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La estructura consecuencialista del utilitarismo GILBERTO GUTIÉRREZ (Universidad Complutense) 1. Éíica, política y económica El Utilitarismo es una de las tradiciones más sólidas, coherentes y vi- vas del pensamiento moral y político de los dos últimos siglos. Durante el prolongado eclipse que sufrió la filosofía normativa en la primera mitad de la presente centuria la teoría utilitarista subsistió como única defenso- ra de un modelo ético de dudosa reputación filosófica’. Pero la presión dc la crítica la obligó a refinar y reelaborar muchas de las crudezas e inge- nuidades teóricas presentes en las primeras formulaciones de Bentham, Mill o Sidgwick. Así, por ejemplo, rompió con el psicologismo que aque- jaba a la noción benthamiana de felicidad entendida como sensación pla- centera sustituyéndola por la de satisfacción de preferencias mensurables sobre una escala de utilidad. Al eliminar presupuestos epistemológicos y psicológicos caducos que no le eran consustanciales se manifiesta con mayor nitidez el núcleo consecuencialista de la teoría utilitaria. Como este a su vez representa una de las formas básicas del propio razonamiento moral, resulta inevitable referirse a él cuando se analizan los fundamen- tos racionales de la filosofía moral y política 2. La pervivencia del Utilitarismo no se debe únicamente a razones siste- máticas sino también históricas, ya que desde sus origenes no se limitó a ofrecer una teoría de la moralidad individual sino, en medida mayor aún. de las decisiones sobre política económica adoptadas en el marco inter- 1. J.J.C. SMART:An ouulineofaáyvzcm of utilitarian ethicst En Ji. C. SMART y B. Wi- LLIAMS: Liuiliiarianilsní/orandagainst (Cambridge. University Press. ¡973) p..3. Hay tra- ducción española: Utilitarismo, pro y contra (Madrid, Teenos. ¡981). 2. La bibliografía sobre la teoría utilitarista en lengua inglesa es sumamente exten- Sa. Entre las escasas publicaciones en español destacan las buenas introducciones ge- nerales de 1. M. CoLoMFR: El Utilitarismo: una teoría de la elección racional <Barcelona. Montesinos, 1987) y D. M. FARRELL: Utilitarismo: ética y política (Buenos Aires. Abeledo- Perrot. 1983): véase también O. HoElirE: Estrategias de lo humano (Buenos Aires, Alfa, 1979): G. PNrzlu: Lica sin metaJtsica (Buenos Aires. Alfa. 1975): y la oc. en nota 1. Revista de Filoso fía .3.’ época. vol. 111(1990), u úní. 3. págs. 141— 74. Editorial Coni pío tense, Madrid

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La estructura consecuencialistadel utilitarismo

GILBERTO GUTIÉRREZ(UniversidadComplutense)

1. Éíica, política y económica

El Utilitarismo es una de las tradiciones más sólidas, coherentes y vi-vas del pensamientomoraly político delos dosúltimos siglos. Duranteelprolongadoeclipsequesufrió la filosofía normativaen la primeramitadde la presente centuria la teoría utilitarista subsistió como única defenso-ra de un modelo ético de dudosa reputación filosófica’. Pero la presión dcla crítica la obligó a refinar y reelaborar muchas de las crudezas e inge-nuidades teóricas presentes en las primeras formulaciones de Bentham,Mill o Sidgwick. Así, porejemplo,rompió conel psicologismoqueaque-jabaa la nociónbenthamianade felicidadentendidacomosensaciónpla-centerasustituyéndolapor la de satisfacciónde preferenciasmensurablessobre una escala de utilidad. Al eliminar presupuestos epistemológicos ypsicológicoscaducosque no le eran consustancialesse manifiestaconmayornitidezel núcleoconsecuencialistade la teoríautilitaria. Comoestea su vez representaunade las formasbásicasdel propio razonamientomoral, resultainevitable referirsea él cuandose analizanlos fundamen-tos racionalesde la filosofía moral y política2.

La pervivencia del Utilitarismo no se debe únicamente a razones siste-máticassino también históricas,ya quedesdesusorigenesno se limitó aofrecerunateoríade la moralidadindividual sino, en medidamayoraún.de las decisionessobrepolítica económicaadoptadasen el marcointer-

1. J.J.C.SMART:An ouulineofaáyvzcmofutilitarian ethicst En Ji. C. SMART y B. Wi-LLIAMS: Liuiliiarianilsní/orandagainst(Cambridge.UniversityPress. ¡973)p..3. Haytra-ducciónespañola:Utilitarismo, pro y contra (Madrid, Teenos.¡981).

2. La bibliografíasobrela teoríautilitarista en lenguainglesaes sumamenteexten-Sa. Entrelas escasaspublicacionesen españoldestacanlas buenasintroduccionesge-neralesde1. M. CoLoMFR:El Utilitarismo: una teoríadela elecciónracional <Barcelona.Montesinos,1987) y D. M. FARRELL: Utilitarismo: éticay política (BuenosAires. Abeledo-Perrot. 1983): véasetambiénO. HoElirE: Estrategiasde lo humano(BuenosAires,Alfa,1979): G. PNrzlu: Lica sin metaJtsica(BuenosAires. Alfa. 1975): y la oc. en nota 1.

• RevistadeFiloso fía.3.’ época.vol. 111(1990),u úní. 3. págs.141— 74. Editorial Conipíotense, Madrid

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vencionistay redistributivistadel Estadodel Bienestar.Por esohaconser-vado y acrecentado su vigencia intelectual como filosofía «pública» de lasocialdemocracia,tanto o más quecomo filosofía «privada»o moral ensentido estricto, asumiendo sistemáticamente las cuestiones éticas vincu-ladasa la (Nueva) Economíadel Bienestary a la gestiónpolítica de lasdemocraciaspluralistas~.

La Economía Clásica siempre aspiró. en principio al menos, a formu-lar las leyes objetivas que regulan los fenómenos económicos, de maneraanálogaa lo que lograra Newton con los fenómenosfísicos, aunqueelmodelo ideal del mercado presuponía unas condiciones sumamente res-trictivas y abstractas. En este mareo mantenía su vigencia la prohibiciónhumeana de extraer de las formulaciones de la teoría juicios de valor quesirviesende fundamentoa prescripcioneso recomendacionesde políticaeconómica. Sin embargo dos factores contribuyeron al nacimiento de unarama de la Economía que, sin abandonar el rigor analítico de la teoría nila referencia empírica que le proporcionaba la información estadística,permitía formular juicios éticos sobre el ordenamiento económico. Uno.interno, la propia evolución de la Teoría Económica que desarrolla instru-mentos analíticos que permiten incorporar al modelo los mecanismos decompetencia imperfecta y monopolística o las virtualidades del concepto

3. De entrela extensabibliografíasobreEconomíadel Bienestar,lo quemásinte-resaa lascuestionesaquíexpuestases: K. J.ARROW y T. SclrowsK¡ (eds):Ensayosso-bre la economíadcl bienestar(México. Fondo de Cultura Económica,1974): A. BERO-soN: A reformulation of certainaspectsof weifareecono,nics.«QuarterlyJournalof Econo-mies” 52(1938);Ess-aysin normolive economies(CambridgeMA. HarvardUF. 1966):A.BoI-INEN: Dic utilitaristiseheEíhikals GrundíagederWohl/hhrtsñkonomie(Gotinga.19M):A. CASAHUGA: Fundamentosnormativosde la acción y organizaciónsocial (Barcelona.Ariel. 1985); M. H. DoBB: Economíadel bienestary economíadelsocialismo(Madrid SigloLX?. iv~i» 1. Gouul-m:Economíapolíticadel estadodel bienestar(Madrid. Blume-Hermann1982); J. de V. GRAA¡-: Teoría de la eúvnom,adel bienestar (BuenosAires, Amorrortu,1967):J. P. ORInAN: Well-being,iísmeaning, ,neasurementandmoral importance(Oxford.ClarendonPress.1986): 1. LITTLE: A enriqueof ¡Ecl/are Economies(Oxford. ClarendonPress.1957); E.J. MIsHAN: Economíadcl bienestar(Madrid. Rialp. 1969); M. Moíx: Dela justicia socialal bienestarsocial (Madrid.Partenón.1976); El bienestarsocial (Madrid.Partenón.1978); 5. K. NATa: Unaperspectivade la economíadelbienestar(Barcelona.Vi-cens Vives. 1976): C. OFFE: C’ontradicíions of the Welfare State (Londres.Hutehinson.1984): E. S. PHEI,Ps (cd.): Economiejustice (Harmondsworth.Penguin Books, 1973):A. C. Píoou:La economíadel bienestar(Madrid.Aguilar): J. C. Pírr (ed.): Philosophyineconomics(Dordrecht. D. Reidel. N813: M. RESCUER: ¡Ecl/are. The socialissuesiii phílo-sophicalpcrspeetive(PittsburghPA. University Press. 1972): L, C. RoBnmNs:Ensayosobrela naturalezay el signficado dc la ciencia económica(México. Fondode Cultura, 1944):A. K. SEN: Eleccióncolectivay bienestarsocial (Madrid. Alianza. 1976): Choice.welfareandmeasure,nent(Oxford. Blackwell. 1982): H. VAN DEN DOEL: Democracvand WélfareEcanornies(Cambridge.University Press.1979): C. WELLMAN: Wc//are righís (TotowaNJ. Rowman Littlefield, 1982). Lo expuestoson lugarescomunesa la teoría,

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de utilidad marginal. Otro, externo, la creciente voluntad y capacidad delos estadosmodernosparainterveniren la economíapor medio dela pla-nificacián con e~ propósito de corregir los llamados rallos del mercado ylas aberracíonesdel puro «laissezfaire».Y alegandoparaello razonesdejusticia,equidado eficacia;es decir,precisamenterazoneséticas.Estefueel origende la Economíadel Bienestar,queadoptócomocriterio básicopara decidir entre las políticas alternativas la valoración de sus respecti-vos efectossobreel bienestarde la comunidad.

En sus inicios la Economía del Bienestar dio por supuesto el carácterevidentede los principios éticosdel Utilitarismo al formular susproposi-cionesde bienestary asignó al ordenamientoeconómicoel objetivo demaximizar el bienestar de la sociedad concebido como la suma de los bie-nestaresindividuales. Para hacer esta suma matemáticamente posible yasignarun sentidoprecisoa la noción de bienestarsocial,se aceptóla hi-pótesisde quelas utilidadesmarginalesqueobtienenlos distintos indivi-duos—por ejemplo,de su renta— son mediblescardinalmentey, por lotanto, estrictamente comparables. O. lo que es lo mismo, que los diversosindividuos poseengustossimilaresy. por lo tanto,relevantementeigualesen el sentido que inspirara la recomendación benthamiana de que, en lasuma de utilidades,cada individuo contasecomo uno y ninguno comoínásde uno.

Pero conceder objetividad científica al supuesto de la similitud de gus-tosentrelos diversosindividuosenmascarasuverdaderanaturalezanor-inativa. Esta confusión acerca del verdadero status epistemológico de lasproposicionesde bienestarhacianaufragarla teoríaen los escollosdel in-tuicionismo ético. Aunque la crítica, más que negar la viabilidad de las re-comendaciones en la economía, exigía el reconocimiento explícito de sucarácter ético, se la interpretó como una exhortación a la búsqueda deproposicionesde bienestar,bien«libres de ética’>~ o bien, al menos,po-seedorasde un contenidoético «mínimo»,quelas dejaraprácticamentealmargen de toda polémica.

En consecuencia, así como la Economía del Bienestar se ocupaba deformular recomendaciones éticas utilitaristas sobre política económica, la«Nueva»Economíadel Bienestarse preocupómásbien por encontrarlaforma de derivarías de premisas cuasi factuales por el procedimiento debuscarun acuerdoen torno acriteriosvalorativosdébiles,quegaranticenla ausencia de conflicto interpersonal. Aunque el discutible supuesto fin-plícito pareceserque si todosestánde acuerdosobreun juicio de valorentonceséste deja de ser un juicio de valorparaconvertirseen algo per-fectamente«objetivo».En el contextoteórico de la NuevaEconomíadelBienestar,junto a divergenciasradicalesen la interpretacióndela natura-leza y la función del agente decisor, se coincide al menos en el plantea-

4, S. NAFIl: oc. p. 20.

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miento de un mismo tipo de cuestión ética fundamental: cómo derivaruna preferencia colectiva a partir de un conjunto de preferencias indivi-dualesy alcanzarun acuerdosobreuna función de bienestarsocial. Estenuevo enfoque —el llamado «giro paretiano>’ de la Economía del Bien-estar— ha condicionado a su vez una nueva y profunda revisión de mu-chos de los propios supuestosdel Utilitarismo clásico. En sus versionesactuales la teoría utilitaria intenta formular una definición precisa y ope-rativa de la justicia en términos de bienestar social, concibiendo este a suvez como una función de la satisfacciónde las utilidadesde los indíví-duos reflejadasen sus preferencías.

