LA CUESTION NACIONAL Y EL MARXISMO

7
LA CUESTION NACIONAL Y EL MARXISMO Escribe Alberto Fortunato A casi cien años de su publicación en la revista Prosveschenie el 28 de febrero de 1913 vuelve a reeditarse este breve trabajo de JOSE STALIN, considerado por uno de sus detractores argentinos “su único trabajo teórico de valor” 1 . Josif Visarionovich Dzhugasvili (Stalin) nació el 21 de diciembre de 1879 en las afueras de la Ciudad de Gori, Georgia, a la sazón integrante del Imperio Ruso. Y murió en Moscú, Unión Soviética el 5 de marzo de 1953. El ensayo fue escrito por solicitud de LENIN, durante la estadía del georgiano en Viena, Austria y publicado con la firma de K (Koba) Stalin con el título La cuestión nacional y la socialdemocracia. En 1914 fue publicado en folleto aparte con el título del epígrafe. La censura zarista lo hizo retirar de todas las bibliotecas y salas de lectura. El trabajo de Stalin terció en el debate de la socialdemocracia europea alrededor del tema de las nacionalidades y de la Nación, particularmente con los trabajos que Otto Bauer y R. Springer habían publicado en 1909 sobre la cuestión nacional, Asimismo en buena parte del artículo debate las opiniones del BUND, núcleo político judío integrado a la socialdemocracia rusa y los enfoques sobre autonomía cultural y el derecho a la autodeterminación nacional de Polonia sostenida por Rosa Luxemburgo. El contexto en el que se mueve el texto de Stalin es señalado por autorizados historiadores del siglo XX que destacan que el debate entre los marxistas de la Segunda Internacional fue subestimado 2 . Hobsbawm subraya que los mejores cerebros de la Segunda Internacional se aplican al problema de “la cuestión nacional”: “Kautsky y Luxemburg, Otto Bauer y Lenín, por citar sólo unos pocos” y los incorpora a su lista de lecturas sobre el tema y agrega: “también necesitaría contener El marxismo y la cuestión nacional , de Stalin, no tanto por sus méritos intelectuales, que son 1 H .GARCIA LEDESMA, Stalin y la Burocracia contrarrevolucionaria, Editorial Indoamérica, Buenos Aires, 1954, p.13 2 E.J. HOBSBAUWM: Naciones y Nacionalismo desde 1780. Ed- Crítica-Grijalbo Mondadori, Barcelona, 1991 1

