LA EVOLUCION DE LAS FIESTAS EN LA COMARCA DEL RIO MULA …

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LA EVOLUCION DE LAS FIESTAS EN LA COMARCA DEL RIO MULA A LO LARGO DELTIEM 'PO 56 JUAN GONZALEZ CASTAÑO En este trabajo sobre Antropolog ía Cultural de la Región de Murcia, nos hemos ceñido al territorio de la actual Comarca del Río Mula, compuesta por los municipios de Albudeite, Bu- llas, Campos del Río, Mula y Pliego y varias aldeas , cuyos nombres irán apareciendo a lo largo de estas pá- ginas; en total, algo más de 809 km 2 del territorio murciano, unido, desde los siglos medievales por lazos eco- nómicos y geográficos, pese a que, los diversos pueblos, bascularon en- tre señores laicos, casos de Albu- deite, Campos del Río y Mula, y las encomiendas de las Ordenes Milita- res, el resto. Las fiestas , en su esencia más pura, se articulaban como descargas emocionales periódicas, que servían para suavizar las tensiones acumu- ladas por períodos de intenso trabajo o de dureza estacional. Se sucedían a lo largo del año, de modo que per- mitían la adaptación de los hombres a unos períodos de acumulación-ex- plosión que encajaban unos en otros. Las fiestas solían tener como ex- cusa y centro a un santo determi- nado, aunque, en algunas celebra- ciones, puedan rastrearse matices paganoides o una insuficiente cristia- nización. Estas celebraciones son herede- ras directas de sentimientos y actitu- des a caballo entre el Renacimiento y el Barroco , pero que se fueron enri- queciendo a lo largo del tiempo. Son, también, una enrevesada amalgama donde todos se relacionan con todos y donde la transmisión de mensajes, importantes o no, crean un «am- biente festivo». Toda fiesta tiene dos vertientes: la sacra y la profana. Muchas veces, la primera es excusa para la segunda, siendo dificilísimo, en ocasiones, se- parar una de la otra. La fiesta hubo de salvar, a lo largo del tiempo, las trampas que, en forma de prohibiciones o fuertes restriccio- nes, le impusieron desde el poder. Era la ventaja que tenía la cultura eli- tista frente a la popular. Así ocurrió, por ejemplo , con la real orden de 1777, por la que se prohibían en todo el país los disciplinantes y empalados de las procesiones de Semana Santa y de la Cruz de Mayo; los bailes en las iglesias, atrios y cementerios . O con la prohibición de pegar tiros al aire con arcabuces el día del patrón... Otras veces ese poder, esa «cul- tura culta», intenta domest icar algu- nas costumbres festivas que le son claramente hostiles , caso del toque del tambor y de los «nazarenos de la broma» durante el franquismo, ya que, como veremos , se le pone a cada tambor un sello, por el que su prop ietario puede tocar lo «con per- miso de la autoridad». Otras muchas veces, la sabiduría popular disfraza la fiesta profana de religiosa, y la dota de una capa sa- cra, para que no encuentre oposición entre las altas esferas eclesiásticas, caso del «Encuentro» y del «Judas» de Albudeite. Como consecuencia de todo lo di- cho, pero, sobre todo, por el proceso uniformador de la cultura occidental al que estamos abocados; por el triunfo de nuevos modos de vida, que dejan obsoletos algunos festejos; por la falta de interés de los hacedores de los mismos, del pueblo en suma, las fiestas tradicionales de nuestra Re- gión están desapareciendo o adulte- rándose a marchas forzadas. Son loables los intentos que desde los órganos autonómicos y desde los munic ipios se están haciendo para

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LA EVOLUCIONDE LAS FIESTAS EN LACOMARCA DELRIO MULA A LO LARGODELTIEM'PO

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JUAN GONZALEZ CASTAÑO

En este trabajo sobre AntropologíaCultural de la Región de Murcia, noshemos ceñido al territorio de la actualComarca del Río Mula, compuestapor los municipios de Albudeite, Bu­llas, Campos del Río, Mula y Pliego yvarias aldeas , cuyos nombres iránapareciendo a lo largo de estas pá­ginas; en total, algo más de 809 km2

del territorio murciano, unido, desdelos siglos medievales por lazos eco­nómicos y geográficos, pese a que,los diversos pueblos, bascularon en­tre señores laicos, casos de Albu­deite, Campos del Río y Mula, y lasencomiendas de las Ordenes Milita­res, el resto.

Las fiestas , en su esencia máspura, se articulaban como descargasemocionales periódicas, que servíanpara suavizar las tensiones acumu­ladas por períodos de intenso trabajoo de dureza estacional. Se sucedíana lo largo del año, de modo que per­mitían la adaptación de los hombresa unos períodos de acumulación-ex­plosión que encajaban unos en otros.

Las fiestas solían tener como ex­cusa y centro a un santo determi­nado, aunque, en algunas celebra­ciones, puedan rast rearse maticespaganoides o una insuficiente cristia­nización.

