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EL HORROR SEGÚN JAC ÁVILA EL CINEASTA BOLIVIANO ESTRENARÁ EN ENERO DE 2015 SU NUEVO FILME, OLALLA, MIENTRAS TANTO, HACE UN REPASO Y REFLEXIÓN SOBRE LA CREACIÓN DE CINE DE HORROR EN BOLIVIA Y EL CAMINO QUE HA SEGUIDO SU PRODUCTORA, PACHAMAMA FILMS, EN ESTA SENDA. ÑATITAS, LA OTRA FIESTA DE LA MUERTE CADA 8 DE NOVIEMBRE, LAS ÑATITAS CELEBRAN SU DÍA Y SON PROTAGONISTAS DE LAS DISTINTAS RITUALIDADES Y RESPETOS PRESENTADOS POR SUS FAMILIAS, QUIENES CON DEVOCIÓN LAS COLMAN DE REGALOS, AL MISMO TIEMPO QUE PIDEN POR SU PROTECCIÓN, EN UNA TRADICIÓN POR DEMÁS LLAMATIVA, QUE CADA AÑO REÚNE A MÁS CURIOSOS Y ADEPTOS. 4 - 5 7 Y 8 DOMINGO | 9 de noviembre de 2014 | año 5 | N° 258 vermeerworks.com

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EL HORROR SEGÚN JAC ÁVILA

EL CINEASTA BOLIVIANO ESTRENARÁ EN ENERO DE 2015 SU NUEVO FILME, OLALLA, MIENTRAS

TANTO, HACE UN REPASO Y REFLEXIÓN SOBRE LA CREACIÓN DE CINE DE HORROR EN BOLIVIA

Y EL CAMINO QUE HA SEGUIDO SU PRODUCTORA, PACHAMAMA

FILMS, EN ESTA SENDA.

ÑATITAS, LA OTRA FIESTA DE LA MUERTE

CADA 8 DE NOVIEMBRE, LAS ÑATITAS CELEBRAN SU DÍA Y SON PROTAGONISTAS DE LAS DISTINTAS RITUALIDADES Y RESPETOS PRESENTADOS POR SUS FAMILIAS, QUIENES CON DEVOCIÓN LAS COLMAN DE REGALOS, AL MISMO TIEMPO QUE PIDEN POR SU PROTECCIÓN, EN UNA TRADICIÓN POR DEMÁS LLAMATIVA, QUE CADA AÑO REÚNE A MÁS CURIOSOS Y ADEPTOS.

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DOMINGO | 9 de noviembre de 2014 | año 5 | N° 258ve

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La obra de Poe pronto saltó fronteras y cosechó un público ávido de sus narraciones en el extranjero. Rusia no fue una excepción: las prime-ras traducciones del “Loco Edgar”,

como allí se le conocía, comenzaron a apare-cer en revistas rusas ya a finales de la década de 1830. Uno de los grandes paladines de Poe en Rusia fue Fiodor Dostoievski, que presentó el escritor a sus compatriotas lectores de la re-vista Wremia en 1861, con ocasión de la publi-cación de tres de sus narraciones: El corazón delator, El gato negro y El diablo en el campa-nario. He aquí la publicación.

“Se han publicado ya dos o tres relatos de Edgar Poe en revistas rusas. Aquí presenta-mos tres más a nuestros lectores. ¡Qué extra-ño escritor, cuánto talento el de Edgar Poe! Difícilmente puede su obra calificarse como puramente fantástica y, aunque entrara en esta categoría, lo fantástico en ella es me-ramente externo, si se puede decir así. En su obra se admite, por ejemplo, que una mo-mia egipcia que yace desde hace cinco mil años en una pirámide, recobre la vida con la ayuda del galvanismo. O se plantea que un hombre muerto, de nuevo por medio del galvanismo, nos hable del estado de su espí-ritu, y así una y otra vez. Pero la sola asun-ción de estas cosas no hace que una histo-ria sea realmente fantástica. Poe se limita a suponer la posibilidad aparente de un acon-tecimiento sobrenatural, aunque siempre demuestra lógicamente esta posibilidad, y a veces lo hace con una habilidad sorpren-dente; una vez establecida esta premisa, pro-cede, en todo el resto, de manera bastante realista. En esto se distingue esencialmen-te del empleo de lo fantástico que hace, por ejemplo, Hoffmann. Este último personifica las fuerzas de la naturaleza en imágenes, in-troduce en sus cuentos brujas y espectros, y busca sus ideales en mundos totalmente alejados de lo terrestre; no sólo asume que ese mundo misterioso y mágico es superior, sino que parece creer en su existencia real. No así Edgar Poe. No tendría que llamársele

fantástico, sino caprichoso. ¡Qué raros son los devaneos de su imaginación y, al mis-mo tiempo, qué audaces! Elige por norma la realidad más extravagante, coloca a su protagonista en la situación psicológica o superficial más extraordinaria y, entonces, describe el estado íntimo de esa persona con penetración maravillosa y un sorprendente realismo. Más aún, Poe presenta una carac-terística singular que lo distingue de todo escritor, y es el vigor de su imaginación. No es que su fantasía exceda la de los demás poetas, sino que su imaginación está dotada de una cualidad que, con tal magnitud, no hemos encontrado en nadie más, a saber, el poder de los detalles. Intenten ustedes mis-mos, por ejemplo, dar forma en su mente a algo que no es muy habitual o que nun-ca antes haya ocurrido, que sólo se concibe como posible, y se darán cuenta de lo vaga y escurridiza que se presenta esa imagen ante el ojo de su mente. O captarán más o me-nos los trazos generales de esa imagen in-terior, o se concentrarán en uno u otro ras-go fragmentario, particular. Pero Edgar Poe

presenta el cuadro completo de los aconteci-mientos imaginados con todos sus detalles y con una plasticidad tan poderosa que no se puede sino creer en la realidad o en la po-sibilidad de un hecho que, en realidad, no ha ocurrido nunca ni podría ocurrir jamás. Así, describe en uno de sus relatos un viaje a la luna, y su narración minuto a minuto del viaje imaginado es tan completa y específi-ca, que involuntariamente se sucumbe a la ilusión de su realidad. De la misma manera, una vez contó en un periódico americano la historia de un globo que había cruzado el océano desde Europa hasta el Nuevo Mundo, y su relato era tan detallado, tan exacto, tan lleno de ocurrencias inesperadas y acciden-tales, en resumen, tan realista y verdadero que, al menos durante un par de horas, todo el mundo estuvo convencido de los hechos relatados y sólo la investigación posterior demostró que era una absoluta invención. El mismo poder de imaginación o, mejor di-cho, el poder de componer un conjunto, ca-racteriza sus cuentos sobre la carta robada, el asesinato cometido por un orangután, el tesoro descubierto, etc.

