La familia Meteo - Agencia Estatal de Meteorología€¦ · ¡LOS AMIGOS DEL SOL! Algunos miembros...

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El libro de la familia Meteo

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Algunos miembros de la familia Meteo,la familia de los aparatos meteorológicos,hablan sobre su trabajo...

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La familia MeteoLa familia Meteohttp://www.aemet.es/es/conocermas/meteoeduca/la_familia_meteo

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ÍNDICE

Higrómetro8

Pluviómetro30

Anemómetroy veleta

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Nivómetro34

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Barógrafo14

Termógrafo10

Barómetro12

Heliógrafo18

Pirheliómetro20

Piranómetro22

etroAspiropsicrómetro36

tricoTanqueevaporimétrico

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¡LOS QUE ESTÁN MEJOR EN LA CALLE! 25

¡LOS AMIGOS DEL SOL! 17

¡A CUBIERTO O EN LA GARITA! 5Termómetros y

psicrómetro6

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Globo sonda40

Teodolito42

Termómetros desubsuelo

50Boya48

Termómetromarino

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39¡LOS RAROS Y ESPECIALISTAS! 39

Nefoscopio44

53¡LOS QUE TRABAJAN EN LOS AEROPUERTOS! 53

Detector dedescargaseléctricas

58oNefobasímetro

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esPerfiladoresde viento

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Satélite62

Radar66

Lidar64

61¡LOS RECIÉN LLEGADOS! 61

69Y AQUÍ ESTÁN LOS APARATOS “REALES” 69

¡A CUBIERTO O EN LA GARITA!

Hay algunos Meteo que, apasionados porla atmósfera y por medirla, prefieren sinembargo estar a cubierto o en ese chalé alque los meteorólogos llaman garita.

Aquí encontrarás a los miembros de lafamilia más caseros, no cabe duda.

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Somos los gemelos Termómetro. En esta foto queves estábamos de vacaciones, tan contentos, y en ellase puede ver muy bien como, siendo iguales, somosdiferentes. A la izquierda, estoy yo, Seco; y a laderecha, Húmedo, con los pies a remojo.

Termómetros y psicrómetro

Cuando éramos muy pequeños, todo el mundopensaba que éramos idénticos y que servíamos para lomismo, para medir la temperatura del aire; sinembargo, Húmedo no acababa de ser feliz, decía quele faltaba algo y que tenía calor siempre.

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Fue una época difícil pero, afortunadamente, un díaconocimos a un meteorólogo y él nos explicó como,haciendo las cosas bien, los dos podríamos estarcómodos. El truco era que Húmedo tuviera los piesmojados, solo eso.

¡Y estaba en lo cierto! Tiempo después le fuimos adar las gracias, Húmedo vestido con unos calcetinesempapados, el meteorólogo nos miró y nos dijo:

—¿Estaríais interesados en trabajar con nosotros?

Aquella pregunta era rara porque yo, Seco, bienpodría decirles cuál era la temperatura del aire pero¿y Húmedo?, ¿para qué podría servir que él midiese?

—La diferencia entre las temperaturas quemarcaréis el uno y el otro nos ayudará a conocer lahumedad del aire. Vosotros os tendríais quecomprometer a estar juntos y nosotros osprometeríamos mantener a Húmedo húmedo siempre.

¿Qué crees que hicimos?

La verdad es que siempre hemos sido inseparablespero es curiosamente ahora, cuando trabajamos enmeteorología, cuando han puesto un nombre a esteequipo que formamos: Psicrómetro nos llaman, unnombre un poco raro que a nosotros nos encanta.

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Hola, soy el Sr. Higrómetro González, aunqueprefiero que me trates de tú y me llames por minombre, sin formalidades.

Higrómetro

ojos me haga tan interesante? Si te has fijado en todoeso, espero que te hayas dado cuenta de cómo es minariz, lo que realmente sí que es especial e importante;sí, esa nariz finita que tengo en mitad de la cara.

Quizás yasepas a qué mededico pero,como me gustamuchísimo mitrabajo, voy acontártelo.¿Preparado?

Mírame a lacara. ¿Qué tellama la atenciónen ella? ¿Quesea redonda,que tenga unosnúmeros queparezcantatuajes, queesa caída de

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¿Tú puedes moverla? Yo sí.

¿Puedes hacer que, estando fija la parte de abajo,sea la de arriba la que se mueva para uno y otro lado?Yo sí.

Y sobre todo, ¿puede tu nariz oler el aire y sabercuánta cantidad de agua hay en él, cuál es suhumedad? Yo lo hago, soy un auténtico especialista enmedirla, porque lo cierto es que no soy el únicoaparato de meteorología que mueve la nariz como tehe contado.

De manera que, esté donde esté, en el desierto o enuna ciudad en la que ha estado lloviendo o hay unaniebla tan espesa que no te ves los zapatos, yo huelo elaire, lo saboreo, lo degusto, lo mido, lo comparo ymuevo mi nariz como te he contado.

Es verdad que no todo el mundo sabe para quépuede servir este don que yo tengo sin embargo haypersonas, como los meteorólogos, que sí lo valoran enlo que vale; y es que para ellos es importante conocerla humedad porque, conociéndola, pueden hacermejores predicciones, lo cual es muy importante paramuchas cosas: para hacer las maletas e irte devacaciones, para coger un paraguas, a la hora de regarlas plantas y no malgastar el agua.

Sí, mi nariz es realmente especial y espero queahora no tengas duda alguna sobre su valor y miimportancia.

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Termógrafo

Supongo que, a estas alturas, ya habrás conocido alos hermanos Termómetro; puede que El Marino ya tehaya contado algunas historias y que mi boca, mi granboca, te esté llamando la atención y te sorprenda;quizás, mirándome, no hayas adivinado que yo tambiénmido la temperatura; pero… ¡sorpresa!, lo hago aunquede un modo que a lo mejor no te esperas.

Soy Termógrafo y mi nombre, lo vas a comprobarahora, lo explica todo. La primera parte es “termo-”y con ella, como te puedes imaginar, queda bien claro

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que mido la temperatura; en cuanto a la segunda, aese “-grafo” que comparto con, por ejemplo, mi primoBarógrafo, quiere decir que tanto él como yoanotamos a todas horas lo que medimos, él la presión yyo la temperatura, y estamos especializados en vigilarla variable que sea todo el día.

O dicho de otro modo, que solo mirándome a mí, deentre todos los termómetros de nuestra familia, esposible decir cuándo se alcanzó la temperatura másalta o la más baja, la máxima o la mínima, y hasta lahora a la que ocurrió tal cosa.

Y es que dentro de nosotros, de los termógrafos ylos barógrafos, hay un papel rodeando una especie detambor en el que anotamos todo lo que ocurre aunque,los más modernos, en vez de dibujar las variaciones enun papel, no paran de decir una cifra tras otra altiempo que las memorizan.

Como quizás te has podido imaginar mi trabajo no medeja mucho tiempo libre; y, personalmente, cuando tengoun poco, lo que más me gusta es... mantener la bocacerrada, asentir o negar con la cabeza y evitar que meentren las moscas; aunque, como todo el mundo, tambiényo he de hacer gimnasia y mantenerme en forma. ¿Nome has visto en el parque? Soy ese que abre y cierra laboca sin parar y parece que estuviera en el dentista.

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La verdad es que pueden decir lo que quieran, ni meofenden, ni me enfado; porque lo que sí sé, lo querealmente importa, es que todos me respetan.

Soy Barómetro Aneroide, de la familia de losBarómetros que, además de ser numerosa, es variopinta.Todos nosotros medimos la presión, no te quepa duda,pero cada uno a su manera.