Estas celebraciones son herede­ras directas de sentimientos y actitu­des a caballo entre el Renacimiento yel Barroco , pero que se fueron enri­queciendo a lo largo del tiempo. Son,también, una enrevesada amalgamadonde todos se relacionan con todosy donde la transmisión de mensajes,importantes o no, crean un «am­biente festivo».

Toda fiesta tiene dos vertientes: lasacra y la profana. Muchas veces, la

primera es excusa para la segunda,siendo dificilísimo, en ocasiones, se­parar una de la otra.

La fiesta hubo de salvar, a lo largodel tiempo, las trampas que, en formade prohibiciones o fuertes restriccio­nes, le impusieron desde el poder.Era la ventaja que tenía la cultura eli­tista frente a la popular. Así ocurrió,por ejemplo , con la real orden de1777, por la que se prohibían en todoel país los disciplinantes y empaladosde las procesiones de Semana Santay de la Cruz de Mayo; los bailes enlas iglesias, atrios y cementerios . Ocon la prohibición de pegar tiros alaire con arcabuces el día del patrón...

Otras veces ese poder , esa «cul­tura culta», intenta domest icar algu­nas costumbres festivas que le sonclaramente hostiles , caso del toquedel tambor y de los «nazarenos de labroma » durante el franqu ismo, yaque, como veremos , se le pone acada tambor un sello, por el que suprop ietario puede tocar lo «con per­miso de la autoridad».

Otras muchas veces, la sabiduríapopular disfraza la fiesta profana dereligiosa, y la dota de una capa sa­cra, para que no encuentre oposiciónentre las altas esferas eclesiásticas,caso del «Encuentro» y del «Judas»de Albudeite.

Como consecuencia de todo lo di­cho, pero, sobre todo, por el procesouniformador de la cultura occidentalal que estamos abocados; por eltriunfo de nuevos modos de vida, quedejan obsoletos algunos festejos; porla falta de interés de los hacedores delos mismos, del pueblo en suma, lasfiestas tradicionales de nuestra Re­gión están desapareciendo o adulte­rándose a marchas forzadas.

Son loables los intentos que desdelos órganos autonómicos y desde losmunic ipios se están haciendo para

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COMARCA DEL RIO MULA

revitalizar, unas veces, y revivir otras,manifestaciones ancestrales. lo quedemuestra un mayor interés, unasensibilización evidente, entre los di­rigentes murcianos . aunque la pre­gunta lógica surge inmediatamente,¿habremos llegado demasiadotarde...?

Seguidamente, vamos a analizar,de forma breve, el ciclo festivo de unacomarca que hemos estud iado enprofundidad desde hace más de unadécada: la del Río Mula. entre finesdel siglo xv y la actualidad, que puedeservir de protot ipo investigador paraintroducirse en la atract iva tarea derecoger los restos del naufragio de lacultura tradicional en nuestra áreageográf ica e intentar preservarlos.Paraello, hemos dividido un año idealen los dos grandes ciclos propugna­dos por Julio Caro Baroja: el de In­viemo (Otoño-Sábado de Gloria) y elde Verano (Domingo de Resurrec­ción-Otoño) (1).

LA NAVIDAD

Hasta los cambios efectuados enfecha reciente , consistentes enadoptar, de forma lenta, pero cadavez más evidente, las costumbreseuropeas del árbol de navidad y decelebrar San Nicolás, los días navi­deños se conmemoraban con la ins­talación del popu lar belén. que seconvertía en el centro de la vida delhogar, ante cuyas puertas solían pe­dir el «aguinaldo» grupos de perso-

P.- PliegoB.- BullasC.- CamposA.- Albudeite• - Murcia• - La Puebla

nas de extracción humilde, que eranobsequiados con los dulces deltiempo: mantecados, escaldados,tortas de Pascua...• y, rara vez. conalgunas monedas; a cambio, canta­ban villancicos populares. ayudadospor guitarras. bandurrias, almireces.etcétera.

También con estos instrumentoseran acompañadoslos cuadros de lasAnimas, que salían por Mula y por loscampos desde el día 25 al 28 de di­ciembre. a hombros de los hermanosde la cofradía, para recoger limosnasen especie, que se subastaban latarde del último día a la puerta de laiglesia, quedando el dinero conse­guido para la hermandad. Hoy, sólose les da dinero, aunque de un modomuy curioso . Una persona cual­quiera, una vez que va a unos me­tros de ella el cuadro, dice, por ejem­plo. «veinte duros porque vuelva elcuadro» y, al punto, es vuelto en sudirección, pagando la cantidad ofre­cida a un hermano.

Asimismo, unidas a las Cofradíasde las Animas del Purgatorio, desdeel siglo XVIII (momento álgido de ladevoción a los difuntos que se hallanen ese infiemo pasajero) o tal vez an­tes, aparecen las figuras de los «Ino­centes», elementos graciosos que,con distintos nombres , se dan enmuchos lugares de España, pero. so­bre todo, en las zonas de Albacete,Granada, Jaén y Murcia. cuya misiónes la de recaudar, de modo desenfa­dado, dinero para esas asociaciones.El último que aún permanece de

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Representación de los Reyes Magos en El Niño de Mula, 1989.