Se ha comparado muchas veces a Poe con Hoffmann. Como ya hemos dicho, creemos que esa comparación es falsa. Hoffmann es un poeta mucho mayor, ya que posee un ideal. Y por más que en ocasiones sea un ideal equivocado, sigue siendo un ideal de pureza y de la inherente belleza humana. Este ideal se encuentra encarnado inclu-so con más frecuencia en las creaciones no fantásticas de Hoffmann, como Meis-ter Martin, o en la en-cantadora, delicio-sa Salvator Rosa, por no decir nada de su obra maestra Kater Murr. En Hoffmann un humor auténtico y maduro, un realismo potente y cierta malicia, se funden en un fuerte anhelo de belleza bajo la brillante luz del ideal. Lo fantástico en Poe, compa-rado con esto, parece extrañamente “mate-rial”, si se me permite la expresión. Inclu-so su imaginación más desatada lo revela como un auténtico americano”.

Poe: el poder del detalleNADA MENOS QUE DOSTOIEVSKI AYUDÓ A INTRODUCIR LA OBRA DE EDGAR ALLAN POE EN RUSIA.

Fiodor Dostoievski Traducción de Ana UserosRevista Minerva

DIRECTORAdalid Cabrera Lemuz

EDITOR GENERALJavier Mancilla Luna

EDITOR DE LA ESQUINAMiguel A. Rivera G.

Colaboradores: Luis Mérida CoimbraJuan CoriMiguel Nina Pérez

Diseño: Eusebio Lazo Sumi

Diagramación: Horacio Copa Vargas

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De entre todas las adolescencias, Rimbaud atesoró aquella que no se cura con el menaje de la edad. Hay hombres que deciden arrojarse al foso de los cocodrilos con una pre-

cocidad de infierno tierno, pero antes asaltan la vida arreándole al mundo una peritonitis, un úl-timo atentado, un mazazo con el puño. Arthur Rimbaud alcanzó las cotas más altas de lucidez y de espanto antes de cumplir los 20 años. Un muchachito rubio, de pelo volado, los ojos del azul de lo diabólico y la quijada fuerte. Cultivó una moral depravada con el afán metódico de quien ha caído al mundo a contramuerte, dota-do de una lógica ácida que todo lo convierte en un estado de alerta.

Rimbaud nació en Charleville (Francia) en 1854. Hijo del capitán de infantería borgoñés Fréderic Rimbaud, que abandonó a su madre con cinco párvulos una mañana de invierno, dejando en la casa un rastro clandestino de es-carcha y de fracaso. La madre forjó así el celo obsesivo por el control, por el disimulo y el or-den extremo. Le ayudó una extrema fe en Dios. Aquella mujer agredida fue, sin saberlo, el prin-cipio del combate que Rimbaud mantuvo con-sigo mismo, el detonante de una rebeldía que se entrenó contra el saco de aquella tahona fa-miliar donde la asfixia se amasaba con severos preceptos religiosos y una tonalidad lastimera de orgullo herido.

El poeta Rimbaud comenzó a despuntar en la escuela de Charleville con unas composicio-nes líricas perfectas. Manejaba el latín como un fluido de crímenes verbales. Aquellos poemas primeros eran el consultorio de un extravío que estaba macerándose sin saber aún a qué atener-se. Todo arte ingenuo es iniciático. El impacien-te Rimbaud, dice el gran poeta Yves Bonnefoy, abre la palabra a la vida más instintiva. Y ahí, en ese instinto sin doma, decide predicar su extra-vío. Rimbaud apuesta por la insumisión, prepa-rando el espíritu para la conquista de lo que el lenguaje no ofrece.

En la escuela conoce al profesor Georges Izambard, su caladero de complicidad y prime-ras lecturas. Quizá también su primer amor, con esa fragilidad confusa de los amores prime-ros (que nunca se saben si lo son). Rimbaud culti-va fieramente un cierto salvajismo acelerado de provincias. La sombra de la madre es un utillaje de barrotes. Y a los 15 años, el poeta que niega la moral convencional de la gran civilización, esca-pa de casa con la punta del hocico apuntando a París, para entregarse a lo incierto. Era el 29 de agosto de 1870. Aquella primera estampida de ñu sin rebaño acabó a pocos kilómetros de su pueblo, en la prisión de Mazas, donde fue reclui-do. Izambard pagó la multa y lo llevó de nuevo a la topera materna. Pero el joven poeta tenía ya la molécula violenta de los que no se someten a más ley que el desorden de los sentidos. “Yo creía en todos los encantamientos”, escribe.

La guerra franco prusiana zumbaba por los campos. Rimbaud emprende una segunda fuga el 6 de octubre de 1870. París estaba en estado de sitio y decide ir a Charleroi. Allí busca empleo de periodista en el diario local. Le dan boleto pronto y va de nuevo en busca del profesor Izambard a Douai, pasando por Bruselas. Un grupo de poli-cías lo devuelve escoltado a Charleville. Las im-precisas crónicas apuntan que en uno de esos via-jes fue violado por varios soldados. En la mochila de aquel muchacho con cara de niña había poe-mas convulsos de una insólita violencia expresi-va. Rimbaud era ya el vidente, el alquimista de una gramática de alma oscura, el convencido de

que sólo el hombre puede decidir su salvación y de que “yo es otro”. La tercera huida, en 1871, le lleva por fin a París. La Comuna ha estallado y ante el desconcierto regresa a Charleville.

De nuevo en el pueblo escribe cartas a los poetas simbolistas, pero no llega respuesta. Lee con pasión ‘Las flores del mal’ de Baudelaire. Es un adolescente hecho de instinto y fiebre. Una mañana decide meter en un sobre un último puñado de poemas y una nota para Paul Verlai-ne, jefe de tribu del Simbolismo. Si esta vez no hay respuesta se arrojará a la vía del tren. A las pocas semanas recibe unas líneas de admira-ción y un billete para París: “Ven, querida gran alma. Te esperamos, te queremos”. Verlaine le alcanza la ganzúa de la gloria en septiembre de 1871. Rimbaud se instaló en casa del explosivo maestro, donde éste vivía con su mujer y el hijo recién nacido. En el salón burgués de Verlaine comenzó a ensayar su terrorismo escatológi-co para reventar cualquier orden social. Escu-pía en la sopa. Aullaba en mitad de la noche. Se acostaba al amanecer. Sacaba la lengua a las damas que andaban del brazo de un tipo que nunca era él. Disfrutaba del rechazo y las cóle-ras que desataba. Hasta que la mujer del afitrión expuso condiciones: “Él o yo”. Verlaine la aban-donó. Y comenzó el galope de dos hombres que desafiaron la ortodoxia de su tiempo. No escon-

dían su relación homosexual. Se pertrecharon de libertad como mendigos: sin casa, con hara-pos, fumando colillas vendimiadas del suelo. Hicieron de la depravación su esteticismo, como una nueva lírica. Los versos de Rimbaud eran ya tremendos: “Sí, tengo los ojos cerrados a vues-tra luz. Soy una bestia. Pero puedo ser salvado”.

