La Fe y La Razón Al Servicio de La Sociedad Según Benedicto XVI Entrega

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La unión de la fe y la Razón, al servicio de la sociedad contemporánea según Benedicto XVI Para comenzar este trabajo, centrado en las reflexiones sobre el tema fe y razón del Santo Papa Benemérito Benedicto XVI es necesario decir que seguramente ha sido el Pontífice de nuestro tiempo que afrontó con mayor bagaje intelectual los problemas cruciales de la Modernidad. No rehuyó abordar la crisis del cristianismo, y lo hizo a la luz de los desafíos planteado por la filosofía y la ciencia. Ahora bien, este hombre, considerado hoy por hoy como unos de los más grandes pensadores vivos de nuestro tiempo, a lo largo de los últimos 50 años, ha afirmado constantemente que entre fe y razón no hay hostilidad, sino una sinergia fecunda y fructífera y que por lo tanto, la síntesis entre filosofía y religión es uno de los momentos más importantes de la toda historia humana que no puede sino contribuir al bien de la sociedad. Para mejor entender su posición con respecto a la relación fe y razón es necesario contextualizar el mundo al cual dirige sus planteamientos. Es por esta razón que los autores de este trabajo nos concentraremos en el discurso de Benedicto XVI pronunciado en la Universidad de Ratisbona sobre una nueva relación entre fe y razón para permitir el diálogo entre culturas y religiones, el 13 de septiembre de 2006 1 . 1 Este discurso se inscribe en el contexto de un encuentro entre Benedicto XVI con representantes alemanes del mundo de la ciencia en Aula Magna de la Universidad de Ratisbona, de la que había sido catedrático y vicerrector. El Papa benemérito

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La unin de la fe y la Razn, al servicio de la sociedad contempornea segn Benedicto XVI

Para comenzar este trabajo, centrado en las reflexiones sobre el tema fe y razn del Santo Papa Benemrito Benedicto XVI es necesario decir que seguramente ha sido el Pontfice de nuestro tiempo que afront con mayor bagaje intelectual los problemas cruciales de la Modernidad. No rehuy abordar la crisis del cristianismo, y lo hizo a la luz de los desafos planteado por la filosofa y la ciencia. Ahora bien, este hombre, considerado hoy por hoy como unos de los ms grandes pensadores vivos de nuestro tiempo, a lo largo de los ltimos 50 aos, ha afirmado constantemente que entre fe y razn no hay hostilidad, sino una sinergia fecunda y fructfera y que por lo tanto, la sntesis entre filosofa y religin es uno de los momentos ms importantes de la toda historia humana que no puede sino contribuir al bien de la sociedad. Para mejor entender su posicin con respecto a la relacin fe y razn es necesario contextualizar el mundo al cual dirige sus planteamientos. Es por esta razn que los autores de este trabajo nos concentraremos en el discurso de Benedicto XVI pronunciado en la Universidad de Ratisbona sobre una nueva relacin entre fe y razn para permitir el dilogo entre culturas y religiones, el 13 de septiembre de 2006[footnoteRef:1]. [1: Este discurso se inscribe en el contexto de un encuentro entre Benedicto XVI con representantes alemanes del mundo de la ciencia en Aula Magna de la Universidad de Ratisbona, de la que haba sido catedrtico y vicerrector. El Papa benemrito dio por ttulo a esta conferencia: Fe, razn y universidad. Recuerdos y reflexiones.]

Benedicto XVI resume su discurso en Ratisbona con la frase pronunciada por el emperador bizantino del siglo XIV Manuel II: No actuar segn la razn, no actuar con el logos, es contrario a la naturaleza de Dios, apoyando de tal manera su argumento que asevera que la difusin de la fe mediante la violencia es irracional. Algunos lo entendieron desde la perspectiva de las relaciones entre el cristianismo y el Islam, motivo por el cual se desato una absurda polmica. Sin embargo, su alcance se proyecta a todos los aspectos de la relacin fe y razn, incluido el dilogo con el pensamiento occidental moderno. Seala aqu, como lo ha hecho desde sus primeras producciones teolgicas, que modificando el primer versculo del Gnesis, el primer versculo de toda la Sagrada Escritura, San Juan comenz el prlogo de su Evangelio con las palabras En el principio exista el Logos y el logos es Dios[footnoteRef:2], marcando un principio de sntesis entre la fe bblica y la filosofa griega. Este dato no solo es de gran importancia desde el punto de vista de la historia de la doctrina, sino tambin desde la perspectiva de la historia universal que sigue siendo actual y que se constituye en la mejor base para un dilogo enriquecedor entre las culturas y entre los distintos saberes de nuestro tiempo. [2: Cf. Jn 1, 1]