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modo casi milagroso en nuestra co­marca es el de la Copa de Bullas, masantes los había en bastantes pueblosde nuestra Comun idad Autónoma.

Así, los Inocentes de Albudeite semanchaban la cara con tizne de sar­tenes, llevaban una especie de monoceñido de color rojo fuerte y un boteen la espalda. sujeto por una cuerdade esparto, en el que echaban el di­nero recaudado. Puestos en las dospuertas de la iglesia, pedían limosna.golpeando con un cordel a los que senegaban a darla. Su ant igüedad seremonta al año 177 2. como mí­nimo (2).

También era corriente hacer dos ti­pos de espectácu los de importanterepercusión social. Nos referimos alas pastoradas y a los «juegos». Lasprimeras desaparecieron de Mula enel último tercio del pasado siglo y eranmuy similares a las existentes enCastilla . Consist ían en reunirse ungrupo de pastores en las iglesias ydurante la concurrida misa de maiti­nes saltar y bailar desaforadamente.Luego, simulaban que comían unosgazpachos. acompañados por tra­gos de vino.

Los juegos eran típicos de estaépoca del año , muy dada a reunio­nes en locales cerrados, aunque nose daban en exclusiva en nuestra tie­rra, pues, incluso. se rastrea su pre­sencia en Francia, concretamente enlas cercanías de Lille (3). Consistíanen repentizar un entremés entre cua-

tro o cinco personas , vestidas deforma cómico-estrafalaria, sobre lostemas más dispares, sin tabúes , en­tre los que sobresal ían las alusionessexuales . ante la hilaridad del públicoasistente.

El día 31 de diciembre por la tardeo el primero de enero por la mañana,se hacían en los pueblos los «ada­gios», llamados «echar las penas» enAlbudeite. Para ello, se colocaban enuna olla los nombres de los mozos ymozas en edad de ser novios y enotra los de los animales y objetos másdisparatados. Un 'muchacho se cui ­daba de sacar, simultáneamente, unpape l de cada recipiente y empare­jarlos ante el jolgorio de los presen ­tes.

Durante la festividad de la Epifaníatenían lugar en los lugares comarca­nos las represent aciones de «LosReyes», una de las doce partes. laquinta . en que se dividía el libro . enest ilo popular . escrito por GasparFemández Avila en 1784. La ediciónmurciana de 1877 era la que servía deguión en la puesta en escena.

Los personajes que interveníaneran:

La Virgen con su NiñoLos tres Reyes MagosEl Rey HerodesUn centuriónJusepe. pastorRebeca , pastoraAcompañamientoMúsica

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A ellos, el pueblo añadió otros,como el demonio que tienta a Hero­des para que mate al Niño; o la Es­trella que guia a las Magos, y que erauna niña vest ida de comunión conuna varita rematada en una estrella.Afortunadamente, tras un largo pa­réntesis, se ha vuelto a hacer la re­presentación en varias aldeas, comola de El Niño de Mula o la de la Copade Bullas.

Según el refrán, con San Antón secerraba la Navidad. Este santo pro­tector de los animales fue muy que­rido en un medio como el de esta co­marca, de marcada ruralidad. Poseyóuna ermita en Mula hasta mediadosdel siglo XIX y, actualmente, se quierelevantar otra en su honor en La Copade Bullas. En este lugar y en la aldeade Fuente de Librilla, al sur de Mula,se bendecían a los animales en esedía, que era festivo para ellos, siendocorriente se rifase entre los vecinosel «Cerdico de San Antón», el cualhabía sido regalado al santo por undevoto en la primavera pasada y que,alimentado por el común del vecin­dario, como sucedía en tantas partesdel país, era sacrificado por el felizposeedor de la papeleta.

No podemos acabar este apartadosin mencionar la existencia de unacuriosa figura , a la vez que contro­vertida, de la que ya Julius Klein hacemención en su conocido libro (4), nos

referimos al «Rey Pájaro»o «Conde»,del que se rastrea su presencia ennumerosas localidades de Españadurante la Edad Media y parte de laModerna.

La primera noticia de este depre­dador de corrales y de ganados mes­teños se remonta , en Mula, al año1487 , en que el juez entregador demestas, Alonso de Castro, sentenciaque los ganados del Honrado Con­cejo podrán ir libremente por los tér­minos muleños «(so pena) de dos milreales (de multa) a qualquiera per­sona que de rey pajaro o de conde seintitulara e de algunos ganados es­trangeros res o reses de ganado to­mare...» (5).

Un posterior documento indicacómo era el mamarracho que traíanlos protagonistas de esos hurtos«...un pajaro con los pechos verdesen una lanza, que aquel decíanera elrey pajaro» (6). Aquéllos eran capita­neados por un muchacho disfrazadode pájaro o de conde , antepasadoevidente de los «reyes de mozos» ode los «reyes de los pastores» des­critos por Julio Caro Baroja (7), el cualguiaba a otros zagales a la captura,entre pícara y ritualizada, de aves uovejas para su consumo inmediatodurante las fechas navideñas, cuandolos ganados transhumantes de LaMancha descansaban en los past i­zales muleños.