Barómetro

Algunos dicen que me parezco mucho a uncronómetro; otros afirman que en el dibujo que tienesdelante parezco una rana; unos cuantos comentan entrerisas que soy más como un tapón y otros que no, queparezco una rueda, una rueda pequeñita.

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Yo, por ejemplo, tengo una piel muy sensible a lasvariaciones de presión y, sin pensarlo, sin proponérmelosiquiera, sé cuándo el aire que llena la atmósfera seaprieta a mi alrededor o se escabulle hacia otra zona; ylo que es más divertido y curioso, en cuanto la variaciónse produce, se me empieza a mover esa flecha que tengoen el ombligo.

Los hombres del tiempo saben qué pasa cuando esaflecha apunta a un sitio u otro, solo con mirarmeempiezan a hacerse una idea; y después, escuchando loque dicen el resto de aparatos y acordándose de lo quesaben de la atmósfera, después de todo eso y de muchasmás cosas, hacen sus predicciones y te dicen si tendrásque sacar el paraguas o ponerte una chaqueta.

No, una predicción del tiempo no es nada fácil dehacer, el que la atmósfera sea tan grande y alta, el quetenga kilómetros de altura, lo complica. Y nosotros, losaparatos y los meteorólogos, desde aquí abajo, mirándolay midiéndola, intentamos saber qué pasa dentro de ella ycómo nos afectará mañana o dentro de unos días.

Yo ayudo en lo que puedo y he ido aprendiendo algunascosas: que si mi flecha señala hacia la palabra «baja»,habrá nubes y hasta puede que llueva, y que si es lapalabra “alta” a la que mira, cielo despejado o, quizás,podría ser, algunas nieblas que solo son nubes aplastadaspor la presión del aire contra la tierra.

Dime una cosa: ¿sabría un cronómetro, una rana, untapón o una rueda decirte cosas parecidas? ¿No? Puesya sabes por qué me respetan.

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Como creo que no lo vas a adivinar (porque esrealmente difícil) te lo voy a decir: mido la presión, loque pesa todo el aire que hay sobre mí, desde dondeestoy y hasta que la atmósfera se acaba; y ese dato,para que no se me olvide, lo anoto luego en el papelque rodea el tambor que tengo dentro del cuerpo.

Barógrafo

Adivina adivinanza, ¿qué crees que estoy haciendo?No, no estoy bailando la jota. No, tampoco me estánatracando. Frío, frío. No, ni he ganado una carrera, nihago gimnasia, eso tampoco.

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Barógrafo me llaman.

Supongo que al mirar mis brazos no pensaste quesoy un forzudo y creo que, aunque los mires ahora, nodescubrirás lo sensibles que pueden llegar a ser, loque me hace ser tan especial; tanto es así que si elaire se apelotona sobre mí o se escapa hacia otraparte del cielo, aunque esto ocurra a kilómetros dealtura, yo lo noto.

O dicho de otro modo, sin moverme del suelo y sinlevantar la cabeza, sé lo que está haciendo el aire porahí arriba quien, todo el tiempo, huye de los lugares enlos que se encuentra apretado (las altas presiones)hacia aquellos en los que está más cómodo (presionesmás bajas).

¿Sabes? Los meteorólogos aprecian mucho misservicios y la prueba la tienes en esos mapas queaparecen todos los días en la tele, mapas que solopueden dibujar gracias a mí.

Sí, soy muy importante, pero lo cierto es que hastahoy nadie me haya pedido un autógrafo o me ha dadoun premio. Por eso estoy pensando en buscarme otrotrabajo. No, no es que quiera dejar de medir lapresión, no te equivoques; lo único es que quiero ser unpoco más famoso y que la gente sepa mi nombre. Nosé. Creo que podría aparecer en un anuncio dedesodorante o, incluso, lanzar mi propia colonia: “Eaud’air”. ¿Qué te parece?

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¡LOS AMIGOS DEL SOL!

Algunos miembros de la familia Meteo sehan especializado en el Sol, es lo único queles gusta, por eso están en la calle omirándolo sin parar, aunque esté nublado ollueva.

Además, y como vas a comprobar ahora,son muy simpáticos, profesionales y amigosde las fiestas.

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No, no me digas nada, si ya sé lo que quieres: que tediga quién soy y qué es lo que hago. ¿Tengo razón ono? Mira, vamos a hacer una cosa, yo te lo cuentotodo pero tú te separas un poco, no sea que vayas a

Heliógrafo

El día que empecé a buscar trabajo me dieron aelegir: o eres bola mágica o eres heliógrafo. No es quefuesen muchas opciones la verdad pero tenía quepensármelo: “Una bola mágica es mágica o ha deparecerlo, claro, ha de tener mucha imaginación y

hacerme sombraprecisamenteahora que estoytrabajando.Porque estoytrabajando,¿vale?

Mis amigos mellaman Heli, queviene deHeliógrafo, ysoy un tipo consuerte. Ahoramismo vas aentenderpor qué.

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saber contar historias que parezca que pueden serreales. En cambio, un heliógrafo…”. Confieso que enese momento yo no sabía nada sobre este trabajo,pero me lo contaron en dos palabras: “tendrías queestar al sol, a todas horas, en invierno y en verano,desde el amanecer y hasta que llegue la noche,dejando que los rayos le atraviesen, sin hacerbásicamente nada”. Mira, no sé qué habrías elegido tú,pero yo lo tuve claro: ser heliógrafo era lo mío y, a díade hoy, sigo encantado.

¿Lo entiendes ahora? Aquí estoy, como estuve ayery estaré mañana. Sin preocuparme sobre si estoygordo o delgado (una bola es una bola, ¿no?), sobre siel sol me quemará o no (a mí solo me atraviesa, seconcreta un poco más allá de mi espalda); sobre sitengo que comprarme un traje de baño (que nonecesito para nada). Lo único realmente importante eslo que yo llamo “mi toalla”, que no es otra cosa que unabanda de cartulina que está debajo de mí, que se vaquemando (porque ella sí que se quema) con los rayosde sol que concentra mi rechoncho cuerpo. No te lovas a creer, pero yo tampoco me encargo de ella, sonlos observadores de meteorología los que todos losdías la cambian, al tiempo que anotan en sus cuadernoslas horas que el Sol estuvo en el cielo mientras yo…sigo sin hacer prácticamente nada.

¿Entiendes ahora por qué no se me va la sonrisa dela cara? ¿Lo entiendes? Me alegro, pero no teacerques a mí, que estoy trabajando.

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En parte soy como un girasol aunque, en realidad,soy mucho mejor que cualquier girasol que conozcas.

Pirheliómetro

Como seguramente sabrás, estas plantas miransiempre al sol, pero la verdad es que solo lo hacencuando son jóvenes; más tarde y con el tiempo,acaban conformándose con agachar la cabeza cuandoes de noche y mirar hacia el este que es por dondesale el sol todos los días.

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En cambio yo tengo un mecanismo especial que mepermite seguirle siempre y, no solo eso, visto algo asícomo un gorro con grandes viseras que me ayudan aque no me despiste de lo único que realmente meimporta: el Sol y la energía que desde él llegadirectamente a la Tierra.

¡Soy Pirheliómetro! Y como ves, tengo un trabajoexigente porque no puedo despistarme ni un segundo;únicamente, en ocasiones y si tengo mucha sed, medejan que tome un refresco con pajita.

Afortunadamente, de vez en cuando, cada cincoaños, los pirheliómetros del mundo organizamos unabuena fiesta, nos reunimos en Davos, que es un sitioque está en Suiza, y allí hablamos de nuestras cosas,nos comparamos y calibramos o hacemos unas risas.¡Y es que sabemos tan buenos chistes y hacemosbromas tan divertidas!