Una constanteen la historia del Utilitarismo ha sido la búsquedadealgún tipo de síntesis con la teoría kantiana. Pero subsiste la extendidaconvicción de que ambas representan. si no las dos. sí al menos dos alter-nativasradicalesde la teoría ética y que,de unau otra forma, muchasdelas restantesteoríashistóricaspodrían reducirseen lo esenciala una uotra. Ambas, a su vez, se exeluirian rigurosamente entre sí, hasta tal puntoque, desde la perspectiva de cada una de ellas, la otra aparece como la ne-gación misma del concepto de moralidad.

2. Lo bueno y lo correcto en la teoría Étíca

Aristóteles, y con él una gran parte de la tradición filosófica, incluyó laÉtica dentro del género único de la Filosofía Práctica, basándose para elloen la unidad de su objeto, que es una forma de movimiento voluntario.Comotodo movimiento, se dirige a un fin en el que se actualiza la poten-cialidad del ser móvil que alcanza así cierta perfección (teleíosis)5.Encuanto voluntario tiene en el agente mismo el principio del que parte, quees,segúnse traduzcael términoproatresis, la intención, el propósito o laelección 6 Puesto que la actualización de su potencia es el bien propio delcompuesto, todo agente capaz de moverse a actuar intencionadamente lohaceen razóndel fin quees supropiobien.A diferenciadelobrarque seconsuma en la perfección de un artefacto externo al agente (tó puietón)elactuar moral 06 prakíón,) perfecciona el agente mismo y le procura subien~.

La distinción aristotélica entre los bienes que se buscan y aman por sí

5. MET 1023a34; 1021b20-21.Todolo queesbueno«esensí y porsu propianatura-leza un fin y. por tanto,unacausa,puestoqueenvista deello se haceny son lasdemáscosas;y el fin y aquelloen vista de lo cual sehacealgoson fin de algunaacción,y to-daslas accionesse ejecutancon movimiento>’ (MET 996a24-27).

6. MET 1025b24; EN1139b30-32.7. Así pues,es prudentequien«discurrebiensobrelo queesbuenoy conveniente

para él mismo, no en sentidoparcial...sino paravivir bien en general” (EN 1 140a24-27).

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mismosy los quese amanpor razónde aquellos~,o entrelos verdaderosylos aparentes9no pareceprejuzgarla fundamentalhomogeneidaddelbien y, en consecuencia,la propiaunidad y continuidadde la acción ra-cional. Todo agente, por el hecho ínismo de deliberar prácticamente y deresolversea obrar ha de concebirel objeto de su acción como productivode un bien.

Aunquecon reservas.Kant aceptala que llama «vieja fórmula de lasescuelas»segúnla cual nihil appetimusnisi suh ratione honi, nihil aversamurnisisubrationemali ‘«. Susreservasse debena la ambigúedadquecreead-vertir en el uso univocode las nocionesde bieny de mal. Estaenmascarano sólo la distinción entre lo agradable o bueno sensible (‘angenehní.wohby lo buenoracional(gut) sino, dentrode este,entrelos tipos de bondadde-terminados por los modos de necesidad objetiva expresada en los impera-tivos prácticos;el imperativomoral debesu caráctercategóricoa la nece-sidad apodícticadel juicio queexpresala obligaciónmoral Y La radicalheterogeneidadde la nociónde biencomovirtud y como felicidad funda-mentan la exigencia kantiana de autonomía para la moralidad. Aunqueello la convierteen un universoliteralmentesui generisescindidodel res-to de la racionalidad píáctica. Kant intenta, con su concepto de bonumconsunmmattun,integraren una totalidadplena la supremacíacualitativadel bien moralconel justificado anhelode felicidad, mostrandoal menosque es racional la aspiracióna la unidadde la razónpráctica.

La estructura de toda teoría ética depende por tanto en gran medidadel modo como definey conectaambospoíosnocionales:unoprimaria-mentevalorativo en torno al conceptode «bueno»y otro predominante-mentedeónticoen torno a las nocionesde «justo».«correcto».«obligato-río». El Utilitarismo se caracterizaen esenciapor definir lo buenoconín-

8. EN 1094a18-22:1096b8-34.9. MFT 1013b27-28,lO. CRPr, Atialitica, cli: L. W. BECK reconoceno habersidocapazdeidentificar li-

teralmentedicha fórmula, aunque«el sentido y algunos de sus términos>,estánenWolff y Baumgam-ten:A commentaryon Kant\ Critique of Practica1 Reason (Chicago.University Press.1960)p. l31n,

II. La distinción entrebonitasproblematica,pragmatica ci moralis se correspondeconel carácterproblemático.asertóricoo apodícticodel principio querelacionala ac-ción con un propósitoulterior,en los dos primeroscasos,o queexpresasimplementesu necesidadobjetiva sin referenciaa propósitoalguno (FMC c.2: Leccionesde Efica(Barcelona.Crítica, 1988). Comocontraste,la división tomistadel bonumen honestum,utile et delectabilesefunda en la distinción sustantivaentrelo quees términodel movi-mientoapetilivo —ya seacomoalgo deseadopor sí mismo(honesíum)o comoalgo enlo quedescansael apetitocuandolo alcanzafdelecíabiló—o lo quees medio paraten-der hacia otra cosa¿utilej Lo buenoasídividido no es univoco, sino análogo,puespraedicarursccundumprius et poste-rius:perprius praedú-aturdehonestqet secundariode¿lelectabili. techodc utili (STh l q.5 ab: 2-2 q.145 a.3).

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dependencia de lo justo 2 Desde una perspectiva kantiana el Utilitarismono parece, pues, ofrecer tanto una forma alternativa de justificación moralde la conducta,cuantounaguíaheterónomade conductaquese presenta.pura y simplemente, como alternativa a la moralidad misma ¾Perodesdela perspectivapropia del Utilitarismo lo que se intenta es más bien inte-grar la moralidaden una teoría generalde la racionalidadprácticaIt

3. La teoría consecuencialista

Para fundamentar de forma sistemática la respuesta a la pregunta porlo quese ha de hacer,todateoría moral debeproponeralgúncriterio de loque es objetiva o intrínsecamente bueno y de la acción moralmente co-rrecta. Formalmente hablando, una acción es objetivamente correcta si essistemáticamenteimplicada porel principio quedefinelo quees objetivao intrínsecamente bueno, y la obligación objetiva del agente es ejecutar laacción objetiva correcta. Todo cuanto contribuya a que el agente actúemoralmente deriva su valor moral del mismo principio. Si la teoría presu-pone, además, la posibilidad de establecer comparaciones entre los esta-

12. La formulaciónes de J. RAwEs: A theory of justice (Oxford. University Press.1971) Pp. 24-25.La constanterecurrenciade esadualidadconceptualen la historia dela ética parececonfirmarque respondea una propiedadintrínsecade la moralidadmisma:cfr. O. GUTIÉRREZ: La congruenciade lo buenoy lo justo «Revistade Filosofía’>.2,a serie2(1979)33-54:0.H. y. WRIGHr enThc varietiesofgoodncss(Londres.Routledge.1963) discutela naturalezade la unidad entrelas variedadesdel bien y, en particular.del bien moral, especialmenteen los cc, 1 y 8.

13. B. GERr: Moral rules (NuevaYork. Harper. 1973)pp. 8-9.14. Así lo proponeJ. C. HÁRsANYI enAvancesin understandingrational behavior,re-

producidoen susEssayson ethics,social hehaviorandscienqficexplanation (Dordrecht.D. Reidel. 1976)pp. 96-97: tambiénen R. Burrs y J. HINTIRRA (eds): Foundationalpro-blemsin thespecialsciences(D. Reidel.Dordreeht.1977).pp. 323-4; de forma másdirec-ta en Morali¡y and the thcoryof rational behavior, reproducidoen A. SEN y E. WILLIAMS(eds): Utilitarianism andbevond(CambridgeUniversityPress.1982), Pp. 39-62.Lasteo-ríascontractualístascompartenen generaluna misma aspiracióna deducirla morali-dadde la racionalidadno-moral;el intento mássistemáticodegeneraríacomo <‘unarestricciónracionalde las premisasno-moralesde la elecciónracional»entendiendola teoría moral esencialmentecomo«unateoría de las restriccionesoptimizantesso-bre la maximizacióndela utilidad» es el de D. GAUTHIER: Morals by agrcement(CIa-rendonPress.Oxford. 1986): cfr, pp. 4. 16-7. 78. En la medidaen quelasmoralesdeon-tológicasse resistena estadeducción—o, si se prefiere,reducción—aparecencomolanegaciónmisma de la racionalidad:cfr. i. MOsTERIN: Racionalidady acción humana(Madrid. Alianza. 1977>pp. 34-35. En términoskantianos,porel contrario.el intentomismo es tan vano como esperarperasde un olmo: cfr. 0. GUTIÉRREZ: Ex pumiceaquam?en i. MUGUERzA y R.R. ARAMAYO: Kant despuésde Kant (Madrid. Tecnos,1989) pp. 142-7.

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dosde cosaso entrelas accionesde los agentespor referenciaa su bondadintrínseca o a su corrección u obligatoriedad moral, ha de definir asimis-mo el punto de vista y la escala de valoraciones que permite jerarquizar-los de mejor a peor.

La teoría consecuencialistasostieneque, en unasituacióndada.la ac-ción moralmente correcta es la que produce el mejor resultado global po-sibledesdeunaperspectivaimpersonalqueconcedeigual pesoalos inte-resesde todoslos afectadosó; es decir,quela correcciónmoral de unaac-ción dependede sus consecuenciasbuenaso malas ~. Pero como no sepuedeafirmar, so penade incurrir en una regresióninfinita, que todo lomoralmente valioso tiene valor en virtud de sus consecuencias, es lógica-mentenecesarioafirmar quehay cosasqueposeenvalor intrínseco

Lo distintivo del Consecuencialismo es afirmar que lo único intrínse-camentevalioso son precisamentelos estadosde cosasque las accionescontribuyena producir ~. Entre las diversas interpretaciones materiales —

no todas necesariamente utilitaristas, ni necesariamente monistas— deesteprincipio formal se cuenta,porejemplo,la tesisutilitarista clásicaquesostieneque «la felicidad o placer universal es lo único absolutamentebuenoo deseable;el fin al quela acciónde un agenterazonablecomotaldebedirigirse» « o la fórmula mooreana según la cual «ciertos estados de

15. A diferenciade lo queocurreconotrasteoríasmoralesvinculadasa un autor,no existen <‘autoridades»análogasen la leonaconsecuencialista.Si se insiste en ha-blarde unateon’a lo ciertoes que, apesarde ser un lugarde referenciacomúnen la fi-losofíamoral contemporánea,no ha sido sistematizadapor r~ngún autor en particu-lar, Más bien se hatratadode hacerexplícitos los supuestosconcecuencialistasimplí-citos en otrasteorias,sobretodo, aunqueno exclusivamente,en el Utilitarismo, Unamuestrarepresentativade lo quesesostieneen nombredela teoria,precedidade unabuenaintroducción la ofrece S. SCI-IFFFLER (ed): Consequentialismand its crines (Ox-ford, University Press.1988), a quiense debela caracterizacióncitada(pl); del mismoautor: The rejection of consequcntialism(Oxford. ClarendonPress,1982). La primerapartede la obrade D. PARFIT: Reasonsandpersons(Oxford. UniversityPress,1985) esel mejor análisis dela estructuraformal de la teoría.TambiénB. WILLIAMs: A critiqueof utilitarianism, en: J.J.C. SMART y B. WILL¡AM5: oc en nota 1, p. 9. Escribir conma-yúsculalos nombres(le ambasteoríasno es másqueun recursotipográficoqueno im-plica hipostasiarías.

16. 1. J.C. SMART: art,cit,, p. 9.17. El razonamientoes análogoal aristotélicosobre eí fin último: dr: W. F. R.

HARDIE: Aristotle\ ethical ¡heory (Oxford. ClarendonPress.1980) p. ¡6-7; 6. E. M. ANs-COMBE: Intenrion (Oxford. Btackwell. 1957)p. 33-4):o al humeanoenAn enquiryconcer-ning ¡he principIes of ,norals. Ed. L. A. SFI,ny-BIGGE (Oxford. ClarendonPress.1966)Appendix 1. p. 293.

18. B. WII.I.IAMs: art cir en nota 15, p. 83.19. II. SIIX;wícK: Themethodsofeth/cs(Indianapolis/Cambridge.Hackett. 1981) p.

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consciencia..,comolos placeresde la comunicaciónhumanay el disfrutede objetos bellos (son) algo bueno en sí mismo»2«.

La noción de estados de cosas pretende designar configuraciones delmundo específicamente definidas por (o por sus efectos en) los estados—enel sentidomásamplio del término— delas personasquelos integrany que,comotales,sontantoobjeto de las preferenciasy las eleccionesdelos agentescomoproductode susaccionesindividualesy colectivas.Dadoque estos estados de cosas son esencialmente configuraciones complejasde vectoresindividualeso personales,resulta más preciso,dentro de lainevitable vaguedaddel concepto,hablarde «estadossociales»2’.

