LA DIMENSIÓN DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y …. Agronomos/ACTUALIDADES... · Naciones Unidas que...

Ignacio Trueba. Asesor Especial de la FAO para España

Día Mundial de la Alimentación. 16 de octubre de 2013

LA DIMENSIÓN DE LA SEGURIDAD

ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL

1.- DIA MUNDIAL DE LA ALIMENTACION 2013

Celebramos hoy el Día Mundial de la Alimentación de la FAO que este año tiene el lema

“Una Población Sana Depende de Sistemas Alimentarios Saludables” Se nos envía un mensaje

que relaciona agricultura, alimentación, salud y medio ambiente, precisamente en el año en

que se ha celebrado la Cumbre Rio +20 de Desarrollo Sostenible. Merece también la pena

recordar que tan solo faltan 791 días para el cumplimiento de los Objetivos del Milenio de las

Naciones Unidas que estableció la reducción a la mitad la proporción de hambre y pobreza en

el planeta para 2015.

La Conferencia de la FAO de 1979 aprobó la celebración del Día Mundial de la

Alimentación el 16 de Octubre siendo Presidente Jaime Lamo de Espinosa, por aquel entonces

Ministro de Agricultura de España, y hoy mi colega y compañero de mesa en este acto,

organizado por la Asociación España FAO en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros

Agrónomos. Se pretendía con ello ofrecer un día al año de reflexión y dialogo abierto a todos

los participantes y actores del sistema agroalimentario tales como agricultores, ganaderos y

pescadores, proveedores de insumos, almacenistas, comerciantes, procesadores, distribuidores,

científicos, consumidores y medios de comunicación. Se eligió ese día para conmemorar la

Fundación de la FAO esa misma fecha de 1945. Desde entonces se ha venido celebrando con

éxito en los casi 200 países que integran dicha Organización Internacional.

Al término de la Segunda Guerra Mundial, los fundadores de la FAO escribieron “La

FAO nace con el objetivo de liberar de la miseria a todos los habitantes del planeta, hecho que

significa la conquista del hambre y la satisfacción de las necesidades básicas para una vida

decente y respetable para todos”. Desde entonces, a pesar de las tasas sin precedentes del

crecimiento de la población, la producción de alimentos por persona ha crecido un 40% y en

una cantidad más que suficiente para que toda la población mundial pueda comer

adecuadamente. Ello sin duda constituye un logro significativo. El problema se centra en que

esa cantidad extra de alimentos no se ha convertido en una mejor nutrición humana. Surgen,

como consecuencia, algunas preguntas relacionadas con el tema de esta presentación.

¿Cuál es la situación de la alimentación en el mundo? ¿Cómo funciona el sistema

agroalimentario en la actualidad? ¿Cómo afecta a los 7000 millones de seres humanos que



habitamos el planeta? ¿Se podrá alimentar mejor, contaminando menos, a las generaciones

futuras? ¿Se podrá garantizar una alimentación adecuada y sostenible a 9000 millones de

personas en 2050?

En la actualidad 842 millones de personas padecen subnutrición crónica y hace tan

solo 3 años murieron como consecuencia de la hambruna nada menos que 260.000 personas,

muchas de ellas niños, en Somalia en la llamada crisis del Cuerno de África. Dos mil millones de

personas sufren malnutrición causada por deficiencias en proteínas, vitaminas y minerales.

Además 1400 millones tienen sobrepeso, 400 millones obesidad y 347 millones diabetes. Ello

significa que la salud, longevidad, creatividad, productividad y la alegría de vivir de casi las dos

terceras partes de los 7000 millones de personas que hoy habitamos el planeta se encuentran

con un hándicap de calidad de vida e incluso en algunos casos al borde de la desesperación. Y

todo ello por una mala alimentación como consecuencia de que el sistema agroalimentario

mundial no funciona adecuadamente. Que desperdicio y mal uso de potencial humano. Este

hecho invita a reflexionar más intensamente si cabe en el día de hoy, Día Mundial de la

Alimentación de 2013.