description

LA CUESTION NACIONAL Y EL MARXISMO

Transcript of LA CUESTION NACIONAL Y EL MARXISMO

Page 1: LA CUESTION NACIONAL Y EL MARXISMO

LA CUESTION NACIONAL Y EL MARXISMO

Escribe Alberto Fortunato

A casi cien años de su publicación en la revista Prosveschenie el 28 de febrero de 1913 vuelve a reeditarse este breve trabajo de JOSE STALIN, considerado por uno de sus detractores argentinos “su único trabajo teórico de valor”1. Josif Visarionovich Dzhugasvili (Stalin) nació el 21 de diciembre de 1879 en las afueras de la Ciudad de Gori, Georgia, a la sazón integrante del Imperio Ruso. Y murió en Moscú, Unión Soviética el 5 de marzo de 1953. El ensayo fue escrito por solicitud de LENIN, durante la estadía del georgiano en Viena, Austria y publicado con la firma de K (Koba) Stalin con el título La cuestión nacional y la socialdemocracia. En 1914 fue publicado en folleto aparte con el título del epígrafe. La censura zarista lo hizo retirar de todas las bibliotecas y salas de lectura. El trabajo de Stalin terció en el debate de la socialdemocracia europea alrededor del tema de las nacionalidades y de la Nación, particularmente con los trabajos que Otto Bauer y R. Springer habían publicado en 1909 sobre la cuestión nacional, Asimismo en buena parte del artículo debate las opiniones del BUND, núcleo político judío integrado a la socialdemocracia rusa y los enfoques sobre autonomía cultural y el derecho a la autodeterminación nacional de Polonia sostenida por Rosa Luxemburgo.El contexto en el que se mueve el texto de Stalin es señalado por autorizados historiadores del siglo XX que destacan que el debate entre los marxistas de la Segunda Internacional fue subestimado2. Hobsbawm subraya que los mejores cerebros de la Segunda Internacional se aplican al problema de “la cuestión nacional”: “Kautsky y Luxemburg, Otto Bauer y Lenín, por citar sólo unos pocos” y los incorpora a su lista de lecturas sobre el tema y agrega: “también necesitaría contener El marxismo y la cuestión nacional, de Stalin, no tanto por sus méritos intelectuales, que son modestos pero no despreciables, sino más bien por la influencia política que tuvo más adelante.”3 Destaca García Ledesma que “Rusia era una cárcel de pueblos donde la burocracia granrusa gobernaba sobre una cantidad de otros pueblos (polacos, finlandeses, lituanos, ucranianos, etc.) en algunos casos más avanzados que Rusia propiamente dicha. El problema de la independencia era particularmente agudo en Polonia, donde la socialdemocracia polaca, dirigida por Rosa Luxemburgo, contraponía a dicha consigna la petición de autonomía para la región polaca…” “Lenin se expresa sobre el tema en los siguientes términos:’En la Europa Occidental, la época de las revoluciones democrático burguesas abarca un periodo de tiempo bastante determinado, aproximadamente de 1789 a 1871. Ésta fue precisamente la época de los movimientos nacionales y de la formación de los Estados nacionales. Terminada esa época, la Europa Occidental estaba convertida en un sistema formado de Estados burgueses que, además eran, como norma, Estados nacionales homogéneos…En la Europa oriental y en Asia, la época de las revoluciones democráticoburguesas sólo ha comenzado en 1905. Las revoluciones en Rusia, Persia, Turquía y China, las guerras en los Balcanes, tal es la cadena de acontecimientos mundiales ocurridos en nuestra época en nuestro Oriente’”4

1 H .GARCIA LEDESMA, Stalin y la Burocracia contrarrevolucionaria, Editorial Indoamérica, Buenos Aires, 1954, p.132 E.J. HOBSBAUWM: Naciones y Nacionalismo desde 1780. Ed- Crítica-Grijalbo Mondadori, Barcelona, 19913 Op. Cit. p´10. El texto de 1913 se publicó con escritos posteriores en J.Stalin. Marxism and the national and colonial question, Londres 1936, en un volumen que ejerció mucha influencia internacional no sólo entre los comunistas, sino sobre todo en el mundo dependiente (En la URSS se publicó en 1934)4 H.GARCIA LEDESMA, Op. Cit. , p.14

1

Page 2: LA CUESTION NACIONAL Y EL MARXISMO

En su polémica, Stalin caracteriza los rasgos fundamentales que componen una nación: “Nación es una comunidad humana estable, históricamente formada y surgida sobre la base de la comunidad de idioma, de territorio, de vida económica y de psicología, manifestada ésta en la comunidad de cultura” advirtiendo que, como todo fenómeno histórico, se halla sujeta a la ley de cambio, “tiene su historia, su comienzo y su fin” y recalca que ninguno de estos rasgos, aisladamente constituyen o dan fundamento a la existencia de una nación.

Su debate con el Bund judío se centra en principios clasistas, indicando que la unidad de la clase obrera está por encima de los caracteres religiosos y la tradición. Esta discusión del nacionalismo judío y su contraposición con los líderes de la Segunda Internacional y especialmente con Lenin merece un análisis por separado de este prólogo. Sólo haremos mención a la obra de Dov Ver Borojov (1881- 1917) Los intereses de clase y la cuestión nacional” publicada en 1905, donde el teórico del sionismo laborista desarrolla su teoría desde el materialismo histórico. Para Borojov, la conciencia nacional es anterior a la conciencia de clase, y donde todavía no se solucionó el problema nacional, la conciencia de clase no se puede desarrollar en forma normal. Remarcó que cada clase social tiene una posición distinta frente a las condiciones de producción comunes a toda sociedad. De donde resulta que el nacionalismo de cada clase es diferente y los movimientos nacionales son movimientos de clases. Borojov defiende el carácter de nación del pueblo judío y señala que la destrucción de las condiciones de producción generaron, con la dispersión y las persecuciones, una anormalidad, que hace necesario el retorno a las “condiciones de producción normales” en Erezt Israel. Lo que dará origen al proceso que culminó con la constitución del Estado de Israel en la zona de Palestina en 1948.