Sostenerquelos estadossocialesposeenvalor intrínsecosólo significaque, en tanto que metas finales y productos terminales de la actividad ra-cional, no se ordenan a la producción ulterior de ningún otro estado decosas.Constituyeestaunade las interpretacionesposiblesdel axiomaan-tropocéntricodela mayorpartede las teoríasétieasqueafirmaquesólo elhombre es un fin en sí. El cometido que la teoría consecuencialista atribu-ye a la Eticaconcebidacomopartede unateoría generalde la elección(ode la acción) racional depende a su vez de las peculiaridades que presentala producción de los estados sociales.

Por otra parte, el concepto de estados sociales responde formalmente ala exigencia utilitarista tradicional de considerar la conducta objetiva-mente correcta como aquella «que producirá la mayor cantidad de felici-dad en conjunto, estoes, teniendoen cuentaa todosaquelloscuya felicidadsea afectada por la conducta»22. Lo específicamente consecuencialista noes el contenido de lo que ha de maximizarse sino la exigencia misma dehacer máximo un valor total para un conjunto definido de individuos. Yase ha visto cómo estamisma indefinición formal ha permitidoa la teoríaconsecuencialista conservar su identidad teórica a lo largo de su historia ydesprendersede suspropiasinterpretacionescoyunturalesdesdeel primi-tivo conceptohedonistade felicidad presenteen las formulacionesdeSidgwickhastalas elaboracionescontemporáneasdel conceptode bienes-

20. G. E. MooRE: Principia ethica (Cambridge.UniversityPress,1976)p. 188-9. Tra-ducciónespañolaen UNAM, México, 1959.

21. Es el términocorrienteempleadoparareferirseaalgo tan complejocomo«unadescripcióncompletade lacantidadde cadatipo de bienesen manosde cadaindivi-duo, lacantidadde trabajoquecadaindividuo hade aportar,la cantidadde cadatipodefactorproductivo invertidoen cadatipo de actividadproductivay lascantidadesdelos diversostipos de actividadescolectivas»:K. J. ARRow: Elección indivulualy valoressociales(Madrid. Instituto de Estudios Fiscales. ¡974) p. 77). Véasetambién A. SEN:Elección.,.,citadoen nota 2. p. 17-21; P. J. HAMMOND: Utilitarianism, uncertainryandin-formation. enSEN y WJELIAMS: oc. en la nota 14. p. 86; 1. LEVI: Liber¡y andwelfare, ib. p.239-40).

22. H. Síuowícx, oc,. p. 411.

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tar social como satisfacción de las preferencias. necesidades o intereses,etc.~.

El concepto mismo de maximización global supone que tiene sentidoconsiderarun estadosocial como la resultantede algún tipo de integra-ción o totalizaciónde los estadosindividuales,lo queimplica quees posi-Me compararlos entre siN. La comparabilidad de los estados es un su-puestoesencialdel Consecuencialismo2sy una implicación necesariadela primacíaqueconcedea lo buenosobrelo moralmentecorrecto26.

En todo caso, el estado social o de cosas así definido permite en princi-pio a la teoríaconsecuencialistaidentificar determinadassituacionescuyacomplejidadno les impide ser globalmentevaloradasy objetivamentedescritascon independenciade todanoción moral previa. La definiciónrespondea suproyectometodológicode naturalizarla ética. estoes,de in-tegrar la moralidaden el ámbito comúnde la racionalidadprácticatalcomo ésta se ejerce en el resto de las actividades humanas, sin apelar a laconcepción.tenida por oscurao incluso irracional,de la autonomíade lamoral. Lo que implica el propósito humeano de «introducir el método ex-perimental de razonamiento en los asuntos morales>’ es. a fin de cuentas.

23. Sobrela dimensiónmoral del conceptode bienestar,cfr, lasoacc deJ. GRIFEINy N. RESCLIER en nota3; sobreel de preferencias,cfr. M. HOLLIS: Thecunningofreason(Cambrige.University Press.1987)p. Ms; J.ELSTER: Saurgrapes(Cambridge.Univer-sity Press,1983)passim:hay traduccciónespañola:Uvasamargas(Barcelona,Penínsu-la, 1987).

24. La comparaciónpuedeserestrictamentecardinal dentrode unaescalanuméri-ca,discontinuao interválica,o bien, de forma máscompleja,ordinal segúnla ordena-ción definida porunafunciónlineal y continua; cfr, M. ELEMINO: A <-ordinal conceptofwc//are (1952) reproducidoen J. PHEI.P5(cd.): oc, en nota 3, p. 245-65; K. J.ARRow:Someordinalist-utilitarian no/eson Rawls theoryof justice «Journalof Philosophy” 70(1973) p. 245-63.

25. B. WILLIÁMs art ch. en nota 14. p. 88.26. Aparte de serobjeto de críticasde principio, estaexigenciaplanteaconsidera-

bies dificultadesa la versión bíenestaristade la teoría utilitaria cuya operatividadprácticadependedela posibilidad de llevar a caboel tipo de comparacionesinterper-sonalesde ulilídad que permitendefinir una«funcióndebienestarsocia]” en el senti-do de A. BEROsON: art, cit en nota 3. Graciasa ella podríanordenarsediversosesta-dos socialesalternativossegúnuna escalade bienestarsocial entendidocomo una’función matemáticade diversasvariablesquese pretendedependientes,en última ins-taucia,de laspreferenciasvalorativasindividuales.Lo queseconvierteen problemáti-co es entoncesla posibilidadmismade integrarestaspreferenciasde forma quesatis-fagansimultáneamentecierto conjuntode axiomasformalesy de condicionesmate-riales intuitivamente asociadasa una sociedaddemocrática.El locusclásico de estacuestiónes la obrade K. J. ARROW: Socialchoiceandindividual values(New RayenCT.Yale U. P. 1951>,VéaseJ. KFÍ.LY: Arrow Is impossibilitv theorems(NuevaYork. Academic:Press,1978); A. MACKAY. Arrowy íheorern: the paradoxo/socialchoice(New HavenCT.Yale LP. 198<)>.

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15(1 Gilberto Gutiérrez

que nuestros juicios de valor sobre las cosas que son buenas pertenecen aldominio de la experienciano-moral y que la obligación moral básicanoes más que una aplicación del principio práctico general de maximiza-ción quenosordenaelegir la mejoralternativa.En definitiva, pues,la ex-periencia nos dice qué estados de cosas valoramos como buenos. y la éticanos dice quela acciónmoralmentecorrecta,y por tanto obligatoria,es laqueproduceel mejor estadode cosas.

Se ha hechonotarque la versiónmonistadela teoríaconsecuencialis-ta —comola de Sidgwick antes citada— no es la única posible. pues unateoría consecuencialistapuedeapelara múltiplesprincipios y valores27

incluidos aquellosquea primeravista aparecenhabitualmenteasociadosa teorías que no son consecuencialistas. Podría entoncer creerse que, sí selo define de forma suficientemente amplia, el Consecuencialismo pierdetodo carácterespecíficopara convertirseen una condición trivialmentenecesariade cualquierteoría moral, incluida la kantiana,y tan formal yvacía decontenidocomo la expresadaen el axioína bonum e-stjbciendum,¡nalurn e-st vitandum26, De ser así se borraría la diferencia, para muchosesencial,entrelas llamadaséticasdeontológicas—típicamente.la kantia-na—y las teleológicas —las consecuencialistas en general y la utilitaristaen particular.

El contraste radical punto entre ambas se manifiesta, por ejemplo, enel valor que cada una concede a la integridad y a la autonomía de losagentespersonales,queparael deontologismoimplica la condición invio-lable de la persona y prohibe considerarla como mero medio y no comofin. Esta condición fundamenta su derecho inalienable a no ser tratada deciertaforma por otros e imponea los demásla prohibición estrictade tra-tarla de esa forma. Pero si en términos consecuencialistas nada impideconsiderarcomo intrínsecamentevaliososaquellosestadosterminalesdecosasen los quese lograquedesaparezcano se minimicen las violacionesde estederechola diferenciaentreambasconcepcionesparecedesvane-cerse.Comoveremos,estaaparienciaes ilusoria.

3. La interpretación utilitarista del consecuencialismo

FI Utilitarismo no es sino uno de los desarrollos posibles de los su-puestosconsecuencialistasbásicossegúnlos cuales. 1) existe un últimoobjetivo moral y es que los restílmilosseantan buenoscomo sea posible;2) cada uno de nosotros debe lí.í cm todo lo que produzca un resultadomejor; 3) si alguien hace lo quc uICC queproduciráun resultadopeor,ac-

27. Cfr. p.ej.C.D. BROAD: Otí thcfunctionoffalsehypo¡hcsisin cíhies(1916), repro-ducido en D. R. CJIENEY (cd): Broady erich-al essaysin moral philosophv (Londres.Alíen & Unwin. 1971)p. 53-54; D. PARFIT: oc,, p. 48-9.

28. 1. SMARl: art. cd, p. 13; B. WILLIAMS. Id.. p. 83.

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La estructuracansecuencialistadel utilitarismo 151

túa inmoralmente29 Por esta razón, quien hace aquello cuyos resultadossabequeseránpeoresobra mal en términosobjetivos, puesproduceunacantidad de bien menor que la que está a su alcance y es axiomáticamenteverdaderoque el bien es moralmentepreferibleal mal. Negaresto parececomprometernos a afirmar que la moralidad nos prohibe hacer todo elbien que podríamoso nos mandahacermenos del que seríamoscapa-cesa”.

Como teoría moral el Consecuencialismo propone como objetivomoral definitivo lograr los mejores resultados posibles y para ello extiendesus exigenciasabsolutamentea todo cuantocontribuye a maximizar elbien total, aplicando con todo rigor el axioma según el cual bonumex inte-gro causa, ma/uníexquocuniquedefectu. Por esta razón, en última instan-cia, carecede sentido«subdividir la conductahumanaen conductaqueplantea cuestiones morales y conducta que no las plantea’>3’ ya que todacuestiónacercade lo que es racional hacer,evitar o incluso impedir queocurra versa en definitiva sobre la producción de las mejores consecuen-cias y seconvierte,por definición, en unacuestiónmoral. Estacaracterís-tica amplíailimitadamentela noción de responsabilidadmoraly hacedelConsecuencialismo,en especialen su formulacióncomo«Consecuencia-lismo del acto’>, una doctrina exigentehastaextremospoco realistas,loque afecta a su propia viabilidad como teoría libre de paradojas3k

El atractivo intelectual del Consecuencialismo radica en la simplici-dadde su principio básicoqueafirmaquela correcciónmoral de los ac-tos es un valor esencialmenteinstrumental,función de su capacidaddeproducir consecuenciasbuenas.La bondadde las consecuenciasderivaen última instancia de los fines últimos o metas terminales, que son losúnicosestadosde cosasintrínsecamentebuenos.Parala mayor partedelas teoríaséticases axiomáticoquesólo el hombreo la naturalezahuma-

29. 0. PAREn, oc, p. 24.30. S. SCHEFFI.ER oc., p. 1.31. 0. REGAN: Utilirarianism and coaperation (Oxford. ClarendonPress.1980) p.

237.32. Véasela formulacióndeW. GonwIN enEnquiryconcerningpolitical justice (Har-

mondsworth.Penguin. 1976) p. 174: cfr. J. L. MACKIE: (Harmondsworth.Penguin.1977)p. 129-134;al haceral agenteresponsablepositivamentedelo quehacey negativa-mentede lo que no impide queocurra,el Consecuencialismoconvierte a esteen unmerocanalizadorde los proyectosde todos,incluido el suyo, haciaunadecisiónopti-mítica impersonal:con ello invadesu autonomíae integridad,alienándolede suspro-pios proyectoscomopersonaindividual: E. WILLIAM5, art. cd en nota 15, p. 93s., 116-7;véanselas propuestasde S. ScHEFFLER:Pie rejecrion... (citadaen nota 15)y de M. SEo-11+: Cammon-sensemoraliry <md consequenúalism(Londres.Routledge.1985)paraexo-neraral Consecuencialismode la cargade implausibilidad que arrastrasu conceptode responsabilidadnegativa:sobrelas paradojasen queincurre, cfr. O. PARFrr, oc,p. 29s.

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na es un fin en sí. Pero a pesar de la habitual asociación del Utilitarismocon el individualismo y hasta con el liberalismo, lo cierto es que, comoteoría práctica, interpreta la naturaleza humana en sentido colectivo, deforma que ser fin en si no es un atributo esencialmente inherente a laspersonas individuales sino a los estados terminales, que en aspectos muydecisivos desconocen la singularidad y el carácter único de aquellas.

Puesto que la lógica misma del valorar implica necesariamente la refe-rencia a un punto de vista y los estados sociales se componen de una plu-ralidad de agentes individuales con intereses y valores dispares, es patentela necesidad del recurso consecuencialista a un punto de vista que sea im-parcial por definición y asigne impersonalmente un peso igual a los inte-reses individuales. Como forma suprema de la racionalidad colectiva, lamoralidad es por definición imparcialidad” y consiste esencialmente enseguir la regla de oro que exhorta a tratar a los demás como uno desea sertratado. Porque sólo si «cada uno cuenta como uno y nadie como más deuno», según la fórmula benthamiana. podrá satisfacerse la condición ne-cesaria para agregar las utilidades individuales en el conjunto social. Es-tas mismas premisas ya llevaron a Adam Smith a introducir la figura delespectador imparcial e indiferente que alienta en el pecho de todo hombrerazonable y juzga de los sentimientos y motivos de cada uno con la sufi-ciente distancia, y con cuya aprobación nos identificamos por medio de lasimpatía 34. Gran parte de la teoria utilitarista contemporánea acepta ladefinición de las reglas morales como aquellas reglas de conducta hipo-ético-imperativas «que recomendaría para su observancia general un ob-servador bien informado, inteligente y dotado de imparcial simpatía»~<.