Igualmente serio es el sistema intensivo de producción de alimentos que incide en

recursos naturales del mundo como el agua dulce, el suelo y la biodiversidad. Adicionalmente,

la tala de árboles y el cambio de uso de los bosques para uso agrícola, junto con el uso de

combustible fósil en la agricultura y ganadería intensiva genera un 30 % de los gases de efecto

invernadero que induce el calentamiento global y el cambio climático con amenazas para la

agricultura del futuro. La forma a través de las cuales estamos respondiendo a una elevada

demanda de alimentos está eliminando los limitados recursos que nuestros hijos, nietos etc.

necesitarán para satisfacer sus necesidades nutritivas futuras.

Por otra parte las políticas de precios bajos de los alimentos sin internalizar en ellos los

costes sociales y ambientales constituyen una hipoteca para las futuras generaciones con

deterioro de capital natural, pérdida de capacidad de acogida del planeta e incrementando la

huella ecológica. Nuestros hijos soportarán dichos costes en los alimentos que consuman

debido a políticas erróneas y poco solidarias de sus ancestros. Nuestra generación parece

inclinarse por aquello de que “el que venga detrás que arree”. Además, esta política de

precios bajos subsidia el mal uso y desperdicio de los alimentos (1300 millones de toneladas

anuales), añade estrés ambiental, y fomenta el consumo excesivo con consecuencias de

sobrepeso y obesidad a la vez que genera costes de seguridad social por el tratamiento de

enfermedades como la diabetes, enfermedades cardiovasculares y mentales. Adicionalmente

contribuye a la pobreza de muchos de los que producen, procesan y manejan los alimentos

que sufren explotación y bajos salarios. Por ello es imprescindible internalizar los costes reales

de producción de los alimentos en los precios que la mayoría de la gente paga. Pero, siempre

teniendo en cuenta y protegiendo la capacidad de compra de los consumidores de bajas rentas.



(Fotografía de la FAO para el día Mundial de la Alimentación)

El peso de la crisis de precios de los alimentos de 2008 afectó fundamentalmente a los

pobres, incrementando la cifra de los clasificados como hambrientos mientras que en los países

desarrollados muchos afortunados continuaron comiendo bien y tirando buenos alimentos a la

basura a escala masiva. En consecuencia, el primer punto a señalar es el siguiente.

Las fuerzas del mercado por sí solas no garantizan que una mayor disponibilidad de

alimentos per cápita sea condición suficiente para alcanzar los mejores resultados

ambientales, de nutrición y de salud de la humanidad. Se necesita ahora una acción

inequívoca para alcanzar efectos favorables y reducir así los riesgos de la seguridad

alimentaria global desencadenados por el actual enfoque laissez-faire de la gestión de los

alimentos.




2.- HAMBRE, ALIMENTACION y AGRICULTURA

El aire, el agua, la biodiversidad y el alimento son imprescindibles para la vida. Constituyen los

cimientos de la vida. Si no los tenemos a nuestro alcance y carecemos de ellos, no existe

bienestar de los ciudadanos y dignidad humana. Efectivamente, la producción de alimentos es

un proceso biológico (vegetal y/o animal) que demanda cantidades ingentes de energía solar,

agua, anhídrido carbónico del suelo y de la atmosfera. También requiere mano de obra,

energía fósil, recursos económicos, organización y experiencia. La agricultura es condición

necesaria, aunque como demostraremos después no suficiente para erradicar el hambre y la

pobreza. Pero, obviamente, “Sine Agricultura Nihil”.

La alimentación desempeña un papel fundamental en la vida de cada uno de nosotros.

Lo qué cada persona come y en qué cantidad determina su salud, su esperanza de vida, su

capacidad de aprendizaje y sus posibilidades de trabajo. Se pueden ver divergencias extremas

en la alimentación de la población mundial y ambos extremos conllevan graves problemas de

salud derivados tanto del hambre como de la obesidad. Este hecho debería constituir una gran

preocupación para los gobiernos no solo porque afecta a la salud y las vidas de la población

sino porque también conlleva graves consecuencias económicas, medio ambientales y de

derechos humanos.

