La Escucha Del Mediador de La Mano de Echeverria

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    LA ESCUCHA DEL MEDIADOR DE LA MANO DEECHEVERRIA

    Antonio Tula 2012

    Introduccin

    El ao pasado, por consejo de una colega que haba efectuado la formacin deCoaching Ontolgico comenc a leer a Rafael Echeverra y a poco de incursionar en suslibros me sorprendi la claridad conceptual con la que sintetizaba las propuestastericas y epistemolgicas de muchos autos en los que abrevamos los mediadores

    El Dr. Rafael Echeverra es socilogo de la Universidad Catlica de Chile y Doctor enFilosofa de la Universidad de Londres. Es miembro de nmero de la World Academy ofArt and Science (WAAS). Fue profesor de la Universidad Catlica de Chile, consultor deUNICEF y de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) de las Naciones Unidas.Ha creado el trmino "Ontologa del Lenguaje", dando paso al COACHINGONTOLGICO.

    Es mi intencin repasar algunos de sus conceptos al analizar lo que denominamos laescucha activa desde sus dominios explicativos combinados con otros autores y a la

    luz de la mediacin

    II Oir y Escuchar

    Expresa Echeverra que la comunicacin humana tiene dos facetas: hablar y escuchar yse le concede a la primera el lado activo de la comunicacin y la segunda el pasivo.

    Entonces escuchar podra resultar una simple consecuencia del hablar, de algo que seda por sentado sin considerarse problemtico.

    No obstante ello en el mundo moderno el escuchar es una inquietud en diferentescontextos de interaccin social y requiere de un tratamiento muy cuidadoso

    Echeverra acota

    Los seres humanos no poseen un mecanismo biolgico que les permita reproducir o

    representar lo que realmente est ocurriendo en su entorno. No tenemos un

    mecanismo biolgico que nos permita decir que nuestra experiencia sensorial (ver, or,

    oler, degustar, tocar) reproduce lo que est all afuera .No vemos los colores que

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    hay all afuera; slo vemos los colores que nuestros sistemas sensoriales y nerviosos

    nos permiten ver. De la misma manera, no escuchamos los sonidos que existen en el

    medio ambiente independientemente de nosotros. Los sonidos que escuchamos son

    aqullos predeterminados por nuestra estructura biolgica. Las perturbaciones del

    medio ambiente slo seleccionan reacciones predeterminadas de nuestra estructura.

    Las perturbaciones ambientales slo gatillan nuestras respuestas dentro del espacio

    de posibilidades que nuestra estructura humana permite. Podemos sealar, por lo

    tanto, que existe una brecha crtica en la comunicacin, entre decir (o hablar) y

    escuchar.

    Luego cita a Maturana:

    El fenmeno de comunicacin no depende de lo que se entrega, sino de lo que pasa

    con el que recibe. Y esto es un asunto muy distinto a transmitir informacin'

    Segn el autor Or es un fenmeno biolgico asociado a la capacidad de distinguirperturbaciones ambientales denominadas sonidos. Escuchar es un fenmenototalmente diferente y pertenece al dominio del lenguaje, y se constituye en nuestrasinteracciones sociales con otros y da lugar a las interpretaciones. Desde este

    enfoque escuchar es or (comprensin descriptiva) ms interpretar (comprensingenerativa)

    Dice Echeverra que en la interpretacin tradicional, las palabras rotulan, nombran ohacen referencia a un objeto, un acontecimiento una idea, etc.

    En un diccionario, el significado vive en un universo de palabras que son consideradascomo instrumentos pasivos para describir la realidad. Por el contrario el lenguaje esaccin ya que cuando hablamos actuamos, y cuando actuamos cambiamos la realidad,

    As para captar el sentido de lo que se dice, se examinan las acciones involucradas enel hablar y entonces no escuchamos simplemente, sino que escuchamos tambinacciones y presuponemos intenciones (adjudicaciones que residen en nuestra mente)

    Conectando todo ello con la mediacin, como ya dijimos (Tula 2011) cada partepercibe realidades diferentes, entre s y con relacin a la propia percepcin delmediador. Potenciar la creatividad y fomentar procesos reflexivos en las partes, estrabajar desde la diversidad hacia la convergencia y en ello se juega la escucha delmediador y la habilitacin de un espacio destinado a que las partes se escuchen entreellas.