En su versión «bienestarista’> el Consecuencialismo ha desarrolladoun modelo de la toma de decisiones públicas o colectivas que opera con elsupuestode un único agenteque «lleva a cabo la requeridaorganizaciónde los deseos de todas las personas en un sistema coherente de deseos...fundiendo así las muchas personas en una>’ ~>. Esteelige entrelos diferen-tes estadossocialescon el propósito de maximizar la utilidad general—queno tiene por qué ser necesariamente la sumaneta de las utilidadesindividuales,sino cualquierotra fórmula matemáticaquesatisfagadeter-minadosprincipios normativos,comolos de la diferencia,la utilidad pro-medio, etc. —deforma análoga a como el agente individual maximiza lasuya propia. Ya vimos que ha merecido por ello el fundado reproche de

33. B. WILLIAM5. art. cia p. 95-96.34. A. SMITH: The theory of moral sentiments.En D. D. RAPHAEL (cd): British mora-

lists 1650-1800 Vol. 2. (Oxford.ClarendonPress.1969) p. 226.35. Por ejemplo.J. HAR5ANYI: Ethics in terms of hypotheticalimperatives(1958), re-

producidoen susEssayson ethics, social behaviorand scientific explanation(Dordrecht.O. Reidel. 1976) p. 28s.

36. J. RAwLs. oc.. p. 27.

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La estructuraconsecuencialistadel utilitarismo 153

extrapolar a la escala de la racionalidad estratégica los criterios que sólosonaplicablesen la de la racionalidadparamétrica.en lacual es un únicoagente individual el que toma las decisiones, y hacer así plausible en prin-cipio la violación de los derechosde un individuo paraoptimizar el esta-do social resultante.En efecto,si intrínsecamentevaliososson sólo los es-tadosterminalesy todo lo demás—incluidos los agentes,su autonomía.su integridad y susacciones—esbuenoenla estrictamedidade sucontri-bucióncausala la producciónde aquellos,pareceno sólopermisiblesinoincluso obligatorio «victimizar» al agente individual.

Esta conclusión se sigue de la exigencia consecuencialista de conside-rar la bondadde todaslas cosas«desdeel punto de vistadel universo»,loque implica la esencial irrelevancia de la perspectiva tanto individualcomo temporal de los agentes.tomadasen sí mismas.Ya Sidgwick adver-tía que la felicidadde una persona.precisamenteencuantosuya «no pue-de ser una partemásimportantedel Bien, tomadouniversalínente,quelafelicidad igual de cualquierotra persona>QPorla misma razón,el agenteque actúa racionalmente en beneficio de su propio futuro no debe antepo-ner sus preferencias puramente temporales a la preocupación imparcialrespectoa los diversosperíodosde una misma vida, ni debeprivilegiarpor tanto ningunode ellosporel merohechode ocuparunadeterminadaIncalizacióntemporal.Estepostuladode la racionalidadconsecuencialis-ta lleva a Sidgwick a alirmarque la obligación que cadauno tienede ten-der a su propio bien en conjunto suponeun principio de «preocupaciónimparcial por todaslas partesde la vida consciente»del agente.Es dccii;que «el Después.como tal, no debeserconsideradoni másni menosqueel Ahora’>, lo que no quieredecir «queel bien del presenteno hayade serpreferidoal del futuro por razón de su mayorcerteza>’,sino simplementeque«la meradiferenciade prioridad y posterioridadenel tiempono esunfundamentorazonablepara prestarlemayor atencióna la conscienciadeun momentoque a la de otro»36. El Consecuencialismoimpone por supropia naturalezauna perspectivacósmica,neutral respectodel agente—un«punto de vista desde ninguna parte>’ ~«.

El Utilitarismo, por tanto, justifica en principio la posibilidad de efec-tuar transferencias redistributivas interpersonales de todo tipo de bienes,con compensaciones o incluso sin ellas, si sirven al propósito de maximi-zar el bien con/untode los integrantesde un estadosocial. Las éticasdeon-.tológicas,por el contrario, circundan a los individuos con una barrera in-franqueable de derechos «naturales» —enel sentido de no ser socialmen-

37. H. SÍBCwICK. oc.. p. 420-1.38. Ibid., p. 381.39. T. NAcaít.: Pieviewfromnowhere(New York. OxfordUníversítyPress.1986),c.9;

cfr, J. FINNIs: Natural la” andnatural rights (Oxford. ClarendonPress.1980)p. 111-33;Fundarnenuilsof eíhk-s(Oxford. CtarendonPress,1983). p. 86s,

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te conferídos— e imponen restricciones morales absolutas respecto a loquepuedehacero hacérselea un agenteaunqueseacon la finalidad deprocurar a otro agente o al conjunto de ellos el mismo tipo de bien intrín-seco(o evitarleel mal intrínseco)quedefine la propia teoría~<‘.

4. Los objetivos de unateoría moral

Dos distincionesayudana entenderhastaqué punto entreambosti-pos de teoríassubsisteuna diferenciaesencial.La primera,entrelos obje-tivosformales y los objetivos sustantivas o materiales de una teoría moral.Todateoría moral distingueentreaccionescorrectase incorrectas,buenasy malas,moralese inmorales.El objetivoformal comúna todaslas teoriases actuarmoralmente.El objetivo sustantivoes propio de cadauna y loconstituyesu definición de aquelloen lo queconsisteactuarmoralmente.No esnecesario,perotampocoimposible,entenderesteobjetivocomo unfin para el que la actuación correcta es un mero medio en el sentido de al-gunaséticasteleológicas,yaque inclusounaétieadeontológicaqueprohi-biese cinco tipos de actos «nos propondría a cada uno de nosotros comoobjetivo (sustantivo)no actuar nuncade esascinco maneras»<’.

La segundadistinción diferencialas teoríasneutralesrespectodel agen-le, queproponena todoslos agentesobjetivoscomunes,de lasteoríasrela-tivas al agente, que proponena diferentesagentesobjetivos diferen-tes42. Una teoría que considerase intrínsecamente bueno un estado ter-minal de cosas en el que no se violasen derechos fundamentales seríaconsecuencialistasi definiesecomo objetivamentecorrectaslas accionesque contribuyesen a producirlo y propusiese su realización como objetivosustantivocomún para todo agente.Sería «relativa al agente»y. en esa

40. R. Noz,cKsostienequeextraplorara la colectividadel mismo tipo de balanceque una personaindividual hace,a la hora de imponersesacrificios en areasde supropiobien superior,entresuspropioscostesy beneficiosimplica suponerfalazmentequeexiste«unaentidadsocialcon un bien quese impone algúnsacrificio por su pro-pío bien, (Pero) sólo existen personasindividuales,diferentespersonasindividualescon suspropiasvidasindividuales, diferentespersonasindividualescon suspropiasvidasindividuales.Usar aunadeestaspersonasen beneficiodeotrasla usa a ella ybeneficiaa las otras..,(algoque)no respetasuficientementeni tieneen cuentael hechode queella es unapersonaseparada.quela suyaes la únicavida quetiene. Ella noconsigueningún bien quele compensede su sacrificio y nadietienederechoa impo-nérselo,.,No hay forma de contrapesarmoralmenteunade nuestrasvidascon otraspara alcanzarun bien social global. No existeningún sacrificiojustificado de algunode nosotrosen favor de otros»: Anarchy,state and utopia (Oxford. Blackwell. 1974). p.32-33, subrayadossuyos; cfr. los ya citados ScHEFFLER y SLOTE. pa&sim: también1. Rxwts,oc,, p. 26.

41. D. PARI<IT: oc. p. 3, 9. 37. 45.42. Id, p. 54-55.

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La c’structura consecuenciolistadel utilitarismo 155

medida. no-consecuencialista, si propusiese a todo agente como objetivosde sus acciones no que no haya al final violacionesde derechos,sino queél no los viole. Juzgaría moralmente incorrecto queyo violase los derechosde losotros,inclusoaunqueviolándolosse lograsehacerdesapareceral fi-nal toda violación de aquellos43.En el primer casola teoría no incluiríaentresusobjetivossustantivosel obrar moralmentey podría considerarlocoíno un mero medio para lograr el único objetivo que verdaderamente loes~.

Para el Consecuencialismo, pues. las acciones no poseen necesaria-mentevalor intrínseco,sino que valensegún su capacidadcausalde pro-ducir estadosde cosascuya bondades en principio independientede suforma de causación<~. Mas incluso en el caso deque se considere la pro-pia acción intrínsecamente buena «su corrección moral se deriva de labondad de cierto estado de cosas y es correcta porque el estadode cosasque consiste en que se ejecute es mejor que cualquier otro estado de cosasaccesibleal agente,mientrasqueparalos no-consecuencialistasocurre,almenosa veces,lo contrario,y un estadode cosases mejorquesusalterna-tivas porqueconsisteen que se ejecutela acción correcta>0~.

5. Las paradojasde la teoría

La experienciaenseñaqueel hechode que los agentesposeanciertostipos de motivos y disposicionescontribuyeeficazmentea producir esta-dosde cosasintrínsecamentevaliosos~ Como el Consecuencialismo«cu-bre todo cuantopuedehacerel resultadomejor o peor, incluidos motivosy disposiciones».una extensiónnaturalde susprincipios lleva a concluirque«los motivos mejoresposiblesson aquellosde los que puedeafirmar-seque.si los tenemos,el resultadoserá mejor»«. Si somosconsecuencia-listas estaremospuesobligadosa introducir en el mundo y en nosotrosmismos cuantoscambios contribuyan a mejorar el resultado —en estecaso.nuestrosmotivos para actuar.

43. Id,. p. 27; R. Nozícx: oc., p. 28-33: B. W¡ujAMs: oc., p. 108-111.La preocupa-ción por la propiapurezamoral seria,entérminosconsecuencialístas,un residuode laposición privilegiadaqueirracionalmentese atribuye a si mismo el sujeto en el cos-mos o en la historia. El terrorismo revolucionarioes en estesentidoel paradigmadelmasconsecuenteConsecuencialismo.Véase1. l-IoNurRícH: Violenceforequalitv(Har-mondsworth.Pegui n Books. 1980).

44. Id., p. 37. 45-9: M. SLOTE: oc, p. Y45. Id.. p. 26-27: B. WI¡.Í.¡AMs: art. cit, p. 84.46. B. WII.I.IAMS: art<i¡., p. 87: subrayado suyo.47. Véase.p. ej.. R. M. ADAMs: Motive utilitarianism. «Journalof Philosophy» 73

(1976).48. D. PAR¡~ II: att. p. 26.

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156 Gilberto Gutiérrez

Siguiendo con el ejemplo anterior, sería no sólo recomendable sino in-cluso obligatorio, en términos estrictamente consecuencialistas, fomentaruna aversión a engañar, coaccionar o traicionar a otros. Una disposiciónnegativa, en suma, a violar sus derechos morales. Consecuencia de estadisposición, y condición de su efectividad, es que el agente considere in-moralobrar de esaforma, y experimenteremordimientosy sentimientodeculpa al hacerlo. En general, el Consecuencialismo no rompe el vínculoquese estableceentrela creenciade queun acto es inmoral y laexperien-cia del remordimiento~«. Al disuadir de la comisión de actos inmoralesestadisposiciónproduceen general resultadosmejores.Pero ese vínculohabitual puede romperse en aquellos casos especiales en los cuales lo queproduceun resultadomejor es precisamenteactuarde manerainmoral.En esta situaciónla teoría exige al agenteque venzasu repugnanciaaobrar inmoralmente, algo que la propia teoría define como moralmenteincorrecto. Su aversión a hacerlo es irracional en términos estrictamenteutilitarios, pues nadase ganacon tenerla~

Peroal romperla conexiónentrenuestraconcienciade obrar inmoral-mente y nuestra conciencia de ser inmorales, dejamos de considerar lamoral con suficiente seriedad. Si no creemos que nuestra aversión a obrarinmoralmente ha de prevalecer sobre cualquier otra consideración y nosentimosremordimientoscuandono es así,la propia disposiciónse veríasocavaday dejaríade ser eficaz en términosconsecuenciales.Perocomola teoria misma nos manda hacernos con los mejores motivos y disposi-ciones, con sus correspondientes creencias y emociones, se lograría un re-sultado mejor si revisásemosnuestracreenciasmorales,dejásemosdecreer en la teoría conseeuenci-al y adoptásemos en su lugar alguna versiónrefinada de la moralidad del sentido común. En téríninos coloquiales di-ríaseque el mejor favor que se hacela teoríaa sí misma es recomendarqueno se la crea.Afirmaría asísu propiaverdad,a la inversadel princi-pio de Berkeley, desvaneciéndose de la percepción.

