La Era Delas Revoluciones_Ensayo

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LA ERA DE LAS REVOLUCIONES ELEMENTOS PARA ENTENDER LA MODERNIDAD Asesor: Dr. Raymundo Monroy Serrano Alumna: Gilda Noguerola Noviembre, 2011 Cuando elegimos abordar la indagación histórica de un tema poco conocido, lo adecuado es elegir el marco teórico y conceptual que orientará la investigación y articulará el discurso. También es necesario establecer el tiempo histórico, diferente del tiempo cronológico, pues “lo que constituye un siglo histórico tiene más que ver con el significado del mismo, con su interpretación global, que con las fechas calendario” 1 . Una periodización, no es una simple cronología: implica concepciones del tiempo y del espacio, visiones del otro y del nosotros, y, en definitiva, la construcción de una propuesta teórica por encontrar respuestas al sentido de la historia. Por ejemplo, para Hobsbwam, la era de las revoluciones inicia a partir de 1789 con la Toma de la Bastilla, como acto simbólico del fin del Antiguo Régimen y termina en 1848, con la oleada revolucionaria conocida como la Primavera de los pueblos y la publicación de El Manifiesto Comunista, de Carlos Marx que contiene los principios del socialismo científico. Para Carrera, la era de las revoluciones inicia alrededor de 1770, con el inicio de la independencia de las 13 colonias en Norteamérica y concluye en 1917 con el inicio de la Revolución Rusa. La Era de las Revoluciones puede abordarse a partir de la existencia de “leyes objetivas” que gobiernan el devenir de las sociedades (como plantea el marxismo ortodoxo o algunos funcionalistas), otras visiones son eurocéntricas, como ocurre con las historias “universales”, hoy en cambio se tiende hacia una visión compleja de las determinaciones, hacia la “causalidad estructural”, de los “hechos históricos”, 1 Ribera, Ricardo. El siglo XX según Eric Hobsbawm. Una crítica y una interpretación alternativa. En: http://www.uca.edu.sv/facultad/chn/c1170/ribera5.htm UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE HIDALGO INSTITUTO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES AREA ACADÉMICA DE HISTORIA Y ANTROPOLOGÍA LICENCIATURA EN HISTORIA DE MÉXICO

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LA ERA DE LAS

REVOLUCIONESELEMENTOS PARA ENTENDER LA MODERNIDAD

Asesor: Dr. Raymundo Monroy SerranoAlumna: Gilda Noguerola

Noviembre, 2011

Cuando elegimos abordar la indagación histórica de un tema poco conocido, lo adecuado es elegir el marco teórico y conceptual que orientará la investigación y articulará el discurso. También es necesario establecer el tiempo histórico, diferente del tiempo cronológico, pues “lo que constituye un siglo histórico tiene más que ver con el significado del mismo, con su interpretación global, que con las fechas calendario”1.

Una periodización, no es una simple cronología: implica concepciones del tiempo y del espacio, visiones del otro y del nosotros, y, en definitiva, la construcción de una propuesta teórica por encontrar respuestas al sentido de la historia. Por ejemplo, para Hobsbwam, la era de las revoluciones inicia a partir de 1789 con la Toma de la Bastilla, como acto simbólico del fin del Antiguo Régimen y termina en 1848, con la oleada revolucionaria conocida como la Primavera de los pueblos y la publicación de El Manifiesto Comunista, de Carlos Marx que contiene los principios del socialismo científico. Para Carrera, la era de las revoluciones inicia alrededor de 1770, con el inicio de la independencia de las 13 colonias en Norteamérica y concluye en 1917 con el inicio de la Revolución Rusa.

La Era de las Revoluciones puede abordarse a partir de la existencia de “leyes objetivas” que gobiernan el devenir de las sociedades (como plantea el marxismo ortodoxo o algunos funcionalistas), otras visiones son eurocéntricas, como ocurre con las historias “universales”, hoy en cambio se tiende hacia una visión compleja de las determinaciones, hacia la “causalidad estructural”, de los “hechos históricos”, partiendo de la totalidad de lo social, es decir, de la sociedad como un todo estructurado2.

