La educación personalista según Teilhard de Chardin- Ismael quiles s.j.

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  • 7/26/2019 La educacin personalista segn Teilhard de Chardin- Ismael quiles s.j.

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    Il

    DR. ISM AEL QU ILES S. J .

    L A E D U C A C I O N P E R S O N A L I S T A

    S E G U N T E I L H A R D D E C H A R D I N

    5

    Sobretiro de HUMANITAS, N m e r o 1 5 .

    U n i v e r s id a d A u t n o m a d e N u e v o L e n , 1 9 7 4 .

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    L A E D U C A C I N P E R S O N A L I S T A S E G N T E I L H A R D D E C H A R D I N

    R . P . D R . I S M A E L Q U I L E S , S . J .

    Universidad de El Salvador

    Buenos Aires , Argentina

    Sumario: l . - L a ed ucaci n co m o fun ci n b io lg ica un iver s al . 2 . - L as in t uic io n es b sicas

    d e T ei lh ar d y la ed ucaci n . 3 . - Dia lct ica d e la ed ucaci n .

    T E I L H A R D N O S H A de jado pocas re ferencias expl ci tas al problema de la edu-

    cacin; alguna que otra, pero re lat ivamente pocas; e s un tema en e l cual l

    apenas ha entrado. Pero eso s , nos ha dado los fundamentos de la educacin,

    nos ha dado una antropologa integral , e s deci r , una antropologa cient f i ca,

    f i losf ica y re l igiosa de l hombre ; ha querido darnos la imagen de todo e l

    hombre , no solo de un hombre o de un momento histrico sino de toda la

    humanidad y de toda la historia csmica; de manera que ha hecho un esfuerzo

    de antropologa verdaderamente integral . Qu es pues la educacin segn

    Tei lha rd? Q u cara cter st i cas debe tener y cul es e l aporte , las l neas en que

    se movera una f i losof a y una ciencia de la educacin que escribi ra Te i lhard?

    Es lo que t ratamos ahora de reconstrui r . Vamos a exponer primero la teora

    de Te i lhar d sobre la educacin como funcin biolgica universa l ; luego

    trataremos de apl icar algunas intuiciones ms caracter st i cas de Te i lhard al

    problema de la educacin.

    L A E D U C A C I N C O M O F U N C I N B I O L G I C A U N I V E R S A L

    a ) La concepcin de Teilhard.

    En un breve pero denso art culo

    1

    nos ofrece Te i lhard su concepcin

    educacin dentro de su teora de la evolucin. He aqu sus tres afirma

    1

    En 1938 escribi un art culo que se public en Etudes ( 19 45) , en que n o s

    sent ido de la educacin humana y crist iana dentro de su teora: Herencia social y

    omim m***

    H fiver

    5 5 8 ?

    OOHDO

    KIVEW^AUQ

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    bsicas sobre el sentido csmico de la educa cin a la que define com o la

    transmisin, mediante e l e j emplo, de un gesto , y la reproduccin de l mismo

    por imi tacin .

    2

    1) En primer lugar, la educacin parece un fenmeno tan comn , una

    cosa tan te rriblemente ban al ,

    3

    cual se deduce de la definicin dada, y sin

    embargo t iene un sent ido y alcances profundos, un valor estructural .

    4

    Ello se pone de manifiesto en las dos afirmaciones siguientes.

    2) La educacin parec e estar l igada a la condicin hum ana , y sin em-

    bargo t iene un valor biolgico universal .

    5

    Estamos acostumbrados a mirar la educacin como una cosa especi f i ca-

    m e n t e h u m a n a ,

    6

    pero slo t iene ese carcter si se t rata de una educacin

    razona da . En real idad la educacin espec f i camente humana , es deci r , l a

    educacin razonada, no es sino la prolongacin transf igura da, a medida de l

    espri tu

    7

    de una propiedad com n, cuyos esbozos se reconocen y se pierden

    en e l pasado por de trs de nosotros . Te i lhard ci ta e l caso de l adiestramiento

    entre los animales que prolonga hacia atrs la estructura de la educacin

    a nive l animal , antes de que e l hombre exist ie ra, y e l lo le basta para prolongar

    indefinidamente e l fenmeno hacia los orgenes de la v ida misma: neces i -

    tamos algo ms para considerar que la educacin es, por lo menos v i rtualmente ,

    una funcin biolgica universal coexistente a la total idad de l mundo v i -

    v i e n t e ?

    8

    Con e l lo se muestra ya la importancia de la educacin, como una ley general

    de la v ida, pero Te i lhard va todava ms le jos.

    3) La educacin parecera un mecanismo extrnseco, superpuesto secun-

    dariamente a la t ransmisin de la v ida ,

    9

    y, sin embargo, l lega a influir en la

    misma embriognesis y va acumulan do transformaciones que perman ecen

    como una adquisicin defini t iva y colect iva de la especie de terminando la

    evolucin progresiva de la misma.

    progreso. Notas sobre el valor humano-cristiano de la educacin. Ha sido incluido en

    el volumen El porvenir del hombre, pp. 39-52 E. Ridea u calif ica este art culo de

    n o t a b l e . El pensamiento de Teilhard de Chardin, p . 286 .

    2

    Herencia social y progreso, p. 41.

    3

    Ib., p. 41.

    4

    Ib., p. 41.

    5

    Ib., p. 41.

    Ib., p. 42.

    T

    Ib., p. 42.

    8

    Ib., p . 42 .

    6

    Ib., p . 42.

    Por supuesto Te i lhard admite aqu la expl icacin de la evolucin por la

    transmisin germinal de caracteres adquiridos .

    10

    Esta t ransmisin junto con

    ios nuevos tanteos y experiencias de los padres sobre los hijos cuando ello es

    posible de terminan transformaciones en e l germen mismo. En este caso

    concluye Te i lhard e l resul tado de la educacin ha acabado por penetrar

    e l germen hasta e l punto de const i tui r en l un carcter tan de terminado

    f si camente como la tal la , e l color y las dems de terminaciones heredi tarias

    de la especie o de la raza .

    11

    De aqu saca Te i lhard tres conclusiones:

    la . La educacin no es ms que un aspecto o una mani festacin de la

    ley de aditidad y herencia social que rige en todos los campos los avatares

    de la v ida

    1 4

    : cad a ser transm ite al siguiente el ser que l ha recibido, no

    slo diversificado, sino acentuado en de terminad a di reccin, siguiendo el l inaje

    a que pertenece ' *

    15

    y ello se realiza en el sentido general de una m ayo r

    espontane idad y de una mayor concien cia .

    16

    2a. La ed ucacin supera e l caso de la comunicacin de indiv iduo a indi -

    v iduo par a entrar en fase colect iva y convert i rse en social ,

    13

    ya que el resul-

    tado. de la educacin se t ransmite a la especie entera.

    3a. La educacin cri st iana, a su vez, cont ina este mismo proceso t rans-

    puesto a las dimensiones de lo sobrena tural cristia no . Y tamb in en este

    caso la e tapa f inal es de uni f i cacin colect iva: Mad urac in de una con ciencia

    colect iva que acompaa los progresos de una expansin numrica .

    12

    10

    Ib., p. 43.

    11

    Ib., p. 43.

    11

    Ib., p. 48. Por lo dems Teilha rd no deja de hacer resaltar el valor propio y

    transcendente de la educacin crist iana. E. Rideau lo subraya con acier to: Teil hard

    exhorta a su prima a impregnarse de la grandeza ' f ilosfica' y celeste de la funcin

    docente, incluso en el mbito de la enseanza rud ime nta ria . . . Ests consagrada, o al

    menos ocupada, a la formacin, por tu parte, del Espritu, para la vida eterna; pocos

    medios ms ef icaces hay para colaborar a la plenitud de Cristo como el de trabajar

    las almas de los nios . (Car ta del 20 de noviembre de 1918 , en Gen se d un e

    pense , p. 355, en la version espaola, p. 308) .