Ahora bien, Benedicto dirige este discurso a una sociedad cuya historia est fuertemente influenciada por los intentos, a partir del final del medioevo hasta nuestros das, para deshelenizar el cristianismo, con la consecuencia de que la razn y la fe fueron, durante decenios, consideradas incompatibles entre s, o al menos, como extrnsecas una a la otra. Esto ha desembocado en que en la cultura actual prime el cientificismo y utilitarismo en el consciente individual y colectivo, dando primaca a todo cuanto pueda ser cuantificado, comprobado y tenga utilidad prctica y tcnica. Es decir que la razn se encuentra actualmente auto-delimitada a las verdades confirmadas por la sinergia de la matemtica y del mtodo emprico (sntesis entre el platonismo cartesianismo y empirismo), consecuencia del el xito de la tcnica. De tal modo que las ciencias humanas y sociales tambin han intentado aproximarse a esta misma regla cientfica, con la consiguiente exclusin del problema de Dios, presentndolo como un problema acientfico[footnoteRef:3] o pre-cientfico[footnoteRef:4]. [3: Conocimiento contrario a los conceptos y a los mtodos de la ciencia.] [4: Conocimiento que tenemos sobre determinada ciencia antes de estudiarla objetivamente, que es adquirido por la experiencia cotidiana.]

Desde esta perspectiva reduccionista de la razn, no puede surgir un dilogo entre las culturas y las religiones del mundo, puesto que la exclusin de lo divino de la universalidad de la razn constituye un ataque a las convicciones ms ntimas de cada hombre. En efecto, al buscar la objetividad totalizante que no es ms que una vana ilusin el sujeto corre el riesgo de dejar de ser puesto que su subjetividad, inherente a su existir como individuo nico e irremplazable, es cuestionada. De igual manera, las mismas ciencias quedan privadas de la reflexin sobre las realidades esenciales de la vida humana, sobre su origen y su fin, sobre su deber moral y sobre lo que le es al hombre lcito, sobre la vida y la muerte, problemas decisivos que se convierten en un simple sentimiento al separar la trascendencia de la razn. Hecho que no enaltece para nada las ciencias pues estas estn llamadas a servir a la dignidad del hombre y no a mutilarla. Lo razonable, en consecuencia, es que las ciencias naturales dejen a la filosofa y a la teologa ocuparse de responder a aquellos interrogantes que desbordan el campo de las estructuras racionales que actan en la naturaleza. La condicin para ello, dice Benedicto, es tener la valenta para abrirse a la amplitud de la razn y no a la negacin de su grandeza. Estas afirmaciones estn en perfecta continuidad con el camino abierto por Juan Pablo II en Fides et Ratio[footnoteRef:5], especialmente, con su tesis No hay, pues, motivo de competitividad alguna entre la razn y la fe: una est dentro de la otra, y cada una tiene su propio espacio de realizacin[footnoteRef:6]. Esto bien puede entenderse como un llamado a la interaccin entre el espritu y las estructuras racionales que regulan la realidad, para incluir no slo aquella realidad que es dada al ser humano en su ser material, sino tambin aquella que es descubierta, creada, transmitida, y constantemente recreada por la cultura. Benedicto XVI busca de este modo transmitir que el cristianismo es razonable por el realismo con que mira la realidad del ser humano y del mundo desde la revelacin de un Cristo-Logos que asume la naturaleza humana. [5: Carta encclica publicada por el Papa Juan Pablo II el 14 de septiembre de 1998.] [6: Cf. Fides et Ratio n17]

Efectivamente, Cristo al hacerse hombre asume todas las facultades humanas, incluida la razn y sus lmites. Jess, la Palabra Encarnada, es tambin Dios y es la Revelacin total del Padre, luego su encarnacin es la comunicacin plena de la Verdad que puede ser captada por la razn puesto que humaniza esa Verdad y la pone al alcance de la mente humana. As, Dios que, aunque es diferente del mundo, se expresa en el mundo (como un pintor se expresa en el cuadro) y el mundo nos reenva a Dios (como el cuadro nos reenva al pintor), por lo que la razn puede llevar a Dios indagando sobre el mundo. En consecuencia, la fe en la Revelacin no anula en absoluto las preguntas de la razn ni tampoco las censura, antes por el contrario, las proyecta en la bsqueda del sentido ltimo de todo. Tal sentido ltimo corresponde, justamente, con ese llamado interior que tiene todo hombre a realizarse en el mundo pensndolo no como el lmite de su pensamiento sino como el estmulo que le faculta a ir ms all de la materialidad, y por ende, a construir el camino de su verdadera libertad[footnoteRef:7]. [7: Como seala Heidegger con mucha profundidad, lo que nos llama al pensamiento, nos da por primera vez la libertad de lo libre, para que all pueda habitar lo humanamente libre. La esencia inicial de la libertad se esconde en el mandato que da a pensar a los mortales lo ms merecedor de pensarse]

