La Credibilidad_ Michael A. Galascio Sánchez

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La Credibilidad Fecha Miércoles, 11 marzo a las 21:32:40 Tema Opinión Opinión Michael A. Galascio Sánchez (*) • Hoy día, los expertos del marketing han diseñado una definición sobre la credibilidad que merece ser comentada. Según ellos, la credibilidad es “el grado en que un comunicador o comunicación es creída por el receptor ¿Qué significa credibilidad? Sin duda, muchos ciudadanos tienen alguna noción sobre el significado de esta palabra. En muchas ocasiones, el concepto está asociado a la calidad, capacidad o el poder de provocar o suscitar una creencia o convicción, en quienes nos rodean. Sin embargo, la credibilidad es frágil, ya que el poseedor de la misma, corre el peligro de perderla, al estar siempre obligado a tomar la decisión correcta. No obstante, ¿cómo puede resumirse éste concepto, de modo que los ciudadanos lo comprendan? Quizás, asociándolo a la “confianza”. El grado de confianza que tienen los demás en nosotros. La pregunta es, ¿cómo se gana la credibilidad? Ciertamente, no es una cosa que aparezca de la nada. La misma, se construye a través del tiempo, la consistencia, mostrando fiabilidad y creando una necesidad de dependencia por parte de los demás, hacia nosotros. Sin embargo, eso tiene su ardid, ya que quien ha llegado hasta ese nivel, puede perderlo todo, meramente con tomar una mala decisión. Por ésta razón, hay que ser cauto en la búsqueda de la credibilidad, porque su definición se fundamenta en la subjetividad de quienes la otorgan (los ciudadanos) ya que depende del esquema mental de cada individuo, unos criterios propios, que con frecuencia, carecen de unos fundamentos sólidos. Por éste motivo, no es de extrañar que criminales o psicópatas, como Jim Jones o David Koresh, embaucaran a cientos de seguidores, llevándoles a la muerte. Sin embargo, existen ejemplos positivos como el de Gandhi, Lincoln o Jefferson y otros líderes cuya credibilidad en sus respectivas épocas, era incuestionable. También, están los “listos”, que prefieren ahorrarse el trabajo y ganar credibilidad a través de la “asociación”, al relacionarles con cierto tipo de personas o entidades que tienen buena prensa. Estos, obtienen una inmerecida credibilidad como por arte de magia. Hoy día, los expertos del marketing han diseñado una definición sobre la credibilidad que merece ser comentada. Según ellos, la credibilidad es “el grado en que un comunicador o comunicación es creída por el receptor. La credibilidad es

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Hoy día, los expertos del marketing han diseñado una definición sobre la credibilidad que merece ser comentada. Según ellos, la credibilidad es “el grado en que un comunicador o comunicación es creída por el receptor

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La Credibilidad Fecha Miércoles, 11 marzo a las 21:32:40

Tema Opinión

Opinión

Michael A. Galascio Sánchez (*)

• Hoy día, los expertos del marketing han diseñado una definición sobre la credibilidad que merece ser comentada. Según ellos, la credibilidad es “el grado en que un comunicador o comunicación es creída por el receptor

¿Qué significa credibilidad? Sin duda, muchos ciudadanos tienen alguna noción sobre el significado de esta palabra. En muchas ocasiones, el concepto está asociado a la calidad, capacidad o el poder de provocar o suscitar una creencia o convicción, en quienes nos rodean. Sin embargo, la credibilidad es frágil, ya que el poseedor de la misma, corre el peligro de perderla, al estar siempre obligado a tomar la decisión correcta. No obstante, ¿cómo puede resumirse éste

concepto, de modo que los ciudadanos lo comprendan? Quizás, asociándolo a la “confianza”. El grado de confianza que tienen los demás en nosotros.

La pregunta es, ¿cómo se gana la credibilidad? Ciertamente, no es una cosa que aparezca de la nada. La misma, se construye a través del tiempo, la consistencia, mostrando fiabilidad y creando una necesidad de dependencia por parte de los demás, hacia nosotros. Sin embargo, eso tiene su ardid, ya que quien ha llegado hasta ese nivel, puede perderlo todo, meramente con tomar una mala decisión.

Por ésta razón, hay que ser cauto en la búsqueda de la credibilidad, porque su definición se fundamenta en la subjetividad de quienes la otorgan (los ciudadanos) ya que depende del esquema mental de cada individuo, unos criterios propios, que con frecuencia, carecen de unos fundamentos sólidos. Por éste motivo, no es de extrañar que criminales o psicópatas, como Jim Jones o David Koresh, embaucaran a cientos de seguidores, llevándoles a la muerte. Sin embargo, existen ejemplos positivos como el de Gandhi, Lincoln o Jefferson y otros líderes cuya credibilidad en sus respectivas épocas, era incuestionable. También, están los “listos”, que prefieren ahorrarse el trabajo y ganar credibilidad a través de la “asociación”, al relacionarles con cierto tipo de personas o entidades que tienen buena prensa. Estos, obtienen una inmerecida credibilidad como por arte de magia. Hoy día, los expertos del marketing han diseñado una definición sobre la credibilidad que merece ser comentada. Según ellos, la credibilidad es “el grado en que un comunicador o comunicación es creída por el receptor. La credibilidad es

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particularmente importante cuando el mensaje que se envía varía sustancialmente de las creencias o actitudes actuales del receptor. Por lo tanto, la credibilidad de tal mensaje, incrementará, si es transmitida por un comunicador experto, fiable y con carisma. Un mensaje es creíble si sólo dos de los tres criterios para el comunicador, son alcanzados, siempre y cuando esos dos criterios, mantengan su dominio en ese contexto. Como ejemplo, muchos votantes quizás acepten un consejo de una conocida celebridad a la cuál consideran fiable y con carisma, a pesar de la evidente carencia de experiencia política, que la misma pueda tener”.

Mi humilde experiencia y conocimiento sobre política, me dice que la credibilidad se rige por los siguientes principios:

• El comportamiento es el verdadero mensaje. Lo importante es lo que hace y no lo que dice.

• Hablar con claridad. Se pueden decir muchas cosas, pero jamás podrán reprochar que no ha sido claro o ha mentido a los ciudadanos.

• No matar al mensajero. El “feedback” o la retroalimentación, es el mejor modo de saber cómo esta haciendo las cosas, una oportunidad para aprender y valorar las que tiene que mejorar.

• La información a tiempo. La información que concierne a los ciudadanos y funcionarios, siempre debe salir a tiempo en todo momento. Debe ser fluida.

• Sin excusas. Estar dispuesto a buscar una formula para realizar el trabajo o lo prometido. El ciudadano ve con buenos ojos el esfuerzo y aunque la solución no sea la más idónea, sabe que después de valorar todas las posibilidades, ha encontrado una manera de acercarse al objetivo.

Finalmente, que se pregunten muchos antiguos cargos con responsabilidad pública, que hoy no están en el panorama político, ¿por qué los ciudadanos le han dado la espalda? (*) Licenciado en Ciencias Políticas, doctorando en Psicología de la Salud y Clínica