    El pensamiento de Teilhard de Chardin,

    p. 286.

    13

    Ib., p. 44.

    14

    Ib., p. 48.

    Ib., p. 39.

    16

    Ib., p. 39.

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    b ) Consideraciones

    Es fci l de ver que esta teora de Te i lhard sobre la educacin t iene sus

    valores, pero tambin debe ser precisada en algn aspecto .

    En primer lugar nos ofrece una interpre tacin de la educacin dentro de su

    concepcin de la evolucin csmica con una energa nica que se va desarro-

    l iando de acuerdo al principio de la mayor comple j idad y mayor centre idad

    o conciencia.

    De aqu surge la gran trascendencia con sent ido csmico y divino a

    importancia y dignidad de todo cuanto hace re ferencia a la educacin de la

    H u m a n i d a d

    17

    y el pape l fun damental de la educacin, convert ida en ins-

    trumento humano de la pedagoga div ina .

    18

    Sin duda que esta visin teilhardiana tiene el valor de revelar el sentido

    profundo de l h echo educat ivo propiamen te tal (es deci r e l de la educac in

    r a z o n a d a

    19

    real izada por e l hombre conscientemente ) . Es una verdadera

    part i c ipacin consciente y responsable de l hombre con Dios como creador

    de la naturaleza, y con Cristo como Redentor sobrenatural de la humanidad.

    Es una insercin consciente de l educador en e l gran proceso cosmico, en la

    historia csmica, humana y div ina de la creacin y salvacin.

    La reserva que haramos a estas notas de Te i lha rd sobre la educacin

    hum ano-cri st ia na , es que exagera e l aspecto colect ivo , pues, a veces, da la

    impresin por sus repet idas frmulas de superponerlo y anteponerlo a las

    persona s propiamente tales, e s deci r , a los indiv iduos humanos. Poner com o

    etapa o ideal lt imo de la evolucin y educacin un a especie de personal idad

    h u m a n a g e n e ra l

    20

    o un a especie de personal izacin colect iva ,

    21

    puede

    inducir por lo menos a e rrores o ambigedades. Sin duda que Te i lhard quiere

    presentar esta personal izacin colect iva como e l medio en que cada indiv i -

    d u o h a l la r l a c o n su m a c i n d e su p ro p i a p e r so n a l i d a d - P e ro s i e m p re p a re c e

    estar puesto e l acento - e n este en sa yo - en lo colect ivo ms que en lo perso-

    nal indiv idual, hasta parecer aque l lo como e l obje t ivo l t imo, lo que sen a,

    repet imos, contra e l principio mismo de Te i lhard de la pnmaaa de la

    persona. En El fenmeno humano Te i lha rd mat iza me jor e l problema y su

    exposicin resulta ms madura y acertada.

    Ib., p. 44.

    M

    Ib.,

    pp. 48 - 49 .

    19

    Ib., p . 42 .

    M

    Ib., p. 47.

    21

    Ib., p . 49 .

    52

    Ib., p . 49 .

    L A S I N T U I C I O N E S B S I C A S D E T E I L H A R D Y LA E D U C A C I N

    Tratemos ahora de recorrer nuevamente las intuiciones caracter st i cas de

    Te i lhard y la repercusin que pueden tener en algunos aspectos de la educa-

    cin. Qu es lo que surge de su antropologa o de su concepcin de l hombre

    en orden a la educacin?

    a ) La primaca de la persona

    La primera intuicin bsica de Te i lhard, la ms vl ida para m , la ms

    fecunda de todas, es la primaca de la persona.

    Por eso hemos caracterizado la educacin segn Te i lha rd como educac in

    personal i sta . No cabe dud a pues de que la primera y esencial ca racter st i ca

    de toda educacin es su re ferencia a la persona como f in de aque l la y como

    fundamento y orientacin.

    23

    Tei lhard repi te de mi l maneras, segn hemos v isto , e sta primaca de la

    persona.

    24

    Henri de Lubac lo subraya tambin en El pensamiento religioso de

    Teilhard: toda su obra es la persona, la personal izacin, la primac a de la

    persona.

    25

    Y la primaca, digamos, absoluta; e s lo l t imo y por tanto aque l lo

    23

    Ese es el sent ido que queremos dar al trmino educ acin perso nalista : la

    persona est presente en todo el proceso. Al principio, como el punto necesario de

    part ida y como fundamento de todo el proceso; en el medio, o durante el proceso

    mismo, como el eje de toda la metodologa y accin educat iva; al f in, como su meta

    esencial y lt ima. Poda llamarse tambin educ acin persona lizada , aunque en este

    caso el sent ido es ms pasivo. Ms de acuerdo con la terminologa de Teilhard sera

    tal vez e duca cin persona lizante , ya que l usa con cierta predileccin e l trmino

    per s o n al izan t e ( v .g . un iver s o - per s o n al izan te F H , 314 ) ; per o t ien e un s en t id o m s

    act ivo y no subraya tanto el pasivo, que mezcla como una consec uencia lgica. Edu ca-

    cin personalista nos parec e ms amplio segn lo hemos entendido. Pero lo que

    importa es que el trmino seale en alguna forma la primaca de la persona en el

    comienzo, en el medio y en el f in del proceso educat ivo.

    11

    Ver cap. I V.

    55

    Remit imos nuevamente al magnf i co cap. X II I , t itulado El Pe rsonalismo , de la

    obra El pensamiento religioso de Teilhard de Chardin, pp. 239- 254 . R eco r d em o s un a

    referencia que puede ser especialmente aplicable a la orientacin de la educacin que

    debe excluir toda imposicin totalitaria porque negara la primaca de la persona:

    En 1937 termina su ensayo sobre La Ene rga Huma na con unas pginas dedicadas

    al Princip io de conservacin de la personalida d .

    15

    Se esfuerza una vez ms en

    mantene r en ellas que el Trm ino universal y sobrehumano al que nos encamina

    (la evolucin) se nos presenta s imultneamente com o incorruptible y personal . Ha

    insist ido de una forma incansable en demostrar el salto (reb ote) humano de la evo-

    lucin , una ascensin irreversible en lo Personal .

    58

    H a d en un ciad o co m o un a

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    a que se subordina y di rige todo lo dems en e l universo . - L a persona es a

    mxim a interioridad para T e i lhard segn hemos v isto , es deci r , que en e la

    se alcanza e l mayor grado de l enrol lam iento csmico.

    2

    ' La ley del enrolla-

    miento csmico t iene como l t imo obje t ivo la mxima interiorizacin o perso-

    nalizacin. Por eso la persona es lo ms interior, lo que esta mas en si mismo.-

    Nosotros di ramos que es la verdadera insi stencia , e l verdadero es tar-en-s ,

    Adems para Te i lhard la persona tiene mx ima dignidad, es irreduct ible

    a toda otra cosa; l mismo dice que es inal te ra ble y que con la persona,

    c o n e l i n d i v i d u o , h a y qu e c o n t a r s i e m p re P e rso n a e s , p u e s m x i m a i n t e r i o -

    ridad y por e l lo mxima dignidad. La persona es la meta f inal de l proceso

    csmico universal no slo de la t i e rra, de l planeta, sino de toda la materia

    y de todos los espri tus y de todo e l plan de Dios. - Te i lhard ha puesto la

    aberracin la neorreligin terrena que inten ta representar de un modo confuso la

    Divinidad como una energa difusa o como una supersociedad sin corazon ni rostro

    Ha crit icado acremente todos los s istemas de pensamiento y de accin, todas las teoras

    polt icas y todos los agrupa mientos sociales que consideran, al menos prct icamen te^

    a la persona como secund aria y encabe zan sus programas con la prima ca de la pura

    totalida d , p. 244 . .