    Se puede pensar que si se entienden los sistemas humanos como generadores designificacin y prctica en procesos comunicacionales de retroalimentacin, en el

    consabido juego de intersubjetividades, la mediacin puede ser considerada como una

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    prctica social que ofrece a las personas o grupos sociales la posibilidad deinvolucrarse activamente en la construccin y diseo de la solucin de sus conflictos(Schnitman, 1992).

    En este proceso las personas pueden escucharse, dialogar, explorar cualidades

    impensadas y al construir sus posibilidades se construyen a s mismas. ExpresaSchnitman (1992) En la re-flexin acerca de estas cualidades emergentes es donde sedespliegan opciones y elecciones que pueden devenir en nuevas realidades. La puestaen acto convierte las posibilidades en horizontes cuyo recorrido conducir a nuevosdescubrimientos(Schnitman en McNamee y Gergen, 1992).

    Con Cechin (1992) se puede pensar la funcin del mediador en el sistema como la deun curioso y operativamente irreverente. Los mediadores se convierten en actoresparticipantes del relato con las partes en las conversaciones por las que transita lacomunicacin y amplan las posibilidades del hablar y el escuchar. Por ejemplo,

    desbloquear el estado de estancamiento del sistema a travs de preguntas circulares,jugar un juego de roles, actuar como abogado del diablo para generar un criterio derealidad, traer una ancdota como metfora, etc.

    Destaco al respecto el esfuerzo del mediador en la deteccin de las pautasinternacionales y comunicacionales de las partes desde la escucha y por descubrirque lo que encaja con el comportamiento (de las partes) y no con sus causas o sus

    porquses lo que constituye el ser neutral ( Cecchin en McNamee y Gergen 1992).

    III Intenciones e inquietudes

    Desde el racionalismo se supone una intencin o una meta consciente tras toda accinbuscando las razones de las personas para actuar en la forma en que lo hacen.Desde esta mirada la accin encuentra sentido es su intencin.. Una accin que escoherente con su razn o Intencin verdadera es una accin racional.

    Expresa Echeverra:

    Sostenemos que la accin y el sujeto (el yo) que ejecuta la accin no pueden

    separarse. En realidad, son las acciones que se ejecutan las que estn

    permanentemente constituyendo elyo. Sin acciones no hay yo y sin yo no hay

    acciones. ()Somos quienes somos segn las acciones que ejecutamos (y esto incluye

    los actos de hablar y de escuchar).

    En lugar de hablar de acciones el autor propone considerar a la inquietud o sea lainterpretacin que damos aquello de lo que nos hacemos cargo cuando llevamos acabo una accin y que le confiere sentido a la accin.

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    Siendo la inquietud una interpretacin que confiere sentido a las acciones entoncesestas se expresan en el relato En vez de buscar razones relatamos algunas historiasdespus de realizar las acciones y, otras, antes de hacerlo.

    Agrega Echeverria

    Postulamos que el lugar en que debemos buscar las inquietudes no estras la accin,ni en la mente de las personas, sino en el escuchar lo que esta accin produce. Cuando

    observamos las acciones de las personas y cuando las escuchamos hablar (y ahora ya

    sabemos que el hablar es una accin), les otorgamos un sentido construyendo historias

    acerca de qu es aquello de lo que las acciones se hacen cargo. Decimos que las

    inquietudes no estn radicadas en la accin misma o en la mente o la conciencia de la

    persona que acta, sino en cmo las interpretamos (o escuchamos).Como tal, una

    inquietud es siempre un asunto de interpretacin y de reinterpretacin () .Cada unotiene derecho a sus propias interpretaciones, a sus propias historias sobre sus acciones

    y las de los dems.