En sus diferentes versiones,pues,las teoríasconsecuencialistasnosproponencomo objetivo comúnque las cosasresultenlo mejor posible,pero no necesariamenteque nunca actuemosde modo inmoraL’. Unateoría moral que concibiese el actuar conforíne a los principios de la pro-pia teoríacomoun meromedioparaalcanzarlosobjetivosdeésta,podríaincluso recomendar que no se le hiciera caso, que se la olvidara o que sela sustituyera por otra. Poseería la paradójica propiedad de ser, en la termI-nología de Parfit. autoevanescente(self-effacing,).

49, 1<1, p. 35.50. B. WILLIAMs: art.cit, p. 101.51. Para«la forma más conocidade Consecuencialismo.el Utilitarismo.., evitar

obrarincorrectamenteen un mero medio parael logro del único objetivo moral sus-tantivo, y no es en si mismo un objetivo sustantivo»:D. PAREn: oc,, p. 37.

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La estructuraconse<-uenc¡alistadel utilitarismo 157

Ya advertía Rylc del «aroma de absurdidad» que exhala el propósitoexpresode «olvidarla diferenciaentreel bien y el mal’>, sobretodocuan-do la única razón para hacerlo no se basa en dudas intelectuales sobrenuestrasviejas creencias,sino en la convicción de que se lograrían mejo-res resultadossi tuviésemoscreenciasdistintas~ Entre los posibles meca-nismos paraborrarel Consecuencialismode nuestramente,Parfit men-ciona uno de raigambre orwelliana: hipnotizar una generación y educar ala siguientede fórmadiferente,haciéndolaolvidar cómoy por quéadqui-rió las nuevas creencias y ocultando el proceso a los historiadores futuros.Pero como las consecuenciasde borrar la teoria consecuencialistade laconcienciamoral colectivapuedenserdesastrosas,debeadoptarsela pre-caución de mantenera unospocosen el conocimientode la verdad y enposesiónde las pruebasdel engaño,por si fuere necesarioreintroducir lacreenciaen la verdaderateoríamoral.

6. El Utilitarismo como moralidad pública

Hemos visto que el Utilitarismo —en sus diferentes formulaciones ycomo versión más conocida,aunqueno única, del Consecuencialismo—define el mejor estadode cosascomo aquél que procuraa los individuosla mayorsuma netade beneficios,felicidad, bienestar,satisfacciónde suspreferencias,etc. Si lo distintivo del Consecuencialismoes sostenerqueelvalor de las acciones no es nunca intrínseco sino siempre consecuencial oderivativo y referidosiemprea susconsecuenciassobrelos estadosfinalesde cosas,la aportacióndistintiva del Utilitarismo essuespecíficainterpre-tación de las variadas características que hacen «buenas» a las conse-cuencias.entrelas que figuran las versionescontemporáneasque requie-ren que las decisionessocialessatisfagancriterios talescomo el de maxi-mizar la utilidad promedio~~o la de los menosfavorecidos~

Para el Consecuencialismo, el valor moral de las accionesdependedelas «buenas’>consecuenciasque produzcan,mientrasque la obligaciónmoral objetiva que los agentestienende producirlasse funda en el carác-

52. G. RYLF: Onforgettingthedifferencebetweenright and wrong En A. MELDEN: Es-says in moral philosophy(Seattle.WashingtonUniversity Press,1958) p. 155-59. Ace-chanaquí lasparadojasquesuscitanel autoengañoola decisiónde creer;cfr, D. PAR-FiT: oc., p. 4043;J. ESTER: Saurgrapesp. 47-54sobrela apuestadePascal;p. 172-9so-bre el autoengaño;p. 148s. sobrelascreenciasinteresadasy el creera voluntad; tam-bién la recopilaciónde EI,sTER: The multiple se/f(Cambridge.University Press.1985);B. WILLIAMs: Deciding o believe(1970) incluidoenProblemsoftheself(Cambridge.Uni-versity Press.1973).

53. p. ej., J. HAR5ANYI en 00-cc en nota 14.54. p. ej.. J. RAwLs en oc., aunqueno puedaconsiderárseleun utilitaristaen senti-

do estricto.

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158 Gilberto Gutiérrez

ter axiomáticode la preferibilidaddel bien sobreel mal. La distinciónen-tre lo que es correcto objetiva y subjetivamente afecta a la diferencia entreaquello que constituye la razón objetiva para hacer algo y aquello que re-sultanaracionalhacerdadala información queposeemos.El Utilitaris-moes primariamente una teoria sobre la norma objetiva de la moralidad.esdecir, sobrelo quehacebuenao malaunaacción.Y sólo derivadamen-te ofreceun procedimientode decisión que incluye, por ejemplo, reco-mendacionesacercade los motivos máseficacesparala promoción delosfines señaladospor la teoría>~. Porello el propio Sidgwick advertíacontrael error de interpretarque «la doctrina segúnla cual la FelicidadUniver-sal es el criterio último implica que la BenevolenciaUniversal es siempreel mejor, o el único correcto,de los motivos de actuación>’.No sólo no loimplica, sino que incluso podría implicar lo contrario, pues «si la expe-riencia muestraque la felicidad universalse logrará de forma mássatis-factoriasi los hombresobrancon frecuenciapor motivos diferentesde lapura filantropía universal, es obvio que esos otros motivos deben preferir-se razonablementecon arreglo a principios utilitaristas»~>.

Este resultado resulta paradójico sólo en apariencia. Nada impide enprincipio a una teoríacoherentecon el principio consecuencialistaqueatribuyevalor intrínsecosólo a los estadosterminalesde cosasdesaconse-jar, en nombrede esemismo principio, su propiaadopcióncomomorali-dad pública. Sidgwick reconoceque.con criterios utilitaristas,podría sermoralmentecorrectohacery recomendaren privado lo que no seríaco-rrecto defenderen público. Como la concienciamoral del hombreordina-rio repudiala noción de una moral esotéricay existenrazonesutilitariaspara manteneresta opinión común con caráctergeneral.«la conclusiónutilitarista, cuidadosamenteformulada,podríaserla siguiente:que la opi-nión que afirma que el secretopodría hacercorrectauna acción que encasocontrario no lo seríadeberíasermantenidacomparativamenteen se-creto;y. de igual modo, la doctrinaquedefiendela convenienciade la mo-ralidad esotéricadeberíaseguirsiendo esotérica.O, si es difícil mantener-la oculta, podría serdeseablequeel sentidocomún repudielas doctrinasque es convenientereservarpara una minoría ilustrada»>~.

La mayorpartede lascríticasquesehan dirigido a estetipo de conclu-sionesdel principio consecuencialistahan interpretadosu carácterpara-dójico demanerasustantiva,resaltandosucaráctercontraintuitivoo la re-pugnanciaqueproducena nuestrasconviccionesmoralesmásarraigadasoa nuestro «sentidocomún moral’> ~ Así, por ejemplo, se ha hablado de

55. R. E. BALEs: .4ct-utilitarianism: accountof right-makingcharacteristicsor decision-makingprocedure?«AmericanPhilosophicalQuarterly” 8 (1971) 257-258.

56. H. SInowlcK oc., p. 413: subrayadossuyos.57. Id., p. 489-490.58. D. PARFIT: oc.. p. 388.

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unaespeciede Utilitarismo colonial, en cuyo nombreunaminoríautilita-rista ilustrada controla una sociedad que mayoritariamente no lo es5> in-cumpliendo así una de las condiciones asociadas a la noción misma dereglamoral,esto es. que seapúblicamenteconocida6<.

Se han señalado asimismo el escaso peso que el Utilitarismo concedea las consideraciones de justicia y equidad en la suma total de utilidades>’y las restriccionesque impone a la información queaceptade los indiv¡-duosparala valoraciónde los estadossociales<&su ya mencionadainca-pacidadparatenerencuentael carácterúnico y separadode las personas.debidaa susmecanismosde agregaciónde las utilidadesindividuales;elatentadoa la integridad personalque suponela obligación de producirlas mejoresconsecuenciasdesdeun punto de vista impersonale impar-cial’j y. por no alargarla lista, los efectosnegativossobrela fiabilidad delas personaso las institucioneslegalesque se seguirándel conocimientogeneralde que todoslos miembrosde unasociedadson utilitaristas”.

7. El Consecuencialismo y la «moraldel sentidocomún»

En términos generales. todas estas objeciones coinciden en argumen-tar que nuestras convicciones morales encuentran inaceptables muchasde las conclusioneslógicas de los principios consecuencialistas.Y en esamisma medida no escapan a la sospecha de dar por supuesto lo mismoquetratande demostrar.En efecto,de forma implícita o explícitala tradi-ción mayoritaria en la historia de la filosofía moral comparte la convic-ción de que la tareapropia de la teoría ética —o al menosunapartemuyimportantede ella— es la de fundamentarsistemáticamentelos datosdela concienciamoral común>5. Los propiosconsecuencialistassuelenargu-

59. A. SEN y B. WILt.IAMs, Introduccióna su oc. p. 16: B. WILI,IAMs: art. <‘it,, p.138.

60. Cfr, R. HARROD: Urilitarianism revised«Mmd» 45 (1936) 152-154: J,RAwI,s: 0<.,

p. 55. 133.61. i. A. MiRRLEES: Pie economicusesof utilitarianis,n. En SEN y WiLLIAMs: 0<:,, p.

74-78; J. RAwLs: oc.. p. 26: B. WJLLiAMs: art.cit, p. 143; 0. DwoRKJN: Taking rights se-rious/v (Londres.Duckworth, 1977)p. 232s; traducciónespañola’.Los <lerechos e,.’ ser/o(Barcelona.Ariel. 1984).

62. P. .1. HAMMoND: UtilitarianL~’m, uncertaintyandinformation. En SEN y WILLIAMS:oc,. p. 98-102: P. DAsoLsvrá: Utilitarianism, information and rights ib, p. 199-200.

63 Veasela nola 32.64 D H HODOsON:Consequencesof uíilitarianism (Oxford. ClarendonPress,1967)

p. 84s; y la réplica de D. REtAN en ox, en nota 27, p. 67s.65. Así, por ejemplo,para Aristóteles,las éndoxau opinionesgeneralmenteadmi-

tidas sonlos phainómenade los quepartela indagaciónética (en 1 145b2-7);se partedelhóti (que)y si estásuficientementeclaro, no habránecesidaddel dióti (por qué)(EN1095b6-7); «le/oit... cesí. par example.quedansles circonstancesconcrétesoú e me

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mentarque«a pesardelas aparienciasen contra,esposiblereconciliardeuna u otra forma nuestros valores morales de sentido común con los prin-cipios consecuencialistas, al menos hasta cierto punto’>. Pero su teoría po-seeademásuna dimensiónconstructivay revisionista que se manifiestaen su tratamiento de los casos en los que la reconciliación es imposible: laconclusiónapropiadaes que«la moralidaddel sentidocomúnes irracio-nal y hay que revisarlax.t

La presunción en favor de las obligaciones que nos impone la moralcomún se justifica asimismo por razones consecuencialistas, pero ello nolas convierteen obligacionesen sentidoestricto,sino todo lo másen obli-gacionesprimaJbcieo condicionalesÑ. Al basarse en la propiedad que po-seeun actoen virtud de supertenenciaa un determinadogénero,estasúl-

trouveactuellement,il esíbeaupourmoi detenir ferme A mon postedecombat;perce-voir cefait.c’estle propredu vertueux...;le moralisterecueil cefail, c’est-á-direcesjuge-mentsdevaleur singuliers,et en dégagepar induction la notion généralede la vertu; iln’a paspour ce faire nul besoinpourquoi... u était alors beaupour moi de tenir bon”:R. A. GAUTHIER: Léthiqueó NicomaqueTil: Commentaire(Lovaina.PublicationsUní-versitaires.1959) p. 19-20. TambiénHume argumentaa favor de la obedienciacivilapelandoal «consentimientouniversal de la humanidad»y oponelos sentimientosdel vulgo a cualquierrazonamientofilosófico pues,en estecaso,las opinionesde loshombres«ostentanunapeculiarautoridady sonengranmedidainfalibles»:A treatiseof humannature,Ed. L. A. SELBY-Eigge(Oxford. ClarendonPress.1978) p. 546. Aun-queparaKant la tareade la filosofía moral esestablecerlascondicionestrascendenta-les de posibilidadde los hechosquesedan en la concienciamoral y no la de inducirporgeneralizacionla noción debien moral, afirma no obstanteque la razónvulgar, sinsercapazde formularabstractay universalmenteel principio de la moralidad,sesirvedeél constantementecomode un compásparadistinguirelbien del mal,puesno hacefalta ningunafilosofía parasaberquéhacer:de todo lo cual sededucela superioridaddel juicio prácticosobreel teóricoen el ámbito del sentidocomún: GrundlegungzarMetaphysikder Sitten (Ak 403-4). De maneramásexplícitaW. D. Rossseñalala dife-renciade sentidocomúnen el razonamientocientífico y en el juicio moral:en estosúl-timos no hay ningún accesomás directo a los hechosmoralesque el pensarsobreellos,de formaque«lasconviccionesmoralesde laspersonasreflexivasy bien educa-dassonlos datosde la éticacomolaspercepcionessensorialeslo son de la cienciana-tural; (.,,) el cuernode conviccionesmoralesde los mejoreses el productoacumuladode la reflexión moral de muchasgeneraciones,(... algo que)el teórico no puedesinotratarcon el máximo respeto(puesson) el cimientosobreel quehemosde construir:The right and the good (Oxford. ClarendonPress.1930) p. 39-41. Por último, paraJ. RAwLs existeunaclasedefiniday limitada de hechosconlos quecabecontrastarlosprincipiosde la justicia. y estos sonnuestrosjuicios ponderadosen equilibrio reflexí-vovcomyciheasíla—teoría moral como «un intento de describí1i¡u~ta capacidadmo-raía paraformular talesjuicios: oc, p. 46-Sl.Sobreesteparticularcfr, O. GUTIERREZ:Sobreel sentidoy el sentimientomorales«Agora’> 2(1982)y Elagentefantasma«Agora»5(1985).