El hachís, el ajenjo, las infectas pensiones, la fascinación por lo terrible. Francia, Holanda, Alemania, Inglaterra. Las resacas tormentosas. Las querellas. Se amaban fieramente. Con asco. Con odio inigualable. “Vida al margen de todo, sodomía, borrachera, versos escarnecidos”, es-cribió Cernuda. En una pensión de la Rue de Brasseurs de Bruselas, tras una pelea por celos, Verlaine disparó dos veces su pequeño revolver contra Rimbaud. Le hirió en una mano. Era ju-lio de 1873. Llegó la Policía y Verlaine fue con-denado a dos años de prisión. Desde la cárcel le escribió encendidas cartas clamando perdón y declarando amor. Nunca hubo respuesta. En Alemania se encontraron una última vez cuan-do Verlaine salió de la cárcel. La noche acabó en disputa y en otra cicatriz.

Aquel joven prodigio diabólico regresó a Charleville, se encerró durante meses en la granja familiar y escribió en estado de trance los poemas del único libro que dio a la impren-ta, ‘Una temporada en el infierno’. Descubrió que la vida se devora a sí misma en igual me-dida que se reproduce a sí misma. Aquel libro, junto a los poemas sueltos que dieron cuerpo al conjunto titulado ‘Iluminaciones’ (cuyo orden encargó a Verlaine), fue el último signo de su renuncia. Tenía 20 años y la vida fiera ya cum-plida. Llegó el momento de detenerse. Se con-virtió al catolicismo. Aceptó trabajos aburridos. Soñaba con hacerse rico. Quiso borrar toda hue-lla a su paso. En 1876 se enroló como soldado del ejército holandés en un barco con destino a Java. Desertó. Regresó a Francia. Y volvió al mar. Se instaló en Adén (Yemen). Se ocupó en la agencia Bardey. Se rehogó como un hombre de bien. La literatura quedó atrás, como una lo-cura lejana. En las cartas absurdas que envió a su madre desde África sólo hay una mención a la poesía: “Si hubiese seguido escribiendo me habría vuelto loco”. Se instaló en Harar (actual Etiopía) como tratante de camellos. Traficó tam-bién con esclavos y armas, vendiendo fusiles a las tribus en lucha. Vivía como un burgués tras-plantado en el desierto hasta que un carcinoma en la rodilla izquierda le hizo regresar a Fran-cia. Desembarcó en Marsella crujido de dolor, donde lo esperaba su hermana Isabel. Le ampu-taron la pierna. El delirio fue de varias semanas. Murió en Marsella el 10 de noviembre de 1891. Tenía 37 años. El más extraordinario de los poe-tas. El más salvaje de los niños. El más libre de los hombres no tuvo en el último estertor más triunfo que el olvido, ni otra leyenda que la for-zada normalidad del fracaso.

La precocidad del diabloARTHUR RIMBAUD, PRODIGIOSO Y ENTREGADO A LOS EXCESOS, MURIÓ UN 10 DE NOVIEMBRE DE 1891.

Antonio Lucas El Mundo

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Ávila: Obrero boliviano de una fábrica de horrorDESDE PACHAMAMA FILMS, EL CINEASTA Y PRODUCTOR HA ENRIQUECIDO EL CANON DE OBRAS DE HORROR DEL AUDIOVISUAL BOLIVIANO.

Jac Ávila

Miguel Rivera La Esquina

CINE

Jac Ávila es cofundador y uno de los principales engranajes de Pacha-mama Films, una productora que ha llevado a la pantalla ficciones y documentales con su sello propio, y

que tienen un público bien ganado tanto en Bolivia como en el exterior.

Olalla es su próximo trabajo, en el que participa como productor, donde reafirma-rá su faceta de creador de horror gótico. So-bre este filme, la situación del cine nacional, sus influencias creativas y el futuro de la productora, Ávila habla con La Esquina, de-jando en claro que su principal movil es el amor por el cine.

¿Cómo te inicias en la actuación y dirección? ¿Cuáles fueron tus motivaciones?El cine ha sido la pasión de toda mi

vida, desde que vi mi primera película. De una u otra forma, siempre me he dedica-do al cine. Aunque también me interesó la música, soy baterista y toco guitarra, pero eso es como un hobby que ni siquiera lo practico por falta de tiempo.

Mi vida es el cine. Estudié cine y fotogra-fía en Nueva York, y trabajé en USA, Fran-cia, Cuba, Hungría, Haití y Bolivia. No sé hacer otra cosa, aparte de escribir poesía de vez en vez, intrigarme por la filosofía, la re-ligión, la psicología, la política pero siem-pre en función del cine. Yo creo que en el cine puedo integrar todos mis intereses, pa-siones, virtudes y vicios.

Al finalizar mis estudios trabajé en la ca-dena de televisión CBS y poco después en un estudio de fotografía comercial. Durante ese tiempo también hice radio, un programa se-manal con música boliviana e internacional en dos estaciones en Nueva York.

En 1979 di mis primeros pasos para in-dependizarme. Dejé mi posición en el estu-dio de fotografía y me dediqué íntegramen-te a ser cineasta independiente, colaboré en varias producciones, particularmente con temas relacionados a los conflictos en Centro América, particularmente la con-vulsión política en El Salvador, Nicaragua y Guatemala, fue en esa época que realice mi

otras artes (literatura, por ejemplo), ¿qué influencias o referencias directas utilizas para hacer tus filmes de horror?En nuestro caso tenemos diferentes in-

fluencias y gustos. Amy Hesketh, por ejemplo, tiende a

lo gótico, en su relación con la literatura, como es el caso de Stoker (Drácula), Poe, Stevenson (Jekyll and Hyde), también le atrae mucho la literatura erótica femenina de principios del siglo XX, como el caso de Edith Templeton (Gordon), o Pauline Réage (La Historia de O).

Por mi lado yo voy más a lo barroco, a lo fantástico-religioso, mejor representado en la pintura por Hieronymus Bosch (El Bos-co), o Caravaggio, los estilos artísticos del gótico tardío, el renacentista, el manieris-mo, y la escuela flamenca, particularmen-te Vermeer. Esto en lo pictórico, ya que mi tendencia es contar mis historias con una estructuración fragmentada, al estilo “stream of conscioussness” diría yo, un es-tilo representado en la literatura por James Joyce y Julio Cortázar entre otros.

Existe una marcada influencia de la épo-ca y momento que me tocó y toca vivir, ha-biendo crecido en una familia de artistas, especialmente poetas, donde un domingo cualquiera comía salteñas escuchando las conversaciones de mi abuelo Antonio Ávila, con Jaime Saenz e Hilda Mundi en el jardín de la casa del poeta en Miraflores.