    Tambin ser bueno remit ir aqu de nuevo al breve estudio de A. Ligneul, Tehard

    y el personalismo, es pecia lm en te el C ap. I I I , pp. 25 - 34 .

    - En un primer anlis is , la condensacin de la realidad csmica en personalidad

    humana parece exp resar una ley de formacin universal. Por razones de ut ilidad y de

    mtodo perfectamente legt imos la Fs ica se ha aplicado sobre todo a seguir los fen-

    menos en el sent ido en que se descomponen o se atomizan. El hecho evolutivo viene

    a recordarnos que el movimiento principal de lo real es una sntesis , en el curso de la

    cual lo plural se manif iesta bajo formas cada vez ms complejas y organizadas, yendo

    acompaa do cada grado ulterior en la unif icacin por un crecimien to ^ concienc ia

    interna y de liberta d. Esbozo de un Universo person al , 193 6, en La Energa

    Humana, p. 62 . , . , , , ,

    Me propongo en este ensayo construir una f igura del mundo f s ico alrededor de

    la persona, escogida como elemento signif icat ivo de todo el s istema. Esbozo de un

    universo personal, en La Energa Humana, p. 60.

    * [ . . . ] in d iv id ual izaci n d e s m is m o en el fo n d o de s m is m o [ . . . ]

    centro

    pun t i -

    f o r m e [ . . . ] r epl ieg ue s o b r e s m is m o [ . . . ] v id a in t er io r , F H , 201 .

    - Que la personalizacin del Universo, llegada en este momento con nosotros al

    estadio humano, sea por naturaleza irreversible, vamos a reconocerlo pronto grado por

    grado a medida que se vayan descubriendo bajo nuestro anlis is las condiciones de

    coherencia interna propias de un Universo Personal. As se encontra r salvagu ardada

    al mismo t iempo que unida a una Fsica inteligible la inalte rabilid ad de la persona,

    tan justamente defendida por los esplritualismos ant iguos, Esbozo de un universo

    per s o n al , 1936 , en La Energa Humana, p. 65.

    Es un error, pues, buscar las prolongaciones de nuestro ser y las de la noosiera

    del lado de lo Impersonal. Lo Universal-Futuro no podra ser otra cosa que lo hiper-

    per s o n al en e l P un t o Om eg a . F H , 314 .

    persona por encima de todo, ha tenido esa gran intuicin. Hay numerosos

    textos acerca de esto . Hemos dado ya varios, e specialmente al hablar de l

    personal i smo como clave de la cosmovisin de Te i lhard. Recordemos ahora

    solamente otro ms que t iene un sent ido, digamos, educat ivo. A propsi to

    de la formacin de la persona dice : C u l es centro de l inters mismo de la

    v ia general , l a obra de las obras humanas, sino e l establecimiento, en cada

    uno de nosotros mismos, de un centro absolutamente original , i rreduct ible , en

    e l que e l universo se re f le j e de una m anera nica, inimi table : nuestro yo,

    nuestra personal idad?

    31

    As que todo el esfuerzo csmico de la vida se dirige a la creacin de ese

    centro absolutam ente original que va a re f le jar todo e l universo en una

    forma nica e inimi table . No poda expresar Te i lhar d ms claramente la

    primaca de la persona y cmo ella, en consecuencia, es el objetivo ltimo del

    proceso csmico.

    El habla aqu de nuestro yo , nuestra personal idad : l a perso na para l

    es la realidad metafsica, el centro interior, esa realidad que tiene su interio-

    ridad, e tc . , e tc . , y la persona l idad es el e j e rcicio de esa interioridad que es

    como cada uno de nosotros expresamos nuestra manera de ser. Tiene la

    personal idad un aspecto ms psquico y moral ; l a persona, en cambio, un

    sent ido metaf si co , es deci r rea l . En real idad soy ese centro interior y porque

    soy ese centro interior, e s decir , un centro absolutamen te original , una

    persona metaf si ca, puedo exteriorizarme y re f le jarme en e l mundo de esa

    forma nic a , inimi ta ble , que es mi persona l idad .

    De manera que la persona es como e l principio que est inspirando la

    evolucin, y por la teora de l Punto Omega sabemos que es e l f in de la evo-

    lucin.

    32

    Como he dicho antes, la persona adquiere as un valor metaf si co , es deci r ,

    real , supremo; un valor axiolgico o moral supremo; un valor psicolgico

    tambin supremo; y en f in, un valor teolgico tambin supremo. Se adiv ina

    la importancia de esto para la educacin. Son consecuencias muy serias que

    todos los educadores, todos los padres y madres de familia, todos los que tra-

    tramos con los jvenes y con los adultos y aun al manejarnos a nosotros mismos,

    debemos tener en cuenta. Porque nuestra educacin comienza cuando nacemos

    31

    F H , 290 . T ei lh ar d s e r ef iere aqu a l y o y a la per s o n al id ad co m o s in n im o s

    de perso na . Ver tambin FH , p. 312 , donde aparecen como sinnimos el ego

    y la person alidad ref ir indose a la pers ona . En la terminologa f ilosfica se usan

    tambin con frecuencia como sinnimos. Sin embargo para una mayor precisin del

    sent ido de esos trminos remit imos al lector a nuestra obra La persona humana, 3a.

    ed., p. 297 y ss.

    32

    Ver es pecia lm en t e F H , pp. 312 y 314 .

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    y termina cuando morimos. No es slo educacin la que recibimos de los otros

    sino que la autoeducacin es tambin necesaria y fundamental . El primer

    educador debe ser cada uno para s mismo.

    Surge para todos como consecuencia e l respeto a la personal idad de l edu-

    cando. Como educador no estoy mane jando un ladri l lo ni un animal domst ico ,

    sino estoy mane jando un ser de esta naturaleza, es deci r , una persona. La act i -

    tud primera de l educador, la act i tud ma frente a m mismo, debe ser asumir

    y mantener esta conciencia. El educador aunque sea educador de s mismo debe

    conservar siempre esta perspect iva y automticamente actuar de manera dis-

    t inta. El maestro , cuando t iene presente este principio antropolgico, considera

    al discpulo como ese centr o absolutamente original y que por tanto debe

    respetar y amar, al guiarlo a su autnt ico desarrol lo .

    Por lo mismo,

    los mtodos de la educacin

    deben tener en cuenta esta

    interioridad absolutam ente original y respetar los f ines de la educacin. La

    educacin t iene los mismos f ines que e l hombre . No es otra cosa que e l desa-

    rrol lo de l hombre para que real i ce al mximo posible su personal idad. Por eso

    lo primero que debe tener presente e l educador es que l t i ene que educar a

    una perso na , es decir , es un centro al que yo tengo que educar com o tal ,

    como centro , con e l respeto correspondiente en e l mtodo y en la forma de

    actuar con l . Debo educa rlo para que sea un cen tro , par a que l sea e l que

    se ma neje , porque l es el que tiene que realizars e a s mismo y no otro

    por l .

    La re lacin educando-educador debe tener esta perspect iva. El nio es ese

    centro , es una persona como yo. An e l ms pequeo es ya una persona, si se

    quiere muy incipiente , pero ya es persona con toda esa dignidad de que nos

    habla Te i lhard. En algunos la persona se mani f iesta precozmente ; porque hay

    algunos adul tos que t ienen menos desarrol lada su persona que algunos nios

    que estn todava en la primaria. Pero, esencialmente , son todos personas, a to-

    dos debemos educarlos como tales, e s deci r , que por s mismos busquen la

    verdad, busquen las cosas desde s ; que ellos trabajen en el desarrollo de s

    mismos, que ellos mismos sean los que se autocontrolen y ejerzan su espritu

    crtico desde s mismos. El fin de todo el trabajo de la educacin es que las

    personas sean cada vez ms personas.