66. 5. ScHEFFLER.Introduccióna consequentialism...citadoen nota 15, p. 2,67. W. D. Ross:oc,, p. 1920.

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timas se subordinanlógicamentea aquellasotras que se fundanen laspropiedadesintrínsecasdel acto mismo.La cláusula«primafacie»expre-sa el carácterrevisionistadel Consecuencialismorespectode la llamada«moralidaddel sentidocomún»y queconsisteen su propuestade,o bienreformaro abandonarlos principios de éstaincompatiblescon el Conse-cuencialismo,o bien,y por razonesconsecuencialistas,convertir la doctri-na consecuencialistaen patrimonioesotéricode una élite paternal68 todolo cual demuestrauna vez másque la contraposiciónentreel Consecuen-cialismo y susadversariosno es la que existe entre dos teoríasmoralessino queexpresaunaconcepciónalternativade lo quees —o, máspropia-mente,lo que debeser— la moralidadmisma.

Poresarazónninguna de las anterioresobjecionesestableceel carác-ter paradójico,en términos técnicos,de la teoríaconsecuencialista.Sobretodo en un sentido análogo al que ponen de manifiesto las llamadas para-dojas pragmáticas—las que sobreviven«cuandolas condicionesde lasaccionesexpresadasen el enunciadose definende tal modoquesuanun-cio implica que las propiasaccionesno podránejecutarse>WtPerolo ver-daderamentesignificativo de estaconclusiónde las premisasconsecuen-cialistas es quesuscitansospechassobreel carácterpragmáticamentepa-radójico de unateoríacuya puestaen prácticaimplicasesuautoevanescen-cia (self-ef/ú.cingness~o inclusosu autoderogación(se/f-de/éatingness~ ~<.

8. Actos y reglas

Al señalar como objetivo último común a todo agente el producir losmejoresresultadosposibles,el principio consecuencialistatomadoestric-tamenteimponea cadaagentela ineludible obligaciónde ejecutare/actoobjetivamentecorrecto,es decir,el quede hechoconduciráa lograr el ob-jetivo óptimo. Quien hacelo quesabeo cree queproducirá un resultadopeor, actúa incorrectamente,moralmentemal. Pero aun dejandoapartelos efectosparadójicoso contraintuitivosde algunasde susaplicaciones.es un hechode experienciaque. incluso en términos consecuencialistas.fiar al exclusivojuicio del agenteindividual la ponderacióndel conjuntode factoresque en cadacasoconcretoaseguranel resultadoóptimopuedeacarrearpeoresconsecuenciaspara los estadossociales.

Para evitar los efectos no deseados de la aplicación de un principio ex-clusivamenteorientadoa la realizaciónde actos se hizo necesarioprestaruna atención mayor a lo que implica el hecho mismo de aplicar un pr¡nct-

68. D, PAREn: o.<., p. 100-110; cfr, más arriba la nota 57.69. G. PARETI: ¡ paradossipragmatic¿ «Rivista di Filosofia” 69 (1978) p. 27. Véase

másarribala nota 52.70. D. PAREIT: oc., p. 24-28: 4Q-43,

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pio o una regla. O. lo quees lo mismo,a la dimensiónestructural,coordi-nativa o cooperativa de las acciones propias de los contextos estratégicosde la acción7’. De aquí nace la distinción entre dos tipo básicos de Utilita-rísmo,habitualmenteconocidoscomoUtilitarismo del Acto, extremo o di-recto, y Utilitarismo de la Regla, restringidoo indirecto~.

Hume ya había aducido como fundamento de su distinción entre lasvit-tudes socialmente útiles de la benevolencia y la justicia que la utilidadde aquella se produce de forma directa, sin la mediación de «ningún es-quema o sistema» y sin que las consecuencias de su observancia resulten«de la concurrencia, imitación o ejemplo de los demás». Mientras que losbeneficios de la segunda, en cambio, «no son consecuencia de cada actoindividual, sino que surgen del esquema o sistema conjunto en el que con-curre la totalidad o la mayor parte de la sociedad»: aun a pesar de que «elresultado de los actos individuales sea, en muchos casos, directamentecontrario al del esquema conjunto de acciones>’. El beneficio de los actospropios de la justicia «procede únicamente de la observancia de la reglageneral». Ambas especies de virtud contribuyen a la «felicidad y prosperi-dad de la humanidad’>, pero la benevolencia se asemeja «a un muro cons-truido por muchas manos, que crece con cada priedra que se le amontonay aumentaen proporción a la diligencia y cuidado de cadaobrero>’; lajusticia, a su vez, puedecompararse«a la construcciónde una bóveda.

71. Utilizando la terminologíade J. E[,5TER en Ulysses...,p. 18, 117;en Saurgrapesp.12-13; o en su introducción aRational choice (Oxford. Elackwell. 1986). p. 7, podemoscaracterizarel entornoparamétricode las (lecisionescomoaquel en el cual el agenteconsiderasu propiadecisióncomola únicavariabley los restantesfactores—seanes-tos agentespropiamentenaturaleso bien agentespersonalestenidospor invariantes—comoconstanteso parámetrosde su problemadedecisión. El contrastees con el en-torno estratégico.en el cual el agentetiene en cuentaqueexistenotros agentesconsuspropiasfuncionesde utilidadque formanpartede su entorno y quesabenque él for-rna partedel suyo. Todoslos cualessabena su vez queel efectodesusdecisionesindi-vidualeses función de la agregaciónde estas,O sea,que espor definición conjuntoocolectivo.Cuandolos fines alternativosde las accionessonlos estadossocialessepro-duceuna transformaciónestructuraldel conceptode racionalidadal trasladarlode laescalaindividual a la colectiva,Estees el casode laseleccionesy actuacionesque de-terminanlos estadossociales,las cuales,por afectara la producciónde bienespúbli-cossuscitancuestionesfundamentalesde índole étícay política. Sobreel conceptodebienespúblicos,véaseM. OI.soN: TAu logic of<ollectiveaction (CambridgeMA. HarvardUníversity Press,1965)p. 14:1.RAwi,s: oc. p. 266;sobrelas complicacionesderivadasde la interacciónde expectativasen los entornosestratégicos,véaseel c.7 de M. Ho-LLIS: oc, en la nota 23. el conjuntode D. REGAN. oc-, en nota 31 y, paralos contextoseconómicos,5. M. SHFr+RIN: Expectativasracionales(Madrid. Alianza. 1985),cl.

72. La denominaciónparecehaberla introducidoen 1959 R. Brandt Teoría éti<.a(Madrid. Alianza. 1982)p. 439.456; tambiénen su Towarda credibleformof utilitaria-n,sm,en: H. N. CAsTANEnA(cd):Moralitv andthelanguageofconduct. (Detroit Ml. Way-nc StateUniversítyPress.1963)p. 109,

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cadaunade cuyaspiedrasindividualescaeríade suyo a tierra» y sólo semantieneerecta«graciasa la asistenciamutuay a la combinaciónde suscorrespondientespartes»~

La concurrenciade los actosindividualesen la produccióndel benefi-cío comúnes tarearelativamentesencillacuandoel númerode los agen-tes es pequeño.peroel problemase planteacuandoel númerode agentescuya concurrenciatotal o mayoritaria se requierepara producirlo es talque se haceimposibleo harto difícil detectarlas consecuenciasde los ac-tos o las omisionesindividuales.Dosvecinospuedenponersede acuerdopara desecaruna praderaque poseenen común «porquees fácil paracada uno saber lo que piensa el otro, y cada uno puede percatarse de quela consecuencia inmediata de su incumplimiento del acuerdo es el aban-dono completodel proyecto: peroes muydifícil, de hechoimposible,quemil individuos se pongande acuerdoparauna actuaciónde este tipo»~~.

En términos consecuencialistas la obligación que tiene el agente en elprimer casoafectadirectae inmediatamenteal acto particular.Parapre-ver los del segundocasoes necesariorecogeren un principio, quepor supropia naturaleza universal no menciona actos particulares. la referenciaa aquel tipo de actosque.si sonejecutadospor todoslos agentes(o por unnúmero suficiente de ellos) que se encuentren en circunstancias relevante-mente similares. etc. producirán las mejores consecuencias. En estos casosla obligación afecta primariamente al principio general y derívadamenteal actoparticular.Lo queesprecisoentoncesjustificar con criteriosconse-cuencialistasson las instituciones—en el sentido de principios y reglasquetipifican formasde actuación—y no las accionesindividualesquelasponen en práctica y. de paso. la convicción, sostenida por la concienciamoral común.de queciertos actossonobligatoriosen virtud de serde undeterminadotipo. Por ejemplo,por ser un casode cumplimientode pro-mesa,de veracidad,de cooperación,etc.

En la tradición utilitaria pronto se cobró conciencia de la necesidad decomplementar el cálculo utilitarista centrado en los efectos de los actosparticulares mediante alguna versión del principio kantiano de universa-lizabilidad dela máxima.En la interpretaciónde Sidgwick esteprincipio,«al menosen tanto queevidentepor sí mismo, significa tan sólo que unacto,si escorrectoparaun individuo cualquiera,debesercorrectopor ra-zonesgeneralesy. consecuentemente,para alguna clase de personas».Creeno obstantequedebeadmitirse unacualificaciónesencial«quemo-difica de maneraimportantesu fuerzapráctica»:su aplicación al casoenel que «la creenciaen queel acto en cuestiónno seráampliamenteimita-do». Peroestaredefinición le sirve precisamenteparajustificar el abando-no del principio generalen aquelloscasosen los que,a la superiorutili-

73. 1). HtMu: An enquiry concerningMe principlesof moraR,cd, cii,. p. 303-305,74. ¡iii, 1-IrME: A treahise cd, cit., p. 538.

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dad del acto particular que lo infringe, se une la posibilidad de «definirestaclasemediantela característicade la creenciaen queel acto seguirásiendo excepcional»~> y. en definitiva, para hacer verosímil la dimensiónesotérica y elitista de la moralidad utilitarista ya mencionada.

9. La produccióncooperativade bienes

Una forma indirectade averiguarquétipo de actospermitiríanquesumáxima fueseuniversalizaday convertidaen un principio de obligaciónincondicionadala proporcionala preguntaacerca de lo que pasaríasitodoel mundohicieselo mismo.Al analizar«la funciónde las hipótesisfal-sasen la ética»Broad llama a esteargumento«el principio de falsa uni-versalización», usado negativamente para condenar una determinada ac-ción. En su opinión, «algo muy parecidoa él fue consideradopor Kantcomo la ley fundamentalde la ética»ta pesarde la paradojaqueresultade pedirnosquecreamos«quela correccióno incorreccióndemuchasdenuestrasaccionesdependede las consecuenciasprobables,no de lo quejuzgamosserverdadero,sino delo quesabemosque es falso»,estoes,queno todoel mundoharálo mismo.Ciertamente,comoreconoceBroad, laparadojasólo se suscitacuandoseconsideraquela bondado maldadmo-ral de las accionesdependede sus consecuenciasefectivaso probables,ydesaparececuandose la cree totalmentedependientede sus cualidadesintrínsecas~.

Una de las funcionesmás paradójicasque desempeñanlas hipótesisfalsaso contrafácticases la de demostrara los agentesquedebencoope-rar en la producciónde ciertosbienesquesólo cooperativamentepuedenobtenerse:peropor reglageneralesteargumentosólo seemplea«cuandola partecon la que cadamiembro del grupocontribuyeal bien conjuntoes muy pequeña>’38.Broadconsiderael casode un individuo invitado aunirse a un grupo que coopera en la producción de un bien. Es razonablesuponerque,a medida queaumentael númerode miembrosdel grupo,disminuyen,aunqueen proporcióndecreciente,los sacrificios que se im-pone cada individuo, y que la cantidad de bien producido por el grupoasimismoaumenta,aunqueen proporciónmenguante.En estascondicio-nespuedealcanzarseun puntoen el queel individuo encuentrequeel ex-cedentedel bien total producidopor el grupo sobreel total de sacrificiossufridospor el grupoincluyéndolea él es menorqueesemismoexcedenteexcluyéndolea él ~. Es decir, que los resultados globales son mejores sin él

75. H. SIDGwICK: oc. p. 485-486: subrayadosuyo76. C.D. BROAD: art. cit., p. 43; subrayadosuyo.77. Id., p. 44.78. Id.. p. 50.79. Id, p. 52.