Una de cada ocho personas pasa hambre, un 12 % de la población mundial (7000

millones). La FAO, Octubre 2013, señala como subnutridos la cifra de 842 millones con la

siguiente distribución geográfica: Asia con 527 millones, África Sub Sahariana 223 millones,

América Latina 47 millones, Norte de África 24 millones y Países Desarrollados 16 millones. El

máximo por país es la India con 214 millones. En proporción la gravedad se encuentra en el



África Subsahariana 24,8 % y por país Burundi 67,3% y Eritrea 61,3%

Dada la tendencia de reducción de la desnutrición en el mundo es lógico pensar que

se alcanzara el Primer Objetivo del Milenio de Naciones Unidas Reducir a la Mitad la

proporción del número de hambrientos.

El que padece hambre ignora dos cuestiones imprescindibles para llevar una vida

normal activa y sana. ¿Cuándo podrá comer la próxima vez? y ¿qué cantidad y calidad de

alimentos tendrá a su disposición para satisfacer esta ineludible necesidad básica? Un 60 % de

la población hambrienta son mujeres hecho que constituye un primer nivel de discriminación;

un 27% de niños menores de 5 años presentan retraso en el crecimiento (162 millones) y 1 de

cada 6 en los países desarrollo son clínicamente considerados como de bajo peso al nacer (2-

2,5 Kg.) circunstancia que merma su potencial físico y cognitivo y obviamente su futuro como

persona. Situaciones todas ellas lamentables y vergonzosas que evidencian una grave

desigualdad. Por ello y entre otras acciones Naciones Unidas ha puesto en marcha un

Programa de Nutrición Materno Infantil. El Programa de los 1000 días que cubre los periodos

de gestación y dos primeros años de vida de los niños y que establece, a mi juicio, la piedra

angular del proceso de desarrollo.




El que padece hambre ignora dos cuestiones imprescindibles para vivir. Primera

¿Cuándo podrá comer la próxima vez? y segunda ¿qué cantidad y calidad de alimentos tendrá

a su disposición para satisfacer esta ineludible necesidad básica? Esta incertidumbre implica

preocupación, deteriora la mente, degrada autoestima y causa desesperación, por las pésimas

condiciones de vida de sus familiares y dependientes.

Sras. y Sres.

El hecho de que por causa del hambre mueran anualmente 5 millones de niños

menores de 5 años además de una injusticia es una vergüenza. Constituye una lacra de

nuestra sociedad. En mi opinión es el mayor escándalo de nuestro tiempo.



Un hecho tan grave desgrana una primera cuestión ¿Por qué existe, por qué hay tanta

hambre en el planeta? El mundo hoy es enormemente más rico en términos de promedio de

renta y de riqueza comparado con lo que era. Efectivamente un gran número de personas hoy

disfruta de unas estándares de vida que nuestros ancestros hubiesen tenido dificultad de

comprender e incluso imaginar. ¿Por qué esta opulencia global no ha resuelto ya los

problemas de hambre y malnutrición? Esta pregunta demanda urgente respuesta.

3.- DIMENSION DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL

En un enfoque alimentario de la economía de mercado la variable crítica es la cantidad

de alimento que una persona puede comprar, o bien la que es suya y posee directamente

porque la produce en la tierra de su propiedad. La expresión de dicha variable garantiza

certeza y seguridad. Elimina la incertidumbre, despeja horizontes y fortalece la autoestima del

desnutrido. Es el concepto de “entitlement” de Amartya Sen, Premio Nobel de Economía. 1998.

Durante décadas se ha creído que la presencia de alimentos en cualquier lugar del

mundo supone la resolución del problema de las víctimas del hambre que viven allí. Pero este

hecho ya fue desmentido por Amartya en 1981 con su libro“ Poverty and Famines. An Essay on

Entitlement and Deprivation”, al analizar las hambrunas del Gran Bengala 1943, de Etiopia

1973 y 1974, de las inundaciones de Bangladesh en 1974 y de la sequia en el Sahel durante los

años setenta. Demostró en esa publicación que los tres millones de muertos de la crisis de

Bengala fueron fundamentalmente por falta de recursos económicos para comprar alimentos.

