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    La Filogenia

    Sat Gur de la JANA Dr. S. R. de la Ferrire

    Nuestro progreso cientfico va quizs a permitir valuar ms exactamente las

    cosas en el tiempo. Se trata del nuevo descubrimiento de los istopos cuyaaplicacin se extiende a numerosos dominios y, entre otros, a la duracin de la vidaconociendo la velocidad de la desintegracin.

    Se sabe que existen varias clases de tomos de un mismo ncleo, los unosnaturales y los otros sintticos. Los C. 14 son una especie de tomos naturales (ocarbn radiactivo) producido por la colisin de rayos csmicos y de elementos dela atmsfera, que provocan la formacin de neutrones. Con la ayuda de ese mtodosin duda se van a revisar numerosos vestigios provenientes de bsquedas y se podrestablecer de una manera definitiva el nmero de aos de los principales hallazgosarqueolgicos.

    De todos modos, digamos de inmediato, que el sistema no est todavacompletamente elaborado y que consideraciones de otro orden intervienen tambinen ese proceso que no podemos analizar en detalle en nuestro pequeo estudio.Ciertamente, los sabios verificarn, an ms cerca, el famoso descubrimiento delDr. Pei Wen-Chung de la Academia de Ciencias de Pekn. Durante unasexcavaciones en las provincias de Kwangsi y de Cantn, el Dr. Pei trajo a la luz 40dientes provenientes de hombres-monos de 2.40 m. que vivan mucho antes delSinntropo y del Hombre de Java. Ese hallazgo fue hecho en capas viejas de msde 600.000 aos, lo cual trastornara las teoras establecidas hasta el presente sobrela aparicin del ancestro del hombre (evaluado anteriormente en nuestro Volumen

    I, Tomo V y en el Tomo VI ms particularmente).En efecto, una vez ms, hay un misterio!

    El Hombre podra muy bien descender de una especie de mono, cuyo primereslabn no se habra encontrado todava y se podra sugerir que los primeros monoseran simplemente hombres degenerados, un gnero de decadencia humana quehabra producido un ser inferior.

    La Filogenia o desarrollo de la especie a travs de los perodos geolgicos, noparece haber dicho su ltima palabra sobre la cuestin, mientras que la Ontogenia,

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    o desarrollo del individuo durante el curso de su vida, parece estar mejorestablecida.

    Erwin Schrodinger (premio Nobel), Profesor en el Instituto de Altos Estudiosde Dubln, escribe (en What is life): El crecimiento de un organismo se efecta por medio de divisiones celulares consecutivas. Tal divisin celular se llamamitosis. En la vida de una clula eso no es un acontecimiento de una frecuencia tangrande como uno pudiera esperarlo, cuando se toma en consideracin el nmero declulas de que nuestro cuerpo est compuesto. Al principio, el crecimiento esrpido. El vulo se divide en dos clulas-hijas que, en la escala siguiente

    producirn una generacin de 4, despus de 8, 16, 32, 64... etc. La frecuencia de ladivisin no ser la misma exactamente en todas las partes del cuerpo encrecimiento, lo cual tendr como efecto el rompimiento de la regularidad de esosnmeros. Pero, por medio de un fcil clculo, podremos deducir, de su rpido

    crecimiento, que bastar un promedio de 50 a 60 divisiones sucesivas para formarel nmero de clulas de un hombre adulto o, pongamos diez veces ese nmero (1),teniendo en cuenta la renovacin de clulas durante la vida. As, una clula de micuerpo no es ms o menos sino la 50ava o la 60ava descendiente del huevo que yofui.

    Se ve rpidamente por esta corta explicacin que el proceso del desarrollohumano es conocido en sus menores fibras y uno capta de inmediato el mecanismohereditario. Dejemos an la palabra a ese eminente sabio para exponer la divisin

    por reduccin cromosmica (meiosis) y la fecundacin (singamia):