Esta amplitud y grandeza de la razn sostenida e iluminada por la fe, Benedicto XVI la identifica con el Amor y afirma que, siguiendo a San Pablo, rebasa el conocimiento y por eso es capaz de percibir ms que el simple pensamiento[footnoteRef:8]. Es por ello que Amor y Verdad no se contraponen, as como fe y razn, estando la una en relacin con la otra, encuentran cada cual su espacio propio de crecimiento. El amor a la verdad y la verdad del amor son dos realidades que se corresponden y se llaman recprocamente en la integridad del ser personal tanto de Dios como de los seres humanos. Quien ama con verdadero amor slo lo puede hacer desde la totalidad de sus dimensiones, es decir, desde la unicidad de su ser personal que al amar busca inexorablemente alcanzar la sabidura. Esta bsqueda de la verdad arrastra y transforma la totalidad del significado de la realidad en el conjunto de todos sus factores. [8: cf. Ef 3, 19]

Ahora bien, en este discurso el punto de partida de Benedicto XVI es la afirmacin de que tanto la fe como la razn tienen un origen comn que es Dios, de manera que entre Dios y nosotros existe, como ya se haba mencionado precedentemente, una analoga. Adems, al aceptar que existe una semejanza entre Dios y el hombre, el estudio de Dios se puede comprender como estudio del mismo hombre del cual se desprende las pautas del debe ser y vivir del hombre. Y en vista que el hombre es imagen de Dios, que es Razn y Amor, el hombre necesita conciliar en su vida la razn y el amor; no necesita separarlos. Es por ello que Benedicto XVI, busc en su discurso borrar la imagen de un Dios violento, castigador, manifestado en toda la historia a partir del Antiguo Testamento, y mostrar un Dios Amoroso que acta segn la razn, por lo cual se deduce una analoga entre el Dios amoroso y el Dios que acta con la razn, que evidencia, una vez ms, que la fe no es contraria a la razn. En consecuencia, son la violencia y la irracionalidad los resultados negativos de oponer la fe y el amor a la razn Esta problemtica que el Papa analiza en relacin al pensamiento moderno toca todas las esferas de la organizacin social misma. Desde los inicios del mundo moderno, pasando por la revolucin industrial y la revolucin postindustrial de las comunicaciones, la sociedad ha buscado organizarse con base a criterios funcionales y prcticos para delimitar los riesgos y operar establemente, a pesar de los niveles de alta eventualidad e incertidumbre que surgen del entorno y de la complejidad de la sociedad misma as organizada. Esta forma de codificacin de las comunicaciones al interior de la sociedad, que resulta, por una parte, razonable por su eficiencia y especializacin muestra, por otra, altos niveles de irracionalidad cuando se quiere reducir la realidad social y humana slo a aquello que se acomoda a los parmetros funcionales y operacionales. El principio bsico de la organizacin funcional es que todo elemento de la realidad es sustituible en su funcin por algn tipo de equivalente funcional. El valor de la eficiencia depende justamente de esta posibilidad de los componentes de un sistema a ser sustituido, ahora que el ser humano es insustituible porque es nico. Mientras el hombre se esfuerza por definir reglas procedimentales en el plano jurdico, poltico, econmico, educacional, y tantos otros, que garanticen el funcionamiento de la sociedad con pluralismo, diversidad y tolerancia, se est descuidando la originalidad histrica de cada pueblo y cultura, su identidad, su soberana, su patrimonio, su tradicin y, en ltima instancia, su libertad para valorar y respetar su experiencia original en la realizacin de la vocacin humana.Por esta razn, Benedicto XVI no dud durante todo su pontificado a defender la tradicin judeo-cristiana como raz de la sociedad occidental. Olvidar que en el acontecer histrico tanto europeo como latinoamericano el cristianismo ha constituido el pilar de la manera de razonar hoy resulta contraproducente para la organizacin social a largo plazo puesto que la sistematizacin social al depender de la coyuntura no puede producir cambios estructurales. Es decir que una sociedad estructurada bajo el estandarte de la pura funcionalidad, de la mera utilidad y de la simple eficacia est condenada a pensarse nicamente en el presente ya que es incapaz de proyectarse en el futuro. Considerar la vida desde su funcionalidad conlleva a considerarla como un difcil problema a resolver desde la perspectiva de su complejidad general y cotidiana en vez de darle el significado de don que le otorga pensar en la trascendencia. En este contexto, se reduce todo el conocimiento a su valor de informacin en el presente provocando que el hombre pierda el sentido de su existencia y trayendo consigo el decaimiento moral y tico. De ah que se hable de la prdida de valores en occidente, de ah que se hable de declive social muy a pesar de todo el progreso adquirido, porque se ha descuidado el nico esfuerzo razonable que no es otro que proporcionar a las personas una cultura viva, en la cual los valores derivados de la dignidad humana sean el patrimonio ms valioso que ella transmite y que puedan ser verificados cotidianamente por la experiencia de cada una de las personas que integran una comunidad que tiene por misin