Efectivamente, en primer lugar, el precio del arroz subió de 11 a 31 rupias por maund (37,8

libras), un incremento del 428 %. Surgieron además los efectos desastrosos de un ciclón

tropical, enfermedades tales como el cólera, malaria, diarrea y viruela y la supresión de



importaciones de arroz desde Birmania, prohibida por la ocupación japonesa de aquel

entonces. Sin embargo, simultáneamente, la producción de alimentos per cápita aumentó en

dicha región poniendo de manifiesto la falsedad del argumento de que la existencia y

disponibilidad de alimentos en una región es condición necesaria y suficiente para erradicar el

hambre. Hechos análogos ocurrieron en las otras crisis citadas.

Por consiguiente es esencial profundizar en el análisis sobre las causas del hambre y

abordar las particularidades de la seguridad alimentaria y sus diferentes dimensiones.

La Cumbre Mundial de la Alimentación de Roma en 1996 definió la seguridad

alimentaria señalando que “Existe seguridad alimentaria cuando toda la gente, en todo

tiempo, tiene acceso físico, social y económico a suficientes y saludables alimentos para

satisfacer sus necesidades nutritivas y disfrutar de una vida normal activa y sana”

En esta breve presentación son 4 las dimensiones de la seguridad alimentaria que en

principio voy a tratar: La disponibilidad (availability), el acceso (access), la utilización

(utilization) y la estabilidad (stability) en línea con lo analizado y debatido en el Comité de

Seguridad Alimentaria (CFS), celebrado del 7 al 11 de este mes en la sede de la FAO en Roma.

Primera dimensión: Disponibilidad.

Para entender la escala y la naturaleza del problema del hambre, es necesario medir el consumo y la disponibilidad de alimentos. Una de las formas más sencillas de hacerlo es sumar todos los alimentos disponibles en un país – producción, más importaciones, menos exportaciones, más la variación de stocks – y dividirlo por el número de habitantes. Valorando los distintos tipos de alimento de acuerdo con su contenido energético y dividiéndolo por 365 se obtiene la Disponibilidad de Energía Alimentaria (DEA) expresada en kilocalorías (kcal) por persona y día. En términos económicos se trata de un consumo aparente energético por persona y día. Es el Sistema seguido por la FAO, durante muchos años, se basa y obtiene de las “Hojas de Balance de Alimentos de la FAO”. El promedio de DEA en el mundo es de 2800 kcal/cápita y día (3.400 “en los países industrializados y 2.700 en los países en desarrollo). En el África Sub-Sahariana el promedio baja a 2.200, mientras que en 10 diez países de África y Haití, los peores de la escala, la DEA no llega a 2.000 kcal/ por persona y día.

La DEA incluye los alimentos que se ingieren y los que se desperdician o se malgastan. El nivel de desperdicio alcanza la tercera parte de los alimentos disponibles para el consumo humano. La FAO ha realizado un trabajo recientemente sobre la huella ecológica de lo que se tira analizando la incidencia en los recursos naturales tierra agua, biodiversidad y emisiones de gases de efecto invernadero. Sirva como ejemplo el consumo de agua necesario para producir los alimentos que van al cubo de la basura. Equivale a la descarga anual del Rio Volga.

Una primera conclusión es que no se puede confundir el DEA con la Ingesta de alimentos per cápita que tiene un umbral de desnutrición de 1600 kcal/persona y día.



¿Qué ha ocurrido en los últimos 20 años? la DEA por cápita ha crecido más rápidamente que la población en los países en desarrollo. Ha mejorado un 10 % y este hecho ha permitido la reducción de la subnutrición desde un 24 % hasta un 12 % en dicho periodo. Esto se debe a un progreso significativo de la agricultura que como contrapartida ha tenido un coste medioambiental que en adelante tenemos que reducir e incluso eliminar.

La calidad de la dieta ha experimentado mejora ya que el suministro energético procedente de cereales, raíces y tubérculos ha descendido a favor del procedente de frutas y verduras, productos ganaderos y grasas vegetales con subidas del 90, 70 y 32% respectivamente, circunstancia que conlleva un incremento de proteínas del 20 %.