1 Ribera, Ricardo. El siglo XX según Eric Hobsbawm. Una crítica y una interpretación alternativa. En: http://www.uca.edu.sv/facultad/chn/c1170/ribera5.htm2 Cardoso, Ciro F. S. Introducción al trabajo de la investigación histórica. Barceló. Crítica, 1985. pp. 206-207. En: http://www.unlu.edu.ar/~histelea/pdf/cucuzza01.pdf

U N I V E R S I D A D A U T Ó N O M A D E L E S T A D O D E H I D A L G OINSTITUTO DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADESAREA ACADÉMICA DE HISTORIA Y ANTROPOLOGÍA

LICENCIATURA EN HISTORIA DE MÉXICO

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Para una lectura superficial, una periodización no sería más que “un registro de continuidades y rupturas”, para plantear la relación entre lo viejo y lo nuevo en los procesos históricos3. Pero siguiendo a Koselleck, las dimensiones temporales del pasado y del futuro se remiten unas a otras4.Para ello se analizan la experiencia y la expectativa; mediante un determinado modo de asimilar la experiencia, coordinando la historia y el futuro.

Así, la modernidad es un ejemplo de esta noción de “tiempo histórico”: vemos nuestro tiempo como moderno; porque percibimos que ha superado el pasado, y analizamos el presente como resultado de procesos de larga duración; indagando así en la historia «total» que propuso Fernand Braudel: corta, mediana y larga duración. Acontecimiento, coyuntura y estructura. Periodizar la historia ya no es una enumeración cronológica de etapas o acontecimientos, sino identificar los elementos que unen el entramado de la historia.

En este sencillo trabajo, no se hace un recuento de los acontecimientos que explican la transición del Antiguo Régimen al “nuevo régimen” conocido como Edad Moderna y, la más recientemente añadida: la Edad Contemporánea, pues la lectura de la Antología del curso ya los abordan de manera general. El objetivo es dilucidar los factores que influyeron en el desarrollo de las revoluciones liberal-burguesas que dieron origen al Estado moderno democrático y que permiten entender nuestro presente.

Factores políticos: las revoluciones liberales

La segunda mitad del siglo XVIII es conocida como la Era de las Revoluciones porque las revoluciones norteamericana y francesa marcan el fin de las caducas estructuras feudales basadas en sociedades estamentales, procesos productivos agrarios y monarquías absolutistas que frenaban el desarrollo económico, político y social en Europa y sus colonias.

Independencia norteamericana. La revolución de las trece colonias americanas fue resultado del mercantilismo (proporcionar materias primas a la metrópoli a cambio de manufacturas) que era la base del comercio europeo con ultramar. Por otra parte, Inglaterra intentó imponer restricciones tributarias en 1773 que los colonos rechazaron, teniendo como gran centro de oposición en Boston. En 1774 se realiza el Primer Congreso de los trece Estados Americanos en Filadelfia y las primeras hostilidades con las tropas británicas. Al mando de George Washington y con los colonos franceses de Canadá, la Guerra de Independencia fue ganada mientras Inglaterra enfrentaba una guerra con Francia y España por el control del transporte marítimo. La Declaración de Independencia se proclamó en Filadelfia el 4 de julio de 1776.

3 Cucuzza, Rubén Héctor, De continuidades y Rupturas: el problema de las periodizaciones”, Anuario de Historia de la Educación, Nº1, SAHE, Universidad Nacional de San Juan, 1997, Arg.4 Koselleck, Reinhart, Futuro pasado. Para una semántica de los tiempos históricos. Barcelona, Paidós, 1993. p.15-17

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Como resultado nace el Primer Estado "Democrático" Moderno. Sus características: Soberanía popular, División de poderes, Provisión y renovación de cargos, Estado Laico, República, Sufragio Censitario, sin nobleza, con esclavitud, Gobierno Federal. Los revolucionarios franceses se animaron con el éxito de los colonos americanos, con su ejemplo habían demostrado que un pueblo de civiles podía derrocar a un gobierno poderoso.

La Revolución Francesa tuvo una trascendencia mayor que la norteamericana porque representó la caída del Antiguo Régimen en uno de los países más poderosos del mundo. Sus repercusiones fueron un referente a aquellos que en Europa conspiraban contra de las monarquías absolutas y luchaban por la abolición de las desigualdades del régimen feudal.