Olalla es tu último trabajo, cuéntame sobre las expectativas que tienes sobre este filme.Olalla está escrita y dirigida por Amy

Hesketh, basada en la historia homónima de Robert Louis Stevenson, yo soy actor, edi-tor y productor de la misma.

Hay mucha anticipación afuera. Es una película bastante particular, dentro un ge-nero bien definido, el horror gótico, con humor negro y caracterizaciones bien esta-blecidas, de manera que es atractiva para au-diencias en muchos lugares, principalmen-te en Europa, en ese sentido, esperamos que tenga una buena aceptación internacional.

Con cada película esperamos por lo me-nos recobrar la inversión, en todas las que hicimos hasta el momento, no hay pérdidas y sí hay ingresos mayores a la inversión ini-cial, por lo que podemos mantenernos a flote. Entonces, aparte de la crítica, las opiniones, el impacto que la película pueda tener en el mundo, nuestras expectativas se concentran, por el momento, en recobrar lo invertido.

¿Cuál de tus filmes fue el más difícil de realizar y por qué?Cada film es una nueva aventura, todas

son difíciles, cada cual con sus dificultades particulares. Uno piensa que después de la primera experiencia, las demás serán mas fáciles, pero no es así. La mas difícil es la que viene porque no sabemos que va a pa-sar, es un horizonte desconocido.

Pero, entre todas las producciones que tengo desde 1980, Krik?Krak! Tales of a Nightmare fue la más difícil de producir, por los altos costos, eran los tiempos del ce-

luloide, en un momento de mi vida donde no tenia recursos y luchaba por sobrevivir en Nueva York, con un hijo que tenía me-nos de 5 años. Pero también por lo complejo del tema, la misteriosa historia de Haití, los peligros y riesgos reales de esa producción, donde nos jugamos la vida, la seguridad económica, etc., por un tiempo bastante largo, 7 años de inseguridades y aventuras dignas de una historia de espías de la gue-rra fría y revoluciones latinoamericanas. Pero también es la película que transformo mi vida en todo sentido, y con la que apren-dí, de verdad, lo que significa hacer cine.

¿Cómo ves a Pachamama Films de aquí a 10 años?

Si tomo como parámetro los pasados 10 años, podría aventurarme a decir que esta-remos con más producciones, pero el futu-ro no está escrito, lo vamos construyendo paso a paso. Cada proyecto nos lleva a nue-vos horizontes. Cuando comencé a promo-cionar Martyr, el 2005, participando de fes-tivales, no me esperaba lo que se venía, no sabía que ese año iba a conocer a AmyHes-keth, y que iba a trabajar para la National Geographic en su serie Outbreak, y que era el comienzo de una larga etapa de produc-ciones cada vez más ambiciosas. Por lo tan-to no tengo ni idea de lo que vendrá, pero estamos preparados para nuevos desafíos.

¿Qué pasatiempos tienes aparte del cine?Uh, eso es difícil de contestar. Me gusta

caminar largas distancias, todos los días, es la mejor forma de mantener algo de la sa-lud, y en contraposición me gusta tomarme

una cerveza, también todos los días. El tra-bajo lo hago con la gente cercana a mí, por lo que siempre estamos compartiendo, eso está directamente ligado al cine. Me gusta comer en restaurantes, pero ahí también la discusión se centra en el nuevo guión, co-sas así. Mis relaciones personales están li-gadas al cine también. Mis relaciones de pareja, mis relaciones de amistad, mis re-laciones de negocios, todo, absolutamente todo es cine, cine y cine. Así que quizás mis pasatiempos personales son escuchar músi-ca, leer libros que me interesen, viajar, me gusta mucho viajar, pero eso está también ligado al cine. Y cuando leo, se me ocurren ideas para películas, y durante mis camina-tas analizo mis guiones en la cabeza o dis-cuto los proyectos en curso con Amy.

Entonces, nada, no tengo nada fuera del cine. Quizás el placer de tomar un buen café en la mañana antes de comenzar el día cuando todavía no estoy totalmente des-pierto y puedo jugar con mis gatos.

¿Algo que desees agregar que consideres importante o destacable?Hay un serio escollopara el cine bolivia-

no. La casi total indiferencia de la audiencia boliviana. El hecho de que los ciclos de cine boliviano que organiza el Cine 6 de Agosto, o la Cinemateca tengan poco publico. El he-cho que las películas bolivianas no duren en las pantallas de cine comerciales, en fin, son claros signos que el cine boliviano no goza ni de reputación, ni genera un particu-lar interés en el país, lo que es muy triste, por un lado, y preocupante, por otro. Hay ex-cepciones, por supuesto, marcadas y pocas.

Sin embargo no es un fenómeno único. Es el caso de mucho del cine latinoamericano con poquísimas excepciones. Un problema que lo conozco desde que comencé a hacer cine. Era el tema principal de discusión en-tre los cineastas latinoamericanos que nos reuníamos en Cuba cada año para el festi-val de la Habana. No es de fácil solución. No se pueden tomar medidas, ni nada de eso. El único método es ganarse a la audiencia. No sé como lograr eso dentro del país; pero en el mundo largo y ancho sí. Tengo acce-so a una audiencia internacional respeta-ble, en el sentido numérico de la palabra, que respalda nuestro trabajo comprándolo, viéndolo, compartiéndolo, difundiéndolo, disfrutándolo y dando su opinión, ya sea en Alemania, Dinamarca, Italia, USA, Brasil, etc., no importa donde, el punto es que tene-mos una audiencia estable, que crece.

En Bolivia no se puede lograr algo así, cuando se estrena una nueva película, unas 500 personas la ven en un cine durante una semana, quizás dos. Un par de pseudocríti-cos vociferan sus opiniones altamente ne-gativas, y punto, se acabó la historia.

Entonces, estrenar una película en Bo-livia, para nosotros, es un gesto simbólico, cubrimos los costos de publicidad y con eso estamos tranquilos. Cumplimos con nues-tra gente, con nuestros actores, con nuestros técnicos. El verdadero reconocimiento a nuestros esfuerzos viene de otros lugares, y eso está bien, nos ayuda a crecer y seguir en el camino y las películas se acumulan, como se acumula la experiencia, los equipos, el grupo humano que crece… Y así, poco a poco, hacemos industria y alimentamos a los nuestros, incluyendo nuestros gatos.

primera película como director, productor y editor: Krik? Krak! Tales of a Nightmare, rodada clandestinamente en Haití.

En cuanto a la actuación, estudié con in-tensidad el Método de Lee Strasberg, tam-bién en Nueva York, aprendí de Stella Adler y por supuesto Stanislavsky. Pasé algunos ta-lleres, particularmente uno muy interesan-te en Cuba con Bibi Andersson. En Bolivia di clases de actuación y de ahí salió el elenco para la miniserie El Hombre de la Luna, don-de comencé la carrera paralela de actor.