Segunda dimensión. Acceso a los alimentos

El acceso a los alimentos se basa en dos pilares: el económico y el físico. El acceso económico depende de la renta disponible, los precios de los alimentos y de la ayuda social pública. El acceso físico viene determinado por la disponibilidad y calidad de las infraestructuras, caminos rurales, servicios de almacenamiento, comunicaciones, ferrocarriles, puertos, y otras instalaciones que facilitan el acceso a los mercados.

Las mejoras en el acceso económico se explican por la reducción de las tasas de pobreza en los últimos 20 años. La pobreza y la desnutrición han declinado a diferentes ritmos. La desnutrición entre un 24 y un 15 % en los países en desarrollo en su conjunto mientras que la pobreza cayó desde un 47 a un 24 % (Renta per cápita diaria inferior a 1,25 $ USA).

El acceso económico también viene determinado por los precios de los alimentos y por la capacidad de compra de los ciudadanos. Ha habido una tendencia generalizada al alza de precios desde 2001 hasta la actualidad con la excepción del paréntesis de la volatilidad y enorme escalada de precios de 2008.

Dimensión 3. Utilización de los Alimentos

La utilización incluye dos dimensiones distintas. La primera basada en los indicadores antropométricos específicos de la nutrición (edad, altura y peso) que son ampliamente disponibles para los niños menores de 5 años. Entre ellos destacan el Wasting (delgadez por altura), Stunting (enanismo baja altura por edad) y Underweight (Bajo peso por edad). Estos indicadores se consideran como efectivas aproximaciones, según expertos, del status nutricional de toda la población. La segunda dimensión integra los inputs de preparación y calidad de los alimentos, condiciones de higiene e infección que a la postre determinan como los alimentos disponibles pueden ser utilizados por los seres humanos.

El Wasting es el resultado de una deficiente ingesta de alimentos a corto plazo, una enfermedad o una infección, mientras que Stunting es a menudo causada por una prolongada e inadecuada ingesta de alimentos con repetidos episodios de infección y de subnutrición aguda.



El progreso en términos de acceso y disponibilidad de los alimentos no siempre supone progreso en la utilización de los mismos, argumento que expresa la naturaleza de la malnutrición y de sus asociados indicadores antropométricos.

Se expresan con los indicadores de esta dimensión los efectos de la inseguridad alimentaria y además los de una salud deficiente (diarrea, malaria, sida y tuberculosis).

Geográficamente, la reducción, 20 años, en la prevalencia de underweight en Asia (33 a un 20 %) El progreso ha sido mucho más lento en África donde la prevalencia ha declinado desde un 23 % a un 18 %.

La forma en que los alimentos son manejados, preparados y almacenados juega un papel relevante. El acceso al agua fresca y limpia es crucial en la preparación de sanos alimentos. La higiene alimentaria y una buena salud es una condición necesaria para que el cuerpo humano absorba los nutrientes efectivamente.

En relación con el suministro de agua potable segura, en los últimos 20 años se han observado significativos progresos. En la actualidad la proporción de población mundial sin acceso a una adecuada agua para beber ha caído a un 12 % desde el 24 %, de 1990, con lo que se cumple el Objetivo del Milenio de reducir a la mitad el déficit de suministro de agua potable. Sin embargo en el África Sub-Sahariana tan solo se cubre un 61% de suministro necesario.

Cuarta Dimensión. Estabilidad

Dos tipos de indicadores se identifican para medir la extensión y la exposición al riesgo. Uno de ellos incluye la superficie transformada en regadío que en cierta medida limita la exposición a las calamidades climáticas, tales como las sequias, y garantiza la sostenibilidad de las producciones y en muchas ocasiones el consiguiente ahorro de divisas. Un segundo grupo identifica los riesgos o shocks que directamente afectan a la seguridad alimentaria tales como las variaciones tanto de los precios de los alimentos como de los inputs de la producción. En el paquete de indicadores de esta dimensión se puede incluir también el de inestabilidad política elaborado por el Banco Mundial.

Las extravagancias del mercado internacional de los alimentos introducen también vulnerabilidad. Como consecuencia de la volatilidad de los precios de los alimentos, los agricultores experimentaron pérdidas en los inputs de producción y en los capitales invertidos. La baja capacidad de reacción de los pequeños productores agrarios, al enfrentarse con grandes oscilaciones en los precios desencadenó aversión al riesgo disminuyendo la inversión en nuevas tecnologías con resultados adversos.