    Esto impl ica como consecuencia tambin muy importante e l derecho

    que todo hombre t iene a la verdad; porque soy yo, desde m mismo, e l que

    t iene que ver qu cosa es verdad y qu no lo es; no me lo t ienen que imponer

    desde afuera; me pueden ayudar, me pueden proponer, pero en l t imo trmino

    es cada uno e l que t iene que ver, e l que t iene que saber. No sabe e l maestro

    por m sino soy yo el que tengo que saber; y saber es conocer las cosas como

    son y conocer las cosas como son es conocerlas yo por m mismo.

    2 2 0

    Este es uno de los fundamentos de la l lamada l ibertad de enseanza. Porque

    somos as tenemos derecho a ver las cosas desde dentro y no que nos impongan

    desde fuera, adoctrinndonos de cualquier manera que sea, ni una buena ni

    mala doctrina. Esta es una de las normas de la educacin que nos exige la

    primaca de la persona.

    b ) La unidad-totalidad csmica

    Otra gran intuicin de Te i lhard, la ms grande despus de la re lat iva a la

    persona y que ha mane jado bien pero a veces con imprecisiones, e s la unidad-

    totalidad csmica. Es decir que todo el proceso del mund o y del cosmos tiene

    una unidad-total idad, que hay una conexin entre todas las real idades de l

    cosmos. Por de pronto, histricamente, o tambin podramos deci r horizon-

    talmente, quiere significar esta intuicin que desde el comienzo todo est

    ntimamente ligado en las diversas etapas en que se ha ido desarrollando

    la historia de l cosmos y de la humanidad. Pero tambin verticalmente, es decir,

    que todo lo que ahora existe, todas las partes del universo, desde las estre-

    llas que estn all a miles de millones de aos de luz hasta la naturaleza y la

    sociedad que ahora me rodea, todo est inf luyendo en m , todo est conectado

    conmigo y yo con todo por medio de inf luencias mutuas en mayor o menor

    escala.

    Tomar conciencia de e l lo podramos l lamarlo conciencia csmica o conciencia

    de la unidad csmica.

    33

    Claro, ms que hablar de esta unidad en e l sent ido de

    que son una sola cosa habra que deci r que todas las partes estn insertas en

    un conjunto coherente , e stn re lacionadas entre s , inf luyndose todas, pero de

    una manera convergente , dentro de un orden. Es una unidad de re laciones.

    As se comprende la famosa frase de Te i lhard: todo nuevo ser t i ene una

    embriognesis csmica es deci r , e ste ser que nace ahora ha sido gestado

    por toda la materia, por todo e l proceso csmico y ahora aparece como fruto

    de dicho proceso; y no solamente como fruto sino como un centro que actual -

    mente est inf luido por toda la real idad csmica. Eso somos cada uno de noso-

    tros. Debemos tener conciencia de que estamos l levando siempre segn nuestra

    33

    Coincidimos con esta idea de Teilhard. En otras oportunidades hemos llamado

    a esta act itu d de concien cia csmica , con el trmino cosmi zar queriendo signif icar

    que debemos actuar en todo momento con esta conciencia viva de que lo que somos,

    y, sobre todo, lo que hacemos, en alguna manera influye en todo el cosmos. Ello nos

    exige una responsabilidad mayor por la trascendencia que t iene nuestra accin en el

    mundo.

    22

  • 7/26/2019 La educacin personalista segn Teilhard de Chardin- Ismael quiles s.j.

    8/14

    medida y dimensin el peso del cosmos y de toda la historia y de todos los astros

    en nosotros.

    34

    Por eso habla Te i lhard de la heren cia educat iva

    35

    que recibimos con

    nuestra biologa, con nuestra materia, de todo e l pasado. Yo soy un centro

    interior que me doy cuenta de m mismo y que me encuentro inserto en todo

    este cosmos, recibiendo todas las influencias del pasado y del presente y

    mirando al futuro,

    36

    sintiendo el medio divino,

    37

    sint iendo la materia, sint iendo

    el espritu, sintiendo las otras personas, etc. Si yo soy as, todas mis expe-

    riencias mltiples de todo lo que yo siento en el universo, todo lo que yo

    conozco, todo lo que yo experimento, todas mis experiencias, todos mis conoci -

    mientos cientficos de toda clase de ciencia, no son ms que aspectos de un

    nico y el mismo esfuerzo por explicar mi experiencia en el universo; en otras

    palabras, son una sola experiencia.

    38

    Y vivo esta experiencia a la vez tan

    compleja y casi indefinible, pero yo en ella estoy sintiendo todas las influencias

    de l pasado, estoy proyectndome hacia e l futuro, hacia e l Punto Omega, al

    mismo t iempo estoy sint iendo mi ubicacin en este cosmos total de ahora, en

    este cosmos en que hay materia que yo estoy percibiendo; y hay espri tu que

    tambin capto y hay re lacin con la sociedad que yo estoy experimentando.

    Todo e l cmulo de conocimientos que surge de esta experiencia total de m

    mismo y mi ubicacin en e l universo, est interre lacionado, porque todos con-

    vergen a la misma realidad que es mi ser en el mundo. En realidad todos estos

    conocimientos que yo tengo de la fsica, de la qumica, de la biologa, de la

    sociedad, de la religin, de la tica, de la fi losofa, de la tecnologa, todo eso

    no es ms que e l conocerme a m aqu , puesto en medio de todas estas f lechas

    o re laciones v iv idas que me estn penetrando por todas partes. Es de hecho

    Ver A. L ig n eul , Teilhard y el personalismo, cap. II , Las races csmicas de la

    persona , p. 15 y ss .

    35

    V e r Herencia social y progreso, estudiado en la primera parte de este capitulo.

    * Recorde mos lo que Teilh ard llama las tres columnas del porven ir : Futur ismo,

    Universalismo, Pe rsonalismo . Salvemos a la Humanidad, C ien cia y C r is t o , p . 162 .

    E n t o n ces em pec a s en t ir [ . . . ] lo que h ab a d e in ef ab lem en te co m n en t o d as

    las cosas L a Unidad se me comun icaba, infundindome el don de apreh ender la , M D,

    138 . E l s en tid o d e la Om n ipr es en cia d e Dio s [ . . . ] Ibid. 140 . [ . . . ] e l m ed io d iv ino

    se descubre en nosotros como una modificacin del ser profundo de las cosas [ . . . ]

    Ibid Notemos, de paso, la nt ima conexin que, segn Teilha rd, hay entre la percepcin

    del medio divino y el ser profundo de las cosas , pero se cumple s in desviaciones

    pan t es t as . Ibid., 139- 140 .

    38

    T o d o m e es T o d o M D , 127 . R epi t am o s que T ei lh ar d exc luy e en es t a un idad

    de captacin de la realidad (que ante todo se debe a la presencia del medio divino)

    toda clase de pantesmo: Lo mismo que en el seno del Medio Div ino todos los

    murmullos creados se funden sin confundirse en una nota nica que los domina y

    lo s s o st iene [ . . . ] M D, 126 .

    un solo conocimiento muy comple jo , pero uni f i cado en una sola experiencia

    ma que voy agrandando y aclarando ms y ms cada da, pero, en f in, todo

    es un solo conocimiento, conocimiento de m mismo en e l mundo, conoci -

    miento de l cosmos en torno a m mismo, conocimiento de l Medio Divino que

    sost iene y da sent ido al mundo y a m mismo, y para e l cri st iano que ha

    recibido la nueva luz de la reve lacin conocimiento de Cristo que es la

    presencia concre ta e histrica de l Medio Divino.