    El autor sostiene que las historias que contamos no hacen a nuestras accionesvalederas, entonces historias diferentes crean mundos diferentes y formas de vidadiferentes. Estas historias no son, en modo alguno, triviales, sino que responden a lapregunta sobre el qu es aquello de lo que el actuar se hace cargo

    Las inquietudes entonces son distintas de las intenciones, puesto que ellas no residen

    en el orador sino en el que escucha.

    Cuando escuchamos, por lo tanto, escuchamos las inquietudes de las personas.

    IV La produccin de historias

    Cuando escuchamos no somos receptores pasivos de lo que se est diciendo sino quesomos activos productores de historias Para escuchar debemos permitir que los otroshablen, pero tambin debemos hacer preguntas. Estas preguntas nos permiten

    comprender los hechos, emitir juicios bien fundados y elaborar historias coherentes.

    Los que saben escuchar no aceptan de inmediato las historias que les cuentan. A

    menudo las desafan. No se satisfacen con un solo punto de vista.

    Estn siempre pidiendo otra opinin, mirando las cosas desde ngulos diferentes. Como

    tejedores, producen historias que, paso a paso, permitirn ir distinguiendo con mayor

    claridad las tramas del acontecer.

    Cita a Heidegger cuando este postula que no podemos separar el ser que somos, del

    mundo dentro del cual somos. El fenmeno primario de la existencia humana es ser-

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    en-el-mundo. Entonces en funcin de nuestra relacin indisoluble con un mundo,todo lo que acontece en l nos concierne. Una dimensin ontolgica bsica de laexistencia humana es una inquietud permanente por lo que acontece en el mundo ypor aquello que lo modifica.

    Expresa Echeverra que al reconocer que el hablar es actuar y, por lo tanto, unintervencin que transforma el mundo, reconocemos tambin otro aspecto crucial delescuchar.

    En la medida en que el hablar es accin, todo hablar trae consecuencias en nuestro

    mundo. Todo hablar es capaz de abrirnos o cerrarnos posibilidades. Todo hablar tiene

    el potencial de modificar el futuro y lo que nos cabe esperar de l .Cuando escuchamos,

    por lo tanto, lo hacemos desde nuestro compromiso actual con el mundo.

    Respecto a un escuchar neutral piensa que nuestra capacidad de hacerlo proviene

    siempre de nuestro grado de compromiso con el mundo. El compromiso es primario, laneutralidad es siempre un derivado.

    El escuchar trasciende por que no solamente inventamos historias acerca de lasinquietudes del orador sino que, adems, emitimos juicios y construimos historias(acerca de esas acciones) en trminos de sus consecuencias para nuestro futuro. Nohay escuchar que no est basado en el futuro del que escucha

    Cuando conversamos, bailamos una danza en la que el hablar y el escuchar se

    entrelazan. Todo lo que uno dice es escuchado por el otro, quien fabrica dos clases de

    historias. Una, acerca de las inquietudes del orador cuando dice lo que dicey, la otra,acerca de la forma en que lo que se dijo afectar el futuro del que escucha (sus propiasinquietudes) () Cada parte aporta no tan slo una historia a la conversacin. Ambas

    contribuyen con dos una sobre las inquietudes de su interlocutor y la otra sobre s

    mismo- En el acto de escuchar, ambas partes producen esta fusin de horizontes. La

    forma en que la fusin se realiza encada una de ellas nunca es la misma.

    V Diferentes mbitos en el escuchar

    Veamos los mbitos que describe nuestro autor:

    a) El mbito de la accin:

    Partiendo de la idea que el lenguaje es accin cita a Austin para hablar de tres tipos deacciones involucradas.

    Las acciones locucionarias : aquellas que tienen relacin con lo que se dice.

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    Las acciones ilocucionarias: tienen relacin con aquello que se ejecuta al decir lo quese dice (afirmar, declarar, pedir, ofrecer y prometer).

