); México (15%); Argentina, Chile y Venezuela (un tercio del total entre los tres); y Colombia y Brasil (quienes conjuntamente explican más de un 10% de las acciones fi nales). Otros países (Uruguay, Panamá, Perú, Costa Rica, Ecuador y Honduras) ofertan alguna acción de cooperación en al menos una ocasión.

• Todos los países ejercen en algún momento el rol de socio receptor. Consecuencia de ello, las acciones están mucho más dispersas geográfi camente. Aún así, destacan los casos de los países centroamericanos y andinos: Venezuela (cuya especial relación con Cuba explica que concentre un tercio del total de las acciones registradas como recibidas); El Salvador, Nicaragua, Guatemala y Honduras (más del 20%); y Ecuador, Bolivia, Perú y Colombia (cerca de otro 20%).

• Las direcciones en las que estos intercambios se establecen, responden a distintos patrones de comportamiento. Así, por ejemplo y de manera preferente, México concentra su oferta de cooperación en sus vecinos centroamericanos; Venezuela en los países con quienes integra la Alternativa Bolivariana para América Latina y El Caribe; y Chile, en los países centroamericanos y andinos con menores niveles de ingresos relativos de la región.

• En numerosas ocasiones los países en desarrollo no disponen de la fi nanciación necesaria para impulsar determinadas acciones de cooperación. Una vía para superar este obstáculo es hacer participar de esa acción a un tercer actor, en general un donante tradicional, que asuma parcial o íntegramente dicha fi nanciación, y es allí donde nace la cooperación triangular.

• En este ámbito de la cooperación triangular, las acciones registradas bajo esta modalidad se han servido, fundamentalmente, del apoyo fi nanciero de Japón y Alemania y, en menor medida, de Francia, Suecia, Bélgica o la propia España,

200 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

centradas principalmente en el ámbito del medio ambiente y el sector agrícola.

• En el rol de segundos socios oferentes, destaca México en el primer lugar, seguido de Chile y Argentina.

• Iberoamérica muestra, además, un perfi l de necesidades y capacidades sectoriales cada vez más completo.

Asimismo, el trabajo de Xalma, abre la discusión sobre la posibilidad de avanzar en el establecimiento de un Banco de Buenas Prácticas para la CIS-S en el caso de ALC, destacando como se mencionara líneas arriba los avances que sobre esta materia tienen Colombia y Costa Rica.

Su elaboración requiere entonces una selección adecuada de los criterios para defi nir una experiencia como “buena práctica”, o “mejor práctica” o “experiencia exitosa”, indicando que en la actualidad no existe aun un consenso acerca de dichos criterios.

La autora señala que “la constitución de un Banco que recoja este tipo de experiencias constituye pues, un paso importante hacia un escenario en el que el intercambio de cooperación entre estos países alcance los que serían sus mejores resultados” (p.104).

Finalmente, la autora elaboró una matriz que permite observar la participación de los países en acciones de CIS-S, señalando su respectivo rol en las casillas sombreadas (como socio oferente o como socio receptor), clasifi cados siempre según su nivel de renta. Esta es la matriz señalada:

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APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

Cuadro N° 5. Cooperación Horizontal Sur – Sur Bilateral, entre Países Iberoamericanos, 2007.

Fuente: Xalma (2008, p.27).

CONSIDERACIONES FINALES

En los treinta o incluso más años de vida de la CIS-S, han sido innegables las lecciones y avances teóricos, prácticos y conceptuales acerca de este tema. Si bien, los intercambios técnicos pueden haber existido desde tiempos antiguos, es una certeza que los avances de la década de 1970, fueron el motor de impulso de la CIS-S a nivel universal.

En el caso de ALC, algunos países y algunos escenarios regionales han involucrado procesos de CIS-S de forma complementaria dentro de sus labores cotidianas, y producto de ello, en la región se cuenta con una considerable experiencia al respecto, lo cual no quiere decir, que todo este dicho y hecho para la CIS-S en ALC.