El diablo tienta a Herodes. Representación de los Reyes Magos en El Niño de Mula. 1989.

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DE LA CANDELARIAA SANTA AGUEDA

Los primeros días del mes de fe­brero estaban marcados por la apo­teosis del fuego a lo largo y ancho dela comarca . Efectivamente , al igualque aún sucede en lugares del nortede Andalucía, sobre todo de la pro­vincia de Jaén, los mozos y mozassalían, y todavía salen en la zona deBullas, a los montes a encende rgrandes hogueras, llamadas «casti­llos», en torno a las cuales saltaban ybailaban, en un claro rito purificador.y es que el primero de los días, laPurificación de la Virgen (el 2 de fe­brero), es una jornada de luz y fuego,que, antiguamente, se resumía en lasprocesiones, con fieles con candelasencend idas , que salían en los pue­blos. La más antigua era la de Mula,ya desaparecida, que se rastrea en elsiglo XVI (8).

Tanto este día como el siguiente,San Bias, una mujer que lo teníaofrecido llevaba a bendecir una tortaa la iglesia y, a con tinuac ión, la su­bastaba entre los asistentes, que­dando el dinero recogido para la Co­fradía de las Animas.

En la Candelaria se representabaen las aldeas de la zona la «Degolla­ción de los Santos Inocentes», colo­quio octavo del mencionado libro dedon Gaspar Fernández, en el cual seescenificaba la persecución de los ni­ños de la edad de Jesús por Herodesy el señalamiento que el ladrón Di­mas y dos compañeros hacen a laSagrada Familia del camino para es­capar de la terrible orden del rey.

La fiesta de San Bias era conme­morada por los chiquillos que, ador­nados los cuellos con los tradiciona­les «samblases» de barro y seda, eranenviados por sus madres a la iglesiapara que el cura los bendijese y que­daran, asi, preservados de las enfer­medades de la garganta , sobre todode la difteria, durante todo el año.

EL CICLO DECARNAVAL-CUARESMA

Como señala Caro Baroja, «...sin laidea de la Cuaresma (Quadragé­sima), no existiría (el Carnaval) en laforma concreta que ha existido desdefechas oscuras de la Edad Media eu­ropea...» (9).

En nuestra comarca, el Carnavaldebió de comenzar a celebrarse ya enel siglo XVI. A esos días de locura seintentaba poner tasa por medio debandos de buen gobierno, dictadospor el alcalde mayor de Mula, comoen 1600, cuando prohibió, bajo multade 2.000 maravedís y 20 días de cár­cel, que se llevase armas y que se

arrojaran inmundicias y cortezas denaranja a los que fuesen a caba­llo (10). Las fechas elegidas eran lostres días previos al Miércoles de Ce­niza, teniendo, más modernamente,un apéndice en el «Domingo de Pi­ñata». Se bailaba frenéticamente encalles, casas y casinos, y se denun­ciaban los hechos más escandalososde la actualidad local y nacional pormedio de comparsas, que cantabancanciones con letras atrevidas, am­paradas en las músicas del mo­mento. La noche del martes era la «deReventón», en la que, luego de unapantagruélica cena, se tomaba cho­locate con churros y buñuelos sincuento.

En Albudeite , se celebraba el«Santo Manifiesto», consistente en irlas mujeres a la iglesia a rezar por lamañana, pues creían que el demonioandaba desc ontrolado esos días.Pero, por la tarde, no cabe duda deque Satanás ganaba la partida...

Tras la última guerra civil y las pro­hibiciones del régimen vencedor, elCarnaval feneció en todos los luga­res comarcanos, sin que, hasta la fe­cha, se haya logrado recuperar.

Después de la alegría, la seriedadcuaresmal, el ayuno y la abstinenciadel Miércoles de Ceniza; las prohibi­ciones de hacer músicas y de bailar;el recog imiento y la meditación; lafustigación de los pecadores por loscuras desde los púlpitos; las peniten­cias colectivas...

Como culmen, la Semana Santa.Luego de la procesión de las palmasy la fijación de éstas en las rejas ybalcones, como protección para losrayos , venían los tres días de dolorpor la muerte de Cristo. En casi to­dos los pueb los impor tantes de lazona salían procesiones el Miércoles,Jueves y Viernes Santo. La más anti­gua docu mentada es la del JuevesSanto en Mula, que se sacaba de laermita de Santa María de los Olmosa mediados del siglo XVI. En 1574 ,vista la incomodidad de la carrera porfuera de la población, ordena elAyuntamiento que siga el itinerario dela del Corpus (11). Esta misma pro­cesión se llamaba del «Entierro» o «dela Sangre de Cristo» en Albudeite, yen ella salían penitentes en actitudesforzadas (12). Desapareció hace mu­chos años.

Viernes Santo es día de visita a los«monumentos» situados en las igle­sias. Estos recordatorios de la muertede Cristo se adornaban con flores ,ropas de hermosos colores y con, loque hemos denominado , «tortas desemillas», que se hacían colocandotrigo, alpiste, guijas, maíz y otras se­millas entre dos capas de estropajouna quincena antes de la Semana

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Santa. Puestas en lugar oscuro. eranregadas con agua templada. En esetiempo. comienzan a germinar y aunirse fuertemente. Las tortas, quesiempre eran llevadas por mujeres.pues ellas son las protagonistas de lafertilidad en la raza humana. para quela presenc ia de Dios las dotara depoderes germinadores, eran guarda­das con devoción, luego de su per­manencia en el monumento .