    "Poco tiempo despus, en el momento en el cual el desarrollo del individuo hacomenzado, un grupo de clulas es reservado para la produccin ulterior degametos, es decir, de clulas espermticas u ovulares indispensables a lareproduccin del individuo llegado a la madurez. Entendemos por reservado queesas clulas no tienen que cumplir momentneamente ningn papel; ellas nosufren sino algunas divisiones por mitosis, pero en nmero considerablementemucho menor. La divisin excepcional por reduccin cromosmica (llamadameiosis) es aquella en virtud de la cual, eventualmente, en la madurez, los gametosson producidos a partir de clulas reservadas y en general poco tiempo antes de quela singamia se produzca. Durante la reduccin cromosmica, el doble juego decromosomas de la clula-madre se separa simplemente en dos juegos simples, cada

    uno de los cuales va a una de las dos clulas-hijas, los gametos. En otros trminos,la duplicacin por mitosis del nmero de cromosomas no ocurre durante la miosis;ese nmero permanece constante y de ese modo cada gameto no recibe sino lamitad (es decir, solo un ejemplar completo del cdigo y no dos), por ejemplo, en elhombre veinticuatro solamente y no dos veces veinticuatro, que seran cuarenta yocho.

    Las clulas que no poseen ms que un juego de cromosomas son llamadashaploides (del griego: nico). As, los gametos son haploides y las clulasordinarias del cuerpo son diploides (del griego: doble). Algunos individuos que

    poseen tres, cuatro... o, en general, varios juegos de cromosomas en todas sus

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    clulas somticas, solo existen ocasionalmente. Semejantes clulas son llamadastriploides, tetraploides, etc.

    Durante el acto de la singamia el gameto macho (el espermatozoide) y elgameto hembra (el vulo), clulas haploides una y otra, se sueldan para formar elvulo fecundado, que es el diploide. Uno de esos juegos de cromosomas provienede la madre y el otro del padre".

    Detenemos aqu este enunciado de biologa por haber expuesto suficientementeese plan del mecanismo hereditario en nuestras publicaciones anteriores, dondehemos hecho mencin del gene. Cuando en la funcin hereditaria se encara elcaso particular de un descendiente que sigue el carcter muy diferente de uno uotro de sus ancestros bajo una relacin muy definida, est el apoyo de esadiferencia localizado en el cromosoma y es llamado locus (o lugar).

    Considerndolo bajo el aspecto de la estructura material hipottica, se le llamagene (2).

    Sin embargo, antes de terminar este prrafo, sera interesante anotar laconclusin del Profesor E. Schrodinger que despus de una exposicin muycientfica, una tcnica que deja suponer una concepcin materialista, terminaafilindose a la causa de los Brahmines de la India Antigua. As tomamos de suEpilogo (pg.162-163):

    Por razones de argumentacin consideremos esto como un hecho, as como lohara, yo creo, todo bilogo imparcial, si no se mezcla la impresin desagradable,

    bien conocida, que se siente o que se resiente, cuando uno declara ser un puromecanismo. Con ello uno estima, en efecto, negar el Libre Arbitrio, tal como esatestiguado por una introspeccin directa. Pero las experiencias directas tanvariadas y disparatadas como puedan ser, son lgicamente incapaces por ellasmismas de contradecirse mutuamente. Veamos, pues, si podemos extraer laconclusin correcta y no contradictoria de las dos premisas siguientes:

    1. Mi cuerpo funciona como un mecanismo, siguiendo las leyes de lanaturaleza.

    2. Por tanto, yo s por experiencia directa, no contradecible, que yo dirijo susmovimientos, de los cuales yo preveo sus efectos que pueden ser marcados y ser de

    la ms grande importancia, en cuyo caso yo acepto su entera responsabilidad.La nica deduccin posible de esos dos hechos es, creo, que soy yo, si existe

    uno, quien controla el movimiento de los tomos, siguiendo las leyes de lanaturaleza (ese yo, tomndolo en su acepcin ms amplia, es decir, aquel todo-espritu-consciente que haya jams sentido su yo).

    En un medio cultural (Kulturkreis) en el cual han sido limitadas yespecializadas ciertas concepciones que tuvieron antes o tienen actualmente unasignificacin ms larga entre otros pueblos es audaz dar a esta conclusin laexpresin simple que ella requiere. En la terminologa cristiana decir Yo soy,

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    pues, el buen Dios, parece a la vez blasfematorio y loco. Pero, olvide esasconnotaciones por el momento y considere si esa deduccin no es la ms cercana aaquella que un bilogo pueda obtener para probar de un solo golpe la existencia de

    Dios y la inmortalidad.

    En s mismo, ese concepto no es nuevo. La tradicin se remonta, en miconocimiento, a unos 2.500 aos ms o menos. Despus de los grandes Upanishadsla admisin de Athman-Brahman (el yo personal igual al yo omnipresente,omnisciente y eterno), lejos de ser considerada como blasfematoria, representabaen el pensamiento de los Hindes, la quinta esencia de la clarividencia, la ms

    profunda inteligencia de los eventos del mundo.