¿Cuál es tu diagnóstico de la producción de horror en Bolivia? ¿Cómo andamos frente a otros países de región?Yo creo que la producción de cualquier

genero en Bolivia todavía es ínfimo, al igual que otros países como Ecuador, Paraguay, etc., mientras que Argentina, Brasil, México e incluso Cuba, entre los países latinoame-ricanos, tienen una industria de cine desde hace mucho tiempo, especialmente Argenti-na y México, ambos con una larguísima tradi-ción en cine, comparable con Hollywood, con

grandes directores, estrellas de cine recono-cidas mundialmente, etc. En Bolivia no hay una industria de cine como tal, entonces lo poco que existe es el producto de esfuerzos individuales, lo que tiene mucho mérito en sí. Es como en los albores del cine, un montón de locos en pos de una quimera que se convir-tió en la industria del entretenimiento. Algo similar ocurrió con la nueva ola francesa, cuando unos muchachos franceses sin mu-cho equipo, con poca experiencia y mucho entusiasmo crearon un nuevo cine, un cine de arte, convicciones y nuevas propuestas. El nuevo cine latinoamericano y boliviano es más bien un cine independiente con todo lo positivo y negativo que esto conlleva.

En nuestro caso en particular, o sea en Pa-chamama Films, creo que ya hacemos carre-ra en cine, no vivimos de otra cosa, y eso es algo que aprecio, el poder producir con poquí-simos recursos, pero de manera autososteni-ble y consistente sin dejar de ser totalmente independientes, transgresores y desafiantes.

La creación del género de terror generalmente está asociada con

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1. El vampirismo es una temática característica de la obra de Avila y Pachamama Films.2. Avila y AmyHesketh.

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Ávila: Obrero boliviano de una fábrica de horrorDESDE PACHAMAMA FILMS, EL CINEASTA Y PRODUCTOR HA ENRIQUECIDO EL CANON DE OBRAS DE HORROR DEL AUDIOVISUAL BOLIVIANO.

Jac Ávila

Miguel Rivera La Esquina

CINE

Jac Ávila es cofundador y uno de los principales engranajes de Pacha-mama Films, una productora que ha llevado a la pantalla ficciones y documentales con su sello propio, y

que tienen un público bien ganado tanto en Bolivia como en el exterior.

Olalla es su próximo trabajo, en el que participa como productor, donde reafirma-rá su faceta de creador de horror gótico. So-bre este filme, la situación del cine nacional, sus influencias creativas y el futuro de la productora, Ávila habla con La Esquina, de-jando en claro que su principal movil es el amor por el cine.

¿Cómo te inicias en la actuación y dirección? ¿Cuáles fueron tus motivaciones?El cine ha sido la pasión de toda mi

vida, desde que vi mi primera película. De una u otra forma, siempre me he dedica-do al cine. Aunque también me interesó la música, soy baterista y toco guitarra, pero eso es como un hobby que ni siquiera lo practico por falta de tiempo.

Mi vida es el cine. Estudié cine y fotogra-fía en Nueva York, y trabajé en USA, Fran-cia, Cuba, Hungría, Haití y Bolivia. No sé hacer otra cosa, aparte de escribir poesía de vez en vez, intrigarme por la filosofía, la re-ligión, la psicología, la política pero siem-pre en función del cine. Yo creo que en el cine puedo integrar todos mis intereses, pa-siones, virtudes y vicios.

Al finalizar mis estudios trabajé en la ca-dena de televisión CBS y poco después en un estudio de fotografía comercial. Durante ese tiempo también hice radio, un programa se-manal con música boliviana e internacional en dos estaciones en Nueva York.

En 1979 di mis primeros pasos para in-dependizarme. Dejé mi posición en el estu-dio de fotografía y me dediqué íntegramen-te a ser cineasta independiente, colaboré en varias producciones, particularmente con temas relacionados a los conflictos en Centro América, particularmente la con-vulsión política en El Salvador, Nicaragua y Guatemala, fue en esa época que realice mi

otras artes (literatura, por ejemplo), ¿qué influencias o referencias directas utilizas para hacer tus filmes de horror?En nuestro caso tenemos diferentes in-

fluencias y gustos. Amy Hesketh, por ejemplo, tiende a

lo gótico, en su relación con la literatura, como es el caso de Stoker (Drácula), Poe, Stevenson (Jekyll and Hyde), también le atrae mucho la literatura erótica femenina de principios del siglo XX, como el caso de Edith Templeton (Gordon), o Pauline Réage (La Historia de O).

Por mi lado yo voy más a lo barroco, a lo fantástico-religioso, mejor representado en la pintura por Hieronymus Bosch (El Bos-co), o Caravaggio, los estilos artísticos del gótico tardío, el renacentista, el manieris-mo, y la escuela flamenca, particularmen-te Vermeer. Esto en lo pictórico, ya que mi tendencia es contar mis historias con una estructuración fragmentada, al estilo “stream of conscioussness” diría yo, un es-tilo representado en la literatura por James Joyce y Julio Cortázar entre otros.

Existe una marcada influencia de la épo-ca y momento que me tocó y toca vivir, ha-biendo crecido en una familia de artistas, especialmente poetas, donde un domingo cualquiera comía salteñas escuchando las conversaciones de mi abuelo Antonio Ávila, con Jaime Saenz e Hilda Mundi en el jardín de la casa del poeta en Miraflores.

Olalla es tu último trabajo, cuéntame sobre las expectativas que tienes sobre este filme.Olalla está escrita y dirigida por Amy

Hesketh, basada en la historia homónima de Robert Louis Stevenson, yo soy actor, edi-tor y productor de la misma.

Hay mucha anticipación afuera. Es una película bastante particular, dentro un ge-nero bien definido, el horror gótico, con humor negro y caracterizaciones bien esta-blecidas, de manera que es atractiva para au-diencias en muchos lugares, principalmen-te en Europa, en ese sentido, esperamos que tenga una buena aceptación internacional.

Con cada película esperamos por lo me-nos recobrar la inversión, en todas las que hicimos hasta el momento, no hay pérdidas y sí hay ingresos mayores a la inversión ini-cial, por lo que podemos mantenernos a flote. Entonces, aparte de la crítica, las opiniones, el impacto que la película pueda tener en el mundo, nuestras expectativas se concentran, por el momento, en recobrar lo invertido.

¿Cuál de tus filmes fue el más difícil de realizar y por qué?Cada film es una nueva aventura, todas

son difíciles, cada cual con sus dificultades particulares. Uno piensa que después de la primera experiencia, las demás serán mas fáciles, pero no es así. La mas difícil es la que viene porque no sabemos que va a pa-sar, es un horizonte desconocido.