Si bien, en un principio parecía indistinto el uso de los términos “CTPD”, “CEPD”, “cooperación horizontal”, y algunos otros,

202 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

ahora parece existir cierto consenso en el uso del concepto de la Cooperación Internacional Sur – Sur, en donde se denota un mayor margen de acción para ésta. No obstante, no será extraño seguir hallando aun en la literatura algunas referencias recientes sobre “CTPD”.

Este proceso de conceptualización en la CIS-S, ha sido el fruto de los debates abiertos y las discusiones dadas a nivel internacional y regional, en el caso de ALC, en donde se ha identifi cado la necesidad de avanzar en mayores precisiones técnicas y prácticas respecto a esta modalidad de cooperación, que se orienta, fundamentalmente, a la promoción de relaciones entre países en desarrollo, aunado por el hecho del desplazamiento de la región como receptora de la tradicional AOD.

Con base en las fuentes documentales ubicadas, es claro que ha sido en el marco de las Naciones Unidas donde se han propiciado los mayores diálogos con respecto a la conceptualización de la CIS-S, principalmente a partir del año 1978 con la suscripción del PABA, en donde se realiza ese primer gran llamado a trabajar la CIS-S, como una modalidad alternativa de la Cooperación Internacional.

Sin embargo, debe indicarse luego de la presente revisión documental de más de doscientas referencias bibliográfi cas de diversos orígenes, que los contenidos que se encuentran sobre la CIS-S resultan de una naturaleza más descriptiva que explicativa. Una buena parte de ellos, abordan el tema desde un nivel más técnico y práctico, dando por sentados y elaborados conceptos sobre la CIS-S.

El Sistema de las Naciones Unidas, ha sido y es en la actualidad un promotor y dinamizador importante de los procesos de CIS-S a nivel global. El Comité de Alto Nivel, la Dependencia Especial, la Asamblea General y las demás organizaciones y agencias del Sistema, aportan elementos de debate y análisis para consolidar la CIS-S dentro de la agenda internacional.

En este sentido, cabe mencionar una de las más, si no la más, reciente reunión de expertos sobre Cooperación Internacional, en seno de la UNCTAD, para analizar el tema de la CIS-S y la integración a

203LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

la luz de las posibles repercusiones de la actual crisis fi nanciera mundial. Su informe fi nal resalta la vigencia e importancia de la CIS-S, en donde el principal temor es que se reduzcan los niveles de AOD, dado que los países donantes deben hacer frente a sus operaciones de rescate que pueden pesar de forma considerable en sus presupuestos (Naciones Unidas-UNCTAD, 2009, p.3).

Asimismo, en su última reunión en 2007, el Comité de Alto Nivel para la CIS-S recomendó que la Dependencia Especial de Naciones Unidas, más allá de coordinar y facilitar encuentros, amplíe su labor para promover mecanismos innovadores de CIS-S, fomente vínculos entre empresas y establezca relaciones de cooperación entre el sector público y privado.

En el ámbito latinoamericano, también resulta interesante considerar los avances respecto a la CIS-S. Si bien, a nivel multilateral, son diversos los escenarios regionales en ALC, no debemos olvidar que son casi siempre los mismos países los que los lideran, y aun así, desde cada uno de ellos se realiza un abordaje particular frente al tema, de acuerdo a su mandato y alcance. Dicho en otras palabras, no es lo mismo la CIS-S en la OEA, que en el MERCOSUR o en la SEGIB que en la CAN.

Las potencialidades que se vislumbran con el fortalecimiento de las relaciones de CIS-S, en la mayoría de campos del conocimiento, ha llevado a despertar la atención de algunos Gobiernos Nacionales en la región, más allá del simple diálogo político. Prueba de ello, es la apertura de estos escenarios y espacios, anteriormente reseñados, con la asignación de algunos pocos recursos desde hace ya varias décadas, con al ánimo de promover acciones regionales en esta Cooperación Internacional considerada por muchos como alternativa.