    Todos los discpulos de la Vedanta, despus de haber aprendido a pronunciarlocon sus labios, se esforzaban en asimilar con su espritu ese pensamiento, el ms

    grande de todos.Por otra parte, los msticos, en el curso de numerosos siglos, con toda

    independencia y por tanto, en perfecta armona uno con el otro (ms o menos comolas partculas de un gas ideal), han descrito cada uno en particular la experiencianica de su vida en trminos que pueden ser condensados en la frase: "Deus factussum (Yo me he convertido en Dios)".

    (3) Muy burdamente, una centena o un millar de trillones.(4) Existen igualmente genes (plasmagenes) en la porcin de la clula (citoplasma) que

    rodea el ncleo.

    * * *

    Tomamos del libro: 40 Lecciones de Medicina Natural por el Dr. EduardoAlfonso:

    La admisin de una consciencia como suprema realidad trascendente del serhumano, implica el imperativo de una finalidad a la que estn subordinados todos

    los actos de la vida fsica. Dice a este respecto Sedgwick Minot ("Problemas

    modernos de Biologa"):

    "La conciencia es el problema ms oscuro de la biologa. De ella se ocupabantan slo los filsofos y ltimamente los psiclogos, y no han pasado propiamente

    de afirmarnos que constituye un criterio final, es decir, un concepto que no puede

    ya dividirse. En una conferencia que di en 1.902, como presidente de la AsociacinAmericana para el progreso de las Ciencias, intent explicar la importancia de la

    conciencia en la evolucin animal, y hoy como entonces, opino que el desarrollofilogentico, particularmente en los vertebrados, descansa en la mayor perfeccin

    de la conciencia."

    "Nos vemos efectivamente obligados a conceder en la evolucin, un papel

    director a la conciencia, cuya importancia deriva tan slo de su influencia en la

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    vida de los animales. La conciencia es activa, y en mi conferencia de que hehablado, expres mi persuasin de que no puede menos de admitirse como

    condicin causal inmediata de los procesos fisiolgicos. Qu es la conciencia?

    Debemos escoger, que yo sepa, entre tres explicaciones posibles. Segn una deellas, la conciencia no es un verdadero fenmeno, sino un llamado epifenmeno,

    un algo que acompaa al fenmeno fisiolgico sin ejercer empero sobre lninguna influencia. La conciencia como me deca un notable psiclogo, es el

    aspecto opuesto de las transformaciones del protoplasma de las clulas

    cerebrales. Segn otra opinin, la conciencia es una forma especial de la energa.Esta opinin, estrechamente considerada, es metafsica; yo no conozco, por lo

    menos, ninguna observacin ni experimento que demuestren que la energa puedetransformarse en conciencia. No me inclino, pues, a considerar la conciencia

    como un estado de protoplasma o como una forma de energa. Si admitimos, no

    obstante, como debemos, segn mi parecer, que la conciencia ocupa un importantepapel en la vida, debe, pues, influir en algn modo sobre el cuerpo, influencia que

    puede tan slo manifestarse transformndose en energa en algn lugar delcuerpo. Esto nos conduce inmediatamente a la hiptesis de que la conciencia

    puede ocasionar la transformacin de la energa y de que ella no es energa."

    "Este concepto no es una especulacin filosfica, sino una hiptesis cientfica,

    formulada para explicarnos los fenmenos vitales en su conjunto. Sera interesantesaber, y es de esperar que se sabr en lo futuro, en qu consiste esencialmente la

    conciencia. La primera cuestin para los bilogos es: la conciencia es realmente

    una causa?"

    Entre las nebulosidades de estos interrogantes con que Sedgwick plantea elproblema de la conciencia hay una interesante afirmacin intuitiva: La de que laconciencia puede ocasionar la transformacin de la energa (y por tanto de la

    materia), pero la energa no puede transformarse en conciencia. Ya es bastantepara un bilogo que no quiere ser filsofo.

    Para nosotros, estando la finalidad de la vida en la evolucin y ampliacin dela conciencia, como ncleo esencial de nuestro ser mltiple, es claro que de ella

    dependen todas las transformaciones de la vida en todos sus aspectos. Los

    diferentes estados de conciencia con sta se enfocan a travs de sus vehculos demanifestacin, de los cuales el cuerpo es el material y tangible, no son sino modos

    o aspectos por los que capta formas limitadas del conocimiento, cuya suma la darquiz un da la omnisciencia.