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que con él, por lo que sería obligación del individuo —de todos losindividuos— rehusar unirse al grupo, con la consecuencia de que, si todoshiciesen lo mismo,dejaríade producirseel bien. Pero si al individuo leconsta que la hipótesises falsa, estoes, que no todos haránlo mismo,locierto es que el bien se producirá, con su cooperación o sin ella. Y mejoraún sin ella, tanto para él comopara el grupo, puesla sumade beneficioses superior si él no coopera «aunque’> —la adversativaes meramenteretórica—se beneficie.

Broad, queciertamenteno esutilitarista, aunquesi consecuencialista.señalaque la cuestiónde fondo es la equidaden la distribuciónde benefi-cios y sacrificios.Aunque «la existenciade ciertosestadosmentaleses in-trínsecamentebuenay es el deberde cadauno tenderal quecreequeseráel mejor estadodecosasen conjunto»,un conjuntode bienesdistribuidosde cierta formaentreun conjuntodepersonas«puedeconstituirun estadode cosas intrínsecamente mejor que el mismo conjunto distribuido de ma-nera diferente>’, y la apelación a la equidad parece basarse en el principiode que «el estado de cosas mejor posible se alcanzacuandoel grupo deproductoresy el de quienesdisfrutan es todo lo idénticoque se pueda>’«‘.

Estees en esenciael problemaqueplanteaal Utilitarismo y al Conse-cuencialismoen generaldel fenómenodel free rider, que se suscitafunda-mentalmentea propósitode la producciónde bienespúblicosY Es decir,aquellosquesólo sepuedenobtenermediantela cooperaciónde un ciertonúmerode personas,la cual implica ciertos sacrificios paratodas ellas,perocuya característicaesencialconsisteen serbienes«quepor supropianaturalezatienenqueserdisfrutadospor todos losmiembrosde unacier-ta clase,se identifique o no estaclasecon el grupo de quieneslo produ-cen»<2, Parfit los consideravariantesde un idéntico esquemadel dilemadel prisioneromultipersonalen su versión«del contribuyente»:para cadauno «puedesercierto que,si contribuye, incrementarála sumade benefi-cios.Perosuparteen los beneficiosdel incrementopodríaser muypeque-ña. Su contribuciónpodriano compensarle.Tal vez fueramejorpara cadaunono colaborar.Y esto independientementede lo quehaganlos demas.

80, Id., p. 53-54.81, ParaD. GAUrHIER elfreerider es aquelque«obtieneun beneficiosin pagarla

totalidado partede su coste”,mientrasqueelparásito esaquélque.«al obtenerun be-neficio, desplazala totalidado partede su costea otrapersona’>:oc,, p. 96. Sobreel fe-nómenodel free rider en relaciónconlos bienespúblicosexisteabundantebibliogra-fía: ademásde~acitadaen la nota67. véaseG. GUTIERREZ:La congruenciaentre¡o bue-noylo justo «Revistade Filosofía»2.a Serie,2(1979)51-4;D. PARFIT: Prudence,moralityand the PrtsonersDilemma «Proceedingsof the British Academy”65(1979), queinclu-ye numerosasreferenciasbibliográficas:estáreproducidoen 5. SCHEFFLER: oc, y tra-ducido,sin las referenciasbibliográficas,comoPrudencia, moralidadyel dilemadelpri-sionero en «Diálogo Filosófico>’ 13 (1989)4-30.

82. C.D. BROAD: art. (-it, p. 53.

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Peroseríapeorparacadaunoque fuesenmenoslos quecontribuyen.Y siningunocontribuyese,esoseríapeorparacadauno quesi todoslo hicie-ran»~3. El quepuedanserlógicamentegeneradospor una teoría queofre-ce razonesparaactuarpareceimplicar queesateoríasederogaa sí misma—es self-defeating>4.

Ya en 1936.paraevitar que la aplicaciónde la «crudamáximautilita-rista»empleadaen la casuísticautilitaria «tendiesea desarrollarun códi-go contradictorio»,Roy Harrod intentó incorporar a la filosofía utilita-ristael quellamó «principio kantiano»>1 Por tal entiende«la proposiciónsegúnlacual la moralidadrequierequese actúeconformea unamáximaquepuedaconvertirseen unaley general»<~. Perola máximautilitaria quemanda«elegir siemprela acción quecontribuirá a la mayor felicidad»¿noes una ley general?.En el casode la mentira,por ejemplo,pareceríaaconsejarquese mintiesesiemprequelas pérdidasderivadasdel acto par-ticular de mentir —la pérdidade créditodel mentiroso,la disminución dela confianzaen la función comunicativadel lenguaje.entreotras— fuesencompensadaspor la mayor felicidad producidaal hacerlo,En efecto.«sitodo el mundomintiese en esascircunstanciasy sólo en ellas, aparente-mentetodo iría bien». Si así fuera, «lasconsecuenciasindicadaspor elcrudo principio utilitarista serian siempreidénticas a las que se deduci-rían de la aplicacióndel principio kantiano: las consecuenciasdel acto,consideradoen sí y por sí no diferirian de las consecuenciasde tal actosiempreque fueserealizadoen circunstanciasrelevantesprecisamentese-mejantes>’.Perono ocurreasí,pues«hayactosque,cuandose realizanenn ocasionessimilarestienenconsecuenciasque sonmásde a vecesmayo-resquelas queresultande suejecución»<~; sonestoscasoslos quedanpiea la creencia—correcta,en opinión de Harrod— de la concienciamoralcomúnde queciertos tipos de actosson obligatorios’<.

ParaHarrod, un Utilitarismo refinado preferirá el principio kantianoal utilitarista crudo,debidoa la pérdidamayor de beneficioscuandolamentirase generaliza.Y juzgarámoralmenteincorrectoaquelacto que,siendo convenienteen una circunstanciaparticular, se volvería inconve-nientecuandofuera hechopor todosen las circunstanciasrelevantespre-cisamentesemejantes.El principio kantiano no proporciona el funda-mentode todamoralidad—aunqueel propio Kant erróneamenteasí locreyera—pero sí el de aquellosactosmoralestenidospor obligatorios —

por ejemplo,la veracidad,a diferenciade la prestaciónde ayudaal próji-

83. D. PARFIT: Prudence...,p. 541.84. Id., p. 539.85. R. HARROD: arr. cir. p. 148-149.86. Id, p. 14787, Id.. p. 14888. Id., p. 147

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mo».La máximautilitaria vulgar pecade excesivageneralidady no pres-ta suficiente atencióna las complejidadesde la condiciónhumana,entreellasel hechohistóricode que«enel procesode evoluciónde la sociedadestablehan sobrevividoaquellos sistemasque establecieronprácticaseinstitucionesreconocidasqueponíanen prácticael principio kantiano»>”.

Esto permiteexplicar tanto el rigor con el queconsideramoslas obli-gacionescomo la profunda aversiónquesuscita su incumplimiento e in-cluso«la opinión primafaciede quehayalgoen la naturalezareconocidade unaobligaciónqueentraen conflicto concualquierfilosofía de fines’>.Aunque el conflicto es aparente,los sentimientosde aversióntienen surazónde serprecisamentecomomecanismode resistenciaala tentaciónala quepuedesucumbirel individuo queno entiendeel principio kantiano.Una vez máses precísorecurrira un argumentoesotéricoqueevocael deSidgwick: «son la sutilezay la dificultad del principio, que no puedeserexplicadoal hombremedio, las quehanconvertidoel elementoarbitrarioy autoritarioen la esferamoral en algonecesarioparala evolución de lasociedadestable».Como estaera ilustradatienesuspeligros,tal vez los fi-lósofos«de la obligación indefinible>’ —los deontologistas.intuicionistas.etc.— aunhayandeseguirrepresentandosupapel,y «podríaser inconve-nienteque los partidariosde la conveniencialos expusierana layerguen-za pública>’”’.

Harrod discuteexpresamentelas dificultadesqueplantea,inclusoa suversión refinadade Utilitarismo. el Principio de Publicidad92.En el casode las mentirasútilesquepuedenmantenerseen secreto,si se sabequelosindividuosvirtuososprofesanel crudoprincipio utilitario cuandoes posi-bleguardarel secreto,se perderála confianza.Lo deseableseráentonces«que todosabjurentotalmentedel principio utilitarista y. al mismotiem-po, obrende acuerdocon él cuandose puedamanteneren secreto».Pero¿quédoctrinahabríaquepredicar?Tantoel cmdo principio utilitario, puesse desea que todos actúen conforme a él. como algún principio anti-utilitario, porquees deseableque todoscreanquenadieactúaconformeaél. Esteseríaun sistemacontradictorio,peronadaimpide quesirviera me-jor al interéscomún.Sin embargo,no es el tipo de sistemasal que suelellamarse«moralidad».Y no se trata únicamentede unacuestiónsemánti-ca. pues el término «obligación moral» designaconvenientemente«unsistema de conducta comúnmentereconocido por sus participantes»yque,para ser efectivo, ha de estar«estrechamenteconectadocon la emo-ción y la expresiónde aprobacióny desaprobación>’”~—condicionesque

89. Id,. p. 149-50.90, Id, p. 151.91. Id,, p. 150.92. íd., p. 152.93, Id, p. 153.

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quedanexcluidaspor lapropia naturalezade aquel.Harrodconcluyeque«el utilitarista quedeseeobtenerlas ventajasqueproducela incorpora-ción del principio kantiano a las prácticaspúblicamentereconocidastie-ne que desearqueéstasseobserventanto si esposiblemanteneren secre-to su transgresióncomo si no lo es»94.Pero esta«obligación de desear»quese imponeal utilitarista, o biensejustifica en términos«crudamente»consecuencialistas.o bien, como se ha tenido ocasiónde observarante-riormente, no escapaa la objeción de auto-evanescenciao de auto-derogaciónformuladaa la teoría consecuencialista.

10. La justificación de los principios prácticos

Son numerosaslas manifestacionesdel inestabledualismoquecarac-teriza el razonamientoconsecuencialistacuandose aplica a la justifica-ción de los principios de la moralidadpráctica en cuantotales.Porlimitar-nos a sólo dos ejemplospuedecitarse el argumentode Rawls”5 según elcual la existenciade las institucionespenalescomo tales se justifica porlasconsideracionesde utilidad públicaquedebeninspirar a los legislado-res; mientrasque la aplicación de la sancióna un delincuenteparticularpor partede un juez se justifica en términos de coherenciacon el sistemalegalauncuandoen esecasoconcretono existanrazonesutilitaristasparahacerlo.Una institucióncomoel «telishment’> —un «punishment»o cas-tigo justificadoen términosestrictamenteteleológicos,quepermitiesecon-denar a un inocentesi fuera convenientepara los interesesde la socie-dad— seríaindefendibleen términos utilitaristas.Algo semejanteocurreconla institución de cumplir las promesas.Suexistenciase defiendeporconsideracionesutilitaristas,perounavezqueexiste,el individuo particu-lar no puedeaplicarlasparaeximirsedelaobligacióndecumplir laqueélhizo,porque«el quid dela prácticaes abdicarel título propioparaactuarde acuerdocon las consideracionesutilitaristas y prudenciales...El pro-metienteestáobligadoporqueprometió: no dependede él juzgar el casosegúnlo merezca>’”6.

Otro ejemplomásrecientees la distinción quehaceHareentredosti-pos de principios correspondientesa sendosniveles del razonamientomoral. El primer nivel comprendeel entramadode principios generaleseintuitivos caracteristicosde la moral del sentidocomúncuyavalidezut inpluribus permiteaplicarlosal razonamientomoralde la vida cotidianaencircunstanciasnormales.Se adquierenpor medio de la educación,inclusola auto-educacióny van acompañadosdeemocionesy sentimientosmáso

94. Id.. p. 154,95. 1. RAwI.s: Dosconceptosdereglas (1955). reproducidoen P. FOOi (cd):Teoríasso-

bre la ética. México, Fondode Cultura. 1974.96. Id. p. 227.