Ante la crisis económica y la intención de impulsar reformas, el rey decide convocar a los Estados Generales: nobleza (Primer Estado), clero (Segundo Estado) y estado llano o pueblo (Tercer Estado) que no habían sido convocados en dos siglos. La disputa por el voto equitativo condujo a la Asamblea Nacional a cargo del Tercer Estado. Por su parte, la hambruna y la desesperación condujeron al pueblo a la Toma de la Bastilla. La Asamblea se convirtió en Constituyente:

1. Abolió los privilegios feudales y la sociedad estamental.2. Declaró los Derechos del Hombre y del ciudadano, la soberanía nacional, la

libertad e igualdad de los hombres, principios que se formalizaron en la primera constitución francesa, cuyo precedente inmediato fue la estadounidense de 1787,

3. Redactó la Constitución Civil del Clero, que suponía la formación de una Iglesia nacional desgajada de la obediencia del Papa. Esta medida provocó la consiguiente división del clero en dos sectores: los “juramentados” (que se atuvieron a la norma) y los “refractarios” (reacios a acatarla).

4. Promulgó la Constitución de 1791, ley fundamental que organizaba la vida de Francia y en la que se contempló la soberanía nacional, la división de poderes y el sufragio censitario.

5. La Asamblea Nacional ponía la Revolución en manos de los sectores moderados, los girondinos. Con ella Francia dejó de ser una monarquía absoluta y se organizó como una monarquía de carácter limitado y constitucional.

Después de un régimen de Terror en el que fueron guillotinados el rey, sacerdotes, aristócratas, y los mismos líderes del terror (los jacobinos Robespierre y Danton), el poder queda en manos del ejército de Napoleón Bonaparte. Su gobierno (1799-1815) encarnó la consolidación del nuevo estado francés heredero de la Revolución. Se asentó sobre un régimen personalista y autoritario que sin embargo difundiría los ideales revolucionarios mediante la ocupación de numerosos estados de Europa.

Significado de la Revolución Francesa:

1. Fue la primera revolución política burguesa del continente europeo. Sus precedentes hay que buscarlos en la Revolución Inglesa del siglo XVII y en la Independencia de los Estados Unidos.

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2. Supuso la implantación del liberalismo. Asestó un golpe decisivo al absolutismo monárquico que fue reemplazado por la soberanía nacional, el reparto de poderes y el reconocimiento de las libertades individuales.

3. Dotó a Francia de una nueva estructura de la propiedad agrícola. Aunque pervivieron las grandes propiedades agrarias (en manos de la burguesía), nació un nuevo tipo de explotación de tamaño medio en sustitución de los antiguos latifundios pertenecientes a la nobleza y al clero.

4. Constituyó un referente político e ideológico. Las futuras revoluciones burguesas que se desarrollan a lo largo del siglo XIX volverán sus ojos hacia ella. Sucedió así en las oleadas de 1820, 1830 y 1848 y en los procesos de independencia colonial que dieron origen a nuevos estados, como los de la América española.5

La Ilustración y el liberalismo

Durante los siglos XVII y XVIII, fueron conformándose corrientes de pensamiento que expresaron los ideales de la burguesía: el liberalismo filosófico, político y económico inglés y la Ilustración francesa.

La Ilustración, también denominada Siglo de las Luces, como movimiento intelectual y cultural influyó en todos los ámbitos y estuvo relacionada con el fortalecimiento de la burguesía. Su base es el racionalismo inglés y el antropocentrismo que se contraponía con la visión teocéntrica de la iglesia. Los filósofos franceses (como Voltaire, Montesquieu, Diderot, Rousseau) resaltaron la confianza en el progreso. El cientificismo estimuló nuevas técnicas, basadas en la observación y en la experimentación. Los iluministas desarrollaron un espíritu crítico: no aceptaban nada como verdadero sin antes someterlo al examen de la razón y criticaron duramente las instituciones, los valores y las costumbres feudales. Muchos de sus escritos se dirigieron contra la Iglesia y su modelo educativo.

Liberalismo político y filosófico: John Locke consideraba que la finalidad del Estado era garantizar los "intereses civiles" de los individuos integrantes de la sociedad.

Liberalismo económico: Frente al mercantilismo surgieron los fisiócratas, con el francés Francois Quesnay, que sostenían que la economía debía desarrollarse naturalmente, sin intromisión estatal. Por ello postulaban la eliminación de todas las trabas al comercio. Por su parte, Adam Smith hizo una apología de la libertad económica como producto de la libertad natural. Afirmaba que la intervención estatal destinada a equilibrar la producción y las necesidades era inútil, pues el orden se establece por sí mismo, con tal de que exista competencia entre los hombres. El papel del gobierno es proteger la libre competencia y hacerse cargo de los servicios públicos. Los grandes comerciantes, industriales y políticos justificaron teóricamente -y gracias a Smith- su oposición a las restricciones económicas propias del Antiguo Régimen.