acogerlas e invitarlas a trascender sus necesidades y deseos en el servicio al bien comn de todos quienes la componen. Es en este punto que reside la mayor contribucin de la fe cristiana a la sociedad de occidente.Dejando de lado los numerosos ataques fundados en una malinterpretacin del discurso de Benedicto entorno a la relacin cristianismo-islam, las mayores crticas con respecto al tema que nos atae, tuvieron que ver, en particular con la aseveracin del benemrito padre sobre la necesidad de una sociedad religiosamente cristiana y cristianizada para construir una cultura axiolgicamente justa y equilibrada. En primer lugar, se tiene la contra argumentacin que se basa, en algo nada nuevo, que es decir que la religin ha trado no solo bien al hombre sino que ha sido la causa de muertes y guerras, en pocas palabras, que se ha matado y cometido los peores crmenes en nombre de Dios, y de las religiones. Al respecto, se pueden hacer algunas precisiones. La religin cristiana causante de guerras no es ms que el resultado de la manipulacin de las creencias de comunidades fidestas puestas al servicio de los intereses polticos y econmicos de unos cuantos. Entonces, la fe que se traduce en obras, en obras de justicia y caridad, en absoluto nada tiene que ver con matar en nombre de Dios. De ah que en su discurso Benedicto se haya condenado tajantemente el proceder del extremismo islmico (sin por tanto generalizar los excesos de unos pocos a toda la comunidad musulmana). La razn en accin conjunta con la fe mueve al comportamiento social solidario, empuja a la paz y a la conciliacin, a ver en el otro esa imagen de Dios, y por consiguiente, a considerar la vida como sagrada. Luego la fe verdadera no ha sido ni ser nunca el principio de ningn mal de la humanidad sino la solucin a todo acto deshumanizador. Por otro lado, pensadores de la talla de Jrgen Habermas[footnoteRef:9], que critican con vehemencia el positivismo y el cientificismo como factores de reduccin de la libertad humana, y que apuestan por la apertura de la razn a la trascendencia, no concuerdan con que se pretenda establecer que un sistema religioso en particular tenga la prioridad sobre el estado laico ni tampoco sobre ninguna otra religin. De hecho, arguyen que al realzar el papel del cristianismo en la historia de la construccin de la civilizacin, Benedicto hace de la religin una tradicin como cualquier otra que es susceptible de caducar, de volverse obsoleta en el transcurrir de los aos, no obstante haber perdurado durante milenios[footnoteRef:10]. Ante esto, El cardenal Ruini[footnoteRef:11] respondi, con la autorizacin de Benedicto XVI, que los estados seculares del mundo contemporneo tienen que fundamentarse no como si Dios no existiese sino como si Dios existiese. Slo as, en una razn con fundamento y fuerza, se puede hacer frente a los vientos del relativismo[footnoteRef:12]. Esto quiere decir que la religin cristiana no se presenta como una imposicin por el peso de la tradicin sino como un camino de progreso del conocimiento de la esencia misma del hombre que est intrnsecamente relacionado con la bsqueda de la verdad a la cual aspiran los hombres de todas las latitudes, de todos los tiempos y de todas las posturas filosficas. Por ende, el cristianismo no ha perdido ni perder su actualidad. [9: Jrgen Habermas (1929) es un filsofo y socilogo alemn, conocido sobre todo por sus trabajos en filosofa prctica (tica, filosofa poltica y del derecho) y por una actividad regular como profesor en universidades extranjeras, especialmente en Estados Unidos, as como por la traduccin de sus trabajos ms importantes a ms de treinta idiomas, sus teoras son conocidas, estudiadas y discutidas en el mundo entero. socilogo y filsofo alemn. La obra de Habermas constituye un ataque radical a la idea de que el positivismo y la ciencia y la investigacin modernas son de alguna forma objetivas. Opina que la ciencia y la tecnologa estn ms bien regidas por valores e intereses que a veces contradicen la bsqueda desinteresada de la verdad. Habermas sostiene que la tecnologizacin de la sociedad y el consiguiente crecimiento de la burocracia han servido, entre otras cosas, para perpetuar las instituciones del Estado y despolitizar a los ciudadanos. De esta forma la razn y la ciencia se han convertido en herramientas de dominacin ms que de emancipacin.] [10: Cf. Artculo de la revista suiza Neue Zriche Zeitung del 10 de febrero de 2007: La conciencia de lo que se sabe, por JRGEN HABERMAS, en donde insiste que aun opinando que posmodernidad secular tiene necesidad de seguir vinculada a la razn que nos viene de la precedente metafsica griega, no necesariamente tiene que continuar con el carcter religioso y cristiano que acompa esa tradicin. El Estado secular debe mantenerse cosmoviosionalmente neutro aunque abierto a los aportes de todas las cosmovisiones] [11: Camillo Ruini (1931, Sassuolo, Italia). Es cardenal, Vicario General Emerito de Su Santidad para la Dicesis de Roma, Arcipreste emrito de la Baslica Papal de Letrn, Gran Canciller Emrito de la Pontificia Universidad Lateranense y Presidente emrito de "Peregrinatio ad Petri Sedem".] [12: Cf. Texto intitulado La razn, las ciencias y el futuro de la civilizacin por el Cardenal RUINI. ]