    Esta manera de considerar la cuestin, podr salirse del campo de la biologa,para entrar en el de la filosofa, pero es difcil que haya alguien capaz de delimitar

    la disciplina por la que ha de llegarse a una verdad.

    Hemos de deducir, finalmente, que la forma de llevarse a cabo la vida de un

    individuo, es efecto de su estado de conciencia, y que muchas veces ser necesariollegar hasta la modificacin de ste para la correccin de un estado anormal del

    organismo. Por esto no puede haber verdadero mdico si no extiende su

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    jurisdiccin hasta las cosas del alma. Con razn deca Spencer que la felicidad esel ms poderoso de los tnicos. Y ello es cuestin de estado de conciencia.

    * * *

    Las siguientes lneas fueron escritas por Ren Guenn en 1.923. El artculo setitula: El Error Esprita.

    La teora transformista nos ha hecho comprender que los animales actuales noson ms que los ltimos productos de una larga elaboracin de formas transitorias,las cuales han desaparecido en el curso de las edades, para no dejar subsistir msque aquellos que existen actualmente. Los hallazgos de la palontologa hacendescubrir cada da las osamentas de los animales prehistricos, que forman losanillos de esta cadena sin fin, cuyo origen se confunde con el de la vida. Y como sino bastara mostrar esta filiacin por los fsiles, la naturaleza se ha encargado de

    proporcionarnos un ejemplo contundente de ello, en el nacimiento de cada ser.Todo animal que viene al mundo reproduce, en los primeros tiempos de su vida,todos los tipos anteriores por los cuales ha pasado la raza antes de llegar a l. Esuna historia sumaria y resumida de la evolucin de sus ancestros, y estableceirrevocablemente el parentesco animal del hombre, a pesar de todas las protestasms o menos interesadas La descendencia animal del hombre se impone con unaluminosa evidencia a todo pensador sin partido tomado1. Y, naturalmente, vemos

    aparecer despus esta otra hiptesis que asimila los hombres primitivos a lossalvajes actuales: El alma humana no podra constituir excepcin a esta leygeneral y absoluta (de la evolucin); constatamos sobre la tierra que ella pasa porfases que abarcan las manifestaciones ms diversas, desde las humildes y raquticasconcepciones del estado salvaje, hasta las magnficas eflorescencias del genio enlas naciones civilizadas2. Pero he ah suficientes muestras de esta mentalidadprimaria; lo que queremos retener sobre todo, es la afirmacin de la estrechasolidaridad que existe, quirase o no, entre todas las formas del evolucionismo.

    Bien entendido, no es aqu donde podemos hacer una crtica detallada deltransformismo, porque, ah todava, nos apartaramos mucho de la cuestin delespiritismo; pero recordaremos al menos lo que hemos dicho ms atrs, que laconsideracin del desarrollo embrionario no prueba absolutamente nada. Lasgentes que afirman solemnemente que la ontogenia es paralela a la filogenia notienen pinta de sospechar que toman por una ley lo que no es ms que el enunciadode una simple hiptesis; cometen una verdadera usurpacin de principio, ya quesera menester probar primero que hay una filogenia, y, a buen seguro, no es laobservacin la que ha mostrado jams a una especie cambindose en alguna otra.El desarrollo del individuo es el nico constatable directamente, y, para nos, lasdiversas formas que atraviesa no tienen otra razn de ser que sta: es que este

    1LEvolution animique, pp. 113-1152Ibid., p. 117.

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    individuo debe realizar, segn modalidades conformes a su naturaleza propia, lasdiferentes posibilidades del estado al que pertenece; para eso, le basta por lo demscon una sola existencia, y es menester que sea as, puesto que no puede volver a

    pasar dos veces por el mismo estado. Por lo dems, bajo el punto de vistametafsico, al cual debemos volver siempre, es la simultaneidad lo que importa, yno la sucesin, que no representa ms que un aspecto eminentemente relativo de lascosas; as pues, uno podra desinteresarse enteramente de la cuestin, si eltransformismo, para quien comprende la verdadera naturaleza de la especie, nofuera una imposibilidad, y no solo una inutilidad. Sea como sea, en eso no hay otrointers en juego que el de la verdad; aquellos que hablan de protestas interesadas