¿Que no me crees? Anda, por favor, vuelve amirarme la cara. ¿No me digas que no te habías fijadoen que tengo un poco cara de payaso? Pues en eldibujo que tienes delante estoy trabajando, muy serio;ni te imaginas mi aspecto cuando me disfrazo, jeje, laverdad es que creo que no me reconocerías.

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Piranómetro

Lo primero y más importante, no soy ni un platillovolante ni un ovni. Sí, de acuerdo, tengo solo un ojo yvisto escafandra pero soy tan terrestre como tú; teequivocarás si piensas otra cosa.

Piranómetro es mi nombre y soy uno de esosaparatos curiosos y simpáticos que se ganan la vidatomando datos para las personas que trabajan enmeteorología.

¿Que cuál es mi especialidad? La radiación, laenergía que lleva a la Tierra; pero no mido lo mismoque mi colega Pirheliómetro, ¿eh? Él mide la energía

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que llega “directamente” del Sol, solamente esa;mientras que yo la mido toda. Si te fijas un momentoen nuestros dibujos, verás muy clara la diferencia: éltiene un gorro con visera y mira constantemente anuestra estrella, y yo miro para todas partes con miúnico ojo que vale por quince.

Se podría decir que nos complementamos y quetrabajamos juntos o muy cerca. Y tan compañerossomos que los piranómetros, también nosotros, vamosa esa reunión que cada cinco años se celebra enDavos, en Suiza, en donde hacemos poco más o menoslo mismo que los pirheliómetros hacen: compararnoslos unos con los otros para ser más precisos cada día,charlar de nuestras cosas e… ¡ir a las fiestas!

De todo lo que pasa en Davos, lo mejor es coincidircon piranómetros de otras partes del mundo ydisfrazarse, aunque no vale cualquier disfraz,no te creas.

Si fueses uno de nosotros y aún no hubieses idonunca, te diría que evitases vestirte de mesa camilla ode lámpara de techo, dos cosas muy aburridas; quebien podrías ser una flor o la falda de una flamenca,que los disfraces más comentados, cómodos ycelebrados son curiosamente los que se relacionan conla comida de modo que, con muy poco esfuerzo, bienpodrías ser una ración de calamares o un huevo frito,siempre y cuando… ya te hubieses comparado ycalibrado con todos y nos hubieses demostrado queeres un profesional como todo el mundo espera.

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¡LOS QUE ESTÁN MEJOR EN LA CALLE!

Algunos miembros de la familia Meteoprefieren estar en la calle, a la intemperie,bajo el sol y las estrellas.

Son los que soportan el viento, el frío y elcalor, la nieve y la lluvia, sin por ello dejarde hacer lo que más les gusta: vigilar laatmósfera.

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Anemómetro y veleta

Somos dos, uñay carne, comohermanos.

Juntos, ydivirtiéndonos,medimos elviento, acabamossabiendo dedónde viene y lodeprisa odespacio que vamientrasbailamos, que escomo nosotrosllamamos a loque hacemos.

Arriba y con los ojos bien grandes, el anemómetro quees quien señala el ritmo. Él está siempre al acecho y,en cuanto el aire se agita un poco, empieza a moversey a dar vueltas; pero no de cualquier manera, ¿eh?, lohace siempre a la velocidad del viento, como si fuesenuna pareja de baile.

—Sin pisarse, que eso sí que tiene mérito —dice unavoz desde abajo—. A mí me gusta mucho cuando

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Anemo gira y gira, sin parar y sin marearse, mientrasva contando las vueltas que va dando. Yo no podríahacerlo.

Y abajo, la veleta, diciendo a todo el mundo de dóndeviene el aire, para que todos sepan mirándola si llegade tierras frías, de zonas más cálidas, de países secoso de pasearse sobre el mar y con las maletascargadas de agua; porque ni todos los vientos soniguales ni traen lo mismo de sus viajes.

—Yo, mientras bailo con el viento —se oye que diceAnemo—, siempre miro por el rabillo del ojo haciaabajo; porque mirando a mi hermana sé qué tipo demúsica tendré que bailar aunque el ritmo no cambie.

Anemómetro y Veleta están muy compenetrados, loque es muy importante cuando el aire viene con prisaso enfadado, cuando sopla con ganas y desde todos loslados; en esos momentos, ellos, siempre muyprofesionales, se mueven sin parar pero sinestresarse, disfrutando del baile, de la música que lestrae el viento que a veces hasta parece que canta.

—Sin embargo, aunque parezca raro, no todos losanemómetros trabajan junto a una veleta —diceAnemo—. Todos no.

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—Es cierto, hay algunos que prefieren ir por libre, quesolo quieren bailar con el aire y a quien poco lesimporta saber de dónde venga —añade Veletaclaramente dolida.

—Sí, como mi primo…

—En él estaba pensando —dice Veleta—. Su primo esun anemómetro de mano y, desde mi punto de vista, seva con cualquiera.

—No exageres, Anemomano se va con aquellos quesolo necesitan saber la velocidad del viento, nada más.Esperad unmomento, creoque puedoenseñaros unafoto —añadeAnemo mientrasempieza abuscarla dandovueltas sinparar—. ¿Veis?Aquí estabamidiendo lavelocidad delaire en mitad delcampo porquehabía unaspersonas quequerían estar

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seguras de tener las mejores condiciones para, con elamanecer, hacer volar unas cometas.

—Sí, creo que sí. Esa foto es del día de las cometas.

—También ha trabajado en las Olimpiadas —añadeAnemo con mucho orgullo—, en las competiciones detiro con arco y en las carreras de vela. Y, en cuantopuede, presta su ayuda para evitar la propagación deincendios.

—Así es, Anemomano mide la velocidad del viento y, sies alta, pues no se enciende el fuego y se evita elpeligro —aclara Veleta, moviendo su flecha hacia elnorte, desde donde llega el viento ahora, un poco másfrío.

—Y es que hay veces, aunque a Veleta le fastidie, quees la velocidad del viento lo que más importa—comenta Anemo mirando de reojo hacia abajo.

Veleta se mueve de un lado a otro, como si pensase,hasta que concluye:

—Quizás, lo único realmente importante, es quedependiendo de lo que se quiera medir y de lascircunstancias, se ha de usar un aparato u otro.

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Para mí, no hay nada mejor que el agua.

En la Tierra está por todas partes, en los mares yen los ríos, incluso el cuerpo del ser humano tiene una

Pluviómetro

animales, siempre que puedo bebo agua; de hecho,para que te hagas una idea de todo lo que me gusta,suelo llenarme el estómago con agua en cuanto lluevey no como otra cosa, nada de nada.

parte muyimportante deagua, ¡eh, y en elaire!, no teolvides del aireporque, aunqueno lo veas,aunque no hayani una nube en elcielo, en el airesiempre hayagua.

Eso esrealmenteestupendoporque yo, comotú, como lasplantas y los

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Veo una nube a lo lejos, miro las predicciones quehacen los meteorólogos y empiezo a prepararme, paraque no se me escape ni una gota. ¿Sabes que cuandollueve poco, muy poco, ellos hablan de lluviainapreciable? ¡Qué cosas, con lo riquísima que a mí mesabe!

Vale, es cierto, no llueve todos los días ni todo elrato; pero yo no me pongo triste ni me impaciento ninada: me preparo, elijo estar listo para cuando llegueel momento adecuado, saco las botas y empiezo apensar con qué paraguas estaré más guapo. Sí, unparaguas, ¿qué te extraña? Huy, creo que te estásequivocando, el paraguas no es para resguardarme,es para bailar con él, chapotear mejor y saltar en loscharcos.