En efecto, las culturas que no expulsan a Dios del debate pblico estn llevando la experiencia humana a abarcar la totalidad de la realidad, de su origen y de su destino. Es decir que abarcan en sus reflexiones el conjunto de todos los factores que hacen que el hombre sea hombre, que caracterizan la humanidad y que lo impulsan a superar sus propios lmites. Incluir a Dios en la sociedad contempornea es enriquecer la indagacin sobre la dimensin esencial de la libertad humana, en donde la fe no es prisin de la mente humana sino la potenciadora de todas sus facultades que conducen al descubrimiento de la trascendencia misma que se ha auto-revelado. El carcter racional del hombre unido a su dimensin espiritual es la va para el establecimiento de sociedades que se proyectan en el futuro y que no se conforman con vivir en un eterno presente. Lo que hace novedoso el cristianismo hoy como ayer y tambin maana es Cristo mismo. l comunic al hombre la plenitud del misterio del plan de Salvacin de Dios Padre con categoras humanas ya que siendo totalmente Dios y totalmente hombre, formando una unidad indivisible entre estas dos naturalezas, ejemplific la inseparabilidad de la fe y la razn. Por tal motivo, la censura de la fe en Cristo en el mundo secular oscurece inevitablemente la razn, la hace parcial y la reduce a un subjetivismo crnico. Para terminar este ensayo, resta por decir que lo que Benedicto, grosso modo, nos recuerda en su discurso en Ratisbona es que el cristianismo, como religin del Dios-Logos, es una pasin por la realidad humana tal como ella es, tal como ha sido diseada por la Inteligencia y Sabidura primera que est en el origen de todo y que se revela como el Misterio que nos asombra y pone al hombre y a la sociedad en camino hacia la propia auto-realizacin y cumplimiento.

BIBLIOGRAFA

Discurso de Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona (vnculo: http://www.zenit.org/es/articles/discurso-de-benedicto-xvi-en-la-universidad-de-ratisbona) Artculo Fe y Razn en Ratzinger-Benedicto XVI, por Giacomo Samek Ludovico(vnculo:http://www.elsentidobuscaalhombre.com/v_portal/informacion/informacionver.asp?cod=616&te=317&idage=1032&vap=0) Artculo Relacin entre Razn y Fe hoy (vnculo: http://elnuevoagora.blogspot.com/2008/05/relacion-entre-razon-y-fe-hoy.html) Artculo Comentario al discurso de Benedicto XVI en Ratisbona, Manolo Ordeig (vnculo: http://www.almudi.org/Inicio/tabid/36) Artculo Habermas escribe a Ratzinger, Ruini responde. Aliados contra el "derrotismo" de la razn moderna por Sandro Magister (vnculo: http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/125081?sp=y)