    prestan probablemente a sus adversarios sus propias preocupaciones, que dependensobre todo de ese sentimentalismo con mscara racional al cual hemos hechoalusin, y que no son siquiera independientes de algunas maquinaciones polticasdel orden ms bajo, a las que muchos de entre ellos, por lo dems, pueden prestarsede una manera muy inconsciente. Hoy da, el transformismo parece que ya hacumplido su misin, y ha perdido ya mucho terreno, al menos en los medioscientficos un poco serios; pero todava puede continuar contaminando el espritude las masas, a menos que se encuentre alguna otra mquina de guerra que seacapaz de reemplazarle; nos no creemos, en efecto, que las teoras de este gnero seextiendan espontneamente, ni que aquellos que se encargan de propagarlasobedezcan en eso a preocupaciones de orden intelectual, ya que ponen en ellodemasiada pasin y animosidad.

    Pero dejamos ah estas historias de descendencia, que no han adquirido unaimportancia tan grande sino porque son propias a sacudir vivamente la imaginacindel vulgo, y volvamos de nuevo a la pretendida evolucin de un ser determinado,que plantea cuestiones ms graves en el fondo. Recordaremos lo que hemos dicho

    precedentemente a propsito de la hiptesis segn la cual el ser debera pasarsucesivamente por todas las formas de vida: esta hiptesis, que no es otra cosa ensuma que la evolucin anmica de M. Delanne, es primeramente unaimposibilidad como lo hemos mostrado; despus, es intil, y lo es inclusodoblemente. Es intil, en primer lugar, porque el ser puede tener simultneamenteen l el equivalente de todas esas formas de vida; y aqu no se trata ms que del serindividual, puesto que todas esas formas pertenecen a un mismo estado deexistencia, que es el de la individualidad humana; as pues, son posibilidadescomprendidas en el dominio de sta, a condicin de que se considere en suintegralidad. No es sino para la individualidad restringida nicamente a lamodalidad corporal, como ya lo hemos hecho destacar, que la simultaneidad esreemplazada por la sucesin, en el desarrollo embriolgico, pero esto no conciernems que a una parte bien dbil de las posibilidades en cuestin; para laindividualidad integral, el punto de vista de la sucesin desaparece ya, y noobstante no se trata todava ms que un nico estado del ser, entre la multiplicidadindefinida de los dems estados; si se quiere hablar a toda costa de evolucin, conesto se ve cuan estrechos son los lmites en los que esta idea encontrar dndeaplicarse. En segundo lugar, la hiptesis de que hablamos es intil en cuanto altrmino final que el ser debe alcanzar, cualquiera que sea por lo dems la

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    concepcin que uno se haga de l; y creemos necesario explicarnos aqu sobre lapalabra perfeccin, que los espiritistas emplean de una manera tan abusiva.Evidentemente, para ellos no puede tratarse de la Perfeccin metafsica, nica que

    merece verdaderamente este nombre, y que es idntica al Infinito, es decir, a laPosibilidad universal en su total plenitud; eso les rebasa inmensamente, y nisiquiera tienen ninguna idea al respecto; pero admitamos que se pueda hablar,analgicamente, de perfeccin en un sentido relativo, para un ser cualquiera: ser,

    para ese ser, la plena realizacin de todas sus posibilidades.

    * * *

    Por Ren Guenn, de su artculo escrito en 1932 Los estados Multiples del Ser.

    Por otro lado, la extensin indefinida de la consciencia hace completamenteintiles algunas teoras extraas que han visto la luz en nuestra poca, y cuyaimposibilidad metafsica basta por lo dems para refutarlas plenamente. Aqu noentendemos hablar solo de las hiptesis ms o menos reencarnacionistas y detodas las que le son comparables, que implican una parecida limitacin de laPosibilidad universal, y sobre las cuales ya hemos tenido la ocasin de explicarnoscon todos los desarrollos necesarios3; aqu tenemos ms particularmente en vista lahiptesis transformista, que, por lo dems, ahora ha perdido mucha de la