    Las acciones perlocucionarias, con los efectos en el otro que resultan del decir lo quese dijo (indignar, persuadir, enternecer, etctera).

    b) El mbito de las inquietudes:

    Sostiene Echeverra que la convivencia descansa en nuestra capacidad de lamutualidad con el otro en la atencin de inquietudes, esto es preocupacin y cuidadopor el otro. En una buena relacin interpersonal hay ms calidad si tenemoscapacidad de hacernos cargo del otro antes de que ste lo pida

    En toda relacin basada en el cuidado y el esfuerzo por procurar la satisfaccin delotro, el momento de la peticin implica que llegamos tarde, que el otro ya alcanz elpunto de la insatisfaccin. Y mientras menos tengamos que pedir para alcanzarsatisfaccin mejor ser la relacin.

    c) El mbito de lo posible

    Si aceptamos que hablar es actuar, reconocemos que el hablar modifica el mundo, el

    estado de las cosas, y que, por consiguiente, el hablar trae consecuencias. En otras

    palabras, el hablar rearticula el mundo como espacio de lo posible. Luego que alguien

    dice algo, nuevas posibilidades emergen y antiguas posibilidades dejan de existir. Lo

    que antes estaba cerrado

    se abre y lo que estaba abierto se cierra. Porque se tuvo, o quizs porque no se tuvo,

    una determinada conversacin, nuestras vidas toman una u otra direccin.

    Cuando escuchamos, por lo tanto, podemos observar cmo el mundo, y otros nosotros

    dentro de l, nos transformamos por el poder del lenguaje. Al escuchar podemos

    preguntarnos sobre las consecuencias que trae aquello que se dijo, sobre cmo ello se

    relaciona con nuestras inquietudes, sobre las nuevas acciones que a partir de lo dicho

    esahora posible tomar. Nos podemos preguntar sobre las nuevas oportunidades que segeneran a partir del hablar; sobre las nuevas amenazas que se levantan; podemos

    preguntarnos sobre las acciones que permiten hacerse cargo tanto de las unas como de

    las otras.

    c) El mbito del alma humana

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    El autor postula que no slo actuamos de acuerdo a cmo somos (y lo hacemos), sinoque tambin somos de acuerdo a cmo actuamos, por lo tanto si hablamos de acuerdoa cmo somos establecemos una entre hablar y ser.

    El hablar no slo es generativo (cambia al mundo desde nuestros significados) sino que

    nos da a conocer, nos abre al otro, quien a travs delescuchar, tiene una llave deacceso a nuestra forma de ser, a lo que llamamos el alma humana. Escuchartrasciende lo dicho y procura acceder al ser y en este sentido que se trata de un

    escuchar ontolgico.

    VI La tica y la esttica de la escucha al otro

    Entonces- siguiendo a nuestro autor- examinemos el escuchar como surgiendo de

    una postura humana fundamental en la vida desde la tica que nos constituye comoseres lingsticos.

    Nos basaremos entonces en el respeto mutuo, en aceptar que los otros sondiferentes, que tal diferencia es legtima .Sin la aceptacin del otro como diferente,legtimo y autnomo, el escuchar no puede ocurrir y limita la posibilidad de proyectaren los otros nuestra propia manera de ser.

    Cita a Gadamer cuando dice:

    En las relaciones humanas, lo importante es... experimentar el T' comorealmente un'T', lo que significa, no pasar por alto su planteamiento y escuchar lo que tiene quedecirnos. Para lograr esto, la apertura es necesaria. Pero ella existe, en ltimo trmino,

    no slo para la persona que uno escucha, sino ms bien, toda persona que escucha es

    fundamentalmente una persona abierta. Sin esta clase de apertura mutua no pueden

    existir relaciones humanas genuinas. El permanecer juntos siempre significa, tambin,

    ser capaces de escucharse mutuamente.

    Cuando dos personas se entienden, ello no significa que una entiende a la otra en el

    sentido de escrutarla. De la misma forma, escuchar y obedecer a alguien no significa

    simplemente que nosotros accedamos ciegamente a los deseos del otro, A una persona

    as la llamamos esclavo. La apertura hacia el otro, por lo tanto, incluye el

    reconocimiento de que debo aceptar algunas cosas que van en mi contra, aun cuando

    no haya nadie que me lo pida

    Qu circunstancias afectan esta apertura, considerada como un requisito

    fundamental para escuchar?