Es importante señalar el aporte de estos organismos regionales en ALC en función de la CIS-S, dado que se han convertido en un espacio valioso para el intercambio de ideas y, más aun, para la concertación de iniciativas concretas de CIS-S en ALC. Los comités especializados, las cumbres, y encuentros en la región, han permitido compartir experiencias que, sin duda, fortalecen los mecanismos

204 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

hasta ahora establecidos para la promoción de esta modalidad de cooperación, que los países de la región sienten, de cierta forma, más cercana a ellos.

Asimismo, de forma individual algunos países latinoamericanos, unos más que otros, han comprendido la importancia de involucrar dentro de sus lineamientos de acción internacional la variable de la CIS-S, por las diversas razones expuestas renglones arriba. Es así como en la actualidad, casi todos los países de la región han participado en alguna relación de CIS-S latinoamericana, bien sea como oferentes o receptores de ésta.

En este sentido, con alguna claridad han avanzado en conceptualizar, para sí, o al menos han elaborado su propio concepto sobre la CIS-S, conforme a los citados diálogos, debates y consideraciones propias de cada país frente a este tema. Ello nos lleva a pensar que al menos las condiciones conceptuales mínimas se encuentran dadas en algunos países de ALC, los cuales no en vano, son los principales dinamizadores de estas actividades en la región.

Ahora bien, el presente trabajo tuvo como objeto realizar un acercamiento conceptual acerca del estado del conocimiento de la CIS-S para el caso latinoamericano, con base en las fuentes documentales ubicadas, de forma que hayan quedado planteados sufi cientes argumentos e inquietudes, para identifi car nuevas posibilidades de investigación en este tema.

Dentro de las fuentes consultadas, se plantean un sin número de interrogantes, desafíos, limitantes, ventajas, oportunidades, tendencias, etc. para la CIS-S, que pueden también aportar elementos para consideraciones y acercamientos futuros. Por ello y sin el ánimo de entrar en el detalle de cada una, se pueden indicar algunas referencias que pueden guiar dicho proceso, las cuales no excluyen trabajos adicionales que el lector pueda utilizar.

Para empezar, Rojas (2008) plantea lo que él considera son los cinco desafíos en el proceso de desarrollo y posterior consolidación de la CIS-S.

205LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

Los trabajos de Titelman (2008) y Meira (2002), permiten inferir de forma general, el amplio panorama de las principales tendencias y desafíos en la cooperación y la movilización de recursos para ALC. Igualmente, Xalma (2008) propone algunas conclusiones de cómo los países de la región ALC participan e impulsan acciones de CIS-S, bien sea de forma horizontal o triangular, considerando, entre otros, los niveles de desarrollo relativo, los niveles de ingreso y la fi nanciación de dichas acciones.

Nuevamente Xalma y Vera (2008) proponen en su artículo a modo de conclusión lo que consideran los retos de la Cooperación Sur – Sur, en donde señalan las ventajas y los retos aun pendientes. Entre estos últimos se destaca, la búsqueda de fórmulas que garanticen la complementariedad de la cooperación ejecutada con las estrategias de desarrollo nacional y con los proyectos que puedan ser continuados con recursos locales.

Asimismo, el Informe de las Naciones Unidas, Estado de la Cooperación Sur - Sur de 2007, hace alusión a la reciente y cambiante dinámica de la CIS-S, donde destaca las crecientes corrientes Sur-Sur de asistencia para el desarrollo, el fomento de las capacidades institucionales, y la tendencia a una acción más concertada para el logro efectivo de una serie de objetivos de desarrollo. Igualmente, plantea las oportunidades y desafíos, complementarias al trabajo de Rojas (2008), para ampliar los efectos de la CIS-S.