5 Las revoluciones burguesas. Romanticismo y nacionalismo. Claseshistoria.com. revista digital de Historia y Ciencias Sociales. El Antiguo Régimen: Significado de la revolución francesa.En: http://www.claseshistoria.com/revolucionesburguesas/revolucionfrancesasignificado.htm

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Las doctrinas liberales iniciales concebían a los individuos "libres e iguales", con "derechos naturales"; es decir, con derechos inalienables desde su nacimiento. Pero el problema central de la teoría política liberal es cómo relacionar al "estado soberano" con el "pueblo soberano", quien es fuente legítima del poder del estado. El dilema ha sido, desde entonces, encontrar un equilibrio entre la fuerza y el derecho, el poder y la ley, los deberes y los derechos.

Estos pensadores dieron a la burguesía las armas intelectuales para transformar la sociedad de acuerdo a sus intereses. En sus inicios la burguesía jugó un papel revolucionario para derrocar al Antiguo Régimen, pero dejó de serlo cuando los movimientos populares pusieron su control, instaurando un marco legal para mantener la estabilidad social mediante un conjunto de instituciones y mecanismos que tendieron a la conservación del poder en manos de los burgueses. En países más desarrollados se implantó el sufragio universal y el sistema democrático.

Impulsaron los ideales y la ciencia positivista, con base en el desarrollo individual, el control de la naturaleza, el desarrollo tecnológico e industrial y el modo de producción capitalista basado en la libre competencia. Esta concepción del progreso lineal y acumulativo basado en el orden y la paz social, ha justificado la represión contra quienes se oponen al progreso.

Se identifican dos grupos:

Los conservadores del siglo XIX buscaron restaurar la sociedad estamental cuyos líderes debían ser "guardianes de la tradición", autorizados para decidir por el conjunto de la sociedad.

Los liberales consideraban que los hombres nacen libres e iguales en derechos, pero necesitan reglas para vivir juntos, mediante un contrato social en el que los contrayentes en relación de igualdad deciden vivir en sociedad donde la mayoría delega en algunos el poder de gobernar. Para evitar el despotismo, los liberales propusieron el gobierno representativo, legitimado por los ciudadanos como electores.

Los norteamericanos ilustrados, como John Adams y Thomas Jefferson, leían mayoritariamente libros ingleses y franceses. A su vez, varios franceses revolucionarios hablaban, leían o escribían sobre la revolución norteamericana y sus nuevas ideas. Estas ideas compartidas inspirarían todos los movimientos liberales y democráticos de los tiempos modernos.

El liberalismo, no obstante, estaba fraccionado entre el utilitarismo, la ley natural y el derecho natural, con predominio de estas. La Revolución francesa trajo la creación de un ala izquierda con un programa anticapitalista, implícito en ciertos aspectos de la dictadura jacobina. Mientras la ideología liberal perdía su confianza original, el socialismo, basado en la razón, la ciencia y el progreso, se alzaba como nueva ideología. El modelo liberal, que la revolución de 1830 había montado en Francia, rápidamente fue perdiendo su contenido, aislando cada vez más a la elite política de la masa de la población. La dialéctica dominante durante 1815 a 1830 entre reacción y liberalismo se desplaza a la lucha entre el liberalismo y las fuerzas democráticas y socialistas.

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El factor económico: La Revolución Industrial

Los cambios económicos son el fundamento de los cambios sociales. En el siglo XVIII agricultura y comercio, base del poder económico-social, cambia a una sociedad de estructura de carácter industrial y financiero. La «revolución industrial» ocurre gracias a los cambios científicos y tecnológicos que permiten la aplicación práctica de las investigaciones al mundo de la economía, especialmente en la agricultura, la industria, la navegación, las comunicaciones y la energía. La Revolución Industrial está asociada a la máquina de vapor, que trajo como consecuencia el uso de la madera y después del carbón mineral. La metalurgia, con la industria inglesa de hierro, permitió el perfeccionamiento de la máquina de vapor.

La Revolución Industrial se caracteriza por un cúmulo de innovaciones tecnológicas que constituyen una estructura. Los inventos (mercancía o servicio nuevos) son diferentes de una innovación tecnológica, porque ésta implica la difusión de un invento a gran escala a través de la estructura productiva que es capaz de alterar la función de producción, posee una estructura y sus nexos tienen importancia teórica y práctica.

