La educación y su pertinencia con la ruralidad en Bogotá
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La educación y su pertinencia con
la ruralidad en Bogotá
Por Fabio Arturo Rozo Ruiz1
Introducción
Este articulo pretende visibilizar las
tensiones que se producen entre el
modelo de desarrollo que se agencia
en Colombia y que al ubicarla en dos
veredas de la Localidad de Ciudad
Bolívar evidencian la dicotomía que
existe entre lo que el Estado agencia
como modelo de desarrollo para la
ciudad urbana y las consecuencias
de esa visión en los sectores urbanos
y especialmente en la cultura y la
tradición campesina tan vital para
garantizar la equidad y la justicia
social
La SED adelantó un proceso de
reorientación de las prácticas
tradicionales y de las estrategias
1 Docente matriculado en la Maestría en educación: currículo y comunidad educativa del ILAE y la Universidad de Chile, 2010
utilizadas para atender las
necesidades educativas de la
población rural, a partir de la
búsqueda de nuevos horizontes
teóricos que permitirán el desarrollo
de estrategias pedagógicas
pertinentes, capaces de potenciar el
talento humano requerido y más
apropiado a la cultura propia del
entorno rural. En este ambiente se ha
venido validando lo que en la
educación rural colombiana se
conoce como “trabajo escolar con
enfoque de Aprendizajes Productivos
–AP–”.2
Es necesario realizar un breve
recorrido por la historia de la
expansión urbana de la ciudad de
Bogotá como reflejo de lasitematica
mirada que el Estado colombiano
hace al organizar un territorio.
2 Secretaria de educación de Bogotá, Plan Sectorial de educación, Educación de Calidad para una Ciudad Positiva. 2008-2012
El Crecimiento poblacional de la
ciudad nos permite ver que Santa Fe
de Bogotá entre 1945 y el 2010 creció
de los 450.000 habitantes a los 8
millones aumento casi veinte veces.
Para ese entonces el espacio físico
que ocupaba la ciudad era entre las
calles 39 y la calle 11 sur y entre los
cerros orientales y la carrera 30 al
Occidente.
El resto del territorio era zona rural,
lacustre o de bosques andinos. Los
procesos de violencia de las décadas
de los 40 a los 60 aceleraron el flujo
de migratorio hacia la ciudad. Ciudad
Bolívar nombre que se le da a la
localidad más reciente en
conformarse. Para la década de los
años 80 es el espacio físico que más
recepciona población proveniente de
estos flujos migratorios. Sobre una
estructura de la ciudad se puede
decir surgió un urbanismo que
desbordó el ritmo institucional que
tenia la ciudad y el territorio se fue
ocupando de una manera informal :
Esta ocupación espacial generó un
dramático choque con la población
campesina asentada en estos
territorios que para este estudio son
las veredas de Quiba y Mochuelo
Bajo, impactando fuertemente el
campo económico, el campo cultural
y el campo de la construcción de
relaciones.
En Bogotá existe un espacio rural que
ocupa el 75 % de su extensión y sin
embargo el modelo de desarrollo que
la ciudad ha implementado es de
corte urbano. Quiere decir esto que la
vinculación institucional inadecuada
de la zona rural a la ciudad ha
generado conflictos. Las veredas
objeto de este estudio, Quiba Baja y
Mochuelo, no escapan a esta
situación. Allí la economía
campesina3 se caracteriza por tener
una pequeña parcela de 2 a 3
hectáreas en su mayoría
aprovechadas por sus propietarios y
un pequeño porcentaje en arriendo.
Los productos que se cultivaban son
papa nativa (“Llamada CORNETO
distintiva de la región”), hortalizas,
cubios, gallinas, cerdos ganado
bovino en pequeña escala, (cabras,
ovejas), lagartijas de 7 colores,
gavilanes, pájaro monje y el
Mochuelo (Buho) que servía para el
autosostenimiento y un pequeño
excedente que les servía para ser
llevado a la plaza de San Benito y de
Tunjuelito. La artesanía alrededor de
los tejidos a mano a partir de la lana
de oveja. Es de anotar que el Barrio
Tunjuelito ubicado en la cuenca
media del rio Tunjuelo, (parte plana)
se convirtió en un epicentro de
3 Alcaldía Local de Ciudad Bolívar, Plan de
Desarrollo Local de Ciudad Bolívar, 2005-2008
negocios y de asentamiento de
algunos de ellos, ya que allí se
encontraba la Caja Agraria y los
proveedores de insumos,
herramientas y alimentos que no
producían pero que usaban en su
alimentación diaria. Esa dinámica de
minifundio, se rompió a partir de los
90 cuando Personajes como Rafael
Forero Fetecua se apropia de los
terrenos que fueron del Poeta Rojas
conformando fincas muy grandes.
Otros sectores de Quiba Baja como el
Guaval son loteados para construir
barrios como Paraíso, La Flora hacia
límites con Soacha. La fuerza de las
plazas de mercado se fue perdiendo
a partir de la creación de Corabastos
quienes empezaron a controlar el
mercado regulando los precios de los
productos agrícolas.