    39

    Se nos di r, qu t iene que ver esto con la educacin? Es muy importante .

    Todo esto quiere deci r que e l saber humano a t ravs mo, a t ravs de cada uno

    de los hombres, ese saber es uno: todas las ciencias no son ms que una sola

    ciencia, cada ciencia es una parce la de una sola c iencia total . Y qu es la

    educacin? La educacin, simplemente , es ayudar o ayudarse a i r tomando

    en cada momento ms conciencia y ms claridad de este conocimiento integral

    de m mismo en el cosmos, es decir, de todas estas cosas juntas en una com-

    prensin total , ordenada y por lo tanto uni taria . De modo que , en real idad,

    la educacin es un solo conocimiento de m mismo y de l cosmos que me

    ayuda a orientarme a m mismo y a los dems en e l cosmos y en la histo-

    ria para realizar mi destino personal, lo que implica mi insercin en la historia

    de l cosmos y de la sociedad humana. El nio en la primaria est recibiendo

    todos estos inf lu jos csmicos y sociales; e st experimentndolos y est aclarn-

    dose su posicin en el universo. En el nivel secundario est haciendo lo mismo.

    Y en la universidad est haciendo lo mismo. Y en el doctorado sigue haciendo

    lo mismo en una especial idad o parce la que est ubicada en ese conjunto de l

    ser y saber. Es deci r , que la educacin la hacemos por c rculos concntricos

    de un mismo punto que se va agrandando o aclarando ms y ms.

    En otras palabras, la educacin de la inteligencia es sntesis de conocimientos.

    Por eso la inmensa mayora de los programas y planes de estudio que tenemos

    39

    Esta a la vez real y mst ica unidad del conocimie nto y del ser , cuya misteriosa

    Persona es Cristo, Teil hard la expone con un est ilo iluminado en el MD , pp. 128

    y ss donde va a trata r del Cristo universal y la gran com unin . Recojam os uno

    de sus prrafos en que sintet iza su visin: En el fondo, desde los orgenes de la

    preparacin mesinica hasta la Parusa, pasando por la manifestacin histrica de Jess

    y las fases del crecimiento de su Iglesia, un solo acontecimiento se desarrolla en el

    M un d o : la E n car n aci n , r ea l izad a en cad a in d ivid uo po r la E ucar is t a .

    Todas las comuniones de la vida const ituyen una sola comunin.

    Todas las comuniones de todos los hombres actualmente vivientes , const ituyen una

    sola comunin.

    Todas las comuniones de todos los hombres pasados, presentes y futuros const ituyen

    un a s o la co m un i n , M D, 132 .

    Pero recordemos tambin junto a la gran verdad que aqu se expresa, que se funden,

    sin confundi rse , MD , 12 6.

  • 7/26/2019 La educacin personalista segn Teilhard de Chardin- Ismael quiles s.j.

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    son opuestos a la autnt ica educacin : los consabidos programas enciclopedistas

    de que no acabamos de liberarnos. Eso es la anttesis de la realidad del

    hombre : la informacin debe ser muy poca pero clara, precisa y que se vaya

    ensanchando gradualmente . De manera que e l nio adquiera t res o cuatro

    ideas bsicas, pero que esas tres o cuatro sean la semilla de las dems ideas

    que vamos adquiriendo en todo e l resto de la v ida. Y cuando se t rata de una

    educacin o ciencia especial izada, un rea solamente , la bioqumica por

    e jemplo, si l a separo de l resto de l saber humano entonces quedo ya deshumani -

    zado. Repi tamos que e l saber humano es uno y que est muy unido tambin

    a la v ida y a la accin. Por eso la act iv idad re l igiosa est incluida en esa misma

    conciencia de l saber, lo mismo que la act iv idad mora l , social , c ient f i ca o tcnica

    estn nt imamente l igadas con esta conciencia de l hombre y su ubicacin en e l

    cosmos. Por eso pensamos que deberan re formarse , simpl i f i cndose , a un

    saber bsico los programas educat ivos de acuerdo a este que podemos l lamar

    principio metafsico orientador de la educacin.

    Tei lhard con su gran v isin de la unidad csmica lo confi rmara y no duda-

    mos de que estara totalmente de acuerdo en esta concepcin de l enfoque de

    la educacin.

    c ) La evolucin csmica

    Pasemos a otra intuicin bsica de Te i lhard: la evolucin. La educacin

    es por esencia evolucionista, en su me jor sent ido. La educacin supone pro-

    greso, es vida, es movimiento; por eso est dentro de la realidad biolgica,

    tanto por sus races como por su naturaleza y sus f ines.

    40

    Por eso habla Te i lhard

    de la educacin como la heren cia biolgica de todo e l pa sad o;

    41

    ms an,

    l quiere que haya un proceso que sea unitario, incluso re lacionado con la

    aparicin del espritu y con la aparicin de lo sobrenatural. No es que Teil-.

    40

    La educac in est nt imam ente asociada a la realidad biolgica, a la que penetra

    y prolonga hasta en sus races . E. R ideau ,

    El pensamiento de Teilhard de Chardin,

    p. 286. Esta es la tesis central de Teilhard expuesta en su ya citado art culo, Herencia

    social y progreso: Notas sobre el valor humano-c rist iano de la educacin. He aqu

    cmo formula su conclusin: Pero , necesitamos algo ms para considerar que la

    educacin es por lo menos virtualmente, una funcin biolgica universal, coexistente

    a la t o t a lid ad d el m un d o viv ien t e? ( E n E l po r ven ir d el h o m b r e , p . 42 ) . R epi t am o s

    dos citas ms: Llev ada al campo part icula r y s ingular de la especie huma na, nuestra

    idea de que la educacin no es un sub-fen men o , s ino que forma parte in tegrante

    d e la h er en cia b io l g ica [ . . . ] Ib., 46 . [ . . . ] t a l es , po r co n s ig uien t e , la prueb a

    definit iva de su naturaleza [de la educacin] y de su valor biolgico incluso en las

    cosas del espritu Ib., 47 .

    41

    F H , 361 , n o t a .

    hard quiera negar e l carcter propio de lo sobrenatural que exige una inter-

    vencin especial de Dios. Lo dice claramente al final del Fenmeno humano,

    donde seala que an cuando lo sobrenatural entra dentro de l gran plan de

    evolucin, sin embargo, no era simplemente exigido por e l proceso natural

    sino que estaba la materia y todo su proceso muy preparado para que pudiera

    sobrevenir lo sobrenatural con su superg ratuida d .

    41

    Tei lhard quiere salvar siempre cie rto carcter evolut ivo de l proceso. No es

    extrao que l quiera apl i car su principio a la educacin. Esta es integrante

    esencial del mismo proceso de la evolucin biolgica que va desde la pre-vida

    a la v ida vegetal y animal , a la v ida humana espiri tual y culmina en la

    incorporacin progresiva de l Mun do al Ver bo E ncar nad o .

    42

    Tiene una expresin muy hermosa: El educador dice t iene que ser como

    un colabora dor inmediato de la creacin . Y porque es colaborador inm e-

    diato de la creacin debe dar al educando un profundo sent ido de la v ida; la

    vida es la materia, el cosmos material, el cosmos biolgico, con su insercin en

    la v ida espiri tual . Colab orado r inmediato de la creacin con t ina Te i l -

    hard, e l educador ha de buscar e l respeto y e l placer de su esfuerzo en un

    sent ido profundo y comunicat ivo de los desarrol los ya alcanzados o esperados

    por la naturaleza .