Una vez vista la vertiente sacra delfest ejo, pasemos a estudiar la pro­fana. En la ciudad de Mula tienen lu­gar dos actos que, juntos, podr íansugerir un rechazo de lo establecido,de la tradicional unión en España dela Iglesia y el Estado. El primero. quese rastrea ya en el siglo XVII (13) es­taba protagonizado por los «nazare­nos de la broma». Eran muchachosque iban armando bulla y embro­mando a las zagalas, vestidos de na­zarenos, horas antes de reunirse enlos templos para salir en la proce ­sión. Lo que podría implicar una clarairreverencia, rayante en la burla. a lasparticulares jornadas que se vivían.

El segundo es la fortísima tambo­rada que, entre las cero horas y lascatorce del Miércoles Santo, aunqueahora se haya ampliado a algún otrodía, tiene lugar por todo el pueblo, apartir de la concentración de tambo­ristas, vestidos con túnicas y capiro­tes negros, en la Plaza del Ayunta­miento, bajo el reloj concejil, y tras eltoque de atención, impart ido por va­rias cornetas desde los balcones delAyuntamiento .

Esta trad ición , que no se puederastrear antes del primer tercio del si­glo pasado, parece ser una protestaa lo impuesto por la religión en íntimaunión con el poder civil. Efec tiva­mente , las ordenanzas municipalesde 1860. en el apartado segundo deltítulo primero, decían textualmente:«Desde el Jueves Santo. celebradoslos divinos Oficios, hasta el sábadosiguiente después de tocar á Gloria,no podrán andar carruages por lascalles, ni hacerse ruidos...» Ante im­posiciones como ésta. era lógico queel pueblo. la masa que no entendíatanta disciplina por alguien muertohacía más de dieciocho siglos, se«rebelase» contra el cese de la ale­gría en la Cuaresma , agravada enesos días de Semana Santa , y pro­testase de modo ruidoso, vísperas,precisamente. de los momentos álgi­dos de la Pasión.

Los tambores vinieron a sumarsea los nazarenos, ya evolucionados ,pues daban bromas con flores y ca­ramelos durante el Jueves y ViernesSanto. Ambos fueron prohibidos enocasiones , como durante la Dicta­dura de Primo de Rivera ; y los se-

gundos . definitivamente con el Fran­quismo, acusados de irreverentes. Latamborrada pasó por momentos de­licados . En los años cincuenta y se­senta, el Ayuntamiento se sacó de lamanga un impuesto para tocar. el im­popular sello, que se fijaba en el tam­bor , en un intento de domesticarlo,pero los mozos se ocultaban de losguardias municipales, que se empe­ñaban en sellarles las cajas. A su ma­nera, seguían prot estando. Hoy latamborada ha sido declarada de in­terés turístico, pues. junto con el cer­cano municipio de Moratalla, son lasdos únicas localidades de la regiónmurciana que baten tambores.

LA LLEGADADEL BUEN TIEMPO

La Resurrección de Cristo el Sá­bado de Gloria era festejada con dis­paros de armas de fuego, ruptura deobjetos de loza y con el volteo de to­das las campanas de las ciudades .También se acostumbraba en nues­tra zona, como sucedía en tantaspartes del país, a colocar una enra­mada de naranjo, limonero o de cual­quier otro árbol, de la que pendíancintas de colores, caramelos y otrasgolos inas , en la reja de la amada.Aquí se quedaba el mozo guardán­dola toda la noche, para que no fuesequitada por otro pretendiente y colo­cara en su lugar algún objeto o sus­tancia desagradable.

En algunas localidades, como Ca­sas Nuevas, Mula, La Copa, etc., estaceremonia tenía lugar el Domingo deRamos. En la última de ellas, al ramose añadía un pañuelo, que signifi­caba que la muchacha tenía novioformal.

El Sábado de Gloria marcaba el ini­cio de las peleas de gallos en lascinco o seis galleras de Mula, la másgrande de las cuales era la de Hita,que tenía, hacia la primera década delsiglo actual, capacidad para quinien­tas personas. Estas luchas, desapa­recidas en los años veinte. fueron re­glamentadas por el alcalde de laciudad en 1883.

En Albudeite, se inicia la tarde deese día una ceremonia que tendrá sucenit a la mañana siguiente , con laquema del «Judas» (14). Un mozopide al alcalde su vara de mando y seconstituye en «alcalde del ramo». In­dica a un grupo de muchachos dóndecortar ramas de olmo, álamo, euca­lipto y otros árboles, que apilan a laentrada del pueblo.

Por la noche, comienzan a enra­mar la plaza, llevando ramas a las ca­sas de los principales de la villa. parasolicitar una limosna ante la deferen-

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El «Judas» de Albudeite, año 1986.

cia que, también, piden a los quequieran pasar por la plaza tras ves­tirla de ramas. Esas aportac ionesquedaban antes para las Animas y,ahora, para el equipo de fútbol localo para una comida para los mozos.