    consideracin inmerecida de que ha gozado durante un cierto tiempo4

    . Para precisareste punto sin extendernos en l en medida de ms, haremos destacar que lapretendida ley del paralelismo de la ontogenia y de la filogenia, que es uno delos principales postulados del transformismo, supone, ante todo, que hayrealmente una filogenia o filiacin de la especie, lo que no es un hecho, sinouna hiptesis completamente gratuita; el nico hecho que pueda ser constatado, esla realizacin de algunas formas orgnicas por el individuo en el curso de sudesarrollo embrionario, y, desde que realiza estas formas de esta manera, no haynecesidad de haberlas realizado ya en las supuestas existencias sucesivas, ytampoco es necesario que la especie a la que pertenece las haya realizado por l enun desarrollo en el que, en tanto que individuo, no habra podido tomar parte

    ninguna. Por lo dems, puestas aparte las consideraciones embriolgicas, laconcepcin de los estados mltiples nos permite considerar todos esos estadoscomo existiendo simultneamente en un mismo ser, y no como no pudiendo serrecorridos sino sucesivamente en el curso de una descendencia que pasara, no

    3LErreur spirite, 2 parte, cap. VI; ver tambinLe Symbolisme de la Croix, cap. XV.4 El xito de esta teora se debi por lo dems en una buena parte a razones que no tienen

    nada de cientfico, sino que inciden directamente en su carcter antitradicional; por las mismas

    razones, es de prever que, aunque ningn bilogo serio crea ya en ella, esta teora subsistir

    mucho tiempo todava en los manuales escolares y en las obras de vulgarizacin.

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    solo de un ser a otro, sino incluso de una especie a otra5. La unidad de la especie es,en un sentido, ms verdadera y ms esencial que la del individuo 6, lo que se oponea la realidad de una tal descendencia; por el contrario, el ser que, como

    individuo, pertenece a una especie determinada, por eso no es menos, al mismotiempo, independiente de esta especie en sus estados extraindividuales, y puedeincluso, sin ir tan lejos, tener lazos establecidos con otras especies por simples

    prolongamientos de la individualidad. Por ejemplo, como lo hemos dicho msatrs, el hombre que reviste una cierta forma en sueos, hace por eso mismo de esaforma una modalidad secundaria de su propia individualidad, y, por consiguiente,la realiza efectivamente segn el nico modo en el que esta realizacin le es

    posible. Hay tambin, bajo este mismo punto de vista, otros prolongamientosindividuales que son de un orden bastante diferente, y que presentan un carcterms bien orgnico; pero esto nos llevara demasiado lejos, y nos limitamos aindicarlo de pasada7. Por lo dems, en lo que concierne a una refutacin mscompleta y ms detallada de las teoras transformistas, debe fundarse sobre todoen el estudio de la naturaleza de la especie y de sus condiciones de existencia,estudio que no podramos tener la intencin de abordar al presente; pero lo que esesencial destacar, es que la simultaneidad de los estados mltiples basta para probarla inutilidad de tales hiptesis, que son perfectamente insostenibles desde que seconsideran desde el punto de vista metafsico, y cuya falta de principio entraanecesariamente la falsedad de hecho.

    Insistimos ms particularmente sobre la simultaneidad de los estados de ser, yaque, incluso para las modificaciones individuales, que se realizan en modo sucesivoen el orden de la manifestacin, si no se concibieran como simultneas en

    principio, su existencia no podra ser sino puramente ilusoria. No solo laemanacin de las formas en lo manifestado, a condicin de conservarle sucarcter completamente relativo y contingente, es plenamente compatible con lapermanente actualidad de todas las cosas en lo no manifestado, sino que, si nohubiera ningn principio en el cambio, el cambio mismo, as como lo hemosexplicado en otras ocasiones, estara desprovisto de toda realidad.

    A U M

    5 Debe entenderse bien que la imposibilidad del cambio de especie no se aplica ms que a lasespecies verdaderas, que no coinciden siempre forzosamente con lo que se designa como tal en

    las clasificaciones de los zologos y de los botnicos, puesto que stos pueden tomar sin razn

    por especies distintas lo que no es realidad sino razas o variedades de una misma especie.6 Esta afirmacin puede parecer bastante paradjica a primera vista, pero se justifica

    suficientemente cuando se considera el caso de los vegetales y el de algunos animales dichos

    inferiores, tales como los plipos y los gusanos, donde es casi imposible reconocer si se est en

    presencia de uno o de varios individuos y determinar en qu medida esos individuos son

    verdaderamente distintos los unos de los otros, mientras que los lmites de la especie, por el

    contrario, aparecen siempre bastante claramente.7 VerLErreur spirite, pp. 249-252, ed. francesa.

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