Dicha vulnerabilidad se manifiesta, cada vez con mayor fuerza, en el contexto del cambio climático. El número de calamidades tales como las sequias, inundaciones y huracanes se ha incrementado recientemente, de acuerdo con modelos impredecibles del clima, provocando pérdidas sustanciales en la producción y renta en las áreas vulnerables. Los pequeños agricultores, los pastores y los consumidores pobres han sido particularmente afectados por estos cambios repentinos y sin pronóstico.



El cambio climático puede jugar un papel esencial en las próximas décadas. Mitigar sus impactos y conservar los recursos naturales constituyen los mayores objetivos especialmente los relacionados con la gestión de la tierra, el agua, los nutrientes del suelo y los recursos genéticos.

En síntesis las cuatro dimensiones de la seguridad alimentaria son

complementarias y deben gestionarse simultáneamente. Si no hay disponibilidad y

existencia de alimentos no se puede comer. Es una condición necesaria de la seguridad

alimentaria. Sin embargo una amplia disponibilidad de alimentos no significa un mejor

acceso y utilización de los alimentos (ejemplos históricos de las hambrunas de Bengala 1943,

Etiopia 1973, Sahel 1971, Bangladesh 1974). Cuando un pobre acceso y deficiente utilización

tienen lugar, aunque exista una amplia disponibilidad, los programas de protección social,

caso de, Hambre Cero de Brasil, son imprescindibles para evitar el hambre y la malnutrición.

Estas cuatro dimensiones se desagregan en 30 indicadores específicos que de cara al futuro

permitirán un seguimiento y evaluación de los Objetivos de la Agenda Post 2015 más eficaz,

eficiente y realista. Ver SOFI 2013 de FAO, PMA y FIDA.

4.- ACCIÓN INMEDIATA Y CONCLUSIONES.

Una opinión generalizada sostiene que la erradicación del hambre es imposible porque

de llevarse a cabo incidiría considerablemente en el suministro global de alimentos. Sin

embargo, ello no se ajusta a la realidad. Según la FAO las personas que padecen hambre

crónica tienen un déficit medio energético del orden de 250-300 kilocalorías por persona y día,

equivalente al suministro energético de 70 gramos de arroz o trigo. Eliminar esa brecha supone

una cantidad extra de 30 -35 kilos de cereales por subnutrido y año o lo que es lo mismo 30

millones de toneladas de cereales anuales. Alcanzar dicho umbral de nutrición supone para los

hambrientos el control de su propio destino, el desarrollo de la autoestima y un principio de

vida digna. Sin embargo es relevante señalar que ese extraordinario beneficio para la

humanidad tan solo supone menos de un 2 % de la producción mundial de cereales que se

incrementara un 6,5 % en la próxima campaña 2013-14 hasta los 2.460 millones de tonelada.

o en otra perspectiva el 15% de 220 millones de toneladas de desperdicio anual de alimentos

comestibles en los países desarrollados. Simplificando el tema aunque el suministro necesario

fuera dos o tres veces mayor seguiría siendo una pequeña cantidad en términos de

disponibilidad global de los alimentos. Si existiera voluntad política y un sólido compromiso de

la sociedad civil la resolución del problema sería mucho más fácil de lo que parece.

Así como en el siglo 18 muchas personas optaron por hacer la vista gorda a la captura ,

el transporte y venta de esclavos ahora nosotros nos hemos acostumbrado a convivir con el

hambre a una escala horrorosa e ignorada. A través de nuestra falta de acción perpetuamos el

hambre de forma difusa en todo el mundo en el que miles de personas, incluidos muchos niños,

mueren cada día por falta de acceso a una alimentación adecuada. Dicho sin rodeos un crimen

masivo de lesa humanidad se está cometiendo en el que nadie parece ser considerado

responsable. La mayoría sobre todo en los países desarrollados se lava las manos. Como dijo

William Wilbeforce para pedir el fin al comercio de esclavos en el Parlamento Británico en

1789, “Todos somos culpables, todos debemos declararnos culpables y no exculparnos



echando la culpa a los demás” (teoría clásica del chivo expiatorio para eludir

responsabilidades, buscar justificaciones y dormir más tranquilos).