    43

    De manera que e l educador debe atender a lo que ya

    la naturaleza ha ido haciendo hasta ahora, y con respeto y placer de la funcin

    misma que l est e j e rciendo, con un sent ido profundo, t rata de comunicar

    al educando los desarrol los ya alcanzados o esperados por la naturaleza misma.

    Es como si el educador entrara dentro del proceso de la evolucin y lo asumiese

    conscientemente . Como si entrara dentro de l proceso de la naturaleza que

    va desde la t rama de l universo hasta Dios, para asumirlo y comunicarlo al

    educando. En ca da una de sus lecciones prosigue Te i l ha rd debe amar

    y hacer amar lo que hay de ms invencible y de f ini t ivo en las conquistas de la

    v i d a ;

    4 4

    es deci r , debe hacer amar la v ida como vida, incluso la v ida material .

    Por eso, repi te , la educacin no es un fenmeno art i f i c ial , accidental , a cce -

    sorio ; e s nada menos que una de las formas esenciales y naturales de la act i -

    v idad biolgica .

    45

    Aqu aparece el biologismo de Te i lhard.

    Volvam os a notar que e l evolucionismo y e l biologismo de Te i lhar d apH-

    cado al proceso o fenmeno educat ivo debe ser bien entendido, de lo contrario

    tendramos que hacerle las mismas precisiones o reservas que a sus frmulas

    evolucionistas en general . Es vl ida la tesi s de Te i lhard en cuanto parece

    claro que la educacin inf luye en e l proceso evolut ivo, tanto de la v ida animal

    42

    Herencia social y progreso, 51.

    43

    Ibid., 50.

    44

    Ib., 50.

    45

    Ib., 43 .

    225

    H - 1 5

  • 7/26/2019 La educacin personalista segn Teilhard de Chardin- Ismael quiles s.j.

    10/14

    como de la espiri tual y de la sobrenatural . La educacin es siempre necesaria

    y decisiva. Es e l factor de acumulacin de cual idades adi t ivas que se van

    conservando en la especie y en la cul tura humana.

    Tambin es vl ida la tesi s de Te i lhard en cuanto que la evolucin de l espri tu

    es coherente y en cie rta manera se coordina, prolongndola, con las metas

    alcanzadas por la v ida puramente biolgica o animal . Y que la real idad de la

    v ida sobrenatural se apoya en la v ida espiri tual humana e levndola a un nive l

    superior con una evidente congruencia sin perturbar la naturaleza misma.

    Pero no se puede hablar de evo lucionismo ni biologismo en sent ido

    estri cto porque la educacin no puede just i f i car, por s sola, el trnsito de la

    vida vegetal y animal a la vida del espritu si no interviene un nuevo factor

    ontolg ico que nos d la razn suficiente del salto criti co . Y lo mismo se

    diga con mayor razn cuando se t rata de l sal to de lo natural a lo sobrenatural .

    El problema de la educabilidad, que interesa a los mod ernos filsofos de la

    educacin, recibe cie rta luz de l principio de la evolucin. Porque si evolu-

    cin es progres o , e l homb re est suje to a aque l la y siempre ser educable .

    El hombre es un ser maravilloso, sin duda ninguna, pero en medio de todo es

    imperfecto . Aunque Te i lhard siempre seala ms los rasgos posi t ivos que los

    negativos, es cierto que tenemos nuestras deficiencias enormes, nuestras angus-

    tias, nuestra estrechez y a la vez sentimos la urgencia interior de superarlas.

    Es deci r , sent imos un impulso interior hacia un cont inuo perfeccionamiento.

    Ser imperfecto pero con impulso y capacidad de perfeccin es la educabilidad

    c o m o estructura ontolgica. Nuestro ser es educable porque en nuestra real idad

    somos imperfectos, pero tendiendo a una perfeccin cada vez mayor.

    Pero la educabi l idad no es slo una estructura ontolgica, sino tambin

    u n a estructura tica. Porque la necesitamos y nos sentimos con el deber de

    aspirar a una mayor perfeccin ; e s pues una estructura t i ca, e s una obl igacin

    que vivimos ; no es que nos impulse solam ente nues tro ser desde den tro sino q ue

    adems desde arriba, desde lo superior tambin hay algo que nos dice

    t ienes que . . . En sntesi s la educabi l idad es una consecuencia de la l ey de

    evolucin y progreso y en nosotros es una estructura real ontolgica y t i ca.

    46

    d ) Ley de complejidad-interioridad

    Otra intuicin t pica y exclusiva de Te i lhard es la l ey de compiejidad-interio-

    ridad. Tam bin sta t iene su apl icacin a la educacin. Recordem os que segn

    40

    Teilh ard repite qu e la educacin es el nico mecanismo pa ra garant izar el

    desarrollo progresivo: Y pa ra asegurar la cont inuidad f s ica, en todas sus fases , a

    este desarrollo extendido a miradas de elementos diseminados en la inmensidad de los

    t iempos, un solo mecanismo: la educacin . Ib., 50.

    esta ley, cuanto la realidad es ms compleja, la interioridad o interiorizacin

    de l ser en s mismo es mayor. En cambio, curiosamente , la uni f i cacin de las

    partes menos comple jas es menor. En la materia, por e j emplo, todos los tomos

    estn unidos, pero con una cohesin mucho menor de aque l la con que estn

    unidas las c lulas v iv ientes en e l organismo v ivo. De manera que hay ms uni -

    dad en medio de ms comple j idad. Creo que podemos deci r lo mismo en

    e l orden de la sabidura y de la educacin en general : cuanto ms ampl ia es la

    zona o la suma de nuestros conocimientos ms necesaria es la sntesi s. De

    manera que esta ley de Te i lhard se apl i ca perfectamente al campo de l saber.

    Lo mismo debemos deci r cuando ste se t ransmite al educando. Si l e t rans-

    mitimos una gran suma de conocimientos pero sin la sntesis, le damos una

    masa indigesta y a veces daosa, causamos en e l educando la disgregacin y

    e l caos que es lo contrario de la c iencia. Ley pedaggica fundamental es la

    unidad: donde no hay unidad no hay saber. Tanto ms sabemos cuanto menos

    sabemos, podemos deci r . En otras palabras, tanto ms sabemos cuanto sabemos

    menos cosas en nmero, porque todas las hemos ido integrando en un saber.

    Hemos logrado la uni f i cacin, la reduccin de todas a una intuicin, a un

    saber. La unidad de la totalidad es el ideal en la realidad y tambin en el

    conocimiento. El saber disgregado no es una imagen de la unidad y coherencia

    real de los seres. Nuestro ser est penetrado po r tod o: lo fsico, lo biolgico,

    lo metafsico, lo psquico, lo religioso, lo moral, lo tcnico, lo social, lo esttico,

    etc., etc. Todas esas realidades forman un solo haz, una sola unidad de nuestro

    ser. A e l la debe corresponder nuestro saber y nuestra accin. Esa unidad tanto

    ms centrada en s cuanto ms comple ja debe ser re f le jada en e l proceso de

    nuestra educacin.

    47

    e) La socializacin

    Sumamente importante es tambin e l aspecto social de la educacin. T e i l -

    hard lo ha subrayado notablemente y ha querido l levarlo hasta su mximo

    47

    Teilhard, presuponiendo esta unidad del saber, aspira s iempre a la unan imid ad

    human a, que si se ent iende en sent ido literal es una utopa en este mundo: El educador,

    encargado directamente de asegurar la unanimidad humana, tanto s i t iene que hablar

    de literatura, de historia, de ciencia o de f ilosofa, ha de vivir constantemente y perse-

    guir conscientemente su realizacin

    Ib.,

    51 . P er o , d e j an d o d e lad o la un an im id ad

    utpica, la idea de Teilhard de la unidad del saber fundada en la coherencia del

    universo es correcta. J . E. Jarque seala como caracterst ica de la metodologa de la

    apologt ica de Teilhard el que nos ofrezca una visin fenomenolgica coherente de

    la totalidad del universo y del hombre. Lo que l llama: L'intelligib ilit, de l'univers

    comme u n tout par l'interpretation coherente des faits . Foi en l'homme, L'apologtique

    de T. de Chardin, p. 299. Por eso la apologt ica de Teilhard , es decir , su educacin

  • 7/26/2019 La educacin personalista segn Teilhard de Chardin- Ismael quiles s.j.