    Responde Echeverra

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    Cada vez que ponemos en duda la legitimidad del otro; cada vez que nosplanteamoscomo superiores al otro sobre la base de la religin, sexo, raza, (o cualquier otro factor

    que podamos utilizar para justificar posiciones de egocentrismo, de etnocentrismo, de

    chauvinismo, etctera); cada vez que sostenemos tener un acceso privilegiado a la

    Verdad y a la Justicia; cada vez que presumimos que nuestra particular manera de ser

    es la mejor manera de ser; cada vez que nos olvidamos que somos slo un particular

    observador, dentro de un haz de infinitas posibilidades de observacin; cada una de

    estas veces, nuestro escuchar se resiente.

    El hombre vincula su identidad con el acto de narrar, que es la forma reflexiva decontarse, en donde la identidad personal se proyecta como identidad narrativa

    (Ricoeur, 2004).

    La historia desarrolla una trama o sea la representacin de la accin que atribuyeuna configuracin inteligible a un conjunto heterogneo compuesto de intenciones,

    causas y causalidades. La unidad de sentido que resulta de ello descansa en unequilibrio dinmico entre la exigencia de concordancia y la admisin de discordanciaque hasta el cierre del relato, pone en peligro esta identidad de un gnero circular. Elpoder de unificacin as aplicado a la dispersin episdica del relato, no es otra cosaque la poesa (Ricoeur, 2004: 232).

    La mediacin es un escenario posible para obtener una identidad de sentido en labsqueda de una nueva narrativa que teje una nueva trama y deja sin efecto lasnarraciones antagnicas previas.

    La identidad narrativa permite un nuevo enfoque del concepto de ipseidad(conciencia reflexiva del s mismo) que puede desplegar su dialctica especfica entredos tipos de identidades, la inmutable del idem del si mismo y la identidad cambiantedel ipse de si- mismo, considerado en su dimensin histrica (Ricouer, 2004).

    Segn Ricouer (2004) la ipseidad puede producir una multitud de variacionesimaginativas (indecisin, duda, contestacin) gracias a las cuales las transformacionesdel personaje tienden a hacer problemtica su identificacin. La ipseidadse pone enrelacin dialctica con la mismidad, entendiendo por ella todos los rasgos depermanencia (identidad biolgica del cdigo gentico, huellas digitales, fisonoma, voz,costumbres estables, etc.). Entonces la prctica cotidiana oscila entre estos dos polos(ya sean acciones de corto alcance, prcticas profesionales o de oficio, planes de vida,etc.).

    Una forma en que un sujeto de accin puede dar a su vida una calificacin tica es atravs de la narrativa de su historia, teniendo en cuenta que ni la muerte ni elnacimiento constituyen aperturas o cierres narrativos y las vicisitudes de la vida siguena la bsqueda de configuracin narrativa (Ricouer, 2004).

    As desarrolla Prez ( 2009) este importante aporte de Ricouer La ipsiedad ha de serrealizada y ejercida. Conquistada en el contexto del mundo de la vida: es horizonte delesfuerzo por ser. En este sentido el sujeto singular est siempre en ciernes pero no

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    porque, como dice Hegel, sea espritu inacabado, un momento del espritu universal

    y absoluto, sino su autoexperiencia le es inherente, un momento de propiedad que noes subsumible bajo ningn universal y que es, en cuanto a horizonte de posibilidad, unreto. Este despegamiento de la ipseidad como proyecto nos trae inmediatamente alescenario el problema de la autonoma.

    Si la ipseidad se configura en la trama de un proyecto, le es inherente la posibilidad defortalecerse o declinar. Desde ese punto de vista la constitucin del s mismo exige

    del sujeto la posibilidad de contar consigo mismo en forma libre e independiente ycomo norma de s. En este punto se podra decir que la autonoma es una condicin deposibilidad de la ipseidad. El desafo a la heteronoma con coraje y con valor,contenido en esa apelacin Kantiana a regirse por s mismo y no por la gua de otro,es paso obligado en el logro de una esfera de propiedad, de lucida sujecin a s, deautorreferencialidad (Prez, 2009).