Es necesario comer mejor con equilibrio de nutrientes modificando hábitos de consumo

y contaminando menos. Obtener la mayor cantidad de alimentos de cada gota de agua, unidad

de superficie de suelo, kg de fertilizante y minuto de trabajo ahorra recursos para el futuro y

contribuye a la sostenibilidad del sistema agroalimentario.

La educación nutricional y ambiental en todos los niveles constituye un elemento básico.

Inculcar una nueva mentalidad, promover un sistema de valores y lograr un compromiso

personal y colectivo para corregir la desigualdad, establecer la justicia y garantizar el derecho

a la alimentación.

Una adecuada gobernanza internacional es imprescindible. Todos los esfuerzos caerán

en saco roto si los políticos desde ahora mismo no se comprometen en políticas prioritarias

para erradicar el hambre cuanto antes y garantizar a 9000 millones de personas en 2050 su

alimentación. Ha llegado el momento de un compromiso inequívoco con la erradicación del

hambre - una meta que ahora es totalmente factible si se aborda el problema, a través de

medidas directas que mejoran el acceso de los pobres a los alimentos. La garantía de la

liberación de la miseria y la conquista del hambre debería aceptarse como una función lógica

y normal de cualquier buen gobierno.

En el contexto de los derechos y deberes el derecho a la vida implica necesariamente el

Derecho a la Alimentación que tiene sus raíces en la Declaración Universal de los Derechos

Humanos y en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales que ha sido

ratificado ya por 160 países en el seno de las Naciones Unidas. Es decir seguridad nutritiva con

alimentos adecuados en función de la cultura, hábitos de consumo e idiosincrasia de la

población.

El papel de la mujer en el desarrollo es fundamental. Hay que otorgar poder a

las mujeres para que ejerzan sus derechos, particularmente en el acceso, uso y control, tanto

del agua como de la tierra, realicen sus tareas agrícolas con responsabilidad ambiental, críen a

sus hijos con salud, alimenten a la familia adecuadamente. La mujer nutre al mundo ha sido un

lema del Día Mundial de la Alimentación.

Para terminar permítanme hacer referencia a las proféticas palabras de los

Fundadores de la FAO. “Esta generación va mas allá de la convicción de que la libertad para

vivir sin miseria se puede lograr y además cree que el esfuerzo para alcanzarlo tiene que llegar

a ser un mandato. La profunda depresión en la que gran parte del mundo se hundió en el

intervalo entre las dos guerras mundiales; el espectáculo de millones de desempleados,

agricultores arruinados y gente hambrienta en contraste con los potenciales conocidos de la

producción moderna; y finalmente el auge de las teorías bastardas y suicidas de la conquista

del mundo y el uso de una agresión armada como forma de afrontar los graves problemas de

la humanidad terminaron en el cataclismo de la segunda Guerra Mundial- estos

acontecimientos convencieron a los hombres de que los recursos del mundo tienen que ser



mejor utilizados para el bienestar de los humanos y que las naciones tienen que trabajar juntas

más que enfrentadas para que nuestra civilización no caiga en su propia destrucción” .

Gracias a los sacrificios de la generación de nuestros padres, muchos de nosotros aquí

y ahora hemos disfrutado de paz y prosperidad a lo largo de nuestra vida. Hemos recogido la

cosecha de los beneficios de la globalización pero hemos fracasado en el logro del bien para

toda la humanidad. Hemos convertido la visión de liberación de la miseria no en una realidad

para todos sino tan solo en un objetivo parcial como es el de los Objetivos de Milenio


En consecuencia vamos al menos a llevar a cabo todo lo que está a nuestro alcance

y trabajar hacia el objetivo de erradicar el hambre. La única cifra aceptable en un futuro

próximo Día Mundial de la Alimentación es el 0 %. En la actualidad soplan vientos

internacionales a favor para lograr ese objetivo que, a mi juicio, podría ser mucho más fácil

de alcanzar de lo que en principio cabría esperar.

MUCHAS GRACIAS POR SU ATENCION

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