En el capítulo II del folleto, Stalin se refiere al Movimiento Nacional y define que”la nación no es simplemente una categoría histórica, sino una categoría histórica de determinada época, de la época del capitalismo ascensional (subrayado mío, AVF). “El proceso de liquidación del feudalismo y de desarrollo del capitalismo es, al mismo tiempo, el proceso en que los hombres se constituyen en naciones” y conteste a las observaciones de Lenin más arriba indicadas, Stalin señala lo coetáneo de la formación de naciones y los Estados nacionales en Europa Occidental. “En la Europa Oriental, las cosas ocurren de un modo algo distinto. Mientras que en el Oeste las naciones se desarrollan en Estados, en el Este se forman Estados multinacionales, Estados integrados por varias nacionalidades. Tal es el caso de Austria-Hungría y de Rusia.”

Stalin subraya que “el capitalismo comienza a desarrollarse también en los Estados del Este. Se desarrollan el comercio y las vías de comunicación. Surgen grandes ciudades. Las naciones se consolidan económicamente irrumpiendo en la vida apacible de las nacionalidades postergadas, el capitalismo las hace agitarse y las pone en movimiento. El desarrollo de la prensa y el teatro, la actuación del Reishrat (Austria) y de la Duma (Rusia) contribuyen a reforzar los ‘sentimientos nacionales’. Los intelectuales que surgen en las nacionalidades postergadas se penetran de la ‘idea nacional’ y actúan en la misma dirección”. El despertar a la vida propia de las naciones postergadas se frustra porque…” ¡Han llegado tarde!”. Continúa Stalin: “Así se constituyeron como nación los checos, los polacos, etc. en Austria; los croatas, etc.- en Hungría; los letones, los lituanos, los ucranianos, los georgianos, los armenios, etc., en

2

Page 3: LA CUESTION NACIONAL Y EL MARXISMO

Rusia. Lo que en Europa Occidental era una excepción (Irlanda) se convierte en regla en el Este.”

El autor recalca que “la fuerza del movimiento nacional está determinada por el grado en que participan en él las extensas capas de la nación, el proletariado y los campesinos” En contraste, la burguesía de la nación oprimida trata de liderar el movimiento haciendo pasar su propia causa por la causa de todo el pueblo, la causa “patriótica”. El desarrollo de estas ideas nos llevaría, aquí, en Latinoamérica a considerar las diferencias y parecidos y, en particular, discutir los conceptos de “conciencia nacional” y los desarrollos que autores como J.J. Hernández Arregui5, Jorge Abelardo Ramos o Arturo Jauretche hicieron en los años 40’ y 50 del siglo pasado en la Argentina.

Queda en la inteligencia de los lectores captar los matices polémicos y los aportes relevantes del joven dirigente georgiano que a los 33 años incursiona en el debate y que alterna meses de discusión con meses de prisión y destierro en las cárceles zaristas. Doménico Losurdo6 vuelve al tema de la “cuestión nacional” y plantea un reto novedoso a cierta intelectualidad de izquierda. Escribe Losurdo: “La historia del manejo de poder bajo Lenin y Stalin no es un capítulo del cual los comunistas ante todo tendrían que avergonzarse, como lo pretenden los sostenedores de un fantasmagórico (y antimarxista) ‘retorno a Marx’. El significado epocal de la Revolución de Octubre y del cambio operado por Lenin fue sintetizado por Stalin, en 1924, así: “Primero, la cuestión nacional se reducía habitualmente a un grupo restringido de problemas que tenían en cuenta, a lo sumo, a las naciones civilizadas”: irlandeses, húngaros, polacos, finlandeses, serbios y algunas otras nacionalidades de Europa; éste era el grupo de pueblos privados de su igualdad de derechos, por cuya suerte se interesaban los héroes de la Segunda Internacional. Decenas y centenas de millones de seres humanos que pertenecían a los pueblos de Asia y África, que sufrían el yugo nacional en sus formas más brutales y más feroces, habitualmente no eran tomas en consideración. No se decidían a poner sobre el mismo plano a blancos y negros, ‘civilizados’ y ‘no civilizados’… El leninismo desenmascaró esta desigualdad escandalosa. Abatió la barrera que separaba a los blancos de los negros, a los esclavos del imperialismo ‘civilizados’ y ‘no civilizados’, ligando de esta manera el problema nacional al problema de las colonias.” (Stalin, Principios de Leninismo)