Pero, entre todas las producciones que tengo desde 1980, Krik?Krak! Tales of a Nightmare fue la más difícil de producir, por los altos costos, eran los tiempos del ce-

luloide, en un momento de mi vida donde no tenia recursos y luchaba por sobrevivir en Nueva York, con un hijo que tenía me-nos de 5 años. Pero también por lo complejo del tema, la misteriosa historia de Haití, los peligros y riesgos reales de esa producción, donde nos jugamos la vida, la seguridad económica, etc., por un tiempo bastante largo, 7 años de inseguridades y aventuras dignas de una historia de espías de la gue-rra fría y revoluciones latinoamericanas. Pero también es la película que transformo mi vida en todo sentido, y con la que apren-dí, de verdad, lo que significa hacer cine.

¿Cómo ves a Pachamama Films de aquí a 10 años?

Si tomo como parámetro los pasados 10 años, podría aventurarme a decir que esta-remos con más producciones, pero el futu-ro no está escrito, lo vamos construyendo paso a paso. Cada proyecto nos lleva a nue-vos horizontes. Cuando comencé a promo-cionar Martyr, el 2005, participando de fes-tivales, no me esperaba lo que se venía, no sabía que ese año iba a conocer a AmyHes-keth, y que iba a trabajar para la National Geographic en su serie Outbreak, y que era el comienzo de una larga etapa de produc-ciones cada vez más ambiciosas. Por lo tan-to no tengo ni idea de lo que vendrá, pero estamos preparados para nuevos desafíos.

¿Qué pasatiempos tienes aparte del cine?Uh, eso es difícil de contestar. Me gusta

caminar largas distancias, todos los días, es la mejor forma de mantener algo de la sa-lud, y en contraposición me gusta tomarme

una cerveza, también todos los días. El tra-bajo lo hago con la gente cercana a mí, por lo que siempre estamos compartiendo, eso está directamente ligado al cine. Me gusta comer en restaurantes, pero ahí también la discusión se centra en el nuevo guión, co-sas así. Mis relaciones personales están li-gadas al cine también. Mis relaciones de pareja, mis relaciones de amistad, mis re-laciones de negocios, todo, absolutamente todo es cine, cine y cine. Así que quizás mis pasatiempos personales son escuchar músi-ca, leer libros que me interesen, viajar, me gusta mucho viajar, pero eso está también ligado al cine. Y cuando leo, se me ocurren ideas para películas, y durante mis camina-tas analizo mis guiones en la cabeza o dis-cuto los proyectos en curso con Amy.

Entonces, nada, no tengo nada fuera del cine. Quizás el placer de tomar un buen café en la mañana antes de comenzar el día cuando todavía no estoy totalmente des-pierto y puedo jugar con mis gatos.

¿Algo que desees agregar que consideres importante o destacable?Hay un serio escollopara el cine bolivia-

no. La casi total indiferencia de la audiencia boliviana. El hecho de que los ciclos de cine boliviano que organiza el Cine 6 de Agosto, o la Cinemateca tengan poco publico. El he-cho que las películas bolivianas no duren en las pantallas de cine comerciales, en fin, son claros signos que el cine boliviano no goza ni de reputación, ni genera un particu-lar interés en el país, lo que es muy triste, por un lado, y preocupante, por otro. Hay ex-cepciones, por supuesto, marcadas y pocas.

Sin embargo no es un fenómeno único. Es el caso de mucho del cine latinoamericano con poquísimas excepciones. Un problema que lo conozco desde que comencé a hacer cine. Era el tema principal de discusión en-tre los cineastas latinoamericanos que nos reuníamos en Cuba cada año para el festi-val de la Habana. No es de fácil solución. No se pueden tomar medidas, ni nada de eso. El único método es ganarse a la audiencia. No sé como lograr eso dentro del país; pero en el mundo largo y ancho sí. Tengo acce-so a una audiencia internacional respeta-ble, en el sentido numérico de la palabra, que respalda nuestro trabajo comprándolo, viéndolo, compartiéndolo, difundiéndolo, disfrutándolo y dando su opinión, ya sea en Alemania, Dinamarca, Italia, USA, Brasil, etc., no importa donde, el punto es que tene-mos una audiencia estable, que crece.

En Bolivia no se puede lograr algo así, cuando se estrena una nueva película, unas 500 personas la ven en un cine durante una semana, quizás dos. Un par de pseudocríti-cos vociferan sus opiniones altamente ne-gativas, y punto, se acabó la historia.

Entonces, estrenar una película en Bo-livia, para nosotros, es un gesto simbólico, cubrimos los costos de publicidad y con eso estamos tranquilos. Cumplimos con nues-tra gente, con nuestros actores, con nuestros técnicos. El verdadero reconocimiento a nuestros esfuerzos viene de otros lugares, y eso está bien, nos ayuda a crecer y seguir en el camino y las películas se acumulan, como se acumula la experiencia, los equipos, el grupo humano que crece… Y así, poco a poco, hacemos industria y alimentamos a los nuestros, incluyendo nuestros gatos.

primera película como director, productor y editor: Krik? Krak! Tales of a Nightmare, rodada clandestinamente en Haití.

En cuanto a la actuación, estudié con in-tensidad el Método de Lee Strasberg, tam-bién en Nueva York, aprendí de Stella Adler y por supuesto Stanislavsky. Pasé algunos ta-lleres, particularmente uno muy interesan-te en Cuba con Bibi Andersson. En Bolivia di clases de actuación y de ahí salió el elenco para la miniserie El Hombre de la Luna, don-de comencé la carrera paralela de actor.

¿Cuál es tu diagnóstico de la producción de horror en Bolivia? ¿Cómo andamos frente a otros países de región?Yo creo que la producción de cualquier

genero en Bolivia todavía es ínfimo, al igual que otros países como Ecuador, Paraguay, etc., mientras que Argentina, Brasil, México e incluso Cuba, entre los países latinoame-ricanos, tienen una industria de cine desde hace mucho tiempo, especialmente Argenti-na y México, ambos con una larguísima tradi-ción en cine, comparable con Hollywood, con

grandes directores, estrellas de cine recono-cidas mundialmente, etc. En Bolivia no hay una industria de cine como tal, entonces lo poco que existe es el producto de esfuerzos individuales, lo que tiene mucho mérito en sí. Es como en los albores del cine, un montón de locos en pos de una quimera que se convir-tió en la industria del entretenimiento. Algo similar ocurrió con la nueva ola francesa, cuando unos muchachos franceses sin mu-cho equipo, con poca experiencia y mucho entusiasmo crearon un nuevo cine, un cine de arte, convicciones y nuevas propuestas. El nuevo cine latinoamericano y boliviano es más bien un cine independiente con todo lo positivo y negativo que esto conlleva.

En nuestro caso en particular, o sea en Pa-chamama Films, creo que ya hacemos carre-ra en cine, no vivimos de otra cosa, y eso es algo que aprecio, el poder producir con poquí-simos recursos, pero de manera autososteni-ble y consistente sin dejar de ser totalmente independientes, transgresores y desafiantes.