La misma Naciones Unidas a través del PNUD, formuló en 2007 una evaluación sobre su contribución a la CIS-S, en donde identifi can cuatro conclusiones y recomendaciones conforme al tercer marco de cooperación para la CIS-S administrado por la Dependencia Especializada, reconociendo, entre otros, el hecho de que el PNUD no ha aprovechado plenamente sus fuerzas y capacidades colectivas.

El trabajo de Lechini (2006), propone los términos para que la CIS-S sea efectiva, y destaca que los países del Sur deben ser precisos en determinar lo que quieren y necesitan para defenderse, entre otras cosas, de las agendas ofrecidas e impuestas desde el Norte. Plantea además, cómo la idea de renovar la CIS-S ha reaparecido en las

206 COOPERACIÓN EUROANDINA Y SUR-SUR EN AMÉRICA LATINA

agendas de algunos Estados, lo cual permite el desarrollo de una nueva cooperación selectiva posible en términos de actores y temas.

Las reorientaciones de las prácticas existentes en CTPD, las nuevas iniciativas y las posibilidades de fi nanciamiento las propone Uribe (2006), destacando que es en este último punto donde se han experimentado especiales difi cultades.

Marco Meira, Director en 2002 de la ABC, publicó el artículo “Tendencias y Perspectivas de la CTPD”, donde identifi ca los probables pasos que tendrán que darse para que evolucione la cooperación técnica internacional en el Siglo XXI. Allí se plantean elementos como una nueva conceptualización, la descentralización, la especialización; y asegura que aquellos aspectos que restringen el crecimiento de la CTPD podrán ser contrarrestados si hay voluntad política en los países en desarrollo.

Por su parte, Abarca (2001) en su trabajo propone una defi nición de los pilares fundamentales, que según ella conforman el nuevo rostro de la cooperación técnica entre países en desarrollo de cara al Siglo XXI. Como se indicó supra allí se propone, entre otros, la armonización entre la CTPD y la CEPD; y la concertación y la equidad como pilares esenciales para gestionar la cooperación horizontal, lo cual permitirá llegar a lo que ella llama el nuevo esquema de la solidaridad orgánica.

Otra fuente, que al menos hasta la fecha, deberá ser de necesaria consulta para abordar la CIS-S, es el informe de Naciones Unidas sobre las “Nuevas Orientaciones para la CTPD”, de 1995, principios y nociones de referencia para la formulación de políticas y planes de CIS-S, así como el PABA de 1978. De ese mismo año, se encuentra el trabajo de Mourad Ahmia, quien plantea los tres obstáculos de la CIS-S a los cuales, según este, se debe brindar especial atención.

Alexandra Guaquetá, en 1995, habla sobre la CTPD como una alternativa multigeneracional inexplorada, y argumenta que esta cooperación en ALC tiene características especiales que le permiten una triple funcionalidad.

207LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL SUR - SUR EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

APROXIMACIÓN A UN ESTADO DEL ARTE

De esta forma, toda vez que se ha sido posible adentrarse de forma detallada en éstas y otras fuentes documentales, resulta evidente que la CIS-S es una modalidad de cooperación aun poco explorada, donde apremian trabajos teóricos, conceptuales e investigativos que permitan un mayor desarrollo y una mejor implementación.

Finalmente, se pudiera terminar con las palabras de dos autores frecuentemente citados a lo largo de este trabajo y que pueden expresar de forma concisa ideas que vale la pena no obviar.

En primera instancia Fortin (1990), planteó hace casi dos decenios que la CIS-S es “una necesidad estratégica no solo para el desarrollo interno del Sur, sino para hacer posible un manejo más equitativo de la interdependencia mundial. Solo la CIS-S puede darle a los países en desarrollo un peso colectivo y abrir así las puertas a una verdadera Cooperación Internacional”.

Y nuevamente, Yiping Zhou, en 2002, señaló que “muchas veces, lo único que tienen que hacer los países en desarrollo para encontrar soluciones a los desafíos de desarrollo que enfrentan en esta era de globalización, es recurrir a sus vecinos”.

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