Una vez vi una película, “Cantando bajo la lluvia” sellamaba y, desde entonces y para siempre, cuandollueve yo lo llevo todo: unas botas, una gabardina, ungorro, un paraguas, para mojarme bien y por todaspartes, por dentro y por fuera, mientras el agua valimpiando el aire, lavando las ciudades y llenando lospantanos.

Si algún día ves un loco bailando en la calle, feliz,con la boca abierta bebiéndose la lluvia, puede que seayo, Pluviómetro, y estaré encantado de que vengas amojarte a mi lado.

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Tanque evaporimétrico

Mirarás la foto y pensarás que soy una palancana,pero… soy mucho más que eso. Mi nombre completo esTanque Evaporimétrico Clase A o TanqueEvaporimétrico si quieres, eso sí, ni se te ocurrallamarme solo Tanque porque me pongo enfermo.

Soy pacifista y pacífico, no me meto con nadie, no mesuelo enfadar y jamás me estreso; pero tampoco meaburro, ¿eh?, y es que estoy muy bien acompañadosiempre. No muy lejos de mí están: Pluviómetromidiendo el agua que cae, Anemómetro volviéndoseloco con el viento y Termómetro vigilando lastemperaturas todo lo cerca que puede. ¡Qué buenagente y qué importante lo que hacemos! Porque túsabes lo que hacemos, ¿verdad?, ¿no?, pues te locuento.

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Los meteorólogos me llenan de agua hasta una señal ydespués, cada día, comprueban cuánto ha bajado sunivel, así intentan hacerse una idea de la cantidad deagua que ha pasado a la atmósfera en forma de vapory que algún día puede acabar siendo, entre otrascosas, nube, nieve o lluvia. Ese mi trabajo, pero comolos meteorólogos saben que hay muchas cosas quepueden afectar a la evaporación como son que llueva ono, que sople más o menos viento o que la temperaturabaje o suba, por eso, prefieren que mis amigos y yotrabajemos todos juntos.

Algunos, bromeando, dicen que somos el Equipo A,otros que parecemos D’Artagnan y los tresmosqueteros, los de aquí que si esto, los de allá que siaquello, aunque lo único realmente importante es quesepas que soy un instrumento con inquietudes.

¡Puedo ser tantas cosas! Una piscina para las ranas, unabrevadero para las vacas, un bebedero de pájaros, lapista de un circo acuático, un jardín de nenúfares, unestanque de peces, la paellera perfecta para lasfiestas del pueblo y… un espejo.

Jeje, a veces creo que voy a necesitar más vidas quelas siete que tienen los gatos si quiero llegar a sertodo eso; eso sí, me pido en esta vida ser lo que soy,un tanque evaporimétrico, encantado de podertrabajar al aire libre y en buena compañía, mirando lasnubes siempre.

Dime, ¿cuántas palancanas que conozcas tú puedendecir algo como eso?

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Nivómetro

Cuando oyes que alguien dice: “muñeco de nieve”,¿qué es lo primero en lo que piensas? Ya me lo estoyimaginando, un par de montones de nieve simulando uncuerpo y una cabeza, una zanahoria como nariz, unosbotones haciendo de ojos, un sombrero, una bufanday… una sonrisa. No hace falta que me lo digas, estoyseguro de que te habrás imaginado lo de siempre, nofalla nunca.

Sin embargo sihay unverdaderomuñeco de nieve,uno de verdad,ese soy yo,Nivómetro.¿Que no? Porfavor, mírame denuevo. Estoy enmi peso, soyelegante ydiscreto, tengoclase y estilo,soy un aparatometeorológico yde los buenos.

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No muchos son capaces, como yo, de permanecertranquilos mientras la nieve va poco a poco, nevada anevada, cubriéndolo todo. No, no es fácil medir laprofundidad de la nieve, que es lo que hago, y mantenerlos pies helados quietos y bien firmes en el suelo.

Fíjate si es complicado que incluso hay nivómetros,los más modernos, que para no tener que pasar tantofrío y poder seguir estando calientes, han aprendido amedir la profundidad de la nieve trasmitiendo yrecibiendo ondas, “escuchando el eco” que les devuelvela nieve. Oye, ¡y que son muy buenos!, aunque no dejende ser un poco blandengues.

Mira, en eso y si quieres, yo soy más antiguo queellos, más viejo y más simple. No me importa muchoque pienses eso. Lo único que realmente es importantees que a mí me gusta estar al aire libre y disfrutar delpaisaje mientras espero que llegue el invierno, vercómo las nubes se van acercando e intentar adivinar siestán cargadas de copos, sentir como estos comienzana hacerme cosquillas mientras caen y el frío meenvuelve, abrir los ojos y descubrir, atónito, que lanieve lo ha vuelto a hacer, pura magia, ha vuelto acubrirlo todo poco a poco con la más bonita de lasmantas, tan limpia, tan mullida, tan... ¿A quién leimporta el frío cuando se siente algo como esto?

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Aspiropsicrómetro

Supongo que ya habrás conocido a los gemelosTermómetro, sí, esa pareja tan simpática que losmeteorólogos llaman Psicrómetro y que suele estar enla garita. ¿Sabes cuáles te digo, verdad?

Pues yo que mellamoAspiropsicrómetro,ya solo por elnombre se ve queen algo estoyrelacionado conellosaunque… mmm,¿me dejas que tecuente unahistoria?

Hace muchomucho tiempohubo unosgemelosTermómetro que

nacieron siameses, es decir, unidos por el cuerpo. Sellevaban tan bien que muy pronto decidieron que no sesepararían nunca, ni siquiera con una operación, y queiban a invertir su tiempo y su ingenio en convertir algoque podía ser un problema en una ventaja.

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“Si hemos nacido así de especiales, seremosespeciales”, pensaron a la vez, “eso sí, queremos seguirsiendo instrumentos meteorológicos y nos gustaríapoder ver mundo y viajar”.

Así que, cada uno cediendo un poco de aquí y otropoco de allá, haciendo todo tipo de ensayos y pruebas,acabaron construyéndose algo así como una armadura,aunque mucho mejor. Mira, mira la foto.

¿Te puedes creer que, aunque Húmedo no tiene lospies mojados siempre, se los moja cuando quiere yjusto cuando Seco da cuerda a un pequeño ventilador?De este modo, casi como los caracoles, no tienen queestar dentro de una garita porque la llevan encima,están aireados y Húmedo se baña cuando trabaja otiene mucho calor. ¡Un invento!

Cuando los meteorólogos les vieron se quedaron conla boca abierta y enseguida encontraron las ventajas:Psicrómetro estaría en la garita, en una estaciónmeteorológica fija; pero ellos, con esa magníficaarmadura, podían salir al aire libre y medir latemperatura y la humedad del aire estando al sol oa la sombra, en la playa o de excursión.

Solo faltaba el nombre.Y alguien dijo, no me preguntes quién porque no lo

sé, que como los siameses Termómetro habíancumplido sus “aspiraciones” bien podrían llamarseAspiropsicrómetro, un nombre en el que además seveía fácilmente de dónde venían y qué hacían.

Y esa es la historia, la mía. ¿Te gustó?

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¡LOS RAROS Y ESPECIALISTAS!

Los meteorólogos están interesados en todolo que pasa en la atmósfera y en todo lo quela afecta, ocurra donde ocurra.

Afortunadamente hay algunos Meteo queson intrépidos y valientes y les gusta hacercosas como nadar, bucear, volar, organizarcarreras de nubes o incluso estar clavadosen la tierra.

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Mis padres eran globos aerostáticos, de esosgrandotes que flotan en el aire y llevan en la barquilla,

Globo sonda

la mayor parte delas veces, a ungrupo depersonashaciendo fotos.