    VII Las dos dimensiones de la escucha

    Echeverra sostiene que el fenmeno del escuchar est basado en dos dimensionesfundamentales de la existencia humana ser ontolgico y persona.

    Tenemos la capacidad de escucharnos entre nosotros porque compartimos una formacomn de ser (ser ontolgico) nos permite entender que cualquier otro ser humanoes un camino posible de realizacin de nosotros mismos, de nuestro propio ser. A la

    vez somos personas diferentes en la atencin de nuestro ser

    Por lo tanto, dado que somos sistemas cerrados, se deben realizar dos movimientosfundamentales: a) distanciarnos de nosotros mismos, de esa manera particular deser que nos diferencia de los otros individuos; b) como consecuencia aceptar laposibilidad de que existan otras formas particulares de ser, otras personas,

    diferentes de la nuestra con un movimiento de apertura

    Otro tema que ingresa a nuestro campo de anlisis es el estado emocional de laconversacin a travs de la cual damos cuenta de una predisposicin (o falta de ella)para la accin. Nuestro estado emocional tie la forma en que vemos el mundo y elfuturo y tie lo que escuchamos La escucha efectiva requiere observar nuestro estadoy el estado emocional de la persona con quien conversamos. La conversacin mismaest permanentemente generando cambios de estados emocionales en quienesparticipan en ella.

    Otro factor considerado por el autor es nuestra historia personal. La gente escuchaaquello que se les dice, en forma diferente, segn sus experiencias personales

    Expresa:

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    Nuestra historia personal desempea un importante papel en determinar no slo

    quines somos sino tambin lo que seremos en el futuro. Siempre escuchamos a partir

    de esa historia. El presente hereda del pasado inquietudes, posibilidades que

    aceptamos y que negamos, y mucho ms. Nuestra historia de experiencias personales

    se reactualiza en la capacidad de escuchar que tenemos en el presente. Esta historia

    personal abre o cierra nuestro escuchar. ()Si queremos comunicarnos de manera

    efectiva, es importante que nos preguntemos cmo nuestra historia personal podra

    estar afectando la forma en que escuchamos, y cmo la historia personal de la persona

    con quien estamos hablando puede afectar su capacidad de escuchar. No olvidemos

    que hablamos para ser escuchados. Por lo tanto, debemos hablar siempre en una

    forma tal que nos permita juzgar que la persona con quien hablamos nos va a poder

    escuchar aquello que queremos decir. Cuando hablamos no slo coordinamos acciones

    con otros. Tambin participamos en crearnos una identidad con las personas que nos

    escuchan. Cualquier cosa que digamos contribuye a crear esta identidad en el dominio

    pblico. Al hablar, como ya lo apuntramos, la gente no solamente escucha las

    acciones comprendidas en el discurso, sino que tambin emite juicios y desarrollahistorias sobre la persona que habla. Estos juicios abarcan dominios muy diferentes.

    Pueden decir, por ejemplo, que esta persona es creativa, esta otra es egosta, sa es

    responsable, etctera.

    En consecuencia, cuando las partes concurren a una mediacin han generado,respectivamente, un cierre narrativo respecto a la situacin de conflicto en dondeexiste un repliegue de la ipseidad a la mismidad, generando un posicionamiento. Sin

    embargo la presencia del otro y el espacio comunicacional que se instala, con laasistencia de un tercero neutral, permite modificar muchas veces las narrativa,impactando en la dimensin individual de los sujetos (interaccional, conductual,psicodinmica y cognitivamente), o en lo que Ricouer denomina la dialctica entre laidentidad del s y la entidad del otro.

    Respecto a dicha dialctica expresa Gabriel Jaime Prez (2009): La definicinricoeuriana de la perspectiva tica con y para el otro nos remite al conceptoheideggeriano de la solicitud, l cuidado o la preocupacin, pero en el mbito de ladimensin dialogal intersubjetiva de la existencia humana, sobre la base de que mis

    intereses, aspiraciones y proyectos referentes a la vida buena no pueden encontrarrealizacin en el aislamiento solipsista, sino en la cooperacin con los dems. En talsentido, mi bsqueda de la vida buena tiene que ser tambin una bsqueda

    compartida con la de los otros seres humanos. Esta dimensin, que en cuanto dialogales comunicacional, implica el reconocimiento efectivo de la pluralidad, la alteridad y ladiferencia y con base en l, la actitud de tolerancia que supone la afirmacin del otrocomo otro.