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    grado al sealar como una e tapa necesaria en la evolucin de l hombre la

    social izacin . La social izacin, en cie rta ma nera, ha exist ido desde que

    existe el hombre. Porque ste, desde que existe, vive en sociedad y se halla

    social izado . As que en e l fondo no h abra nad a nuevo. Se t ratara de un

    grado mayor o menor en e l desarrol lo de la dimensin social de l hombre . La

    socializacin, en sntesis, es la comunicacin de los centros humanos entre s .

    Esta comunicacin pertenece a la esencia de la persona. La persona es esen-

    cialmente social . Esa esencia social radica en la intersuje t iv idad. Estamos unidos

    como sujetos en una misma existencia. Como nuestros seres son espritus,

    v iv imos una intersuje t iv idad o comunicacin v i tal de conciencias.

    Pero cuando Te i lha rd hab la de social izacin lo ent iende en un sent ido

    ms profundo y absoluto . Sera un estadio ulterior de la human idad en que

    esa intersuje tiv idad l legue a formar una concien cia nica . De hecho siempre

    ha habido una intersuje t iv idad de conciencias y tambin una concien cia

    nica . Porque todos estamos en la gran com unicacin cul tura l , l a comuni -

    cacin de los espritus, y por eso el saber siempre ha sido eminentemente

    social.

    Sin embargo, como acabamos de indicar, al hablar de concien cia nic a

    Te i lhard n o se conten ta con esta social izacin en sent ido social general , sino

    que apunta a un estadio superior de la inte l igencia humana, de la nooesfera

    en que todas las conciencias estarn unidas en una total izacin psqu ica ,

    48

    en

    que todos los pensamientos formarn un a sola envol tura pensante , un solo

    y ampl io Grano de Pensamiento a escala sideral . La plural idad de re f lexiones

    indiv iduales agrupndose y re forzndose en e l acto de una sola Reflexin un-

    n i m e .

    49

    De esta maner a la noosfera t iende a const itui rse en un si stema

    cerrado en e l que cada e lemento por s mismo ve , desea y sufre las mismas

    cosas que todos ios dems simul tneamente .

    50

    Esta es la so cial izacin pro-

    piamente dicha, que anuncia y a que aspira Te i lhard. La social izacin hasta la

    u n a n i m i d a d .

    51

    Entonces la humanidad est preparada para emerger en e l

    Punto Omega, pleroma, pleni tud de la humanidad y su historia .

    para comprender el hecho crist iano, se dirige ante todo a mostrar cette harmonie, ce

    maximum de cohrence entre la Science et le Cristianisme Ib., pp.212- 213 . T an t o

    ms exigir Teilh ard esta coheren cia, este Univ erso inteligible en la totalidad de su

    desarrollo

    (centrologa

    Oeuv. VI I , p . 105 ) , es t a v is io n ex t en d id a a l T o d o ( F H ,

    40) t ratndose de la educacin en el orden natural. Esto es lo que en el fondo nosotros

    llamamos princip io metafis ico orientador de la educaci n . Por lo dems, el tema

    de la coherencia del universo aparece cont inuamente en la extensa obra de Teilhard.

    48

    F H , 336 .

    43

    F H , 304 .

    00

    F H , ibid.

    61

    F H , ibid.

    Refi rindose a la educacin, Te i lhard subraya este aspecto de la social i -

    zacin como estado humano de conciencia colect iva .

    52

    Nos habla de una

    especie de personal idad humana general , v i siblemente en v as de formacin

    en la tierra a travs del tiempo ,

    53

    de una especie de personal izacin colect iva

    mediante la que se modela en los indiv iduos cie rta conciencia de la Humani -

    d a d ;

    5 4

    de la mad uracin de una conciencia colect iva, que acomp aa los

    progresos de una expansin numrica ;

    5 5

    etc.

    Y la funcin espec f i ca de la educacin en e l caso de l hombre sera pre -

    ci samente garant izar esa conciencia o personalizacin colect iva, asegurar los

    cont inuos desarrol los de sta, comunicndola a la masa siempre cambiante de

    aqu l las [ las personas- indiv iduos] .

    56

    Ya hemos visto anteriormente que esta plena social izacin l leva a la

    prdida de la personalidad y que es contradictoria con e l rechazo de lo

    colect ivo y lo imperso nal que tan claramente proclam a Te i lh ard : En

    tanto que absorbe o parece absorber a la persona, lo colect ivo mata al amor

    que quisie ra nacer .

    57

    Te i lhard aqu mezcla e l e stado de unin perfecta de

    los espritus, que slo se dar en el cielo, con la utopa de su realizacin en la

    t ie rra. Ya hemos sealado que en este sentido la social izacin plena de que

    habla Te i lhard slo se lograra por una imposicin externa a costa de l valor

    supremo de la persona. Sera por tanto inhumana. Por e l lo no puede ser un

    principio orientador de la educacin, pues en la prct i ca siempre l l eva a la

    anulacin de la personal idad. En cambio la aspiracin a una conciencia social

    cada vez ms profunda y consecuente , fundada en e l amor, es esencial para e l

    hombre , para la persona y su educacin.

    58

    Aqu debemos volver sobre uno de los principios fundamentales de la edu-

    cacin que generalmente se l lama de l ibertad de enseanza . Este principio

    63

    Herencia social y progreso. Notas sobre el valor humano-crist iano de la educacin ,

    en El porvenir del homb re , p. 47.

    53

    Ib., p. 47.

    64

    Ib., p . 49.

    65

    Ib.,

    p. 48.

    M

    Ib., p. 47.

    67

    F H , 322- 323 .

    58

    Repitamos que en el citado estudio sobre la educacin, Herencia social y progreso,

    Teilhard acenta demasiado lo colect ivo sobre lo personal contra su principio mismo de

    la primaca de la persona y del amor. Tal vez una frase nos da la mentalidad demasia-

    do colec t ivista de Teilh ard en este art culo (que luego aparec e ms mit igada en el

    conjunto de su obra fundamental, El fenmeno humano) : T ei lh ar d as pir a a la r ea l id ad

    de un crecimiento de la Humanidad, a favor y por encima de un crecimiento de los hom-

    b re s. . . (p. 47 ) . Nosotros invert ir amos los trminos: insist ir amos ante todo en

    aspirar a la realida d de un crecimiento de los hombres ( la s nicas personas reales ) ,

    lo cual redundar s in duda a favor de un crecimiento de la Humanidad .

  • 7/26/2019 La educacin personalista segn Teilhard de Chardin- Ismael quiles s.j.

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    es una consecuencia de las intuiciones fundamentales de Te i lhard, especial -

    mente las que subrayan la primaca de la persona, la l ey de la comple j idad-

    interioridad y la socializacin, cuando esta se inspira en el respeto a la persona,

    en e l amor y no en la presin y fuerza externa.

    Todo hombre es l ibre en e l modo de comunicar su ciencia a los dems

    respondiendo a un impulso interior de nuestra esencia social, de nuestra inter-

    suje t iv idad cul tural . Esta l ibertad atae tanto al educador como al educando.