Ellos seganaron la vidahaciendoexcursiones conlos turistas y,aunque quizáshubiesen queridoque siguiera suspasos, siempresupieron que esetrabajo no erapara mí, que yoera más

aventurero que ellos, que no quería moverme tandespacio ni repetir el mismo viaje todo el tiempo.

Un día, sobrevolando la feria de un pueblo, vimospasar a toda pastilla un globo bastante pequeño,

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subiendo y subiendo sin parar, mientras en tierraun niño lo miraba boquiabierto y lo señalaba con eldedo. Mi madre dice que al verlo me cambió la cara, yes que acababa de descubrir que había algo más queflotar y flotar y que se podía ascender corriendo. Sinembargo, había un grave problema: yo era demasiadogrande como para hacer eso y posiblemente ningúnpadre me pondría en la mano de su hijo arriesgándosea que, en un momento de descuido, me lo llevase porlos cielos.

De cualquier forma, a pesar de los evidentesinconvenientes y desde entonces, empecé a buscar portodas partes qué podía hacer un globo como yo, algomás grande de lo normal y más fuerte. Fue así comome matriculé en la escuela de los globosmeteorológicos, en donde he estado estudiando hastahoy, el día de mi vuelo.

Soy Globo Sonda y, a la vista de mis orgullosospadres, acompañado de un grupo de sensores y amigosque medirán la presión, la temperatura y la humedad,vigilado por un radar o por un teodolito, ha llegado elmomento que he estado esperando.

¡Estoy tan contento!

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Para mis nietos soy el abuelo Teo, el que tiene lamirada distraída, aquel que como tiene tres puntos deapoyo nunca usará bastón y quien les cuenta cuentos ybatallitas.

Teodolito

Para el restodel mundo, soyTeodolito, eseaparato quetiene todo supoder en susojos, que seafianza sobreun trípode antesde medir y aquien hay queescuchar conatención porquecon los datosque da esposible situar enel espaciocualquier cosa.

Y es que a los teodolitos no se nos escapa nada, esaes la verdad.

Buscamos un punto de apoyo, miramos con un ojopara un lado, con el otro para otro y, antes de que te

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des cuenta o te entre la risa, decimos un par decifras, solo dos. Con la primera estamos indicando encuántos grados el objeto se desvía del norte, uno delos puntos cardinales; y con la segunda, cuánto seeleva sobre el horizonte.

¡Y ya está! ¿Te he dicho ya que somos unos fenómenos?Algunos de nosotros trabajan con los topógrafos,

que son esas personas que se preocupan de medir muybien el terreno antes de una obra, que vigilan que lacasa no sea más grande de lo que se dijo o el puentemás pequeño de lo que se necesita.

Pero otros, entre los que me encuentro, trabajamosen meteorología. ¿Lo sabías? ¿Que no? Pues si quiereste lo cuento con más de detalle ahora. ¿Me dejas?

Supongo que ya has conocido a Globo Sonda. Sí, eseglobo grandote que no para de subir y subir, como losde la feria, mientras que los aparatos que loacompañan no paran de medir cosas; ¿lo recuerdas?¿Y quién crees tú que no lo pierde en ningún momentode vista, quién dice a todo el mundo y todo el tiempoen qué posición se encuentra, cuánto se ha desviadodel norte o si ya ha subido tanto como parecía? Puesyo, Teodolito, el abuelo Teo, el de la mirada distraída.

Lo cierto es que hace ya tiempo que me jubilé, y queahora son otros los aparatos que hacen el trabajo queyo hacía; pero todo lo tengo bien guardado en lacabeza, en mis recuerdos, y no creo que mis nietoshayan adivinado aún que todo lo que les cuento son,más o menos, las aventuras que viví mientras estuvetrabajando con los de meteorología.

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Hubo un día, hace ya tiempo, estando yo trabajandoen medir la velocidad y la dirección de las nubes,intentando como siempre no perderlas de vista, que oíque el jefe me decía:

—Nefoscopio, lamentándolo mucho, vamos a tenerque prescindir de tus valiosos servicios.

Yo, lo recuerdo muy bien, seguí trabajando aunqueun poco molesto y pregunté:

—Prescindir de mis servicios, ¿qué quieres decircon eso?

Nefoscopio

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—Que nos has servido de mucho y muy bien, peroque ha llegado a la oficina un jovenzuelo llamadoRadar, muy preparado por cierto, y lo vamos acontratar para que nos ayude a vigilar el cielo.

—Y… ¿sabe medir la velocidad y la dirección de lasnubes el jovenzuelo ese?

—Sí, entre otras cosas.

—Entonces… ¿tengo que entender que me estáisechando?

—No, la verdad es que no, ni siquiera Radar quiereque te vayas. Él hará tu trabajo, tendrá que cumplir elhorario y todas esas cosas, pero ha dicho que estaríaencantado en que te quedases y le ayudases un poco.

Sí, eso fue hace mucho tiempo, han pasado muchascosas desde entonces y diría que la mayoría han sidobuenas, sobre todo para mí: Radar ocupó mi puesto y,como era muy simpático y trabajador, nos hicimosamigos inmediatamente y muy pronto no necesitó miayuda; yo me retiré y ahora tengo todo el tiempo delmundo para dedicarlo a lo que realmente me gusta, lavelocidad. ¡Organizamos unas carreras las nubes y yo!Mi misión es vigilarlas para que no hagan trampas,aunque lo que más me gusta es mover la bandera acuadros cuando cruzan la meta o para darles la salida.

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Termómetro marino

Hola, soy Termómetro Marino. No sabías que yoexistía, ¿verdad?, pero si piensas que la Tierra estácubierta de agua, ¿no crees que puede ser importantesaber su temperatura?

Eso sí, esto nolo hacecualquiera. Ha degustartemuchísimo el mar,tanto como a mí,un termómetroque, en cuantotiene tiempo libre,en vez de ir a vera la familia,prefiere hundirseen el océano yabrir los ojos. ¡Hevisto y te puedocontar cada cosa!Veamos:

—Que los pulpos tienen ochos brazos con ventosas,pero que cuando se ponen cariñosos parece que tengantreinta.

—Que en los fondos abisales hay peces rarísimos,con luz, como si se hubiesen tragado una linterna.

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—Que lo de buscar las llaves en el fondo del mar esuna tontería y bien difícil porque ahí abajo hay barcoscon tesoros, ánforas con monedas y otras cosas.

—Que sí, que los icebergs son impresionantes, quehay que tener cuidado con ellos, también porque comoson de hielo y, si los tocas, te hielas.

—Que ni todos los tiburones están enfadadossiempre, ni todos los delfines son simpáticos todo eldía; que hay de todo y para todos los gustos comoocurre con las personas.

—Que los corales hacen cosquillas.

—Que las manchas de petróleo se quitan fatal, queson dañinas.

—Que la montaña más alta de la Tierra no es elEverest, que más alto es el volcán Mauna Kea quenace en el fondo del mar y aun así asoma; y que másalto que él, más profundas, son algunas fosas marinas.

—En cuanto a las sirenas…

¡Bip, bip, bip! ¡Bip, bip, bip!

¡Huy, la alarma del reloj! ¡Hora de ir a trabajar!¿Sabes? No me gusta llegar tarde y, como trabajo aun metro de profundidad que es donde losmeteorólogos necesitan que yo mida, aún tengo unabuena distancia por subir.

¡Chao, hasta otro día y recuérdame, cuando nosveamos, que te iba a hablar de las sirenas! ¿Existirán?¿No existirán? ¿Tú qué piensas?