    Lo que abre o cierra cada uno de los modelos de resolucin de conflictos que seanalizan, impacta en la calidad de vida de los individuos del sistema social, en tanto yen cuanto impactan en el s mimos de los sujetos en conflicto. El s mismo segn

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    Shotter (1996) desde una concepcin dialgica y retrica no est relacionado conquien es uno o la propia identidad, sino que involucra un proceso de crtica y

    justificacin que pone al sujeto en juego para que sus propias acciones se ajusten auna forma de vida aceptada o aceptable para otros. As, adopta diferentes voces(puntos de vista, lneas de accin, formas de vida) y argumenta hacia s mismo cmo

    responder a las circunstancias por las que transita. La mente, la intencin, lamemoria, la motivacin, la precepcin, la emocin etc., son entidades en proceso deconstruccin, abiertas a nuevas construcciones o reconstruidas en diferentescircunstancias discursivas o conversacionales, segn el propio sentido de ubicacindel propio proyecto y el proyecto de los otros con los que cada sujeto interacta.

    VIII Los discursos histricos y la prcticas sociales en la escucha

    Otro dominio importante para el autor es el de la confianza en tanto afectadirectamente la credibilidad de lo que decimos y, por consiguiente, la forma en quesomos escuchados.

    Dice el autor

    Cada vez que hablamos estamos construyendo nuestra identidad en el escuchar de los

    dems, y que esta identidad va a afectar la forma en que seremos escuchados en el

    futuro. De manera inversa, cada vez que escuchamos a alguien, nuestro escuchar

    tambin se ve afectado por la identidad que para nosotros tiene esa persona. La

    identidad mutua que las personas tienen entre s afecta la forma en que se escuchanunas a otras. Cuando escuchamos no slo lo hacemos como individuos, tambin

    escuchamos desde nuestro trasfondo histrico. Los seres humanos somos seres

    histricos y, tal como apuntramos originalmente, incluso nuestra propia

    individualidad es el producto de condiciones histricas particulares. Como individuos,

    somos la encarnacin de nuestro trasfondo histrico. Cuando hablamos de nosotros

    como seres histricos, es conveniente hacer una distincin entre dos subdominios

    particulares: los discursos histricos y las prcticas sociales.Los discursos histricos son

    esas metanarrativas, metarrelatos o metaexplicaciones, que generan identidades

    colectivas. Un discurso histrico normalmente precede al individuo que adhiere a l,

    est all cuando nace.

    Segn Lax (1997) las historias acerca de quines somos toman forma a travs de lainteraccin con la cultura, y es la que suele ser determinante en su formulacin. Estashistorias se elaboran con otros en la interaccin social y nuestro posterior sentido dels mismo surge a travs del discurso con los otros. Con los otros generamos historiasnuevas, alternativas, dando origen a una comunidad de coautores (White, 1993;

    citado por Lax 1997). El otro del conflicto puede interaccionar conmigo en elintercambio narrativo de las diferencias, asistido por un mediador, o pueden entregarsu narrativa a un profesional del derecho y cosificarla como objeto de estudiocientfico de un laboratorio judicialcomo se profundizar ms adelante-.

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    Desde esta ptica las narrativas entonces influyen en la manera en que los individuosse conducen (Lax , 1997 en Packman, 1997). Conducen a construcciones de una visin

    normativa que generalmente refleja las especificaciones de la cultura dominante[1]apartir de las cuales, las personas se conocen a s mismas y con las cuales se comparan(Zimmerman y Dickerson, 1994)[2].