La creación del género de terror generalmente está asociada con

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1. El vampirismo es una temática característica de la obra de Avila y Pachamama Films.2. Avila y AmyHesketh.

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6 Domingo 9 de noviembre de 2014

Las flores regadas por el patio le daban la apariencia de un jardín. El viento acarreaba los pétalos junto al polvo, mientras el pequeño abalanzaba las piernas colgadas del banquillo como

la especia de un columpio.Al igual que él, su mamá y papá, varias per-

sonas llegaban al lugar, llevando en las manos flores. Los sollozos de algunos no dejan enten-der los murmullos que resuenan tímidamente.

Una plaqueta dorada se mostraba orgullosa en el frontis de la pared: “Cementerio General. Creado mediante de Decreto Supremo del 25 de enero de 1826 por el Mariscal Antonio José de Sucre. Este decreto es corroborado por la orden oficial firmada por el Mariscal Andrés de Santa Cruz el 24 de enero de 1831”.

Hasta entonces, los habitantes de la ciudad habían efectuado la sepultura de blancos, mes-tizos e indios en atrios de las iglesias como la Merced, San Sebastián, San Pedro, San Juan de Dios y Santo Domingo. Sin embargo, al exceder su capacidad, los pobladores efectuaron sus exe-quias funerarias de forma dispersa y precaria lo que obligó a pensar en la construcción del camposanto en el Barrio de Callampaya sobre la Avenida Entre Ríos y Baptista y las calles Mo-nasterios y Picada Chaco.

Tiene ocho puertas de acceso en todo su con-torno y en su interior están enterrados persona-lidades ilustres como el excanciller Daniel Sán-chez Bustamante, el quinto vicepresidente del país Belisario Salinas (833-1893), el líder del par-tido liberal Eliodoro Camacho, el poeta y aboga-do Agustín Aspiazu, el estudioso de la defensa del derecho marítimo boliviano Gastón Velasco, el poeta, político y diplomático Franz Tamayo, Germán Bush, el Padre Luis Espinal Camps y muchos hombres y mujeres que dejaron huella en la historia nacional.

El pequeño se distraía con las flores que formaban imágenes, mientras su mamá, una mujer de unos 30 años, sólo abría la boca para decirle que espere un poco más que ya su papá llegaba.

Lo hizo sentar en una de las banquillas situa-da al lado izquierdo de la iglesia donde mujeres y hombres quejumbrosos metían a sus difuntos para recibir la bendición de un cura que da su servicio desde hace más de diez años.

Junto a él, se acomodó una mujer de pelo blan-co, manos largas y arrugadas que sostenían una

bolsa llena de remiendos en el que llevaba tres floreros, uno verde y dos transparentes. De rato en rato lo miraba de reojo y no le decía nada.

Pasaron unos diez minutos y comenzó a caer una llovizna que luego se convirtió en una to-rrencial lluvia.

La madre le dijo, entre gritos, que se ponga la chompa de inmediato. Luego lo tomó del brazo y, como el resto de los visitantes, encontró en la catedral el mejor resguardo.

El frío estremeció la piel del pequeño, que lucía un canguro anaranjado, notorio entre los atuendos negros que colmaron la iglesia.

Un grupo de mujeres con velos negros se acercó a uno de los monumentos más grandes emplazados en la parte central del santuario para persignarse, no sin antes elevar una ora-ción pidiendo perdón por las cosas malas que habían hecho. “¿Quién es?”, pregunta el niño. La madre en voz baja contesta: “es Cristo”.

Tenía los ojos abiertos, el del lado izquierdo estaba marcado con gotas de sangre que había brotado de su cabeza a causa de la corona de es-pinos que le pusieron antes de crucificarlo. Sus manos estaban sangrando al igual que sus pies, de donde sobresalía un clavo gigantesco.

El pequeño caminó hacia el crucifijo, se que-dó congelado viendo la humanidad del sufri-miento que el escultor captó en el tallado. Lo tocó unos instantes. Se le estremeció el cuerpo y más cuando el sollozo de una mujer, que cargaba un pequeño ataúd blanco, resonó en el templo.

Corrió junto a su madre que se sentó al final de los banquillos. Afuera continuaba lloviendo mientras más de cien personas vestidas de ne-gro metían un ataúd café a la iglesia. “No es el que esperamos”, dijo la madre.

Cada vez que un ataúd ingresaba, un hom-bre con una sotana blanca aparecía de una de las puertas que estaba al lado izquierdo del monumento.

Mientras el clérigo elevaba plegarias para el difunto, el pequeño se distraía con el celular de su mamá, quien al darse cuenta de ello, lo re-prendía. “Israel, shissssss, basta. Ve a ver si ya viene tu papá”.

Al salir de la iglesia, un grupo de gente in-gresaba por la puerta principal del cementerio. Ahí iba en un ataúd, cargado por cuatro tipos corpulentos, su tía Margot, que a sus escasos 23 años no pudo soportar una tuberculosis que ha-bía contraído en Buenos Aires, Argentina, don-de pasó los últimos cuatro años de su vida.

Ella, su esposo Reinaldo, y su pequeño hijo de un año, Jonathan, se fueron a Argentina a tratar de reunir dinero y retornar al país a mon-tar una tienda. El primer año nació su segundo retoño, Ayelen. Luego de tres años de estadía, Margot, se enfermó. Los médicos le dijeron, pri-mero, que sólo se trataba de un dolor de cabe-

za y que el excesivo trabajo le había afectado la espalda. Le recomendaron medicamentos y bas-tante reposo.

Margot cumplió al pie de la letra la recomen-dación. Sin embargo, luego de dos meses su es-tado empeoró y fue a otro hospital, donde los médicos le diagnosticaron tuberculosis, y le pi-dieron que se interne. Se quedó hospitalizada cerca de cuatro meses. En noviembre de ese año Reinaldo llamó a la madre de Margot para co-municarle cómo estaban. Esta le pidió que se vi-nieran de inmediato a Bolivia.

Dos meses más tarde retornaron a La Paz. Ella aún con dolores y él con la pena de verla así. Des-de que llegaron, Margot no dejaba de toser has-ta escupir sangre. El 22 de enero Margot dejó de toser. El doctor, que realizó la autopsia dijo que había sufrido un edema pulmonar (acumulación de líquido en los pulmones), que de haber sido tratado a tiempo hubiera sido superado.

Israel trata de acercarse, de mirarla, y en el intento su madre lo detuvo. Le tapó la boca para evitar el reclamo.

En el atril, ese hombre de blanco ahora eleva plegarias por Margot.

“Estamos aquí para despedir a tu hermana Margot… quien hoy concluye su peregrinaje por esta vida y espera la bendición de nuestro Dios padre para ingresar a otra nueva donde pronto estaremos juntos”.

Luego de que el padre le da su bendición re-gando agua el ataúd, todos salen de la iglesia por la puerta lateral.