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Boya

“Saca los pies del agua”, decía mi madre cada vezque íbamos a la playa, “que te vas a constipar. Antesde volver a meterte espera dos horas a que se te haga

la digestión.No seas vaga,deja elflotadorjunto al cuboy la pala ynada, al estiloque túquieras, peronada muchoque te estásponiendoredonda.Qué raro,¿por qué seráque no se tearrugan losdedos, comoa todo el

mundo, si has estado en el agua todo el día?¿No te apetece jugar con aquellos niños?, creo queestán haciendo un castillo de arena, ¿qué?,¿que no te gusta?”.

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Eso era en vacaciones, ese periodo de tiempo en queyo podía permitirme el lujo de estar horas flotando enel agua, tumbada boca arriba, mientras miraba el cielo,sin hablar ni jugar con nadie, tan contenta.

En cambio, durante mis clases en la escuela de losaparatos meteorológicos, no había forma de que tedejasen tranquila. El profesor nos ponía deberes y seempeñaba en que fuésemos de excursión a todo tipode sitios extraños, mientras repetía sin parar que solode ese modo podríamos averiguar cuál era nuestraverdadera vocación y lo que queríamos hacer enla vida.

Y hoy, tanto tiempo después, he de darle la razón ylas gracias. Porque sin él no habríamos ido a ver aquelbuque oceanográfico, lugar en el que supe sin lugar adudas para qué iba a ser realmente buena: para latoma de datos de todo tipo, tanto del mar como delaire, mientras me dejaba mecer por las olas.

Lo cierto es que el océano es muy grande y yo muypequeña, que los tiburones me encuentran indigesta,que Termómetro Marino está demasiado abajo ySatélite demasiado arriba, que a veces en el aguaencuentro plásticos y petróleo y basura, que la Tierraes el Planeta Azul y que el azul me rodea; pero noestoy, en absoluto, sola, conmigo y tomando datos sinparar hay un buen puñado de aparatos con los que mellevo de perlas, a los que les gusta jugar a ser piratasmientras yo, Boya, hago de isla.

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Termómetros de subsuelo

—Que tengamos los pies en la tierra, no quiere decirque nos desagraden las nubes —dice Cincuenta, desdela izquierda—, eso tiene que quedar claro.

—Las nubes, el sol, el cielo, la naturaleza… —añadeDiez, contento de poder hablar de cosas buenas.

Y justo a su lado Cinco, el más pequeño de los cinco:—En la foto vamos a ser cuatro, la gente se va a

hacer un lío.—No te preocupes, Cinco —dice Veinte desde detrás

de la cámara—, después, con un programa informático,

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manipulo la imagen y me pongo justo donde lazanahoria.

—Qué ganas de complicar las cosas —murmura Cienenfurruñado—, ¿no hubiese sido mejor pedir alobservador meteorológico que nos hiciese unafotografía?

—Lo hecho, hecho está —dice Cincuenta—; ahora loque importa es que todos sepan quiénes somos ycuántos, cómo nos llamamos y qué hacemos.

—Eso es cierto —añade Diez—, muchos no sabenque somos aparatos meteorológicos.

—¡Meteorológicos como cualquiera! —dice Cinco.—Sí —murmura Cien mientras piensa— ha de quedar

claro que somos los Termómetros de Subsuelo, queayudamos a estudiar la atmósfera midiendo latemperatura en las capas superficiales de la tierra.

—A lo mejor estaría bien comentar, como sin querer—dice Cincuenta—, que el aire se calienta tanto con elsol como con el suelo y que es en este donde seproducen las mayores oscilaciones de temperatura.

—Sí, creo que estaría bien decirlo —afirma Diez.—Y que somos cinco: Cien, Cincuenta, Veinte, Diez y

yo, Cinco.—Que nuestros nombres son las profundidades, en

centímetros, a las que medimos —puntualiza Cien.—Que sí —se oye decir a Veinte—, pero ahora

quedaros quietos y mirad al parajito. Es un momento.

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¡LOS QUE TRABAJAN EN LOSAEROPUERTOS!

El hombre ha logrado volar como lospájaros pero, para hacerlo, necesitaconocer las condiciones meteorológicas.

Por esa razón encontrarás algunos Meteoen los aeropuertos quienes, proporcionandoinformación, ayudan a que los despegues ylos aterrizajes se realicen sin problemas.

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Tal y como me ves en la imagen, así me siento, comoun verdadero superhéroe aunque mi aspecto enrealidad no sea ese.

Y es que un poco héroe sí que soy, porque mis ojosdisparan rayos láser al cielo y miden la altura a la queestán las nubes, algo que ayuda a salvar muchas vidasen los aeropuertos.

Nefobasímetro

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De hecho, ahora que veo el dibujo, ahora que lopienso, con muy pocas cosas más podría hacerme undisfraz genial.

En primer lugar tendría que ponerme una N biengrande en el pecho, la N de Nefobasímetro que escomo me llaman los que me conocen aunque para otrossoy Ceilómetro o incluso Celiómetro, pues también conesos nombres se refieren a mí.

Quizás, también, podría ponerme unas gafas de soltras las que ocultaría mi penetrante mirada; una gafasque me quitaría, llegado el momento, para trabajarcon comodidad y sorprender con mis habilidades a lagente.

De lo que estoy menos seguro es de ponerme unacapa, como llevan muchos superhéroes. No creo quedeba arriesgarme a que con el viento se mueva yacabe entorpeciendo el vuelo de los aviones, muchomenos aún a la hora de aterrizar y despegar, losmomentos más peligrosos.

Sí, creo que con eso, una N y unas gafas, podríatener un buen aspecto tanto para ir a trabajar comopara asistir a una fiesta de disfraces, dejándolos atodos atónitos. E incluso, si me atrevo a soñar un pocomás, no creo que sea descabellado pensar que quizásun escritor, al conocerme, quisiera convertirme en elprotagonista de un cómic.

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A nosotros, los Perfiladores de Viento, no nos fuenada fácil encontrar un hueco en esto de lameteorología.

Teníamos muy claro, desde que nacimos, quequeríamos ayudar en el estudio de la atmósfera:porque nos cuida y nos protege, porque mantiene elcalor y destruye los meteoritos que la atraviesan, porla capa de ozono.

Sabíamos que, con el tiempo y, como otros miembrosde la familia, acabaríamos trabajando con losmeteorólogos, porque la atmósfera es tan grande(rodea a la Tierra por completo) y tan alta (kilómetros

Perfiladores de viento

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y kilómetros), que toda la ayuda que les pudiéramosdar no iba a ser nunca suficiente.

Sin embargo, teníamos un par de problemas. Que noacabábamos de saber qué hacer, y que queríamostrabajar todos juntos; porque… ¡somos cinco haces,cinco!

¿Qué? ¿Cómo dices? ¿Que en la imagen solo vescuatro? Pues claro, ¿quién te imaginas que estáhablando, quién crees que está haciendo la foto?

Esto… ¿qué estaba yo diciendo?¡Ah, sí! Que no teníamos muy claro qué hacer pero

que queríamos trabajar juntos; hasta que lo pensamosde otro modo: siendo cinco podíamos ser cinco vecesmejores y más listos, solo teníamos que encontrar algoque fuese más apropiado para un grupo de aparatosque para uno solo. A ver si me entiendes. Es como loque ocurre con los dedos de una mano; cada uno esdiferente de los otros y útil, pero solo todos juntoslogran ser una mano y hacer lo que las manos hacen,que hacen de todo.