    Siguiendo a los autores citados y desde el modelo ecolgico, se observa que la culturadominante en el macrosistema impacta en la dimensin individual de los sujetossociales a nivel de sus narrativas, y la litigiosidad o el dilogo sern parmetrosposibles segn la forma en que los sujetos deban comportarse, interactuar, valorar,pensar, creer, y hablar de conflictos y construirse como sujetos activos del mismo.

    Con relacin a la forma como se narran las historias de vida desde la narrativa, Sluzki(1999) dice: la narrativa es un sistema constituido por actores o personajes, con unguin (incluyendo conversaciones y acciones) y contextos (incluyendo escenarios

    donde transcurre la accin y acciones historia y contextos previos), ligados entre s porla trama narrativa. Es decir, por un conjunto de conductores lgicos, explcitos oimplcitos que establecen la relacin entre actor, el guion y el contexto de modo talque todo cambio en los actores, cambia el guin ( y viceversa). Todo cambio en elcontexto cambia la naturaleza del guin y los actores (y viceversa), etc. A su vez, esteconjunto de actores, guin, contexto y trama poseen corolarios morales (proponen:vctimas y victimarios, hroes y villanos, nobles y bastardos), corolariosinterpersonales (con quin la gente se conecta, cmo y por qu) y corolarioscomportamentales (la gente basa su conducta en esas historias que operan como guascomportamentales, como contexto de justificacin).

    Estos corolarios a su vez reconstituyen -reconfirman, solidifican- la historia y formanpor lo tanto parte del sistema narrativo [] Hasta qu punto esta historia esidiosincrtica para esta familia o esta red social?, o es parte de una metahistoria queforma parte de la identidad transgeneracional de esta familia o de esta red, de laidentidad social de la misma (por ejemplo de ser parte de una minora de la identidadcultural)?.

    Analizando el modelo de Sara Cobb (1996) surge que la experiencia se organizamediante la narrativa y la realidad social, mediante el relato de historias. Entonces losconflictos se autoperpetan, porque se afirman en ciertos lugares de la narrativa,generando clausura.

    Una historia de conflicto puede ser superada si las partes co-construyen una historiacomn que implica la construccin compartida de otra realidad. Esta teora postobjetivista del conocimiento constructivista, sostiene que el sujeto construye y nodescubre la realidad (Bianchi, 1996). En el mismo sentido Schvarstein (1999) sostieneque epistemolgicamente muchos de los enfoques de la mediacin se basan en unaperspectiva constructivista, por lo que ni la disputa, ni sus causas tienen el carcter dehechos objetivos verificables, responde a una construccin de cada parte, con un altonivel de subjetividad.

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    IX Conclusin

    La escucha activa del mediador est ligada a la concepcin epistemolgica de la

    mediacin ya que al escuchar cada relato tiene en acto dos versiones de un dramahumano cuyos actores son observadores y cuyos observadores son actores, que comotales construyen cada uno realidad y la describen en sus narrativas, lastimando susidentidades desde la intolerancia mutua

    El mediador construye una historia sobre las historias de las partes, y desde su propiahistoria. Formula hiptesis e intenta influir comunicacionalmente en la restructuracinde los componentes conceptuales y emocionales de las diferentes percepciones de los

    hechos, usando las herramientas

    Sabe de la precariedad y de la in-certeza que conlleva la complejidad del campo defuerzas de las partes en conflicto. Conoce sobre la riqueza humana de la generacin deconsensos y sus consecuencias ticas y su responsabilidad en la instalacin deldispositivo comunicacional que es el proceso de mediacin

    Sufre la dureza posicional de las puntuaciones semnticas rgidas y busca en susrecursos el clido instrumento que rompa el hielo y genere la magia del cambio, lentay pausadamente

    La escucha activa forma parte de la circularidad comunicacional y es causa efecto ycausa a su vez, en una recursividad sin lmites. Su escucha potencia las escuchas de laspartes, permite reconstruir ideas, legitimar identidades, convocar a las emocionespositivas

    Si el mediador no tiene clara la epistemologa de la mediacin quizs pueda oir a laspartes y escuchar su propuesta directiva para obtener un acuerdo, pero dudo enllamar a ello mediacin

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