Luego, por la mañana, aparece en­tre el follaje el «Judas». Se presentavestido correctamente, va repleto depaja o de ramitas secas, de petardosy carretillas, y porta uno o varios car­teles en el pecho, que indican que esculpable de tal o cual pecado o delito.

Sobre las once y media, tras lamisa mayor, sale una procesión de laiglesia. La abre el Corazón de Jesús,seguido por San Juan Evangelista ,que guía a la Virgen de los Reme­dios, patrona de la villa. En una bo­cacalle dada, se separan y se reen­cuentran en la plaza, aunque cadacual por una calle distinta. Aquí, elCorazón de Jesús hace tres reveren­cias a la Virgen, que ésta devuelve. Acont inuación, son metidas en el tem­plo y com ienza la quema y arrastredel pelele, la verdadera fiesta, cuyosrestos acaban en el río.

Poco después, empieza a des­montarse la enramada, cuya maderaera antes vendida a los hornos y,ahora, por ser eléctricos, acaba ti­rada en el río.

La interpretación es casi evidente.El Jud as. como en otros sitios del

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país e, incluso, de Hispanoamérica,representa el fin de la Cuaresma-Se­mana Santa , el fin de las prohibicio­nes y de las abstinencias. El adomo dela plaza, la entrada del buen tiempo,que, en nuestra Región, llega uno odos meses antes que en la Meseta. Yla procesión, tal vez sea la pátina decristianismo que los de este pueblo (dehonda tradición mudéjar) necesitabanpara que nadieviese en la quema y enel enramamiento algo desviacionista oprohibido por la Iglesia.

Ambos festejos, unidos, constitu­yen una de las manifestaciones máspuras del folklore murciano en la ac­tualidad.

SAN MARCOS

Este santo, a quien el pueblo rela­ciona con el agua, se festeja en laComarca con salidas de excursiónpara comerse la «mona»y con el rezode los 33 credos, número cabalísticoque se repite en diversos ritos y con­memoraciones. A lo largo de su ce­lebración, las mujeres paseaban porlos caminos de la huerta con piedre­citas en los bolsillos para rezar loscredos. Antes de hacerlo , decían lasiguiente oración: «San Marcos ben­dito treinta y tres credos te deposito,ni te los doy ni te los quito, por si a lahora de mi muerte los necesito.» Trasesto, los rezaban e iban tirando unaa una las piedras. Para que surtieranefecto, era cond ición indispensableque no se volviese por el mismo ca­mino (15).

En Albudeite, las mozas salían porla orilla del río e iban haciendo nudosen las junqueras, pues pensaban queasí ataban al demonio.

LA CRUZ DE MAYO .

La devoción a la Cruz , perso nifi­cada en la de doble brazo de Cara­vaca, estará poco arraigada en nues­tra zona (hoy ni se celebra). Ciertoque se hacían rincones dedicados ala Cruz en el interior de casas y enrejas, pero se realizaban de modo in­constante, aunque estos lugares fue­ran lugares de cita de las parejas ,donde se bailaba y cantaba. Los úni­cos sitios en los que se hizo algúntipo de fiesta fue en la aldea de LaPuebla de Mula y en Pliego. En aqué­lla, el cura iba al río y sumergía la cruzparroquial en la corriente, bañándoseen ese momento la gente, pues creíaque el agua adquiría propiedades sa­lutíferas. El lugar donde se realizabael rito es conocido aún por «Vado dela Cruz». En Pliego, era inmersa lacruz en «Los Caños», de donde seabastecía el pueblo de agua potable.

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SAN ISIDRO

Este santo es de reciente advoca­ción en la Comarca, pues se instauróen Mula en 1955 y en Pliego haceunos siete u ocho años. Su día es ce­lebrado con procesiones y con desfi­les de carrozas , en las que van chi­cos y chicas vest idos con el trajeregional. De tiempo en tiempo, desdeesas plataformas móviles se leen porlos micrófono s bandos, semejantes alos ya comentados de Carnaval, endialecto murciano.

Al finalizar la procesión, el santorecibe ofrendas de los des filantes ,que cons isten en panes, arroz , gar­banzos , botes de alimentos ..., paraque los acepte y cuide que las cose­chas sean buenas.

SAN ANTONIO

Las fiestas de este santo eran muycelebradas en Mula desde fines delsiglo XVI. El concejo solía ser unaaportación para confitu ras para losprincipales personaj es asistentes alas gradas que, de madera, se levan­taban en la plaza pública para ver lasconoc idas fiestas de toros y cañas,cuyas raíces se hunde n en épocamusulmana (16).

De todos modos, la conmemora­ción de San Antonio cas i nunca secelebró el 13 de junio, ya que se es­taba en plena siega, de ahí que, juntoa la de Nuestra Señora del Carmen(16 de julio), patrona de Mula desde1606 , se trasladase al mes de sep­tiembre , concretamente al día 23.Esta Virgen era feste jada con unaprocesi ón , a la que debían acudirobligator iamente los cofrades , y conluchas de moros y crist ianos , des­aparecidas en 1695 (17).