Así que escribimos una lista con las posibilidades,estudiamos las ventajas y las desventajas, charlamos,bromeamos y nos pusimos serios, vimos en quétrabajaban otros Meteo, fuimos a clase, aprendimos atrabajar (y parecía imposible) de forma máscoordinada y, poco a poco, casi sin darnos cuenta, nosencontramos en un aeropuerto, un lugar en el queconocer el viento a distintas alturas durante elaterrizaje y el despegue es superimportante, ¡y noexagero!

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Detector de descargas eléctricas

¿Te gusta mi aspecto? ¿No es impresionante eltatuaje que tengo en la frente y ese cable que meentra por el ojo? Pues, si he de ser sincero, te diréque ese que ves no soy yo, pero que es la imagen quemejor explica cómo soy yo por dentro.

Algunos te dirán que me parezco más a una simplecaja y no mentirán, en absoluto; pero igual de verdad esque soy un instrumento al que le gusta la electricidad, un

tío duro y que esasí como me veoy siento.

Me gusta elrock and roll,toco la guitarraeléctricaestupendamente,me vuelven locola comidapicante, lastormentas, losrayos, la cienciaficción y losfuegosartificialesaunque nonecesariamente

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en ese orden. He visto la película Frankensteinveintisiete veces, y Terminator y Robocop solo un pocomenos.

Gracias a mis conocimientos en electricidad, a quesobre ese tema estoy formándome y aprendiendocosas siempre, un día recibí un correo electrónico deunos servicios meteorológicos que necesitabanurgentemente alguien que vigilase el cielo y les dijesetodos los rayos que se producían, dónde, cuándo ycuánto de fuertes, y que a cambio me pagarían unsueldo.

¿Un sueldo? Aquello era nuevo para mí, porque elúnico dinero que había ganado en mi vida había sidotocando en un grupo que no había tenido demasiadoéxito.

Y acepté, claro, y todo a mí alrededor ha cambiadoradicalmente. Ahora tengo tres guitarras que tococuando quiero, de vez en cuando hasta asisto a algúnconcierto, cuando voy al cine compro palomitas aunqueFrankenstein siga viéndolo en casa, con una sonrisa yen silencio, ¡ah!, y miro el cielo, he empezado a mirarmucho el cielo.

Soy Detector de Descargas Eléctricas, casi se meolvida decírtelo, y me estoy pensando muy en seriohacerme el tatuaje de un rayo en la frente.

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¡LOS RECIÉN LLEGADOS!

La familia Meteo es una familia numerosa(¡y eso que no has conocido a todos los quela forman!) que, sin embargo, no para decrecer.

Ahora tienes la oportunidad de conocer alos últimos que se han incorporado a ellaque son, como todos, charlatanes yexpertos, simpáticos y especialistas.

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A lo mejor no te lo crees pero, hace muchísimotiempo, yo estuve trabajando de olla a presión; y muyposiblemente lo seguiría siendo si no llega a ser porese día en que llamaron a la puerta y me dejaron solaen el comedor, llena de patatas con costillas, lo queme permitió ver en la tele unas increíbles imágenes dela Tierra tomadas desde muy muy arriba.

Satélite

Ese día lodecidí, yotambiénsobrevolaría elplaneta y lofotografiaría,lograría quetodos mellamasenSatélite,olvidando quehubo un día enque trabajé enuna cocina, yllegarían arespetarme porser el aparatoque soy ahora,

alguien capaz de manejar a mucha altura y con solturatodas las cámaras que llevo y hacer, como todosesperan, unas fotos estupendas.

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Con mi ayuda, con la de esas fotografías, loshombres del tiempo logran hacerse una buena idea delestado de la atmósfera y ven, como antes no podían,lo que más les gusta: las nubes y su altura, los frentesy las tormentas tropicales, el humo, el polvo, la nieve,entre otras muchas cosas importantes pero que no sonexactamente de meteorología, como por ejemplo lasluces de las grandes ciudades, la polución, la cenizaque arroja el volcán Etna, los incendios, los vertidosde petróleo o las corrientes marinas, tan bonitas.

Mira, yo cocinaba muy bien, esa es la verdad, laspatatas con costillas me salían riquísimas; pero mi vidade entonces era otra cosa.

Ahora viajo continuamente, aporto mi granito dearena en los problemas medioambientales, hago fotosútiles pero también artísticas y soy tan famoso quehablan de mí y de mi trabajo en la tele todos los días.

Soy un aparato meteorológico muy útil, tengomuchas facetas y, si un día fui una olla y ahora unsatélite, sé que siempre podré ser y hacer todo lo queme proponga. Y es que últimamente estoy pensando envolver a cambiar mi vida, solo un poco, ¿eh?, soySatélite y no quiero ser otra cosa pero, verás, ahoratrabajo de satélite polar lo que quiere decir que,pasando por los polos, doy dos vueltas a la Tierra cadadía; pero podría ser satélite geoestacionario, esossiempre están mirando la misma parte del planetapero… ¡vuelan tan lejos, tan arriba!

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Me llamo Lidar, y mi nombre es especial porqueencierra una historia y significa mucho más de lo queparece a simple vista.

A todos los aparatos de mi familia, hace muchotiempo, nos llamaban: Light detection and ranging quequiere decir “detección y localización por ondasluminosas” pero eso… ¡no era un nombre! Así que un díaalguien cogió las iniciales de esas palabras, o más omenos, y se puso a jugar un poco hasta que nació

Lidar

“lidar”, máscorto y cómodo,que es como nosllaman a todosahora y yopersonalmenteprefiero.

Casi, con loque te he dicho,puedes adivinarcuál es nuestrotrabajo pero, sino te importa, telo cuento.Hacemos que unhaz de luz lásernos salga desdela cabeza y

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hacia arriba, como si fuera un foco, y después,midiendo el tiempo que tarda en reflejarse, decimos aqué distancia se encuentran los diferentes objetos.

Esto sirve para muchísimas cosas. Por ejemplo,tengo un primo al que montan en un avión y dibuja losmapas del terreno, con sus montañas, sus valles y sutodo. O mi hermano mayor, que acompaña a esospolicías que vigilan el tráfico y les ayuda a saber a quévelocidad se mueven los coches. O mis tíos que,escuchando con mucho cuidado, pueden decirte algotan difícil como es el modo en que la temperatura o elviento cambian según te alejas del suelo.

En cuanto a mí, yo trabajo en un aeropuerto. Si metumban de modo que el haz que sale de mi cabezaquede paralelo al suelo, mido la visibilidad; aunque enesa postura me entra sueño lo que no deja de ser unproblema. Pero si me ponen como me ves en la foto,haciendo que el haz de luz vaya hacia arriba y yopueda mirar el paisaje, les digo la altura a la que estánlas nubes, lo que es muy importante para los aviones.

Me encanta trabajar aquí aunque a veces, cuandolas nubes son tan bajas que es aconsejable que nodespegues, resulta un poco estresante, por loimportante y lo peligroso. Fue exactamente esa larazón por la que empecé a interesarme por larelajación, la meditación y los mantras. En cuantotengo un momento libre cierro los ojos, respirodespacio y repito: “OM” (hay que decir: AUM) sinparar y muchas veces, y empiezo a sentir que formoparte del universo y que la paz me envuelve.

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Radar

Hay personas que tienen desarrollado de una formaespecial el gusto o el oído, o que son capaces de percibirel mundo a través del olfato o del tacto.

Bueno, pues amí, me pasa algoparecido: tengomuy desarrolladoel oído y es, sinexagerar, algo asícomo unsuperpoder.