5 En 1958, en debate con Hernández Arregui, dos autores argentinos señalan: “…otras voces se alzan en la encrucijada. Imperialismo y Cultura, de Hernández Arregui pareciera encarar un análisis revolucionario del fenómeno cultural argentino, a partir de una concepción clasista de la cultura. Sin embargo, la dialéctica de H.A. es sólo aparente: para él, la cultura argentina, es el producto de una continua y una irresuelta pugna entre el pensamiento de la oligarquía vacuna y la ideología de lo que H.A. llama “valores nacionales”. Resuelta esta contradicción, se terminarían los problemas y la dialéctica histórica y cultural. ¿Y cuáles son esos “valores nacionales”? Lo hispánico, lo intuitivo gauchesco, Rosas, los caudillos y las montoneras. De esta manera, el humanismo liberal del siglo XIX queda identificado con la cultura oligárquica y Sarmiento es clasificado como exponente del “salvajismo político”. Según H. Arregui, la organización nacional que siguió a la caída de Rosas determinó “la colonización mental y la despiadada expoliación de las poblaciones autóctonas convertidas en fuerza de trabajo envilecida…El caudillaje fue la respuesta a esta situación”. La vigencia de los valores nacionales habría sido interrumpida entonces, con la desaparición de Rosas. Las masas populares apoyaron a Rosas porque “entre el gauchaje y el estanciero…hay puentes de contacto espiritual nutridos en una cultura colectiva reguladora de las mismas costumbres…En tal sentido puede hablarse de la política nacional de Rosas”. Extrañas coincidencias. He aquí la comunidad espiritual añorada por Murena. Por encima de los “resentimientos” de clase, el conservador Murena y el revolucionario H.A. llegan a la conclusión de que la sociedad pastoril, con su distribución feudal de la tierra, con su atraso cultural y social, representa el genuino valor nacional, el famoso estilo. (O. SEIGUERMAN y P.O. ORGAMBIDE. Encrucijada y Rebeldía, en Gaceta Literaria Año II, Nº 15, set-oct,1958)6 DOMENICO LOSURDO; ¿Fuga de la historia? La revolución rusa y la revolución china hoy, Cartago ediciones, Buenos Aires, 2007, pp.33/34

3

Page 4: LA CUESTION NACIONAL Y EL MARXISMO

Entregamos al juicio de los lectores un texto que merece reeditarse en nuestro país. El autor ha sido denostado por unos y endiosado por otros. Cito un texto de un importante crítico que hace justicia histórica: “Stalin pertenecía a la estirpe de los grandes déspotas revolucionarios, la de Cronwell, Robespierre y Napoleón”. Stalin no era grande moral e intelectualmente, sino por el alcance de sus empresas, la importancia de sus acciones, la vastedad del escenario que dominaba. Revolucionario lo era porque puso en práctica un principio fundamentalmente nuevo de organización social y porque sobre la base de la propiedad pública y por medio de una economía planeada, industrializó y colectivizó la sociedad soviética, transformando así perdurablemente su estructura. Finalmente, su inhumano despotismo no sólo ha viciado una gran parte de sus logros, sino que aun puede llegar a provocar una violenta reacción contra éstos, en que la gente podría inclinarse a olvidar, durante cierto tiempo, contra qué reacciona: la tiranía del stalinismo o su ejecutoría progresista en lo social.”7

Alberto V. Fortunato Buenos Aires, Noviembre de 2011

7 ISAAC DEUTSCHER: STALIN, Biografía Política, Primera edición en inglés: 1949 Oxford University Press Inc. Nueva Cork-Londres, Primera Edición en español 1965, Ediciones Era, Mexico

4

Page 5: LA CUESTION NACIONAL Y EL MARXISMO

5