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menosespecíficosy profundamentearraigados.Porsupropiageneralidaddanorigena conflictos en aparienciainsolubles,como en aquelloscasosen los quedos deberesprima facie igualmenteestrictosexigen del agenteactuacionesincompatiblesentresí. Es el nivel propio del Utilitarismo dela regla y en él los conflictos entre principios han de resolversedeforma intuitiva>3.

liare reserva,en cambio,parasu segundonivel la función de dirimircríticamentelosconflictos entrelos principios generalesdel nivel intuitivopor mediode un juicio «restringidoúnicamentepor las propiedadeslógi-casde los conceptosmoralesy por los hechosno-morales,y porningunaotra cosa»”5. Los principios de ambosniveles son igualmenteuniversalespor «estargobernadospor un cuantificadoruniversaly no contenercons-tantesindividuales»,pero difieren en la diínensióngeneralidad-especifi-cidad: los principios propios del nivel intuitivo hande ser relativamentesimplesy generales,esto es inespecíficos,para poderdesempeñarsu fun-ción, mientras que los del nivel crítico pueden ser tan espeqficoscomohagafalta~ paraadaptarlosa unasituaciónparticularsin queello obsteasu uníversalidad.pues «en teoría no es necesariomencionarindividuospara describir una situación plenamente.o al menos tan plenamentecomo precisemos>’de formaque «puedaaplicarseigualmentea cualquiersituación precisamentesimilar que incluya personas,lugares,etc. precisa-mente similares>’ “¼Ello bastaparagarantizarla universalizabilidaddelprincipi(> moral,queexige—¿lógicamente?¿ínoralmente?—al agentequeesté dispuestoa formular en cualquier situación precisamentesimilar elmismo juicio moral que formula en una situación particular. Como encualquierade ellas él podría ocuparcualquierade las posicionesque enesta situación particular ocupanotras partes«no le pareceráaceptableningúnjuicio que no resulte en lo mejor, a fin de cuentas,paratodaslaspartes».con lo quesu juicio vendráa coincidir con el queemitiría «uncuidadosoutilitarista del acto» o>•

Comoejemplohipotético de un serqueen el límite empleaseúnica-

97. It M. HARI-: Lihical theory and utilíiarianism (1976). reproducidoen A. SEN yB. W¡iLIAMs (eds>.o.<., p. 23-38 y Moral thinking. its levels,mehodsandpoint (Oxford.ClarendonPress. 1981), «Intuición,, no ha de entenderseaquí en el sentidoestricta-menteepistemológicodel término,sino másbien en aquel conel queRawls designalaopinión cíe quienessostienenque, alcanzadocierto nivel de generalidad,existe «una.familia de primerosprincipios irreductiblesquees precisoponderarentre si pregun-tándonoscuál es el balancemásjustoen nuestrojuicio meditado»,sin quepordefini-ción queparemitirsea principios de un nivel superior:oc, p. 34. VéaseB. BARRY: Poli-tical argumunt (Henley-on-Thames.Routledge.1965) p. 2-15,

98. R. HARE: Moral thinking, p. 40.99. Id., p.4l.lOO. íd.. p. 42.¡01. Id., p. 42-3.

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menteel razonamientocrítico liare imaginaunodotadode «poderesso-brehumanosde pensamiento,conocimientosobrehumanoy sin ningunadebilidadhumana»:el arcángel‘“¾En el otro extremo,la personaafectadapor todo tipo de debilidadesy por completoincapazde pensarcrítica-mente,queadquiriríasusprincipios mediantela educacióno porla imita-ción de otros:el prole “3. En estecaso,porfin, la reminiscenciaorwellianaseconvierte en referenciaexplícita.

La última y supremainstanciade la moralidades.pues.el principioconsecuencialistadirecto,inmediatoo «crudo».Porestarlelógicamenteyepistemológicamentesubordinadas,las normas,reglasy principios de lamoralidad común son estrictamentecontingentesy provisionales.Losprincipiosprimafacie del primer nivel sonseleccionadosen el segundonI-vel atendiendoa las consecuenciasde inculcarlosen otros o en nosotrosmismos.Sonconsideracionesconsecuencialistas—del acto— las quede-saconsejanrecomendarel Consecuencialismodel actoo la ética de situa-ción comodoctrina moral aptaparatodoslos públicos.Por esta razónseha hechonotarquelos Utilitarismosdel actoy dela reglason fundamen-talmentelo mismo por ser extensionalmenteequivalentes.Es decir, quedesdeun puntode vista utilitario «si consideramostodoslos hechosrele-‘vantesen un casodeterminadono importaquepreguntemos‘¿quépasaríasi todos hiciesenlo mismo?’ en vez de ‘¿qué pasaríasi se realizaseesteacto?’ ~

11. Apéndice: agentes personalesy racionalidadcolectiva

Las reflexionesmás recientessobrela teoría consecuencialistase hancentradoen las posibilidadesquebrinda al desarrollodel conceptode ra-cionalidadcolectiva o pública,sin necesidadde recurrir al falso supuesto—consustanciala las diversasformas de estatalismosocialista— de quehay o debehaberun centrosoberanode decisiónquedeterminalo queescorrectoparalasociedaden conjunto.Aunquela nociónde racionalidadpúblicaaplicadaa unacomplejasociedadmodernaexigedisponery apli-carreglasgenerales,sólo teoríasmuyprimitivas de la soberaníasuponenla existenciade un centroúnico de decisiónquedesempeñeuna funciónanálogaa la del yo en el agente“>t De ahí queel interésse hayacentrado

102. Id, p.44.103. Id. p. 45.104. D. LvoNs: Forms and limits of utilitarianism (Oxford. ClarendonPress.1965)

p. 118.105. A. SEN y B. WILIAMs: Introducción a su oc., p. 2-3; cfr, P. DASGUPTA, art. ca en

nota 58.

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en el análisis de aquellasformasde acción colectiva quehacenposiblelacooperaciónracional espontáneaentrelos individuos‘t

1) Donald Reganconsideraque las teoríasconsecuencialistaspuedenposeertrespropiedadesque afectana su capacidadde producir conse-cuenciasóptimas. La primera (UA) es la propiedadfundamentalque se-gún el Utilitarismo del acto debeposeertodateoria consecuencialista.Laideacentrales queel agentedisponede unalista de actosquepuedereali-zar, fuerade la cual todoslos demásfactorescausalmenterelevantesacer-ca del mundo estándados.A cadaacto de la lista correspondeun estadofuturo de cosascon un valor especificadoque se realizarási se ejecutaelacto. Lo que la teoría requieredel agentees queejecuteel acto quepro-duzcaun estadode cosascuyo valor sea al menostan grandecomo el decualquierotro estadodel mundocorrespondienteaotro actode la lista delagente.Poseeráestapropiedadaquellateoría tal quecualquier agentequela satisfagaen cualquiersituaciónproducirálas mejoresconsecuenciasquele es posibleproduciren esasituación.Incluyendoen la situaciónto-das las característicascausalesrelavantesdel resto del mundo:tanto laconductade los demásagentesen la queno puedeinfluir comolas dispo-sicionespara la conductade aquellosotros que puedenserinfluidas porlos actosdel agente

La segunda(OC) es la propiedadde «optimizacióncoordinada’>queposeeráaquellateoría tal que,si todoslos agentesla satisfacenen todaslassituaciones,entoncesla clasede todoslos agentesproducepor susactosto-mados en conjunto las mejoresconsecuenciasque les es posibleproducirpor cualquierpautade conducta.

La tercera(AD) es la propiedadde «adaptabilidad»,queposeeránsóloaquellasteoríasen lascuales,en cualquiersituaciónque impliqueeleccio-nes por cualquier número de agentes,los agentesque satisfacenla teoríaen esa situaciónproducenpor medio de susactostomadosen conjuntolas mejores consecuenciasposibles para cualquierpauta de conductadada la conductadelos agentesqueno la satisfacen.

El supuestoconsecuencialistabásicosegúnel cual los agentesmora-les debenmaximizar las buenasconsecuenciaspermitedos interpretacio-nesdistintas y enfrentadas.Segúnunade ellas—el Utilitarismo del acto—es el individuo quien debemaximizarlas buenasconsecuenciasde sus ac-

106. Sobrela posibilidadde la cooperaciónentreagentesracionalespuedeconsul-tarse.ademásde lasobrasya citadasde D. GAtTÍH¡ER. M. OLSON. O. PARtIT y O. RE-CiAN, las de R. HARDIN: Collectiveaction (Baltimore MD. JobnsHopkins U.P. l982);R. AXELRoD: La evolucióndela cooperación(Madrid.Alianza, 1986); H. MARGoI.ls: Se!-,t¡shness,altruisrn andrationalitv (Cambridge.UniversityPrcss,1982): M. TAYLoR: Anarchyand liberty (Cambridge.tiniversity Press, l982) y The possibilitv of coaperation(Cam-bridge. University Press,1987).

107. D. REtiAN: att p. 3-4.

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cionescomo tal individuo. Como el Utilitarismo del acto prescribeparacada individuo lo queseríamejorqueél hiciese,no lo queseríamejorquehiciesealgún grupo, la satisfacciónuniversalde estateoría es condi-ción necesariaperono suficienteparala produccióndelas mejoresconse-cuenciastotales,pues nadadice acercade aquellosbienesque sólo pue-denproducirsede forma colectiva.La segundainterpretaciónbuscasub-sanarestadeficienciaencomendandoal grupo de agentesqueactúede talmaneraquelas consecuenciasde su conductacolectivaseanlas mejoresenlas circunstanciasen las que se encuentrasugrupocomo tal grupo. Com-partenesta interpretacióntanto el Utilitarismo de la regla—segúnel cualcadaagentedebeseguirel conjunto de reglasqueseríamejor quetodossiguiesen—como el principio de generalizaciónutilitaria —que mandahacera cadaagentelo que seríamejorquehiciesenél y todosaquellosque se encuentranen unasituaciónsimilar “».

El Utilitarismo del acto no poseela segundani menosaún la tercerade las propiedadesantenumeradas:un universode agentestodoslos cua-les satisfacenla primera deellas no necesariamenteproducenlas mejoresconsecuenciasposiblesen cuantogrupo. Los dos tipos de Utilitarismoscolectivostampocoposeenla primera ni la terceraporque,entre otrascomplejasrazones,carecende una teoríaeficazparala producciónde lasmejoresconsecuenciasa pesarde la existenciaen elgrupode agentesqueno siguenlas reglas.La adaptabilidades unapropiedadmásfuertequelameraconjunciónde las otras dos. Esquemáticamente:

SI POSEE ENTONCES PERONADA SE SIGUE

UA todo agenteindividual que lasatisfaceproduce las mejoresconsecuenciasposiblesen suscircunstancias

de las coleccionesde agentes

OC si todos la satisfacen,se pro-ducenlas mejoresconsecuen-cias posibles

paraun individuo o grupo siuno o más agentesno satisfacen la teoría

AD con independenciade cuantos la satisfaganlos que la satisfacen producen colectivamentelas mejoresconsecuenciasposibles

l08. Ib.. p. 2l-3.

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Una teoria adaptableestableceráparacadaagenteel deberde coope-rar con cualquieragentequeasuvez coopereen laproducciónde las me-joresconsecuenciasposiblesdadala conductade los no cooperadores.Laideabásicadel «Utilitarismo cooperativo»propuestoporReganes indicara todo agentequeprocedaen dos pasos.Primero ha de identificar otrosagentesdeseososy capacesde cooperaren la producciónde mejorescon-secuencias,y a continuacióndebecontribuir con suparteen el mejor plande conductaparael grupo queconstade él mismoy de los demáscoope-radoresidentificados,teniendoen cuentala conductade los no-miembrosde ese grupo‘““. Entre las teoríasconsecuencialistas«sólo el Utilitarismocooperativoes una teoríapara la comunidadde agentesmorales»

2) La obra de Derek Partit es suficientementecompleja como paraque un resumenesquemáticode ella resulte inteligible en el espacioaquídisponible. Es un tino análisis de las condicionesquepermitenproducirmejores resultadosmediantela coordinaciónde las accionesde los agen-tes, incluyendo los efectosparadójicosque nacende ignorar las diferen-ciasde escalaentrelos pequeñosgruposy las grandescolectividadesy decreererróneamenteque,porquelos efectosde los actosindividualesson amenudo imperceptiblesy triviales, carecen de consecuenciasdañosascuandolo cierto es que la concurrenciade muchosagenteshacequenoscausemos—a nosotros mismos y a otros— grandesdaños. Es precisoavanzarhacia un grado mayor de altruismo racional, comenzandoporerradicarlas falsascreenciasacercade los efectosde nuestrospropios ac-tos. El movimientohacia el altruismoracional lo es al mismo tiempo ha-cia el grado mayorde impersonalidad,incluyendola revisiónde muchasde las creenciasque respaldala moralidad del sentidocomún. En granparteello implica descartarla teoría«egoísta»de la moralidad,queseca-racterizaprecisamentepor concederla máxima importanciaal carácterdistinto y separadode las personas—«la teoría que medice a mí quehagalo mejorparamí’’1— y, en consecuencia,revisarel conceptomismode identidad personal.No por ello es necesarioaceptarla imparcialidadextremadel «puntode vista del universo>’ sidgwickiano,sino una teoriasegúnla cual «la unidad fundamentalno es el agentea lo largode toda suvida. sino el agenteen el momentode actuar»‘12, Una deseableTeoríaUnificada deberárechazartanto el egoísmocuantoel Consecuencialismoy la moralidad del sentidocomúnpuestodas ellasconducena uno u otrotipo de auto-derogación‘1 Aunque muchagentecree que sólo hay dos

l09. Ib., p. xi.lío. Ib.. p. 2ll.III. D. PARFIT: OC, p. 444.112. Ib., p. 445.1 l3. Ib., p. 449.

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formas de hacerEtica, unapor el caminollano queapelasimplementeanuestrasintuicionesy la otra por avenidade la metaética.lo cierto es quela resoluciónde cuestionesno sólo metaéticassino, másaún.metafísicasimplica conclusionessobrela éticamisma,cuyahistoria, asícomola de lahumanidadtal vez no habría hechosino comenzar”4.

114. Ib., p.447.