Cierro los ojos,envío algunosgrupos de ondas(los llamo pulsos)y espero, meconcentro, cierrolos ojos yescucho, hastaque llegan hastamí los ecos, las

ondas que tropezaron con cosas y rebotaron en ellas,que vuelven hacía mí y que yo percibo, ecos en los quesoy capaz de ver sus tamaños y sus formas, y hasta lavelocidad a la que se mueven. Después, porque tambiénsoy un poco un artista, lo pinto todo en unos mapas decolores muy bonitos y aquellos que saben interpretarlosempiezan a entender todo eso que yo he oído y ellos aúnno son capaces de ver.

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Eso es lo que hago, lo que he hecho siempre.Un día, hace unos años, llegaron a mi casa unos

señores y me hicieron una pregunta muy curiosa: “¿legustaría trabajar con nosotros en meteorología?”. Perohabían golpeado tan fuerte la puerta y hablaban tan altoque me habían levantado dolor de cabeza y me enfadé,de forma que les dije: “que no trabajaba conmaleducados y que adiós muy buenas”, para justodespués cerrarles la puerta en las narices, ponerme unostapones en los oídos y tomar una aspirina.

Afortunadamente unos días después volvieron,llamaron con los nudillos, me hablaron con calma y endetalle de su propuesta y comprendí que me habíaprecipitado, que ellos solo querían ayudar a las personashaciendo buenas predicciones meteorológicas.

Me contaron por ejemplo que, aunque Satélite lo veíatodo y muy bien, habían descubierto que, para algunascosas como los huracanes o las tormentas, necesitabanmás información y ayuda, y que eso solo se lo podía daryo. Me dijeron que estaban decididos a que acabasetrabajando con ellos, que estaban dispuestos a lo quefuera y, también, que seguirían visitándome hasta quecambiase de idea.

Así que yo, tras dejar que me dijeran algunos piroposy otras cosas buenas, acabé diciéndoles que sí, ¡claro quesí!; no sin poner una condición: que me siguieran dejandopintar esos mapas de colores que tanto me gustan.

¡Ah, casi se me olvida! Mi nombre completo es RadarMeteorológico, y con mi apellido queda claro que formoparte de esa increíble familia de aparatos que trabajanen meteorología.

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Y aquí estánlos aparatos “reales”

Garita meteorológica

Dentro de ella, protegidos,ventilados y a la sombra seencuentran algunosinstrumentosmeteorológicos.

Psicrómetro

Compuesto por dos termómetros,uno de ellos con el bulbo siemprehúmedo. La diferencia existenteentre sus medidasindica la humedaddel aire.

Higrómetro

Aparato con el que se mide lahumedad.

¡A CUBIERTOO EN LA GARITA!

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Termógrafo

Aparato que mide latemperatura deforma continuay registra losdatos en unabanda reglada.

Barógrafo

Registra la presiónatmosférica deforma continuasobre una banda.

Barómetro

Sirve para medir la presiónatmosférica.

¡A CUBIERTOO EN LA GARITA!

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Heliógrafo

Mide las horas de sol aldía, es decir, lainsolación.

Pirheliómetro

Aparato con el que semide la radiación solardirecta procedente delSol.

Piranómetro

Mide la radiaciónsolar global (es decir,la directa, procedentedel disco solar, y ladifusa, o radiación celestedispersada por la atmósfera).

¡LOS AMIGOSDEL SOL!

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Anemómetro y veleta

Juntos miden el viento.El anemómetro, la velocidad;y la veleta, la dirección.

Anemómetro de mano

Al ser portátil, puede medir lavelocidad del viento encualquier sitio.

Pluviómetro

Instrumento con el que se midela cantidad de lluvia que cae enun lugar.

¡LOS QUE ESTÁNMEJOR EN LA CALLE!

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Tanque evaporimétrico

Aparato que mide la evaporaciónefectiva, es decir, la cantidad deagua que pasa alaire al convertirse envapor.

Nivómetro

Con él, se mide el espesory la profundidad de lacapa de nieve, aguanieveo granizo.

Aspiropsicrómetro

Formado por dos termómetros iguales,uno con el depósito seco y otrocon él mojado, junto con unventilador de succión, permitemedir la humedad del aire.

¡LOS QUE ESTÁNMEJOR EN LA CALLE!

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Globo sonda

Globo que eleva instrumentos en laatmósfera para que estos realicenmediciones de presión, humedad ytemperatura.

Teodolito

Instrumento que permite ubicar unobjeto a cierta distancia mediante lamedición de ángulos.

Nefoscopio

Aparato para medir lavelocidad y dirección en laque se mueven las nubes.

¡LOS RAROS YESPECIALISTAS!

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Termómetro marino

Sirve para medir latemperatura del agua del mar.

Termómetros de subsuelo

Permiten conocer latemperatura del subsuelo adistintas profundidades,a 5, 10, 20, 50 y 100 cm.

Boya

Fijadas al fondo del mar con cadenas oa la deriva, las boyas se usanpara recoger datos del tiempo ydel océano.

¡LOS RAROS YESPECIALISTAS!

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Nefobasímetro

Aparato que se utiliza paradeterminar la altura a la que seencuentra la base de las nubes.También se le conoce comoceilómetro y como celiómetro.

Perfiladores de viento

Equipos con losque se miden lavelocidad y la

Detector de descargas eléctricas

Aparato que detecta losrelámpagos o rayos de luzproducidos por las tormentas.

dirección del viento a diferentes alturas.

¡LOS QUE TRABAJANEN LOS AEROPUERTOS!

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Satélite

Objeto que orbita alrededor de laTierra y permite ver lasnubes, las luces, lacontaminación, los fuegos…y muchas más cosas más.

Lidar

Dispositivo que sirve para calculardistancias utilizando luz láser, porejemplo, la altura de las bases de lasnubes.

Radar

Localiza precipitacionese indica qué son (lluvia,nieve, granizo…) y cómo

se mueven, permite estudiar la estructura de lastormentas y su evolución.

¡LOS RECIÉNLLEGADOS!

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Y si los ves todos juntos... ¿te atreverías a decir cuál es cada uno?

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© Ministerio para la Transición EcológicaAgencia Estatal de Meteorología(AEMET)2018

NIPO: 014-18-006-3

http://publicacionesoficiales.boe.es

© Ministerio para la Transición EcológicaAgencia Estatal de Meteorología(AEMET)2018

NIPO: 014-18-006-3

http://publicacionesoficiales.boe.es

Texto y coordinación: Luisa Hurtado González

Ilustraciones: Manuel García López

Maquetación: Sección de Documentación de AEMET

Texto y coordinación: Luisa Hurtado González

Ilustraciones: Manuel García López

Maquetación: Sección de Documentación de AEMET

¿Te has dado cuenta? Hay familias enteras enlas que todos sus miembros trabajan más o menosen lo mismo.

De modo que no es ni raro ni difícil encontraruna en la que, por poner un ejemplo, el abuelo hayasido médico, y después lo hayan sido sus hijos y losean más tarde sus nietos, eso por no hablar delos tíos y los sobrinos.

Curioso, ¿verdad? Pues eso mismo pasó en lafamilia de los Meteo: un día un Meteo (nadie sabeexactamente quién) sintió que medir algo de todolo que ocurría en la atmósfera era su vocación; yese sentimiento empezó a contagiarse a los otrosmiembros de la familia.

De modo que, a día de hoy, se puede decir quela familia Meteo, que es numerosa, sabe mejorque nadie lo que pasa en el cielo. ¿Por qué? Porquesi un primo mide la temperatura, no muy lejos untío mide la presión o un par de hermanos sedivierten midiendo la humedad; eso por no hablarde los juegos meteorológicos con los que seentretienen los más pequeños.

Por eso, porque saben muchas cosas y ayudansin parar a los meteorólogos, te vamos a presentara algunos miembros de esta fantástica familia (noa todos, ¿eh?) y dejaremos que ellos mismos tecuenten su historia.