Afuera, un hombre mayor de unos 45 años, cargado de su guitarra empieza a se-guir a los dolientes. El tío de Israel se acer-ca. A medida que avanzan los llantos suman. El pequeño siente un dolor en el pecho, una bola de escupe atraviesa su garganta. Su tío Diego le dice a su mamá que los deje y que vaya con Reinaldo y a la madre de Margot donde esperan los dolientes.

La multitud se dirige a uno de los cuarteles, como se los llama a lo nichos que guardan por cerca de ocho años a los difuntos y que luego de ese tiempo son cremados.

La gente descarga el ataúd de Margot en el piso. Un hombre de unos 39 años se acerca y co-mienza a rezar, mientras un obrero del cemen-terio prepara el nicho con ayuda de su pequeño hijo de siete años.

Luego, cuatro hombres levantan el ataúd y lo introducen al nicho, se estanca un poco, pero la fuerza puede más. Una mujer murmura: “Era muy joven para morir así”.

El obrero comienza a sellar el nicho. Diego con el dedo escribe en el estuco fresco el nom-bre de Margot, acomoda una corona y en su in-tento deja caer unos cuantos pétalos al suelo que son alejados por el viento.

Flores a Margot“MÁS DE CIEN PERSONAS VESTIDAS DE NEGRO ME-TÍAN UN ATAÚD CAFÉ A LA IGLESIA. ‘NO ES LA QUE ESPERAMOS’, DIJO LA MADRE”.

Juan Cori Ch. Periodista

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7Domingo 9 de noviembre

de 2014

Ca l a v e r a que es t e mplo: o r n a -mentada

con corona bucóli-ca, con víbora pla-

teada, con serpentina, mixtura con besos en la mejilla de la ñatita.

Por los siglos y los si-glos, el hombre se ha pre-guntado sobre la muerte, sobre la nada, sobre el más allá. Conceptos tan

pregonados por la his-toria de la filosofía y ofertas místicas de

las religiones.Desde difuntos co-

mienza la fiesta de los muertos, de las ‘ñatitas’, acto que es liturgia y religión

pagana y que convoca a la sociedad en su conjunto a participar en este ritual, ritual que es llama eterna y agua bautismal; don-de se juega con el fuego de las almas o se baila o se bebe con los mismos muertitos y en el mismo lugar del tabú: el cementerio.

Osamentas que recuerdan la otredad. Los anales de donde viene la nada. Este día es fiesta, espasmo, trance. Pasado y futuro son inexistentes, se reconcilian con el presente que trae alegría a los muertos y a los vivos los convoca en alegre ceremonia que no tiene co-mienzo ni final.

Cada 8 de noviembre se festeja a las ‘ñati-tas’, acto ritual y consagratorio de renovación en la muerte. Se asiste a este ritual y todos nos

juntamos en armonía con la ceniza; partici-pan intelectuales, artistas, ladrones, pu-

tas, travestis, brujos, escritores, maldi-tos, espirituosos, juglares, músicos

y ramas anexas… Todos vamos con devoción, rezando y pi-

diendo salud para el muerti-to y luz, vida y protección

al oscuro arcano para los vivientes.

En torno al al-cohol se agru-

pan las ca-l a v e r a s

ojosas,

que ardientes contemplan, lanzan suspiros, fuman, liban. Cuidadosamente hablan a los suyos y prolijamente emiten sonrisas maca-bras a los presentes.

En este su día, la fe pagana se alía con añejas costumbres guerreras andinas, don-de —dicen— los vencedores hacían actos de Perogrullo de triunfo, alzaban las osamen-tas, rituales de victoria con las calaveras de los vencidos.

Esta fiesta nos lleva a platicar con ellos, a burlar la muerte, a nuestros finados se los saca a comer, a beber, a bailar; todo es ple-garia, sacrilegio y blasfemia, todo es emer-gencia inflamada de revuelta: lo santo es lo maldito y la soledad cadavérica es nuestro ros-tro, nuestro espejo y semejanza; se manifiesta compartiendo sahumerios, pitillos de tabaco, alcoholes convocadores y disociadores, psico-magia, en la ciudad de La Paz se versa al poeta Saenz o se da súplica pidiendo bendiciones al imaginario Vizcarra.

Parecería que son voces que guardamos en nuestro interior, en nuestro inconsciente, mani-festaciones de la presencia del morir, represen-tadas en canciones lúdicas, chistes macabros, en escrituras del misterio, en poetas malditos, en ordalías, junto a representaciones simbóli-cas con la mera presencia de los réprobos.

Dice Octavio Paz que: “la muerte es un es-pejo que refleja las vanas gesticulaciones de la vida” y toda muerte es nuestro espejo de la forma de vivir, de ahí que los deudos llevan comidas, bebidas, les cantan coplas que gus-taban al yaciente.

Ramón Rocha Monroy, autor de El Run Run de la Calavera, describe a la Ñatita como

“una doncella vestida de holanes blancos, delgada y misteriosa… Una mujer joven

y tentadora, que clausura su escote con un prendedor en forma de gua-dañita”.

Noviembre, mes consagrado a los Santos Difuntos, a quienes los recordamos y alimentamos con panecillos frescos, denominados t’antaguaguas, se los ch’alla, se les canta y días después, las calaveras con semblante vegetal, sin sangre, con resignada mirada ausente, apa-recen bailando, renuentes a estar muertas hecha cenizas, tienen lá-grimas secas, quieren fiesta y ritua-lidad, están gozosas en compañía de toda la humanidad.

Al atardecer, la ñatita se va bailan-do, sus creyentes, la acompañan bai-lando, llorando... Regresa a la muerte sin final.

Las coquetas de la muerteEN TORNO AL ALCOHOL SE AGRUPAN LAS CALAVERAS OJOSAS QUE CONTEMPLAN, SUSPIRAN, FUMAN Y LIBAN.

Luis Mérida Coimbra Cineasta y poeta

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8 Domingo 9 de noviembre de 2014

El lente del fotógrafo paceño Miguel Alejandro Nina Pérez capta hace va-rios años las incidencias de la siem-pre llamativa fiesta de las ñatitas, que se celebra cada 8 de noviembre

en inmediaciones del Cementerio General de la ciudad de La Paz.

Con mucho color y pompa, esta festividad llama la atención de artistas de la imagen fija, como Nina, los que tratan de atrapar la esen-cia de esta costumbre que reúne a multitudes alrededor de las ñatitas en una costumbre fa-miliar y festiva que invita cada año a propios y extraños a formar parte de ella.

La otra fiesta de la muerteGRAN VARIEDAD DE ÑATITAS SE CONGREGAN CADA 8 DE NOVIEM-BRE EN UN MUY SINGULAR FESTÍN.

La Esquina

La tradición vista desde distintas facetas, tiempos y lugares, hecha perenne, como la muerte, mediante la imagen fija.

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