Por otra parte, se produjeron profundas transformaciones sociales, antes y durante la revolución industrial, que hicieron posible internalizar en la sociedad las nuevas tecnologías. La Revolución Industrial se caracteriza por las metamorfosis del sistema económico mundial: prácticamente todos los países, por efecto de la oferta y la demanda que impactaron la base económica de las más diversas sociedades, modificaron su estructura productiva.

Solo una economía estaba industrializada efectivamente en 1848, la británica, y, como consecuencia, dominaba al mundo. El notabilísimo aumento de población estimulaba mucho, la economía, como consecuencia de la revolución económica, que producía más trabajo, joven, sobre todo, y más consumidores.

Otros factores clave son la expansión del ferrocarril y las carreteras, al tiempo que los canales y el paso de la navegación de vela a la de vapor y mayor tonelaje. Esto derivó en grandes movimientos y en que el comercio internacional se multiplicara por cuatro entre 1780 y 1850.6 Una naciente burguesía financiera representada por los banqueros jugó un papel estratégico en la expansión del capitalismo a nivel mundial.

“La «primera revolución industrial» desde 1760-1780 constituye, pues, la iniciación del proceso capitalista. Tuvo sus fundamentos económico-sociales en la evolución de la agricultura, en el desarrollo del comercio y en la concentración de masas de proletariado en las ciudades. Se inicia y adquiere su formulación clásica en Inglaterra, en la segunda mitad del siglo XVIII, y este país mantiene su avance inicial mientras el sistema se va extendiendo por otras sociedades occidentales: así durante la primera mitad del siglo XIX por Francia, Bélgica, Alemania Occidental en Europa, y EE.UU. en América; y durante la segunda mitad del mismo siglo por otros

6 Hobsbawm, Eric; La era de las revoluciones. 1789-1848.

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Estados de Alemania, el Norte de Italia, Países Bajos y algunas áreas regionales de Europa Central y Rusia.”7

Con el desarrollo de la segunda fase de la industrialización se fue consolidando una nueva división internacional del trabajo: los centros industriales se especializaron en la producción de manufacturas industriales, en la creación de nuevas tecnologías y en la acumulación de capital. Los países no industrializados se transformaron en periferias especializadas en la producción de materias primas que los centros industriales requerían y se convirtieron en mercados donde los países industriales vendían la mayor parte de su producción.

Pero el desarrollo comercial y el nacimiento de las grandes urbes impusieron a los nuevos gobiernos liberales demandas nuevas: impulsar el desarrollo de la infraestructura para el suministro de servicios: agua, energía, caminos, redes ferroviarias, servicios públicos, legislaciones para regular y administrar los recursos públicos, en beneficio del desarrollo económico y el bienestar social.

La existencia del modo de producción capitalista transformó los procesos de organización del trabajo productivo, el papel del Estado frente a la sociedad y la economía, así como la base energética. Capital, trabajo, Estado y energía son los elementos que se reestructuraron a partir de la revolución industrial.8

Cambios sociales: ascenso de la burguesía y surgimiento del proletariado

El factor más crucial que hubo de movilizarse y desplegarse, fue el trabajo, pues una economía industrial significa menos población agrícola, más urbana y un aumento general de la población, que necesita mayor suministro de alimentos, lo que generó una revolución agrícola. Terminaron las comunas medievales y las caducas actitudes comerciales del feudalismo. La industrialización urbana avanzó, porque se logró mecanizar el campo para liberar a muchos campesinos de su actividad tradicional para trasladarlos a la industria y, después, formarlos para que estuviesen capacitados en sus puestos. En un principio, se contrataron mayoritariamente niños y mujeres (que resultaban más rentables). Surge una nueva estructura social conocida como la sociedad de clases. El llamado Tercer Estado, que hace la revolución económico-industrial y política, en defensa del liberalismo, constituye la clase ascendente que controla las nuevas actividades económicas, la industria, el comercio, las finanzas, las profesiones, es decir, el mundo de la producción y del estudio, de ahí surge la burguesía.

A fines del siglo XVIII, existen varios grupos clasistas: en primer lugar la gran burguesía, formada por banqueros e industriales, grandes comerciantes y hombres de negocios, altos funcionarios que son los auténticamente dominantes dentro de esta clase y que configura las llamadas “dinastías burguesas” En segundo lugar, la burguesía media, formada por funcionarios, profesiones liberales -médicos,

7 Martínez Carreras, José U. Introducción a la Historia Contemporánea. 1770-1918 la Era de las Revoluciones, p. 29-52. En La Era de las Revoluciones. Hidalgo, UAEH, p. 348 Cazadero, Manuel, Las Revoluciones Industriales, Fondo de Cultura Económica, Textos de Economía, México, 1995, pp. 7-35.