El servicio de transporte era entre
comunal y privado. Los servicios de
Salud se prestaban en el Centro de
Salud de Mochuelo Alto y Pasquilla.
El ejercicio de expansión de la ciudad
provoca un cambio brusco con el
Macroproyecto del Relleno Sanitario
doña Juana que presiono el alza y
posterior baja por estar el botadero al
lado de los precios del suelo,
mediante normas catastrales y las
fuerzas de mercado convirtiéndose la
tierra en una mercancía sin importar
los impactos sociales, culturales y
económicos para sus habitantes. Las
formas organizativas que antes eran
el Comité Parroquial Comité de
Ferias y Fiestas, la Junta de Acción
Comunal y las personas con
ascendencia se ven alejados de la
toma de decisiones propia, pues la
cantidad de información y el carácter
técnico de la misma hace aparecer a
estos antiguos líderes como un
obstáculo para el desarrollo de las
políticas públicas. Este modelo de
ciudad planteado mas para ampliar el
mercado de las empresas del gran
capital con poca inversión se fijan
principalmente en tres sectores. La
expansión minera para extraer el
material arcilloso y arenizco con el
argumento de que dichas tierras eran
poco productivas para la agricultura
provocando una concentración de
tierras para tener una reserva que a
la postre se convirtió en el parque
minero industrial que la ciudad acogió
en el Plan de Ordenamiento
Territorial. La segunda acción fue la
ampliación de la vida del Relleno
Sanitario4 proyectada en 1987 para
cinco años y que se ha ido
prolongando en el tiempo pues la
ciudad no ha resuelto el problema de
residuos sólidos que consignado en
el plan maestro de residuos sólidos,
pues ningún territorio nunca ha
4 Rodríguez Rico José Juan, Manejo de Basuras en Bogotá y Viena, Junio de 2002, Impresiones Multicolor.
querido aceptar la implementación de
una planta de residuos sólidos en su
patio. Esta circunstancia se produce
al pasar de un modelo publico a un
modelo de privado generador de
renta con los argumentos de que el
modelo publico, es ineficiente,
costoso, genera cargas laborales y
que el estado no tiene la capacidad
administrativa, ni el control sobre sus
negocios y que el proceso de
negociar con empresas privadas
solucionaría todos estos líos que el
estado presenta introduciendo un
modelo neoliberal que genera el
negocio de los residuos y sus
responsables convertidos en agentes
institucionales empiezan a ejercer la
presión sobre el uso del suelos para
favorecer la compra de los predios
Y favorecer el proyecto de disposición
a cielo abierto que es obsoleto y asi
poderlo mantener con el argumento
de que la ciudad no tiene otra
posibilidad del manejo de residuos
solidos y podría presentarse un caos
en la salud, cuando ya se presento
con las empresas publicas llamada
EDIS.
El tercer elemento es la expansión
urbana, una expansión que se deja al
ejercicio espontaneo de
“emprendedores” de la construcción
que allí acentúan proyectos
urbanísticos de carácter ilegal que se
van expandiendo desde San Joaquín
impulsado por la prestación de
servicios que se le exigen al Estado y
donde los impactos ambientales no
se valoran lo suficiente de tal manera
que los campesinos no hacen
resistencia. Por el contrario ayudan a
el proceso de expansión, disponiendo
sus predios para la Urbanización a
cambio de un pequeño lucro.
La descripción de los conflictos en
este espacio social nos dejan ver
como se ha ejercido una violencia
simbólica desde el campo del
lenguaje, de lo económico, de lo
institucional rompiendo las relaciones
que como zona rural teníamos en
estas veredas y los agentes que
ejercen el dominio de esa violencia
son agentes privados en consonancia
con agentes del Estado. El ejercicio
de resistencia de las comunidades allí
asentadas ha sido muy débil,
expresada básicamente en la
interlocución en los espacios de
participación que el Estado o las
empresas operadoras han proveído y
en la mayoría de los casos de
manera tardía pues ya se habían
tomado decisiones y se quedan en
las reivindicaciones que tienen que
ver con la prestación de los servicios
públicos. Algunos otros estaban
dispuestos a ser reubicados. Y otros
hacían referencia a reivindicaciones
de carácter ambiental y cultural sobre
el impacto que ha producido por este
modelo de ciudad. Este abrupto
despertar al que asistimos con la
exclusión de esta comunidad
campesina de las decisiones y del
deterioro de su entorno y la
disgregación de su comunidad da pie
para construir varios interrogantes.
¿La generación de jóvenes que
habitan este sector serán asumidos
con una condición de discriminación,
pues no son rurales ni son urbanos?
¿Cómo pueden reconstruir los
jóvenes su espacio social que ahora
se encuentra disgregado?
¿Qué papel ha cumplido y debe
cumplir la escuela para dinamizar los
procesos de construcción del capital
social?
¿Qué rutinas pueden ayudar a
construir su acción potenciadora de
su capital social, económico y
cultural?
¿Cómo reconstruir un habitus
orientado a construir un imaginario
colectivo que transforme su posición
de poder en el territorio urbano rural?