SAN JUAN BAUTISTA

El culto al Baut ista está bastantearraigado en la Comarca. Concreta­mente , en Campos del Río y en LaPuebla de Mula hay sendas iglesiasdedicadas a él. La primera poblacióntiene la imagen titular realizada por elescultor murciano Roque López, dis­cípulo de Francisco Salzillo.

De cualquier manera, la fiesta delSan Juan es más conocida por suvertiente profana que por la sagrada,por sus hogueras alicantinas que porsus procesiones. Por eso , hemosagrupado en varios apartados los ri­tos que se hacían en esa mágica no­che a lo largo y ancho de la Comarcadel Río Mula:

- Las hogueras eran corrientes enlas aldeas y campos; en torno a ellas

Un plato con una «torta de semillas».

saltaban y cantaban los mozos can­ciones de talante agrícola, como:

«Madre, cuaja la almendra y la nuez.Así cuajan los amores cuandodos se quieren bien.•

- Se pensaba que el agua poseíapropiedades mágico-medicinales esanoche, además de su antigua capa­cidad de purificar. Los habitantes delos pueblos vecinos, acudían a la al­dea de Los Baños de Mula, en dondese sumergían en sus aguas termalesy pasaban la noche entre risas y can­tos. En los campos, se dejaban alraso los animales para que se empa­pasen del rocío. Lo mismo se hacíacon la ropa.

- No obstante lo dicho, la nochede San Juan es noche de augurios ybrujas, de amores y desengaños. Delextenso ritual adivinato rio comar­cano , hemos seleccionado lo si­guiente: los cascos de una cebollaservían para predecir el tiempo delaño venidero. Una vez cortados docede ellos , se ponían en una ventanacon un poco de sal en su interior. Ala mañana siguiente, el que más aguatuviese dentro correspondería al mesmás lluvioso y el que menos al másseco.

Las «cardonchas» o flores de cardoborriquero, una vez recogidas la tardede la víspera por la zagala y achus­carracas. servían para conoc er elnombre del mozo que corresponde-

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ría a la muchacha. Para ello, se colo­caban bajo un mueble o cama tantascomo muchachos le gustaban . Al díasiguiente, la que amaneciera flore­cida sería la del enamorado.

- En Albudeite, la muchacha po­nía bajo la almohada un haba de sietegranos, ya que creía que, así, soñaríacon el hombre que sería su marido.

- Se daban otros tipos de ritosesa jornada. También en Albudeitehabía la costumbre , existente en Es­paña e, incluso, en Europa, de curarlas quebraduras de los niños . Paraeso, a las doce de la noche, bajo elarco formado por una higuera verdaljoven, un Pedro y un Juan, o una Ma­ría y un Juan , pasaban a los hernia­dos, diciendo:

«T órnalo Pedro , d ámelo Juanherniado te lo doy,sano me lo cevoíver ás.s

Se creía que las abejas libaban enplantas venenosas, como la adelfa,que rechazaban normalmente.

Por último, se decía que cualquierárbol plantado ese día, sobre todo lashigueras, crecería sin dificultad.

EL CORPUS

Es la única ocasión del año en quese muestra públicamente por las ca­lles la hostia consagrada. La primerapoblación de la Comarca en celebraresta fiesta, instaurada para afirmar lapresencia de Dios en la SagradaForma, refutando, así, a los protes­tantes, que lo negaban con disquisi­ciones teológicas, fue Mula. Segura­mente, comenzó la devoción aprincipios del siglo XVI. Los vecinos dela villa tenían la obligación de limpiary adornar la carrera de la procesión,que estaba enramada con juncos pa­gados por el concejo, y hacer variosaltares en los que descansaba el cor­tejo, el cual solía ser acompañado pordanzas de gitanos o de mor is­cos (18).

Luego de este día venían las fies­tas mayores de los pueblos, que, sinexcepción, seguían el calendarioagrícola (entre septiembre y octubre).Antes , en San Agustín, el 28 deagosto , se había intentado adivinar eltipo de año venidero , si sería o nobueno cerealísticamente. El día deeste santo, llamado el «Cabañuelón»,sí había amanecido raso, el año seríabueno, y, paradójicamente, malo, sillovía.

Las fiestas mayores estaban y es­tán desprovistas de originalidad. Sóloen el caso de Mula, se salvaba la delNiño Jesús, pues tanto en su romeríade «bajada»de la imagen a Mula, el 8de septiembre, como la de «subida»

a su ermita a tres kilóme tros de laciudad , el 22 del mismo mes, dispa­raba tiros al aire con arcabuces unasoldadesca con grados militares, quefue prohibida alrededor de 1800 porel rey Carlos IV.

El resto de esas conmemoracio­nes en las aldeas y villas tiene el de­nominador común de la uniformidad:procesiones, verbenas, casetas dejuguetes, art ilugios para montar­se, etc., de ahí que no merezcan ma­yores comentarios.