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abogados, profesores- e intelectuales; y la pequeña burguesía, constituida por empleados, trabajadores individuales, pequeños comerciantes e industriales y pequeños propietarios. Estos dos últimos grupos son las clases medias.

La clase dominada y más baja en la escala social está formada por dos grupos mayoritarios, y que constituyen la masa de la población, pero que no tienen ni propiedad, ni estudios: son los trabajadores y obreros de diverso tipo, las clases populares: campesinos, analfabetos, que han de trabajar la tierra de los señores, y los obreros industriales, en continuo crecimiento desde comienzos del siglo XIX, explotados por la burguesía, con su insuficiente sueldo.

Entre 1815 y 1830 aún no existía una clase trabajadora como tal. Pero el capitalismo empobrecía a los trabajadores que se comenzaron a sentir miembros integrantes de una clase: la clase trabajadora. Un movimiento revolucionario proletario-socialista empezó su existencia. La situación de los trabajadores pobres, y especialmente del proletariado industrial que formaba su núcleo, era tal que la rebelión no sólo fue posible, sino casi obligada, pues la condición de los trabajadores pobres, entre 1815 y 1848, era espantosa. En 1840 esto comenzó a percibirse con mayor claridad. Por eso parece inevitable que surgieran los movimientos obrero y socialista. La primavera de los pueblos es consecuencia directa.

El movimiento obrero surgió como protesta del hombre pobre. Lo verdaderamente nuevo en el movimiento obrero de principios del siglo XIX era la conciencia de clase y la ambición de clase. Una clase específica, la clase trabajadora, obreros o proletariado, se enfrentaba a otra, la del capitalista o patrono. El movimiento y la conciencia proletaria estaban combinada y reforzada por la jacobina, conjunto de aspiraciones, métodos y actitudes morales de la Revolución francesa. Deseaban respeto, reconocimiento e igualdad. La solidaridad y la huelga eran las mejores armas.

El movimiento obrero de aquel período no fue ni por su composición ni por su ideología y su programa un movimiento estrictamente “proletario”, es decir, de trabajadores industriales o jornaleros. Fue, más bien, un frente común de todas las fuerzas y tendencias que representaban a los trabajadores pobres, principalmente a los urbanos. El frente común se dirigía contra reyes, aristócratas y clase media liberal. Era más un “movimiento” que una organización (Hobsbwam).

Cuando Karl Marx (1818-1883) trasladó el centro de gravedad de la argumentación socialista desde su racionalidad, el socialismo adquirió su más formidable arma intelectual. Economía política inglesa, socialismo francés y filosofía alemana se combinaban en sus teorías. La publicación del Manifiesto Comunista (1848) contiene ya los principios del socialismo científico. La idea cardinal que inspira todo el Manifiesto es el materialismo histórico: es la doctrina de que el régimen económico de la producción y la estructura social que de él se deriva necesariamente en cada época histórica constituye la base sobre la cual se asienta la historia política e intelectual de esa época, y que por lo tanto, toda la historia de la sociedad es una historia de lucha de clases.

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En 1860 surge la I Internacional de trabajadores cuyos estatutos fueron redactados por Marx, quien proponía una revolución socialista de carácter centralizado, estrategia que impulsó la creación de partidos socialdemócratas y en movimientos más radicales, como el que en Rusia condujo al poder a los bolcheviques en 1917.

Finalmente, el surgimiento de la burguesía significó la aparición del nacionalismo, primero como un sentido de honor nacional y después militar (influenciado por el darwinismo social). La fidelidad se dirigía ya no al Rey, sino a la República, que tenía que ser defendida por todos los ciudadanos. Pero más allá del nacionalismo, estaba el imperialismo y el Imperio Británico, y con él, la expansión del capitalismo.

La confluencia de estos factores: económico, social, ideológico y político hacen de la Edad Contemporánea un periodo caracterizado por el desarrollo las fuerzas económicas y sociales que acabaron con el régimen feudal y dieron origen a la modernidad: el capitalismo y la burguesía, así como las instituciones políticas necesarias para su operación social: la nación y el Estado. De esta manera en el siglo XIX apareció en la escena mundial el estado liberal europeo, con un gobierno representativo que debe administrar los diferentes intereses sociales pero que, en la práctica, beneficia a la nueva clase dominante: la burguesía, el modo de producción dominante: el capitalismo, y cuya ideología dominante es el liberalismo.