    Nosotros di ramos que la ley esencial de la educacin de hombre a hombre

    justamente es esa que se haga de centro a centro . Te i lhard lo ha sealado

    bien al exigir que todo esfuerzo de socializacin debe basarse en la comuni-

    cacin inter-centr os .

    59

    Suea a veces Te i lhar d con que habr una sola cul tura, con la unan imi-

    d a d .

    60

    Pero sta solamente sera concebible con uno de los mi lagros ms

    grandes que Dios puede hacer, e s deci r , que todos los hombres l ibremente

    quisi ramos estudiar lo mismo y quisi ramos recibi r la misma enseanza y

    que todos quisi ramos pensar lo mismo, sent i r lo mismo, e tc . Esto es impensable

    en nuestra situacin de seres l ibres pero tan limitados. Esto slo es pensable en

    e l c ie lo , en la consumacin, no en e l proceso, no en e l camino. Nunca la

    humanidad alcanzar ese estado ideal en este mundo. A veces mezcla Te i lhard

    el plano del proceso en este mundo, en la historia, y el plano de la consumacin

    en e l c ie lo , en la cri stal izacin de l proceso. Nunca habr en este mundo una

    cul tura uni forme, un pensamiento uni forme entre todos los hombres. Siempre

    ha de haber cie rta diversi f icacin. Por q u? Porque precisam ente , como dice

    e l mismo Te i lhard, la comunicac in ha de ser inter-centr os y cada uno ha

    de pensar a su manera . En eso no hay sal ida. Si no me de jan pensar a m i

    ma nera me qui tan la personal idad, es decir , no me tratan como persona, lo

    cual va contra las leyes de la educacin y contra la re lacin social misma. Por

    eso, desde e l momento en que la cul tura es impuesta desde arriba, caemos en

    un totalitarismo del estado o del grupo, en un colectivismo, en un socialismo

    cul tural que anula la persona. Eso es contra la autnt ica social izacin, contra

    la misma naturaleza social de l hombre . Como dice Te i lhard, entonces no se

    produce espri tu sino materia.

    61

    El saber impuesto desde afuera es contra la

    social izacin misma. Por eso la l ibertad de enseanza, la l ibertad de cul tura,

    es fundamental para e l hombre y su educacin.

    159

    Dad o que se trata, en efecto, de realizar una sntesis de centros, aquellas pa rt culas

    deben entrar en contacto mutuo de centro a centro, no de otra manera F H , 3 1 8 .

    Teilhard mismo subraya la frase para excluir la presin externa colect ivizante.

    80

    La p luralidad de las ref lexiones individuales agrupndose y reforzndose en el

    act o d e un a s ola R ef lex i n un n im e F H , 304 . [ . . . ] en la ed i f icac in un n im e d e un

    Espritu de la tierra , Ib., 306 .

    w

    F H , 3 1 1 .

    f) El Punto Omega: Cristo

    La l t ima intuicin de Te i lhard es la ex igencia por la evolucin misma de

    un polo trascendente, que es el Punto O mega, Cristo-Dios. Aqu Te i lha rd nos

    ofrece claramente su humanismo transcendente . En eso se di fe rencia de otras

    concepciones evolucionistas, material i stas o ideal istas. Con su humanismo trans-

    cendente cristiano puede dar sentido al cosmos, sentido a la historia, sentido

    al hombre , e tc . , e tc . Pero con e l lo nos da e l f in t ranscendente de la educacin,

    ya que coincide con e l f in de l hombre . Porque e l f in l t imo de la educa-

    cin apunta al cumpl imiento total de l valor de la real idad de l hombre .

    Te i lhard es muy expl ci to en este punto, respecto de la educacin cri st iana.

    Esta prolonga, subl ima a la misma Human idad. Pa ra e l humanism o cri st iano

    fie l en esto a la ms segura teologa de la Encarnacin no existe inde-

    pendencia actual ni discordancia, sino subordinacin coherente entre la gnesis

    de la Humanidad en e l Mundo y la gnesis de Cristo , mediante su Iglesia ,

    en la Humanidad. Inevi tablemente , por razones de estructura, los dos procesos

    se hal lan l igados entre s , uno (e l segundo) requiere al otro como una materia

    sobre la cual se posa para reanimarla .

    62

    L a Vi d a p a ra e l H o m b re . E l H o m b re

    para Cristo . Cristo para Dios. Y para asegurar la continuidad, fsica, en todas

    sus fases, a este vasto desarrollo extendido a miradas de elementos disemi-

    nados en la inmensidad de los tiempos, un solo mecanismo: la educacin .

    63

    Tei lhard est aqu mostrando que la educacin cri st iana es e l coronamiento

    de todo el proceso educativo natural de la evolucin csmica total, pues al

    operar a la vez di recta e indirectamente la incorporacin progresiva de l

    M u n d o a l Ve rb o e n c a rn a d o

    64

    no slo cont ina y eleva la t ransform acin

    natural de la Humanidad, sino tambin, e l t rabajo biolgico heredi tario , que

    desde los orgenes hace emerger al mundo hacia zonas de conciencia cada vez

    ms e levad as .

    65

    De aqu , dice , la gravedad, unidad y comple j idad de la

    misin, tan humilde en apariencia, de l educador cri st iano .

    66

    Por eso puede concluir Te i lhar d su cap tulo sobre Educ acin y c ri st iandad ,

    ltimo de su estudio H erencia social y progreso , con estas palabra s: En

    medio de este conjunto glorioso [de la educacin] , adecuado a la edad nueva

    de l mundo a que accedemos, es interesante comprobar que , fuera de l cri st ia-

    62

    Herencia social y progreso. En El porvenir del hom bre , p. 49.

    63

    Ib., 50 .

    61

    Ib., 51 .

    85

    Ib., 50.

    86

    Ib., 50.

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    nismo, ninguna inst i tucin parece capaz de infundir un alma verdadera al

    inmenso acervo de las cosas enseadas .

    67

    D I A L C T I C A D E LA E D U C A C I N

    Terminemos anotando cul sera , segn Te i lhard, la dialct i ca de la educa-

    cin, el proceso que debe seguir el desarrollo del educando.

    Lo primero es procurar en e l educando la centracin en s mismo, ubicarlo

    en s mismo.

    El segundo estadio sera la centracin con los otros centros, es decir, una

    centracin horizontal , de manera que e l educando, ya centrado en s , se uni f i -

    que con los otros centros.

    Finalmente vendra e l te rcer estadio , la super-centracin en el polo trans-

    cendente que une a todos los centros .

    Centrarse primero sobre s mismo, centrarse luego sobre el otro y sobre-

    centrarse en algo mayor que nosotros.

    68

    Esta dialct i ca es comprensible ; pero p ara ev i tar confusiones en los edu-

    candos, educadores y gobernantes, yo corregira estas frmulas con tres sal -

    vedades: Primera, centracin en s mismo; es verdad , es el punt o de partid a,

    e l ser en s mismo; al nio, ante todo, hay que tratar de centrarlo en s mismo;

    es el trab ajo princ ipal del educa dor ; t tienes que estar en t mismo, ser t

    mismo y desde t mismo mane jarte . Segund a, en vez de la frmula centra rlo

    con los otros centros yo di ra co-centra rlo o re lacionarlo con los otros

    centros pero desde s : este pe ro es indispens able, pues la relacin con los

    otros centros debe hacerse desde s, de lo contrario se corre el peligro de

    d e sc e n t ra rse . T e rc e ra , super centracin en el polo transcen dente a todos los

    centros, pero tambin desde s. Con estas precisiones admit imos esta dialct i ca

    del proceso educativo.

    He aqu otra formulacin que no creemos precisa.

    69

    1) Centra rse sobre s

    67

    Ib., 51 - 52 .

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