Los dos o tres meses finales delaño, sólo verán fiestas muy poco sig­nificativas. En el primero de noviem­bre, Día de los Santos, en La Copa deBullas había la costumbre de «ganarel jubileo». Consistía en entrar y salirde la iglesia para rezar tantas vecescomo difuntos hubiese en la familia.Además, en otros pueblos se encen­dían pequeñas lamparillas, llamadas«mariposas», que flotaban en cuen­cos con aceite, dentro de las casas,para que con su luz guiasen a los di­funtos en el más allá, a la vez queservían como recordatorio de losmismos.

El último día de ese mes, San An­drés, las muchachas de Albudeite re­cogían limones verdes y los guarda­ban, pues creían que les protegían delos resfriados todo el año.

El ciclo se cerraba con Santa Lu­cía, el 13 de diciembre; durante estajornada, en algunas poblaciones, de­votas de la santa con problemas enla vista hacían panes dulces que lle­vaban al temp lo. Una vez benditos ,los daban a trozos entre los asisten­tes a la misa para hacerles partícipesde la materia sacralizada.

De este modo concluye el estudiodel ciclo festivo de una comarca que,Carmelo Lisón pensaba que, juntocon otras de Españapodíaconstituiruna subárea cultural y debía ser in­vestigada en su conjunto (19). Así lohemos hecho desde el punto de vistade la fiesta , aunque hay comporta­mientos culturales que han quedadoen el tintero y serán objeto de otrostrabajos.

NOTAS

(1) CARO BARaJA, Julio: El Carnaval,pago 147. Madrid, 1979.(2) Según cons ta en el primer libro decuentas y cabildos de la Cofradía de lasAnimas, el de 1772-1835. Archivo Parro­quial de Albudeite (desde ahora APA).(3) MUCHEMBLED, Robert: Culture po­pulaire et culture des élites dans la FranceModerne (XV" - XVIII" siécles). pago73.París, 1978.(4) KLEIN, Julius : La Mesta , págs. 71 y444. Madrid, 1979.(5) Archivo de la Real Chancillería deGranada, 1598/ 5. Sentencia de 7-XII­1487.

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(6) Arch ivo Municipal de Mula (desdeahora A. M. Mu la). Cop ia de una sen­tenc ia de 1526, realizada a fines del si­glo XVIII. La original se da en La Puebla deMula eI7-XII-1526.(7) Opus cit., págs . 339 -344. Madrid,1979.(8) En el acta capitular de 29-1-1603 delA. M. Mula se lee «que de tienpo inme­morial a esta parte en la procesion que sehace en esta villa el dia y fiesta de la Pu­nñcacíon de Nuestra Señora, el Ayunta­miento desta villa lleva en ella candelasencenoídas en honra de la dicha fiesta yprocesión de la Candelaria...».(9) Opus dt., pág. 26.(10) A. M., Mula: Documentos del Mar­qués de los Vélez. Auto de buen go­bierno de 14-11-1600.(11) Act. cap . de 3-IV-1574. A. M. Mula.(12) Const itución sexta de la Hermandadde la Sangre de Cristo del libro «Consti­tuciones de la Hermandad y Cofradía dela Sangre de Cristo Nuestro Señor Re­dentor en la villa de Albudeite (1772-788)>> ,APA.(13) El 14 de abril de 1696 , el alcalde ma­yor dice lo siguiente en un auto de buengobierno: «... y que en este tiempo de Se­mana Santa no anden por las calles ni denoche ni de dia personas algunas vest i­das con tunicas de nazarenos o peniten­tes de la sangre si no fuere en las ocasio­nes de las proces iones y llevando

NARRIAestudiosde artesy costumbrespopulares

insignias de hachas de cera (...) pena dedos dias de carcel pub lica y de cuatroreales aplicados para las hermandades aque su merced los destinase ...» A. M.Mula. Documento del Marqués de los Ve­lez. Esta información ha sido facilitada pordon José Saluda Guillén, a quien damoslas gracias.(14) Esta ceremonia de adornar la plazase remonta, como mínimo, a la segundamitad del siglo XVIII, como se puede ver encualquiera de las cuentas del libro de laHermandad de las Animas de la parro­quia de Albudeite. ya citado .(15) En el municipio de Albudeite, estoscredos se rezaban el 25 de marzo, día deNuestra Señora de la Encarnación. Antesde comenzar el rezo , la mujer decía:«Apártate de mí Satanás, que no tienesparte en el alma mía, que el día de la En­carnación cien credos y cien avemaríasrecé a la Encarnación del Hijo de Dios.s(16) Act. cap . de 15-VIII -1595. A. M.Mula.(17) A. M. Mula : Documentos del Mar­qués de los Vélez. La primera mención seencuentra en el acta capitular de 14-VIII­1634 , en la que se dice «...Ia fiesta denuestra señora del Carmen en la que a deaber toros y abra moros y crisitanos ...J .

(18) La danza de 1626 costó 120 realesy la de 1684. 800 . Acats . caps. de 31-V­1626 y de 23-V-1684 . A. M. Mula.

Edita: Museo de Artes y Tradiciones PopularesFacu ltad de Filosofía y Letras

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